CHRISTOPHER MACLEOD
ESCUELA LEGADO – NOCHE

Aquél edificio que en su día había sido una mera nave industrial vacía, se había convertido en el edificio de administración de la Escuela Legado y en una suerte de escuela de la vida para los Moondies. Era su corazón latiente, rebosante de vida y energía incluso cuando las amenazas eran constantes. Sin embargo, aquella noche, ese corazón adolecía. En el edificio reinaba el silencio, solo roto por los llantos contenidos y las voces cansadas.
Cuando Daniel entró a la sala de descanso de la segunda planta, nos encontró a Sasha y a mí sentados en silencio, pensativos, esperando.
– [MacLeod]¿Café?[/MacLeod] – les pregunté. Había perdido la cuenta de los que había tomado, pero necesitaba una distracción aunque solo me fuera a mantener ocupado unos minutos.
– [Daniel]Sí.[/Daniel] – respondió Daniel, sentándose al lado de Sasha. Empecé a prepararle un latte aderezado con las cosas que iba dejando Daakka por allí de los cafés que iba experimentando. Envidié su especial relación en ese momento, él tendría un apoyo constante para ayudar a Sarah mientras que yo, volvería a una casa silente, sin mis niñas, solo para tratar de ayudar a sobrellevar la pena al amor de mi vida, que estaba derrotada.
– [Sasha]Cargado.[/Sasha] – pidió Sasha. Observé el líquido oscuro mientras se vertía sin fin en una taza grande, sin leche, sin azúcar, solo café, a veces se notaba que Daniel y yo no habíamos nacido en este país.
Al terminar coloqué los cafés en los posavasos de la mesa en la que estábamos sentados y miré fijamente la madera, sin atreverme a preguntarle a Daniel por el asunto por el que llevaba un rato ausente.
– [Daniel]Acabo de hablar con Xander.[/Daniel] – le escuché decir. Al alzar la vista le vi mirando a Sasha, que debía haber pedido con sus ojos lo que yo no me atrevía a preguntar. Después me miró a mí. Apartó sus ojos de los míos al cabo de unos segundos, consciente seguro de que conociéndole como lo hacía, había reconocido el dolor que se ocultaba tras ellos. Por su historia personal, para Daniel esto estaba resultando muy duro, pero había aguantado cuando recibieron la llamada, en el funeral y ahora, reunidos todos en la Escuela, porque sabía que Sarah estaba sufriendo lo indecible.- [Daniel]Han tenido complicaciones y se les ha presentado una mujer que les ha ofrecido tratos, pero están bien.[/Daniel] – confesó. Sentí una sensación de agobio volver de las sombras en las que se había metido los últimos días. Mis hijas estaban en otra parte del universo, en otro tiempo, enfrentándose a la clase de peligros de las que siempre intentamos protegerlas. Habíamos creído que podíamos protegerles de todo esto, pero al final nunca tuvimos esa opción, quizá lo más sensato habría sido enseñarles. – [Daniel]Parece que Laura Petrov ha vuelto a la isla, habría que buscar la forma de hablar con ella.[/Daniel] – asentí, meditabundo, nuestros contactos en la isla existían, los OWLS e incluso la madre de Laura, pero dada la relación con Z, que aún tenía un peso importante en el gobierno de la misma, no era muy entusiasta utilizándolos, porque sabía que él estaría observando y quien sabe si podría esperar nuestro peor momento para volver a intentar quedarse con Ripper.
– [Sasha]¿Le has dicho lo que ha pasado?[/Sasha] – preguntó Sasha, directa como solo ella podía serlo sin resultar ofensivo.
– [Daniel]Sí, y he querido decírselo a Elle también directamente.[/Daniel] – Daniel se pasó una mano por el pelo, más largo de lo que lo que lo había llevado en los últimos años, abatido. – [Daniel]Siento que no puedas hablar con ellos.[/Daniel] – le dijo a su otra mujer. Colocó una mano en su espalda para darle apoyo. Para Sasha, que siempre se había hecho a un lado cuando era necesario disimular, debía ser difícil ser la única que no podía hablar con los niños por no ser una Daë.
– [Sasha]Ya tendré tiempo. Ahora lo importante es ayudar a Sarah y estar cuando ellos lo necesiten.[/Sasha] – respondió. Era una mujer estoica, con mucha confianza, pero por mucha que tuviera, me alegró enormemente saber que su relación ya no sería un secreto con nadie.
– [MacLeod]Hablaré con Amy y Vera en cuanto Diana se encuentre con fuerzas para hablar con Kaylee.[/MacLeod] – les expliqué. Estaba deseando escuchar y ver de nuevo a mis niñas. Desde los viejos tiempos no llevaba tan a menudo encima el disco Daë como ahora, que me acompañaba a todas partes. Pero a ese deseo de hablar con ellas se le sumaba el miedo a decirles lo que había pasado, a llevarles ese dolor a un lugar desde el que no podían hacer nada, ni yo tampoco para reconfortarlas por la pérdida. – [MacLeod]Ese dolor se quedará siempre, pero seguirán adelante. Ayudar a los niños las mantendrá ocupadas.[/MacLeod] – les dije. Sarah, Diana, Lucy y Cara eran las que más fuerte habían recibido el golpe. Junto a la desaparición de nuestros hijos e hijas, era demasiado, pero confiaba en que hablando con ellos, ayudándoles, las madres protectoras que había en ellas sirvieran para protegerlas a sí mismas de las hijas dolientes.
– [Daniel]Tengo miedo de ver a Sarah destrozada como cuando lo de Kaylee.[/Daniel] – confesó Daniel. Se notaba que aquél suceso habría protagonizado su mundo del miedo en caso de haber vuelto. Deseé no hacerlo nunca, porque el mío sería mucho más peligroso ahora que tenía muchísimo más que perder.
– [Sasha]Se repondrá, pelirrojo, es fuerte.[/Sasha] – le animó Sasha. La última vez las cosas habían sido diferentes, Kaylee se sacrificó y eso nos destrozó, Sarah se culpó, Ed no lo pudo soportar y se fue. Todo se vino abajo en cuestión de días. Pero salimos de ello y no se pasa un suceso así sin volverse más fuerte.
Daniel asintió pero el silencio imperó en la sala de igual modo. Temí por un instante escuchar los llantos de la sala de descanso contigua, donde estaban ellas. Todos entrábamos a menudo para estar junto a ellas, pero al final, si alguien entendía su dolor eran ellas mismas, las cuatro habían perdido a una madre, aunque en diferente modo.
– [MacLeod]Rebecca y Dom llegaron hace un rato, están con Jaime, creo que se irá con ellos una temporada para no volver solo a esa casa.[/MacLeod] – les expliqué. Habían llegado mientras Daniel hablaba y Sasha estaba con Sarah. – [MacLeod]Mi madre le ha ofrecido un cuarto si lo necesita.[/MacLeod] – comenté. Sería duro para Jaime, toda una vida solo para volver una vez más a ella. Quizá a Dom y Rebecca les vendría bien cuidar de alguien después de volver a vivir juntos tras marcharse sus hijos.
– [Daniel]Cara también está sufriendo, durante un tiempo hizo de madre para ella.[/Daniel] – meditó, pensativo. Daakka se había ido hacía un rato con ellas, entraba y salía de la sala, listo por si le llamaban. El pomo de la puerta giró y pensé que sería él.
– [Vincent]Hola.[/Vincent] – saludó Vincent al entrar. – [Vincent]¿Os importa si me quedo? Mara está con las hermanas y con Cara y no sabía ya qué hacer.[/Vincent] -aseguró con su habitual sinceridad. Todos estábamos así, pasándolo mal mientras las veíamos sufrir ante un mal al que no podíamos enfrentarnos como estábamos acostumbrados.
– [MacLeod]No, pasa, siéntate y tómate un café o lo que necesites.[/MacLeod] – le ofrecí señalando la cafetera italiana, aún cargada.
– [Vincent]Les está resultando muy duro, así tan de pronto, sin saber lo que le pasaba.[/Vincent] – dijo mientras se sentaba en uno de los sofás. En aquel momento más que nunca temía la «maldición» de Vincent. A veces necesitamos engañarnos, escuchar que no va a ser tan difícil, que pasará. Pero lo cierto es que llevaría tiempo y muchas cosas de las que preocuparse, como la relación de mi mujer y la magia.
– [MacLeod]Las despedidas siempre son duras, en realidad nadie está nunca preparado aunque diga lo contrario.[/MacLeod] – confesé, recordando a mi hermano Zack. – [MacLeod]Elizabeth siempre aguantó el tipo por sus hijas, hasta el final.[/MacLeod] – sonaba a que me estaba repitiendo tras el funeral, pero la verdad es lo que es. Elizabeth siempre había tragado sus preocupaciones cuando sus hijas salían a salvar el mundo y ahora, cuando el mal la acechaba a ella, les había ahorrado las preocupaciones y se había enfrentado a ello sola.
– [Daniel]Debimos ver algo raro. Venía mucho hace una temporada y en los últimos meses se excusó para no hacerlo.[/Daniel] – comentó Daniel, haciendo un gesto con la mano. Era cierto que Elizabeth había empezado a venir hacía cosa de un año con la excusa de aburrirse, ver a los niños y estar con la familia, pero hacia el final ya debía notarse el deterioro y no quería venir.
– [Sasha]Teníamos muchas cosas encima.[/Sasha] – le tranquilizó Sasha. Siempre era así, teníamos el mundo tan encima de los hombros que no podíamos girar la cabeza para ver algunas cosas de las que pasaban en él. Eso había hecho también que no viéramos venir lo de Omega y lo de Infinity para evitar que nuestros niños y niñas se lanzaran a esa locura.
– [MacLeod]Y sigue siendo así.[/MacLeod] – respondí. – [MacLeod]Estarán deseando ayudar a nuestros hijos e hijas, pero tenemos que ocuparnos de las patrullas, de Infinity y de Omega nosotros mismos, es lo único en lo que podemos ayudarlas.[/MacLeod] – aliviar en parte esa carga, mantener la rutina, estar ocupadas pero sin excesivas preocupaciones. Iba a ser una temporada dura.
– [Daniel]¿Ed está con ellas?[/Daniel] – preguntó Daniel.
– [Vincent]Sí, solo se ha movido de allí para hablar con Ezra.[/Vincent] – explicó Vincent, que había sido el último en salir. – [Vincent]Con lo felices que estaban con el embarazo.[/Vincent] – de nuevo esa sinceridad que venía en el peor momento. Lucy y Ed por fin se habían librado de la maldición que le había echado la Reina Negra y ahora ella estaba embarazada, de una niña llamada Chloe según le había dicho Kaylee a Diana, aunque eso nos lo habíamos reservado.
– [MacLeod]Lucy aprovechó el tiempo con su madre en los últimos años. Sufrirá, es normal, pero su carácter es distinto al de Sarah y Diana.[/MacLeod] – o al menos eso pensaba. – [MacLeod]Ellas se culparán, pensarán que habrían podido hacer algo más.[/MacLeod] – aclaré. Eso las acompañaría a todas siempre, pero el carácter de Sarah y Diana haría que fuera peor. Y Diana, por si fuera poco, llevaría encima también el sufrimiento de su hermana. Eso me hacía recordar una de las cosas por las que tanto la quería, pero también lo mal que lo iba a pasar.
– [Sasha]Me llevaré a Sarah a patrullar, sin los niños en casa pensará demasiado.[/Sasha] – comentó Sasha apurando el café.
– [Daniel]Iré con vosotras. [/Daniel] – añadió Daniel asintiendo. Durante los próximos días no tendría mucho tiempo, estar con Diana iba a ser mi prioridad, pero en los momentos en los que ella descansara y yo no pudiera pegar ojo, empezaría a trazar algunas líneas de acción para ayudar a los nuevos Daë y para defender Moondale y la Tierra como siempre hacíamos.
Se escuchó una alarma resonando en el despacho principal, que estaba conectado a la sala en la que estábamos por un arco. Daniel se levantó, ese despacho era de Sarah, de Dom y suyo, así que fue derecho hacia donde tenían el sistema de vigilancia. Los demás pasábamos mucho tiempo allí, yo en especial, pero estaba acostumbrado a que ese timbre pasara primero por Nate. – [Daniel]Qué raro, tan tarde y ya estamos todos.[/Daniel] – pulsó un par de botones y en una televisión pequeña de la esquina se encendió la imagen de la entrada. Todos nos quedamos igual de asombrados y nos levantamos para verlo mejor. – [Daniel]No puede ser.[/Daniel] – dijo Daniel.
Allí, en la entrada, estaba Mia Browning, con una sonrisa de oreja a oreja, saludando a la cámara.