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Etiqueta: Julia que las manos van al pan

  • BASTONES, SONRISAS Y BAILES

    NATE ROGERS

    MEDIODÍA – LA KVASIR

    – [Julia]Estoy deseando meterme mano[/Julia].- esas palabras fueron suficientes como para ser consciente de lo bizarro que era todo. Y eso, teniendo en cuenta que era un ser nacido en el espacio profundo que había llegado a la tierra y había sido encontrado por un trimonio y ahora estaba en otra punta del espacio y del tiempo para ayudar a que sus hijos e hijas volviesen a salvo, era decir mucho.

    – [Nate]¿Lo dices en serio?[/Nate] – pregunté. Mi cara me devolvió una sonrisa amplia que me quedaba francamente rara.

    – [Julia]Por supuesto. ¿Has visto qué tetas?[/Julia]- comentó, sorprendiéndome todavía más. Pensaba que se refería a mi cuerpo, pero se refería al suyo y al decirlo no pude evitar desviar la vista hacia un amplio escote que ahora formaba parte de mí.

     – [Nate]No sabía que te podían gustar tus propias…eh…partes.[/Nate] – respondí tratando de pensar en otra cosa. Los…eh…atributos de Julia eran bastante sugerentes y no me sentía muy bien teniendo el «delito» tan a mano.

    – [Julia]Solo tienes que mirarme: soy un prodigio[/Julia]. – admitió ella, aún con esa sonrisa. Me di cuenta de lo grande que debía parecer a la gente, visto desde la altura de Julia.

    – [Nate]Me alegra ver a alguien con tanta confianza.[/Nate] – le aseguré. Era refrescante, incluso estando en un cuerpo en el que el estado emocional de los demás no me afectaba. Los «New Moondies» como se hacían llamar no eran las personas con menos problemas y más autoconfianza. Habían llegado a la nave repletos de conflictos internos y aunque ya habían empezado a solucionar algunos, todavía les quedaba mucho camino.

    Julia se quedó pensativa hasta que me miró y preguntó. – [Julia]¿Te duele la pierna?[/Julia]

    Me pasé una mano por su pierna como acto reflejo, pero me arrepentí al instante al pensar que eso podía ser una invasión de intimidad. Lo cierto es que aquél dolor era como un eco constante. – [Nate]La verdad es que sí. No sé cómo puedes aguantar de pie sin quejarte.[/Nate] – admití. Ni cómo podía estar casi siempre alegre y bromeando.

    – [Julia]No tengo otro remedio[Julia].

    – [Nate]¿No has pensado llevar algún apoyo?[/Nate]

    – [Julia]¿Te refieres a un bastón?[/Julia]-

    – [Nate]Apoyado parece que duele menos.[/Nate] – dije buscando el borde de la «cómoda», si es que se podía llamar así a esa cosa con cajones que teníamos en nuestro cuarto.

    – [Julia]¿Lo dices por experiencia?[/Julia]- ella esbozó una gran sonrisa que fue lo primero que vi y luego vi que su mano señalaba hacia su…mi…miembro.

    Me quedé inmediatamente sin palabras y sentí como la sangre circulaba hasta las mejillas del cuerpo de Julia. – [Nate]No…ejem…no lo trastees mucho.[/Nate] – dije, viendo su mano bastante cerca.

    – [Julia]Tranquilo, solo un «sí» significa consentimiento[/Julia].- dejó a un lado la sonrisa, esto lo decía en serio y agradecí que en el futuro una cosa estuviera clara. Al menos para ella, claro, no podía saber cómo lo hacía el resto de personas.

    Sonreí con su rostro y me sentí cómodo, era un acto al que sus músculos estaban acostumbrados. – [Nate]En serio, un bastón te ayudaría. Si no quieres no digo nada, pero si necesitas que te ayude a conseguirlo, solo tienes que decirlo.[/Nate] – pensé en quién podría ayudar. En la tierra habría acudido a Daniel para que tratara de forjar algo que pudiera resultar útil en nuestras «aventuras», pero aquí…no sabía si Xander alguna vez había hecho encantamientos rúnicos solo.

    – [Julia]Un bastón me haría parecer vieja y decrépita[/Julia].- susurró ella, como si no quisiera que nadie lo escuchara siquiera.

    – [Nate]A ver como lo dirías tú.[/Nate] – dije observándola.  Coloqué las manos en sus caderas y puse mi mejor sonrisa. – [Nate]Con este cuerpo no parecería vieja ni con un andador.[/Nate]

    Pero ella se quedó pensativa, así que no supe si era porque sabía que de verdad lo necesitaba y no lo quería o porque mi imitación era penosa.

    Fuera como fuese, cambié de tema. – [Nate]Oye, no te he preguntado por qué quisiste cambiar de habitación conmigo.[/Nate] – no habíamos hablado mucho hasta entonces y de pronto, a la vuelta de esta misión, cuando algunos cuartos se habían recolocado un poco para admitir a los nuevos, había pedido compartir el cuarto conmigo.

    – [Julia]Porque me pareces un señor de lo más atractivo[/Julia].- lo dijo de una forma tan formal que me lo creí y creo que me sonrojé.

    – [Nate]Pensé que era por mi labia.[/Nate] – dije. Me sorprendí sonriendo de nuevo, hacia tiempo que no estaba tan relajado. Quería mucho a mis niños y niñas, pero ya no eran pequeños y sus miedos y preocupaciones me afectaban demasiado por mi poder y mi conexión con ellos. Era agradable estar desconectado de esa parte de mí y poder hablar con una persona a la que no conocía desde pequeña.

    – [Julia]También es verdad que debes ser la única persona que aparenta más o menos mi edad[/Julia].

    – [Nate]Te entiendo.[/Nate] – era fácil para mí compartir ese sentimiento. – [Nate]No sé exactamente cuantos años tengo, pero he visto crecer a la mayoría de estos chicos y chicas. Y está bien poder ser…solo yo.[/Nate] – sin tener que hacer el papel de padre o madre de cada uno. Los ‘Moondies’ estaban hechos de otra pasta, no podía ni soñar con hacerles sombra.

    – [Julia]Y probablemente los veas morir[/Julia].- vi en mi cara que a Julia se le había escapado ese pensamiento, pero no pude evitar que la idea me resultase terrible. Eran todo lo que conocía, mi familia, sin ellos no sabía quien era.

    – [Nate]¿Te has enterado entonces de lo que soy?[/Nate] – pregunté, evitando pensar más de la cuenta. No sabía cuánto conocía Julia de cada uno de nosotros ni si se había parado a hablar en detalle con alguien.

    – [Julia]¿Eres como el tío ese del pene azul de la peli esa horrorosa del 2009?[/Julia]- dijo ella. No tenía ni idea de quién era pero me resultaba curioso que también se hubiera fijado en su miembro.

    – [Nate]Creo que no la he visto. Pero no creo, soy un elemental de polvo estelar. Vine del espacio, vamos.[/Nate] – resumí.

    – [Julia]DE POLVO[/Julia].- parecía que mi cara iba a reventar en una risotada.

    – [Nate]No eres la primera a la que le hace gracia.[/Nate] – Diana había tenido ese honor. Ella me había enseñado a tomarme la vida menos en serio. – [Nate]El padre y las madres de Xander, Elle y Bowie me recogieron y me dieron un hogar.[/Nate] – le expliqué.

    – [Julia]Tuviste suerte entonces[/Julia].

    Asentí. – [Nate]No te quiero preguntar mucho, sé que vienes del futuro, del de esta nave al menos.[/Nate]

    – [Julia]No preguntes, porque acabaré respondiendo[/Julia].- la creí.

    – [Nate]Si necesitas contarme algo, soy todo oídos.[/Nate] – me imaginé que sería raro para ella estar en un lugar tan vinculado a su pasado, pero con ninguna persona conocida.

    – [Julia]Quiero un bastón con una espada dentro[/Julia].- respondió, sorprendiéndome por el cambio de rumbo. – [Julia]Así de grande[/Julia]. – colocó su mano a mi lado para que me hiciera una idea.

    Sonreí, volviendo a pensar en quién lo haría bien. Hablaría con Xander, con Noah y con Henry. – [Nate]Te lo conseguiré, tengo contactos.[/Nate]

    – [Julia]¿Podré volver a tocar el piano cuando tenga el bastón?[/Julia]

    – [Nate]Igual de bien que antes.[/Nate] – me quedé mirándome a los ojos. Era distinto verlos fijos en mí sabiendo que no llevaba yo esa cara. – [Nate]Esto no lo sabe nadie, pero no tienes por qué seguir siendo yo.[/Nate] – dije finalmente. Me apetecía compartir ese secreto con ella ya que desde ese momento siempre sería la persona con la que había compartido el cuerpo.

    Ella me miró completamente sorprendida. Suspiré, no se lo había explicado a ninguno de los demás, salvo a algunos de los ‘Moondies’.

    – [Nate]Puedo cambiar de aspecto. Porque en el fondo soy…bueno, de otra forma. Lo que pasa que cuando llegué a la Tierra tomé ese y … no me gusta cambiar[/Nate] – si, era consciente de que podían tratarme de «blackface» en teoría, pero hay que tener en cuenta que yo originalmente soy un puñado de polvo estelar consciente, ni era blanco ni de ningún tono de piel. Cuando llegué, tomé ese aspecto sin ni siquiera pensarlo. Los demás me ayudaron a buscar por si lo había «cogido prestado» de alguien, pero no encontraron nada, así que ese era mi aspecto, humano al menos.

    Julia cerró los ojos y puso cara de concentración durante un rato.- [Julia]Si sigo así, solo voy a conseguir cagarme encima[/Julia]. – esperaba que no, tiene que ser extraño volver a tu cuerpo y encontrarte una sorpresa así en los pantalones.

    – [Nate]Intenta imaginarte a ti misma, cada detalle y probablemente lo consigas.[/Nate] – no tenía excesiva experiencia haciéndolo, no quería cambiar quién era y para mí era instintivo, pero reconozco que alguna vez me había cambiado con el Príncipe y me había puesto a cantar delante del espejo.

    Julia siguió mi consejo y al cabo de un rato empezó a fluctuar entre su aspecto y el mío.

    – [Nate]Ya casi lo tienes.[/Nate]

    – [Julia]Pero esta vez no voy a ser coja[/Julia].- dijo ella sonriendo. – [Julia]Se te va a caer la mandíbula al suelo[/Julia].- vi retazos de mi forma real de elemental y entonces Julia, con su aspecto verdadero se apareció delante de mí, salvo que en lugar de lucir una ropa como la que había llevado cuando nos la encontramos, llevaba un vestido que…bueno, impresionaba.- [Julia]Por si te lo estás preguntando: sí, se desanuda tan fácilmente como parece[/Julia]. – añadió. Tragué saliva.

    – [Nate]Estás…lo has hecho muy bien. Estás muy guapa.[/Nate] – dije buscando las palabras que no resultasen objetificantes ni de pervertido pero también fueran un halago.

    Dejó fluctuar de nuevo su aspecto y esta vez llevaba una ropa más cotidiana, salvo que no pasé por alto el hecho de que llevaba tacones. Debía marcarle mucho su cojera.

    – [Nate]Le estás cogiendo el gusto.[/Nate] – dije, alegrándome por ella. Era una pena que con todo el poder contenido en aquella nave del futuro, nada ni nadie tuviese la capacidad para curar algo así.

    Julia asintió con una sonrisa que me resultó mucho más agradable en su rostro y después volvió a dejarse caer en mi apariencia.

    – [Nate]Puedes quedarte en tu forma. No me molesta.[/Nate] – dije con sinceridad. – [Nate]Mi cuerpo es todo tuyo.[/Nate] – no sé si pensé bien en cómo iba a sonar o simplemente me dio igual. No podía negar que me atraía esa mujer pero no éramos dos adolescentes para dejarnos llevar así, la atracción no lo era todo, pero era una parte. Aunque tenía que admitir que no solo era atracción física. Me sentía cómodo cerca de ella, pero aún era pronto, podía equivocarme.

    – [Julia]Prefiero jugar con las mismas reglas que el resto[/Julia].- dijo ella.

    – [Nate]Eso dice bastante de ti.[/Nate] – asentí para remarcar mi afirmación.

    –  [Julia]No le digas a nadie mi verdadera alineación moral[/Julia].

    – [Nate]Será nuestro secreto, compañera de cuarto.[/Nate] – compartimos una sonrisa mutua.

    Y de pronto, con total tranquilidad, abrió un cajón y sacó una botella que no le había visto guardar. No podía leer su etiqueta así que tenía que ser algo de la ciudad de ese mundo. Abrió el tapón y dio un trago.

    – [Julia]Y ahora, vamos a montarnos una fiesta como debe ser[/Julia].- encendió los altavoces del cuarto y trasteó una pantalla táctil de la pared hasta que empezó a sonar ‘What is Love’.

    Me sonrió y empezó a mover mi cuerpo haciendo el robot. Me dio envidia y me puse en pie para hacer el ‘Carlton’, pero tuve que hacerlo con menos ganas de lo habitual porque Julia tenía un par de…senos…que dolían al botar de esa manera.

  • CAMBIO DE CORAZÓN

    4×09 – A CHANGE OF HEARTS

    DIARIOS DE DESTINO

    VALLE DE LA CAÍDA, LUNA VILTIS

    En el «Valle de la Caída» como lo llamaban los habitantes de la Luna Viltis había aparecido hacía varios días un refugio excavado en la pared de una ladera. A primera vista nadie era capaz de distinguirlo en aquellas vastas tierras, tal y como pretendían los que lo habían hecho.

    La magia de Violet había horadado la piedra y mantenía ahora oculta también la entrada. De esa manera habían podido permanecer más o menos cerca de la nave estrellada que daba nombre al valle, cerca de aquellos aspirantes a héroes que se interponían en el camino de Antailtire.

    Cinco de los seis miembros de la mano que habían ido a la Luna como parte de su misión estaban allí dentro. – [Asia]Ya han vuelto todos.[/Asia] – indicó Asia, con sus ojos perdidos en la inmensidad de la información que tenía en su cabeza. Cuando la Nave había estado vacía había aprovechado para conectarse al sistema interno de cámaras y había ido monitorizando quiénes entraban y salían hasta que al fin estuvieron todos. Dos más de los que habían identificado anteriormente. – [Asia]Les he escuchado hablar, la llamada Ruby ha descubierto que hemos estado allí.[/Asia] – explicó. – [Asia]Alguien no ha tenido cuidado.[/Asia] – añadió mirando hacia Violet sin disimulo.

    – [Violet]¿Me estás mirando a mí?[/Violet] – le espetó la nigromante. Estaba lista para descargar toda la ira que acumulaba contra aquella mujer mitad máquina.

    – [Jack]Deberíais haber purgado vuestros problemas antes de venir.[/Jack] – comentó Jack sin alzar la mirada, dando vueltas entre los dedos a un rosario.

    – [Snake]No es el momento.[/Snake] – intervino el frío asesino conocido como «The Snake». – [Snake]Hay que prepararlo todo.[/Snake] – añadió.

    – [Hector]Ahriman no está. No sé dónde ha ido.[/Hector] – les recordó Héctor, el enorme caballero del yelmo astado. Ahriman, aquél engendro sacado de las profundidades de Dyavol, se había marchado hacía unos días. No trabajaba en equipo y la mayoría de los presentes agradeció que se fuera. Ya lidiaría Antailtire con él por desobedecer las órdenes.

    – [Jack]»Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.»[/Jack] – recitó Jack. Violet puso los ojos en blanco como cada vez que citaba su libro santo. – [Jack]Aún así me alegro de que hayamos separado nuestros caminos.[/Jack] – añadió.

    – [Asia]Antailtire lo envió como seguro. Si fallamos, él se encargará.[/Asia] – les corrigió Asia, pese a no estar tampoco demasiado segura. Le costaba admitir que aquél ser pudiera encargarse de algo de lo que los otros cinco, especialmente ella, no pudiera.

    – [Violet]Mi magia no falla.[/Violet] – sentenció Violet.

    – [Asia]Tampoco mi plan.[/Asia] – le replicó Asia. – [Asia]¿Tienes claros los objetivos?[/Asia] – le preguntó, cambiando de tema.

    Violet la observó con desdén. – [Violet]Afectará a todos los de la Nave y todos los de aquí, excepto a mí.[/Violet] – explicó una vez más, como si recitara una lección del colegio. – [Violet]Y los que tenéis que tener claros los objetivos sois vosotros.[/Violet] – añadió. – [Violet]Yo me limitaré a lanzar el conjuro y vosotros tendréis que estar pensando en la persona con la que vais a cambiar.[/Violet] – puntualizó. La magia permitiría sacar el alma misma de cada uno de ellos y traspasarla al cuerpo de otro. Cuando los demás estuvieran allí dentro, llevando caras conocidas, sacarían toda la información que pudieran y acabarían con ellos de manera rápida. Asia había perfeccionado el plan, por mucho que Violet odiara admitirlo, pidiendo que los de allí dentro cambiaran también entre sí, así aprovecharían la confusión para que no les detectaran.

    – [Asia]¿Todos listos?[/Asia] – preguntó. Hector, The Snake y Jack asintieron.

    – [Violet]Eso siempre.[/Violet] – dijo Violet. Los demás se apoyaron cada uno en una columna de metal macizo y Asia ocupó su lugar en la cuarta. Entonces Violet procedió a atarlos a todos uno a uno, de manos y de pies, inmovilizándolos contra las columnas.

    Entonces empezó a recitar unas extrañas palabras y un  halo se alzó desde el mismo suelo cubriendo el refugio y extendiéndose hasta cubrir por completo la nave. – [Violet]Sayonara, baby.[/Violet] – se despidió. Segundos más tarde, las almas empezaron a bailar.


    OWEN Y AMY

    Owen se acercó a Amy, llevaban el suficiente tiempo separados y había muchas cosas de las que hablar, pero Amy no se sentía en ese momento con la fuerza necesaria como para hacerlo. Cuando le vio, buscó la manera de poner una excusa, pero entonces sintió como si su ser, toda su esencia, le fuera arrebatada de su cuerpo. No tuvo tiempo de ver que a Owen le pasaba lo mismo. Le percibió más cerca que nunca, con sus almas orbitando entre sí hasta que algo tiró de ellas de nuevo y las ancló a la tierra, a un cuerpo, solo que esta vez no era el suyo propio. Amy se miró las manos y las notó más grandes, pero mucho antes que eso percibió, o más bien dejó de sentir, a su otro yo. Ya no estaba conectada a la loba, estaba más sola que nunca. Echó a correr hacia la zona común sin dejar tiempo a que Owen fuera consciente de lo que pasaba.

    XANDER Y JANE

    En la cocina, mientras tanto, Xander cocinaba, brindando a Jane de un silencio que necesitaba , no solo en sus oídos si no en su propia cabeza. Ella se afanaba en convertir los pocos productos que tenía a mano en algún postre que le llevase un tiempo, para acallar los recuerdos del hombre que había muerto para que ella tuviera ese nuevo y temible poder. En ese momento ambos sintieron el tirón y sus almas formaron brevemente una esfera brillante en mitad de aquella cocina, hasta que intercambiaron sus cuerpos. Nada más verse en el cuerpo de Jane, Xander tragó saliva y mantuvo la vista al frente, sin saber que hacer.

    JULIA Y NATE

    Julia conversaba con Nate mientras movía sus cosas al cuarto. Ella había propuesto dormir con Nate aunque a ella le habían dicho que podía dormir con Zahra ahora que iba a haber menos espacio y casi todos tenían que compartir habitación. Zahra no parecía entusiasmada y Julia le había ahorrado que nadie invadiese su espacio vital aprovechando para acercarse al silente y gigantesco Nate. Él la sujetó cuando el alma abandonó su cuerpo, pero solo durante unos segundos, el tiempo que tardó en ser arrancado también de su propio cuerpo. Cuando sus esencias se desenredaron, ambos se sorprendieron al estar en el cuerpo del otro y trastabillaron al tratar de levantar sus nuevos físicos del suelo.

    MIKE Y DANTE

    Mike acababa de terminar de revisar una herida en un ala que Dante había sufrido en el rescate del Daë. Aplicó un gel antiséptico en su bíceps secundario y aseguró de que con eso y la rápida curación de Dante fuera suficiente. Aprovechó para hablar con su viejo amigo y tratar de no estar siempre tan distanciado del resto, pero su conversación se vio interrumpida por la extracción de sus almas y el consecuente cambio de cuerpo. Mike comprobó en sus nuevas «carnes», que el antiséptico era lo único que necesitaba.

    JAMES, LEKWAA Y JACK

    James sonreía tímidamente mientras Lekwaa le enseñaba la distribución de la nave. Vera había querido hacerlo pero al ser Lekwaa uno de los más «nuevos» había pensado que era uno de los que mejor podía conocer su experiencia de primera mano. James vio el alma abandonar el cuerpo de Lekwaa y sintió como algo tiraba de la suya propia, pero tardó en hacerlo más que en ninguno. No supo qué le pasaba y se preguntó si tendría algo que ver con ser hijo de quien era, pero sus pensamientos se suspendieron cuando su alma finalmente salió a la luz. Ambas esencias giraron hasta que una tercera, desconocida y de un halo diferente, se unió a ellas. Entonces una de las dos sintió el tirón y fue arrastrada de la nave hasta un cuerpo más lejano, el del conocido simplemente como «Jack«. Las otras dos tomaron posesión de los cuerpos que tenían cerca, sin saber ninguno que el otro, en lugar de la persona que habían tenido enfrente, era ahora Jack.

    CHLOE Y BOWIE

    Chloe parecía animada mientras se llevaba los últimos y escasos objetos personales de Ruby al cuarto de Bowie. Había preferido hacerlo ella misma en contra de lo habitual porque estaba deseando compartir cuarto con alguien con más afinidad y sin duda, su futura cuñada era la mejor candidata, aunque aún no sabía como sería en el pasado. Bowie parecía estar meditando, ajena a todo. A Chloe no dejaba de resultarle extrañatodavía muy robótica. Pero cuando el conjuro las alcanzó, el alma de Bowie salió de su cuerpo igual que la de Chloe, intercambiadas de pronto.

    VERA, LAURA Y THE SNAKE

    Vera y Laura estuvieron a punto de chocarse cuando ésta última salió distraída y apresuradamente de su cuarto. Desde lo que sea que les hubiera pasado, Laura huía del cuarto que compartía con Henry cuando antes y se pasaba el día intentando saber que hacer en aquella nave dejada de la mano de todo. Laura se disculpó con una sonrisa y entonces ambas sintieron el tirón. Pero una tercera esencia, violenta y amenazadora, se colocó entre ellas, reemplazando a una de las dos, que se vio arrastrada al cuerpo inmovilizado del asesino ‘The Snake’, en el refugio en el que estaban las Manos del Pensaer. Una de las dos era uno de los enemigos, pero la otra no lo sabía.

    HENRY, NIALL Y HECTOR

    Henry y Niall coincidieron al salir de los baños de la planta superior, Henry saludó y agachó la mirada mientras se lavaba las manos, sin saber qué decir. Niall agradeció que los baños tuvieran cada uno su intimidad, nunca le habían gustado los urinarios de pared y se alegraba de que en el futuro pudieran haberse extinguido. Henry cedió el paso a Niall y cuando estuvieron fuera de la sala, sus esencias se unieron a una tercera que reemplazó a uno de los dos. Uno de ellos despertó en el cuerpo del gigantesco y fornido Hector, mientras que él tomaba posesión de uno de sus cuerpos. Niall, donde quiera que estuviese, al comprender lo que había pasado, agradeció que hubiera pasado después de ir al baño.

    IDRIS Y ELLIOT

    La carcajada de Idris resonó en la piscina después de un chiste que había sonrojado a Elliot. El muchacho aún recordaba el terror de verse en el agua incapaz de hacer nada y había decidido tratar de mejorar como nadador. Aquella mañana Idris había decidido ir también a darse un chapuzón y al ver a Elliot, había intentado que se soltara un poco y se sintiera menos preocupado. De pronto la esencia de Elliot abandonó su cuerpo, que se hundió en el agua y la de Idris hizo lo mismo, cayendo cerca del borde. Cuando sus espíritus se intercambiaron, Idris abrió la boca y tragó agua. Trató de nadar hacia la superficie y vio una mano conocida ayudarle a salir. Al ver su cuerpo llevado por otro soltó una maldición que reverberó por todas partes.

    LEO Y NOAH

    Leo y Noah estaban sentados en la biblioteca, en el cubículo de estudio de Noah, después haber conseguido hablar con su padre – y su madre a través de éste -. Era cada vez más difícil y más raro hablar con ellos porque para lo que ellos habían sido semanas, pronto meses, en su mundo eran apenas días. Acababan de cortar la comunicación cuando sus espíritus se intercambiaron y Noah se despertó en un mundo que de pronto iba mucho más despacio.

    LEXIE Y ZAHRA

    Alguien le había sugerido a Lexie que intentara hablar con la solitaria Zahra para que se sintiera más cómoda. No sabía a quién demonios había escupido para que le tocara a ella una misión más justo cuando había una pequeña pausa, ni por qué habían pensado en ella concretamente. Quizá era una forma de torturarla o alguien había pensado que como las dos podían cambiar de aspecto ya tenían mucho de lo que hablar. Pues no, estaban en silencio, Zahra no tenía la más remota idea de moda ni de casi nada de lo que Lexie conocía. El único momento en el que se sintió más cercana a ella fue cuando sus cuerpos se intercambiaron y Lexie, ahora como Zahra, se pasó maldiciendo casi media hora.

    ELLE Y EZRA

    Elle estaba sentada en la sala común junto a Ezra. Todavía le resultaba abrumador que su primo de otra realidad, el que había sufrido demasiado en un mundo en guerra y no hablaba apenas con nadie, tuviera confianza con ella como para contarle lo que había pasado en su último viaje. Pero desde luego, agradecía poder sentírse útil y le gustaba tener aquellas conversaciones, Elle nunca tendría demasiados primos. Era algo que tenía la suerte de poder decir, porque con ninguno de ellos tenía mala relación. Ambos se quedaron callados en mitad de su conversación, en la que en los últimos minutos quien más hablaba era Elle, y cuando despertaron ella se sintió extraña y perdida, pero notó que no estaba sola.

    RUBY Y SOPHIE

    Ruby subía las escaleras desde la planta inferior, habiendo terminado ya su entrenamiento matinal. Se encontró con Sophie, que bajaba para salir un rato a disfrutar del exterior y vio que perdía el control de su cuerpo y caía por las escaleras. Ruby la cogió a tiempo, justo antes de que ella misma perdiera el conocimiento. Cuando ambas abrieron los ojos, sus roles habían cambiado.

    KAYLEE Y COLE

    Kaylee y Cole se encontraron en la biblioteca. Kaylee estaba investigando los libros de magia que allí había, en papel y digitalizados, mientras que Cole revisaba los tomos en papel en busca de algo de lo que ni él mismo estaba seguro de querer encontrar, algo sobre su parte demoníaca. Kaylee notó la magia flotar en el aire antes de que sus cuerpos se cambiaran, pero no tuvo tiempo a lanzar un contrahechizo. Ahora estaba en el cuerpo de Cole y tampoco tenía armas para deshacerlo.

    ROBIN Y ASIA

    Robin estaba fuera, sentada sobre la nave, allí donde su magia la había transportado. No sabía aún si su decisión de ir con aquellas personas tenía sentido y si su reino no sufriría por ello. Se había dicho que no pasaría nada, que no podía seguir haciendo oídos sordos a los problemas del mundo mientras su reino estaba en paz, ajeno incluso al paso del tiempo. Supo por los demás que la guerra no era solo cosa de las dos naciones rivales, si no de un ser que estaba detrás de todo, un ser llamado Antailtire. Pensó que su destino era ayudar a aquellas personas a derrotarlo, pero una vez allí, lejos de lo que conocía, se sentía perdida. Su alma abandonó su cuerpo y no encontró una con la que emparejarse hasta que otra llegó, de más lejos. Notó que la arrastraban largo rato hasta que abrió los ojos en un cuerpo extraño. Se dio cuenta al instante de que veía las cosas de forma diferente y su cabeza funcionaba distinta. Estaba atada, junto a otros tres y una mujer frente a ella la miraba con una sonrisa de suficiencia. Sin esperarlo, en sus propios ojos aparecieron unas letras «Violet Death». Trató de leer el resto pero la mujer movió una mano. – [Violet]Ahora duerme, a Asia no le gustaría que juguetearas con sus cacharritos.[/Violet] – y sintió que el sueño la arrastraba.