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Etiqueta: Dante Villiers ‘Ford’

  • VILLIERS BROWNING

    DANTE VILLIERS

    KARDAS – EL ERMITAÑO GRIS, DIRECCIÓN A ARABIA

    Aquella masa enorme no hacía más que subir y bajar. Era gris, como el cielo cubierto de nubes, así que daba igual si mirabas al mar o al cielo, todo era parecido.

    – [Dante] Tenías que haberle colgado a Laura…[/Dante]- me quejé. Nuestra vida no era idílica en la Edad Media, pero al menos tenía trabajo y los dos pies en algo firme. Pero Laura había aparecido con noticias y tuvimos que ponernos en marcha. Al menos con un poco de suerte si conseguíamos hacer lo que había que hacer, volveríamos a ver a los demás. Era un alivio pensar que estaban vivos y que no nos habíamos quedado atrás solos.

    – [Chloe]Tanto como te gustan los coches y lo que te marea un barquito de nada.[/Chloe] – sentenció Chloe con cara burlona. Alcé una ceja, mirándola. Habría preferido cruzar el mar estilo gaviota que ir en ese puñetero barco durante dos semanas enteras en dirección a la Arabia de ese planeta. En teoría teníamos que buscar allí el avatar guardián del portal de ese mundo, un Toro, que según MacLeod era el mismo al que adoraban los templarios. O sea, un puto toro blanco.

    – [Dante] Si tu hubieras visto lo que puede haber ahí debajo.[/Dante] – señalé el agua oscura que ocultaba bien los terrores que podía haber debajo. Solo pensar en los demonios serpiente de Dagrknot me hacía querer darme una ducha de agua caliente y después alejarme corriendo de cualquier masa de agua.

    – [Chloe]Lo que te marea es el movimiento. A mí no me engañas.[/Chloe] – replicó ella.

    – [Dante] No sé cómo puede gustarte ir en esta chalupa en dirección a las mil y una noches. [/Dante]- al menos parecía cómoda con el cambio de aires.

    – [Chloe]No sirve de nada quejarse, bro.[/Chloe] – respondió. Supongo que ella también era consciente de que en cuanto a trato de las mujeres no iba a cambiar demasiado la cosa, pero al menos ganábamos en higiene.

    – [Dante] Me entretendré pensando en la ropa que te vas a poner allí.[/Dante] – respondí mirándola de reojo. Llevaba un vestido de corte sencillo de los que llevaban las mujeres jóvenes en Kardas, una ropa que le hacía muy poca justicia a su trasero digno de estatua griega.

    – [Chloe]Cuéntame algo y así no piensas en las ganas de potar que tienes.[/Chloe] – comentó, quitándole importancia mientras se apoyaba en la barandilla. Me paré a pensar, no era un hombre de muchas palabras, aunque hacía un tiempo que algo me rondaba la cabeza y apenas había tenido tiempo a hablarlo.

    – [Dante] Mi madre no sabía nadar, vivió la mayor parte de su vida encerrada en una mansión. Y luego en otra.[/Dante] – expliqué. Suponía que mi respeto al agua venía de ella, que siempre parecía aterrada cuando nos veía jugar en la playa. – [Dante] Me pregunto cómo estará.[/Dante] – añadí. No había podido preguntarle al padre de Kaylee por ella, así que no sabía si se habría encontrado con Sarah y estaría en buenas manos o sola y preguntándose dónde estábamos todos. Y además, su asesina estaba allí, la muy hija de puta había vuelto dejándonos a nosotros aquí.

    – [Chloe]Pues viva, que ya es better que muerta.[/Chloe] – resumió. Nuestras miradas se cruzaron y ella sonrió sorprendida porque no apartara la vista, algo que no debía ser común en su futuro.

    – [Dante]Estará preocupada. [/Dante]- admití. – [Dante]Mientras tanto él seguirá por ahí[/Dante] – el recuerdo de mi padre no dejaba de envenenar la alegría que debía suponer que ella hubiera vuelto. Cole lo había conseguido, había sacrificado algo suyo para traerlo de vuelta y Logan mientras tanto, ¿qué? Lamentándose y odiando, buscando venganza. ¿Por qué coño no había hecho como Cole, por qué tenía que parecerme a él?

    – [Chloe]¿Tan malo es?[/Chloe] – preguntó ella.

    – [Dante]Digamos que no tengo los mejores recuerdos de un tío que se largó cuando mi madre murió.[/Dante] – resumí. A veces, escuchando hablar a los demás sobre las Pruebas de los Moondies, me paraba a pensar en si de verdad conocía a esa persona, al Logan Daë, o solo al padre ausente al que me había acosumbrado a detestar. – [Dante]Si no hubiera sido por los Echolls estaría bajo un puente.[/Dante] – admití. Eran mi segunda familia, aunque sin lazos sanguíneos, que eso dejaría mi interés por Chloe en algo un poco chungo. Hasta yo, que tuve un crush con la madre de Kaylee, tenía mis reglas.

    – [Chloe]I got it.[/Chloe] – dijo ella. Se quedó distraída mirando hacia el horizonte. Me vino un fuerte olor a ron y me giré para ver a un grupo de marineros de la tripulación bebiendo algo mientras miraban a Chloe una y otra vez. El mareo pasó a segundo plano y me coloqué de espaldas al mar para mirarles fijamente.

    – [Dante]Como este viaje dure mucho más voy a acabar dejando sin los pocos dientes que les quedan a estos tíos.[/Dante] – sentencié. Lo peor era que una parte de mí pugnaba por liberar esa adrenalina.

    – [Chloe]¿Y ese ataque de masculinidad tóxica?[/Chloe] – preguntó, aparentemente sorprendida, aunque a estas alturas, después de unos meses sobreviviendo juntos, ya tenía que conocerme. Era impulsivo, atrevido, ingobernable. Un rebelde sin causa me llamaba una profesora del instituto.

    – [Dante]La vena Villiers.[/Dante] – resumí. Por mucho que me pesara, esa parte de mí estaba ahí, junto con mi oscuro poder, un testamento en vida.

    Chloe me pasó una mano por la cara y su suave tacto me reconfortó. Dejé de mirar a los marineros, algunos se habían ido y otros seguían ahí, envalentonados por el alcohol. Aunque poco se atreverían a hacer, habíamos gastado bastante en el pasaje contando con que era nuestra vía para dejar ese mundo, y no lo pagaríamos hasta atracar, el capitán defendería su inversión.

    – [Dante]¿Eso es una indirecta?[/Dante] – sugerí con una sonrisa. Dos semanas de viaje eran mucho tiempo, había que buscar formas de entretenerse.

    – [Chloe]No, estaba mirando a ver si te ibas a morir ya.[/Chloe]- me picó, sacándome la lengua.

    – [Dante]Muerte por kiki.[/Dante] – bromeé.

    – [Chloe] Anda, te dejo con los mareos.[/Chloe] – se despidió, dándome la espalda para volver al camarote.

    – [Dante]Genial, yo pensaré en toros blancos sagrados de arabia que me saquen de este trozo de roca anticuado.[/Dante] – dije, incapaz de imaginarme alejándome del aire fresco para meterme en un cubículo de madera que se mueve sin parar, con una ventanilla que parece la de una lavadora.

    Ya solo quedaba que el cansancio me pudiera y el sueño hiciera correr un poco más el tiempo, porque prefería enfrentarme a un toro blanco mágico que seguir en esa travesía del demonio, solo con mis pensamientos. Pronto volveríamos con los demás y todo este viaje acabaría de una vez. Solo esperaba que no acabase del todo para mí.

  • MI HERMANO, MI HEROE

    ELLIOT WILLIAMS

    NEXUS

    Apenas nos dio tiempo a descansar algo tras regresar a la nave. Nos cambiamos de ropa para no destacar en Nexus y cogimos algo de comida de la cocina. Parecíamos una familia que estaba a punto de salir de vacaciones y que se quedaba dormida, lo que ocasionaba que fuéramos a toda prisa. Me sorprendió ver a tanta gente congregada alrededor de la nave y parecía que nos estaban vitoreando, al menos a algunos de nosotros.

    Llegamos al monolito que nos llevaría hasta el Nexus y tras cruzarlo aparecimos en una plaza. El lugar estaba desierto, no era más que una ciudad en ruinas, sin embargo el cielo estaba iluminado y no por estrellas precisamente. Toda la vida que faltaba en la zona que nos encontrábamos estaba en una futurista ciudad por encima del cielo.

    – [Xander]Por aquí, tenemos que ir con cuidado, dicen que nos esperan ejércitos de Antailtire.-[/Xander] Xander encabezo el grupo ya que era el único que sabía por donde debíamos de ir.

    – [Leo]¿Estamos preparados para eso?.-[/Leo] Leo no parecía muy convencido de nuestras opciones y entendía porque. A lo largo de los diferentes mundos por los que habíamos pasado nos habíamos enfrentado a diferentes criaturas, pero nada comparado al poder que nos estaba esperando en este mundo.

    – [Kaylee]Más nos vale.-[/Kaylee] Kaylee le paso la mano por el brazo a Leo en señal de animo. No puede evitar pensar en Tina, el tacto de su piel grabado a fuego en mi mente.

    – [Xander]Habrá que centrarse en llegar a la iglesia.-[/Xander] Nos especifico Xander, no podíamos hacer mucho más. -[Xander]No podemos enfrentarnos a tantos.[/Xander]

    – [Jane]Deberíamos trazar un plan.-[/Jane] Propuso mi hermana, pero andábamos demasiado ensimismados mirando entre la oscuridad de las esquinas como para pararnos a pensar en algo.

    – [Dante]Pues estamos jodidos porque los fuertes están ahí.-[/Dante] No me pare a debatir con Dante porque estas cosas solía guardarlas para mí, pero estaba equivocado. Mi hermana era la persona más fuerte que conocía, si se lo proponía podía acabar con todo en cuestión de segundos. Es fácil sucumbir ante tú poder, más difícil es contenerse a el.

    – [Kaylee]¿PERDONA?.-[/Kaylee] La voz de Kaylee resonó en el ambiente. Probablemente se estaba sintiendo como yo me había sentido la mayor parte de mi vida, menospreciada.

    – [Dante]Bueno todos menos tu y yo.[/Dante]

    – [Owen]Creído.-[/Owen] Dante sonrió con suficiencia.

    – [Xander]Elle y su grupo abrirán las puertas a la señal, así que preparaos para correr.-[/Xander] Xander desenvaino su espada, a su lado Amy y Ezra volvían a transformarse en licántropos, mientras que Leo optaba por su versión más hibrida recubierto de titanio. – [Xander]A Idris no le va a gustar que hayan acampado tan cerca de la nave.[/Xander]

    – [Kaylee]Algún día habrá que decirle que la nave no es suya.-[/Kaylee] Kaylee aprovecho el cuerpo de Leo y se cubrió tras él mientras avanzaba lanzando bolas de fuego. Amy y Ezra abrieron camino dando dentelladas a unas extrañas criaturas que eran casi todo huesos.

    – [Owen]Francis esta poniendo orden, cuando volvamos ya deberían de estar instalados.-[/Owen] Al parecer toda esa gente que se encontraba acampada en el exterior de la nave provenía del mundo en el que había estado Owen y puesto que lo nombraron líder de equipo se propuso no dejar a nadie atrás. Sus brazos se recubrieron de fuego, era como si las llamas salieran de él, nunca lo había visto usar su poder así.

    Observe como Dante a nuestro lado intentaba abrir la umbra para transportarnos más cerca de la iglesia, pero no era capaz. – [Dante]Puedo usar mi poder pero no entrar en la umbra.[/Dante]

    Amy y Ezra regresaron hasta nuestra posición. La primera cargo a Vera y Jamie mientras que Ezra rondaba cerca de mí para que hiciera lo mismo. Julia se adelanto y se subió encima de él.

    – [Julia]¿Te gusta como cabalgo, guapo?.-[/Julia] Pregunto mientras fingía que movía un sombrero imaginario en el aire. Amy se adelanto siendo cubierta por las bolas de fuego de su hermana.

    – [Elliot]No creo que pueda contestarte.-[/Elliot] Añadí subiendo tras ella. Cuando Ezra salió disparado a toda velocidad hacia la iglesia me agarre a la cintura de Julia inconscientemente. A nuestro lado paso Sophie a lomos de un leopardo.

    – [Julia]Suelo dejar sin palabras a todos mis amantes.-[/Julia] Ezra no podía responderle pero el lobo negó con la cabeza como su pudiera entenderla. Idris desde el otro extremo creo dos muros de hielo haciendo un pasillo para que nos resultara más sencillo llegar a todos.

    – [Xander]Vale, ya estamos aquí pero si cerramos las puertas no van a aguantar.-[/Xander] Añadió Xander tras separarse del abrazo de su hermana. Algunos nos refugiamos en la iglesia mientras otros seguían en el exterior impidiendo que entraran en ella. Cole y Ruby se cubrían las espaldas entre ellos como si llevaran toda la vida peleando juntos.

    – [Dante]¿Siempre tienen que hacerse de rogar?[/Dante] Dante cerro el portal que había creado delante de él cortando a un demonio por la mitad. -[Dante]No estamos en una puta peli, siguen llegando.[/Dante]

    – [Owen]Tal vez si nos hacemos los vencidos aparezcan. Les gusta hacerse los héroes.-[/Owen] Owen lanzaba llamas en un extremo, cortando el paso de un grupo de amazonas.

    – [Jane]Owen, tú deberías de estar descansando.-[/Jane] Al lado de mi hermana, Elle lanzo una espada contra el marco de la entrada impidiendo que un grupo de guerreros entrara en la iglesia.

    – [Xander]Pensad que cuando esto acabe puede que volvamos a casa por fin.-[/Xander] Creo que nada deseábamos más ninguno de nosotros. Habíamos llegado muy lejos como para caer ahora, entregado demasiado en el juego de Caitriona.

    – [Owen]Me encuentro bien.[Owen]

    – [Jane]Tú cara no dice eso.-[/Jane] Algo debía de haber pasado en el mundo que habían visitado. Es cierto que la cara de Owen era de esfuerzo, pero lo estaba asociando el descomunal uso de su poder.

    – [Owen]Mi cara es de que como no lleguen los puñeteros Daës estamos muertos.-[/Owen]

    – [Nate]No os aconsejo desanimarnos.-[/Nate] Nate se encontraba rodeado. Su poder se concentraba en los pensamientos positivos de los demás, como perdiéramos toda esperanza de ganar Nate no podría hacer nada.

    – [Owen]La vida es maravillosa Nate.-[/Owen] El fuego en mi hermano era cada vez menos intenso.

    – [Nate]Así me gusta.-[/Nate] Con las palabras de animo de mi hermano Nate comenzó a rebosar energía y se deshizo de las gárgolas que tenía encima lanzándola por los aires. Lexie creo un montón de copias de si misma peleando. En realidad era una estrategia para que el enemigo pensará que éramos demasiados, ya que las ilusiones de Lexie no eran corpóreas y no golpearían a nadie. Pero no se vieron muy amedrentados cuando entre sus filas aparecieron las manos.

    – [Cole]Esto se pone feo.-[/Cole] Nos fuimos replegando hasta la iglesia mientras el ejercito de Antailtire nos asediaba cada vez más. Estábamos atrapados en una ratonera, no teníamos ninguna otra forma de escapar. Jane salió corriendo en dirección opuesta, cuando me gire encontré a Owen de rodillas. Me lance junto a mi hermana para cargar con él. Cree un escudo a nuestro alrededor con el anillo y lo fui alternando con una espada como me enseño Ezra mientras avanzábamos hasta la iglesia.

    – [Owen]Mi hermano, mi héroe.-[Owen] Añadió sonriendo entre dientes arrastrando los pies. Pose mi mano junto a la suya que llevaba en el costado. Y entonces lo sentí por primera vez, un dolor atroz, un dolor como si me estuvieran desgarrando el costado.

  • UNA EPOPEYA DANTESCA

    Dante Villiers

    SELAS – NOCHE

    El refugio del Daë demoníaco resultó ser un complejo entramado de cavernas comunicadas entre sí a través de túneles que recorrían toda la montaña. Sin tener claustrofobia, no era muy fan de estar encerrado bajo kilómetros de roca excavada por gente que aún no conocía la electricidad, así que convencí al resto para quedarnos en una enorme caverna cerca de la del Daë.

    Allí había seres de todo tipo, la mayor parte habrían sido llamados monstruos por los humanos corrientes, pero yo también, así que me sentía acogido de una forma extraña. Y además, esos monstruos sabían divertirse como nadie. Una vez quitados los tabúes estúpidos de la humanidad, la fiesta que tenían de manera continua toda la noche, a pesar de tener a los enemigos a las puertas, no era comparable.

    Tenían bebidas fuertes que por primera vez llegaron a hacerme efecto, se paseaban por ahí sin importarles si iban vestidos o no y no se escondían si querían «aparearse», fuera del sexo que fuera su pareja. Eran libres y les envidié, porque en lugar de disfrutar de la fiesta, tuve que sentarme en una mesa a debatir con mi heroica compañía y un demonio al que teníamos que convencer de ser salvado y salvador.

    Oriax era práctico, había tenido poder durante mucho tiempo y le habían adorado por ello, hasta que los héroes empezaron crecer y los monstruos a desaparecer para alimentar su gloria. Así que no resultó fácil hablarle de que quien estaba detrás de los ataques de los héroes era en realidad enemigo de trece mundos más, un parásito que se alimentaba de todos ellos para conseguir su mundo utópico, que seguro que no era para tanto.

    Ni siquiera llegamos a convencerle, ni de recibir ayuda ni de prestarla, antes de que un faë diera la voz de alarma. Los héroes habían llegado a la entrada de las cavernas, así que recogimos nuestros trastos a toda prisa y nos preparamos para la guerra contra unos tipos que estaban más que acostumbrados a ella. Sobra decir que tenía mala pinta, por muchos poderes que tuviéramos la mayoría, también estaban ahí Chloe, Elliot,  Vera y Jamie que no tenían poder ofensivo, ni edad, ni entrenamiento.

    Dejé que los lobos fueran delante mientras Kay les cubría la retaguardia y Julia les cegaba. Yo me quedé hacia atrás, cerca de Chloe, que en ese momento estaba cagándose en todo al ver que había poco sitio donde esconderse.

    – [Dante]¿Sabes insultar con el cuerpo además de con la boca?[/Dante] – dije después de golpear con un bate de acero que me había llevado de la nave a un héroe que parecía un cupido hormonado.

    – [Chloe]La verdad es que no.[/Chloe]- admitió, cubriéndose detrás de mí.- [Chloe]Yo soy más de quedarme comentando los outfits de la gente que pelea.[/Chloe] – añadió. Por el rabillo del ojo vi que Elliot, Vera y Jamie formaban un círculo, armados con lo que habían encontrado por ahí, tratando de defenderse de quien se acercara demasiado. Un héroe trató de abalanzarse y un destello salió de Elliot y lo lanzó lejos. Tenía que haberme llevado también algún souvenir del mundo vikingo.

    – [Dante]Hoy no tiene pinta de que vayas a poder hacer eso.[/Dante] – dije. Vi un palo como el que usaba la rubia de Xena y se lo puse en las manos.  – [Dante]Cógelo con fuerza y dale a cualquiera que tenga pinta de héroe.[/Dante] – resumí. Al final por muchas disciplinas y mucho que se llenase la gente la boca, el truco estaba en coger con fuerza el arma y atizar al otro si dejar que te diera. Fin.

    Ella respondió dándome un golpe bastante flojo. Esperaba que no hubiera tenido intención de darme fuerte. O sí, depende del contexto.

    – [Dante]Yo tengo pinta de todo menos de héroe.[/Dante] – admití devolviéndole la sonrisa. Solo estaba haciendo de Daë por circunstancias de la vida, si no, seguiría tan tranquilo en mi taller.

    – [Chloe]No te lo crees ni tú.[/Chloe] – replicó ella. Me veía con buenos ojos a pesar de todo.

    Vi que venían varios hacia nosotros así que le hice una seña. Dejé que la fría y acogedora oscuridad me devorase y aparecí entre dos héroes que no me esperaban y cayeron rápido al darles por la espalda. Si esperabais que empezase con el honor de atacar de frente, estáis equivocados conmigo. Esto era la guerra y si tenía que elegir entre mi vida o la de mis compañeros y el honor, ya podían darle bien por el culo al honor.  – [Dante]¿Qué decías?[/Dante] – dije al reaparecer a su lado.

    Ella puso los ojos en blanco, pero seguía loca por mis huesos.

    – [Dante]La verdad es que el Daë no parece necesitar mucha ayuda.[/Dante] – comenté mientras miraba por una de las «ventanas» excavadas en la roca cómo más abajo, donde estaban los lobos, Kay y Julia, un rayo caía del cielo y arrasaba una docena de heroicillos.

    – [Chloe]Pues me siento.[/Chloe] – replicó, sentándose de verdad en una roca que había por allí cerca.

    Cuando volví a mirar por la ventana, vi dos puntos blancos que cada vez se hacían más grandes. Al principio me quedé sorprendido al ver que tenían alas como las mías, pero al acercarse más vi que eran un hombre y una mujer montados en caballos alados. Venían derechos hacia nosotros, para atacar por la retaguardia los muy cabrones. ¿Veis lo que os decía del honor? Que le jodan.

    El tipo tenía una melena a lo Conan, e iba vestido con esa ropa cutre que te dan en los juegos de rol al principio, la de cuero. Ella iba vestida como en los juegos clásicos, con una armadura que cubría pocas partes vitales y dejaba más piel a descubierto que al revés. – [Dante]Lo siento, pero yo era de Kevin Sorbo.[/Dante] – dije volviendo a hacer el combo de oscuridad para teletransportarme sumado al golpe con el bate.

    – [Chloe]Pues sí que eres viejo, ¿no?[/Chloe] – replicó Chloe dando vueltas para evitar que la heroína le golpeara.

    – [Dante]¿Qué pasa, en tu futuro ha quebrado Infinity?[/Dante] – respondí. Chloe intentó darle a la mujer, pero pese a que el golpe no era malo del todo, la otra tenía experiencia.

    – [Chloe]Te estaba tocando las narices.[/Chloe]- encontró tiempo para sacarme la lengua pese a tener a la heroína casi encima y estuve a punto de decirle que se me ocurrían otras formas de usarla, pero quizá no era el momento.

    – [Dante]Quizá no sea el momento.[/Dante] – respondí para mí, con la suerte de que parecía que le había respondido a ella.

    – [Chloe]Siempre es el momento.[/Chloe]

    – [Dante]Puedes pedirle el traje a tu amiga, te sentaría bien. [/Dante] – el héroe estaba empezando a cansarse, pero no cedía. Lo de desaparecer no iba a funcionar ya así que probé algo nuevo. Mi brazo se cubrió de sombras y sentí que el bate pesaba menos mientras recorría la distancia que me separaba del héroe y lo lanzaba contra unas rocas más allá.

    – [Chloe]Estoy mejor sin nada.[/Chloe] – replicó. Mi cabeza era muy imaginativa para esas cosas, así que preferí mantenerme entretenido ayudándola con la heroína.

    – [Dante]Claramente.[/Dante] – admití, pensando que podíamos estar haciendo los tres algo más divertido que pelear.

    Chloe me tiró un beso cuando conseguimos librarnos de la chica. – [Dante]Tú si que sabes animar una guerra. [/Dante]

    Por desgracia el mundo no funcionaba como en una fantasía, no tuvimos tiempo de liarnos allí mismo, ni la heroína se lo pensó mejor y se unió a nosotros, simplemente seguimos golpeando y machacando hasta que los héroes parecieron coger más fuerzas.

    Al grito de «Hyllus», empezaron a hacernos retroceder. Pronto estuvieron todos cerca de la zona que habíamos defendido. Nos hicieron replegarnos cada vez más dentro de las cavernas, dejando atrás cuerpos de aquella gente que hacía unas horas estaba festejando con ganas.

    Pensé que esa vez no lo contaríamos, que sería la que haría que no existiera en el futuro del que venía Chloe. Llegué a tener un breve y vergonzoso momento de claridad en el que pensé que no me importaría si tenía que ser yo el que no lo contaba, al menos el resto estaría a salvo. Luego me arrepentí, tenía mucho que vivir. Y como si hubiera apretado la mano de mono, los Daë entraron en escena, unidos a los miembros más recientes como Alastair como si llevaran años juntos. Detestaba el rollo de las diferencias de tiempo.

    – [Dante]Casi no llegáis.[/Dante] – les reproché mientras repelíamos el ataque, ya con un peso menos porque ahora el trabajo quedaba en sus manos. Ellos tenían que terminar de ayudar a Oriax y convencerle de ir con ellos, a nosotros nos esperaban los demás en Nexus, donde con suerte, veríamos a los Daë por última vez antes de volver a casa. Si es que lo hacíamos.

    Como no tenía claro que eso fuera a ser así para mí, tiré de Carpe Diem y cogí a Chloe por la cintura para besarla con ganas aprovechando que Ezra ya no era un bicho peludo con garras y dientes con lo que podría hacerme trizas.

  • TRUENOS Y GARRAS

    LEO ARKKAN

    SELAS

    La mera visión de la loba de color caoba despertó en mi algo que esperaba, aletargado pero siempre alerta, esa parte de mí que llevaba una vida reprimiendo y que finalmente había sido el desencadenante para empezar a llevar una vida que no esperaba pero me llenaba de una forma que me sorprendía cada día.

    Acompañé sus señas de mis palabras y las de Ezra para que el resto del grupo echase a correr. Mientras Amy lideraba en su forma lupina la comitiva atravesando el bosque, Ezra y yo nos dividimos a los demás para protegerlos. Él se mantuvo cerca de Elliot, Jamie y Vera, mientras que yo me mantuve al lado de Dante, Chloe, Julia y Kaylee. Los tres héroes habían desaparecido antes de convertirse Amy, por suerte, porque mi lado más salvaje recelaba de ellos.

    Me aseguraba de tener en mi campo de visión la melena pelirroja de Kaylee en todo momento, mientras usaba el olfato para seguir el camino que trazaba Amy. Me obligué a ir detrás de todos ellos, porque la sensación de que los lobos se acercaban me invadía como un sudor frío.

    Después de un rato corriendo empecé a ver figuras moviéndose entre las sombras, agitando las hojas en su carrera por alcanzarnos. Cuando el rumor del bosque comenzó a ser ensordecedor y el olor de los licántropos era imposible de ignorar, me entregué a lo inevitable.

    Es difícil describir la sensación, quizá la vez que más cerca había estado había sido con ‘Shattered Bones’, pero lo había intentado varias veces sin conseguir captarlo del todo. El dolor empezaba en mi caso en la columna, haciéndose más pronunciada arañando mi piel, que se expandía y se hacía más densa y resistente. Pero mi atención siempre se iba a lo que más temía, al dolor de mis falanges partiéndose y deformándose. Unas manos que ahora eran garras y no podrían tocar jamás.

    Mantuve el control todo lo que pude y fui capaz de dejar la transformación a medias, porque si me convertía en un hombre lobo completo no era capaz de retenerlo. En esa forma simiesca en la que me encontraba, busqué la melena pelirroja y di con apenas un destello.

    Corrí y mis piernas explotaron de placer al ser presionadas, necesitaba correr, quemar esa energía que atormentaba mi cuerpo a ser contenido. Por el camino un hombre lobo se cruzó, iniciando la persecución de Kaylee. Habrían notado que era la más fuerte, o que más de uno teníamos un lazo vital con ella.

    Sea como fuere, le di alcance y él trató de golpearme al llegar a su altura. Me zafé y usé esas mismas garras que hacían esas manos incapaces de tocar para rasgar su costado. La sangre brotó y sentí que me embargaba un éxtasis salvaje y primitivo. Mi yo humano detestaba esa sensación, pero ahora no era del todo humano y necesitaba esa fuerza.

    Mis garras abrieron camino, entonando un cántico de salvaje destrucción que se contraponía a la fuerza creadora que acarreaban cuando acariciaban las teclas de un piano, las cuerdas de una guitarra o la suave piel de Kaylee.

    Al final, llegué a un claro con el pelaje salpicado de sangre, envuelto en un frenesí que reprimí en cuanto les vi a todos, en especial a ella. Mis huesos se recompusieron y volví a mi ser. Miré mis manos y estiré los dedos para comprobar la movilidad.

    – [Kaylee]¿Y ahora qué?[/Kaylee] – preguntó Kaylee. Parecía ilesa. Salvo Amy, Ezra y yo mismo, los demás no tenían ni una salpicadura de sangre y la nuestra, a excepción de algunas magulladuras, era de los otros.

    Alguien se abrió camino a través de las ramas y entró al claro. No bajé la guardia al ver que eran los dos héroes y la heroína, parecía que también habían luchado, pero ellos tenían más arañazos. Apenas hubo tiempo de hablar cuando más figuras entraron y entraron al claro. Algunas estaban en forma de hombre lobo completa mientras que otras tomaron forma humana. El pudor que pudieran tener los demás era inexistente en ellos, que se presentaban sin ninguna ropa. Era más práctico para cambiar entre formas.

    – [b]Una manada con sólo tres lobos, doncellas, una bruja y un… pájaro.[/b] – dijo uno de ellos con voz burlona y ronca. Tenía una cicatriz en el pecho, la piel curtida por las peleas y el pelo salpicado de canas.

    – [Dante]Mira a ver a quién llamas pájaro, perra.[/Dante] – replicó Dante, dando un paso adelante. Ezra le puso una mano en el pecho para evitar que avanzase y se ganó un coro de gruñidos entre los licántropos.

    – [Kaylee]Casi como en Narnia, pero sin armario.[/Kaylee]- comentó Kaylee, desviando la atención al convocar un viento tan fuerte que les hizo retroceder. Surgieron más lobos de otros puntos del claro, acercándose de forma amenazadora hacia nosotros.

    Amy se dispuso a colocarse frente a los demás y hacer de intermediaria, pero los héroes no la dejaron actuar y se lanzaron a pelear. Cuando el primer lobo cayó al suelo con una herida de espada plateada en el vientre, la situación se escapó de su control.

    Hicimos un círculo dejando a Elliot, Jamie, Vera y Chloe en el interior. No fue necesario defendernos, porque un trueno retumbó como si acabase de caer en el mismo claro. – [Oriax]¿Qué héroe se atreve a cruzar mis dominios?[/Oriax] – preguntó una voz grave, pero serena y respetable a la vez.

    Al otro lado del claro una figura de dos metros de alto y aspecto imponente se dejó ver. Su imagen me transportó a otro tiempo, a una tarde lluviosa, a la vera de la chimenea encendida, con un reluciente disco de metal entre mis manos. Aquella fue la primera vez que vi esa figura, la del Daë Oriax.

    – [b][i]Nosotros, que venimos a librar al mundo de ti.[/i][/b] – dijo el héroe que parecía liderar a los otros dos. No recordaba muy bien sus nombres.

    – [Leo]¿Quién ha dicho nada de eso? [/Leo] – repliqué dejándome oír.

    – [b][i]Aléjate, ya he visto que no sois más que monstruos que pretendían engañarnos. [/i][/b]- levantó su espada apuntando hacia nosotros. El brillo que emitía el filo no dejaba dudas, era plata.

    – [Amy]¿Pero qué…?[/Amy] – intervino Amy, encarándose.

    – [b]Nos engañasteis con la hidra, pero seguro que era una riña entre seres como vosotros.[/b] – dijo la heroína. Aunque poco podía llamárseles así.

    – [Kaylee]Bueno, vamos a ver, yo creo que aquí ha habido un error, porque nosotras somos las buenas.[/Kaylee]- aclaró Kaylee. Teníamos dos frentes abiertos y aquí no había duda de dónde tenía que estar nuestro bando.

    – [Oriax]Basta. Habéis entrado en mis dominios. [/Oriax]- sentenció Oriax, acercándose. – [Oriax]Y os atrevéis a amenazarme.[/Oriax] – abrió las alas y en un parpadeo se colocó frente al héroe. Su espada voló por los aires hasta clavarse en el suelo y cuando alcé la vista, el Daë lo tenía cogido por el cuello.

    – [b]Cantarán mi nombre como el primero en morir hoy, pero alguno de nosotros acabará contigo. [/b] – replicó el héroe con dificultad, señalando unas luces en el exterior del claro. Eran antorchas, decenas. Aquellos tres héroes eran los primeros de un ataque a gran escala. Y nosotros estábamos en medio de todo eso, con la misión de protegerle.

    – [Leo]Tenemos que proteger al Dae. [/Leo] – les recordé, pese a que Oriax no parecía necesitarla en ese momento. Su expresión no cambió cuando vio las antorchas.

    – [Vera]¿Qué deberíamos hacer?[/Vera] – preguntó Vera, sin dejar de mirar con preocupación la tensa garra que sujetaba el cuello del héroe.

    – [Jamie]Va a matarlo. [/Jamie]- dijo Jamie, asustada. Oriax parecía calmado, pero en su interior se percibía una atronadora furia que amenazaba con arrasar todo.

    – [Dante]Eh, ¿y si lo sueltas?[/Dante] – se atrevió a decir Dante. – [Dante]No puede hacer nada contra ti.[/Dante] – añadió.

    Oriax pareció meditarlo, porque poco podían hacer en realidad contra él, pero el héroe y la heroína libres atacaron. Entonces en tres golpes certeros, acabó con todos. – [Oriax]¿Queréis ser los siguientes?[/Oriax] – preguntó, girándose hacia nosotros dejando atrás los cuerpos de los héroes.

    – [Kaylee]Evidentemente, no. Solo queremos que esto acabe con el menor número de muertes y mutilaciones a ser posible.[/Kaylee] – respondió Kaylee. Me sorprendía su valentía, la fuerza que emanaba pese a encontrarse en desventaja contra un ser tan ancestral y poderoso como Oriax.

    El demonio camino despacio hacia ella y se colocó delante. Me tensé. – [Oriax]Cuánto tiempo sin ver a una de las tuyas.[/Oriax] – dijo, como si mirara más allá, a través de su alma.

    – [Kaylee]Explícame eso, por fi.[/Kaylee] – pidió, cargada de inocencia.

    – [Oriax]Una hija del fénix.[/Oriax] – respondió el Daë. Una chispa pareció bailotear en el iris de Kay.

    – [Kaylee]Mi madre es que es una leyenda.[/Kaylee] – replicó. Él entrecerró los ojos, como si no la comprendiera, algo me decía que él debía estar refiriéndose a que Kay era como su madre, capaz de renacer de sus cenizas por el extraordinario poder de su magia.

    – [Oriax]Os daré una oportunidad.[/Oriax]- concedió finalmente, dándonos la espalda. – [Oriax]¿Por qué veníais con ellos?[/Oriax] – preguntó con firmeza.

    – [Dante]Más bien nos los encontramos de camino.[/Dante] – replicó Dante. No solía coincidir con él muy a menudo, pero había dado en el clavo.

    – [Leo]Veníamos buscando a alguien, para protegerlo.[/Leo] – añadí. El Daë se acercó a la manada y les hizo varias señas. Después de un rato, abandonaron el claro.

    – [Oriax]Seguidnos.[/Oriax] – dijo Oriax.

    – [Jamie]Los héroes vienen de camino. [/Jamie]- le respondió Jamie, señalando las antorchas que se acercaban.

    – [Oriax]Encontrarán obstáculos. Tardarán en llegar, si es que lo consiguen.[/Oriax] – replicó, aún sereno.

    Con cautela, manteniendo las distancias, les seguimos. Sería un Daë pronto, un salvador de mundos, pero todavía era un poderoso demonio, muy antiguo, capaz de acabar con quien se interpusiera en su camino. Casi instintivamente le di la mano a Kay para caminar juntos. Mientras avanzábamos, parte de mí parecía sentir ese fuego que emanaba de ella.

  • COMPARTIENDO EL CAMINO

    LEO ARKKAN

    SELAS – NOCHE

    Según escuchaba las palabras de ese aspirante a héroe llamado Abderus, sentía que mi mente divagaba a otro tiempo mucho más atrás, hasta el salón de la cabaña de mis padres, con el fuego crepitando y el olor a chocolate caliente como le gustaba a mamá, algo que se había convertido en costumbre en aquel periodo en el que no dejaba de pasear para conseguir que un incansable Noah se durmiese.

    Mi padre, mientras tanto, se sentaba junto a mí y sin un libro en las manos, me contaba los cuentos de los Daë, las historias que Noah siempre tendría grabadas en sus genes y que él quiso que yo también tuviera presentes, junto a muchas otras.

    Y ahora estaba allí, escuchando hablar de un demonio draconiano que plantaba cara a los supuestos héroes, dispuestos a aniquilar a los que tenían un aspecto diferente, aquellos que molestaban por su «fealdad». No dudaba que era Oriax el Daë al que buscábamos, pero había que tener cuidado, porque surgió de las sombras y tardaría tiempo en encontrar la luz al lado de los otros Daë.

    Mientras los héroes y heroínas aumentaban el ritmo de beber, parando solo para reírse de alguna broma o intentar que los demás les acompañáramos, me acerqué a Kaylee, que estaba sentada en una hoguera más pequeña que ella misma había hecho arder. Era increíble de lo que era capaz, siempre me había gustado la magia, pero en ella me fascinaba más aún. El fuego bailaba contra su pelo rojo fresa, iluminándolo y mostrando todas sus tonalidades.

    – [Leo]¿Estás bien? Ese fuego ha sido bastante avanzado.[/Leo] – pregunté, sentándome a su lado. Con el resto de New Moondies me esforzaba a diario tratando de mantener conversaciones, pero con ella el esfuerzo era nulo, me resultaba sencillo hablar de lo que fuese.

    – [Kaylee]Me pica todo el cuerpo, pero estoy intentando no rascarme.[/Kaylee]- admitió, sonriendo. Vi una mancha rojiza que se escondía bajo su toga. Le había tocado pagar por los excesos de sus padres, como ella solía decir.- [Kaylee]Gracias por preguntar.[/Kaylee] – añadió. Me acerqué y cuando nuestros hombros se tocaron me eché sobre ella y le di un beso en la sien. El mero hecho de sentir su suave piel contra mis labios hizo que un gruñido animal resonase en los rincones de mi mente.

    – [Leo]Te rascaría yo pero me está costando controlar al lobo.[/Leo] – le enseñé las manos, que en aquel momento no me habrían servido para tocar, por las uñas, duras como dientes, que ya habían asomado hacía unas horas, en cuanto mis sentidos captaron lo que habitaba en el interior del bosque.

    – [Kaylee]Prefiero no acabar con en torso como el de mi padre.[/Kaylee] – comentó, alzando una ceja. Daba igual cómo marcase sus rasgos, con cualquier mueca era preciosa y su mente era afilada como un cuchillo. Podría haber compuesto sobre ella durante semanas y de hecho, lo haría.

    – [Leo]No creo que tu torso se parezca mucho. [/Leo] -. admití, sonriendo. No me consideraba una persona demasiado puritana. Nos habían metido en la cabeza de que las relaciones sexuales eran algo prohibido, tabú, pero eso en mi casa no había sido una norma, cada cual era libre de disfrutar su propia sexualidad siempre que fuese consentido. Sin embargo, en ese momento estaba controlándome, porque el lobo tendía a sacar fuerza de mis impulsos más compartidos.

    – [Kaylee]Deja de pensar en mi torso.[/Kaylee]- replicó, sacándome la lengua.

    – [Leo]La toga y los sentidos agudizados no ayudan.[/Leo] – confesé. Contuve un gruñido cuando ya llegaba al fondo de mi garganta. Captaba cada matiz del olor distintivo de Kaylee y me inundaba los sentidos, pero por debajo, sentía la llamada de ese bosque. Para Amy y Ezra quizá fuera más fácil, no rechazaban esa parte de sí mismos como yo.

    – [Kaylee]¿Estás nervioso?[/Kaylee] – preguntó, apoyando una mano sobre la mía.

    – [Leo]Se supone que esto es territorio de licántropos.[/Leo] – dije, pensativo. Era la tierra de Licaón, una de las primeras leyendas de licántropos y una de las pocas que había llegado hasta los humanos. Quizá estuviera allí, en ese bosque, traído por Antailtire, no podíamos saberlo. – [Leo]Los presiento.[/Leo] – añadí. No eran unos pocos, en aquellos bosques había muchos como Amy.

    – [Kaylee]¿Quieres que te tire una ramita y descargas tensiones?[/Kaylee] – dijo ella con una sonrisa burlona.

    – [Leo]Igual te da por subirte y echar a volar.[/Leo] – le repliqué, sonriendo. En otro tiempo podríamos habernos dicho las mismas palabras pero con una intención diferente. Como pude estar tan ciego como para pensar que Kay estaba feliz fingiendo ser una reina de la clase.

    – [Kaylee]Espera a que te enseñe mi verdadera nariz con verrugas, que no se te va a levantar ni con grúa.[/Kaylee]- sacó su mejor risa de bruja.

    – [Leo]Así que era eso lo que tenías ahí.[/Leo] – bromeé tocándole la nariz con un dedo. Ella enseñó los dientes e hizo como si me fuera a morder. El lobo seguía tirando de mí.

    – [Leo]Ya estamos iguales.[/Leo] – dije enseñándole mis dientes. De por sí ya tenía los colmillos pronunciados, pero ahora lo eran mucho más.

    – [Vera]¿Y si os alquiláis una habitación, heteras?[/Vera] – me sorprendió escuchar la voz de Vera tan cerca. Mis sentidos estaban tan pendientes de Kaylee que se habían aislado del resto. El lobo tenía algún tipo de atracción hacia ella y eso me resultaba preocupante.

    Vi que Vera sonreía y traté de hacerlo yo también, aparcando los miedos por un instante. Jamie iba pegada a ella, como su sombra. Habíamos tenido poco tiempo de calma entre la misión que la llevó hasta nosotros y la de ahora, con luchas, pactos, traumas… Esperaba que cuando todo esto terminase pudiera relacionarse más con el resto.

    – [Jamie]¿Qué es una hetera?[/Jamie] – preguntó, mirando a Vera y Kaylee. Tenía el pelo tan rojo como una MacLeod.

    – [Vera]¿Quién se lo explica?[/Vera] – preguntó la pequeña de los MacLeod, encogiéndose de hombros. Vi a Julia acercarse a nosotros e hice un gesto con la cabeza señalándola. Era la ventaja de su desparpajo, que no tendría problemas en aclarar las dudas de Jamie.

    – [Julia]Las personas heterosexuales sienten atracción hacia gente de distinto sexo. En realidad, «heteras» no existe.[/Julia]- aclaró al llegar frente a nosotros, me eché hacia delante, apoyando los brazos en las rodillas mientras observaba la situación. Miré a Julia sorprendido, no esperaba una respuesta tan…correcta. – [Julia]¿Qué? La vida sexual de la gente no es graciosa. Bueno, la de Henry sí porque no existe.[/Julia] – añadió como si hubiera leído la mente de todos.

    – [Leo]Debe tener las orejas ardiendo.[/Leo] – comenté. Bastante tenía Henry con la marcha de Laura, si hubiera sabido que hablaban de él se habría vuelto rojo por completo. Parecía muy vergonzoso y tímido.

    – [Julia]No será lo único que le arda, pero yo le daba.[/Julia] – entrecerré los ojos. Era increíble que al menos de palabra a Julia le gustasen casi todos los New Moondies.

    Negué con la cabeza levemente y me giré para mirar a Kay, que esbozaba una sonrisa como la mía, contenida. Julia me resultaba divertida por su desparpajo. Era digno de alabanza.

    – [Julia]¿Qué? Venga, que también os daba al resto.[/Julia] – añadió, era una suerte que los héroes estuvieran ya muy bebidos y bebidas para que no quisieran unirse a la invitación.

    – [Dante]No es ningún secreto, Julia.[/Dante] – dijo Dante, que acababa de aparecer.

    – [Julia]Ven, que te arreglo.[/Julia] – ella hizo como que iba a agarrarlo, en broma, claro, pero Dante se apartó.

    – [Dante]Lo pensaré.[/Dante] – respondió, con una sonrisa que debía usar en sus ligues nocturnos. – [Dante]Cuando no estemos en villa lobo. [/Dante] – añadió, como si le diese malas vibraciones el lugar. No podía creerle, Dante no tenía reparos para eso. Pero había desviado la mirada hacia Chloe, que fingía no estar escuchando, así que esa debía ser la razón. – [Dante]Ahora vuelvo.[/Dante] – añadió, acercándose a la menor de los MacLay.

    Vera nos miró y contuvo una risa, después fue a sentarse en una piedra cercana junto a Jaime. Vi que tenían los dedos entrelazados. Incluso de una desgracia salían cosas buenas. Julia se sentó al otro lado de Kay, pero algo más apartada.

    – [Leo]No me gustan estos héroes, he conocido músicos como ellos.[/Leo] – dije después de disfrutar de un rato de silencio junto a la persona que amaba.

    – [Kaylee]Tontos hay en todas partes, Leo.[/Kaylee]- respondió ella, mirándolos de soslayo, cantaban sus andanzas y practicaban para llevarse el mérito de la muerte de la Hidra, a la que habían arrancado varias escamas para demostrarlo.

    – [Leo]El demonio del que hablaba Abderus es nuestro Daë, estoy casi seguro.[/Leo] – confirmé. Del grupo de Selas yo era el que tenía más información de los Daë, así que Kay que era nuestra líder junto a Amy, debía saberlo. Debía decírselo también a Amy, pero estaba más taciturna de lo acostumbrado y no quería poner a prueba el reinicio de nuestra amistad.

    – [Kaylee]Es posible.[/Kaylee] – respondió ella. Había una duda razonable, pero teníamos que confiar en que no sería una casualidad haber acabado tan cerca de ese «asesino de héroes». Ahora el problema estaba en prepararle para unirse a los demás y si era como a los demás, defenderle de los agentes de Antailtire.

    Toqué con la punta de los dedos una rojez de su cuello. – [Leo]Si necesitas ayuda con eso, ya sabes.[/Leo] – dije cuando creía que nadie nos escuchaba, aunque no me habría extrañado que Julia pusiera la oreja. Noté cómo se le erizaba el vello del cuello y contuve el impulso de besarlo. – [Leo]Con la alergia.[/Leo] – puntualicé.

    – [Kaylee]Necesito que me eches crema. Mucha. Sobre todo en las tetas.[/Kaylee] – replicó riéndose. No pude evitar reír. Kay era maravillosa y su carácter era el perfecto contrapunto del mío.

    Hay cosas que te facilitan la vida y sin duda una de ellas es compartir el camino, bueno y malo, con alguien con quien ya compartes tu corazón y tu alma.

  • LAS TRES CABEZAS

    DANTE VILLIERS

    SELAS – MAÑANA

    Al principio me costó darme cuenta de que nos hubiéramos ido de verdad de la luna Viltis. Tenía delante un cielo azul cubierto por algunas nubes blancas, una pradera con rocas repartidas aquí y allá y alguna zona boscosa visible. Los árboles sí que eran diferentes, pero lo que me hizo darme cuenta de que habíamos cruzado de verdad fueron las columnas en ruinas.

    Después de avanzar y coronar una colina cercana, empezamos a ver restos de algunos edificios. Una columna, no sé muy bien de qué tipo porque la clase de cultura clásica había batido récords de gente guapa en el instituto y a mi me costaba concentrarme en columnas en las que solo me imaginaba empotrando a alguien.

    Pasé por encima de una medio enterrada y le tendí la mano a Chloe para ayudarla. A unos metros había una especie de templo griego que si ya se veía así de viejo, a saber cuánto llevaba esa gente anclada en la época griega. Las líderes decidieron que era un buen sitio que explorar y las seguimos. Amy marchaba delante, seguida de Ezra y un poco más atrás Leo, cerca de Kaylee y Julia. Elliot, Vera y Jamie iban detrás, con las dos últimas cogidas de la mano. Esbocé una sonrisa, vaya con Vera. Yo esperé a Chloe, porque no tenía ninguna prisa para llegar a unas ruinas en las que no había ningún Daë a la vista.

    – [Chloe]No me gusta este sitio.[/Chloe]- la escuché decir, mirando a su alrededor.

    – [Dante]A mi me eligieron porque podía dejar esto en libertad, pero no me gusta el pasado remoto, sin coches pierdo emoción y sin que se laven, pierdo otros intereses.[/Dante] – comenté, estirando las alas. Era una maravilla sentir el aire frío en ellas, extenderlas en toda su plenitud.

    – [Chloe]No sé para qué necesitas coches teniendo alas, pero tú a lo tuyo.[/Chloe]- respondió, riendo. Al menos se le había quitado la sensación de mal rollo de encima.

    – [Dante]No siempre puedo volar sin que alguien me vea y quiera hacer una religión o pegarme un tiro para experimentar.[/Dante] – admití. Conducir no era como volar, pero estaba acostumbrado a tener pocas opciones más. El mundo real estaba lleno de miedo a los que eran diferentes. Cuando era pequeño, el tío Daniel siempre me regalaba cómics de los X-Men en los que salía ‘Ángel’. Eran mis favoritos, me sentí genial la primera vez que vi a alguien como yo, sufriendo lo mismo que yo. De ahí cogí la idea de vendarme las alas, para parecer normal. Hasta entonces me habían tomado por un niño deforme, con chepa. Había aguantado burlas de todo tipo sin que supieran siquiera qué era lo que me hacía distinto.

    – [Chloe]True.[/Chloe]- respondió, dándome la razón. Miré mis alas, recordé las primeras veces después de atarlas a mi espalda, los dolores por no moverlas mucho rato, las tardes teniendo que ejercitarlas para que no se atrofiaran, los moratones, las plumas caídas por el roce… Había sido duro, pero me había empeñado y había insistido.

    – [Dante]Al menos estamos al aire libre. [/Dante]- comenté, observando cómo miraba unas flores silvestres. Los demás habían llegado ya al templo. Elliot estaba mirando una de las columnas, Kay se había quedado con Julia, Vera con Jamie y los lobos estaban juntos, como en tensión. Me dio ganas de lanzarles un palo.

    – [Chloe]Me siento un poco inútil.[/Chloe]- confesó. Me giré para mirarla, tenía una cara preciosa y había una picardía en su mirada que me atraía más todavía.- [Chloe]No tengo cerebro, mi poder va a su bola y no tengo habilidades de ningún otro tipo.[/Chloe] – resoplé. No me gustaba ver a la gente criticarse, con bastante facilidad lo hace ya el resto del mundo.

    – [Dante]A mi me pareciste bastante hábil.[/Dante] – bromeé, en referencia a nuestro rato de entretenimiento allá en la luna. Ella me miró, alzando una ceja. Quizá no era momento de ligar, pero siempre parecía buena opción para no entrar en temas más serios. – [Dante]Ya en serio, eres una chica lista. No te menosprecies.[/Dante] – añadí. Y valiente, había tenido los ovarios de viajar en el tiempo sabiendo los peligros que teníamos aquí. Más de uno y de una, sabiendo lo que esperaba, no se habría acercado a la montaña aquella noche.

    – [Chloe]Súper lista.[/Chloe]- dijo haciendo una mueca.-[Chloe]Ponme a leer un texto y ya te digo yo lo lista que soy[/Chloe]. – replicó. A ratos se me olvidaba lo que me había dicho sobre sus problemas para leer. No me acordaba ahora mismo de cómo se llamaba lo que le pasaba, pero no era la única y no era tan importante, había otras formas de aprender, otras habilidades en las que destacar.

    – [Dante]Tampoco puedes permitir que ser diferente sea un problema.[/Dante]- respondí. – [Dante]Tienes que estar orgullosa, y dejar en vergüenza a quien se atreva a ponerte en ridículo.[/Dante] – cuando empecé a parecer como los demás, soportando el dolor que eso me creaba, me di cuenta de que podían darle por el culo a ser como el resto. No me interesaba y se lo hice saber a todos.

    Chloe sonrió, probablemente no habría sido bastante, no se me daban muy bien las palabras como a algunos de los demás.

    Estaba pensando qué más decir cuando escuché un grito. Por instinto me pegué a ella y vi a los demás. Elliot era el que había gritado algo que no entendí y los demás miraban hacia un punto en el que se arrastraba una criatura que no vi bien. Nos agachamos frente a una columna y vimos que los demás también aprovechaban el templo para esconderse.

    El bicho aquél parecía una serpiente con esteroides, pero cuando empezó a salir más de entre la arboleda la cosa se puso más bizarra, añadiendo dos cabezas más a la ecuación. Habría pensado que era Cerbero, pero eso era un perro, así que tenía que ser que en Grecia les gustaban las cosas con tres cabezas. Raro era que no hubieran hecho estatuas con tres pollas.

    Amy y Kaylee me hicieron señas, pero no tenía idea de qué coño querían que hiciera. Si íbamos hacia ellos, quedaríamos expuestos y la cosa esa nos vería. Me acordé de un vídeo que puso un idiota en el instituto de una serpiente comiéndose un pollo. Me desagradó durante días, pero hubo gente que vomitó. Esto era la versión en la vida real.- [Dante]Estamos muy lejos para volver. Vamos. [/Dante]- me agaché frente a ella al ver que el camino de aquella cosa iba derecho hacia nosotros. Chloe tardó en comprender lo que pretendía, o quizá en reunir fuerzas, pero finalmente se subió a mi espalda y la agarrá.

    – [Chloe]No me sueltes.[/Chloe] – dijo a mi oido mientras echaba a correr con los cojones en la garganta porque parecía que corría directo a ese bicho. Extendí las alas y aleteé con fuerza. Levantarnos a los dos del suelo era mucho más dificil que hacerlo conmigo solo. Al parecer mi cuerpo tenía una constitución interna que le permitía pesar menos, pero el de Chloe no era tan aerodinámico.

    La cosa esa espantosa nos vio y vino hacia nosotros a toda velocidad. Parecía un puto tanque con cabezas de serpiente. Apenas nos habíamos separado unos metros del suelo cuando una de sus bocas mordió cerca de mi pierna. A esa velocidad de ascenso, nos comería, así que dejé que las sombras nos engulleran y nos escupieran varios metros más arriba. El bicho ya no llegaba con su cuello para mordernos, pero no podía aguantar así eternamente.

    – [Dante]Agárrate fuerte.[/Dante] – le pedí, aleteando con fuerza. Miré a los del templo, nos hacían señas apuntando en una dirección. Cerca del templo había una especie de atalaya medio derruida, pero suficientemente alta como para que la serpiente no nos comiera si nos parábamos ahí a refugiarnos.

    Reuní mis fuerzas y aproveché mi poder sobre la oscuridad para llegar lo más rápido posible. Aterricé con demasiada velocidad y caí de costado, pero evité que Chloe se llevase el golpe. Estábamos bastante arriba, pero el bicho rodeaba la torre, esperando una oportunidad. Por suerte el resto seguían a salvo de su vista y nos dijeron que esperásemos. Con suerte esa preciosa cabecita pelirroja de Kaylee idearía algo. – [Dante]¿Alguna idea para pasar el rato?[/Dante] – dije, sentándome al lado de Chloe mientras recuperaba el aliento.

    – [Chloe]Cuéntame cosas. [/Chloe]- me pidió. Tenía miedo, como cualquiera en nuestra situación. Aunque tampoco envidiaba a los de abajo, que no podían volar. – [Chloe]Lo que te gusta y lo que no.[/Chloe] – añadió

    – [Dante]No tengo muchos hobbies, trabajar con las manos, escuchar música, salir de fiesta, la gente guapa.[/Dante] – añadí lo último sin darme cuenta, mirándola. Os preguntaréis cómo era capaz de intentar ligar estando al borde de la muerte. El truco está en que mientras haces algo que te mantenga ocupado, el resto de pensamientos de mierda no llegan a tu cabeza.

    – [Chloe]¿Y lo que no te gusta?[/Chloe] – preguntó, concentrándose en nuestra conversación.

    – [Dante]Los gilipollas, los matones, los niñatos, omega y esa serpiente hija de puta.[/Dante] – casi podía resumirlo en que había odiado el colegio, el instituto y toda la gente mala que me había cruzado. Evité llamar a Omega de cualquier otra forma, ni siquiera quería imaginarme su aspecto, no se merecía parecerse a Jane. Nunca le llegaría a la suela de los zapatos.

    – [Chloe]Que tu hobby sea trabajar me parece un poco lamentable[/Chloe].- replicó. Sonreí para mí mismo, me gustaba estar con ella entre otras cosas porque no tenía miedo de soltarme cualquier cosa que se le pasara por la cabeza. Le daba igual mi chulería. – [Chloe]Es como muy boomer.[/Chloe] – añadió.

    – [Dante]Hay muchas cosas que puedo hacer con las manos. [/Dante]- repliqué, buscando sonrojarla.

    – [Chloe]Ligas como un señor de 1954[/Chloe].- respondió ella, riéndose. Aun así me paré a pensar en Logan, todo el mundo lo tenía por un ligón. Su puta personalidad siempre rodeándome, su vida persiguiéndome.

    – [Dante]Me lo dicen mucho. [/Dante]- comenté, resistiendo la tentación de morder esos labios de ese rosa intenso tan apetecible. – [Dante]Pero es la primera vez con una serpiente que me quiere de cena[/Dante] – mirar por el borde de la torre y encontrarse con esa cosa con tres cabezas ayudaba a contener las ganas de cualquier cosa.

    – [Chloe]La dura vida de alguien del grupo New Moondie[/Chloe]

    – [Dante]No hubiera estado mal una advertencia antes de venir.[/Dante]

    – [Chloe]No te quejes tanto, que empiezas a parecer un carca[/Chloe].

    – [Dante]Puedes contarme algo de ti, así estaré callado, se me da mejor.[/Dante] – razoné. Cada uno tenía sus virtudes, escuchar se me daba mejor que hablar, al menos cuando conseguía mantener la atención centrada.

    – [Chloe]Soy la hija menor de Lucy y Ed[/Chloe].- empezó a decir. Habrían sido mi última opción si hubiera dicho que sus padres eran Moondies. Habría empezado diciendo seguramente que era una Echolls. Pero mucho mejor para mí, así no habría cosas raras con habernos criado en el mismo entorno.- [Chloe]Me llevo más de veinte años con mi hermano mayor y antes de aparecer aquí estaba intentando convertirme en Infinuencer[/Chloe]. – tendría que decirle a Ezra que se acordara cuando estuviera medio senil de ayudar a su hermana a elegir una carrera mejor.

    – [Dante]¿Esa mierda de infinity sigue igual en el futuro?[/Dante] – pregunté, para evitar meterme con su posible futuro trabajo. Ella asintió. Menuda mierda, casi nos dejan esclavizados, son turbios como si fuera la Iniciativa y se salen con la suya. –  [Dante]No hemos mejorado mucho.[/Dante] – comenté, tampoco es que lo esperase. Al final en el mundo siempre hay la misma mierda presente, es como lo de la ley esa de la energía. – [Dante]¿Y por lo demás? Algo te tiene que gustar además de la fama.[/Dante] – evité dejar muy claro lo que pensaba de ser famoso. Todo el mundo conocía al ‘Ángel de Moondale’ y cuando había sido pequeño, mi madre había intentado aprovechar su fama para que yo pudiera ir con las alas libres, pero los que aún seguían negando lo sobrenatural incluso habiendo vivido la ‘Guerra de Moondale’, me tomaban por una maniobra de marketing.

    – [Chloe]La ropa, el maquillaje, salir por ahí…[/Chloe]- listó, encogiéndose de hombros.- [Chloe]No soy una persona con nada especial[/Chloe]. – resumió.

    – [Dante]Quizá te has convencido de eso.[/Dante] – propuse, parecía que no era la primera vez que lo pensaba de sí misma. – [Dante]A veces es más fácil camuflarse en el rebaño.[/Dante] – añadí. Las tribus sociales, la lucha por ser famoso o tener poder entre el resto de tus iguales, había odiado todo eso del instituto. Cuando no eras igual que el resto, te machacaban, a menos que cedieras y te sometieras. Pensé que Chloe habría sufrido amigas que la habrían infravalorado.

    – [Chloe]A veces eres parte del rebaño, aunque quieras convencerte de lo contrario[/Chloe]. – dijo ella. Parecía convencida, yo no tanto.

    – [Dante]Quizá, pero pocas. Mis diferencias no se ocultan como las de otros.[/Dante] – le recordé, pasándole un ala por detrás. – [Dante]Y esto no es muy rebaño precisamente, cada persona es distinta.[/Dante] – los que vivíamos en la nave teníamos poco de rebaño, cada persona tenía virtudes, defectos, éramos muy diferentes, pero nos ayudábamos. A ese rebaño no me molestaría pertenecer, pero no uno donde pretendieran que fuese igual.

    – [Chloe]Tu generación es la New Moondie y tenías el apoyo del resto[/Chloe].- explicó, como si se excusara. Quizá sí había tenido que cambiar su forma de ser para encajar con el molde.- [Chloe]Mientras yo me cagaba encima, estabais salvando el mundo y cuando yo tuve edad para hacer lo mismo, os quedaba un rato para la jubilación[/Chloe].

    – [Dante]Debió costarte no elegir cambiar de época.[/Dante] – reconocí. Las ofertas de Caitriona habían sido tentadoras para muchos. Si Chloe hubiera elegido, no tendríamos que preocuparnos por volver a vernos una vez pasase todo. Bueno salvo por el hecho de que yo no lo contaba.

    – [Chloe]No quería cambiar mi vida[/Chloe].- dijo.- [Chloe]Piensa que si me convertía en alguien de vuestra época, mis relaciones con todes cambiarían[/Chloe]. – añadió. No me daba la cabeza para imaginar tanto.

    – [Dante]Aún así parecía la opción fácil. Como la mía de irme.[/Dante] – al menos que supiera que había sido valiente eligiendo el camino complicado.

    – [Chloe]Si me gustara lo fácil no me gustarías tú, sino Owen[/Chloe]. – la miré, estaba muy cerca y me apetecía besarla y olvidarnos de lo que estaba pasando, pero sabía que a ella hablar la estaba reconfortando más.

    – [Dante]Pobre hombre, bastantes palos se lleva ya por ser un… como le llama ‘fool for love ‘.[/Dante]- comenté. Owen daba un aspecto para casi todo el mundo de ser un poco…bueno, fácil. Digamos que le gustaban las muestras de cariño. – [Dante]Así que admites que te gusto. Interesante.[/Dante] – añadí. Ahora no había sacado yo el tema, así que si le seguía el rollo no me estaba pareciendo a Logan.

    – [Chloe]No estaba siendo bitchy, solo comentaba que con él parece fácil ligar[/Chloe].- aclaró.

    – [Dante]Le gusta sentirse querido. Supongo que es fácil empatizar con eso.[/Dante] – yo no me parecía a eso en él. Sabía por experiencia que las personas iban y venían de tu vida, no convenía encariñarse demasiado.

    – [Chloe]Por lo que sé, su familia es un fucking mess, así que me imagino por qué está así[/Chloe]. – añadió. Miré a Elliot, allá abajo, hablando con los demás sobre cómo ayudarnos. A esos tres pobres les habían jodido bien por el hecho de que Elliot hubiera nacido con esa condición. El mundo no estaba preparado para gente como nosotros y eso hacía que la presión en las familias hicieran que al final cedieran. Lo raro era lo del resto de Moondies.

    – [Dante]Al final nuestros padres nos condicionan.[/Dante] – dije, casi sin darme cuenta de que era en voz alta. Yo no quería parecerme a ya sabéis quien y al final allí estaba, camino de ser Daë. – [Dante]Owen busca el amor, Jane escapa de él y Elliot quiere contentar al resto.[/Dante] – y no se daban cuenta del papel que interpretaban. Aunque todos teníamos uno. Yo simplemente era consciente de él, de lo que todos esperaban de mí.

    – [Chloe]A mí me han criado entre algodones[/Chloe].- dijo ella.

    – [Dante]Ya, se nota, por eso eres fan de Lexie, ¿no? [/Dante]- bromeé. Me chocaba que Lexie fuera una estrella, aunque con la pasta de su familia no era raro. Al menos me alegraba saber que ella lo contaba.

    – [Chloe]Lexie es un icono[/Chloe].- afirmó, totalmente convencida.

    – [Dante]Al menos sabemos que ella vive para contarlo.[/Dante]

    – [Chloe]Sabes de sobra que estoy aquí para buscarte, así que algo raro tiene que pasar contigo[/Chloe].

    – [Dante]Nunca me han gustado los enigmas, soy un tipo simple.[/Dante] – reconocí. No me gustaba complicarme, la vida ya lo hacía sola. Pero pensar en no poder volver a la Tierra y ver a mi madre viva de nuevo me creaba un nudo en el estómago.

    – [Chloe]Quizás tenemos la respuesta delante de nuestras narices y no la estamos viendo[/Chloe]. – sugirió ella.

    – [Dante]Es probable, pero de poco vale preocuparse.[/Dante] – admití. El ruido de la serpiente chocando contra la torre para derribarla me sobresaltó. Chloe me agarró la mano, nerviosa, así que me giré y la besé. La torre todavía no había caído, confiaba en los de abajo y en mis alas para ponernos a salvo. Pero mientras llegaba el problema, mejor estar entretenidos.

    Aunque parezca que pensaba con mis ‘tres cabezas’ de abajo, solo quería pasar el tiempo que me quedase con alguien con quien me sentía bien. Y al final, solo que con más tiempo, es lo que ansiamos hacer todos.

    ¿Significaba eso que Chloe me gustaba más que cualquiera de mis otras relaciones amorosas? Parecía que sí. Y eso sí que me daba miedo.

  • LLEVANDO LA CONTRARIA

    DANTE VILLIERS

    BOSQUE DEL CREPÚSCULO

    En esa cabaña que me hizo pensar que estaba de vuelta en la tierra de los vikingos o en la Edad Media, aunque esta parecía más abandonada y tan pequeña que casi no podía estirar las alas del todo.

    Tampoco tuve tiempo a agobiarme demasiado, porque enseguida se abrió la puerta y una mujer algo mayor que yo, vestida como si saliera de una serie de gladiadores, solo que esto no iba a acabar de la misma forma, no porque no me pareciera atractiva, si no porque no sabía si no sería, bueno, mala.

    – [Caitriona]Hola, Dante. Mi nombre es Caitriona y he venido a hacer un trato.[/Caitriona]- ofreció. En un oscuro rincón de mi poder, sentí que la oscuridad la acompañaba también, pero no como parte de ella. No estábamos solos.

    – [Dante]No sé muy bien qué me vas ofrecer pero te adelanto que será un no.[/Dante] -repliqué. No tenía interés en negociar sabiendo que el resto podían estar en cualquier parte. Y además, si aquella cosa que nos rondaba quería un trato conmigo, que me lo dijera a la cara.

    – [Caitriona]Puede que tenga algo interesante que ofrecerte.[/Caitriona]- intentó abrirse paso, pero no era muy paciente cuando trataban de venderme algo. – [Caitriona]Si no me quieres escuchar, me voy.[/Caitriona]- dijo con calma. La miré, decidí que ya que me había explicado después de su presentación que todos nos reuniríamos cuando escucháramos su oferta, al menos podría aguantar unos minutos.

    – [Dante]Te escucho, ya has dicho que no vería al resto hasta entonces. [/Dante]- me apoyé en la pared, sin esconder lo que pensaba. Ella hizo aparecer un silla y se sentó. Magia, no me hacía mucha gracia ver que la usaba con tanta facilidad.

    – [Caitriona]Puedo llevarte de vuelta a la Tierra.[/Caitriona]- solté una risa, desde luego estaba bien informada.- [Caitriona]Ahora mismo.[/Caitriona] – aclaró.

    – [Dante]¿Sólo a mi? [/Dante]- pregunté, me imaginaba lo que dirían si cuando todos se reunieran yo no estaba, habiendo vuelto a casa.

    Ella asintió.- [Caitriona]No puedes decidir por el resto.[/Caitriona] – afirmó. No le estaba pidiendo decidir por ellos, solo ampliar la oferta, pero no tenía pinta de ser negociable.

    – [Dante]¿Y a ellos que les pasará?[/Dante]

    – [Caitriona]Seguirán su camino.[/Caitriona]

    Alcé una ceja. Todo parecía muy fácil según lo decía. – [Dante]Ya. ¿Y el truco?[/Dante]

    – [Caitriona]El truco es que dejarías de ser Daë.[/Caitriona]- comentó encogiéndose de hombros.

    – [Dante]¿Te quedarías con el título para tu colección a cambio de llevarme a casa? [/Dante]- repliqué para confirmar su idea.

    Ella se rió.- [Caitriona]No funciona así.[/Caitriona] – explicó, sin dar detalles de cómo se suponía que funcionaba e realidad.

    – [Dante]Otra persona seria Daë en mi lugar y ya está, seguro que alguien que te viniera bien. [/Dante]- comenté, sonriendo.

    – [Caitriona]Si aceptas, aparecerá otra persona para ocupar tu lugar y volverás a la Tierra.[/Caitriona] – con eso no negaba lo que yo había dicho. Me estaba ofreciendo básicamente quitarme del medio, mandarme a casa pero llevarse mi papel en todo esto y poner a alguna marioneta a cargo. Quien sabe si para tratar de que nuestra supuesta misión final no llegase a tener lugar.

    La observé, me fijé en sus movimientos, repasé sus palabras, el trato. – [Dante]Ya he decidido.[/Dante] – dije al final.

    – [Caitriona]Te escucho.[/Caitriona]

    – [Dante]Tiene gracia porque hace nada estaba a punto de largarme. [/Dante]- comenté, consciente de que cualquiera, incluso los que me conocieran, aludirían a esa parte de mi carácter que me hacía llevar la contraria a menudo. Y el caso es que era un poco así, al ver que me estaba ofreciendo todo en bandeja para quedare con mi «título» de Daë, eso me hizo plantearme el valor que tenía en realidad. – [Dante]Pero voy a pasar de la oferta. [/Dante]

    – [Caitriona]¿Y qué te ha hecho cambiar de idea?[/Caitriona] – preguntó ella, disimulando su molestia.

    – [Dante]Soy un tipo sencillo, me gusta reducir todo a lo básico.[/Dante] – aclaré. No necesitaba mucho, las cosas normales, no verme convertido en una especie de salvador y enfrentarme a la muerte a menudo. Me bastaba con tener mi apartamento sobre el taller, mi trabajo en él y una vida social resumida a los días de salir de fiesta o salir a comer, a ser posible con un buen recorrido por carretera. Y ocasionalmente, perderme en las montañas y volar. – [Dante]Para mí ser Daë no significa nada, mi padre lo era y no soy su mayor fan. Pero me he dado cuenta de una cosa…[/Dante]- dije con la cara de picardía que siempre me habían señalado en las fotos. No tenía reparos en asumir que parte de lo que me desagradaba de ser Daë era tener más cosas en común con él. Si mi madre lo hubiera sido, quizá pensaría diferente. Tampoco me encantaba la presión de lo que se esperaba de mí por serlo, ¿y si no era digno? ¿Si no pasaba las Pruebas? – [Dante]… Y es que si tú quieres cambiarlo, tiene que tener valor.[/Dante] – razoné.

    Caitriona sonrió.- [Caitriona]¿Entonces no aceptas el trato?[/Caitriona] – repitió, para asegurarse, aunque su silla ya estaba desapareciendo, sin duda sabía la respuesta.

    – [Dante]No, creo que me lo quedaré. Aún estoy a tiempo de volver con el tipo ese de la luna.[/Dante] – habíamos tenido que salir corriendo pero en algún momento volveríamos a la Kvasir.

    – [Caitriona]Está muerto.[/Caitriona]- puntualizó ella. Parecía divertirle que mi plan no hubiera salido tan bien.

    – [Dante]Qué suerte…[/Dante] – me quejé. Ella me miró fijamente y mostró una esfera allí en medio de la cabaña. La escena fue breve, salía una persona con aspecto místico, no la conocía pero sabía que era quien podía enviarnos a casa. Su rostro se crispó y segundos más tarde una figura menuda le sujetaba por el cuello mientras se sacudía hasta quedar sin vida. La figura se giró, era ella, Omega. Se miró las manos y quedó quieta unos segundos hasta que creó un portal y lo atravesó. Había estado en estos mundos todo este tiempo sin que lo supiéramos y ahora no solo había acabado con nuestra forma de volver si no que la había aprovechado para regresar ella.

    – [Caitriona]Volveremos a vernos, Dante.[/Caitriona]- dijo cuando la silla desapareció. Mi rostro estaba crispado por la ira tras ver a la asesina de mi madre, pero no podía dejar que ella supiera que había conseguido afectarme sí.

    – [Dante]¿Esta noche?[/Dante] – traté de bromear. Era guapa, pero en ese momento solo tenía ira dentro. Pensándolo bien, habría sido una buena forma de dejarla ir.

    – [Caitriona]En tus sueños, quizás.[/Caitriona]- respondió dándome la espalda. Era una de las cosas que hacía la gente que más disfrutaba. – [Caitriona]Por cierto, tu madre está en la Tierra.[/Caitriona] – añadió.

    – [Dante]¿Cómo…?[/Dante] – pregunté, pero ella ya se había ido atravesando la puerta. ¿A qué se refería con que mi madre estaba en la Tierra? ¿Había…vuelto?

    Ni siquiera podía llegar a alegrarme y supuse que Caitriona lo sabía, había dejado caer los dos datos uno tras otro. Mi madre estaba en la Tierra y Omega había ido derecha hacia allí. Ya tenía su poder, no ganaba nada, pero lo que había visto de ella me había dejado claro que era lo bastante cabrona y mala como para querer que lo que había hecho fuera permanente.

    Solté un grito de ira que quedó amortiguado en la soledad de la cabaña.

  • LAZOS FRATERNALES

    DANTE VILLIERS

    LABERINTO – SELAS

    No solo había perdido la oportunidad de volver a la Tierra si no que ahora en vez de la nave estábamos en un laberinto a punto de hacerse de noche. Cojonudo Dante, eso te pasa por querer salvarles el culo. Aunque estaba claro que si no hubiéramos aparecido, alguno no lo habría contado, Noah el primero. Si al que era rápido como una bala casi se lo llevan por delante, tenía miedo de lo que pudieran hacer cuando volvieran a por nosotros, y seguro que lo harían. Con ese despliegue en la luna no iban a rendirse tan rápido.

    – [Dante]Nos han jodido el regreso y ahora estamos en un puto laberinto[/Dante]. – dije, por romper un poco el silencio. Tampoco tenía la suerte de que me hubiera tocado con Chloe, pero en parte era bueno porque así no habría tentaciones. En su lugar había aparecido junto a Niall, para tener un tiempo entre hermanos de calidad.

    – [Niall] De buenos somos tontos.[/Niall] – comentó él, mirando hacia el cielo.

    – [Dante]¿Crees que podremos volver a intentarlo?[/Dante] – pregunté. Yo tenía clara la respuesta, aquella oportunidad no iba a pasar muchas veces y ni siquiera sabía si podríamos volver a la nave desde ese sitio.

    – [Niall] Primero a ver si salimos de este lugar, aunque nosotros lo tenemos fácil.[/Niall]- señaló mis alas. Tenía gracia que de tres hermanos – que se supiera –  dos tuviéramos alas de pájaro, aunque las mías iban fijas y sin cabeza de pájaro incluida y las suyas no.

    – [Dante]No es mala idea.[/Dante] – asentí y me preparé, no es que tuviera un punto de salto muy cómodo para ascender, no notaba corrientes y no estaba a una buena altura, pero al menos con mi físico de aesir podría pegar un salto y planear con esfuerzo hasta salir de allí. Lo hice, decidido a dejar ese sitio atrás y eché a volar. Al principio sentí triunfo pero en cuanto estuve en el cielo me sentí mareado y desorientado y acabé chocando contra el suelo. – [Dante] Puta magia de los cojones[/Dante]

    – [Niall] Gracias, lo necesitaba.[/Niall]- dijo entre risas. En su defensa admitiré que fue después de asegurarse de que estaba bien, pero en ese momento me daban ganas de lanzarlo contra el suelo.

    Me limpié la tierra y le miré. – [Dante] ¿Preferías que fuera yo primero no?[/Dante]

    – [Niall] Tú eres el que tiene las alas de serie. Yo tengo que cambiar, y no es agradable.[/Niall] – justificó. Me valía la respuesta para no tomármelo a mal.

    – [Dante] Pues por arriba no va a ser. Nos va a tocar caminar todo esto.[/Dante] – me quejé. Ese jodido laberinto no estaba hecho para atajos. Si con todos los que éramos habían podido dividirnos en parejas en puntas separadas del laberinto sin que pudiéramos escucharnos, eso significaba que aquél sitio era grande de narices. Así que nos esperaba una buena caminata. Todavía conocía poco a Niall, me había enterado de que existía poco antes de venir a esta película con viajes en el espacio-tiempo, así que de él no se podía decir que supiera mucho. Pensándolo bien, había mucha gente de la nave a la conocía menos incluso, habían sido unas semanas intensas. – [Dante] Nunca viste a Logan ¿no?[/Dante] – le pregunté, empezando por lo que teníamos en común.

    – [Niall] No. Solo sé de él lo que me contó mi madre y lo que he oído del resto.[/Niall] – admitió. Parecía indiferente, sentí un poco de envidia, no sé si por no conocerle o porque ser su hijo no me afectara.

    – [Dante]Llevo casi tanta vida sin él en mi vida como con él.[/Dante] – expliqué. No sabía cuánto conocía Niall de la historia, no es que Cole y yo hubiésemos tenido muchas opciones de ponernos al día tampoco. – [Dante] No es mi persona favorita pero cuando estaba con mi madre… si hubiera sabido de ti te habríamos conocido. Ella le habría convencido[/Dante] – aclaré. Con mi madre era pasable, por desgracia, y esto es algo que solo admitiré ante vosotros, si algún día desenterráis y os ponéis a leer esto, de pequeño a veces le imitaba. Fue siendo más mayor, después de morir ella y de que él se largara, cuando empecé a acumular todo lo que odiaba de él. A veces pensaba que sería mejor no volver a verle, porque temía que la persona horrible que había dibujado en mi mente no lo fuera tanto. Necesitaba aferrarme a alguien al que culpar.

    – [Niall] Lamento lo de tu madre. Parecía un encanto de mujer.[/Niall] – en mi mente se dibujó una imagen algo difusa, recompuesta por las fotos de ella que había visto una y otra vez, por sus anuncios. Siempre sonreía, eso era algo que me sorprendió cuando ya no estaba.

    – [Dante]Era especial. Toda la alegría que tenía se fue con ella. [/Dante]- confesé. – [Dante] ¿Y tú madre?[/Dante] – pregunté. No sabía nada de la madre de Niall ni de casi nada de su vida antes de venir a Moondale.

    – [Niall] Crecí con ella en una autocaravana al lado de la cafetería en la que aún trabaja. No vivíamos con grandes lujos, pero nunca me faltó su cariño.[/Niall] – replicó. Era cierto que a Niall se le notaba que no venía de una familia de mucho dinero. La mía tampoco había tenido para tirar cohetes ni cuando estaba mi madre. Sus anuncios y sus trabajos daban para pagar la casa y el taller que le puso a Logan, pero para cuando todo hubiese dado frutos, ella fue asesinada, él se largó y el dinero que nos hubiera hecho estar más desahogados se fue con ellos. Cuando me fui a vivir con los Echolls lo noté, lo primero en lo que lo hice fue en la comida, pero las diferencias estaban en todas partes. Ya no solo por dinero, si no porque sus padres trabajaban juntos por el bien de todos. También es verdad que en su caso padres eran tres.

    – [Dante] No le necesitabas a él. Mira que bien has salido comparado conmigo.[/Dante] – comenté. Era una persona alegre y la mayor parte del tiempo estaba con sus cosas sin molestar a nadie. Era bastante fácil convivir con él. Y eso no podía decirse de todos en la nave.

    – [Niall] Tú tampoco has salido mal. Seguro que te pareces más a ella que a él.[/Niall] – supe que intentaba animarme, pero dijo exactamente lo que necesitaba escuchar.

    – [Dante]Ojalá, pero no sé. Este otro poder parece como si me recordara que soy su hijo[/Dante] – como si la oscuridad que había en ser un Villiers se manifestara hacia el exterior.

    – [Niall] Que yo recuerde Logan no puede transportarse entre sombras. Y si lo dices por la oscuridad… Bueno, es tuya. Tú verás como la usas.[/Niall] – comentó.

    – [Dante]De momento sigue en el modo autobús de las sombras[/Dante] – admití. Supuse que podría hacer más, pero no iba a ser yo quien lo descubriera de momento. Mi don eran mis alas, esto otro era una maldición que me había caído.

    – [Niall] Mejor. No le des a actualizar cuando te salga la opción.[/Niall] – sonrió. Parecía que no estaba preocupado, como si fuera más hijo él de mi madre que yo.

    – [Dante]¿Y lo tuyo? Cuando atacaron a Henry lo escuchó toda la nave[/Dante] – pregunté. Por lo que sabía su poder estaba en su voz, como ‘Canario Negro’. Personalmente, siempre me había gustado más ‘Canario Blanco’ incluso sin poderes.

    – [Niall] Bueno, esa era la idea ¿No?. Casi matan al pobre chaval.[/Niall] – se encogió de hombros. Se rumoreaba que Henry tenía algún tipo de enfermedad y que aquél ataque casi nos deja sin el ingeniero oficial y a nivel personal, sin el que me mantenía entretenido mandándome soldar aquí y allá.

    – [Dante]Siempre te puedes apuntar a la ópera[/Dante] – bromeé.

    – [Niall] Si bueno, no me va ese rollo. Prefiero estar al fondo del escenario con mis instrumentos.[/Niall] – explicó. Así que si montaban un grupo en la nave todavía podía quedarse Amy de cantante.

    – [Dante] Envíame entradas gratis si alguna vez volvemos y te haces famoso[/Dante] – repliqué, mirando aquél cielo en el que a medida que avanzábamos parecía que se iban desvaneciendo las estrellas.

    – [Niall] Seguramente acabe dando clases por cuatro duros, pero gracias por tener fe en tu hermano.[/Niall] – desde luego no se podía decir que no tuviera los pies en la tierra.

    – [Dante]Con un padre de mierda tenemos que ser hermanos de diez[/Dante]. – pensé en voz alta, como si pronunciara una regla inviolable a partir de ese momento. Nuestra familia se había compuesto a trozos una y otra vez y se había vuelto a descomponer pero había algo que ya no nos podían quitar. Éramos hermanos y por mucho que nos uniera un apellido del que no estaba orgulloso, al menos nos teníamos entre nosotros. No estaba mal.

  • NUESTRO PODER NO NOS DEFINE

    DIARIO DE JAMES BARNES

    KADINGIR, LUNA VILTIS – TARDE

    Cada día junto a aquellas personas era a partes iguales emocionante, fascinante y terrorífico. La experiencia de cambiar de cuerpos había sido impactante, pero nada comparado con ver a los muertos alzarse y luchar contra nosotros. Había soñado con la magia toda mi vida, estaba dispuesto a trabajar más duro que nadie y a dejar mi vida atrás por ella, pero acababa de comprender que no amaba todos sus aspectos y que el poder no es bueno ni malo, solo depende de la mano en la que esté.

    Mi padre, un ateo de la magia toda su vida, resultó ser parte de una especie de dios de la magia tiránico con muchos aspectos, incluso femeninos. No podía esperar nada bueno de ello, había enviado a aquel grupo a matarnos, pero aun así, en todos los años que había conocido a mi padre jamás había sido un hombre malvado. Estricto en mi educación desde que murió madre sí, preocupado, pero no era una mala persona.

    Pasé los primeros días antes del cambio conociendo bien aquel barco estrellado que antaño surcaba el cielo y más allá. Todo parecía sacado de un sueño y más de una vez pensé si no me habría vuelto loco de tanto leer como decían algunos trabajadores de mi padre. En cuanto volví a mi cuerpo retomé los paseos y las preguntas a las personas que allí vivían, tratando de no molestarles demasiado. La mitad de las veces me sentía como una sombra a la que nadie veía, observándoles como si fueran personajes de una novela. En esos momentos mi miedo a que todo fuera una invención de mi cabeza era más fuerte.

    Otras veces algunos se paraban conmigo y me hablaban, en especial Vera, a la que había cogido mucho cariño después del apoyo que me había prestado en mi mundo. Ella, sus hermanas y Leo serían siempre una clase de amistad diferente para mí porque habían estado en uno de mis peores momentos.

    Así que cuando empezó aquel debate sobre si volvían o no a su lugar de procedencia, esa «Tierra» de la que tanto había oído hablar, y supe que dos de ellos pensaban irse y dos quedarse, me sentí dividido. Por suerte para mí, que siendo nuevo en eso de decidir mi futuro no llevaba muy bien tomar yo las decisiones, la muchacha de pelo oscuro que parecía la madre de todos, Jane, decidió que tanto Vera, como Elliot, como yo, teníamos que irnos porque éramos demasiado jóvenes.

    Los demás le discutieron hasta que tuvieron que ceder, yo me limité a hacer caso a lo que recomendaba. Era una adulta responsable, seguro que sabía lo que decía.

    Noah, el que siempre me respondía todas las preguntas pero a veces lo hacía demasiado rápido, vino a buscarnos por la tarde. Venía ya acompañado del gigante de piel broncínea, Nate, de Vera y de Elliot. Nos explicó que él y Nate solo iban para ayudarnos y volverían con los demás. Al principio pensé que habría una especie de fiesta de despedida pero al parecer se había creado una clase de pacto unánime sobre evitar decir adiós, sin necesidad de hablarse entre ellos para formalizarlo.

    Me coloqué a un lado de Vera y ella me sonrió. Mi estómago se sentía extraño, como si tuviera un remolino de aire en su interior. Volvía a lanzarme a lo desconocido y eso me daba miedo, pero al menos iba con alguien a quien apreciaba. Noah fue llamando a algunas puertas y se nos unieron más personas.

    De una salió Laura, la chica que había despertado en la guarida de los malos conmigo y que había resultado herida, iba acompañada del ingeniero del barco volador, Henry. Pensé que él sería una pieza clave que no podría faltar, pero si su esposa estaba en esas condiciones era normal que se fueran ambos. Luego me di cuenta de que Vera me había explicado que aunque dos personas de distinto sexo durmieran en la misma habitación no tenían por qué estar casados. También dijo que si eran del mismo sexo podían estar casadas también. Aún tenía muchas cosas a las que acostumbrarme, la magia era el menor de mis problemas.

    De otra salieron una chica que me asustaba, que era la que había descubierto que podían viajar a la Tierra, junto a Niall, el chico que también había estado en la guarida de los malos. Esos sí sabía que no estaban casados, Lexie parecía estar cortejando con Noah, aunque no les había visto muy juntos desde que había llegado a aquel barco. Y Niall, por lo que había explicado Vera, prefería la compañía masculina a esos efectos. En mi mundo eso ni siquiera era una opción, pero de inmediato sentí que eso era como debía ser.

    La cara de Noah había cambiado desde que Lexie iba en el grupo. Ella charlaba y parecía contenta del viaje más que ninguno y cuanto más se le notaba, más serio y afectado parecía él. De uno de los cuartos salió solo el chico de pelo rubio que tenía alas de ángel, pero que no se comportaba para nada como uno, Dante se llamaba, como el de la Divina Comedia.

    Por último de otro de los cuartos salió solo Amy, que se limitó a caminar cerca de nosotros con aire pensativo. Parecía que no quería irse realmente, pero algún motivo la instaba a ello. Por ahí había escuchado algo de un amor trágico, al parecer, su licantropía podía matar al chico de fuego gemelo de Jane, Owen. No se me olvidaría ese nombre pese a que eran muchos porque su presencia se hacía ver. Eso y que mi bisabuelo se llamaba Owen.

    Salimos de aquel barco y la maravillosa brisa del exterior me recorrió mientras el sol me bañaba con sus rayos. Aquella sensación era revitalizante, pero duraría poco. Nos pidieron que nos colocáramos en un círculo agarrados de las manos y Henry empezó una cuenta atrás. Al terminar, aparecimos en otro lugar completamente diferente y mi estómago, que ya no estaba muy bien antes, se vació en una esquina antes de saber dónde habíamos ido a parar.

    Vera y Elliot me ayudaron a recomponerme y cuando alcé la vista tuve ante mí una inmensa ciudad de edificios que no se parecían nada entre sí.

    – [Noah]Vendrán a buscarnos a esta plaza.[/Noah] – indicó Noah. Estábamos en una especie de gran plaza central en la que terminaban catorce calles principales, que sí, conté mientras esperábamos más tarde. Cada calle empezaba en un cartel de piedra labrada con un símbolo y conducía a una zona con un aspecto diferente, con mercados y más plazas. Más tarde me enteraría de que cada calle simbolizaba uno de los mundos del Cúmulo, para que los que habían huido de ellos se sintieran cómodos. Solo allí, en la plaza central, se reunían tenderetes y gentes de todo tipo. Vi ropas de gentes del pasado como griegos y vikingos, pero también seres de cuento y otros que nunca había imaginado a los que los demás llamaron «alienígenas».

    – [Lexie]¿Alguien quiere un kebab del espacio? Voy a pillar uno[/Lexie]- propuso Lexie. Parecía que evitaba mirarle y noté una tensión extraña entre ellos. Se suponía que Noah hacía esto por ella, se notaba entre los dos un abismo invisible.

    – [Niall]El mio sin salsa.-[/Niall] comentó Niall agarrándose del brazo de Lexie. Un gesto tan natural nunca lo había podido ver en mi mundo.

    – [Noah]Yo os espero aquí.[/Noah] – puntualizó Noah. Le temblaba un poco la voz. Lexie y Niall se dieron media vuelta y se marcharon hacia uno de los puestos.

    Mientras esperábamos en silencio, observé a las personas que pasaban, conté las calles, miré los carteles y traté de distinguir el horizonte de aquella enorme ciudad en la luna. Entonces, Amy se apoyó en Nate, llevándose una mano a la sien. .- [Amy]Noah, tengo que contarte algo[/Amy]. – dijo tratando de enderezarse.

    – [Noah]¿Has tenido una visión?[/Noah] – preguntó él, acercándose. Amy tenía el rostro más pálido que de costumbre y al acercarnos, su frente estaba perlada de sudor.

    – [Amy]Tenemos que volver[/Amy]. – respondió, después de asentir.

    – [Lexie]NO[/Lexie].-gritó Lexie, que llegaba en ese momento con la comida, que terminó derramada en el suelo.

    – [Noah]Espera, Lexie.[/Noah] – pidió Noah.  – [Noah]Cuéntanos qué has visto.[/Noah] – le dijo a Amy.  Ella empezó a dar detalles muy concretos pero que daban una imagen desdibujada. No me había imaginado las visiones así, pero tal y como ella lo describía, eran un cúmulo de sensaciones, no solo de ver, si no de otros sentidos. Recomponiéndolo todo una vez nos lo contó, en algún lugar de aquella luna, los seguidores de Antailtire que nos habían atacado se habían reagrupado, uniéndose a otros tantos más, y planeaban el ataque antes de que pudiéramos recuperarnos. El ataque sería esa tarde, antes de que oscureciera y los demás irían cayendo mientras nosotros nos íbamos.

    – [Noah]Voy a volver. Podría pasar en cualquier momento.[/Noah] – sentenció Noah. Miró a Nate, que asintió. Los dos iban a irse, inmediatamente.  – [Noah]Vendrán a buscaros aquí, os reconocerán aunque yo no esté.[/Noah] – me di cuenta de que hablaba como si todo el plan de irnos a la Tierra siguiera adelante, pero dejándoles a ellos atrás ante un peligro indeterminado. – [Noah]Estaremos bien.[/Noah] – su última mirada fue para Lexie, pero nadie habló, el silencio cayó sobre todos hasta que Nate lo rompió.

    – [Nate]Tened mucho cuidado.[/Nate] – y de un instante a otro, se desvanecieron. Los demás, los que íbamos a irnos, nos quedamos allí en silencio, mirándonos. Esperaba que alguien dijera que volviéramos, que fuéramos ayudarles aunque no fuéramos los más fuertes. Algo podríamos hacer.

    – [Amy]Yo tengo que volver[/Amy].- dijo Amy al poco. Miró a todos y fue caminando hasta su hermana para estrecharla en sus brazos. Eché de menos haber tenido algún hermano o hermana, pero viendo lo que tenía que asimilar ahora de padre, mejor no desearlo a nadie más.- [Amy]Saluda a todo el mundo de mi parte y ten cuidado[/Amy]. – le pidió.

    – [Vera]No, si yo me voy contigo. He venido por no escuchar a Jane, pero no pienso quedarme cruzada de brazos mientras alguien me necesita[/Vera].- miré a Vera plantada allí, estoica. No pensaba dejar que nadie decidiera por ella. Ojalá yo fuera igual. Pero al menos con su decisión, podía sumarme.

    – [Elliot]No creo que Jane se enfade si volvemos para ayudarles.-[/Elliot] intervino Elliot. Los dos que tenían mi edad volvían.

    – [James]Y-yo voy con vosotros. No tengo…sitio al que ir y no voy a-a dejarles así.[/James] – me temblaba la voz, no quería ofender a nadie después de contar conmigo para irse, pero era lo correcto.

    – [Lexie]¿Os estáis escuchando? Amy se lo puede haber inventado todo, porque no soporta quedarse sin enrollarse con Owen[/Lexie].- soltó Lexie, poniendo un gesto que me daba miedo. Estaba enfadada, mucho.

    – [Amy]Por supuesto. Esa era mi intención. Me has descubierto[/Amy].- replicó Amy, con un tono de voz carente de emoción. Aun así, la vi poner los ojos en blanco un instante.

    – [Dante]No creo que hubiese venido hasta aquí para eso Lexie. Además nada te impide irte igual..[/Dante] – intervino Dante. Él había hablado durante parte del camino y estaba bastante convencido de irse, pero ahora no sabía ya si estaba hablando de que él también se iría o de que Lexie podía hacerlo pero él no.

    – [Laura]Yo no tengo mucho que aportar, así que me iré igualmente[/Laura].- comentó Laura, encogiéndose de hombros. Aún tenía las manos vendadas y estaba débil.

    – [Niall]Pues anda que yo, que solo estoy en esta historia de soporte moral.-[/Niall] reconoció Niall.

    – [Amy]Cualquier ayuda es poca[/Amy].- admitió Amy, más preocupada de lo que dejaba ver. ¿Habría visto en la visión una señal de que teníamos que ir todos? Yo no dudaba de ella, de eso estaba seguro, si decía que había visto algo, era así.

    – [Lexie]¿QUIERES CALLARTE DE UNA VEZ?[/Lexie] – gritó Lexie. Me eché un par de pasos hacia atrás, encogido. Vi que alguna gente se giraba hacia nosotros.

    – [Amy]No me escuches si no quieres. Solo digo lo que he visto[/Amy].- me sorprendía ver a Amy con paciencia, era una loba a la que ya había visto enseñar las garras en mi mundo. Pero allí estaba intentando mediar. Quizá necesitaba que Lexie volviera.

    – [Lexie]Es que no tenía que haberte dejado venir, porque siempre lo jodes todo[/Lexie].- Lexie se llevó una mano al pelo, nerviosa. Quizá más que nerviosa estaba molesta, con un enfado que se le escapaba de las manos.

    Dante caminó hacia Amy. – [Dante]Cuanto antes nos vayamos, mejor. [/Dante] – dijo. Lexie le miró, parecía sorprendida de que él también se fuera. Laura, Niall y Henry estaban todavía al lado de Lexie. – [Dante]Aprovechad para volver a casa. Yo volveré a intentarlo.[/Dante] – añadió. Notaba algo de pena en sus palabras, pero estaba decidido.

    – [Amy]¿Vamos?[/Amy]- preguntó, mirando hacia Dante. Nos esperaba una buena caminata hasta el barco volador, no sabía cómo lo haríamos sin Henry y su don, pero todos se acercaron a Dante como si él también pudiera hacerlo. – [Amy]Ojalá pudiera enseñarte lo que he visto[/Amy].- comentó Amy apartándose de nosotros para ponerse frente a Lexie. Ella seguía fulminándola con la mirada pero Amy le puso una mano en el hombro de una forma extraña, como si no fuera consciente de lo que hacía y Lexie, antes de poder apartarse, cayó de rodillas al suelo. Amy no sabía cómo lo había hecho ni que podía hacerlo, pero había compartido su visión con Lexie, que se quedó de rodillas con los ojos muy abiertos, sorprendida, procesándolo.

    Amy volvió junto a los demás y de pronto mi corazón dio un vuelco cuando la oscuridad nos rodeó por completo.

    – [Henry]Quizás deberíamos volver también. Es decir, si fuéramos nosotros los que estamos en peligro habrían venido…-[/Henry] escuché decir a Henry, casi como un eco lejano.

    – [Laura]Pero yo no puedo hacer nada[/Laura].- respondió Laura. En su estado, tenía razón. Al menos ella tenía un don, yo no tenía nada, no sabía cómo podría serles útil, pero estaba dispuesto a averiguarlo.

    – [Henry]Eso no es cierto, nuestro poder no nos define. Necesitan nuestra ayuda Laura.-[/Henry] – replicó él.

    – [Laura]Gracias[/Laura].-añadió ella. Noté algo diferente en su voz, como si algo hubiera cambiado, pero antes de poder pensar, sentí el tirón de la vez anterior y aparecimos en mitad de la pradera. Solo que ahora la tranquilidad de antes se había visto reemplazada por un combate encarnizado donde los sirvientes de Antailtire, el ser del que era parte mi padre, trataban ya no de apresar si no de matar al resto de habitantes del barco volador, que asistía a la lucha como un espectador de fondo.