Moondale

Etiqueta: Hermanastra de Cryad todavía peor

  • UN MUEBLE CON PINCHOS

    [align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Rebecca Lee | Pico Tantree | Interludio

    [color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

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    Me desperté sobresaltada, convencida de que alguien me estaba mirando, pero cuando abrí los ojos no había nadie. A mi alrededor la cueva seguía vacía y era noche cerrada. Seguramente había tenido una pesadilla, pero continuaba con la piel de gallina y una sensación de desasosiego que me hacía creer que en cualquier momento iba a pasar algo malo. Intenté despejar de mi mente esa idea y cogí el libro, pero tanta era la efervescencia sexual de Ian y Francesca, que me resultaba imposible concentrarme por culpa de tanta palabra soez. Además, hacía tanto que entre Dom y yo no había nada físico que se me estaba empezando a olvidar. Entre eso y que Elizabeth continuaba con la cabeza posada sobre mi hombro, no había quién se centrase.

    Moví el brazo un par de veces, pero Elizabeth parecía no enterarse de nada. Nunca había sido una mujer de acción, a pesar de que mi mala leche pudiera evidenciar lo contrario. Mi maldición era una ventaja en según qué circunstancias, pero eso no me convertía en una máquina de matar: no tenía la ausencia de miedo de Cara, la fuerza de Sarah, el poder de Diana, ni imponía como Illya. Era como un mueble con pinchos. Que sí, si te apoyabas en él podía hacerte daño, pero el resto del tiempo era completamente inútil.

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  • OJALA HUBIESE DICHO LA VERDAD A TIEMPO

    [align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Rebecca Lee | La Iniciativa

    [color=#81BEF7]MaÑana[/SIZE][/color][/font][/b]

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    [/align]

    [SIZE=2]
    Supe que no estaba muerta porque el dolor punzante que se extendía desde el hombro hasta la yema de los dedos, no podía ser producto de mi imaginación. Casi no podía abrir los ojos por culpa del sedante, pero aún así sabía que estaba en una habitación muy blanca, con una luz potente que me hacía arder las pupilas, todavía excesivamente sensibles.

    Estaba tumbada en una camilla, con correas alrededor de mi cuerpo que me impedían moverme y acrecentaban el dolor del brazo. Tenía la boca pastosa por culpa del sedante y notaba cómo el labio seguía hinchado y partido.

    Aunque no veía nada, notaba a mucha gente a mi alrededor y cómo mi dedo derecho tenía puesto un medidor de pulso que reflejaba los latidos de mi corazón en la pantalla.

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