Moondale

Etiqueta: Carmella Lorenzetti

  • NECESITO SABER QUIENES ERAN

    [b][Jamie Smith][/b][/align]

    jamiesmith

    [QUOTE]El dieciséis de diciembre, me ha tocado la tarea de hacer compras navideñas, antes del viaje a Italia, por navidades. Entro en una de las tiendas de Moondale, mirando aquí, un poco allá, cuando ubico a January.

    -[b]¿Jan?[/b]- pregunto, en un susurro.

    Observo a Jan con un abrigo bastante mono y en rojo, el pelo recogido en uno de esos moños que no son muy apretados -de los que caen mechones y tal-, el bolso, un par de bolsas y cara de estar super concentrada mirando uno de esos objetos para cocina, cuando la llamo, se sobresalta, se gira y sonríe con amabilidad: -[b][i]Jamie.[/i][/b]

    Sonrío con timidez.

    -[b]¿Qué tal has pasado tu cumpleaños?[/b]- pregunto, con amabilidad.- [b]Estuvo bonito y divertido, menos la parte del Sing Star.[/b]- añado con las mejillas sonrojadas y un poco vergonzosa. He tenido que cantar y no sé si se me habría oído algo con la vergüenza que llevaba encima.

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  • FANTASIA AGUADA

    Jamie Smith – Residencia Lorenzetti[/align]

    jamiesmith

    Conduje por la autopista que une Moondale con  el pueblo donde reside Nana. En la radio sonaba justamente ‘Highway to Hell’, con lo cual no pude evitar sonreír a medias, estaba yendo por buen camino, porque conociendo a Carmella Lorenzetti como la conocía luego de tantos años, haría mi vida de un infierno si yo no abría la boca y le contase detalles jugosos sobre cierta persona y yo. Cambié el dial de la radio, dejando pasar una de Bruce Springsteen. He decidido luego de hablar con Christopher McLeod de la posibilidad de trabajar en la biblioteca, que era hora de regresar a casa. Pero por ahora no quiero pensar en nada de lo que estaba sucediendo en Moondale, nada de vampiros locos, iniciativas psicópatas ni de padres desaparecidos en combate.

    Me merezco unos días de desconexión total, litros de café caliente en un termo, una manta, Angus y la playa a mis pies. Mi propio oasis, sin que nadie me molestase. La sola idea me arrancó una sonrisa y pisé con más fuerza el acelerador. Y también, todo hay que decirlo, que pienso en él. Volví a sonreír, antes de girar hacia la salida.

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  • RESACA

    [b][Jamie Smith || Residencia Hexe || {Con Dominic Williams}][/b][/align]

    jamiesmith

    El sonido estridente ocupaba toda la habitación, causando que frunciera el ceño en mi somnolencia. En mi cabeza parecía tener una competencia de bandas: la banda marcial y una banda de punk- rock heavy. Agarré la almohada y me tapé la cabeza, dispuesta a ignorar ese sonido y el dolor de cabeza; más esa sensación de pesadez en todo el cuerpo. La resaca parecía estar divirtiéndose a costa mía, honestamente a mí no me parecía divertido en absoluto. El estómago dio un vuelco, haciendo que me incorporase bruscamente, corriendo hacia el baño. No sé ni que devolví contra en el retrete, tampoco quería pensarlo mucho. Así que éstas son las épicas borracheras con resaca incluida que sufrían mis ex compañeros de secundario.

    Me dirigí hacia el lavabo y remojé mi cara, cuello y cabello. Apoyé la frente contra el grifo de agua, con ambas manos intentando ser una fuente de agua, mientras ésta se escurría entre mis dedos. Metí mi rostro, dejando que el agua helada me despabilara la resaca. El sonido estridente no paraba de sonar, poniéndome de ligero mal humor. Cuando me sentí lo suficientemente recuperada, cerré el grifo y me devolví hacia mi cama, mirando mi móvil moverse sobre la mesita de noche. La pantalla decía ‘Nana’ y cerré los ojos, de frustración; debería haber roto el móvil en vez del teléfono de la habitación. Me recogí el cabello húmedo, recogí mis piernas estilo Buda y atendí a mi abuela, con cierta resignación.

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  • SECRETOS DE MIS PADRES

    [b][Jamie Smith || Residencia Hexe][/b]

    jamiesmith

    Había sido una tarde demasiado larga y estresante. No sé qué me había hecho pensar en ir a una licorería, comprar una botella de vodka y luego al mercado a comprar dos kilos de Ben&Jerrys, de crema con oreos. La mezcla podía ser mortal, pero tenía una necesidad terrible de zamparme esas dos cosas a gusto y llorar en solitario, básicamente porque la vida era muy puta. Por la ventana se veía que el sol se ocultaba, dejando entrever retazos de la noche que se avecinaba.

    Llamar a Nana fue lo más difícil del mundo. Creo que he llamado y cortado más de diez veces, hasta que Nana me llamó a mí y me preguntó qué coños me pasaba. Sí, lo había dicho exactamente así. La conversación fue dura, como si en vez de quitarme la tirita, me quitasen la piel, pedazo por pedazo.

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  • APRENDER MAGIA

    [b][Jamie Smith || Biblioteca {Con Christopher McLeod y Diana Echolls}][/b]

    jamiesmith
    Lo único que le faltaba a mi abuela para sacarme de la casa, era una simple escoba, porque no podía ser que insistiera tanto con que me fuera. Habíamos estado discutiendo los últimos días, como perro y gato, haciendo sufrir a Angus, Carolina y la casa de Nana. Nuestra energía mágica trinaba al mismo nivel de nuestra terquedad, consiguiendo que la porcelana se rompiera, que la electricidad parpadeara constantemente, que objetos volasen y cosas así. Eso es lo malo de una casa con dos brujas más tercas que nadie. Nos habíamos calmado luego de oír el chillido lastimero de Angus y su cola quemada. Nana me miró tajante, como si tuviera la última palabra, yo le saqué la lengua y me encerré en mi habitación. Además de brujas, era nuestra sangre italiana los que nos ponía en plan reinas del drama. (más…)

  • EL PASADO EN UN OBJETO

    [b][Jamie Smith || Residencia Lorenzetti ][/b]

    jamiesmith

    Ocho días habían pasado, de los cuales cada día se me ha hecho entre eterno y estresante a la vez. Porque, por muy mucho que estuviera instaladísima en la casa de mi abuela, eso no quitaba la constante sensación de mantenerme alerta a cada ínfimo movimiento o ruido extraño. Me ha pasado unas cuantas veces en lo de Nana, como la tarde en la que llegué luego de la huida de ese sitio. Arribé en la casa de Nana, como si me hubiesen metido en una trituradora enorme, y me hubiesen echado basura o alguna porquería olorosa; y mi abuela me miró como si fuera un extraterrestre de otro planeta, antes de mandarme derecho a la ducha.

    Recuerdo exactamente el chillido de niña pija que emití, cuando entró mi tía a comprobar que no me había ahogado en la ducha; la miré a Carolina tan pero tan mal, por haberme asustado.

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