Moondale

Etiqueta: Cecil se enmaquina

  • PENSANDO EN MARCHARME

    [align=center][SIZE=3][color=black][b]Cecil Anwalt | Universidad de Moondale[/b][/SIZE][/color]

    cecilanwalt

    [SIZE=2]Teniendo abiertas las ventanas y la puerta, las cosas comenzaban a verse mejor que antes. La tormenta había parado y se agradecía no vernos “confinados” en la biblioteca, aunque por supuesto, todavía permaneciéramos allí, aguardando a que Mcleod regresase.

    – [b] [i] [color=#3B7B6E] Deberíamos de encantar el techo hasta que llegue Mcleod, en plan Hogwarts. Seguramente estará todo despejado fuera.[/SIZE] [/i] [/b] – comenté después de un rato en silencio sin saber muy bien qué decir. No quería que hubiera silencio, ahora no.

    – [b] [i] [color=#843181]Lo mejor será hacer la menor magia posible, la Iniciativa puede estar buscando a su Barbie cambiaformas[/color] [/i] [/b].- dijo Diana pensativa. Sí, tenía razón.

    (más…)

  • EL ESTABA ALLI, SIEMPRE ESTABA ALLI

    [align=center][SIZE=3][b]Cecil Anwalt | Biblioteca de la Universidad de Moondale[/b][/SIZE]

    cecilanwalt

    [SIZE=2]Estar tanto tiempo allí encerrado me estaba pasando factura. Y no, no era únicamente por la tormenta, por el estar escuchando de forma constante y perpetua el aire y el agua azotando todo a su paso. Era, simplemente, por estar [i]allí[/i].

    Al principio todo iba bien. Estábamos tranquilos, charlando, comiendo y buscando pasar estas horas muertas hasta que todo pasase. Pero una vez que la puerta se cerró y no pudimos salir, todo cambió.

    El silencio se adueñó de nosotros, infectándonos como si de un virus se tratase. Intercambiábamos palabras, miradas, gestos breves, o al menos, en un principio. El tiempo comenzó a avanzar con mayor lentitud, el ambiente recargado junto al ruido incesante del maldito viento conseguían ponerme cada vez más nervioso. Intenté hablar, sacar algún tema de conversación o algo para hacer, pero nadie me contestaba, ninguno parecía querer escucharme lo más mínimo.

    Intenté quitarme esta sensación del cuerpo, por lo que me levanté y caminé. No mucho, ya que debíamos de permanecer juntos, pero lo suficiente como para sentirme menos presionado, o al menos, un poco. Pero no fue así. No hubo mente en blanco ni una sensación mínima de satisfacción. Todo volvía al mismo punto. Un único punto que, aunque últimamente habría procurado tolerar y tratar con normalidad, [i]ahora[/i] no conseguía quitármelo de la cabeza.

    (más…)