Moondale

Etiqueta: Dom x Rebecca

  • LOS ESTRAGOS DE LA VIDA

    Dominic Williams – Lago Gealach

     

    Cuando la guerra en Moondale finalizo pensé que nunca más tendría que utilizar mi diario, que se acabarían las noches de caza, las pesadillas, que todo sería un camino de rosas y felicidad. Pero las rosas tienen espinas y la vida un cruel sentido del humor.

    Poco tiempo después de la batalla contra Z y Preston, recibí una llamada de los MacLeod. Arthur, la única figura paterna que había conocido y de la poca familia que me quedaba había fallecido. Un infarto mientras dormía. Fue rápido e indoloro, o todo lo indoloro que puede ser la muerte.

    Viviendo en un mundo en el que la oscuridad ronda en cada rincón uno esperaría morir a manos de un vampiro que te pilla desprevenido, un demonio demasiado poderoso o un ser completamente invencible. No fue así para Jessica. El cáncer, ese enemigo invisible y silencioso me la arrebato. Poco a poco observe como mi hermana se iba consumiendo en la cama de un hospital y la impotencia se apoderaba de mí al no poder hacer nada.

    Encima fui lo suficientemente estúpido como para alejar al amor de mi vida. Dos puntos de vista completamente opuestos y una disputa fueron suficientes para romper una relación de años.

    – [Daniel]Vivo siempre con la sensación de que va a pasar algo. Llevamos muchos años tranquilos.[/Daniel] – De vez en cuando, como buen amigo, Daniel se tomaba la molestia de pasar tiempo conmigo. Hacíamos cosas de las cuales cuando éramos jóvenes ni tomábamos en consideración, como en este caso pescar.

    – [Dom]No puede ser peor que mi situación actual.-[/Dom] Francamente si apareciera un gran mal de nuevo estaría agradecido, podría centrar mi ira en algo más que en mis frustraciones.

    – [Daniel]Si sigues sintiendo algo por ella deberíais hablarlo.[/Daniel] – Por muy terapeuta de parejas que se pusiera Daniel estaba claro que no conocía a Rebecca tan bien como yo.  – [Daniel]Os separasteis porque no estabais de acuerdo en un tema importante, no porque no os quisierais.[/Daniel]

    – [Dom]Prefiero no hurgar en la herida y complicar más las cosas.-[/Dom] Hubo un tiempo en el que me marche brevemente para no inmiscuirme, para no entorpecer. Pero la “misión” de Logan era suicida y no quería que mis hijos crecieran sin un padre.

    – [Daniel]¿Más?[/Daniel] – Pregunto sonriendo. – [Daniel]Siempre queda bien si apareces con un salmón gigante.[/Daniel] – Daniel acaba de dejar otro pez pequeño en el cubo mientras que en el mío se encontraba vació, cual metáfora de la vida.

    – [Dom]La vida te sonríe Arkkan.-[/Dom] A lo que Daniel sonrió. Está claro que no lo decía solo por los peces y lo interpreto rápido.

    – [Daniel]Si al final lo teníais todos medio confirmado.[/Daniel] – No era precisamente ningún secreto, simplemente no les había dado por contarlo. Hasta que les dio por soltarlo y la noticia se propago entre todos los conocidos en cuestión de segundos.

    – [Dom]Si, bueno. Aquí uno que sale por las noches de caza con Sasha aunque no diga mucho.-[/Dom] Había veces en las que venía más contenta a las patrullas y otras en las que hacia picadillo de vampiro.

    – [Daniel]En casa hablan más ellas, no te creas.[/Daniel] – Sonrió mientras el sol comenzaba a ponerse por el monte Skye. – [Daniel]Es un alivio que se sepa, la verdad. Tampoco lo hemos negado pero había que hacer algunos malabares.[/Daniel]

    – [Dom]Es hora de ir volviendo. Tengo que llevar a Elliot al cine.-[/Dom] Como futuro historiador le gustaba ver películas de época y sacarle punta a todos los errores de continuidad que aparecían en ellas o que estaban biográficamente mal contados.

    – [Daniel]Mucha suerte.[/Daniel] – Me animo mientras fuimos recogiendo los utensilios de pesca.

    Mientras volvíamos en silencio en la furgoneta familiar de los Echolls Arkkan empecé a darle vueltas a lo que había dicho Daniel. A pesar de la separación, del distanciamiento entre ambos, seguía queriéndola. Siempre la iba a querer, era la madre de mis hijos y el amor de mi vida. Una vida de estragos en la que no podía renunciar a las únicas personas que aun me hacían feliz.

  • LA VIDA DE LOS MOONDIES

    Rebecca – Biblioteca

    Noche

    Estaba como una vaca y todavía me quedaban unos meses para dar a luz. No sabía cómo podíamos haber llegado a esta situación. Bueno, sí lo sabía, pero no me explicaba qué narices podía haber fallado, porque yo era de las que tenía una agenda en la que apuntaba cuándo me tenía que venir la regla, no me fastidies.

    Encima eran mellizos. Mellizos. Dos. Dos bebés. Olé la puntería del puñetero Dominic Williams, que había provocado que tuviera que comprarme ropa de premamá cuando odiaba gastar dinero en cosas que no fueran libros.

    Recuerdo cuando llamé a mi tío Jaime llorando como una Magdalena porque habían salido dos rayas en el test de embarazo y os juro que estuve a punto de asesinar a mi chico. Mi tío se echó a reír y no era para menos: Dom iba a ser padre. Dom iba a ser padre de mis hijos. JAJAJA. No, en serio, parecía un chiste sin ninguna gracia. Dom no podía ser padre, porque era el típico macarra que te acostabas con él y luego no te llamaba. ¿No eran así todas las historias que nos contaban a las chicas cuando teníamos quince años? ¿Por qué mi macarra no se había ido por dónde había venido? ¿Por qué había resultado ser un buen tipo, que me quería, me cuidaba y que estaba deseando abrazarme en el sofá cuando veíamos una película en Netflix?

    Joder, si habíamos empezado a lo tonto en Escocia, porque estaba bastante bueno y apostamos que no se acercaría a aquellas dos chicas que ni siquiera recuerdo. No me digáis que no parece una trama de «Grey’s Anatomy», pero encima de las malas. La cuestión es que cumplió su parte del trato, empezamos a salir, nos fuimos a vivir juntos y ¡SORPRESA! dos rayitas en el test de embarazo que habíamos comprado en la farmacia más cercana. Éramos un poco como Víctor y Valeria, Anastasia y Christian, vamos, los típicos de los libros que leía Mia y que luego me pasaba asegurando que me iban-a-encantar.

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  • TU SAETA

    TU SAETA

    Sasha | Hotel White Candle

    NOCHE | 19 DE ABRIL

     

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    Miré un par de veces la instantánea que tenía entre mis manos. Sarah me había convencido para pasar por la zona que llamaban ‘Photoshoot’ y me había animado a hacerme unas cuantas fotos, una de ellas con unas enormes gafas blancas en la que aparecía poniendo morritos. En otra, que se había quedado Sarah, salíamos las dos espalda contra espalda, formando una pistola con las manos. A veces me preguntaba si cuando estaba junto ella era yo misma o una versión mejorada y no podía evitar sentirme abrumada.

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  • ACCIDENTALLY IN LOVE

    ACCIDENTALLY IN LOVE

    Rebecca | Merelia

    TARDE

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    Cuando terminé de subir el trabajo de «Literatura contemporánea» al Campus Virtual, noté cómo mi nivel de ansiedad disminuía, aunque podía abrirlo una vez más e intentar revisarlo para que estuviera absolutamente perfecto, pero eso había hecho las tres veces anteriores y ya habían pasado dos horas desde que Dom se había ido a la piscina, así que deseché la idea. Mis notas habían mejorado respecto al primer semestre, pero seguían siendo más bajas de lo que esperaba de mí misma y desde luego, más bajas que la media que había ido consiguiendo gracias a mi esfuerzo durante los años anteriores.

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  • ¿QUÉ LE VAS A PEDIR A LOS REYES?

    ¿QUÉ LE VAS A PEDIR A LOS REYES?

    Rebecca | La Nave

    MAÑANA

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    Estaba tan agotada que Dom tuvo que tirar de mí para que entrara en la ducha, me ayudó a vestirme y me arrastró hasta el coche de Daniel, que nos había prestado para que tuviéramos más libertad de movimientos. Me dolía todo el cuerpo y estaba cubierta de moratones y chupetones. Sentarme en el asiento del copiloto fue toda una odisea, porque las agujetas me impedían moverme y lo peor, era el escozor en mis partes íntimas, que reclamaban unos días de relax después de esos tres días en los que no podíamos parar.

    Una vez estuve dentro, apoyé la cabeza y cerré los ojos, intentando dormir un poco más.- [Dom]¿Te encuentras bien?[/Dom]- preguntó interrumpiéndome, mientras giraba la llave del contacto de aquella carraca a la que se referían como «clásico».

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  • LA ENCARGADA DE LEER MENTES

    LA ENCARGADA DE LEER MENTES

    April | Bosque de los Lobos

    TARDE

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    A April le gustaba notar el sonido de las hojas secas que se partían bajo sus pies y ver cómo sus zapatillas Converse de color fucsia se ensuciaban. La hacían sentir parte de algo importante. Por primera vez en su vida era algo más que «la tarada que oía voces», aunque no tenía ni idea de lucha, ni de expediciones y mucho menos, de incursiones secretas, pero eso no iba a suponer un problema, porque su misión, como bien había recalcado Ted, era la encargada de leer mentes y eso, lo dominaba a la perfección.

    Era una tarde fría de cielo plomizo que amenazaba lluvia, pero sonrisa de April podía verse a kilómetros de distancia, mientras se aferraba con fuerza al asa derecha de su mochila. A su lado, caminaba Ted, con sus pintas de jardinero de incógnito, que estaba muy concentrado en no morirse de miedo involuntariamente y que todo el plan se fuera al garete <<Si me muero, el bibliotecario me matará>>. No muy lejos, estaba la chica embarazada, Diana, cuyo cabello rojizo y ojos de color miel hacían que la telépata pensara en lo mucho que le recordaba a una elfa del bosque, además, ese día llevaba un peto vaquero que evidenciaba todavía más que se encontraba al final del segundo trimestre de embarazo. Sus pensamientos eran mucho más divertidos, porque se estaba entreteniendo en imaginarse quién se comería a quién en caso de quedar atrapados en la Iniciativa.

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  • FAMOSA, PERO NO A CUALQUIER PRECIO

    FAMOSA, PERO NO A CUALQUIER PRECIO

    Mia | Casa de las Echolls

    MAÑANA

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    Estaba escuchando ‘Bon Jovi’ a todo volumen y me sentía una malota mientras daba saltos en la cama. A lo mejor incluso me ponía un tatuaje que pusiera una cosa chunga, como un infinito del revés o alguna palabra en chino que nadie comprendiese. ¿Qué tal un piercing en la boca como el que llevaba Rebecca? O teñirme el pelo de negro y empezar a vestir con calaveras en las camisetas. Sonreí subida en la cama de Diana imaginándome con esas pintas y negué con la cabeza cayendo de culo. Definitivamente, ‘Bon Jovi’ me afectaba.

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  • LA PRIMERA MOONDIE REUNIÓN DE LA NUEVA ERA

    LA PRIMERA MOONDIE REUNIÓN DE LA NUEVA ERA

    Diana | Casa de las Echolls, Moondale

    MAÑANA

    diana090915

    Me sentía como un puñetero globo terráqueo y estaba completamente convencida de que si lanzaban una pelota a mi alrededor, empezaría a orbitar como en el chiste de ‘Padre de Familia’. Me acercaba peligrosamente al tercer trimestre y todo iba bien, pero estaba en una especie de ataque de pánico permanente que consistía en «sal de ahí de una maldita vez y deja que me ponga mis vaqueros apretados» y «que no llegue nunca el momento del parto, por favor».

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  • El «Duro» Despertar

    El «Duro» Despertar

    Dominic Williams | Su apartamento, barrio residencial del oeste

    MAÑANA

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    Había pasado una semana desde el regreso por sorpresa de Rebecca, en su ausencia era incapaz de dormir preocupado de lo que podría ocurrirle allí dentro, con ella de nuevo a mi lado temía cerrar los ojos y que al abrirlos no estuviera. No sé qué sería de mí sin ella, era una parte importante de mi vida, tan importante como el respirar para seguir existiendo.

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