Moondale

Etiqueta: Caffeinity

  • REUNIR FUERZAS

    XANDER ECHOLLS

    NOCHE A MADRUGADA, CLUB PLATINUM

    Supongo que pensaréis que más de un día de sinceridad máxima implicaría que se alargaría demasiado y empezaría a ponerse pesado, pero no, la realidad era que las horas pasaron volando y aún no había hablado con Jane.

    Pensé en reunir las fuerzas varias veces, pero no dejaba de pensar en que podría interferir si estaba pasando un buen rato con Owen y mi mente usó eso como excusa para evitar el rechazo que esperaba encontrar. Mientras tanto, una parte de mi se debatía con la esperanza de arreglar las cosas, un sentimiento que se apagaba a medida que se desvanecían las horas.

    Con los nervios, opté por hacer algo que siempre me relajaba, jugar a algún videojuego. Me conecté a Endless y entré en el servidor ‘Toriyama‘, donde mi avatar generalista de caballero arcano dio paso a un saiyan con espada a la espalda y chaqueta vaquera – me había influenciado mucho la estética de Trunks para mi avatar -. Estaba subiendo algunos niveles luchando contra Saibamans y haciendo entrenamiento con Piccolo cuando alguien me tocó en el hombro. No era en el juego, así que desconecté y miré a Owen detrás de mí en mi habitación. Dante estaba a su lado, apoyado en la pared, impaciente.

    Os resumiré rápidamente lo que pasó: Venían a buscarme para sacarme de fiesta porque decían que estaba emo; dije que no; ellos no aceptaron el no; intenté escurrir el bulto; no lo conseguí y Ellie se sumó a ellos. Así que al final acabé allí, en mitad del club de moda de Moondale, el Platinum, que a mis padres les recordaba al Silver, un local de moda del centro que ahora era un Caffeinity.

    – [Xander]Sigo sin saber cómo me habéis convencido.[/Xander] – comenté. Después de lo de Tina y de no haber conseguido hablar con Jane, definitivamente no era mi día. No había empezado mal de todas formas, pudiendo ver que por fin mis padres, los tres, iban a poder vivir con un poco más de tranquilidad después de lo que habían pasado. Para otra gente quizá hubiera sido un choque, pero hubo muchas pistas con el paso de los años, además de la buena relación que tenía con Sasha, que sumada a mi capacidad para fijarme en lo que la gente no decía, prácticamente lo dejaban claro. Bueno, eso y el tatuaje de mi padre, una serie de runas en el brazo por cada una de nuestras iniciales, pero la runa de la S, sigel, estaba repetida. Lo único que había quedado era el resquicio de duda que no se había podido despejar hasta ese día por el miedo a preguntarles y ofenderles.

    En mi casa, toda la vida se había respirado el respeto y la aceptación independientemente de lo que te gustase. Para mí, que los tres estuvieran enamorados solo implicaba que, igual que decía Ian Malcolm de la vida, el amor se abre camino.

    La verdad es que me avergonzaba un poco ser el único hetero monoamoroso de mi familia: Por un lado estaban mis padres, que eran una tríada; por otro lado, estaba Elle, que siempre había pensado que era lesbiana hasta que se dio cuenta de que era bisexual; luego estaba Dante, que simplemente disfrutaba de la compañía de las personas, fuera donde fuera, pero por el momento nunca de forma romántica, siempre decía que no había nacido aún una persona que le hiciera sentar la cabeza. Os podéis imaginar que ese clima, incluso antes de saber que mis padres estaban con Sasha, pero sabiendo que mi madre era bisexual, mi padre demisexual y Sasha en teoría lesbiana, me hizo debatirme mi propia sexualidad cuando era más joven.

    Así que un día, después de comerme mucho la cabeza yo solo, lo hablé con Owen. La solución fue muy sencilla para él. Quizá de ahí venía lo bueno de nuestra amistad, yo pensaba las cosas cien veces y él actuaba. ¿Qué os quiero decir con esto? Que Owen me besó y me preguntó si había sentido algo. La respuesta fue un no. La verdad es que fue un poco decepcionante, pero hablarlo con mi familia me ayudó a aceptarme por cómo era. No he dicho específicamente «salir del armario hetero» aunque me viniese a la mente porque la aceptación estaba en mi familia y en mi entorno, pero en el resto del mundo seguía existiendo gente horrible que atentaba contra los derechos lgbt+ y no me sentía bien apropiándome de algo suyo porque mi historia era una estupidez comparada con las dificultades de las de muchos y muchas personas del colectivo.

    Ah sí, lo de hetero está claro. La parte de monoamoroso es fácil de resumir. Si no había podido ni estar con Tina porque no dejaba de pensar en Jane, difícilmente podría estar enamorado de más de una persona a la vez. No pasaba nada, cualquier orientación y tipo de relación estaba bien, pero no hacía daño conocerse a uno mismo.

    – [Dante]Si te vas a poner emo me voy por mi cuenta.[/Dante] – replicó Dante, con un vaso de tubo lleno de una bebida de color rosa, lo que siempre pedía. Me fijé en que estaba más lleno de antes, eso significaba que en un abrir y cerrar de ojos iba por la segunda copa.

    – [Owen]No se va a poner emo, va a beberse esto.-[/Owen] respondió tendiéndome un chupito que acababa de pedir para los tres. Destacaba con sus pulseras y collar fluorescentes que había comprado a alguien en la entrada.

    Lo cogí para no hacerle un feo, pero fui a dejarlo en la barra. Dante lo cogió y se lo bebió tras el suyo. Quise decirle que relajase un poco, estaba mezclando demasiado y la historia del tío Toph se había marcado a fuego en mi mente.

    – [Dante]Por el trío aesri…aesir..[/Dante] – sentenció, vocalizando con algo más de dificultad. Tenía miedo por Dante, normalmente era simplemente un tipo serio y reservado al que parecía que no le afectaba nada, pero cuando salía, desfasaba y tenía miedo de que fuese para desconectar de su realidad.

    – [Xander]Tío, córtate un poco.[/Xander] – dije, en un tono que no pareciera que le estaba mandando.

    – [Owen]¿Qué pasa? A lo mucho pensaran que somos de una banda, o que somos un trio de maromos. Por un trio, digo por el trio sassy…ir.-[/Owen] – respondió Owen, pensando que se lo decía por el hecho de que hubiera dicho nuestra raza en voz alta. No tenía miedo a eso, la historia de la Escuela me había hecho confirmar que la gente adora mentirse a sí misma para estar cómoda.

    – [Xander]Ya te gustaría.[/Xander] – repliqué, sonriendo, a sabiendas de que solo era una broma.

    – [Dante]A mí no me sigáis pasando copas.[/Dante] – comentó Dante, dejándolo caer. No dudaba en que sería capaz de liarse con Owen, pero entre nosotros estaba bien firme la palabra «hermanos», así que sabía que era una exageración. Como el tío Toph y los abuelos MacLeod siempre le habían tratado como un hijo más, mi padre siempre había insistido en que Dante fuese uno más de la familia, igual que lo habían hecho con él. La verdad es que no había sido difícil, por muy inaccesible que fuese Dante al principio.

    – [Xander]¿Os dejo solos?[/Xander] – pregunté, alzando una ceja.

    – [Owen]La noche es joven, esperemos un poco a ver como acaba la cosa.-[/Owen] respondió, y nos echamos a reír.

    – [Xander]Vais con el objetivo claro.[/Xander] – comenté. Hablar de cosas sin importancia me estaba ayudando a relajarme un poco más, pero yo era un poco como Marge Simpson, en estado de alerta felina. Según mi segunda madre, Sasha, había heredado de mi madre el llevar el peso del mundo y de la familia sobre los hombros. En cuanto me vi relajado, mi mente, traicionera como ella sola, pensó en Jane. – [Xander]¿Así que mejor con tu hermana no?[/Xander] – pregunté. No quería que sonase a celos, pero sería una tontería negar que me habría gustado que también nosotros lo hubiésemos arreglado.

    – [Owen]Si, nos lo hemos sacado todo de dentro ¿sabes?… ¿te encuentras bien?, tienes mala cara.-[/Owen] – me miró, preocupado. Os resumiré algo de Owen para los que no lo sepáis, era buena persona, el mejor amigo que pudieses tener la suerte de tener.

    – [Xander]Creo que no me ha sentado muy bien la copa.[/Xander] – mentí. Owen no se merecía sentirse mal por hablarse con su hermana. – [Xander]Me alegro.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Hablaba con sinceridad, no podía hacer más que alegrarme con ellos después de lo que sabía que había sufrido por la relación con su hermana. A los dos les había marcado de por vida lo que había pasado con sus padres después de lo de Elliot. No se podía culpar ni a Rebecca por intentar ayudar a su hijo ni al tío Dominic por tratar de hacer que se aceptase, ni mucho menos a Elliot, Owen ni Jane que eran las víctimas de la vida que les había tocado vivir.

    – [Dante]Eso se te quita con otra copa.[/Dante] – me pinchó Dante, que en ese lapso de tiempo ya se habría encaprichado de tres o cuatro personas.

    – [Owen]Seguro que a ti también te acaba perdonando, solo dale tiempo.-[/Owen] dijo, tratando de animarme. Ambos sabíamos que no podía mediar por mí, así que cuando se ofreció a hacerlo, le quité la idea de la cabeza.

    – [Xander]Bueno, lo importante es que estáis bien.[/Xander] – le recordé. Si hubiera pasado años sin hablarme con Ellie me habría vuelto loco. Por mucho que pueda sufrir por Jane, mi vida estaba llena de alegrías y mi hermana era una de ellas. Habría dado cualquier cosa porque fuera feliz siempre. – [Xander]Dante, creo que has ligado.[/Xander] – le dije, señalando a una chica que tenía la mirada clavada en él.

    – [Dante]Os lo confirmo en un rato.[/Dante] – El bailoteó hasta ella y me fijé en su espalda, donde apenas se notaba la forma de las alas, simplemente parecía que era más cuadrado y fuerte de hombros. Impresionaba su habilidad para camuflar sus alas, pero también sabía que tenía un coste y le dolía llevarlas así de cerradas. Quizá por eso a Dante le gustaba estar bastante tiempo en casa, porque allí podía dejarlas libres. Halloween era su fiesta favorita, porque las soltaba y aprovechaba su «disfraz realista» para ligar. Si su madre siguiera viva quizá podría haber pasado por una maniobra de marketing como ella, pero después de su asesinato, no era seguro para él.

    – [Owen]Eh, me estaba lanzando ojitos a mi.-[/Owen] se quejó Owen, apoyado en la barra.

    – [Xander]¿Qué, no tienes bastante con mi prima?[/Xander].- pregunté con una sonrisa. Omití decir específicamente qué prima para pillarle. Sabía que con Kaylee las cosas no habían ido a buen puerto y se habían quedado como amigos, pero recientemente me había contado que había cenado con Amy.

    – [Owen]¿Amy? Solo somos amigos.-[/Owen] respondió. Sonreí abiertamente, le había pillado.

    – [Xander]Así que Amy, ¿eh?[/Xander] – me eché a reír. Eso parecía confirmar mi teoría de que a Owen le había gustado bastante aquella noche. Con lo de Kaylee me había sentido mal por él, porque sabía que tenía miedo al compromiso, a que pasara como había pasado con sus padres. Ellos dos no estaban hechos el uno para el otro, pero quizá con Amy sí, los dos habían sufrido mucho. Amy apenas hablaba con nadie del grupo desde que Leo se marchó. La dejó muy dolida.

    – [Owen]¿Qué?, no. Solo hemos salido… quedado un par de veces. Calla.-[/Owen] me reí, la sinceridad todavía tenía filón para un rato. Me alegraba pensar que mi mejor amigo pudiera encontrar a alguien. En ese momento la sinceridad me afectó y esta vez no fue en Jane en quien pensé, si no en Amy. Me habría gustado hablar con ella e intentar que se sintiera mejor, pero Amy era demasiado loba, se recluía en sí misma y en su apariencia animal y si no quería ser encontrada, no lo sería. A veces el tío Toph y la tía Diana tenían miedo a que desapareciese en el bosque.

    – [Xander]Según mi hermana a este poder le queda casi la mitad.[/Xander]- le recordé. Sinceridad extrema y alcohol podían dar lugar a combinaciones muy extrañas. – [Xander]Así que mejor no te tiro de la lengua.[/Xander] – dije, siendo buena persona. Creáis que no, era una lata, porque me apetecía sonsacarle más cosas de mi prima, pero prefería que me lo contara él mismo.

    Después de unos minutos, Dante volvió con nosotros con la camisa desabotonada y marcas de carmín. – [Dante]¿De qué hablábamos?[/Dante] – preguntó, sonriendo ampliamente. Cada uno se refugia de lo dura que es la vida en diferentes cosas. Yo jugaba a videojuegos, Amy se entregaba a sus instintos animales, Kaylee se había enganchado a chatear en Endless y Dante y Owen iban de flor en flor.

    – [Owen]Del cromo de cara que traes con tanto carmín.-[/Owen] bromeó Owen.

    – [Dante]¿Quieres un besito también?[/Dante] – preguntó Dante, echándose a reír. El tema es que parecía decirlo en serio.

    – [Owen]Claro, ¿por qué no?-[/Owen] respondió Owen, terminándose la bebida. Les miré acercarse, no era la primera vez que tenían algún breve escarceo en las noches de ligue extremo, como yo las llamaba. El tema era que prefería no estar presente cuando entraban en ello, no por nada raro, no penséis mal, si no porque los dos tenían el mismo problema respecto al amor y me preocupaba que si en algún momento cruzaban el umbral, no serían buenos el uno para el otro.

    – [Xander]Voy a dar una vuelta, que os veo muy cariñosos.[/Xander] – me despedí de ellos con una sonrisa, esta vez también para no cortarles el rollo con mis preocupaciones.

    Aunque sabía lo que les pasaba a cada uno y el origen de sus miedos al compromiso, envidiaba no poder desconectar como ellos. Mi mente era de Jane.

    Eché a andar desde el Platinum, que estaba casi entre el Centro y el Barrio Oeste y para cuando me di cuenta, estaba en un Centro Endless cerca del Parque Central. Habían comprado hacía años un viejo local, antes de que Endless estuviese tan de moda e Infinity se hiciese prácticamente con el monopolio de la tecnología de vanguardia. De aquella había abierto en modo nostalgia, imitando unos recreativos de los ’80 con sus máquinas y su música, parecido al videoclub en el que trabajaba Jane. Ahora quedaba una pequeña parte de esos recreativos mientras que casi todo el local eran máquinas de inmersión de Endless.

    Eché un vistazo y al principio no la reconocí. Estaba jugando en una vieja arcade del Street Fighter, pero iba muy diferente. Llevaba el pelo más liso de lo habitual, dejando al descubierto una oreja llena de pendientes y remataba su estética un look repleto de cuero. Pero la cara no dejaba lugar a dudas, era Jane.

    Miré el reloj, había caminado media hora, el conjuro terminaba al día siguiente a media mañana, pero no podía perder la oportunidad. – [Xander]¿Jane?[/Xander] – pregunté, acercándome a ella.

    Se giró para mirarme mientras seguía jugando, pero no dijo nada. No me parecía una buena señal, pero era ahora o nunca.

    – [Xander]Vengo de estar con Owen…me…alegro de que lo hayáis arreglado.[/Xander] – me senté a su lado, en una máquina del Time Crisis. Recordaba haber jugado con ella a dobles antes de ir al cine a ver alguna película.

    Ella se quedó pensativa, mirándome, como si me evaluara. Vi algo distinto en su mirada, a ratos no parecía la Jane que conocía, pero también hacía años que no hablábamos. Las personas cambian.- [Omega]Tuve que hacerlo[/Omega].- respondió. Me imaginé que le estaría quitando importancia, después de tanto tiempo no iba a admitirme que se había sentido mal por no hablar con su hermano.

    – [Xander]No pensé que te encontraría por aquí.[/Xander] – comenté, dándome cuenta de lo mucho que podía haber cambiado. – [Xander]Mira…supongo que no es el lugar ni el momento pero….quiero que sepas que siento no haberte apoyado más y que lo más duro que he vivido nunca es estar separado de ti…yo…eres muy importante para mí.[/Xander] – lo solté todo de carrerilla, dejando que el poder me afectase sin contenerlo, esperando que así Jane pudiera saber cuánto lo lamentaba.

    – [Omega]No sé qué decir…[/Omega]- respondió, confusa, no parecía en absoluto afectada por lo que acababa de decirle y eso me asustó.- [Omega]Ya ni siquiera recuerdo por qué dejamos de hablarnos[/Omega].- comentó, girándose hacia mí. Estaba más cerca de lo que había estado en años. Mi recuerdo no le hacía justicia, era todavía más guapa, incluso con lo punk que iba vestida.

    – [Xander]Porque fui un idiota.[/Xander] – confesé. – [Xander]N-no quiero molestarte más pero…[/Xander] – me removí, la sinceridad me instaba a decir algo que creía que no me apeteceía decir. Pero claro, lo cierto es que sí quería. – [Xander]Ya no estoy con Tina…no podía dejar de pensar en ti.[/Xander] – añadí. Acababa de descubrir mis cartas, me había tirado a la piscina sin flotador y con una pierna rota.

    Ella sonrió y por un momento me relajé, pero entonces volvió a la partida hasta ganar.- [Omega]Deberías volver con ella[/Omega]. – sentenció. La frialdad con la que lo dijo mientras me miraba a los ojos fue demoledora.

    – [Xander]No me vas a perdonar nunca, ¿verdad?[/Xander] – pregunté, dolido, apenas conseguía mantenerme entero, pero no quería hacer un espectáculo.

    – [Omega]Veo que empiezas a captarlo[/Omega].- replicó, guiñándome un ojo antes de ponerse en pie e ir hacia una de las máquinas del fondo a hablar con un chico joven que me sonaba de vista de la Universidad.

    Con un nudo en el estómago me puse en pie sin mirar atrás y salí a la calle. El aire fresco me despejó, pero me costaba respirar como si estuviese encerrado en una burbuja. De pronto el exterior solo me parecía una jaula más pequeña, como si viviese dentro de una cúpula, como si el mundo fuese demasiado pequeño.

    No sabía dónde ir, así que volví al único sitio cercano en el que había alguien para no estar solo. Entré al Platinum y di gracias de que Owen y Dante estuvieran todavía allí. Una copa de Dante estaba sobre la mesa, así que la cogí y le di un trago, buscando la liberación que parecía dar, pero un solo trago me hizo esbozar una mueca, aquello sabía horrible.

    – [Xander]Dios, no sé cómo podéis beber esto.[/Xander] –  estaba claro que el alcohol no era para mí.

    – [Owen]Un agua con gas para mi amigo.-[/Owen] pidió Owen, acercándose. Sabía que me pasaba algo, pero esperó.

     – [Xander]He visto a tu hermana.[/Xander] – confesé, no quería entrar en muchos detalles. – [Xander]No ha ido muy bien.[/Xander] – sinteticé, siendo muy generoso. El rechazo que había recibido después de abrir mi corazón a ella completamente, por desgracia, deja secuelas. A mí se me sumaría a nuestra pelea inicial para crear un enorme terror a equivocarme. – [Xander]Así que vamos a hablar de otra cosa.[/Xander] – aclaré. Enterré a un rincón de mi mente lo que acababa de ocurrir, aunque a lo largo de mucho tiempo saldría de vez en cuando para diseccionarlo, para atormentarme.

    – [Owen]¿Quieres darle un beso a Dante? Hoy esta que se sale.-[/Owen] comentó, intentando quitarle hierro. Dante estaba en mitad de la pista, bailando con una chica y un chico.

    – [Xander]No tengo humor para besos.[/Xander] – sonreí, disimulando lo mal que me sentía. La música estaba demasiado alta y había demasiada gente en aquél local. El calor me empezaba a resultar sofocante, así que le pregunté a Owen si quería salir un poco fuera. Intenté calmarme cuando volví a ver el cielo despejado. No podía seguir allí, viendo a Jane por los pasillos a diario. Traté de no pensar en ella y me fijé en algo positivo, estaba con mi mejor amigo.

    – [Xander]Anda, cuéntame lo de Amy.[/Xander] – sonreí mientras nos sentábamos en unas escaleras.

    Aquella noche el miedo se apoderó de mí. Fui incapaz de volver a casa solo porque tenía miedo a pensar, así que esperé hasta que Owen se cansó de fiesta y le invité a quedarse en casa, la vieja habitación de Dante estaba libre, ya dormía muchas noches en el apartamento que tenía sobre el taller.

    Tardé mucho en conciliar el sueño. Finalmente estaba a solas con mis pensamientos y lo único que me dio algo de paz fue pensar en la opción de mi segunda madre.

    Cuando mis padres empezaron juntos, decidieron no vivir una vida común pública por protegernos, algo que nunca les agradeceríamos bastante. Pero todo el mundo necesita desahogarse a veces así que Sasha usó su sueldo de trabajadora de la Escuela Legado – el concepto era vigilante de seguridad pero en realidad se dedicaba a la caza – para comprar un apartamento en Merelia a nombre de Ellie y mío.

    A la mañana siguiente, me levanté temprano y me senté con los tres. Al ver que lo estaba pasando tan mal por Jane y que me planteaba irme a estudiar fuera, me dieron los tres la opción de terminar los estudios en Merelia, aunque ninguno parecía muy cómodo con que quisiera huir del problema, parecían estar de acuerdo en que me estaba afectando y necesitaba un respiro.

    Por suerte teníamos a Daakka y a Noah en la familia para ir rápidamente de un sitio a otro, y mis padres tenían localizado en el mapa de portales de Vincent uno que conducía a Merelia, no muy lejos de la casa. Lo habían usado a menudo cuando querían despejar y estar juntos sin fingir.

    Seguiríamos en contacto, eso fue lo que le dije a todos, pero sabía que me iba a doler mucho separarme de ellos, incluso estando a unos minutos. Ya no estaría bajo el mismo techo que mi hermana, compartiendo su día a día, ni podría ver a mi padre y mis dos madres siendo felices ahora que ella podía mudarse oficialmente.

    Después de hablar con todos, aprovechando que dormía los efectos de la noche anterior, decidí contárselo a Owen cuando se despertó.

    – [Owen]Me estas abandonando[/Owen] – sentenció, preocupado. Owen y yo estábamos mucho tiempo juntos, iba a echar de menos nuestra relación, pero con esfuerzo, no tendríamos por qué pasar mucho tiempo separados.

    – [Xander]Ya lo he hablado con Noah, me traerá en cualquier momento, será como si estuviera allí.[/Xander] – le expliqué, aunque la idea del apartamento recibiéndome vacío me aterraba. – [Xander]Y puede llevarte en brazos a correr por las mañanas. Hay playa. Y gente con ropa escasa[/Xander] – le tenté. Me forzaba a pensar que todo seguiría siendo lo mismo.

    – [Owen]Ya sabes que me mareo con Noah.[/Owen] – replicó Owen. En ese momento no me imaginaba que de verdad podría llegar a conseguirlo, que la gente que me quería iba a hacer los esfuerzos y aprovechar los recursos a nuestra disposición para vernos muy a menudo. Tenía miedo a perder a toda la gente que me importaba: a mi padre, a mi madre, a mi segunda madre, a Ellie, a mis primas, a Noah, a Owen y a Dante. Y sí, hacía todo eso para distanciarme de Jane, pero la desgracia de mi vida es que también tenía miedo de dar el paso y perderla también a ella.

    – [Xander]Vendré yo entonces, vago.[/Xander] – sentencié. No queria desligarme de la Escuela Legado, siempre había sido parte de mi vida y Jane no estaría allí.

    – [Owen]Me sacrificaré e iré también a verte. A ti y a la gente de poca ropa.[/Owen] – se rió. Me aliviaba saber que mi mejor amigo se lo tomaba bien.

    Le devolví la sonrisa. – [Xander]Reconoceré tu sacrificio invitándote a tapear.[/Xander] – añadí.

    Los siguientes días los pasé inmerso en papeleo para el traslado, que por suerte había sido mucho menos gracias a el tío Toph y la tía Diana que habían usado sus recursos y sus puestos en la Universidad para agilizarlo.

    Sé que hay que luchar, pero a veces la vida simplemente es demasiado dura como para luchar y hay que replegarse y reunir fuerzas.