Moondale

Etiqueta: Edward Alexander Echolls

  • UNA ESPECIE DE TREGUA

    Jane – Selas

    Noche

    Me limpié las lágrimas como pude y eché a andar en dirección al pico. Dejé atrás a la bruja y a Alexander, cuya luz parecía un poco más tenue según me iba alejando.

    Estaba tan enfadada que no pensaba ni en lo que estaba haciendo. La rabia guiaba mis pasos y no era la primera vez. Mi carácter de mierda asomaba su fea cara cada vez que algo me disgustaba y eso pasaba más a menudo cuando estaba procesando mal alguna cosa.

    Por eso, cuando Caitriona desveló el pastel, me fui. Avancé sin saber adónde. Iba casi a tientas, porque se había hecho de noche. Si mi único poder consistía en dejar seco a quien se me acercara: ¿Qué pretendía conseguir con esta pantomima, matarme?

    (más…)

  • MI INTELIGENCIA SUPERIOR

    Bowie – Kvasir

    Mañana

    Chloe estaba tan pesada con Dante que no me dejaba descansar. Se lo había dicho varias veces, pero a ella le daba igual. La asertividad en el futuro estaba en pleno apogeo y si alguien quería hacer algo, lo hacía. Supongo que por eso, aquella mañana me escapé en dirección a la biblioteca para continuar con mi búsqueda. Aunque podría haber hablado con Henry para que me ayudara a conectarme de manera directa a la base de datos de la nave, prefería hacerlo manualmente. Me costaba entablar conversación con él y en parte era lógico, porque sus sentimientos se habían visto heridos por culpa del egoísmo del Laura. Y no estoy criticando, solo señalo los hechos.

    (más…)

  • CON LAS MANOS ENTRELAZADAS

    Jane – Nave

    Noche

    La botella daba vueltas sin control. Kaylee intentaba disimular lo bien que se lo estaba pasando siendo la titiritera, pero un atisbo de sonrisa delataba sus intenciones. Me ponía nerviosa saber que carecía de control sobre esta situación, porque no teníamos tan buena relación como para pedirle que me tocara algo fácil.

    Tardó lo que pareció una eternidad en dejar de girar y se quedó apuntando a Xander. Me removí incómoda y volvió a rotar. Estaba tan convencida de lo que iba a pasar, que cuando vi el tapón señalando en mi dirección, solo pude murmurar un «lo sabía».

    Me miré las palmas de las manos, cubiertas por los guantes y moví los dedos, intentando recordar que todavía había cosas que controlaba. Levanté la vista y Alexander parecía estar buscándome con la mirada. – [Xander]¿Reto?[/Xander] – me encogí de hombros. ¿Qué mas daba una cosa que la otra? Éramos un blanco fácil, porque ninguno de los dos quería admitir lo que de verdad estaba pasando.

    (más…)

  • JAJAJAJA

    Bowie – Casa de lxs Echolls

    Mañana

    Hacía dos meses desde que había salido de ‘Infinity’ y la vida con mi familia era guay. Tenía dos madres, un padre, un hermano y una hermana. ¿Qué hay más guay que eso? Supongo que dos madres, dos padres, dos hermanos y dos hermanas. Vaya, eso sería extra guay. Bueno, a lo que iba. Poco a poco me estaba acostumbrando a la vida de las personas y, aunque oficialmente no existía, porque la burocracia es más lenta que Xena cuando intentas echarla de la cocina, me gustaba pasarme la mayor parte del día en casa entre realities japoneses y discos viejos.

    Si se me diera bien mentir, no hablaría de Creador Henry en este párrafo, pero le echaba un poco de menos. Sabía que estaba bien, porque la gente cuando está mal acaba saliendo en el telediario. Además, estaba refugiado en La Escuela Legado, pero no podía venir a verme porque me ponía en peligro. Estaba vetado en todas partes, incluso en Infinicoffee. ¿Cómo iba a estar seguro de que estábamos cerca de Halloween o de Navidad si no podía tomarse un pumpkin latte o un gingerbread? Al menos, esperaba que su AMIGA Laura estuviese con él.

    (más…)

  • POR MI CULPA

    Amy – Merelia

    Mañana

    Vivir en Merelia, para mí, que siempre he sido una persona de lluvia, frío e invierno, podría haber supuesto una tortura, pero en realidad, fue una liberación. Llevaba un año lamiéndome las heridas en compañía de Xander y en contra de lo que pudiera parecer, había sido una de las mejores temporadas de mi vida.

    No voy a venir ahora a decir que no fue duro acostumbrarme a vivir con mi primo en la casa que mi tía Sasha utilizaba para desfogarse con mis otros dos tíos, pero Xander era una persona muy…agradable. Y no, no es sarcasmo. Alexander era el equivalente humano del cachorrito este que anunciaba papel higiénico hace veinte años.

    Aquel fin de semana, el anterior a la fiesta de cumpleaños de los mellizos Williams, uno de ellos (Owen) y Tina decidieron venir a tostarse al sol de la ciudad que me había visto nacer.- [Xander]¿Dónde pedimos esta noche?[/Xander] – preguntó mi primo, que estaba moreno hasta decir basta y se había puesto un bañador de palmeras que a cualquier otra persona le habría dado un aspecto ridículo.

    – [Amy]Según Owen, es el rey de las barbacoas, así que le toca demostrarlo[/Amy].- espeté con la sombrilla colgada al hombro y un bolso en la otra mano en el que llevaba la toalla y un libro. Aunque era temprano, habíamos decidido pasar la mañana en la playa. Por suerte, la casa que nos había prestado la tía Sasha estaba en primera línea y solo teníamos que salir de la verja del pequeño jardín para estar en ella.

    – [Owen]Estoy de vacaciones, así que yo no cocino. Pero te voy a hacer un tazón de cereales para desayunar riquísimo[/Owen].- propuso el aludido, que vivía rodeado de un aura de buen rollo constante que contrastaba con la nube negra que tenía su hermana siempre encima.

    – [Amy]No, gracias[/Amy].- vale, voy a aclarar aquí que no estaba siendo muy simpática con Owen, pero mi reacción natural era evitar a la gente, porque cuando me encariñaba con alguien, me daba por morder y bastante tenía ya con la carga de lo que le había hecho a Leo.- [Amy]Valoro mi vida[/Amy].

    – [Xander]Voy a encargar unas pizzas, porque no os veo aclarándoos[/Xander].- terció mi primo clavando la sombrilla mientras yo me echaba siete litros de protector solar.

    – [Tina]¿Quién se ofrece voluntario para echarme crema en la espalda?[/Tina] – preguntó Tina con su escueto bikini. Tenía la melena larga, teñida de un bonito tono pelirrojo y un cuerpo proporcionado. Era una chica guapa y además, irradiaba encanto.

    – [Amy]Yo misma[/Amy].- me ofrecí.

    – [Tina]Gracias, cielo, pero creo que puedo sola[/Tina].- fruncí el ceño al escucharla rechazarme, porque eso significaba que estaba intentando volver con Xander o que quería probar suerte con Owen y, sinceramente, no sabía cuál de las dos opciones me daba más repelús.

    – [Owen]¿Quién me la echa a mí? Es que no llego[/Owen].- Owen se quitó la camiseta con parsimonia, como si dentro de su cabeza estuviera sonando ‘You can leave your hat on’ de Joe Cocker.

    – [Xander]Yo voy a darme un chapuzón.[/Xander] – intervino Xander viendo que estos dos cansinos estaban en pleno ritual de apareo.

    – [Amy]Si no llegas, te compras una camiseta anti rayos UVA en InfiniSport, cacho vago[/Amy].- le increpé abriendo mi libro, que esta vez era uno de Camila Lackberg.

    Tina se levantó de su toalla con forma de rosquilla y fue a echarle la crema a Owen.- [Tina]¿Dónde quieres que te la eche?[/Tina]- me tapé la cara con el libro para no verles.

    – [Owen]Por aquí[/Owen].- lo bajé para ver cómo Owen se señalaba los omóplatos.

    – [Tina]Vale[/Tina].- Tina estrujó el botecito de crema y empezó a acariciar la espalda de Owen.

    Puse los ojos en blanco e hice como me sumergía en la lectura de nuevo.

    Un año antes…

    Amy – Moondale

    Tarde

    Era una tarde fresca de finales de octubre. Xander hacía un tiempo que había dejado Merelia y yo estaba atravesando una recaída en mi depresión. Por eso me resultó tan extraño que Owen siguiera insistiendo en quedar conmigo, a pesar de tener la sensación de que no le trataba muy bien.- [Amy]Últimamente me llamas mucho[/Amy].- di un sorbo de mi café con leche sin lactosa y me miré las puntas de las botas que acompañaban a mi vestido largo negro. Para huir del frío, me había puesto una chaqueta Levi’s vintage.

    – [Owen]Es que Xander me ha dejado[/Owen].- bromeó hundiendo la cuchara en la nata de su chocolate. Había poca gente por el parque porque estaba oscureciendo, quizás por eso me sentía más cómoda. Ese día, Owen se había puesto unos vaqueros, una camiseta sencilla y una chaqueta, pero tenía el guapo subido.

    – [Amy]Tendrás que buscarte a otra…o a otro[/Amy].- propuse calentándome as manos con el vaso.- [Amy]O aprender a ser un chico fuerte e independiente[/Amy].- bromeé sin mucho éxito.

    – [Owen]¿Te ofreces tú voluntaria para pasar el rato conmigo?[/Owen]- sonrió.

    – [Amy]Búscate a alguien que no tenga algo roto en la cabeza[/Amy].- me señalé la sien y volví a pensar en todo el mal que le había hecho a Leo. La losa que a veces se instalaba sobre mi pecho parecía más pesada.

    – [Owen]Estas pensando en él ¿verdad?. Lo haces demasiado. No sufras más por él, disfruta de la vida y de esto. Los dulces son felicidad[/Owen].- me tendió su cucharilla llena de nata y negué con la cabeza. No me apetecía compartir fluidos con él, pero agradecía su oferta.

    – [Amy]¿A ti te da todo igual?[/Amy].- no iba de malas, aunque lo parezca.

    – [Owen]Un poco sí, la verdad. Mis padres están separados. Mi hermana antes no me hablaba. A veces, hay ver el lado positivo de las cosas, por pequeñas que sean[/Owen].- yo en su lugar habría estado metida en la cama escuchando canciones depresivas. Supongo que esa era la diferencia entre ser optimista y ser…realista pesimista.

    – [Amy]Supongo[/Amy].- guardé en una bolsa mi vaso isotérmico para lavarlo cuando llegase a casa. Desde la crisis de los plásticos del 2025, estaba prohibido utilizar nada de un solo uso.

    – [Owen]Míralo de esta forma: cuando te transformas en loba eres libre, no tienes que pensar en nada ni nadie. Piensa en eso[/Owen].- me animó guardando su vaso en su bolsa de mensajero, una vez hubo terminado.

    – [Amy]No estoy enamorada de Leo si es lo que estás pensando[/Amy].- le aclaré un poco molesta.- [Amy]Era mi mejor amigo y yo para él una piedra en el camino[/Amy].

    – [Owen]No le molestabas, no eras una piedra en su camino[/Owen].- negó con la cabeza.- [Owen]Avanzó en la vida. Igual que Xander ahora mismo[/Owen].- me miró.- [Owen]Si quieres puedo escribir reseñas negativas de su albúm. O romperle las piernas: ¿le rompo las piernas?[/Owen]- me aguanté la risa al verle sonreír.

    – [Amy]Me agota tu optimismo[/Amy].- chasqueé la lengua.- [Amy]Debería buscar en Endless un mundo de gente emo, como yo[/Amy].

    – [Owen]Yo puedo ser emo[/Owen].- se echó el pelo, perfectamente engominado hasta ese momento, hacia delante.- [Owen]Psss… como quieras[/Owen].- e imitó muy mal a una persona así.

    – [Amy]No podrías[/Amy].- me tuve que reír al ver que seguía caminando como si estuviera muy triste.- [Amy]Acabarás casado con Tina, que es el clon de rebajas de mi hermana. Ya verás[/Amy].

    – [Owen]Uno no sale con la ex de los colegas. Está escrito en el ficticio libro de los colegas[/Owen].- me recordó, volviendo a ser el de siempre y caminamos un rato en silencio.

    – [Amy]Eres mejor de lo que pareces[/Amy].-  admití finalmente.

    – [Owen]Y tú puedes ser más de lo que crees[/Owen].- dijo y no le quité la razón.

    De vuelta al presente…

    Amy – Merelia

    Mañana

    Estaba tan concentrada viendo a Tina untar a Owen, que no era capaz de leer.- [Amy]Pregúntale si quiere que le untes el nabo, que parece que lo está deseando[/Amy].- grité al ver que seguían con el ritual de apareamiento.- [Amy]Mierda para la playa que tengo arena en el culo[/Amy].- me quejé al ver que una ráfaga de aire me metía la arena hasta en el carné de identidad.

    – [Owen]Eso esta a buen recaudo bajo el bañador[/Owen].- Owen me guiñó un ojo y Xander se metió  bajo el agua para aguantarse la risa.

    – [Amy]Demos gracias por ello[/Amy].- farfullé.

    – [Owen]¿Quieres ir al agua? Para sacarte esa arena del culo, digo[/Owen].- me preguntó entrecerrando los ojos, mientras Tina volvía a su toalla.- [Owen]O te traigo un cubito de agua[/Owen].

    Decidí ponerme en pie en vista de que cada vez llegaba más gente a la playa que no respetaba la distancia de seguridad.- [Amy]Está caliente[/Amy].- comenté al tocar el agua con los pies.

    – [Owen]Eso es Xander que ya se ha meado[/Owen].- Owen ya estaba metido hasta la cintura. No estaba tan moreno como mi primo, pero a mi lado, parecía que vivía en la playa.

    – [Amy]O tú después del masaje[/Amy].- enarqué una ceja, pero cuando Alexander me salpicó, di un grito.- [Amy]Te voy a morder y como eres un aesir, te vas a morir[/Amy].- por suerte, en la playa nadie se entera de anda- [Amy]Os voy a condenar a los dos[/Amy].- me metí a toda prisa en el agua y fui tras ellos.

    El primero que alcancé fue a Owen, me agarré a su espalda, como si fuera a montar a caballo y vale, disfruté del tacto y de su olor, pero noté algo extraño: de pronto, dejé de estar en el presente y vi un montón de imágenes a toda velocidad que se detenían en un momento concreto. Uno de la vida de Owen.

    En cuanto tomé control de mi cuerpo de nuevo, me separé de él y eché a correr en dirección a la casa.

    Abrí la puerta del jardín con manos temblorosas, después la de la casa y me tumbé en el sofá con el bañador mojado. Seguro que la tía Sasha me hacía comprarle otro, pero me daba igual.- [Tina]Amy, ¿te ha pasado algo? ¿Te ha dado un corte de digestión?[/Tina]- me preguntó Tina, que tenía cara de susto.

    Negué con la cabeza y me pasé la cara por las manos.- [Tina]¿Te ha bajado la regla?[/Tina]- se sentó a mi lado pasándome una mano por la espalda.- [Tina]Estás helada[/Tina].

    Xander entró a toda la velocidad. – [Xander]No pasa nada, solo necesita…descansar.[/Xander]

    – [Amy]Me ha bajado un poco la tensión[/Amy].- mentí y vi que Owen volvía de la cocina con un refresco de Cola que no cogí. No quería volver a tocarle.

    – [Tina]Normal, cari. Si es que estás como un espagueti[/Tina].- Tina me echó una toalla por encima y Owen, al ver que no cogía el refresco, me lo dejó al lado.

    – [Amy]Id para la playa[/Amy].- me puse en pie envuelta en la toalla.- [Amy]Gracias[/Amy].- cogí la lata y fui en dirección a mi habitación.

    – [Tina]Yo creo que se ha puesto cachonda al tocarte y no lo quiere admitir[/Tina].- bromeó Tina intentando restarle importancia, pero me sentó mal.

    – [Owen]No desprendo tanta sensualidad[/Owen].- mientras ellos cerraban la puerta de casa para volver a la playa (más valía que no nos hubieran robado nada), Alexander vino detrás de mí.

    – [Xander]¿Estás bien Ams?[/Xander] – preguntó mi primo entrando en la habitación, que todavía estaba decorada como si fuera a dormir mi prima Elle con quince años.

    – [Amy]No[/Amy].- admití dándole un sorbo al refresco.

    – [Xander]¿Quieres hablar de lo que has visto?[/Xander] – se acercó a mí y nos sentamos en el suelo, apoyando la espalda contra la cama.

    – [Amy]No puede venir más[/Amy].- sentencié.

    – [Xander]No sé qué has visto, pero estoy seguro de que esa no es la mejor elección[/Xander].- le tendí el refresco y dio un trago.

    – [Amy]No me cae bien[/Amy].- mentí.

    – [Xander]Los dos sabemos que no es verdad.[/Xander] – me recordó. – [Xander]Estás en tu casa Amy, no va a venir nadie que no quieras, pero hicimos un trato. Nos ayudamos cuando lo necesitamos.[/Xander]

    – [Amy]No puedo estar cerca de él[/Amy].- me tapé con la toalla intentando hacer un fuerte que nadie pudiera atravesar.

    – [Xander]Sea lo que sea lo que hayas visto, podemos arreglarlo. No siempre se cumplen las visiones.[/Xander] – me destapó.

    – [Amy]No soporto este poder[/Amy].-  el poder había aparecido con la marcha de Leo. Eran unas visiones como las de mi madre, pero por lo que sabía, las desencadenaba el contacto.

    Empecé a llorar sin poder controlarlo. Xander, viéndome así, dejó la lata en el suelo y me abrazó.- [Amy]No dejes que venga más[/Amy].- le pedí entre lágrimas.

    – [Xander]Si de verdad es lo que quieres, no vendrá. Pero si no, te prometo que evitaré con toda mi alma ese futuro.[/Xander] – me acarició el pelo con cariño.

    – [Amy]No vas a poder evitarlo[/Amy].- y me separé para limpiarme las lágrimas.

    – [Xander]Los Moondies lo hicieron muchas veces. No vamos a ser menos.[/Xander]- asentí sin estar muy convencida, pero no me atreví a decirle lo que había visto.

    Aún no estaba preparada para asumir que Owen Williams iba a ser el amor de mi vida y que moriría por mi culpa.

    Nothing compares, no worries or cares
    Regrets and mistakes they’re memories made
    Who would have known how bittersweet this would taste?

    Adele – Someone like you.

  • PERSPECTIVAS

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – MAYO – MERELIA

    Apuré el paso para recorrer los últimos metros que me separaban de la estación de tren. Cuando llegué al andén, Amy ya se estaba bajando con su maleta y me buscaba sin muchas ganas. – [Xander]Siento no venir en coche.[/Xander] – me disculpé, quitándome las gafas de sol. Se notaba que en Moondale había amanecido un día fresco porque ella iba vestida de una primavera otoñal y yo del más puro verano, con pantalones cortos y una camiseta de tejido ligero. Nuestras pieles contrastaban, la suya nívea y la mía morena ya por el sol, como llevaba siendo habitual desde los últimos meses, ya llevaba casi un año en Merelia.

    – [Amy]Da igual.[/Amy]- respondió casi en un hilo de voz.- [Amy]Gracias por venir.[/Amy] – añadió sin mirarme directamente. No le di dos besos ni la mano porque no parecía tener muchas ganas de que nadie invadiese su zona de confort.

    – [Xander]No las des. Me alegra que podamos pasar algo de tiempo juntos.[/Xander] – reconocí. Estaba verbalizando lo que de verdad sentía para tratar de ayudarla a la vez. Normalmente no solía hablar tan directamente de mis sentimientos, salvo que me ayudasen a animar a gente que me importaba de verdad.

    Ella se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y tiró de su maleta. – [Xander]Deja que te lo lleve.[/Xander] – me ofrecí. Me negaba a arrastrarla y hacer tanto ruido así que la cogí por el asa, de todas maneras para mí y para cualquier Seidr, apenas pesaba.

    – [Amy]Mis padres me han pedido que venga, porque dicen que no estoy bien.[/Amy]- comentó cuando salimos al deslumbrante sol de Merelia. – [Amy]Supongo que ya lo sabes.[/Amy] – aclaró. No era el único que lo sabía ni el único que estaba preocupado. Amy siempre había tenido una personalidad diferente, pero cuando Leo se marchó de una forma poco ética, terminó cayendo en una depresión que a ratos le afectaba de forma muy intensa.

    Asentí. – [Xander]La verdad es que les pedí que te lo comentasen. Puedes tomártelo como unas vacaciones[/Xander] – me sinceré. Mis tíos estaban preocupados, querían lo mejor para Amy, pero a veces es difícil darte cuenta de que alguien tan cercano solo se preocupa por lo mejor para ti, sin juzgarte. Pensé que podía hacer algo por ella y además me apetecía que volviéramos a retomar el trato. Mis problemas con Jane habían hecho que el tiempo pasara demasiado rápido y para cuando me quise dar cuenta, mi prima y yo éramos casi extraños.

    – [Amy]No me gusta la playa.[/Amy]- replicó arrugando la nariz mientras caminábamos por el paseo. – [Amy]Soy más de bosque, de lluvia y de frío.[/Amy] – sentenció. Amy siempre había sido así, totalmente clara para sus gustos.

    Le dediqué una sonrisa. Mi prima siempre había emanado un aura…agradable. Si estaba en un día normal, seguramente terminarías pensando lo genial que era. Pero eso funcionaba en los dos extremos, cuando estaba alterada por algo, lo convertía en su único foco. En resumen, era una persona con un carácter magnético y una ira incendiaria que formaba parte de ella sin restarle un ápice de buena persona.

    – [Xander]Si prefieres hacer cualquier otra cosa, tienes la casa a tu disposición.[/Xander] – le ofrecí. La idea era que se pasara una temporada. Ahora mismo no se encontraba con ánimo de estudiar y lo había dejado hacía algo más de un año. Iba pasando por empleos de corta duración. Mis tíos estaban de acuerdo en que si quería pasar una temporada sabática no le faltaría de nada, solo querían que pudiera encontrarse a sí misma. – [Xander]Como me encanta nadar asumo que a todo el mundo le pasa igual.[/Xander] – me disculpé.

    – [Amy]Me quedaré en casa leyendo y esperando a que mis padres dejen de pensar que me voy a tirar por el balcón.[/Amy]- sentenció agarrando el asa del bolso contra su hombro. Al ver a Amy y conocer su día a día te podían pasar por la cabeza muchos juicios y muchos miedos, especialmente siendo sus padres y temiendo por ella y su felicidad. Personalmente, no creía que Amy fuera a hacer algo así, pero si era cierto que tampoco podía seguir con la misma situación. Se le notaba un aura de tristeza que iba desde su pálida piel, pasando por sus ropas oscuras y una delgadez que casaba con su constitución menuda.

    – [Xander]No creo que piensen eso. Pero lo estarán pasando mal por verte así.[/Xander] – intentar explicar lo que otros sienten respecto a una situación no es fácil, ni creíble. Sabía que mis tíos lo estaban pasando mal, que sus hermanas también y que mucha gente la echaba de menos, pero no iba a frivolizar las cosas, Amy era dueña de sus decisiones, tener una depresión no la invalidaba.

    – [Amy]Estoy bien.[/Amy]- respondió. En cierto modo, era verdad. Podía estar mejor, pero todos podríamos estarlo si ciertas cosas que no podemos controlar dejasen de suceder.- [Amy]Sobreviviré.[/Amy] – anunció, restándole importancia.

    – [Xander]Lo sé. No se lo dije para darte la lata.[/Xander] – le aclaré. No quería que pensara que esto era una especie de intervención, Amy no necesitaba eso en ese momento. Lo único que intentaba darle era un respiro. – [Xander]Se lo dije para darte un sitio en el que desconectar.[/Xander] – añadí.

    – [Amy]San Xander.[/Amy]- replicó sonriendo ligeramente. Por pequeña que fuera la sonrisa, fue como si el sol de Merelia estuviese más brillante.

    – [Xander]Si, ya, todo un modelo a seguir.[/Xander] – me burlé, devolviendo la sonrisa. – [Xander]¿Sabes que la casa de Merelia está llena de juegos de mesa?[/Xander] – comenté. De pequeños Amy, Ellie, Kay y yo dormíamos muchas veces en las casas de unos u otros y nuestro momento favorito era la hora de los juegos de mesa.

    – [Amy]Una pena que no tengas amigos.[/Amy]- replicó, burlándose de mí. Parecía estar ganando algo de confianza. Lo agradecí, no solo por sí misma, si no porque en el fondo, pese a que veía a Owen, Noah y Ellie a diario y a Dante y Kay de vez en cuando, yo también la necesitaba. La casa de Merelia se me estaba haciendo demasiado grande.

    – [Xander]Pero tengo una prima que siempre ganaba.[/Xander] – le recordé. Entre ella y Kay se solían repartir las victorias, por eso si hacíamos equipo yo siempre iba con Kay y ella con Ellie.

    Amy no respondió. Caminamos durante un rato y la noté pensantiva. No tardé en saber el motivo. – [Amy]¿Qué tal está Ellie?[/Amy] – preguntó, sin fijar en mí sus ojos. Habíamos caído en lo mismo. Ellie y Amy habían sido uña y carne prácticamente desde que nació mi hermana, pero con los años llegó un punto en el que empezaron a alejarse como si siguieran trayectorias diferentes y creo que ni ellas mismas sabían el motivo, pero ambas se echaban de menos. Creo que Ellie se protegía, pensando que molestaría a Amy si hablaba con ella.

    Le dirigí una mirada cercana. – [Xander]Bien, parece que Idris la hace feliz, aunque con Ellie nunca se sabe, siempre es feliz.[/Xander] – dije, poniéndola al día. Idris y ella pasaban mucho tiempo juntos, tanto en persona como a través de otros medios. Aún no habían confirmado nada entre ellos, pero era como repetir lo de mis padres, evidente para todos menos para ellos porque tenían miedo. – [Xander]Si quieres hablar con ella, seguro que tiene ganas de verte.[/Xander] – añadí. Como ya había dicho, mi hermana era una persona muy centrada y feliz. Quizá sonaba a adoración pero así era, era de las mejores personas que podía tener en mi vida. Sabía que estaría deseando volver a llevarse bien con ella.

    – [Amy]No, no…la quiero molestar con mi nube negra.[/Amy]- esquivó mirando al frente. Me sentí mal por verla así, pero me contuve, no convenía presionar. – [Amy]Me vale con saber que está bien.[/Amy] – añadió. Eso me sonó a lo mismo que me decía yo respecto a Jane. No era más que una mentira repetida mil veces.

    – [Xander]Amy, no molestas. A nadie.[/Xander] – le dejé claro. Una cosa es que no controles lo que alguien piensa y otra que te pueda gustar ver cómo se menosprecian. Amy merecía saber que era importante. – [Xander]Cuando te veas con ganas Elle va a estar ahí, igual que todos[/Xander] – añadí, para que supiera que no había prisa.

    – [Amy]Ya…[/Amy]- respondió, suspirando.

    – [Xander]Y yo no te voy a dar la tabarra pero si quieres hablar de algo, aquí me tienes.[/Xander] – dije, pensando que no haría falta repetirlo, pero a la hora de la verdad terminé diciéndoselo más veces. Alguna de ellas hablamos, otras no.

    – [Amy]Owen está muy enamorado de ti.[/Amy]- me miró, fingiendo estar muy seria.- [Amy]Deberías darle una oportunidad.[/Amy] – añadió.

    – [Xander]Lo sé, pero el pobre no es correspondido.[/Xander] – dije encogiéndome de hombros. La realidad era que Owen tenía tanto miedo al amor como Amy a socializar. – [Xander]Creo que lo va llevando, me ha dicho un pajarito que pasa bastante tiempo con mi prima.[/Xander] – comenté. Sabía que habían quedado alguna que otra vez como amigos para comer en algún sitio y pasar el rato. Conocía a Owen lo suficiente como para saber que no lo hacía como caridad, si no porque de verdad le interesaba pasar ratos con ella. Me pregunté si Amy lo sabría. Aun así, agradecí que le ofreciera una amistad más a la que aferrarse para superar el bache. Cuando estamos en un mal momento, necesitamos cosas que siempre vayan a estar ahí, pase lo que pase. Owen era una de esas personas.

    – [Amy]¿Owen y yo?[/Amy]- preguntó, negando con la cabeza. – [Amy]Ni de coña.[/Amy] – sentenció. Me reí al ver su respuesta.

    – [Xander]Créeme, tengo ojo para esas cosas.[/Xander] – añadí mirándola, sin dejar claro si estaba bromeando o no. A mí me parecía que hacían buena pareja, pero ellos no tenían por qué opinar lo mismo y al final, eran los que decidían. Por parte de Owen me parecía saber la opinión, pero Amy en ese momento no estaba lista para planteárselo siquiera.

    – [Amy]Pues con JJ no te ha funcionado muy bien.[/Amy]- replicó. Sé que no lo dijo por mal, pero pese a todo, pese a haberme alejado y no verla a diario, pese a lo que dijo aquél día cuando me sinceré, todavía pensaba en Jane y en cómo podría haber sido. La realidad tras haberme ido fue que después de los primeros meses en los que duró el enfado, vino el frío sentimiento de no verla siquiera. A veces me engañaba a mí mismo pensando que Jane no parecía ella misma aquella noche.

    – [Amy]Eh, lo siento.[/Amy]- se disculpó al ver mi cara.- [Amy]No quería herirte.[/Amy] – añadió. Debí poner un gesto que daba pena, porque eso era lo que veía en sus ojos. Muchas veces pensaba si para la gente sería Xander el penas, el que lleva toda la vida llorando por una chica que no le quiere. No quería que nadie me colocase una etiqueta, pero tampoco iba a ser diferente a cómo me sentía.

    – [Xander]No, no te preocupes. No se puede huir siempre.[/Xander] – admití. Huir no fue la mejor de las opciones. Tenía cosas buenas, pero había sido duro separarme de las personas que me importaban, incluso teniendo medios para verlas en una fracción de segundo. Al final, no siempre quería molestar a Noah pidiéndome llevarle y terminé recurriendo al portal que usaban mis padres, que estaba a media hora andando.

    – [Amy]Te equivocas: sí se puede.[/Amy]- respondió, completamente convencida.- [Amy]Lo que no se puede es sufrir eternamente.[/Amy] – añadió. Tenía razón en parte. Ojalá hubiera podido hablar con Leo para que enmendase las cosas. Llevaba algo más de un mes desaparecido del mapa, tanto a nivel familiar, como a nivel de prensa. La gente ya empezaba a hablar de que se había separado del grupo. Al principio me preocupé, pero sus padres y su hermano seguían en contacto. Había pasado algo grave, pero no querían quitarle el derecho a contarlo él mismo.

    – [Xander]No se olvida, Amy, sigue doliendo cuando lo recuerdas. Pero menos.[/Xander] – confesé. Pensé que Amy y yo podríamos ayudarnos mutuamente, pero no había sido consciente de cuánto se parecían nuestras situaciones hasta ese momento. – [Xander]Es aprender a vivir con ello. Lo de Leo no fue culpa tuya.[/Xander] – le aseguré.

    – [Amy]Sí lo fue.[/Amy]- replicó, mirando al horizonte. – [Amy]Pensé que sería feliz si yo le daba una familia en la que no se sintiera diferente y me equivoqué.[/Amy] – aclaró. Mi primo siempre fue taciturno y serio, le gustaba más la música que las personas o al menos eso parecía. Le daba muchas vueltas a no haber nacido Rakkthathor como Noah, se sentía demasiado diferente a su propia familia y al final lo interiorizó de una manera que parecía creer que no merecía estar con ellos. Amy lo mordió siendo muy pequeño, siempre pensé que había sido un accidente pero ahora estaba reconociendo que lo hizo por darle una familia y que no se sintiera diferente. La duda que me queda es, si Leo empezó a sentirse diferente siendo más mayor, ¿cómo lo sabía Amy por aquél entonces? Quizá solo se había confundido, justificándose. O quizá fuera otra cosa.

    – [Xander]Amy, eras pequeña, querías ayudarle.[/Xander] – respondí, estudiando su reacción. Ella no se inmutó, parecía segura de lo que había dicho. – [Xander]Leo no se fue por ser un licántropo, se fue por la música. Y fue él el que se equivocó al no mantenerse en contacto, seguramente por miedo a haberte fallado.[/Xander] – mi primo adoraba la música y cuando se le presentó la oportunidad, siguió su sueño sin mirar atrás. El problema estaba en que su oportunidad se presentó siendo muy joven y la forma en la que se fue no había sido la mejor. Había mantenido más o menos el contacto con todos en el grupo familiar, pero con Amy no, sus relaciones se habían cortado. Supongo que se pelearon y él no quiso hacerle más daño, se extirpó de su vida pensando que eso era lo mejor y se equivocó totalmente. No quería pensar en otras opciones.

    – [Amy]Prefiero no hablar más de él.[/Amy]- respondió. Asentí, si necesitaba un respiro, Merelia le vendría bien. Leo nunca había estado allí. Además, Amy había nacido en Merelia, estaba conectada a ese lugar.- [Amy]Mi vida ha girado mucho tiempo a su alrededor[/Amy] – sentenció. Deseé que así de fácilmente pudiera pasar página, pero a veces no podemos dejar a algunas personas atrás. Es más sencillo cuando ninguna de las dos personas está ya interesada en lo que puede aportar la relación o cuando sabes que la otra persona no merece la pena. Por desgracia, ni Amy estaba segura de que Leo fuese mala persona ni yo conseguía quitarme de la cabeza mi amistad con Jane.

    – [Xander]Pues ya sabes, empieza una nueva. Preferiblemente en la que podamos pasar algo de tiempo juntos si no es mucho pedir.[/Xander] – repliqué con una sonrisa. Me emocionaba la idea de poder llevarnos bien, como hijo de los Moondies, siempre había querido que los demás pudiéramos tener algo así, pero no había podido ser.

    – [Amy]Os ha dado por mí.[/Amy]- replicó ella. Supe que lo decía por mí y por Owen, con el que pasaba también bastante tiempo. Parecía disfrutar de su compañía.

    – [Xander]Es que tienes encanto natural.[/Xander] – admití. El carisma que había comentado antes, esa sensación de ser magnética.

    Ella me hizo una peineta y me acordé de esa Amy que siempre nos hacía reír.- [Amy]Soy irresistible.[/Amy] – replicó.

    – [Xander]Vas a tener Merelia a tus pies.[/Xander] – añadí, disfrutando de verla sonreír. La verdad es que no solo ella lo estaba haciendo. Sentía que Amy me entendía completamente respecto a Jane, sin juicios, sin peros.

    – [Amy]¿Y si me caso contigo? [/Amy]- preguntó. Un par de ancianos nos miraron con cara ilusionada mientras hacían su paseo de la mañana. Me sonrojé, había entendido la referencia.

    – [Xander]No te burles del pequeño Xander.[/Xander] – le repliqué. De pequeños Amy y yo pasábamos bastante tiempo juntos y antes de saber lo que significaba, siempre le pedía que nos casáramos, pensaba que era una forma de no separarse de una persona.

    – [Amy]»Si no le decimos a nadie que somos primos: podemos casarnos».[/Amy]- respondió, imitándome mientras ponía caras. Mi rostro seguía rojo.

    – [Xander]Eh, vale.[/Xander] – me defendí, echándome a reír. Eché de menos que mi hermana estuviese con nosotros. Quería mucho a Amy, siempre la había idolatrado.

    – [Amy]»Tu pelo es taaaaan rojo»[/Amy]- continuó. Con los años el de Kay y el de Vera eran los que se habían quedado de un rojo intenso mientras que el de Amy era cobrizo.

    Negué con la cabeza, a Amy le encantaba avergonzarme. – [Xander]Todavía no sabía de lo que hablaba. Ni que los primos no se casaban…normalmente.[/Xander] – aclaré, por si alguna pareja de primos casados me escuchaba y le parecía mal que dijera lo contrario. Uno nunca tiene que meterse en lo que decida cada uno para su vida.

    – [Amy]No tengo pensando casarme con ninguno de mis primos.[/Amy]- aseguró, pensativa. – [Amy]Bueno, con Ellie quizás sí.[/Amy] – sentenció, antes de echarse a reír.

    – [Xander]Seguro que a Idris no le importa.[/Xander] – admití riendo con ella. Durante un momento, habíamos vuelto a ser nosotros mismos.

    Al final, Amy se quedó en Merelia más tiempo del que pensábamos cualquiera de los dos y creo que los dos agradecimos tener a alguien que nos entendiera y que nos acompañase en nuestra soledad.


    UN AÑO MÁS TARDE

    MAÑANA, JUNIO – ESCUELA LEGADO

    El tiempo pasa increíblemente rápido. Gracias a la compañía de Amy, la estancia en Merelia se hizo mucho más llevadera. Nos ayudábamos cuando lo necesitábamos y nos dejábamos espacio cuando queríamos estar solos. Owen y Noah venían de vez en cuando y jugábamos a juegos de mesa, a veces también con una chica con la que mi primo parecía estar muy encariñado. Otras veces venía solo Owen e íbamos al cine o a dar una vuelta.

    Amy trabajaba en los chiringuitos de la playa en verano y en invierno había encontrado trabajo en un italiano de la zona bastante famoso. No parecía un trabajo que le llenase pero por el momento le había mantenido entretenida.

    Al final, la tediosa carrera de Psicología se terminó y llegó el momento de buscar trabajo, algo que no me resultó especialmente difícil siendo hijo de los dueños de la mitad de la Escuela Legado. Pese a todo, especifiqué claramente a mis padres que quería un puesto bajo y ellos lo aceptaron. Prefería ascender ganándomelo.

    – [Sarah]Estás moreno, Oruga[/Sarah].- replicó mi madre estrujándome con sus fuertes brazos. Guardé las gafas de sol en la mochila y disfruté de su cariño. Les había echado de menos.

    – [Xander]Mamá no me llames Oruga que te puede oír la gente.[/Xander] – respondí. Era el mote que me habían puesto desde pequeño porque se suponía que era un poco dramático y me parecía a una «orugrita». Por suerte Amy no había llegado aún para sumarse a mi madre. Me había acompañado en el viaje, pero había pasado por casa para saludar a sus padres antes de venir a la Escuela. Había pensado hablar con mis padres y buscarle también a ella un hueco.

    – [Sarah]Después de parirte durante catorce horas, te pienso llamar como me dé la gana[/Sarah].- respondió con una sonrisa. Eso era más o menos lo que le decía también a mi padre y mi otra madre cuando se quejaban por tener que hacer algo.

    – [Xander]Mamá Sasha va a ser mi favorita.[/Xander] – le respondí, picándola, pero mi madre era inmune a los celos, incluso de broma. Supongo que en parte era el secreto de su maravillosa relación, que ninguno de ellos había pensado nunca que alguno quisiera más a otro. Simplemente se querían todos de una forma inspiradora. – [Xander]Ya no vais a volver a echarme de menos.[/Xander] – comenté. Antes les seguía viendo pero con las clases y las obligaciones de todos, era más difícil. Ahora iba a trabajar allí a diario aunque viviera en la casa de Merelia así.

    – [Sarah]No voy a llorar, no voy a llorar…[/Sarah]- sonrió, emocionada. A veces me paraba a pensar si todas las madres querrían tanto a sus hijos y serían tan maravillosas como la mía. Mamá Sasha también nos quería mucho, pero lo demostraba de una forma menos evidente que ella.

    – [Xander]Tengo ganas de ayudar a esos niños y niñas.[/Xander] – admití. La Escuela Legado ayudaba a continuar con los estudios formales a personas que por su condición no podían o no querían estar en los colegios, institutos o universidades habituales, pero también a aceptar y controlar las condiciones especiales de cada uno. Por fin iba a poder trabajar con personas que necesitasen mi ayuda, asesorarles para poder convivir con algo con lo que habían nacido.

    – [Sarah]Lo vas a hacer muy bien[/Sarah].- respondió, orgullosa, colocándome el cuello del polo, que se había torcido por la mochila.

    – [Xander]He tenido una buena maestra.[/Xander] – admití, mirándola. – [Xander]¿Qué…? No, lo digo por la tía Diana.[/Xander] – nos echamos a reír. – [Xander]Es broma, mamá. Te quiero.[/Xander] – le pasé una mano por los hombros y empezamos a subir las escaleras hasta la sala de reuniones.

    – [Sarah]Yo también te quiero[/Sarah].- respondió mi madre.- [Sarah]¿Vas a ir a la fiesta?[/Sarah] – preguntó al cabo de un rato. «La fiesta» era la celebración del cumpleaños de Owen. En otra situación, no habría habido nada que evitase que fuese a la fiesta de mi mejor amigo, pero Jane era su melliza así que la fiesta era para ambos, y no quería fastidiarle un día especial.

    – [Xander]No, voy a ir echando un vistazo a los expedientes de los niños.[/Xander] – comenté, intentando parecer despreocupado. – [Xander]Mañana lo celebro con Owen. Vamos a ir de tapas por Merelia. Amy viene también.[/Xander] – le expliqué. Me gustaba hacer las cosas bien en parte porque mi madre SIEMPRE hacía las cosas bien, así que se lo aclaré porque no quería que pensara que iba a hacerlo mal con mi mejor amigo.

    – [Sarah]¿Estás huyendo de Jane?[/Sarah]-  preguntó ella. Después de mí y no sé si Jane, mi madre había sido la persona que más había sufrido con nuestra pelea. Me dolía no poder contentarla, pero en su día lo intenté y no salió demasiado bien.

    – [Xander]No quiero forzar una situación tensa para nadie. Es mejor así.[/Xander] – aseguré, mientras nos separábamos para entrar a la sala.

    – [Sarah]Es una pena que estéis así.[/Sarah]- dijo, encendiendo la luz de un pequeño despacho anexo a la sala de reuniones. Tenía una amplia ventana tras el escritorio, la luminosidad me vendría muy bien.

    – [Xander]Ya. He aprendido a aceptarlo.[/Xander] – le aseguré, para que no se preocupase por mí. Me pasó una mano por el hombro antes de ir a buscar los expedientes.

    Me quedé solo en la sala, pensativo. Mi situación respecto a Jane había cambiado bastante en el último año. No la relación en sí, si no mi pensamiento al respecto. Amy me había ayudado mucho, esperaba haberla ayudado yo a ella tanto como ella a mí. Gracias a su apoyo, había decidido enviarle un regalo de cumpleaños y pensar una manera de arreglar nuestros problemas. Ella no quería que estuviésemos juntos, pero podíamos hablarnos. Solo me faltaba reunir las fuerzas para hacerlo.

    Mi madre volvió al cabo de un rato. – [Xander]¿Qué, ya tenéis las maletas listas para la «luna de miel»?[/Xander] – pregunté mientras los colocaba ordenadamente en mi nueva mesa.

    – [Sarah]No me hace mucha gracia que las dos dejemos Moondale[/Sarah].- comentó, preocupada. Ese día, en unas horas, los tres cogían un vuelo a Roma para pasar una semana de viaje por Italia y las islas del Mediterráneo. Había costado el esfuerzo aunado de toda la familia convencerles de tomarse un respiro merecido después de tantos y tantos años aguantando el tipo. Si no llega a ser porque entre todos les pagamos el viaje como regalo de cumpleaños de los tres, creo que nunca se habrían atrevido a marcharse.

    – [Xander]No pasa nada. Siempre decís que lleva años tranquilo, no pasará nada por unas noches.[/Xander] – la tranquilicé. – [Xander]Y los demás se quedan.[/Xander] – añadí. Si pasaba algo, entre todos podríamos arreglárnoslas para solucionarlo. Dom ya estaba preparado para patrullar y los demás ya se habían ofrecido también. Para no romper la costumbre, a mí me habían mantenido al margen.

    – [Sarah]Ya[/Sarah].- replicó. Hasta que no se viese allí no estaría menos preocupada y aun así, seguramente se pasaría la semana pensando que se iba a encontrar un cráter al volver a Moondale.

    – [Xander]Anda mamá, disfrutad. Lleváis muchos años aguantando por los demás.[/Xander] – le di un beso en la frente.

    – [Sarah]¿Y tú, cuándo te vas a permitir ser feliz?[/Sarah]- preguntó, mirándome. Con mi madre no había disimules, ni corazas, ni nada de nada. Sabía con solo mirarme a los ojos que mi corazón siempre iba a latir por Jane.

    – [Xander]Soy feliz. Estoy bien.[/Xander] – aseguré sonriendo. No mentía, había aprendido a ser feliz con lo que tenía. ¿Preferiría llevarme bien con Jane? Por supuesto. ¿Me habría encantado estar junto a ella? Claro. Pero si no podía ser, tampoco podía hundirme. Tenía mucha gente que me quería y se preocupaba por mí y no podía permitirme hacer caso omiso de su cariño centrando mi vida solo en lo que no tenía.

    – [Sarah]Eso espero[/Sarah].- me pasó una mano por la mejilla con cariño. Asentí y le dediqué una sonrisa.

    Mi padre y mi otra madre se unieron unos minutos después y terminé sumido en un abrazo repleto de amor Echolls que invocó a Ellie, que no se podía perder una reunión familiar emotiva. Aprovechamos para pasar un rato todos juntos antes de que Ellie les llevase al aeropuerto con instrucciones expresas de obligarles a pasar el control.

    Cuando me quedé solo, me puse a trabajar, intentando atar mi mente a cada uno de aquellos chicos y chicas que necesitaban mi ayuda. Comí con Nate, Owen y Amy en el restaurante que quedaba frente a la Escuela y disfruté de mi regreso a Moondale. A veces la felicidad es más sencilla de lo que parece.

  • REUNIR FUERZAS

    XANDER ECHOLLS

    NOCHE A MADRUGADA, CLUB PLATINUM

    Supongo que pensaréis que más de un día de sinceridad máxima implicaría que se alargaría demasiado y empezaría a ponerse pesado, pero no, la realidad era que las horas pasaron volando y aún no había hablado con Jane.

    Pensé en reunir las fuerzas varias veces, pero no dejaba de pensar en que podría interferir si estaba pasando un buen rato con Owen y mi mente usó eso como excusa para evitar el rechazo que esperaba encontrar. Mientras tanto, una parte de mi se debatía con la esperanza de arreglar las cosas, un sentimiento que se apagaba a medida que se desvanecían las horas.

    Con los nervios, opté por hacer algo que siempre me relajaba, jugar a algún videojuego. Me conecté a Endless y entré en el servidor ‘Toriyama‘, donde mi avatar generalista de caballero arcano dio paso a un saiyan con espada a la espalda y chaqueta vaquera – me había influenciado mucho la estética de Trunks para mi avatar -. Estaba subiendo algunos niveles luchando contra Saibamans y haciendo entrenamiento con Piccolo cuando alguien me tocó en el hombro. No era en el juego, así que desconecté y miré a Owen detrás de mí en mi habitación. Dante estaba a su lado, apoyado en la pared, impaciente.

    Os resumiré rápidamente lo que pasó: Venían a buscarme para sacarme de fiesta porque decían que estaba emo; dije que no; ellos no aceptaron el no; intenté escurrir el bulto; no lo conseguí y Ellie se sumó a ellos. Así que al final acabé allí, en mitad del club de moda de Moondale, el Platinum, que a mis padres les recordaba al Silver, un local de moda del centro que ahora era un Caffeinity.

    – [Xander]Sigo sin saber cómo me habéis convencido.[/Xander] – comenté. Después de lo de Tina y de no haber conseguido hablar con Jane, definitivamente no era mi día. No había empezado mal de todas formas, pudiendo ver que por fin mis padres, los tres, iban a poder vivir con un poco más de tranquilidad después de lo que habían pasado. Para otra gente quizá hubiera sido un choque, pero hubo muchas pistas con el paso de los años, además de la buena relación que tenía con Sasha, que sumada a mi capacidad para fijarme en lo que la gente no decía, prácticamente lo dejaban claro. Bueno, eso y el tatuaje de mi padre, una serie de runas en el brazo por cada una de nuestras iniciales, pero la runa de la S, sigel, estaba repetida. Lo único que había quedado era el resquicio de duda que no se había podido despejar hasta ese día por el miedo a preguntarles y ofenderles.

    En mi casa, toda la vida se había respirado el respeto y la aceptación independientemente de lo que te gustase. Para mí, que los tres estuvieran enamorados solo implicaba que, igual que decía Ian Malcolm de la vida, el amor se abre camino.

    La verdad es que me avergonzaba un poco ser el único hetero monoamoroso de mi familia: Por un lado estaban mis padres, que eran una tríada; por otro lado, estaba Elle, que siempre había pensado que era lesbiana hasta que se dio cuenta de que era bisexual; luego estaba Dante, que simplemente disfrutaba de la compañía de las personas, fuera donde fuera, pero por el momento nunca de forma romántica, siempre decía que no había nacido aún una persona que le hiciera sentar la cabeza. Os podéis imaginar que ese clima, incluso antes de saber que mis padres estaban con Sasha, pero sabiendo que mi madre era bisexual, mi padre demisexual y Sasha en teoría lesbiana, me hizo debatirme mi propia sexualidad cuando era más joven.

    Así que un día, después de comerme mucho la cabeza yo solo, lo hablé con Owen. La solución fue muy sencilla para él. Quizá de ahí venía lo bueno de nuestra amistad, yo pensaba las cosas cien veces y él actuaba. ¿Qué os quiero decir con esto? Que Owen me besó y me preguntó si había sentido algo. La respuesta fue un no. La verdad es que fue un poco decepcionante, pero hablarlo con mi familia me ayudó a aceptarme por cómo era. No he dicho específicamente «salir del armario hetero» aunque me viniese a la mente porque la aceptación estaba en mi familia y en mi entorno, pero en el resto del mundo seguía existiendo gente horrible que atentaba contra los derechos lgbt+ y no me sentía bien apropiándome de algo suyo porque mi historia era una estupidez comparada con las dificultades de las de muchos y muchas personas del colectivo.

    Ah sí, lo de hetero está claro. La parte de monoamoroso es fácil de resumir. Si no había podido ni estar con Tina porque no dejaba de pensar en Jane, difícilmente podría estar enamorado de más de una persona a la vez. No pasaba nada, cualquier orientación y tipo de relación estaba bien, pero no hacía daño conocerse a uno mismo.

    – [Dante]Si te vas a poner emo me voy por mi cuenta.[/Dante] – replicó Dante, con un vaso de tubo lleno de una bebida de color rosa, lo que siempre pedía. Me fijé en que estaba más lleno de antes, eso significaba que en un abrir y cerrar de ojos iba por la segunda copa.

    – [Owen]No se va a poner emo, va a beberse esto.-[/Owen] respondió tendiéndome un chupito que acababa de pedir para los tres. Destacaba con sus pulseras y collar fluorescentes que había comprado a alguien en la entrada.

    Lo cogí para no hacerle un feo, pero fui a dejarlo en la barra. Dante lo cogió y se lo bebió tras el suyo. Quise decirle que relajase un poco, estaba mezclando demasiado y la historia del tío Toph se había marcado a fuego en mi mente.

    – [Dante]Por el trío aesri…aesir..[/Dante] – sentenció, vocalizando con algo más de dificultad. Tenía miedo por Dante, normalmente era simplemente un tipo serio y reservado al que parecía que no le afectaba nada, pero cuando salía, desfasaba y tenía miedo de que fuese para desconectar de su realidad.

    – [Xander]Tío, córtate un poco.[/Xander] – dije, en un tono que no pareciera que le estaba mandando.

    – [Owen]¿Qué pasa? A lo mucho pensaran que somos de una banda, o que somos un trio de maromos. Por un trio, digo por el trio sassy…ir.-[/Owen] – respondió Owen, pensando que se lo decía por el hecho de que hubiera dicho nuestra raza en voz alta. No tenía miedo a eso, la historia de la Escuela me había hecho confirmar que la gente adora mentirse a sí misma para estar cómoda.

    – [Xander]Ya te gustaría.[/Xander] – repliqué, sonriendo, a sabiendas de que solo era una broma.

    – [Dante]A mí no me sigáis pasando copas.[/Dante] – comentó Dante, dejándolo caer. No dudaba en que sería capaz de liarse con Owen, pero entre nosotros estaba bien firme la palabra «hermanos», así que sabía que era una exageración. Como el tío Toph y los abuelos MacLeod siempre le habían tratado como un hijo más, mi padre siempre había insistido en que Dante fuese uno más de la familia, igual que lo habían hecho con él. La verdad es que no había sido difícil, por muy inaccesible que fuese Dante al principio.

    – [Xander]¿Os dejo solos?[/Xander] – pregunté, alzando una ceja.

    – [Owen]La noche es joven, esperemos un poco a ver como acaba la cosa.-[/Owen] respondió, y nos echamos a reír.

    – [Xander]Vais con el objetivo claro.[/Xander] – comenté. Hablar de cosas sin importancia me estaba ayudando a relajarme un poco más, pero yo era un poco como Marge Simpson, en estado de alerta felina. Según mi segunda madre, Sasha, había heredado de mi madre el llevar el peso del mundo y de la familia sobre los hombros. En cuanto me vi relajado, mi mente, traicionera como ella sola, pensó en Jane. – [Xander]¿Así que mejor con tu hermana no?[/Xander] – pregunté. No quería que sonase a celos, pero sería una tontería negar que me habría gustado que también nosotros lo hubiésemos arreglado.

    – [Owen]Si, nos lo hemos sacado todo de dentro ¿sabes?… ¿te encuentras bien?, tienes mala cara.-[/Owen] – me miró, preocupado. Os resumiré algo de Owen para los que no lo sepáis, era buena persona, el mejor amigo que pudieses tener la suerte de tener.

    – [Xander]Creo que no me ha sentado muy bien la copa.[/Xander] – mentí. Owen no se merecía sentirse mal por hablarse con su hermana. – [Xander]Me alegro.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Hablaba con sinceridad, no podía hacer más que alegrarme con ellos después de lo que sabía que había sufrido por la relación con su hermana. A los dos les había marcado de por vida lo que había pasado con sus padres después de lo de Elliot. No se podía culpar ni a Rebecca por intentar ayudar a su hijo ni al tío Dominic por tratar de hacer que se aceptase, ni mucho menos a Elliot, Owen ni Jane que eran las víctimas de la vida que les había tocado vivir.

    – [Dante]Eso se te quita con otra copa.[/Dante] – me pinchó Dante, que en ese lapso de tiempo ya se habría encaprichado de tres o cuatro personas.

    – [Owen]Seguro que a ti también te acaba perdonando, solo dale tiempo.-[/Owen] dijo, tratando de animarme. Ambos sabíamos que no podía mediar por mí, así que cuando se ofreció a hacerlo, le quité la idea de la cabeza.

    – [Xander]Bueno, lo importante es que estáis bien.[/Xander] – le recordé. Si hubiera pasado años sin hablarme con Ellie me habría vuelto loco. Por mucho que pueda sufrir por Jane, mi vida estaba llena de alegrías y mi hermana era una de ellas. Habría dado cualquier cosa porque fuera feliz siempre. – [Xander]Dante, creo que has ligado.[/Xander] – le dije, señalando a una chica que tenía la mirada clavada en él.

    – [Dante]Os lo confirmo en un rato.[/Dante] – El bailoteó hasta ella y me fijé en su espalda, donde apenas se notaba la forma de las alas, simplemente parecía que era más cuadrado y fuerte de hombros. Impresionaba su habilidad para camuflar sus alas, pero también sabía que tenía un coste y le dolía llevarlas así de cerradas. Quizá por eso a Dante le gustaba estar bastante tiempo en casa, porque allí podía dejarlas libres. Halloween era su fiesta favorita, porque las soltaba y aprovechaba su «disfraz realista» para ligar. Si su madre siguiera viva quizá podría haber pasado por una maniobra de marketing como ella, pero después de su asesinato, no era seguro para él.

    – [Owen]Eh, me estaba lanzando ojitos a mi.-[/Owen] se quejó Owen, apoyado en la barra.

    – [Xander]¿Qué, no tienes bastante con mi prima?[/Xander].- pregunté con una sonrisa. Omití decir específicamente qué prima para pillarle. Sabía que con Kaylee las cosas no habían ido a buen puerto y se habían quedado como amigos, pero recientemente me había contado que había cenado con Amy.

    – [Owen]¿Amy? Solo somos amigos.-[/Owen] respondió. Sonreí abiertamente, le había pillado.

    – [Xander]Así que Amy, ¿eh?[/Xander] – me eché a reír. Eso parecía confirmar mi teoría de que a Owen le había gustado bastante aquella noche. Con lo de Kaylee me había sentido mal por él, porque sabía que tenía miedo al compromiso, a que pasara como había pasado con sus padres. Ellos dos no estaban hechos el uno para el otro, pero quizá con Amy sí, los dos habían sufrido mucho. Amy apenas hablaba con nadie del grupo desde que Leo se marchó. La dejó muy dolida.

    – [Owen]¿Qué?, no. Solo hemos salido… quedado un par de veces. Calla.-[/Owen] me reí, la sinceridad todavía tenía filón para un rato. Me alegraba pensar que mi mejor amigo pudiera encontrar a alguien. En ese momento la sinceridad me afectó y esta vez no fue en Jane en quien pensé, si no en Amy. Me habría gustado hablar con ella e intentar que se sintiera mejor, pero Amy era demasiado loba, se recluía en sí misma y en su apariencia animal y si no quería ser encontrada, no lo sería. A veces el tío Toph y la tía Diana tenían miedo a que desapareciese en el bosque.

    – [Xander]Según mi hermana a este poder le queda casi la mitad.[/Xander]- le recordé. Sinceridad extrema y alcohol podían dar lugar a combinaciones muy extrañas. – [Xander]Así que mejor no te tiro de la lengua.[/Xander] – dije, siendo buena persona. Creáis que no, era una lata, porque me apetecía sonsacarle más cosas de mi prima, pero prefería que me lo contara él mismo.

    Después de unos minutos, Dante volvió con nosotros con la camisa desabotonada y marcas de carmín. – [Dante]¿De qué hablábamos?[/Dante] – preguntó, sonriendo ampliamente. Cada uno se refugia de lo dura que es la vida en diferentes cosas. Yo jugaba a videojuegos, Amy se entregaba a sus instintos animales, Kaylee se había enganchado a chatear en Endless y Dante y Owen iban de flor en flor.

    – [Owen]Del cromo de cara que traes con tanto carmín.-[/Owen] bromeó Owen.

    – [Dante]¿Quieres un besito también?[/Dante] – preguntó Dante, echándose a reír. El tema es que parecía decirlo en serio.

    – [Owen]Claro, ¿por qué no?-[/Owen] respondió Owen, terminándose la bebida. Les miré acercarse, no era la primera vez que tenían algún breve escarceo en las noches de ligue extremo, como yo las llamaba. El tema era que prefería no estar presente cuando entraban en ello, no por nada raro, no penséis mal, si no porque los dos tenían el mismo problema respecto al amor y me preocupaba que si en algún momento cruzaban el umbral, no serían buenos el uno para el otro.

    – [Xander]Voy a dar una vuelta, que os veo muy cariñosos.[/Xander] – me despedí de ellos con una sonrisa, esta vez también para no cortarles el rollo con mis preocupaciones.

    Aunque sabía lo que les pasaba a cada uno y el origen de sus miedos al compromiso, envidiaba no poder desconectar como ellos. Mi mente era de Jane.

    Eché a andar desde el Platinum, que estaba casi entre el Centro y el Barrio Oeste y para cuando me di cuenta, estaba en un Centro Endless cerca del Parque Central. Habían comprado hacía años un viejo local, antes de que Endless estuviese tan de moda e Infinity se hiciese prácticamente con el monopolio de la tecnología de vanguardia. De aquella había abierto en modo nostalgia, imitando unos recreativos de los ’80 con sus máquinas y su música, parecido al videoclub en el que trabajaba Jane. Ahora quedaba una pequeña parte de esos recreativos mientras que casi todo el local eran máquinas de inmersión de Endless.

    Eché un vistazo y al principio no la reconocí. Estaba jugando en una vieja arcade del Street Fighter, pero iba muy diferente. Llevaba el pelo más liso de lo habitual, dejando al descubierto una oreja llena de pendientes y remataba su estética un look repleto de cuero. Pero la cara no dejaba lugar a dudas, era Jane.

    Miré el reloj, había caminado media hora, el conjuro terminaba al día siguiente a media mañana, pero no podía perder la oportunidad. – [Xander]¿Jane?[/Xander] – pregunté, acercándome a ella.

    Se giró para mirarme mientras seguía jugando, pero no dijo nada. No me parecía una buena señal, pero era ahora o nunca.

    – [Xander]Vengo de estar con Owen…me…alegro de que lo hayáis arreglado.[/Xander] – me senté a su lado, en una máquina del Time Crisis. Recordaba haber jugado con ella a dobles antes de ir al cine a ver alguna película.

    Ella se quedó pensativa, mirándome, como si me evaluara. Vi algo distinto en su mirada, a ratos no parecía la Jane que conocía, pero también hacía años que no hablábamos. Las personas cambian.- [Omega]Tuve que hacerlo[/Omega].- respondió. Me imaginé que le estaría quitando importancia, después de tanto tiempo no iba a admitirme que se había sentido mal por no hablar con su hermano.

    – [Xander]No pensé que te encontraría por aquí.[/Xander] – comenté, dándome cuenta de lo mucho que podía haber cambiado. – [Xander]Mira…supongo que no es el lugar ni el momento pero….quiero que sepas que siento no haberte apoyado más y que lo más duro que he vivido nunca es estar separado de ti…yo…eres muy importante para mí.[/Xander] – lo solté todo de carrerilla, dejando que el poder me afectase sin contenerlo, esperando que así Jane pudiera saber cuánto lo lamentaba.

    – [Omega]No sé qué decir…[/Omega]- respondió, confusa, no parecía en absoluto afectada por lo que acababa de decirle y eso me asustó.- [Omega]Ya ni siquiera recuerdo por qué dejamos de hablarnos[/Omega].- comentó, girándose hacia mí. Estaba más cerca de lo que había estado en años. Mi recuerdo no le hacía justicia, era todavía más guapa, incluso con lo punk que iba vestida.

    – [Xander]Porque fui un idiota.[/Xander] – confesé. – [Xander]N-no quiero molestarte más pero…[/Xander] – me removí, la sinceridad me instaba a decir algo que creía que no me apeteceía decir. Pero claro, lo cierto es que sí quería. – [Xander]Ya no estoy con Tina…no podía dejar de pensar en ti.[/Xander] – añadí. Acababa de descubrir mis cartas, me había tirado a la piscina sin flotador y con una pierna rota.

    Ella sonrió y por un momento me relajé, pero entonces volvió a la partida hasta ganar.- [Omega]Deberías volver con ella[/Omega]. – sentenció. La frialdad con la que lo dijo mientras me miraba a los ojos fue demoledora.

    – [Xander]No me vas a perdonar nunca, ¿verdad?[/Xander] – pregunté, dolido, apenas conseguía mantenerme entero, pero no quería hacer un espectáculo.

    – [Omega]Veo que empiezas a captarlo[/Omega].- replicó, guiñándome un ojo antes de ponerse en pie e ir hacia una de las máquinas del fondo a hablar con un chico joven que me sonaba de vista de la Universidad.

    Con un nudo en el estómago me puse en pie sin mirar atrás y salí a la calle. El aire fresco me despejó, pero me costaba respirar como si estuviese encerrado en una burbuja. De pronto el exterior solo me parecía una jaula más pequeña, como si viviese dentro de una cúpula, como si el mundo fuese demasiado pequeño.

    No sabía dónde ir, así que volví al único sitio cercano en el que había alguien para no estar solo. Entré al Platinum y di gracias de que Owen y Dante estuvieran todavía allí. Una copa de Dante estaba sobre la mesa, así que la cogí y le di un trago, buscando la liberación que parecía dar, pero un solo trago me hizo esbozar una mueca, aquello sabía horrible.

    – [Xander]Dios, no sé cómo podéis beber esto.[/Xander] –  estaba claro que el alcohol no era para mí.

    – [Owen]Un agua con gas para mi amigo.-[/Owen] pidió Owen, acercándose. Sabía que me pasaba algo, pero esperó.

     – [Xander]He visto a tu hermana.[/Xander] – confesé, no quería entrar en muchos detalles. – [Xander]No ha ido muy bien.[/Xander] – sinteticé, siendo muy generoso. El rechazo que había recibido después de abrir mi corazón a ella completamente, por desgracia, deja secuelas. A mí se me sumaría a nuestra pelea inicial para crear un enorme terror a equivocarme. – [Xander]Así que vamos a hablar de otra cosa.[/Xander] – aclaré. Enterré a un rincón de mi mente lo que acababa de ocurrir, aunque a lo largo de mucho tiempo saldría de vez en cuando para diseccionarlo, para atormentarme.

    – [Owen]¿Quieres darle un beso a Dante? Hoy esta que se sale.-[/Owen] comentó, intentando quitarle hierro. Dante estaba en mitad de la pista, bailando con una chica y un chico.

    – [Xander]No tengo humor para besos.[/Xander] – sonreí, disimulando lo mal que me sentía. La música estaba demasiado alta y había demasiada gente en aquél local. El calor me empezaba a resultar sofocante, así que le pregunté a Owen si quería salir un poco fuera. Intenté calmarme cuando volví a ver el cielo despejado. No podía seguir allí, viendo a Jane por los pasillos a diario. Traté de no pensar en ella y me fijé en algo positivo, estaba con mi mejor amigo.

    – [Xander]Anda, cuéntame lo de Amy.[/Xander] – sonreí mientras nos sentábamos en unas escaleras.

    Aquella noche el miedo se apoderó de mí. Fui incapaz de volver a casa solo porque tenía miedo a pensar, así que esperé hasta que Owen se cansó de fiesta y le invité a quedarse en casa, la vieja habitación de Dante estaba libre, ya dormía muchas noches en el apartamento que tenía sobre el taller.

    Tardé mucho en conciliar el sueño. Finalmente estaba a solas con mis pensamientos y lo único que me dio algo de paz fue pensar en la opción de mi segunda madre.

    Cuando mis padres empezaron juntos, decidieron no vivir una vida común pública por protegernos, algo que nunca les agradeceríamos bastante. Pero todo el mundo necesita desahogarse a veces así que Sasha usó su sueldo de trabajadora de la Escuela Legado – el concepto era vigilante de seguridad pero en realidad se dedicaba a la caza – para comprar un apartamento en Merelia a nombre de Ellie y mío.

    A la mañana siguiente, me levanté temprano y me senté con los tres. Al ver que lo estaba pasando tan mal por Jane y que me planteaba irme a estudiar fuera, me dieron los tres la opción de terminar los estudios en Merelia, aunque ninguno parecía muy cómodo con que quisiera huir del problema, parecían estar de acuerdo en que me estaba afectando y necesitaba un respiro.

    Por suerte teníamos a Daakka y a Noah en la familia para ir rápidamente de un sitio a otro, y mis padres tenían localizado en el mapa de portales de Vincent uno que conducía a Merelia, no muy lejos de la casa. Lo habían usado a menudo cuando querían despejar y estar juntos sin fingir.

    Seguiríamos en contacto, eso fue lo que le dije a todos, pero sabía que me iba a doler mucho separarme de ellos, incluso estando a unos minutos. Ya no estaría bajo el mismo techo que mi hermana, compartiendo su día a día, ni podría ver a mi padre y mis dos madres siendo felices ahora que ella podía mudarse oficialmente.

    Después de hablar con todos, aprovechando que dormía los efectos de la noche anterior, decidí contárselo a Owen cuando se despertó.

    – [Owen]Me estas abandonando[/Owen] – sentenció, preocupado. Owen y yo estábamos mucho tiempo juntos, iba a echar de menos nuestra relación, pero con esfuerzo, no tendríamos por qué pasar mucho tiempo separados.

    – [Xander]Ya lo he hablado con Noah, me traerá en cualquier momento, será como si estuviera allí.[/Xander] – le expliqué, aunque la idea del apartamento recibiéndome vacío me aterraba. – [Xander]Y puede llevarte en brazos a correr por las mañanas. Hay playa. Y gente con ropa escasa[/Xander] – le tenté. Me forzaba a pensar que todo seguiría siendo lo mismo.

    – [Owen]Ya sabes que me mareo con Noah.[/Owen] – replicó Owen. En ese momento no me imaginaba que de verdad podría llegar a conseguirlo, que la gente que me quería iba a hacer los esfuerzos y aprovechar los recursos a nuestra disposición para vernos muy a menudo. Tenía miedo a perder a toda la gente que me importaba: a mi padre, a mi madre, a mi segunda madre, a Ellie, a mis primas, a Noah, a Owen y a Dante. Y sí, hacía todo eso para distanciarme de Jane, pero la desgracia de mi vida es que también tenía miedo de dar el paso y perderla también a ella.

    – [Xander]Vendré yo entonces, vago.[/Xander] – sentencié. No queria desligarme de la Escuela Legado, siempre había sido parte de mi vida y Jane no estaría allí.

    – [Owen]Me sacrificaré e iré también a verte. A ti y a la gente de poca ropa.[/Owen] – se rió. Me aliviaba saber que mi mejor amigo se lo tomaba bien.

    Le devolví la sonrisa. – [Xander]Reconoceré tu sacrificio invitándote a tapear.[/Xander] – añadí.

    Los siguientes días los pasé inmerso en papeleo para el traslado, que por suerte había sido mucho menos gracias a el tío Toph y la tía Diana que habían usado sus recursos y sus puestos en la Universidad para agilizarlo.

    Sé que hay que luchar, pero a veces la vida simplemente es demasiado dura como para luchar y hay que replegarse y reunir fuerzas.

  • ALGUIEN QUE NO ERA

    Kaylee – Casa de los Echolls

    Mañana

    Sentía como si mi cerebro, que tantas alegrías me había dado en el terreno académico durante el colegio y el instituto, me hubiera abandonado. Vamos, que los apuntes de Genética no me iban a entrar en la cabeza salvo que me la abriera en canal y los hiciera una bola. Desde que había entrado en la Universidad, no daba pie con bola. A lo mejor me había creído que era una Noah Arkkan de la vida y lo de intentar terminar la carrera en dos años era venirse MUY arriba, pero claro, la Orientadora del Heidi Lamarr me había dicho algo parecido a: «por supuesto Kaylee, eres la Einstein pelirroja, ¿qué puede salir mal?». Os lo digo en un resumen breve: TODO. Y no os creáis que esto se debía a mi vida de fiestas y desenfreno, porque desde que me había vuelto buena no me llamaban ni las pulgas. Salvo Owen, que me había perdonado hasta que echase a correr del hotel en el que nos lo íbamos a montar después del baile de graduación (mi vida era como un cliché de película adolescente en la que todo sale al revés del guion).

    (más…)

  • LA VERDAD DUELE

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, CASA DE TINA

    Dicen que hay días en los que vale más no levantarse de la cama. Ese día, claramente, fue para mí el mejor ejemplo, ya casi desde principios de la mañana. Lo peor de todo es que ese día había parecido empezar con buen pie.

    Me levanté temprano, como siempre y saqué a Xena a pasear. A la vuelta, mi madre nos llamó a todos a la cocina para desvelar el secreto mejor guardado de la casa. La sorpresa no fue mayúscula porque Ellie, Dante y yo lo habíamos comentado alguna vez, pero aun así fue impactante por las implicaciones de lo mucho que debían haber sufrido los tres para mantenerlo en secreto. Me sentí mal porque hubiesen tenido que vivir disimulando, fingiendo ser algo distinto. Ahí fue cuando empezó todo.

    Tenía un hueco bastante amplio entre clases porque tocaba repaso para el examen de recuperación y yo por suerte había pasado, pese a aburrirme bastante la asignatura. Al final, para quitármela de encima, había optado por memorizar y escupir en el examen, sin más.

    Estaba bastante frustrado con mi carrera y eso que solo estaba en mi segundo año. No tenía nada que ver con la idea que tenía en mente de la psicología. Yo quería ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas y no dejaba de ver gente a mi alrededor a la que no le importaba nada de eso en absoluto, gente con más problemas todavía que las personas a las que se suponía que debían ayudar.

    Sí, quizá influye que yo era una de esas personas. Llevaba dándole vueltas desde bien temprano, cuando me crucé con Jane y ella me esquivó cambiando a otro pasillo. Al principio intenté no sentirme mal, pero no era capaz y más tarde mi mente empezó a hervir con la idea de hablar con ella. Sabía que no era otra cosa que el poder del amigo de Idris intentando hacer salir la verdad.

    Mientras caminaba hacia la Escuela Legado no podía dejar de pensar en cómo podrían haber sido las cosas si yo hubiese obrado diferente.

    Crucé las puertas de cristal del edificio principal de la Escuela Legado. Era el núcleo original de la escuela y todavía se conservaban allí algunas clases, pero la mayoría se realizaban ya en los edificios anexos, construidos hacía algo más de diez años.

    Cada vez que entraba allí me sobrecogía la presión. Los Moondies habían conseguido dar una escuela para todas las personas diferentes, un lugar al que pertenecer independientemente de cómo seas. El boom les llegó después de la guerra, cuando alguna gente sí creyó en que los sobrenaturales existían y apuntó a sus hijos e hijas a la escuela para ayudarles.

    Con el tiempo y la manipulación mediática, los sobrenaturales volvieron a ser un secreto, excepto para algunos, los que recordaban. Eso permitió que la escuela viviera en el secretismo, como una especie de centro privado que llegaba hasta coexistir con los estudios en la Universidad de Moondale, compatibilizando asignaturas y recibiendo alumnos especiales de la misma. Fue cuestión de tiempo que no solo se aceptasen a sobrenaturales, si no también a todas aquellas personas con necesidades especiales que se presentaban a sus puertas.

    La gestión de la Escuela era increíblemente difícil, pero de alguna forma, conseguían mantener los secretos apartados y seguían sin fallar a su propósito. Hoy en día, la mayoría de la gente pensaba que o bien era una escuela para enfermos y personas con necesidades especiales o que era una escuela privada para la élite. Al final decidieron venderse como ambas para asegurar la discreción.

    Saludé a Nate, que iba vestido con su uniforme de seguridad de la Escuela. Si tenía que llegar a actuar, se bastaba con su fuerza y su poder para separar a cualquiera. Era una auténtica fuerza de la naturaleza. Bueno, del espacio más bien. Por lo que sé, hubo problemas alguna vez por gente de mente cerrada que cometió vandalismo solo por el hecho de ser diferentes.

    Subí a la segunda planta y le di un beso a la tía Cara cuando pasé por delante de su despacho, un lugar curioso, que combinaba la armonía y el metodismo de una genio de la contabilidad con los peculiares gustos de mi tía, como una colección de muñecos cabezones de sus personajes favoritos y cuadros de las Pruebas hechos por el tío Daakka. No os preocupéis por palabras como «extraño», «peculiar» o «raro», en mi familia son un cumplido. Las diferencias son las que nos hacen ser lo que somos.

    Crucé el pasillo de vidrieras necrotempladas, observando al fondo el edificio residencial de la Escuela. Allí residían algunos de los estudiantes con poderes más complicados o trasfondos más complejos, hasta que pudieran defenderse por sí mismos.

    Caminé directo hacia el gimnasio privado. Al principio había sido común para los estudiantes pero con el crecimiento de edificios, habían optado por intentar dejar una zona común de reunión para los Moondies, aunque ya no había grandes amenazas desde la guerra.

    Necesitaba hablar con alguien cercano. Mi madre tenía clase en ese momento y mi padre tenía entrenamiento de poderes con el tío Dom y el grupo Equidna. La tía Cara estaba ocupada echando números. Pero sabía de alguien a quien encontraría entrenando en el gimnasio en soledad.

    Cuando entré, escuché el sonido del saco de boxeo encajando los golpes. Sasha llevaba su ropa de entrenamiento y golpeaba el saco, que apenas aguantaba. Estaba usando el duro, el que estaba hecho para ella y para mi madre, otro habría estallado con un golpe serio de cualquiera de las dos.

    – [Xander]Hola, Sash.[/Xander] – la saludé. Con el tiempo, a medida que nos hicimos mayores el «tía Sasha» empezó a desaparecer según nos íbamos dando cuenta de que pasaba bastante tiempo en casa. Desde lo que había desvelado mi madre aquella mañana, no estaba seguro de cómo llamarla. Prácticamente toda la vida había sido ‘Sash‘, pero ahora que sabía que había tenido que vivir en la sombra tanto tiempo, no quería utilizar ninguna formula que la hiciese sentirse lejana.

    – [Sasha]Dime, enano.[/Sasha]- replicó ella. Siempre nos había hecho mucha gracia porque tenía un mote para cada uno: a mi madre la llamaba S; a mi padre, pelirrojo; a mí enano, cosas de ser el primogénito; a Ellie la llamaba bichito porque de pequeña era un polvorín; y a Dante le había tocado pajarraco, un mote que provocaba siempre que sonriera.

    – [Xander]Necesito hablar con alguien.[/Xander] – le respondí, completamente afectado por esa sinceridad. No podía estar molesto con Elle pese a todo, la sinceridad de por sí no era mala, todo sería mucho más fácil si todos dijéramos lo que sentíamos en cada momento. La mayor parte de los problemas venían por malentendidos o miedos, no había más que vernos a Jane y a mí. La realidad era que, por mucho que me doliese que me evitara, yo también la evitaba a ella en parte. Llevaba sin hablar con ella desde aquella clase de química por puro miedo a ver odio o decepción en sus ojos. No soportaba no estar a la altura de lo que se esperaba de mí.

    – [Sasha]Pues siéntate y hablamos.[/Sasha]- dejó el saco balanceándose y fue hasta la fuente de agua antes de sentarse a mi lado en los bancos.

    – [Xander]No sé qué hacer.[/Xander] – empecé a decir. Lo que me rondaba la cabeza tenía que ver con Jane, por supuesto, pero a la vez no, tenía más que ver conmigo mismo. – [Xander]Con Tina.[/Xander] – confesé. El poder, fuera el que fuese, dejaba ir las cosas con bastante facilidad. Por lo que dijo Elle, solo te hacía confesar lo que deseabas que se supiera.

    – [Sasha]¿Eso no era solo sexo? Pensé que lo teníais claro.[/Sasha] – sentenció Sasha, que era sincera de forma habitual, mucho más ahora bajo los efectos del poder. No era la primera vez que hablaba con ella, con mi madre, con Elle, con Owen, con la tía Diana o con la tía Cara de lo de Tina. Al principio me había dejado llevar, estaba dolido y había dejado por imposible arreglar las cosas con Jane, pero dejé entrar a Tina en mi vida para tapar ese dolor y eso no estaba bien. Con el tiempo fue más fácil, lo pasábamos bien juntos, era una buena chica y me quería. Pero solo tenía que entrar Jane en escena en un pasillo, una clase o la cafetería para que la herida se reabriese y surgieran las dudas. No podía seguir sometiendo a Tina a eso, a un segundo plano.

    Me limité a negar con la cabeza. Al final nada era tan fácil como «solo sexo», al menos no para mí. – [Xander]Tina me quiere. Y yo…me dejé querer y quería quererla, de verdad.[/Xander] – respondí, sintiendo el dolor de admitir mi error en voz alta. Tenía miedo a que Sasha me juzgara, ella y cualquiera.

    – [Sasha]Esas cosas nunca salen bien.[/Sasha]- replicó, mirándome. Sasha era bastante cerrada respecto a sus sentimientos, era su manera de protegerse por todo lo malo que le había pasado. Pero con el tiempo llegabas a descubrir su lenguaje oculto. Con su mirada me estaba dando un apoyo que necesitaba desesperadamente.

    – [Xander]Sigo sintiendo algo por Jane. No puedo seguir con Tina, no es justo para ella.[/Xander] – parecía que me lo decía a mí mismo.

    – [Sasha]Nunca ha sido justo para Tina.[/Sasha]- replicó. Era terriblemente sincera en ocasiones. Guardó silencio unos segundos y entonces suspiró. – [Sasha]Mira, al principio, intenté dejar de pensar en tu madre, pero cuando te has acostado con tres rubias diminutas en quince días, te das cuenta de que eso no vale para nada.[/Sasha] – explicó. Capté al momento qué era lo que me estaba queriendo decir. Bueno, al momento no, intenté apartar de mi mente la imagen real de los ligues clónicos.

    – [Xander]¿Estás diciendo que no me rinda?[/Xander] – pregunté, mirándola a los ojos. Me pregunté si siempre habría sido así, cómo eran cada uno de ellos antes de que entrásemos en sus vidas. No sabía si había costado más o menos, si habían peleado o si habían sufrido, pero por nosotros habían mantenido oculta su relación con Sasha, era un sacrificio que iba a intentar no olvidar.

    – [Sasha]Estoy diciendo que hagas lo que quieras hacer, pero de verdad, sin gilipolleces.[/Sasha]- me dedicó una de sus medias sonrisas.- [Sasha]Al principio, con tus padres, era solo lo que todo el mundo se imagina… vale, demasiadas información.[/Sasha]- soltó una breve risa, probablemente al ver mi cara de pánico intentando disociar de mi mente la imagen de los tres…intimando.- [Sasha]La cuestión es que yo no me rendí y al final, conseguí mi sitio. Para mucha gente, ese sitio es una puta mierda, porque no dejo de ser la tercera rueda de un carro que tiraba de sobra con dos, pero era lo que yo quería.[/Sasha]- comentó, pensativa. Dándole vueltas me di cuenta de lo poco que sabíamos de cómo se llevaban. Cuando éramos pequeños, Sasha simplemente estaba por allí, a veces estaba por las mañanas, como si hubiera dormido en casa, pero no sabíamos exactamente dónde, en el sofá asumíamos. Al ir haciéndonos mayores fuimos viendo cada vez más cosas, más pistas, pero eran solo eso, pistas. Eso implicaba pasar años conteniendo cualquier muestra de cariño. Solo esperaba que con lo que había provocado el amigo de Idris las cosas fueran más fáciles para ellos.- [Sasha]Si tu madre tuviera un harén, querría estar en él y si fuera, no sé, la líder de una secta, llevaría veinte años en ella.[/Sasha] – añadió, sin reparos. Me sentí comprendido, Sasha entendía perfectamente cómo me sentía respecto a Jane.

    – [Xander]Gracias Sash, mamá Sash.[/Xander] – repliqué, más animado, guiñándole un ojo.

    – [Sasha]Peloteos los justos, renacuajo.[/Sasha]- respondió ella, sin conseguir tapar una sonrisa.

    – [Xander]No, es en serio, vengo aquí a contarte mis problemas pero…[/Xander] – empecé a decir. Ella me había ayudado y ahora quería hacerlo yo. Sentía que le debía algo por todo ese sacrificio. – [Xander]No lo sabíamos del todo pero siempre has sido importante para nosotros.[/Xander] – añadí. Sabía que Sasha no era de muestras de afecto, así que intenté ser escueto.

    – [Sasha]Vale, vale, déjate de ñoñerías, que no somos Los Brady[/Sasha].- que lo que le había dicho le había llegado habría pasado desapercibido para cualquiera, pero nos conocíamos desde hacía mucho y con los entrenamientos habíamos llegado a conocernos más.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije, antes de levantarme para darle un abrazo. Sabía lo que tenía que hacer y prefería no esperar demasiado para hacerlo, porque le daría muchas vueltas. Tenía que aprovechar el poder que habían impuesto sobre nosotros para contar la verdad a Tina.

    – [Sasha]Los Echolls-Arkkan sois unos sobones[/Sasha].- se quejó, bromeando. La dejé volviendo al entrenamiento, aunque la vi teclear en el InPhone de la que salía, seguramente contándoselo todo a sus tercias naranjas.

    Cada paso que di alejándome de la seguridad de la Escuela en dirección a la casa de Tina fue un suplicio. Repasaba en mi cabeza una y otra vez las formas de decírselo pero todas tenían contras: o sonaban a machista, a frío, a insensible, a manual de rupturas o directamente no conseguía dejarlo.

    Tras una eternidad, llegué frente a su puerta y se me instaló un nudo en el estómago, pero conseguí reunir las fuerzas para tocar al timbre. Ella abrió la puerta y me recibió con una sonrisa radiante.

    – [Xander]Hola. [/Xander] – la saludé, serio. Me alegra de verla y me gustaba pasar tiempo con ella, pero a partir de ese día seguramente sería más difícil.

    – [Tina]Hola, cielete[/Tina].- se echó hacia delante y me besó en los labios. No supé cómo esquivarla, de hecho, me quedé paralizado. Sus labios eran suaves y parte de mí pugnaba por dejar que me besaran continuamente, por encerrar la verdad en una esquina y rendirme a sus muestras de cariño. Habría sido más fácil si no fuera el hijo de Sarah Echolls, si no hubiera mamado un sentido de la responsabilidad que me mataba a veces.

    – [Xander]Tina…tengo que decirte algo. Importante.[/Xander] – dije cuando cerró la puerta tras nosotros.

    – [Tina]¿Has visto un fantasma?[/Tina]- replicó, sonriendo. Me cogió de la mano y tiró de mí hacia el sofá.

    – [Xander]Espera. Es algo serio. No…quiero hacerte daño.[/Xander] – dije, soltando su mano sin seguir avanzando. No quería parecer frío, pero no podía dejarme llevar por el amor que desprendía Tina. Se merecía a alguien mejor que yo.

    – [Tina]¿No me lo puedes contar en el salón mientras tomamos algo? No puede ser tan grave[/Tina].- me miró a los ojos y empezó a darse cuenta de que sí pasaba algo.

    – [Xander]Sí, lo es, porque no me he portado bien contigo.[/Xander] – no es fácil admitirlo, os lo puedo asegurar.

    – [Tina]Es verdad[/Tina].- me miró y se rió.- [Tina]Eres el mejor novio del mundo, mi vida[/Tina]. – se acercó hasta mí para darme un abrazo y besarme, pero me aparté.

    – [Xander]Tina, no. No puedo seguir así. Te estoy engañando a ti y a mí mismo.[/Xander] – confesé. Ella frunció el ceño, observándome. – [Xander]No podemos seguir juntos.[/Xander] – sentencié, algunas de las palabras más duras que había dicho en toda mi vida.

    – [Tina]¿A qué viene esto ahora?[/Tina]- me preguntó.

    – [Xander]Lo he pensado muchas veces, pero me gustaba estar contigo. Me sentía…bien.[/Xander] – el poder me estaba haciendo dejarlo ir todo, aliviando la presión que tenía sobre mí desde hacía tiempo. Pero eso no hacía que el desenlace fuese a ser más fácil. – [Xander]Pero no es justo para ti. Te mereces mucho más.[/Xander] – añadí. Quería a ti, pero no de la forma que ella me quería a mí.

    – [Tina]No puede ser verdad que hayas venido a dejarme a mi casa[/Tina].- respondió, afectada. Aún estaba conteniéndose, procesando lo que estaba pasando.

    – [Xander]Eres una persona muy importante para mí. Y siempre te querré, pero de otra forma.[/Xander] – traté de explicarle para que me entendiera, para darle menos importancia a lo que estaba pasando, pero no había forma de hacerlo, porque la tenía. Jamás debimos empezar juntos, así no habría habido que pasar por eso.

    – [Tina]¿Es por JJ?[/Tina]- preguntó, herida.

    – [Xander]Jane y yo llevamos tantos años sin hablarnos que no sé si volveremos a hacerlo alguna vez.[/Xander] – respondí. Me dolió saber que lo hacía con sinceridad. No sabía si alguna vez volvería a hablar con Jane, había pasado demasiado tiempo y el dolor y la distancia dan paso a la frialdad. – [Xander]Pero en parte, sí. No puedo estar contigo si sigo sintiendo algo por ella.[/Xander] – intenté ser fiel al consejo de Sasha, al menos en parte. Necesitaba despejar de mi mente lo que pasaba con Jane antes de poder estar de verdad con alguien. Por ahora, aún la quería, aún sentía que la había defraudado y que tras toda esa coraza, solo era una buena persona sufriendo.

    – [Tina]Vete a la mierda, Xander[/Tina].- espetó ella. Ni siquiera me paré a pensar si sus palabras estaban cargadas de odio. Ojalá lo hubieran estado, me lo merecía, pero la triste realidad es que creía que no.

    – [Xander]Lo entiendo. Sí quieres me vaya, lo haré.[/Xander] – respondí. – [Xander]Si quieres que no vuelva a hablarte, lo respetaré. Aunque me gustaría seguir siendo amigos.[/Xander] – añadí. Estaba pidiendo de más, lo sé, pero era lo que sentía y las palabras salían solas. – [Xander]Eres una persona maravillosa, Tina. Te mereces alguien mejor.[/Xander] – le deseé.

    – [Tina]¿Te quieres callar?[/Tina]- replicó, yendo hacia mí para empujarme hacia la puerta. Al ver lo que hacía, me moví y me marché en dirección a la puerta sin replicar. No tenía derecho a ello.

    Cuando la puerta se cerró detrás de mí, escuché a Tina apoyarse contra ella y llorar. No sabía qué decirle, pero sí que no podía irme de allí sin intentar ayudarla.

    – [Xander]Tina, por favor, no llores por mí.[/Xander] – le pedí, sintiéndome como un egocéntrico por cómo lo había formulado. No penséis mal, o hacedlo, me lo merezco igualmente, pero no lo decía porque yo no soportase llorar, si no porque yo no merecía la pena.

    – [Tina]No lloro por ti. Lloro por mí[/Tina].- replicó ella, dolida, triste. Os explicaré algo, por si no lo sabéis. Tanto mi madre como mi tía Diana, eran dos personas con una empatía extraordinariamente desarrollada. Elle y yo habíamos heredado también esa empatía, así que estaba sintiendo todo el dolor que sentía. Y cuando sabes que lo has causado tú, se hace difícil de soportar.

    – [Xander]Llora de alegría, mira de lo que te acabas de librar.[/Xander] – intenté darle un punto de vista positivo, reírnos de la situación por absurdo que sonase.

    – [Tina]No intentes que me sienta mejor con ese tipo de frases[/Tina].- me pidió. No sabía cómo actuar.

    – [Xander]¿Y qué hago, Tina? Soy una mierda de persona.[/Xander] – repliqué. Sí, ya sé que me he comparado un par de veces con mi madre, pero no soy ella ni de lejos. Mi madre es una heroína, no solo por haber sido elegida como Kvasir y tener todos esos poderes, si no más bien por lo humana que es: empática, buena, cariñosa. Mi madre no habría cometido el error que yo cometí, ni con Tina ni con Jane. – [Xander]Fui un egoísta empezando contigo y he sido un egoísta desde entonces.[/Xander] – la sinceridad impuesta me ayudó a dejarlo ir. A la larga, sería mucho más sano, pero en ese momento, me estaba matando. – [Xander]No sé otra opción. No voy a dejar que pierdas tu vida conmigo.[/Xander] – ahí estaba, todo lo que pensaba. Ya no quedaba más sin decir.

    – [Tina]Ya[/Tina].- escuché un suspiro al otro lado y la puerta se abrió.

    – [Xander]Tienes carta blanca para odiarme. Lo raro sería que no lo hicieras.[/Xander] – le aclaré. Me sentía un poco incómodo con Tina mirándome a unos ojos hinchados y brillantes.

    – [Tina]No te odio, pero tampoco quiero que vayamos de colegas[/Tina].- aclaró ella. No puedo decir que no lo mereciera, ni que esperase más, todo lo contrario, pero aún así, tuve una sensación amarga. Siempre queremos más.

    – [Xander]Ya.[/Xander] – respondí. – [Xander]Con eso no puedo hacer nada.[/Xander] – comenté. Quería irme a algún lugar donde estuviese solo, pero primero quería asegurarme de que ella se quedase todo lo bien que pudiera estar.

    Ella se acercó a mí y me abrazó.- [Tina]Siempre he sabido que no íbamos a durar, pero duele igual[/Tina]. – sentenció. Era demasiado buena persona como para que le hiciesen daño. Esta vez agradecí su abrazo, pero no fue tan reconfortante porque sabía perfectamente que sería uno de los últimos.

    – [Xander]Lo sé.[/Xander] – respondí. No pasamos mucho más tiempo juntos. Nos despedimos y cada uno fue a lamerse las heridas por separado. Las suyas por su sufrimiento, las mías por saber que lo había provocado.

    Recorrí los escasos metros que separaban la casa de Tina de la nuestra en automático. La rosada silueta de la casa victoriana que habían comprado mis padres hacía ya más de veinte años se alzaba, bonita y acogedora.

    Abrí la puerta y una parte de mí esperó que no hubiese nadie. El salón estaba vacío y la mayoría de las luces estaban apagadas, pero se escuchaba música en la habitación de mi hermana.

    Subí a la segunda planta con la esperanza de cruzarnos más tarde, cuando ya estuviera más recuperado. No quería que Ellie me viera así, era muy empática y no me apetecía verla sufrir. Pero como si tuviera un radar, la puerta de su habitación se abrió y asomó la cabeza.

     

    – [Ellie]Xan, ¿qué te pasa?[/Ellie]- preguntó nada más verme. Os lo dije, empatía muy desarrollada.

    – [Xander]Le he dicho a Tina la verdad.[/Xander] – respondí. Mis ojos, rojos y acuosos, no contribuirían a intentar negar lo evidente. Entré a mi habitación y Ellie me siguió.

    – [Ellie]Uf…[/Ellie].- exclamó ella, sentándose en mi cama.

    – [Xander]Lo ha llevado lo mejor que ha podido. Al menos creo que no me odia.[/Xander] – comenté, jugueteando con un muñeco cabezón de Vegeta que me había regalado la tía Cara.

    – [Ellie]Es culpa mía[/Ellie].- sentenció. Me giré hacia ella.

    – [Xander]No. Tú solo diste un empujón y lo necesitaba.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Quizá tenían que habernos preguntado antes de hacerlo, pero no pensaba decirle eso a mi hermana, no quería que se sintiera culpable y mamá ya se lo había dicho por la mañana. Había hecho lo que había creído mejor para todos. – [Xander]La culpa es mía por haber estado con ella.[/Xander] – expliqué, sentándome a su lado.

    – [Ellie]Te gustaba y te hacía feliz, ¿qué tiene de malo?[/Ellie]- mi hermana me pasó un brazo por encima de los hombros. No sé qué sería de mi sin ellos. Mi padre había perdido a toda su familia en un día y había tardado años en saber que tenía una hermana y conocerla. Él sobrevivió a todo eso, pero estaba hecho de otra pasta, yo no era tan fuerte. Siempre había soñado con ser un héroe, pero por mucho que entrenase, jamás sería como él, no solo hacía falta fuerza física.

    – [Xander]Que la estaba engañando.[/Xander] – respondí. En mi familia nos lo contábamos casi todo, existía una confianza implícita, salvo en algunas excepciones, como la verdad de la relación de mis padres y Sasha. En ese caso era comprensible, pero mentirle a Tina, no. – [Xander]No era feliz Ellie. Llevaba muchos años sin serlo.[/Xander] – era algo difícil de confesar. No me hacía falta terminar la carrera para autodiagnosticarme una personalidad al borde de la depresión. Me encargaba de luchar día a día para no caer, pero eso implicaba también ser consciente de que no había sido feliz per sé con Tina. Me llevaría algo más de tiempo y de madurez darme cuenta de que en ese momento, afectado por lo que acababa de pasar, estaba tratando la felicidad como algo que se obtiene todo el tiempo, y no era así. Sí, había sido feliz por momentos con Tina, era feliz con una familia que se quería y me quería a mí, era feliz con mis amigos. Pero no era feliz sintiéndome mala persona y eso llevaba haciéndolo desde que le fallé a Jane. Me faltaban años para ser consciente de que tenía que atesorar los momentos individuales de felicidad y a saber que la tristeza es parte de la vida y que no sirve de nada fustigarse eternamente por los errores del pasado.

    – [Ellie]¿Por Jane? No puedes ser infeliz porque alguien no te quiera, por muy duro que sea.[/Ellie].- respondió ella. En Ellie se notaba mucho con qué personas había tenido mucha relación. Tenía mucho de mi madre, bromeaba como la tía Diana, era un alma libre como la tía Cara y a veces era directa como Sasha.

    – [Xander]Pero ahora mismo no puedo cambiar cómo me siento.[/Xander] – era consciente de mi problema, pero en este caso, no podía cambiarlo, mis sentimientos estaban ahí, seguían ahí. – [Xander]La conocía de verdad. Aún lo hago, sigo viendo a la persona que hay detrás de ese muro. Eso es lo que duele, saber que no eres capaz de llegar a ella, saber que si te resignas, la abandonas una vez más con todos sus problemas.[/Xander] – aseguré. No es solo que no pudiese pasar página, es que no quería hacerlo.

    – [Ellie]Jane está destrozada. Ahora mismo sería incapaz de querer a nadie[/Ellie].- intentó explicar. Mi pobre hermana, durante años en medio de lo que había pasado entre Jane y yo.

    – [Xander]No necesito que me quiera. Me vale con que no me odie.[/Xander] – le aseguré. No puedes obligar a nadie a quererte, si no lo hace, no lo hace y punto, no hay más vueltas que darle ni otra cosa que esperar, es la libertad de cada uno lo que sienta por otro. Lo que me afectaba no era eso si no el hecho de perderlo todo, de no poder ni siquiera estar en la misma sala después de haber estado siempre juntos de pequeños. – [Xander]Con poder pasar a su lado sin que cambie de dirección…[/Xander] – empecé a decir, sabiendo que solo con eso no sería suficiente. También me gustaría recuperar la confianza que habíamos tenido.

    – [Ellie]Lo está pasando muy mal y es incapaz de ser feliz, porque no se lo permite[/Ellie].- continuó explicando. Uno de los problemas era saber perfectamente qué era lo que le pasaba y la teoría de cómo ayudarla.

    – [Xander]Sé la teoría. Pero la realidad es más difícil.[/Xander] – confesé, sabía que mi hermana no me culpaba por lo que había pasado a Jane, ni tampoco a ella. Lo que único que le había preocupado siempre era que pudiéramos arreglarnos y que cada uno fuese feliz, pero ni Jane ni yo reuníamos nunca las fuerzas suficientes para hablar con el otro y la última vez que sí lo habíamos conseguido, no había salido bien.

    – [Ellie]¿Y si no es el amor de tu vida?[/Ellie].- pregunté, mirándome a los ojos. Aparté la mirada, pensativo, no quería que Elle leyera mis pensamientos. Había debatido esa cuestión a menudo conmigo mismo. Sasha lo había entendido, ¿y si sí lo era aunque no fuese correspondido? – [Ellie]El amor no duele o al menos, no debería doler[/Ellie]. – añadió. Alcé la mirada hacia ella.

    – [Xander]¿Tú crees?[/Xander] – le pregunté. Yo pensaba diferente, para mí el mundo de los sentimientos era algo muy complejo que casi siempre estaba equilibrado. Hay días buenos y días malos, días felices y días tristes. Ninguno sería tal sin contrastar con el otro.

    Se me ocurrían muchos casos en los que no había sido así: La tía Diana lo había pasado mal porque el tío Toph no quería estar con nadie por su licantropía. Mis padres habían sufrido por mantener la relación entre los tres como un secreto por nosotros. El tío Daakka había sufrido pensando que Cara no le querría por ser un demonio. El tío Ed había visto morir a la persona de la que estaba enamorado. El tío Dominic seguía enamorado de su ex mujer pese a todo lo que habían pasado. El amor era sacrificado, pero en su propia definición, compensaba. La parte de sacrificio con Jane habría estado clara, el tema estaba en saber si compensaría.

    – [Ellie]No quiero verte sufrir más por ella[/Ellie].- respondió, sincera, sin necesitar el poder del amigo de Idris. Os preguntaréis cómo se explica que pudiera querer aún a una persona con la que hacía años que no hablaba y con la que estaba peleado. La respuesta es muy fácil. No lo sé. – [Ellie]Quiero que seáis felices. Juntos o separados[/Ellie]. – aseguró.

    Le revolví el pelo como cuando éramos pequeños. Por aquél entonces todo era más fácil. Yo tenía a Jane, ella tenía a Amy, que a su vez tenía a Leo, Kaylee nos tenía a todos y Dante y Cole tenían a su madre. Pero la vida no estaba destinada a ser fácil para ninguno de nosotros, por desgracia. Conocía a pocas personas para las que la vida fuese fácil y normalmente, no solían ser las mejores personas.

    – [Xander]Tranquila, los males no duran eternamente.[/Xander] – repliqué forzando una sonrisa. Necesitaba superarlo, en ese momento, aún no podía, pero sí podía relegarlo a un rincón donde mi hermana no tuviera que preocuparse por ello. – [Xander]Encontraré una solución.[/Xander] – la animé. Aún me quedaba un tiempo con el poder de la sinceridad. Quizá podía aprovecharlo. Y si no, siempre estaba el plan de emergencia que llevaba un tiempo madurando. Ya lo había hablado con mis padres por si acaso, pero los demás no lo sabían.

    – [Ellie]Jane es mi mejor amiga y tú eres mi hermano[/Ellie].- suspiró, aún no había colado mi intento de quitarle importancia.- [Ellie]¿No hay un hechizo que lo arregle todo para que podáis ser felices?[/Ellie] – preguntó.

    – [Xander]No pasa nada, hermanita.[/Xander] – le di un abrazo que quizá me reconfortase a mí más que a ella. – [Xander]Es que este poder trastoca un poco.[/Xander] – comenté. La sinceridad había abierto viejas heridas y me había hecho tomar decisiones que a la larga agradecería.

    La vida no es un camino de rosas. Los problemas en nuestras relaciones eran solo el principio de los sufrimiento de todos nosotros en nuestro camino para convertirnos en Daë. Pero por aquél entonces, era todo nuestro mundo.