Moondale

Etiqueta: A Noah le hacen un Daakka/Duke

  • LA UNIÓN HACE LA FUERZA

    DAAKKA

    MAÑANA – CABAÑA DE LOS ARKKAN

    Nuestra vida había sido extraña desde el principio. Claro que es lógico que eso no tenga mucha credibilidad siendo escrito por una escamosa mano verde perteneciente a un demonio cuya raza debía haberse extinto hacía milenios.

    Pero aquí estoy, he llevado y sigo llevando mi vida y tengo una maravillosa familia, que ahora mismo está separada por millones de kilómetros.

    Selardi está sufriendo mucho por estar separada de los niños sin poder hacer nada por ayudarles. Ella está acostumbrada a poner de su parte su fuerza física y su valentía para poner a salvo a los que le importan, pero esta vez solo podemos poner de nuestra parte el apoyo incondicional y la sabiduría que nos han dado los años.

    Al final, parece que Selardi se ha acostumbrado un poco a esa idea y lleva varias noches comunicándose a menudo con Jane, la hija de Dominic y Rebecca. Es curioso pensar que de todos, sea con ella con la que pueda hablar, pero los elementos lo explican todo, así que quizá tengan más en común de lo que creen.

    Por lo que ella misma me contó, al principio no fue muy fácil. Selardi quería hablar con Noah o con Leo y cuando se empeña en algo, suele ser bastante tenaz, pero no había nada que hacer, solo se tenían la una a la otra.

    Jane la mantenía informada de todo lo que pasaba allí, desde la misión que les habían encomendado los Daesdi hasta las curiosas civilizaciones pasadas que se escondían en cada mundo, pasando por su propia nave espacial que se había convertido en refugio.

    Gracias a ella sabíamos que Noah y Leo estaban bien. Noah había sido herido por un dinosaurio en una pierna, pero sus poderes le habían permitido curarse rápidamente. Siempre me había preguntado cómo era posible que mi poder sobre la electricidad se manifestase en Noah de una forma tan curiosa, quizá se debía a que mi hijo pequeño había sido muy inquieto y ágil de mente desde el momento en el que nació. Pero aun así, me sorprendía que pese a ser yo capaz de usar la electricidad para ir más rápido, ni siquiera me acercaba a una décima parte de la velocidad que él podía alcanzar. Sea como fuere, me alegraba de que eso le hubiera salvado y deseaba con todas mis fuerzas que le permitiera volver hasta nosotros junto a todos los demás.

    Después de un par de días conseguir convencer a Selardi de reunirnos con los demás para informar en conjunto de lo que íbamos sabiendo. No todos los ‘New Moondies’ – como se hacían llamar – eran tan claros con la información como Jane, así que podía resultar muy útil y una tranquilidad añadida para todos los demás. Christopher empezó a aportar más y más notas a un enorme panel que había dispuesto en la biblioteca privada de la Escuela Legado, buscando una forma de traerles a todos y todas de vuelta. Yo, al igual que los demás, cooperaba con él para sentirnos de utilidad, pero guardaba la creencia de que si estaban ahí fuera por una misión, sería difícil verles de vuelta hasta que no la completaran.

    Pero no era solo lo que pasaba en el «Cúmulo Nexus» lo que Jane había llegado a contarle a Selardi. La mayor de los Williams era la más seria y responsable, como decía el cuento aquél de los cerditos que daba miedo a Leo de pequeño. Esa responsabilidad le hizo desmentir la historia de cómo había llegado a ser rescatada Rainbow. Hasta aquél entonces les creímos cuando dijeron que Henry había usado su puesto interno y con ayuda de los O.W.L.S había conseguido sacarla de allí, pero la realidad era mucho más aterradora, todos ellos, incluso Noah, había entrado en la vieja sede de la Iniciativa, que ahora pertenecía a Infinity, para descubrir que eran, si cabe, peor que sus antecesores.

    La mera idea de imaginarme a cualquiera de mis hijos encerrado en una cámara de éstasis como yo mismo estuve, siendo analizado cada dos por tres y sumido en un letargo sin fin cada vez que ellos decidieran, me provocaba un miedo atroz.

    Infinity tenía más poder del que habría tenido en su día la Iniciativa. Ellos habían sido en cierta manera una rama oscura del gobierno de aquél entonces con la que no se podía saber si todos estaban de acuerdo. Pero Infinity, además de ser en sí misma el Departamento de Seguridad, era la principal proveedora de dispositivos electrónicos de todo tipo, tenía el principal servicio de streaming audiovisual, canales de noticias, producción cinematográfica, software e incluso su propio mundo virtual en el que la gente se sumía en cualquier mundo del que una vez hubiera sido fan, formando parte de él mientras se alejaba poco a poco de la realidad. Resumiendo, Infinity controlaba gran parte del mundo occidental y ahora tenían la mira puesta en nuestros pequeños y pequeñas.

    Si lo de Omega había resultado una preocupación, la revelación acerca de Infinity solo complicaba más las cosas.

    Fue en ese momento, minutos antes de salir por la puerta para reunirnos una vez más los Moondies como en los viejos tiempos, cuando sentí la urgencia de coger el disco. Sé que es algo complejo de explicar, ni siquiera yo que había elegido conocimiento como recompensa a mi Prueba lo tenía del todo claro, pero cuando podíamos hablar con alguno de los New Moondies, los discos nos lo hacían saber. Ya no hacía falta estar con ellos en la mano sin apenas dormir como habíamos hecho los primeros días.

    – [Daakka]¿Quén está ahí?[/Daakka] – pregunté. En mi memoria genética estaban almacenados los elementos que correspondían a cada uno de los Daë de mi generación, pero respecto a los New Moondies, la mayor parte eran conjeturas y hasta el momento yo solo había hablado con mis hijos.

    – [Lexie]Alexandra Karen Fenris[/Lexie].- respondió una voz orgullosa al otro lado. Sonreí para mí, aquella chica siempre me había caído bien.

    – [Daakka]¿Lexie? Extraño llamarte así con ese aspecto.[/Daakka] – comenté al ver su aspecto manifestarse delante de mí. Lexie Reed había venido muy a menudo desde los tiempos del instituto de Noah, pero de Allie solo habíamos visto fotos. Resultaba raro que fueran la misma, pero yo precisamente tenía que abrir la mente.

    – [Lexie]¿Tú no te llamas Duke Rivera y ahora eres un tío verde?[/Lexie] – replicó. Parecía que me había leído los pensamientos. Lexie y yo teníamos más en común de lo que pudiera parecer. Cuando estuvo en nuestra casa tuve que mostrarme como Duke Rivera ante ella, siempre fingiendo, al igual que ella lo había hecho como Lexie Reed. Aquellos cuerpos se habían convertido en nuestras cárceles aunque con el tiempo yo hubiera aprendido a hacer las paces con el mío.

    – [Daakka]Poco sentido ocultar lo que soy.[/Daakka] – admití. Ya era tarde para esconderse con ella, sabía muy bien lo que era Noah y era la hija de Karen y Alexander así que conocía bien nuestro mundo. Era un gran alivio poder mostrarme con mi aspecto «verde». Con los años me había acostumbrado a Duke, pero siempre que podía volvía a mi forma original, en la que ya había aprendido a expresarme bastante bien. – [Daakka]¿Cómo está Noah?[/Daakka] – pregunté. Sabía que en la «incursión» actual, como las habían bautizado, Noah hacía equipo con Lexie, Laura, Cole y Rainbow para ir a un mundo del Japón feudal.

    – [Lexie]Está ahora mismo apagado o fuera de cobertura[/Lexie].- explicó. No parecía preocupada, así que me mantuve tranquilo.

    – [Daakka]¿Está bien? ¿Ha pasado algo más?[/Daakka]

    – [Lexie]Ahora mismo está regular, pero se va a poner bien[/Lexie].- aseguró.

    – [Daakka]Si su Selardi está con él. Lo estará.[/Daakka] – sonreí, confiaba en aquella muchacha que aún era demasiado joven y con demasiadas cosas dando vueltas por su cabeza. No tenía dudas de que era buena persona, igual que no las tenía de que era la Selardi de Noah.

    – [Lexie]Eres un tío raro[/Lexie].- replicó sonriendo.

    – [Daakka]Me lo dicen mucho.[/Daakka] – dije devolviéndole la sonrisa. – [Daakka]Para ser mapache disimulas bien.[/Daakka] – añadí.

    – [Lexie]Cuando me canse de la vida de heroína, me iré a un zoo a que me den cacahuetes[/Lexie].

    – [Daakka]Puedes venir a nuestra casa, siempre tenemos cacahuetes.[/Daakka] – a Selardi le volvían loca los frutos secos, especialmente los pistachos.

    Ella respondió con una sonrisa y de pronto sentí lo sola que debía sentirse allí. Al contrario que otros de nuestros descendientes, Lexie no quería un tipo de vida como la que nosotros habíamos llevado y se veía forzada a hacerlo para sobrevivir, lejos de todas las comodidades y la vida que había conocido siempre.

    – [Daakka]¿Cómo están Rainbow, Cole y Laura?[/Daakka] – aunque si hubiera pasado algo me lo hubiera dicho, no podía perder la oportunidad de mantener al resto al día de cómo se encontraban. En el caso de Laura era diferente porque con Petra teníamos cuidado de qué desvelar y cómo. Con Logan no conseguimos ponernos en contacto aunque Elle sí lo hubiera conseguido, pero de Cole ya nos preocupábamos todos los demás, incluido Hiroshi que llegaría en avión en un par de días. Y Rainbow tenía muy preocupados a Sarah, Daniel y Sasha, era muy pequeña como para estar allí, había sido un regalo para ellos y se la habían quitado demasiado pronto.

    – [Lexie]Laura está más perdida que uno de Dirdam en la playa de Louna[/Lexie].- comentó.- [Lexie]Cole y Bowie van a ver si ruedan la nueva entrega de Karate Kid[/Lexie]. – añadió con poco interés.

    – [Daakka]Para ser japonesa te veo un poco aburrida.[/Daakka] – bromeé.

    – [Lexie]Yo no soy japonesa[/Lexie].- respondió, vi en su cara que le había molestado y me avergoncé de no darme cuenta antes.

    – [Daakka]Perdona, no quería ofenderte. Me refería solo a tu parte tanuki.[/Daakka]

    – [Lexie]Ya. Es que es un tema delicado[/Lexie].- comentó, restándole importancia, pero ya era difícil camuflarlo. Por la manera en la que hablaba asumí que la desaparición en su vida de su padre no le habría afectado, pero me había equivocado. Sería raro que a alguien no le afectase.

    – [Daakka]Si te sirve mi experiencia, yo decidí coger lo mejor de mi raza, en lugar de en lo que se habían convertido.[/Daakka] – no me avergonzaba de ser Rakkthathor, pero en mis propios términos. – [Daakka]Y aunque tu padre biológico sea como sea, siempre tendrás a tu padre y tu madre que te han cuidado toda la vida.[/Daakka] – sabía que daba igual lo que dijera, ella seguiría sintiéndose así mientras no lo descubriese por si misma. Quise decirle que era normal que se sintiera así, que no tenía que dar explicaciones a nadie, pero era una mujer muy fuerte, no necesitaba lecciones que ya conocía.

    Después de eso seguimos hablando de cosas sin importancia, ella lo prefería y era la única forma en la que podía apoyarla. Tengo que reconocer que en la siguiente media hora aprendí más de moda y música de lo que había aprendido en toda la vida.

    Cuando cortamos la comunicación sentí que Lexie seguía cargando el peso de lo que el mundo había decidido por ella, pero al menos tenía más personas con las que compartirlo. Eso fue siempre la ventaja de los Moondies, que nos apoyábamos unos en otros y ahora, si los New Moondies querían seguir adelante, necesitarían esa fuerza.

  • MENTE CONTRA CORAZÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – BOSQUE DE LOS SUSURROS. UCM

    Treinta y seis horas, cuarenta y ocho minutos y trece segundos para que la luna de sangre alcanzase su cénit en el cielo de Ripper. Me sentía como si el segundero sonase en el interior de mi cabeza, como una cuenta atrás hacia el fin del mundo.

    Estaba claro que no podía permitir que abriesen el portal. No estaba claro que hubiese forma de hacerlo con los discos, aunque la teoría decía que sí, pero no estaba dispuesto a asumir el margen de error. Había otras formas de detener a Omega, si la Iniciativa la había retenido en su día y le había hecho el suficiente daño como para estar oculta veinte años, es que se podía, sin recurrir a un plan que pudiese terminar en el sacrificio de uno de ellos. Por no mencionar el hecho de que en las propias Pruebas cualquiera podía morir, sin garantía de volver.

    Los Daë de la generación de nuestros padres habían sido preparados por los Daesdi, nosotros no e incluso estándolo, siete murieron, temporalmente, salvo Kaylee, pero murieron. Lo más probable era que no consiguieran pasar las Pruebas y eso significaba que no podrían salir de allí o que morirían por el camino. Todo, absolutamente todo, podía salir mal.

    Ese peso llevaba agobiándome ya desde el día en el que Xander vino a hablar conmigo, pero reconozco Destina, que desde que había discutido con Lexie ya no encontraba la manera de liberarme de la nube negra que me perseguía, más rápida incluso que yo.

    Esa mañana ya había visto la última temporada completa de RuPaul y había estado escribiendo planes y teorías en la pizarra. Nada me entretenía, así que busqué la compañía de alguien para ver si mi mente se ralentizaba un poco. Pensar a toda velocidad es una bendición casi siempre, pero cuando estás preocupado, resulta una maldición, porque la espera es muchísimo más larga.

    – [Noah]Hola, papá.[/Noah] – saludé al entrar en la cabaña principal, la de mis padres. Mi madre no estaba, pero mi padre sí, estaba preparando baba ganoush y alguna otra cosa en el horno. Llevaba puesto su delantal de mujer en bikini que le había comprado mi madre hacía tiempo.

    – [Daakka]Irasil.[/Daakka] – me saludó, acercándose para estrecharme en un abrazo. A mi padre lo tomaban por muchas cosas a primera vista, pero en ninguna de sus caras se imaginaba la gente lo cercano que era. Nunca temía las muestras de cariño. ‘Irasil’  era mi nombre Rakkthathor, significaba algo así como ‘campo estrellado’. Lo habían elegido juntos, al igual que el de Leo. Mi nombre «humano» estaba más dividido, mi madre me había puesto Noah y mi padre, Christopher. – [Daakka]Cara triste, ¿pensando Selardi?[/Daakka]. – preguntó. Me costaba ocultarles lo que sentía, era una persona a la que se le notaba rápidamente, pero además después de llegar de la «cita» con Allie les conté lo que había pasado entre lágrimas. No me gustaba haber estado así con ellos porque no quería que la tomasen con ella, pero ellos no le dieron importancia.

    – [Noah]No lo sé.[/Noah] – respondí con sinceridad. Sí lo sabía, no me quitaba de la cabeza lo de Lexie. Había repasado mi memoria genética exhaustivamente y lo había visto todo muy distinto, como cuando vuelves a ver una película en la que ya sabes el giro final, como en El Club de la Lucha. – [Noah]Ya no sé nada. Creía conocer bien a dos personas y en realidad no conocía a ninguna.[/Noah] – admití. Estaba frustrado, lo reconozco, no era mi mejor momento y mi habitual positivismo estaba completamente opacado por la situación.

    – [Daakka]Irasil dejar de buscar respuesta aquí.[/Daakka] – llevó su gran mano a mi cabeza y la posó con cuidado sobre mi pelo. Recordé cuando de pequeño me alborotaba el pelo con cariño. – [Daakka]Respuesta estar aquí.[/Daakka] – señaló la posición de mis dos corazones, aunque en ese momento, como humano, tenía uno.

    – [Noah]Pero han sido cinco años mintiéndome, primero como amiga, luego como…algo más.[/Noah] – probablemente me estuviera defendiendo de mí mismo. Veréis, más que una lucha contra Lexie, eso era un debate conmigo mismo, con dos partes enfrentadas. Mi corazón sabía perfectamente que quería a Lexie, pero ya no me atrevía a admitir esa afirmación porque tenía miedo, y el miedo hacía a mi mente protegerse de lo que más deseaba.

    Mi padre mostró sus dientes en una amplia sonrisa y cambió de apariencia. La afable cara de Duke Rivera me devolvió la mirada. Siempre había pensado en lo mucho que se parecía Leo a él. Eso siempre le había hecho sentirse diferente, porque mi madre prefería a mi padre como Rakkthathor y él, parecido a Duke y nacido humano, se veía distinto. Yo en cambio era mitad Rakkthathor y todos decían que me parecía a mamá, por eso me esforzaba en ayudar a mi hermano a conectar con nosotros todo lo que podía. – [Duke]A veces las personas tenemos inseguridades que nos llevan a tomar malas decisiones.[/Duke] – aseguró, mirándome fijamente. La indirecta estaba clara, mi padre estaba inseguro de poder llevar una vida normal con mi madre y de que ella le quisiera de verdad con su aspecto de demonio, así que cuando descubrió que podía convertirse en humano por su genética de laboratorio, trató de asegurarse, presentándose a mi madre como Duke Rivera, una identidad que todavía usaba para llevar los alquileres de las cabañas y llevar sus trabajos de ilustración y de fotografía. La verdad es que visto así, no sabía cómo no me había dado cuenta antes de lo de Lexie y Allie, pero es que no se parecían en nada.

    – [Noah]Pero lo vuestro fue unos meses. Esto es…mucho tiempo, mucho tiempo confundido en decidir a quién quería de las dos.[/Noah] – respondí. Quizá estaba culpando a Lexie de mi propia indecisión. Me había sentido como un tonto por pasarme tanto tiempo decidiendo entre dos personas que en realidad eran la misma. Allie ni siquiera era una ilusión creada por Lexie, era una de sus caras, de sus muchas caras. Eran tan real una como la otra.

    – [Duke]El tiempo es relativo, ese año fue muy intenso y pareció casi una vida.[/Duke] – afirmó mi padre. Había sido el año de la Guerra de Ripper, cuando los Moondies casi se separan. Nosotros lo teníamos muy fácil, siempre podíamos recurrir a ellos y en su caso, no tenían a nadie, el peso recaía en sus hombros. Xander se sentía así ahora mismo, no quería cargar el peso en ellos después de tantos años de paz y eso estaba nublando su juicio. – [Duke]A tu madre tampoco le hizo mucha gracia, no te creas. Quizá deberías preguntarle a ella.[/Duke] – me sugirió. Si quería dejar paso a lo que sentía por ella, me vendría bien saber cómo lo había hecho mi madre. Era buena idea.

    – [Noah]¿Dónde está?[/Noah] – le pregunté, mientras él volvía a la isla de la cocina.

    – [Duke]Ha ido a por madera.[/Duke] – respondió. Sus manos cogieron el cuchillo y se transformaron. Prefería cocinar como Rakkthathor y en general, casi todo. Pocas veces se veía a Duke, solo fuera de casa. De hecho de pequeño yo había tenido una perreta legendaria porque había ido a recogerme mi padre y cuando salí y le vi, no quería irme con él. Para mí era distinto, mi dos caras eran parte de mí, para él, Duke era un disfraz.

    Salí de la casa y crucé la distancia del bosque a velocidad humana normal, de todas formas, la plantación de mi madre estaba muy cerca, ventajas de tener un gran bosque como ese medio deshabitado por los seres oscuros que solían vivir allí. Ellos se habían ido en su mayoría en tiempos de cuando mi tío se mudó a Moondale, pero las costumbres seguían y nadie quería esos terrenos.

    Cuando llegué la vi talando un grueso árbol con un par de golpes de un hacha más alta que ella. La había hecho mi tío Daniel y sabía que la hoja estaba encantada para el filo nunca se perdiese. El árbol cayó al suelo y mi madre cortó una de las ramas.

    Me acerqué, caminando tranquilamente, mientras ella plantaba la rama en un hueco que ya tenía preparado en la tierra. Entonces se agachó y empezó a murmurar algo con sus manos colocadas sobre el terreno. Vi el destello verdoso habitual, obra de la magia de mi madre. Ese árbol volvería a estar en su plenitud en un par de semanas. Toda aquella plantación servía para sustentar de madera las cabañas, incluso para construir nuevas. Mi madre iba rotando las talas, un plan perfecto para evitar la deforestación.

    – [Cara]Noah, ¡Hola![/Cara] – me saludó con entusiasmo nada más verme.

    – [Noah]Mamá, deja, lo hago yo.[/Noah] – saqué las manos de los bolsillos y fui a coger el árbol, me apetecía trabajar con las manos.

    – [Cara]No.[/Cara]- replicó. Mi padrino siempre se reía cuando escuchaba sus «no», decía que le recordaba a cuando la conocieron, que fue de las primeras palabras que dijo y que la había repetido durante mucho tiempo. Mi madre siempre tendría un lado salvaje que le daba su «muchedad».- [Cara]Lo hago yo.[/Cara] – explicó después, sonriendo. Alzó el árbol y se lo echó al hombro sin dificultad.

    – [Noah]Papá me ha dicho que venga a hablar contigo. Por lo de Lexie y Allie…y Duke y Daakka.[/Noah] – le dije, caminando junto a ella.

    – [Cara]Duke era Daakka, pero no era guapo.[/Cara]- comentó, encogiéndose de hombros. Me reí, mi madre siempre sería única.- [Cara]Es como querer a alguien con joroba.[/Cara] – añadió. Se echó a reir y por primera vez desde hacía unos días, yo también lo hice. Tenía suerte de ser su hijo.

    – [Noah]¿Pero cómo superaste que se hiciera pasar por otra persona?[/Noah] – le pregunté. Tenía que superarlo para poder perdonar a Lexie, pero no conseguía saber cómo, lo único que hacía era repasar el pasado con ellas dos y buscar algo que tenía delante de mis propias narices.

    – [Cara]El que lo tenía que superar era él, no yo.[/Cara]- afirmó, mirándome.- [Cara]Si se hacía pasar por otro, es que no le gustaba lo que era.[/Cara] – añadió.

    Me quedé en silencio, repasando las palabras de mi madre. No era un secreto que Allie tenía muchas inseguridades con su problema auditivo, pero pensé que le había demostrado que no era importante, que no iba a sentir lástima por ella ni a gustarme menos. Pero quizá el problema no es lo que pensara yo, si no lo que pensaba ella misma. Y como Lexie sabía que la habían acosado en el instituto, en teoría por eso nunca hablaba de su pasado y tras un tiempo, dejé de preguntarle para no traerle malos recuerdos. Quizá Lexie Fenris no se sentía cómoda en ninguno de sus cuerpos y por eso no podía creerse que yo la quisiera tal y como era. Por eso se había esforzado tanto en asegurarse.

    – [Noah]¿Debería hacer lo mismo con Allie…con…Lexie?[/Noah] – le pregunté.

    – [Cara]Deberías hacer lo que quieras.[/Cara]- respondió, mirándome fijamente. – [Cara]No lo que yo te diga.[/Cara] – añadió. Asentí, pero era más complicado que eso, no buscaba que me dijera qué hacer, solo su consejo, porque yo tenía miedo a equivocarme.

    – [Noah]Ya. Pero habéis vivido mucho, vuestro consejo es importante.[/Noah] – comenté. Eran leyendas vivas, por eso siempre buscaba aprender de ellos todo lo que pudiera.

    – [Cara]Mucho no, pero intenso[/Cara] – replicó ella. Casi nunca hablaba de ello, pero la infancia de mi madre había sido muy dura, quizá por eso había puesto mucho empeño en que la nuestra no lo fuera. Quizá había estado un poco consentido incluso, no lo niego, pero lo más importante es que en todo momento había sabido que una cosa no iba a cambiar, el amor que ella sentía por mí.

    – [Noah]Tengo miedo a perderla por estar enfadado, pero a la vez me duele que me haya mentido tanto tiempo.[/Noah] – continué, dejando salir todo con sinceridad, sin filtros.

    – [Cara]Deja que se explique y luego, decide.[/Cara] – me aconsejó ella. Y con eso, bastaba para volver a encender mi positivismo y reactivar mi esperanza. Tenía un objetivo, otro, hablar con Lexie, con todas las complicaciones que eso conllevaba, especialmente ahora que ella se había unido al bando de Xander. Pero tenía un objetivo y con eso, tenía suficiente, mi madre me había devuelto la confianza.

    – [Noah]Gracias, mamá. Por estar siempre ahí[/Noah] – dije. Nunca podría corresponder lo que habían hecho por mí, así que hacía lo que podía, admirándoles.

    – [Cara]No me queda otro remedio, porque me rajaron el pepe para sacarte.[/Cara]- replicó, tan gráfica como siempre. Me acercó hacia ella con la mano libre y me estrechó en un abrazo, sin soltar el tronco. – [Cara]Te quiero.[/Cara] – dijo. No lo voy a negar, los ojos me brillaron por las lágrimas que estaba conteniendo. Toda esa situación me había dejado muy emocional. Pero no pasaba nada, ellos me lo habían enseñado, reír es estupendo, pero a veces toca llorar.

    – [Noah]Y yo a ti.[/Noah] – le respondí. Seguimos caminado hasta llegar a la cabaña, donde nos recibió mi padre con su delantal. – [Noah]Os veo después, he quedado con Niall.[/Noah] – me despedí. Mi madre tiró el tronco a un lado para cortarlo luego.

    Atravesé el bosque ignorando el empinado descenso por la ladera de la montaña y seguí corriendo, tratando de cruzar calles poco concurridas hasta llegar a la UCM. La vida real no es como en los cómics y mi velocidad podía provocar algún accidente, por no mencionar otros inconvenientes como estropear el escaparate de una pobre florista como cuando empecé a correr.

    Caminé por los pasillos de la residencia y fui al cuarto de Niall, que por suerte no implicaba pasar por delante del de Lexie, uno de los más alejados y de los pocos que eran para una sola persona. Él me abrió la puerta, al parecer su compañera no estaba.

    – [Noah]Sé que no te va a hacer gracia.[/Noah] – dije al poco de entrar. Había quedado con él para comentar algo importante, algo que sabía que no le iba a gustar.

    – [Niall]Déjame adivinar. Quieres que te ayude a evitar que los demás se marchen.-[/Niall]  sentenció. Sonreí, me había calado.

    – [Noah]Llevamos mucho tiempo siendo amigos.[/Noah] – respondí, jugueteando con una púa entre los dedos. Nuestro «contraequipo» no era excesivamente grande, pero al menos éramos más que al principio. Leo había estado conmigo desde el principio; después había convencido a Nate, no de que se sumara a nosotros si no de que no se lo contase a los demás para no meterles en un problema; Jane no había dudado en buscar la forma de evitar que hiciesen esa locura y con la críptica llamada de Kaylee, confiaba en que ella y su amiga Sophie terminasen sumándose también. No éramos una barbaridad, pero tendríamos tres discos con nosotros sin los que no podrían abrir el portal.

    – [Niall]No puedo ayudarte a detenerles. Ni siquiera por la parte de Cole y Dante. Están convecidos de ir.-[/Niall] aseguró. Sabía que Dante no iba a ceder después de descubrir que Omega había sido la asesina de su madre, al menos en teoría. Y Cole le ayudaría.

    – [Noah]Tenemos que hacer todo lo que sea posible. Y si hace falta…me llevaré los discos.[/Noah] – respondí. De hecho, ya lo había intentado, pero no sabía dónde los guardaban. Seguramente en algún sitio que no me esperase, porque Xander se habría imaginado que lo haría. Si hablar con ellos no funcionaba, les quitaría los discos a toda velocidad y los alejaría del Pico antes de que ocurriese el desastre.

    – [Niall]¿Por que me estás metiendo en el saco ya? Son mayorcitos Noah, van a hacer lo que quieran, quieras o no.-[/Niall] comentó, terminando de hacer su cama.

     – [Noah]No sé qué más hacer.[/Noah] – confesé, preocupado. Mi corazón no aceptaba la idea de tener que luchar contra ellos para evitar que lo hiciesen, pero mi mente estaba preparándose para la posibilidad y estábamos en inferioridad. Niall estaba demasiado alejado del mundo sobrenatural como para saber lo que estaba en juego. Prácticamente nunca le había vuelto a ver usar sus poderes desde que nos rescataron y nunca le había visto transformarse en ave, así que tenía que mostrárselo. – [Noah]Esto es lo que puede pasar.[/Noah] – metí la mano en el bolsillo y cogí el disco de mi padre antes de estrechar la mano de Niall.

    Cuando el disco estuvo en contacto con los dos, mi voluntad lo activó. Acostumbrado, navegué por los recuerdos grabados en él y pasamos rápidamente por las Pruebas de mi padre hasta llegar al final, el sacrificio de Kaylee. En cada uno de los discos podía verse, como si los Daesdi hubiesen querido que no se olvidase. No dejaba de tomármelo como una advertencia.

    La visión se desvaneció y Niall se apartó, nervioso. – [Niall]Maldito seas Noah.-[/Niall] dijo, dando vueltas por la habitación, preocupado. – [Niall]Tú y tu culo inquieto.[/Niall] – Niall era buena persona. Sabía que cuando viese lo que podía pasar haría lo que tenía que hacer. No sabía que me arrepentiría durante mucho tiempo de haberlo hecho.

    – [Noah]Sabes que tengo razón. Sé que no te gusta ese mundo, pero no queda más remedio.[/Noah] – estaba desesperado y al final acabé arrastrando a Niall al mundo que no le interesaba en absoluto. Él quería mostrar su arte al mundo, no salvarlo.

    – [Niall]Está bien, está bien. Te acompañaré, pero de apoyo moral.-[/Niall] aseguró. Asentí y le puse una mano en el brazo para darle las gracias.

    – [Noah]Será rápido. Seguramente planeen atraernos allí para usar nuestros discos, pero lo que haré será llevarme los suyos.[/Noah] – contaban con atraernos allí para tener todos los discos en un mismo sitio. Habría bastado en teoría con llevarme a la otra punta de la tierra uno de ellos, pero no terminaba de estar seguro de que no pudieran abrir el portal si no estaban todos y no podía correr el riesgo, así que tenía que volver la trampa en mi beneficio y llevármelos todos en ese preciso momento.

    Después de eso solo tenía que confiar en que me perdonasen y conseguir hablar con Lexie para tratar de arreglar lo nuestro. Claro que lo que ninguno esperábamos es que Omega ya conociese nuestro plan porque se había hecho pasar por uno de nosotros y estaba preparada para aprovechar y llevarse todos nuestros poderes, junto a nuestras vidas.

  • PUTO NOAH ARKKAN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – TARDE, UCM – BOSQUE DE LOS SUSURROS

    Ya te he contado demasiadas veces en estos últimos años mi continua indecisión respecto a Lexie y Allie, pero vas a tener que aguantarme una vez más porque creo que quizá esta sea la definitiva, porque ese día había sido un poco raro.

    El día anterior había sido relajado, disfrutando de la fiesta pese a estar preocupado por Kaylee y cómo intentar ayudarla a superar su ansiedad y autodesprecio.

    Xander me había llamado poco después de despedirme de Allie en Louna para contarme algo que apenas me dejó dormir esa noche. Al parecer, Infinity, la megacorporación de tecnología y cibercultura que iba a revolucionar el mundo siendo parte del nuevo gobierno, había aprovechado sus contactos para instalarse en el viejo edificio de la Iniciativa, recuperando sus experimentos con a saber qué macabros fines.

    Yo era consecuencia directa de las acciones de la Iniciativa y había sentido en mis carnes sus torturas a través de los recuerdos de mi padre, así que no podía haber más que esperar lo peor. Por si fuera poco, la misión se trataba de rescatar a dos personas: una de ellas era S.H.E., el experimento híbrido de mis tías Sarah y Sasha que se suponía que habían evitado años atrás al destruir sus muestras; y el otro era Ezra, el hijo del futuro alternativo de Ed y Lucy, lo que situaba a Verónica Preston también en escena, un secreto que los Moondies me habían pedido guardar hacía mucho tiempo.

    Después de una noche de perros, esa mañana temprano me había puesto en contacto con Kaylee. Estaba aprovechando para disfrutar de sus abuelos, así que decidí no comentarle nada de lo que me había contado Xander y le dije que la recogería en un par de días. Aunque no estaba muy volcada en ella desde hacía unos años, su magia nos habría venido muy bien, pero necesitaba descansar más de lo que nosotros la necesitábamos a ella.

    El grupo de los que íbamos a entrar estaba más o menos montado. Pensé hablarlo con Niall porque a fin de cuentas él era como nosotros y yo ya había visto su poder en uso, pero no tenía experiencia en el terreno. Bueno, en realidad ninguno tenía demasiada, excepto Idris, nuestros padres se habían encargado de que pudiéramos vivir una vida normal ajena a luchar contra la oscuridad.

    Después de comer algo a media mañana entre dos clases se me había ocurrido una persona más que nos habría resultado muy útil, así que fui a verla.

    Lexie me abrió la puerta de su habitación de la residencia y pasé.

    – [Lexie]Noah, ¿qué tal la fiesta?[/Lexie]- comentó distraída mientras se preparaba un café de su máquina de cápsulas.

    – [Noah]Ah, bueno, estuvo bien.[/Noah] – respondí, intentando no fijar la mirada en su camiseta de tirantes. Normalmente Lexie escondía sus «atributos» en ropa holgada, pero habíamos ganado mucha confianza con los años y eso siempre había hecho que resultase duro no parecer un pervertido – [Noah]Te habrías divertido.[/Noah] – añadí, pensativo. No sabía cómo abordarla con el tema de Infinity. Nadie te enseña normalmente cómo socializar y menos aún cómo pedirle a una persona que se embarque en una misión potencialmente suicida. Y Lexie no era una persona cualquiera, era mi mejor amiga y alguien a quien no le gustaba mucho hablar de su vida privada ni del mundo sobrenatural. Con el tiempo había hecho las paces con su secretismo.

    – [Lexie]No creo. Ya sabes que no soy de fiestas. [/Lexie]- comentó, sentándose en el sofá, frente a mí.

    – [Noah]Quiero hablarte de algo.[/Noah] – dije después de un rato en silencio, viendo sus labios cerrarse sobre el borde de la taza y sus ojos claros fijos en mí. – [Noah]Voy a hacer algo…peligroso, para salvar a dos personas.[/Noah] – pese a que me tomé mi tiempo pensando a máxima velocidad, la frase no salió como esperaba. Había demasiadas cosas que no sabía, demasiado que explicar.

    Su respuesta fue fruncir el ceño, así que era una mala señal.

    – [Noah]Nos vendría bien tu ayuda.[/Noah] – comenté sin esperanzas.

    – [Lexie]No puedo.[/Lexie] – respondió, seria. Es como si siempre hubiese sabido qué iba a responder, pero me decepcionó su respuesta igualmente.

    Me quedé un rato en silencio, lamentándome por haberle preguntado siquiera. – [Noah]No te preocupes. Ni siquiera debería habértelo pedido.[/Noah] – la asertividad y la sinceridad habían sido mi arma durante mucho tiempo cuando no sabía qué responder, algo que solía pasarme con Lexie. Desde el malentendido con mi sexualidad habíamos llegado a conversaciones en punto muerto más veces, pero nunca como aquella. El miedo a repetirlo y perderla de vista me había hecho adelantarme siempre.

    – [Lexie]No pasa nada.[/Lexie] – dijo ella, aunque su tono no acompañó a sus palabras.

    – [Noah]¿Te ha molestado?[/Noah] – le pregunté. Parecía evidente que sí.

    – [Lexie]No.[/Lexie] – dijo ella. Estaba pensativa, como si su mente estuviese en otro lugar. Dejó la taza sobre la mesa, sin terminar y aparentemente sin intenciones de hacerlo.

    – [Noah]Vale.[/Noah] – dije al cabo de un rato, al ver que no había intento de entablar conversación. Había aprendido que lo mejor en esos momentos era dejarla sola, así que me levanté para marcharme.

    – [Lexie]Noah, quiero…decirte una cosa.[/Lexie] – me interrumpió cuando mi mano estaba ya en la manilla de la puerta. La miré y vi que evitaba devolverme la mirada.

    – [Noah]Cuéntame.[/Noah] – dije, alejándome un poco de la puerta.

    – [Lexie]Es complicado.[/Lexie] – replicó. No había visto nunca a Lexie así, normalmente no tenía pelos en la lengua para prácticamente nada.

    – [Noah]Tenemos confianza.[/Noah] – la animé. Pese a que ella era hermética con su vida, yo le había abierto las puertas de la mía y le había confiado mis secretos para que no sintiese que tenía que seguir huyendo. Pese a todo, siempre parecía estar dispuesta a echar a correr y no mirar atrás.

    – [Lexie]Me gustas.[/Lexie]- soltó de pronto. Iba a decir algo, ni siquiera sé qué, y de la impresión solo conseguí atragantarme con mi propia saliva. Me quedé pensativo durante un instante, al menos para ella, para mí fue un buen rato repasando qué decir.

    – [Noah]Lexie yo…[/Noah] – que no fue gran cosa para todo el tiempo que estuve pensando.

    – [Lexie]¿No te gusto?[/Lexie] – preguntó ella, mirándome. Vi sus ojos claros durante una eternidad y me quedé en bucle. Lexie me había gustado desde siempre, y claro que me seguía gustando, eso era algo que no podía negar.

    – [Noah]Siempre me has gustado…[/Noah] – dije, con toda la asertividad posible. Ya se lo había dicho en su día y ella había dejado el tema en tablas, así que desde entonces había dado por imposible que hubiese algo entre nosotros más allá de la amistad. – [Noah]…pero…[/Noah] – el pero salió solo. Es justo de lo que te quería hablar, Destina, tanto tiempo pensándolo, dudando, sin hacer un movimiento con ninguna, para descubrir al final en el último momento lo que sentía.

    Los ojos de Lexie se humedecieron y me quedé sin poder hablar. No me sentía capaz de decírselo así. – [Noah]¿Estás bien?[/Noah] – pregunté, acercándome.

    – [Lexie]¿Es por otra?[/Lexie] – preguntó ella, más cerca.

    – [Noah]Lexie, yo…[/Noah] – titubeé, aunque no debía. No quería hacerle daño.

    Ella se puso en pie frente a mí y no pude hacer otra cosa que tragar saliva. Ella me miró, sin decir nada más. Su cuerpo se acercó al mío y me acerqué un poco, como si fuéramos dos imanes, casi sin poder evitarlo.

    Cuando su cuerpo se cernió sobre el mío y sus labios estuvieron a punto de rozar mi boca, solo pude pensar en una cosa: Allie.

    En ese instante, en esa milésima de segundo, tuve claro lo que sentía por ella y no podía hacer lo que estaba a punto de hacer. Me eché a un lado y aparecí detrás de ella. Tardó unos segundos en darse cuenta y para entonces yo seguía tembloroso.

     – [Noah]Lexie no puedo…ya no…estoy enamorado de otra persona.[/Noah] – confesé, caminando de un lado a otro sin poder controlarlo, bastante hacía que no estaba moviéndome a toda velocidad.

    – [Lexie]¿Eh?[/Lexie] – preguntó ella, desconcertada. Estaba preciosa, siempre lo había sido, pero en mi corazón, incluso teniendo dos, solo había hueco para Allie. No sabía si ella sentía lo mismo por mí, pero tampoco podía seguir aferrándome a la duda entre Lexie y ella por el miedo a que me rechazase. Quería mucho a Lexie, pero no de la misma forma en la que quería a Allie.

    – [Noah]Te quise mucho tiempo pero estoy enamorado de Allie.[/Noah] – aclaré. No podía mentirle. No quería hacerle daño, pero no podía mentirle. Ella se quedó allí, sin moverse. Casi me pareció verla sonreír como si no se creyera lo que estaba pasando.

    – [Noah]Lo siento…[/Noah] – me disculpé. Tuve miedo a que se fuera y no volver a verla, a que la vergüenza le hiciese no querer volver a verme.

    ¿Sabéis eso que dicen de que al final las cosas siempre son más fáciles en la vida real que en la imaginación? Bueno pues no siempre es verdad, porque Lexie se giró y salió de la habitación a toda prisa. Podría haberla seguido fácilmente, pero no creía que quisiera mi compañía en ese momento.

    Derrotado, salí de su cuarto y cerré la puerta con una llave que me había prestado para emergencias. No había rastro de Lexie en el pasillo. Como no tenía humor para la clase de ‘Desarrollo del Portfolio’ porque de todas formas tenía ya un par terminados, me fui a mi cabaña y decidí descansar.

    En cuanto me tumbé, mi cuerpo se dio cuenta de lo poco que había dormido e intenté cerrar los ojos, pero una nube de pensamientos me mantenía atado a la vigilia. Así que me preparé algo y comí para reponer fuerzas.

    Ya con el estómago lleno, decidí que no podía seguir así más tiempo. Había descubierto lo que sentía por Allie y teniendo en cuenta que esa misma tarde podría acabar encerrado y convertido en un sujeto de laboratorio de la compañía tecnológica más grande del mundo, no podía perder más el tiempo.

    Cogí el teléfono e hice una llamada a Allie. Ver el logo de Infinity en el teléfono y en la aplicación me dio escalofríos. – [Noah]Hola.[/Noah] – saludé con menos ánimo del que pretendía. En cuanto la vi en la pantalla me alegré al instante, estar con ella siempre era más fácil, como si uno de mis dos corazones estuviera ya en ella y cuando estábamos separados me sintiera incompleto.

    – [Allie]¿Qué te pasa, guapo?[/Allie] – preguntó, aprovechando la llamada para colocarse un mechón de pelo y poner ‘duckface’.

    Suspiré, no tenía sentido querer a alguien y ocultarle las cosas que nos preocupan. – [Noah]Lexie ha intentado…ligar conmigo.[/Noah] – le expliqué.

    – [Allie]¿Tu amiga?[/Allie] – preguntó ella. Asentí. Parecía no importarle mucho y eso me generó dudas sobre si ella buscaría en nuestra relación lo mismo que yo. Traté de despejarlas, romantizar los celos es algo que está muy metido en la cultura popular ya desde hace un siglo, pero no es cierto.

    – [Allie]Está buena, ¿no?[/Allie] – añadió.

    No supe qué decir, sonaba a trampa, aunque Allie lo dijo de forma tan despreocupada que no estaba seguro. Podía ser una mera apreciación porque, hasta donde sabía, Allie también era bisexual. – [Noah]No sé, es guapa, sí…[/Noah] – comenté de pasada. Vale, sí, a mi yo adolescente le ponía muy nervioso estar cerca de ella con mis hormonas revolucionadas y su cuerpo curvilíneo. Bueno, a mi yo más adulto también le pasaba un poco. – [Noah]No quiero que se sienta mal por haberla rechazado. Le tengo mucho cariño, pero de otra forma.[/Noah] – confesé, despejando de mi mente la imagen del físico de Lexie para centrarme en sus ojos claros. Para mí Lexie era ya de mi familia, casi como lo que tenían los Moondies.

    – [Allie]Pues ya lo superará. [/Allie]- replicó ella, encogiéndose de hombros.

    – [Noah]Eso espero.[/Noah] – dije pensativo.

    – [Allie]Anda, no te amargues.[/Allie] – añadió ella, sonriendo. Cuanto más la miraba, más preciosa me parecía. Quería memorizar cada uno de sus rasgos para tenerla siempre a mi lado.

    – [Noah]¿Te gustaría cenar conmigo pasado mañana? En plan…cita.[/Noah] – pregunté, intentando por primera vez ir por delante de mi mente. Para algunas cosas es mejor hablar antes de pensar.

    – [Allie]Claro.[/Allie]- afirmó ella, sonriendo ampliamente.

    – [Noah]G-genial.[/Noah] – respondí algo nervioso, quizá había esperado un no por respuesta. Quizá algunas cosas sí son más fáciles en la vida real que en la imaginación.

    Hablamos un rato más, disfrutando de estar con ella antes de sumergirme en el mundo de las pesadillas de mi padre.

    Esa tarde, antes de reunirme con los demás, seguí descansando, escribiendo en mi diario todo lo que recordaba para que si pasaba lo peor, mis padres estuvieran tranquilos y el mundo supiese la amenaza que nos rondaba.

    Evidentemente, también pensé en Lexie y en que en esos momentos quizá estaría pensando que su vida habría sido mejor sin conocer al puto Noah Arkkan. Esperaba poder volver para recuperar nuestra amistad y poder llegar a estar con Allie.

  • CONECTANDO

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – CAFETERÍA DE LA UNIVERSIDAD

    Después de la discusión con Lexie, no me sentía con ánimo de ir a ninguna parte, así que volví a la cafetería y me quedé allí unas cuantas horas en una mesa del exterior, adelantando trabajos y repasando algunos exámenes.

    Al final me había decidido por Comunicación Audiovisual y Arquitectura, las dos bastante diferentes en el tono general, pero gracias a mis poderes, podía sobrellevarlas sin problema. Normalmente intentaba estudiar como cualquier otro, pero había días en los que las preocupaciones no me dejaban otra opción que absorber los conocimientos, guardarlos en mi memoria genética y acudir a ellos en el examen. Cuando hacía eso, fallaba a posta en algunas preguntas porque no me parecía del todo lícito sacar un diez. Tenía gracia que por regla general sacase mejor nota cuando no hacía trampa.

    Entre mis poderes y mi estado general de apatía, el mundo a mi alrededor parecía no estar en sintonía conmigo, como si me encontrase en otra dimensión, ajeno al resto, pero capaz de verlo todo.

    Quizá por eso me sorprendí más cuando alguien se sentó a mi lado y me habló.

    – [Lexie]¿Ahogando las penas en té?[/Lexie]- me preguntó la voz. Puede que os resulte extraño, imagino que es difícil ponerse en mi lugar e imaginar lo que es ser tan rápido. Os daré un ejemplo, en ese momento, antes de girar y ver a la persona que me hablaba, tuve tiempo a analizar su voz. Tenía un tono agradable, cálido, que invitaba a escucharla hablar indefinidamente.

    Cuando la vi, me quedé sorprendido. Era una chica preciosa, de tez bronceada, cautivadores ojos oscuros y una melena castaña que brillaba con luz propia, recogida en una coleta alta. Llevaba un top oscuro que on hacía de menos su piel morena y una falda vaquera corta. En general contrastaba bastante con el aire de la cafetería. Era como un diamante en una mina de carbón. El carbón era yo, claro, que iba con mis vaqueros y una camiseta de Flash.

    En una fracción de segundo repasé todas mis posibles respuestas. No sabía qué la había llevado a sentarse allí a mi lado. Había más huecos en la cafetería y yo no tenía nada llamativo. Al final, intenté no pensarlo todo tanto, porque era lo que me había llevado a error con Lexie, y le dediqué una sonrisa. – [Noah]El té y los helados siempre son una buena opción.[/Noah] – añadí. Hablando de comida siempre tengo cuerda para rato. Bueno, siempre tengo cuerda para rato, fin. Traté de disimular en mi cara la impresión y los nervios de lo guapa que me parecía.

    – [Lexie]Aquí no sabéis lo que es un buen helado[/Lexie].- sentenció, mirándome. Ella estaba tomándose un café. Le dio un trago después de echar el azúcar y no la vi hacer ninguna mueca pese a que el café de allí era bastante fuerte. Me fijé en sus labios aferrando el borde del vaso, cubiertos de un carmín de color suave. Tenía la manicura hecha y llevaba las uñas a juego con el color de sus labios

    – [Noah]¿Ah no? ¿Y dónde lo saben?[/Noah] – pregunté, viéndola sonreír. Capté el olor del café pero tras él, si te concentrabas, había un suave olor a menta.

    – [Lexie]En Louna, por supuesto[/Lexie].- replicó, como si fuera algo obvio. Así que era de Louna. Me pareció raro que viniese tan lejos a la Universidad, pero la de Moondale era barata y eso atraía a mucha gente. Louna me encantaba, mis padres iban a veces porque les gustaba caminar por el paseo con nosotros. Siempre nos compraban un helado a cada uno. Si me concentraba, todavía podía oler la brisa marina nocturna.

    – [Noah]Vale, no te falta razón. Los del carrito de al lado de la playa están buenísimos.[/Noah] – de nuevo sonreí. Ser natural me estaba resultando bastante liberador. Tenía gracia que viendo cómo eran mis padres yo hubiera salido tan contenido y pensativo.

    – [Lexie] ¿Los de Arthur? El cielo sabe así.[/Lexie]- replicó, exagerando una mueca, un gesto que me pareció muy divertido.

     – [Noah]Sí, hace mucho que no voy, pero son lo mejor.[/Noah] – me quedé un poco embobado mirándola, pero esta vez, despistado como soy, a velocidad normal. Mis ojos se detuvieron un momento en su oreja derecha, donde reposaba un audífono. No voy a mentir, cuando me di cuenta, sentí pena por ella. No debía tenerla, lo sé, pero la sentí porque no me pareció justo que le hubiese tocado eso y que el mundo hubiera avanzado tanto para algunas cosas pero pareciera aún estancado para otras.

    – [Lexie]Siguen siendo la perfección hecha helado.[/Lexie]- respondió. Al ver que me había fijado en su oreja su cara cambió y se quedó algo cohibida.

    – [Noah]Perdona.[/Noah] – dije al instante, con una sonrisa. La sinceridad me estaba poseyendo desde lo de Lexie y no quería que por un malentendido esa chica fuese a sentirse incómoda.

    – [Lexie] No pasa nada. Estoy acostumbrada.[/Lexie]- replicó restándole importancia. No lo consiguió, se notaba que era algo que la avergonzaba profundamente. Quería decirle que no debía hacerlo, bueno, yo tampoco era nadie para decirle como debía sentirse, pero habría preferido que se sintiera bien porque lo que veía delante de mí no era una chica con un problema de oído, si no una chica preciosa, simpática y agradable. Y como ese día, sin saberlo aún entonces, Idris y Elle habían tirado de los hilos, pues se lo dije.

    – [Noah]No sé decirte, yo más bien te miraría por guapa.[/Noah] – me reí por el mero hecho de acabar de decir eso. Pensé que podía tomarme por un baboso. También pensé que ese ímpetu se debía a que Lexie hubiera pensado que no me gustaban las mujeres. Así que empecé a sudar.

    Por suerte, ella se rió.- [Lexie] Gracias.[/Lexie]- replicó, mirándome fijamente. Creí morir cuando aquellos ojos se centraron en los míos. No era una persona de mucho contacto visual, enseguida apartaba la vista, pero con los suyos, no pude.- [Lexie] Tú no estás mal.[/Lexie] – añadió ella. Bueno, aquí va una clase de demonios cruzados – Jötnar técnicamente en mi caso – también nos sonrojamos.

    Reí, cohibido y rojo como un tomate. – [Noah]Aquí uno miente y otro dice la verdad, y la guapa eres tú, así que ya me dirás.[/Noah] – estaba de un suelto que no sabía si el té era té o ron. Empecé a sospechar que me pasaba algo raro con tanta sinceridad, pero qué quieres que te diga, Destina, me vino bien. Estaba disfrutando siendo yo con una chica preciosa que parecía que quería pasar tiempo conmigo, porque aún no había huido aterrada. Siempre me había imaginado de adulto solo, sin encontrar pareja. Bueno, y con un bigote, pero eso es otra historia. – [Noah]Me llamo Noah. Encantado.[/Noah] – añadí. Estaba tan extasiado mirándola que a veces se me olvidaba si estaba usando mis poderes o no.

    – [Lexie] Al…Allie.[/Lexie]- titubeó. Se puso en pie y se echó hacia mí para darme dos besos en las mejillas. De cerca olía también a chocolate negro y a…piruletas de cereza. Me puse tan nervioso que una de mis manos vibró incontrolablemente, por suerte pude esconderla debajo de la mesa.

    – [Noah]B-bonito nombre.[/Noah] – aseguré con una sonrisa. No daba crédito al giro que había tomado la mañana. Llevaba años sintiendo algo por Lexie sin que fuera recíproco, sin que ni siquiera ella lo considerase porque pensaba que no me gustaban las mujeres. Y ahora de pronto me encontraba allí con una chica a la que le gustaba, una chica preciosa, majísima, cercana. Prácticamente opuesta a Lexie. Quizá era una señal de que Lexie y yo estábamos hechos para ser solo amigos. No tenía nada de malo, con Kaylee me había pasado eso mismo y ahora, después del breve hiatus, nos llevábamos de maravilla.

    – [Lexie]Más bonito eres tú.[/Lexie]- replicó guiñándome un ojo. No era una persona que necesitase pocas señales precisamente, pero Destina, esto parecía tu padre enviándome una señal directa.

    – [Noah]¿Yo?[/Noah] – pregunté, riéndome como un adolescente. – [Noah]No te has visto, ¿verdad?[/Noah] – añadí. Tenía la lengua suelta como Vincent, me paré a pensar si no sería un brote o si de verdad alguien no me habría emborrachado. Pero no me sentía mareado ni especialmente eufórico, salvo por el hecho de estar ligando con ella.

    – [Lexie] A diario.[/Lexie]- comentó sin ningún atisbo de emoción. ¿Cómo podía no gustarse a sí misma si era impresionante en todos los sentidos?

    – [Noah]T-tiene que estar bien eso de verte a diario.[/Noah] – classic Noah Christopher Arkkan, me di vergüenza a mi mismo con mis oxidadas habilidades de ligue.

    – [Lexie]Pues gracias, Noah[/Lexie].- respondió ella con una sonrisa, apartándose de la cara un mechó de pelo que se le había soltado de la cola. Le sonreí, nos sonreímos, no había que ser un genio para ver que estábamos coqueteando y aún así yo no era capaz de pensar que nadie pudiese coquetear conmigo.

    – [Lexie]Por cierto, sea lo que sea lo que te tenga pensativo: seguro que tiene arreglo[/Lexie].- añadió ella, rompiendo nuestro ciclo de miradas intensas y sonrisas.  Me di cuenta de que debía haberme observado antes de sentarse conmigo, parecía una chica perspicaz.

    – [Noah]Creo que me he peleado con una amiga a la que tengo mucho cariño.[/Noah] – respondí con sinceridad. Llevaba mucho rato dándole vueltas, ella era agradable y yo estaba especialmente sincero, así que así, sin conocernos de nada, terminé hablándole de mis problemas.

    – [Lexie]¿Amiga o «amiga»?[/Lexie]- me preguntó. Cualquier otro se habría dado cuenta de que estaba flirteando abiertamente. Yo no lo tenía claro.

    – [Noah]Supongo que depende de a quien preguntes.[/Noah] – comenté. ¿Qué demonios hacía diciendo eso? Espabila Noah, ¿qué haces hablándole de lo que sientes por Lexie?

    – [Lexie]¿Y si te pregunto a ti?[/Lexie]- preguntó. No le había parecido mal lo que acababa de decir, por suerte. Era un desastre en las relaciones sociales, pero me estaban dando una opción de reencauzarlo. Me paré un segundo a pensar. Llevaba mucho tiempo sintiendo algo por Lexie, pero no conseguía llegar a ella. Era una de mis mejores amigas, pero apenas conocía nada de su vida, nunca había conseguido pasar por su muro impenetrable. Y sin embargo Allie estaba allí, interesada en conocerme, en estar conmigo, tan accesible. Sentía que conectaba con ella a un nivel que me sorprendió.

    – [Noah]Te respondería si quedamos en Louna.[/Noah] – sentencié finalmente, lanzándome a la piscina. Esperé no parecerle muy osado. No quería espantarla.

    – [Lexie]Tendrás que responderme[/Lexie].- afirmó ella, enarcando una ceja. Dios, qué guapa estaba, con sus rasgos marcados, parecía que estaba cincelada por un o una artista.

    – [Noah]Tenemos un trato, señorita….[/Noah] – respondí, esperando que me dijese su apellido. Mi mente, ansiosa de conocimiento, quería saberlo todo de ella. Entre otras cosas, su número, para poder quedar.

    – [Lexie]Lowell[/Lexie].- añadió ella al poco. Noah Arkkan y Allie Lowell, en ese momento no me pareció que dos nombres pudiesen quedar mejor. Todavía me quedaba mucho que saber.

    – [Noah]Entonces tenemos una cita señorita Lowell[/Noah] – sentencié. Activé la InfinityBand cuando vi que ella lo hacía y las cruzamos para intercambiar nuestros contactos. Sentí como si ese dispositivo fuese mil veces más valioso para mí.

    No sé cuánto tiempo más seguimos hablando de todo lo que se nos ocurría. Memoricé cada cosa sobre ella, absorbiendo toda la información que podía, embriagándome de ella, por si llegaba el día de vernos y decidía no aparecer porque no le apetecía, porque no merecía la pena encontrarse con un tipo como yo que nada tenía de especial.

    Para alguien con velocidad sobrehumana, esperar una cita con ansia puede ser una tortura.