NOAH ARKKAN
MAÑANA – BOSQUE DE LOS SUSURROS. UCM
Treinta y seis horas, cuarenta y ocho minutos y trece segundos para que la luna de sangre alcanzase su cénit en el cielo de Ripper. Me sentía como si el segundero sonase en el interior de mi cabeza, como una cuenta atrás hacia el fin del mundo.
Estaba claro que no podía permitir que abriesen el portal. No estaba claro que hubiese forma de hacerlo con los discos, aunque la teoría decía que sí, pero no estaba dispuesto a asumir el margen de error. Había otras formas de detener a Omega, si la Iniciativa la había retenido en su día y le había hecho el suficiente daño como para estar oculta veinte años, es que se podía, sin recurrir a un plan que pudiese terminar en el sacrificio de uno de ellos. Por no mencionar el hecho de que en las propias Pruebas cualquiera podía morir, sin garantía de volver.
Los Daë de la generación de nuestros padres habían sido preparados por los Daesdi, nosotros no e incluso estándolo, siete murieron, temporalmente, salvo Kaylee, pero murieron. Lo más probable era que no consiguieran pasar las Pruebas y eso significaba que no podrían salir de allí o que morirían por el camino. Todo, absolutamente todo, podía salir mal.
Ese peso llevaba agobiándome ya desde el día en el que Xander vino a hablar conmigo, pero reconozco Destina, que desde que había discutido con Lexie ya no encontraba la manera de liberarme de la nube negra que me perseguía, más rápida incluso que yo.
Esa mañana ya había visto la última temporada completa de RuPaul y había estado escribiendo planes y teorías en la pizarra. Nada me entretenía, así que busqué la compañía de alguien para ver si mi mente se ralentizaba un poco. Pensar a toda velocidad es una bendición casi siempre, pero cuando estás preocupado, resulta una maldición, porque la espera es muchísimo más larga.
– [Noah]Hola, papá.[/Noah] – saludé al entrar en la cabaña principal, la de mis padres. Mi madre no estaba, pero mi padre sí, estaba preparando baba ganoush y alguna otra cosa en el horno. Llevaba puesto su delantal de mujer en bikini que le había comprado mi madre hacía tiempo.
– [Daakka]Irasil.[/Daakka] – me saludó, acercándose para estrecharme en un abrazo. A mi padre lo tomaban por muchas cosas a primera vista, pero en ninguna de sus caras se imaginaba la gente lo cercano que era. Nunca temía las muestras de cariño. ‘Irasil’ era mi nombre Rakkthathor, significaba algo así como ‘campo estrellado’. Lo habían elegido juntos, al igual que el de Leo. Mi nombre «humano» estaba más dividido, mi madre me había puesto Noah y mi padre, Christopher. – [Daakka]Cara triste, ¿pensando Selardi?[/Daakka]. – preguntó. Me costaba ocultarles lo que sentía, era una persona a la que se le notaba rápidamente, pero además después de llegar de la «cita» con Allie les conté lo que había pasado entre lágrimas. No me gustaba haber estado así con ellos porque no quería que la tomasen con ella, pero ellos no le dieron importancia.
– [Noah]No lo sé.[/Noah] – respondí con sinceridad. Sí lo sabía, no me quitaba de la cabeza lo de Lexie. Había repasado mi memoria genética exhaustivamente y lo había visto todo muy distinto, como cuando vuelves a ver una película en la que ya sabes el giro final, como en El Club de la Lucha. – [Noah]Ya no sé nada. Creía conocer bien a dos personas y en realidad no conocía a ninguna.[/Noah] – admití. Estaba frustrado, lo reconozco, no era mi mejor momento y mi habitual positivismo estaba completamente opacado por la situación.
– [Daakka]Irasil dejar de buscar respuesta aquí.[/Daakka] – llevó su gran mano a mi cabeza y la posó con cuidado sobre mi pelo. Recordé cuando de pequeño me alborotaba el pelo con cariño. – [Daakka]Respuesta estar aquí.[/Daakka] – señaló la posición de mis dos corazones, aunque en ese momento, como humano, tenía uno.
– [Noah]Pero han sido cinco años mintiéndome, primero como amiga, luego como…algo más.[/Noah] – probablemente me estuviera defendiendo de mí mismo. Veréis, más que una lucha contra Lexie, eso era un debate conmigo mismo, con dos partes enfrentadas. Mi corazón sabía perfectamente que quería a Lexie, pero ya no me atrevía a admitir esa afirmación porque tenía miedo, y el miedo hacía a mi mente protegerse de lo que más deseaba.
Mi padre mostró sus dientes en una amplia sonrisa y cambió de apariencia. La afable cara de Duke Rivera me devolvió la mirada. Siempre había pensado en lo mucho que se parecía Leo a él. Eso siempre le había hecho sentirse diferente, porque mi madre prefería a mi padre como Rakkthathor y él, parecido a Duke y nacido humano, se veía distinto. Yo en cambio era mitad Rakkthathor y todos decían que me parecía a mamá, por eso me esforzaba en ayudar a mi hermano a conectar con nosotros todo lo que podía. – [Duke]A veces las personas tenemos inseguridades que nos llevan a tomar malas decisiones.[/Duke] – aseguró, mirándome fijamente. La indirecta estaba clara, mi padre estaba inseguro de poder llevar una vida normal con mi madre y de que ella le quisiera de verdad con su aspecto de demonio, así que cuando descubrió que podía convertirse en humano por su genética de laboratorio, trató de asegurarse, presentándose a mi madre como Duke Rivera, una identidad que todavía usaba para llevar los alquileres de las cabañas y llevar sus trabajos de ilustración y de fotografía. La verdad es que visto así, no sabía cómo no me había dado cuenta antes de lo de Lexie y Allie, pero es que no se parecían en nada.
– [Noah]Pero lo vuestro fue unos meses. Esto es…mucho tiempo, mucho tiempo confundido en decidir a quién quería de las dos.[/Noah] – respondí. Quizá estaba culpando a Lexie de mi propia indecisión. Me había sentido como un tonto por pasarme tanto tiempo decidiendo entre dos personas que en realidad eran la misma. Allie ni siquiera era una ilusión creada por Lexie, era una de sus caras, de sus muchas caras. Eran tan real una como la otra.
– [Duke]El tiempo es relativo, ese año fue muy intenso y pareció casi una vida.[/Duke] – afirmó mi padre. Había sido el año de la Guerra de Ripper, cuando los Moondies casi se separan. Nosotros lo teníamos muy fácil, siempre podíamos recurrir a ellos y en su caso, no tenían a nadie, el peso recaía en sus hombros. Xander se sentía así ahora mismo, no quería cargar el peso en ellos después de tantos años de paz y eso estaba nublando su juicio. – [Duke]A tu madre tampoco le hizo mucha gracia, no te creas. Quizá deberías preguntarle a ella.[/Duke] – me sugirió. Si quería dejar paso a lo que sentía por ella, me vendría bien saber cómo lo había hecho mi madre. Era buena idea.
– [Noah]¿Dónde está?[/Noah] – le pregunté, mientras él volvía a la isla de la cocina.
– [Duke]Ha ido a por madera.[/Duke] – respondió. Sus manos cogieron el cuchillo y se transformaron. Prefería cocinar como Rakkthathor y en general, casi todo. Pocas veces se veía a Duke, solo fuera de casa. De hecho de pequeño yo había tenido una perreta legendaria porque había ido a recogerme mi padre y cuando salí y le vi, no quería irme con él. Para mí era distinto, mi dos caras eran parte de mí, para él, Duke era un disfraz.
Salí de la casa y crucé la distancia del bosque a velocidad humana normal, de todas formas, la plantación de mi madre estaba muy cerca, ventajas de tener un gran bosque como ese medio deshabitado por los seres oscuros que solían vivir allí. Ellos se habían ido en su mayoría en tiempos de cuando mi tío se mudó a Moondale, pero las costumbres seguían y nadie quería esos terrenos.
Cuando llegué la vi talando un grueso árbol con un par de golpes de un hacha más alta que ella. La había hecho mi tío Daniel y sabía que la hoja estaba encantada para el filo nunca se perdiese. El árbol cayó al suelo y mi madre cortó una de las ramas.
Me acerqué, caminando tranquilamente, mientras ella plantaba la rama en un hueco que ya tenía preparado en la tierra. Entonces se agachó y empezó a murmurar algo con sus manos colocadas sobre el terreno. Vi el destello verdoso habitual, obra de la magia de mi madre. Ese árbol volvería a estar en su plenitud en un par de semanas. Toda aquella plantación servía para sustentar de madera las cabañas, incluso para construir nuevas. Mi madre iba rotando las talas, un plan perfecto para evitar la deforestación.
– [Cara]Noah, ¡Hola![/Cara] – me saludó con entusiasmo nada más verme.
– [Noah]Mamá, deja, lo hago yo.[/Noah] – saqué las manos de los bolsillos y fui a coger el árbol, me apetecía trabajar con las manos.
– [Cara]No.[/Cara]- replicó. Mi padrino siempre se reía cuando escuchaba sus «no», decía que le recordaba a cuando la conocieron, que fue de las primeras palabras que dijo y que la había repetido durante mucho tiempo. Mi madre siempre tendría un lado salvaje que le daba su «muchedad».- [Cara]Lo hago yo.[/Cara] – explicó después, sonriendo. Alzó el árbol y se lo echó al hombro sin dificultad.
– [Noah]Papá me ha dicho que venga a hablar contigo. Por lo de Lexie y Allie…y Duke y Daakka.[/Noah] – le dije, caminando junto a ella.
– [Cara]Duke era Daakka, pero no era guapo.[/Cara]- comentó, encogiéndose de hombros. Me reí, mi madre siempre sería única.- [Cara]Es como querer a alguien con joroba.[/Cara] – añadió. Se echó a reir y por primera vez desde hacía unos días, yo también lo hice. Tenía suerte de ser su hijo.
– [Noah]¿Pero cómo superaste que se hiciera pasar por otra persona?[/Noah] – le pregunté. Tenía que superarlo para poder perdonar a Lexie, pero no conseguía saber cómo, lo único que hacía era repasar el pasado con ellas dos y buscar algo que tenía delante de mis propias narices.
– [Cara]El que lo tenía que superar era él, no yo.[/Cara]- afirmó, mirándome.- [Cara]Si se hacía pasar por otro, es que no le gustaba lo que era.[/Cara] – añadió.
Me quedé en silencio, repasando las palabras de mi madre. No era un secreto que Allie tenía muchas inseguridades con su problema auditivo, pero pensé que le había demostrado que no era importante, que no iba a sentir lástima por ella ni a gustarme menos. Pero quizá el problema no es lo que pensara yo, si no lo que pensaba ella misma. Y como Lexie sabía que la habían acosado en el instituto, en teoría por eso nunca hablaba de su pasado y tras un tiempo, dejé de preguntarle para no traerle malos recuerdos. Quizá Lexie Fenris no se sentía cómoda en ninguno de sus cuerpos y por eso no podía creerse que yo la quisiera tal y como era. Por eso se había esforzado tanto en asegurarse.
– [Noah]¿Debería hacer lo mismo con Allie…con…Lexie?[/Noah] – le pregunté.
– [Cara]Deberías hacer lo que quieras.[/Cara]- respondió, mirándome fijamente. – [Cara]No lo que yo te diga.[/Cara] – añadió. Asentí, pero era más complicado que eso, no buscaba que me dijera qué hacer, solo su consejo, porque yo tenía miedo a equivocarme.
– [Noah]Ya. Pero habéis vivido mucho, vuestro consejo es importante.[/Noah] – comenté. Eran leyendas vivas, por eso siempre buscaba aprender de ellos todo lo que pudiera.
– [Cara]Mucho no, pero intenso[/Cara] – replicó ella. Casi nunca hablaba de ello, pero la infancia de mi madre había sido muy dura, quizá por eso había puesto mucho empeño en que la nuestra no lo fuera. Quizá había estado un poco consentido incluso, no lo niego, pero lo más importante es que en todo momento había sabido que una cosa no iba a cambiar, el amor que ella sentía por mí.
– [Noah]Tengo miedo a perderla por estar enfadado, pero a la vez me duele que me haya mentido tanto tiempo.[/Noah] – continué, dejando salir todo con sinceridad, sin filtros.
– [Cara]Deja que se explique y luego, decide.[/Cara] – me aconsejó ella. Y con eso, bastaba para volver a encender mi positivismo y reactivar mi esperanza. Tenía un objetivo, otro, hablar con Lexie, con todas las complicaciones que eso conllevaba, especialmente ahora que ella se había unido al bando de Xander. Pero tenía un objetivo y con eso, tenía suficiente, mi madre me había devuelto la confianza.
– [Noah]Gracias, mamá. Por estar siempre ahí[/Noah] – dije. Nunca podría corresponder lo que habían hecho por mí, así que hacía lo que podía, admirándoles.
– [Cara]No me queda otro remedio, porque me rajaron el pepe para sacarte.[/Cara]- replicó, tan gráfica como siempre. Me acercó hacia ella con la mano libre y me estrechó en un abrazo, sin soltar el tronco. – [Cara]Te quiero.[/Cara] – dijo. No lo voy a negar, los ojos me brillaron por las lágrimas que estaba conteniendo. Toda esa situación me había dejado muy emocional. Pero no pasaba nada, ellos me lo habían enseñado, reír es estupendo, pero a veces toca llorar.
– [Noah]Y yo a ti.[/Noah] – le respondí. Seguimos caminado hasta llegar a la cabaña, donde nos recibió mi padre con su delantal. – [Noah]Os veo después, he quedado con Niall.[/Noah] – me despedí. Mi madre tiró el tronco a un lado para cortarlo luego.
Atravesé el bosque ignorando el empinado descenso por la ladera de la montaña y seguí corriendo, tratando de cruzar calles poco concurridas hasta llegar a la UCM. La vida real no es como en los cómics y mi velocidad podía provocar algún accidente, por no mencionar otros inconvenientes como estropear el escaparate de una pobre florista como cuando empecé a correr.
Caminé por los pasillos de la residencia y fui al cuarto de Niall, que por suerte no implicaba pasar por delante del de Lexie, uno de los más alejados y de los pocos que eran para una sola persona. Él me abrió la puerta, al parecer su compañera no estaba.
– [Noah]Sé que no te va a hacer gracia.[/Noah] – dije al poco de entrar. Había quedado con él para comentar algo importante, algo que sabía que no le iba a gustar.
– [Niall]Déjame adivinar. Quieres que te ayude a evitar que los demás se marchen.-[/Niall] sentenció. Sonreí, me había calado.
– [Noah]Llevamos mucho tiempo siendo amigos.[/Noah] – respondí, jugueteando con una púa entre los dedos. Nuestro «contraequipo» no era excesivamente grande, pero al menos éramos más que al principio. Leo había estado conmigo desde el principio; después había convencido a Nate, no de que se sumara a nosotros si no de que no se lo contase a los demás para no meterles en un problema; Jane no había dudado en buscar la forma de evitar que hiciesen esa locura y con la críptica llamada de Kaylee, confiaba en que ella y su amiga Sophie terminasen sumándose también. No éramos una barbaridad, pero tendríamos tres discos con nosotros sin los que no podrían abrir el portal.
– [Niall]No puedo ayudarte a detenerles. Ni siquiera por la parte de Cole y Dante. Están convecidos de ir.-[/Niall] aseguró. Sabía que Dante no iba a ceder después de descubrir que Omega había sido la asesina de su madre, al menos en teoría. Y Cole le ayudaría.
– [Noah]Tenemos que hacer todo lo que sea posible. Y si hace falta…me llevaré los discos.[/Noah] – respondí. De hecho, ya lo había intentado, pero no sabía dónde los guardaban. Seguramente en algún sitio que no me esperase, porque Xander se habría imaginado que lo haría. Si hablar con ellos no funcionaba, les quitaría los discos a toda velocidad y los alejaría del Pico antes de que ocurriese el desastre.
– [Niall]¿Por que me estás metiendo en el saco ya? Son mayorcitos Noah, van a hacer lo que quieran, quieras o no.-[/Niall] comentó, terminando de hacer su cama.
– [Noah]No sé qué más hacer.[/Noah] – confesé, preocupado. Mi corazón no aceptaba la idea de tener que luchar contra ellos para evitar que lo hiciesen, pero mi mente estaba preparándose para la posibilidad y estábamos en inferioridad. Niall estaba demasiado alejado del mundo sobrenatural como para saber lo que estaba en juego. Prácticamente nunca le había vuelto a ver usar sus poderes desde que nos rescataron y nunca le había visto transformarse en ave, así que tenía que mostrárselo. – [Noah]Esto es lo que puede pasar.[/Noah] – metí la mano en el bolsillo y cogí el disco de mi padre antes de estrechar la mano de Niall.
Cuando el disco estuvo en contacto con los dos, mi voluntad lo activó. Acostumbrado, navegué por los recuerdos grabados en él y pasamos rápidamente por las Pruebas de mi padre hasta llegar al final, el sacrificio de Kaylee. En cada uno de los discos podía verse, como si los Daesdi hubiesen querido que no se olvidase. No dejaba de tomármelo como una advertencia.
La visión se desvaneció y Niall se apartó, nervioso. – [Niall]Maldito seas Noah.-[/Niall] dijo, dando vueltas por la habitación, preocupado. – [Niall]Tú y tu culo inquieto.[/Niall] – Niall era buena persona. Sabía que cuando viese lo que podía pasar haría lo que tenía que hacer. No sabía que me arrepentiría durante mucho tiempo de haberlo hecho.
– [Noah]Sabes que tengo razón. Sé que no te gusta ese mundo, pero no queda más remedio.[/Noah] – estaba desesperado y al final acabé arrastrando a Niall al mundo que no le interesaba en absoluto. Él quería mostrar su arte al mundo, no salvarlo.
– [Niall]Está bien, está bien. Te acompañaré, pero de apoyo moral.-[/Niall] aseguró. Asentí y le puse una mano en el brazo para darle las gracias.
– [Noah]Será rápido. Seguramente planeen atraernos allí para usar nuestros discos, pero lo que haré será llevarme los suyos.[/Noah] – contaban con atraernos allí para tener todos los discos en un mismo sitio. Habría bastado en teoría con llevarme a la otra punta de la tierra uno de ellos, pero no terminaba de estar seguro de que no pudieran abrir el portal si no estaban todos y no podía correr el riesgo, así que tenía que volver la trampa en mi beneficio y llevármelos todos en ese preciso momento.
Después de eso solo tenía que confiar en que me perdonasen y conseguir hablar con Lexie para tratar de arreglar lo nuestro. Claro que lo que ninguno esperábamos es que Omega ya conociese nuestro plan porque se había hecho pasar por uno de nosotros y estaba preparada para aprovechar y llevarse todos nuestros poderes, junto a nuestras vidas.