Ezra | Obelisco
NOCHE
Me encontraba en un estado deplorable, observe mis manos manchadas de tierra y sangre reseca, ya no podía distinguir si era mía o no. El cansancio era cada vez mayor, pero me negaba a dormir en esa celda, cerrar los ojos era como una invitación a que entraran y experimentaran conmigo, y el comienzo de la última vez no fue nada alentador.