COLE ROMAN
NARA – NOCHE
El pueblo oculto tenía unas reglas muy claras, solo los ninja podían acercarse al Bosque del Tigre para obtener su bendición, ya que, incluso los mejor formados, no volvían nunca y los que lo hacían, tenían conocimientos más allá de los que podían encontrar en su mundo.
Puse todo mi empeño en atender a los maestros, en convertirme en un ninja de nivel suficiente como para tener permitido el paso, pero aquello se dilató durante semanas. Zahra participó también en el entrenamiento pero aquello no era territorio de Niall, que no estaba interesado. Si todos teníamos que llegar al nivel que ellos consideraban, no saldríamos de allí nunca. Tenía que tomar una decisión
Esperé tras la cena y las clases, hasta la hora de dormir, era el único momento en el que estábamos solos de verdad los tres, aunque en un pueblo de espías profesionales poco podía fiarme.
Seguí esperando. Niall se tomaba un té y me miraba con el ceño fruncido mientras trasteaba en su InfiniBand anticuada hasta encontrar unos audios con solos de varios instrumentos. Sabía que sería rata con los datos y tendría descargado lo que necesitara. Le pregunté por señas para que me dijera el que mejor podía encajar y cuando la música empezó a sonar, les mandé acercarse.
– [Cole]No podemos esperar a la aprobación del clan, tenemos que ir ya a por el portal, esto es eterno.[/Cole] – les expliqué.
– [Zahra]Lo veo correcto.[/Zahra] – replicó Zahra. Era una persona muy práctica, así que no esperaba menos. Tampoco era alguien que se quedara mucho tiempo en el mismo lugar. No sabía qué le pasaría si algún día lográbamos volver a casa.
– [Cole]¿Niall? Tenemos que estar todos de acuerdo. Será peligroso.[/Cole]- pregunté a mi hermanastro. Niall no era persona de vivir luchas, conflictos y grandes batallas, si no más bien de cantarlas.
– [Niall]¿Me estas diciendo que si me niego nos quedamos aquí para siempre? Por suerte para vosotros me quiero ir a casa, por muy peligroso que sea.[/Niall] – sentenció. Asentí, preocupado, las otras veces que habíamos hecho misiones habíamos sido grupos más numerosos. Y ni siquiera entonces nos enfrentamos a entidades ancestrales protectoras de la comunicación entre planetas.
Recogimos nuestras cosas en silencio y salimos sin que nadie nos viera. Era un reto, pero nos habían enseñado bien y no debían esperar que nos saltáramos aquella regla vital a riesgo de morir tan fácilmente.
– [Zahra]En realidad, te habríamos dejado tirado sin miramientos.[/Zahra] – le chinchó Zahra, cuando ya no podría oírnos nadie de la aldea. Sonreí al ver que había aprendido a bromear.
En el bosque hacía un frío demencial y eso significaba problemas. – [Cole]Había pocas dudas, no eres persona de duchas frías.[/Cole] – Niall tenía un origen humilde del que no daba muchos detalles, pero se había acostumbrado muy rápido a algunas comodidades. De hecho su mochila era el doble que las nuestras.
Tras caminar unos cuantos minutos, aún manteniendo el silencio, empezamos a ver ánimas, linternas espectrales que dotaban al bosque de un aire azulado y tétrico. – [Cole]No deberían hacernos nada, pero cada vez hay más.[/Cole] – aclaré.
– [Zahra]Lo mejor que se puede hacer es ignorarlas.[/Zahra] – seguía siendo una experta en supervivencia.
Pasamos entre ellas, cada vez más, como si fueran medusas del aire. Niall rozó una con el brazo.
– [Niall]Está helado.[/Nial] – se quejó, abrazándose.
– [Cole]No sé qué te pasa con el frío, debería estar quejándome yo. [/Cole]- que sin luz y calor solo era un demonio cruzado.
Zahra continuó liderando la marcha, en silencio.
– [Niall]Te recuerdo que soy medio pájaro.[/Niall] – replicó.
– [Cole]¿Y no podías haber sacado la vista aguda en lugar de la piel de gallina?[/Cole] – pregunté, intentando mantenerle distraído del hecho de que había tantas que no se sabía por dónde pasar.
– [Niall]También tengo el pico afilado.[/Niall]
– [Cole]Vete preparándolo, porque mi ‘sentido lagartico’ dice algo. [/Cole]- Zahra se agachó y la imitamos.
El frío a esas alturas era terrible, húmedo, calando hasta los huesos. De poco servirían mis poderes allí.
Al frente las linternas se apartaron dejando paso a un tigre más grande de lo habitual hecho de pura niebla.
– [b]Sé que venís a reclamar el portal.[/b] – sentenció. – [b]Pero aquí ya no hay pruebas de valor, solo muerte.[/b] – se acercó a nosotros y la luz de la luna podían verse hebras de oscuridad dispersa recorriendo su cuerpo de niebla.
– [Niall]Creo que el té ese de hierbas llevaba algo porque estoy viendo un tigre de humo.[/Niall] – dio un paso atrás.
– [Cole]Lo divertido va a ser detenerlo. Tenemos que ir despa… [/Cole]- organizar no era lo mío, líderes natos teníamos a los Echolls, pero al menos esa vez debía intentarlo. Aun así el destino no lo quiso igual y aquella niebla oscura salió del tigre y nos rodeó completamente penetrando a través de las fosas nasales, los oídos, la boca….
Mis ojos vieron entonces un mundo distinto, un mundo caótico, lleno de demonios que me invitaban a vivir como ellos, a controlar a esos débiles humanos, a usar nuestro poder. Ellos, con sus rostros de serpiente, llamándome, diciéndome que nunca me juzgarían porque eran como yo.
Zahra estaba allí, sin querer moverse para ayudar a las personas que estaban a merced de los demonios. Niall también, observando desde un palco, protegido, a salvo.
No sé lo que tardamos, solo sé que me enfrenté a esa parte de mí, no necesitaba ser aceptado por todo el mundo, no tenía que ser igual que los demás. Zahra consiguió ponerse en pie y Niall bajó de su zona de seguridad para ayudarnos. Salvamos a una joven y la oscuridad se desvaneció.
– [b]Gracias por liberarme de ese ser.[/b] – dijo la joven, ahora en mitad del bosque, ataviada con un vestido decorado con el motivo de dos tigres entrelazados.
– [Cole]Gracias a ti por dejarnos pasar.[/Cole] – asentí y juntos cruzamos. No habíamos obtenido poderes inconmensurables, pero el portal que abrió para nosotros nos dejó ver una silueta roja conocida en la distancia. Estábamos en casa.