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Etiqueta: Edward Alexander Arkkan Echolls

  • DE TAL PALO…

    Owen Williams | De Farra

    Hacia como una hora que Xander y Dante se habían marchado dejándome tirado solo en el bar. Les quería, eran mis mejores amigos, pero tenían menos aguante que Elliot, y mira que Elliot salía poco, solo salía cuando quería jugar la baza del hermano preocupado y responsable.

    Me termine mi sexta copa de roncola, cualquiera a estas alturas iría de bruces de un lado a otro buscando bronca, a mi apenas me afecta, bendita genética aesir. El DJ se vino arriba y soltó la espuma en el centro de la pista, la gente saltaba como loca, porque saltar no es precisamente bailar. Por mi parte prefería permanecer en la barra, esa noche iba de misterioso seductor.

    En el otro extremo de la barra toda una señora mujer bebía de su copa con la ayuda de una pajita mientras pasaba de los buitres que le rodeaban, reconocí la bebida por su color rosa, la madre de Dante la puso de moda e incluso hizo algún que otro anuncio de la bebida. Mantuve contacto visual con ella un segundo y parte la vista.

    -[Owen] Caliente…-[/Owen] Balbucee en un paupérrimo español, después de todo la de los idiomas era mi hermana. Me recoloque mi cazadora negra, estaba un poco raída de todos los años que tenía encima, y si lo estáis pensando si, es la de mi padre. Pase por su lado sin mirarle pero asegurándome de que se fijaba en mi tropezando con algunos de esos lamebotas que tenía alrededor. Me escondí en el baño un par de segundos para darle suspense a la situación y cuando me dispuse a salir la encontré delante de la puerta. Tenía el pelo corto moreno a la altura de los hombros con unos mellones rubios casi blancos y unos ojazos azules cristalinos. Llevaba unos pantalones de cuero que debían de estar cortándole la circulación en las piernas con un corsé negro a juego y una chaqueta blanca. Me agarro por el cuello de la camisa y tiro de mí hacia el callejón del local, donde comenzaron los toqueteos y los morreos esos en los que parece que te van a arrancar los labios. Durante cierto momento me palpo las muñecas como buscando algo. Coloco uno de sus brazos contra mi cuello, era sorprendentemente fuerte, y en cuestión de segundos adiós a toda la magia, sus ojos se tornaron en un amarillo pis y su cara paso a parecer la de una setentona.

    -[b] ¿Tus últimas palabras?.-[/b] Me pregunto relamiéndose los colmillos con una sonrisilla de superioridad.

    -[Owen] ¿No tendrás un cigarrillo?.-[/Owen] Ella se echo a reír y saco un paquete del bolsillo de sus pantalones, estire el brazo y cogí uno llevándomelo a la boca –[Owen]¿Por casualidad no tendrás fuego?. Espera déjalo, ya lo enciendo yo.[/Owen]

    De mi dedo índice salió una llama y encendí el cigarrillo, ella retrocedió un par de pasos chocando con unos contenedores de basura. Le di una caladita pequeña al cigarro y lo tire, mi madre me había educado bien, fumar es malo. La vampiresa echo a correr por el callejón intentando huir, le lance dos bolas de fuego, la horrible música del local ahogo sus gritos y en cuestión de segundos solo quedaron sus cenizas.

    -[Owen]¿Porque siempre a las macizas?. ¿Por qué?.-[/Owen] No hacia frio pero note un escalofrío – [Owen]…Dejavu.[/Owen]

    Se lo que estáis pensando, esta historia me suena. Bueno quizás habéis oído hablar de mis padres y de los padres de los demás. Esta historia no empieza aquí, ni es nueva, es una continuación y me acaba de venir a la mente una historia muy divertida.

    No hace muchos años, que tampoco soy tan viejo…

    La Escuela Legado era como una segunda casa para nosotros, probablemente pasáramos más tiempo allí que en nuestras propias casas. Merendábamos, jugábamos y hacíamos los deberes del colegio allí.

    – [Elle]Mi mamá va a salvar el mundo otra vez[/Elle].- Elle era la niña más adorable que te podían tirar a la cara y bueno, actualmente lo seguía siendo solo que había ganado con los años como el buen vino y tenía una sonrisa que podía matarte.

    – [Xander]Ellie, te va a escuchar todo el mundo.-[/Xander] Recuerdo al mini Xander y esos choques entre dedos de nerviosismo.

    – [Elle]¿Estás paranótico?[/Elle]- Aun puedo escuchar esas eses como zetas por la falta de una de sus paletas.

    – [Kaylee]Se dice «paranoico», no «paranótico»[/Kaylee].- Kaylee era la más pequeña del grupo por aquel entonces y ya tenía más vocabulario que todos nosotros juntos. Llevaba unas gafas que le ocupaban toda la cara, ahora había cambiado sus gafas por lentillas y en su cara solo había un maquillaje muy cuidado.  – [Kaylee]No cuesta nada hablar correctamente[/Kaylee].

    – [Owen]Eso… eres un parasonico.-[/Owen] Yo tampoco es que fuera un genio de la palabra por aquel entonces.

    – [Noah]Bueno, realmente es un hecho que el gobierno nos escucha. –[/Noah] Ahora que recuerdo esto quizás es Noah el que debería estar en modo ermitaño en un bosque con papel de aluminio en la cabeza y no su hermano Leo, aunque miradlo, tirado en el sofá con los cascos de música puestos pasando de todos.

    – [Amy]Deberíais casaros y tener un montón de bebés empollones[/Amy].- Es sorprendente como Amy no ha cambiado nada con los años, sigue siendo más sosa que un bocadillo de aspirinas. Y no lo digo solo yo, lo dice todo el mundo. Por cierto, este comentario me dolió en su día porque era yo el que quería casarse con Kaylee.

    – [Idris]¿No deberíais estar jugando o algo?[/Idris] – El puñetero Idris. No me entendáis mal, es un tío que me cae de puta madre vulgarmente hablando, pero es otro de esos que podrían matarte con una sonrisa, no sé si me entendéis.

    .- [Amy]Hablamos de lo que nos da la gana[/Amy].- Amy era sosa sí, pero tenía más valor que cualquiera de nosotros, nadie osaba meterse con Idris, ni siquiera Cole.- [Amy]Vete a meterte con gente de tu edad[/Amy].

    – [Idris]Siempre has sido de mis favoritas.[/Idris] – Idris tenía un sentido del humor innato, era como un supepoder y siempre se partía de risa, era la felicidad echa persona.  Amy por su parte siempre parecía estar enfada con el mundo y le dedico una gloriosa peineta a Idris. Mi hermana y Elle se tapaban la boca para reírse por lo bajo siempre que veían algo obsceno.

    –  [Cole]¿Jugar a qué? Estamos en una puta biblioteca.-[/Cole] Dicen que soy la viva imagen de mi padre cuando era joven, bueno, Cole siempre se ha parecido a su padre incluso desde pequeño.

    – [Kaylee]¿Es necesario que seáis tan soeces?[/Kaylee]- Cada vez que Kaylee se enfurruñaba, las gafas se le iban hacia delante y las mejillas se le sonrojaban.

    Noah combatía el aburrimiento montando y desmontando piezas de Lego a toda velocidad. Dante se entretenía viendo los dibujos, una serie animada en la que salía su madre, sorprendentemente no sexsualizaron su dibujo, igual de sorprendente era esa tele cuadrada, por aquel entonces ya viejas y obsoletas.

    – [JJ]Si no os vais, le diré a mi papá que nos estáis molestando[/JJ].- Si yo me parezco a mi padre, JJ es clavada a mi madre, sus gestos a tan temprana edad eran igual que los suyos. Elliot por otro lado no se parece en nada a ellos, sin embargo ha sacado lo mejor de ambos.

    – [Nate]¿También me vas a delatar a mí?.-[/Nate] Nate tenía una voz tan ronca que parecía que se había pasado la vida fumando cartones de tabaco, sin embargo nunca le había visto con un cigarrillo. Nate era buena gente, ninguno sabíamos de donde había salido pero se convirtió en un miembro más de la familia de los Moondies y en segurata de la nave y niñero ocasional.

    – [Cole]Nate, ¿me has traído lo mío?.-[/Cole] El nerviosismo no solía ser algo habitual en Cole, pero eso que le pedía con tantas ganas a Nate no era más que un batido de chocolate. Al parecer el chocolate estaba muy racionalizado en casa de los Villiers por Mia, por esa leyenda urbana de que producían granos. Nate alzo por los aires a mi hermana y se la llevo a los hombros.

    – [JJ]Si los mayores nos siguen molestando: te quedas sin trabajo[/JJ].- A JJ le gustaba utilizar la calva de Nate a modo de tambor.

    Nate le dedico una sonrisa y nos pregunto a todos echándonos un vistazo. [Nate]- ¿Que estáis tramando?.-[/Nate] Nate le paso una mano por la cabeza a Michael pero no separo la vista de su libro, juro que ese tochazo de libro que tenía delante ya era de medicina.

    Nadie le hizo caso a Nate, a Cole se le quedo un bigote de chocolate por el batido. Mi hermana le tapaba los ojos a Nate para que no viera por donde iban entre risas con Elle. Xander cual alma en pena iba detrás de Nate con las manos en alto preparado por si el gigantón se caía de espaldas, lo que su cerebro no supo procesar es que si esto ocurría lo aplastaría. A mí me picaba tanto la nariz que me saque un moquete, no me lo iba a comer, eso era asqueroso, mejor pegárselo a la niña que te gusta, cosas de críos.

     

    Es ahora donde la cosa se puso bizarra. Un temblor sacudió la habitación, Nate nos metió bajo la mesa por si se trataba de un terremoto. Conocéis esa sensación de estar a punto de quedarte dormido y notas un sobresalto como si alguien te hubiese tocado, pues más o menos fue eso lo que sentí. Algo o alguien nos había cambiado de cuerpo al lugar de nuestros padres.

     

    – [Dante]¿Dónde están mis tetas?[/Dante].- La voz de Dante sonaba distante al estar en la habitación de al lado, pero no paraba de repetir esta frase una y otra vez.

    – [Mia]¡TENGO TETAS![/Mia]- Nunca olvidare la reacción de felicidad de Mia al mirar hacia abajo y ver sus pechos, solo que claro, no era Mia sino Dante, y esto me acaba de confundir aun más.- [Mia]Mierda, pero son las de mi madre[/Mia].

    – [Owen]¿Porque tengo un moco en el dedo?.-[/Owen] Era mi voz gritando pero yo aun no había abierto la boca.
    – [Dom]Oh… DIOS…MIO.-[/Dom] Delante de mí estaba mi padre tocándose los bíceps con un dedo con la boca abierta. A Sarah le brillaban los ojos de felicidad y Daniel comenzó a brillar de emoción. Cara sacudía las manos alterada y Daakka se rascaba todas las escamas con nerviosismo.

    – [Rebecca]Me duele la barriguita…-[/Rebecca] Mi voz sonaba aguda, más que la mía propia de niño. Del dolor me senté en la silla y os tengo que decir una cosa, una patada en los huevos no es nada comparado a que te baje la regla en el cuerpo de tu madre.

     

    Tal vez otro debería de continuar con esta fascinante historia de cambios de cuerpo, porque yo me estoy poniendo malo solo de recordarlo…

  • SILENCIO

    Daniel Arkkan | Casa de las Echolls

    Algo a lo que jamás me acostumbraría, ni siquiera tras mis años de soledad, era al silencio, especialmente en sitios en los que no esperabas encontrarlo.

    La casa familiar de las Echolls era uno de esos lugares. Incluso en los peores momentos, aquella casa bullía vida y sin embargo aquella tarde estaba completamente vacía, sumida en un silencio solo roto por el crujir de una de las tablillas de madera de la entrada bajo mis pies.

    Ese día Daakka no limpiaba la sala de estar a ritmo de ‘I want to break free‘ mientras Cara compartía imágenes y gifs de series en su blog. No se oían los llantos de Amy, mudos cuando empezaban a cantar Diana y Christopher, ni tampoco sus risas. No estaban Freya y Eowyn con sus colas sacudiéndose sin parar mientras me recibían al llegar. No había una Elizabeth saludando con su perenne sonrisa, ni un Jaime concentrado en la adaptación de nuestras vivencias en la ‘Saga de los Daë‘. No había rastro tampoco de Ed inmerso en la tablet para afianzar su formación como Vigilante.

    Y por supuesto, la ausencia que más desasosiego me provocaba, no estaba Sarah devolviéndome la mirada, iluminando la sala con su mera presencia, incluso en sus momentos más preocupados o tristes. Si algo estaba llevando mal de todo el aluvión de preparativos que teníamos que hacer no era ni la falta de tiempo, ni los nervios, ni el cansancio, era estar separado de Sarah.

    Crucé el salón y encendí la televisión para que hubiese algo de ruido mientras me servía un vaso de té helado y me sentaba frente al diario para tomar nota de los últimos acontecimientos y repasar mis anotaciones sobre las armas que estaba preparando para los demás.

    Pero mis pensamientos seguían en Sarah. Cada poco miraba el móvil para ver si tenía alguna señal de ella, pero nada. Era una de las que más tenía que hacer. Su rol era vital, como había quedado claro con la visión del futuro. Sin ella, perdíamos la esperanza de luchar. No solo estaba entrenándose y cumpliendo su labor de Cazadora, los únicos momentos del día que solíamos compartir, también estaba practicando con frustrantes resultados para controlar su recién despertado poder. De sus manos dependía también el destino de Sasha, una conversación que no le resultaría nada fácil. Y por si todo eso fuera poco, Toph seguía insistiendo en que teníamos que descubrirnos frente a gente de a pie y que debía ser ella quien hablase.

    A la hora de comer nos habíamos reunido todos en la sala común de la Escuela Legado para discutir nuestros planes y, pese a que otras veces no había sido unánime, esta vez Christopher nos había convencido de que lo mejor era exponernos como muestra de buena voluntad para todos aquellos a los que teníamos que proteger. Incluso Sarah estuvo de acuerdo esta vez, pese a que la mera idea de hacerlo le hacía temblar.

    No era algo fácil para ninguno de nosotros. Decidí estar a su lado cuando hablase para apoyarla, aunque prefería no pensar en ese momento.

    Cuando llené varias páginas de vivencias y dejé ir mis pensamientos a través de la pluma, pasé a las anotaciones para intentar distraerme. Tenía varios diseños plasmados en las páginas y los nombres de los Moondies y Satellites, junto a objetos que ya teníamos en nuestra disposición. Por desgracia sería imposible armar a todo el mundo, así que había que hacerlo de forma estratégica.

    Yo estaba descartado, tenía suficiente con ‘Sendero Oscuro‘. Su hoja larga de adamantio me resultaría de mayor utilidad que cargar con ‘Albor‘ y ‘Ocaso‘, que podrían ser utilizadas por alguien que las necesitase.

    Sarah tenía la ‘Lágrima de Freya‘ y la ‘Piel de Fafnir‘, pero seguramente necesitaria algo cortante porque esta vez apenas se enfrentaba a vampiros y había algunas amenazas a las que no se podría abatir ni siquiera con su fuerza. Sarah era más fuerte que ninguno, así que podría blandir incluso un martillo a dos manos, pero lo ideal sería algo que se adaptase a su forma fluida de luchar, algo pequeño y resistente, como ella. Hasta ahí llegaba la teoría, porque la realidad era que Sarah no querría un arma de filo, no por capricho, si no por su marcada bondad. Entendía su punto de vista, no era lo mismo devolver a la muerte a un vampiro, que vive por y para matar, salvo raras excepciones, que poder acabar con la vida de un humano con poderes, un licántropo, un demonio benévolo al que le han dicho que debe luchar para conseguir un mundo donde todos convivirán en paz, ni los autómatas controlados por la Iniciativa. Con esa restricción en mente, aún había armas que podían ayudarla, aunque fueran concusivas, quizá un par de varas de eskrima que hechas con adamantio podrían incapacitar con más facilidad a un enemigo.

    Cara estaba aprendiendo a practicar con su arco etéreo. Un arco te da desventajas en distancia corta, pero los poderes de Cara y los metales que llevaba encima le daban una amplia variedad de formas de defensa. Quizá le resultaría útil una daga o una espada corta.

    Christopher era un problema logístico. Era imposible que no estuviese involucrado en el combate con todo lo que había en juego, pero ni su poder ni su licantropía podrían servirle de mucho. No tenía tiempo ni intenciones de controlar su parte lobo, así que era un punto débil. Para la defensa teníamos que confiar únicamente en su traje, los encantamientos y conjuros protectores y la presencia de Ted. En cuanto a ataque, Christopher era bueno en esgrima, así que tenía que aprovechar esa ventaja y hacerle un estoque.

    Me recorría un escalofrío solo de pensar en Diana allí, combatiendo contra todo mientras Amy se quedaba con Elizabeth, Jaime y los MacLeod, pero la mejor forma de ayudarla era con una buena preparación. Diana dependía de su magia, estaba bastante cubierta tanto de manera ofensiva como defensiva y por si acaso, tenía una daga que le había regalado hacía lo que ya parecían décadas. Quizá no necesitase nada.

    Daakka era rápido, era muy resistente y contaba con garras afiladas para lo que no pudiera contener con su manipulación de la electricidad. Era el tipo de persona a la que le habría dado un mazo o un hacha, pero en su caso sería cargarle con un obstáculo.

    Dom estaba bastante cubierto por su telekinesis, pero seguía necesitando algo «por si acaso». Una de mis ideas era modificar las estacas retráctiles que solía llevar cuando le conocimos, cambiándolas por unas cuchillas de adamantio. El problema es que no sabía replicar el mecanismo y tardaría un tiempo que no tenía en crearlo, así que solo podía cambiar las cuchillas, confiando en que el acero del mecanismo aguantase bien. Otra opción eran armas arrojadizas que pudiera controlar con su telekinesis. Cualquier cosa que le dejase las manos libres para poder concentrarse en su poder, aunque una lanza, dado el tamaño de Dom, tampoco era una mala idea. Al final, después de hablarlo con él, prefirió algo más «masivo», un martillo de guerra. Iba a ser difícil de realizar, tanto por el tamaño como por la forma, a los que no estaba acostumbrado. Seguramente necesitaria ayuda, quizá Nicholas podría ayudarme a moldearlo.

    Luego estaba Ed. Su magia le ponía en una situación similar a la de Diana, con el añadido del tótem de sangre, un riesgo por liberar al gólem de piedra y poder perder su control, pero un valioso recurso en caso de necesidad. El tótem necesitaba sangre, así que Ed debía llevar encima algo con filo, que le permitiera protegerse también en caso de estar concentrado y tener el peligro cerca. Una pequeña guadaña, una hoz, del tamaño de una espada corta, podría cumplir el propósito. Todo dependía de si Ed se apañaba con ella.

    Bill, pese al despertar de ‘Keli‘, aún tenía la cadena en sus manos así que no podía hacerle nada mejor. También tenía el martillo que Christopher le había dado hacía unos años, que podría ser útil en manos de alguien como Joey o Kuruk.

    Mara estaría en la retaguardia, junto a Lucy, ayudando a la gente de a pie que no hubiéramos podido sacar de la zona a ponerse a salvo y atendiendo a los heridos. Lucy quizá quisiera tener algo a mano con lo que defenderse, pero Mara jamás tocaría un arma. Rebecca estaría junto a ellas, protegiéndolas gracias a su poder, ella tampoco querría armas. Lucy, sin entrenar, tendría suficiente con algún arma concusiva de las que teníamos en el arsenal habitual o algún arma no letal que le pudiera dar Bill, como un táser.

    Hiroshi había pedido algo bastante específico en una de las reuniones: un par de hojas curvas, con una posición similar a la de las tonfas pero con una cuchilla en lugar del bastón. Había trabajado un poco el concepto y no resultaría muy difícil.

    Vincent tenía sus katar y no quería un reemplazo por unos de adamantio porque decía que le traían suerte, así que lo tenía todo cubierto.

    Y luego estaba Sasha. La parte más difícil sería que aceptase algo de mi parte, pero viendo su destreza con el bastón bo, había pensado hacerle uno nuevo con un tronco de madera de álamo blanco que tenía guardado en la cabaña, imbuido con algunas runas que la ayudasen. No llevaría mucho tiempo, pero de nuevo, tenía que quererlo.

    Logan aún estaba por ver si cumplía las espectativas de ‘Mia’ y peleaba junto a nosotros, y en caso de hacerlo, tenía suficiente con la espada que había conseguido en las Pruebas, una espada que en otras manos habría estado mucho mejor. ‘Mia’, por otro lado, más que luchar se encargaría de ayudar a la gente, era la que más fácil podía transportar a la gente de un lado a otro.

    Por lo demás, tenía que hacer tantas armas como pudiera, hasta donde llegase el tiempo y el material que Nicholas pudiese conseguirme. Como mínimo tenía que conseguir: las varas de Sarah, el martillo de Dom, el estoque de Christopher, la hoja de Cara, las cuchillas de Hiroshi y la hoz de Ed. Y por otro lado, el bastón bo de Sasha y cuantas armas pudiera conseguir con otros materiales.

    Una vez teniendo claro lo que me quedaba por hacer, cerré el diario y el silencio volvió a invadirme. No tenía mensajes de Sarah. Por lo que sabía, no estaba en nada peligroso, iba a intentar hacer acopio de fuerzas para hablar con Sasha y convencerla de unir fuerzas.

    Estaba inquieto. Ver de nuevo el futuro me había dejado inquieto. Hasta ahora, los cambios en los futuros que habíamos visto habían sido más directos, era más difícil implicarse emocionalmente.

    Primero vino la pequeña primogénita Arya, una simpática niña de cabellos rubios en un mundo destruido por Mason.

    Después vinieron Edward y su hermana perdida, Arya, menor que él, haciendo que la otra Arya desapareciese para siempre, igual que ese mundo loco regido por el Soberano.

    Después vino Xander, en el futuro en el que la Iniciativa lo controlaba todo. En esa ocasión estaba solo, pero porque había perdido a su hermana pequeña, ‘Elle’ en algo que no habíamos llegado a ver, igual que el aspecto de la niña.

    Y ahora, en el futuro en el que Z consigue su propósito, volvían a ser Xander, nuestro primogénito, y Elle, nuestra niña pequeña. Es más, Xander tenía el mismo aspecto, esta vez no había cambiado, no era un nuevo posible hijo de Sarah y mío. Eso solo podía significar una cosa, el momento de su concepción ya estaba fijado y que él sería nuestro hijo mayor. De ‘Elle’ no podía estar seguro porque no la habíamos visto en el futuro de la Iniciativa, pero todo parecía indicar que también.

    Y eso nos llevaba a la terrible realidad de saber cómo serán tus hijos y haberles visto morir. Ya no podía deshacerme del trauma de lo que les ocurría con la misma facilidad que cuando sabía que eran posibilidades. Esto era real, Xander era real. Mi pequeño, era igual que Sarah, será igual que Sarah. No tardé en echar cálculos de su edad y lo cerca que estaba de venir a nuestro mundo.

    Pensaréis que quizá era extraño pensar de esa manera en tener hijos, pero cuando te dicen una y otra vez que estás destinada a morir, terminas por creerte que jamás tendrás una vida normal. Sarah quería tener hijos y había interiorizado el miedo a no poder llegar a tenerlos. Viviendo al límite, no todo el mundo tenía tiempo a darse cuenta de ello, pero yo sí, Sarah y yo compartíamos un vínculo. Después del tiempo que llevábamos juntos, sentía lo que ella sentía, entre otras cosas, compartía ese miedo como si fuera mío, así que buscaba una esperanza que entregarle para que no viviera resignada a una vida sacrificada por personas que nunca creerán lo que haces por ellos.

    Esas cuentas me llevaron a dos conclusiones, si mi teoría era correcta: sobreviviríamos al combate contra los dos bandos, para bien o para mal, y entonces llegaría Xander; o Xander ya estaba con nosotros pero aún no lo sabíamos. La segunda opción me aterraba sabiendo lo que se avecinaba.

    Incapaz de salir de mis propios pensamientos, eché un vistazo al reloj y decidí irme a la cocina para preparar algo de cena para todos. Aunque no tenía muy claro qué, cocinar me relajaba, así que empecé a buscar recetas hasta que encontré una que adaptar. Dejé que mis manos tomaran el control  y que mi mente se dejara ir en el proceso creativo, porque a veces el mundo es demasiado complejo como para racionalizarlo. Para cuando terminara, probablemente Sarah ya estaría de vuelta, no podía esperar para verla.

  • UN ENEMIGO COMUN E IMBATIBLE II

    UN ENEMIGO COMUN E IMBATIBLE II

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    NOCHE

    Veronica Preston

    jj

    Veronica observó a las criaturas de Verbius llevándose a los capturados hacia el transporte y pasó de largo. Para ellos quedaba el premio gordo, los más fuertes. Seguramente Vajra ya habría dado con ellos.

    Dejó a su hermano Victor entreniéndose mientras quemaba hasta las cenizas a algún incauto que había decidido resistirse y continuó hacia el lugar de donde provenía la mayor refriega. Alzó su mano derecha y utilizó uno de sus poderes para crear una esfera de luz que le permitiese ver mejor.

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  • SE AVECINAN CAMBIOS

    [align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Edward | Futuro del Soberano

    [color=#5AA6BB]MaÑana[/SIZE][/color][/b][/font]

    xanderarkkan1

    [SIZE=3]
    Me llamo Edward, bueno, en realidad mi nombre es Edward Alexander Arkkan Echolls, sí, un ambigrama. En mi mundo, que quizá sea tu pasado, si es que alguien llega a encontrar este manuscrito algún día, si es que el mundo continúa existiendo, conocer tus apellidos puede llegar a considerarse un auténtico regalo, aún más si tus padres fueron de los primeros en desaparecer, porque estaban destinados a evitar todo este desastre, curioso humor del destino.

    Empiezo este…diario un poco tarde, pero lo hago porque presiento que algo está a punto de pasar. No sabría explicarlo a ciencia cierta, pero hay cosas cambiando, pequeñas cosas, pero que me hacen sentir que algo grande, algo diferente, va a pasar, aunque quizá solo sean cosas mías.

    Ocurra algo o no, la esperanza de vida no es demasiado elevada, al menos de vida en el pleno sentido de la palabra.

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