Moondale

Etiqueta: Daniel Arkkan

  • EN LA ESPESURA

    Interludio – Sarah – La Tierra

    Mañana

    La vida casi nunca es como esperamos. Yo quería ser bruja, como todas las mujeres de mi familia y acabé siendo Cazadora. Intenté rebelarme contra ello, unos vampiros me dieron una paliza de muerte y llegué a liderar a un grupo de gente. En ese encuentro, conocí al que creía que  iba a ser el único amor de mi vida y luego me encontré con Sasha. Después, nacieron Alexander y Ellie. Con los años, llegó también Bowie.

    Cada vez que creía saber cómo funciona la vida, algo llegaba para trastocarlo todo. Pese a esto, no estaba preparada para la que se nos venía encima. Éramos tan felices que mi sentido arácnido me decía que algo iba a torcerse. Ah no, que el sentido arácnido no existe y solo es la (maldita) ansiedad.

    (más…)

  • ORGULLOSO DE MÍ

    Laura – La isla

    Tarde

    Cuando terminé de hablar con Henry, todavía me latía el corazón a toda velocidad. No recordaba el momento exacto en el que había empezado a verlo de esa forma y desde luego, no era algo que hubiera ocurrido de la noche a la mañana. Siempre había sido mi mejor amigo, aunque yo fuese dos años mayor que él y durante los primeros años de mi vida me pareciera un grano pegado a mi fantástico culo.

    Todo comenzó a encajar como un puzle cuando pasamos a la adolescencia. Me imagino que el hecho de que siempre estuviera por allí, influyó para no reparara en él. En la isla no había fiestas en casas con un montón de adolescentes, ni opciones a meterte mano con alguien detrás de las gradas. Todo era mucho más sencillo y a la vez más difícil: menos gente y más control.

    (más…)

  • DESPEDIDAS Y REENCUENTROS

    CHRISTOPHER MACLEOD

    ESCUELA LEGADO – NOCHE

    Aquél edificio que en su día había sido una mera nave industrial vacía, se había convertido en el edificio de administración de la Escuela Legado y en una suerte de escuela de la vida para los Moondies. Era su corazón latiente, rebosante de vida y energía incluso cuando las amenazas eran constantes. Sin embargo, aquella noche, ese corazón adolecía. En el edificio reinaba el silencio, solo roto por los llantos contenidos y las voces cansadas.

    Cuando Daniel entró a la sala de descanso de la segunda planta, nos encontró a Sasha y a mí sentados en silencio, pensativos, esperando.

    – [MacLeod]¿Café?[/MacLeod]  – les pregunté. Había perdido la cuenta de los que había tomado, pero necesitaba una distracción aunque solo me fuera a mantener ocupado unos minutos.

    – [Daniel]Sí.[/Daniel] – respondió Daniel, sentándose al lado de Sasha. Empecé a prepararle un latte aderezado con las cosas que iba dejando Daakka por allí de los cafés que iba experimentando. Envidié su especial relación en ese momento, él tendría un apoyo constante para ayudar a Sarah mientras que yo, volvería a una casa silente, sin mis niñas, solo para tratar de ayudar a sobrellevar la pena al amor de mi vida, que estaba derrotada.

    – [Sasha]Cargado.[/Sasha] – pidió Sasha. Observé el líquido oscuro mientras se vertía sin fin en una taza grande, sin leche, sin azúcar, solo café, a veces se notaba que Daniel y yo no habíamos nacido en este país.

    Al terminar coloqué los cafés en los posavasos de la mesa en la que estábamos sentados y miré fijamente la madera, sin atreverme a preguntarle a Daniel por el asunto por el que llevaba un rato ausente.

    – [Daniel]Acabo de hablar con Xander.[/Daniel] – le escuché decir. Al alzar la vista le vi mirando a Sasha, que debía haber pedido con sus ojos lo que yo no me atrevía a preguntar. Después me miró a mí. Apartó sus ojos de los míos al cabo de unos segundos, consciente seguro de que conociéndole como lo hacía, había reconocido el dolor que se ocultaba tras ellos. Por su historia personal, para Daniel esto estaba resultando muy duro, pero había aguantado cuando recibieron la llamada, en el funeral y ahora, reunidos todos en la Escuela, porque sabía que Sarah estaba sufriendo lo indecible.- [Daniel]Han tenido complicaciones y se les ha presentado una mujer que les ha ofrecido tratos, pero están bien.[/Daniel] – confesó. Sentí una sensación de agobio volver de las sombras en las que se había metido los últimos días. Mis hijas estaban en otra parte del universo, en otro tiempo, enfrentándose a la clase de peligros de las que siempre intentamos protegerlas. Habíamos creído que podíamos protegerles de todo esto, pero al final nunca tuvimos esa opción, quizá lo más sensato habría sido enseñarles. – [Daniel]Parece que Laura Petrov ha vuelto a la isla, habría que buscar la forma de hablar con ella.[/Daniel] – asentí, meditabundo, nuestros contactos en la isla existían, los OWLS e incluso la madre de Laura, pero dada la relación con Z, que aún tenía un peso importante en el gobierno de la misma, no era muy entusiasta utilizándolos, porque sabía que él estaría observando y quien sabe si podría esperar nuestro peor momento para volver a intentar quedarse con Ripper.

    – [Sasha]¿Le has dicho lo que ha pasado?[/Sasha] – preguntó Sasha, directa como solo ella podía serlo sin resultar ofensivo.

    – [Daniel]Sí, y he querido decírselo a Elle también directamente.[/Daniel] – Daniel se pasó una mano por el pelo, más largo de lo que lo que lo había llevado en los últimos años, abatido. – [Daniel]Siento que no puedas hablar con ellos.[/Daniel] – le dijo a su otra mujer. Colocó una mano en su espalda para darle apoyo. Para Sasha, que siempre se había hecho a un lado cuando era necesario disimular, debía ser difícil ser la única que no podía hablar con los niños por no ser una Daë.

    – [Sasha]Ya tendré tiempo. Ahora lo importante es ayudar a Sarah y estar cuando ellos lo necesiten.[/Sasha] – respondió. Era una mujer estoica, con mucha confianza, pero por mucha que tuviera, me alegró enormemente saber que su relación ya no sería un secreto con nadie.

    – [MacLeod]Hablaré con Amy y Vera en cuanto Diana se encuentre con fuerzas para hablar con Kaylee.[/MacLeod] – les expliqué. Estaba deseando escuchar y ver de nuevo a mis niñas. Desde los viejos tiempos no llevaba tan a menudo encima el disco Daë como ahora, que me acompañaba a todas partes. Pero a ese deseo de hablar con ellas se le sumaba el miedo a decirles lo que había pasado, a llevarles ese dolor a un lugar desde el que no podían hacer nada, ni yo tampoco para reconfortarlas por la pérdida. – [MacLeod]Ese dolor se quedará siempre, pero seguirán adelante. Ayudar a los niños las mantendrá ocupadas.[/MacLeod] – les dije. Sarah, Diana, Lucy y Cara eran las que más fuerte habían recibido el golpe. Junto a la desaparición de nuestros hijos e hijas, era demasiado, pero confiaba en que hablando con ellos, ayudándoles, las madres protectoras que había en ellas sirvieran para protegerlas a sí mismas de las hijas dolientes.

    – [Daniel]Tengo miedo de ver a Sarah destrozada como cuando lo de Kaylee.[/Daniel] – confesó Daniel. Se notaba que aquél suceso habría protagonizado su mundo del miedo en caso de haber vuelto. Deseé no hacerlo nunca, porque el mío sería mucho más peligroso ahora que tenía muchísimo más que perder.

    – [Sasha]Se repondrá, pelirrojo, es fuerte.[/Sasha] – le animó Sasha. La última vez las cosas habían sido diferentes, Kaylee se sacrificó y eso nos destrozó, Sarah se culpó, Ed no lo pudo soportar y se fue. Todo se vino abajo en cuestión de días. Pero salimos de ello y no se pasa un suceso así sin volverse más fuerte.

    Daniel asintió pero el silencio imperó en la sala de igual modo. Temí por un instante escuchar los llantos de la sala de descanso contigua, donde estaban ellas. Todos entrábamos a menudo para estar junto a ellas, pero al final, si alguien entendía su dolor eran ellas mismas, las cuatro habían perdido a una madre, aunque en diferente modo.

    – [MacLeod]Rebecca y Dom llegaron hace un rato, están con Jaime, creo que se irá con ellos una temporada para no volver solo a esa casa.[/MacLeod] – les expliqué. Habían llegado mientras Daniel hablaba y Sasha estaba con Sarah. – [MacLeod]Mi madre le ha ofrecido un cuarto si lo necesita.[/MacLeod] – comenté. Sería duro para Jaime, toda una vida solo para volver una vez más a ella. Quizá a Dom y Rebecca les vendría bien cuidar de alguien después de volver a vivir juntos tras marcharse sus hijos.

    – [Daniel]Cara también está sufriendo, durante un tiempo hizo de madre para ella.[/Daniel] – meditó, pensativo. Daakka se había ido hacía un rato con ellas, entraba y salía de la sala, listo por si le llamaban. El pomo de la puerta giró y pensé que sería él.

    – [Vincent]Hola.[/Vincent] – saludó Vincent al entrar. – [Vincent]¿Os importa si me quedo? Mara está con las hermanas y con Cara y no sabía ya qué hacer.[/Vincent] -aseguró con su habitual sinceridad. Todos estábamos así, pasándolo mal mientras las veíamos sufrir ante un mal al que no podíamos enfrentarnos como estábamos acostumbrados.

    – [MacLeod]No, pasa, siéntate y tómate un café o lo que necesites.[/MacLeod] – le ofrecí señalando la cafetera italiana, aún cargada.

    – [Vincent]Les está resultando muy duro, así tan de pronto, sin saber lo que le pasaba.[/Vincent] – dijo mientras se sentaba en uno de los sofás. En aquel momento más que nunca temía la «maldición» de Vincent. A veces necesitamos engañarnos, escuchar que no va a ser tan difícil, que pasará. Pero lo cierto es que llevaría tiempo y muchas cosas de las que preocuparse, como la relación de mi mujer y la magia.

    – [MacLeod]Las despedidas siempre son duras, en realidad nadie está nunca preparado aunque diga lo contrario.[/MacLeod] – confesé, recordando a mi hermano Zack. – [MacLeod]Elizabeth siempre aguantó el tipo por sus hijas, hasta el final.[/MacLeod] – sonaba a que me estaba repitiendo tras el funeral, pero la verdad es lo que es. Elizabeth siempre había tragado sus preocupaciones cuando sus hijas salían a salvar el mundo y ahora, cuando el mal la acechaba a ella, les había ahorrado las preocupaciones y se había enfrentado a ello sola.

    – [Daniel]Debimos ver algo raro. Venía mucho hace una temporada y en los últimos meses se excusó para no hacerlo.[/Daniel] – comentó Daniel, haciendo un gesto con la mano. Era cierto que Elizabeth había empezado a venir hacía cosa de un año con la excusa de aburrirse, ver a los niños y estar con la familia, pero hacia el final ya debía notarse el deterioro y no quería venir.

    – [Sasha]Teníamos muchas cosas encima.[/Sasha] – le tranquilizó Sasha. Siempre era así, teníamos el mundo tan encima de los hombros que no podíamos girar la cabeza para ver algunas cosas de las que pasaban en él. Eso había hecho también que no viéramos venir lo de Omega y lo de Infinity para evitar que nuestros niños y niñas se lanzaran a esa locura.

    – [MacLeod]Y sigue siendo así.[/MacLeod] – respondí. – [MacLeod]Estarán deseando ayudar a nuestros hijos e hijas, pero tenemos que ocuparnos de las patrullas, de Infinity y de Omega nosotros mismos, es lo único en lo que podemos ayudarlas.[/MacLeod] – aliviar en parte esa carga, mantener la rutina, estar ocupadas pero sin excesivas preocupaciones. Iba a ser una temporada dura.

    – [Daniel]¿Ed está con ellas?[/Daniel] – preguntó Daniel.

    – [Vincent]Sí, solo se ha movido de allí para hablar con Ezra.[/Vincent] – explicó Vincent, que había sido el último en salir. – [Vincent]Con lo felices que estaban con el embarazo.[/Vincent] – de nuevo esa sinceridad que venía en el peor momento. Lucy y Ed por fin se habían librado de la maldición que le había echado la Reina Negra y ahora ella estaba embarazada, de una niña llamada Chloe según le había dicho Kaylee a Diana, aunque eso nos lo habíamos reservado.

    – [MacLeod]Lucy aprovechó el tiempo con su madre en los últimos años. Sufrirá, es normal, pero su carácter es distinto al de Sarah y Diana.[/MacLeod] – o al menos eso pensaba. – [MacLeod]Ellas se culparán, pensarán que habrían podido hacer algo más.[/MacLeod] – aclaré. Eso las acompañaría a todas siempre, pero el carácter de Sarah y Diana haría que fuera peor. Y Diana, por si fuera poco, llevaría encima también el sufrimiento de su hermana. Eso me hacía recordar una de las cosas por las que tanto la quería, pero también lo mal que lo iba a pasar.

    – [Sasha]Me llevaré a Sarah a patrullar, sin los niños en casa pensará demasiado.[/Sasha] – comentó Sasha apurando el café.

    – [Daniel]Iré con vosotras. [/Daniel] – añadió Daniel asintiendo. Durante los próximos días no tendría mucho tiempo, estar con Diana iba a ser mi prioridad, pero en los momentos en los que ella descansara y yo no pudiera pegar ojo, empezaría a trazar algunas líneas de acción para ayudar a los nuevos Daë y para defender Moondale y la Tierra como siempre hacíamos.

    Se escuchó una alarma resonando en el despacho principal, que estaba conectado a la sala en la que estábamos por un arco. Daniel se levantó, ese despacho era de Sarah, de Dom y suyo, así que fue derecho hacia donde tenían el sistema de vigilancia. Los demás pasábamos mucho tiempo allí, yo en especial, pero estaba acostumbrado a que ese timbre pasara primero por Nate.  – [Daniel]Qué raro, tan tarde y ya estamos todos.[/Daniel] – pulsó un par de botones y en una televisión pequeña de la esquina se encendió la imagen de la entrada. Todos nos quedamos igual de asombrados y nos levantamos para verlo mejor. – [Daniel]No puede ser.[/Daniel] – dijo Daniel.

    Allí, en la entrada, estaba Mia Browning, con una sonrisa de oreja a oreja, saludando a la cámara.

     

  • EL DOLOR DE LOS QUE QUEDAN ATRÁS

    DANIEL ARKKAN

    CASA DE LAS ECHOLLS, RIPPER – NOCHE

    Me desperté sobresaltado y solo vi oscuridad. Busqué institivamente con la mirada un punto de luz y lo encontré en la farola encendida en la calle, iluminando tenuemente la habitación a través de las cortinas.

    Estaba destapado, pero por alguna razón, cubierto de sudor frío. Sasha se removió a mi lado y Sarah se estiró. Me levanté como pude de la cama, tratando de no despertar a ninguna.

    Bajé las escaleras y reprimí el impulso de abrir las habitaciones de los niños por el camino. Seguí hasta la cocina y miré el reloj: las cuatro de la mañana. Me preparé un café, había asumido que a esas alturas ya no iba a dormir más, ni aunque lo hubiese intentado. Mi cuerpo estaba alerta, preparado para luchar, salvo que esta vez la amenaza estaba muy lejos.

    Mientras calentaba el café, me senté en la barra y me pasé una mano por la cara inconscientemente, tratando de despejarme. Observé mis manos y cada una de sus cicatrices hasta que mi mirada se detuvo en el anillo.

    Llevaba poco tiempo en mi mano. Era hecho a mano, porque de otra forma no habríamos podido llamarlo nuestro, a fin de cuentas, nuestra forma de vida no era de portada de revista de bodas. Sobre el metal de color plata oscura se marcaban tres bandas de diferentes tonalidades de oro: rosa, blanco y amarillo. Simbolizaba cada una de las partes de nuestra relación.

    Habíamos encargado los tres anillos antes de irnos de viaje y nuestros hijos se habían desvanecido poco tiempo después, así que cuando el joyero llamó, ya casi no recordábamos el motivo. No había imaginado que el momento de llevarlo puesto resultaría tan triste, ni que cada vez que lo viese lo que pensaría es en que no había podido enseñárselo a ninguno de ellos.

    El microondas pitó y me llevé el café a la mesita del salón. Agradecí el contacto del sofá, pese a no tener sueño, estaba cansado, como si estuviese luchando con una enfermedad, salvo que este dolor era mental, no físico.

    Esta situación reavivaba el viejo trauma. Ver morir a tus padres sin poder hacer nada no es algo que se cure nunca, va contigo durante toda tu vida. Normalmente, afecta a la persona en la que te conviertes y aunque por suerte yo había encontrado una vida como nunca habría podido imaginar en un ámbito, ese miedo a la pérdida siempre iba a estar ahí.

    La gente de a pie no tendría a lo largo de su vida muchas posibilidades de que algo reavivase un trauma así, pero nosotros habíamos vivido gran parte de nuestras vidas luchando literalmente para salvar el mundo, codo con codo con las personas a las que más queríamos. Y ahí estaba la gran diferencia, en otras ocasiones, aunque Sarah, Sasha o cualquiera de los demás estuviera implicado, había podido luchar. Ahora, sin embargo, esta lucha sin fin había alcanzado a nuestros hijos por mucho que hubiéramos tratado de separarlos de ese mundo, y nos impedía luchar para ayudarles y protegerles, porque se los habían llevado muy lejos, tanto, que ni siquiera estaban en este tiempo.

    La única herramienta que teníamos era la conexión entre nuestros discos y sus orbes, que parecían prometer que ellos, al igual que nosotros y que los Daë a los que iban a tratar de ayudar para mantener la historia tal y como la conocíamos, iban a pasar también por unas Pruebas que cambiarían su vida para siempre, unas Pruebas en las que Sarah había muerto.

    Todo es más fácil por la perspectiva que da el tiempo. Sarah había vuelto segundos después y eso había traído a Sasha a nuestras vidas, pero mi cabeza no dejaba de dar vueltas a todo lo que podía irles mal en esos mundos o en las mismas Pruebas. Tampoco lo hacía más sencillo el hecho de no haber podido hablar aún con ninguno de ellos. Sarah había conseguido hablar varias veces con Bowie, que parecía haber dominado rápidamente el uso del medio de comunicación, para ponerse al día, pero yo no había comunicado con ninguno de ellos.

    Me dolía no conseguirlo, pero era algo que no quería hablar con ellas porque yo al menos tenía la opción, Sasha ni siquiera tenía eso. Solo podía hablar con sus niños a través nuestro. Pese a ser tan estoica, se dejaba entrever que aquello le afectaba.

    Aferré una vez más aquél disco y puse toda mi voluntad en ello. Pensé en Sarah, en Sasha, en lo que aquellas tres bandas del anillo significaban, no solo nosotros tres, si no también ellos tres y el metal oscuro de la base que bien podría ser Dante.

    No sé cuanto tiempo estuve visualizando recuerdos con cada uno de ellos, sin despegar la mirada del anillo, pero finalmente sentí algo hacer click al otro lado, una presencia a mi alrededor que me hacía sentir acompañado en aquél oscuro y solitario salón. Antes de escuchar su voz supe de quién se trataba.

    – [Xander]¿Papá?[/Xander] – le escuché decir. Sonreí y sentí que la emoción me embargaba. No me apetecía que me viese llorar y eso le preocupase, así que contuve las lágrimas con dificultad.

    – [Daniel]Xander, por fin. Llevo mucho tiempo intentando hablar con vosotros.[/Daniel] – me sinceré. – [Daniel]¿Todo bien? ¿Necesitáis ayuda con algo?[/Daniel] – no conseguía controlar el impulso de ayudar, de hacer algo y no sentirme inútil mientras estaban en peligro.

    – [Xander]Yo también quería hablar con mamá, pero no ha funcionado hasta ahora.[/Xander] – no dije nada, sabía que Xander tenía más confianza con su madre y lamenté no haber pasado más tiempos juntos, no para ser yo su primera opción, me encantaba que fuese Sarah porque ella siempre había sido una madre maravillosa, y Sasha también, si no simplemente para conocerle más a fondo. En aquél momento sentía que había pasado más tiempo protegiéndole del mundo que disfrutando de él juntos.

    – [Daniel]No soy mamá pero puedes contármelo si lo necesitas.[/Daniel] – le animé, sin esperar que lo hiciera.

    Xander se empezó a hacer visible frente a mí, tanto que parecía que lo tenía delante. Vi una cicatriz reciente en su brazo, como de un arma de filo. Sabía por Sarah que habían estado en un mundo que parecía Roma y que habían tenido que abrirse paso allí para proteger a Eleanor. Temí por su seguridad, pero también me sentí orgulloso de él. Quizá lo había sobreprotegido y en lugar de eso lo que tenía que haber hecho era lo mismo que Sasha, entrenarle, pasar tiempo juntos.

    Se lo pensó durante unos segundos y lo vi sentarse en una cama de aspecto extraño. No la observé demasiado, en las reuniones con los demás habíamos puesto en común todo lo que nos habían contado y al parecer, estaban en una nave espacial del futuro.

    – [Xander]No sé si Bowie os ha contado que Jane y yo hemos arreglado las cosas.[/Xander] – nuestros ojos se cruzaron un instante, lo suficiente para captar lo que estaba sintiendo. Estaba preocupado, pero no podía disimular su alegría. Negué con la cabeza para que me lo contara. – [Xander]Creo que puede…haber algo entre nosotros. Pero no quiero estropearlo.[/Xander] – resumió. Xander no iba a entrar en detalles y yo no iba a preguntárselos, porque en ese momento, hablando de Jane, vi más en mí de mi hijo que nunca en la vida.

    – [Daniel]Solo te puedo decir que sigas tu instinto.[/Daniel] – no se me daba bien hablar de ese tipo de cosas con prácticamente nadie, pero aquél que había delante de mí era mi hijo, las reglas no se aplicaban igual. Hasta que no nació, no supe que podía querer a alguien tanto como a su madre. Luego me llevaría la sorpresa con Sasha, con Elle, con Dante y con Bowie. En realidad, nunca hay límites sobre cuántas personas puedes querer. – [Daniel]Os llevábabais muy bien y si volvéis a ser amigos, céntrate en lo principal, que es trataros bien. Si hay algo entre vosotros, lo verás claro y seguro que sale bien. Si no, no pasa nada por seguir siendo amigos.[/Daniel] – Xander meditó, preocupado seguramente por la posibilidad de que no fuera recíproco. No había que ser su padre para saber que mi hijo llevaba media vida enamorado de la misma mujer.  – [Daniel]Pero en el fondo parecéis estar hechos el uno para el otro, si te soy sincero.[/Daniel] – le sonreí cuando levantó la mirada hacia mí, aliviado.

    – [Xander]Eso espero. Pero con todo lo que está pasando, quizá debería estar preocupándome de salir de aquí a salvo.[/Xander] – Xander estaba cargando con el peso del mundo igual que su madre. Siempre se habían parecido mucho. Me fijé en que en la sala en la que estaba había una ventana tras la que se veía un enorme valle bañado por la luz del sol. Parecía increíble que estuvieran en una luna de otra galaxia.

    – [Daniel]Bicho, lo que sí te puedo decir es que en los años que llevo amando y luchando, pararse a preocuparse de algo nunca ha sido una buena idea. Necesitas fuerzas para seguir peleando, porque si no tenemos nada que perder, tampoco tenemos nada que ganar.[/Daniel] – todos necesitábamos algo que nos diera fuerzas. – [Daniel]Disfrutad, pasad tiempo juntos, vivid las relaciones que están saliendo de ahí porque serán para toda la vida.[/Daniel] – pese a estar dispersados por medio Ripper, los Moondies seguían siéndolo, seguíamos teniendo relación más de veinte años después. No solo para reunirnos y hablar de amenazas, si no también para ir a comer o simplemente, recordar viejos tiempos.

    – [Xander]Amy ha tenido una visión. Voy a reunirme ahora con el resto, pero seguramente mañana iremos a unos nuevos mundos.[/Xander] – estaba preocupado. En aquella luna estaban a salvo, aunque estuvieran lejos de casa, pero en aquellos mundos había muchos peligros que tenían que sortear para encontrar a los Daë y mantenerlos a salvo.

    – [Daniel]Sé que puedes con ello. Intentábamos evitar esta vida para vosotros, pero ahora que no hay más remedio, sé que sois los únicos que podrían sacarlo adelante.[/Daniel] – traté de quitar cualquier miedo o duda de mis palabras. Mi hijo necesitaba ánimos y es lo único que podía darle. Pero eso no significaba que no creyera lo que le estaba diciendo. No llevaban toda la vida luchando como nosotros, por suerte, pero podían con ello. Eran inteligentes, tenían recursos.

    – [Xander]Gracias papá. No sé…no sé cuando podremos volver a hablar.[/Xander] – tragué saliva, ese medio de comunicación era una lotería. Ambos lo sabíamos.

    – [Daniel]No pasa nada, sigue hablando el tiempo que quieras y después de eso, tendré siempre el disco en la mano para esperarte.[/Daniel] – cuando me necesitase, fuera la hora que fuera.

    Xander sonrió y seguimos hablando durante un largo rato. Era extraño pensar que hubiese hecho falta algo así para que pudiéramos tener una charla como no habíamos tenido en unos cuantos años. Pero lo agradecí. Echaba de menos a mi pequeño y cada minuto que pasábamos juntos era un regalo.

  • A TRES BANDAS

    Sarah – Casa de los Echolls

    Mañana

    Cuando empezó todo, a ratos me venía a la cabeza una canción que tarareaba mi madre con escaso éxito que venía a decir algo así como «qué difícil es tener dos amores y no estar loco». Lo curioso, es que al final no resultó tan difícil, aunque tuvimos que sortear muchas piedras en el camino, algunas de ellas puestas por nosotros mismos.

    El principio lo conocéis, al menos hasta que acabó «La Guerra de Moondale», pero quién iba a pensar que acabaríamos diciendo que estábamos los tres juntos. Eso no fue fruto de la casualidad, porque llegó un punto en el que Sasha era lo primero que pensaba al levantarme y mi último pensamiento antes de dormir. Lo fácil habría sido que Daniel saliese de la ecuación, pero es que cuando pensaba en ella, también estaba pensando en él.

    (más…)

  • LOS ESTRAGOS DE LA VIDA

    Dominic Williams – Lago Gealach

     

    Cuando la guerra en Moondale finalizo pensé que nunca más tendría que utilizar mi diario, que se acabarían las noches de caza, las pesadillas, que todo sería un camino de rosas y felicidad. Pero las rosas tienen espinas y la vida un cruel sentido del humor.

    Poco tiempo después de la batalla contra Z y Preston, recibí una llamada de los MacLeod. Arthur, la única figura paterna que había conocido y de la poca familia que me quedaba había fallecido. Un infarto mientras dormía. Fue rápido e indoloro, o todo lo indoloro que puede ser la muerte.

    Viviendo en un mundo en el que la oscuridad ronda en cada rincón uno esperaría morir a manos de un vampiro que te pilla desprevenido, un demonio demasiado poderoso o un ser completamente invencible. No fue así para Jessica. El cáncer, ese enemigo invisible y silencioso me la arrebato. Poco a poco observe como mi hermana se iba consumiendo en la cama de un hospital y la impotencia se apoderaba de mí al no poder hacer nada.

    Encima fui lo suficientemente estúpido como para alejar al amor de mi vida. Dos puntos de vista completamente opuestos y una disputa fueron suficientes para romper una relación de años.

    – [Daniel]Vivo siempre con la sensación de que va a pasar algo. Llevamos muchos años tranquilos.[/Daniel] – De vez en cuando, como buen amigo, Daniel se tomaba la molestia de pasar tiempo conmigo. Hacíamos cosas de las cuales cuando éramos jóvenes ni tomábamos en consideración, como en este caso pescar.

    – [Dom]No puede ser peor que mi situación actual.-[/Dom] Francamente si apareciera un gran mal de nuevo estaría agradecido, podría centrar mi ira en algo más que en mis frustraciones.

    – [Daniel]Si sigues sintiendo algo por ella deberíais hablarlo.[/Daniel] – Por muy terapeuta de parejas que se pusiera Daniel estaba claro que no conocía a Rebecca tan bien como yo.  – [Daniel]Os separasteis porque no estabais de acuerdo en un tema importante, no porque no os quisierais.[/Daniel]

    – [Dom]Prefiero no hurgar en la herida y complicar más las cosas.-[/Dom] Hubo un tiempo en el que me marche brevemente para no inmiscuirme, para no entorpecer. Pero la “misión” de Logan era suicida y no quería que mis hijos crecieran sin un padre.

    – [Daniel]¿Más?[/Daniel] – Pregunto sonriendo. – [Daniel]Siempre queda bien si apareces con un salmón gigante.[/Daniel] – Daniel acaba de dejar otro pez pequeño en el cubo mientras que en el mío se encontraba vació, cual metáfora de la vida.

    – [Dom]La vida te sonríe Arkkan.-[/Dom] A lo que Daniel sonrió. Está claro que no lo decía solo por los peces y lo interpreto rápido.

    – [Daniel]Si al final lo teníais todos medio confirmado.[/Daniel] – No era precisamente ningún secreto, simplemente no les había dado por contarlo. Hasta que les dio por soltarlo y la noticia se propago entre todos los conocidos en cuestión de segundos.

    – [Dom]Si, bueno. Aquí uno que sale por las noches de caza con Sasha aunque no diga mucho.-[/Dom] Había veces en las que venía más contenta a las patrullas y otras en las que hacia picadillo de vampiro.

    – [Daniel]En casa hablan más ellas, no te creas.[/Daniel] – Sonrió mientras el sol comenzaba a ponerse por el monte Skye. – [Daniel]Es un alivio que se sepa, la verdad. Tampoco lo hemos negado pero había que hacer algunos malabares.[/Daniel]

    – [Dom]Es hora de ir volviendo. Tengo que llevar a Elliot al cine.-[/Dom] Como futuro historiador le gustaba ver películas de época y sacarle punta a todos los errores de continuidad que aparecían en ellas o que estaban biográficamente mal contados.

    – [Daniel]Mucha suerte.[/Daniel] – Me animo mientras fuimos recogiendo los utensilios de pesca.

    Mientras volvíamos en silencio en la furgoneta familiar de los Echolls Arkkan empecé a darle vueltas a lo que había dicho Daniel. A pesar de la separación, del distanciamiento entre ambos, seguía queriéndola. Siempre la iba a querer, era la madre de mis hijos y el amor de mi vida. Una vida de estragos en la que no podía renunciar a las únicas personas que aun me hacían feliz.

  • CON UN CUCHILLO DE MANTEQUILLA

    Ellie – Casa de los Echolls

    Mañana

    Colgué la videollamada con Idris y bajé a desayunar. El día había amanecido gris y horroroso, uno de esos días en los que parecen las siete de la tarde desde primera hora. Últimamente, lo primero que hacía nada más despertarme, era darle los buenos días y también le daba las buenas noches a altas horas de la madrugada, para qué os voy a mentir. Eso había provocado que JJ me mirase alzando una ceja, pero tampoco le dejaba que emocionase en exceso, porque puestas a abrir el cajón de mierda, el suyo estaba a rebosar.

    (más…)

  • TODO ESTÁ CAMBIANDO

    Sarah – Bosque de los lobos

    Noche

    Me sentía culpable por cada persona que resultó herida aquella noche, por los que perdieron la vida incluso aunque fueran de moral cuestionable (¿Quién era yo para juzgar a nadie?) y por cada destrozo de la ciudad. Mi cuerpo no daba muestras de cansancio físico, porque no dejaba de ser una máquina de matar y en mi genética de Cazadora no existía la opción de «batería baja», al menos no de la misma forma que para el resto del mundo, pero sí que estaba agotada psicológicamente. Enfrentarme, primero a mis miedos a manos de El Rey Negro y después a Aaron, que era tan indestructible como parecía, hicieron que combatiese de manera mecánica, prácticamente sin pesar.

    (más…)

  • FIESTA, DESFILE AND ROCK&ROLL

    Dominic Williams / Escuela Legado

    Habíamos decidido hacer una pequeña fiesta en la nave, algo para subir la moral por el más que inminente enfrentamiento entre las huestes de Z y Preston, y que mejor que una fiesta de bienvenida para la pequeña Amy, un par de meses después si, pero era mejor eso a hacer una en plan, dentro de un par de días vamos a la guerra, party hard.

    Cara se había encargado de decorar el gimnasio de la nave, sus dotes para explotar al personal que contrataba eran extraordinarias. Cara había dispuesto de una gran mesa redonda, parecida a la mesa de reuniones, en la que nos sentaríamos a comer algo, y otra mesa alargada de bebidas y entrantes, junto a una de mezcla de música.

    – [Daniel]Dom, el ron era para más tarde.[/Daniel] – Añadió Daniel bromeando mientras me acercaba con mi vaso a los demás.

    – [Dom]Para mi ya es mas tarde.-[/Dom] Mire mi reloj pero en realidad aun no eran ni las diez de la noche.

    – [Cara]Si hubierais dejado a Cara cobrar entrada, esto no habría pasado[/Cara].- Refunfuño Cara. Cual discoteca, Cara quería cobrar entrada por entrar y por las consumaciones. Daniel intento explicarle que estaban en familia, a lo que Cara respondió que en ese caso debería de cobrarnos más caro aún.

    – [Daakka]El año siguiente quizá no vayamos a morir.[/Daakka] – dijo Daakka sonriendo, a lo que siguió un silencio un poco incomodo.

    – [Dom]Daakka, creo que necesitas una copa muchísimo más que yo.-[/Dom] Le di la copa que llevaba a lo que el demonio se quedo mirándola por encima y olisqueándola. No caí en ese momento, pero creo que acabe dándole alcohol a un infante.

    – [Rebecca]Por supuesto, Dom. Sigue bebiendo[/Rebecca].- Añadió Rebecca sarcásticamente. Becca no era especialmente amiga de las fiestas.

    – [MacLeod]¿Habéis empezado sin nosotros?[/MacLeod] – MacLeod entro por la puerta cargando a Amy encima. Lucy y Ed corrieron a saludar a la pequeña. MacLeod siempre había tenido ojeras, era lo que tenía beber cantidades exageradas de café e intentar reprimir a tu lobo interior, pero ahora las tenía especialmente marcadas.

    – [Cara]No han hecho caso a Cara y no han cobrado entrada, así que no es una fiesta. En las fiestas se cobra entrada[/Cara].- Añadió Cara aun visiblemente molesta, pero se le paso un poco en cuanto MacLeod paso por delante de ella con Amy.

    – [Diana]¿Pero cómo puedes ser tan roña?[/Diana]- Añadió Diana a modo de saludo entrado con el carro. Diana parece la típica madre que se lleva todo por delante sin importarle nada.- [Diana]¿Dónde está mi hermana, ligando con Sasha?[/Diana]

    – [Dom]Ohhhhh.-[/Dom] Grite desde la otra punta de la sala lo que ocasiono que todos se giraran.

    – [Daniel]….[/Daniel] – Daniel no dijo nada, simplemente se dedicó a lanzarme una mirada pensando posiblemente en castrarme. La de Rebecca también daba esa impresión.

    – [Sarah]La verdad es que no, pero si tan interesada estás en Sasha, le digo que venga[/Sarah].- Dice dándole un beso rápido en la mejilla a su hermana y luego saludando a MacLeod y a Amy.

    – [Daakka]Noche divertida.[/Daakka] – Añadió Daakka riendo entre dientes, cada vez que hacia eso, reír entre dientes, parecía un aspersor, no por llenar de saliva al que tuviera delante sino por el ruidito que hacia.

    – [Mia]¿Por qué no ponéis regaetton?[/Mia]- Añadió Mia con cara triste.- [Mia]Felises los cuatro…[/Mia]- canta.

    – [Dom]Acepto peticiones Mia.-[/Dom] Había dejado una playlist de fondo mientras llegaban todos.

    – [Mia]Puedo poner yo la música[/Mia].- Se ofreció dándole un sorbo a la pajita de su puerto de indias.

    – [Mara]Eh…mejor no[/Mara].- Mara se levanto de su asiento y le dio a Vincent al pequeño Idris, la maternidad le había sentado bien a ambos. Mara cogió una de las bandejas con comida y se paseo con ella para sentirse útil.

    – [Daniel]Ni Lucy.[/Daniel] – Bromeo Daniel. Lucy se encogió de hombros y agarro a Ed por los brazos para que bailara con ella, mientras Ed parecía un muñeco de trapo en sus brazos, ella bailaba como una profesional.

    Comimos, hablamos, bailamos y hasta en cierto momento tuvimos un pase de modelos en el que Lucy nos presento los trajes que nos había confeccionado. Mia emocionada fue la primera en desfilar, su traje dejaba al descubierto sus alas y llevaba un sugerente escote. Ed parecía un pulpo en garaje sin saber muy bien como moverse, daba zancadas largas posiblemente para acabar cuanto antes aquella pesadilla. No llegamos a ver todos los trajes porque Lucy aun esta terminando el resto, pero por lo poco que pudimos ver había realizado un trabajo impecable.

    – [Sasha]Creo que me voy[/Sasha].- Dijo Sasha tras el improvisado desfile, se le notaba un poco incomoda. Creo que se como se siente, no hace mucho estaba en su lugar. – [Sasha]Gracias y eso[/Sasha].

    – [Dom]¿Ya?, pero si ni siquiera son las 2 de la mañana.-[/Dom] Añadí dándole otra copa para disuadirla de que se marchara. – [Dom]Tomate otra, la fiesta solo acaba de empezar.[/Dom]

    – [Daniel]Claro.[/Daniel] – Añadió escuetamente Daniel, eso en él era demasiado, tenía el carisma por las nubes con la fiesta.

    – [MacLeod]No le hagas caso a Diana.[/MacLeod] – MacLeod le lanzo una mirada a Diana y ladeo la cabeza hacia ella para que le dijera algo, pero más bien parecía que le había dando un tirón en el cuello.

    – [Diana]Tranquila, solo estoy un poco molesta porque no te gusto.[/Diana] Diana iba de un lado a otro moviendo el carro intentando dormir a Amy.

    – [Daakka]Diana gusta a todos.[/Daakka] – Añadió Daakka de manera inocente.

    – [Diana]Lo sabía, pero gracias[/Diana].- Diana paso por su lado y le dio una palmadita en la espalda. Al parar el carro Amy comenzó a berrear. – [Diana]Pues me parece que la fiesta ha terminado[/Diana].

    Le hice una señal para que esperara y pinche esa canción que tanto había estado pidiendo Mia a lo largo de la noche, esa de felises los 4, y Amy dejo de llorar.

    – [Diana]Nos ha salido regaettonera la niña[/Diana].- Diana se llevo la mano a la cara negando con fuerza.

    -[Dom]No tenía mucha pinta en el futuro… bueno, los futuros.-[/Dom] Lo mismo la canción era tan mala que había conseguido dormirle.

    – [Daakka]Por descendientes.[/Daakka] – Dijo Daakka levantando la copa, a lo que todos nos unimos y brindamos.

    La noche transcurrió con normalidad, la verdad es que nos sento bien una noche libre lejos de preocupaciones.

    – [Rebecca]Christopher y Diana están agotados.—[/Rebecca] Dijo colocandose junto a mí en la cabina del DJ.

    – [Dom]Y es solo una.-[/Dom] Diana estaba apartando los platos de la mesa a un lado y coloco encima a Amy para cambiarle el pañal.

    – [Rebecca]Todavía les queda una más.—[/Rebecca] sonríe.

    – [Dom]Para cuando llegue la segunda ya tendrán practica.-[/Dom] Christopher cogio el pañal sucio y marcho hacia esa especie de cocina que teniamos para tirarlo.

    – [Rebecca]Podría ser peor: podrían tener dos a la vez.-[/Rebecca] Sonaba preocupada, y había ocultado su cara tras su bebida, no alcoholica.

    – [Dom]Tranquila, todo saldrá bien.-[/Dom] Dije posando mi mano encima de la que ella tenía en la mesa.

    – [Rebecca]Si tú lo dices…-[/Rebecca] Mordisqueo el vaso de plastico nerviosa.

    – [Dom]¿Tienes dudas Becca? No tengo problema en que no tengamos hijos, pero tras haberlos vistos…-[/Dom] Nunca había pensado en tener hijos, hace años era demasiado alocado y ahora que medio había asentado la cabeza no había surgido la idea hasta ahora.

    – [Rebecca]No, no es eso. Pero… es un poco raro que todo vaya tan deprisa y que parezca que hay que seguir la línea que te marcan.-[/Rebecca] Sonaba nerviosa, algo raro en ella teniendo en cuenta lo serena que suele ser.

    – [Dom]No tiene porque. He visto dos futuros más y en ninguno de ellos teniamos hijos. Aunque uno de ellos fue antes de conocerte. El futuro no esta escrito en piedra Becca, puede pasar cualquier cosa.-[/Dom] Me acerque hacia ella y la abrace por detrás.

    – [Rebecca]Espero que «cualquier cosa» quiera decir «cualquier cosa buena».—[/Rebecca] Dijo echando la cabeza hacia atrás para mirarme.

    – [Dom]Por supuesto, si algo saco en claro de ver nuestro futuro, es que si algo esta mal poder mejorarlo.-[/Dom]
    Añadí dandole un beso en la frente mientras nos meciamos al son de una de sus canciones favoritas de Adele.

    Me lleve al bolsillo de la cazadora y sopese su contenido, mire a mi alrededor y cogi a Rebecca de una mano para que me siguiera. Nos metimos en la lobera, no era el sitio más romantico pero era tranquilo y estaba limpio, Christopher siempre se aseguraba de eso. Colocoque a Rebecca delante de mí, acaricie su mejilla e inque una rodilla en el suelo. -[Dom]Rebecca Lee. ¿Quieres casarte conmigo?.-[/Dom] Pregunte sacando la cajita del bolsillo y le mostraba el anillo. Si de algo estaba seguro es de que quiero pasar el resto de mi vida junto a ella a su lado.