Moondale

Etiqueta: Dom tiene que arreglar ese escalon suelto si no queremos una desgracia

  • EL DOLOR NO ES SOLO FISICO

    Elliot Williams – Casa de los Williams

    Tarde

    Si he tardado tanto tiempo en empezar mi diario es porque no tengo nada especial que contar. Solo soy un chico normal como tú, o tal vez no como tú, seguramente cualquiera que lea esto tendrá alguna clase de habilidad sorprendente. Nunca salvare al mundo como mi padres y sus amigos o seré tan guay como Owen, Jane y el resto de hijos de los Moondies. Solo soy… Elliot.

    Siempre me ha interesado la historia desde pequeño, no eran ansias de conocimiento, era buscar respuestas a porque era diferente a mi padre y Owen, porque no era un Aesir como ellos. Al final llegue a la conclusión de que Owen lo era gracias a Jane, mientras que lo mío fue más bien un instinto de supervivencia para contrarrestar la habilidad de mi madre.

    Ser incapaz de sentir tiene algunas ventajas. Soy capaz de tocar la batería bastante bien y darle el tempo que tanto ansiaba al personaje de J.K. Simmons en Whiplash. Tengo una mayor resistencia ya que prácticamente no me canso y sin duda se encajar un golpe. Creedme, he recibido unos cuantos.

    Por lo contrario soy incapaz de sentir el calor. El frio. El cómo se siente el viento más allá de cómo lo percibe la gente a mí alrededor. La percepción de los objetos, cargar con algo y no ser consciente de que lo tienes. Aprender a escribir fue una odisea.

    Desde pequeño siempre he sido el raro, aquel del que reírse por lo bajo o huir en cuanto me ven. En preescolar jugando con el resto de niños tropecé y me disloque el brazo. Seguí jugando como si nada, hasta que los demás comenzaron a gritar y huir asustados. Ese fue el principio.

    Que sea incapaz de sentir nada físicamente no implica que no sea capaz de percibirlo mentalmente. Como he dicho soy capaz de encajar una paliza o que me tiren bolas de papel en clase o por los pasillos. Sin embargo que se rían de mi, los insultos, los cuchicheos. En mi caso duelen más las palabras que los golpes.

    Por suerte estoy rodeado de gente maravillosa. A pesar de los problemas, tanto mi madre como mi padre muestras su cariño hacia mí, ambos de manera completamente diferente. Cuando compartíamos centro, Jane y Owen siempre me defendían de los abusones. Y compartir clases con Vera siempre ha sido de gran ayuda.

    Vera es una de esas personas a la que me gusta observar, y no de un modo depravado como estaréis pensando. Me gusta ver como el viento juega con su pelo. Como entrecierra los ojos cuando observamos las nubes y el sol le molesta. Básicamente me gusta ver como ella percibe el mundo desde una manera que yo soy completamente incapaz de percibir.

    Hace unas horas escuche sobre un hechizo de sinceridad que había afectado a algunas personas. Ese hechizo en concreto había conseguido que Jane y Owen volvieran a hablarse y arreglaran esos problemas que llevaban años separándolos. Me alegre por ellos. Me hubiese gustado haber estado bajo ese hechizo también, sincerarme sobre un par de cosas. Pero por el momento creo que solo iba a hacer una de ellas.

    Baje las escaleras con cuidado, ya que uno de los tablones estaba suelto y el día menos pensado me partía el cuello. Mi madre estaba en el salón rodeada de libros estudiando. Me gustaba pensar que había heredado esa pasión por los libros de ella, que había muchas cosas buenas que había sacado de ambos más allá de… esto.

    – [Elliot]Mamá, ¿podemos hablar?.-[/Elliot] Le pregunte sentándome enfrente de ella en la mesa. La de veces que había empezado una conversación así seguidas por un, no quiero ir más al colegio, soy un bicho raro, papá y tú estáis peleados por mi culpa.

    – [Rebecca]Claro[/Rebecca].- Ella levanto la vista de los libros y se quito las gafas dejándolas por la pagina en la que iba. Me sabia fatal molestarla ya que este era el único momento que tenía para estudiar, pero si no se lo decía ahora no lo haría nunca.

    – [Elliot]Me gustaría dejar los tratamientos.-[/Elliot] Solté de carrerilla como si no llevara horas preparando esa frase en frente del espejo del baño. Las tiritas tienen que quitarse de golpe y no poco a poco. – [Elliot]Nunca van a surtir efecto y estamos tirando el dinero.[/Elliot]

    Mi madre se quedo mirándome fijamente, como si aun estuviera intentando procesar lo que acababa de decir. Soltó un leve suspiro y añadió. – [Rebecca]Eso lo dices porque estás un poco desanimado, pero estamos cada vez más cerca de encontrar la cura[/Rebecca].

    – [Elliot]No, no lo estamos. Esto es algo que no se puede curar, no al menos por la ciencia.-[/Elliot] Era consciente de que la ciencia no me iba a ayudar. Al igual que tampoco me iba ayudar el rezarle a cualquiera de los supuestos dioses que coexistían en el mundo. Ni la ciencia ni la fe iban a conseguir que fuera capaz de sentir algo. Eso es algo que solo quizás la magia podría hacer, y posiblemente a un alto precio.

    – [Rebecca]¿Has hablado con tu padre?[/Rebecca]- Pregunto serie y visiblemente dolida, lo que hizo sentirme mal. Para alguien que no siente nada se me da especialmente bien hacer sufrir a los demás.

    – [Elliot]No, es algo que llevo pensando mucho tiempo.-[/Elliot] Dentro de poco seria mayor de edad, iría a la universidad, seguramente a la de Moondale que es la más barata. Si iba a seguir siendo una carga económica prefería que esos ingresos fueran hacia mis estudios más que hacia sueños inalcanzables.

    Volvió a hacerse el silencio. Estaba visiblemente molesta y en su cabeza seguramente seguiría pensando que todo esto era culpa de mi padre. – [Rebecca]Si dejas los tratamientos ahora, todo lo que hemos hecho habrá sido en vano[/Rebecca].

    – [Elliot]Mamá, siempre lo ha sido.-[/Elliot] Estire un brazo para que agarrara mi mano en busca de una muestra de afecto, pero no lo hizo. Desconozco como es el dolor físico, pero si se parece en algo a esta tristeza no lo quiero. – [Elliot]Por favor. Coge el dinero, termina tu carrera y haz lo que siempre has querido.[/Elliot]

    – [Rebecca]Lo que quiero es que te cures y puedas ser feliz[/Rebecca].- Intente no prestar atención a esto último. Ella tenía también una habilidad que podía ser perjudiciar para el resto y aun asi era feliz, al menos hasta que llegue yo.

    – [Elliot]¿Y qué ocurre con tu felicidad?. Yo soy feliz. Te tengo a ti, a Jane, Owen… papá.-[/Elliot] Pronuncié esto último en voz bajo. No solía hablar de papá con ella. También obvie a ciertas personas que me alegraban el día, que hacían las mañanas menos grises.

    – [Rebecca]Mi obligación es preocuparme por vosotros, no que vosotros os preocupéis por mí[/Rebecca].- Si me había oído mencionar a papá está claro que lo ignoró. – [Rebecca]Así que si lo que quieres es dejar los tratamientos, así se hará[/Rebecca].

    Se volvió a colocar las gafas dando por finalizada la conversación. Me marche a mi habitación sin saber muy bien como sentirme. Estaba claro que había decepcionado a mi madre.

    Pero por otro lado me había quitado un peso de encima, me sentía más ligero, aliviado. Se acabaron las agujas, lo brazos como un colador, la horas interminables en el hospital sufriendo por algo que no tenía remedio.

    Por primera vez en mi vida nadie había decidido por mí. Nadie tenía porque seguir preocupándose por mis problemas. Por primera vez podría ser simplemente yo. Elliot.