Moondale

Etiqueta: A todo el mundo le gusta Elle

  • LAZOS

    XANDER ECHOLLS

    TARDE – LA KVASIR

    Entramos al almacén sin que me viese capaz de articular palabra en todo el camino. Notaba que Jane estaba preocupada por lo que Ezra había vivido con Omega, pero no podía llegar a hablar porque me asaltaba continuamente la idea de que en su subconsciente empezara a temerme después de haberme visto poseído por aquél animal, persiguiéndola sin cesar.

    De nuestro silencio sepulcral pasamos al alboroto que había allí dentro. Ezra caminaba de un lado a otro, pensativo, en una pose en la que nunca había visto a Elle. Ella por su parte seguía transformada, encerrada en una especie de jaula en la que no me había fijado antes, aunque no es que me hubiera dado mucho tiempo a bajar al almacén. Tenía sentido, según se le había escapado a Julia, en aquella nave habían viajado sobrenaturales de todo tipo y con el descontrol de mantener los ciclos de transformación dependientes de la luna, necesitaban un lugar en el que tenerles.

    – [Ezra] No he sido capaz de ayudarla a contenerlo.[/Ezra] – los ojos de Elle me miraban con una culpa y un desánimo que no eran habituales en ella. En ese caso no habría necesitado el poder de Jane para saber que hablaba con Ezra y no con ella.

    – [Xander]Lo sé, hace un poco…. estuve en vuestras mentes.[/Xander] – no sabía cómo decirlo porque me avergonzaba esa intromisión. No había sido del todo voluntaria, en especial por los recuerdos que había visto en la suya. Viendo como estaba ahora de preocupado, aquella conexión debió ser porque tenía demasiado en la cabeza, traumas muy fuertes volviendo tras una época de calma. Tampoco era el momento de hablarlo, lo aclararía con él y le ofrecería mi ayuda cuando lo demás estuviese solucionado.

    – [Jane]¿Ellie?[/Jane] – preguntó Jane. En la jaula, el licántropo que había tomado el control gruñó, sin apartar la vista de ella, de mi aspecto. Quizá recordaba que hacía muy poco estaba corriendo detrás.

    – [Xander]Nos vendría bien contar con ella. [/Xander]- respondí. Ezra me miró, esperando una explicación más concreta. Le conté lo de los intrusos y las personas que habíamos verificado. Aún faltaban muchos, pero sabíamos de al menos uno que sí era un polizón. Casualmente el que no habíamos visto por ninguna parte.

    El licántropo gruñó, acercándose a la jaula como si estudiase la forma de salir.

    – [Xander]¿Que podemos hacer?[/Xander] – le pregunté. Ezra era el experto, había convivido con esa criatura desde que la Amy de su mundo le había convertido para salvarle la vida. Él mismo lo había contado, pero ahora lo había presenciado en directo en sus recuerdos.

    – [Ezra] Hablarle, la conocéis mejor que yo. Si os escucha tal vez sea capaz de revertirlo.[/Ezra]- sugirió, cruzándose de brazos, como si le incomodara no poder hacer nada. Tomé nota de nuevo de que tenía que hablar con él más adelante. Con su pasado, estar aquí sumergido entre caras conocidas pero sin que apenas nadie le conozca a él, debía ser duro. Era el tipo de cosas que se pueden tratar a tiempo, antes de que se cronifiquen.

    – [Xander]Me cuesta saber cómo hablarle sin ser… yo.[/Xander] – admití, acercándome. Cada paso que daba con ese cuerpo era como si lo hiciera con mi mente fuera de él. Trataba tanto de evitar sentirme «en ella» que me disociaba de los sentidos y perdía capacidad de reacción. Quizá por eso cuando el licántropo acercó el hocico, retrocedí. – [Xander]Ellie, se que estás ahí, necesitamos tu ayuda, todos.[/Xander] – le pedí. Miré a los ojos de aquella bestia, pero allí poco había de Elle. Lo que quedaba de mi hermana estaba enterrado profundamente, el resto, tanto el cuerpo como la maldición del lobo, eran de Ezra. – [Xander]Yo siempre la he necesitado. [/Xander]- acerqué una mano muy despacio. Elle era mi roca, aunque era la pequeña, siempre había afrontado las cosas con más alegría que nadie.

    El lobo olfateó el aire y de un instante a otro enseñó los dientes, preparado para atacar. No podía funcionar así, funcionaba por instintos, por sensaciones físicas y nosotros estábamos todos cambiados.

    – [Xander]No sé si en persona va a funcionar.[/Xander] – pregunté alejándome. Vi que Jane se acercaba para ver si podía hacer algo, pero el lobo golpeó la jaula, tratando de acabar el trabajo que había empezado antes. Me pregunté si en el fondo, sabía que era Jane y la perseguía por el recuerdo de Omega. No era descabellado, mi tío no controlaba su licantropía pero estando transformado había protegido a mi tía Diana y en la ‘Guerra de Moondale’ a todos los demás.

    Miré a Jane. Era consciente de que solo teníamos una forma de llegar hasta Elle, pero me daba pánico.

    – [Jane]Tienes que entrar en su cabeza y ayudarla a salir.[/Jane]- dijo ella, leyéndome el pensamiento sin necesidad de un poder. Dios, había echado de menos estar juntos tanto que ya no recordaba esa sensación de estar tan compenetrados.

    – [Xander]No puedo arriesgarme a volver a perseguirte[/Xander]- dije acercándome. Por conseguir que estuviera a salvo arriesgaría casi cualquier cosa.

    – [Jane]Eso lo has hecho siempre, Alexander.[/Jane]- sonrió y me guiñó un ojo y con ese gesto tan sencillo, consiguió lo imposible, hacerme sonreír cuando todo parecía en contra.

    Pese al peligro exterior, pedí a Ezra que me atase de la mejor forma que supiera y me concentré. No era lo mismo entrar en la mente de una persona con ese poder que llevar a otros también.

    Lo primero que hice fue llegar hasta ella. Fui con calma, sin dejarme llevar para no quedar a merced del lobo. Esta vez las sombras se disiparon y me sentí diferente. Miré mis manos, estaba en mi propio cuerpo, algo lógico al ser la representación de mi mente en la de mi hermana, pero era un alivio confirmarlo.

    La oscuridad de antes dio lugar a un refugio de madera a través de cuyas ventanas se veía una inmensidad de blanco que de alguna forma, era cálido. El interior parecía tan amplio como para que entrasemos todos los de la nave y unos cuantos más. Había varias mesas con chocolates calientes y mantas apiladas en varios sofás. El fuego de la chimenea era agradable. Era Elle, no había duda.

    Una vez afianzado allí, empecé a traer a todos los demás. Busqué la mente preocupada de Jane, los pensamientos atribulados de Ezra y para esta misión, también el aire fresco y picante de la de Idris. Al cabo de un rato conseguí que todos se manifestaran allí.

    – [Idris]¿Y esto?[/Idris] – preguntó Idris. Se sorprendió al escuchar su voz y se miró las manos. – [Idris]Nunca me he alegrado tanto de verme las manos[/Idris] – puso una de sus sonrisas, tan amplias que parecía imposible sonreír más que él.

    – [Xander]Estamos en la mente de Elle. [/Xander]- aclaré. Mi mirada se posó en Jane, que volvía a estar en su cuerpo. Me alegraba de verla, aunque había estado a mi lado, había echado de menos sus gestos que ya se habían convertido en algo familiar para mí y que había perdido durante mucho tiempo.

    – [Idris]Me encanta lo que ha hecho con este sitio.[/Idris] – comentó Idris emocionado. En ese momento estaba inclinado sobre una de las ventanas para ver como ondeaba al viento una bandera con los colores del arcoiris. – [Idris]Bueno,¿me vais a decir que pasa?[/Idris]

    Idris se sentó frente a un chocolate del que empezó a dar buena cuenta. Suspiré y lo expliqué todo una vez más. Me di cuenta de que estaba cansado y necesitaba recargar las pilas dejando de contar la situación a todos una y otra vez, pero dependían de mí. Era a mí a quien había tocado llevar el poder de Jane y la carga de saber lo que pasaba. – [Xander]Estamos intentado que Elle vuelva a su forma humana.[/Xander] – añadí.

    Me eché hacia atrás, cansado. Reconocí el tacto de aquél sofá, era como el de nuestra casa, en el que nos habíamos sentado más de una vez con papá, mamá, mamá Sasha y Dante.

    – [Idris]Tu tía Lucy nos pilló a Cole y a mí cuando éramos pequeños en un armario espiando, cuando el cambio de cuerpos. Digo por si necesitas saber que soy yo.[/Idris] – aclaró. Negué con la cabeza, había olvidado aquello y creo que prefería no recordarlo. – [Idris]Oye Jane igual a tu hermano le ha dado un parraque al quedarme así. [/Idris]- dejó su segunda taza de chocolate en la mesa, echó la cabeza atrás y sacó la lengua, como si le hubiera dado algo.

    – [Jane]Elliot no suele perder los nervios nunca.[/Jane] – respondió ella, mirando un cuadro con una foto en la que salían ella y mi hermana.

    – [Ezra] Tened cuidado, el licántropo puede andar por aquí cerca.[/Ezra] – Ezra no se había sentado desde que habíamos llegado, se había mantenido de pie, alerta, escuchando cada ruido.

    Me puse en pie y empezamos a buscar

    – [Jane]Creo que no deberíamos inspeccionar todos. La mente de alguien es algo muy personal.[/Jane] – me fijé en que desviaba la mirada hacia otras fotos. En la mente de mi hermana estaba representado todo aquél que le importaba y quizás a Jane le abrumaba ser tan querida por ella. Normalmente pensaba que era más una molestia por su carácter más que importante para los demás.

    – [Idris]Bueno pero… hermano, mejor amiga barra interés amoroso, su otro coquito y mejor amigo…[/Idris]- replicó Idris señalando a cada uno de nosotros. Me llevé de manera instintiva una mano a la parte trasera de la cabeza y me rasqué con suavidad, era un gesto que hacía alguna vez si estaba incómodo y en ese caso lo había conseguido la mención de Jane como interés amoroso.

    No era un secreto que mi hermana cuando era joven veía a Jane con otros ojos, pero llevaban ya muchos años siendo mejores amigas y aun sabiendo lo que yo sentía por ella, Ellie nunca me había dicho nada al respecto, solo me había animado. Tenía que tomármelo solo como una broma como hacían Idris y ellas dos, pero en esa ocasión me había dejado pensativo.

    – [Jane]Yo me quedo aquí entonces.[/Jane]- respondió Jane cruzándose de brazos, señal inequívoca de que no pensaba cambiar de opinión. Pensé quedarme con ella, pero no me atrevía a dejar a mi hermana en manos de nadie más.

    Un gruñido gutural salió de la trampilla, pero lo que me hizo lanzarme a entrar allí fue un sollozo tenue que se escuchaba de fondo. Lo conocía, pese a no haberlo escuchado mucho porque ella siempre era la alegre, la esperanzada, sabía que era mi hermana.

    – [Idris]¿Cómo llevais la claustrofobia?[/Idris] – preguntó Idris adentrándose. Sus ojos de elfo oscuro le permitirían ver mejor en la oscuridad y guiarnos en un entorno en el que teníamos las de perder. Eso, suponiendo que sus poderes funcionaran en aquél lugar. La mente de Elle seguiría las reglas de su propietaria, aunque en ese momento, afectada por el licántropo, podía jugar en nuestra contra.

    Caminamos una eternidad sin ser conscientes de las dimensiones reales de aquél pasadizo. Cuando al final el conducto se amplió, Idris se detuvo al lado de Ezra.

    – [Idris]A Jane no le falta razón. Por muchas ganas que tenga de ver a Coquito, esto es cosa tuya. [/Idris] – la sonrisa de Idris me resultó tranquilizadora y me pregunté como tendrían que ir de mal las cosas para que alguna vez dejara de sonreír.

    – [Ezra]Pero estaremos aquí por si hay problemas.[/Ezra] – añadió Ezra. Desde donde estábamos de la sala que se abría ante nosotros solo se veía una jaula en el centro, con una niña pequeña de cabello rubio en su interior. El resto, lo que compondría los elementos principales de la mente de mi hermana, estaba oculto en las sombras.

    Asentí y me interné en las sombras, acercándome a la jaula mientras recordaba la facilidad con la que el lobo me había emboscado la última vez, haciéndome perseguir a Jane. – [Xander]¿Ellie?[/Xander] – pregunté al acercarme. Debía tener unos ocho años, quizá menos. Era antes de que nos cambiáramos de cuerpo, cuando Jane y yo aún éramos uña y carne.

    – [Xander]Ellie, soy Xander.[/Xander] – volví a llamarla.

    – [Ellie]No eres Xander. Xander es pequeño[/Ellie].- su voz sonaba débil, como si estuviera más lejos de lo que en realidad estaba.

    – [Xander]No, los dos somos grandes ya. Tan grandes como mami, papá y mamá.[/Xander] – le dije. Ella se giró y me miró con esos ojos que solían estar tan llenos de alegría pero ahora estaban enrojecidos por las lágrimas ya pasadas.

    – [Ellie]Yo no quiero ser grande[/Ellie].- negó con la cabeza.

    – [Xander]Necesito que seas grande como yo Ellie, no puedo hacerlo sin ti. Somos un equipo.[/Xander]

    – [Ellie]No[/Ellie].

    – [Xander]Todos te necesitamos Ellie. Jane, Idris y Ezra han venido aquí conmigo para ayudarte.[/Xander] – pensé que mencionarle a personas que eran importantes en su futuro más que en su pasado quizá le daría perspectiva. Con Idris tenía trato cuando era pequeña, pero nada comparable a lo que tenían ahora. Con Jane tenía bastante menos y ahora eran inseparables. Y a Ezra ni siquiera lo conocía por aquél entonces.

    – [Elle]No los conozco[/Elle].

    – [Xander]Sé que no vas a olvidar a Jane, que es tu mejor amiga. A Ezra que es tu primo perdido durante años o a Idris que …bueno, es tu pareja, creo.[/Xander] – no quería pillarme los dedos con lo que tuviera con Idris. Desde fuera parecían una pareja, pero ellos nunca lo habían «formalizado».

    – [Elle]Puaj[/Elle].- replicó haciendo un gesto. Tuve un brillo de esperanza al verla sonreír y acercarse a mí, hacia la puerta de la jaula.

    – [Xander]Eso dices ahora, seguro que se te pasa pronto.[/Xander] – le dediqué una sonrisa. Yo mismo no recordaba cuándo había empezado a gustarme Jane, pero para cuando me quise dar cuenta ya estaba pasando todo lo de sus padres y nuestra pelea.

    Ellie me hizo un gesto para que me agachase.- [Elle]¿Cuántos años tienes, cincuenta?[/Elle] – sonrió con picardía.

    – [Xander]Qué simpática te veo. No tengo ni treinta, señorita.[/Xander]

    – [Elle]Estás viejo[/Elle].- dijo sacándome la lengua.

    – [Xander]Y tú canija.[/Xander] – repliqué devolviéndole el gesto. Por un momento me sentí como si fuéramos pequeños y nada hubiera cambiado, no tuviéramos las preocupaciones que teníamos ahora, con nuestro futuro y nuestras vidas en juego a diario.

    – [Elle]Hay un lobo muy grande[/Elle]. -susurró. Me pareció sentir su aliento en la nuca, pero sabía que eran imaginaciones mías así que no me giré.

    – [Xander]Lo he visto. Está convencido de que puede contigo. Yo sé que no.[/Xander] – la animé. Aquellos eran sus dominios, podía contenerlo.

    – [Elle]Creo que come niñas[/Elle].- temblaba visiblemente.

    – [Xander]Te he visto poder con cosas más grandes.[/Xander]

    – [Elle]¿Seguro?[/Elle]

    Actué por instinto, confiando en que en aquél dominio de la mente, con los poderes de Jane de mi lado, sería capaz de hacerlo. Le mostré el combate que había tenido lugar en Senatus, junto a Calliope. Cómo había luchado contra todos aquellos soldados expertos y nos había protegido a los demás. Incluso cuando Calliope «cayó» y ella trató de ayudarla.

    Elle parpadeó, asombrada.- [Elle]Mamá no me deja ver esas películas[/Elle]. – mamá siempre era la que estaba pendiente de que papá o mamá Sasha no estuvieran viendo algo que nos pudiera impresionar. Igual que lo había dado todo por salvar el mundo, lo había dado todo día a día por salvarnos a nosotros.

    – [Xander]Cuando seas mayor la protagonista eres tú.[/Xander] – le dije sonriendo. – [Xander]Pasan cosas malas, pero nos salvaste.[/Xander] – lo de Calliope le rondaría la cabeza mucho tiempo. Para Ellie era un fallo, un miedo, una inseguridad que no la dejarían sola, pero ella había hecho todo lo posible.

    – [Elle]Si me voy a poner de vieja como tú, prefiero no ser mayor[/Ellie].

    – [Xander]A ti te sienta mejor la edad.[/Xander] – volví a recurrir al poder y le mostré imágenes de todos en los días posteriores a encontrar la nave, cuando el destino incierto en el que nos habíamos visto envueltos quedó cubierto por el alivio de encontrar un refugio donde las risas y los buenos momentos sustituyeron por un instante al miedo y la preocupación.

    Mientras lo veía todo y su «centro» se hacía más brillante, Elle crecía y con el aumento de luz empecé a ver detalles en la sala que recordaban a cada una de las personas que eran importantes para ella. Ellie nos atesoraba en lo más profundo de su ser.

    – [Elle]¿Vamos a por ese bicho?[/Elle]- preguntó con una sonrisa ya de vuelta a su yo adulto.

    – [Xander]Juntos.[/Xander] – le di la mano y ella tiró de mí hasta darnos un abrazo del que me costó salir. A veces lo único que hace falta en los malos momentos es saber que hay personas que siempre te apoyaran. Ellie era uno de los pilares de mi vida y solo podía desear que Bowie pudiera terminar sintiendo el alivio que yo sentía al tenerla como hermana.

  • NOCHES SIN DORMIR

    XANDER ECHOLLS

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Me removí en la cama. Notaba raras aquellas suaves sábanas de un tejido que aún no se inventaría en quien sabe cuantos siglos. Me sentía un extraño invadiendo un espacio que no estaba destinado para mí, durmiendo en la cama de otra persona que ya no vivía para disfrutarla, o quizá aún no había nacido.

    Había demasiadas preocupaciones rondando por mi cabeza. Quedaban muchos mundos por visitar y en nuestra primera misión ya habíamos visto morir a alguien cercano. Sin opciones, sin capacidad para hacer nada, sin tiempo para dialogar. Simplemente pasó y no fuimos lo suficientemente rápidos para detenerlo. En el fondo, seguíamos siendo niños y ahora estábamos metidos en una guerra con la que no podíamos lidiar.

    Entre toda aquella madeja de pensamientos, había uno que no conseguía quitarme de la cabeza por varios motivos. Uno era obvio, todos éramos muy jóvenes y estábamos allí, solos, en una especie de casa/comuna, repletos de nervios, así que las feromonas se podían casi tocar, especialmente después del juego de aquella noche. El segundo para mí iba relacionado con el primero. Después de años pensando que Jane y yo habíamos perdido para siempre nuestra amistad, había vuelto a mi vida, y después de resignarme a pensar que jamás estaríamos juntos, aquella noche nos habíamos visto bastante ligeros de ropa y aún más, nos habíamos besado.

    Giré y esperé esa sensación agradable de cambiar al lado fresco de la almohada, pero al parecer en el futuro siempre estabas en el lado fresco. Me puse boca arriba pero notaba inquietud, mi mente no paraba y no conseguía relajarme lo suficiente como para dormir.

    Agudicé el oído y me di cuenta de que Owen no respiraba profundamente ni roncaba.

    – [Xander]Owen, ¿estás dormido?[/Xander] – pregunté. Me sentía como cuando éramos pequeños y me quedaba a dormir en su casa o ellos en la mía. Siempre compartía habitación con Owen pese a que pasaba mucho tiempo con Jane. La realidad era que a Dom y Rebecca les habría dado un síncope  si nos hubieran estado viendo esta noche.

    – [Owen]Me acabo de meter en la cama literal. No soy tan rápido para quedarme dormido.-[/Owen] respondió. Quizá no llevaba tanto dándole vueltas en mi cabeza, pero las noches en vela se hacían eternas y había perdido la noción del tiempo.

    – [Xander]Mi padre sí.[/Xander] – comenté. Dominic solía sacarlo a colación a veces. Se habían marchado juntos hacía unos años a seguir la pista del asesino de los abuelos de Owen y de los míos y habían regresado con anécdotas pero sin conseguir su objetivo. Desde que mis madres y mi padre habían «salido del armario», Dom había empezado a decir que ahora tenía sentido. – [Xander]¿Te importa si te pido opinión de una cosa…de alguien?[/Xander] – pregunté finalmente. No me apetecía molestarle cuando iba a dormir y menos después de haberme prometido no meter a Owen entre Jane y yo.

    – [Owen]¿Por qué tengo la sensación de que se por dónde van los tiros?[/Owen] – no podía verle esbozar una sonrisa, pero en mi mente veía perfectamente su cara.  – [Owen]Anda venga, cuéntame.-[/Owen] dio dos palmadas y la luz se encendió en modo noche. Henry había estado ajustando los gestos y comandos para las luces de las habitaciones y al final había optado por algo que todo el mundo ya conocía, las palmadas.

    – [Xander]Porque soy un libro abierto y llevo media vida enamorado de tu hermana. Así que ahora, volviendo a vernos…[/Xander] – empecé a decir. Estudiar psicología no ayuda a abrirte a los demás de esa manera. A mí me seguía costando trabajo hablar de mis sentimientos, tendía a reprimirlos demasiado y eso hacía que me quedase con cosas sin decir que podrían haber solucionado los problemas rápidamente, o al menos, tener ya una respuesta que asimilar. Pero es como suelen decir, el hábito no hace al monje. Podía dar muchos consejos pero a la hora de la verdad era uno de los que más desbordados estaban por mis sentimientos. Los reconocía, los entendía y los procesaba, mi inteligencia emocional siempre había ido muy bien gracias a mi entorno y a mí mismo, pero cuando entraban en juego las emociones de otros, las ponía por delante de las mías. Y supongo que eso también lo había aprendido de alguien.

    – [Owen]Quieres romper conmigo, lo entiendo.-[/Owen] – bromeó, girándose hacia mí y apoyando la cabeza en el brazo.

    Sonreí. – [Xander]Siempre nos quedará el espacio.[/Xander]

    – [Owen]¿Pasó algo en la piscina? [/Owen]

    – [Xander]Bueno, hablamos.[/Xander] – resumí, no pensaba decirle a Owen que había visto toda la parte trasera de su hermana al desnudo, había límites dentro de la confianza. – [Xander]Pero luego con el beso…[/Xander] – añadí. Habían sido las dos cosas juntas, sumadas a empezar a procesar que volviésemos a hablarnos.

    – [Owen]¿Y cual es la duda Xander? – [/Owen] nunca dejaría de admirar la facilidad con la que parecía enfrentar la vida Owen. Le habría envidiado si no supiera que tras la máscara de indiferencia se ocultaba alguien a quien dolía igual que a cualquier otro lo que le pasase. Quizá más, porque no tenía con quien compartirlo.

    – [Xander]Hasta venir aquí no me hablaba y…no creo que ella me vea de la misma forma.[/Xander] – respondí. Ella misma lo había dicho, que mi poder me permitiese tocarla no significaba nada.

    – [Owen]Ha pasado por mucho, ya lo sabes. Pero no dudes que ella pueda sentir lo mismo por ti. Has conseguido que te vuelva a dirigir la palabra y hasta has conseguido un beso. No esperes salir casado de aquí y con una casa conjunta. Pasos de bebé Xander, pasos de bebé.-[/Owen] me paré un momento a meditar lo que acababa de decirme. Es cierto que no estaba viviendo el presente. Apenas me había permitido disfrutar de volver a hablarnos cuando ya me estaba preocupando por tener algo romántico entre nosotros. Iba demasiado rápido, llevaba tantos años esperando que el tiempo se había convertido en mi enemigo.

    – [Xander]Ya, creo que me estoy rallando antes de tiempo.[/Xander]

    – [Owen]¿Tú, rallado?. Qué vaaaa.[/Owen]

    – [Xander]Bueno ¿y tú qué? Vi que habías ido a hablar con Amy.[/Xander] – no quería monopolizar la conversación en mí. Owen ya me había dado un buen consejo y ahora era el turno de ayudarle en lo que necesitara.

    – [Owen]Sí, al trastero que debería de haber sido tuyo y de mi hermana. La piscina era mía.-[/Owen] puso un gesto dramático, nuestra generación había interiorizado todos los memes de la generación anterior y ya se explicaban solos. – [Owen]Xander… ¿sabías lo de su visión?[/Owen] – preguntó. Mierda – pensé. Había evitado en todo lo posible hablar de cualquier cosa que llevase a la visión de Amy, porque tenía problemas mintiendo, especialmente a mi mejor amigo.

    – [Xander]¿Qué visión exactamente?[/Xander] – no podía responder a la primera de cambio, primero tenía que asegurarme de que era lo que pensaba, porque tenía una promesa que cumplir con Amy.

    – [Owen]Esa en la que muero.[/Owen]

    – [Xander]Vale, ya lo sabes…[/Xander] – suspiré. Tenía suerte de saber que Owen no me guardaría rencor por no habérselo contado. – [Xander]Parte de sus problemas han sido por sus visiones.[/Xander] – le aclaré. A Amy se le vino todo encima cuando Leo se fue, incluidas las visiones. Apenas hablaba de las cosas que veía pero sabía que algunas no eran muy agradables y Amy no tenía forma de saber si se iban a cumplir o no.

    – [Owen]Bueno, creo que esta arreglado. No tengo intención de morirme a corto plazo.-[/Owen] sentenció.

    – [Xander]No podemos dejar que el destino nos impida hacer nada.[/Xander] – respondí. Si nuestro destino lo regía todo, entonces nunca habíamos sido libres realmente y me negaba a pensarlo. – [Xander]En algún lugar de estos mundos está el colgante de mi tía Diana[/Xander] – entre mis preocupaciones habituales también estaba esa, sí, y tenía varios planes que quizá podrían funcionar. La generación de los Moondies había tenido como regalo objetos de los Daë de este cúmulo, así que esos objetos tenían que estar aquí ahora.

    – [Owen]Y crearíamos una paradoja temporal como me lo quedara.-[/Owen] replicó. Sin ese colgante Amy probablemente no nacería, o quizá sí, pero Kaylee y Vera no.

    – [Xander]Pero puede haber más.[/Xander] – por lo que sabíamos podía haber muchas copias. Era una esperanza tenue, pero algo a lo que aferrarse.

    – [Owen]Lo dudo. Tiene pinta de ser objeto exclusivo y de edición limitada.-[/Owen] pese a su respuesta, Owen parecía confiado. Quizá se había resignado a que dependía solamente de ellos.

    – [Xander]Encontraremos algo.[/Xander] – le aseguré. Pensé en la cura que también le habían ofrecido a mi tío Toph, pero Amy nunca dejaría de ser licántropa. Era tan parte de ella como ser humana.

    – [Owen]Bueno voy a echar un pis y por algo de picar. Mucha nave y mucho futuro pero sin neveras y baños en las habitaciones.-[/Owen] respondió poniéndose en pie. – [Owen]No hagas guarrerías mientras no esté.[/Owen] – bromeó.

    – [Xander]Si estoy dormido es que ha sido un dia intenso[/Xander] – aseguré. No llegué a enterarme de cuando volvió Owen, porque me quedé dormido. De tal palo, tal astilla, dicen.

    LA MAÑANA SIGUIENTE

    Cuando me desperté, Owen estaba dormido profundamente. Me fijé que en la mesita había un bote de desinfectante de la cocina y un trapo. No podía preguntarle, así que no le eché imaginación tampoco.

    No es que no fuera a lo que estaba acostumbrado, pero lo primero que pensé fue en Jane. Owen me había dado un buen consejo, pero necesitaba terminar de comprobarlo con alguien.

    Caminé sintiendo el suelo en mis pies descalzos. Era metal en muchas zonas pero sorprendentemente el pasillo interior de la zona de habitaciones parecía el de un hotel. Pero no uno con esas sucias moquetas, si no uno con suelo de láminas de madera.

    Llamé a la habitación que mi hermana compartía con Jane y un nudo se me instaló en el pecho. Si Jane estaba allí, literalmente no sabría cómo actuar.

    – [Elle]Pasa, seta.[/Elle]- Ellie me abrió la puerta y me dio una sonriente bienvenida. Echaba de menos a mis madres y a mi padre, a Xena, a mis tíos. Pero tenía claro que estando Ellie cerca, estaba en casa.

    Crucé el umbral hecho un manojo de nervios. Por mi cabeza pasaba la idea de que Jane estuviese allí, recién levantada, con el pelo suelto, tan guapa como ella era. Por suerte no estaba allí, en su lugar, Bowie estaba tumbada encima de la cama viendo una serie en la InPad de Ellie, que sí, se había traído el aparato con series descargadas por si tenía tiempo que matar entre las Pruebas. Desde luego había sido previsora. – [Xander]Necesito consejo de hermana….hermanas.[/Xander] – corregí, mirando a Elle para que se diera cuenta de que no quería dejar a Bowie de lado. No era intencionado, simplemente resultaba difícil acostumbrarse a tener una nueva hermana.

    – [Elle]¿Sobre qué? [/Elle]- me hizo un sitio en el borde de la cama. Bowie seguía estirada en la de Jane, que seguramente habría estirado pulcramente las sábanas y el nórdico minutos antes.

    – [Xander]Lo mismo por lo que siempre necesito consejo. Jane.[/Xander] – resumí. Tenía poco sentido andarse con rodeos.

    – [Elle]No os habéis vuelto a pelear, ¿no? [/Elle] – preguntó, preocupada. Admiraba a mi hermana, siempre había sido tan buena persona que era imposible no hacerlo. Despertaba unas ganas profundas de defender su inocencia del mundo tan cruel que había fuera. Pero lo cierto es que ya había visto esa crueldad cuando vimos morir a Calliope y ahí seguía, preocupada, alegre, tratando de ayudar.

    Negué con la cabeza, tratando de no pensar que ese era uno de mis miedos más profundamente instalados, junto a que a los demás les pasase algo por haberles arrastrado allí conmigo. – [Xander]No y precisamente es eso. No quiero volver a estropearlo.[/Xander] – añadí.

    – [Bowie]Lo mejor para no estropear una relación es no intentarlo. [/Bowie]- dijo Bowie, sin dejar de mirar la serie, ‘Leverage’ o algo así. No tuve claro si era sarcástico o no porque no dominaba del todo la entonación de las palabras.

    Suspiré, pensando que quizá no fuera sarcástico y podíamos quedarnos simplemente como amigos.

    – [Elle]Xander, lo que no se estropea es lo que se deja guardado en una vitrina, pero tampoco sirve para nada [/Elle] – cuando éramos pequeños a veces guardaba algunos muñecos raros en sus cajas, temiendo sacarlos y romperlos. Elle no, ella nunca los dejaba, decía que si no, no los vas a disfrutar. Tenía razón entonces, pero ahora la tenía más.

    – [Xander]¿Y si soy solo yo?[/Xander] – miedo al rechazo, miedo a no ser suficiente. Si hubiera sido un paciente me habría dicho que tenía que solucionar mis inseguridades al respecto, cosas como pensar que no era tan bueno como mi madre Sarah, tan heroico como mi padre, tan fuerte como mi madre Sasha. Sabía que ellos nunca me habían dado motivos para pensarlo, pero lo había interiorizado y eso fomentaba mi infravaloración de manera recurrente.

    – [Elle] Yo no te puedo decir lo que piensa Jane. [/Elle]- dijo. Era su mejor amiga, lo entendía, no quería ponerla en ningún momento en ese compromiso. – [Elle] No sería justo. [/Elle] – añadió. Asentí para que supiera que lo entendía.

    – [Xander]Ya, lo sé. No hablaba contigo por eso. [/Xander] – expliqué, para que no se sintiera mal. No acudía a ella como amiga de Jane si no como hermana. – [Xander]Pero necesitaba ánimos en una dirección o en otra.[/Xander] – le dije.

    – [Elle]Deberías decírselo de una vez. [/Elle]-  respondió con una sonrisa. La miré fijamente.

    – [Xander]¿Tu crees?[/Xander]

    Ella asintió, sin perder esa sonrisa que la caracterizaba. Que suerte tenía de tenerla de hermana.

    – [Xander]¿Y tú bicho? [/Xander] – pregunté mirando hacia Bowie.

    – [Bowie]No soy un bicho.[/Bowie]- respondió, molesta.

    – [Xander]Es un intento de apelativo cariñoso Bowie.[/Xander] – le aclaré con paciencia. Sabíamos ya por experiencia que los enfados le duraban poco. Con tiempo controlaría mejor el tono de las palabras, aún era muy pequeña.

    – [Bowie]No mola.[/Bowie]

    – [Xander]Pues dime tú uno[/Xander]

    – [Bowie]Bowie.[/Bowie]

    Sonreí. Al menos estaba orgullosa de su nombre. – [Xander]¿Y de Jane?[/Xander]

    – [Bowie]Te quiere y tú la quieres.[/Bowie]- se encogió de hombros, para ella, con su mente y sus recursos, debía parecerle una trivialidad.

    Me reí. Quizá lo era, quizá era una tontería dudar y lo mejor que podía hacer era lo que los tres me habían aconsejado. No rallarme, no apresurarme, intentarlo y no pensar tanto. – [Xander]Gracias. [/Xander] – iba a darles un abrazo pero Elle se adelantó y Bowie, que creemos que ya había aprendido que no significaba pedir disculpas, se unió a nosotros.

    Con algo más de confianza – Roma no se hizo en una hora – al menos en el terreno amoroso, decidí que ya era hora de centrarme en el resto de problemas que teníamos entre manos y empezar a planificar la siguiente «incursión».

    Pero antes tenía que desayunar. A un Echolls no lo busques con el estómago vacío.

  • UN VIAJE AGRADABLE

    IDRIS SOLO-NOVAK

    CREO QUE POR LA MAÑANA – UN SITIO CON VEGETACIÓN Y COSAS HECHAS MIERDA

    Vale, voy a hacer un pequeño resumen para cuando adapten mi diario a serie como original de InfiniTV, cosa que les va a salir barata porque total, ya tienen casi todo de mí, hasta el adn por si quieren hacer del mundo un lugar feliz lleno de Idrises. Y todo por jugar en Endless y conseguir saldo gratis, les salió barato.

    Pues eso, el resumen. Anteriomente, en ‘Fresh Coconut’, nuestro intrépido antihéroe Idris se unió a sus amigos para salvar el mundo de la pérfida Omega. Lo que no sabía es que su camino de daë estaría truncado y antes de poder serlo técnicamente, todos tenían que unirse en un mundo extraño para reunir y guiar a otro grupo de daë que lo fue antes de sus propios padres. Así que ahora se encontraba en una galaxia lejana y probablemente en el pasado, o en el futuro, o vete a saber, porque en el Axis Mundi el tiempo no existía y a saber si la Tierra no sería más que polvo para cuando nacieron esos daë o si aún tendría dinosaurios.

    Y eso ya nos lleva al presente actual. Aparecí en una zona fría, gris y húmeda en mitad de la vegetación. Diría que estaba en un bosque, pero había mucho espacio entre los árboles. Cerca había una especie de castillo o casa del que solo quedaba un par de muros comidos por la hiedra. Miré hacia arriba, el cielo estaba cubierto de unas espesas nubes de color gris. Era bastante desagradable.

    Me sentía un poco desorientado, pero acostumbrado a cruzar a menudo el portal entre Louna y Moondale, me recuperé ligeramente más rápido que los demás y les observé. No me llevo mucho, también os lo digo, porque solo había dos personas más conmigo: Henry y su aminovia Laura.

    – [Idris]¿Tanto os costaba mandarme con Coquito?[/Idris] – pregunté alzando el puño al cielo. Seguro que era cosa de Diarmud, todo el mundo sabía que tenía favoritas, así que Elle también tenía que serlo, objetivamente, porque, bueno, Elle le gustaba a todo el mundo.

    Así que me habían dejado sin unas vacaciones en ese maravilloso y tétrico lugar con Coquito. Pensándolo mejor, ella se habría desmotivado con ese cielo.

    – [Laura]¿Dónde estamos?[/Laura]- preguntó Laura. Parecía sentirse muy perdida.

    Saqué la brújula planar de mi padre y se me quedó el culo torcido con la cantidad de portales que había cerca, tantos, que en ese momento me sentía casi más perdido. Una cosa sí me quedó clara, eso no era la Tierra, debíamos estar ya en el Cúmulo Nexus.

    – [Idris]Ya no estamos en Kansas.[/Idris] – les dije.

    – [Henry]Ni la tierra al parecer.-[/Henry] corroboró Henry, echando un vistazo al muro semiderruido que teníamos cerca. Al menos los Daesdi nos habían dicho que nos iban a mandar a otro grupo de planetas. Era algo.

    – [Idris]Debe ser el Cúmulo. Hay una bestialidad de portales por aquí.[/Idris] – volví a mirar la brújula, pensando si alguno de esos portales me llevaría con Elle. Os confesaré mi deducción de situación, por partes:

    1º En las películas de miedo, cuando los grupos se separan, mal rollo.

    2º A los negros no nos iba muy bien en esas pelis.

    3º Encima iba con una pareja, así que salvo que se pusieran a hacerlo como monos y viniera alguien a matarlos mientras lo hacían, yo tenía las peores posibilidades.

    – [Laura]¿Eso significa que estamos en peligro?[/Laura]- preguntó de nuevo Laura. Me hacía gracia porque se notaba que era medio rusa cuando decía cosas como peligrro.

    – [Idris]Lo raro sería que no.[/Idris] – confesé. Y el peligrro no tardó en aparecer. Escuché un ruido entre las hojas y una cosa que caminaba a cuatro patas, oscura, monstruosa, deforme. Como en la peli aquella en la que no pueden hacer ruido porque si no los bichos les matan, pues imaginad la escena igual pero en lugar de silencio, conmigo gritando a pleno pulmón con una voz a lo Ruby Rhod.

    Evidentemente, corrimos como alma que lleva el diablo.

    – [Idris]Nos tuvo que tocar el sitio con el puto bicho más feo del universo.[/Idris] – me quejé, intentando no ir demasiado adelantado. Miré de reojo a aquella cosa horrenda y traté de congelarlo, pero parecía no funcionar.

    No sé cuanto tiempo corrimos, pero Laura y Henry cada vez parecían ir más despacio y el bicho más rápido, pese a que le ponía muros de hielo en el camino. Por suerte, alguien nos mandó un ángel de la guarda en forma de figura encapuchada que se apareció tras un muro.

    – [Zahra]¡Por aquí![/Zahra]- nos indicó, haciendo una seña.

    – [Henry]Seguidla[/Henry]. – dijo Henry. La muchacha tampoco se recreó mucho en las indicaciones y ya había desaparecido, pero la seguimos a toda velocidad.

    – [Laura]¿Te fías de una desconocida?[/Laura] – preguntó Laura. Como siguieran con la tensión sexual no resuelta el bicho me iba a acabar comiendo para que la audiencia pudiese ver como avanzaba su trama romántica.

    – [Henry]Mejor ella que el monstruo[/Henry]. – comentó Henry. Ahí había un chiste, pero lo dejé pasar porque, bueno, estaba a punto de palmar.

    Era difícil seguir el ritmo de la chica, atravesaba la zona por los lugares más cerrados, estrechos y complicados. Entre tanta oscuridad, costaba localizarla, así que dejé salir mi forma de elfo de la luna y mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, viendo a través de ella como si fuera de día.

    Guié a los demás y finalmente llegamos a una cueva. Esperamos, guardando silencio sepulcral, hasta que pasó el peligro.

    – [Idris]Parece que ha pasado de largo, suerte que listo no es.[/Idris] – dije mirando a nuestra salvadora. Era una chica más o menos de la edad de Laura, con una tez cobriza y un pelo negro como el azabache.

    – [Zahra]Cuando pase el peligro tenéis que iros[/Zahra].- soltó sin apenas mirarnos.- [Zahra]No hay comida ni refugio para todos[/Zahra]. – añadió. Para ser un ángel de la guarda era bastante antipática y un poco agoniosa.

    – [Idris]¿Amabilidad regional?[/Idris] – pregunté mientras la veía quitarse la capucha y echar unas setas que llevaba en un atillo a un cazo que tenía sobre una hoguera. Me sentía en el Skyrim, lo que tampoco me lo ponía fácil porque todo el mundo era racista con los elfos oscuros.

    – [Zahra]No quiero más muertes a mi espalda[/Zahra]. – replicó, todavía sin mirarnos. Se quitó la capa y vi que llevaba ropas que sin duda no eran de ninguna moda actual de la Tierra. Iba vestida a trozos, con una parte que parecía de cuero y sobre ella pieles para mantener el calor.

    – [Henry]¿Qué ha pasado aquí? Podemos ayudar.[/Henry] – se ofreció Henry. Quise decirle que estábamos ya bastante jodidos, pero era demasiado buen tipo como para entenderlo.

    – [Zahra]¿Acaso puedes devolverle la vida a todo mi pueblo?[/Zahra]- espetó con bastante mala leche.

     – [Idris]¿Han sido esos bichos?[/Idris] – pregunté, sentándome en una roca. Por suerte era plana, porque me habría dejado el culo como si hubiera  venido a verme Dante. ¿Demasiado?

    – [Zahra]No. Fui yo. [/Zahra] – replicó. Nos miró a los ojos y vi que decía la verdad.

    – [Idris]Plot twiiist.[/Idris] – mi boca siempre iba por delante de mi cabeza, pero a veces venía bien para paliar la gravedad de la situación, ya sabéis, como cuando estás perdido en un mundo desconocido en una cueva oscura con una aparente genocida. Absorbí frío de nuestro alrededor y  formé en mi mano una espada rudimentaria. Llamarla espada era mucho, pero yo era un tipo positivo.

    – [Laura]Mató a su pueblo. Tu espada va a hacer poco[/Laura].- intervino Laura, que estaba empezando a parecerme una chica no muy positiva, pero por suerte me caía bien igual.

    – [Henry]No os alejéis mucho.[/Henry] – dijo Henry, casi poniéndose frente a nosotros. Lo admiré, era blanco puro de lo buena gente que era. También me caía bien.

    – [Zahra]Si os quisiera muertos, no os habría salvado del Espantajo[/Zahra].- afirmó la demonio de la guarda, negando con la cabeza. Así que esa cosa se llamaba Espantajo, muy apropiado.

    – [Idris]Vale, eso tiene su lógica. Pero la parte de matar a todo tu pueblo sigue dando mal rollo.[/Idris] – puntualicé. La chica no se vendía muy bien. No me caía mal de base, pero tenía muy mal marketing.

    – [Zahra]Me dieron a elegir entre mi vida y la de ellos[/Zahra].- empezó a explicar.

    – [Idris]Suena a material de buen compañero de viaje.[/Idris] – respondí, haciendo una mueca con la boca.

    – [Henry]¿Podrías ayudarnos? Estamos buscando a alguien.-[/Henry] preguntó Henry. Cierto, que no solo teníamos que sobrevivir y encontrar a los demás, si no también cumplir la misión de los Daesdi de la que Henry no se había olvidado.

    – [Zahra]No[/Zahra].- respondió Zahra, que contaba las palabras que utilizaba.

    -[Heny]Como has podido deducir no somos de por aquí. Estamos buscando a una persona y cuanto antes la encontremos antes podremos dejarte en paz.-[/Henry] – resumió, la parte de dejarla en paz seguro que la convencía. Pero en lugar de respondernos, avivó un poco el fuego y empezó a remover en su olla tamaño de una persona.

    – [Idris]Si nos llevas a alguien que pueda ayudarnos dejaremos de molestarte y podrás hacer tu «cosa»[/Idris] – ofrecí señalando su olla. No podía llamar comida a esa mezcla de hierba y setas chungas preparada en  dudosas condiciones higiénicas. Ella se encogió de hombros, le importaba todo tres pitos, me caía bien.

    – [Henry]Te vendría bien un poco de compañía. Estar sola no es lo mejor créeme.-[/Henry] añadió Henry, negociando. Vi a Laura cruzarse de brazos y mirarle. Nuestra nueva «amiga» siguió removiendo por lo menos diez minutos y luego se sirvió un plato. Resulta que entre todo aquello sobresalía un muslo de pollo que cogió por el hueso y empezó a mordisquear.

     

    – [Idris]No es que no me guste verte aquí comer como un perro, pero si no nos ayudas vas a ver la tensión romántica de estos dos durante todo el capítulo.[/Idris] – venga, alguna forma tenía que haber para que nos ayudase: pistas sobre en qué mundo estábamos, algo que nos llevara al daë…no sé…algo. Yo solo había visto a los daë de géminis por los discos de mis padres y al de acuario por el del tío Bill. Henry debía conocer al daë al que se enfrentó Logan, que no recuerdo que signo era.

    Nuestra amiga perruna dio otro mordisco y masticó el «quieropensarqueespollo» mientras me miraba fijamente.

    – [Idris]¿Y vosotros entonces estáis juntos?[/Idris] – sentado de nuevo en mi rocaDante apoyé la cabeza en la mano y miré a Henry y Laura, tratando de forzar una situación.

    – [Laura]No[/Laura]. – respondió Laura rápidamente.

    – [Henry]¿Qué?. No. No…-[/Henry] dijo Henry, rascándose la cabeza, nervioso. Su reacción me daba más juego, pero la chica seguía comiendo.

    – [Idris]¿No? Pues hacéis buena pareja.[/Idris] – comenté, sonriendo. Venga, había sido partícipe en destapar un trío que llevaba años en la sombra, tenía que sacar algo de ahí que hiciera moverse a la montaraz aquella.

    – [Henry]¿Tú crees? -[/Henry] preguntó Henry, con un brillo en los ojos.

    – [Laura]¿HENRY Y YO? NO[/Laura].- gritó Laura, pero no se me escapó que su nombre lo pronunciaba con mucho cuidado. Me da que ni ella misma sabía lo que sentía.

    – [Henry]Si no nos ayudas no solo nuestro mundo estará condenado, el tuyo también. No creo que quieras más muertes sobre tu conciencia.-[/Henry] intentó desviar la conversación y convencer a la muchacha de una forma más rápida, pero ella pasó.

    – [Zahra]Seguid con la historia de amor un poco más[/Zahra].- casi se había terminado la comida y había tirado el hueso de «quenosearata» fuera de la cueva.

    – [Idris]¿En tu mesa de Infinity no tenías una foto de tu novia? Se parecía a ella.[/Idris] – ventajas de habernos colado en la sede de Infinity. A Laura casi se le salen los ojos de las cuencas.

    – [Henry]Era para aparentar, fue idea de los de la isla.-[/Henry] respondió Henry tratando de esquivar la bala.

    – [Zahra]¿Y no hay más chicas en la isla de la que vienes?[/Zahra] – preguntó ella, uniéndose a la trama.

    – [Henry]Si bueno, está Sophie…-[/Henry] comentó Henry. A ver, Sophie era una alegría para la vista, no había más que ver a mi hermano babeando en la fiesta de los gemelos, pero se notaba que la había nombrado porque sabía que otra gente la veía atractiva. El chico estaba colado por Laura.

    Nuestra salvadora terminó de comer y se fue, dejándonos allí solos sin saber que hacer. Volvió al rato con la olla limpia y la metió en una especie de mochila que se echó a la espalda. – [Zahra]Seguidme.[/Zahra]. – dijo.

    – [Idris]Antes de volver a salir a villaespantajo, ¿tienes nombre?[/Idris] – pregunté cuando estábamos a punto de atravesar la «puerta» de la cueva.

    – [Zahra]Sí, pero no te interesa.[/Zahra] – replicó.

    – [Idris]Va a ser un viaje agradable.[/Idris] – aseguré. Al menos tenía todo el camino para seguir haciendo de celestino particular.

    No sabía que las nubes grises que cubrían el cielo eran en realidad polución provocada por una ciudad que se alzaba kilómetros por encima de nosotros, una ciudad en la que vivía uno de los mayores enemigos de los Moondies y que pronto sería también el nuestro. El Arquitecto.