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Etiqueta: family: Idris y Mara

  • TRES ENTRADAS EN UN DÍA

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA – ÁTICO DE LOS SOLO-NOVAK, LOUNA

    Bueno, aquí estoy de nuevo, tengo demasiado tiempo libre, pero como sé que os gusta saber de mí, vamos a contar la otra parte del día que decidí mi futuro. Luego no me llaméis pesado por escribir dos veces en unas horas. O por ser la tercera entrada de hoy.

    Después de hablar con mi madre me senté un rato a leer ‘El Marciano‘, un libro que ya tenía unos cuantos años pero que me hacía partirme de risa cada poco con su protagonista. Entre carcajada y carcajada, escuché unas llaves en la puerta de casa, solo podía ser mi padre.

    – [Idris]Papa papa.[/Idris] – le llamé, al verlo cruzar el umbral.

    – [Vincent]Hola hijo. ¿Qué tal?[/Vincent] – preguntó con una sonrisa. Caminó hasta el salón con la cojera un poco más evidente, hoy debía ser uno de los días dolorosos, otros apenas se le notaba. Por suerte ni siquiera esa lesión había minado su ánimo. – [Vincent]¿Y tu madre?[/Vincent] – preguntó, buscándola con la mirada.

    – [Idris]Fuera, con sus plantas.[/Idris] – dije, señalando la terraza. Mamá no había debido oír la puerta, porque si no, ese par de agapornis habrían corrido el uno contra el otro como si no se hubieran visto en años. – [Idris]Necesito hablar contigo de una cosa.[/Idris] – le comenté. Había resuelto mi duda romántica más o menos y ahora necesitaba resolver la laboral, y para eso les necesitaba a los dos. No es que no apreciara la opinión romántica de mi padre, pero sabía que me iba a apoyar sin reservas.

    – [Vincent]Dame un segundo y ya mismo vengo.[/Vincent] – se disculpó. No pude evitar reírme, el tío después de veinte años lo primero que hacía era ir a buscar a mi madre para darse cariñitos. Eh, no penséis mal, nada subido de tono, eso cada uno en su cuarto, coche, playa o lo que sea.

    – [Idris]Vale pero con cuidado, que me veo viejo para tener un hermano nuevo.[/Idris] – bromeé. En realidad me gustaba ver que todavía se querían tanto. Diana había bromeado alguna vez con ellos recordándoles el nacimiento de Mike unos meses después de que siguieran manteniendo que habían empezado a estar juntos como un arreglo. Claaaaro que si. Diana es mi musa, por cierto, mi spirit person.

    Mi madre fingió mirarme mal y volvió de la terraza después de diez minutos. – [Idris]¿Ya?[/Idris] – pregunté, muerto de risa. – [Idris]¿Es que no pensáis en esas pobres plantas?[/Idris] – añadí. Mi mente sucia me imaginó dentro del cactus de la habitación de Ellie.

    – [Vincent]Anda, hazme un sitio.[/Vincent] – papá se sentó a mi lado y cogió unos pistachos de los que estaba comiendo, aunque para él eran avellanas. Cómo se notaba que era de otra dimensión. – [Vincent]¿Qué querías contarme, lo de Elle?[/Vincent] – preguntó. Seguramente mi madre ya había estado cuchicheando con él.

    – [Idris]Sí que ha tardado en cascarlo.[/Idris] – bromeé. No me importaba en realidad, me venía bien el consejo de todos, aunque se lo había dicho a ella no porque tuviera una mente retrógrada que asociase hablar de mi madre con consejos amorosos y con mi padre de trabajo. No, malpensados, así no se piensa, caca. Hablé con mi madre de Elle porque es la hija de su mejor amiga. Bueno y porque había sido la niña de los veinte novios. Y con mi padre tenía que hablar de trabajo porque…no os lo voy a spoilear, ahora lo leeréis, impacientes.

    – [Vincent]A mí me parece estupendo. Si te gusta, adelante. [/Vincent] – me animó. No me esperaba nada distinto de él. – [Vincent]Lo que no sé es cómo no te has lanzado ya con lo suelto que eres para todo.[/Vincent] – sentenció, sonriendo.

    – [Idris]¿Me estás llamando FACILÓN?[/Idris] – exclamé, fingiendo indignarme. No le faltaba razón, bocachancla para todo menos para decirle a Coquito en serio que quería estar con ella. – [Idris]Tomo nota. Pero era otra cosa. Un tema más profesional.[/Idris] – le aclaré. A mis espaldas acumulaba una carrera llamada ‘Historia y Justicia Social‘ que no me había dejado muy claro mis salidas profesionales. Desde que la había terminado, había estado debatiendo qué hacer con mi vida. Como soy un consentido pero no tanto, trabajaba casi todos los veranos en chiringuitos en la playa, era un maestro del pescado frito, pero mi año anterior había sido sabático, porque montar una red de caza de demonios nocturna no cotizaba ni estaba remunerado y los chiringuitos no abren todo el año, por desgracia.

    – [Vincent]No será otra vez lo del «curso de natación nudista», ¿no?[/Vincent] – preguntó mi padre, recordando una de las muchas ideas emprendedoras que había tenido el año anterior. El mundo no estaba preparado para mi creatividad.

    – [Idris]Vale, primero: era una idea estupenda.[/Idris] – comenté, alzando el dedo. Vamos a ver, a todo el mundo le gusta nadar en pelotas y con un buen reclamo físico, como el mío, atraería a muchos clientes y clientas. Pero cuando empecé a pasar más tiempo con Coquito abandoné mis ideas nudistas grupales por ideas de nudismo en pareja. – [Idris]Y segundo: no. Ellie me ha estado convenciendo de que debería aceptar el consejo de Diamond. [/Idris] – añadí, para ir al grano. Diamond Graham era el capitán de la comisaría de policía de nuestro distrito y un viejo conocido de cuando mi padre y el tío Bill estaban en el cuerpo. Me fue cogiendo cariño después del cuarto arresto. En el fondo, creo que sabía algo de lo que se cocía por las noches en Louna. Llevaba un tiempo insistiendo en que me uniese al cuerpo, pero había dudado. El racismo en la policía había sido un tema serio durante mucho tiempo y todavía lo era, así que resultaba un poco difícil quitarse ese estigma, más aún cuando te han detenido varias veces simplemente por ir con otros hermanos por la calle de noche.

    – [Vincent]El Capitán Graham no suele equivocarse en esas cosas.[/Vincent] – comentó mi padre. La verdad es que ninguno de los dos me había presionado nunca, pero yo mismo sabía que no podía seguir sin hacer nada un año más. – [Vincent]Pero tienes que pensarlo bien. No es un trabajo fácil y hay riesgos.[/Vincent] – añadió, señalándose la pierna mala. Os podría contar una historia épica de aquél famoso caso sobrenatural en el que mi padre, el tío Bill y la tía Karen detuvieron a un líder Yokai que llevaba la mafia de Louna y resultó herido, pero la realidad era tan triste como que a mi padre le atropelló un ladrón intentando darse a la fuga porque saltó delante del coche para evitar que se arrollase a un hombre.

    Mi madre entró desde el jardín, el momento perfecto para hacer un dos por uno.

    – [Idris]He estado pensando y creo que voy a hacer el Máster de Crimen Internacional, Conflicto y Criminología para intentar ser negociador.[/Idris] – planteé, mirándoles. Los dos se quedaron en silencio. Mi madre caminó hasta mí y me midió la temperatura con los labios en la frente. Mi padre se echó a reír.

    – [Idris]¿Qué? Soy un tipo serio y responsable….y fue idea de Ellie.[/Idris] – repliqué. Coquito era mi buena influencia, el ancla de mi barco pirata.

    – [Mara]¿Es lo que quieres? Al margen de…lo que opine Elle[/Mara].- preguntó mi madre, mirándome fijamente, siempre tan cauta.

    – [Vincent]Tienes que pensarlo bien. Es tu futuro.[/Vincent] – añadió mi padre. Por primera vez en mucho tiempo, tuve clara la respuesta.

    – [Idris]Sí. Llevo unas semanas pensándolo.[/Idris] – respondí. Me veía apareciendo en una crisis de rehenes con unas gafas de sol y un traje, cogiendo el teléfono y liberando a todos los rehenes con mi labia y algunas frases ‘catchy‘ que soltase mirando a cámara. Quizá diciendo incluso la palabra maleantes. – [Idris]En el mundo hay más cosas malas que las que salen solo de noche.[/Idris] – esa era una de las frases. Reconocedlo, era de póster. Y muy cierta, además, tenía cubiertas las patrullas, al menos de uno de los peores distrintos, gracias a los ‘Drow’. Ellos se sostenían con los trabajos legales que les había buscado y las cosas iban más o menos sobre ruedas. Así que hacía falta que alguien se encargase de los problemas de día. Con mis sentidos de elfo oscuro podía percatarme de cosas que otros no y eso podía ser clave.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti[/Mara].- sentenció mi madre, dándome el segundo abrazo de mamá osa del día. Cualquiera se avergonzaría pero la verdad es que a mí me gustó notar el cariño de mi madre.

    – [Vincent]Te queremos mucho.[/Vincent] – añadió mi padre, como siempre, sincero a más no poder.

    – [Idris]Oh no, ¿ahora es cuando me decís que soy adoptado?[/Idris] – bromeé, como siempre que las cosas se volvían serias y trascendentales. Cuando mi madre se separó, se sentó al otro lado del sofá y se puso a leer mientras papá y yo veíamos una serie de casas en miniatura.

    – [Mara]Si necesitáis algún método anticonceptivo, podéis pasar por la consulta[/Mara].- añadió mi madre al rato. No sé qué estaba leyendo ni quería saberlo, mi madre era práctica para todo. No quería imaginármelos en la cama, de hecho, evitaba específicamente hacerlo porque mi mente tenía la manía de imaginarse a la gente intimando.

    – [Idris]¿Tienes 4XL?[/Idris] – pregunté, sonriendo.

    – [Mara]Ya te gustaría…[/Mara]- replicó ella, negando con la cabeza. Nota mental, no hacer ese chiste en reuniones con los Moondies.- [Mara]Y hablo en serio[/Mara]. – añadió.

    – [Idris]Que sí mamá, de una mala si no encuentro de mi talla podemos engancharnos al EndlessX[/Idris] – bromeé. Endless se había convertido prácticamente en el sustituto de internet, porque te metías directamente en él. No solo para jugar, para hablar, para buscar cosas, para ver películas o series en cines virtuales con gente en la otra punta del mundo. Y sí, evidentemente, internet estaba lleno de porno y gatos, así que Endless también. Habían sacado una línea de sex shop exclusivos incluso.

    – [Mara]¿Te he dicho alguna vez que eres adoptado? Y eso significa….que tienes ticket de devolución[/Mara].- replicó, mirándome, antes de dirigirse a la cocina.

    – [Idris]¡No puedes! ¡Los quemé todos![/Idris] – me levanté del sofá de un salto y solté una risa de villano.

    – [Mara]¿Seguro?[/Mara]- preguntó entrecerrando los ojos.

    – [Idris]Lo encontraré. Y entonces jamás os libraréis de mí.[/Idris] – me tras el sofá y cogí una manta para cubrirme con ella de forma teatral antes de irme

    – [Vincent]Está loco. Seguro que fue el aguacate.[/Vincent] – bromeó mi padre cuando me iba a la habitación. Le escuché comerse unas avellanas y cerré la puerta de la habitación para hablar con Coquito por si se ponían cariñosones. O si por suerte, me ponía yo cariñosete con Coquito y le apetecía hacer una videollamada nudista. Nah, seguro que Ellie no sería capaz ni de hacerse una foto subida de tono. En realidad íbamos a darle a la sin hueso y reírnos un rato de haber conseguido despertar el pastel de sus madres (eran mayoría femenina). Os lo confieso, cada día me caían mejor mis futuros suegros.

     

  • CONSEJO MATERNAL

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA, DÚPLEX DE LOS SOLO-NOVAK

    Últimamente tengo bastantes cosas que contar. Me he enganchado a esto de los diarios de mala manera y ya no hay quien me desintoxique, así que lo siento si saturo a la audiencia.

    La realidad es que con todo este tiempo libre me sentía como en el ojo de la tormenta, como si toda mi vida estuviera en pausa, esperando que tomase una decisión para ver si mi futuro se echaba sobre mí con rayos y granizo o si caían cuatro gotas y salía el sol.

    Tenía decisiones pendientes en el terreno romántico y en el profesional. Ya había hablado con Mike esa mañana mientras echábamos una partida en Endless en el mundo de Dragones y Mazmorras – mi avatar era Drizz Do’Urden, me había costado llorarle a mamá y a papá pero como era un consentido, lo había conseguido -. Mi hermano era un tío asertivo y quizá más ahora que estaba metido en las bacanales universitarias, así que me lo dejó claro y coincidía con Coquito, bueno, en una de las dos cosas, porque la otra iba sobre ella precisamente.

    Así que decidí pedir un poco más de ayuda y comentarlo con mis queridísimos padres, que si están leyendo esto quiero que sepan que los adoro y que me vendría bien la nueva InfiniBand. Cuando volví de dar un paseo y nadar por la playa, vi a mi madre en la terraza.

    – [Idris]¿Mami?[/Idris] – pregunté con una sonrisa.

    – [Mara]¿Qué quieres, Idris? [/Mara]- respondió con una media sonrisa. Allí estaba, con su sombrero de paja, regando las plantas de la terraza. Eché un vistazo para asegurarme de que la albahaca siguiera viva, era una pieza clave en mi cocina.

    – [Idris]Necesito tu ayuda.[/Idris] – comenté, observando mientras cogía unas tijerillas para podar. Mi madre era precisa con sus plantas como si estuviera operando a una persona. – [Idris]Temas del corazón.[/Idris] – añadí. Mi madre era muchas cosas: buena, paciente, seria, lacónica,  perseverante… y entre todas ellas, cotilla para los amoríos de sus hijos. A veces era tan práctica que parecía que iba a sacar el recetario y mandarte dos polvos por la mañana y dos por la noche. Es broma, porque cuando le pedí que me hiciera una receta así se negó.

    – [Mara]Espero que sea una metáfora.[/Mara]- replicó, dejando la regadera en el suelo y las tijerillas perfectamente colocadas en su sitio, donde nadie pudiera hacerse daño. Se sentó en uno de los sofás de mimbre de la terraza y me hizo una seña para que me sentase con ella.

    Me eché en una tumbona cerca de ella, despatarrado, me definiría mi madre. Hipo salió de su escondite y saltó a mi regazo para que lo acariciase. Ese gato llevaba con nosotros toda la vida y lo que le quedaba: era uno de los animales que les habían confiado los Daesdi y entre otras cosas, eran inmortales.

    – [Idris]Me gusta una chica.[/Idris] – confesé. Bueno, igual me he venido arriba con lo de confesé. Tampoco voy a extenderme pero había tenido escarceos con todo tipo de personas y mis padres los habían llevado todos bien, porque tampoco es que me los callase. Pero llevaba ya unos años muy calmado en ese aspecto, había una chica en concreto que me tenía comido el coco…el coco sexual.

    – [Mara]Siéntate bien.[/Mara]- hizo una seña y me incorporé. La cruz de oro blanco que llevaba al cuello se movió y la sentí fría al pegarse de nuevo contra mi cuerpo.- [Mara]¿Una chica que se llama Elle?[/Mara] – preguntó, perspicaz como ella sola en asuntos de amor.

    – [Idris]Qué bien me conoces, jodía.[/Idris] – le repliqué, sonriendo. La verdad es que había que armarse de paciencia para tenerme a mí de hijo.

    – [Mara]¿Y cuál es el problema?[/Mara] – me escaneó con su mirada. Aunque no hubiese luna en ese momento, sus ojos seguían pareciendo los de una loba. Me paré a pensar en su pregunta.

    – [Idris]Que no quiero estropear las cosas y no sé si ella pensará igual.[/Idris] – respondí. Hasta el momento Coquito y yo habíamos disfrutado de nuestra compañía y de nuestras bromas. Nos gustaba pasar tiempo juntos, pero igual era demasiado asumir que ella quisiera algo más. – [Idris]No sé cómo decírselo. Solo me sale bromear descaradamente.[/Idris] – añadí. En mi casa la sinceridad estaba a la orden del día. A mi madre le gustaba y por eso siempre se esforzaba en ser comprensiva.

    – [Mara]Déjate llevar, sé tú mismo y…que sea lo que Dios quiera.[/Mara]- me aconsejó, con cariño. Mi madre no era la mejor para dar muestras de afecto muy llamativas, pero siempre sabías que estaba ahí y pese a todo intentaba darlas. Tuvo mala suerte porque yo era todo un peluche abrazador. Me acuerdo que de pequeño, al poco de ser consciente de que era adoptado, rezaba todas las noches porque no se cansaran de mí.

    – [Idris]¿A ti te parece bien?[/Idris] – le pregunté. Habíamos tenido una charla hacía unos años respecto a eso mismo. Vale, de aquella ella era menor de edad, pero me había quedado la duda de que también le preocupase por ser hija de una de sus mejores amigas.

    – [Mara]Ahora sois dos adultos.[/Mara]- aclaró con su habitual paciencia. Añadió una diminuta sonrisa para que supiera que no había otras dudas ni peros.

    Sonreí ampliamente. – [Idris]A ver cómo me declaro…[/Idris] – fingí pensar, aunque en ese momento mi mente estaba bloqueada por la presión. – [Idris]Puedo aparecer envuelto en papel de regalo.[/Idris] – comenté.

    – [Mara]Idris…[/Mara]- mi madre negó con la cabeza. No quise decirle que eso ya lo había hecho en el dieciocho cumpleaños de Coquito.

    – [Idris]Mamá, relájate.[/Idris] – sentencié, riendo. – [Idris]Te veo tensa, ¿vamos a la calle? ¿a la calle?[/Idris] – bromeé. Mi madre ya estaba acostumbrada y las bromas con perros ya no le hacían efecto, salvo gracia…a veces….pocas.

    Sonrió, pero su cara volvió a su estado neutro al poco. – [Mara]Tienes que dejar de utilizar las bromas para camuflar tus sentimientos.[/Mara]- me aconsejó. Me conocía bien, pero en mis años no había conocido aún una forma mejor de hacerlo. Era parte de mi personalidad.

    – [Idris]Pero sé que a ti te da igual porque sabes que soy un peluche adorable relleno de caramelo.[/Idris] – le sonreí y la alcé en brazos, dándole un abrazo. La dejé en el suelo y miré hacia abajo para mirarla a la cara.

    – [Mara]Pero Elle querrás que te quiera por quien eres, no por lo que aparentas ser.[/Mara]- explicó, recolocándose el sombrero.

    – [Idris]No sé si le va a atraer mucho un niño lleno de miedos.[/Idris] – confesé, dejando salir la realidad, la duda que me atormentaba. Yo era bastante distinto cuando me conocías de verdad. Era un cachondo igual, sí, me gustaba reirme de la seriedad de la vida, pero eso no significaba que a veces no me alcanzase también. En la calle había visto cosas muy feas y el fantasma de Máscara Negra siempre me acechaba.

    Como elfo de la luna, podía ver perfectamente en la oscuridad, así que no le temía. A lo que si le tenía miedo era a lo que pudiera encontrar en ella. Tiene gracia, lo sé, y es absurdo, como muchos de los miedos.  – [Mara]Todo el mundo le teme a algo y tú no eres un niño.[/Mara]- me pasó una mano por el hombro, con cariño.

    – [Idris]¡Pero quiero teta igual![/Idris] – repliqué, echándome a reír.

    – [Mara]Cariño, te estoy hablando en serio.[/Mara] – respondió ella, intentando no reírse.

    – [Idris]Ya, perdón.[/Idris] – me disculpé, antes de darle un beso en la mejilla por su santa paciencia. – [Idris]No sé, a veces pienso que no me atrevo a decírselo porque está mejor sin mí.[/Idris] – aseguré. Ya está, ya lo había dicho. ¿Y si estropeaba el blanco de Coquito con mi gris tirando a negro? Nunca me lo perdonaría. Además, no solo es lo que yo fuera, si no lo que la gente pensara de mí. Nunca me habían afectado las valoraciones de otros demasiado, pero quizá a Elle sí, y a esas alturas de mi vida ya me habían tomado muchas veces por ladrón, pandillero y vete a saber qué más. – [Idris]Tengo mucha maleta y ella es feliz y buena…no quiero que se entristezca o se compadezca de mí.[/Idris] – el asesinato de mis padres biológicos no definía del todo mi vida, porque me había criado con una familia maravillosa, pero evidentemente me había afectado, había creado un trauma que me acompañaba de manera subconsciente, un miedo a la pérdida que me nublaba el juicio. Supongo que la historia de los Moondies también influyó, igual que el trabajo de mi padre, pero si me había dedicado a salir por las noches desde que era joven para luchar contra los seres oscuros era porque uno de ellos había matado a gente inocente y no quería que nadie más pasara por eso.

    – [Mara]Solo ella puede decidir si está mejor contigo o sin ti.[/Mara]- sentenció mi madre, mirándome fijamente. Razón no le faltaba, pero eso no hacía más fácil imaginarse el «no» en sus labios. – [Mara]Yo no quería ser madre hasta que te conocí.[/Mara] – explicó. Como soy un payaso, al sentir que me emocionaba lo que acababa de decir, se me soltó la lengua.

    – [Idris]Ya sé que soy tu favorito.[/Idris] – repliqué sonriendo mientras me acercaba a la neverilla de fuera para sacar una cola light y un vaso de agua con menta y cosillas verdes del que le gustaba a mi madre.

    – [Mara]Eres uno de mis dos hijos favoritos.[/Mara]- le dio un sorbo y lo dejó en la mesa.

    – [Idris]Mike no está, puedes confesarlo.[/Idris] – bromeé, guiñándole un ojo con complicidad.

    – [Mara]Eh, quiero hablar con mi hijo.[/Mara]- me puso un dedo en el corazón, con su habitual precisión, era como la ‘Érase una vez el cuerpo humano’ convertida en madre. – [Mara]Sin coraza.[/Mara] – sentenció.

    Cuando apartó el dedo, me cubrí el torso de una coraza de hielo. El frío no me incomodaba, al contrario, ese día hacía aún bastante calor y me reconfortó. Chasqueé los dedos y la hice romperse. Hipo se puso a lamer un trozo de hielo. – [Idris]Vale. Dime.[/Idris] – no sé de quién había sacado el talento dramático. De Karen quizá.

    – [Mara]Sé tú mismo y si a Elle no le gusta, es que no es tu Selardi.[/Mara]- dijo con una sonrisa que casi se convierte en risa. No creía lo que acababa de pasar y lamenté no haber estado grabando la conversación. De nuevo, eché de menos mi sueño adolescente de tener un loro al que enseñar a decir «Fue Vincent. Fue Vincent«.

    – [Idris]Vale, si mi madre intenta bromear es que voy detrás de la chica adecuada.[/Idris] – afirmé, echándome a reír.

    – [Mara]Intenta y lo consigue, quieres decir.[/Mara]-  alzó una ceja y cogió un trozo de limón de la nevera que exprimió en su agua.

    – [Idris]Eres mi maestra.[/Idris] – le hice un gesto y con la mano libre aferré la lata y la enfrié un poco más. Ella me acarició el poco pelo que tenía. Para ella eso era como un beso.

    – [Idris]Si al final tengo hijos con Elle…[/Idris] – empecé a decir, esperándome la inminente charla sexual de mi madre. Puse mi ímpetu en que pareciera una frase seria, dándome cuenta sobre la marcha de que sí me veía teniéndolos. – [Idris]Me gustaría que salieran tan guapos como los tuyos.[/Idris] – añadí, partido de risa.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti.[/Mara]- me miró a los ojos y fue como si me atravesara el alma con ellos. Mi madre siempre se aseguraba de que Mike y yo supiéramos que estaba feliz con nosotros, incluso con todas las que yo había armado. Aunque en mi defensa diré que cuando me detenía la policía normalmente era patrullando por la noche. Negro, armado y con una banda…blanco y en botella.

    Le dediqué una sonrisa sincera antes de que volviera a sus plantas. – [Idris]Mamá…[/Idris] – la llamé. – [Idris]…te quiero.[/Idris] – confesé. Mis padres me lo habían dado todo, se lo debía todo y siempre estaban ahí cuando les necesitaba.

    – [Mara]A ver si vas a estar malo de verdad…[/Mara]- replicó guiñándome un ojo.

    – [Idris]Para una vez que se pone uno serio…[/Idris] – respondí. Si, vale, mi defecto era esconder cómo me sentía, aunque con las cosas positivas no tendía a hacerlo tanto. Pero a veces uno se olvida de pequeños detalles muy importantes, dando por hecho que las personas que queremos lo saben, cuando a veces necesitan escucharlo.

    – [Mara]Yo también te quiero.[/Mara]- respondió ella, antes de volver a coger las tijeras para dejar las plantas como nuevas.

    Me levanté y la dejé disfrutar de su rato de tranquilidad mientras me iba a ver al calvo de Saitama en InfinityTV, tenía mucho en lo que pensar aunque mi madre me había ayudado a calmar algunas dudas. La realidad era que temía el rechazo con todo mi ser y el de Elle, más.

    Así que yo, que soy como soy, no tardé en empezar a imaginarme conversaciones en la cabeza. Quedaba con Elle en uno de los restaurantes de Louna que le encantaban, ‘Tuscany‘. Comíamos bien y en el postre me decidía a contarle lo que sentía:

    – [Idris]Coquito, quiero contarte algo…[/Idris] – decía yo, vestido casi de traje pero sin corbata, con mi voz grave y sexy.

    – [Elle]Yo también. Las cosas con Blue van en serio, vamos a salir juntas.[/Elle] – explicó, sonriente.

    – [Idris]Mierda, ¿y no hay sitio para un sandwich de Idris? A tus padres les va bien.[/Idris] – sentenció mi yo imaginado, tan payaso como el real.

    Ella negó con la cabeza, así que borré la situación y volví a empezar.

    – [Idris]Coquito, estás muy guapa esta noche.[/Idris] – esta vez iba con un polo rosa y unos chinos, más informal. Al principio me imaginé con gafas de sol pero luego me di cuenta de que me había imaginado todo siendo de noche.

    – [Elle]Gracias. Es que luego he quedado con Mike, estamos juntos.[/Elle] – explicó, de nuevo sonriente.

    – [Idris]¿Con Mike? No, caca, caca. Hermano equivocado.[/Idris] – repliqué. Perra imaginación.

    – [Elle]Pero Idris, tú no me gustas de esa manera.[/Elle] – joder, mi mente iba en mi contra la cabrona.

    Venga, siguiente toma, vamos a ver si arrancamos algo bueno.

    – [Idris]Ellie yo…[/Idris] – empecemos con algo más suave.

    – [Elle]Dris, me gusta tu amigo. Jaheem.[/Elle] – sentenció.

    – [Idris]¿¿EL TRONAO??[/Idris] – pregunté. No esperé la respuesta.

    Vamos a por una, venga, positivismo.

    – [Idris]Coquito, te quiero, no puedo vivir sin ti. Desde que paso más tiempo contigo, no sé estar solo, te echo de menos cada minuto.[/Idris] – a vaciarse como una jibia.

    – [Elle]Oh Dris, por fin, no puedo resistirme más a tus encantos. Desnudémonos y hagámoslo en la mesa para celebrarlo.[/Elle] – respondió ella, subiéndose a la mesa para empezar a quitarse la camiseta.

    Aquí voy a cortar porque creo que no os interesa. Una de cuatro, bueno, si tenía un 25% de posibilidades de estar con Elle – con erótico resultado –  tenía que lanzarme a la piscina. Ellie era lo blanco de mi huevo kinder, no podíamos estar separados.