[SIZE=2][align=center][b]Ann Sommerville & Silver Wolfe[/b]
Un bosque. El sonido del silencio, si eso existía. ¿Dónde estaba ahora? ¿Por qué razón?
No llegaba a comprender nada, era como si me hubiesen vuelto a lavar el cerebro, aunque nunca lo hayan hecho, sobra decir. Eso sí, volvía a ser Sylver, con la misma edad de siempre, y con la piel hidratada y no arrugada como la de una anciana ni demasiado estirada como la de una niña pequeña. Simplemente yo, como habría sido antes de comenzar toda esta locura.
Escuché un grito, muy familiar. ¿Diana, Sarah o…Ann? Sí, era Ann. ¿Pero dónde estaba? Me encontraba en un bosque que desconocía, pero sabía que el sonido no provenía de muy lejos. O eso o habia desarrollado oídos de duende. Antes de proseguir mi camino comprobé que seguía teniendo las mismas orejas redondas de siempre.
Caminé al principio un poco desorientada, nada más común al no conocer el lugar. Luego poco a poco me fui guiando. Cerré los ojos y dejé que todo se volviese negro a mi alrededor. Y cada vez la voz se hacía más nítida. Era la misma voz, pero como si hablase sola, como si estuviese discutiendo consigo misma. Me habria parecido lo más normal si la conversación no hubiese estado alcanzando límites insospechados de volumen y agresividad.