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Etiqueta: Flashbacks ochenteros

  • EL MACIZO CON LAS GAFAS DE HARRY POTTER

    EL MACIZO CON LAS GAFAS DE HARRY POTTER

    Diana | Universidad

    MEDIODÍA

    lizziehollis

    La meona se había pasado toda la noche bailando flamenco sobre mi vejiga, cosa que me habría parecido incluso razonable si el despertador no hubiese sonado a las siete de la mañana para recordarme que, a pesar de tener los tobillos del tamaño de dos columnas dóricas, me debía a mi obligación como consejera. Estaba un poco hasta las narices del embarazo, qué queréis que os diga, sería muy gratificante cuando mi preciosa vagina se desgarrase y diese paso a un melón de (esperaba) poco más de tres kilos, pero estaba cansada de vivir prácticamente a dieta, de revisiones médicas y de pilates para embarazadas. Era la versión preñada de Hulk y quería ser la versión madre de mí misma.

    Hablando de mi vagina, hacía una temporada que no la veía y empezaba a preocuparme que se hubiese convertido en territorio salvaje. Tendría que comentárselo a Christopher, que por cierto, me había llamado para decirme que le pidiera a mi madre que fuera a recogerme por la bruma extraña que me había puesto las pilas durante una centésima de segundo. Estoy segura de que cuando le dije que pasara a recogerme estuvo a punto de echarse a llorar.

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  • ¿LE PREGUNTAS A ‘ROGUE’ O A REBECCA?

    Sarah Echolls | Palacio Kvinneby, Cirth

    veronicacallanach

     

    whitepawn zgrimzwingzvinecleveland

    En orden de aparición:  ‘Carbon Copy’, ‘Grim’, ‘Wing’ y Vine.

    Estaba bien haber aprendido a escribir Kvinneby de una vez. Eso y que Rebecca estuviese conmigo, aunque me preocupase que hubiera tenido que dejar a Dom para venir a hacer de niñera. A veces me preguntaba qué era lo que les mantenía juntos, pero prefería no preguntarlo, porque temía que acabase contándome el epílogo de ’50 sombras de Grey’. En cualquier caso, los días eran un poco menos aburridos desde que estábamos juntas, aparentando que nos acabábamos de conocer y que teníamos una amistad un poco exagerada que había suscitado más de un comentario envenenado, pero si pensaban que estábamos juntas, mejor, porque así podíamos pasar más tiempo trazando planes.

    Me enteré de su llegada un día después de que lo hiciera, porque ‘Gambit’ estaba protegido hasta el exceso y, por suerte para nosotras, había una especie de pacto tácito en el Palacio que implicaba que nadie podía revisar tu pasado, porque ya no eras más que lo que quisieras ser. Rebecca había decidido hacerse llamar Rogue (no es que fuera el colmo de la originalidad), vestir de negro con ropa de adicta al rock de los 80 (¿de dónde la había sacado?) y le habían asignado como compañero de habitación a Julian Wyler, Grim, un tipo que no era peligroso ni un pervertido, lo que estaba bastante bien, aunque sabía defenderse sola.

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