Moondale

Etiqueta: family: Xander y Elle

  • LA CAMISETA DEL MEJOR HERMANO DEL MUNDO

    Ellie – Kvasir

    Mañana

    Lo más difícil de lidiar con la pena, es que no siempre eres capaz de llorar para sentirte mejor. Cuando mi familia nos reunió a mi hermano y a mí para comunicarnos la noticia de que que mi abuela había muerto, noté como si me hubieran arrebatado algo importante. Quise gritar, llorar o expresarlo de alguna forma, pero me quedé bloqueada.

    Observé a Xander, que lloraba a lágrima viva y supe que su reacción era la más sana y natural. Los días pasaban y mis primas y mi hermano iban lidiando con ello cada une como podían y yo continuaba en un estado de apatía constante, con un nudo en la garganta que me impedía actuar con normalidad.

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  • LAZOS

    XANDER ECHOLLS

    TARDE – LA KVASIR

    Entramos al almacén sin que me viese capaz de articular palabra en todo el camino. Notaba que Jane estaba preocupada por lo que Ezra había vivido con Omega, pero no podía llegar a hablar porque me asaltaba continuamente la idea de que en su subconsciente empezara a temerme después de haberme visto poseído por aquél animal, persiguiéndola sin cesar.

    De nuestro silencio sepulcral pasamos al alboroto que había allí dentro. Ezra caminaba de un lado a otro, pensativo, en una pose en la que nunca había visto a Elle. Ella por su parte seguía transformada, encerrada en una especie de jaula en la que no me había fijado antes, aunque no es que me hubiera dado mucho tiempo a bajar al almacén. Tenía sentido, según se le había escapado a Julia, en aquella nave habían viajado sobrenaturales de todo tipo y con el descontrol de mantener los ciclos de transformación dependientes de la luna, necesitaban un lugar en el que tenerles.

    – [Ezra] No he sido capaz de ayudarla a contenerlo.[/Ezra] – los ojos de Elle me miraban con una culpa y un desánimo que no eran habituales en ella. En ese caso no habría necesitado el poder de Jane para saber que hablaba con Ezra y no con ella.

    – [Xander]Lo sé, hace un poco…. estuve en vuestras mentes.[/Xander] – no sabía cómo decirlo porque me avergonzaba esa intromisión. No había sido del todo voluntaria, en especial por los recuerdos que había visto en la suya. Viendo como estaba ahora de preocupado, aquella conexión debió ser porque tenía demasiado en la cabeza, traumas muy fuertes volviendo tras una época de calma. Tampoco era el momento de hablarlo, lo aclararía con él y le ofrecería mi ayuda cuando lo demás estuviese solucionado.

    – [Jane]¿Ellie?[/Jane] – preguntó Jane. En la jaula, el licántropo que había tomado el control gruñó, sin apartar la vista de ella, de mi aspecto. Quizá recordaba que hacía muy poco estaba corriendo detrás.

    – [Xander]Nos vendría bien contar con ella. [/Xander]- respondí. Ezra me miró, esperando una explicación más concreta. Le conté lo de los intrusos y las personas que habíamos verificado. Aún faltaban muchos, pero sabíamos de al menos uno que sí era un polizón. Casualmente el que no habíamos visto por ninguna parte.

    El licántropo gruñó, acercándose a la jaula como si estudiase la forma de salir.

    – [Xander]¿Que podemos hacer?[/Xander] – le pregunté. Ezra era el experto, había convivido con esa criatura desde que la Amy de su mundo le había convertido para salvarle la vida. Él mismo lo había contado, pero ahora lo había presenciado en directo en sus recuerdos.

    – [Ezra] Hablarle, la conocéis mejor que yo. Si os escucha tal vez sea capaz de revertirlo.[/Ezra]- sugirió, cruzándose de brazos, como si le incomodara no poder hacer nada. Tomé nota de nuevo de que tenía que hablar con él más adelante. Con su pasado, estar aquí sumergido entre caras conocidas pero sin que apenas nadie le conozca a él, debía ser duro. Era el tipo de cosas que se pueden tratar a tiempo, antes de que se cronifiquen.

    – [Xander]Me cuesta saber cómo hablarle sin ser… yo.[/Xander] – admití, acercándome. Cada paso que daba con ese cuerpo era como si lo hiciera con mi mente fuera de él. Trataba tanto de evitar sentirme «en ella» que me disociaba de los sentidos y perdía capacidad de reacción. Quizá por eso cuando el licántropo acercó el hocico, retrocedí. – [Xander]Ellie, se que estás ahí, necesitamos tu ayuda, todos.[/Xander] – le pedí. Miré a los ojos de aquella bestia, pero allí poco había de Elle. Lo que quedaba de mi hermana estaba enterrado profundamente, el resto, tanto el cuerpo como la maldición del lobo, eran de Ezra. – [Xander]Yo siempre la he necesitado. [/Xander]- acerqué una mano muy despacio. Elle era mi roca, aunque era la pequeña, siempre había afrontado las cosas con más alegría que nadie.

    El lobo olfateó el aire y de un instante a otro enseñó los dientes, preparado para atacar. No podía funcionar así, funcionaba por instintos, por sensaciones físicas y nosotros estábamos todos cambiados.

    – [Xander]No sé si en persona va a funcionar.[/Xander] – pregunté alejándome. Vi que Jane se acercaba para ver si podía hacer algo, pero el lobo golpeó la jaula, tratando de acabar el trabajo que había empezado antes. Me pregunté si en el fondo, sabía que era Jane y la perseguía por el recuerdo de Omega. No era descabellado, mi tío no controlaba su licantropía pero estando transformado había protegido a mi tía Diana y en la ‘Guerra de Moondale’ a todos los demás.

    Miré a Jane. Era consciente de que solo teníamos una forma de llegar hasta Elle, pero me daba pánico.

    – [Jane]Tienes que entrar en su cabeza y ayudarla a salir.[/Jane]- dijo ella, leyéndome el pensamiento sin necesidad de un poder. Dios, había echado de menos estar juntos tanto que ya no recordaba esa sensación de estar tan compenetrados.

    – [Xander]No puedo arriesgarme a volver a perseguirte[/Xander]- dije acercándome. Por conseguir que estuviera a salvo arriesgaría casi cualquier cosa.

    – [Jane]Eso lo has hecho siempre, Alexander.[/Jane]- sonrió y me guiñó un ojo y con ese gesto tan sencillo, consiguió lo imposible, hacerme sonreír cuando todo parecía en contra.

    Pese al peligro exterior, pedí a Ezra que me atase de la mejor forma que supiera y me concentré. No era lo mismo entrar en la mente de una persona con ese poder que llevar a otros también.

    Lo primero que hice fue llegar hasta ella. Fui con calma, sin dejarme llevar para no quedar a merced del lobo. Esta vez las sombras se disiparon y me sentí diferente. Miré mis manos, estaba en mi propio cuerpo, algo lógico al ser la representación de mi mente en la de mi hermana, pero era un alivio confirmarlo.

    La oscuridad de antes dio lugar a un refugio de madera a través de cuyas ventanas se veía una inmensidad de blanco que de alguna forma, era cálido. El interior parecía tan amplio como para que entrasemos todos los de la nave y unos cuantos más. Había varias mesas con chocolates calientes y mantas apiladas en varios sofás. El fuego de la chimenea era agradable. Era Elle, no había duda.

    Una vez afianzado allí, empecé a traer a todos los demás. Busqué la mente preocupada de Jane, los pensamientos atribulados de Ezra y para esta misión, también el aire fresco y picante de la de Idris. Al cabo de un rato conseguí que todos se manifestaran allí.

    – [Idris]¿Y esto?[/Idris] – preguntó Idris. Se sorprendió al escuchar su voz y se miró las manos. – [Idris]Nunca me he alegrado tanto de verme las manos[/Idris] – puso una de sus sonrisas, tan amplias que parecía imposible sonreír más que él.

    – [Xander]Estamos en la mente de Elle. [/Xander]- aclaré. Mi mirada se posó en Jane, que volvía a estar en su cuerpo. Me alegraba de verla, aunque había estado a mi lado, había echado de menos sus gestos que ya se habían convertido en algo familiar para mí y que había perdido durante mucho tiempo.

    – [Idris]Me encanta lo que ha hecho con este sitio.[/Idris] – comentó Idris emocionado. En ese momento estaba inclinado sobre una de las ventanas para ver como ondeaba al viento una bandera con los colores del arcoiris. – [Idris]Bueno,¿me vais a decir que pasa?[/Idris]

    Idris se sentó frente a un chocolate del que empezó a dar buena cuenta. Suspiré y lo expliqué todo una vez más. Me di cuenta de que estaba cansado y necesitaba recargar las pilas dejando de contar la situación a todos una y otra vez, pero dependían de mí. Era a mí a quien había tocado llevar el poder de Jane y la carga de saber lo que pasaba. – [Xander]Estamos intentado que Elle vuelva a su forma humana.[/Xander] – añadí.

    Me eché hacia atrás, cansado. Reconocí el tacto de aquél sofá, era como el de nuestra casa, en el que nos habíamos sentado más de una vez con papá, mamá, mamá Sasha y Dante.

    – [Idris]Tu tía Lucy nos pilló a Cole y a mí cuando éramos pequeños en un armario espiando, cuando el cambio de cuerpos. Digo por si necesitas saber que soy yo.[/Idris] – aclaró. Negué con la cabeza, había olvidado aquello y creo que prefería no recordarlo. – [Idris]Oye Jane igual a tu hermano le ha dado un parraque al quedarme así. [/Idris]- dejó su segunda taza de chocolate en la mesa, echó la cabeza atrás y sacó la lengua, como si le hubiera dado algo.

    – [Jane]Elliot no suele perder los nervios nunca.[/Jane] – respondió ella, mirando un cuadro con una foto en la que salían ella y mi hermana.

    – [Ezra] Tened cuidado, el licántropo puede andar por aquí cerca.[/Ezra] – Ezra no se había sentado desde que habíamos llegado, se había mantenido de pie, alerta, escuchando cada ruido.

    Me puse en pie y empezamos a buscar

    – [Jane]Creo que no deberíamos inspeccionar todos. La mente de alguien es algo muy personal.[/Jane] – me fijé en que desviaba la mirada hacia otras fotos. En la mente de mi hermana estaba representado todo aquél que le importaba y quizás a Jane le abrumaba ser tan querida por ella. Normalmente pensaba que era más una molestia por su carácter más que importante para los demás.

    – [Idris]Bueno pero… hermano, mejor amiga barra interés amoroso, su otro coquito y mejor amigo…[/Idris]- replicó Idris señalando a cada uno de nosotros. Me llevé de manera instintiva una mano a la parte trasera de la cabeza y me rasqué con suavidad, era un gesto que hacía alguna vez si estaba incómodo y en ese caso lo había conseguido la mención de Jane como interés amoroso.

    No era un secreto que mi hermana cuando era joven veía a Jane con otros ojos, pero llevaban ya muchos años siendo mejores amigas y aun sabiendo lo que yo sentía por ella, Ellie nunca me había dicho nada al respecto, solo me había animado. Tenía que tomármelo solo como una broma como hacían Idris y ellas dos, pero en esa ocasión me había dejado pensativo.

    – [Jane]Yo me quedo aquí entonces.[/Jane]- respondió Jane cruzándose de brazos, señal inequívoca de que no pensaba cambiar de opinión. Pensé quedarme con ella, pero no me atrevía a dejar a mi hermana en manos de nadie más.

    Un gruñido gutural salió de la trampilla, pero lo que me hizo lanzarme a entrar allí fue un sollozo tenue que se escuchaba de fondo. Lo conocía, pese a no haberlo escuchado mucho porque ella siempre era la alegre, la esperanzada, sabía que era mi hermana.

    – [Idris]¿Cómo llevais la claustrofobia?[/Idris] – preguntó Idris adentrándose. Sus ojos de elfo oscuro le permitirían ver mejor en la oscuridad y guiarnos en un entorno en el que teníamos las de perder. Eso, suponiendo que sus poderes funcionaran en aquél lugar. La mente de Elle seguiría las reglas de su propietaria, aunque en ese momento, afectada por el licántropo, podía jugar en nuestra contra.

    Caminamos una eternidad sin ser conscientes de las dimensiones reales de aquél pasadizo. Cuando al final el conducto se amplió, Idris se detuvo al lado de Ezra.

    – [Idris]A Jane no le falta razón. Por muchas ganas que tenga de ver a Coquito, esto es cosa tuya. [/Idris] – la sonrisa de Idris me resultó tranquilizadora y me pregunté como tendrían que ir de mal las cosas para que alguna vez dejara de sonreír.

    – [Ezra]Pero estaremos aquí por si hay problemas.[/Ezra] – añadió Ezra. Desde donde estábamos de la sala que se abría ante nosotros solo se veía una jaula en el centro, con una niña pequeña de cabello rubio en su interior. El resto, lo que compondría los elementos principales de la mente de mi hermana, estaba oculto en las sombras.

    Asentí y me interné en las sombras, acercándome a la jaula mientras recordaba la facilidad con la que el lobo me había emboscado la última vez, haciéndome perseguir a Jane. – [Xander]¿Ellie?[/Xander] – pregunté al acercarme. Debía tener unos ocho años, quizá menos. Era antes de que nos cambiáramos de cuerpo, cuando Jane y yo aún éramos uña y carne.

    – [Xander]Ellie, soy Xander.[/Xander] – volví a llamarla.

    – [Ellie]No eres Xander. Xander es pequeño[/Ellie].- su voz sonaba débil, como si estuviera más lejos de lo que en realidad estaba.

    – [Xander]No, los dos somos grandes ya. Tan grandes como mami, papá y mamá.[/Xander] – le dije. Ella se giró y me miró con esos ojos que solían estar tan llenos de alegría pero ahora estaban enrojecidos por las lágrimas ya pasadas.

    – [Ellie]Yo no quiero ser grande[/Ellie].- negó con la cabeza.

    – [Xander]Necesito que seas grande como yo Ellie, no puedo hacerlo sin ti. Somos un equipo.[/Xander]

    – [Ellie]No[/Ellie].

    – [Xander]Todos te necesitamos Ellie. Jane, Idris y Ezra han venido aquí conmigo para ayudarte.[/Xander] – pensé que mencionarle a personas que eran importantes en su futuro más que en su pasado quizá le daría perspectiva. Con Idris tenía trato cuando era pequeña, pero nada comparable a lo que tenían ahora. Con Jane tenía bastante menos y ahora eran inseparables. Y a Ezra ni siquiera lo conocía por aquél entonces.

    – [Elle]No los conozco[/Elle].

    – [Xander]Sé que no vas a olvidar a Jane, que es tu mejor amiga. A Ezra que es tu primo perdido durante años o a Idris que …bueno, es tu pareja, creo.[/Xander] – no quería pillarme los dedos con lo que tuviera con Idris. Desde fuera parecían una pareja, pero ellos nunca lo habían «formalizado».

    – [Elle]Puaj[/Elle].- replicó haciendo un gesto. Tuve un brillo de esperanza al verla sonreír y acercarse a mí, hacia la puerta de la jaula.

    – [Xander]Eso dices ahora, seguro que se te pasa pronto.[/Xander] – le dediqué una sonrisa. Yo mismo no recordaba cuándo había empezado a gustarme Jane, pero para cuando me quise dar cuenta ya estaba pasando todo lo de sus padres y nuestra pelea.

    Ellie me hizo un gesto para que me agachase.- [Elle]¿Cuántos años tienes, cincuenta?[/Elle] – sonrió con picardía.

    – [Xander]Qué simpática te veo. No tengo ni treinta, señorita.[/Xander]

    – [Elle]Estás viejo[/Elle].- dijo sacándome la lengua.

    – [Xander]Y tú canija.[/Xander] – repliqué devolviéndole el gesto. Por un momento me sentí como si fuéramos pequeños y nada hubiera cambiado, no tuviéramos las preocupaciones que teníamos ahora, con nuestro futuro y nuestras vidas en juego a diario.

    – [Elle]Hay un lobo muy grande[/Elle]. -susurró. Me pareció sentir su aliento en la nuca, pero sabía que eran imaginaciones mías así que no me giré.

    – [Xander]Lo he visto. Está convencido de que puede contigo. Yo sé que no.[/Xander] – la animé. Aquellos eran sus dominios, podía contenerlo.

    – [Elle]Creo que come niñas[/Elle].- temblaba visiblemente.

    – [Xander]Te he visto poder con cosas más grandes.[/Xander]

    – [Elle]¿Seguro?[/Elle]

    Actué por instinto, confiando en que en aquél dominio de la mente, con los poderes de Jane de mi lado, sería capaz de hacerlo. Le mostré el combate que había tenido lugar en Senatus, junto a Calliope. Cómo había luchado contra todos aquellos soldados expertos y nos había protegido a los demás. Incluso cuando Calliope «cayó» y ella trató de ayudarla.

    Elle parpadeó, asombrada.- [Elle]Mamá no me deja ver esas películas[/Elle]. – mamá siempre era la que estaba pendiente de que papá o mamá Sasha no estuvieran viendo algo que nos pudiera impresionar. Igual que lo había dado todo por salvar el mundo, lo había dado todo día a día por salvarnos a nosotros.

    – [Xander]Cuando seas mayor la protagonista eres tú.[/Xander] – le dije sonriendo. – [Xander]Pasan cosas malas, pero nos salvaste.[/Xander] – lo de Calliope le rondaría la cabeza mucho tiempo. Para Ellie era un fallo, un miedo, una inseguridad que no la dejarían sola, pero ella había hecho todo lo posible.

    – [Elle]Si me voy a poner de vieja como tú, prefiero no ser mayor[/Ellie].

    – [Xander]A ti te sienta mejor la edad.[/Xander] – volví a recurrir al poder y le mostré imágenes de todos en los días posteriores a encontrar la nave, cuando el destino incierto en el que nos habíamos visto envueltos quedó cubierto por el alivio de encontrar un refugio donde las risas y los buenos momentos sustituyeron por un instante al miedo y la preocupación.

    Mientras lo veía todo y su «centro» se hacía más brillante, Elle crecía y con el aumento de luz empecé a ver detalles en la sala que recordaban a cada una de las personas que eran importantes para ella. Ellie nos atesoraba en lo más profundo de su ser.

    – [Elle]¿Vamos a por ese bicho?[/Elle]- preguntó con una sonrisa ya de vuelta a su yo adulto.

    – [Xander]Juntos.[/Xander] – le di la mano y ella tiró de mí hasta darnos un abrazo del que me costó salir. A veces lo único que hace falta en los malos momentos es saber que hay personas que siempre te apoyaran. Ellie era uno de los pilares de mi vida y solo podía desear que Bowie pudiera terminar sintiendo el alivio que yo sentía al tenerla como hermana.

  • LLEGANDO A NUESTRO DESTINO

    NATE ROGERS

    SENATUS – TARDE

    Viviendo solo desde que puse un pie en la Tierra, me había acostumbrado a la compañía de las series y las películas. Había consumido bastante ficción a esas alturas, y como todos, tenía mis gustos. Entre ellos no estaba la antigua Roma, más allá de Asterix y Obelix. Y claramente, ellos no estaban allí.

    Después de colocarnos aquellas togas y sandalias, con las que me sentía como un auténtico payaso, seguimos andando a la comitiva de la mujer que había intercedido por nosotros. Se llamaba Calliope Asheby, así que a estas alturas si habéis leído el resto de los diarios, os podréis imaginar por qué no nos separamos de ella. Por si no es así, os lo diré, una de las Daë se llamaba Eleanor Asheby, la Kvasir de ese grupo, a la que se había enfrentado Daniel.

    Pese al peligro, necesitábamos reunir a los Daë, porque estaba claro que ningún otro camino nos llevaría a escapar de ese mundo. Así que después de discutirlo, tuve que admitir que era lo mejor que podíamos hacer y cargar con el peso de sacar a aquellos chicos a salvo de la ciudad.

    Estábamos a punto de llegar a ‘Nova Pompeya’. Calliope se mostró bastante sorprendida al escuchar a Bowie mencionar a Roma. De manera escueta conseguimos enterarnos de la supuesta historia de aquellos romanos perdidos en otra punta del universo, concretamente en la Galaxia del Ojo Negro, aunque no había querido dar detalles a los demás para no abrumarles con la distancia a la que nos encontrábamos.

    Aparentemente, en algún lugar alejado del último de los muros que protegían a la civillización, podían encontrarse los restos de las grandes ciudades romanas, arrasadas por la mano de los sobrenaturales. La primera de ellas, fue Pompeya. Uno de sus habitantes huyó de la devastación creada por un demonio y avisó a la ciudad de Roma, pero no le escucharon y la capital fue la siguiente. Los romanos que sobrevivieron huyeron y fundaron una ciudad llamada Nova Pompeya, resguardada por muros contra la amenaza sobrenatural.

    Al parecer las patrullas fuera de las murallas eran algo habitual y por norma general, se acababa con todos los sobrenaturales. Vi la primera muralla poco después de salir del campamento. Era impresionante, al menos triplicaba mi altura y las puertas tenían que ser movidas por un grupo de varias personas. Tras ella, había interminables campos de cultivo y granjas. Caminamos durante horas, con solo un poco de pan de trigo y vino diluido en agua,  hasta llegar a la segunda muralla, aún más imponente, al menos el doble de gruesa que la anterior.

    Cuando la cruzamos, seguimos un camino guardado por la visión de templos cercanos a diversos dioses. La senda empedrada ascendía hasta una colina, sobre la que se asentaba la ciudad.

    Me gusta el arte, como persona observadora del mundo, me maravilla la capacidad de creación de la raza humana. Pero tengo que admitir que no sé mucho de arte. Seguramente no haga justicia con mis descripciones a la belleza arquitectónica de aquella ciudad. Las murallas cumplían su cometido, no eran bonitas porque no debían serlo. Pero los templos y aquél portal de entrada a la ciudad desbordaban la visión con sus labrados y sus figuras.

    En los campos habíamos visto unas pocas personas. En los templos, a lo lejos, se veían bastantes aglutinándose en la entrada. La ciudad, sin embargo, era un hervidero. No daba tiempo a procesar lo que veía. El bullicio del mercado, las calles repletas de gente en sus quehaceres. Bowie nos iba dando indicaciones, por suerte ya en voz baja después de que Elle se lo pidiera. Sus explicaciones ayudaban a distinguir a los ciudadanos en base a algunos de los colores que llevaban, especialmente si vestían de rojo o morado.

    Vimos personas de todos los estratos: ricos, pobres, esclavos. Todos juntos en el mismo espacio, algunos siendo vendidos allí mismo, otros comprando. Pasamos por delante de prostitutas a plena luz del día en calles principales. Recuerdo la imagen de una mujer semidesnuda al lado de una estatua impresionante que en nuestro tiempo estaría en un museo.

    Todo era extraño, cautivador en su medida. O casi todo. Lo que no llega a través de los libros de historia es que los mercados de productos frescos, huelen, igual que las gentes y los animales, aunque pasado el mercado, empezó a difuminarse a medida que nos acercábamos a una enorme plaza cuyo centro estaba marcado por una fuente dominada por la estatua de dos bebés alimentándose de una loba. Desde allí, a lo lejos, se veía un coliseo enorme. Al parecer, estábamos frente al Senado.

    Calliope se marchó y los soldados nos condujeron a un edificio grande, cercano al mismo. Parecían unas dependencias para los altos cargos militares. Nos llevaron a una sala sin salidas y se quedaron fuera, escoltando la puerta.

    En cuanto lo hicieron, Bowie sonrió y se acercó a una zona que parecía un escalón. Cruzó las piernas en postura de meditación y cerró los ojos. En el tiempo que llevaba con nosotros, habíamos aprendido algunas cosas sobre Rainbow y su biología que por lo general, eran un misterio. Bowie no necesitaba dormir de forma continuada, su mente funcionaba de una forma diferente y al igual que no olvidaba, no tenía que dormir y soñar para asimilar la información. Ella lo hacía a voluntad, con momentos de pausa como aquél, en los que se sumía en una especie de trance al que Elle llama a veces «la siesta».

    Ese tipo de cosas me hacían pensar en lo poco que sabíamos de lo que habían hecho con ella. Mis aptitudes habían sincronizado más de una vez con ella y sus emociones estaban muy dirigidas aún, muy lógicas, pero en todas había sentido algo oscuro subyacente: dolor. A veces me paraba a pensar en que, pese a que lo habíamos aceptado como parte de sí misma y ella parecía estar bien, saber que han modificado tu propio cuerpo de formas que desconoces, es aterrador.

    Con Bowie sumida en la «siesta», Xander se apoyó en una de las paredes con aspecto de cansado. –  [Xander]Tenemos que salir de aquí en cuanto podamos. Solo espero que Calliope sea de verdad la hermana de la Daë.[/Xander] – sincronicé sus sentimientos y empecé a sentir que el peso del mundo pesaba sobre mis hombros. Todo resultaba preocupante y había muchas cosas que podían salir mal.

    – [Elle]¿Qué te pasa, seta?[/Elle] – preguntó Elle con su habitual ánimo. Solo escuchar esas palabras me devolvió un ápice de luz y esperanza en el mundo. Si seguía existiendo alguien como él, entonces no todo iba tan mal.

    Xander esbozó una sonrisa, sintiendo exactamente lo mismo que yo, o más bien, al revés. – [Xander]Demasiadas preocupaciones.[/Xander] – aseguró. Había tanta preocupación que Xander no podía estar haciendo otra cosa que pensar en todos los demás.

    – [Elle]¿Qué te preocupa?[/Elle] – preguntó su hermana, acercándose.

    – [Xander]Son muchos y somos extranjeros y sobrenaturales.[/Xander] – empezó a decir, sus argumentos calaban en mi mente, influenciada por su estado de ánimo. Teníamos todo en contra, no había ninguna salida fácil. – [Xander]No sabemos donde están los demás, Omega sigue libre…[/Xander] – añadió. ¿Por qué nada podía salir bien? Absolutamente nada, no importaba cuanto lo planeases.

    – [Elle]¿Que te preocupes va a ayudar en algo? ¿Omega se muere por exceso de preocupaciones?[/Elle]
    añadió, sonriendo. Xander levantó la mirada y sus ojos se cruzaron con la sonrisa de su hermana. Se quedó callado un momento, debatiéndose, seguía preocupado, pero Elle no, y tenía sentido. Una chispa de determinación le sacudió y se incorporó, más erguido.

    – [Xander]Menos mal que me han enviado contigo.[/Xander] – admitió sonriendo. Podía decir lo mismo, el enlace emocional que tenía con ellos ponía un límite a mis poderes. Si hubiera tenido que ir de misión con Xander, Jane, Amy y Leo, habría tenido menos fuerza que una mosca.

    – [Elle]Es que molo.[/Elle] – se pavoneó. Elle irradiaba seguridad y autoconfianza, aunque en el fondo, tuviese dudas muy arraigadas. Pero ella era así, había aprendido a llevarlo de una forma muy distinta a su hermano y a su madre.

    – [Xander]Estás encantada porque siempre has querido ir de toga.[/Xander] – bromeó Xander. Elle había disfrutado desde pequeña los carnavales y la noche de Halloween. Quizá cuando consiguieramos volver a casa pudiese ir a Rio.

    – [Elle]Siempre me han gustado los de disfraces.[/Elle]- aseguró. Cuando la vi guiñarle un ojo entendí el doble sentido. – [Elle]Que te diga Idris.[/Elle] – aunque Elle lo dejó bien claro.

    Me forcé a mí mismo a quitarme esa imagen de la mente. Era mi pequeña Elle, pero había crecido tanto. Todos lo habían hecho. – [Xander]Demasiada información.[/Xander] – afirmó Xander. Elle se echó a reír y solté una carcajada, sincronizado con ella.

    – [Elle]Vas a ser el oruga toda la vida.[/Elle]- replicó, pinchándole con un dedo en el costado.

    – [Xander]Qué le vamos a hacer.[/Xander] – respondió Xander sonriendo. Su infancia iba a pasar al recuerdo de sus padres porque había sido un niño terriblemente bueno, pero muy inconformista y decidido. Cuando Xander quería algo, ya fuera que lo durmieran en brazos, comer solo lo que él quería o que alguien en concreto le acompañase, no se detenía hasta conseguirlo. – [Xander]Vale, entonces qué propones ‘Joy’?[/Xander] – trató de devolverle el apodo, pero no cuajó mucho porque todos sabíamos que ese no era uno de los apodos de infancia de Ellie.

    – [Elle]Disfrutar la experiencia.[/Elle]- sentenció, sonriente.

    – [Nate]Por eso me gusta estar cerca de Elle.[/Nate] – intervine, también sonriendo. Elle me provocaba un subidón anímico que me daba fuerzas suficientes como para derribar una de aquellas paredes.

    – [Elle]Seríamos OTP si no fuera una idea horrible.[/Elle] – añadió. Sentí un escalofrío en la espalda y los dos nos reímos. Por muy grandes que fueran ya y muy poco que envejeciese yo, aquellos eran mis niños, nunca los vería de otra forma.

    Escuchamos ruidos en la puerta y Bowie abrió los ojos, colocándose a nuestro lado. Alguien se acercaba, así que teníamos que estar preparados. Sentí la sensación de urgencia de Xander, la absoluta concentración de estar preparado para todo. Curiosamente, pese a ser despreocupada, Elle también estaba preparada.  – [Elle]Piensa que estamos en el Assassins Creed.[/Elle]- susurró a su hermano.- [Elle]Estos son generales de nivel alto a los que es mejor no enfrentarse.[/Elle] – añadió. Ella y su hermano habían estado enganchados hacía unos años a un remake de un juego de asesinos ubicado en la Grecia de la antigüedad. Jugaban a dobles, cada uno con el control de uno de los dos hermanos de la historia. En el juego, si te cogían haciendo algo «turbio», enviaban mercenarios contra ti. Xander y Elle les habían llamado generales desde el principio y así se habían quedado, como una broma entre ellos.

    Xander asintió y lo sentí más relajado. Al final no importan las preocupaciones, estarás preparado para lo que pueda ocurrir, preocupado o no.

    La puerta se abrió y entró un hombre vestido como un soldado de alto rango, con su vestimenta escarlata adornada en algunos puntos de morado. Era un hombre de edad avanzada, cerca de los sesenta. Llevaba corto su pelo plateado, níveo en algunos puntos. A su lado se colocó Calliope y media docena más entraron en la sala.

    – [b]Soy el Legatus Tulio Quinto Lucilio.[/b] – se presentó con una voz poderosa, acostumbrada a mandar. – [b]Me han dicho que uno de mis hombres intentó acabar con vosotros. Y que sobrevivisteis.[/b] – las traducciones de Bowie nos estaban salvando. De otra forma, habríamos estado condenados, porque una de las cosas que más valoraba el pueblo romano junto con sus habilidades militares, era su lengua.

    Xander miró a Elle, contenido. Ella solía tomar las decisiones en los juegos donde éstas importaban, así que estaba aplicando la misma máxima.

    – [Elle]Así es.[/Elle]- replicó ella con un tono formal que Bowie imitó perfectamente.

    – [b]Tenemos que resolver unos asuntos, pero el responsable será castigado.[/b] – afirmó. Aquél hombre tenía un porte regio, honorable, quizá. Pero no conseguía conectar con sus emociones y eso no me gustaba. – [b]Mientras tanto quedaréis bajo la tutela de Calliope.[/b] – añadió. Calliope, sin hacer apenas un gesto, asintió, y nosotros hicimos lo mismo. – [b]Son días aciagos, así que si mostráis valía y aprendéis la lengua ilustrada podríais ayudar al imperio. Tú serías un buen soldado. O un gladiador si te place.[/b]- aseguró, mirándome. Traté de no mostrar el desagrado que sentía en realidad por lo que me estaba diciendo. La gloria de ser un gladiador estaba bien para un juego, pero no me apetecía que mis manos estuvieran cubiertas de la sangre de otros por mera diversión de nadie. Además en un lugar como ese, tan lleno de tantas emociones negativas, contaría, como mucho, con la fuerza de un humano cualquiera.

    – [Calliope]Seguidme.[/Calliope] – nos indicó Calliope. Empezamos a caminar y el Legatus nos observó inmutable.

    – [b]Adelantaos un momento mientras discuto un asunto con Calliope.[/b] – salimos de la sala y del edificio. Bowie nos hizo una señal y empezamos a caminar más despacio. Estaba escuchando la conversación.

    – [Bowie]Está pidiendo que nos mate. Somos una amenaza para su pueblo.[/Bowie] – añadió. Por los retazos de historia que habíamos ido escuchando, su gente se defendía de los sobrenaturales por cuestión de supervivencia. En las altas esferas debían ser conscientes de que todos los no humanos no eran malos, pero debían tener algún interés en que la gente siguiera pensándolo y por eso era un problema dejarnos con vida.

    Calliope salió del recinto con gesto aún más serio de lo habitual y dirigió una mirada de soslayo al Legatus, que se dirigía al edificio más grande de la plaza, el Senado probablemente. Noté su conflicto interno sin ni siquiera intentarlo, era una llamada a gritos.

    Caminamos en silencio un buen tramo, bajando por un camino diferente al que habíamos tomado antes. Era increíble estar en mitad de un paraje natural en la ladera de una colina minutos después de estar en una plaza tan impresionante.

    Calliope se despidió de los soldados que la acompañaban y nos quedamos solos, descendendiendo aquella silenciosa ladera.

    – [Bowie]¿Nos vas a matar?[/Bowie] – preguntó Bowie con tono neutral mientras los demás ya estaban suficientemente alejados.

    – [Calliope]Puede.[/Calliope]- replicó tratando de no darle importancia. Trataba de parecer fría y dura, pero todos sentimos algo aunque nos empeñemos en esconderlo.

    – [Bowie]Eso no está bien.[/Bowie]- le reprendió. Bowie era un eterno contraste entre niña y adulta, aún no conseguía encajar en mi mente cómo tratarla.

    Calliope se encogió de hombros, pero noté que su debate interno se intensificaba. Estaba preocupada y había dolores pasados que estaban resurgiendo. – [Nate]No lo harás. Estás confusa. Traicionada.[/Nate] – expliqué. No podíamos dejar pasar la oportunidad de encontrar en ella una aliada. Era posible que Eleanor fuera pariente de ella, así que teníamos que arriesgarnos a descubrir nuestras cartas.

    Ella respondió en un arrebato de ira que me tomó por sorpresa. Usó toda la fuerza de su entrenado cuerpo para llevarme contra un árbol. Para cuando me quise dar cuenta, el filo de su espada estaba en mi cuello.

    – [Nate]No me vas a matar. Te ha defraudado. Tienes dudas.[/Nate] – continué diciendo. Estaba conectado a sus sentimientos y la entendía. No era una psicópata, no me mataría así como así. Calliope mataba para defender, para proteger, no para cubrir mentiras. Podría haberme zafado de ella, pese a que sus sentimientos me hacían débil, tenía sentimientos positivos de Xander y Elle de los que sacar fuerzas. Pero estaba esperando.

    – [Calliope]¿Qué eres?[/Calliope] – preguntó, mirándome a los ojos.

    – [Elle]Sí quieres que te conteste, es mejor que lo trates con delicadeza.[/Elle] – intervino Elle, seria. Supe que cualquiera de ellos estaba preparado para detenerla. Pero no haría falta.

    Movió su mano para hacer presión y en un rápido movimiento imbuido por la determinación de los Echolls, di la vuelta a la situación y ella quedó contra el árbol, con la espada inmovilizada.

    – [Calliope]No eres humano.[/Calliope]- replicó. Eso era peligroso, era el argumento de su gente para defenderse. No eras humano así que eras peligroso. Mostrarme en una situación de poder no ayudaría a mi defensa.

    – [Nate]No somos humanos, pero no somos malos.[/Nate] – solté la presa y me eché dos pasos hacia atrás, abriendo los brazos en señal de desprotección. Si quería matarme, podía.

    – [Calliope]Debería matarte.[/Calliope]- sentenció, molesta.

    – [Xander]¿Vas a hacer lo que te ordenan?[/Xander] – preguntó Xander, acercándose. – [Xander]Te han dicho toda la vida que los sobrenaturales son malvados. Ya ves que no. Que vivías una mentira.[/Xander] – trató de hacerla entrar en razón. La batalla de Calliope iba en aumento. Se estaba dando cuenta de muchas cosas que no cuadraban en la historia que había escuchado siempre.

    – [Calliope]Puede ser un truco.[/Calliope]- aseguró.

    – [Xander]Igual que todo lo que te han contado.[/Xander] – replicó Xander. Ella se quedó pensativa y continuó el camino por la colina. – [Xander]Eleanor también hace cosas que no puede hacer un humano cualquiera.[/Xander] – añadió, mientras caminábamos tras ella. Era una jugada arriesgada, obligaba a asumir que Eleanor era pariente de verdad y lo dejaba a la suerte. Aun así, era buena idea, Xander sabía bien cómo era la vida de una Kvasir y las preocupaciones que podía acarrear.

    – [Calliope]¿Cómo sabes de Eleanor?[/Calliope] – respondió, girándose. Sentí todo su instinto protector desplegarse. Fuera quien fuera Eleanor en su vida, era importante.

    – [Xander]Venimos de un tiempo donde ella ya ha salvado este mundo.[/Xander] – confesó. No le faltaba razón, pero había un problema. Había salvado al mundo, a costa de su vida.

    – [Calliope]Suena a brujería.[/Calliope]- aseguró.

    – [Nate]Todo lo que no entendemos parece brujería.[/Nate] – intervine. En aquellos tiempos había muchos fenónemos que se atribuían a los dioses cuando en nuestro tiempo eran física básica.

    Calliope pareció pensarlo y echó a andar de nuevo. Hizo una mueca de dolor y movió la pierna en una postura diferente. Apenas se le notaba segundos después, pero noté su dolor y se lo dije a los demás.

    – [Elle]¿Estás bien? ¿Quieres parar?[/Elle] – le preguntó Ellie, acercándose más. A esas alturas el miedo a que acabase con nosotros ya había pasado. Aunque no por eso íbamos a perder de vista nuestras espaldas.

    – [Calliope]Es una vieja lesión.[/Calliope]- explicó, suspirando.- [Calliope]Me caí del caballo cuando era pequeña.[/Calliope] – añadió. Pese al dolor que sentía, trataba de ocultarlo con mucho empeño. Me imaginé que en una sociedad donde el talento para el combate es uno de los puntos clave, mostrar una debilidad no era lo más recomendable.

    – [Elle]¿Quieres algo para el dolor?[/Elle] – le preguntó.

    – [Calliope]El dolor no se arregla.[/Calliope]- afirmó ella.

    Bowie se acercó a ellas sonriente.- [Bowie]Yo soy fisioterapeuta.[/Bowie] – dijo.

    – [Elle]¿Desde cuándo?[/Elle] – le preguntó Elle, sorprendida.

    – [Bowie]Desde ahora.[/Bowie]- replicó con orgullo. – [Bowie] Puedo echarte un vistazo.[/Bowie] – se ofreció.

    Calliope dudó, pero al final el miedo a vivir para siempre con ese dolor era tan intenso que cedió a la oportunidad. Xander y yo nos quedamos cerca de ellas, mientras Bowie se colocaba cerca de ella y Elle se mantenía al lado, por si necesitaba ayuda.

    – [Calliope]No sé qué dices que eres.[/Calliope]- dijo, mirando a Bowie fijamente.- [Calliope]¿Curandera?[/Calliope] – preguntó.

    – [Bowie]Sí.[/Bowie]- resumió Bowie. Se colocó al lado de su pierna y empezó a realizar una serie de estiramientos. Sentir el dolor de Calliope durante esos momentos no era muy agradable, pero con el último crugido, sentí un alivio sin igual. – [Bowie]Cuando lleguemos la granja, te enseñaré una rutina de yoga y ya no tendrás nunca más dolor.[/Bowie] – añadió, ya levantándose mientras ella y Elle le tendían una mano a Calliope.

    – [Calliope]Gracias.[/Calliope] – dijo, sorprendida, moviendo la pierna en varias posturas, sin dolor.- [Calliope]Llevo enferma toda mi vida.[/Calliope] – añadió.

    – [Xander]Supongo que eso significa que no vas a matarnos.[/Xander] – comentó Xander.

    – [Calliope]Ya veremos.[/Calliope]- replicó ella, volviendo a su habitual máscara. Era una mujer firme y decidida. Le habían dado una misión y valoraba el honor por encima de muchas cosas, pero no del suyo propio ni de su familia.

    Tras un rato, volvimos a la caballeriza y Calliope se subió a su caballo, al que esta vez engancharon un carro de madera al que nos subimos. No era lo más cómodo de este mundo, pero era mejor que volver a viajar durante horas a pie.

    Elle dio una cabezada apoyada en el hombro de su hermano y yo estuve a punto de caer rendido, pero para cuando iba a cerrar los ojos, un bache me despertó y vi que estábamos yendo más despacio. Miré hacia la cabecera y vi a lo lejos una granja. En un exterior que parecía sacado de una ensoñación, una joven de cabello rubio largo estaba tendiendo la ropa. Eleanor Asheby.

    Habíamos llegado a nuestro destino.

  • ECOS DEL PASADO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    NOCHE – SUBTERRÁNEO TRES, SEDE DE INFINITY

    Que Coquito estuviera seria no era una buena señal. Intentaba llevar toda la situación de la mejor manera posible, pero ya desde que empezamos a preparar el equipo para entrar, supe que iba a ser doloroso para ella.

    Hacía unos días recuerdo cómo habíamos entrado a su casa y Xander estaba allí sentado, esperando, con papeles desperdigados sobre la mesa de café con anotaciones. Sin Daniel, Sarah y Sasha allí, el lugar parecía algo carente de sensación de hogar y cuanto más presente se hacía la realidad de entrar a Infinity, más frío parecía volverse, incluso para mí.

    – [Idris]Cuántos nervios.[/Idris] – dije tratando de romper el hielo.

    Xander esbozó una sonrisa para conformarnos. – [Xander]Cómo ha ido Ellie?[/Xander] – preguntó.

    – [Elle]Más menos.[/Elle]- suspiró ella, resignada.-[Elle] No somos los Moondies.[/Elle] – añadió. La leyenda de los Moondies caía como una losa sobre ellos. Mi madre era una Moondie y mi padre un Daë, pero en mi caso no había recaído con tanta fuerza el peso de su leyenda. Para ellos resultaba difícil.

    Xander suspiró, hubo muchos suspiros aquella tarde y la siguiente. – [Xander]¿Con quién podemos contar?[/Xander] –  preguntó, montando el tablero del ‘Pandemia’.

    – [Elle]Amy, Noah, Owen, el hijo de Olivia.[/Elle]- enumeró, ayudándole a sacar el contenido de las bolsas. Yo me fui a preparar algo de beber, con ellos los juegos de mesa eran un ritual sagrado. Lo agradecía, nunca había tenido bastante gente para poder jugar en condiciones.-[Elle] Y nosotros.[/Elle] – añadió.

    – [Xander]No somos muchos.[/Xander] – comentó, nervioso. Los dos trataban de disimular, pese a que se les comían los nervios. Se notaba que de cara a lo sobrenatural era su «primera vez». Los dos habían entrenado, pero la realidad era muy diferente.

    – [Elle]Hay dos personas ahí dentro.[/Elle]- dijo Ellie, buscando insuflar energías y esperanza a su hermano. Era como una luz que nunca se apagaba y yo siempre había sido un poco polilla. Que a nadie se le ocurra añadir una l a esa palabra.

    – [Xander]Lo sé, pero quiero que todos salgamos a salvo. Esas dos personas también.[/Xander] – el principal problema estaba en que Xander y Ellie eran extremadamente perfeccionistas y querían controlar cómo iba a salir todo incluso antes de entrar allí. Yo era un poco más caótico y por eso conseguía ser más despreocupado, salvo respecto a lo que sentía por Coquito claro, y aun así lo dejaba caer cada dos segundos. – [Xander]Kaylee nos habría venido bien.[/Xander] – pensó en voz alta.

    Escuché un ruido en el exterior y dejé que mis ojos de elfo vislumbraran a través de la oscuridad que rechazaba la luz de la cocina. No vi nada, pero tenía la sensación de que había alguien cerca.

    – [Elle]Kaylee está pasándolo muy mal.[/Elle]- le recordó Ellie. Sabía que mi medio Chocobon no sería capaz de arrastrar a Kaylee a algo tan peligroso, pero compartía la opinión de Xander.- [Elle]Hace tiempo que no hace magia. Solo quiere estar en Endless para no pensar[/Elle]. – añadió. Ahora que tenía más tiempo libre cuando Elle estaba en clase y no estaba preparando las oposiciones, me había enganchado a algunos mundos, especialmente el de Dragones y Mazmorras, así que sabía que esa tecnología permitía evadirse muy fácilmente de lo que te rodeaba. De hecho, no sé si en el futuro seguirá siendo así, pero está empezando a haber muchos grupos para luchar contra la adicción e intentar sobreponerse a la cultura de los ‘Ended’, que prácticamente viven en Endless.

    – [Idris]A veces hacer algo tan peligroso ayuda a centrarse.[/Idris] – comenté. A mi me estaba resultando más difícil tener tiempo libre que cuando pernoctaba enfrentándome a todo tipo de cosas oscuras y espeluznantes. – [Idris]Ver que su magia es útil y eso.[/Idris] – añadí.

    – [Elle]Se lo volveré a preguntar.[/Elle]- respondió, pensativa.

    Xander asintió, de acuerdo. – [Xander]Ellie, una cosa. Si pasa algo. A mí no me esperes. Cuídate tú.[/Xander] – el premio al más agorero era para mi futuro cuñado, eso era indudable.

    – [Elle]No.[/Elle]- replicó Ellie, seria. Cuando Elle ponía esa mirada ya podías echar a correr, por suerte a mí solo me ponía ojitos tiernos y a veces un poco pícaros.

    – [Idris]Madre mía, te digo yo a ti que no.[/Idris] – añadí, mirando fijamente al señor Cenizo.

    – [Xander]Vale.[/Xander] – respondió, para no continuar con la conversación.

    – [Idris]Crea un CDC anda, mártir.[/Idris] – le pedí, sonriendo. En realidad me hacía poca gracia la situación y la gravedad con la que se lo estaban tomando empezaba a ser contagiosa.

    – [Elle]San Xander.[/Elle]- bromeó Coquito, echándose a reír. De pronto el aura ceniza pareció desaparecer y solté una carcajada.

    – [Xander]Qué bien os lo pasáis[/Xander] – dijo, sonriendo de verdad.

    Continuamos con la partida y después de un raro silencio, que era raro porque yo me hubiese quedado callado, Elle murmuró algo.

    – [Elle]Jane lo está pasando muy mal[/Elle]

    Viendo que Xander parecía el monstruo Boo cuando se le calentaba la sesera, me puse en pie y les dejé a solas. – [Idris]Os dejo un segundo, me estoy 42.[/Idris] – dije recogiendo los vasos para llevarlos a la cocina.

    – [Xander]¿Qué quieres que haga Ellie? No nos va muy bien cuando hablamos.[/Xander] – confesó. Vale, a ver, me fui de verdad para no cotillear la conversación, pero tengo oído de elfo sin ni siquiera transformarme, así que me pusiera donde me pusiera, iba a escucharles. Bueno, igual también me interesaba un poco.

    – [Elle]Es que Jane es muy cabezota.[/Elle]- suspiró Ellie. Os lo dije, muchos suspiros esos días.

    – [Xander]¿Sabes si recibió mi regalo?[/Xander] – preguntó, afectado. Ese muro de indiferencia que había intentado construir yéndose a Merelia no funcionaba. Yo no era quién para hablar, pero lo que tenían que haber hecho hacía mucho tiempo Jane y él era darle como monos durante un día entero. Tenían mucho mal humor acumulado.

    – [Elle]Sí.[/Elle]- respondió Coquito.- [Elle]Le gustó mucho.[/Elle]
    añadió. Me imaginé a Xander sonriendo. Igual no era verdad, pero en mi cabeza la gente sonríe más. También se desnuda más, pero eso en otros momentos y Xander no, que era familia. – [Xander]Cuando salgamos…iré a hablar con ella de nuevo.[/Xander] – hablar no les iba bien, mejor se entregaban a otros lenguajes.

    – [Elle]A ver si os casáis de una vez y dejáis el drama.[/Elle]- se rió Coquito, seguramente pensaba lo mismo que yo pero en fino.

    – [Xander]Amy tiene la culpa de que vuelva a ver nuestra reconciliación como algo…posible.[/Xander] – comentó con resignación.

    – [Elle]Habéis nacido para estar juntos, pero sois tan tontos que no lo veis.[/Elle]- casi aplaudo, así que disimulé haciendo como que fregaba el vaso.

    – [Xander]¿Y tú qué, eh? ¿Va a haber Coquitoboda?[/Xander] – le picó. Agudicé al máximo mi oído, fregando el vaso sin agua ni jabón.

    Escuché un ruido y Xander se quejó. Elle debía haberle pateado.

    Me giré y vi que se daban un abrazo y Xander le daba un beso cariñoso en el pelo. – [Xander]Te he echado de menos.[/Xander] – dijo. Pensé en que  yo también había echado de menos a Mike y teníamos que aprovechar para pasar tiempo juntos.

    – [Elle]Yo a ti no.[/Elle]- bromeó ella. – [Elle]Me gustaba ser hija casi única.[/Elle] – sentenció. También fue mala suerte que Xander estuviera todo el día en casa ahora que no estaban ninguno de sus padres ni Dante.

    – [Xander]No soy el único que lo ha hecho.[/Xander] – añadió. Todos sabíamos quién más echaba de menos a Elle.

    – [Elle]Sé por quién lo dices, pero no estamos peleadas y te lo demostraré[/Elle].- replicó. Por lo que sabía de la historia, Coquito y Amy eran inseparables hasta que dejaron de serlo. Amy había pasado unos años muy chungos y se había evadido de todo el mundo, pero parecía que ahora con el empujón de irse a Merelia con Xander, las cosas habían mejorado un poco para ella.

    – [Xander]Pones el listón muy alto, Lilie.[/Xander] – le replicó. Recuerdo que cuando eran pequeños siempre la llamaba así. Claro, como soy el viejo del grupo.

    – [Elle]Anda ya[/Elle].-comentó ella, restándole importancia.

    – [Xander]Lo digo en serio.[/Xander] – añadió él. Me sentí orgulloso de que Coquito tuviese un hermano que la tratase bien, ella se lo merecía todo.

    Aquél día seguimos jugando hasta tarde, buscando el momento en el que nos librásemos de los nervios para poder irnos a dormir tranquilos. Xander fue el primero en irse, Elle y yo nos quedamos dormidos en el sofá, castos y puros, por desgracia.

    Los días pasaron volando y allí estábamos, en el sótano de los horrores

    – [Idris]Bueno, Coquito, ¿se te ocurre qué hacer solos en este gran sótano vacío con dormitorios a ambos lados?[/Idris] – sonreí, intentando paliar la gravedad de la situación.

    – [Elle]Puedo mirar a ver si tengo datos y vemos un capítulo. [/Elle]- sonrió. Vi a través de su sonrisa, estaba preocupada. Acababa de descubrir que tenía una hermana más y ahora ella, su hermano y un montón de gente a la que quería estaban en peligro inmediato, incluidos nosotros.

    – [Idris]¿InfiniTV and chill?[/Idris] – me reí mientras caminábamos. En realidad en parte iba en serio porque cuando me ponía nervioso me entraban ganas de fiesta. Como diría mi versión de Bruce Banner, mi secreto es que siempre estoy nervioso.

    – [Elle]Solo era una idea.[/Elle] – replicó ella. Estaba muy preocupada.

    – [Idris]Lo sé.[/Idris] – añadí. Ella pareció sentirse mal por estar seria, así que lo atajé. – [Idris]Es que este sitio apaga el sentido del humor.[/Idris] – dije mirándola. Nos sonreímos y nos detuvimos allí.

    – [Elle]Vamos a salir de aquí.[/Elle] – me dijo y se acercó para abrazarme. – [Elle]Vivos y bien. [/Elle]- puntualizó. Sí, no me apetecía salir de allí con menos Idris del que entró, especialmente sin el Señor Coco.

    – [Idris]No me abraces mucho que ahí veo una cama y no respondo.[/Idris] – bromeé, señálando una de las asépticas celdas dignas de una fantasía voyeur, con su pared frontal de cristal.

    – [Elle]En tus sueños, majo.[/Elle] – replicó alzando una ceja. Entre la ceja, la sonrisa y los nervios estaba a punto de darme mal.

    – [Idris]Vale, entonces me echaré a dormir.[/Idris] – respondí, alzando una ceja en respuesta, pero no tenía su habilidad. Ella se echó a reír, pero nuestro instante de felicidad duró muy poco, lo que tardó mi vista en fijarse en algo que se movía en una celda más allá.

    – [Elle]¿Qué pasa?[/Elle] – preguntó ella al ver mi cara.

    – [Idris]Esto no está vacío, Coquito.[/Idris] – le dije, señálando la celda. La miré y caminamos para acercarnos, con cautela.

    Dentro de la celda había una mujer aparentemente joven, vestida con una ropa que parecía cómoda, completamente blanca.

    – [Alice]No me digas que llevo veinte años en esta maldita celda y que sois los Nuevos Moondies.[/Alice]- espetó con mal humor, mirándonos fijamente.

    – [Elle]No eres humana.[/Elle] – dijo Elle, observándola. – [Elle]Ni buena.[/Elle] – Coquito había heredado bastantes cosas de su madre, pero no estaba claro cuánto porque no era muy habitual todo lo relacionado con su concepción. Por lo que parecía, era capaz de percibir a los sobrenaturales, quizá esa magia que corría con fuerza por sus venas le permitía ver las auras.

    Me fijé en que había una especie de bolsas en la esquina que contenían restos de un líquido rojo. Era una vampiresa.

    Antes de poder contestarle, miré la celda de al lado, en la que había ruidos. Un licántropo, transformado, arañaba y se golpeaba contra el cristal al vernos, pero no conseguía hacer ni una mella.

    – [Idris]¿Te ha capturado Infinity?[/Idris] – le pregunté, parecía poco amigable, pero el licántropo no iba a hablar mucho.

    – [Alice]Llevo mucho tiempo aquí.[/Alice] – comentó, acercándose más al cristal. No tenía mal aspecto pero sus ojos parecían más ávidos al habernos visto, como si solo viese un manojo de venas por las que corría sangre. Se fijaba demasiado en Elle. – [Alice]Otra rubia diminuta y maciza destinada a salvar el mundo. [/Alice] – puso los ojos en blanco, pero su lenguaje verbal dejaba claro que estaba deseando hincarle el diente. Los vampiros se alimentaban de los vivos, pero había algunas razas por las que tenían predilección. La que más, la de Elle y su madre.

    Vi un destello en la pared frontal y como aún no había superado la fase de niño curioso, le di a un símbolo ‘+’ que había aparecido. Eso desplegó una ficha de información y debajo un diario de investigaciones. Me leí el resumen por encima.

    – [Idris]Es una vampiresa. Alice.[/Idris] – leí. No llevaba veinte años allí, pero sí casi cinco. Eso significaba que Infinity llevaba ya un tiempo siendo el revival de la Iniciativa. En cinco años les podía haber dado tiempo a mucho.

    – [Elle]Me suena. [/Elle]- respondió Coquito, estaba muy guapa cuando fruncía el ceño pensativa.- [Elle]Trabajaba para Siegfried según me dijo mi padre.[/Elle] – recordó finalmente. Me daba grima escuchar hablar de Z, pero traté de ocultarlo.

    – [Alice]Tenéis que sacarme de aquí. [/Alice] – nos pidió. – [Alice]Si me llevan, no volveré.[/Alice] – rogó, con cara de pena. Sinceramente, parecía un papelón, pero lo hacía tan bien que te dejaba con dudas.

    – [Idris]Si los sacamos nos descubrirán enseguida.[/Idris] – comenté, buscando la respuesta de Elle, que seguramente sabría qué hacer, ella era la blanca, si por mí fuera no sé qué habría hecho.

    – [Elle]¿Y qué hacemos, los dejamos aquí?[/Elle] – preguntó ella, nerviosa. Vi que se mordía los labios y se había hecho una herida.

    – [Idris]Sinceramente, no lo sé.[/Idris] – confesé.

    Era una vampiresa, su único propósito en la vida era el de alimentarse de otros, sin importarle si vivían o morían, pero por otro lado, sabía perfectamente lo que era vivir con el arquetipo y los prejuicios que ponen en ti solo por tu apariencia.

    Recordé una tarde, tiempo antes de empezar a formar un grupo para ir de caza, antes incluso de empezar a ir yo mismo. Había salido con unos amigos al cine, para ver una película. Nos encontramos con los clásicos matones de clase, que estaban metiéndose con un chaval tímido que también iba con nosotros al instituto. Me puse delante de él y les reté. Uno de ellos fue a pegarme y le paré la mano, no me esperaba que jugaran tan sucio y otro de ellos consiguió golpearme. Perdí el equilibrio y caí al suelo con el labio partido. En un suspiro, alguien había llamado a la policía y ya estaban allí. ¿Sabéis lo primero que hicieron? Pista: no fue preguntarme si estaba bien. Me alzaron y me pidieron que pusiera las manos a la espalda y me colocase contra el escaparate de una tienda, igual que al resto de los que me acompañaban. Los matones de clase mintieron y conseguí salir de esa gracias a mi padre, pero nunca se me olvidaría la impotencia y la indefensión que sentí.

    – [Alice]No estáis a la altura de los Moondies. [/Alice] – espetó la vampiresa, trayéndome de vuelta del vagón de los recuerdos. – [Alice]Sois unos críos.[/Alice] – replicó volviendo a internarse en las sombras.

    – [Idris]Qué cabrona.[/Idris] – solté.

    – [Elle]Sabe dónde dar.[/Elle] – aseguró, siguiéndola con la mirada.

    – [Idris]Ya, y ahora nos deja en la Isla del Doctor Moreau con un debate filosófico que nos perseguirá durante varios capítulos.[/Idris] – comenté. Ya estaba siendo complicado sacarnos a nosotros mismos de allí, aún más intentar sacar a toda la gente que pudiesen tener cautiva. Pero si no lo hacíamos, nos perseguiría nuestra conciencia.

    – [Alice]Os estoy oyendo, inútiles.[/Alice] – gritó desde su esquina.

    – [Idris]Les pienso decir que te den de comer morcilla.[/Idris] – le repliqué. La jodía se acercó lo suficiente como para hacerme un corte de mangas. Mira, por ella no iba a tener debate filosófico. – [Idris]En fin, será mejor que miremos al resto de gente.[/Idris] – dije, fijándome en lo largo que era el pasillo. Largo como el camino a casa cuando tienes prisa o como el tiempo que tardaba en responder Coquito cuando hacíamos amago de sexting.

    Cuánto más avanzábamos menos duda quedaba de que Infinity estaba utilizando las instalaciones para su propósito original. Varias veces tragué saliva al ver las caras de pánico y tristeza en las caras de algunos sobrenaturales que había allí. Algunos debían ser humanos potenciados o demonios cruzados, porque no se les distinguía. Aquello era horrible, como caminar por un campo de concentración. Todo en mi cuerpo gritaba por salir de allí, incluso por dejar mi cuerpo a su suerte y observar desde la distancia cómo salía todo.

    – [Elle]Este sitio da miedo.[/Elle] – afirmó. Le temblaba un poco la barbilla.

    – [Idris]Te doy la mano si quieres.[/Idris] – dije con una sonrisa, tratando de quitarle importancia.

    – [Elle]Si yo tengo más fuerza que tú… [/Elle]- me dio un golpe en el brazo y lo corroboré, y eso que no había sido con fuerza.

    – [Idris]¿Por qué crees que te lo estoy pidiendo? Como vea otro demonio triste más me voy a cagar.[/Idris] – respondí con sinceridad.

    – [Elle]Tranquilo.[/Elle] – dijo con voz calmada, agarrando mi mano. – [Elle]Vamos a acabar con Infinity juntos.[/Elle] – afirmó con convicción. Quise creerla, pero tenía miedo a que aquello fuese demasiado.

    – [Idris]¿Con erótico resultado?[/Idris] – pregunté, ocultando cómo me sentía. Ya habría tiempo de lidiar con lo que le pasaba a aquellas personas, cuando estuviésemos a salvo. De nada servía intentar ayudarles y quedarnos por el camino.

    – [Elle]Ya veremos.[/Elle] – respondió. Con eso tuve suficiente para sacar fuerzas renovadas. Le sonreí y seguimos caminando, viendo quién más estaba allí dentro, porque éramos así de sacrificados y masoquistas y queríamos grabarnos en la retina las caras de la gente que teníamos que salvar.