Moondale

Etiqueta: Cara Elle Arkkan

  • MENTE CONTRA CORAZÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – BOSQUE DE LOS SUSURROS. UCM

    Treinta y seis horas, cuarenta y ocho minutos y trece segundos para que la luna de sangre alcanzase su cénit en el cielo de Ripper. Me sentía como si el segundero sonase en el interior de mi cabeza, como una cuenta atrás hacia el fin del mundo.

    Estaba claro que no podía permitir que abriesen el portal. No estaba claro que hubiese forma de hacerlo con los discos, aunque la teoría decía que sí, pero no estaba dispuesto a asumir el margen de error. Había otras formas de detener a Omega, si la Iniciativa la había retenido en su día y le había hecho el suficiente daño como para estar oculta veinte años, es que se podía, sin recurrir a un plan que pudiese terminar en el sacrificio de uno de ellos. Por no mencionar el hecho de que en las propias Pruebas cualquiera podía morir, sin garantía de volver.

    Los Daë de la generación de nuestros padres habían sido preparados por los Daesdi, nosotros no e incluso estándolo, siete murieron, temporalmente, salvo Kaylee, pero murieron. Lo más probable era que no consiguieran pasar las Pruebas y eso significaba que no podrían salir de allí o que morirían por el camino. Todo, absolutamente todo, podía salir mal.

    Ese peso llevaba agobiándome ya desde el día en el que Xander vino a hablar conmigo, pero reconozco Destina, que desde que había discutido con Lexie ya no encontraba la manera de liberarme de la nube negra que me perseguía, más rápida incluso que yo.

    Esa mañana ya había visto la última temporada completa de RuPaul y había estado escribiendo planes y teorías en la pizarra. Nada me entretenía, así que busqué la compañía de alguien para ver si mi mente se ralentizaba un poco. Pensar a toda velocidad es una bendición casi siempre, pero cuando estás preocupado, resulta una maldición, porque la espera es muchísimo más larga.

    – [Noah]Hola, papá.[/Noah] – saludé al entrar en la cabaña principal, la de mis padres. Mi madre no estaba, pero mi padre sí, estaba preparando baba ganoush y alguna otra cosa en el horno. Llevaba puesto su delantal de mujer en bikini que le había comprado mi madre hacía tiempo.

    – [Daakka]Irasil.[/Daakka] – me saludó, acercándose para estrecharme en un abrazo. A mi padre lo tomaban por muchas cosas a primera vista, pero en ninguna de sus caras se imaginaba la gente lo cercano que era. Nunca temía las muestras de cariño. ‘Irasil’  era mi nombre Rakkthathor, significaba algo así como ‘campo estrellado’. Lo habían elegido juntos, al igual que el de Leo. Mi nombre «humano» estaba más dividido, mi madre me había puesto Noah y mi padre, Christopher. – [Daakka]Cara triste, ¿pensando Selardi?[/Daakka]. – preguntó. Me costaba ocultarles lo que sentía, era una persona a la que se le notaba rápidamente, pero además después de llegar de la «cita» con Allie les conté lo que había pasado entre lágrimas. No me gustaba haber estado así con ellos porque no quería que la tomasen con ella, pero ellos no le dieron importancia.

    – [Noah]No lo sé.[/Noah] – respondí con sinceridad. Sí lo sabía, no me quitaba de la cabeza lo de Lexie. Había repasado mi memoria genética exhaustivamente y lo había visto todo muy distinto, como cuando vuelves a ver una película en la que ya sabes el giro final, como en El Club de la Lucha. – [Noah]Ya no sé nada. Creía conocer bien a dos personas y en realidad no conocía a ninguna.[/Noah] – admití. Estaba frustrado, lo reconozco, no era mi mejor momento y mi habitual positivismo estaba completamente opacado por la situación.

    – [Daakka]Irasil dejar de buscar respuesta aquí.[/Daakka] – llevó su gran mano a mi cabeza y la posó con cuidado sobre mi pelo. Recordé cuando de pequeño me alborotaba el pelo con cariño. – [Daakka]Respuesta estar aquí.[/Daakka] – señaló la posición de mis dos corazones, aunque en ese momento, como humano, tenía uno.

    – [Noah]Pero han sido cinco años mintiéndome, primero como amiga, luego como…algo más.[/Noah] – probablemente me estuviera defendiendo de mí mismo. Veréis, más que una lucha contra Lexie, eso era un debate conmigo mismo, con dos partes enfrentadas. Mi corazón sabía perfectamente que quería a Lexie, pero ya no me atrevía a admitir esa afirmación porque tenía miedo, y el miedo hacía a mi mente protegerse de lo que más deseaba.

    Mi padre mostró sus dientes en una amplia sonrisa y cambió de apariencia. La afable cara de Duke Rivera me devolvió la mirada. Siempre había pensado en lo mucho que se parecía Leo a él. Eso siempre le había hecho sentirse diferente, porque mi madre prefería a mi padre como Rakkthathor y él, parecido a Duke y nacido humano, se veía distinto. Yo en cambio era mitad Rakkthathor y todos decían que me parecía a mamá, por eso me esforzaba en ayudar a mi hermano a conectar con nosotros todo lo que podía. – [Duke]A veces las personas tenemos inseguridades que nos llevan a tomar malas decisiones.[/Duke] – aseguró, mirándome fijamente. La indirecta estaba clara, mi padre estaba inseguro de poder llevar una vida normal con mi madre y de que ella le quisiera de verdad con su aspecto de demonio, así que cuando descubrió que podía convertirse en humano por su genética de laboratorio, trató de asegurarse, presentándose a mi madre como Duke Rivera, una identidad que todavía usaba para llevar los alquileres de las cabañas y llevar sus trabajos de ilustración y de fotografía. La verdad es que visto así, no sabía cómo no me había dado cuenta antes de lo de Lexie y Allie, pero es que no se parecían en nada.

    – [Noah]Pero lo vuestro fue unos meses. Esto es…mucho tiempo, mucho tiempo confundido en decidir a quién quería de las dos.[/Noah] – respondí. Quizá estaba culpando a Lexie de mi propia indecisión. Me había sentido como un tonto por pasarme tanto tiempo decidiendo entre dos personas que en realidad eran la misma. Allie ni siquiera era una ilusión creada por Lexie, era una de sus caras, de sus muchas caras. Eran tan real una como la otra.

    – [Duke]El tiempo es relativo, ese año fue muy intenso y pareció casi una vida.[/Duke] – afirmó mi padre. Había sido el año de la Guerra de Ripper, cuando los Moondies casi se separan. Nosotros lo teníamos muy fácil, siempre podíamos recurrir a ellos y en su caso, no tenían a nadie, el peso recaía en sus hombros. Xander se sentía así ahora mismo, no quería cargar el peso en ellos después de tantos años de paz y eso estaba nublando su juicio. – [Duke]A tu madre tampoco le hizo mucha gracia, no te creas. Quizá deberías preguntarle a ella.[/Duke] – me sugirió. Si quería dejar paso a lo que sentía por ella, me vendría bien saber cómo lo había hecho mi madre. Era buena idea.

    – [Noah]¿Dónde está?[/Noah] – le pregunté, mientras él volvía a la isla de la cocina.

    – [Duke]Ha ido a por madera.[/Duke] – respondió. Sus manos cogieron el cuchillo y se transformaron. Prefería cocinar como Rakkthathor y en general, casi todo. Pocas veces se veía a Duke, solo fuera de casa. De hecho de pequeño yo había tenido una perreta legendaria porque había ido a recogerme mi padre y cuando salí y le vi, no quería irme con él. Para mí era distinto, mi dos caras eran parte de mí, para él, Duke era un disfraz.

    Salí de la casa y crucé la distancia del bosque a velocidad humana normal, de todas formas, la plantación de mi madre estaba muy cerca, ventajas de tener un gran bosque como ese medio deshabitado por los seres oscuros que solían vivir allí. Ellos se habían ido en su mayoría en tiempos de cuando mi tío se mudó a Moondale, pero las costumbres seguían y nadie quería esos terrenos.

    Cuando llegué la vi talando un grueso árbol con un par de golpes de un hacha más alta que ella. La había hecho mi tío Daniel y sabía que la hoja estaba encantada para el filo nunca se perdiese. El árbol cayó al suelo y mi madre cortó una de las ramas.

    Me acerqué, caminando tranquilamente, mientras ella plantaba la rama en un hueco que ya tenía preparado en la tierra. Entonces se agachó y empezó a murmurar algo con sus manos colocadas sobre el terreno. Vi el destello verdoso habitual, obra de la magia de mi madre. Ese árbol volvería a estar en su plenitud en un par de semanas. Toda aquella plantación servía para sustentar de madera las cabañas, incluso para construir nuevas. Mi madre iba rotando las talas, un plan perfecto para evitar la deforestación.

    – [Cara]Noah, ¡Hola![/Cara] – me saludó con entusiasmo nada más verme.

    – [Noah]Mamá, deja, lo hago yo.[/Noah] – saqué las manos de los bolsillos y fui a coger el árbol, me apetecía trabajar con las manos.

    – [Cara]No.[/Cara]- replicó. Mi padrino siempre se reía cuando escuchaba sus «no», decía que le recordaba a cuando la conocieron, que fue de las primeras palabras que dijo y que la había repetido durante mucho tiempo. Mi madre siempre tendría un lado salvaje que le daba su «muchedad».- [Cara]Lo hago yo.[/Cara] – explicó después, sonriendo. Alzó el árbol y se lo echó al hombro sin dificultad.

    – [Noah]Papá me ha dicho que venga a hablar contigo. Por lo de Lexie y Allie…y Duke y Daakka.[/Noah] – le dije, caminando junto a ella.

    – [Cara]Duke era Daakka, pero no era guapo.[/Cara]- comentó, encogiéndose de hombros. Me reí, mi madre siempre sería única.- [Cara]Es como querer a alguien con joroba.[/Cara] – añadió. Se echó a reir y por primera vez desde hacía unos días, yo también lo hice. Tenía suerte de ser su hijo.

    – [Noah]¿Pero cómo superaste que se hiciera pasar por otra persona?[/Noah] – le pregunté. Tenía que superarlo para poder perdonar a Lexie, pero no conseguía saber cómo, lo único que hacía era repasar el pasado con ellas dos y buscar algo que tenía delante de mis propias narices.

    – [Cara]El que lo tenía que superar era él, no yo.[/Cara]- afirmó, mirándome.- [Cara]Si se hacía pasar por otro, es que no le gustaba lo que era.[/Cara] – añadió.

    Me quedé en silencio, repasando las palabras de mi madre. No era un secreto que Allie tenía muchas inseguridades con su problema auditivo, pero pensé que le había demostrado que no era importante, que no iba a sentir lástima por ella ni a gustarme menos. Pero quizá el problema no es lo que pensara yo, si no lo que pensaba ella misma. Y como Lexie sabía que la habían acosado en el instituto, en teoría por eso nunca hablaba de su pasado y tras un tiempo, dejé de preguntarle para no traerle malos recuerdos. Quizá Lexie Fenris no se sentía cómoda en ninguno de sus cuerpos y por eso no podía creerse que yo la quisiera tal y como era. Por eso se había esforzado tanto en asegurarse.

    – [Noah]¿Debería hacer lo mismo con Allie…con…Lexie?[/Noah] – le pregunté.

    – [Cara]Deberías hacer lo que quieras.[/Cara]- respondió, mirándome fijamente. – [Cara]No lo que yo te diga.[/Cara] – añadió. Asentí, pero era más complicado que eso, no buscaba que me dijera qué hacer, solo su consejo, porque yo tenía miedo a equivocarme.

    – [Noah]Ya. Pero habéis vivido mucho, vuestro consejo es importante.[/Noah] – comenté. Eran leyendas vivas, por eso siempre buscaba aprender de ellos todo lo que pudiera.

    – [Cara]Mucho no, pero intenso[/Cara] – replicó ella. Casi nunca hablaba de ello, pero la infancia de mi madre había sido muy dura, quizá por eso había puesto mucho empeño en que la nuestra no lo fuera. Quizá había estado un poco consentido incluso, no lo niego, pero lo más importante es que en todo momento había sabido que una cosa no iba a cambiar, el amor que ella sentía por mí.

    – [Noah]Tengo miedo a perderla por estar enfadado, pero a la vez me duele que me haya mentido tanto tiempo.[/Noah] – continué, dejando salir todo con sinceridad, sin filtros.

    – [Cara]Deja que se explique y luego, decide.[/Cara] – me aconsejó ella. Y con eso, bastaba para volver a encender mi positivismo y reactivar mi esperanza. Tenía un objetivo, otro, hablar con Lexie, con todas las complicaciones que eso conllevaba, especialmente ahora que ella se había unido al bando de Xander. Pero tenía un objetivo y con eso, tenía suficiente, mi madre me había devuelto la confianza.

    – [Noah]Gracias, mamá. Por estar siempre ahí[/Noah] – dije. Nunca podría corresponder lo que habían hecho por mí, así que hacía lo que podía, admirándoles.

    – [Cara]No me queda otro remedio, porque me rajaron el pepe para sacarte.[/Cara]- replicó, tan gráfica como siempre. Me acercó hacia ella con la mano libre y me estrechó en un abrazo, sin soltar el tronco. – [Cara]Te quiero.[/Cara] – dijo. No lo voy a negar, los ojos me brillaron por las lágrimas que estaba conteniendo. Toda esa situación me había dejado muy emocional. Pero no pasaba nada, ellos me lo habían enseñado, reír es estupendo, pero a veces toca llorar.

    – [Noah]Y yo a ti.[/Noah] – le respondí. Seguimos caminado hasta llegar a la cabaña, donde nos recibió mi padre con su delantal. – [Noah]Os veo después, he quedado con Niall.[/Noah] – me despedí. Mi madre tiró el tronco a un lado para cortarlo luego.

    Atravesé el bosque ignorando el empinado descenso por la ladera de la montaña y seguí corriendo, tratando de cruzar calles poco concurridas hasta llegar a la UCM. La vida real no es como en los cómics y mi velocidad podía provocar algún accidente, por no mencionar otros inconvenientes como estropear el escaparate de una pobre florista como cuando empecé a correr.

    Caminé por los pasillos de la residencia y fui al cuarto de Niall, que por suerte no implicaba pasar por delante del de Lexie, uno de los más alejados y de los pocos que eran para una sola persona. Él me abrió la puerta, al parecer su compañera no estaba.

    – [Noah]Sé que no te va a hacer gracia.[/Noah] – dije al poco de entrar. Había quedado con él para comentar algo importante, algo que sabía que no le iba a gustar.

    – [Niall]Déjame adivinar. Quieres que te ayude a evitar que los demás se marchen.-[/Niall]  sentenció. Sonreí, me había calado.

    – [Noah]Llevamos mucho tiempo siendo amigos.[/Noah] – respondí, jugueteando con una púa entre los dedos. Nuestro «contraequipo» no era excesivamente grande, pero al menos éramos más que al principio. Leo había estado conmigo desde el principio; después había convencido a Nate, no de que se sumara a nosotros si no de que no se lo contase a los demás para no meterles en un problema; Jane no había dudado en buscar la forma de evitar que hiciesen esa locura y con la críptica llamada de Kaylee, confiaba en que ella y su amiga Sophie terminasen sumándose también. No éramos una barbaridad, pero tendríamos tres discos con nosotros sin los que no podrían abrir el portal.

    – [Niall]No puedo ayudarte a detenerles. Ni siquiera por la parte de Cole y Dante. Están convecidos de ir.-[/Niall] aseguró. Sabía que Dante no iba a ceder después de descubrir que Omega había sido la asesina de su madre, al menos en teoría. Y Cole le ayudaría.

    – [Noah]Tenemos que hacer todo lo que sea posible. Y si hace falta…me llevaré los discos.[/Noah] – respondí. De hecho, ya lo había intentado, pero no sabía dónde los guardaban. Seguramente en algún sitio que no me esperase, porque Xander se habría imaginado que lo haría. Si hablar con ellos no funcionaba, les quitaría los discos a toda velocidad y los alejaría del Pico antes de que ocurriese el desastre.

    – [Niall]¿Por que me estás metiendo en el saco ya? Son mayorcitos Noah, van a hacer lo que quieran, quieras o no.-[/Niall] comentó, terminando de hacer su cama.

     – [Noah]No sé qué más hacer.[/Noah] – confesé, preocupado. Mi corazón no aceptaba la idea de tener que luchar contra ellos para evitar que lo hiciesen, pero mi mente estaba preparándose para la posibilidad y estábamos en inferioridad. Niall estaba demasiado alejado del mundo sobrenatural como para saber lo que estaba en juego. Prácticamente nunca le había vuelto a ver usar sus poderes desde que nos rescataron y nunca le había visto transformarse en ave, así que tenía que mostrárselo. – [Noah]Esto es lo que puede pasar.[/Noah] – metí la mano en el bolsillo y cogí el disco de mi padre antes de estrechar la mano de Niall.

    Cuando el disco estuvo en contacto con los dos, mi voluntad lo activó. Acostumbrado, navegué por los recuerdos grabados en él y pasamos rápidamente por las Pruebas de mi padre hasta llegar al final, el sacrificio de Kaylee. En cada uno de los discos podía verse, como si los Daesdi hubiesen querido que no se olvidase. No dejaba de tomármelo como una advertencia.

    La visión se desvaneció y Niall se apartó, nervioso. – [Niall]Maldito seas Noah.-[/Niall] dijo, dando vueltas por la habitación, preocupado. – [Niall]Tú y tu culo inquieto.[/Niall] – Niall era buena persona. Sabía que cuando viese lo que podía pasar haría lo que tenía que hacer. No sabía que me arrepentiría durante mucho tiempo de haberlo hecho.

    – [Noah]Sabes que tengo razón. Sé que no te gusta ese mundo, pero no queda más remedio.[/Noah] – estaba desesperado y al final acabé arrastrando a Niall al mundo que no le interesaba en absoluto. Él quería mostrar su arte al mundo, no salvarlo.

    – [Niall]Está bien, está bien. Te acompañaré, pero de apoyo moral.-[/Niall] aseguró. Asentí y le puse una mano en el brazo para darle las gracias.

    – [Noah]Será rápido. Seguramente planeen atraernos allí para usar nuestros discos, pero lo que haré será llevarme los suyos.[/Noah] – contaban con atraernos allí para tener todos los discos en un mismo sitio. Habría bastado en teoría con llevarme a la otra punta de la tierra uno de ellos, pero no terminaba de estar seguro de que no pudieran abrir el portal si no estaban todos y no podía correr el riesgo, así que tenía que volver la trampa en mi beneficio y llevármelos todos en ese preciso momento.

    Después de eso solo tenía que confiar en que me perdonasen y conseguir hablar con Lexie para tratar de arreglar lo nuestro. Claro que lo que ninguno esperábamos es que Omega ya conociese nuestro plan porque se había hecho pasar por uno de nosotros y estaba preparada para aprovechar y llevarse todos nuestros poderes, junto a nuestras vidas.

  • LA VERDAD DUELE

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, CASA DE TINA

    Dicen que hay días en los que vale más no levantarse de la cama. Ese día, claramente, fue para mí el mejor ejemplo, ya casi desde principios de la mañana. Lo peor de todo es que ese día había parecido empezar con buen pie.

    Me levanté temprano, como siempre y saqué a Xena a pasear. A la vuelta, mi madre nos llamó a todos a la cocina para desvelar el secreto mejor guardado de la casa. La sorpresa no fue mayúscula porque Ellie, Dante y yo lo habíamos comentado alguna vez, pero aun así fue impactante por las implicaciones de lo mucho que debían haber sufrido los tres para mantenerlo en secreto. Me sentí mal porque hubiesen tenido que vivir disimulando, fingiendo ser algo distinto. Ahí fue cuando empezó todo.

    Tenía un hueco bastante amplio entre clases porque tocaba repaso para el examen de recuperación y yo por suerte había pasado, pese a aburrirme bastante la asignatura. Al final, para quitármela de encima, había optado por memorizar y escupir en el examen, sin más.

    Estaba bastante frustrado con mi carrera y eso que solo estaba en mi segundo año. No tenía nada que ver con la idea que tenía en mente de la psicología. Yo quería ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas y no dejaba de ver gente a mi alrededor a la que no le importaba nada de eso en absoluto, gente con más problemas todavía que las personas a las que se suponía que debían ayudar.

    Sí, quizá influye que yo era una de esas personas. Llevaba dándole vueltas desde bien temprano, cuando me crucé con Jane y ella me esquivó cambiando a otro pasillo. Al principio intenté no sentirme mal, pero no era capaz y más tarde mi mente empezó a hervir con la idea de hablar con ella. Sabía que no era otra cosa que el poder del amigo de Idris intentando hacer salir la verdad.

    Mientras caminaba hacia la Escuela Legado no podía dejar de pensar en cómo podrían haber sido las cosas si yo hubiese obrado diferente.

    Crucé las puertas de cristal del edificio principal de la Escuela Legado. Era el núcleo original de la escuela y todavía se conservaban allí algunas clases, pero la mayoría se realizaban ya en los edificios anexos, construidos hacía algo más de diez años.

    Cada vez que entraba allí me sobrecogía la presión. Los Moondies habían conseguido dar una escuela para todas las personas diferentes, un lugar al que pertenecer independientemente de cómo seas. El boom les llegó después de la guerra, cuando alguna gente sí creyó en que los sobrenaturales existían y apuntó a sus hijos e hijas a la escuela para ayudarles.

    Con el tiempo y la manipulación mediática, los sobrenaturales volvieron a ser un secreto, excepto para algunos, los que recordaban. Eso permitió que la escuela viviera en el secretismo, como una especie de centro privado que llegaba hasta coexistir con los estudios en la Universidad de Moondale, compatibilizando asignaturas y recibiendo alumnos especiales de la misma. Fue cuestión de tiempo que no solo se aceptasen a sobrenaturales, si no también a todas aquellas personas con necesidades especiales que se presentaban a sus puertas.

    La gestión de la Escuela era increíblemente difícil, pero de alguna forma, conseguían mantener los secretos apartados y seguían sin fallar a su propósito. Hoy en día, la mayoría de la gente pensaba que o bien era una escuela para enfermos y personas con necesidades especiales o que era una escuela privada para la élite. Al final decidieron venderse como ambas para asegurar la discreción.

    Saludé a Nate, que iba vestido con su uniforme de seguridad de la Escuela. Si tenía que llegar a actuar, se bastaba con su fuerza y su poder para separar a cualquiera. Era una auténtica fuerza de la naturaleza. Bueno, del espacio más bien. Por lo que sé, hubo problemas alguna vez por gente de mente cerrada que cometió vandalismo solo por el hecho de ser diferentes.

    Subí a la segunda planta y le di un beso a la tía Cara cuando pasé por delante de su despacho, un lugar curioso, que combinaba la armonía y el metodismo de una genio de la contabilidad con los peculiares gustos de mi tía, como una colección de muñecos cabezones de sus personajes favoritos y cuadros de las Pruebas hechos por el tío Daakka. No os preocupéis por palabras como «extraño», «peculiar» o «raro», en mi familia son un cumplido. Las diferencias son las que nos hacen ser lo que somos.

    Crucé el pasillo de vidrieras necrotempladas, observando al fondo el edificio residencial de la Escuela. Allí residían algunos de los estudiantes con poderes más complicados o trasfondos más complejos, hasta que pudieran defenderse por sí mismos.

    Caminé directo hacia el gimnasio privado. Al principio había sido común para los estudiantes pero con el crecimiento de edificios, habían optado por intentar dejar una zona común de reunión para los Moondies, aunque ya no había grandes amenazas desde la guerra.

    Necesitaba hablar con alguien cercano. Mi madre tenía clase en ese momento y mi padre tenía entrenamiento de poderes con el tío Dom y el grupo Equidna. La tía Cara estaba ocupada echando números. Pero sabía de alguien a quien encontraría entrenando en el gimnasio en soledad.

    Cuando entré, escuché el sonido del saco de boxeo encajando los golpes. Sasha llevaba su ropa de entrenamiento y golpeaba el saco, que apenas aguantaba. Estaba usando el duro, el que estaba hecho para ella y para mi madre, otro habría estallado con un golpe serio de cualquiera de las dos.

    – [Xander]Hola, Sash.[/Xander] – la saludé. Con el tiempo, a medida que nos hicimos mayores el «tía Sasha» empezó a desaparecer según nos íbamos dando cuenta de que pasaba bastante tiempo en casa. Desde lo que había desvelado mi madre aquella mañana, no estaba seguro de cómo llamarla. Prácticamente toda la vida había sido ‘Sash‘, pero ahora que sabía que había tenido que vivir en la sombra tanto tiempo, no quería utilizar ninguna formula que la hiciese sentirse lejana.

    – [Sasha]Dime, enano.[/Sasha]- replicó ella. Siempre nos había hecho mucha gracia porque tenía un mote para cada uno: a mi madre la llamaba S; a mi padre, pelirrojo; a mí enano, cosas de ser el primogénito; a Ellie la llamaba bichito porque de pequeña era un polvorín; y a Dante le había tocado pajarraco, un mote que provocaba siempre que sonriera.

    – [Xander]Necesito hablar con alguien.[/Xander] – le respondí, completamente afectado por esa sinceridad. No podía estar molesto con Elle pese a todo, la sinceridad de por sí no era mala, todo sería mucho más fácil si todos dijéramos lo que sentíamos en cada momento. La mayor parte de los problemas venían por malentendidos o miedos, no había más que vernos a Jane y a mí. La realidad era que, por mucho que me doliese que me evitara, yo también la evitaba a ella en parte. Llevaba sin hablar con ella desde aquella clase de química por puro miedo a ver odio o decepción en sus ojos. No soportaba no estar a la altura de lo que se esperaba de mí.

    – [Sasha]Pues siéntate y hablamos.[/Sasha]- dejó el saco balanceándose y fue hasta la fuente de agua antes de sentarse a mi lado en los bancos.

    – [Xander]No sé qué hacer.[/Xander] – empecé a decir. Lo que me rondaba la cabeza tenía que ver con Jane, por supuesto, pero a la vez no, tenía más que ver conmigo mismo. – [Xander]Con Tina.[/Xander] – confesé. El poder, fuera el que fuese, dejaba ir las cosas con bastante facilidad. Por lo que dijo Elle, solo te hacía confesar lo que deseabas que se supiera.

    – [Sasha]¿Eso no era solo sexo? Pensé que lo teníais claro.[/Sasha] – sentenció Sasha, que era sincera de forma habitual, mucho más ahora bajo los efectos del poder. No era la primera vez que hablaba con ella, con mi madre, con Elle, con Owen, con la tía Diana o con la tía Cara de lo de Tina. Al principio me había dejado llevar, estaba dolido y había dejado por imposible arreglar las cosas con Jane, pero dejé entrar a Tina en mi vida para tapar ese dolor y eso no estaba bien. Con el tiempo fue más fácil, lo pasábamos bien juntos, era una buena chica y me quería. Pero solo tenía que entrar Jane en escena en un pasillo, una clase o la cafetería para que la herida se reabriese y surgieran las dudas. No podía seguir sometiendo a Tina a eso, a un segundo plano.

    Me limité a negar con la cabeza. Al final nada era tan fácil como «solo sexo», al menos no para mí. – [Xander]Tina me quiere. Y yo…me dejé querer y quería quererla, de verdad.[/Xander] – respondí, sintiendo el dolor de admitir mi error en voz alta. Tenía miedo a que Sasha me juzgara, ella y cualquiera.

    – [Sasha]Esas cosas nunca salen bien.[/Sasha]- replicó, mirándome. Sasha era bastante cerrada respecto a sus sentimientos, era su manera de protegerse por todo lo malo que le había pasado. Pero con el tiempo llegabas a descubrir su lenguaje oculto. Con su mirada me estaba dando un apoyo que necesitaba desesperadamente.

    – [Xander]Sigo sintiendo algo por Jane. No puedo seguir con Tina, no es justo para ella.[/Xander] – parecía que me lo decía a mí mismo.

    – [Sasha]Nunca ha sido justo para Tina.[/Sasha]- replicó. Era terriblemente sincera en ocasiones. Guardó silencio unos segundos y entonces suspiró. – [Sasha]Mira, al principio, intenté dejar de pensar en tu madre, pero cuando te has acostado con tres rubias diminutas en quince días, te das cuenta de que eso no vale para nada.[/Sasha] – explicó. Capté al momento qué era lo que me estaba queriendo decir. Bueno, al momento no, intenté apartar de mi mente la imagen real de los ligues clónicos.

    – [Xander]¿Estás diciendo que no me rinda?[/Xander] – pregunté, mirándola a los ojos. Me pregunté si siempre habría sido así, cómo eran cada uno de ellos antes de que entrásemos en sus vidas. No sabía si había costado más o menos, si habían peleado o si habían sufrido, pero por nosotros habían mantenido oculta su relación con Sasha, era un sacrificio que iba a intentar no olvidar.

    – [Sasha]Estoy diciendo que hagas lo que quieras hacer, pero de verdad, sin gilipolleces.[/Sasha]- me dedicó una de sus medias sonrisas.- [Sasha]Al principio, con tus padres, era solo lo que todo el mundo se imagina… vale, demasiadas información.[/Sasha]- soltó una breve risa, probablemente al ver mi cara de pánico intentando disociar de mi mente la imagen de los tres…intimando.- [Sasha]La cuestión es que yo no me rendí y al final, conseguí mi sitio. Para mucha gente, ese sitio es una puta mierda, porque no dejo de ser la tercera rueda de un carro que tiraba de sobra con dos, pero era lo que yo quería.[/Sasha]- comentó, pensativa. Dándole vueltas me di cuenta de lo poco que sabíamos de cómo se llevaban. Cuando éramos pequeños, Sasha simplemente estaba por allí, a veces estaba por las mañanas, como si hubiera dormido en casa, pero no sabíamos exactamente dónde, en el sofá asumíamos. Al ir haciéndonos mayores fuimos viendo cada vez más cosas, más pistas, pero eran solo eso, pistas. Eso implicaba pasar años conteniendo cualquier muestra de cariño. Solo esperaba que con lo que había provocado el amigo de Idris las cosas fueran más fáciles para ellos.- [Sasha]Si tu madre tuviera un harén, querría estar en él y si fuera, no sé, la líder de una secta, llevaría veinte años en ella.[/Sasha] – añadió, sin reparos. Me sentí comprendido, Sasha entendía perfectamente cómo me sentía respecto a Jane.

    – [Xander]Gracias Sash, mamá Sash.[/Xander] – repliqué, más animado, guiñándole un ojo.

    – [Sasha]Peloteos los justos, renacuajo.[/Sasha]- respondió ella, sin conseguir tapar una sonrisa.

    – [Xander]No, es en serio, vengo aquí a contarte mis problemas pero…[/Xander] – empecé a decir. Ella me había ayudado y ahora quería hacerlo yo. Sentía que le debía algo por todo ese sacrificio. – [Xander]No lo sabíamos del todo pero siempre has sido importante para nosotros.[/Xander] – añadí. Sabía que Sasha no era de muestras de afecto, así que intenté ser escueto.

    – [Sasha]Vale, vale, déjate de ñoñerías, que no somos Los Brady[/Sasha].- que lo que le había dicho le había llegado habría pasado desapercibido para cualquiera, pero nos conocíamos desde hacía mucho y con los entrenamientos habíamos llegado a conocernos más.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije, antes de levantarme para darle un abrazo. Sabía lo que tenía que hacer y prefería no esperar demasiado para hacerlo, porque le daría muchas vueltas. Tenía que aprovechar el poder que habían impuesto sobre nosotros para contar la verdad a Tina.

    – [Sasha]Los Echolls-Arkkan sois unos sobones[/Sasha].- se quejó, bromeando. La dejé volviendo al entrenamiento, aunque la vi teclear en el InPhone de la que salía, seguramente contándoselo todo a sus tercias naranjas.

    Cada paso que di alejándome de la seguridad de la Escuela en dirección a la casa de Tina fue un suplicio. Repasaba en mi cabeza una y otra vez las formas de decírselo pero todas tenían contras: o sonaban a machista, a frío, a insensible, a manual de rupturas o directamente no conseguía dejarlo.

    Tras una eternidad, llegué frente a su puerta y se me instaló un nudo en el estómago, pero conseguí reunir las fuerzas para tocar al timbre. Ella abrió la puerta y me recibió con una sonrisa radiante.

    – [Xander]Hola. [/Xander] – la saludé, serio. Me alegra de verla y me gustaba pasar tiempo con ella, pero a partir de ese día seguramente sería más difícil.

    – [Tina]Hola, cielete[/Tina].- se echó hacia delante y me besó en los labios. No supé cómo esquivarla, de hecho, me quedé paralizado. Sus labios eran suaves y parte de mí pugnaba por dejar que me besaran continuamente, por encerrar la verdad en una esquina y rendirme a sus muestras de cariño. Habría sido más fácil si no fuera el hijo de Sarah Echolls, si no hubiera mamado un sentido de la responsabilidad que me mataba a veces.

    – [Xander]Tina…tengo que decirte algo. Importante.[/Xander] – dije cuando cerró la puerta tras nosotros.

    – [Tina]¿Has visto un fantasma?[/Tina]- replicó, sonriendo. Me cogió de la mano y tiró de mí hacia el sofá.

    – [Xander]Espera. Es algo serio. No…quiero hacerte daño.[/Xander] – dije, soltando su mano sin seguir avanzando. No quería parecer frío, pero no podía dejarme llevar por el amor que desprendía Tina. Se merecía a alguien mejor que yo.

    – [Tina]¿No me lo puedes contar en el salón mientras tomamos algo? No puede ser tan grave[/Tina].- me miró a los ojos y empezó a darse cuenta de que sí pasaba algo.

    – [Xander]Sí, lo es, porque no me he portado bien contigo.[/Xander] – no es fácil admitirlo, os lo puedo asegurar.

    – [Tina]Es verdad[/Tina].- me miró y se rió.- [Tina]Eres el mejor novio del mundo, mi vida[/Tina]. – se acercó hasta mí para darme un abrazo y besarme, pero me aparté.

    – [Xander]Tina, no. No puedo seguir así. Te estoy engañando a ti y a mí mismo.[/Xander] – confesé. Ella frunció el ceño, observándome. – [Xander]No podemos seguir juntos.[/Xander] – sentencié, algunas de las palabras más duras que había dicho en toda mi vida.

    – [Tina]¿A qué viene esto ahora?[/Tina]- me preguntó.

    – [Xander]Lo he pensado muchas veces, pero me gustaba estar contigo. Me sentía…bien.[/Xander] – el poder me estaba haciendo dejarlo ir todo, aliviando la presión que tenía sobre mí desde hacía tiempo. Pero eso no hacía que el desenlace fuese a ser más fácil. – [Xander]Pero no es justo para ti. Te mereces mucho más.[/Xander] – añadí. Quería a ti, pero no de la forma que ella me quería a mí.

    – [Tina]No puede ser verdad que hayas venido a dejarme a mi casa[/Tina].- respondió, afectada. Aún estaba conteniéndose, procesando lo que estaba pasando.

    – [Xander]Eres una persona muy importante para mí. Y siempre te querré, pero de otra forma.[/Xander] – traté de explicarle para que me entendiera, para darle menos importancia a lo que estaba pasando, pero no había forma de hacerlo, porque la tenía. Jamás debimos empezar juntos, así no habría habido que pasar por eso.

    – [Tina]¿Es por JJ?[/Tina]- preguntó, herida.

    – [Xander]Jane y yo llevamos tantos años sin hablarnos que no sé si volveremos a hacerlo alguna vez.[/Xander] – respondí. Me dolió saber que lo hacía con sinceridad. No sabía si alguna vez volvería a hablar con Jane, había pasado demasiado tiempo y el dolor y la distancia dan paso a la frialdad. – [Xander]Pero en parte, sí. No puedo estar contigo si sigo sintiendo algo por ella.[/Xander] – intenté ser fiel al consejo de Sasha, al menos en parte. Necesitaba despejar de mi mente lo que pasaba con Jane antes de poder estar de verdad con alguien. Por ahora, aún la quería, aún sentía que la había defraudado y que tras toda esa coraza, solo era una buena persona sufriendo.

    – [Tina]Vete a la mierda, Xander[/Tina].- espetó ella. Ni siquiera me paré a pensar si sus palabras estaban cargadas de odio. Ojalá lo hubieran estado, me lo merecía, pero la triste realidad es que creía que no.

    – [Xander]Lo entiendo. Sí quieres me vaya, lo haré.[/Xander] – respondí. – [Xander]Si quieres que no vuelva a hablarte, lo respetaré. Aunque me gustaría seguir siendo amigos.[/Xander] – añadí. Estaba pidiendo de más, lo sé, pero era lo que sentía y las palabras salían solas. – [Xander]Eres una persona maravillosa, Tina. Te mereces alguien mejor.[/Xander] – le deseé.

    – [Tina]¿Te quieres callar?[/Tina]- replicó, yendo hacia mí para empujarme hacia la puerta. Al ver lo que hacía, me moví y me marché en dirección a la puerta sin replicar. No tenía derecho a ello.

    Cuando la puerta se cerró detrás de mí, escuché a Tina apoyarse contra ella y llorar. No sabía qué decirle, pero sí que no podía irme de allí sin intentar ayudarla.

    – [Xander]Tina, por favor, no llores por mí.[/Xander] – le pedí, sintiéndome como un egocéntrico por cómo lo había formulado. No penséis mal, o hacedlo, me lo merezco igualmente, pero no lo decía porque yo no soportase llorar, si no porque yo no merecía la pena.

    – [Tina]No lloro por ti. Lloro por mí[/Tina].- replicó ella, dolida, triste. Os explicaré algo, por si no lo sabéis. Tanto mi madre como mi tía Diana, eran dos personas con una empatía extraordinariamente desarrollada. Elle y yo habíamos heredado también esa empatía, así que estaba sintiendo todo el dolor que sentía. Y cuando sabes que lo has causado tú, se hace difícil de soportar.

    – [Xander]Llora de alegría, mira de lo que te acabas de librar.[/Xander] – intenté darle un punto de vista positivo, reírnos de la situación por absurdo que sonase.

    – [Tina]No intentes que me sienta mejor con ese tipo de frases[/Tina].- me pidió. No sabía cómo actuar.

    – [Xander]¿Y qué hago, Tina? Soy una mierda de persona.[/Xander] – repliqué. Sí, ya sé que me he comparado un par de veces con mi madre, pero no soy ella ni de lejos. Mi madre es una heroína, no solo por haber sido elegida como Kvasir y tener todos esos poderes, si no más bien por lo humana que es: empática, buena, cariñosa. Mi madre no habría cometido el error que yo cometí, ni con Tina ni con Jane. – [Xander]Fui un egoísta empezando contigo y he sido un egoísta desde entonces.[/Xander] – la sinceridad impuesta me ayudó a dejarlo ir. A la larga, sería mucho más sano, pero en ese momento, me estaba matando. – [Xander]No sé otra opción. No voy a dejar que pierdas tu vida conmigo.[/Xander] – ahí estaba, todo lo que pensaba. Ya no quedaba más sin decir.

    – [Tina]Ya[/Tina].- escuché un suspiro al otro lado y la puerta se abrió.

    – [Xander]Tienes carta blanca para odiarme. Lo raro sería que no lo hicieras.[/Xander] – le aclaré. Me sentía un poco incómodo con Tina mirándome a unos ojos hinchados y brillantes.

    – [Tina]No te odio, pero tampoco quiero que vayamos de colegas[/Tina].- aclaró ella. No puedo decir que no lo mereciera, ni que esperase más, todo lo contrario, pero aún así, tuve una sensación amarga. Siempre queremos más.

    – [Xander]Ya.[/Xander] – respondí. – [Xander]Con eso no puedo hacer nada.[/Xander] – comenté. Quería irme a algún lugar donde estuviese solo, pero primero quería asegurarme de que ella se quedase todo lo bien que pudiera estar.

    Ella se acercó a mí y me abrazó.- [Tina]Siempre he sabido que no íbamos a durar, pero duele igual[/Tina]. – sentenció. Era demasiado buena persona como para que le hiciesen daño. Esta vez agradecí su abrazo, pero no fue tan reconfortante porque sabía perfectamente que sería uno de los últimos.

    – [Xander]Lo sé.[/Xander] – respondí. No pasamos mucho más tiempo juntos. Nos despedimos y cada uno fue a lamerse las heridas por separado. Las suyas por su sufrimiento, las mías por saber que lo había provocado.

    Recorrí los escasos metros que separaban la casa de Tina de la nuestra en automático. La rosada silueta de la casa victoriana que habían comprado mis padres hacía ya más de veinte años se alzaba, bonita y acogedora.

    Abrí la puerta y una parte de mí esperó que no hubiese nadie. El salón estaba vacío y la mayoría de las luces estaban apagadas, pero se escuchaba música en la habitación de mi hermana.

    Subí a la segunda planta con la esperanza de cruzarnos más tarde, cuando ya estuviera más recuperado. No quería que Ellie me viera así, era muy empática y no me apetecía verla sufrir. Pero como si tuviera un radar, la puerta de su habitación se abrió y asomó la cabeza.

     

    – [Ellie]Xan, ¿qué te pasa?[/Ellie]- preguntó nada más verme. Os lo dije, empatía muy desarrollada.

    – [Xander]Le he dicho a Tina la verdad.[/Xander] – respondí. Mis ojos, rojos y acuosos, no contribuirían a intentar negar lo evidente. Entré a mi habitación y Ellie me siguió.

    – [Ellie]Uf…[/Ellie].- exclamó ella, sentándose en mi cama.

    – [Xander]Lo ha llevado lo mejor que ha podido. Al menos creo que no me odia.[/Xander] – comenté, jugueteando con un muñeco cabezón de Vegeta que me había regalado la tía Cara.

    – [Ellie]Es culpa mía[/Ellie].- sentenció. Me giré hacia ella.

    – [Xander]No. Tú solo diste un empujón y lo necesitaba.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Quizá tenían que habernos preguntado antes de hacerlo, pero no pensaba decirle eso a mi hermana, no quería que se sintiera culpable y mamá ya se lo había dicho por la mañana. Había hecho lo que había creído mejor para todos. – [Xander]La culpa es mía por haber estado con ella.[/Xander] – expliqué, sentándome a su lado.

    – [Ellie]Te gustaba y te hacía feliz, ¿qué tiene de malo?[/Ellie]- mi hermana me pasó un brazo por encima de los hombros. No sé qué sería de mi sin ellos. Mi padre había perdido a toda su familia en un día y había tardado años en saber que tenía una hermana y conocerla. Él sobrevivió a todo eso, pero estaba hecho de otra pasta, yo no era tan fuerte. Siempre había soñado con ser un héroe, pero por mucho que entrenase, jamás sería como él, no solo hacía falta fuerza física.

    – [Xander]Que la estaba engañando.[/Xander] – respondí. En mi familia nos lo contábamos casi todo, existía una confianza implícita, salvo en algunas excepciones, como la verdad de la relación de mis padres y Sasha. En ese caso era comprensible, pero mentirle a Tina, no. – [Xander]No era feliz Ellie. Llevaba muchos años sin serlo.[/Xander] – era algo difícil de confesar. No me hacía falta terminar la carrera para autodiagnosticarme una personalidad al borde de la depresión. Me encargaba de luchar día a día para no caer, pero eso implicaba también ser consciente de que no había sido feliz per sé con Tina. Me llevaría algo más de tiempo y de madurez darme cuenta de que en ese momento, afectado por lo que acababa de pasar, estaba tratando la felicidad como algo que se obtiene todo el tiempo, y no era así. Sí, había sido feliz por momentos con Tina, era feliz con una familia que se quería y me quería a mí, era feliz con mis amigos. Pero no era feliz sintiéndome mala persona y eso llevaba haciéndolo desde que le fallé a Jane. Me faltaban años para ser consciente de que tenía que atesorar los momentos individuales de felicidad y a saber que la tristeza es parte de la vida y que no sirve de nada fustigarse eternamente por los errores del pasado.

    – [Ellie]¿Por Jane? No puedes ser infeliz porque alguien no te quiera, por muy duro que sea.[/Ellie].- respondió ella. En Ellie se notaba mucho con qué personas había tenido mucha relación. Tenía mucho de mi madre, bromeaba como la tía Diana, era un alma libre como la tía Cara y a veces era directa como Sasha.

    – [Xander]Pero ahora mismo no puedo cambiar cómo me siento.[/Xander] – era consciente de mi problema, pero en este caso, no podía cambiarlo, mis sentimientos estaban ahí, seguían ahí. – [Xander]La conocía de verdad. Aún lo hago, sigo viendo a la persona que hay detrás de ese muro. Eso es lo que duele, saber que no eres capaz de llegar a ella, saber que si te resignas, la abandonas una vez más con todos sus problemas.[/Xander] – aseguré. No es solo que no pudiese pasar página, es que no quería hacerlo.

    – [Ellie]Jane está destrozada. Ahora mismo sería incapaz de querer a nadie[/Ellie].- intentó explicar. Mi pobre hermana, durante años en medio de lo que había pasado entre Jane y yo.

    – [Xander]No necesito que me quiera. Me vale con que no me odie.[/Xander] – le aseguré. No puedes obligar a nadie a quererte, si no lo hace, no lo hace y punto, no hay más vueltas que darle ni otra cosa que esperar, es la libertad de cada uno lo que sienta por otro. Lo que me afectaba no era eso si no el hecho de perderlo todo, de no poder ni siquiera estar en la misma sala después de haber estado siempre juntos de pequeños. – [Xander]Con poder pasar a su lado sin que cambie de dirección…[/Xander] – empecé a decir, sabiendo que solo con eso no sería suficiente. También me gustaría recuperar la confianza que habíamos tenido.

    – [Ellie]Lo está pasando muy mal y es incapaz de ser feliz, porque no se lo permite[/Ellie].- continuó explicando. Uno de los problemas era saber perfectamente qué era lo que le pasaba y la teoría de cómo ayudarla.

    – [Xander]Sé la teoría. Pero la realidad es más difícil.[/Xander] – confesé, sabía que mi hermana no me culpaba por lo que había pasado a Jane, ni tampoco a ella. Lo que único que le había preocupado siempre era que pudiéramos arreglarnos y que cada uno fuese feliz, pero ni Jane ni yo reuníamos nunca las fuerzas suficientes para hablar con el otro y la última vez que sí lo habíamos conseguido, no había salido bien.

    – [Ellie]¿Y si no es el amor de tu vida?[/Ellie].- pregunté, mirándome a los ojos. Aparté la mirada, pensativo, no quería que Elle leyera mis pensamientos. Había debatido esa cuestión a menudo conmigo mismo. Sasha lo había entendido, ¿y si sí lo era aunque no fuese correspondido? – [Ellie]El amor no duele o al menos, no debería doler[/Ellie]. – añadió. Alcé la mirada hacia ella.

    – [Xander]¿Tú crees?[/Xander] – le pregunté. Yo pensaba diferente, para mí el mundo de los sentimientos era algo muy complejo que casi siempre estaba equilibrado. Hay días buenos y días malos, días felices y días tristes. Ninguno sería tal sin contrastar con el otro.

    Se me ocurrían muchos casos en los que no había sido así: La tía Diana lo había pasado mal porque el tío Toph no quería estar con nadie por su licantropía. Mis padres habían sufrido por mantener la relación entre los tres como un secreto por nosotros. El tío Daakka había sufrido pensando que Cara no le querría por ser un demonio. El tío Ed había visto morir a la persona de la que estaba enamorado. El tío Dominic seguía enamorado de su ex mujer pese a todo lo que habían pasado. El amor era sacrificado, pero en su propia definición, compensaba. La parte de sacrificio con Jane habría estado clara, el tema estaba en saber si compensaría.

    – [Ellie]No quiero verte sufrir más por ella[/Ellie].- respondió, sincera, sin necesitar el poder del amigo de Idris. Os preguntaréis cómo se explica que pudiera querer aún a una persona con la que hacía años que no hablaba y con la que estaba peleado. La respuesta es muy fácil. No lo sé. – [Ellie]Quiero que seáis felices. Juntos o separados[/Ellie]. – aseguró.

    Le revolví el pelo como cuando éramos pequeños. Por aquél entonces todo era más fácil. Yo tenía a Jane, ella tenía a Amy, que a su vez tenía a Leo, Kaylee nos tenía a todos y Dante y Cole tenían a su madre. Pero la vida no estaba destinada a ser fácil para ninguno de nosotros, por desgracia. Conocía a pocas personas para las que la vida fuese fácil y normalmente, no solían ser las mejores personas.

    – [Xander]Tranquila, los males no duran eternamente.[/Xander] – repliqué forzando una sonrisa. Necesitaba superarlo, en ese momento, aún no podía, pero sí podía relegarlo a un rincón donde mi hermana no tuviera que preocuparse por ello. – [Xander]Encontraré una solución.[/Xander] – la animé. Aún me quedaba un tiempo con el poder de la sinceridad. Quizá podía aprovecharlo. Y si no, siempre estaba el plan de emergencia que llevaba un tiempo madurando. Ya lo había hablado con mis padres por si acaso, pero los demás no lo sabían.

    – [Ellie]Jane es mi mejor amiga y tú eres mi hermano[/Ellie].- suspiró, aún no había colado mi intento de quitarle importancia.- [Ellie]¿No hay un hechizo que lo arregle todo para que podáis ser felices?[/Ellie] – preguntó.

    – [Xander]No pasa nada, hermanita.[/Xander] – le di un abrazo que quizá me reconfortase a mí más que a ella. – [Xander]Es que este poder trastoca un poco.[/Xander] – comenté. La sinceridad había abierto viejas heridas y me había hecho tomar decisiones que a la larga agradecería.

    La vida no es un camino de rosas. Los problemas en nuestras relaciones eran solo el principio de los sufrimiento de todos nosotros en nuestro camino para convertirnos en Daë. Pero por aquél entonces, era todo nuestro mundo.

  • EL PALO ROSA DE MEAR

    Cara Elle – Bosque de los lobos

    Tarde – Noche

    Os voy a contar una cosa de las batallas que quizás os sorprenda: no molan. Las películas, las series y los libros las venden como si fuera inevitables, pero la mayoría de las veces, lo son. Si algo había aprendido de mi «infancia» con Elizabeth y Daakka, era el poder de hablar para solucionar las cosas.

    Por ejemplo, alguna vez he querido pegarme con alguien por hablar en el cine o por colarse en el supermercado, pero no lo he hecho. Otras veces he querido matar y deshacerme del cadáver con disimulo por pegarle una patada a un perro, pero también me he aguantado. ¿Por qué? Porque Elizabeth no me dejaba. Porque no está bien. Pero ahora estábamos luchando y tenía que creerme que la balanza moral que te prohíbe hacerlo normalmente, dejaba de funcionar en momentos como ese.

    (más…)

  • PERSPECTIVA

    Diario de Daniel Arkkan | Exterior del Hotel White Candle

    NOCHE

    danieldark

    Las horas parecían estar pasando más despacio de lo habitual. En el tiempo que había transcurrido desde que los de Louna habían marchado a localizar y detener a Onoskelis, me había dado tiempo a acercarme varias veces a la habitación donde se estaba realizando el conjuro, solo para volver junto a los demás con la misma sequía de noticias.

    Durante todo ese tiempo tuvimos que permanecer de guardia, vigilando el hotel para cuando regresasen las fuerzas de Z. En ese tiempo, Daakka, Dominic y Lucy, que cargaba a Idris en brazos, se habían paseado por el hotel haciéndose pasar por extras de la nueva película de ciencia ficción de «ese famoso director de cine de acción», que se estaba rodando en el exterior del hotel, murmurando entre ellos y comentando cosas de sus papeles.

    Aprovechando la excusa, caminé hasta el coche y saqué a ‘Sendero Oscuro‘ del maletero, colgándomela al hombro. Aun así, pese a lo mucho que pudiéramos disimular, cada vez parecía más difícil ocultar nuestra naturaleza a ojos de la gente de a pie. Imposible si teníamos en cuenta el combate que iba a estallar en algún momento en el algún punto del Condado de Ripper.

    El cielo no tardó en oscurecer, más allá de las nubes de obsidiana que custodiaban el ritual, que ya duraba horas. Al amparo de la noche y aprovechando que el hotel estaba bastante aislado, rodeado de un entorno natural, llamaríamos menos la atención si volvían a surgir problemas.

    Charlé distraídamente con mi hermana, con Sasha y con unas silenciosas Mara y Rebecca, hasta que volvieron Daakka y Dominic. Logan y Mia estaban vigilando el lado opuesto del hotel. No había necesitado preguntarles qué entendían por vigilar, ni tampoco creí necesario decirles que si venía una hueste de soldados de Z, lo sabríamos.

    Efectivamente, lo supimos. Una tormenta de arena en miniatura de color rojo oscuro se manifestó cerca de la playa, aún más alejada del hotel de lo que nosotros estábamos. Sin necesidad de que se disipase pude distinguir algunas de las figuras que habían aparecido de la nada. Z tenía un teletransportador del que no sabíamos nada. Quién sabía cuántos ases más se guardaba bajo la manga.

    Nos hicimos una señal entre nosotros y nos acercamos con prudencia a la zona, mientras Mara llamaba a Mia para avisarles y le enviaba un mensaje a Vincent, que se había puesto en contacto hacía un rato para decir que habían conseguido poner a ‘Keli‘ bajo control y estaban de camino.

    Cuando la arena se disipó y desvaneció en la nada, fui totalmente consciente del desafío que teníamos ante nosotros. Más de una docena de soldados de Z, gran parte de ellos miembros de Gambit. Me llamó la atención no ver a los más oscuros del bando negro presente.

    El Rey Blanco parecía ser el portavoz, porque se adelantó ligeramente a sus compañeros. Mientras caminaban hacia nosotros, la vista de Aaron se alzó al cielo azabache sobre el hotel. – [Aaron]¿Sabéis con qué estáis jugando?[/Aaron] – preguntó con el ceño fruncido.

    – [Daniel]No vamos a permitir que os llevéis a Sarah.[/Daniel] – respondí, incapaz de contenerme. Estaba harto de sus exigencias y de que pensasen que podían tomar lo que quisieran solo porque tenían poder y creían que tenían la razón.

    – [Aaron]Esto va más allá de Sarah. Nos habríamos encargado de extraer a Beatrix y mantenerla a salvo.[/Aaron] – espetó acercándose más. Mi mano derecha se tensó, preparada para asir la empuñadura de la espada. – [Aaron]Vosotros habéis abierto un velo al éter, liberando a un demonio puro.[/Aaron] – había algo en sus ojos que no había percibido en otras ocasiones. Parecía miedo. A fin de cuentas, todos éramos humanos, pero el miedo nos puede llevar a hacer cosas que no deberíamos. Había que tener cuidado con El Rey Blanco.

    – [Daakka]Nosotros liberamos, nosotros estamos encargando.[/Daakka] – intervino Daakka. Bill y los demás no habían podido dar mucha información, pero aparentemente habían conseguido mantener bajo control al demonio.

    – [Daniel]Exacto. A estas alturas el demonio vuelve a estar en su sitio.[/Daniel] – aseguré. Pese a que no me apetecía dialogar con ellos, sabía que la decisión más sabia era intentar una vía pacífica. Quizá dejando claro que Onoskelis había vuelto a ser una cadena, las cosas se calmasen.

    – [Dom]Ese demonio nos ha ayudado a repeler a esa escoria que llamas compañeros, de manera involuntaria claro, pero lo ha hecho.-[/Dom] mientras Dominic intervenía, con toda la razón del mundo, aproveché la distracción para observar su grupo. Estaban en inferioridad numérica respecto a nosotros, pero la ventaja numérica se esfumaba en el aire en cuanto añadías a Carbon Copy a la mezcla. En ese momento, Logan y Mia se acercaron a nosotros.

    – [Logan]No me gusta que me interrumpan, pero me alegra saber que es para algo divertido.[/Logan] – murmuró su voz a mi espalda. Logan vivía sediento de violencia.

    – [Amaya]Que el anterior grupo se equivocase no quiere decir que hayáis tenido razón liberando al demonio. Yo podría liberar ahora una tormenta que acabase con todos vosotros, y de paso asolase Merelia.[/Amaya] – me tomé las palabras de Amaya como una amenaza, aunque quizá no las dijese con esa intención. Quise decirle que la equivocación del otro grupo podría habernos costado la vida, porque iban con intenciones de llevarse a cualquiera por delante.

    – [Daniel]Está solucionado. Y nosotros nos estamos encargando de Sarah.[/Daniel] – dije en lugar de lo que en realidad quería decir. No me resultó demasiado difícil abstraerme, mi mente ya estaba en otra parte, preocupado por cómo iría el ritual. Esa preocupación se acompañaba de un cosquilleo desagradable en el cuerpo.

    – [Faust]No teneis ni idea de lo que estais haciendo, ni idea.-[/Faust] intervino el nigromante que se hacía llamar ‘Faust‘, en alusión al doctor de la novela de fantasía en el que se había convertido. Visto más de cerca, su aspecto encajaba con su historia, ojos hundidos, ropa austera, barba descuidada. Le movía el mismo propósito que a Z, quizá por eso intentaba con tanto ahínco recuperar a Beatrix, para después intentar repetirlo con su difunta esposa. Sentí una mezcla de desagrado y pena por él, mezclada con la ira que me producía pensar que para él Sarah era un mero recipiente.

    – [Daniel]Ed conseguirá salvar a Beatrix. Podéis quedaros e intentar contener su espíritu.[/Daniel] – ofrecí en un gesto de buena fe. No teníamos nada en contra de que Beatrix volviese, solo contra que lo hiciese poseyendo a alguien inocente. Aun así, el ofrecimiento lo hacía por Sarah y por la propia Beatrix que se había negado a poseerla. Si hubiera sido por mí habría aplicado la máxima de «al enemigo ni agua».

    En ese instante, como una broma del destino que golpeaba con fuerza la diplomacia, se abrió un portal de color azul oscuro por el que cruzaron en un instante Bill, Vincent, Karen, Fenris y Onoskelis en su forma humana. Mi brazo se tensó, pero no la vi hacer ningún movimiento extraño y ellos habían asegurado que estaba bajo control. Sin embargo, no todo el mundo tenía la misma confianza en ellos que yo.

    – [Aaron]¿A esto llamáis contenido?[/Aaron] – espetó El Rey Blanco nada más verla aparecer. Con su aspecto era difícil no distinguirla como el demonio puro, pero que la hubiese distinguido tan rápido me hacía confirmar que tenía una historia oculta con alguno de esos seres.

    – [Bill]Mientras viva no podrá dañar a nadie. ¿Vamos a tener algún problema con eso? -[/Bill] replicó Bill. Miré la cadena en sus manos y sus venas azules sobresaliendo bajo las mangas de la camisa. El enlace entre ellos seguía ahí, de alguna forma. Miré de reojo a Onoskelis y la vi con aspecto de estar aburrida, pero no sentía el poder y la violencia que la rodeaban antes. El problema estaba en lo que Bill acababa de decir, si el moría, Onoskelis estaría libre de nuevo.

    – [Aaron]No voy a permitir que un demonio puro campe a sus anchas.[/Aaron] – afirmó el miembro de Gambit. Cuando estás muy acostumbrado a combatir, terminas por desarrollar un sentido adicional que te permite notar una lucha en ciernes. En ese instante mi sentido sabía perfectamente que ya no había vía de diálogo, el conflicto iba a estallar entre nosotros, así que empecé a trazar una estrategia. Eran pesos pesados, no nos iba a resultar nada fácil.

    De los que no conocía, me preocupaba el que iba vestido con un traje de gala con diseños arábigos, de color blanco. Por descarte era el teletransportador, y ni Sarah ni nadie de los que había estado en el Palacio lo había mencionado. Además, permanecía muy cerca del Rey Blanco. Mental siempre era un problema por su poder. Carbon con sus clones y Faust con su nigromancia rompían la superioridad numérica. Petra podía hacer literalmente que nos tragase la tierra. El Rey Blanco era literalmente un superhombre, no sabía cómo podríamos frenarle, pero torres más grandes habían caído. Me preocupaba más la Reina Blanca y su control del clima. Nuestra mejor oportunidad era atacar rápido a los puntos más clave y después aguantar contra el resto.

    – [Keli]¿Puedo matarlos?[/Keli] – preguntó la demonio con un brillo malicioso en la mirada. El Rey Blanco parecía a punto de saltar.

    – [Bill]No.-[/Bill] – intervino rápidamente Bill. Segundos después, con un giro de muñecas, la demonio lanzó al Rey Blanco hacia atrás, haciendo que golpease a Faust, que cayó al suelo, dolorido por el choque con el coloso.

    Momentos antes de que Faust tocase el suelo y El Rey Blanco se preparase para devolver el ataque, mi mano ya desenvainaba la espada de su saya. A mi izquierda, Cara se recubría de metal, en las manos de Daakka crepitaba la electricidad, Sasha balanceaba su y Dominic preparaba su telekinesis. A mi derecha, Bill dejaba paso a un demonio de piel azulada, al que adelantó Logan, rodeado de llamas de la energía que generaba su cuerpo, Fenris dejaba paso a una mole musculosa cubierta de pelo castaño claro y Vincent e Hiroshi preparaban sus armas. En la retaguardia, Mara, Mia, Karen y Rebecca, menos acostumbradas al combate, se preparaban también para servir de apoyo.

    Frente a nosotros, se alzaban auténticos titanes. El teletransportador reveló su auténtica forma, la de un djinn de color rojo sangre y ojos carentes de pupilas. La piel de una protegida empezó a desprenderse para dejar paso a un ser escamoso con cola de lagarto y lengua viperina. La Reina Blanca se alzó sobre el resto, cabalgando el aire como una Tormenta recién salida de las viñetas. Carbon se cuadruplicó, dejando una copia atrás para ayudar a Faust a recuperarse mientras las otras tres corrían hacia nosotros. En las manos de Shinken se manifestaron unas dagas de aspecto fantasmal. Heat se cubrió de llamas, dejando ver a su vez su aspecto demoníaco, con una piel acorazada de color teja. Steel dejó paso a su metálica piel, cubriendo la línea tras la que se resguardaban Mental y Butterfly. Cuando Petra y Briar liberaron sus poderes conjuntos, pareció que la misma madre naturaleza se volvía contra nosotros. Y eso solo eran una parte de las fuerzas de Z.

    El choque de nuestros ‘ejércitos‘ fue inmediato y caótico. Cada uno de los míos conocía sus fortalezas y debilidades, así como las de algunos de sus adversarios, al menos en la teoría, así que cada uno decidió su mejor objetivo. Pese a todo, sentí la falta de Sarah, Toph y Diana, era como si el grupo luchase con una mano atada a la espalda.

    Mi espada se cruzó con la hoja ancha de la espada celta del Rey Gris y me perdí en el fragor del combate. De vez en cuando me sorprendía una enredadera tratando de atraparme en un férreo abrazo, pero normalmente la esquivaba, la quemaba con un fogonazo de luz de mi mano libre o la telekinesis de Dom la apartaba.

    Apenas podía vislumbrar correctamente el resto del combate, hasta días más tarde, cuando todos discutiésemos el combate para la planificación de la futura lucha, no pude conocer completamente cómo se había desarrollado todo. Y eso no era más que una mínima parte de los contendientes que habría en una lucha desatada entre Z y la Iniciativa, con nosotros en el medio.

    El Rey Blanco estaba combatiendo desde el principio con Onoskelis, bueno, ‘Keli‘, como prefería que la llamasen. Desde mi posición no les podía ver, pero los más cercanos contaron que luchaba con toda la fuerza que tenía, como si su vida fuera en acabar con la demonio puro. Justo a su lado, Bill, en su aspecto de demonio, combatía utilizando la cadena que le unía a ‘Keli‘ contra el djinn.

    A la Reina Blanca la divisaba sobrevolando la zona de combate, pero sus esfuerzos estaban concentrados en Daakka, que podía soportar en su acorazado cuerpo las descargas de sus rayos y devolvérselas con su propio poder, distrayéndola lo suficiente como para evitar que barriese al resto con una tormenta desencadenada.

    Sé que Vincent se enfrentó a Ananta, Mara había tenido que curarle un feo mordisco en una pierna, por suerte el veneno no había penetrado. Hiroshi, por su parte, había conseguido aguantar contra Shinken, que era un auténtico demonio, en sentido figurado, del combate. En un punto llegó a paralizarle un brazo con una de sus dagas psíquicas.

    Dominic, no muy lejos de mi posición, intentaba contener todo lo que podía los ataques de Petra, tratando de llevar el combate a algo entre ellos dos para evitar que su dominio de la tierra acabase con todos nosotros de un plumazo.

    A Fenris, Mara y Mia no les veía porque estaban en la retaguardia, pero sé que se enfrentaron a varios Carbon Copy, cuando uno caía, otro salía de su original.

    Cuando Faust se recuperó del golpe desató su poder. El aire pareció helarse y la luz atenuarse, mientras de la nada aparecía una docena de esqueletos no muertos. Por suerte Sasha danzaba con libertad y pasó de incapacitar clones de Carbon Copy a destrozar a los no muertos y enfrentarse a Briar para que Dominic y yo pudiéramos defendernos de los no muertos que se nos acercaban.

    Rebecca y Karen, también en la retaguardia, tuvieron que enfrentarse a los engaños del poder de Butterfly, que se había hecho pasar por Mia. Fue una suerte que Logan, que libraba un acalorado combate con Heat, algo más alejado del combate principal para no incinerarnos a todos, no la viese.

    Mi hermana Cara estaba cerca de mi posición y pude verla en varias ocasiones, cubierta de una película de mitrilo, sonriendo, poseída por el baile del combate, mientras Steel aguantaba a duras penas. Con la fuerza del metal que la recubría pudo destrozar a los esqueletos que se le acercaron sin inmutarse, lanzando algún grito de diversión.

    El combate no iba mal para nosotros, pero estábamos teniendo suerte. Ni el ejército de Z había desatado toda su fuerza, ni todos los que habían acudido estaban librando el combate. Black Market y Mental estaban en la retaguardia, el primero simplemente esperando, seguramente por si necesitaba intercambiar el poder de alguien. Mental, por su parte, observaba el combate completamente concentrado. Todos los que le vieron dijeron lo mismo. No fuimos capaces de determinar del todo por qué no había usado su poder para ir incapacitándonos, a fin de cuentas no teníamos nadie que pudiera escudar nuestras mentes. Una de las teorías que tuvimos es que Mental coordinaba a los atacantes y extraía información de cómo íbamos a atacar nosotros.

    No sé cuanto tiempo estuvimos combatiendo. Recuerdo que mientras lo hacía, no dejaba de pensar en si Sarah se encontraría bien y de maldecir el mundo por no poder estar en ese momento con Toph, Diana y la pequeña Amy con tranquilidad, como cualquier otra familia podría estar. También recuerdo pensar en lo que estarían viendo los invitados del hotel, si habría calado lo suficiente la mentira de la película. Hoy en día, con los avances y las grabaciones en cualquier lugar gracias a los móviles, la gente podría darse cuenta, incluso con el escepticismo que imperaba en el mundo.

    Finalmente, se escuchó un estruendo que resonó a través del cielo, deteniendo el combate. Al principio pensé que había sido la Reina Blanca, pero ella estaba tan estupefacta como nosotros. Después vi que el oscuro cielo sobre el hotel se había desvanecido, volviendo a estar como antes. El conjuro había terminado.

    – [Mental]Faust, es el momento.[/Mental] – escuché decir a Mental. Había debido percibir que habían vuelto.

    Una forma etérea, resplandeciente como si estuviera hecha de polvo de oro, salió despedida del hotel en dirección a nosotros. Ed había conseguido sacar a Beatrix del cuerpo de Sarah, pero ahora necesitaba encontrar otro cuerpo para poseer. Observé a mi alrededor y vi a Faust murmurar un conjuro mientras movía las manos, haciendo que la dirección del espectro cambiase. Entonces lo entendí, la estaba llevando directa a Sasha.

    – [Daniel]Sasha, cuidado.[/Daniel] – dije corriendo hacia ella. El espectro estaba cada vez más cerca, no me daría tiempo a llegar y evitarla yo también. Pero Sasha entendió a qué me refería y se alejó con una voltereta.

    – [Sasha]No necesito guardaespaldas, pelirrojo[/Sasha].- respondió guiñándome un ojo. Faust seguía intentando dirigir a Beatrix dentro de las Cazadoras y esta vez no parecía que fuese a ocurrir como con Sarah, esta vez tomaría el control aunque ella no quisiera. Aaron seguía luchando contra Keli, ajeno a las prácticas de su compañero.

    – [Daniel]Daakka, ve con Ed y Sarah y asegúrate de que Beatrix no vuelve a entrar en ella.[/Daniel] – le pedí, Daakka era el más rápido gracias a su poder y sabía que podía confiarle la protección de Sarah. Asintió y desapareció de la escena lo más rápido que pudo. Dirigí una mirada a Faust mientras me colocaba frente a Sasha y el resto se acercaba a nosotros para cubrirla.

    Faust entrecerró los ojos y en una fracción de segundo, todo cambió. Entre nosotros, en mitad de la nada, apareció Sarah caminando. Antes de tener tiempo a reaccionar, el espectro de estela dorada penetró en su cuerpo, que se iluminó antes de caer al suelo, inconsciente. Mi mundo pareció llegar a su fin, hasta que vi su pelo rubio cambiar a moreno. Beatrix había entrado en Butterfly.

    Reinó el silencio, solo roto por el combate eterno entre Keli y el Rey Blanco. La Reina Blanca descendió para comprobar si Butterfly seguía con vida. Lo estaba. En ese momento, Daakka regresó con Sarah y Ed a cuestas. La miré y supe que estaba todo bien.

    – [Amaya]Aaron, para[/Amaya].- pidió la Reina Blanca, devolviendo al Rey Blanco al mundo real. Dejó de atacar y Bill le pidió por favor a Keli que se retirase, algo que hizo con reticencia.

    – [Faust]Todo listo para la posesión.-[/Faust] indicó el nigromante. Steel se agachó sobre la inconsciente Butterfly y la cargó en brazos. Cada vez que pensaba que esa podría haber sido Sarah, mi mundo se hundía.

    – [Daniel]Tenéis todo lo que habéis venido a buscar.[/Daniel] – les indiqué. Keli estaba bajo control y bajo protección. Sarah estaba a salvo y Beatrix estaba contenida dentro de Butterfly. – [Daniel]Podemos dejar este combate para otro momento.[/Daniel] – añadí. Todos sabíamos que el enfrentamiento era inminente. Nunca podríamos sentirnos lo suficientemente preparados, pero la realidad es que estaba a la vuelta de la esquina.

    – [Aaron]Ya habéis hecho suficiente trayendo de vuelta eso.[/Aaron] – replicó el Rey Blanco dedicando una mirada a Keli, que le respondió sacando la lengua. – [Aaron]Sé que no sois malas personas, pero sois imprudentes y os ponéis en el camino de algo que será mejor para todos.[/Aaron] – afirmó mientras sus tropas se replegaban entorno a Butterfly y el djinn preparaba su magia para teletransportarles. – [Aaron]Os lo aconsejo, la Iniciativa se está preparando, es cuestión de semanas. Manteneos apartados. Por vuestro bien.[/Aaron] – añadió como un último consejo, asegurando lo que todos sabíamos ya.

     – [Sarah]Haremos lo que tengamos que hacer, Aaron. Como siempre[/Sarah].- replicó Sarah cruzándose de brazos. El Rey Blanco se calló, pero en su mirada estaba la respuesta que no había manifestado, que parecía decir «igual que nosotros».

    Su grupo se desvaneció para cuando la tormenta de arena roja se disipó. Solo quedamos nosotros.

    – [Cara]Los de Z se creen muy listos, pero si fueran tan listos no seguirían a un malo[/Cara].- refunfuñó mi hermana. Fui incapaz de reprimir una sonrisa, especialmente cuando me acerqué a Sarah para darle un beso y asegurarme de que todo estaba bien.

    Sí, teníamos una batalla en ciernes, superados en número, superados en poder, teniendo que mediar entre dos enormes fuerzas. Pero seguíamos teniendo unos a otros.

  • WOLF

    WOLF

    Sarah | Subconsciente de Mara

    INDETERMINADO

    sarah040516

    Caminé junto a Beatrix intentando entender su historia y qué podía hacer para ayudarle, pero no estaba segura de haber llegado a ninguna conclusión decente, porque en mi cabeza se repetía la imagen de Mara muriendo en la camilla de los O.W.L.S. por mi culpa. Tenía que tomar una decisión y debía ser rápida, pero nunca había sido muy buena tomando decisiones, porque pensaba demasiado y a la larga, todas las opciones parecían un error, especialmente la elegida.

    – [Beatrix]Estás muy silenciosa[/Beatrix].- admitió finalmente mientras atravesábamos aquel bosque oscuro y tétrico que parecía no acabarse nunca. Esperaba que no fuese posible perderse en un subconsciente o peor aún, que nos perdiéramos y que Mara muriese con nosotros dentro.

    (más…)

  • MARAUDER

    MARAUDER

    Diana | Subconsciente de Mara

    DESCONOCIDO

    maraslayer

    Llevábamos tanto tiempo caminando, que ya dudaba que fuera un subconsciente y no una puñetera pesadilla. Sabíamos que teníamos que llegar a aquella especie de castillo de cuento chungo de los hermanos Grimm que estaba al final del camino de nubes, pero lo único que me apetecía era meterme en la cama con un bote de Nutella. Miré a Cara, que estaba tan hasta las narices como yo y apuramos el paso para llegar cuanto antes. Lo bueno de los subconscientes es que no siguen ninguna lógica y al poco, las nubes del ocaso dieron paso a unas oscuras como la boca del lobo y se arremolinaron para ir formando el castillo de marras, que era oscuro, de formas intrincadas y puntiagudas y parecía estar hecho de las pesadillas de Mara.

    (más…)

  • AUT REGNI

    AUT REGNI

    Diarios de Destino | Aleion

    INDETERMINADO

    subconsciente_mara

    Mientras sus amigos libraban una batalla contra las fuerzas de la Iniciativa que por el momento parecía decantarse a su favor, los Moondies que habían entrado al subconsciente de Sarah descansaban en una sala, inmóviles y atendidos por los médicos de los O.W.L.S. Los mismos médicos que cerca de allí mantenían estable a una Mara cuyo cuerpo transformaba contra una metamórfica infección que cada vez se extendía más.

    Los Moondies eran conscientes de que el tiempo corría en su contra, y pese a las adversidades, se adentraban en el subconsciente de Mara para encontrar la respuesta que sería clave en la vida de su amiga.

    (más…)

  • SUPERANDO EL DESTINO

    SUPERANDO EL DESTINO

    DANIEL ARKKAN | ALEION, SUBCONSCIENTE DE SARAH

    INDETERMINADO

    danielwhite

    Observé al tren perderse entre las estrellas y suspiré, consciente de que con solo una palabra de Sarah, habría sido incapaz de apartarme de su lado, buscando alguna forma de asegurarme de que Ed estuviese bien sin dejarla.

    Supuse que tenía miedo, ya no solo porque la vida que había tenido me había acostumbrado a perder sino por los eventos más recientes. Hubo días en aquella fría fábrica en los que pensé que no la recuperaría jamás. Que lo nuestro había llegado a su fin.

    Por aquél entonces seguí adelante porque estaba en peligro, luego, me vine abajo cuando volvió, y ahora que las cosas iban bien, tocaba lidiar con las secuelas, con el cansancio físico y mental, con los miedos y las inseguridades. Pero si eso significaba volver a estar junto a Sarah, era un pequeño precio a pagar.

    (más…)

  • OJALÁ QUISIERA SER MI NOVIA

    OJALÁ QUISIERA SER MI NOVIA

    Cara Elle |Subconsciente de Mara

    ¿MADRUGADA?

    caraelle020316

    Los subconscientes eran complicados, igual que las personas. El de Sarah era una estación de tren en hora punta y el de Mara, un cielo repleto de nubes en plena puesta de sol. El mío, por otro lado, seguro que era una carnicería, porque era bastante menos interesante que ellas. Así que lo primero que hice cuando el tren se paró y dejó a Sarah lejos de Diana y de mí, fue perseguir las nubes e intentar morderlas. Pero no sabían a nada: ni a nubes de gominola (¿Por qué se llaman nubes si tienen forma de tubo?), ni a algodón de azúcar (mejor con salsa picante), ni a pechugas de pollo.

    – [Cara]Las nubes no le gustan a Cara Elle. No saben a nada[/Cara].- comenté bastante más decepcionada que cuando descubrí que ‘Expediente X’ no era una serie porno.

    (más…)