Moondale

Etiqueta: Edward MacLay

  • MI PEQUEÑA Y ADORABLE VARIANTE

    EZRA WALKER

    MOONDALE

    Observe perplejo las imágenes que se sucedían en la televisión, daba igual que cadena pusieras, todas hablaban de lo mismo, una guerra mundial hacia los sobrenaturales, una guerra que creía haber dejado atrás. Observe a mi padre, por la frente comenzaron a brotarle pequeñas gotas de sudor, sabía lo que estaba pensando, ambos procedíamos de mundos destruidos, mi padre había conseguido evitar el suyo y el mío parecía haberme alcanzado.

    Junto a él mi madre aferraba a Chloe en brazos, su expresión de terror me encogió el corazón. Me había acomodado, el nacimiento de mi hermana me había hecho creer que todo había cambiado, una pequeña y adorable variante que hacia vislumbrar un futuro brillante, ahora calcinado por la versión corrupta de Owen.

    Pero no podía ser él, había muerto, dos veces. Yo mismo acabe con esa aberración que ahora mismo aparecía en televisión quemando a la gente por las calles de Moondale, aun tenía las manos manchadas con su sangre. y nuestro Owen había muerto por el mordisco del licántropo, habíamos hecho todo lo posible por salvarlo, pero al final la llama en él se apago.

    Note como el licántropo rasgaba las paredes de mi mente queriendo salir, algo le perturbaba y no era lo que estaba sucediendo a escasos kilómetros de nuestro hogar, había algo aquí con nosotros. Intente agudizar mis sentidos, escuche el murmullo de gente gritando, pidiendo auxilio, el olor de cuerpos quemados me trajo viejos recuerdos, algo intentaba nublar mi mente, hacerme perder la concentración, y entonces lo vislumbre, una bruma negra al fondo del pasillo preparada para devorarlo todo.

    -[Ed]Tenemos que irnos.-[/Ed] La voz de mi padre me hizo volver… a la… realidad. La escuela Legado era el mejor lugar para refugiarse, pero también era el primer sitio que atacarían con total seguridad. Debíamos unirnos, juntos eramos más fuertes.

    Cuando estabamos a punto de salir una explosión en el exterior nos sobresalto, seguido de un golpe fuerte contra el suelo. La camioneta de mi padre había volado por los aires y varias pisadas se acercaban con rapidez hacia la granja.

    – [Ezra]¡Volved a dentro, rápido!.-[/Ezra] Del interior del bosque comenzaron a aparecer soldados. Sus trajes blancos se habían teñido de carmesí, apestaban a sangre.

    – [Owen]Sal lobito, vamos a jugar.-[/Owen] Note como se me erizaban los pelos al escuchar esa voz. No era la emoción de escuchar a un viejo amigo, era el miedo a lo que había ocurrido y estaba a punto de volver a pasar, a todos los recuerdos que esa persona había dejado marcada a fuego en mi mente.

    –  [Ed]Hijo…-[/Ed] Mi padre negó con la cabeza. Mi madre me agarro del brazo intentando tirar de mí. Chloe rompió a llorar y el lobo rugió con rabia.

    – [Ezra]Papá.-[/Ezra] En todo este tiempo nunca le había llamado así, no porque no lo considerara como tal mi padre, sino porque lo había reprimido, después de todo lo que había pasado, el como había perdido a ambos, no me consideraba digno de que me llamaran su hijo.

    Pero no esta vez. Esta vez no me ocultaría entre las cloacas. Los protegería a ambos y… a ella. No iba a dejar que mi hermana creciera en mundo desolado. Ella me había dado esperanza, yo iba a darle un futuro.

     

  • LA HEROÍNA DE ESTA HISTORIA

    Ellie – Casa de Lucy y Ed

    Mañana

    Ed y Lucy, es decir, el tío Ed y la tía Lucy eran las personas más felices de la Tierra. Con diferencia, además. Habían logrado llevar la vida que querían y se encontraban en el punto culmen de su existencia. O al menos, esa era la sensación que me daban a mí. Quizás por eso me gustaba pasar tiempo con ellos. Vivían en una casa enorme a las afueras, porque a la tía Lucy le había ido muy bien en su marca de moda local y el tío Ed, bueno, el tío Ed se dedicaba a la vida contemplativa y a formarse como Vigilante.

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  • READAPTARSE

    EZRA WALKER

    MAÑANA – CASA DE CAMPO MACLEY-WALKER

    Habían pasado dos meses y el mundo seguía en pie. Permanecí alerta durante semanas negándome a mí mismo el acomodarme, pero al final acabe cediendo. Cambie el bosque por una habitación en la casa de mis padres, de Ed y Lucy, aun no sabía muy bien cómo llamarlos. Supongo que en mi diario me referiré a ellos como mis padres y en persona les llamare por sus nombres.

    No me gustaba estar quieto sin hacer nada, bastante tiempo había pasado ya así, por lo que me dedique ayudar cultivando la huerta que tenían y dando de comer a los animales, los cuales huían cada vez que me acercaba, no por ser un extraño sino por el lobo de mi interior. De hecho el único animal que no corría despavorido al verme era Sky, el perro de mi madre se había convertido en una extensión de mí.

    Y hablando de mi otra contraparte el lobo también agradeció estirar las patas en las noches de luna llena. Si de por sí las transformaciones duelen notando como todos tus huesos se rompen y tu cuerpo se reajusta, no os podéis hacer una idea de cómo era transformarse mientras estaba cautivo. Cada pequeño cambia era una punzada que parecía durar años.

    Puede parecer extraño pero en todo ese tiempo no estuve solo, estaba esa otra parte de mí haciéndome compañía, ambos sufrimos lo mismo y llegamos a comprendernos mejor. Así que me adentraba en el bosque y le dejaba correr, libre. No podía controlarle, pero al igual que él era una voz en mi cabeza pugnando por salir yo lo era en la suya para contenerlo de atacar a nadie.

    También aproveche para ponerme al día con la cultura popular de la que apenas conocía de mi mundo. Pero sin duda había algo parecido y esa era la ausencia de contenido original. En mi futuro era normal que no hubiese nada nuevo, pero esta nueva realidad llevaba años estancada en el pasado. Ahora entiendo lo de Terminator, ¿eso me convierte en Kyle Reese?.

    Había pasado un poco de tiempo con el resto para que me conocieran un poco mejor. Resultaba un poco raro saber tanto de ellos y que no supieran nada de mí. Para mi sorpresa Amy y Kaylee tenían una tercera hermana, Vera. Al igual que Jane y Owen, aun me resultaba extraño llamarlos así.

    Escuche ruido en el pasillo y tanto Sky como yo levantamos la cabeza sobresaltados. Mis padres vivían en una casa demasiado grande para ellos dos solos. Encontré a mi madre apoyada contra la puerta del baño. – [Ezra]¿Te encuentras bien?.[/Ezra]

    – [Lucy]Sí, es que me ha debido sentar mal algo que he comido.-[/Lucy] Sonrió para no preocuparme pero tenía la cara pálida. Me preocupo un poco la verdad. No me gustaría perderla ahora por alguna clase de enfermedad.  –[Lucy]Gracias por preguntar.[/Lucy]

    – [Ezra]Puede ser. También estas trabajando demasiado en la nueva colección.-[/Ezra] Estaba trabajando en una nueva colección masculina y me había pedido que fuera el modelo para las fotos. Me acorde de Mia, la madre de Dante, la cual fue la cara más visible de su empresa y la catapulto a la fama. Es curioso como en algunos casos es imposible alterar la línea temporal ya que Mia también había sido asesinada aquí.

    – [Lucy]¿Tú crees? Tendré que darme un homenaje cuando la termine.-[/Lucy] Un homenaje que podría ser cena, fiesta o viaje a Europa. O tal vez las tres cosas.

    – [Ezra]Le he estado dando vueltas y no sé como pedírtelo, así que simplemente lo voy a decir. El colgante con forma de disco ¿podrías dejármelo? te lo devolveré.-[/Ezra] Apenas teníamos confianza y nos conocíamos desde hace poco, al menos ella a mí. Así que entendía sino quería dejármelo. Probaría suerte con mi padre en ese caso.

    – [Lucy]¿El de Kaylee?[/Lucy] – Pregunto un poco sorprendida llevándose la mano a la camiseta en la altura que debía de estar el colgante palpándolo.

    – [Ezra]Si. Xander ha dicho que los necesitaba para… algo.-[/Ezra] No quería mentirle, pero seguramente fuera consciente de para que lo íbamos a utilizar. En parte le había pedido el suyo porque estaba más despegada del mundo sobrenatural que el resto. Si se lo pedía a mi padre pondría trabas, nos desaconsejaría hacer lo que había pensando Xander, un destierro a la nada, el vacio.

    Mi madre enarco una ceja consciente de lo que podría pasar de usarlos. –[Lucy] La podéis liar muy gorda.[/Lucy]

    – [Ezra]No creo que funcione lo que tiene en mente, pero quiere intentarlo.-[/Ezra] Al contrario que el resto yo era más partidario de eliminar la amenaza. Tanto la de Veronica como la de la nueva Iniciativa remodelada con un nuevo nombre. Si no hacía nada mi propio futuro podía ser más negro que el antiguo.

    – [Lucy]Tened cuidado.[/Lucy]- Se saco el collar que llevaba colgado. El disco era de varios colores y al trasluz daba la sensación de que se movían entre sí cambiando de posición. Me alzo la mano y me lo tendió en ella.- [Lucy]¿Lo vas a llevar tú?[/Lucy]

    – [Ezra]Si.-[/Ezra] Asentí colocándomelo notando el frio del metal contra mi pecho.

    – [Lucy]¿Echas de menos a tu familia?.-[/Lucy] Se quedo mirándome fijamente aun agarrando mi mano.

    – [Ezra]Vosotros sois mi familia. Quiero decir sois ellos. Es complicado.-[/Ezra] Mi padre paso por el pasillo de la parte de abajo con varios protectores en el cuerpo y cargado de objetos de combate. Se estaba tomando en serio el entrenamiento a Elle.

    – [Lucy]Ed… tu padre… bueno, como sea.-[/Lucy] Se echo a reír por lo bizarro que parecía todo. [Lucy]- La cuestión es que pasó por lo mismo, pero tuvo suerte y se le olvidó.[/Lucy]

    – [Ezra]A pesar de todo siempre ha tenido suerte. Es decir, te conoció a ti después de todo.-[/Ezra] Mi madre era un cumulo de energía en varios sentidos. Era la reencarnación de Kaylee y tenía más energía que cualquiera. Recuerdo la historia de cómo se reencontraron, parecía el cuento de una princesa y su príncipe en tiempos modernos.

    – [Lucy]¿Me estás haciendo la pelota?[/Lucy] – Pregunto echándose a reír.

    – [Ezra]¿Ha funcionado?.-[/Ezra] De poco servía hacerle la pelota cuando ya había conseguido su colgante. Pero podía ganarme de nuevo su confianza como en antaño.

    – [Lucy]Puede ser.-[/Lucy] Sonrió tirándome de una mejilla. Ese gesto por insignificante que sea significaba mucho ya que solía hacerlo cuando era pequeño. Mi madre seguía presente en ella, al igual que mi padre, solo tenía que olvidar de donde vengo, entablar nuevo recuerdos con todos, pero siempre es difícil dejar atrás el pasado.

  • VIDA DE CAMPO

    Edward MacLay – Afueras de Moondale

    Ojeando entre varios libros he encontrado mi viejo diario, ha pasado mucho tiempo desde que escribí en el por última vez. Todo ha seguido su curso, no estamos en una utopía ni en un futuro desolado como mencionaba en anteriores entradas.

    Han pasado muchas cosas, pero ninguna de ellas mala, o bueno casi ninguna mala. No fue muy difícil descubrir de qué hablaba la Reina Negra cuando me maldijo, básicamente no podía tener hijos hasta encontrar a Ezra, lo que se había vuelto mi misión principal buscando contra hechizos a la maldición o hechizos localizadores sin ningún resultado. Lo que me ha llevado a pensar que no podre encontrarle hasta que la línea temporal alcance la época en la que procede, es decir, dentro de un par de años.

    Siempre he tenido esa percepción de ser una persona solitaria, pero con Lucy todo eso cambio, ya no era tan huraño, tímido y reservado, era un regalo despertar cada día junto a ella. Tras unos meses de viaje por Europa regresamos a Moondale y nos asentamos en una casa rural en medio del campo propiedad de Fenris, la cual había sido su hogar de infancia y había restaurado. Quería dejárnosla como regalo, Fenris siempre era demasiado generoso con todos nosotros, pero resultaba demasiado violento que te regalen una casa así que mensualmente le pagamos un alquiler o le regalábamos productos ecológicos cosechados por nosotros, aunque resulta raro regalarle verduras a un licántropo.

    Bajo la supervisión de Christopher me he convertido en un vigilante en prácticas, aunque la verdad espero no llegar a ejercer nunca como tal ya que eso significaría que hemos perdido a Sarah o Sasha. Y hoy he recibido la llamada de Nate informándome de que mis amigos y sus hijos vienen hacia aquí para que les ayude con cierto problema que parecen tener. Tras escuchar los pitidos del bus salí para recibirles, cuando Nate abrió las puertas del bus parecía agotado.

    – [Ed]¿Esto… va todo bien?.-[/Ed] Pregunte viendo bajar a Dominic del bus con el semblante pálido, casi costándole andar, Sarah iba tras él igual.

    – [Jane]¡CABRITAS!. [/Jane][Elle]¡CABRITAS!.-[/Elle] Gritaron ambos a la vez, su rostro se ilumino de felicidad y dando salticos corrieron hasta donde se encontraban las cabras.

    – [Noah]¡Tío Ed![/Noah] – Cara me llevo por delante tras bajar del autobús, a lo lejos Dominic cogía una de las cabritas en brazos, por suerte era Sleepy la cual padecía narcolepsia y se quedo dormida encima de él.

    – [Ed]Cara… yo también me alegro de verte.-[/Ed] Me faltaba un poco el aire tras el abrazo que me había dado levantándome por los aires. Cara siempre había sido simpática pero esto era incluso demasiado para ella.

    – [Owen]¿Lucy me dejas unas braguitas?.-[/Owen] Fue lo primero que dijo Rebecca tras bajar del autobús seguida de Owen.

    – [Lucy]Holaaaa[/Lucy].- Lucy salió de casa recolocándose el sombrero y echándose por detrás de las orejas los mechones de pelo, acto seguido saludo a todos moviendo la mano con efusividad y una sonrisa en la cara, eso nunca faltaba en ella. Tenía la sonrisa más bonita que había visto nunca .- [Lucy]¿Unas braguitas? ¡Te puedo dejar todas las que quieras! He estado haciendo pruebas de corsetería y tengo algunas que mejor no te las pongas delante de Dom, porque…[/Lucy]- Le guiño un ojo a Rebecca. No voy a entrar en detalles porque tengo la impresión de que Diana espía mi diario, pero se dé que hablaba.

    – [Owen]También necesito una tirita grande para no morirme por aqui abajo.-[/Owen] Añadió señalándose sus partes mientras Owen le pegaba un golpecito en la mano para que la apartara. Creo que empezaba a comprender lo que pasaba.

    – [Xander]Tía Lucy, Owen se desangra. Tienes que darte prisa.[/Xander] – Owen estaba en el cuerpo de Rebecca y viceversa. Me fije en Daniel, acababa de llamar tía a Lucy, mientras que Xander miraba a lo lejos a Sarah, o más bien a Elle para asegurarse de que no se hacía daño jugando.

    – [Lucy]Rebecca, cielito…tienes que descansar más[/Lucy].- Lucy le paso la mano por la espalda frotándosela- [Lucy]Ed, ve a por bragas para Becky y tráele un tampón[/Lucy].- Asentí y me encamine raudo hacia la casa.- [Lucy]El mes que viene te llevo de reunión al Tuppersex y te quedas nueva[/Lucy].

    Por el camino Grumpy me dio un cabezazo en el pie, pero no podía pararme a jugar con ella. Cogí una muda limpia del cajón y con las prisas cayeron varios tampones al lavabo, luego los recogería.

    – [Idris]Yo quiero una copa de vino si tienes, Lucy.[/Idris] –Escuche decir a Mara mientras llegaba con los demás  carraspeando y con una mano posado en el pecho como si le costara hablar.

    – [Lucy]Las tienes en el botellero. Donde siempre[/Lucy].- Lucy le hizo señas con las manos para que se sirviera ella misma.- [Lucy]El Moet and Chandon es mío, pero de las demás coge la que quieras.-[/Lucy] Mara o… tras echar un vistazo al resto deduje que era Idris, se encamino hacia la puerta de casa moviendo con ímpetu las caderas.

    – [Lucy]Cari, Mara últimamente le pega bastante al pimple, ¿no?[/Lucy]- Me susurro Lucy al oído.

    – [Ed]Creo que esa no es Mara.-[/Ed] Christopher jugaba con sus pies balanceándose hacia delante y hacia atrás mientras Diana se echaba contra el lado del bus haciendo pompas de chicle y ocultando sus ojos con las gafas de sol.

    – [Mara]IDRIS SOLO NOVAK, quieto ahora mismo si quieres vivir para ver otro día[/Mara].- Mara salto los escalones del bus y se encamino hacia la casa para frenar a Idris.

    – [Idris]Vale, perdón mamá.[/Idris] – Idris deshizo el camino andado para volver con el resto.

    – [Lucy]Becky cielo, aquí tienes el tampón[/Lucy].- Lucy le dejo un tampón en la mano a lo que Rebecca miro extrañada a Owen.

    – [Dom]Esto de tener piernas cortas es horrible.-[/Dom] Jane bajo del bus suspirando y yo suspire aliviado de que la niña no llevara un puro en la boca.

    – [Owen]Mamá ¿Por qué la tía Lucy me ha dado un tapón?[/Owen]

    – [Lucy]Solo tienes que metértelo en el chirri[/Lucy].- Negué con las manos para que no lo hiciera pero Lucy saco otro e hizo una demostración empujando el aplicador en el aire.- [Lucy]Y ya está[/Lucy].- La expresión de Rebecca y Daniel era un poema con la boca abierta y pálidos como la nieve.

    – [Rebecca]Eh…llevo yo compresas en el bolso[/Rebecca].- Owen rebusco en el bolso de su madre, o en el suyo propio mejor dicho.- [Rebecca]Ve al baño y si necesitas ayuda, me llamas[/Rebecca].

    – [Sarah]Ed, tienes que ayudarnos[/Sarah].- Elle se planto delante de mi tirándome de la manga de la camisa.- [Sarah]Estamos en el cuerpo de los niños y necesitamos que reviertas el hechizo o lo que sea esto[/Sarah].- Se cruzo de brazos al más puro estilo de Sarah.

    – [MacLeod]Cuanto antes mejor.[/MacLeod] – Christopher había pasado por mucho, debía de ser extraño ser capaz de percibir todo como un licantropo otra vez en el cuerpo de Amy.

    – [Ed]Chicas. Chicos. Porque no vais al cuarto a jugar.-[/Ed] Los niños en el cuerpo de sus padres corrieron a casa, algunos con más ganas que otros. – [Ed]¿Alguna idea de que ha podido ocurrir? ¿Demonio? ¿Magia? ¿Algún niño leyendo algo en latín que no debería?[/Ed]

    – [MacLeod]Me recuerda al Soberano, pero es imposible. Algún demonio puede hacer esto, pero solo lo ha hecho con algunos. Lo de Cole fue un susto.[/MacLeod] – Al parecer Logan no estaba con el resto cuando sucedió el intercambio de cuerpos y encontraron a Cole en un bar, Logan se llevo una buena reprimenda por parte de Mia y ahora en los cuerpos de Cole y Dante parecían dos hermanos inseparables.

    – [Diana]Sea lo que sea hay que darse prisa, porque miedo me da tener que ir al colegio el lunes.-[/Diana] Resultaba gracioso ver a Diana en el cuerpo de Kaylee, las piernas le colgaban en el aire en el sofá.

    – [Daniel]Escalofrío.[/Daniel] – Es curioso como cuando eres niño quieres crecer para dejar de ir a la escuela y cuando eres mayor quieres volver a tu juventud, sin ir al colegio claro.

    – [Mara]El lunes tengo una cesárea programada.-[/Mara] Mara señalo con la cabeza a Idris quien estaba divirtiéndose con el cambio de cuerpo retocándose el maquillaje un poco.— [Mara]No digo más.[/Mara]

    – [Idris]Mamá, no voy a cortar una barriga.[/Idris] – Añadió tras frotarse los labios con el nuevo pintalabios. – [Idris]Podemos hacer pellas y comer helados.[/Idris]

    – [Mara]Por favor, Ed[/Mara].- Pidió casi rogando mientras le quitaba su propio bolso a Idris.- [Mara]Acaba con esto antes de que mate a mi propio hijo[/Mara].- Recogí los libros que estaba investigando de la mesita de café para guardarlos y entonces fue cuando caí en el hechizo que realice por la mañana.

    – [Michael]No me gusta el cuerpo de papá. Me pica la cara.[/Michael] – El pequeño Michael sufriendo la honestidad de su padre se rasco la cara en la manga de la que pensaba que seguía siendo su madre.

    – [Owen]Ser adulto es una caca.-[/Owen] Owen regreso del baño recolocándose el pantalón de pijama que le había dado Lucy y la ropa interior, Rebecca en el cuerpo de su hijo se tapo los ojos negando con la cabeza.

    – [Ed]Bueno, creo que he encontrado el problema, el causante y solución.-[/Ed] Les enseñe uno de los libros que había estado investigando, era azteca y uno de los hechizos hablaba del intercambio de cuerpos, mi idea era intercambiarme por Ezra para ver si asi podría descubrir donde estaba. Al no ocurrir nada pensé que había fallado, pero al ver a todos ahora creo que el hechizo se propago más de lo que esperaba – [Ed]Al parecer es todo culpa mía. Lo siento chicos.-[/Ed] Dije disculpándome. – [Ed]La parte buena es que el hechizo se desvanece en 24 horas.[/Ed]

    – [Diana]Te mato[/Diana].- Diana pego un salto en el sofá y se puso en pie.- [Diana]Sujetadme que lo mato[/Amy].

    – [Xander]Yuju, puedo ir de caza[/Xander] – Xander emocionado empezó a inspeccionar la habitación a ver si encontraba algún arma. Diana dio otro salto y aterrizo a mi lado pegándome una patada en la espinilla.

    – [Lucy]Acabo de hacer un pedido por Infinity Eat de pizzas[/Lucy].- Dijo muy contenta con el móvil aun en la mano.- [Lucy]No pensaba ponerme a cocinar para tanta gente[/Lucy].

    – [Kaylee]Es fascinante este tratado sobre ‘Demonología’ que estaba leyendo papá[/Kaylee].- Kaylee saco un libro de considerable tamaño, el cual apenas habría sido capaz de transportar en su propio cuerpo. Kaylee estaba aprovechando la habilidad de su padre y se estaba llenando de conocimientos.- [Kaylee]Luego podemos debatir[/Kaylee].- Le propuso Kaylee a su padre, pero Christopher parecía que quería que se lo comiera el sofá.

    – [Ed] Sugiero que paséis la noche todos aquí.-[/Ed] Dije intentando quitarme a Diana de encima.

    [Owen]¡FIESTA DE PIJAMAS!.-[/Owen] Grito Owen para que les escuchara los demás en la habitación contigua.

    – [Elle]¡BIEEEEEEEEEN![/Elle]- Elle llego pegando gritos junto con Jane y los tres se pusieron a bailar.

    – [Dante]Joe, pero no puedo dormir con estas tetas, pesan.[/Dante] – Se quejo Dante en el cuerpo de su madre llevándose las manos a los pechos visiblemente dolorido. Después de todo seguía siendo un niño.

    – [Idris]Te las puedo sujetar.[/Idris] – Se ofreció Idris entre risas. Mara golpeo a su cuerpo con el bolso para que se comportara.

    La casa se lleno de gritos y alboroto, para cualquier otra persona hubiese resultado un quebradero de cabeza pero para mí resulto de lo más agradable.

  • LOS ESTRAGOS DE LA GUERRA

    Edward MacLay – Bosque de los Lobos

     

    El aullido de un licantropo seguido del de una manada, posiblemente la de Canton, amortiguo por unos segundos todos los demás sonidos tras esto volvió el completo caos. La guerra era tal y como te la mostraban en lo libros de historia, cruel, pero cundo le sumas poderes a la ecuación todo era mucho mas horrible.

    Antes de la batalla pusimos a toda la gente que encontramos por las calles en refugios improvisados en la Universidad y la Nave. Era gente que salia de trabajar, estudiar o que no quisieron creer en lo que vieron en el discurso de Mia, a la gente le costaba quitarse la venda de los ojos. Sin embargo el mensaje llego a más gente de la que pensaba, Moondale parecía un pueblo fantasma que se había quedado sin habitantes, pero dentro de todas esas casas la gente permanecía expectante a oscuras a que todo terminara.

    Nunca había sido un guerrero y posiblemente nunca lo seria, pero no podía quedarme sentado a oscuras sin hacer nada mientras el resto ponía sus vidas en peligro. Por un lado el bando de Z, por otro el bando del general Preston y nosotros en medio con un reducido grupo de voluntarios dispuestos a ayudarnos a evitar bajas inocentes, algo que habíamos conseguido de momento pero que no valdría de nada si no conseguíamos detener a ambos grupos.

    Era sencillo localizar a alguien del grupo por si necesitaba alguna ayuda, todos íbamos a  juego con los trajes que nos había confeccionado Lucy, pero había alguien que reconocí que no iba como el resto. Llevaba el pelo rubio alborotado y su ropa estaba raída por el paso del tiempo.

    -[Ed] ¿Ez…ra?.-[/Ed] Lo primero que hice fue buscar a la reina negra por si se trataba de alguna de sus artimañas, pero estaba ocupada enfrentándose a Diana. Mire a mi alrededor por si se trataba de alguien más pero como si de mi misma vida se tratara nadie me prestaba atención.

    -[Ezra] ¿Padre?.-[/Ezra] Resultaba raro que me llamara padre cuando prácticamente teníamos mas o menos la misma edad. Su expresión era la misma que debía de tener yo en ese momento, de pura confusión, aun así acelero el paso hasta donde me encontraba e intento abrazarme pero paso  a través de mi.

    – [Ed] ¿Como…?.-[/Ed] Habitual en mi fui incapaz de encontrar las palabras. Ezra miraba extrañado sus manos intentando encontrar alguna respuesta y yo buscaba alguna que lo consolara.

    – [Ezra]No lo se.-[/Ezra] Negó con la cabeza y observo a su alrededor, por un instante había olvidado donde me encontraba – [Ezra]¿Que esta pasando? ¿Veronica?.[/Ezra]

    -[Ed]No.-[/Ed] Podía ver su rabia e impotencia al no poder hacer nada. Su mundo lo había moldeado en alguien fuerte para sobrevivir, en un autentico guerrero, no se parecía en nada a mi, pero tenía los ojos y el pelo de su madre, Lucy. -[Ed]No, no es ella. Es la batalla que puede cambiarlo todo. ¿Donde…?.[/Ed]

    [Ezra]-…estoy.-[/Ezra] Era como si conociera mi incapacidad de finalizar una frase completa y lo hacia por mi. Volvió a negar. -[Ezra]Todo lo que siento es frío y solo veo oscuridad, nada más. [/Ezra]

    [Ed]Aguanta, pronto…-[/Ed] No pude terminar la frase porque Ezra se desvaneció frente a mi dejando a  la vista a la Reina Negra. Su forzada sonrisa me provocaba escalofrios. Se fue acercando poco a poco balanceándose de un lado a otro, disfrutando de cada paso que daba, mientras se pasaba un alfiler por los dedos.

    – [Aislinn]Te maldigo…[/Aislinn]-  Era incapaz de tragar y moverme, la Reina Negra miro a su alrededor como buscando a alguien, se pincho el dedo indice y dejo caer una gota de sangre sobre el humedecido suelo.  – [Aislinn]hasta que con tu hijo tu camino cruces[/Aislinn].

    La Reina Negra volvió a sonreír de manera forzada, una bola de fuego paso cerca de ella, Diana había vuelto a entrar en acción, quería ir a ayudarla pero me quede inmóvil pensando en lo que acababa de decir. No tenía ni idea de con que me había maldecido y la única manera de romper el hechizo era encontrar a mi hijo del cual desconocía su paradero.

    – [Nicholas]¡Cuidado!.-[/Nicholas] Alguien me empujo y salí rodando por el suelo.  La cabeza me daba vueltas y apenas era capaz de enfocar la vista. La tierra caía del cielo junto a la ceniza de los arboles. Me arrastre por el suelo acercándome hasta donde había estado hace un momento, donde había tenido lugar la explosión.

    Encontré a Nicholas tirado en el suelo, me arrastre un poco más y me arrodille junto a él. Tenía quemaduras por todo el torso y el cuello. No tenía conocimiento de medicina y no encontré a Daniel por ningún lado para que me ayudara, lo único que podía hacer era quedarme a su lado hasta el final. Agarre su mano y la otra la pose en su frente, temblaba e intentaba hablar, negué con la cabeza para que no lo hiciera. El temblor fue cesando y su mirada quedo fija en el cielo, aparte su gafas para cerrarle los ojos. Apenas conocía a Nicholas, solo sabía que en el futuro casi había matado  mi hijo y ahora me había salvado la vida. Era otra muerte más en la que cargar en mi conciencia, nunca no podía salvar a nadie.

    [Diana]Ed, ¿crees que es el momento de ponerse a hacer un post instrospectivo?[/Diana]- Escuche a Diana gritar.- [Diana]Ahora toca patear culos[/Diana].

    Hice caso a Diana, me reincorpore e invoque el totem de sangre para que sacara a relucir toda su cólera dispuesto a evitar más bajas. Pero la realidad es que perdimos a mucha más gente aquella noche, y yo perdí algo que tarde mucho tiempo en descubrir que era.

  • SUFICIENTE

    Edward MacLay / Palacio de Z – Fabrica abandonada

    Recordaba el palacio de Z de otra manera por mi breve estancia. En aquel momento no había síntomas de una incipiente batalla, era un refugio para la gente que había sido repudiada por sus habilidades o por su aspecto. Ahora el cielo gris, junto a los gritos de gente entrenando poniendo a punto sus poderes o peleando entre ellos, le confería un aspecto lúgubre al palacio.

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  • UN MANIQUÍ DE AMAZON COMO ESPECTADOR

    Lucy | Taller

    Mañana

    Por los ventanales del escaparate del taller se colaban unos rayos de sol que invitaban más a ir a la playa que a estar rematando unos patrones, pero no podía quejarme, porque empezaba a tener una clientela fija y pronto podría dejar los arreglos para dedicarme a lo que más me gustaba: diseñar, confeccionar y dar clase. Ed meneaba la cabeza ligeramente al ritmo de ‘Jillian’ de Within Temptation, mientras me ayudaba a montar un maniquí nuevo que habíamos pedido por Amazon. Estaba deseando que llegase mi turno para controlar Spotify y poner algo de música que no implicase a una persona desgañitándose, pero el amor es así, de esa manera.

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  • BEGINNING OF THE END

    3×14 – BEGINNING OF THE END

    Christopher MacLeod | La Nave

    El azúcar cayó sobre la superficie negra e inmaculada del café, provocando ondas bajo mi distraída mirada. Removí con la cuchara y me apoyé en la pared del gimnasio, ocupado en ese momento por un entrenamiento de los Satellites a manos de Dominic y Daniel.

    – [Dom]Kuruk, te quedan diez para batir tu propio record. Tienes que llegar a veinte más.[/Dom] – las proezas físicas de Kuruk no dejaban de sorprender. Llevaba casi una centena de circuitos completos, compuestos por flexiones, skipping osentadillas con salto. Un total de cinco ejercicios diferentes que combinaban fuerza, resistencia, flexibilidad y velocidad. Estaba a punto de batir su récord y apenas había empezado a sudar hacía diez circuitos.

    Me paré a pensar en los circuitos que podría llegar a hacer yo en ese mismo instante. Ser licántropo me hacía ser ligeramente más resistente, muy ligeramente, porque la verdadera «ventaja» era física al estar transformado y los sentidos más agudizados continuamente, pero ni con esa ligera mejora sería capaz de pasar de cinco con el cansancio acumulado por los planes, las tres noches de transformación a mis espaldas y la paternidad reciente.

    Tener un bebé de menos de un mes que demanda constantemente tu atención es agotador, pero si a eso le sumas dos trabajos y una presión constante por salvar vidas, la mezcla se convierte en un cóctel terrorífico. Por el trabajo no podía quejarme, en la Universidad nos habían dado tiempo y flexibilidad tanto a Diana como a mí para cuidar de Amy. Pero para salvar el mundo no había esperas ni pausas.

    El tres de junio tendría lugar la batalla de Ripper, estuviésemos preparados o no y ya estábamos a quince de mayo. El Día Internacional de la Familia que para mí había comenzado levantándome dolorido, cansado, solo y desnudo en una celda. La única interacción con mi familia por el momento había sido hablar con Diana en cuanto comprobé que las dos estaban despiertas para ver cómo estaban y qué tal había sido la noche. Mientras me contaba todas las veces que se había despertado de madrugada y había tenido que volver a dormirla durante horas mientras Amy no dejaba de emitir un ruido que parecía un aullido, no podía dejar de sentirme culpable por no haber estado allí, por mucho que Diana intentase quitarle hierro al asunto.

    No dejaba de darle vueltas a mi decisión en las Pruebas y en si tenía que haber elegido la pócima que curaba la licantropía. Siempre terminaba en la misma conclusión, para entonces ya era tarde, Amy podría ser licántropa de todas formas y si no hubiera cogido el amuleto, Diana podría serlo también. En ese punto es cuando empezaba a pensar si no tendría que haber hecho como Fenris, haber aprendido a controlar esa parte de mí en lugar de huir de ella.

    – [Daniel]Tienes que saber que es parte de ti, controlarlo en cada movimiento, con cada impulso. Puedes hacerlo.[/Daniel] – volví al presente al escuchar las palabras de Daniel, confuso por un momento al pensar que se refería a mí. Pero no, estaba al lado de Magnolia, que estaba concentrada en un pequeño montoncito de arena al que intentaba dar diferentes formas geométricas. Daniel reparó en mi mirada y me dirigió un gesto de ánimo con la cabeza.

    Al volver a la realidad me percaté de que April y Ted no dejaban de charlar en una esquina. – [Dom]Chicos, la conversación en vuestras mentes.[/Dom] – les reprendió Dominic. Contuve una sonrisa por lo literal de la reprimenda. Su entrenamiento consistía en ese momento en conversar mentalmente para intentar practicar de cara al combate, donde podría sernos muy útil, aunque fuese para mantener distraído a Mental.

    – [Carmela]A mí no me vengáis con más figuritas que estoy hasta el coño.[/Carmela] – intervino Carmela con su marcado acento italiano y una voz engravecida por una adicción de la que intentábamos curarla. – [Carmela]Un cartón de tabaco es lo que necesito.[/Carmela] – sentenció. Daniel y Dominic se miraron sin saber qué decirle.

    – [MacLeod]Ya has tenido suficientes avisos, Carmela.[/MacLeod] – le respondí, tan serio como solía estarlo cuando se trataba de un tema vital. La maldición de Carmela le había dado un poder completo, incluyendo cambios en sus pulmones para protegerse del humo, pero el tabaco tiene más sustancias nocivas además del propio humo, así que la habíamos convencido para dejarlo, todavía peleando con ella a menudo. Para que pudiera seguir utilizando su poder habíamos conseguido dar con la única alternativa posible, un hervidor portátil de agua para vaporizarse vaho de hierba de eucalipto entre otras. Así que ahora cada vez que usaba su poder nos dejaba a todos la nariz despejada.

    Carmela refunfuñó por lo bajo y agitó con brío el vaporizador para inhalar el vapor, que transformó en un gigantesco corte de manga. Negué con la cabeza mientras algunos intentaban contener la risa.

    – [Dom]Recuerda Joey, solo la cantidad necesaria de poder.-[/Dom] escuché decir a Dom, intentando volver al entrenamiento. Joey estaba golpeando un saco de boxeo que se movía como si estuviera lleno de plumas. – [Dom]Tienes que controlar la cantidad de tinta que usas en tus golpes. Usar solo medio tatuaje en lugar de todo.-[/Dom] cada vez que les veía entrenando a los Satellites, tanto Dom y Daniel como los demás, me sentía orgulloso de lo que hacían y de lo que conseguirían hacer cuando ese lugar pasase de ser una nave industrial a una escuela. No les estaban entrenando para ser letales, para ampliar sus poderes y hacer daño. Ellos les entrenaban para conocer sus poderes y controlarlos, para tener siempre presente lo bueno y lo malo que podían hacer con ellos y para proteger a los que no tenían esos dones.

    Terminé el café y caminé hasta la salida, pasando al lado de Daniel y Nicholas.

    – [Daniel]Nicholas, ¿cómo lo llevas?[/Daniel] – escuché que le preguntaba. Daniel le había entregado a Nicholas el último trozo del metal que había cogido en la Iniciativa para intentar replicarlo y reproducir las armas que pudiera para el grupo.

    – [Nicholas]He conseguido crear un par más a partir de los materiales que sobraron de la construción de la nave.-[/Nicholas] comentó con un deje nervioso en la voz, señalando un par de piedras pequeñas que tenía en una mesa. Se colocó las gafas y observó a Daniel. – [Nicholas]Si, solo esto ha salido de todo el material. Este metal es muy raro y el intercambio de material debe ser mayor. [/Nicholas] – explicó. En el mundo real nunca había noticias demasiado buenas, simplemente ibas tirando con lo que tenías.

    – [Daniel]Te buscaré más. ¿Hará falta menos si es algún tipo de metal más «cercano»?[/Daniel] – preguntó Daniel. Sería difícil encontrar un metal cercano, pero por poco que pudiera aproximarse sería una mejora y nos vendrían muy bien esas armas viendo la amplitud y el armamento de los dos bandos entre los que nos íbamos a interponer.

    – [Nicholas]Si. Cuanto más se acerque a este metal menos cantidad será necesaria usar.-[/Nicholas] sentenció el joven alquimista subiéndose las gafas. Otro Christopher con más tiempo libre y menos obligaciones habría pasado una buena temporada investigando sobre la alquimia para ayudar a Nicholas y por el mero afán de sabiduría. Este Christopher no podía, tenía demasiadas cosas que ordenar en la cabeza y estaba demasiado cansado y preocupado como para hacerlo con la tranquilidad habitual, así que tenía que echarle tiempo, paciencia y ser muy metódico.

    Daniel asintió, pensativo. – [Daniel]Buen trabajo.[/Daniel] – añadió dándole un ligero apretón en el hombro antes de volver a los entrenamientos, esta vez para asegurarse de que David conseguía romper una hilera de botellas de cristal vacías con su grito. Me reí en mis pensamientos, en el cine y la televisión siempre lo hacían con copas, aquí no teníamos dinero para desperdiciarlo en copas para romper.

    – [MacLeod]Estaré en la biblioteca.[/MacLeod] – me despedí antes de abrir la puerta que daba al pasillo. Daniel y Dom asintieron y continuaron con el entrenamiento. Todos teníamos mucho que hacer. Demasiado.

    Caminé en silencio hasta la biblioteca de la Nave, que por el momento no era más que una declaración de intenciones con algunas mesas de estudio y estanterías, de madera creada por Nicholas y trabajada por Kuruk e Hiroshi, ocupadas en una cuarta parte de su capacidad por libros que habíamos llevado entre todos y alguna donación del Consejo, que esperaba que fuese mayor en el futuro.

    En cuanto abrí las puertas, vi que la biblioteca no estaba vacía. En una de las mesas estaba Matías, absorto en varios mapas en tamaño A1 que tenía cubriendo toda la mesa. – [MacLeod]Buenos días, Mati.[/MacLeod] – le saludé, en español. La mayor parte del tiempo dejaba de ser consciente de mi poder y terminaba preguntándome en qué idioma me escuchaba hablar la gente.

    – [Matias]Buenos días, Christopher.[/Matias] – respondió. Las conversaciones con Matías eran especialmente confusas porque hablaba con fluidez varios idiomas y me costaba trabajo distinguir en cuál hablaba en ese momento, si en el mío nativo o en el suyo. Aunque lo cierto era que diferenciarlo no era más que una vieja costumbre poco práctica. – [Matias]He terminado con el análisis. Te lo he dejado encima de la mesa y he enviado una copia al grupo por correo. [/Matias] – comentó, apilando sus mapas en un lado de la mesa. Matías se estaba encargando de un trabajo a la altura de su intelecto. Estaba recopilando información de todas las fuentes posibles y analizándola para determinar los puntos de mayor riesgo para la población el día del ataque, de esa forma podríamos centrar nuestros esfuerzos en proteger a la gente en esas zonas o evitar que fuesen hacia allí. – [Matias]Voy a ir a comer algo de media mañana.[/Matias] – explicó mientras cogía su mochila. Matias era un cliente asiduo de un local de comida rápida que habían abierto unos bloques más allá, pero sus visitas no se debían solo a su aprecio natural por la comida, si no a que su cerebro consumía mucha más energía que un humano corriente.

    – [MacLeod]Que aproveche.[/MacLeod] – le deseé, agradeciendo en parte quedarme solo para ordenar mis pensamientos. Eché un vistazo al móvil para ver si Diana había escrito algo. No tenía ningún mensaje, así que me preocupé por si algo iba mal con Amy, que había estado muy agitada las tres últimas noches. También me habría preocupado si me hubiese escrito.

    Busqué una mesa frente a un ventanal para aprovechar la luz del día y apoyé la taza de café en un posavasos mientras sacaba de mi maletín mi diario.

    Hacía ya unos años que todos habíamos decidido empezar a escribir nuestras vivencias en diarios personales, para asegurarnos de que lo que vivíamos no quedaba en el olvido y esa información le resultaba útil a alguien en algún momento, quizá a nuestros propios hijos.

    Pero mi diario tenía una peculiaridad. Llevaba ya varios escritos porque no solo narraba mis experiencias de una forma bastante detallada, si no que usaba las páginas finales para tomar notas, apuntar ideas y guardar nuevos conocimientos.

    Abrí el actual por la sección de anotaciones correspondiente a la ‘Batalla de Ripper’ y me fui a una página en blanco para volcar mis pensamientos y mis recuerdos de lo que habíamos visto en el futuro.

    • La batalla será el tres de septiembre.
    • En las azoteas del edificio Lenora se podían ver los nombres de los fallecidos en la Batalla, exceptuando los de aquellos que consideraron enemigos. Había demasiados y conocía varios de ellos: alumnos y profesores de la Universidad, vecinos…
    • La Iniciativa será eliminada completamente y con ella todos los que intenten defender a los inocentes que están allí.
      • Esa masacre pondrá claro el objetivo del Gobierno contra los sobrenaturales.
    • El bando negro está esperando la oportunidad para derrocar a los otros dos bandos y tomar el control, pero esperarán a ganar todos juntos y acumular suficiente poder.
      • Es imposible convencer a Z de que le van a traicionar.
    • Dieron por muerta a Butterfly, eso le dio la oportunidad a Omega de tomar su lugar y desencadenó la muerte de Sasha y de Sarah.
      • Debemos proteger a Butterfly nosotros mismos porque Z no nos recibirá salvo para formar parte de su bando.
      • Si algo ocurre, Sasha será la siguiente, hay que protegerla pero es solitaria, Sarah es a la única a la escuchará.
    • Z es el Director de Inteligencia Nacional con todo lo que eso implica, y tiene una potenciada que manipula la tecnología.
      • Por tanto tienen ojos en todas partes y más tendrán cuando inventen el Omnilens.
      • Por tanto controlan los medios de comunicación.
    • Valcranneo Logoon. De nuevo ese nombre. Lo he leído en mis notas de la época del Soberano, pero no recuerdo qué significa…

    – [Ed]Te vas a quedar sin margenes en los que escribir.-[/Ed] habló una voz familiar. Me giré para ver a Ed acercándose. O se había vuelto muy sigiloso, o yo estaba demasiado absorto.

    Le devolví una sonrisa cansada. Mis ojeras debían haber evolucionado ya a tener consciencia propia. – [MacLeod]Ni siquiera te escuché entrar.[/MacLeod] – comenté, siendo sincero. Ed se sentó en una silla cerca de mí y echó un vistazo a las dos páginas que cubrían ya mis anotaciones. – [MacLeod]Desde que está Amy mi cabeza no está como para contener todo esto.[/MacLeod] – admití, sonriendo, pero ligeramente frustrado.

    – [Ed]Si detenemos a ambos nada de lo que vimos tiene porque ocurrir.-[/Ed] comentó él, esperanzado. Ojalá pudiera tener la misma esperanza que él, pero no dejaba de ver nuestra tarea como algo titánico y casi un imposible, pese a que fuéramos expertos en eso. Por suerte ya estaba Ed para mantener a buen recaudo el tesoro de Pandora.

    – [MacLeod]¿Te importaría echarme una mano?[/MacLeod] – le pregunté. – [MacLeod]Necesito pensar en voz alta y que alguien me ayude por si algo se me escapa.[/MacLeod] – expliqué. Necesitaba repasar todos esos acontecimientos y empezar a materializar los planes, pero temía que con el cansancio algo se me pasara por alto.

    – [Ed]Por supuesto.-[/Ed] replicó él, colocando la silla de manera que quedó frente a mí, listo para escuchar.

    – [MacLeod]Por un lado tenemos la fecha concreta.[/MacLeod] – pasé la página y escribí ‘3 de Junio’ en la esquina superior derecha. – [MacLeod]Eso es menos de un mes.[/MacLeod] – no era fácil admitirlo, pero el tiempo corría en nuestra contra. – [MacLeod]Si ganan ya hemos visto lo que pasará y lo que harán con la Iniciativa y los que intenten detenerlos.[/MacLeod] – escribí en el lado izquierdo Iniciativa y en el derecho, Z. En el centro escribí Ripper y lo rodeé con un amplio círculo. Estábamos en medio de una lucha de titanes. – [MacLeod]Además de los que cojan por el medio.[/MacLeod] – empecé a marcar puntos en el círculo de Ripper intentando no recordar los nombres que había visto en el futuro, ni nuestras muertes y las de nuestras hijas e hijos en ese intento de volver a la normalidad.

    – [Ed]Tenemos la ventaja de saber cuando va a atacar Z, algo que dudo que sepa que conocemos.-[/Ed] respondió Ed. Por lo que Sarah y los demás que habían estado en el Palacio habían dicho, Z contaba con al menos una bruja experta en conjuros para ver el futuro, así que no podíamos estar seguros de lo que sabía o lo que no, pero tampoco tenía tiempo como para estar continuamente atisbando el futuro. Teníamos que confiar en que, si lo intentaba, no diera con un momento del tiempo que descubriera nuestro plan. Sondear el tiempo es una ciencia inexacta, nosotros mismos no pretendíamos ver un futuro tan distante, pero nos adaptamos a lo que vimos y obtuvimos respuestas, probablemente gracias a la guía de los Daësdi, una ayuda con la que ellos no contaban. Sería mejor preocuparnos por otras formas que tenía Z de saber lo que ocurría.

    – [MacLeod]Z es un alto miembro de Inteligencia Nacional y la Iniciativa tiene otra parte amplia del Gobierno, especialmente las fuerzas militares.[/MacLeod] – planteé, desmontando y volviendo a montar el bolígrafo mientras pensaba. – [MacLeod]Es muy arriesgado descubrirnos, pero tenemos que hacerlo.[/MacLeod] – afirmé. No teníamos otra opción esta vez. Lo habíamos estado comentando todos durante una temporada y no terminábamos de llegar a un acuerdo, pero no teníamos otra opción. Además, las grabaciones de Dom utilizando su poder bajo el influjo del espectro musical eran virales dentro de Ripper, pero de boca en boca. A alguien no le interesaba que se propagasen. – [MacLeod]Filtrarán cualquier información por los medios de comunicación, así que a los que podamos avisar, tendrá que ser en directo. En algún gran evento.[/MacLeod] – era nuestro único recurso, descubrirnos frente a todo el que pudiéramos de una forma que no esperasen.

    – [Ed]¿La gala de recaudación de fondos de Fenris?-[/Ed] sugirió Ed, dando la solución. Era curioso cómo tenía una buena idea pero la presentaba como una pregunta para no hacer la sugerencia invasiva. Ed era todo lo contrario a la beligerancia.

    – [MacLeod]Es una buena idea.[/MacLeod] – le reconocí. Todos los años, Construcciones Fenris llevaba a cabo una gala de recaudación de fondos entre sus accionistas y algunos de los miembros más pudientes de Ripper. Cuando volvió de su viaje al Tíbet, Fenris convirtió la fiesta en un evento público que le ganó el cariño de la gente. Después, tras su captura por parte de la Iniciativa y al desvincularse poco a poco de su empresa, los accionistas la habían estado celebrando de la forma habitual.  – [MacLeod]Podemos hablar con él para que organice el evento en un lugar abierto con algo que llame la atención de la gente de a pie.[/MacLeod] – añadí. Quizá era el momento de que volviese a realizar el evento a gran escala.  – [MacLeod]Ahí será el momento de hacer el anuncio. De descubrirnos, para bien o para mal.[/MacLeod] – finalicé, pensativo. Si las cosas salían mal, no tendríamos descanso nunca, podríamos perderlo todo. Pero lo que sabíamos sobre el mundo nos ponía en la obligación de hacer algo para evitar que la gente saliese herida. Los héroes no son tales si no tienen nada que perder.

    – [Ed]Música, comida… eso siempre atrae gente.-[/Ed] intervino Ed, dando por buena nuestra idea. Tomé nota, alguien tendría que hablar con Fenris. Quizá Sarah, Diana o Lucy, tenía debilidad por las Echolls. Aunque en la boda de Elizabeth había intimado mucho con Karen.

    – [MacLeod]Lo difícil será el discurso.[/MacLeod] – aseguré. No por saber qué decir. Tenía presente lo que necesitaba decirse aunque no tuviera claro el orden. El problema estaba en que no era yo quien debía hacerlo, y tenía que convencer a esa persona para presentarse delante de centenares de personas y descubrir un secreto que llevaba años guardando.

    – [Ed]Cuando la gente vea lo que somos capaces de hacer, las palabras apenas serán necesarias… salvo que se asusten y cunda el pánico.-[/Ed] alcé las cejas en una mueca de preocupación. No era capaz de preveer la reacción de la gente. Se escapaba a mi control y eso me inquietaba.

    – [MacLeod]Un problema de cada vez.[/MacLeod] – propuse, más para mí que para él. Intenté dar por solucionada esa parte ahora que teníamos un esbozo de plan. – [MacLeod]Después tenemos a la tercera jugadora, Omega.[/MacLeod] – escribí su nombre en la parte superior y tracé una flecha hacia Z, cerca del que escribí ‘Beatrix’ y ‘Butterfly’.  – [MacLeod]Por lo que sabemos Z la dará por muerta y es ahí cuando Omega ocupará su lugar y tomará su poder.[/MacLeod] – le recordé, señalando el nombre de Butterfly. Z no nos escucharía y Butterfly era una seguidora ferviente, así que no podíamos confiar en solucionar eso hablando.

    – [Ed]Debemos tener cuidado con ella, por lo que hemos visto ya esta aquí. Y por sorprendente que parezca es peor que cualquiera de estos dos.-[/Ed] puntualizó Ed, señalando los nombres de Z y de Preston.

    – [MacLeod]Lo sé.[/MacLeod] – respondí de forma casi automática, porque mi mente estaba ya en otro lugar. Omega era Verónica Preston. En ese mismo diario que reposaba sobre la mesa estaban varias páginas de anotaciones sobre el otro futuro que habíamos visto, si la Iniciativa ganaba. Ese futuro terminó con Verónica viajando al pasado y Ezra yendo tras ella. Si Verónica había llegado hasta aquí, ¿también lo habría hecho él? Sin duda eso era algo que Ed también se estaría preguntando. No quería estar en su lugar.  – [MacLeod]Pero al parecer en esta época estaba débil, así que si evitamos que coja a Butterfly, habremos evitado gran parte del problema.[/MacLeod] – añadí intentando buscar un punto de esperanza. Ella misma lo había dicho en el futuro, que no atacó a Z durante mucho tiempo porque estaba débil por algo que le habían hecho. Si eliminábamos su oportunidad de conseguir a Butterfly, le robaríamos su plan maestro y tendría que retirarse. No podíamos hacer otra cosa por el momento, teníamos demasiados frentes como para enfrentarnos también a ella ahora, y si nos viese, estando en desventaja, jamás se descubriría.

    – [Ed]La tendremos vigilada.-[/Ed] afirmó Ed. No lo dudaba, sabía que él mismo se tendría que encargar de mantenerla bajo vigilancia gracias a su poder. En cuanto Ed detectase algo raro, iríamos a por ella.

    – [MacLeod]En cuanto veáis la oportunidad, tenemos que ponerla bajo nuestra protección.[/MacLeod] – añadí, aunque no era necesario decirlo. Teníamos que elegir el momento perfecto para que la gente de Z no se nos echase encima. – [MacLeod]Lo que nos lleva al siguiente intento, Sasha.[/MacLeod] – continué hilando nuestra red de acciones. Tras «perder» a Butterfly, irían a por Sasha, y si eso no les salía bien, irían a por Sarah. De cualquier forma, teníamos el deber de proteger a Sasha, yo especialmente. – [MacLeod]Es demasiado solitaria, Sarah ha dicho que hablará con ella y la convencerá de venir aquí o a casa de alguno de nosotros para estar protegida.[/MacLeod] – aseguré. Era la única a la que escucharía.

    – [Ed]Si, no podemos estar solos y desprotegidos en este momento.-[/Ed] comentó Ed. Tenía toda la razón, todos estábamos en peligro potencial. No podía dejar de pensar en Amy y Diana, que merecían estar juntas y disfrutar y sin embargo teníamos que estar preocupados por su seguridad.

    – [MacLeod]Podemos hacer refugio aquí para cualquiera que lo necesite. Hay que estar preparados para que gente de a pie salga herida.[/MacLeod] – añadí. La Nave tenía bastante espacio y podía convertirse en un refugio improvisado, igual que la Universidad, Mercy y los O.W.L.S ya estaban preparados.

    Ed asintió en silencio. Había visto con sus propios ojos lo que era un mundo en el que la gente a la que quieres sale herida, una tras otra y ahora nos enfrentábamos de nuevo a una perspectiva igual.

    – [MacLeod]Por lo demás, el resto es preparar el combate.[/MacLeod] – continué, garabateando en la hoja algunas de las cosas que necesitábamos tener. – [MacLeod]Entrenar a los Satellites, preparar armas, encantar los trajes que va a preparar Lucy…nada estará de más.[/MacLeod] – aseguré. Todo lo que pudiéramos conseguir a nivel de protección sería necesario.

    Continuamos un rato más repasando una a una las ideas y los puntos críticos de todo lo que estaba por venir. Un repaso que me ayudó a desconectar de la carga mental que llevaba varios días rondándome la cabeza. Con el descanso de tener planes trazados, podía permitirme disfrutar de Diana y de Amy durante un buen rato. Me lo había ganado.

    – [Ed]Bueno, te dejo que sigas garabateando en las esquinas. Tengo que ver a Diana para los encantamientos de protección.-[/Ed] afirmó. No dejaba de sentirme culpable por no encontrar una forma de evitar que Diana entrase al combate y pudiera estar con Amy. Pero sabía que no había nada que pudiera hacer y aunque pudiera, Diana jamás evitaría luchar para proteger el futuro de su pequeña y de todos a los que quería.

    Me despedí de Ed y tomé un par de notas más antes de llamar por teléfono a Diana. Mi segundo momento favorito del día. El primero iba a ser esa tarde cuando estuviera con ellas.

    Confiaba en que la paciencia fuese recompensada, que los momentos que todo lo que estaba ocurriendo me estaban robando con ellas, se convirtiesen en un periodo de paz en el que pudiéramos estar juntos y disfrutar como personas normales.

  • PERSPECTIVA

    Diario de Daniel Arkkan | Exterior del Hotel White Candle

    NOCHE

    danieldark

    Las horas parecían estar pasando más despacio de lo habitual. En el tiempo que había transcurrido desde que los de Louna habían marchado a localizar y detener a Onoskelis, me había dado tiempo a acercarme varias veces a la habitación donde se estaba realizando el conjuro, solo para volver junto a los demás con la misma sequía de noticias.

    Durante todo ese tiempo tuvimos que permanecer de guardia, vigilando el hotel para cuando regresasen las fuerzas de Z. En ese tiempo, Daakka, Dominic y Lucy, que cargaba a Idris en brazos, se habían paseado por el hotel haciéndose pasar por extras de la nueva película de ciencia ficción de «ese famoso director de cine de acción», que se estaba rodando en el exterior del hotel, murmurando entre ellos y comentando cosas de sus papeles.

    Aprovechando la excusa, caminé hasta el coche y saqué a ‘Sendero Oscuro‘ del maletero, colgándomela al hombro. Aun así, pese a lo mucho que pudiéramos disimular, cada vez parecía más difícil ocultar nuestra naturaleza a ojos de la gente de a pie. Imposible si teníamos en cuenta el combate que iba a estallar en algún momento en el algún punto del Condado de Ripper.

    El cielo no tardó en oscurecer, más allá de las nubes de obsidiana que custodiaban el ritual, que ya duraba horas. Al amparo de la noche y aprovechando que el hotel estaba bastante aislado, rodeado de un entorno natural, llamaríamos menos la atención si volvían a surgir problemas.

    Charlé distraídamente con mi hermana, con Sasha y con unas silenciosas Mara y Rebecca, hasta que volvieron Daakka y Dominic. Logan y Mia estaban vigilando el lado opuesto del hotel. No había necesitado preguntarles qué entendían por vigilar, ni tampoco creí necesario decirles que si venía una hueste de soldados de Z, lo sabríamos.

    Efectivamente, lo supimos. Una tormenta de arena en miniatura de color rojo oscuro se manifestó cerca de la playa, aún más alejada del hotel de lo que nosotros estábamos. Sin necesidad de que se disipase pude distinguir algunas de las figuras que habían aparecido de la nada. Z tenía un teletransportador del que no sabíamos nada. Quién sabía cuántos ases más se guardaba bajo la manga.

    Nos hicimos una señal entre nosotros y nos acercamos con prudencia a la zona, mientras Mara llamaba a Mia para avisarles y le enviaba un mensaje a Vincent, que se había puesto en contacto hacía un rato para decir que habían conseguido poner a ‘Keli‘ bajo control y estaban de camino.

    Cuando la arena se disipó y desvaneció en la nada, fui totalmente consciente del desafío que teníamos ante nosotros. Más de una docena de soldados de Z, gran parte de ellos miembros de Gambit. Me llamó la atención no ver a los más oscuros del bando negro presente.

    El Rey Blanco parecía ser el portavoz, porque se adelantó ligeramente a sus compañeros. Mientras caminaban hacia nosotros, la vista de Aaron se alzó al cielo azabache sobre el hotel. – [Aaron]¿Sabéis con qué estáis jugando?[/Aaron] – preguntó con el ceño fruncido.

    – [Daniel]No vamos a permitir que os llevéis a Sarah.[/Daniel] – respondí, incapaz de contenerme. Estaba harto de sus exigencias y de que pensasen que podían tomar lo que quisieran solo porque tenían poder y creían que tenían la razón.

    – [Aaron]Esto va más allá de Sarah. Nos habríamos encargado de extraer a Beatrix y mantenerla a salvo.[/Aaron] – espetó acercándose más. Mi mano derecha se tensó, preparada para asir la empuñadura de la espada. – [Aaron]Vosotros habéis abierto un velo al éter, liberando a un demonio puro.[/Aaron] – había algo en sus ojos que no había percibido en otras ocasiones. Parecía miedo. A fin de cuentas, todos éramos humanos, pero el miedo nos puede llevar a hacer cosas que no deberíamos. Había que tener cuidado con El Rey Blanco.

    – [Daakka]Nosotros liberamos, nosotros estamos encargando.[/Daakka] – intervino Daakka. Bill y los demás no habían podido dar mucha información, pero aparentemente habían conseguido mantener bajo control al demonio.

    – [Daniel]Exacto. A estas alturas el demonio vuelve a estar en su sitio.[/Daniel] – aseguré. Pese a que no me apetecía dialogar con ellos, sabía que la decisión más sabia era intentar una vía pacífica. Quizá dejando claro que Onoskelis había vuelto a ser una cadena, las cosas se calmasen.

    – [Dom]Ese demonio nos ha ayudado a repeler a esa escoria que llamas compañeros, de manera involuntaria claro, pero lo ha hecho.-[/Dom] mientras Dominic intervenía, con toda la razón del mundo, aproveché la distracción para observar su grupo. Estaban en inferioridad numérica respecto a nosotros, pero la ventaja numérica se esfumaba en el aire en cuanto añadías a Carbon Copy a la mezcla. En ese momento, Logan y Mia se acercaron a nosotros.

    – [Logan]No me gusta que me interrumpan, pero me alegra saber que es para algo divertido.[/Logan] – murmuró su voz a mi espalda. Logan vivía sediento de violencia.

    – [Amaya]Que el anterior grupo se equivocase no quiere decir que hayáis tenido razón liberando al demonio. Yo podría liberar ahora una tormenta que acabase con todos vosotros, y de paso asolase Merelia.[/Amaya] – me tomé las palabras de Amaya como una amenaza, aunque quizá no las dijese con esa intención. Quise decirle que la equivocación del otro grupo podría habernos costado la vida, porque iban con intenciones de llevarse a cualquiera por delante.

    – [Daniel]Está solucionado. Y nosotros nos estamos encargando de Sarah.[/Daniel] – dije en lugar de lo que en realidad quería decir. No me resultó demasiado difícil abstraerme, mi mente ya estaba en otra parte, preocupado por cómo iría el ritual. Esa preocupación se acompañaba de un cosquilleo desagradable en el cuerpo.

    – [Faust]No teneis ni idea de lo que estais haciendo, ni idea.-[/Faust] intervino el nigromante que se hacía llamar ‘Faust‘, en alusión al doctor de la novela de fantasía en el que se había convertido. Visto más de cerca, su aspecto encajaba con su historia, ojos hundidos, ropa austera, barba descuidada. Le movía el mismo propósito que a Z, quizá por eso intentaba con tanto ahínco recuperar a Beatrix, para después intentar repetirlo con su difunta esposa. Sentí una mezcla de desagrado y pena por él, mezclada con la ira que me producía pensar que para él Sarah era un mero recipiente.

    – [Daniel]Ed conseguirá salvar a Beatrix. Podéis quedaros e intentar contener su espíritu.[/Daniel] – ofrecí en un gesto de buena fe. No teníamos nada en contra de que Beatrix volviese, solo contra que lo hiciese poseyendo a alguien inocente. Aun así, el ofrecimiento lo hacía por Sarah y por la propia Beatrix que se había negado a poseerla. Si hubiera sido por mí habría aplicado la máxima de «al enemigo ni agua».

    En ese instante, como una broma del destino que golpeaba con fuerza la diplomacia, se abrió un portal de color azul oscuro por el que cruzaron en un instante Bill, Vincent, Karen, Fenris y Onoskelis en su forma humana. Mi brazo se tensó, pero no la vi hacer ningún movimiento extraño y ellos habían asegurado que estaba bajo control. Sin embargo, no todo el mundo tenía la misma confianza en ellos que yo.

    – [Aaron]¿A esto llamáis contenido?[/Aaron] – espetó El Rey Blanco nada más verla aparecer. Con su aspecto era difícil no distinguirla como el demonio puro, pero que la hubiese distinguido tan rápido me hacía confirmar que tenía una historia oculta con alguno de esos seres.

    – [Bill]Mientras viva no podrá dañar a nadie. ¿Vamos a tener algún problema con eso? -[/Bill] replicó Bill. Miré la cadena en sus manos y sus venas azules sobresaliendo bajo las mangas de la camisa. El enlace entre ellos seguía ahí, de alguna forma. Miré de reojo a Onoskelis y la vi con aspecto de estar aburrida, pero no sentía el poder y la violencia que la rodeaban antes. El problema estaba en lo que Bill acababa de decir, si el moría, Onoskelis estaría libre de nuevo.

    – [Aaron]No voy a permitir que un demonio puro campe a sus anchas.[/Aaron] – afirmó el miembro de Gambit. Cuando estás muy acostumbrado a combatir, terminas por desarrollar un sentido adicional que te permite notar una lucha en ciernes. En ese instante mi sentido sabía perfectamente que ya no había vía de diálogo, el conflicto iba a estallar entre nosotros, así que empecé a trazar una estrategia. Eran pesos pesados, no nos iba a resultar nada fácil.

    De los que no conocía, me preocupaba el que iba vestido con un traje de gala con diseños arábigos, de color blanco. Por descarte era el teletransportador, y ni Sarah ni nadie de los que había estado en el Palacio lo había mencionado. Además, permanecía muy cerca del Rey Blanco. Mental siempre era un problema por su poder. Carbon con sus clones y Faust con su nigromancia rompían la superioridad numérica. Petra podía hacer literalmente que nos tragase la tierra. El Rey Blanco era literalmente un superhombre, no sabía cómo podríamos frenarle, pero torres más grandes habían caído. Me preocupaba más la Reina Blanca y su control del clima. Nuestra mejor oportunidad era atacar rápido a los puntos más clave y después aguantar contra el resto.

    – [Keli]¿Puedo matarlos?[/Keli] – preguntó la demonio con un brillo malicioso en la mirada. El Rey Blanco parecía a punto de saltar.

    – [Bill]No.-[/Bill] – intervino rápidamente Bill. Segundos después, con un giro de muñecas, la demonio lanzó al Rey Blanco hacia atrás, haciendo que golpease a Faust, que cayó al suelo, dolorido por el choque con el coloso.

    Momentos antes de que Faust tocase el suelo y El Rey Blanco se preparase para devolver el ataque, mi mano ya desenvainaba la espada de su saya. A mi izquierda, Cara se recubría de metal, en las manos de Daakka crepitaba la electricidad, Sasha balanceaba su y Dominic preparaba su telekinesis. A mi derecha, Bill dejaba paso a un demonio de piel azulada, al que adelantó Logan, rodeado de llamas de la energía que generaba su cuerpo, Fenris dejaba paso a una mole musculosa cubierta de pelo castaño claro y Vincent e Hiroshi preparaban sus armas. En la retaguardia, Mara, Mia, Karen y Rebecca, menos acostumbradas al combate, se preparaban también para servir de apoyo.

    Frente a nosotros, se alzaban auténticos titanes. El teletransportador reveló su auténtica forma, la de un djinn de color rojo sangre y ojos carentes de pupilas. La piel de una protegida empezó a desprenderse para dejar paso a un ser escamoso con cola de lagarto y lengua viperina. La Reina Blanca se alzó sobre el resto, cabalgando el aire como una Tormenta recién salida de las viñetas. Carbon se cuadruplicó, dejando una copia atrás para ayudar a Faust a recuperarse mientras las otras tres corrían hacia nosotros. En las manos de Shinken se manifestaron unas dagas de aspecto fantasmal. Heat se cubrió de llamas, dejando ver a su vez su aspecto demoníaco, con una piel acorazada de color teja. Steel dejó paso a su metálica piel, cubriendo la línea tras la que se resguardaban Mental y Butterfly. Cuando Petra y Briar liberaron sus poderes conjuntos, pareció que la misma madre naturaleza se volvía contra nosotros. Y eso solo eran una parte de las fuerzas de Z.

    El choque de nuestros ‘ejércitos‘ fue inmediato y caótico. Cada uno de los míos conocía sus fortalezas y debilidades, así como las de algunos de sus adversarios, al menos en la teoría, así que cada uno decidió su mejor objetivo. Pese a todo, sentí la falta de Sarah, Toph y Diana, era como si el grupo luchase con una mano atada a la espalda.

    Mi espada se cruzó con la hoja ancha de la espada celta del Rey Gris y me perdí en el fragor del combate. De vez en cuando me sorprendía una enredadera tratando de atraparme en un férreo abrazo, pero normalmente la esquivaba, la quemaba con un fogonazo de luz de mi mano libre o la telekinesis de Dom la apartaba.

    Apenas podía vislumbrar correctamente el resto del combate, hasta días más tarde, cuando todos discutiésemos el combate para la planificación de la futura lucha, no pude conocer completamente cómo se había desarrollado todo. Y eso no era más que una mínima parte de los contendientes que habría en una lucha desatada entre Z y la Iniciativa, con nosotros en el medio.

    El Rey Blanco estaba combatiendo desde el principio con Onoskelis, bueno, ‘Keli‘, como prefería que la llamasen. Desde mi posición no les podía ver, pero los más cercanos contaron que luchaba con toda la fuerza que tenía, como si su vida fuera en acabar con la demonio puro. Justo a su lado, Bill, en su aspecto de demonio, combatía utilizando la cadena que le unía a ‘Keli‘ contra el djinn.

    A la Reina Blanca la divisaba sobrevolando la zona de combate, pero sus esfuerzos estaban concentrados en Daakka, que podía soportar en su acorazado cuerpo las descargas de sus rayos y devolvérselas con su propio poder, distrayéndola lo suficiente como para evitar que barriese al resto con una tormenta desencadenada.

    Sé que Vincent se enfrentó a Ananta, Mara había tenido que curarle un feo mordisco en una pierna, por suerte el veneno no había penetrado. Hiroshi, por su parte, había conseguido aguantar contra Shinken, que era un auténtico demonio, en sentido figurado, del combate. En un punto llegó a paralizarle un brazo con una de sus dagas psíquicas.

    Dominic, no muy lejos de mi posición, intentaba contener todo lo que podía los ataques de Petra, tratando de llevar el combate a algo entre ellos dos para evitar que su dominio de la tierra acabase con todos nosotros de un plumazo.

    A Fenris, Mara y Mia no les veía porque estaban en la retaguardia, pero sé que se enfrentaron a varios Carbon Copy, cuando uno caía, otro salía de su original.

    Cuando Faust se recuperó del golpe desató su poder. El aire pareció helarse y la luz atenuarse, mientras de la nada aparecía una docena de esqueletos no muertos. Por suerte Sasha danzaba con libertad y pasó de incapacitar clones de Carbon Copy a destrozar a los no muertos y enfrentarse a Briar para que Dominic y yo pudiéramos defendernos de los no muertos que se nos acercaban.

    Rebecca y Karen, también en la retaguardia, tuvieron que enfrentarse a los engaños del poder de Butterfly, que se había hecho pasar por Mia. Fue una suerte que Logan, que libraba un acalorado combate con Heat, algo más alejado del combate principal para no incinerarnos a todos, no la viese.

    Mi hermana Cara estaba cerca de mi posición y pude verla en varias ocasiones, cubierta de una película de mitrilo, sonriendo, poseída por el baile del combate, mientras Steel aguantaba a duras penas. Con la fuerza del metal que la recubría pudo destrozar a los esqueletos que se le acercaron sin inmutarse, lanzando algún grito de diversión.

    El combate no iba mal para nosotros, pero estábamos teniendo suerte. Ni el ejército de Z había desatado toda su fuerza, ni todos los que habían acudido estaban librando el combate. Black Market y Mental estaban en la retaguardia, el primero simplemente esperando, seguramente por si necesitaba intercambiar el poder de alguien. Mental, por su parte, observaba el combate completamente concentrado. Todos los que le vieron dijeron lo mismo. No fuimos capaces de determinar del todo por qué no había usado su poder para ir incapacitándonos, a fin de cuentas no teníamos nadie que pudiera escudar nuestras mentes. Una de las teorías que tuvimos es que Mental coordinaba a los atacantes y extraía información de cómo íbamos a atacar nosotros.

    No sé cuanto tiempo estuvimos combatiendo. Recuerdo que mientras lo hacía, no dejaba de pensar en si Sarah se encontraría bien y de maldecir el mundo por no poder estar en ese momento con Toph, Diana y la pequeña Amy con tranquilidad, como cualquier otra familia podría estar. También recuerdo pensar en lo que estarían viendo los invitados del hotel, si habría calado lo suficiente la mentira de la película. Hoy en día, con los avances y las grabaciones en cualquier lugar gracias a los móviles, la gente podría darse cuenta, incluso con el escepticismo que imperaba en el mundo.

    Finalmente, se escuchó un estruendo que resonó a través del cielo, deteniendo el combate. Al principio pensé que había sido la Reina Blanca, pero ella estaba tan estupefacta como nosotros. Después vi que el oscuro cielo sobre el hotel se había desvanecido, volviendo a estar como antes. El conjuro había terminado.

    – [Mental]Faust, es el momento.[/Mental] – escuché decir a Mental. Había debido percibir que habían vuelto.

    Una forma etérea, resplandeciente como si estuviera hecha de polvo de oro, salió despedida del hotel en dirección a nosotros. Ed había conseguido sacar a Beatrix del cuerpo de Sarah, pero ahora necesitaba encontrar otro cuerpo para poseer. Observé a mi alrededor y vi a Faust murmurar un conjuro mientras movía las manos, haciendo que la dirección del espectro cambiase. Entonces lo entendí, la estaba llevando directa a Sasha.

    – [Daniel]Sasha, cuidado.[/Daniel] – dije corriendo hacia ella. El espectro estaba cada vez más cerca, no me daría tiempo a llegar y evitarla yo también. Pero Sasha entendió a qué me refería y se alejó con una voltereta.

    – [Sasha]No necesito guardaespaldas, pelirrojo[/Sasha].- respondió guiñándome un ojo. Faust seguía intentando dirigir a Beatrix dentro de las Cazadoras y esta vez no parecía que fuese a ocurrir como con Sarah, esta vez tomaría el control aunque ella no quisiera. Aaron seguía luchando contra Keli, ajeno a las prácticas de su compañero.

    – [Daniel]Daakka, ve con Ed y Sarah y asegúrate de que Beatrix no vuelve a entrar en ella.[/Daniel] – le pedí, Daakka era el más rápido gracias a su poder y sabía que podía confiarle la protección de Sarah. Asintió y desapareció de la escena lo más rápido que pudo. Dirigí una mirada a Faust mientras me colocaba frente a Sasha y el resto se acercaba a nosotros para cubrirla.

    Faust entrecerró los ojos y en una fracción de segundo, todo cambió. Entre nosotros, en mitad de la nada, apareció Sarah caminando. Antes de tener tiempo a reaccionar, el espectro de estela dorada penetró en su cuerpo, que se iluminó antes de caer al suelo, inconsciente. Mi mundo pareció llegar a su fin, hasta que vi su pelo rubio cambiar a moreno. Beatrix había entrado en Butterfly.

    Reinó el silencio, solo roto por el combate eterno entre Keli y el Rey Blanco. La Reina Blanca descendió para comprobar si Butterfly seguía con vida. Lo estaba. En ese momento, Daakka regresó con Sarah y Ed a cuestas. La miré y supe que estaba todo bien.

    – [Amaya]Aaron, para[/Amaya].- pidió la Reina Blanca, devolviendo al Rey Blanco al mundo real. Dejó de atacar y Bill le pidió por favor a Keli que se retirase, algo que hizo con reticencia.

    – [Faust]Todo listo para la posesión.-[/Faust] indicó el nigromante. Steel se agachó sobre la inconsciente Butterfly y la cargó en brazos. Cada vez que pensaba que esa podría haber sido Sarah, mi mundo se hundía.

    – [Daniel]Tenéis todo lo que habéis venido a buscar.[/Daniel] – les indiqué. Keli estaba bajo control y bajo protección. Sarah estaba a salvo y Beatrix estaba contenida dentro de Butterfly. – [Daniel]Podemos dejar este combate para otro momento.[/Daniel] – añadí. Todos sabíamos que el enfrentamiento era inminente. Nunca podríamos sentirnos lo suficientemente preparados, pero la realidad es que estaba a la vuelta de la esquina.

    – [Aaron]Ya habéis hecho suficiente trayendo de vuelta eso.[/Aaron] – replicó el Rey Blanco dedicando una mirada a Keli, que le respondió sacando la lengua. – [Aaron]Sé que no sois malas personas, pero sois imprudentes y os ponéis en el camino de algo que será mejor para todos.[/Aaron] – afirmó mientras sus tropas se replegaban entorno a Butterfly y el djinn preparaba su magia para teletransportarles. – [Aaron]Os lo aconsejo, la Iniciativa se está preparando, es cuestión de semanas. Manteneos apartados. Por vuestro bien.[/Aaron] – añadió como un último consejo, asegurando lo que todos sabíamos ya.

     – [Sarah]Haremos lo que tengamos que hacer, Aaron. Como siempre[/Sarah].- replicó Sarah cruzándose de brazos. El Rey Blanco se calló, pero en su mirada estaba la respuesta que no había manifestado, que parecía decir «igual que nosotros».

    Su grupo se desvaneció para cuando la tormenta de arena roja se disipó. Solo quedamos nosotros.

    – [Cara]Los de Z se creen muy listos, pero si fueran tan listos no seguirían a un malo[/Cara].- refunfuñó mi hermana. Fui incapaz de reprimir una sonrisa, especialmente cuando me acerqué a Sarah para darle un beso y asegurarme de que todo estaba bien.

    Sí, teníamos una batalla en ciernes, superados en número, superados en poder, teniendo que mediar entre dos enormes fuerzas. Pero seguíamos teniendo unos a otros.