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Etiqueta: Idris Solo-Novak

  • HOSPITALIDAD ELFICA

    HENRY CROWE

    ESFERA NEXUS

    Nunca había caminado tanto en mi vida, aunque mejor andar a que esas extrañas criaturas que nos atacaron cuando llegamos a este mundo nos devoren. Además mi poder parecía no funcionar correctamente, había intentado llevar a Laura a casa sin resultado, era como si la conexión entre sí de estos mundos me impidiera emplear mi habilidad.

    Por suerte nos encontramos con Zahra y gracias a ella habíamos conseguido eludir a esas criaturas durante todo este tiempo y nos había llevado sin saberlo ella o nosotros hasta la persona que buscábamos.

    Llegamos hasta una pequeña comunidad de elfos, supongo que a cualquier otra persona le hubiese sorprendido, pero cuando te crías con sobrenaturales aprendes a ver que esas personas que podrían resultar extrañas para el resto del mundo no lo son para nosotros.

    Entramos en la casa más grande de todas en la que debía de encontrarse ese líder del que hablaba Zahra. La sala del trono era amplia o tal vez la escasez de decoración le daba esa sensación de amplitud. La sala estaba protegida por numerosos guardias a ambos lados, enfrente de nosotros a escasos pasos sentado en su trono un elfo nos miraba impasibles, como si mirara a través de nosotros.

    – [Eldric]¿Zahra? ¿Qué te trae de vuelta?[/Eldric] – Pregunto con cordialidad y serenidad. Zahra parecía no querer entablar contacto visual con él y permanecía oculta entre nosotros. Me fije en la armadura que descansaba en una esquina de la habitación impoluta, como si nunca le hubiesen dado uso. Y un arco de madera del cual llamaba la atención su ausencia de cuerda.

    – [Henry]Nos ha ayudado a llegar hasta aquí. Le estábamos buscando…-[/Henry] Sabia quien era por el libro de Xander sobre los Daë, pero no sabía cómo debía dirigirme a él. Su majestad, alteza, simplemente por su nombre de pila…

    – [Eldric]Perdonad mis modales. Eldric Northwood. ¿En qué os puedo ayudar?[/Eldric] – La cordialidad parecía ser un rasgo caracteristico de los elfos, siempre dispuestos a ayudar sin conocer en absoluto a una persona.

    – [Idris]¿Alguna idea de cómo explicarlo?[/Idris] – Negué con la cabeza, Laura se encogió de hombros y Zahra nos miro incrédula. La verdad es que en la caminata podríamos haber pensando en un modo de abordar la situación.

    – [Idris]Venga, va.[/Idris] – Añadió Idris dando un paso al frente. – [Idris]Unos seres nos han elegido, trayéndonos desde otro mundo, para ayudarte en tu camino para vencer al mal de este grupo de planetas.[/Idris] – Se encogió de hombros probablemente pensando que se estaba dejando la mitad y estaba siendo un poco bruto a la hora de explicarlo. – [Idris]Nosotros y los demás tenemos que guiar a los Daë de este «Cúmulo». Tú serías uno de ellos.[/Idris]

    – [Eldric]Pensé que mi misión para con los Daesdi había fallado hace mucho tiempo.[/Eldric] – Con un movimientos de manos frente a nosotros comenzaron a formarse varios mundos, uno de ellos brillo con intensidad sobre el resto y con una velocidad pasmosa ese mundo dio lugar a una ciudad. – [Eldric]Este mundo antes se llamaba Vildosani. Hasta que el Arquitecto vino y con su magia alzó la ciudad de la Flecha.[/Eldric] – La ciudad se levanto por los aires creando una nube de polvo naranja que aun perduraba en el cielo. A veces la magia se parecía mucho a la tecnología, era como estar viendo una proyección holográfica. Una sombra sin rostro se alzo sobre la imagen de aquella ciudad. Debía de tratarse de aquel al que había llamado Arquitecto.

    – [Henry]En realidad vuestra ayuda es requerida para otra persona, alguien más peligroso que el Arquitecto.-[/Henry] Tampoco es una persona exactamente aquello a lo que deben enfrentarse, pude ver brevemente su apariencia e información en el libro de los Daë y su mero recuerdo aun me provoca escalofríos.

    – [Eldric]Mi visión me ha mostrado una oscuridad que devora los catorce mundos.[/Eldric] – Si había visto aquello a lo que debía enfrentarse y era consciente de su tremendo poder no tardariamos en convencerlo. – [Eldric]Un ser más peligroso que el Arquitecto…[/Eldric]

    – [Laura]No me entero de nada.-[/Laura] Susurro tirando de mi. Quizás estaba un poco feo hablar en voz baja frente a un rey, pero le explique lo que ocurría, como Elric y los demás Daë se enfrentaran a un gran mal muriendo todos pero salvando los mundos y sus habitantes. Ella me guiño un ojo y note como las mejillas se me encendían, así que me gire con rapidez.

    – [Idris]Es una suerte que te hayamos encontrado.-[/Idris] Se refería a Elric, pero sin Zahra posiblemente aun estaríamos dando vueltas por el bosque o peor, como alimento de esas criaturas.

    – [Eldric]Yo no lo llamaría suerte, hermano de la noche.[/Eldric] – hasta que no dijo esto no fui consciente de que estaba ante dos razas distintas de elfos uno enfrente del otro, esto desde luego sí que no se veía todos los días. – [Eldric]Me rendí mucho antes de que tus abuelos nacieran. Si no pude con el Arquitecto, no podré hacer nada por ese gran mal.[/Eldric]

    – [Henry]No estarás solo en esta lucha, nosotros te ayudaremos.-[/Henry] No era la mejor elección de palabras, poco podía hacer yo sin mi poder. – [Henry]Bueno, no nosotros exactamente. Podemos guiaros y otros Daë se unirán a ti.[/Henry]

    – [Eldric]Os queda un gran sacrificio por delante.[/Eldric] – Dijo observándonos mientras meditaba que hacer. – [Eldric]Quizá inspiréis fuerza a estos viejos huesos. Debo meditarlo.[/Eldric]

    – [Idris]Ya sé que para ti esto será poco tiempo por aquello de la longevidad, pero tenemos un poco de prisa.[/Idris] – No lo había pensando, meditar para un elfo podrían significar años, y no teníamos tanto tiempo.

    – [Eldric]Descansad esta noche. Los demás os dejarán lechos para dormir.[/Eldric] – mi cuerpo agradeció una cama en la que descansar y no pasar otra noche en el suelo a la intemperie. – [Eldric]Os daré mi respuesta mañana.[/Eldric]

    Tras una cena ligera, me había llenado solo con el pan, nos fuimos a dormir los cuatro a una habitación que nos habían preparado. A pesar de la comodidad no conseguía pegar ojo, demasiadas cosas en mi cabeza, y la cama de plumón en la que me hundía no ayudaba. Idris por su parte roncaba a pierna suelta. Me incorpore y Zahra estaba agarrada a su macuto, no por si alguien se lo robaba, más bien por si tenía que salir corriendo, había debido de pasar por mucho sin nadie más a su alrededor.

    Laura dormía en una cama junto a la mía, o al menos eso intentaba también porque abrió los ojos y nuestras miradas se cruzaron.

    – [Henry]¿Como te encuentras?.-[/Henry] Le pregunte observando la mano que reposaba encima de una almohada. La inflamación parecía haber bajado, pero lo más seguro es que tuviera un esguince.

    – [Laura]Más o menos.[/Laura]- Si la conozco tan bien como creía debía de estar dándole vueltas a lo que había ocurrido cuando tropezó, el casi desatar su poder. Siempre he pensando que Laura es más poderosa que su madre, por eso la ayuda de los guantes para mantener a raya su poder.

    – [Henry]Lo siento, es culpa mía.-[/Henry] Me sentía fatal por lo ocurrido. Nunca me habría perdonado si le hubiese llegado a ocurrir algo más grave.

    – [Laura]No sabía que me habías empujado colina abajo…-[/Laura] Bromeo intentando quitarle importancia a los sucedido.

    – [Henry]Me refería a que si no hubiese venido no tendrías porque estar pasando por todo esto.-[/Henry] Era demasiado bueno con la gente, tal vez debería haber dicho que no desde un principio a Xander.

    – [Laura]No te eches la culpa.-[/Laura] Añadió quitándole importancia.

    – [Henry]Te lo compensare. Cuando salgamos de aquí te llevare a cualquier parte del mundo que quieras ir.-[/Henry] Echaba de menos nuestros viajes, le echaba de menos a ella.

    – [Laura]A casa.[/Laura]- dijo sin apenas meditarlo.- [Laura]Quiero volver a casa.[/Laura]

    – [Henry]Esta bien… a casa.-[/Henry] Le deje descansar y me recosté hasta quedar dormido dándole vueltas a si ya había hecho todo lo que pensaba hacer, si podía volver también a casa, con ella.

    A la mañana siguiente dejamos pasar el desayuno, el pan de la cena aun pesaba. En la sala del trono Elric nos esperaba con su armadura puesta. – [Eldric]He meditado. He visto más allá de la visión. Emprenderé mi viaje ahora.[/Eldric]

    – [Idris]¿Solo?.-[/Idris] Me preguntaba lo mismo. Desconocía que es lo que teníamos que hacer una vez encontráramos a los Daë. No podíamos interferir en su historia más allá de encaminarlos hacia su funesto final.

    -[Eldric] Ya he visto mi camino. El vuestro es aún más largo. Zahra sabe donde llevaros.-[/Eldric] Eldric recogió su arco y durante un breve instante el lugar en el que debería estar la cuerda brillo. Acabábamos de dejar a toda esta gente sin su líder y enviado a una persona hacia una muerte segura.

    – [Henry]Espero que para los demas alla sido igual de facil. ¿A donde tenemos que ir ahora?.-[/Henry] Había costado más llegar hasta el Daë que convencerlo de lo que tenía que hacer.

    – [Zahra]A una de las lunas.-[/Zahra] Añadió señalando hacia arriba. A estas alturas ningún nuevo mundo podía sorprenderme o eso pensaba.

  • ENCONTRANDO AL MAGO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    ESFERA NEXUS

    No podía decir que el viaje por aquel mundo sacado de un videojuego postapocalíptico de Tim Burton fuese lo ideal. Tendía a ser una persona bastante positiva y alegre, pero es mucho más fácil serlo desde la comodidad de un sofá, una cama, un ordenador, una comida caliente y la posibilidad de ver y hablar con Coquito.

    Después de la caída de Laura fuimos con pies de plomo, especialmente porque al cabo de un rato mi bocaza había acertado y empezamos a escuchar ruidos extraños. Zahra nos cambió de pronto la ruta por una más escarpada que nos condujo hasta una caverna. Apenas minutos después de entrar vimos varias sombras oscuras pasar a toda velocidad por delante.

    Como ya era noche cerrada, comimos algo de lo que habíamos podido recolectar por la zona con la guía de Zahra, que se basaba en darnos manotazos si cogíamos algo venenoso – o al menos eso pensaba, quizá lo hacía aleatoriamente por diversión. Dos rarísimas frutas que parecían un hijo no reconocido de un aguacate y un plátano no me saciaron mucho, pero al menos era mejor que nada.

    Después de comer y de ayudar a Henry a entablillar mejor la mano de Laura, nos fuimos a dormir, o al menos, a descansar. Zahra se fue a la punta más alejada, era una chica sociable.

    Como me aburría y los nervios no me dejaban dormir bien, decidí mantener la cabeza ocupada y me acerqué a Laura para hablar de nada en concreto.

    – [Idris]¿Te duele mucho?[/Idris] – pregunté, sentándome al lado de su saco de dormir, que no tenía pinta de ser el suyo porque tenía bordado el nombre de Henry.

    – [Laura]Ahora mismo no.[/Laura]- respondió. Parecía cansada.- [Laura]Gracias.[/Laura] – añadió.

    – [Idris]Si necesitas más frío, soy una bolsa de guisantes humana.[/Idris] – le recordé. Habíamos obviado contarle que había tenido que hacer un esfuerzo adicional para que su mano no pareciese una morcilla.

    – [Laura]Si veo que se hincha, te avisaré.[/Laura]- comentó pensativa. Prometo que intenté no echarme a reír, pero soy un tipo simple que aprovecha las oportunidades que le ofrece la vida. Así que me tiré al suelo tratando de contener la carcajada.

    – [Laura] Tu mente solo piensa cosas X, ¿no?[/Laura] – preguntó. Cuando usas las bromas para enmascarar lo que te preocupa corres el riesgo de que la gente te tome por alguien a quien no le importa nada, aunque no sea el caso. Hay que reconocerlo, los dobles sentidos son siempre una buena fuente de bromas.

    – [Idris]Solo un amplio porcentaje del tiempo que pienso.[/Idris] – repliqué, sonriendo. Era más fácil bromear que dejar que la gente supiera de verdad cómo eres. Eso permitía que tuvieran poder sobre ti, que te volvieras más vulnerable. Dejando a un lado mi familia, la única persona que me conocía de verdad era Ellie. Quizá por conocerme tan bien tenía tanto miedo de decirle que quería algo serio con ella y perder lo que ya teníamos. Me había decidido a hacerlo varias veces pero al final, nunca había cogido fuerzas. Siempre había una buena excusa para aplazarlo.

    – [Laura]¿Echas de menos a alguien?[/Laura] – preguntó. La miré, sorprendido, y ella simuló distraerse con la cremallera del saco.- [Laura]Perdona por la pregunta. No nos conocemos casi.[/Laura] – se disculpó.

    Le sonreí. – [Idris]Estamos perdidos y casi hemos muerto varias veces juntos, eso nos califica para mejor amistad según el estándar Moondie.[/Idris] – a los hechos me remito. – [Idris]Echo de menos a Coquito…a Elle. No sé si la conoces.[/Idris] – no tenía claro que se hubieran cruzado muchas veces aunque las dos tuviesen a Jane de amiga común.

    – [Laura]¿La mejor amiga de Jane?[/Laura] – preguntó ella. Pues igual sí la conocía. Tiene gracia, lo de Jane, porque antes de empezar a ser más «cercanos», había asumido que el crush juvenil de Elle con Jane había ido a más. Era cierto, sí que había ido a más, pero solo amigas.

    – [Idris]Estoy acostumbrado a hablar con ella a diario y ahora…[/Idris] – comenté, más pensativo de lo que tenía intención de mostrar. Me sentía triste y sabía que lo estaba. La echaba de menos, pero mi forma de ser pugnaba por ocultarlo.

    – [Laura]Me imagino.[/Laura]- dijo ella. Es curioso como a veces lo que más necesitas no es que te pregunten y hablar sobre un tema, si no que te escuchen y que no le den importancia.

    – [Idris]Bueno, no quiero aburrirte, que parezco un enterrador.[/Idris] – añadí. ¿Estaba preocupado por Elle? Sí, claro, viendo el mundo que me había tocado a mí, a ella podía haberle tocado peor o incluso en el mismo. Pero verdaderamente no tenía miedo de su integridad física, era mi David el Gnomo, siete veces más fuerte, y veloz, y siempre de buen humor. Sabía que ella podría estar a salvo y lidiar con lo que se encontrase. Estaba preocupado porque no quería pasar tiempo sin ella, porque echaba de menos hablar juntos y…bueno, también su integridad física.

    – [Laura]Rápido: haz una broma[/Laura] – dijo ella, sonriendo. Parecía que ya estaba empezando a pillar el punto a mi carácter.

    – [Idris]Dios…es demasiada presión….¡TETA![/Idris] – improvisé, echándonos a reír.

    – [Laura]Menos mal, ya me estaba preocupando.[/Laura] – dijo ella, aún sonriendo. Era buena chica, lo cierto es que los isleños me estaban sorprendiendo gratamente, tanto ella como Henry. A Sophie no la conocía aún demasiado, pero a la vista también sorprendía. Eh, que no lo decía yo solo, Elle pensaba lo mismo.

    – [Idris]Casi parecía que tenía sentimientos. ¿En qué me he convertido?[/Idris] – bromeé.

    – [Laura]En un Henry.[/Laura]- comentó ella sonriendo. No pasé por alto que acababa de redirigir la conversación hacia él.

    – [Idris]Pobre hombre, está coladito.[/Idris] – repliqué con mi habitual tacto de lija del cincuenta. Puede que os sorprendan mis conocimientos insólitos de carpintería, pero había pasado bastantes tardes con el tío Bill, comiendo en su casa mientras él se dedicaba a su hobby en el garaje.

    Laura no dijo nada. Había tocado terreno pantanoso.

    – [Idris]Lo siento. Es una rara enfermedad.[/Idris] – repliqué al momento. – [Idris]Me crea muchos problemas, pero al menos le pusieron mi nombre «Boca de Idris». Afecta a un 100% de los yo.[/Idris] – sonreí, esperando que aceptara mis disculpas.

    Ella se rió.- [Laura]Henry es mi amigo. No quiero pensar que pueda estar sufriendo por mí.[/Laura] – admitió.

    – [Idris]Mujer sufrir sufrir…con ese beso seguro que no ha sufrido.[/Idris] – reconocí. Si Ellie me hubiera dado en ese momento un beso en el cuello me habría vuelto loco.

    Laura se tapó la cabeza con el saco de dormir – quien pudiera dormir en uno – y se hizo la dormida.

    – [Idris]No cuela.[/Idris] – susurré, poniéndome en pie. – [Idris]Y no te quejes que tienes su saco. Yo dormiré en mi roca marca lumbago.[/Idris] – añadí. Sí, vale, puede que necesitara un sitio medio en condiciones y un buen sueño para ser persona.

    – [Laura]Buenas noches.[/Laura] – dijo ella.

    – [Idris]Descansa[/Idris] – respondí, volviendo a mi rinconcito de vagabundo, pero sin ni siquiera un cartón.

    Después de eso busqué alguna postura cómoda para dormirme, pero no había manera. Entre otras cosas, me había acostumbrado a hablar con Coquito antes de dormir y estar allí en un lugar tan peligroso sin su fuerza para ayudarme, me hacía pensar en exceso.

    La cueva estaba ya oscura. La hoguera hacía un rato que se había extinguido y no había forma de ver mucho, salvo por la tenue luz de las lunas que venía del exterior. Dejé que mi cuerpo se transformase libremente al de un elfo de la luna y mis ojos se acostumbraron al instante a la oscuridad, pudiendo verlo todo.

    Zahra estaba dormida en su esquina. Laura, parecía que también dormía profundamente, seguramente una mezcla entre ser la única que tenía saco y las pastillas para el dolor. Henry por otra parte, estaba despierto, sentado en una roca cerca de la entrada.

    – [Henry]¿Tampoco puedes dormir?-[/Henry] preguntó al verme ya a la luz. Sonreí para mí mismo por haber llegado hasta allí sin que me escuchase. Era una habilidad innata de los elfos de la luna de la que me enorgullecía bastante.

    – [Idris]Soy un animal nocturno. Y en una manta en el suelo se duerme de pena, verdaderamente.[/Idris] – bueno puede que haya exagerado un poco con lo de dormir en una roca y no tener ni un cartón, pero una manta en el suelo rocoso de una cueva en un mundo como aquél tampoco es que sea una suite.

    – [Henry]También están esas cosas que rondan por aquí.-[/Henry] – comentó, volviendo a mirar hacia la entrada de la caverna. Por alguna razón no nos habían visto allí. Era una suerte, apenas nos habíamos podido librar del primero que nos encontramos, y por el camino habíamos visto de lo que eran capaces. Cuerpos de los que apenas quedaban huesos astillados. Era normal no tener sueño con eso ahí fuera sin una buena puerta de un metro de ancho que nos respaldara.

    – [Idris]Lo de que ahúyen no me mata, no. Especialmente sin puerta acorazada.[/Idris] – reconocí. Había sugerido una de esas casas que habíamos visto por el camino para dormir, pero Zahra no se fiaba. Decía que los espectros de los viejos dueños solían vagar por allí. Reprimí un escalofrío, siempre me habían dado miedo las leyendas urbanas y los espíritus. – [Idris]¿Eres de la isla, no?[/Idris] – pregunté, por intentar hablar de algo que no fuese muerte o muerte inminente.

    – [Henry]Criado no nacido.-[/Henry] bromeó. Sonreí, no me esperaba poder hablar con él de una forma tan desenfadada. De lejos parecía un tipo serio, había mantenido la cabeza fría cuando había tenido que hacer de líder y eso había ganado mi respeto, pero no me lo esperaba tan agradable.

    – [Idris]Yo casi acabo allí, pero ya sabes, alguien pensó que era buena idea contar con malos de cuento en su equipo.[/Idris] – comenté de pasada. No me apetecía en exceso rememorar cosas que habían pasado antes de que tuviese memoria. La mayor parte de los New Moondies lo sabía y por supuesto Elle también. No dudaba que Henry lo sabría, teniendo en cuenta de quién era hijo.

    – [Henry]No te has perdido gran cosa. Salvo que te guste la vida monótona.-[/Henry] admitió. Se notaba que no le encantaba la vida en la isla, lo que era una suerte, porque yo tenía bastante resentimiento guardado respecto a Z.

    – [Idris]No mucho. Se nota viendo que habéis vuelto tres a Ripper.[/Idris] – bromeé. La isla estaba teniendo un boom de emigración juvenil, así que la famosa utopía debía cansar. – [Idris]Los New Moondies tienen tirón.[/Idris] – añadí. Como nadie nos había bautizado en una buena temporada, decidí hacer los honores y qué mejor que referenciando al supergrupo bajo cuya sombra estábamos actuando.

    – [Henry]Bueno Laura no parece muy convencida. Le gustaría volver.-[/Henry] replicó. Para no estar liados a los dos les gustaba sin duda alguna llevar los temas hacia el otro.

    – [Idris]Todavía queda saber cómo volver a la Tierra, así que aprovecha para pasar tiempo juntos. Dicen que estar a millones de kilómetros de casa en peligro de muerte une.[/Idris] – eso cuando tienes la suerte de que te toque con tu otp en el equipo. La mía a saber dónde estaba.

    – [Henry]Nos conocemos desde pequeños, creo que estamos bastante unidos.-[/Henry] respondió él. Se me desencajó la mandíbula como al Genio. No, no el de Will Smith, por dios, ¿qué soy, un monstruo? El de dibujos. Henry había pasado mucho tiempo entre máquinas y necesitaba una clase urgente con Hitchdris.

    – [Idris]Me refería a…[/Idris] – respondí, pensando como decírselo. – [Idris]Verás las mujeres tienen vagina y los hombres, pene, y cuando un hombre y una mujer se quieren, aunque también un hombre y un hombre, o una mujer y una mujer, o alguien no binario, o una persona trans….[/Idris] – iba a empezar con una sencilla broma sobre las charlas sexuales con los padres y al final la cosa se me había desmadrado intentando reflejar la verdadera realidad de las relaciones sexuales entre personas. Ser políticamente correcto es complicado, pero compensa. Ni siquiera el humor tiene derecho a ofender a nadie abiertamente. Las mujeres pueden tener pene, los hombres vagina y cada cual que viva como sienta que debe vivir. Y el que opine lo contrario…bueno, siempre he mantenido que debería haber un botón de silencio universal para que esa persona perdiera al instante la capacidad de comunicarse. – [Idris]Sexo Henry, sexo, o no si eres asexual, lo que te guste. ¿De qué estaba hablando?[/Idris] – pregunté, perdido en mis pensamientos. El resumen para mí era que cada uno puede hacer su vida cómo y con quien quiera, siempre que no se meta con lo que hace otro, dentro de unos límites claro. Pero tampoco sé cómo he llegado a explicar esto.

    – [Henry]¿QUE?-[/Henry] preguntó, alzando la voz sorprendido. – [Henry]Yo… ella… no.-[/Henry] – titubeó. Pobre hombre, se veía que no sabía dónde meterse.

    – [Idris]Ya, tú y ella no. Pero tú sí y ella probablemente también, o no, pero si no te arriesgas no se sabe.[/Idris] – consejos vendo y para mí no tengo. Ese era yo. Quizá debería plantearme en serio hablar con Elle. No sé, estar al borde de la muerte era una buena excusa si ella decía que no.

    – [Henry]Créeme, pasamos más de un año juntos viajando. Ella no me ve como yo la veo a ella.-[/Henry] me tuve que reír por dentro para que no pensara que me reía de él. Un año juntos viajando y yo llevaba años pegado a Coquito como una lapa.

    Al final decidí ser sincero en un arrebato de amor al prójimo. – [Idris]No sé, mira, yo soy un bocazas, estoy colado por Elle y años después aquí sigo, con miedo a decirle lo que siento y que me rechace.[/Idris] – comenté. No sé si quería ayudar a Henry con Laura por pura bondad de mi alma, porque me sentía identificado o simplemente quería reconocer mi problema en voz alta. Hola, me llamo Idris y soy Ellecohólico. – [Idris]No se lo deseo a nadie y menos a alguien que sea buena gente como tú.[/Idris] – añadí. Igual sí que lo hacía porque era buena gente. No sé, soy simpático, me gusta la bondad en el mundo. Tampoco tengo que pensar mal de mí de base. Puto Idris pensando mal de mí mismo. – [Idris]A veces vale más una respuesta mala que ninguna.[/Idris] – sentencié, como lección para los dos.

    Henry me miró y se quedó pensativo. Las criaturas aullaron fuera y decidí que no me apetecía seguir cerca de la entrada, así que le puse una mano en el hombro y me marché a intentar dormir.

    Diez minutos después, o al menos eso me pareció a mí, una bota me zaleó para despertarme. – [Zahra]Arriba, holgazanes.[/Zahra] – entreabrí los ojos y vi que el sol ya había salido hacía un rato. Si hace diez minutos era de noche cerrada, que alguien apague eso, por dios.

    Como nadie me hizo caso y lo apagó, me incorporé y traté de mantenerme despierto, aunque probablemente las siguientes dos horas fuese una mezcla entre mi yo despierto y mi yo somnoliento. – [Idris]Lo dices como si esto contase como dormir.[/Idris] – repliqué.

    Ella obvio responderme, se estaba preparando el desayuno, para ella sola, tan generosa como siempre.

    Tal y como os decía, las dos o tres horas siguientes pasaron como en un sueño. Un sueño en el que caminabamos por un frondoso bosque montañoso y no parábamos ni para beber agua, hasta que llegamos a la base de unas largas escaleras que desembocaban en un poblado sobre las copas de los árboles que parecía Rivendel venido a la…donde sea que estuviéramos.

    Empezamos a ascender las escaleras y por el camino sentí que había ojos pendientes de cada uno de nuestros pasos. Ellos nos llevaban viendo desde hacía mucho, pero como supimos más tarde, al ver a Zahra con nosotros, nos habían dejado pasar.

    Hacia la mitad de las empedradas escaleras comenzaron a dejarse ver. Había un pequeño ejército de ellos en las ramas de los árboles, armados con arcos de un diseño que daba ganas de llevarse uno de recuerdo. Sí, eran elfos, el poblado estaba lleno de ellos.

    Os diré una cosa, la fantasía es tremendamente racista. Sí, hay elfos claros o de la luz, elfos del bosque y elfos de la noche o de la luna entre otros, pero eso no quiere decir que sean todos una maldita fotocopia de uno rubio platino, de orejas puntiagudas, ojos claros y sosos como ellos solos.

    En la vida real, además de poder ser mestizos como en mi caso y tener una forma humana que no tenía por qué encajar en su estereotipo racista, el color de piel dentro de las distintas razas variaba, igual que el pelo, los ojos y la constitución, igual que en los seres humanos.

    Los elfos oscuros, por lo que sabía, no solo tenían la piel de color negro como el azabache, si no también en tonos azulados, marrones, morados, granates o verdes. Parece lógico si tenemos en cuenta que se mueven en la oscuridad. Los del bosque, siguiendo la misma línea, tenían la piel en tonos verdosos y cobrizos, para fundirse con el entorno. Y los claros, variaban también, estando algunos más bronceados que otros, más rosados y con melenas azabache, cobrizas o pelirrojas, además de rubias.

    Lo mío la verdad es que tenía su gracia. Podía haber sido mitad elfo claro perfectamente, pero era lo que era y no me avergonzaba. Me sentía orgulloso de mi piel en sus dos formas, por muchos problemas que me hubiese causado incluso en el tiempo en el que estábamos.

    Estos elfos en concreto se notaba que habían tenido su esplendor en su día. Esos arcos labrados y esas armas que llevaban algunos, estaban viejas y gastadas. Sus ropas, remendadas y la mayoría estaban delgados, pero no por elfos, si no por falta de comida. Las cosas iban mal en aquél mundo.

    Subimos aquellas escaleras mientras tarareaba ‘Gonna Fly Now‘. Cuando por fin llegamos arriba, no os creáis que pudimos descansar, porque Zahra todavía subió otro tramo más de escaleras hasta la casa más elevada de todo el maldito poblado. Era más grande, la típica a la que irías de cabeza en un videojuego para que el tipo importante de la zona te dejase avanzar en la historia. Por suerte habíamos muerto hasta el momento menos que Link en el ‘Breath of the Wild‘.

    – [Zahra]Ya habéis llegado.[/Zahra] – comentó, apenas fijándose en nosotros cuando se detuvo frente a la puerta, tras hablar con dos elfos armados que vigilaban la puerta. – [Zahra]Yo me voy que tengo cosas que hacer.[/Zahra]- se excusó.

    – [Idris]¿Adónde?[/Idris] – pregunté. Tenía demasiada prisa para ir a volver a ser una versión demasiado realista de Tarzán en el apocalípsis.

    – [Zahra]A mi hogar.[/Zahra]- replicó. La gente tiene claramente unas expectativas más bajas de hogar que yo.- [Zahra]Ya he hecho bastante tiempo de niñera.[/Zahra] – llevaba mucho rato hablando sin meterse con nosotros así que ya tocaba.

    – [Henry]Espera, no te vayas. Puedes venir con nosotros si quieres.-[/Henry] – intervino Henry, que seguía siendo buena gente.

    – [Zahra]¿Y qué gano yo con eso?[/Zahra] – preguntó, quedándose en el sitio. Se hacía la dura, pero tenía tantas ganas de volverse sola como yo de seguir lejos de Coquito.

    – [Idris]Tenemos seguro dental.[/Idris]- repliqué. La muchacha tenía los dientes muy blancos y perfectos para tratarse del apocalipsis, así que seguro que los cuidaba bien. – [Idris]Lisa necesita un aparato…[/Idris] – canturreé de fondo cuando nadie ya me escuchaba, o quizá sí, porque Laura me miró mal. En la isla no debían poner reposiciones de los Simpson.

    – [Henry]No estar sola por el resto de tu vida.-[/Henry] replicó Henry. Vendido.

    – [Zahra]Nunca estoy sola.[/Zahra] – dijo ella completamente en serio. Aquella respuesta me dio unas serias vibraciones de Crazy Jane.

    – [Idris]Sure, sure.[/Idris] – respondí, llevándome una mano a la sien, bromeando. Trataba de quitarle importancia, pero esperaba que de verdad no se hubiese vuelto loca mientras estaba sola. Habría sido muy triste.

    Ella me fulminó con la mirada y de un momento a otro, literalmente porque intenté ver cómo lo hacía pero no fui capaz, su apariencia cambió completamente. Ahora tenía el aspecto de un hombre de color de unos treinta con pinta de ser más sonriente que Zahra. Y también de fumar algo más que ella.

    – [Idris]Tengo una amiga que también hace eso, pero solo con chicas.[/Idris] – comenté de pasada. Lo de Lexie era visualmente bastante diferente, llegabas a ver parte de esa transición delante de ti. . – [Idris]Aunque tengas otra cara, sigues estando sola.[/Idris] – respondí. Por mucho que a todos nos guste estar solos de vez en cuando, al final puede llegar a ser una tortura.

    – [Zahra]No sé para qué queréis que os acompañe.[/Zahra] – respondió ella, volviendo a la cara que conocíamos, como si se avergonzara.

    – [Henry]Porque así te podras resarcir de lo que has hecho y ver que no fue tu culpa.-[/Henry] replicó Henry. Un viaje de redención, parecía un buen discurso para añadir a un nuevo miembro al equipo. Estaba deseando cambiar sus armas por las mías y ver si tenía algún accesorio de mayor nivel.

    – [Zahra]Está bien.[/Zahra]- dijo finalmente.

    – [Idris]Bueno, ¿a quién nos vas a presentar?[/Idris] – pregunté, al ver que no salía ninguna cinemática en la que se unía al grupo.

    – [Zahra]A un líder.[/Zahra] – dijo ella. Me pareció ver una nota de orgullo en su voz antes de que se girase para abrir la puerta.

    Allí estábamos, Henry el León, Laura la Espantapájaros y Zahra la persona de hojalata junto a mí, que evidentemente soy Dorothy pero con menos maldad, más belleza y sin zapatos gratis, esperando para conocer a nuestro Mago para cumplir nuestros deseos. Coquito, allá voy.

  • EN BUENA COMPAÑÍA

    Laura – Esfera Nexus

    Mañana

    Caminábamos a paso ligero detrás de aquella mujer, Zahra o algo así había dicho que se llamaba. Intentaba recordar las razones que me habían llevado a estar allí, mientras atravesábamos el angosto bosque, pero no se me ocurrían. Jane me había pedido que fuera con ella y como era lo más parecido a una amiga que tenía en la Universidad, le había dicho que sí. Bueno, a lo mejor también había influido el hecho de que Henry también se había apuntado, aunque fuera con el grupo contrario.

    La cuestión es que empezaba a hartarme. Tenía sed, ganas de hacer pis y me empezaban a doler las piernas. Mi vida en la isla siempre había sido muy tranquila: estudiaba, iba de fiesta, tomaba café con gente de las altas esferas y me tostaba al sol en la playa. No era una chica de acción y tampoco me interesaba. En el mundo había muchísima gente y seguro que estaban todos encantados de salvar al resto de la población. Vamos, que yo ni siquiera era de ese tipo de gente que hacía donaciones a ONGs. Cuando veía a los de la carpeta pulular por el campus, huía en dirección opuesta.

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  • UN VIAJE AGRADABLE

    IDRIS SOLO-NOVAK

    CREO QUE POR LA MAÑANA – UN SITIO CON VEGETACIÓN Y COSAS HECHAS MIERDA

    Vale, voy a hacer un pequeño resumen para cuando adapten mi diario a serie como original de InfiniTV, cosa que les va a salir barata porque total, ya tienen casi todo de mí, hasta el adn por si quieren hacer del mundo un lugar feliz lleno de Idrises. Y todo por jugar en Endless y conseguir saldo gratis, les salió barato.

    Pues eso, el resumen. Anteriomente, en ‘Fresh Coconut’, nuestro intrépido antihéroe Idris se unió a sus amigos para salvar el mundo de la pérfida Omega. Lo que no sabía es que su camino de daë estaría truncado y antes de poder serlo técnicamente, todos tenían que unirse en un mundo extraño para reunir y guiar a otro grupo de daë que lo fue antes de sus propios padres. Así que ahora se encontraba en una galaxia lejana y probablemente en el pasado, o en el futuro, o vete a saber, porque en el Axis Mundi el tiempo no existía y a saber si la Tierra no sería más que polvo para cuando nacieron esos daë o si aún tendría dinosaurios.

    Y eso ya nos lleva al presente actual. Aparecí en una zona fría, gris y húmeda en mitad de la vegetación. Diría que estaba en un bosque, pero había mucho espacio entre los árboles. Cerca había una especie de castillo o casa del que solo quedaba un par de muros comidos por la hiedra. Miré hacia arriba, el cielo estaba cubierto de unas espesas nubes de color gris. Era bastante desagradable.

    Me sentía un poco desorientado, pero acostumbrado a cruzar a menudo el portal entre Louna y Moondale, me recuperé ligeramente más rápido que los demás y les observé. No me llevo mucho, también os lo digo, porque solo había dos personas más conmigo: Henry y su aminovia Laura.

    – [Idris]¿Tanto os costaba mandarme con Coquito?[/Idris] – pregunté alzando el puño al cielo. Seguro que era cosa de Diarmud, todo el mundo sabía que tenía favoritas, así que Elle también tenía que serlo, objetivamente, porque, bueno, Elle le gustaba a todo el mundo.

    Así que me habían dejado sin unas vacaciones en ese maravilloso y tétrico lugar con Coquito. Pensándolo mejor, ella se habría desmotivado con ese cielo.

    – [Laura]¿Dónde estamos?[/Laura]- preguntó Laura. Parecía sentirse muy perdida.

    Saqué la brújula planar de mi padre y se me quedó el culo torcido con la cantidad de portales que había cerca, tantos, que en ese momento me sentía casi más perdido. Una cosa sí me quedó clara, eso no era la Tierra, debíamos estar ya en el Cúmulo Nexus.

    – [Idris]Ya no estamos en Kansas.[/Idris] – les dije.

    – [Henry]Ni la tierra al parecer.-[/Henry] corroboró Henry, echando un vistazo al muro semiderruido que teníamos cerca. Al menos los Daesdi nos habían dicho que nos iban a mandar a otro grupo de planetas. Era algo.

    – [Idris]Debe ser el Cúmulo. Hay una bestialidad de portales por aquí.[/Idris] – volví a mirar la brújula, pensando si alguno de esos portales me llevaría con Elle. Os confesaré mi deducción de situación, por partes:

    1º En las películas de miedo, cuando los grupos se separan, mal rollo.

    2º A los negros no nos iba muy bien en esas pelis.

    3º Encima iba con una pareja, así que salvo que se pusieran a hacerlo como monos y viniera alguien a matarlos mientras lo hacían, yo tenía las peores posibilidades.

    – [Laura]¿Eso significa que estamos en peligro?[/Laura]- preguntó de nuevo Laura. Me hacía gracia porque se notaba que era medio rusa cuando decía cosas como peligrro.

    – [Idris]Lo raro sería que no.[/Idris] – confesé. Y el peligrro no tardó en aparecer. Escuché un ruido entre las hojas y una cosa que caminaba a cuatro patas, oscura, monstruosa, deforme. Como en la peli aquella en la que no pueden hacer ruido porque si no los bichos les matan, pues imaginad la escena igual pero en lugar de silencio, conmigo gritando a pleno pulmón con una voz a lo Ruby Rhod.

    Evidentemente, corrimos como alma que lleva el diablo.

    – [Idris]Nos tuvo que tocar el sitio con el puto bicho más feo del universo.[/Idris] – me quejé, intentando no ir demasiado adelantado. Miré de reojo a aquella cosa horrenda y traté de congelarlo, pero parecía no funcionar.

    No sé cuanto tiempo corrimos, pero Laura y Henry cada vez parecían ir más despacio y el bicho más rápido, pese a que le ponía muros de hielo en el camino. Por suerte, alguien nos mandó un ángel de la guarda en forma de figura encapuchada que se apareció tras un muro.

    – [Zahra]¡Por aquí![/Zahra]- nos indicó, haciendo una seña.

    – [Henry]Seguidla[/Henry]. – dijo Henry. La muchacha tampoco se recreó mucho en las indicaciones y ya había desaparecido, pero la seguimos a toda velocidad.

    – [Laura]¿Te fías de una desconocida?[/Laura] – preguntó Laura. Como siguieran con la tensión sexual no resuelta el bicho me iba a acabar comiendo para que la audiencia pudiese ver como avanzaba su trama romántica.

    – [Henry]Mejor ella que el monstruo[/Henry]. – comentó Henry. Ahí había un chiste, pero lo dejé pasar porque, bueno, estaba a punto de palmar.

    Era difícil seguir el ritmo de la chica, atravesaba la zona por los lugares más cerrados, estrechos y complicados. Entre tanta oscuridad, costaba localizarla, así que dejé salir mi forma de elfo de la luna y mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, viendo a través de ella como si fuera de día.

    Guié a los demás y finalmente llegamos a una cueva. Esperamos, guardando silencio sepulcral, hasta que pasó el peligro.

    – [Idris]Parece que ha pasado de largo, suerte que listo no es.[/Idris] – dije mirando a nuestra salvadora. Era una chica más o menos de la edad de Laura, con una tez cobriza y un pelo negro como el azabache.

    – [Zahra]Cuando pase el peligro tenéis que iros[/Zahra].- soltó sin apenas mirarnos.- [Zahra]No hay comida ni refugio para todos[/Zahra]. – añadió. Para ser un ángel de la guarda era bastante antipática y un poco agoniosa.

    – [Idris]¿Amabilidad regional?[/Idris] – pregunté mientras la veía quitarse la capucha y echar unas setas que llevaba en un atillo a un cazo que tenía sobre una hoguera. Me sentía en el Skyrim, lo que tampoco me lo ponía fácil porque todo el mundo era racista con los elfos oscuros.

    – [Zahra]No quiero más muertes a mi espalda[/Zahra]. – replicó, todavía sin mirarnos. Se quitó la capa y vi que llevaba ropas que sin duda no eran de ninguna moda actual de la Tierra. Iba vestida a trozos, con una parte que parecía de cuero y sobre ella pieles para mantener el calor.

    – [Henry]¿Qué ha pasado aquí? Podemos ayudar.[/Henry] – se ofreció Henry. Quise decirle que estábamos ya bastante jodidos, pero era demasiado buen tipo como para entenderlo.

    – [Zahra]¿Acaso puedes devolverle la vida a todo mi pueblo?[/Zahra]- espetó con bastante mala leche.

     – [Idris]¿Han sido esos bichos?[/Idris] – pregunté, sentándome en una roca. Por suerte era plana, porque me habría dejado el culo como si hubiera  venido a verme Dante. ¿Demasiado?

    – [Zahra]No. Fui yo. [/Zahra] – replicó. Nos miró a los ojos y vi que decía la verdad.

    – [Idris]Plot twiiist.[/Idris] – mi boca siempre iba por delante de mi cabeza, pero a veces venía bien para paliar la gravedad de la situación, ya sabéis, como cuando estás perdido en un mundo desconocido en una cueva oscura con una aparente genocida. Absorbí frío de nuestro alrededor y  formé en mi mano una espada rudimentaria. Llamarla espada era mucho, pero yo era un tipo positivo.

    – [Laura]Mató a su pueblo. Tu espada va a hacer poco[/Laura].- intervino Laura, que estaba empezando a parecerme una chica no muy positiva, pero por suerte me caía bien igual.

    – [Henry]No os alejéis mucho.[/Henry] – dijo Henry, casi poniéndose frente a nosotros. Lo admiré, era blanco puro de lo buena gente que era. También me caía bien.

    – [Zahra]Si os quisiera muertos, no os habría salvado del Espantajo[/Zahra].- afirmó la demonio de la guarda, negando con la cabeza. Así que esa cosa se llamaba Espantajo, muy apropiado.

    – [Idris]Vale, eso tiene su lógica. Pero la parte de matar a todo tu pueblo sigue dando mal rollo.[/Idris] – puntualicé. La chica no se vendía muy bien. No me caía mal de base, pero tenía muy mal marketing.

    – [Zahra]Me dieron a elegir entre mi vida y la de ellos[/Zahra].- empezó a explicar.

    – [Idris]Suena a material de buen compañero de viaje.[/Idris] – respondí, haciendo una mueca con la boca.

    – [Henry]¿Podrías ayudarnos? Estamos buscando a alguien.-[/Henry] preguntó Henry. Cierto, que no solo teníamos que sobrevivir y encontrar a los demás, si no también cumplir la misión de los Daesdi de la que Henry no se había olvidado.

    – [Zahra]No[/Zahra].- respondió Zahra, que contaba las palabras que utilizaba.

    -[Heny]Como has podido deducir no somos de por aquí. Estamos buscando a una persona y cuanto antes la encontremos antes podremos dejarte en paz.-[/Henry] – resumió, la parte de dejarla en paz seguro que la convencía. Pero en lugar de respondernos, avivó un poco el fuego y empezó a remover en su olla tamaño de una persona.

    – [Idris]Si nos llevas a alguien que pueda ayudarnos dejaremos de molestarte y podrás hacer tu «cosa»[/Idris] – ofrecí señalando su olla. No podía llamar comida a esa mezcla de hierba y setas chungas preparada en  dudosas condiciones higiénicas. Ella se encogió de hombros, le importaba todo tres pitos, me caía bien.

    – [Henry]Te vendría bien un poco de compañía. Estar sola no es lo mejor créeme.-[/Henry] añadió Henry, negociando. Vi a Laura cruzarse de brazos y mirarle. Nuestra nueva «amiga» siguió removiendo por lo menos diez minutos y luego se sirvió un plato. Resulta que entre todo aquello sobresalía un muslo de pollo que cogió por el hueso y empezó a mordisquear.

     

    – [Idris]No es que no me guste verte aquí comer como un perro, pero si no nos ayudas vas a ver la tensión romántica de estos dos durante todo el capítulo.[/Idris] – venga, alguna forma tenía que haber para que nos ayudase: pistas sobre en qué mundo estábamos, algo que nos llevara al daë…no sé…algo. Yo solo había visto a los daë de géminis por los discos de mis padres y al de acuario por el del tío Bill. Henry debía conocer al daë al que se enfrentó Logan, que no recuerdo que signo era.

    Nuestra amiga perruna dio otro mordisco y masticó el «quieropensarqueespollo» mientras me miraba fijamente.

    – [Idris]¿Y vosotros entonces estáis juntos?[/Idris] – sentado de nuevo en mi rocaDante apoyé la cabeza en la mano y miré a Henry y Laura, tratando de forzar una situación.

    – [Laura]No[/Laura]. – respondió Laura rápidamente.

    – [Henry]¿Qué?. No. No…-[/Henry] dijo Henry, rascándose la cabeza, nervioso. Su reacción me daba más juego, pero la chica seguía comiendo.

    – [Idris]¿No? Pues hacéis buena pareja.[/Idris] – comenté, sonriendo. Venga, había sido partícipe en destapar un trío que llevaba años en la sombra, tenía que sacar algo de ahí que hiciera moverse a la montaraz aquella.

    – [Henry]¿Tú crees? -[/Henry] preguntó Henry, con un brillo en los ojos.

    – [Laura]¿HENRY Y YO? NO[/Laura].- gritó Laura, pero no se me escapó que su nombre lo pronunciaba con mucho cuidado. Me da que ni ella misma sabía lo que sentía.

    – [Henry]Si no nos ayudas no solo nuestro mundo estará condenado, el tuyo también. No creo que quieras más muertes sobre tu conciencia.-[/Henry] intentó desviar la conversación y convencer a la muchacha de una forma más rápida, pero ella pasó.

    – [Zahra]Seguid con la historia de amor un poco más[/Zahra].- casi se había terminado la comida y había tirado el hueso de «quenosearata» fuera de la cueva.

    – [Idris]¿En tu mesa de Infinity no tenías una foto de tu novia? Se parecía a ella.[/Idris] – ventajas de habernos colado en la sede de Infinity. A Laura casi se le salen los ojos de las cuencas.

    – [Henry]Era para aparentar, fue idea de los de la isla.-[/Henry] respondió Henry tratando de esquivar la bala.

    – [Zahra]¿Y no hay más chicas en la isla de la que vienes?[/Zahra] – preguntó ella, uniéndose a la trama.

    – [Henry]Si bueno, está Sophie…-[/Henry] comentó Henry. A ver, Sophie era una alegría para la vista, no había más que ver a mi hermano babeando en la fiesta de los gemelos, pero se notaba que la había nombrado porque sabía que otra gente la veía atractiva. El chico estaba colado por Laura.

    Nuestra salvadora terminó de comer y se fue, dejándonos allí solos sin saber que hacer. Volvió al rato con la olla limpia y la metió en una especie de mochila que se echó a la espalda. – [Zahra]Seguidme.[/Zahra]. – dijo.

    – [Idris]Antes de volver a salir a villaespantajo, ¿tienes nombre?[/Idris] – pregunté cuando estábamos a punto de atravesar la «puerta» de la cueva.

    – [Zahra]Sí, pero no te interesa.[/Zahra] – replicó.

    – [Idris]Va a ser un viaje agradable.[/Idris] – aseguré. Al menos tenía todo el camino para seguir haciendo de celestino particular.

    No sabía que las nubes grises que cubrían el cielo eran en realidad polución provocada por una ciudad que se alzaba kilómetros por encima de nosotros, una ciudad en la que vivía uno de los mayores enemigos de los Moondies y que pronto sería también el nuestro. El Arquitecto.

  • UNA HERIDA SANGRANTE

    XANDER ECHOLLS

    PICO TANTREE – NOCHE

    El día había llegado y con él, el peso del mundo empezaba a recaer sobre mis hombros. Nunca sabría cómo había sido capaz de sobrellevarlo mi madre. Me sentía responsable de todas y cada una de las personas que habían ido allí conmigo, por no mencionar del conflicto con los demás, que seguramente apareciesen para evitar nuestro plan. La realidad de salvar al mundo era más difícil de lo que vendía la ficción.

    Caminaba en silencio por el sendero de la montaña que llevaba al lago subterráneo del Pico Tantree. Era una suerte que por la noche y con el frío otoñal que ya empezaba a notarse, no hubiese gente en los alrededores.

    Miré a los demás, que iban siguiendo la marcha hablando entre ellos, todos cargados con mochilas aunque algunos las llevaban demasiado ligeras mientras que la mía era una de las más grandes, solo superada por la de Elle. Si la tía Diana leyera eso último…

    – [Lexie]Odio esto. Odio salvar el mundo. Yo tendría que estar en mi casa haciéndome las uñas. [/Lexie]- se quejó Lexie por enésima vez. Había estado tan desconectado del mundo real planificando todo esto que me había resultado sorprendente ver allí a Allie, la amiga de Noah, solo para descubrir que era la hija de Karen y Fenris, que también era Lexie y que era una tanuki con múltiples caras. Eso para quien crea haberlo visto todo.

    – [Idris]Si no salvamos el mundo nadie hará pintauñas. [/Idris]- le replicó Idris. Gracias a él habíamos conseguido tres de los discos. Ya solo faltaban los que tenían Noah, Leo, Jane y Kaylee, junto con el del tío Ed, que imaginábamos que también tendrían.

    – [Owen]Yo también, pero es como dice Idris.-[/Owen] se unió Owen. Me vino a la mente una imagen de Owen en plena moda Lounie.

    – [Lexie]Te las puedo pintar yo. Llevo unos cuantos esmaltes en la mochila.[/Lexie]- aseguró con orgullo. Ya me los imaginaba sentándose allí a punto de arriesgar sus vidas para salvar el mundo pero con las uñas perfectas.

    – [Xander]Hablando de eso, ¿lleváis todo lo que podáis necesitar?[/Xander] – pregunté. Yo me había asegurado de echar ropa limpia y todos los artículos de supervivencia que había podido imaginar, además de mi espada, Ocaso..

    – [Amy]Menos charla y más andar.[/Amy] – nos apremió Amy, que lideraba la marcha. Parecía estar muy cómoda en un lugar tan cercano a la naturaleza y con una brisa tan fresca. Sabía que debía estar concentrada para no ceder a los impulsos de la luna llena.

    Elle se puso a mi altura. Solté un paquete alargado que llevaba enganchado a un lateral de la mochila y se lo tendí. Su mochila era enorme, pero era la que mejor podía cargar con ello, especialmente desde que había empezado a entrenar con el tío Ed.

    Ella lo abrió un poco y vio el mango de su espada, Albor.- [Elle]Gracias.[/Elle]- respondió con una sonrisa. La pobre se había encargado de cargar con tiendas de campaña y un montón de cosas necesarias y me imaginé que se habría olvidado de llevar algo para protegerse.

    – [Xander]Yo también llevo la mía. [/Xander]- le dije. Papá nos las había dado cuando fuimos mayores de edad. Para él era muy importante que estuviéramos juntos porque él había perdido su infancia con la tía Cara.

    – [Owen]Oye, gracias por salvarme de la versión maligna de mi hermana.-[/Owen] – escuché decir a Owen, acercándose a la altura de mi prima.

    – [Amy]Nada.[/Amy]- respondió ella, mirando fijamente sus pies. La había notado algo más inquieta con Owen que en su día. Desde el principio no le había sorprendido mi idea de usar las Pruebas, así que debía haber visto algo, quizá algo que le incluyese a él.

    – [Idris]¿Han puesto el sitio este más lejos? [/Idris]- escuché quejarse a Idris, que llevaba puesta la banda sonora de Guardianes de la Galaxia en modo altavoces de su InfiniBand.

    – [Amy]Ya he dicho antes que menos hablar y más andar.[/Amy]- le recordó, apurando el paso y dejando a Owen atrás.

    – [Idris]A alguien Le sienta mal la luna llena [/Idris]- replicó Idris. Miré a Ezra, que iba también de los primeros y le vi concentrado, parecía estar costándole bastante contenerse.

    – [Cole]Hay más calor en el sitio al que vamos.[/Cole] – dijo Cole de pronto. Me paré un instante a pensar en lo que acababa de decir. Cole y yo nunca nos habíamos llevado especialmente bien de pequeños, era el típico niño al que te dirían que no te acerques, salvo que mis padres no eran así. Por suerte había vuelto cambiado, muy cambiado.

    – [Lexie]No sé qué hago aquí si no entiendo lo que dice el místico este ni soy amiga de nadie.[/Lexie]- se quejó de nuevo Lexie.

    – [Cole]Gente. [/Cole]- le explicó con calma. Cole tenía una variación del poder de su padre respecto a la energía, básicamente era una batería viviente y era capaz de detectar fuentes de energía. – [Cole] Y me caes bien. [/Cole]- añadió.

    – [Ezra]No me gusta el calor-[/Ezra]  comentó Ezra, a destiempo. Se notaba que estaba lidiando con el licántropo pugnando por salir.

    – [Idris]¿No es mejor que el frío Capi? [/Idris]- le preguntó Idris. Vaya, me habría gustado ser el Capitán América, pero hay que reconocer que la forma de encontrar a Ezra se lo adjudicaba perfectamente.

    – [Lexie]Y tú estás muy bueno. [/Lexie]- replicó Lexie, por encima de Idris.

    Cole le devolvió la sonrisa y no pude evitar sentir una punzada de culpabilidad por Noah. A lo largo de la caminata Elle se había encargado de explicarme que Noah y Lexie se habían peleado porque bueno, él no sabía que Lexie y Allie eran la misma persona.

    – [Idris]Villiers que te vigilo. [/Idris]- sentenció Idris.

    Continuamos durante algo más de un cuarto de hora y finalmente llegamos al final del camino. Allí, cerca del cartel del Lago Marmalade, estaban Jane, Nate, Kaylee, Noah, su amigo Niall, Leo, Michael, Sophie y Laura, la amiga de Henry.

    – [Owen]Bueno. La cagamos.[/Owen] – resumió Owen. Caminamos lentamente hasta colocarnos frente a ellos. Estaban en inferioridad numérica, pero evidentemente no íbamos a dejar que las cosas llegasen a ese extremo. Esto no iba a ser como cuando dos superhéroes se cruzan en los cómics.

    – [Jane]Te dije que no iba a permitir que te pasara nada.[/Jane]- respondió Jane, mirándonos fijamente. Nuestras miradas se cruzaron un instante, pero la apartó.

    – [Owen]Un poco excesivo, ¿no crees?[/Owen] – respondió su hermano.

    – [Xander]Solo hemos venido a pasear un grupo de amiguitos.[/Xander] – respondí, haciendo énfasis en lo de «amiguitos». Sí, quizá me había sentado un poco mal.

    – [Henry]Sí, vamos de acampada.-[/Henry] añadió Henry.

    – [Laura]Si no llega a ser por Jane, no me entero de que estás aquí.[/Laura] – espetó Laura. No había tenido demasiado trato con ella pero sabía que con Jane sí, además de evidentemente, con Henry y Sophie, que también venían de la isla. Supuse que Jane no había dudado en buscar apoyos.

    – [Jane]Estáis siendo ridículos e inconscientes.[/Jane]- espetó, cruzándose de brazos.- [Jane]Spoiler: no sois los Moondies.[/Jane] – sabía dónde dar si se lo proponía. El estigma de nuestros padres siempre iba a estar presente en nosotros. Ellos eran un grupo, nosotros apenas nos manteníamos juntos y a la vista estaba que no estábamos todos de acuerdo.

    – [Ezra]Los Moondies tampoco lo eran cuando empezaron.-[/Ezra] – replicó. Le miré, es extraño no crecer con alguien y saber que es tu primo. El tío Ed siempre había estado muy cerca de nosotros y en ese momento, por primera vez desde que le conocí, me había recordado mucho a él.

    Por el rabillo del ojo vi a Noah mirando a Lexie. Mi primo no conseguía decir nada, apenas mantenía la mirada.

    – [Kaylee]¿Sabéis por qué me llamo Kaylee?[/Kaylee] – preguntó mi prima. Verla así,  llena de tanta seguridad, decidida a detenernos, no pudo más que alegrarme por ser consciente de sus renovadas fuerzas. Habría preferido que esa fuerza estuviera de mi lado, pero no podía más que estar contento porque esta situación le hubiera dado un motivo para dar un paso al frente.

    – [Ezra]Lo sé perfectamente. Por eso hacemos esto.-[/Ezra] dijo la fuerte voz de Ezra. Él sabía mejor que nadie la historia de Kaylee. Aunque la tía Lucy no hablase mucho de eso, todo el mundo lo sabía, y quizá en el futuro de Ezra sí lo había hecho.

    – [Xander]No va a morir nadie. [/Xander]- le respondí. Si alguien tenía que hacerlo, sería yo. Esta había sido mi  idea y el coste de llevarla a cabo sería mío. Pero sinceramente, no me apetecía dar mi vida así como así y esto iba a resolverse con todo el mundo a salvo.

    – [Kaylee]¿Te atreves a garantizarlo?[/Kaylee] – insistió Kaylee. Sabía que tenía pocas pruebas que darle más allá de mi voluntad y unos estudios que no garantizaban ni siquiera que el portal se abriese.

    – [Leo]No va a morir nadie porque no vais a ninguna parte.[/Leo] – escuché decir a mi primo. Su voz resonó también con fuerza, me pregunté si sería por la luna llena y el licántropo que trataban de contener.

    Iba a responderle, pero Elle se colocó entre los dos grupos. – [Elle]Vale, ya.[/Elle]- pidió, haciendo señas. – [Elle]Fin. Escuchadme: estamos aquí porque si no detenemos a Omega, podemos acabar como Mia.[/Elle]- explicó. Su mirada fue hacia Dante y Cole a modo de disculpa por mencionar a su madre. La mía la siguió. Cole parecía sereno y decidido, emanaba un aura de tranquilidad. Sin embargo Dante tenía una cara de enfado que no veía desde un tiempo después de venirse a vivir con nosotros. Se le había reabierto una vieja herida que dolía ahora más que nunca. – [Elle]Es la única opción que tenemos contra ella. La única.[/Elle]- suspiró mi hermana, resignada. Elle odiaba los enfrentamientos, sin por ella fuera todo el mundo se llevaría bien. Era una energía que se contagiaba y daba esperanza en los peores momentos. Se notaba que estando divididos lo estaba pasando mal.- [Elle]Es tan poderosa que yo misma podría ser ella en este momento.[/Elle] – añadió. Desconocíamos el alcance de los poderes de Omega, excepto los que había mostrado. – [Elle]No hemos venido a fastidiar, ni de fiesta. Hemos venido a salvar el mundo y a salvarte a ti, Jane.[/Elle] – añadió, mirándola fijamente.

    – [Noah]Lo siento, pero no podemos permitirlo. [/Noah]- escuché decir a mi primo. Con Noah no había tiempo de reacción. Apenas pude moverme del sitio cuando Noah apareció frente a nosotros, con todos los discos en su mano.

    – [Lexie]Te dije hace mucho que no te fiaras del mapache, Noah.[/Lexie] – dijo Lexie en voz alta. Noah ató cabos rápidamente. Miró sus manos y la ilusión de los discos se desvaneció, mostrando tan solo unas piedras.

    – [Noah]No sabes lo que está en juego. [/Noah]- replicó, mirándola, enfadado. No habíamos tenido un plan útil contra Noah hasta que ella se unió a nosotros.

    Las miradas estaban fijas en Noah, por si volvía a intentarlo, pero capté a Kaylee y Sophie mirarse entre sí y empezar a murmurar unas palabras. – [Kaylee] Ahora, Noah.[/Kaylee] – El disco de mi madre salió del bolsillo interior de mi chaqueta y flotó hacia ellos. Lo agarré rápidamente, pero se escapó entre mis dedos. Mi prima había vuelto a recuperar una parte de sí misma que siempre se le había dado muy bien.

    Estábamos perdiendo, pero no podía más que elogiar el plan. Noah recogió los discos sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo, pero se detuvo mirando hacia un punto alejado de nosotros. Seguí su mirada y vi que un disco salía de entre unos arbustos. Noah lo recogió también y en un parpadeo apareció ante nosotros con tres invitados inesperados: Bowie, Vera, Elliot y Tina. – [Noah]Habéis estado a punto de arrastrarlos con vosotros[/Noah] – por mucho que me sorprendiera ver a Tina allí, que nunca había estado interesada en lo sobrenatural y por eso siempre parecía pasar por alto lo extraño que sucedía a su alrededor, ver a Vera, Bowie y Elliot me dejó helado. Con ellos allí no podíamos correr riesgos.

    – [Amy]No venían con nosotros.[/Amy]- replicó Amy con una voz intensa que parecía instar a seguir sus órdenes. Miró a su hermana, orgullosa. Mis primas MacLeod compartían todas una vena rebelde que no me quedaba claro de quién venía, aunque quizá fuese tan marcada porque venía de los dos.

    – [Jane]¿Elliot? Pero si tú eras el único normal de la familia…[/Jane] – dijo Jane, visiblemente preocupada. Si había entrado en todo esto para proteger a Owen, con Elliot allí estaría muy afectada. Todo en mí me pedía hablarle, pero no lo conseguía.

    – [Xander]Bowie, no deberías estar aquí.[/Xander] – le recordé a mi hermana pequeña. Físicamente era una adulta, pero aún le faltaba mucho para poder valerse por sí misma en el mundo exterior, más aún para estar en un lugar tan peligroso como ese.

    – [Bowie]Tus posibilidades de morir son más altas que las mías y más si tenemos en cuenta que está Jane aquí y…[/Bowie]- Elle corrió a taparle la boca. No necesitábamos un análisis estadístico de las probabilidades de morir con todos aquellos inocentes allí. Teníamos que irnos.

    – [Noah]Ya no hay problema, porque me llevo esto.[/Noah]- Noah tenía todos los discos en una bolsa, seguramente también los de los que iban con él para no correr riesgos. Desapareció y supe que se los llevaría lejos, escondidos hasta que pasara la luna de sangre.

    Pero un segundo después escuché un ruido. Miré hacia atrás y vi que Noah se había detenido. Fue apareciendo en distintos puntos a nuestro alrededor, como si algo evitase que se fuera. Miré a Lexie.

    – [Lexie]Esta vez no he sido yo.[/Lexie] – dijo ella.

    – [Noah]Es como… La telekinesis de Dom. [/Noah]- explicó Noah, con cara de terror. Eso solo podía significar…

    Tina se apartó de Vera, Elliot y Bowie y sonrió de una forma en la que jamás la había visto sonreír.- [Omega]Hola, Elliot.[/Omega] – saludó al pequeño de los Williams.

    – [Idris]¿Esa chica siempre ha sonreído como una psico? [/Idris]- preguntó Idris. Él nunca había tratado demasiado con Tina, especialmente desde empezó a estar más distanciada poco después del cumpleaños de los gemelos. Había vuelto hacía unos meses y el secreto que llevábamos guardando toda la vida con ella se desveló cuando ella confesó que también tenía poderes. ¿Todo este tiempo había sido Omega?

    – [Omega]Desde hace unos meses.[/Omega]- respondió, sonriente. Temí por Tina.

    – [Idris]Al menos no te has marcado un Luke y Leia. It’s something.[/Idris] – bromeó Idris, seguramente tratando de ayudar a que no nos quedásemos allí paralizados.

    – [Kaylee]¿Qué has hecho con Tina? [/Kaylee] – preguntó Kaylee. Una parte de mí no quería escuchar la respuesta.

    – [Omega] Tina se fue y… no volvió.[/Omega] – sonrió de manera perversa y no supe que sentir. Quería odiarla, quería vengarme, quería tomarme la justicia en mi mano, pero seguía teniendo la cara de Jane. No podía odiar esa cara.

    Mi mente bloqueó lo de Tina, volvería con fuerza cuando hubiese un momento de calma, pero en ese instante lo más importante era que consiguiéramos salir con vida de allí. Omega debía haber esperado a que nos reuniéramos todos para conseguir todos nuestros poderes. Se lo habíamos puesto en bandeja de plata.

    Un destello emanó de la bolsa que llevaba Noah. La luna empezaba a alzarse, roja y amenazante, iluminando la escena.

    – [Omega]Podría haber sido cualquiera, incluso Jane.[/Omega]- se jactó, mirándonos. Estaba tranquila, jugaba con nosotros porque podía, porque lo disfrutaba.- [Omega]La última vez Xander estuvo encantado.[/Omega] – espetó. Me quedé quieto, no podía mirar a Jane a la cara. Había evitado hablar de lo que pasó, había tratado de rechazar y enviar a mi subconsciente el beso que habíamos compartido y las esperanzas que había tenido momentáneamente.

    Analicé la zona buscando qué hacer, buscando una salida. Los discos brillaban y todo el mundo estaba quieto, hasta que dejó de estarlo. Dante fue el primero en abalanzarse sobre ella, impulsándose con sus alas para golpearla. Ella ni siquiera se movió. Se giró hacia él y en el último momento usó el poder de su padre para lanzarle contra una roca. Contuve la respiración hasta que le vi moverse.

    – [Omega]Dejad de intentarlo, en serio.[/Omega] – sonrió. Un licántropo cubierto de plata se lanzó sobre ella y le hizo un corte a lo largo de la garganta.Ni siquiera tuve tiempo a tener esperanzas de que Leo hubiese acabado con el problema, porque Omega no perdió la sonrisa y su herida se cerró en segundos. Tenía el poder de regenerarse, Noah tenía razón.

    Leo dudó un segundo, confuso. Ella no, alzó su mano y le aferró por la garganta. Su puño se convirtió también en plata y elevó a Leo en el aire. Trató de moverse y liberarse, pero ella no le soltaba.

    – [Noah]Leo, no. [/Noah] – Noah se transformó en Rakkthathor a la velocidad del rayo y cargó contra ella, pero no consiguió moverla del sitio y del choque, la bolsa con los discos salió despedida y se desperdigaron contra el suelo, brillando cada vez con mayor intensidad. Pero al menos consiguió que soltase a Leo, que abandonó su cuerpo de plata para respirar con dificultad.

    Llamas, hielo, luz, oscuridad, magia y todo tipo de fuerzas se unieron contra ella, que no cedía y ni siquiera daba atisbos de estar cansada o esforzándose. No la venceríamos con nuestros poderes. No estábamos entrenados para trabajar en equipo y Omega se había criado como cazadora de potenciados. Veía perfectamente las debilidades entre nosotros y la falta de compenetración y la aprovechaba.

    Jane, Michael y algunos de los que menos poderes ofensivos tenían, estaban apartados, tratando de proteger a Bowie, Elliot y Vera. No había otra opción, era nuestra única salida, así que corrí hacia los discos y los fui reuniendo.

    Corría tan rápido que mi cuerpo parecía moverse por instinto. La piedra me rasgaba la piel de las manos y la sangre se mezclaba con el polvo. Cuando conseguí reunir todos los discos, brillaron intensamente y un rayo salió disparado hacia el lago Marmalade.

    – [Xander]El portal está abierto, es nuestra única oportunidad.[/Xander] – les dije, señalando el lago. No podíamos hacer otra cosa que correr y encomendarnos al destino.

    Noah consiguió alejar a Omega de nosotros y echamos a correr todos juntos. Estábamos ya cerca de saltar cuando ella se colocó frente a nosotros lanzando a un Noah en forma humana que por suerte respiraba.

    Omega sonrió y se preparó para acabar con nosotros. Los discos brillaban. La luna se alzaba como una herida sangrante en el cielo. Y entonces nos desvanecimos.

  • MADRUGANDO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA- LOUNA

    Esa mañana me tocó madrugar para algo distinto a lo habitual, que era ser despertado por Coquito y obligado a ponerme a estudiar ese horror de oposiciones. No me toméis por un vago, el trabajo de negociador me gustaba en la teoría, pero yo era una persona práctica y todo aquello que estaba dudando no parecía servirme para nada que no fuera un trámite.

    Bueno, lo que decía, que esa mañana había madrugado para ir a otra cosa distinta, hacer una visita al tío Bill para conseguir su disco, el último de los que nos faltaban.

    – [Idris]¿Qué tal tío Bill?[/Idris] – le pregunté cuando abrió la puerta. El tío parecía tener un segundo sentido. Allí estaba, con una bata azul oscuro, sus gafas de leer y una taza en la mano.

    – [Bill]¿Habíamos quedado? ¿Te has metido en algun lío? -[/Bill] con esa pinta era fácil tomarle por un jubilado, pero seguía siendo tan agudo como siempre. Ayudaba el hecho de que envejeciese un poco más despacio de lo habitual, lo que no evitaba que peinase ya canas y su ceño estuviese arrugado como una pasa. Entré al salón, era una casa discreta salvo por la abundancia de muebles y objetos en azules, las cosas de vivir con un demonio ancestral adicto a ese color.

    – [Idris]No y más o menos.[/Idris] – respondí. El tío Bill era un hombre de acción, el Van Damme de los Moondies, pero sin sustancias. A él no tenía que mentirle porque entendía lo que era el deber. – [Idris]Necesito que me prestes algo para evitar un lío.[/Idris] – aclaré. El alzó una ceja. A otro le habría parecido enfadado, pero cuando lo conocías sabías que su cara era así. Verle sonreír era un poema.

    – [Bill]¿De cuanto estamos hablando? – [/Bill] preguntó, yendo a la cocina a buscar la cartera. Le seguí, fijándome en el ruido que hacían sus zapatillas.

    – [Idris]De un disco que tienes por ahí guardado.[/Idris] – no me hice el ofendido porque pensara que iba a pedirle dinero porque alguna que otra vez había ido a pedirle una mano para asentar a los ‘Drow’ hasta que pudieran salir de sus problemas.

    – [Bill]Te aconsejaría que no hiciérais lo que tengais pensado hacer. Pero lo vas a hacer de todos modos.-[/Bill] me miró fijamente, con esa mirada de juicio eterno del tío Bill. Se le notaba que había sido poli. – [Bill]Y si no te lo doy lo vas a acabar cogiendo en cuanto me distraiga un momento, así que…-[/Bill] lo sacó de un cajón y me lo tendió.

    – [Idris]Me tienes por un mangante. A ver si vas a ser como los otros polis.[/Idris] – repliqué, bromeando. Sabía que el tío Bill no tenía prejuicios, pero a veces me gustaba tocar un poco las narices y de paso asegurarme de las cosas.

    – [Bill]Te tengo por un granujilla desde que eras pequeño. Siéntate y desayuna algo anda.-[/Bill] me ofreció. Guardé el disco en la bolsa de tela en la que llevaba los de mis padres y me senté en un taburete de la barra americana.

    Me eché a reír después de intentar aparentar estar serio durante unos minutos. – [Idris]Unos huevos revueltos con salchichas me vendrían bien.[/Idris] – repliqué. El tío Bill había sido mi fuente de Nutella cuando era joven. De Nutella y de bacon a mansalva. – [Idris]¿Algún consejo por si hipotéticamente pasamos por las Pruebas de los Daë?[/Idris] – pregunté mientras olía las salchichas acompañadas del olor a ambrosía del bacon.

    – [Bill]No te encabrones con ellos, no tomes a ninguno a la ligera por su apariencia y… oh si, que no os maten.-[/Bill] terminó de freír las salchichas y el bacon y preparó los huevos en un abrir y cerrar de ojos. Quise llorar cuando vi el plato delante de mí. Luego había quedado con Lexie para desayunar pero iría andando, así mantenía mi escultural cuerpo tan bien esculpido como siempre. – [Bill]¿Se lo vas a decir a tu padre y madre o me vas a dejar ese marrón a mí?[/Bill] – preguntó, tomándose su café. Ya se imaginaba la respuesta. Era agradable saber que alguien sabía lo que iba a pasar por si necesitábamos ayuda en algún momento.

    – [Idris]Tenemos que hacerlo en secreto porque si no, sabes que no nos dejarían.[/Idris] – era lógico, yo tampoco nos habría dejado. Me habría dado a mí mismo muchos quebraderos de cabeza, lo raro es que me siguieran aguantando, tenía que ser cosa de mi carisma sobrenatural. – [Idris]Y el mundo hay que salvarlo sea como sea.[/Idris] – añadí, apelando a los instintos del tío Bill. Como Daë, él había sido el Guerrero, así que si alguien podía entenderlo, era él.

    – [Bill]Tened cuidado, o tu madre me matará y luego te matara a tí.-[/Bill] la idea era que con un poco de suerte todos lo contásemos. Kaylee se había sacrificado para reactivar el arma, pero eso había sido hacía veinte años, todavía tenía que tener pilas suficientes para mandar a alguien más al vacío. Y si había que hacer algún sacrificio, nos bajábamos del barco y listo, no iba a dejar que nadie perdiese la vida.

    – [Idris]Primero habrá que conseguir que salga todo medio en condiciones. Y si no, nos va a tocar sacaros del retiro.[/Idris] – le comenté. Si ese plan no iba bien, iba a hacer falta combinar nuestras fuerzas con las de los viejos Daë para conseguir acabar con alguien tan poderoso como Omega.

    – [Bill]Con lo tranquilo que estoy desde entonces no me vendría mal la verdad.-[/Bill] replicó cogiendo el periódico. Se notaba que siempre sería el mismo. Los años pasan pero nuestra esencia no cambia.

    – [Idris]Te dejo que he quedado con Lexie.[/Idris] – dije después de limpiarme con la servilleta y llevar el plato al fregadero. – [Idris]Gracias por todo.[/Idris] – añadí. La verdad es que siempre me había llevado bien con el tío Bill y me gustaba ir a verle de vez en cuando, tenía que volver a las visitas sorpresa alguna vez, estaba bastante solo excepto por nosotros y por Keli, claro.

    – [Bill]Una cosa más. Si pasas las pruebas. Evita al demonio ancestral. Es solo una sugerencia.-[/Bill] me aconsejó, alzando la mirada hacia el techo justo cuando se escuchaba sonoro ronquido de Keli.

    Me eché a reír, pensando si a nosotros también nos harían elegir entre varios regalos igual que les había pasado a ellos. Con mi suerte en el azar seguramente me tocaría otra brújula como la que ya me había dado mi padre.

    Crucé la carretera y atajé por un camino que ya conocía bastante bien para llegar al sitio donde había quedado.

    Después de lo mal que le había ido a Lexie con Noah la noche anterior y viendo que ese día Coquito iba a estar ocupada entrenando con su tío y Mentor, decidí invitar a Lexie a desayunar algo como en los viejos tiempos. Así que quince minutos después de la hora en la que habíamos quedado, pedimos el desayuno.

    – [Idris]Lexie, tengo una propuesta.[/Idris] – comenté mientras daba un mordisco a mi hamburguesa de dólar. Había comprado un par para cada uno y unos nugget para compartir. Ventajas de tener los dos el físico de dioses olímpicos, aunque yo ya llevaba unos huevos con bacon y salchichas encima.

    – [Lexie]No pienso hacer un trío con vosotros.[/Lexie]- compuse una mueca de grima, algo que nunca habría pensado hacer mientras me comía una hamburguesa.

    – [Idris]¿Por quién me tomas? Eso te lo preguntaría Coquito, no yo.[/Idris] – repliqué. Ellie siempre me había dicho que si las cosas no funcionaban conmigo, lo intentaría con Allie, dentro de poco conocida por todos como Lexie, gracias a dios, porque estaba harto de confundirme. – [Idris]Eres como mi hermana pequeña.[/Idris] – hice ‘brrr’ con los labios como si tuviera un escalofrío. Todas las caras de Lexie eran para mí terreno vedado. Ella repitió mi cara de asco y se echó a reir.

    Me alegró verla sonreír. Aunque disimulaba y se hacía la ofendida, lo de Noah le estaba dando una mala pasada. Por desgracia era algo que tenía que pasar eventualmente y ahora, sin secretos, podían arreglarlo. – [Idris]¿Te acuerdas de la clon de Jane? La psicópata.[/Idris] – le pregunté, volviendo al hilo. Quedaba un día, un puñetero día, para abrir un portal al centro de centros y usar un arma que unos seres todopoderosos habían dejado para usarse contra grandes males, para librarnos así de la versión maléfica de Jane que había matado a la mitad de nosotros en su mundo y ahora venía completamente ‘tocha’.

    – [Lexie]Como para olvidarme de ella.[/Lexie] – aseguró, comiéndose un nugget. Conté a ver cuantos llevaba, iba a tener que comprar más, con el pollo frito me podía el ansia.

    – [Idris]Bueno pues Xander tiene un plan para mandarla al vacío.[/Idris] – asentí haciendo una mueca con los labios. Tal cual sonaba, vivíamos en un mundo de locos. – [Idris]Y necesitamos gente para llevar uno de estos cada uno.[/Idris] – saqué la bolsita de tela de la chaqueta y saqué los tres discos: el de mi padre, el de mi madre y el del tío Bill. Me mataba no poder contar con Mike para esto, porque era el legado de los dos, pero él nunca habría aceptado. Tenía huevos que ahora tuviéramos más discos que personas.

    – [Lexie]Noah no quiere ni verme.[/Lexie] – dijo ella, jugueteando con uno de los discos.

    – [Idris]Se le pasará. Pero Noah no está con nosotros. Le parece mal plan.[/Idris] – le expliqué. Ni Noah, ni Leo, ni Mike, ni Kaylee, ni Jane, ni obviamente Nate. De momento solo Noah y Leo estaban activamente en contra y eso mismo es lo que íbamos a tener que usar para conseguir utilizar sus discos. Veréis, es fácil, no nos los iban a dejar y no los íbamos a coger por la fuerza, pero para detenernos tendrían que ir al Pico Tantree y si todo funcionaba, sus discos ya estarían allí. Quizá se verían arrastrados también a las Pruebas y no era lo más ético, pero no nos quedaba otra y seguramente nos perdonarían, al menos Noah, Leo daba igual porque tampoco podía empeorar. Sé que os gusta el plan, porque había sido idea mía.

    – [Lexie]Entonces contad conmigo.[/Lexie]-afirmó, orgullosa. Agradecí que no estuviera en mi cabeza para que no viese que técnicamente sí que acabarían en el mismo barco.

    – [Idris]Pues toma. No lo toques con muchas ganas salvo que quieras ver al tío Bill pasar sus Pruebas.[/Idris] – le acerqué el disco azul y rojo y ella lo sopesó. Me la imaginaba pensando cómo combinarlo.

    – [Lexie]Como sean tan divertidas como él…[/Lexie]- replicó, poniendo los ojos en blanco. Negué con la cabeza, pero me eché a reír. Pobre tío Bill.

    – [Idris]Ya te pasan los demás dónde quedamos. Hay que ir hasta el Pico Tantree.[/Idris] – le aclaré. Tenía pendiente mirar si algún portal me dejaba cerca del  sitio, pero teniendo a un tío que se teletransportaba, me daba un poco de pereza, así que seguramente Henry se dedicase a llevarnos a todos al sitio en cuestión, porque Dante ya había dicho que no volvería a usar su poder en una buena temporada.

    – [Lexie]Mierda, ¿senderismo? Paso.[/Lexie] – se quejó.

    – [Idris]Ya es tarde. De todas formas es más bien atravesar un portal dimensional que se va a abrir y pasar unas Pruebas.[/Idris] – repliqué. Ya no había forma de echarse atrás. – [i]Y seguro que la cercanía hace que os volváis a juntar.[/i] – pensé para mí. No hay nada como estar en peligro de muerte frente a un bicho que parecía sacado de un Final Fantasy para arreglar los amoríos y juntar al personal. Idris Solo-Novak, Celestino particular.

    Ojalá se me diese igual de bien solucionar mis propios problemas amorosos. Coquito y yo seguíamos igual que siempre, porque justo después de mi puñetera revelación y mis ánimos para arriesgarme a buscar algo más había tenido que aparecer el puñetero Henry con la misión de rescate y después la puñetera Omega con sus puñeteros poderes y la puñetera amenaza de Infinity además del puñetero despliegue de poder que había tenido Coquito allí dentro. Así que tenía demasiado en la cabeza como para declararme, pero por suerte seguíamos hablando tanto como de costumbre y viéndonos todo lo que podíamos.

    Así que os podéis imaginar que tenía bastante motivación para conseguir librarnos de todo eso de una maldita vez y volver a la paz. Lo que no sabía en aquél momento es lo que nos tenía reservado el Destino. Igual que los Moondies en su día, ahora nos iba a tocar estar una buena temporada volcados en salvar el mundo.

  • UNA ESTRELLA EN MITAD DEL CAOS

    LEO ARKKAN

    BOSQUE DE LOS LOBOS – MADRUGADA

    Sentí un tirón y aparecimos en mitad del Bosque de los Lobos. Nada más llegar, percibí la conexión con aquel lugar y la lucha del licántropo que pugnaba por salir.

    Recorrimos un tramo en silencio. Miré un par de veces hacia Kaylee pero ella evitaba devolverme la mirada y caminaba a la altura de Dante, hablando sobre el resto del equipo. Tras un rato, llegamos a un claro donde nos esperaban Jane, Nate, Cole y los amigos de Noah: Lexie y Niall.

    No hubo mucho intercambio de saludos. Casi todos estaban nerviosos por lo que estaba a punto de pasar. No teníamos planes, solo el poder con el que habíamos nacido y la intención de salvar a nuestros seres queridos. Jane estaba especialmente inquieta. Siempre me había parecido una de las más sensatas de todos, pero en ese momento la situación la superaba, como a todos.

    Después de aclarar algunas cosas, la tenue conversación se detuvo de golpe a mi señal. Había captado un olor, pero muy ligero, se perdía en el aroma a los abedules que nos rodeaban. Cerré los ojos y, con miedo, dejé que el licántropo y yo fuésemos uno, sin llegar a ceder del todo. Los colmillos rajaron mis encias al crecer en tamaño. Ese dolor empezaba siendo molesto, pero terminabas notando alivio. Sin embargo, notar las uñas desgarrar la punta de mis dedos era una de las cosas que peor llevaba. El pelo apenas se notaba y los huesos dolían poco al pasar a esa forma más humana que licantrópica. No era muy  lobo, pero sí lo suficiente como para que mi olfato captase un olor familiar. Mi hermano estaba cerca.

    Me coloqué delante de los demás y les hice una seña para que me siguieran. En ese momento era todo sentidos. El viento rozaba mi piel y era capaz de paladear los aromas que dejaba el aire que respiraba. No tarde en empezar a escucharles también.

    – [Zeus]El camino pacífico es la sumisión.[/Zeus] – escuché decir a una voz. El lobo en mí reconoció que era un líder por su tono.

    – [Elle]No hemos venido a luchar[/Elle].- dijo una voz femenina. Era mi prima Elle.

    – [Hades]Pequeñas ratas ladronas.[/Hades] – añadió un desconocido. El licántropo rehuía esa presencia y eso no me gustó nada. No presagiaba nada bueno.

    – [Zeus]Nadie os hará daño si os entregáis a nuestra autoridad.[/Zeus] – afirmó de nuevo el alfa.

    – [Amy]No.[/Amy]- esa voz no podía olvidarla. Ahora no era el lobo quien no quería enfrentarse a esa persona, si no yo, porque era la de Amy. Sabía cómo le había afectado mi marcha y durante años me había protegido evitando hablar con ella. En el tiempo que llevaba en Moondale no había salido del Bosque por no encontrarme a nadie que me reconociese, pero también para no verla a ella, porque no sabía qué decir.- [Amy]Tenían a dos personas en cápsulas, ¿pensáis que estamos tan mal de la cabeza?[/Amy] – su voz seguía siendo la de una alfa y mi licántropo la reconocía.

    Una nueva voz femenina, serena y calmada, habló.- [Atenea]No están preparados para el exterior.[/Atenea]- empezó a decir. -[Atenea]Cuando lo estén, Infinity les dejará ir.[/Atenea] – dudaba que nadie fuese a creerse eso, y menos Noah, con la historia que teníamos en nuestra familia con aquél lugar.

    – [Ezra]No soy ningún experimento vuestro. Quedé atrapado aquí por error. No podéis retenerme.[/Ezra] – esa voz no la reconocí, debía ser una de las personas que habían ido a rescatar. Kaylee no había entrado en detalles pero se suponía que era el famoso Ezra, el hijo de Edward en una realidad alternativa. Mi olfato emparejó la voz con el olor y supe que era otro licántropo. Amy estaba cerca suyo.

    – [Atenea]Crees que estás atrapado, pero estás enfermo.[/Atenea] – respondió la mujer. Apuré el paso y los demás me siguieron. La tensión estaba aumentando, podía sentirla incluso desde allí. Ellos no se iban a rendir e Infinity aún menos.

    – [Hermes]Aún estás confuso por haber despertado tan brusco. Infinity no experimenta, salva vidas. Sin nosotros habrías muerto[/Hermes] – añadió otro de los del otro bando. Noté algo extraño en él, como si yo mismo quisiera creerme sus palabras.

    – [Owen]Tío no erais capaces ni de abrir su cápsula. Lo teníais de adorno en un almacén.[/Owen] – replicó la voz de Owen. No la escuchaba prácticamente desde el día en el que me di cuenta de que no era tan tonto como parecía.

    – [Hermes]Para no exponerlo a un trauma como el que ha tenido que pasar ahora. Su mente está confusa.[/Hermes] – el mismo tipo de antes, tratando de volver lo blanco negro, por desgracia sus palabras tenían sentido. No estaba tan cerca de él como para saber si ese tal Ezra decía la verdad, pero incluso aunque no mintiese, podía creerse la historia porque ese tiempo encerrado hubiese hecho estragos en su mente.

    En ese momento estábamos llegando a un pequeño claro cerca de la linde del bosque que daba hacía la sede de Infinity. No se veían soldados en el horizonte, solo el grupo que ya había olido antes. Catorce personas con uniformes completos en fila frente a los nuestros.

    Al vernos llegar, su mirada se fijó en nosotros. Miré a Noah y asentí cuando le vi sonreír. Por suerte estaba a salvo. Antes de poder saludar a los demás olí algo que no debía estar allí, un olor duplicado. Era tenue, no era exactamente igual, pero sí muy parecido. Mis ojos siguieron el rastro y se encontraron con otra Jane en el grupo de Noah.

    El cambio era sutil, engañana al olfato y a la vista. Evidentemente no engañaba al hecho de que hubiésemos traido otra Jane con nosotros. En cuando los demás se dieron cuenta, cundió el caos.

     – [Amy]¿Qué cojones…?[/Amy] – espetó Amy.

    – [Elle]¿Jane?[/Elle] – gritó Elle, mirando hacia nuestra Jane. Todos empezamos a distanciarnos de ambas. Mi hermano estaba mirando fijamente a su Jane, con suspicacia. El grupo de Infinity parecía confuso, pero irradiaban tanta seguridad que no se habían movido.

    – [Xander]¿Omega?[/Xander] – la voz de Xander parecía a punto de quebrarse. Se alejó de su Jane, aterrado, esperando una respuesta que no fuera la que él ya parecía saber a ciencia cierta.

    – [Kaylee]Aléjate de ella[/Kaylee]. – le gritó Kaylee. La miré, debía haber visto algo que los demás no.

    Por desgracia, fue tarde. La Jane que estaba al lado de Xander hizo un gesto con la mano y nuestra Jane salió volando a toda velocidad contra un árbol. Ni siquiera Noah pudo reaccionar a tiempo.

    -[Ezra] Lo sabía. Sabía que eras tú. [/Ezra] – Ezra se lanzó contra ella pero acabó varios metros más allá, estrellado contra el suelo.

    – [Elle]¡Jane![/Elle] – el grito de Elle se superpuso a las palabras de Ezra y la vi cruzando el claro a toda velocidad para unirse a los que habían ido a ver cómo se encontraba Jane, inconsciente en ese momento.

    La que se hacía pasar por Jane tenía un gesto completamente diferente a la que conocía de toda la vida. Parecía cruel y violenta, todo en su nueva postura lo emanaba. De pronto todos se habían vuelto contra y su respuesta fue desatar una tormenta de arena a nuestro alrededor. Pronto apenas se pudo ver nada. No veía a los demás, estábamos aislados y el caos reinó por todas partes, así que empecé a guiarme solo por mi olfato y mis instintos.

    Necesitaba mis poderes así que me concentré.

    You can be anything you want to be
    Just turn yourself into anything you think that you could ever be
    Be free with your tempo, be free be free
    Surrender your ego – be free, be free to yourself

    Sentí el anillo en mi dedo y mi cuerpo se convirtió en plata pura. La arena ya no me hacía daño, así que me adentré en ella para ayudar a los demás.

    – [Elle]Jane está inconsciente.[/Elle]- escuché decir a Elle, más alejada. La tormenta era más tenue donde se encontraba. Me abrí paso hasta ellas. – [Elle]Noah, tienes que llevártela a un hospital.[/Elle]- vi a mi prima con los ojos brillantes por las lágrimas que estaba tratando de controlar. Mi hermano apareció a nuestro lado, estaba en su forma Rakkthathor y llevaba a una muchacha inconsciente atada a la espalda. Cogió a Jane en brazos. Desapareció y al instante volvió a estar allí, un miembro de Infinity le miraba fijamente, cerca de nosotros, le había cortado el paso. Lo intentó varias veces más, sin resultado. Me preocupó pensar que era más rápido que mi hermano.

    Un cuerpo salió de la tormenta, tosiendo. Era Xander. – [Xander]Elle, el poder de papá.[/Xander] – le indicó a Ellie. Llevaba una espada en la mano y tenía varios cortes, al parecer ya no estábamos peleando solo contra la Jane falsa, los de Infinity habían decidido intervenir.

    – [Elle]¿Y si la quemo y es peor?[/Elle] – preguntó, dudando. Algo la preocupaba, algo que no estaba contando. Podía oler su miedo.

    Un cuerpo fornido salió de la tormenta y se escuchó el sonido de metal contra metal cuando una espada enorme chocó contra la de Xander. Vi sus brazos ceder ante la fuerza de quien estaba atacándole, un tipo de piel oscura con el símbolo de un casco emplumado y una lanza.

    Alguien se lanzó sobre él, evitando que golpease a Xander, y lo echó hacia atrás con un torrente de hielo. – [Idris]No hay nada peor.[/Idris] – dijo, tosiendo.

    El licántropo en mí sintió algo y al ver una punta afilada asomar entre la arena, me coloqué entre Jane y Elle y el atacante, que resultó ser una arquera que no dudó en disparar. Sus primeras flechas rebotaron, pero después empezó a cargarlas con un aura brillante. Una de ellas me rozó el brazo y me hizo un corte, pese a ser de plata maciza. Entonces se giró al escuchar la voz del que parecía el líder.

    Detrás de mí, escuché la respiración profunda de Elle antes de que una luz saliese de sus manos, temblorosas, colocadas sobre Jane. Era el poder de mi tío, nunca había visto a Elle utilizarlo, pero tampoco había hecho falta hacerlo. Era nuestro primer combate y se notaba.

    Al cabo de un rato, Jane volvió en sí. – [Jane]Me encuentro mal.[/Jane] – dijo llevándose una mano a la cabeza. Michael llegó corriendo, había tenido que bordear la tormenta.

    – [Mike]Tenemos que llevárnosla, aquí no la puedo atender bien.[/Mike] – dijo, después de agacharse a su lado y observarla.

    – [Noah]Es más rápido que yo, no me va a dejar pasar.[/Noah] – explicó mi hermano. El tipo nos observaba, listo para lanzarse sobre cualquier en cualquier momento. Me extrañó que no lo hubiese hecho ya. Quizá estaba pendiente de sus compañeros, que debían estar encargándose de la Jane falsa.

    – [Henry]Es rápido, pero no lo suficiente.[/Henry] – un tipo joven al que no conocía, pero al parecer los demás sí, apareció a nuestro lado de pronto. Se había teletransportado, porque de lo contrario habría sentido su rastro acercándose. Llevaba a una muchacha inconsciente a cuestas y caminó hasta Jane.

    – [Elle] Yo no me puedo ir.[/Elle] – le explicó mi prima. Muchos estábamos ya allí, cerca de Jane, cerrando un círculo a su alrededor para protegerles mientras se iban. Kaylee estaba cerca, murmurando un hechizo de protección.

    – [Xander]Tienes que cuidar de ella. Protegedles.[/Xander] – le pidió Xander.

    – [Elle]Xander, tienes que irte tú con Jane.[/Elle] – Elle se acercó a su hermano y le miró frente a frente.

    – [Xander]No os puedo dejar aquí solos.[/Xander] – sentenció. Entendía a Xander, yo tampoco sé si habría podido irme sabiendo lo que pasaba. En el tiempo que tardase ese chico en teletransportarse podrían habernos cogido a los demás.

    – [Elle]Se lo debes.[/Elle] – añadió, mirándole seria. Xander pareció callarse una infinidad de maldiciones, pero todo sucedía demasiado deprisa, nuestro tempo era cada vez más apremiante y caótico.

    Respiré profundamente y empecé a hacer sonar una canción en mi mente. Eso me relajaba mientras los de Infinity nos atacaban, por suerte, una pequeña fracción, el resto se enfrentaba a la otra Jane.

    Aguantamos como pudimos, prácticamente estábamos derrotados porque los poderes de aquellos soldados parecían los de los dioses olímpicos. El más grande, el dios de la guerra, era una bestia que apenas conseguimos parar Xander, Elle y yo. Idris fue listo y se enfrentó a su Poseidón, que pese a estar en inferioridad por poder, no cedía ni un ápice. Un licántropo fue en su ayuda, Ezra supuse. Nate aguantaba solo contra Atenea, que luchaba de forma implacable. Noah se encargó de distraer a su Hermes, pero estaba recibiendo demasiados golpes, hasta que de pronto había dos copias exactas de Noah y Hermes empezó a estar confuso, cerca de ellos, oculta tras un árbol, estaba su amiga Lexie. Su otro amigo, Niall, corrió a ayudarle con un grito que me hizo taparme los oídos. Cole y Dante caminaban sin un paso firme, enfrentándose a un hombre mayor, con la mirada fija en ellos, que parecían ebrios. No vi a Amy ni a Owen por ninguna parte. Kaylee estaba un poco más alejada, temblando. No sabía qué le estaba pasando, pero olía su miedo, su inseguridad.

    – [Idris]Necesitamos un poco de tu mojo señorita Granger.[/Idris] – escuché cómo le decía Idris. Me sorprendió su naturalidad a la hora de hablar de lo que le estaba pasando. Poseidón estaba enzarzado con Ezra, pero Idris se enfrentaba ahora a su versión de Deméter, que estaba alzando literalmente tentáculos de plantas de la misma tierra para apresarle. Quise ir en su ayuda, pero el falso Hefesto no me dejaba margen.

    – [Kaylee]No funciona.[/Kaylee] – respondió ella, mirándose las manos como si quiera enterrar la cara en ellas y esperar a que todo pasara.

    – [Idris]¿Cómo no va a funcionar? ¿Estás oxidada?[/Idris] – le replicó Idris.

    – [Kaylee]No, es que no funciona.[/Kaylee]- respondió, nerviosa. Quise ayudarla, quise decirle algo, pero no se me daba muy bien hablar, quizá por eso escribía canciones.

    – [Idris]Kaylee, necesitas concentrarte. ¿Cómo sabes que no funciona si no lo estás intentando?[/Idris] – insistió. Congelaba sin parar las enredaderas que trataban de llevarle, pero su enemiga no cedía.

    – [Kaylee]Lo estoy intentando.[/Kaylee] – afirmó ella, que permanecía inmóvil.

    – [Idris]No lo intentes, hazlo.[/Idris] – replicó, esquivando un latigazo. – [Idris]Porque yo estoy intentando no morir y veo la cosa muy negra.[/Idris] – aseguró. Una cadena del falso Hefesto me aferraba el brazo, tirando de mí. Tenía una fuerza que parecía que me lo iba a arrancar de cuajo, incluso siendo de plata.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- dijo, paralizada por el miedo. Idris fue a responderle pero recibió un golpe de una rama y salió despedido. Se puso en pie pero le sangraba una ceja.

    – [Idris]Kaylee, tienes dos opciones: seguir ahí diciendo que no puedes mientras mi cuerpo se separa de mi maravillosa cabeza o ayudarnos y salvarnos la vida.[/Idris] – le recordó. No pude evitar mirar hacia Kaylee, estaba preocupado por ella, pero a la vez no era capaz de decirle nada. Ese despiste me hizo recibir un golpe que me tiró al suelo.

    – [Kaylee]Yo no tendría que estar aquí.[/Kaylee] – replicó, aferrándose los brazos.

    – [Idris]Ya, yo tampoco, preferiría una playa y a Coquito en bikini al lado, pero como no hagamos algo, no voy a llegar a eso[/Idris] – insistió. Necesitabamos su magia. La había visto hacer algunos trucos cuando era pequeño y todos sabíamos el poder que tenía Diana.

    – [Idris]Kaylee, levántate por lo que más quieras.[/Idris] – le rogó. Los demás trataban de aguantar como podían.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- olí su tristeza y su estrés. Kaylee estaba pasando un muy mal momento. Quise correr hacia ella y reconfortarla, pero yo no era más que un cobarde. Por eso había dejado de lado a mi mejor amiga, había huído de la fama y me había refugiado de todos los que había conocido durante más de un mes.

    – [Idris]Sí puedes. Te necesitamos.[/Idris] – le recordó. Habría deseado ser como él. Ser yo quien pudiera inspirarla.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- replicó, entre sollozos.

    – [Idris]No vamos a poder[/Idris] – continuó él.

    – [Kaylee]Lo siento.[/Kaylee] – se lamentó ella.

    – [Idris]No digas lo siento cuando puedes cambiarlo.[/Idris] – una enredadera le cogió un pie y después el otro, arrastrándole.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee] – repitió. Una delgada y ágil loba crinos de color pardo empezó a desgarrar plantas para intentar ayudar a Idris, pero la falsa Deméter parecía no estar cansada y sus plantas no daban tregua.

    – [Idris]Claro que puedes. Has venido hasta aquí. Tu hermana está en peligro.[/Idris] – estamos aguantando porque el resto de falsos dioses estaba enfrentándose a la otra Jane, pero no aguantaríamos mucho así, incluso ahora que Poseidón se había internado en la tormenta para ayudar a los otros.

    – [Kaylee]No me merezco la magia, ni nada.[/Kaylee] – se lamentó. Sentía parte de su dolor a través de mis sentidos aumentados y me desgarraba por dentro. ¿Quién era? ¿En quién me había convertido? ¿Por qué no era capaz de llegar a la gente?

    – [Idris]Abre los ojos y mira a tu alrededor[/Idris] – gritó Idris, peleando con todas sus fuerzas con las enredaderas que le devoraban.

    Kaylee abrió los ojos y observó el caos en el que estábamos sumidos. No había duda de que no estábamos preparados. Nuestros padres y madres a nuestra edad ya llevaban mucho tiempo luchando y entrenándose y nosotros nada. Por un momento me asaltó el pensamiento de quién defendería el mundo cuando ellos no estuviesen. – [Kaylee]¿Y qué puedo hacer yo?[/Kaylee] – preguntó, preocupada.

    – [Idris]Protegernos.[/Idris] – dijo, ya con dificultad. Dejé que mi mente flotase de nuevo libre hasta alcanzar el otro anillo, el de titanio. Mi cuerpo se convirtió en titanio puro y no esperé a que mi oponente se adaptase. Tiré de su cadena y la partí con mis manos, lancé el trozo contra él y me abalancé aprovechando su confusión. Él colocó unas manos ardientes en mi espalda y me lanzó sobre su cabeza. Me arrastró por el suelo, horadando la tierra, pero conseguí golpear su brazo y hacer que me soltara.

    – [Kaylee]¿Cómo?[/Kaylee] – preguntaba Kaylee. Estaba recuperando su energía pero todavía tenía dudas.

    – [Idris]¿Eres hija del Fénix o de la gallina?[/Idris] – le espetó, con una mirada burlona. Kaylee se puso en pie y le fulminó con la mirada.

    – [Kaylee]Del Fénix.[/Kaylee]- dijo. El lobo que había en mí la notó más segura, más confiada, y se sintió de nuevo atraído hacia ella. La estructura de los licántropos era más sencilla, respetaban el poder sin tener en cuenta si lo portaba un hombre o una mujer. – [Kaylee]Pero yo no lo soy.[/Kaylee] – retrocedió un poco, pero seguía teniendo su fuego.

    – [Idris]Pues haz como si lo fueras.[/Idris] – le aconsejó Idris. El hielo lo cubría todo a su alrededor pero las plantas no retrocedían.

    – [Kaylee]No va a salir bien.[/Kaylee] – dijo Kaylee, intentando concentrarse.

    – [Idris]Te estás boicoteando, deja de pensar y actúa.[/Idris] -ya casi no podía hablar, las enredaderas le estaban cubriendo y no tardarían en asfixiarle si nadie hacía nada. Traté de librarme y correr hacia él, pero el falso Hefesto me atacaba sin piedad. Aunque sí me di cuenta que ninguno de ellos parecía atacar con el fin de matarnos, si no de capturarnos. No sabía qué perspectiva me gustaba menos.

    El falso dios me agarró por la espalda y trató de asfixiarme con su cadena. Mientras trataba de liberarme, pude ver a Kaylee concentrar su magia. Una especie de aura llameante la rodeaba y las enredaderas que contenían a Idris retrocedieron, ardiendo.

     

    – [Idris]Vale, eso parece el Fénix, así que sigue.[/Idris] – le agradeció, poniéndose en pie mientras se sumaba de nuevo a la lucha.

    – [Kaylee]Puedo con esto[/Kaylee] – dijo en voz alta. Sus ojos brillaron, por un instante creí ver fuego también en ellos. Cuando puso a obrar su magia estaba brillante. Resplandecía como una estrella en mitad de toda aquella vorágine de destrucción. Su magia era una chispa de belleza. Y yo habría creído merecer la oportunidad de estar con ella.

    De un momento a otro una cúpula llameante nos cubrió. El falso Hefesto soltó la presa que me retenía y se vio expulsado por la magia. Kaylee estaba apartando de nuestro camino a los falsos dioses, empujándolos a la tormenta de arena.

    – [Idris]Ya has podido.[/Idris] – la animó Idris, acercándose, con una sonrisa agradable. Ella le devolvió un abrazo y pensé que podría haber sido él, que tendría que haber dicho algo para ayudarla y en lugar de eso me había quedado allí, sin hacer nada.

    – [Kaylee]Gracias.[/Kaylee] – dijo. Por un instante nuestras miradas se cruzaron, pero enseguida sus hipnóticos ojos avellana se apartaron.

    Los falsos dioses no tardarían en volver a aparecer y Amy y Owen no estaban entre nosotros, así que mientras los demás se preparaban para huir, me adentré en la tormenta de nuevo. Escuchaba el combate y un eco de algún grupo de heavy metal que no conocía resonando de fondo. – [Owen] Me has tomado por un imbécil. Como a tu Owen[/Owen]. – escuché decir a Owen. Identifiqué una figura dando tumbos entre la tormenta, frente a mí.

    – [Omega]Hermanito, con lo que te gustaba jugar conmigo a Frozen.[/Omega]- respondió una voz que pese a ser la de Jane, no se parecía en nada. Había muy odio reprimido en sus palabras, mucha ira. La música procedía de ella, de sus auriculares.

    – [Owen] Muy gracioso que digas eso. Tienes el corazón congelado por lo que veo.[/Owen] – espetó Owen. Caminé, tratando de acercarme a ellos.

    – [Omega]Hazme un muñeco de… fuego…[/Omega]- canturreó, imitando una de las canciones. Recuerdo haber cantado de pequeño casi todas las canciones de Disney, así que escucharlas de esa forma me daba escalofríos. – [Omega]¿O no era así? [/Omega]- preguntó. Vi un destello de luz rojizo.

    – [Owen] Puede que tengas mi poder, pero el maestro de las llamas soy yo.[/Owen] – declaró Owen. No sabía qué estaba pasando pero parecía tener el poder del propio Owen, además de manipular la arena y la telekinesis de antes. Noah me había confesado cuando ya éramos mayores que Jane no estaba enferma como nos habían dicho, si no que su poder podía robar los poderes de otros que tocase, pero a costa de llevarse también su vida. Los destellos aumentaron y la arena se sumó al sofocante calor de las llamas, que por suerte notaba con menos intensidad en mi cuerpo de plata.

    – [Dionisio] O ya estoy borracho, o cada vez hay menos gente.[/Dionisio] – escuché decir a uno de los falsos dioses de Infinity, el más viejo.

    – [Dante]Puta mierda de poder.[/Dante] – se quejó Dante, cerca de él.

    – [Zeus]La prioridad es el sujeto Omega, pero no podemos dejar que escapen.[/Zeus] – escuché decir a la voz del líder. Supuse que esa era ella, ‘Omega’. La tormenta empezó a difuminarse ahora que ella luchaba contra Owen y los falsos dioses.

    Vi que Dante y Henry se estaban turnando para ir teletransportando a todo el mundo a un lugar seguro. No veía a Kaylee y a Noah por ninguna parte, así que esperé que ya estuviesen a salvo.

    Dante me hizo una señal, pero no podía dejar a Owen allí. Un estallido le lanzó varios metros más allá de ella. Cuando se incorporó, tenía delante una enorme licántropa hispo que lo agarró por la camiseta y se lo lanzó encima, corriendo a toda velocidad hacia nosotros. Reconocería su pelaje en cualquier parte.

    Los falsos dioses intentaron interceder. El más viejo era el único que estaba cerca e intentó embriagarles, pero Amy siguió corriendo.

    – [Owen] Porque me están arrastrando que sino te ibas a enterar…. uy que pelaje más suave.[/Owen] – gritó Owen con el puño alzado, bajo los efectos de su poder.

    En cuanto estuvieron en el radio de acción, Dante nos cubrió de oscuridad y el bosque dio lugar a la amplia zona de reuniones del edificio central de la Escuela Legado.

    Todos los demás estaban allí, salvo Xander, Mike y Jane. Después de comprobar que todos estuviésemos enteros, me di cuenta de que aún seguía siendo de plata y desactivé mi poder. Ya estábamos a salvo, por el momento. – [Nate]Estáis castigados tanto tiempo que vuestros nietos van a estar castigados también.[/Nate] – bramó el vozarrón de Nate.

    Infinity no dejaría estar las cosas tan fácilmente viendo los recursos que tenía a su disposición y era una empresa que prácticamente controlaba el mundo, con hilos en todas partes y su propio ministerio. Y por si eso fuera poco, había visto escaparse en el último instante a la versión malvada de Jane. Había desplegado unas enormes alas blancas y se había alejado mientras su telekinesis mantenía a raya a los falsos dioses. No estaba seguro de que Dante lo hubiese visto también, pero estaba mucho más silente y taciturno de lo habitual, así que probablemente pensaba lo mismo que yo. Omega era la asesina de su madre.

  • NUNCA LIBRES

    NOAH ARKKAN

    NOCHE – INFINITY

    – [Owen]Tú no has visto nada.-[/Owen] dijo Owen, cuando llegué a recogerle. El recipiente de muestras de sangre estaba carbonizado. Lo que debería haber sido un suspiro, por el material genético perteneciente a los Moondies y algunos de los Daë, era más bien una preocupación, porque el de Omega también se había ido con ellos. No podía culpar a Owen tampoco, solo quería proteger a su hermana, pero a qué precio.

    – [Noah]Vamos, aún queda un camino libre.[/Noah] – le hice una seña para que estuviese preparado. Había ido dejando a los demás en subterráneos más cercanos y el nuestro era uno de los últimos.

    – [Owen]Tratame con cuidado. Ya sabes que me mareo.-[/Owen] respondió. Me resultaba difícil enfadarme con él. Era una buena persona, lo conocía desde hacía el tiempo suficiente como para saberlo, pero cuando se trataba de proteger a alguien que le importaba, podía ser un poco imprudente.

    Le cogí en brazos y sentí un fuerte pinchazo en el costado, donde la herida que me había hecho uno de los guardias aún no había sanado.

    – [Owen]Si luego te vomito…-[/Owen] le escuché decir cuando me vi forzado a parar en mitad de un pasillo, para evitar a unos guardias y porque el costado me estaba matando. Más despacio de lo habitual, aunque lo suficiente rápido como para que Owen no se diese cuenta.

    En lugar de atravesar el pasillo, crucé las puertas que comunicaban los laboratorios y tuve cuidado de cerrar suavemente la puerta que volvió a llevarme al pasillo, esta vez detrás de los guardias. Seguí mi camino descendiendo las escaleras lo más rápido que podía hasta el último de los subterráneos. Me sentía dolorido y mareado, pero no podía detenerme allí. Finalmente llegamos y me detuve frente a los ascensores. – [Owen]…no te quejes.-[/Owen] consiguió decir antes de doblarse tratando de contener las náuseas.

    – [Noah]Este es de los que menos celdas tiene.[/Noah] – dije, disimulando el dolor e intentando no llevarme una mano a la herida. Mi respiración estaba agitada y estaba sudando.

    – [Owen]Me encanta cuando me traes a sitios bonitos.-[/Owen] comentó, echando un vistazo a nuestro alrededor. Comparado con el resto de subterráneos, éste no se había rehabilitado y vuelto a utilizar. El blanco impoluto del resto de las instalaciones dejaba paso a gris oscuro, negro en algunas zonas, eco de un incendio que lo había consumido todo. Había manchas viejas en las paredes, sangre seca de hacía décadas. Algunas de las paredes frontales de cristal estaban rotas y cuando más avanzábamos hacia el final del pasillo, más destrozado estaba todo.

    – [Noah]Ten a mano esas llamas…que esta cita se está poniendo siniestra.[/Noah] – le avisé, algo inquieto. Había algo que me preocupaba y aún no le había contado a ninguno. Mientras les dejaba a todos en los diversos subterráneos me había llevado la desagradable sorpresa de que la mayoría volvían a estar ocupados por prisioneros, igual que cuando habían experimentado con los Moondies. Había reconocido incluso algunas caras gracias a la memoria genética, entre ellos: la vampiresa Alice,  April la Satellite hija de ‘Mental’ y algunos protegidos de Z que no había ido a la isla, como Khrisna que parecía no haber envejecido ni un solo día desde los recuerdos de mi padre del Palacio. Lo que quedaba de las luces titilaba y a medida que avanzábamos empezaban a estar completamente apagadas, solo iluminados por la tenue luz de emergencia sobre cada celda.

    – [Owen]Nadie me dijo que ibamos a meternos en una pelicula de terror.-[/Owen] admitió Owen, haciendo bailar una llama entre sus dedos, inquieto.

    – [Noah]Dentro de un rato tendré que irme a ver si ya no hay soldados por los pasillos.[/Noah] – le expliqué. Cuando estuviera todo más o menos despejado tendría que correr lo más rápido posible para sacar a los demás. Podría haberlo intentado ya pero no sabía qué medidas tendría Infinity preparadas y no quería que supiesen más de mi poder de lo que ya debían conocer. Habíamos cometido el error de darles todo nuestro perfil biológico para conseguir jugar en el mundo definitivo de los videojuegos evitando trampas.

    – [Owen]Si. Dejemos al gracioso ser el primero en morir solo. Aunque lo contrarresto siendo el deportista.-[/Owen] comentó Owen, mirándome. Era la típica historia de miedo, muy distinta de la realidad, donde todos estábamos en peligro. Pensé en Allie, en que quizá no volviese a verla. Mis días podían convertirse en ser el sujeto de los terribles experimentos de Infinity, alejado para siempre de todos. Pensé también en Lexie. – [Owen]¿Estas bien?[/Owen] – preguntó. Me giré y vi que me observaba, preocupado. No debía tener muy buen aspecto, y eso sin contar con la herida que me atravesaba a cada paso.

    – [Noah]Sinceramente, no. Tengo todos los recuerdos de mi padre y aquí le hicieron… le torturaron…[/Noah] – confesé. La mayoría de los «hijos e hijas» ya lo sabían. Mi padre lo llevaba con normalidad, sin atribuirle importancia, pero cuando era pequeño, aún poco acostumbrado a la memoria genética, me aventuré en los recuerdos de su tiempo en la Iniciativa y lo que sentí me acompañaría toda la vida.

    – [Owen]Te comes demasiado la cabeza. Piensa en otras cosas mientras estamos aquí. No sé, los 20 exámenes que tienes que hacer de las carreras que te estás sacando.-[/Owen] sonreí para despreocuparle. Los exámenes nunca habían sido un problema, el inconveniente siempre había sido no ceder a la tentación de entrar a la memoria genética y sacar todas las respuestas.

    – [Noah]Por este lado parece que no hay salida.[/Noah] – llegamos al final del pasillo y nos encontramos con que, al contrario que el resto de subterráneos de celdas, que tenían ascensores y escaleras a cada lado, este estaba cerrado por un enorme muro de hormigón reforzado. La última de las celdas era diferente al resto. No tenía una pared frontal de cristal, si no de metal, que ahora descansaba a un lado, doblada. Me agaché para tocar el metal y vi que no era un material normal, si no uno mucho más resistente. Me pregunté qué clase de criatura podría doblar ese muro así.

    – [Owen]A saber qué es lo que tenían aquí encerrado.-[/Owen] preguntó, mirando el interior de la celda, que parecía ser el origen del incendio que había calcinado el resto.

    Pasé una mano por encima de la placa del muro de metal para quitar la ceniza y entonces lo leí: ‘Celda Omega’.

    – [Owen]No hace falta ser un genio para ver que me mató y se quedó con mi poder. Genial Owen, menudo pringado.-[/Owen] comentó la voz de Owen, detrás de mí. No había llegado a contárselo nunca, no me parecía que fuese lo mejor para él. Pero sí, ese fuego había sido obra del poder del Owen de esa realidad, de Victor. Así que era cierto, Verónica había estado aquí y se había fugado la misma noche que se marcharon la tía Sarah y el resto de los primeros capturados.

    – [Noah]Y a Leo, Amy…[/Noah] – fue como si mi boca estuviese contectada directamente a mi memoria y lo que había contenido durante años empezase a salir. Antes no había motivo para alarmar al resto, ahora había que ser conscientes de la amenaza que llevaba suelta más de veinte años. – [Noah]Será mejor que no pensemos en eso ahora.[/Noah] – dije para mí mismo, intentando no abstraerme de mi propio yo. En ese momento, se escuchó un golpe cuyo eco resonó por el pasillo. – [Noah]¿Has oído eso?[/Noah] – le pregunté. El ruido había venido de unas celdas más atrás. Alguna en la que no nos habíamos fijado.

    – [Owen]Me dices que no piense en eso y me saltas con que has escuchado un ruido.-[/Owen] susurró, mientras caminábamos con cuidado hacia ella. – [Owen]Que sean ratas, que sean ratas…[/Owen] – pidió, preparado para atacar a lo que fuese.

    – [Noah]Que no sean ratas, que no sean ratas.[/Noah] – pedí yo también, no eran mis animales favoritos. Llegamos hasta la celda, una que estaba apenas marcada por las llamas. Había alguien encerrado allí, aunque no estaba seguro de si llamarlo «algo». Era más máquina que humano, tanto que ni siquiera sabía si primero había sido uno o lo otro. Toqué uno de los paneles del muro de cristal y leí su dossier. ‘Proyecto Cryad’, un viejo experimento de la Iniciativa con el que no querían experimentar, lo habían relegado a ese sótano, que al parecer iban a restaurar e iba a contener los desechos vivos con los que no quisieran seguir investigando.

    – [Noah]Parece que no están tan vacías.[/Noah] – admití. No había muchas ocupadas, después de echar un buen vistado. La mayor parte de los sujetos estaban dormidos o en estado de hibernación dentro de las celdas. A uno de ellos lo reconocí, era el androide del equipo Adams-Zero.

    – [Owen]Fijo que hubieses preferido una rata ahora.-[/Owen] comentó Owen. Sin duda. No sabía cómo podríamos salir de allí y seguir viviendo mientras Infinity tenía ese circo de los horrores y mantenía encerrados a todo tipo de personas.

    – [Noah]Tenemos que salir de aquí cuanto antes.[/Noah] – le dije. Aunque fuese arriesgado, teníamos que salir de allí ya, no había tiempo. Por el camino intentaría descubrir si podía liberar al resto, pero viendo cómo estaban las cosas, tenía que poner primero a salvo a los demás, aquél lugar era aún más peligroso de lo que habíamos pensado. Tenían mucho más poder e información que la Iniciativa. – [Noah]Necesito que me guardes una cosa. Por si no…sale bien.[/Noah] – saqué una pequeña caja con un artefacto en su interior, un prototipo de audífono de última generación que había cogido de uno de los laboratorios al volver a buscar a Owen. Se lo tendí.

    – [Owen]¿Seguro que me lo quieres dar a mí? Puede acabar chamuscado.-[/Owen] preguntó, sujetándolo. – [Owen]¿No es mejor que salgas corriendo y lo pongas a buen recaudo?-[/Owen] sugirió. Negué con la cabeza.

    – [Noah]Si hay que correr, tengo que ser el último[/Noah] – afirmé. Owen accedió y se lo guardó en la chaqueta. Suspiré y dejé que mi lado demoníaco viese la luz. Era un poco más lento como Rakkthathor, pero sin duda mucho más resistente. El dolor de la herida remitió un poco, no estaba curada del todo, pero con suerte se regeneraría más rápido en esa forma. Cogí a Owen con un brazo y me lo eché al hombro antes de atravesar a toda velocidad los pasillos.

    El camino no fue nada fácil, tomé muchos desvíos y me encontré con callejones sin salida, sin ni siquiera poder pararme a conseguir más información de los cientos de experimentos e investigaciones con los que me encontraba. Finalmente conseguí llegar al Subterráneo en el que había dejado a Henry y S.H.E sin que los guardias me viesen.

    – [Noah]Tenemos que irnos ya.[/Noah] – tenía la respiración agitada, incluso en mi forma Rakkthathor, en alguna ocasión había tenido que poner a prueba mi velocidad para evitar que los guardias viesen una puerta abriéndose, seguramente atarían cabos rápidamente.

    Me fijé en que pocas de las celdas de ese subterráneo estaban vacías. Había todo tipo de personas allí, sobrenaturales principalmente, nada de seres artificiales como los que había visto en el último de los subterráneos.

    – [Henry]Supongo que cuando nos dejaste aquí no te diste cuenta de que no estábamos solos.-[/Henry] – comentó, señalando las celdas con preocupación.

    – [Noah]Iba demasiado rápido. Cuando dejé a Ezra y Amy lo vi y me imaginé que el resto estaría así, pero este…está completamente lleno.[/Noah] – estaba un poco sobrepasado. Conseguir que saliéramos nosotros de allí ya parecía un milagro viendo lo preparados que estaban. Salvar a todas las personas allí cautivas era…imposible.

    – [Henry]Todo este tiempo aqui y tenian más de dos personas encerradas.-[/Henry] replicó con frustración. Henry había trabajado en secreto allí durante uno o dos años y había arriesgado todo para salvar a Ezra y S.H.E. cuando en realidad había tantas personas allí.

    – [Noah]No sé si podremos sacarles a todos.[/Noah] – les dije. Había tenido tiempo a ver lo que más me interesaba en los diferentes viajes, lo que nos impediría salir de allí con facilidad. Había puertas bloqueadas por muros de emergencia de metal que ni se habían movido con un golpe a plena velocidad, por no mencionar varias medidas de seguridad que impedirían abrirlas cortando la corriente. Solo Henry podía conseguirnos salir, esperaba que tuviese algo preparado.

    – [Owen]¿Y si alguno no merece ser liberado? ¿Y si alguno es un asesino como Omega? Demasiados y si…-[/Owen] pensó Owen en voz alta. No le faltaba razón, liberándoles podríamos llevar problemas al mundo, pero problemas que ya estaban allí antes de que los capturasen. Si les dejábamos allí solo estaríamos poniéndonos del lado de Infinity.

    – [Noah]Tendremos que salir primero y pensarlo después.[/Noah] – dije con pesar. Era una derrota y a veces hay que asumirlas, pero sería una victoria si al menos estábamos con vida, listos para volver a planificar. Intentaría sacar a April al menos, que estaba encerrada en el subterráneo en el que estaban Elle e Idris. Tenía muy mal aspecto, no sabía si aguantaría a una segunda incursión.

    – [Owen]Bueno speedy, sacame de aquí. Diría de que te llevaras primero a la hermana perdida de Xander y Elle, pero no es plan de dejarla sola en el bosque.-[/Owen] intervino Owen, sacándome de mis pensamientos. Asentí, tratando de no mirar a las caras de la gente que estaba allí cautiva, porque me torturarían durante mucho tiempo.

    Negué con la cabeza. – [Noah]Os llevaré a los tres.[/Noah] – aclaré. No podía dejar a ninguno solo. Cuando saliésemos de Infinity solo tendría tiempo a dejarles en mitad del Bosque de los Lobos antes de volver a por los demás, no podía arriesgarme a perder ni un segundo. Mientras estuvieran fuera, eran vulnerables, igual que dentro, así que nadie podía quedar solo.

    – [Henry]¿Podrás con los tres? -[/Henry] preguntó Henry, preocupado.

    – [Noah]No hay más remedio.[/Noah] – aclaré. No pasaba demasiado tiempo como Rakkthathor y no controlaba totalmente cuánto peso podía llegar a levantar mientras corría, pero creía que podría llegar fuera con ellos. Luego solo serían dos de cada vez.

    Ellos asintieron, preparados. Me até a S.H.E a la espalda con ayuda de ellos dos, poniendo cuidado en  que no se hiciese una herida con mis escamas. Estando inconsciente era la que peores posibilidades tenía si salía despedida. Luego me eché en cada hombro a uno de ellos y los agarré por la cintura.

    – [Owen]A ver donde pones las manos que estamos muy rejuntados.-[/Owen] solté una risa, la presión tenía que salir por algún lado y era una suerte que fuese risa y no echarme a llorar. Al estar en forma de Rakkthathor sonó un poco como un aspersor por mis afilados dientes. Tenía que haber abierto la boca.

    – [Noah]Henry. Avisa cuando lleguemos al pasillo de salida.[/Noah] – le pedí. La idea era detenerme en las salidas que había visto para asegurarme de cuál era la buena.

    Asintió, inseguro, y eché a correr. Noté como se removían incómodos por la velocidad. Subir las escaleras con su peso no era nada fácil, pero continué corriendo. Paré varias veces en direcciones de las que no estaba seguro, pero con las indicaciones de Henry conseguimos llegar a la puerta que había dicho. Traté de memorizar algunas cosas para poder guiarme luego de vuelta. También tenía un cierre de emergencia, así que nos quedamos frente a ella, esperando.

    Henry se conectó al panel pero su tarjeta no respondía. Escuché unos pasos acercarse a nuestra dirección y un disparo me rozó el hombro. No era una bala, si no algún tipo de tecnología aturdidora. Por suerte mis escamas me protegieron y entre Owen y yo les despachamos. Sabían que estábamos allí así que era cuestión de tiempo que llegasen refuerzos.

    Después de una interminable espera, el portón empezó a deslizarse hacia arriba, Henry lo había conseguido. Sin esperas, les cogí y atravesé la puerta sin frenar hasta llegar a  la linde del Bosque de los Lobos. Les dejé allí y salí corriendo sin despedirme, encomendándome a todos los poderes ocultos del mundo para que siguiesen a salvo cuando regresara.

    Un remolino de guardias armados me esperaba al volver. Tuve poco espacio para cruzar y recibí el impacto de una de sus armas, pero esta vez me incapacitó en el suelo. Temblaba, temiendo que eso fuera el fin, que terminaría convertido en uno de sus experimentos, encerrado en una cápsula mientras jugaban a despertarme y dormirme. Temí no volver a ver a Allie, a Lexie, a mi familia y a mis amigos.

    Pero me puse en pie. Había gente que dependía de mí y no podía quedarme allí. Arrollé a los guardias a toda velocidad sin mirar atrás y corrí hacia el siguiente subterráneo. Xander, Jane, Elle, Idris, Ezra y Amy me esperaban y dependían de mí, no podía defraudarles.

    Me forcé a actuar por instinto, solo la idea de elegir al siguiente al que recoger me hacía pensar que podía estar tomando una decisión sobre quién era libre y quien no. Xander y Jane fueron los primeros que encontré, así que sin muchas explicaciones los cogí y me los llevé al bosque junto a los demás. Ellos se encargarían de explicarles, no tenía tiempo para discutir con Xander, que querría volver a entrar hasta que todos estuvieran a salvo.

    Luego les siguieron Ezra y Amy, un viaje un poco más incómodo porque los dos iban algo ligeros de ropa. El camino cada vez era más difícil. Tomaba rutas y atajos pero Infinity estaba muy bien pensada e trataban de evitarlo con ímpetu. Aun así, parecía estar yendo demasiado bien y eso me hizo sospechar. Todo lo que tenían allí, todo el material, los artefactos y los experimentos, tenían mucho poder y estaba consiguiendo superarles. Idris y Elle me recibieron con un sobresalto, visiblemente impactados por el hecho de que hubiera muchos más cautivos en las celdas.

    – [Elle]¿Cómo estás, Noah?[/Elle] – preguntó mi prima, preocupada. Conseguí parecer calmado, más o menos.

    – [Noah]He sacado a casi, todos, faltáis vosotros.[/Noah] – me notaba cansado, mi cuerpo pedía a gritos cuatro cenas y estaba nervioso por no conseguir sacar a todos de allí y porque no sabía si los demás estarían a salvo en el bosque. April estaba tumbada en la cama, inmóvil en su celda.

    – [Elle]Tienes que descansar.[/Elle] – me recomendó, apoyando una mano cálida en mi hombro.

    Negué con la cabeza y me apoyé en las rodillas mientras recuperaba el aliento. – [Noah]Cada vez hay más guardias y solo he podido llevar al resto al bosque.[/Noah] – les expliqué. Temía que los soldados llegasen a ellos, eran muchos y muy armados.

    – [Idris]¿Y toda esta gente?[/Idris] – respondió Idris, señalando a los cautivos. Guardé silencio, con un nudo en la garganta.

    – [Elle]Esto nos está sobrepasando.[/Elle] – admitió mi prima. No éramos los Moondies, ellos habían conseguido sacarlos a todos y nosotros no estábamos seguros de poder salir con vida.

    – [Noah]Tenemos que intentar sacar al menos a April.[/Noah] – dije, señalando su celda. No estaba seguro de si ellos la conocían. Ted y ella se habían ido a la isla antes de nacer nosotros. – [Noah]Tiene mal aspecto.[/Noah] – añadí. Elle asintió, acercándose a su celda. Debía estar enferma, quizá habían experimentado demasiado con ella.

    Idris se acercó tras ella y empezó a toquetear la terminal que había en el propio muro de cristal. Al ver que no conseguía abrirla, los dos intentamos moverla y golpearla. Incluso con nuestros poderes, permaneció intacta.

    – [Idris]No podías ser un puñetero cristal normal.[/Idris] – maldijo. Nada funcionaba, no se movía, no podíamos hacer nada por April. Solo dejarla allí, abandonada a su suerte.

    Empecé a sudar, algo que no era muy habitual estando enclaustrado en mis escamas Rakkthathor. El cuerpo me pedía echarme a llorar por la frustración y el dolor, pero traté de contenerlo. Idris seguía maldiciendo y fue como si todo pasase a segundo plano.

    No conseguía apenas moverme, no quería irme de allí para no dejar abandonada a April y no podía hacer tampoco nada por salvarla. Estaba completamente derrotado. Los tacos de Idris seguían resonando, hasta que cesaron.

    Volví a enfocar la vista y supe qué le había detenido. Elle caminaba con paso firme hacia el muro de cristal, sin mirarnos a ninguno. Había algo diferente en ella, y cuando más se acercaba al cristal, más se acrecentaba.

    Cuando mis ojos se acostumbraron a estar enfocados, me di cuenta de que la piel de Elle emitía destellos, era como si resplandeciese con una luz que salía de su interior, iluminándola como si fuese una llama en el interior de un diamante.

    Al principio pensé que era el poder de mi tío, pero le había visto usarlo en persona y en los recuerdos de mi padre y no se parecía en nada a eso. Vi a Idris mirar aterrado a Elle desde el frente y me moví un poco, siguiendo su mirada. Una especie de tentáculos de luz surgían de su pecho, creciendo, como lenguas de luz de múltiples colores.

    Entonces llegó al cristal y posó su mano sobre él. El muro que habíamos sido incapaces de derribar con todas nuestras fuerzas se convirtió en arena cristalina, cubriendo los pies de mi prima. Pero no solo ese muro, si no todos los de ese subterráneo se vinieron abajo. Los primeros prisioneros empezaron a salir de sus celdas, perplejos.

    Elle se derrumbó y corrí para evitar que cayese al suelo. La sujeté entre los brazos e Idris se puso al otro lado en unos segundos, así que me aparté para dejarles al ver que ella estaba consciente pero confusa.

    – [Elle]No sé qué acabo de hacer.[/Elle] – confesó. Ni ella ni probablemente nadie.

    – [Idris]¿Estás bien?[/Idris] – le preguntó. Me agaché a su lado y aproveché para tocar la arena. No había rastro de que una vez hubiese sido ese robusto cristal.

    – [Elle]Supongo.[/Elle]- vi que temblaba. Sabía lo que había hecho pero se había movido en una especie de trance. Eso no podía tener nada que ver con un poder, no funcionaban así.

    – [Idris]No pasa nada.[/Idris] – la tranquilizó Idris, haciéndome una seña. Entré a la celda y cogí a April. Poco la ataba ya a la vida, estaba muy debilitada. Vi marcas de inyecciones en sus brazos y un dispositivo metálico en su sien.

    Cuando salí, mi prima se estaba mirando las manos. Quise reconfortarla diciendo que no pasaba nada, pero mientras recogía a April había recordado una conversación que había visto en las memorias de mi padre. Una conversación entre todos los Moondies que se había llevado a cabo poco antes de nacer Xander y una vez más cuando se supo que Elle iba a ser una niña. Era la primera Kvasir nacida de la que se tuviera registro. De su raza solo había constancia del nombre: Vanir.

    Por suerte, Idris era menos preocupado y la estrechó en un abrazo. A veces solo hace falta eso para reconfortarse.

    – [Noah]Tenemos que salir ya de aquí.[/Noah] – no quería interrumpir porque me preocupaba mi prima, pero la situación era peligrosa y tenía que volver a salir de allí con tres personas a cuestas, sin tener en cuenta todos los prisioneros que empezaban a buscar una forma de huir y algunos no parecían amigables.

    – [Idris]Eres la mejor.[/Idris] – la animó Idris, mientras se ponía en pie.

    – [Elle]Eso ya lo sabía, pero gracias.[/Elle]- respondió, disimulando el miedo que aún le recorría el cuerpo. Ellie era experta en que pareciese que todo iba bien.

    – [Idris]Vamos, cuando salgamos te invito a un Coquito Helado.[/Idris] – le escuché decir.

    Con su ayuda, me até de nuevo a April a la espalda y me los eché a los hombros. El camino estaba lleno de guardias, pero ahora tenían que lidiar también con todos los prisioneros que se habían escapado de ese sótano. Querría haberles ayudado, pero no tenía forma de proteger a los míos y ayudarles a ellos también.

    Cuando finalmente llegamos al bosque junto a todos los demás, suspiré, al ver que estaban a salvo. – [Noah]Vámonos de aquí cuanto antes.[/Noah] – pedí, inquieto. Sentía algo raro, un miedo continuo a que algo iba a salir mal.

    Por desgracia esa vez mis sospechas se cumplieron. Escuché un estruendo a mis espaldas, como si un rayo partiese la misma tierra. Eran algo más de una docena de distintos sexos y nacionalidades, todos vestidos con una especie de trajes tácticos con un símbolo en el pecho.

    – [Zeus]Dejad las armas y entregaos pacíficamente.[/Zeus] – uno de ellos se adelantó, era alto, de pelo oscuro y piel tostada. Llevaba un traje táctico gris claro con un rayo en las solapas.

    – [Ares]Pero si peleáis será más divertido.[/Ares] – añadió otro, con un traje negro. Su símbolo era un casco emplumado cruzado por una lanza.

    – [Noah]¿Quiénes sois?[/Noah] – pregunté, sorprendido. Habían aparecido allí demasiado rápido y parecían muy seguros de sí mismos. Temí la respuesta, había visto muchas cosas en aquél lugar.

    – [Zeus]Somos el Escuadrón Alfa. Defensa privada de Infinity.[/Zeus] – aclaró el del símbolo del rayo.

    – [Hermes]Los Olímpicos para los amigos.[/Hermes] – comentó otro, despreocupadamente. Su traje era de color marrón y llevaba unas sandalias aladas como símbolo.

    En ese momento até cabos, el rayo de Zeus, la lanza de Ares y ese que acababa de hablar debía ser Hermes. Infinity se había creado un equipo de seguridad a su medida y a saber con qué clase de poderes y mejoras.

    Nos superaban en número y probablemente nos superasen en poder, pero algo estaba claro, si nos capturaban, no seríamos nunca libres.

  • ECOS DEL PASADO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    NOCHE – SUBTERRÁNEO TRES, SEDE DE INFINITY

    Que Coquito estuviera seria no era una buena señal. Intentaba llevar toda la situación de la mejor manera posible, pero ya desde que empezamos a preparar el equipo para entrar, supe que iba a ser doloroso para ella.

    Hacía unos días recuerdo cómo habíamos entrado a su casa y Xander estaba allí sentado, esperando, con papeles desperdigados sobre la mesa de café con anotaciones. Sin Daniel, Sarah y Sasha allí, el lugar parecía algo carente de sensación de hogar y cuanto más presente se hacía la realidad de entrar a Infinity, más frío parecía volverse, incluso para mí.

    – [Idris]Cuántos nervios.[/Idris] – dije tratando de romper el hielo.

    Xander esbozó una sonrisa para conformarnos. – [Xander]Cómo ha ido Ellie?[/Xander] – preguntó.

    – [Elle]Más menos.[/Elle]- suspiró ella, resignada.-[Elle] No somos los Moondies.[/Elle] – añadió. La leyenda de los Moondies caía como una losa sobre ellos. Mi madre era una Moondie y mi padre un Daë, pero en mi caso no había recaído con tanta fuerza el peso de su leyenda. Para ellos resultaba difícil.

    Xander suspiró, hubo muchos suspiros aquella tarde y la siguiente. – [Xander]¿Con quién podemos contar?[/Xander] –  preguntó, montando el tablero del ‘Pandemia’.

    – [Elle]Amy, Noah, Owen, el hijo de Olivia.[/Elle]- enumeró, ayudándole a sacar el contenido de las bolsas. Yo me fui a preparar algo de beber, con ellos los juegos de mesa eran un ritual sagrado. Lo agradecía, nunca había tenido bastante gente para poder jugar en condiciones.-[Elle] Y nosotros.[/Elle] – añadió.

    – [Xander]No somos muchos.[/Xander] – comentó, nervioso. Los dos trataban de disimular, pese a que se les comían los nervios. Se notaba que de cara a lo sobrenatural era su «primera vez». Los dos habían entrenado, pero la realidad era muy diferente.

    – [Elle]Hay dos personas ahí dentro.[/Elle]- dijo Ellie, buscando insuflar energías y esperanza a su hermano. Era como una luz que nunca se apagaba y yo siempre había sido un poco polilla. Que a nadie se le ocurra añadir una l a esa palabra.

    – [Xander]Lo sé, pero quiero que todos salgamos a salvo. Esas dos personas también.[/Xander] – el principal problema estaba en que Xander y Ellie eran extremadamente perfeccionistas y querían controlar cómo iba a salir todo incluso antes de entrar allí. Yo era un poco más caótico y por eso conseguía ser más despreocupado, salvo respecto a lo que sentía por Coquito claro, y aun así lo dejaba caer cada dos segundos. – [Xander]Kaylee nos habría venido bien.[/Xander] – pensó en voz alta.

    Escuché un ruido en el exterior y dejé que mis ojos de elfo vislumbraran a través de la oscuridad que rechazaba la luz de la cocina. No vi nada, pero tenía la sensación de que había alguien cerca.

    – [Elle]Kaylee está pasándolo muy mal.[/Elle]- le recordó Ellie. Sabía que mi medio Chocobon no sería capaz de arrastrar a Kaylee a algo tan peligroso, pero compartía la opinión de Xander.- [Elle]Hace tiempo que no hace magia. Solo quiere estar en Endless para no pensar[/Elle]. – añadió. Ahora que tenía más tiempo libre cuando Elle estaba en clase y no estaba preparando las oposiciones, me había enganchado a algunos mundos, especialmente el de Dragones y Mazmorras, así que sabía que esa tecnología permitía evadirse muy fácilmente de lo que te rodeaba. De hecho, no sé si en el futuro seguirá siendo así, pero está empezando a haber muchos grupos para luchar contra la adicción e intentar sobreponerse a la cultura de los ‘Ended’, que prácticamente viven en Endless.

    – [Idris]A veces hacer algo tan peligroso ayuda a centrarse.[/Idris] – comenté. A mi me estaba resultando más difícil tener tiempo libre que cuando pernoctaba enfrentándome a todo tipo de cosas oscuras y espeluznantes. – [Idris]Ver que su magia es útil y eso.[/Idris] – añadí.

    – [Elle]Se lo volveré a preguntar.[/Elle]- respondió, pensativa.

    Xander asintió, de acuerdo. – [Xander]Ellie, una cosa. Si pasa algo. A mí no me esperes. Cuídate tú.[/Xander] – el premio al más agorero era para mi futuro cuñado, eso era indudable.

    – [Elle]No.[/Elle]- replicó Ellie, seria. Cuando Elle ponía esa mirada ya podías echar a correr, por suerte a mí solo me ponía ojitos tiernos y a veces un poco pícaros.

    – [Idris]Madre mía, te digo yo a ti que no.[/Idris] – añadí, mirando fijamente al señor Cenizo.

    – [Xander]Vale.[/Xander] – respondió, para no continuar con la conversación.

    – [Idris]Crea un CDC anda, mártir.[/Idris] – le pedí, sonriendo. En realidad me hacía poca gracia la situación y la gravedad con la que se lo estaban tomando empezaba a ser contagiosa.

    – [Elle]San Xander.[/Elle]- bromeó Coquito, echándose a reír. De pronto el aura ceniza pareció desaparecer y solté una carcajada.

    – [Xander]Qué bien os lo pasáis[/Xander] – dijo, sonriendo de verdad.

    Continuamos con la partida y después de un raro silencio, que era raro porque yo me hubiese quedado callado, Elle murmuró algo.

    – [Elle]Jane lo está pasando muy mal[/Elle]

    Viendo que Xander parecía el monstruo Boo cuando se le calentaba la sesera, me puse en pie y les dejé a solas. – [Idris]Os dejo un segundo, me estoy 42.[/Idris] – dije recogiendo los vasos para llevarlos a la cocina.

    – [Xander]¿Qué quieres que haga Ellie? No nos va muy bien cuando hablamos.[/Xander] – confesó. Vale, a ver, me fui de verdad para no cotillear la conversación, pero tengo oído de elfo sin ni siquiera transformarme, así que me pusiera donde me pusiera, iba a escucharles. Bueno, igual también me interesaba un poco.

    – [Elle]Es que Jane es muy cabezota.[/Elle]- suspiró Ellie. Os lo dije, muchos suspiros esos días.

    – [Xander]¿Sabes si recibió mi regalo?[/Xander] – preguntó, afectado. Ese muro de indiferencia que había intentado construir yéndose a Merelia no funcionaba. Yo no era quién para hablar, pero lo que tenían que haber hecho hacía mucho tiempo Jane y él era darle como monos durante un día entero. Tenían mucho mal humor acumulado.

    – [Elle]Sí.[/Elle]- respondió Coquito.- [Elle]Le gustó mucho.[/Elle]
    añadió. Me imaginé a Xander sonriendo. Igual no era verdad, pero en mi cabeza la gente sonríe más. También se desnuda más, pero eso en otros momentos y Xander no, que era familia. – [Xander]Cuando salgamos…iré a hablar con ella de nuevo.[/Xander] – hablar no les iba bien, mejor se entregaban a otros lenguajes.

    – [Elle]A ver si os casáis de una vez y dejáis el drama.[/Elle]- se rió Coquito, seguramente pensaba lo mismo que yo pero en fino.

    – [Xander]Amy tiene la culpa de que vuelva a ver nuestra reconciliación como algo…posible.[/Xander] – comentó con resignación.

    – [Elle]Habéis nacido para estar juntos, pero sois tan tontos que no lo veis.[/Elle]- casi aplaudo, así que disimulé haciendo como que fregaba el vaso.

    – [Xander]¿Y tú qué, eh? ¿Va a haber Coquitoboda?[/Xander] – le picó. Agudicé al máximo mi oído, fregando el vaso sin agua ni jabón.

    Escuché un ruido y Xander se quejó. Elle debía haberle pateado.

    Me giré y vi que se daban un abrazo y Xander le daba un beso cariñoso en el pelo. – [Xander]Te he echado de menos.[/Xander] – dijo. Pensé en que  yo también había echado de menos a Mike y teníamos que aprovechar para pasar tiempo juntos.

    – [Elle]Yo a ti no.[/Elle]- bromeó ella. – [Elle]Me gustaba ser hija casi única.[/Elle] – sentenció. También fue mala suerte que Xander estuviera todo el día en casa ahora que no estaban ninguno de sus padres ni Dante.

    – [Xander]No soy el único que lo ha hecho.[/Xander] – añadió. Todos sabíamos quién más echaba de menos a Elle.

    – [Elle]Sé por quién lo dices, pero no estamos peleadas y te lo demostraré[/Elle].- replicó. Por lo que sabía de la historia, Coquito y Amy eran inseparables hasta que dejaron de serlo. Amy había pasado unos años muy chungos y se había evadido de todo el mundo, pero parecía que ahora con el empujón de irse a Merelia con Xander, las cosas habían mejorado un poco para ella.

    – [Xander]Pones el listón muy alto, Lilie.[/Xander] – le replicó. Recuerdo que cuando eran pequeños siempre la llamaba así. Claro, como soy el viejo del grupo.

    – [Elle]Anda ya[/Elle].-comentó ella, restándole importancia.

    – [Xander]Lo digo en serio.[/Xander] – añadió él. Me sentí orgulloso de que Coquito tuviese un hermano que la tratase bien, ella se lo merecía todo.

    Aquél día seguimos jugando hasta tarde, buscando el momento en el que nos librásemos de los nervios para poder irnos a dormir tranquilos. Xander fue el primero en irse, Elle y yo nos quedamos dormidos en el sofá, castos y puros, por desgracia.

    Los días pasaron volando y allí estábamos, en el sótano de los horrores

    – [Idris]Bueno, Coquito, ¿se te ocurre qué hacer solos en este gran sótano vacío con dormitorios a ambos lados?[/Idris] – sonreí, intentando paliar la gravedad de la situación.

    – [Elle]Puedo mirar a ver si tengo datos y vemos un capítulo. [/Elle]- sonrió. Vi a través de su sonrisa, estaba preocupada. Acababa de descubrir que tenía una hermana más y ahora ella, su hermano y un montón de gente a la que quería estaban en peligro inmediato, incluidos nosotros.

    – [Idris]¿InfiniTV and chill?[/Idris] – me reí mientras caminábamos. En realidad en parte iba en serio porque cuando me ponía nervioso me entraban ganas de fiesta. Como diría mi versión de Bruce Banner, mi secreto es que siempre estoy nervioso.

    – [Elle]Solo era una idea.[/Elle] – replicó ella. Estaba muy preocupada.

    – [Idris]Lo sé.[/Idris] – añadí. Ella pareció sentirse mal por estar seria, así que lo atajé. – [Idris]Es que este sitio apaga el sentido del humor.[/Idris] – dije mirándola. Nos sonreímos y nos detuvimos allí.

    – [Elle]Vamos a salir de aquí.[/Elle] – me dijo y se acercó para abrazarme. – [Elle]Vivos y bien. [/Elle]- puntualizó. Sí, no me apetecía salir de allí con menos Idris del que entró, especialmente sin el Señor Coco.

    – [Idris]No me abraces mucho que ahí veo una cama y no respondo.[/Idris] – bromeé, señálando una de las asépticas celdas dignas de una fantasía voyeur, con su pared frontal de cristal.

    – [Elle]En tus sueños, majo.[/Elle] – replicó alzando una ceja. Entre la ceja, la sonrisa y los nervios estaba a punto de darme mal.

    – [Idris]Vale, entonces me echaré a dormir.[/Idris] – respondí, alzando una ceja en respuesta, pero no tenía su habilidad. Ella se echó a reír, pero nuestro instante de felicidad duró muy poco, lo que tardó mi vista en fijarse en algo que se movía en una celda más allá.

    – [Elle]¿Qué pasa?[/Elle] – preguntó ella al ver mi cara.

    – [Idris]Esto no está vacío, Coquito.[/Idris] – le dije, señálando la celda. La miré y caminamos para acercarnos, con cautela.

    Dentro de la celda había una mujer aparentemente joven, vestida con una ropa que parecía cómoda, completamente blanca.

    – [Alice]No me digas que llevo veinte años en esta maldita celda y que sois los Nuevos Moondies.[/Alice]- espetó con mal humor, mirándonos fijamente.

    – [Elle]No eres humana.[/Elle] – dijo Elle, observándola. – [Elle]Ni buena.[/Elle] – Coquito había heredado bastantes cosas de su madre, pero no estaba claro cuánto porque no era muy habitual todo lo relacionado con su concepción. Por lo que parecía, era capaz de percibir a los sobrenaturales, quizá esa magia que corría con fuerza por sus venas le permitía ver las auras.

    Me fijé en que había una especie de bolsas en la esquina que contenían restos de un líquido rojo. Era una vampiresa.

    Antes de poder contestarle, miré la celda de al lado, en la que había ruidos. Un licántropo, transformado, arañaba y se golpeaba contra el cristal al vernos, pero no conseguía hacer ni una mella.

    – [Idris]¿Te ha capturado Infinity?[/Idris] – le pregunté, parecía poco amigable, pero el licántropo no iba a hablar mucho.

    – [Alice]Llevo mucho tiempo aquí.[/Alice] – comentó, acercándose más al cristal. No tenía mal aspecto pero sus ojos parecían más ávidos al habernos visto, como si solo viese un manojo de venas por las que corría sangre. Se fijaba demasiado en Elle. – [Alice]Otra rubia diminuta y maciza destinada a salvar el mundo. [/Alice] – puso los ojos en blanco, pero su lenguaje verbal dejaba claro que estaba deseando hincarle el diente. Los vampiros se alimentaban de los vivos, pero había algunas razas por las que tenían predilección. La que más, la de Elle y su madre.

    Vi un destello en la pared frontal y como aún no había superado la fase de niño curioso, le di a un símbolo ‘+’ que había aparecido. Eso desplegó una ficha de información y debajo un diario de investigaciones. Me leí el resumen por encima.

    – [Idris]Es una vampiresa. Alice.[/Idris] – leí. No llevaba veinte años allí, pero sí casi cinco. Eso significaba que Infinity llevaba ya un tiempo siendo el revival de la Iniciativa. En cinco años les podía haber dado tiempo a mucho.

    – [Elle]Me suena. [/Elle]- respondió Coquito, estaba muy guapa cuando fruncía el ceño pensativa.- [Elle]Trabajaba para Siegfried según me dijo mi padre.[/Elle] – recordó finalmente. Me daba grima escuchar hablar de Z, pero traté de ocultarlo.

    – [Alice]Tenéis que sacarme de aquí. [/Alice] – nos pidió. – [Alice]Si me llevan, no volveré.[/Alice] – rogó, con cara de pena. Sinceramente, parecía un papelón, pero lo hacía tan bien que te dejaba con dudas.

    – [Idris]Si los sacamos nos descubrirán enseguida.[/Idris] – comenté, buscando la respuesta de Elle, que seguramente sabría qué hacer, ella era la blanca, si por mí fuera no sé qué habría hecho.

    – [Elle]¿Y qué hacemos, los dejamos aquí?[/Elle] – preguntó ella, nerviosa. Vi que se mordía los labios y se había hecho una herida.

    – [Idris]Sinceramente, no lo sé.[/Idris] – confesé.

    Era una vampiresa, su único propósito en la vida era el de alimentarse de otros, sin importarle si vivían o morían, pero por otro lado, sabía perfectamente lo que era vivir con el arquetipo y los prejuicios que ponen en ti solo por tu apariencia.

    Recordé una tarde, tiempo antes de empezar a formar un grupo para ir de caza, antes incluso de empezar a ir yo mismo. Había salido con unos amigos al cine, para ver una película. Nos encontramos con los clásicos matones de clase, que estaban metiéndose con un chaval tímido que también iba con nosotros al instituto. Me puse delante de él y les reté. Uno de ellos fue a pegarme y le paré la mano, no me esperaba que jugaran tan sucio y otro de ellos consiguió golpearme. Perdí el equilibrio y caí al suelo con el labio partido. En un suspiro, alguien había llamado a la policía y ya estaban allí. ¿Sabéis lo primero que hicieron? Pista: no fue preguntarme si estaba bien. Me alzaron y me pidieron que pusiera las manos a la espalda y me colocase contra el escaparate de una tienda, igual que al resto de los que me acompañaban. Los matones de clase mintieron y conseguí salir de esa gracias a mi padre, pero nunca se me olvidaría la impotencia y la indefensión que sentí.

    – [Alice]No estáis a la altura de los Moondies. [/Alice] – espetó la vampiresa, trayéndome de vuelta del vagón de los recuerdos. – [Alice]Sois unos críos.[/Alice] – replicó volviendo a internarse en las sombras.

    – [Idris]Qué cabrona.[/Idris] – solté.

    – [Elle]Sabe dónde dar.[/Elle] – aseguró, siguiéndola con la mirada.

    – [Idris]Ya, y ahora nos deja en la Isla del Doctor Moreau con un debate filosófico que nos perseguirá durante varios capítulos.[/Idris] – comenté. Ya estaba siendo complicado sacarnos a nosotros mismos de allí, aún más intentar sacar a toda la gente que pudiesen tener cautiva. Pero si no lo hacíamos, nos perseguiría nuestra conciencia.

    – [Alice]Os estoy oyendo, inútiles.[/Alice] – gritó desde su esquina.

    – [Idris]Les pienso decir que te den de comer morcilla.[/Idris] – le repliqué. La jodía se acercó lo suficiente como para hacerme un corte de mangas. Mira, por ella no iba a tener debate filosófico. – [Idris]En fin, será mejor que miremos al resto de gente.[/Idris] – dije, fijándome en lo largo que era el pasillo. Largo como el camino a casa cuando tienes prisa o como el tiempo que tardaba en responder Coquito cuando hacíamos amago de sexting.

    Cuánto más avanzábamos menos duda quedaba de que Infinity estaba utilizando las instalaciones para su propósito original. Varias veces tragué saliva al ver las caras de pánico y tristeza en las caras de algunos sobrenaturales que había allí. Algunos debían ser humanos potenciados o demonios cruzados, porque no se les distinguía. Aquello era horrible, como caminar por un campo de concentración. Todo en mi cuerpo gritaba por salir de allí, incluso por dejar mi cuerpo a su suerte y observar desde la distancia cómo salía todo.

    – [Elle]Este sitio da miedo.[/Elle] – afirmó. Le temblaba un poco la barbilla.

    – [Idris]Te doy la mano si quieres.[/Idris] – dije con una sonrisa, tratando de quitarle importancia.

    – [Elle]Si yo tengo más fuerza que tú… [/Elle]- me dio un golpe en el brazo y lo corroboré, y eso que no había sido con fuerza.

    – [Idris]¿Por qué crees que te lo estoy pidiendo? Como vea otro demonio triste más me voy a cagar.[/Idris] – respondí con sinceridad.

    – [Elle]Tranquilo.[/Elle] – dijo con voz calmada, agarrando mi mano. – [Elle]Vamos a acabar con Infinity juntos.[/Elle] – afirmó con convicción. Quise creerla, pero tenía miedo a que aquello fuese demasiado.

    – [Idris]¿Con erótico resultado?[/Idris] – pregunté, ocultando cómo me sentía. Ya habría tiempo de lidiar con lo que le pasaba a aquellas personas, cuando estuviésemos a salvo. De nada servía intentar ayudarles y quedarnos por el camino.

    – [Elle]Ya veremos.[/Elle] – respondió. Con eso tuve suficiente para sacar fuerzas renovadas. Le sonreí y seguimos caminando, viendo quién más estaba allí dentro, porque éramos así de sacrificados y masoquistas y queríamos grabarnos en la retina las caras de la gente que teníamos que salvar.