Moondale

Etiqueta: Elliot Williams

  • EL GUARDIAN DE LAS PESADILLAS

    OWEN WILLIAMS

    EL MUNDO DE LAS PESADILLAS (OBVIO)

    Como diría la señora del Titanic, han pasado 400 años…

    ¿Dónde te has metido todo este tiempo? Seguro que eso es lo que os estáis preguntado. Bueno, no estoy en el mejor momento de mi vida precisamente. En efecto sigo muriéndome lenta y dolorosamente, para colmo el amor de mi vida sigue dándome largas, lo segundo duele más que lo primero para que lo sepáis.

    El caso es que me había despertado en un lugar desconocido, cuando no. Apenas alcanzaba a ver el suelo que pisaba y mucho menos la profunda oscuridad que devoraba ambos lados del camino, el único camino por el que podía seguir era un puente de madera que con la más mínima brisa de aire se caería a cachos con total seguridad.

    – [Owen]¡Ah, me encanta el olor a musgo falso nocturno!.-[/Owen] Dije adentrándome en el puente con pies firmes – [Owen]Alguien necesita actualizar su base de datos. El del miedo a las alturas es mi padre, yo soy su versión mejorada. Segunda generación cariño, New Moondies.[/Owen]

    – [JJ]Owen, Owen ayúdame.-[/JJ] Era la voz de mi hermana al otro lado del puente, por un instante estuve a punto de salir corriendo a zancadas por el puente aunque este cediera a mi peso, pero probablemente eso es lo que quería que hiciera, a fin de cuentas morir aquí era morir en el mundo real, esto no es como cuando caes en una pesadilla y despiertas sobresaltado.

    – [Owen]Buen intento, nada me da más miedo que no poder ayudar a mi hermana, pero se que lo que esta al otro lado del puente no es ella, mi vinculo con ella es más fuerte que esta parafernalia.-[/Owen] El grito atroz de una criatura me erizo todo los pelos del cuerpo. Nota, nunca te encabrones con el miedo… no espera, que coño, hazlo, revélate, no te dejes devorar por el miedo.

    Una figura oculta entre trapos oscuros apareció al otro extremo del puente. Al estar muriéndome pensé que era la parca que ya venía por mi. Pero este ser era tan cutre que le había robado el look a la muerte. De su ropa comenzaron a desprenderse pequeños hilos de oscuridad, vale, eso si resultaba impresionante. La oscuridad se arremolino a mi alrededor haciéndolo desaparecer todo.

    Cuando la oscuridad se disipo el lugar había cambiado por completo, me sacudí la ropa en un acto reflejo ya que dudo que la oscuridad tenga polvo, uno, que tiene que ir siempre impoluto, no os hacéis una idea de lo mal que lo pase en mi estancia en el mundo medieval.

    – [Niall]¿Perdone, podría darme alguna moneda?-[/Niall] Al girarme me encontré con Niall, su aspecto estaba desmejorado y su ropa raída. – [Niall]¿Owen?[/Niall]

    – [Owen] ¿Niall?.-[/Owen] Se abalanzo sobre mi abrazándome con todas las fuerzas que le quedaban – [Owen]¿Tu miedo es ser pobre?.[/Owen]

    – [Niall]Lo he perdido todo Owen, mi voz, mi poder, mi sueño, mi madre esta…-[/Niall] Su voz se entrecorto incapaz de seguir.

    – [Owen]Niall, tu mejor amiga es Lexie, ella no dejaría que te pasara esto. Que has perdido tu voz, te mete en un garito a que pinches discos. Tu poder, eres un aviantropo, ese es tu poder. Y créeme con un hijo como tú a tu madre nunca le faltara de nada. Y si te quedas en la calle siempre podemos compartir piso.-[/Owen] De hecho ahora que escribo esto puedo decir que ese es uno de mis miedos, la soledad, gracias a mi mente maestra de superficialidad dejando oculto ese miedo en lo más profundo de mi corazón. El rostro de Niall se ilumino por completo por lo que le había dicho y daba la sensación de que había recuperado la confianza en si mismo.

    El grito atroz volvió a surgir de nuevo y la oscuridad reapareció de nuevo, solo que esta vez Niall fue tragado por ella junto a mí. La noche volvió a aparecer ante nosotros y esta vez nos encontrábamos en un lugar familiar, o lo que quedaba de el. La granja de los Walker estaba en llamas y Ezra enfrascado en un combate con lo que parecía ser una versión de mi mismo.

    – [Owen]Tienes una visión un tanto distorsionada hacia mi persona.-[/Owen] Eche un vistazo a mi otro yo, que porte, que presencia, para estar presuntamente muerto tenía mejor aspecto que en el que me encontraba yo en ese momento. Seguro que ahora estáis pensando en cosas, dos Owens, madre mía que fantasía, eso os lo dejo a vosotros, dejad muchos fics en la base de datos de la Kvasir.

    – [Ezra]O… Owen. ¿Cómo…?-[/Ezra] Su voz se entrecortaba por el cansancio de estar batallando con mi otra versión demasiado tiempo, a saber cuanto llevaba protegiendo a su familia en toda esta pantomima.

    – [Owen]He venido a ayudarte, ya no tienes porque hacer nada de esto solo, para eso esta la familia.-[/Owen] Iba a decir amigos, pero tras todo lo que hemos pasado en la nave y estos mundos creo que puedo considerarlos a todos y cada uno de ellos miembros de mi familia. ¿Moriría por ellos? Bueno probablemente es lo que acabe sucediendo como siga interviniendo en las pesadillas de los demás y jodiendo el chernoquete o como se llame.

    El Owen T-1000 nos lanzo una bola de fuego que le devolví de un manotazo, después de todo se estaba enfrentando al Owen original. – [Owen]A pesar del miedo que tenga hacía lo que la gente pueda pensar de mi tú no eres yo. Se la persona que soy y la que quiero ser para los demás.[/Owen]

    Note una mano posarse en mi hombro, Ezra no solo estaba aceptando la clase de persona que era, estaba dejando atrás su miedo confiando en mí, alejándose de su futuro y abrazando un presente con todos nosotros.

    – [Ezra]¿Qué demonios…?.-[/Ezra] Nuevamente nos envolvió un remolino de oscuridad seguido de un grito que francamente empezaba a sonar placentero.

    – [Owen]Tranquilo, es lo que suelo ocurrir cuando a la mente maestra de la oscuridad se le empiezan a acabar las ideas de tortura.-[/Owen] Aparecimos en una calle de Moondale inusualmente abarrotada de gente. Fuese de quien fuese este miedo no le gustaba la gente, al menos no el barullo de muchas personas, y podía hacerme una idea de quién se trataba.

    Avance entre la gente buscándolo, solo quería agarrarle de la mano y decirle que todo iba a estar bien como hacía cuando era pequeño. Ezra me hizo un gesto para que lo siguiera, debía de haber percibido donde estaba con su olfato. Llegamos hasta un callejón y allí tirado en el medio estaba Elliot inmóvil.

    Note como el miedo se apoderaba de mí, pero no solo eso, también una ira desenfrenada de partirle la cara al capullo en su túnica negra que se encontraba junto a él torturándolo en un mundo sin sentidos.

  • GRITAR MÁS FUERTE

    Jane – Casa de los Williams

    Mañana

    Todo lo que aparece a continuación forma parte de una pesadilla de Jane. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia (más vale). Perdón, Dioni. No me odies. 

    Me desperté sobresaltada. Estaba segura de haber escuchado la voz de mi madre llamándome y todo fue a peor cuando abrí los ojos y vi que estaba en la habitación de la casa de mis padres. Aparté el nórdico de Frozen de un manotazo y observé el dormitorio, que reconocería incluso aunque pasaran mil años: la cama nido de 90, las paredes pintadas del azul exacto del vestido de Elsa, el vinilo en el que podía leerse el que siempre sería mi tatuaje pendiente (Let it go) y todos los detalles que me traían de vuelta a mi infancia.

    Me puse en pie y salí en dirección a la cocina, que estaba en la planta baja. Según caminaba, percibí el olor a gofres, aunque lejos de ser agradable, parecía que se habían quemado un poco. Nada nuevo en Villa Williams.

    (más…)

  • CONFRATERNIZANDO CON LOS WILLIAMS

    CONFRATERNIZANDO CON LOS WILLIAMS

    EZRA WALKER

    MAÑANA – LA KVASIR

     

    Desde mi pacto con Caitriona notaba como algo dentro de mí había cambiado. Todos mis recuerdos eran horribles cargados de dolor, sufrimiento y muerte. Además lo que más me aterraba era que había olvidado por completo a mi madre, sus recuerdos se habían desvanecido de mi mente y los único que tenía de ella eran el de su muerte y reencuentro en esta realidad.

    Amy, como siempre salvándome una vez más, en esta ocasión mi cordura, propuso que debía encontrar nuevos recuerdos que hicieran frente a los peores, así que eso me propuse. Chloe fue de gran ayuda en eso, quería poder darle todo de lo que me había hablado en su futuro, afianzar nuestro vinculo como buenos MacLay, darle al hermano divertido que describió. Por su parte, su mera presencia en la nave me ayudaba a combatir mi otro miedo, el que ella estuviera allí solo podía significar que las cosas iban a ir bien, la batalla seria difícil pero al final abría paz.

    Y hablando de paz, el recuerdo de como conocí a Robin fue de lo poco que perduro cuando perdí los de mi realidad. Tenía la constante necesidad de estar siempre en guardia esperando lo peor, pero con Robin no era así, cuando estaba con ella me embriaga una sensación de tranquilidad, era capaz de calmar incluso al lobo. Era dulce, agradable y la luz que hacia desaparecer las sombras que me rodeaban. Y que Caitriona no fuera capaz de ofrecerle ningún pacto solo confirmaba que tenía un poder mágico sorprendente, era una guerrera con apariencia de ángel.

    También había recuerdos que podía corregir, malos momentos que podía hacer buenos. Había uno en concreto que podía solucionar ahora mismo.

    – [Ezra]Creía que no había nadie.-[/Ezra] Jane estaba en el gimnasio usando el Infinity de la nave para bailar y al escucharme entrar se sobresalto de tal manera que le hice perder el ritmo, estaba a escasos punto de superar el record de Idris.

    – [Jane]No mientas. Eres un lican.-[/Jane] Dejo de bailar para secarse el sudor de la cara con una toalla y atisbe una ligera sonrisa. El lobo rasgaba las paredes de mi mente deseando salir. A él le costaba más diferenciar lo que a mi también me había costado aceptar, Jane no es Veronica Preston.

    – [Ezra]No todo el mundo lleva bien eso de que la puedan percibir por su olor.-[/Ezra] Todas las personas tenían uno o varios olores que las hacían detectables. Puede resultar raro, pero no todo el mundo huele igual y desde que compartía cuerpo con el lobo percibía el mundo de una manera diferente.

    – [Jane]No sé cómo tomarme eso.-[/Jane] Añadió cruzándose de brazos. Ese gesto. En mi mente sabía que no era ella, pero en los recuerdos que me quedaban ella aparecía en varios de ellos con esa pose de confianza.

    – [Ezra]No es un olor desagradable como el de Owen.-[/Ezra] Si bien por su vinculó de unión ambos hermanos compartían un olor en concreto, en el caso de Owen percibía más el del alcohol, mientras que en el de Jane eran las fresas y Omega no olía precisamente así.

    – [Jane]Eso explica por qué Amy pasa de él.-[/Jane] Dudaba que fuera por eso. Amy poseía un mayor control de sus habilidades y que Owen me oliera como una destilería no significaba que Amy lo percibiera del mismo modo.

    – [Ezra]Quería disculparme contigo por como reaccione cuando desperté.-[/Ezra] Veinte años atrapados con un único objetivo en mente y con el lobo como única compañía. Cuando la encontré allí plantada delante de mí junto al resto me invadió la ira. Había pasado mucho tiempo desde aquello y una parte de mí sabía que estaba siendo injusto con ella.

    – [Jane]Ah, no te preocupes por eso.-[/Jane]Añadió quitandole importancia haciendo aspavientos con las manos. -[Jane]No sabías quién era.[/Jane]

    – [Ezra]Si lo sabía, solo que no eres ella.[/Ezra]

    – [Jane]En esta versión, aún no me ha dado por los asesinatos.-[/Jane] Era una broma un tanto macabra, o quizás yo estaba demasiado oxidado socialmente.

    – [Ezra]No tienes la mala influencia que te corrompió en mi futuro.-[/Ezra] A pesar de todo, aunque Dominic y Rebecca estaban separados, criaron a sus hijos de buena manera.

    – [Jane]Aquí podemos intentar llevarnos bien.-[/Jane] No parecía muy convencida, intentar implica que puede salir mal. Por otro lado lo entiendo, soy una especie de alma en pena que solo habla de desgracias.

    – [Ezra]Ya me caes bien desde que apoyaste a Elle.-[/Ezra] Era curioso como podían cambiar las cosas, la pequeña Elle había crecido rodeada de cariño y amigos que la apreciaban.

    – [Jane]Llevo apoyando a Ellie desde que éramos pequeñas, así que debo caerte bien desde hace mucho.-[/Jane] La verdad es que me hubiese gustado vivirlo, compartir infancia con todos.

    – [Ezra]Eres una buena amiga Jane.-[/Ezra] Quién sabe si quizás con el tiempo también para mí. Pero el saber que Elle no estaba sola, que tenía a gente que podía contar con ella, simplemente con eso me alegraba.

    – [Jane]Eso díselo a Xander…[/Jane]

    – [Ezra]Cuida de Xander, se nota que te quiere mucho… y tú a él.-[/Ezra] Si había algo que compartían ambas, Jane y Omega, eso era su vinculo con Xander. Si bien en el caso de Jane era amor, en el de Omega era más bien obsesión.

    Me despedí de ella y la deje de nuevo con su sesión de baile. Me aleje del gimnasio retorciéndome de dolor hasta la salida de la nave. La luna en la que nos encontrábamos tenía un extraño efecto sobre él y me costaba controlarlo, pero no podía dejarlo salir. A pesar de la amigable conversación que había mantenido con ella, el lobo seguía viendo a aquella que nos había hecho la vida imposible, no podía poner en peligro a Jane y los demás.

    – [Ezra]¡Basta, no ahora!.-[/Ezra] Grite en el exterior de la nave. La visión comenzaba a ser menos difusa y recuperaba el aliento.

    – [Elliot]¿Estas bien?[/Elliot] Alce la vista y echado en el ala de la Kvasir estaba Elliot leyendo un libro. El pequeño de los Williams era una variable de mi futuro, algo completamente desconocido ya que en mi futuro no existía al igual que Vera.

    – [Ezra]Si, no es nada.-[/Ezra]  Elliot no aparto la vista de mí, parecía un chico curioso al que la vida le había dado muchos palos. En cierta forma me vi reflejado en él.

    – [Elliot]¿Duele?.-[/Elliot] Sabía lo que estaba preguntado y quería saber. Era curioso como estos Jane y Owen no se habían vistos afectados por Preston, pero sin embargo Elliot, que no había tenido ninguna clase de contacto con él, se había visto afectado por lo que le hizo a su madre años atrás.

    – [Ezra]Siempre.-[/Ezra] Si bien es cierto que desde que desperté los cambios son más llevaderos debido a las lentas transformaciones que sufrí mientras estaba congelado, el sentir como todos tus huesos se parten y reajustas nunca termina de ser agradable.

    – [Elliot]Me gustaría pedirte un favor.-[/Elliot] Añadió bajando del ala de la nave con cuidado.

    –  [Ezra]No.-[/Ezra] Sabía lo que iba a proponerme y no podía convertirlo. No era un líder y ya tenía una manada, una un poco separada, pero al menos no estaba solo. Además esto sin duda estropearía mi relación con Jane.

    – [Elliot]No es eso.-[/Elliot] Dijo acercándose hasta mi posición – [Elliot]Iba ha proponerselo a Amy hace tiempo, pero tras lo de Leo no quería saber nada del resto. En parte me alegro de no haberlo hecho. Pensándolo fríamente. ¿Te imaginas que no funciona y tienes por ahí un lobo que básicamente es incapaz de sentir dolor?[/Elliot]

    – [Ezra]¿De que se trata entonces?.-[/Ezra] Me fije en el libro que apretaba contra su pecho, un ejemplar de Jane Eyre desgastado por el paso del tiempo, seguramente ya lo había leído un par de veces.

    – [Elliot]Me preguntaba si… ¿Podrías entrenarme?.-[/Elliot] Dude un segundo y añadió – [Elliot]Eres la única persona a la que puedo pedírselo. Los demás me ven como un niño y no aceptarían. No quiero que me enseñes a pelear, más bien a defenderme. No quiero ser una carga para nadie.[/Elliot]

    – [Ezra]Esta bien. Nos vemos mañana al amanecer en el bosque.-[/Ezra] No sé porque acepte. Quizás era la convicción con la que lo dijo. O la intensidad en su mirada al verse menospreciado. El caso es que, quien se iba a imaginar que acabaría confraternizando y entrenando a un Williams.

  • REENCUENTRO EN LA KVASIR PARTE I

    Jane – Kvasir

    Noche

    Cuando los tratos terminaron, Caitriona tuvo el detalle de dejarnos en la puerta de la nave. Fuimos apareciendo con segundos de diferencia y sentí un alivio enorme al ver a la imponente Kvasir frente a mí.

    Nunca habría pensado que un cielo nocturno permanente me produciría semejante sensación de paz, pero así fue.- [Xander]¿Estáis todos bien?[/Xander].- el primero que habló fue Alexander. No sabía si era su genética de Echolls o parte de su personalidad, pero no disimulaba que tenía aspiraciones de líder del grupo. Y había algo en eso que me molestaba. Quizás porque yo también quería lo mismo, aunque en mi cabeza compartía el liderazgo con Ellie.

    (más…)

  • LOS RECUERDOS

    LOS RECUERDOS

    ELLIOT WILLIAMS

    AMANECER – BOSQUE DEL CREPÚSCULO

     

    Despertar sobresaltado era algo habitual en mí, en esta ocasión junto al temor de la inmovilidad y la falta de aire se sumo el desconcierto. Lo último que recordaba era llegar junto a Vera y James al centro del laberinto donde nos encontramos con el resto. Jane era una mezcla de sentimientos entre alegre por verme y enfadada por no haberme marchado.

    El caso es que el miedo se volvió a apoderar de mí cuando todos comenzaron a desplomarse delante mía. Era como si la muerte deambulara entre nosotros. Allá donde fijaba la vista, alguien caía al suelo. Vera cayó justo delante mía y llegue a cogerla antes de que tocara el suelo. Era incapaz de articular palabra, me aferre a ella mientras parpadeaba más de la cuenta, me negaba a cerrar los ojos por completo, pero al final acabe sucumbiendo como el resto.

    Intente centrarme y tranquilizarme, seguía vivo, de eso estaba seguro, si el cielo existía desde luego no iba a ser una cabaña y mi vida ya había sido todo un infierno como para acabar en el. Recupere la movilidad de mi cuerpo y me reincorpore en la cama. Los golpes en la puerta me sobresaltaron y solo deseaba que se tratara de alguno de mis amigos.

    [Caitriona]- Hola, Elliot.-[/Caitriona] Una mujer que no había visto en mi vida apareció por el umbral de la puerta. [Caitriona]- Mi nombre es Caitriona.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Donde estoy? ¿Y Vera?.-[/Elliot] Me preocupaban todos, pero el recuerdo de Vera en mis brazos persistía con fuerza en mi mente.

    [Caitriona]- Estás en mi casa y Vera está bien. Luego iré a verla.-[/Caitriona] No  me gustaba como había sonado eso. Todos estábamos separados los unos de los otros y una mujer misteriosa se iba a presentar frente a ellos para sabe Dios que.

    [Elliot]- ¿Que hago aquí?.-[/Elliot] Me levante de la cama y me quede de pie en medio de la sala, si esta era realmente su casa me resultaba un poco violento quedarme sentado en su cama.

    [Caitriona]- He venido a hacer un trato.-[/Caitriona] Sonaba cordial, sin embargo había algo en su mirada. Quizás era el hecho de que no apartaba la vista de mí como solía hacer la gente.

    [Elliot]- ¿Que clase de trato?.-[/Elliot] Desconfié la verdad. En mi vida había tenido muy mala suerte en general y los tratos más allá de pequeñeces con Jane y Owen no habían salido bien. Dudo que esta mujer quiera que le friegue los platos a cambio de un par de monedas para las recreativas.

    [Caitriona]- Uno en el que puedes ayudar a una amiga a cambio de algo muy pequeño.-[/Caitriona] Vera, fue lo primero que paso por mi mente, su cuerpo inerte en mis brazos. Si el trato consistía en devolver a la vida a alguien y quizás alguien más ya lo había hecho conmigo, eso era jugar con ventaja.

    [Elliot]- De que se trata.-[/Elliot] Caitriona alzo una mano y en ella apareció la típica bola de cristal que usan las adivinas en las ferias. La imagen de una tormenta comenzó a difuminarse dando paso a una discoteca, la verdad nunca había puesto un pie en una.

    Observe como la gente bebía en exceso, consumían drogas sin miedo a que nadie les dijera nada y allí, en medio de la pista de baile, rodeada de gente y un par de tíos observándola como el cazador que mira a su presa, ella. Tina. [Caitriona]- Parece que necesita ayuda.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Que quieres a cambio?.-[/Elliot] Apreté los puños con fuerza, y estoy seguro que clave mis unas contra las palmas de mi mano.

    [Caitriona]- Hoy me siento generosa.-[/Caitriona] A través de un portal mágico hizo aparecer a Tina, estaba tan sorprendida de verme como yo de verla a ella.

    [Tina]- ¿Elliot? Me dijo tu hermana que estabas muerto, pero en mis sueños estáis todos vivos.-[/Tina] Me dolió verla así, no era la Tina que yo conocía. Arrastraba un poco las palabras y le costaba mantenerse en pie a causa del cansancio o la bebida.

    -[Elliot] Esa no era Jane. Todos estamos bien…-[/Elliot] Le explique de manera breve. Cuando saliéramos de aquí tenía que sincerarme con Tina, no me parecía correcto mentirle sobre lo sobrenatural, si bien era por su protección creo que estaría más segura siendo consciente de ello, después de todo Omega ya había dado una vez con ella.

    [Caitriona]- No le hables porque ahora mismo no te oye[/Caitriona].- Hizo desaparecer a Tina y no me gusto la sonrisa que se dibujo en el rostro de Caitriona, era como si lo estuviera disfrutando. [Caitriona]- Bien, ahora te voy a explicar el pequeño trato que quiero.[/Caitriona].

    – [Elliot]Te escucho.[/Elliot]

    [Caitriona]- El mundo es caos y probabilidad. -[/Caitriona] Soy consciente de ello, mi vida seria muy diferente si mi abuelo no hubiese optado por maldecir a su propia hija. . [Caitriona]- Si aceptas el trato, esa noche un fotógrafo de ese sitio le tomara una foto que muestra su estado. Saldrá en el periódico por un incidente que tendrá lugar. -[/Caitriona] No quería saber que es lo que podía pasar allí, pero es sabido que los padres de Tina son famosos, que se viera involucrada en un escándalo o algo peor pondría en peligro su relación con ellos. [Caitriona]- Con eso bastará para que Christopher MacLeod la reconozca y vayan a por ella. -[/Caitriona] Hizo una pausa para ponerme más nervioso. [Caitriona]- Si no aceptas, el fotógrafo se decidirá por otro enfoque y ella seguirá si espiral de autodestrucción.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Que hay que hacer para que el señor MacLeod vaya a por ella?.-[/Elliot] Temía no ser capaz de darle lo que pidiera. ¿Mi relación con Jane y Owen? ¿Mi conocimiento? ¿Una vida de más sufrimiento?.

    [Caitriona]- Acércate a ella: empápate de su olor, de su tacto, puedes incluso pedirle un beso si ella acepta.-[/Caitriona] Nunca siento cuando me ruborizo, pero soy consciente cuando pasa, como en esta ocasión en la que una desconocida me ha dicho que puedo besar a la chica por la que siento algo si lo quiero.[Caitriona]- Pero no volverás a sentirlo nunca más. Ese es el precio a pagar.[/Caitriona]

    Me pare a sopesar su propuesta. De todo lo que podía pedirme, esto me pareció lo más extraño. He vivido con esta condición todo mi vida y tengo más que asumido que me acompañara hasta el mismísimo final, así que el ofrecerme el poder sentir algo, aunque fuera brevemente era casi como un regalo. El no volver a sentir no era el precio a pagar, quería mi sufrimiento, mi añoranza por este momento, mi lamento. Si eso es lo que quiere es suyo, que es una carga más de cientos. [Elliot]- Está bien… Acepto.[/Elliot]

    [Caitriona]- Os dejo solos. Tenéis unos minutos..[/Caitriona] Hizo reaparecer a Tina y ella salió de la cabaña.

    [Tina]- ¿Elliot? -[/Tina] Note un chispazo en el cuello al escuchar mi nombre y como los pelos de mis brazos se erizaban. [Tina]- Pensé que te habías vuelto a ir.[/Tina]

    [Elliot]- Todo va a ir bien, el señor MacLeod estará pronto allí. Yo estaré allí…-[/Elliot] Parecía que estaba más lucida. Mi corazón latía con fuerza, tenía la sensación de que se iba a salir de mi pecho y las piernas me temblaban de tal manera que apenas era capaz de andar hasta ella. Pase una mano por su mejilla, era suave y estaba fría.

    [Tina]- ¿Cuándo vas a volver? -[/Tina] Pregunto abrazándome con fuerza. Note su pecho contra el mió y un zumbido en los oídos. Su corazón estaba tan acelerado como el mio y latían al compás.

    [Elliot]- Pronto, te lo prometo.-[/Elliot] Note un olor a galletas que procedía de ella. Mi cerebro me estaba dando toda la información que tenía retenida durante todos estos años pero que nunca había experimentado.

    [Tina]- ¿Cuánto tiempo llevas fuera? He perdido la cuenta…-[/Tina] No quise pensar en cuanto llevaba fuera, quería recordar esto, cada momento, cada detalle, cada tacto y suspiro de ella.

    [Elliot]- No mucho. El tiempo, es diferente donde estoy.-[/Elliot] Tina dejo sus brazos sobre mis hombros y yo pose mis manos en su cintura, nos quedamos un rato mirándonos, era como si bailáramos sin música.

    [Tina]- ¿Me das un beso? -[/Tina] La cara me ardía, por primera vez sentía lo que era ruborizarme.

    [Elliot]- Nada me gustaría más, pero.. ya sabes…-[/Elliot] Balbucee.

    – [Tina]¿Ya sé…?[/Tina] Y mira que fue ella la que dijo que no quería meterse en líos, ni yo tampoco la verdad, pero que era un beso.

    [Elliot]- Aún tengo 17…-[/Elliot] Ella sonrío y me agarro la cara. Se fue acercando poco a poco y no te como me besaba en la frente, las mejillas, incluso en la punta de la nariz. Y para finalizar un medio beso cerca de los labios.

    [Tina]- Entonces así está bien.-[/Tina] Note un escalofrió, como si el tiempo se estuviera agotando. El vórtice mágico volvió a aparecer tras ella y me negué a soltarla, pero no sirvió de nada, lo último que alcance a ver fue su sonrisa. Y lo último que sentí el desgarro en el pecho al arrebatármela como si me hubieran arrancado el corazón.

    Caí de rodillas contra el suelo con la mano en el pecho, no lo sentía. Las lagrimas brotaron cayendo sobre la madera del suelo. Ahora solo me quedaban los recuerdos.

  • LAS LUCES DE MI CAMINO

    LAS LUCES DE MI CAMINO

    ELLIOT WILLIAMS

    LABERINTO – SELAS

    Jane y Owen habían decidido que marcharme con el resto era lo mejor, no me opuse, como todo en la vida comenzaba a pensar que esto me venía grande. No me imaginaba siendo un héroe como nuestros padres o como muchos de los de esa nave acabarían siendo cuando reunieran a todos los Daë. Pero cuando los demás fueron atacados de nuevo no pude seguir adelante, puede que no sea un héroe pero si Jane y Owen estaban en peligro no podía marcharme como si nada.

    Cuando llegamos en pleno epicentro de la batalla volví a quedarme paralizado como en la batalla vikinga, alguien se abalanzo sobre mi y en un acto reflejo me cubrí con los brazos cerrando los ojos. Seguía vivo, así que alguien debía de haberme salvado la vida. Pero cuando abrí los ojos todo a mi alrededor había desaparecido y una esfera azul delante de mí comenzaba a apagarse junto al destello de mi anillo.

    Por un segundo me sentí culpable, como si siendo completamente inconsciente hubiese acabado con la vida de todos los demás, pero Vera y James estaban junto a mi, así que esto debía de haber sido cosa de alguien más. Lo único que alcanzaba a ver eran arbustos y un camino delante nuestra, solo podíamos avanzar ya que cada vez que mirábamos atrás el camino era engullido por los setos, solo esperaba que al final del laberinto no hubiese ningún Minotauro.

    – [Vera]Tengo la sensación de que hace siglos que no hablamos.-[/Vera] Estaba tan ensimismado observando el anillo preguntándome como funcionaba que no me percate de que Vera había bajado el ritmo para ponerse a mi altura mientras Janes iba al frente.

    – [Elliot]Han pasado muchas cosas desde que nos colamos casi como polizones.-[/Elliot] Era como un recuerdo lejano, en mi cabeza sabía que apenas había pasado tiempo de aquello, pero con cada viaje, cada mundo que visitaba, tenía la extraña sensación de que llevaba meses entre idas y venidas a esa luna.

    – [Vera]No estoy segura de si fue buena o mala idea.-[/Vera] Al contrario que a mí a Vera siempre le había molestado que no contaran con ella simplemente por el hecho de ser «la pequeña». Eramos las dos caras de una moneda, incluso en nuestros estudios se veía reflejado. Ambos queríamos estudiar lo mismo, sin embargo en el futuro yo prefería estar sentado tras un escritorio impartiendo clases mientras ella prefería ver el mundo.

    – [Elliot]Fue idea tuya, yo solo te seguí. Piénsalo de esta manera, ahora estaríamos en casa preocupados con nuestros padres por los demás.-[/Elliot] Vera era como un fuego fatuo, tal vez no es la mejor analogía teniendo en cuanta como se originaban, pera ella era la luz que guiaba mi camino. Siempre un paso por delante de mi ayudándome en la vida. Sin ella, el instituto hubiese sido mucho más difícil.

    –  [Vera]¿Me estás echando la culpa? Muy bonito.-[/Vera] Se cruzo de brazos como si estuviera enfadada, pero se hecho a reír.

    – [Elliot]Sueles tener esos prontos. Te recuerdo que de pequeños nos metimos en un lío cuando nos colamos en la oficina de tu padre.-[/Elliot] Apenas teníamos la altura para llegar al pomo de la puerta y la aupé a cuestas para que llegara. Se había cansado de leer cuentos de princesas y principes que siempre las salvaban y pensó que el libro que estaba escribiendo su padre sobre los Moondies era una mejor lectura. Al final nos libramos porque que clase de monstruo es capaz de resistirse a la sonrisa desdentada de su hija.

    – [Vera]Tú eres el bueno y yo…-[/Vera] Movió una mano en el aire. No es que fuera precisamente mala, tampoco es que fuera una mala influencia.

    –  [Elliot]Son tus ansias de conocimiento.-[/Elliot] Cuando tu cerebro es capaz de procesarlo todo y retenerlo debe de llegar un punto en el que pienses que te estas limitando.

    – [Vera]¿Echas de menos la Tierra?. A Tina o tus padres.-[/Vera] No sabía en que momento lo mío con Tina se había convertido en algo de dominio publico, no es que fuéramos pareja. Pero si, la echaba de menos. Ambos compartíamos una soledad que se esfumaba cuando estábamos juntos, salimos bastantes veces juntos tras la fiesta de cumpleaños de Jane y Owen, no en plan citas, más bien a comprar ropa o a tomar café. Tina era divertida, y pocas cosas en la vida podían hacerme sonreír, sin embargo ella era capaz de conseguirlo.

    – [Elliot]Esto esta bien, pero no podría vivir aquí. No quiero preocupar a mis padres mas de lo que ya estarán.-[/Elliot] Obvie mencionar a Tina de nuevo, no porque me diera vergüenza, simplemente que como buen Williams era incapaz de expresar mis sentimientos… bueno a excepción de Owen.

    – [Vera]No sabemos si podremos volver.-[/Vera] Parecía preocupada, algo raro cuando esa es precisamente una de mis cualidades.

    – [Elliot]Confío en que haya un modo cuando todos los Daës estén juntos.-[/Elliot] No es que esperara que se abriera otro agujero que nos absorbiera de nuevo hacia la Tierra cuando todos estuvieran juntos, pero quizás si algo mas. Además dudo que nuestros padres nos dejaran aquí, seguro que se les acababa ocurriendo algo. Para ser una persona pesimista tenía bastante fe que no nos quedaríamos atrapados aquí.

    – [Vera]Eso espero. No me gustaría que tuvieras que odiarme por haberte traído a la otra punta del universo.-[/Vera] Se mordió el labio de abajo como si fuera a echarse a llorar. Es curioso como funciona el cuerpo humano, como una persona es capaz de llorar de felicidad o tristeza. En mi caso no soy capaz de percibir las lagrimas, pero si se que están más relacionadas con lo último, las manchas de tintas en mi diario hablan por ellas.

    – [Elliot]No podría odiarte, nos conocemos de toda la vida.-[/Elliot] No era una persona rencorosa, vale, en alguna ocasión había fantaseado con ponerme en modo Edmond Dantes y vengarme de todos los que se habían reído de mí. Además mis dotes sociales tampoco es que fueran muy altas, no podía perder a mi única amiga.

    – [Vera]Eso díselo a tu hermana, que estuvo cinco años sin hablarle a tu hermano y a su mejor amigo.-[/Vera] Para llevarse mal con nuestra madre es curioso como Jane se parecía a ella en ese aspecto.

    – [Elliot]Eso en parte fue culpa mía…-[/Elliot] Jane nunca soporto que Owen no le diera importancia a mi «enfermedad», pero era su manera de escudarse de la verdad. Jane era la escéptica, Owen el optimista, y yo en medio.

    – [Vera]Eso no es verdad.-[/Vera] Intentaba hacerme sentir bien, como siempre.

    – [Elliot]En parte si. Soy el epicentro del drama Williams. Yo y mi madre.-[/Elliot] Es curioso como una persona que lo había destruido todo a su alrededor tenía el cariño y apoyo de todo el mundo.

    – [Vera]No le des vueltas a algo que ya ha pasado.[/Vera] Tenía razón, para ser alguien con una idea tan clara de a lo que quería dedicarme solía centrarme demasiado en el pasado, y no solo de la historia, de la mía también. – [Vera]Ahora os lleváis bien y es lo importante.-[/Vera] James dio un sobresalto delante nuestras al asustarse por una sombra y a Vera se le escapo una risilla. – [Vera]Jane se equivocó, pero esta intentado arreglarlo.[/Vera]

    – [Elliot]Jane no quería venir y mírala ahora. Esta más feliz que nunca.-[/Elliot] Y no lo decía de mala manera, me alegraba que por fin Jane fuera feliz después de todo lo que había pasado conmigo y volviera a hablarse con Owen.

    – [Vera]¿Y tu eres feliz?.-[/Vera] Su mirada se desvió del camino y se fijo en mi. Vera era como Jane, sabía cuando algo me pasaba o no me encontraba bien conmigo.

    – [Elliot]Si. Todo lo que puedo serlo supongo.-[/Elliot] la felicidad era una sensación extraña para mí. Supongo que mi felicidad era la de los demás. Que Jane y Owen se llevaran bien al igual que mis padres.

    – [Vera]No pareces muy convencido.-[/Vera] Su mano se poso en mi hombro en señal de apoyo.

    – [Elliot]Es difícil de describir. Siento este vacío constante, pero a veces, hay pequeñas cosas que me hacen feliz.[/Elliot]

    – [Vera]¿No hay nada que te llene ese vacío?.-[/Vera] Pregunto con curiosidad.

    – [Elliot]Si, a veces cuando hablo con Tina…-[/Elliot] Me interrumpí y no seguí. Volví a notar lo mismo que cada vez se menciona su nombre o en mi mente aparece su sonrisa. Vera sonrió y no comprendía porque.

    – [Vera]Cuando vuelvas, se lo podrás decir.-[/Vera] No sabía a que se refería en ese momento, y tampoco pude preguntarle porque llegamos al final del camino.

     

     

     

     

  • DESTINOS Y RECUERDOS

    XANDER ECHOLLS

    ESFERA SENATUS | MAÑANA

    Me levanté a cepillarme los dientes. Estaba medio dormido cuando me agaché a enjuagarme, pero empecé a notar algo extraño detrás y me puse en alerta. En la ventana que había a mi derecha vi una sombra moverse tras la cortina.

    Me asusté y salí del baño con el corazón encogido. Allí, en la oscuridad, era vulnerable. Había cosas, cosas que me perseguían. Venían de esa vieja cripta que habíamos descubierto tras una pared. Podía sentir su maldad viniendo de allí, lanzando sus tentáculos por toda la casa.

    Si quería proteger a los demás tenía que entrar ahí. Mis madres, mi padre, Elle, Bowie…incluso mis tías, mis tíos, mis primos y mis primas estaban allí. Todos estaban allí, todos los New Moondies y los Moondies. Para protegerlos tenía que entrar en la cripta.

    Avancé hacia ella, cada vez era más pequeño el espacio y el frío y el miedo aumentaban. Mi corazón iba a toda velocidad. Mi cuerpo temblaba, ni siquiera era consciente de si iba a morir o no, pero sentía que estaba en peligro, todo en mi cuerpo pedía huir en la dirección opuesta, pero yo mismo no me lo permitía. Escuché un ruido y me giré, esperando el susto, pero no había nada. Al volver a mirar hacia mi camino vi una oscura figura humanoide frente a mí, gritando.

    Entonces me desperté, cubierto de sudor, a punto de gritar. Mi corazón aún estaba acelerado. En aquella habitación rústica las Asheby habían dispuesto lo que habían podido para que durmiéramos mis hermanas, Nate y yo, aunque con la llegada de Jane y Owen, la habitación estaba hasta los topes. Nate había cedido su «cama» y yo había hecho lo mismo con la mía, que Jane estaba aprovechando en ese momento.

    Las cosas iban mucho mejor de lo que jamás habría esperado y sin duda eso era un motivo para estar alegre, pero por desgracia, cuando estás acostumbrado a estar preocupado, es fácil que encuentres algo que te inquiete.

    En mi caso, aunque debería estar feliz y eufórico por haber vuelto a hablar con Jane después de tanto tiempo, la situación actual de nuestra «misión» me abrumaba, unido al nuevo miedo de hacer algo que nos volviese a separar a Jane y a mí. Así que uniendo todo eso, me rendí a volver a dormirme mucho antes de que los demás se levantasen, incluso Eleanor y Calliope que estaban muy acostumbradas a madrugar.

    Traté de reprimir mi nuevo miedo, porque sabía que era irracional, fruto de lo feliz que me hacía volver a estar bien con ella, pese a que aún no tuviésemos la confianza que un día tuvimos, midiendo bien los temas que sacaba con ella.

    Mis otras preocupaciones iban más allá. La más cercana e inevitable era hablar con Eleanor del destino que le esperaba. Todo en mí me pedía optar por otra solución, aunque sabía que era así como se habían desarrollado los acontecimientos. Para mí el asunto era especialmente personal. Mis dos madres eran Kvasir y mi hermana una Vanir, para ellas el Destino siempre había esperado algo como lo que esperaba a Eleanor, pero los Moondies siempre lo habían evitado y en este caso, teníamos que aceptarlo. Era como entregar a mi propia hermana a su muerte segura. Moralmente no conseguía aceptarlo y por eso lo había postergado.

    Owen me había dicho que Vera había conseguido contactar con Elliot a través de la piedra que nos habían dejado los Daë en lugar de los discos, así que me propuse tratar de hablar con alguien más.

    Salí a la pradera, donde no molestase a los demás, y me senté en posición de loto. Cogí la esfera en la mano y repasé mentalmente. No tenía sentido tratar de comunicar con Elle, Jane, Owen, Bowie ni Nate, porque estaban allí. Necesitaba ser práctico, así que fui directo a comunicar con Noah.

    No tenía muy claro como funcionaba aquél artefacto. Supuestamente Vera había comunicado con Elliot simplemente pensando en él, pero la teoría de la magia siempre es más fácil que la realidad. A veces envidiaba la facilidad que tenían mis primas para ella, pero hay cosas en la vida que no se pueden elegir y cada uno tiene los dones que tiene.

    Después de probar varias formas, recordando incluso buenos momentos con Noah para ver si era un recuerdo conjunto lo que lo disparaba, diciendo su nombre y cambiando cómo agarraba la esfera, me rendí y empecé a probar con otros.

    A mitad de camino empezó a desesperarme no conseguir contactar con nadie. Mi mente estaba en pánico mientras trataba de luchar con ella justificando si los demás estarían también dormidos o no tendrían la piedra a mano.

    Al final, opté por lanzarme a una solución «segura» y me propuse contactar con Elliot, con el que ya había funcionado en el caso de Vera. Traté de fijarme la imagen mental de Elliot, sus ropas la última vez que le vi, la forma en la que solía evitar mirar fijamente a los ojos. Al cabo de unos segundos, comencé a sentir algo en la esfera y tuve esa sensación de que había alguien más allí conmigo, así que abrí los ojos.

    Elliot estaba allí frente a mí. Parecía el Elliot en carne y hueso de siempre, pero había algo distinto que hacía que notase que no estaba allí. Era una proyección de sí mismo y me imaginé que él estaría viendo lo mismo, a juzgar por lo que había dicho Owen.

    – [Xander]Elliot, ¿eres tú de verdad? ¿Estás con Vera? ¿Estáis bien?[/Xander] – pregunté atropelladamente. Mi cabeza era un hervidero de inseguridades, entre ellas que aquella tenue conexión se cortase en cualquier momento. Necesitaba sacar toda la información que pudiese antes de que fuera tarde.

    – [Elliot]Sí, estamos bien. ¿Sabes algo de Jane y Owen? Estaban aquí pero desaparecieron.[/Elliot] – caí en la absurda percepción de que no era el único que se preocupaba y Elliot y Vera tenían que estarlo mucho al ver desaparecer a sus dos acompañantes así como así.

    – [Xander]Han llegado aquí, con nosotros, al Imperio Romano.[/Xander] – resumí. Elliot había empezado no hacía mucho con su carrera en historia y siempre había estado bastante interesado en ella, así que ese detalle podía ayudarle al igual que me había ayudado a mí saber que los demás venían del Viejo Oeste para imaginarme que podíamos encontrarnos cualquier cosa en aquellos catorce mundos. – [Xander]Vuestro Daë fue el tercero. Eldric vendrá primero a nuestro mundo y luego al vuestro.[/Xander] – nosotros mismos nos habíamos sentido perdidos, sin saber dónde ir o cuando actuar. Había que hablar con Eleanor sobre su destino, pero sobre todo, la peor parte, era esperar. Lo poco que sabíamos sobre estos Daë era que Eldric inició el viaje, Eleanor fue la segunda y se convirtió en su Mentor. Ugg fue el tercero, el mejor amigo de ambos. – [Xander]Tenéis que manteneros a salvo.[/Xander] – le miré fijamente. Cuanto más tiempo pasaba, más claro le veía a él y a parte de su entorno. Vera estaba cerca, los dos parecían necesitar un baño, pero estaban sanos. Un poco más atrás, antes de que se difuminase el corto plano que podía ver, estaba el gigante de piedra que había recompensado a mi tío Ed.

    – [Elliot]Entendido. Nos quedaremos con Lekwaa y su gente por el momento.[/Elliot] – aseguró. Era un buen chico. No me gustaba que los dos más jóvenes estuvieran solos allí. Ni siquiera tendrían que haber viajado con nosotros, pero parecía que otros habían decidido lo contrario.

    – [Xander]¿Es…?[/Xander] – mi pregunta se cortó en el aire, junto con la imagen de Elliot y un hombre de más o menos mi edad de ascendencia nativa. Debía ser ese ‘Lekwaa’ que les había ayudado a dar con el Daë. Era un viajero del futuro, como nosotros, pero de otra realidad por lo que decían. Por lo que sabíamos, podía ser otro Daë como supuestamente éramos los demás.

    Estuve tentado de volver a contactar con Elliot, pero si la conexión se había cortado era por algo. Probablemente tenían que moverse o quizá al saber que estaban a salvo lo que nos «unía» se había debilitado. Las teorías podían ser infinitas, la realidad era que aquellas esferas funcionaban de momento un poco como querían.

    Al menos sabía que no hacía falta ningún elaborado ritual para contactar con los demás. Tan solo bastaba con pensar en ello, como descolgar el teléfono para llamar a alguien y marcar su nombre en tu cabeza. Así que seguí, uno a uno, tratando de llamarles a todos.

    Casi al final, volví a sentir que alguien estaba al otro lado y me pregunté cómo era posible. En efecto, la imagen de Allie se proyectó directamente delante de mí con una ropa que parecía sacada del Saints Row.

    – [Xander]¿Allie?[/Xander] – los nervios me hacían preguntar obviedades.

    – [Lexie]Lexie.[/Lexie]- me corrigió ella. Costaba un poco acostumbrarse. Había coincidido varias veces con «Lexie», la que había estudiado en el Hedy Lamarr, pero con Allie apenas me había cruzado tres o cuatro veces, así que me resultaba extraño tener que llamarla Lexie y saber que tenía aún más caras que mostrar.

    – [Xander]Perdona, es verdad.[/Xander] – me disculpé. No me lo tomé a mal, era difícil sacar conclusiones porque la otra Lexie y Allie eran muy diferentes, pero en general parecía una persona bastante directa, así que no asumí que me lo decía molesta. – [Xander]¿Estás bien? ¿Estás a salvo?[/Xander] – eso era lo principal, evaluar cómo estaban las cosas para todos los que pudiera. Sabía que lo más equilibrado para mí sería tener confianza y centrarme en lo que podía hacer, pero no podía reprimir esa parte de mí que necesitaba saber que todos estaban a salvo para continuar adelante.

    – [Lexie]Estamos fatal. Esto es una mierda.[/Lexie] – respondió. No era lo mejor que podía escuchar pero era la verdad.

    – [Xander]No sé cuánto tiempo podremos hablar. Dime lo que pasa e intentaré ayudaros.[/Xander]

    – [Lexie]Noah está herido y estamos separados del resto.[/Lexie]

    – [Xander]¿Herido? ¿Es grave?[/Xander]

    – [Lexie]No puede correr.[/Lexie] – respondió ella. Parecía preocupada, pero no en exceso, era complicado juzgar la gravedad de Noah por su reacción, pero por suerte, nuestro pensamiento se sincronizó en él y empecé a ver más claro el entorno.

    Estaban en una especie de valle con frondosa vegetación, al fondo se veían… dinosaurios. Parpadeé por si estaba adormilado y no veía bien. No, no había duda, eran dinosaurios. Nuestro mundo era peligroso, pero aquél se llevaba el premio. Vi a Noah apoyado en una roca, sujetándose la pierna. Tenía una venda rudimentaria manchada de sangre seca. Estaba consciente y se le veía bien dentro de lo que cabía esperar. Aun así, conociendo a mi primo, no se arriesgaría a correr por miedo a empeorar la herida.

    – [Xander]Lo estoy viendo a tu lado.[/Xander] – le expliqué, para ahorrar tiempo en descripciones. – [Xander]¿Puede caminar? ¿Quién más está allí?[/Xander] – pregunté. Cargar con Noah por aquél mundo prehistórico era todo un reto. Empecé a cuadrar en mi mente qué Daë podía estar en aquél tiempo, pero no tenía ni idea. Esperaba que Noah sí.

    – [Lexie]Estamos solos y yo me quiero ir a mi casa.[/Lexie] – respondió ella. Con los Daesdi Lexie había estado enfadada y desafiante. Ahora, bajo todo aquello, quedaba miedo.

    – [Xander]Todos nos vamos a ir a casa Lexie. Sé que da miedo. Pero Noah necesita tu ayuda.[/Xander] – traté de darle ánimos. Sí, había cosas urgentes que necesitaba saber, cosas que quería preguntarle a Noah a través de ella, pero era hijo de mi madre y eso significaba que antes que ser práctico, iba ser humano.

    – [Lexie]Esto es una mierda, Xander[/Lexie].- volvió a quejarse.- [Lexie]Yo no necesito esto para sentirme realizada. Mis padres no eran Moondies y no tengo ningún complejo que superar[/Lexie]. – sentenció. Lexie era dura, eso había que reconocerlo, no le preocupaba en absoluto que lo que acababa de decir me ofendiese, o a Noah a su lado. Quizá éramos los dos que más complejo de héroe teníamos.

    – [Xander]Lexie, hay dos formas de enfrentar esto. Ninguna de ellas permite huir.[/Xander] – quise ser claro, no estábamos ante una decisión de ser héroes o no. Se trataba de sobrevivir y volver a casa. – [Xander]Estamos perdidos en la otra punta de la galaxia, separados. La misión es nuestra única pista. Cuando encontremos un camino de vuelta, serás la primera en poder irse.[/Xander] – aseguré. Nadie iba a obligarla a estar allí si había escapatoria, tenía que entenderlo. No era algo contra nosotros, pero a juzgar por cómo se mantuvo callada, no encontraba otra forma de manejar la frustración.

    – [Xander]Tened mucho cuidado. Estaré aquí para lo que necesitéis.[/Xander] – le recordé, casi ya como despedida. Me imaginé que el enfado haría que nuestra conexión se cortase pronto. Ya veía difuminarse de nuevo su entorno.

    – [Lexie]Bye[/Lexie].

    Me quedé intranquilo, pensando en otras cosas que podría haberle dicho, pero tras un rato debatiendo, tuve confianza en que era capaz de arreglárselas y ayudar a Noah a mantenerse a salvo.

    Seguí repasando a todos uno a uno, pero no conseguí hablar con nadie más. Con la esfera en la mano, empecé a pensar que quizá tendría que estar hablando con Eleanor en lugar de allí sentado. Pero me resultaba difícil, sabía que el tío Toph había dudado durante mucho tiempo sobre entrenar a mi madre y al final, mi otra madre era lo que era porque ella había muerto. Momentáneamente, pero había perdido la vida por ser una Kvasir. Eleanor era pura inocencia, ¿no había otra forma de salvar el mundo? Yo arriesgaría mi vida, ¿pero por qué tenía que hacerlo Eleanor, o Lexie?

    En ese momento pasó algo que me dejó desorientado. Había alguien al otro lado de la esfera, fue lo primero que sentí. Después se manifestó su figura delante de mí. Era Eleanor. Por unos instantes pensé que estaba soñando, o que Eleanor estaba delante de mí y veía mal, pero no. Le hice una señal y desperté a Bowie para que me ayudase a comunicarme con ella.

    Ella parecía tan confundida como yo y nuestra conexión duró un lapso muy breve de tiempo. Minutos después la vi salir de la casa y caminar hacia mí. Aún tenía la esfera en la mano. No quise aventurar, pero si el resto de Daë de ese mundo tenían también una esfera y podíamos comunicarnos con ellos, las cosas serían más fáciles.

    Aunque sinceramente lo que estaba pensando era en que una vez emprendieran su camino, gracias a las esferas podríamos seguir en contacto. Era una vana esperanza, pero me aferraba a la idea de poder cambiar su destino y conseguir que salieran con vida.

    – [Xander]¿Tú también tienes una esfera como esta?[/Xander] – le pregunté cuando la vi acercarse, sonriente. Era una persona muy dulce y agradable. Me recordaba demasiado a Ellie y quizá por eso no era capaz de hacer lo que debía hacer.

    – [Eleanor]Hace un tiempo. Me puse enferma, no desperté durante dos días y solo recuerdo pesadillas.[/Eleanor] – empezó a explicar, confusa. Para ella tenía menos sentido que para mí, que sabía que los Daë de la generación de los Moondies se habían tenido que enfrentar a sus miedos. – [Eleanor]Cuando desperté lo tenía.[/Eleanor] – dijo mirándolo. – [Eleanor]Lo había visto en mis sueños.[/Eleanor] – estaba claro que la habían elegido como Daë. Me miró, esperando una respuesta.

    – [Xander]Mi madre también se enfrentó a pesadillas, como las tuyas.[/Xander] – respondí, sin saber ya cómo evitarlo. – [Xander]Ella y otros más. Fueron Daë, y salvaron el mundo. Tú también lo harás, cuando llegue el momento. [/Xander]

    – [Eleanor]¿Y si quiero quedarme aquí?[/Eleanor] – preguntó.

    – [Xander]Tu destino es salvar el mundo, habrá fuerzas que te persigan igualmente por lo que eres.[/Xander] – o podía elegir. ¿Por qué no podía otro tomar su lugar? ¿Tenía que ser ella a la fuerza? Hasta ahora todo el mundo había aceptado su destino, pero ¿y si se negaba? Mi madre Sasha también era Kvasir pero la líder era mi madre Sarah. Nadie sabía muy bien las reglas. – [Xander]O quizá puedas huir de esa vida. Quedarte aquí. Supongo que otra tomaría tu lugar.[/Xander]

    – [Eleanor]No quiero que otra persona tenga que hacerlo. Si mi destino es ese, así será. No lo cargaré en nadie más.[/Eleanor] – la miré a los ojos, sorprendido por su determinación.

    Seguimos hablando un rato, llegando a conocerla más. Podía ver por qué la habían elegido, era cercana, era inteligente y amable.

    Me distraje de nuestra conversación al escuchar el sonido de decenas de botas sobre la piedra y la tierra. Una cohorte de soldados romanos estaba acercándose a la entrada de la granja y se dirigía hacia nosotros con unas intenciones que no parecían muy buenas. Hice una señal a Eleanor y esta se fue a llamar a su hermana.

    Para cuando Calliope llegó, acompañada de los demás, los soldados ya se habían detenido a unos metros de la casa. El Legatus Tulio estaba al frente, vestido ahora con una armadura de combate completa.

    Owen me tendió mi espada y me sentí un poco más seguro con ella en la mano, aunque sabía que no estábamos preparados para enfrentarnos a algo así. Los Moondies se habían entrenado toda su vida y nosotros no.

    – [Calliope]Legatus, ¿qué le trae por esta humilde granja?[/Calliope] – preguntó ella, sin mostrar la más mínima mueca. Me fijé en que se había colocado a toda prisa su atuendo de combate y su mano reposaba en el pomo de su gladius.

    – [b]Se te dio una orden directa del Emperador y la has incumplido, así que estamos aquí en su nombre para mantener la Pax Romana.[/b] – sentenció. Parecía un hombre diferente al que habíamos visto en la ciudad. Se notaba que aquí no había ya nada que ocultar, ningún espectáculo que contener.

    – [Calliope]Puedo explicarme, si le parece bien[/Calliope]. – replicó ella. Era una suerte contar con Bowie, si no nos hubiese estado traduciendo todo, no habríamos sido capaces de enterarnos de nada.

    – [b]Lo siento niña. Te salvé una vez, cuando tus padres cometieron el mismo error.[/b] – sus palabras hicieron que la cara de Calliope cambiase completamente. En el tiempo que llevábamos en su casa habíamos llegado a conocer parte de su historia. Unos sobrenaturales se habían adentrado desde el bosque y habían matado a sus padres, pero una cohorte de soldados liderada por Tulio les había salvado la vida a las niñas. Al menos eso habían creído.

    – [Eleanor]Por favor, llevadme a mí. No ha sido culpa de mi hermana…[/Eleanor]- pidió Eleanor, interviniendo, pero ya era tarde. Calliope sacó su gladius y embistió hacia los soldados. Toda su vida había sido una mentira, sus padres habían sido asesinados por un hombre al que había idolatrado toda su vida, para tapar un secreto que el mismo Emperador temía que se liberase.

    – [Xander]Preparaos.[/Xander] – les dije a los demás, sacando a Ocaso de su vaina.

    – [Owen]Llevaba queriendo hacer esto desde que llegue aquí.-[/Owen] Owen empuñó una espada que debía haberle dejado Calliope y con sus llamas le prendió fuego a la hoja. Era todo un espectáculo.

    Nate, Elle, Owen y yo nos unimos a Calliope para protegerla de los ataques de los soldados, que formaban con una precisión de años de entrenamiento y experiencia.

    – [Xander]Cuidado con los escudos, Azor Ahai.[/Xander] – le recordé a Owen, al ver que los soldados avanzaban tratando de rodearle.

    A mucha gente le emocionan las batallas en la ficción, como aquellas tan famosas de Juego de Tronos o el Señor de los Anillos. A mí nunca me habían gustado, salvo por el subidón de adrenalina en los videojuegos. En la vida real me gustaban todavía menos. Era un manojo de nervios y miedo. Sentía que a cada segundo alguien importante para mí podía perder la vida. Quería controlarlo todo, pero no podía. Eran demasiados.

    Jane se quedó atrás sola cuando Eleanor se unió a nosotros con una agilidad asombrosa. Llevaba una vara de madera y golpeaba con precisión y con mucha fuerza. Ninguna había dicho nada, pero la noche pasada habíamos mencionado a mis madres y a Elle y sus habilidades. Calliope y Eleanor no se sorprendieron demasiado y ahora quedaba claro que debía llevar una temporada entrenándola en secreto.

    Si salvé mi vida en muchas ocasiones, solo podía debérselo a mi condición de aesir. De no haber sido más rápido, ágil, fuerte y resistente que ellos, solo uno de aquellos soldados me habría superado. Mi madre Sasha me había entrenado, pero ella no combatía con espada. Había practicado yo solo hacía tiempo, pero aquello era muy distinto.

    En un momento determinado, perdí el agarre y la espada me resbaló de la mano. La cogí, pero el lapso fue suficiente para que un soldado tuviese tiempo a golpearme. En lugar de eso, lo vi desplomarse en el suelo. Cuando su cuerpo cayó, vi a Jane con la mano extendida, mirando al soldado.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije mirando sus ojos llenos de miedo a sí misma. Acababa de salvarme la vida.

    – [Jane]¿Está muerto?[/Jane]- preguntó. Todo me hacía pensar que no, ella misma lo sabría, en humanos corrientes su poder era parecido al de su madre, puro dolor. Como ví que estaba preocupada, me acerqué rápidamente al cuerpo y le miré el pulso.

    – [Xander]Solo inconsciente por el dolor.[/Xander] – me levanté rápidamente y le di un apretón en la mano antes de volver al combate. Me di cuenta segundos más tarde de lo que acababa de hacer y me pregunté por qué demonios lo había hecho, pero durante un instante su mano también había agarrado la mía.

    – [Owen]Esto es más difícil de lo que pensaba.-[/Owen] se quejó Owen, blandiendo la espada como si fuera un bate de béisbol.

    – [Ellie]Siempre estamos a tiempo de arreglar esto hablando[/Ellie].- propuso mi hermana, defendiéndose y arremetiendo contra dos soldados con Albor en una sola mano.

    Aquello pintaba mal. Pese a nuestras fuerzas combinadas, solo algunos tenían experiencia en combate, como Nate y seguramente, solo Calliope la tenía de verdad. Por si fuera poco, los soldados romanos tenían un objetivo claro, que era acabar con nuestras vidas, mientras que nosotros nos limitábamos a dejarlos inconscientes y eso nos dejaba más vulnerables.

    Calliope era la única que arremetía contra ellos lanzando cortes y estocadas, sobreviviendo sin mirar si con los que se cruzaba sobrevivían. Iba derecha a enfrentarse a Tulio y por un momento pensé que iba a llegar, hasta que la vi detenerse. La vida real difiere mucho de la ficción. Aquí el tiempo no se detuvo y el silencio lo devoró todo mientras veía como atravesaba la espada el costado de Calliope. El ruido y el caos siguieron, mientras un segundo filo cruzaba su cuerpo.

    La valiente guerrera mató a los dos soldados antes de caer al suelo, pero estaba gravemente herida. Eleanor fue la primera en llegar a ella. Los demás la seguimos y la rodeamos para defenderla.

    – [Calliope]Lucha, Eleanor[/Callope].- la escuché decir.- [Calliope]Por las dos[/Calliope]. – pidió a su hermana, dejando una marca de sangre en su mejilla cuando le pasó una mano por el rostro.

    – [Ellie]No funciona[/Ellie].- mi hermana estaba desesperada intentando que su poder curase a Calliope. Pero aquello iba más allá. Ni siquiera mi padre con su experiencia habría sido capaz de curar algo así.

    Apenas un minuto después Calliope cerró los ojos para siempre. Nos había salvado de acabar como ella y eso le había costado la vida. Sentí una rabia cegarme y arremetí contra los soldados, dirigiéndome hacia el Legatus.

    – [Jane]Edward Alexander Echolls, ven aquí ahora mismo y deja de hacerte el héroe[/Jane].- Jane gritaba, acercándose al combate, pero la oía como si estuviera en otro lugar, como si mi historia hubiese pasado a otro libro.- [Jane]Owen, ayúdame[/Jane]. – pedía.

    Escuchaba más voces cerca. Agarré a un soldado con su escudo y lo lancé lejos, apartándolo de mi camino. Mi espada chocó con la del Legatus Tulio. Yo era más fuerte, más joven, mi espada era una leyenda de mi familia. Aun así, el Legatus me superó con su sobrada experiencia. Su espada mordió mi muslo y caí de rodillas. Traté de enfocar la vista para coger a Ocaso, pero no llegaba a ella.

    – [Owen]A la mierda con esto…-[/Owen] Owen clavó la espada en el suelo y se adelantó, lanzando sus llamaradas en un vano intento de llegar hasta mí.

    Los demás estaban muy lejos. Miré hacia ellos. No tenía que haberme dejado llevar. No vería más a Ellie, no pasaría más buenos ratos con Owen, no vería crecer a Bowie y me sentiría como cuando era pequeño con Nate. Ni tampoco tendría el amor de mi vida con Jane. Aquello era el final. Lo había estropeado todo. Ellie gritó y pensé que sería lo último que escucharía.

    El brazo de Tulio blandió la estocada final. No estaba preparado, no quería morir y perderme todo aquello. Nunca había debido entrar en aquella misión. Los Moondies se habrían encargado de Omega, ellos siempre lo habían arreglado todo.

    Esperé el golpe, buscando una manera de evitarlo. Alcé la mirada para tratar de detener la hoja con las manos, algo que había visto hacer a mi madre y dudaba que jamás pudiera hacer. En lugar de la hoja lo que vi fue una flecha que no parecía hecha de ningún material, de un vibrante azul celeste, clavada en la frente del Legatus, que cayó hacia atrás.

    Me quedé inmóvil, sorprendido. Pero no había tiempo para eso. Me levanté del suelo. El Legatus Tulio parecía muerto. La flecha había desaparecido de su frente y su cuerpo empezaba a estar rodeado de un aura extraña. No podía recrearme, recogí a Ocaso y me preparé para enfrentarme al resto de soldados, pero dos flechas más tumbaron a los que tenía más cerca. Después  otra y otra.

    Luchamos, sí, el fuego de Owen sembraba el miedo entre los soldados y aquellas flechas no erraban nunca. Al cabo de un rato fui capaz de ver de dónde venían. Una figura con una brillante y adornada armadura plateada cruzaba el terreno en nuestra dirección. Tenía un arco en la mano que reconocía perfectamente, un arco sin cuerda ni flechas, alimentado por su fuerza de voluntad. No necesité ver más, aquél era Eldric Northwood, el Daë de Sagitario.

    Unos pocos soldados consiguieron escapar y se alejaron de nosotros a toda velocidad. Volví hacia donde estaban todos, al lado de Calliope. Jane se acercó y me empujó. Era fuerte y perdí pie, casi cayendo al suelo.

    – [Jane]¿ERES TONTO?[/Jane]

    No sabía qué decir. Tenía motivos para estar enfadada, pero no podía dejar de ver a Calliope inmóvil en el suelo, sin vida. Elle me abrazó, aún tenía las manos manchadas de sangre y lloraba. Temí que aquello la cambiara, que mi hermanita dejase de ser ese foco de luz que siempre había sido. Qué ingenuos habíamos sido jugando a ser Daë.

    No sé muy bien cómo me levanté de aquel terreno de combate. Las horas pasaron de una forma extraña, cada uno lidiando como podía con su propio duelo. Eldric no se acercó en ningún momento, pasó la noche fuera, sentado en los establos, meditando aparentemente.

    A la mañana siguiente hicimos todo lo posible por ayudar a Eleanor con su funeral. Estaba entera, demasiado entera. En su tiempo aún estaban demasiado acostumbrados a perder a gente cercana antes de tiempo. Nate dijo unas palabras y Eleanor se despidió de su hermana en silencio, clavando su gladius frente a la tumba.

    Fue entonces cuando Eldric se acercó. Lo primero que hizo fue arrodillarse ante la tumba y murmurar unas plegarias en un idioma que no había escuchado antes, pero que incluso en aquellos momentos, sonaba extremadamente armónico.

    Si Bowie lo entendió, no lo tradujo. – [Bowie]Llegaste tarde, elfo[/Bowie]. – dijo abriendo los ojos.

    Él asintió, poniéndose en pie. – [Eldric]Lamento su sacrificio. No podemos cambiarlo, pero sí hacer que sea uno de los últimos de esta guerra.[/Eldric] – miró hacia Eleanor directamente. Eldric había sido el primero de los Daë, sus visiones le mostraban el camino. Más tarde se convertiría en el Mentor de Eleanor y terminarían siendo prácticamente familia. Era extraño estar allí observando cómo empezaba todo.

    Miré de nuevo la tumba. La historia de Eldric y Eleanor sería recordada tras su muerte. No por muchos, pero si por los suficientes. De Calliope no se sabía nada. Había muerto para salvarnos a nosotros y a su hermana, para permitir la misión que los Daë iban a llevar a cabo. Y no sería recordada. – [Xander]Ella era Calliope. No era Daë, pero eso no cambia nada, tiene que ser recordada.[/Xander] – le pedí. Él me miró fijamente con unos ojos sobrenaturales. Había demasiada sabiduría en ellos y allí estaba yo, apenas adulto, dándole lecciones.

    Sin embargo él asintió, solemne. – [Eldric]No es el momento, pero no puede hacerse de otra forma. Necesito hablar contigo, muchacha.[/Eldric] – dijo a Eleanor. Ella asintió, le habíamos hablado de su destino y lo estaba aceptando de una forma quizá demasiado estoica. Esperaba que su camino tuviese menos tristeza y desolación, aunque el final fuese tan amargo.

    – [Xander]No le mientas. Si sabes el riesgo, díselo.[/Xander] – le pedí una vez más. Eldric me miró y supe por sus ojos que sí conocía el posible desenlace. Para él era una posibilidad, para mí, algo del pasado, un hecho histórico.

    Eldric se fue con Eleanor y estuvieron hablando la mayor parte de la mañana. Yo estaba inquieto, esperando sin saber qué hacer o ante qué prepararme. Si Eleanor se iba con él, la misión ya estaba hecha, pero no sabía dónde teníamos que ir. Estábamos completamente perdidos.

    Cuando terminaron de hablar, Eldric habló con nosotros. Esperó a que Eleanor estuviese lejos y nos dijo que había conocido a Idris, a Henry, a Laura y otra chica llamada Zahra. Nos dijo que estaban a salvo y nos dio el camino que teníamos que seguir para encontrarnos con ellos en…la luna, por extraño que sonase.

    Apenas un par de horas después, todos habíamos recogido nuestras cosas. Nos despedimos primero de Eleanor, que se marchó antes que nosotros, dejando atrás la granja y su pasado.

    – [Owen]Pensaba que este mundo iba a ser más divertido, ya sabeis, saunas, gente embadurnada en aceite… pero es otra mierda más donde no se valora la vida de la gente.[/Owen] – sentenció Owen, cerrando la puerta.

    – [Xander]Será mejor irnos de aquí.[/Xander] – nos alejamos de aquella granja y del pueblo de Nova Pompeya. La historia es mejor en los libros y las guerras mejor en la ficción.

    Solo sentí alivio al sentir el frío tacto de aquella Venus de mármol, sabiendo que nos llevaría lejos de aquél lugar. Miré una vez más a Jane antes de que aquella magia nos transportase a la luna. Al menos tenía un buen recuerdo de aquél lugar, aunque estuviera rodeado de recuerdos muy amargos.

  • NO ME GRUÑAS QUE NO TE ENTIENDO

    OWEN WILLIAMS

    ESFERA KOURAS

    Íbamos con prisa y apenas había podido disfrutar de mi estancia en el viejo oeste más allá de ser capturado y dejado en una tienda que parecía una sauna. No me había dado tiempo de probar esa pipa que iban pasándose unos a otros en un reducido corrillo, aunque por las risillas más que tabaco me daba a mí que era otra cosa.

    Gracias a Lekwaa, ya podría la gente ponerse nombre más normales, habíamos conseguido algo de ropa para no llamar tanto la atención en este mundo, cosa que ya habíamos hecho. A Vera el rollito india le quedaba bien, pero yo con el chaleco marrón con el pecho al descubierto parecía más un stripper que otra cosa.

    En la caminata por la montaña para dar con el Daë de nombre impronunciable empecé a pensar en lo que haría cuando saliera de allí. Una buena hamburguesa, una ducha para apaciguar este calor y una charla con Amy, debía ser el calor porque me imagine a ambos en una ducha comiendo hamburguesas.

    Pero esto no iba a ser tan fácil como estaba pensando y en cuanto pensé en cómo le iría a los demás algo me vino a la mente.  – [Owen]He estado echando cuentas, y si los Daesdi nos han dividido en equipo de cuatros… me parece que esto no va a terminar aquí.[/Owen]

    – [Vera]Tienes razón.-[/Vera] Lo mismo era por Lekwaa, pero parecía más callada que antes, lo mismo le gustaba.

    – [Hotah]¿Cuántos sois?[/Hotah] – Pregunto Lekwaa mientras iba a la cabeza guiándonos el camino. Estas cuestas montañosas le tenían que proporcionar buenos glúteos a esta gente.

    [Owen]Pues veamos…-[/Owen] Estire los brazos y me dispuse a enumerar en voz alta. – [Owen]…esta mi crush, mi hermana, mi hermano, el que le hizo daño a mi crush, un primo del futuro de mi crush, una ex que es hermana de mi crush y Vera…-[/Owen] Me fije en que Vera tenía los ojos como platos pero no tenía tiempo de decirle nada que entonces perdía la cuenta y tenía que empezar de nuevo. –[Owen]…Speedy, la que tiene mucha pechonalidad, mi hermano de otra madre, su hermana ultra sexy salida de la nada, míster y miss simpatía…-[/Owen] Lapsus mental porque me ha venido a la mente Elle subiendo la montaña. –[Owen]…mi otro hermano de otra madre, el hermano de este que es ninja, el otro hermano de este que canta o algo así…-[/Owen] Por las caras de ambos me parece que estaba empezando a perderlos. –[Owen]…los tres de la isla que están de Erasmus, el único con carrera de todos y futuro… ah y Nate.[/Owen]

    – [Hotah]Sois…unos cuantos. ¿Y dices que hay…catorce mundos?[/Hotah] – Medite un segundo, porque tampoco soy muy de pensar las cosas, cuanto podía decirle. No es que lo conociéramos muy bien, podía ser uno de los malos. O peor, que se le fuera la olla cuando descubriera los demás mundos.

    – [Owen]Bueno, eso aquí. En realidad el espacio es infinito.-[/Owen] Me sentía un poco sabelotodo al decirle esto. Seguro que su mente estaba explotando por dentro.

    – [Hotah]Owen, que también vengo del futuro.[/Hotah] – Vale igual no estaba explotando tanto.

    – [Owen]Eso se te había pasado mencionarlo.-[/Owen] Me dirigí a los dos pero ambos pasaron de mi. Ya tienen que estas las cosas jodidas en el futuro como para acabar en mitad del oeste o en un presente un tanto precario. – [Owen]¿Qué pasa, estaban de descuento los viajes al pasado?[/Owen]

    – [Hotah]Llevo casi cuatro meses aquí.[/Hotah] – Comento encogiéndose de hombros. – [Hotah]Me guiaron hasta un portal mágico y me encontré en mitad del desierto.[/Hotah]

    – [Owen]Si están cansado de la vida en el desierto puedes venir con nosotros si quieres. No creo que los demás pongan pegas.-[/Owen] En su día nuestros padres acogieron a Nate y acabo siendo como un padre para todos. Seguro que ahora a algunos no les importaba tener un hijo más.

    – [Hotah]Creo que mi destino era encontraros. Por eso nos hemos cruzado.[/Hotah] – que mala leche tiene el destino para echarte por un portal mágico y dejarte a tu suerte con unos indios que te podrían haber arrancado la cabellera. – [Hotah]¿Cuál es vuestra misión exactamente?[/Hotah]

    – [Vera]Reclutar Daë.-[/Vera] Vera debía de estar en piloto automático, o tal vez tenía un cortocircuito en su poder que le impedía articular más de dos palabras.

    – [Hotah]¿Para qué? ¿Qué son?.-[/Hotah] Intente buscar algún símil con superhéroes, pero al venir del futuro lo mismo se enteraba de menos.

    – [Owen]Entre todos deben enfrentarse a un gran mal que podría consumir los 14 mundos del nexus.-[/Owen] Evite la parte en la que mueren salvándolos. No sabía cuánto podría aguantar guardándome esa información, lo mismo se me escaba a alguno de los Daë, pero siendo algo que está escrito dudo que cambiase nada.

    – [Vera]Y también el nuestro.-[/Vera] Siempre olvidaba que el nuestro también estaba en peligro, como si no fuera suficiente con la versión corrupta de mi hermana.

    – [Hotah]Supongo que después de perder mi hogar tiene sentido que os ayude a salvar el vuestro.[/Hotah] – Espera, eso quiere decir que el futuro del que viene es de uno de los planetas del nexus. No tuve tiempo de preguntarle porque se adentro en una cueva.

    Al cabo de unos minutos que resumiré en que me destroce el trasero en una roca enorme esperando, Lekwaa reapareció seguido por una figura enorme que le sacaba otro cuerpo.

    – [Hotah]Este es Ugg’Krah.[/Hotah] – Me limite a asentir, no pensaba ni intentar pronunciar su nombre no fuera a mosquearse. Parecía un gatito asustado, un gatito enorme oculto tras Lekwaa.

    – [Vera]Te necesitamos.-[/Vera] La siguiente conversación está traducida por Vera, pero en su momento todo eran gruñidos de tener la rabia y demás ruidos de cavernícola.- [Vera]Por favor.[/Vera]

    – [Uggkrah]No puedo marcharme, humanos malos vienen por piedras preciosas y atacan pueblo de Hotah.-[/Uggkrah] Puede que no le entendiera, pero ahora comprendía los gestos hacia la cueva y Lekwaa.

    – [Vera]El destino de quince mundos depende de ti.-[/Vera]

    – [Hotah]Hay un gran grupo dirigiéndose hacia aquí. Y…dos personas un poco más adelante.[/Hotah] – Mire hacia la dirección que se dirigía él. Solo veía una enorme nube de polvo.

    – [Owen]¿Si te ayudamos a vencer a esos hombres malos, vendrás con nosotros?.-[/Owen] Vera se dispuso a traducir lo que había dicho, pero por como me observaba diría que me había entendido.

    – [Uggkrah]Pueblo de Hotah libre. Ugg’Krah no tener a nadie. Ugg’Krah ir con vosotros si ayudar.-[/Uggkrah] Así que lo único que teníamos que hacer para que viniera con nosotros era zurrarle a un par de vaqueros.

    Jane y Elliot llegaron a la carrera hasta donde nos encontrábamos, tras casi echar el hígado recuperándose nos contaron que básicamente casi toda la ciudad había salido a dar caza al bueno de Ugg.

    Mi ayuda consistió en lanzar llamas por el terreno elevado impidiendo así el avance de los vaqueros. Por muy mezquinos que fueran no eran más que simples humanos. Lewkaa y Ugg por su parte no pensaban igual. El primero lanzaba una flecha detrás de otra acertando mortalmente en todas. El segundo se abalanzo por la ladera levantando una nube de polvo y tierra, lanzando por los aires a todo el que se encontraba por su camino.

    Unos cuantos vaqueros flanquearon la montaña y llegaron por detrás. A Jane no le pillo por sorpresa y le soltó tal puñetazo a uno que le volaron dos dientes. Tampoco es que tengan muy buena higiene bucal. Mi hermana se había estado entrenando desde pequeña con mi padre en boxeo, no quería que ningún gamberro le hiciera daño a su princesa.  – [Jane]Aún a riesgo de parecer un cliché: gracias, papi.[/Jane]

    Encendí un par de flechas que Lekwaa lanzo sobre los carruajes cargados de dinamita haciéndolos estallar por los aires. La cuesta estaba repleta de cuerpos inertes y de lamentos agonizantes.

    Aviamos conseguido reclutar a nuestro primer Daë, ahora solo faltaba lo más importante que nadie había pensando. ¿Cómo leches salimos de allí?. Una pena no tener en marcación rápida a los Daesdi en el móvil.

  • MI ANGEL GUARDIAN

    ELLIOT WILLIAMS

    MAÑANA – KOURAS

    Lo último que imagine que acabaría haciendo cuando me levante aquella mañana es que me vería transportado junto con los demás al mundo de los Daesdi con la misión de reclutar a los Daë.

    Fui algo escéptico cuando Vera se presento en la puerta de casa y me conto sus planes. No era ninguna clase de héroe como los Moondies, no poseía ningún tipo de habilidad y mi vida se resumía en evitar los conflictos.

    Pero entonces apareció Tina, o la que pensaba que era Tina, la cual quedo encandilada con la idea de Vera de hacer una acampada improvisada con los demás. Así que tras un repentino envalentonamiento acepte solo para descubrir que había sido engañado más tarde.

    -[Jane] Sois unos irresponsables.-[/Jane] Fue lo primero que dijo Jane tras levantarse del suelo y sacudiéndose el polvo del cuerpo. Uno podría pensar que se refería a Owen y los demás, pero tenía la sensación de que también hablaba por Vera y por mí.

    – [Owen] Te das por aludida a ti misma ¿no?.-[/Owen] Supongo que se refería al presentarse allí con los demás para detenerlos.

    – [Jane] Yo he venido a impedir todo esto.-[/Jane] Añadió encarándose a Owen a pesar de que le sacaba una cabeza de altura, mi hermana no se amedrantaba ante nada. Owen por su parte se rasco la cabeza despreocupado.

    – [Elliot] Dejad la discusión para cuando estemos en casa.-[/Elliot] Intentaba imponer algo de tranquilidad, pero al igual que en casa casi que mejor debería haberme quedado callado.

    – [Jane] ¿A qué habéis venido exactamente, Elliot? Pensaba que tenías más cabeza.-[/Jane] Yo también lo pensaba y me habían engañado por completo.

    – [Elliot] Vera me ha convencido de seguiros para ver que tramabais. Era eso o una redacción de historia.-[/Elliot] Me sabía mal echar a Vera a los lobos pero era consciente de que Jane no se enfadaría con ella.

    – [Owen] Y ahora estás viviendo la historia. El oeste…-[/Owen] Owen comenzó a disparar con sus dedos en dirección al cielo.

    – [Vera]Gracias por echarme la culpa, vendido.-[/Vera] Vera se quedo mirándome y enarco una ceja, las piernas me flojearon al ver su expresión.

    – [Elliot] No te echo la culpa… centrémonos a lo que nos han mandado, y antes podremos salir de aquí.-[/Elliot] Dije intentando cambiar la conversación y evitar acabar peor de lo que ya estaba quedando.

    – [Vera]Me acabas de echar la culpa, traidor.-[/Vera] Añadió riéndose, al menos ahora sabía que no se lo había tomado mal.

    – [Elliot]Pero no se enfadara contigo. –[/Elliot] Le susurre mientras Jane intentaba traer de vuelta a la realidad a Owen que no dejaba de disparar al aire imaginariamente.

    – [Jane]El oeste es peligroso y más para dos mujeres.-[/Jane] Jane arrastro a Owen hasta donde nos encontrábamos. Tenía mucha razón. El oeste estaba repleto de paletos e imperaba la ley del más fuerte. Eran un grupo de hombres codiciosos en busca de oro, indígenas a los que cazar y mujeres que profanar.

    – [Owen] Dos pistolas tengo…- [/Owen] Sacando a relucir de nuevo sus dedos índices recién desenfundados.

    – [Vera] ¿Cómo te has tomado lo de Tina? Me pareció entender que te gustaba. -[/Vera] Nadie sabía lo mío con Tina. Bueno ni la propia Tina creo que supiese que me gustaba. Había conocido a una persona completamente diferente a como la representaban los demás. Creo que solo necesitaba alguien que le escuchara y encontró ese alguien en mí.

    – [Elliot] Ahora que se que no la ha matado mejor. -[/Elliot] Ni con los abusones del instituto había sentido este sentimiento antes, una especie de ira que se apodero brevemente de mi persona, nunca había experimentado eso.

    – [Vera] Os podíais haber dado el número de móvil. No sé, digo por eso de que estamos en el futuro. -[/Vera] De hecho habíamos estado hablando por la InfinityBand, pero desde lo que ocurrió, todo el tema de retener sobrenaturales, espionaje y demás cosas no lo había utilizado. Lo primero que hice al llegar a este mundo fue comprobar los mensajes. No había señal, lo que hubiese sido un buen método de comunicación entre los demás. Pero tenía un par de mensajes pendientes de leer, entre los habituales de insultos de compañeros de clase había uno de Tina en el que decía que se ausentaría durante un tiempo. Se había ido con sus padres a remodelar una vieja casa en Atlanta.

    – [Owen] Así que Tina y tú ehh, Romeo.-[/Owen] Añadió dándome un par de codazos los cuales debían de ser bastante fuerte a juzgar por el modo en el que me hacían balancearme.

    – [Jane]¿¿¿Tina???.-[/Jane] Jane parecía escandalizada por el tono de su voz. Aun me veía como su hermano pequeño. – [Jane]¿Pero no te gustaba Vera? ¿Por qué nadie me cuenta nunca nada?[/Jane]

    – [Owen] ¿Así que Vera? .-[/Owen] Mi hermano se rasco la barbulla echándonos un vistazo a los dos. A saber que se le estaba pasando por la cabeza.

    – [Elliot]¿Qué?. No. Vera y yo solo somos….  ¿podemos dejarlo? tenemos que buscar algo de ropa para no llamar tanto la atención.-[/Elliot] Seguramente me había puesto rojo como un tomate, no puedo confirmarlo. Es cierto que había sentido algo por Vera desde pequeño, pero el miedo a no ser reciproco y perder su amistad me hizo no decir nada.

    -[Vera]Buena idea.-[/Vera] se quedo pensativa un momento. –[Vera] Deberíamos hacer dos grupos para no llamar tanto la atención e ir a dos puntos diferentes. Cuando terminemos, nos reunimos aquí.[/Vera]

    Los equipos parecían un poco obvios. Jane y Vera no podían andar solas por aquí así que debían ser grupos mixtos, y Vera parecía que me había leído la mente. – [Vera]Owen, ¿vienes conmigo? [/Vera]

    – [Owen] Me parece bien .-[/Owen] Acepto tras echarle un vistazo a Jane y pasarse la mano por el cuello, seguramente agradeciendo el haberse librado de las continuas collejas que hubiese recibido si hubiese ido con ella.

    – [Jane]Yo puedo ir sola si Elliot quiere ir con vosotros.-[/Jane] Se llevo las manos a los brazos escudándose mientras agachaba la cabeza.

    – [Elliot] No, tu y yo vamos juntos. -[/Elliot] Añadí agarrándola de la mano encaminándonos por un lateral hacia las casas de madera.

    – [Jane] ¿Estás seguro?.- [/Jane] Iba tirando de ella según avanzábamos. Vera y Owen se habían marchado por el otro lado.

    – [Elliot] Si. Vera tiene a Owen como musculo, yo me llevo la mejor parte. Solo… no le repliques a los tíos que se pongan insolentes. -[/Elliot] Jane era el cerebro y el musculo si había que incapacitar a alguien. Lo que más me preocupaba era que alguien se pusiera vulgar con ella, en ese caso estaríamos en un lio.

    – [Jane] Ja, sabes que eso es imposible.- [/Jane] Sonrió recuperando el ánimo.

    – [Elliot] Lo harás si quieres protegerme, y tu siempre te encargas de protegerme. -[/Elliot] Dicen que todo el mundo tiene su ángel guardián, bueno Jane es el mío. Siempre lo ha sido, desde que era un bebé hasta el hombre en el que supuestamente me he convertido. Siempre ha cuidado de mí, ha estado conmigo y luchado mis batallas a mi lado e incluso por mí.

    – [Jane] Ya no me necesitas.-[/Jane] Entendía porque podía pensar eso. De un tiempo aquí me he distanciado un poco, pero no solo de ella sino de todos, en un intento de valerme por mi mismo sin la ayuda de nadie.

    – [Elliot] Siempre te voy a necesitar. Eres la única persona cuerda con la que puedo hablar en esa casa.-[/Elliot] Bromee, papá y mamá estaban ocupados rebautizando la casa, solo esperaba que la limpiaran a fondo después. Y con Owen no podía hablar de mucho más que no fueran chicas, deportes o lo guapo que era.

    – [Jane] Lo peor es que es verdad. -[/Jane] Volvió a sonreír mientras llegamos a la trastienda de una tienda en la que tenían un par de conjuntos de ropa tendidos aireándose del polvo.

    – [Elliot] Ponte esto. Como vayamos de negro nos pegaran un tiro en cuanto nos vean.-[/Elliot] Vestir de negro en el oeste era sinónimo de ser un ladrón o un asesino. Tal vez ir de negro fuera una buena forma de evitar que la gente se nos acercara, pero no me la quería jugar a que algún vaquero se quisiera hacer el héroe. Así que al final nos pusimos unos trajes marrones propios de ganaderos. Jane se recogió el pelo y lo oculto en su sombrero.  – [Elliot] Toca mezclarse con los lugareños. Veamos que podemos descubrir en la taberna.[/Elliot]