IDRIS SOLO-NOVAK
MAÑANA- LOUNA
Esa mañana me tocó madrugar para algo distinto a lo habitual, que era ser despertado por Coquito y obligado a ponerme a estudiar ese horror de oposiciones. No me toméis por un vago, el trabajo de negociador me gustaba en la teoría, pero yo era una persona práctica y todo aquello que estaba dudando no parecía servirme para nada que no fuera un trámite.
Bueno, lo que decía, que esa mañana había madrugado para ir a otra cosa distinta, hacer una visita al tío Bill para conseguir su disco, el último de los que nos faltaban.
– [Idris]¿Qué tal tío Bill?[/Idris] – le pregunté cuando abrió la puerta. El tío parecía tener un segundo sentido. Allí estaba, con una bata azul oscuro, sus gafas de leer y una taza en la mano.
– [Bill]¿Habíamos quedado? ¿Te has metido en algun lío? -[/Bill] con esa pinta era fácil tomarle por un jubilado, pero seguía siendo tan agudo como siempre. Ayudaba el hecho de que envejeciese un poco más despacio de lo habitual, lo que no evitaba que peinase ya canas y su ceño estuviese arrugado como una pasa. Entré al salón, era una casa discreta salvo por la abundancia de muebles y objetos en azules, las cosas de vivir con un demonio ancestral adicto a ese color.
– [Idris]No y más o menos.[/Idris] – respondí. El tío Bill era un hombre de acción, el Van Damme de los Moondies, pero sin sustancias. A él no tenía que mentirle porque entendía lo que era el deber. – [Idris]Necesito que me prestes algo para evitar un lío.[/Idris] – aclaré. El alzó una ceja. A otro le habría parecido enfadado, pero cuando lo conocías sabías que su cara era así. Verle sonreír era un poema.
– [Bill]¿De cuanto estamos hablando? – [/Bill] preguntó, yendo a la cocina a buscar la cartera. Le seguí, fijándome en el ruido que hacían sus zapatillas.
– [Idris]De un disco que tienes por ahí guardado.[/Idris] – no me hice el ofendido porque pensara que iba a pedirle dinero porque alguna que otra vez había ido a pedirle una mano para asentar a los ‘Drow’ hasta que pudieran salir de sus problemas.
– [Bill]Te aconsejaría que no hiciérais lo que tengais pensado hacer. Pero lo vas a hacer de todos modos.-[/Bill] me miró fijamente, con esa mirada de juicio eterno del tío Bill. Se le notaba que había sido poli. – [Bill]Y si no te lo doy lo vas a acabar cogiendo en cuanto me distraiga un momento, así que…-[/Bill] lo sacó de un cajón y me lo tendió.
– [Idris]Me tienes por un mangante. A ver si vas a ser como los otros polis.[/Idris] – repliqué, bromeando. Sabía que el tío Bill no tenía prejuicios, pero a veces me gustaba tocar un poco las narices y de paso asegurarme de las cosas.
– [Bill]Te tengo por un granujilla desde que eras pequeño. Siéntate y desayuna algo anda.-[/Bill] me ofreció. Guardé el disco en la bolsa de tela en la que llevaba los de mis padres y me senté en un taburete de la barra americana.
Me eché a reír después de intentar aparentar estar serio durante unos minutos. – [Idris]Unos huevos revueltos con salchichas me vendrían bien.[/Idris] – repliqué. El tío Bill había sido mi fuente de Nutella cuando era joven. De Nutella y de bacon a mansalva. – [Idris]¿Algún consejo por si hipotéticamente pasamos por las Pruebas de los Daë?[/Idris] – pregunté mientras olía las salchichas acompañadas del olor a ambrosía del bacon.
– [Bill]No te encabrones con ellos, no tomes a ninguno a la ligera por su apariencia y… oh si, que no os maten.-[/Bill] terminó de freír las salchichas y el bacon y preparó los huevos en un abrir y cerrar de ojos. Quise llorar cuando vi el plato delante de mí. Luego había quedado con Lexie para desayunar pero iría andando, así mantenía mi escultural cuerpo tan bien esculpido como siempre. – [Bill]¿Se lo vas a decir a tu padre y madre o me vas a dejar ese marrón a mí?[/Bill] – preguntó, tomándose su café. Ya se imaginaba la respuesta. Era agradable saber que alguien sabía lo que iba a pasar por si necesitábamos ayuda en algún momento.
– [Idris]Tenemos que hacerlo en secreto porque si no, sabes que no nos dejarían.[/Idris] – era lógico, yo tampoco nos habría dejado. Me habría dado a mí mismo muchos quebraderos de cabeza, lo raro es que me siguieran aguantando, tenía que ser cosa de mi carisma sobrenatural. – [Idris]Y el mundo hay que salvarlo sea como sea.[/Idris] – añadí, apelando a los instintos del tío Bill. Como Daë, él había sido el Guerrero, así que si alguien podía entenderlo, era él.
– [Bill]Tened cuidado, o tu madre me matará y luego te matara a tí.-[/Bill] la idea era que con un poco de suerte todos lo contásemos. Kaylee se había sacrificado para reactivar el arma, pero eso había sido hacía veinte años, todavía tenía que tener pilas suficientes para mandar a alguien más al vacío. Y si había que hacer algún sacrificio, nos bajábamos del barco y listo, no iba a dejar que nadie perdiese la vida.
– [Idris]Primero habrá que conseguir que salga todo medio en condiciones. Y si no, nos va a tocar sacaros del retiro.[/Idris] – le comenté. Si ese plan no iba bien, iba a hacer falta combinar nuestras fuerzas con las de los viejos Daë para conseguir acabar con alguien tan poderoso como Omega.
– [Bill]Con lo tranquilo que estoy desde entonces no me vendría mal la verdad.-[/Bill] replicó cogiendo el periódico. Se notaba que siempre sería el mismo. Los años pasan pero nuestra esencia no cambia.
– [Idris]Te dejo que he quedado con Lexie.[/Idris] – dije después de limpiarme con la servilleta y llevar el plato al fregadero. – [Idris]Gracias por todo.[/Idris] – añadí. La verdad es que siempre me había llevado bien con el tío Bill y me gustaba ir a verle de vez en cuando, tenía que volver a las visitas sorpresa alguna vez, estaba bastante solo excepto por nosotros y por Keli, claro.
– [Bill]Una cosa más. Si pasas las pruebas. Evita al demonio ancestral. Es solo una sugerencia.-[/Bill] me aconsejó, alzando la mirada hacia el techo justo cuando se escuchaba sonoro ronquido de Keli.
Me eché a reír, pensando si a nosotros también nos harían elegir entre varios regalos igual que les había pasado a ellos. Con mi suerte en el azar seguramente me tocaría otra brújula como la que ya me había dado mi padre.
Crucé la carretera y atajé por un camino que ya conocía bastante bien para llegar al sitio donde había quedado.
Después de lo mal que le había ido a Lexie con Noah la noche anterior y viendo que ese día Coquito iba a estar ocupada entrenando con su tío y Mentor, decidí invitar a Lexie a desayunar algo como en los viejos tiempos. Así que quince minutos después de la hora en la que habíamos quedado, pedimos el desayuno.
– [Idris]Lexie, tengo una propuesta.[/Idris] – comenté mientras daba un mordisco a mi hamburguesa de dólar. Había comprado un par para cada uno y unos nugget para compartir. Ventajas de tener los dos el físico de dioses olímpicos, aunque yo ya llevaba unos huevos con bacon y salchichas encima.
– [Lexie]No pienso hacer un trío con vosotros.[/Lexie]- compuse una mueca de grima, algo que nunca habría pensado hacer mientras me comía una hamburguesa.
– [Idris]¿Por quién me tomas? Eso te lo preguntaría Coquito, no yo.[/Idris] – repliqué. Ellie siempre me había dicho que si las cosas no funcionaban conmigo, lo intentaría con Allie, dentro de poco conocida por todos como Lexie, gracias a dios, porque estaba harto de confundirme. – [Idris]Eres como mi hermana pequeña.[/Idris] – hice ‘brrr’ con los labios como si tuviera un escalofrío. Todas las caras de Lexie eran para mí terreno vedado. Ella repitió mi cara de asco y se echó a reir.
Me alegró verla sonreír. Aunque disimulaba y se hacía la ofendida, lo de Noah le estaba dando una mala pasada. Por desgracia era algo que tenía que pasar eventualmente y ahora, sin secretos, podían arreglarlo. – [Idris]¿Te acuerdas de la clon de Jane? La psicópata.[/Idris] – le pregunté, volviendo al hilo. Quedaba un día, un puñetero día, para abrir un portal al centro de centros y usar un arma que unos seres todopoderosos habían dejado para usarse contra grandes males, para librarnos así de la versión maléfica de Jane que había matado a la mitad de nosotros en su mundo y ahora venía completamente ‘tocha’.
– [Lexie]Como para olvidarme de ella.[/Lexie] – aseguró, comiéndose un nugget. Conté a ver cuantos llevaba, iba a tener que comprar más, con el pollo frito me podía el ansia.
– [Idris]Bueno pues Xander tiene un plan para mandarla al vacío.[/Idris] – asentí haciendo una mueca con los labios. Tal cual sonaba, vivíamos en un mundo de locos. – [Idris]Y necesitamos gente para llevar uno de estos cada uno.[/Idris] – saqué la bolsita de tela de la chaqueta y saqué los tres discos: el de mi padre, el de mi madre y el del tío Bill. Me mataba no poder contar con Mike para esto, porque era el legado de los dos, pero él nunca habría aceptado. Tenía huevos que ahora tuviéramos más discos que personas.
– [Lexie]Noah no quiere ni verme.[/Lexie] – dijo ella, jugueteando con uno de los discos.
– [Idris]Se le pasará. Pero Noah no está con nosotros. Le parece mal plan.[/Idris] – le expliqué. Ni Noah, ni Leo, ni Mike, ni Kaylee, ni Jane, ni obviamente Nate. De momento solo Noah y Leo estaban activamente en contra y eso mismo es lo que íbamos a tener que usar para conseguir utilizar sus discos. Veréis, es fácil, no nos los iban a dejar y no los íbamos a coger por la fuerza, pero para detenernos tendrían que ir al Pico Tantree y si todo funcionaba, sus discos ya estarían allí. Quizá se verían arrastrados también a las Pruebas y no era lo más ético, pero no nos quedaba otra y seguramente nos perdonarían, al menos Noah, Leo daba igual porque tampoco podía empeorar. Sé que os gusta el plan, porque había sido idea mía.
– [Lexie]Entonces contad conmigo.[/Lexie]-afirmó, orgullosa. Agradecí que no estuviera en mi cabeza para que no viese que técnicamente sí que acabarían en el mismo barco.
– [Idris]Pues toma. No lo toques con muchas ganas salvo que quieras ver al tío Bill pasar sus Pruebas.[/Idris] – le acerqué el disco azul y rojo y ella lo sopesó. Me la imaginaba pensando cómo combinarlo.
– [Lexie]Como sean tan divertidas como él…[/Lexie]- replicó, poniendo los ojos en blanco. Negué con la cabeza, pero me eché a reír. Pobre tío Bill.
– [Idris]Ya te pasan los demás dónde quedamos. Hay que ir hasta el Pico Tantree.[/Idris] – le aclaré. Tenía pendiente mirar si algún portal me dejaba cerca del sitio, pero teniendo a un tío que se teletransportaba, me daba un poco de pereza, así que seguramente Henry se dedicase a llevarnos a todos al sitio en cuestión, porque Dante ya había dicho que no volvería a usar su poder en una buena temporada.
– [Lexie]Mierda, ¿senderismo? Paso.[/Lexie] – se quejó.
– [Idris]Ya es tarde. De todas formas es más bien atravesar un portal dimensional que se va a abrir y pasar unas Pruebas.[/Idris] – repliqué. Ya no había forma de echarse atrás. – [i]Y seguro que la cercanía hace que os volváis a juntar.[/i] – pensé para mí. No hay nada como estar en peligro de muerte frente a un bicho que parecía sacado de un Final Fantasy para arreglar los amoríos y juntar al personal. Idris Solo-Novak, Celestino particular.
Ojalá se me diese igual de bien solucionar mis propios problemas amorosos. Coquito y yo seguíamos igual que siempre, porque justo después de mi puñetera revelación y mis ánimos para arriesgarme a buscar algo más había tenido que aparecer el puñetero Henry con la misión de rescate y después la puñetera Omega con sus puñeteros poderes y la puñetera amenaza de Infinity además del puñetero despliegue de poder que había tenido Coquito allí dentro. Así que tenía demasiado en la cabeza como para declararme, pero por suerte seguíamos hablando tanto como de costumbre y viéndonos todo lo que podíamos.
Así que os podéis imaginar que tenía bastante motivación para conseguir librarnos de todo eso de una maldita vez y volver a la paz. Lo que no sabía en aquél momento es lo que nos tenía reservado el Destino. Igual que los Moondies en su día, ahora nos iba a tocar estar una buena temporada volcados en salvar el mundo.