Sarah Echolls | Subterraneo tres
Acababa de hablar con Cecil, el chico de la celda de al lado y me encontraba francamente mal porque me dolía mucho la tripa. Ser la Elegida, al parecer, no me eximía de padecer todos los meses el tormento de ser mujer.
Me tumbé en la que era mi nueva cama, bocarriba, con las manos en la tripa intentando proporcionarle calor para que se me pasase el dolor, porque estaba claro que no me iban a dar un analgésico, pero no funcionó porque tenía las manos heladas. [i]¿Cómo era posible que pudiese pelear con un vampiro y un simple dolor de ovarios me dejase fuera de combate?[/i] Ya que era una especie de [i]Supergirl[/i] exigía que me evitasen ese tipo de inconvenientes. [i]¿Acaso los superhéroes se quedaban en casa algún día al mes porque tenían “cosas de chicos”?[/i]