Moondale

Etiqueta: La Guerra de Moondale

  • UNA APARICIÓN

    Xander Echolls

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, OFICINA DE DIRECCIÓN

    La tía Cara se había marchado a primera hora, después de dejar listos unos ajustes presupuestarios, para sumirse en su proyecto de cabañas nudistas. Como ya lo había anunciado incluso en televisión, había conseguido una lista de prereservas que ocupaba todo el verano, así que ahora estaba inmersa junto al tío Daakka en dejar todo el complejo listo.

    Por suerte era un mes tranquilo en la Escuela, eso era lo que había facilitado que mis tres padres/madres se pudieran ir de vacaciones. Era un poco extraño estar prácticamente a cargo de la Escuela Legado, pero por suerte tenía a Nate por allí que siempre estaba dispuesto a ayudar y para él la Escuela era su hogar y a Amy que había ido a ayudarme.

    Uno de los inconvenientes es que tenía que atender yo mismo a la gente en el despacho central, en lugar del mío. No vino prácticamente nadie esa mañana, solo una madre preocupada de una alumna y un par de distribuidores, hasta que Nate me pasó el aviso de un invitado que quería hablar con mi madre.

    Avisé a Amy, que no adoraba las interacciones sociales, pero decidió quedarse. Cada vez rondaba más por mi cabeza que podía tener un trabajo de futuro en la Escuela. Mis madres estaban de acuerdo, asi que solo faltaba convencer a Amy, algo que esperaba conseguir durante esos días en los que iba a ayudarme.

    Cuando la puerta se abrió, un chico un año o dos mayor que yo entró a la sala. Tenía aspecto de ser una persona cordial y agradable, algo que no solía pensar a menudo de las personas que se presentaban en la Escuela vestidas con ropa formal.

    – [Henry]Hola. Buenos días.-[/Henry] dijo nada más entrar, sin saber si cerrar la puerta tras de sí o no. – [Henry]Buscaba a… Sarah Echolls.[/Henry] . aclaró.

    – [Xander]Pues ahora mismo no está.[/Xander] – le expliqué. Mi madre nunca había sido la cara pública de la Escuela, así que era un poco extraño que preguntase directamente por ella, salvo que fuera un ex alumno y en caso de serlo, debía haber cambiado mucho para que yo no lo reconociera.. – [Xander]Está en un viaje. Pero si puedo ayudarte en algo[/Xander] -comenté, señalándole los sillones que había frente al escritorio de mi madre.

    Me giré y vi a Amy mirándole con el ceño fruncido, suspicaz.

    – [Henry]¿Diana Echolls? ¿Daniel Arkkan?.-[/Henry] preguntó. Si ya era raro que preguntara por mi madre, conocer también a mi padre y a mi tía me hacía sospechar a mí también, salvo que intenté disimular.

    – [Xander]Mi tía tiene una reunión importante en la Universidad. Y mi padre se ha ido con mis madres.[/Xander] – no me paré a pensar si le resultaría extraño escuchar «mis madres» pero no me importaba, después de ocultarse por nosotros me sentía en la obligación de no dejarlas nunca en la sombra.

    Amy le fulminó con la mirada, por suerte él no entabló contacto visual con ella.

    – [Henry]Vaya, esto es inesperado…-[/Henry] admitió, haciendo una pausa. Parecía estar meditando lo que iba a decir. – [Henry]Me envian varias personas, una de ellas en concreto Siegfried.[/Henry] – la mención de ese nombre hizo que tanto Amy como yo pusiéramos mala cara. Ni entre los Moondies ni entre sus hijos era bien recibida la mención del que provocó la Guerra de Ripper.

    – [Amy]Pues ahí tienes la puerta[/Amy].- sentenció Amy. No podía culparla, pero intenté darle una opotunidad a ese chico.

    – [Xander]Supongo que sabrás por qué es una mala carta de presentación.[/Xander] – le comenté. Detrás de mí,  había varios recortes de periódico enmarcados con las versiones oficiales de lo que había sido la «Guerra de Ripper»: armas experimentales, fuerzas militares rebeldes. Se los señalé, seguramente se habría fijado primero en los periódicos que hablaban de la Escuela y estaban justo detrás de mí, o en la foto enmarcada de todos los Moondies originales.

    – [Henry]Creedme, soy tan fan de él como vosotros.-[/Henry] aseguró. Le creí, pero no podía decir lo mismo de Amy. – [Henry]Llevo dos años trabajando en Infinity y digamos que no todo allí es tecnología. Por eso venía buscando a vuestos padres. Según tengo entendido se infiltraron varias veces en la Iniciativa.[/Henry] – repasé con cuidado toda la información que acababa de darnos. Infinity, la gran compañía de tecnología que había creado su propia cultura y tenía lazos con el Gobierno se había trasladado a Moondale hacía un par de años. Recuerdo a los Moondies hablar con preocupación porque se habían instalado en el viejo edificio de la Iniciativa, clausurado supuestamente por el Gobierno después de la Guerra.

    Miré a Amy buscando un consejo sobre si debíamos hablar con ese muchacho o no.

    – [Henry]Con los nervios no me he presentado. Me llamo Henry Crowe. Mi madre es Olivia.-[/Henry] añadió, tendiéndome la mano. La estreché rápidamente, pero cuando se la tendió a Amy se quedó en el aire.

    – [Amy]¿Y quién es tu padre?[/Amy]- preguntó Amy. Olivia era la líder de los O.W.L.S. un grupo secreto escindido del Gobierno que luchaba contra la Iniciativa. Se había ido a la Isla después de la Guerra como parte del pacto para que nunca pudiera repetirse algo así, para controlar a Z.

    – [Henry]Nunca he conocido a mi padre.-[/Henry] – replicó él, mirándola. Amy me miró y vi que estaba menos tensa, si ella le creía, yo no tenía duda.

     – [Xander]¿La líder de los O.W.L.S?[/Xander] – pregunté para confirmar.

    – [Henry]Si. Olivia, Winston, Lincoln, Shawn.-[/Henry] aclaró él. Conocía los nombres de la base de datos que guardaba mi padre en un servidor de la Escuela desconectado de la red. Mi tío Christopher había guardado toda la información que había podido y yo, que siempre había sido un fan de los Moondies, había repasado esas fichas muchas veces. Por desgracia las fichas no lo contaban todo y los diarios y discos no estaban a libre disposición. Querían aislarnos de su lucha, entendía que era para protegernos, pero no me parecía bien igualmente. Para eso, Noah había tenido más suerte, todo lo que su padre sabía, lo sabía él.

    – [Xander]Siéntate si quieres.[/Xander] – indiqué de nuevo, al ver que seguía de pie y ahora la conversación era menos tensa. Amy seguía apoyada contra la pared pero él se sentó. – [Xander]¿Qué está pasando allí?[/Xander] – pregunté, esperando cualquier cosa.

    – [Henry]Gracias.-[/Henry] respondió. Se tomó unos segundos para hablar. – [Henry]Así resumiéndolo. Me enviaron para infiltrarme en Infinity. Tienen un sótano repleto de cosas sobrenaturales que fueron abandonando la Iniciativa.-[/Henry] aclaró. Contuve una mueca, una empresa tan puntera como Infinity con acceso a los objetos que había allí, a sus investigaciones. Eso teniendo en cuenta que tenían tantísima información de todo el mundo, desde gustos, ubicación hasta incluso un escáner corporal que en su día fue aclamado y vendido como la mejor solución contra el spoofing y el robo de cuentas.- [Henry]Buscaba a vuestros padres porque hay dos cosas en particular que nos preocupan. Dos cápsulas.[/Henry] – añadió.

    – [Xander]¿Qué hay en esas cápsulas?[/Xander] – pregunté, lo primero que pensé fue en mi tío Daakka, que había sido «creado» por ellos.

    – [Amy]Ezra y Rainbow[/Amy].- sentenció Amy a mi lado. Su voz fue como un susurro pero escuché cada nombre con detalle. Llevaba el suficiente tiempo viviendo con Amy como para conocer un secreto que no sabía todo el mundo: Amy tenía visiones del futuro. Normalmente tocando un objeto o una persona recibía alguna visión, pero a veces bastaba con cualquiera de sus otros sentidos.

    – [Xander]¿Hay dos personas en esas cápsulas?[/Xander] – pregunté, preocupado. No quería llamar demasiado la atención al poder de Amy delante de un desconocido.

    – [Henry]Si. Una de ellas es una chica. Tiene ADN de tus… ¿madres?.-[/Henry] preguntó, abriendo los ojos como si hubiera encajado la pieza de algún puzzle por lo que yo mismo había dicho. Después desvió la mirada hacia Amy, extrañado. – [Henry]No sabíamos que es lo que había en la otra cápsula. Pensábamos que un licántropo prehistórico, pero ¿quién o qué es Ezra? -[/Henry] añadió. Eso mismo me preguntaba yo. Desvié la mirada hacia Amy.

    – [Amy]Es de mi manada[/Amy].- respondió simplemente, al cabo de unos minutos. Sabía perfectamente que Amy solo había convertido a Leo, así que había algo más que no podía contarme.

    Estaba preocupado, no voy a negarlo. Con Henry allí no podía sacar demasiada información, pero la vida de dos personas estaba en manos de un peligroso sucesor de la Iniciativa. – [Xander]Tenemos que sacarles de allí.[/Xander] – pensé en voz alta, intentando recolectar la información sesgada que tenía sobre las veces que habían entrado los Moondies. Por las historias que había escuchado a veces por boca de mis madres y a veces por boca del resto o por las propias fichas, habían entrado al menos cuatro veces: la primera de ellas es la que aún daba pesadillas a mi madre, de la que sabía poco porque era muy duro para ellos, mi padre siempre estaba serio cuando lo recordaba; la segunda entró el tío Christopher con los O.W.L.S para sacar al que había ayudado a que escaparan la primera vez; la tercera entraron a por la madre de Jane y el tío Daakka; en la última habían entrado mis dos madres, el tío Daakka, el tío Ed y un grupo de gente de Z, allí fue donde las dos se enamoraron.

    – [Henry]A eso venía. Me ha costado sacarlo pero al final lo hemos conseguido.-[/Henry] explicó con una sonrisa.

    – [Xander]¿Cuánto tiempo tenemos?[/Xander] – pregunté. Si contábamos con bastante tiempo el deber era esperar a que mi padre y mis madres volvieran de viaje y dejarlo en manos de los Moondies por mucho que me molestase.

    – [Henry]Poco…-[/Henry] – sentenció. Por la gravedad con la que lo dijo supe que contábamos con poco más de un día. Mis madres y mi padre estarían una semana fuera y los demás lo tendrían complicado.

    – [Xander]No podemos esperar a los Moondies.[/Xander] – respondí. Además de mis madres, el tío Toph y la tía Diana estaban fuera un par de días, el tío Daakka y la tía Cara inmersos en su proyecto, el tío Dom se había cogido unos días por asuntos propios, el tío Vincent estaba retirado igual que el tío Bill. Teníamos al tío Ed y la tía Mara como mucho y si se lo decíamos a alguno, mis madres y mi padre tendrían que cancelar el viaje y volver, para no irse nunca más a disfrutar de sus merecidos descansos. Tendríamos que hacerlo nosotros, sin contar con los Moondies. – [Xander]¿Harán falta muchos?[/Xander] – pregunté. El problema de los hijos e hijas de los Moondies es que no éramos como ellos, no estábamos unidos, no salvábamos el mundo.

    – [Amy]Yo sé quiénes entran.[/Amy]- comentó Amy, mordiéndose el labio inferior con nerviosismo.- [Amy]Pero si lo digo, os estoy condicionando.[/Amy] – por su forma de moverse, o más bien, de no moverse, Amy debía estar viendo retazos de visiones todavía. Pese a que mi padre era muy parco al hablar de lo que habían tenido que vivir, siempre me había insistido en que no me fiase de un futuro ni aunque lo diese por sentado, que siempre creyese que podíamos cambiarlo.

    – [Xander]Prefiero ir sobre seguro.[/Xander] – le pregunté, a sabiendas de que ella no me decía lo que veía, ni siquiera aquella vez, con Owen. Amy negó con la cabeza, contuve la frustración, ella no tenía la culpa de mi miedo a lo que pudiera pasar, solo intentaba no cambiar las cosas.

    Asentí. Esperaba no equivocarme con mis decisiones. – [Xander]Puedes contar conmigo. Y creo que con tres personas más.[/Xander] – miré a Amy para confirmar mi teoría, pero ella tenía cara de póker. Las tres personas con las que contaba, a regañadientes en algún caso, eran: Owen, Elle e Idris. No me veía capaz de mentir a Elle y sabía perfectamente que ella querría ir sí o sí.

    – [Amy]Y conmigo.[/Amy]- añadió Amy. La miré, orgulloso. Quería mucho a Amy, el tiempo que habíamos pasado conviviendo me había hecho recuperar una relación que no debí desatender, confiábamos el uno en el otro y Amy siempre intentaba ayudarme con lo de Jane.- [Amy]Ezra es mi responsabilidad. Como Leo[/Amy]. – añadió.

    La miré, pero no cambió el gesto al hablar de Leo.  – [Xander]Intentaré reunir un equipo.[/Xander] – expliqué a Henry. – [Xander]¿Tienes forma de entrar?[/Xander] – pregunté. En los días de la Iniciativa, no se podía teletransportar con magia a su interior, pero dudaba que Infinity utilizase la magia, al menos de momento. Era cuestión de tiempo.

    – [Henry]Por eso no te preocupes. Yo me encargo.-[/Henry] aclaró él. No iba demasiado con mi naturaleza sobrepreocupada, pero me alivió dejar  esa parte clave del plan en sus manos, porque a fin de cuentas, llevaba dos años allí.

    – [Xander]De acuerdo. ¿Nos vemos mañana a esta misma hora aquí?[/Xander] – propuse.

    – [Henry]Ella es la experta.-[/Henry] aclaró él, mirando a Amy.

    – [Amy]¿Yo?[/Amy] – preguntó ella. Asentí, Amy podría guiarnos muy bien con sus visiones, y siempre había tenido madera de líder, era una alfa. – [Amy]No.[/Amy] – replicó ella.

    – [Xander]Dependemos de ti Amy. Tú puedes salvarles.[/Xander]- añadí. Amy no tuvo tiempo a responder porque el ambiente en la oficina se hizo frío y espeluznante en un instante.

    – [Ezra]Mañana me parece perfecto.-[/Ezra] dijo una voz que acababa de aparecer. Frente a nosotros había una figura masculina. A primera vista parecía normal, pero si te fijabas veías que no tenía sombra ni le afectaba la luz.

    Era una aparición. Henry parecía casi tan sorprendido como yo y Amy le miraba de una forma diferente, como si le conociera. Entonces lo supe. – [Xander]¿E-ezra?[/Xander] – pregunté. La figura asintió antes de desvanecerse de la misma forma en la que había llegado.

     

  • EPILOGO

    DIARIOS DE DESTINO – BARRIO OESTE

    Magnolia se bajó del coche y se despidió del resto de los ocupantes. Ninguno mostró demasiado ánimo ni alegría, todos estaban cansados y ese no era un día que la mayorían fueran a festejar. Pese a que habían detenido la guerra y habían puesto a salvo a casi toda la gente, habían sufrido pérdidas en todos los bandos, algunas, muy cercanas.

    Había pedido que la dejaran en un cruce para que no tuvieran que desviarse demasiado, así que mientras caminaba sola por aquella solitaria y silenciosa calle, Magnolia sintió que algo la observaba, pero no fue capaz de ver nada. Apuró el paso sin poder quitarse de la cabeza el recuerdo de Christopher, destrozado por la muerte de su hermano.

    En ese momento los Moondies estaban todos reunidos, apiñados para superar los duros momentos. En parte, los envidiaba. Magnolia volvería ahora a su apartamento solitario sin poder hablar con nadie de lo ocurrido, sin poder llorar a Nicholas porque los demás también necesitaban hacerlo. Ni siquiera se hablaba ya con sus padres desde hacía una buena temporada.

    Apuró el último tramo hasta llegar al portal. Llevaba encima algunos botecitos con arena que la hacían sentirse más segura, pero los viejos miedos son difíciles de olvidar. Cerró la puerta y sintió de nuevo que algo acechaba en las sombras. Ese pensamiento le acechó también en el ascensor y en el rellano, pero no había nada.

    Entró a su casa y colgó el bolso en una percha. Cansada, encendió las luces y entonces se sobresaltó al ver a una joven muchacha sentada en su sofá. Estaba pálida y tenía las manos sobre una herida sangrante.

    – [Omega]Ne…necesito tu ayuda[/Omega].- pidió la joven. Magnolia sintió entonces el viento filtrarse por una ventana rota de la sala de estar, por donde debía haber entrado la muchacha.- [Omega]Soy…soy la hija de Dominic Williams[/Omega]. – al escuchar ese nombre se relajó. Podía ser mentira, claro, pero Magnolia tenía un talento para saber si la gente le estaba mintiendo, y sentía que ella decía la verdad.

    – [Magnolia]¿La hija de Dom?[/Magnolia]- preguntó mientras corría al baño a coger el botiquín para ayudarla.- [Magnolia]¿Vienes del futuro?[/Magnolia]- añadió al volver junto a ella. La muchacha respondió y Magnolia se llevó una mano a la boca por la sorpresa. A Dominic seguro que le alegraría, Magnolia le había escuchado hablar a veces con Daniel y con Sarah preocupado sobre sus hijos. Seguro que no se tenía por buen padre, pero ella sabía que sí lo sería. Se arrodilló junto a la joven y empezó a tapar su herida. – [Magnolia]Deberíamos llamar a tu padre y a Sarah[/Magnolia].- comentó, pensativa. Quizá eso les animara un poco esa noche.

    – [Omega]Nadie puede saber que estoy aquí[/Omega].- replicó la joven, cortante. Magnolia alzó la vista. De las facciones agradables e inocentes que había visto al principio ahora quedaba poco. La muchacha tenía una mirada fría como el acero. Entonces se fijó en que la herida se estaba cicatrizando sola, poco a poco. – [Omega]¿Vas a ser un estorbo, Magnolia?[/Omega]- preguntó. Fue demasiado rápida, para cuando Magnolia quiso apartarse, la joven ya le sujetaba la mandíbula con fuerza, apretando mientras la miraba fijamente a los ojos. No, ahí no había rastro de la bondad de Dominic.

    Cansada aún del combate pero motivada por la supervivencia, se apartó y convocó la arena que tenía dispersa en botecitos de cristal para defenderse. La atacante intentó desviar la arena con telekinesis, quizá sí era la hija de Dominic después de todo.

     – [Omega]Verás, mi poder no está en sus mejores días desde que la Iniciativa experimentó conmigo hasta que escapé. La misma noche que mi «padre».[/Omega] – explicó, sonriendo mientras se quitaba la arena de encima. Magnolia sabía que los Moondies habían estado cautivos en la Iniciativa haría unos cuatro años. Intentó pensar como le había enseñado Christopher: tenía telekinesis y se regeneraba, pero hablaba de que su poder no estaba en sus mejores días. Había escuchado hablar a los Moondies de algo acerca de un enemigo muy peligroso que habían conocido en una visión del futuro, un enemigo con el poder de robar los de otros. Omega, lo llamaban. Siempre había asumido que era un hombre.

    – [Omega]Si matas a alguien que ya está muerto: no cuenta, ¿verdad?[/Omega]- preguntó, socarrona. Parecía estar disfrutando de darle caza. No entendía cómo podía salir de alguien tan puro y bondadoso como Dominic una persona tan oscura y perversa.

    Magnolia trató de defenderse interponiendo la arena entre ellos, moviéndola cada vez más rápido para cortar la piel de su atacante, pero ella tocó un plato decorativo de metal y se cubrió del mismo, cruzando la arena sin preocuparse. Trató de enviar un mensaje a los demás para socorrerla, pero los nervios no la dejaban hacerlo bien.

    No tuvo tiempo a hacer nada más. Lejos de ella, Omega usó su telekinesis partiéndole el cuello con rapidez. – [Omega]Joder[/Omega].- se quejó. Con Magnolia muerta, ya no podía acceder a su poder para unirlo a su lista. Sin recuperar el uso en condiciones de sus poderes no podía hacer más que mantenerse oculta. Los Moondies ya habían echado por tierra su oportunida de acceder a ese festín que era la gente de Z. Se colocó los auriculares y se marchó, dejando el cuerpo sin vida de Magnolia tras ella.

    Mientras tanto, en otro lugar, Dominic descorchó una botella con su poder para diluir las penas, pero el cansancio hizo que el corcho saliera volando sonoramente y la bebida le salpicase. – [Dom]Joder[/Dom].- se quejó, masajeándose la cabeza mientras otro servía la bebida.


    CUATRO MESES MÁS TARDE

    DAAKKA – CERCA DE LA PLAYA DE LOS MUERTOS, MERELIA

     

    Los meses posteriores a la ‘Guerra de Moondale‘ vivimos en una calma expectamente. La ciudad estaba aún lamiéndose las heridas de sus pérdidas y recuperando fuerzas para volver a ser la misma de siempre, aunque nunca volvería a ser la misma. Ninguno lo haríamos.

    Como era de esperar, o al menos eso decía Matias, el pulso electromagnético de la Iniciativa había evitado que se tomase cualquier tipo de grabación de los hechos y para el resto del mundo, Moondale fue una ciudad más víctima de un atentado terrorista cargado de tintes racistas por un gobierno que lo era abiertamente.

    Los de arriba enviaron ayuda militar, sí, supuestamente para ayudar con la reconstrucción de los edificios que se habían visto dañados. El dinero llegó, teóricamente, pero solo para cubrir que los soldados que habían enviado se habían encargado en su lugar de cubrir sus huellas y enterrar profundamente la llave de la Iniciativa Awaken. El lugar que me había visto nacer y me había mantenido en cautiverio, junto con las pesadillas de muchos miembros de mi familia, había pasado a la historia.

    El Bosque de los Lobos se encargaría de engullir con el tiempo la construcción de los hombres que habían intentado sobreponerse a la naturaleza. Algunos de los activos habían escapado gracias al poder de Mental, por desgracia también los peligrosos como King, Queen e incluso Easy, pero muchos habían muerto en una guerra sin sentido y probablemente sus familias, si es que las tenían, no sabrían nada de su desenlace. La cabeza visible del proyecto había muerto con Preston y ahora era demasiado arriesgado para el gobierno mantenerlo en funcionamiento.

    No podía decir que me alegrase tampoco, aunque resultase un alivio que mi hijo fuese a crecer en una Moondale sin la Iniciativa. En estos meses habíamos tenido muchos temas personales de los que ocuparnos, pero no pudimos estar del todo tranquilos porque Z y los suyos seguían ocupando el Palacio Kvinneby.

    Sus números también habían disminuido. Habían perdido gente y algunos de los que tramaban dentro del bando negro se habían conseguido escapar, concretamente el Rey y la Reina del bando negro, otra amenaza de la que teníamos que estar pendientes.

    A sabiendas de que su trabajo con la Iniciativa estaba terminado por el momento, los O.W.L.S. decidieron trabajar junto a Gambit para idear el nuevo refugio de los sobrenaturales y asegurarse de mantener a raya el poder que ostentaba Z y la amenaza que suponía para el mundo.

    Eso era lo que nos había llevado a mí y a una cala vecina de la Playa de los Muertos de Merelia, donde en ese momento estábamos viendo docenas de camiones cargados de productos de primera necesidad y materiales de construcción. Dudaba que fuesen a construir su ciudad en una cala, así que la curiosidad me embargaba.

    Selardi apretó mi mano, pese a estar en forma humana. Estos meses habíamos tenido tiempo a dedicarnos más a nosotros mismos y al bebé que crecía a pasos agigantados en su barriga. La miré, estaba radiante, como siempre. Su piel brillaba y su pelo rosa claro acentuaba sus ojos. Llevaba una capa que la protegía de la fría brisa marina. A Selardi no le habria gustado que le dijera que estaba muy guapa, pero no podía pensar de otra manera. Habíamos sobrevivido, estábamos juntos y esperábamos un niño.

    – [Shawn]No queda rastro, para el gobierno será una nación invisible.[/Shawn] – escuché decir a «Shawn Douglas», el nombre que había tomado Frank Umbra, – bueno, su clon – al recibir la impronta de un viejo miembro de los O.W.L.S. En ese momento estaba hablando con el resto de sus compañeros, Sarah y Christopher. Gambit estaba algo más alejado de nosotros, especialmente Petra que miraba el mar en la orilla. Z y Beatrix estaban manteniendo las distancias, sobre todo él.

    – [Sarah]¿Creéis que seréis capaces de ser una nación autosuficiente?[/Sarah]- preguntó Sarah, dejando patente la preocupación de todos. Shakti también tenía una barriga muy bonita y con su genética de Cazadora parecía que ni siquiera le molestaba. Daniel estaba cerca de ella, escuchando, mientras conversaba con Diana.- [Sarah]Parece difícil[/Sarah]. – añadió. Dom y Rebecca estaban un poco más alejados en ese momento, sentados en el muro de piedra que cercaba la cala. Rebecca tenía una barriga enorme por los gemelos y le molestaban los pies, que tenía sumergidos en el agua.

    La verdad es que escribiéndolo ahora me resulta gracioso pensar en los «ataques de Easy», que habían provocado un aumento de la natalidad en Moondale, o al menos en nosotros, impresionante. No había sido un mal plan, claramente nos habría dejado a todos fuera de juego, tanto por el cansancio del sexo en sí como por el embarazo posterior. Teniendo en cuenta que seguía libre, nos imaginaba a todos con una camada como nos tuviese por enemigos.

    Los que no tenían la misma excusa eran Vincent y Mara, que en ese momento escuchaban, con Idris en los brazos señalando a Mia, bueno, a una parte de Mia. Mara había anunciado hacía poco de una forma bastante aséptica que estaba embarazada, evidentemente con las bromas de Diana respecto a su «matrimonio apañado». Al final resultó que lo suyo funcionaba mejor de lo que incluso ellos debían haber imaginado. Quizá todo lo que nos había pasado juntos, las Pruebas, la guerra, los miedos…nos habían hecho formar un vínculo inquebrantable entre nosotros, yendo a más en algunos casos.

    – [Olivia]Pero no es imposible[/Olivia].- respondió Olivia metiéndose las manos en los bolsillos. Seguía vestida muy formal para tener los pies en la arena y a su hijo, Henry, jugando unos metros más allá. La teoría era que los O.W.L.S irían a la ciudad de los sobrenaturales a mantener el control. Me imaginé lo dificil que sería dar ese salto con un niño pequeño y el valor que debía tener para hacer lo que necesitaba hacer.- [Olivia]El Bando Negro ya no existe y todos los que nos vamos a la isla, sabemos qué es lo que nos conviene[/Olivia].- aseguró de forma parca. Era una mujer seria, que se hacía respetar, por eso la habían elegido para ser representante en Gambit en el puesto que había tenido en su día Abel Moreau. El resto de puestos que habían quedado vacíos estaban también asignados, pero nadie nos había dicho por quién.

    – [MacLeod]Aun así, no va a ser fácil. La Iniciativa puede volver. Si no ellos, otros.[/MacLeod] – intervino Christopher con aspecto aún más cansado. Esta vez no era por la pequeña Amy que reía en brazos de Ed mientras Lucy le hacía gracias. Lo que le pasaba a Christopher es que había tenido muchas preocupaciones y poco tiempo para llorar a su hermano Zack. – [MacLeod]¿Dónde os trasladaréis exactamente?[/MacLeod] – preguntó, intentando sacar a la luz el gran secreto. Los protegidos de Z caminaban de un lado a otro entre los camiones, preparando cosas.

    -[Lincoln]¿Conoces el mito de la Atlántida? Pues bueno…-[/Lincoln] trató de explicar Lincoln señalando a Petra con la cabeza. Cogió al pequeño Henry y se lo llevó a un camión de ganado para que viera las ovejas. La Torre blanca, dándose por aludida, se giró hacia nosotros.

    – [Petra]La diferrensia es que esta isla no ssse va a hundirr[/Petra].- replicó. Christopher la observó con ojos entrecerrados mientras ella volvía a encararse hacia el mar. Pronto empezamos a escuchar un ruido y las aguas se agitaron violentamente. Temí que se acercase un tsunami y mi instinto me instó a correr y poner a salvo a Selardi y al resto, pero de pronto las aguas se pararon en el aire. Frente a nosotros, Edward Teach movía las manos, reteniendo el mar con su voluntad.

    Sentí que observaba de primera mano una recreación de Moisés dividiendo las aguas, salvo que esta vez, solo las retuvo mientras Petra hacía emerger un islote rocoso enorme que cubrió el horizonte.

    -[Dom]Un poco rocoso ¿no? -[/Dom] preguntó Dominic, observando la enorme extensión de tierra que se había alzado delante de nosotros. Una chica joven y una mujer con aspecto de árbol se colocaron juntas de cara a la isla y empezaron a hacer brotar la vida vegetal. Bosques e importantes recursos naturales brotaron con facilidad. Edward Teach extrajo del mar un torrente de agua que dejó atrás las impurezas para convertirse en agua dulce y se usó para formar ríos y lagos. El poder de los sobrenaturales podía cambiar el mundo para bien, erradicar el hambre, las enfermedades, los repartos desiguales de riqueza, pero la propia naturaleza del ser humano (y sobrenatural también) le hacía incapaz de aceptarlo. Solo funcionaría en una pequeña nación como esa, en la que los fundadores ya se conocían y habían formado sus vínculos. Otros miembros de Gambit y de los Protegidos se sumaron a los que ya estaban terraformando la isla para terminar de hacerla perfectamente habitable.  – [Dom]No he dicho nada.[/Dom] – replicó Dom, sonriendo impresionado. Ver el verdadero poder de esas personas en despliegue era abrumador.

    Nos despedimos de los más conocidos, al igual que de Ted y April, que se iban con ellos junto con algunos otros sobrenaturales. Leonard habría tenido un buen futuro allí, pero decidió luchar con nosotros y por ello perdió la vida a manos del Rey Negro, como tantos otros aquél desdichado día.

    – [Carbon]Pórtate bien, en serio.[/Carbon] – escuché decir a un Russell a otro, mientras que otro más estaba al lado. Al parecer iba a separarse para estar en varios sitios a la vez en lugar de recluirse en la isla.

    Cuando terminó la terraformación, la isla que estaba frente a nosotros parecía un paraíso, y eso solo a simple vista. Edward Teach se acercó a nosotros caminando lentamente mientras los camiones cruzaban a la isla. – [Tide]No tenemos que preocuparnos por que nos detecten. La isla estará siempre en movimiento y Software nos mantendrá fuera del radar.- [/Tide] aseguró. Parecía que lo tenían todo cubierto. Me fijé en que ‘Tide’ se quedó observando a Lucy, que le devolvió la sonrisa sin saber muy bien qué hacer.

    La Reina Blanca descendió de entre las nubes.- [Amaya]¡Qué maravilla[/Amaya].- respondió, admirando la isla. Solo con ella, ‘Tide’, ‘Petra’ y ‘Software’ podían ser ya invisibles e inaccesibles. Caminamos junto a Amaya, acercándonos a la nueva isla.

    Sarah se acercó hacia Z y Beatrix, bajo la atenta mirada de todos nosotros.- [Sarah]Que te vayas no implica que olvide que ha muerto gente por tu culpa[/Sarah].- le escuché advertirle con seriedad. Lo que había ocurrido había sido horrible, gente buena había muerto por una guerra sin sentido, que podría haberse resuelto de la misma forma que lo estaba haciendo ahora.

    – [Z]No eres la única con buena memoria, Sarah.[/Z] – respondió él, girándose. De nuevo vestía de blanco, un color que siempre me haría pensar en la sangre que estaba en sus manos. – [Z]No molestaremos a nadie mientras nadie nos moleste.[/Z] – sentenció. Sarah frunció el ceño, no era la única que se lo tomaba como una amenaza. La arrogancia de Z era su perdición, aunque de todas formas, una relación cordial con él era imposible.

    – [Sarah]¿Eso es una amenaza?[/Sarah]- le espetó Sarah, enarcando una ceja. Se cruzó de brazos y le miró. Su redonda barriga y si pequeña estatura no restaban poder a Shakti. Seguía emanando un halo de fuerza a su alrededor.

    Z fue a responder, pero Beatrix le puso una mano en el brazo. Él la miró, iba vestida con una ropa escueta de playa, parecía estar adaptándose a los nuevos tiempos. En lugar de rebatir, miró una vez más a Sarah y caminó hacia la isla.

    – [Sarah]Hasta siempre[/Sarah].- se despidió Sarah, sin moverse. Beatrix se quedó atrás. Miró a Sarah y se acercó para darle un abrazo auténtico antes de irse. Sin Beatrix probablemente la guerra nunca habría terminado. Habríamos visto uno de los dos futuros y ninguno era muy llamativo. Por desgracia sabíamos que en algún lugar, Omega estaba pendiente de nosotros, amasando poder y recuperando fuerzas. Volví a mirar a Rebecca, cansada, con su enorme barriga. Sus hijos no serían los mismos que vimos, ya era imposible, el hombre vil que los había criado en ese futuro estaba ya muerto, pero Omega estaba aquí.

    – [Logan]Sigo sin saber por qué no estaríamos mejor en una isla en la que nadie diese por el culo.[/Logan] – escuché decir a Logan, sacándome totalmente de mis pensamientos.

    – [Mia]¿Te parece que he estado poco tiempo escondida, Logan?[/Mia]- respondió Mia. Desde que había huido con nosotros del Palacio se había convertido en una auténtica heroína, fuerte y sin dejarse pisar por el ego de Logan. En ese momento tenía a Cole en brazos. Su madre había intentado ayudar a gente a defenderse en la ciudad y había muerto a manos de un activo de la Iniciativa. Al menos el pequeño tenía a Mia, que le cuidaría a partir de entonces, pero perder a una madre no podía ser nada fácil. Cada vez que lo pensaba mi cuerpo, ya fuera humano o demoníaco, temblaba de miedo por las cuatro madres recientes en pasado o futuro que tenía nuestro grupo.

    – [Logan]Vale, vale, no digo nada…[/Logan] – replicó Logan. Por suerte no volvió a decir nada en todo el rato que estuvimos allí, despidiéndonos de la gente con la que en otras circunstancias podríamos haber conectado, como Petra, Bagheera o Aaron y Amaya, así como de los O.W.L.S.

    – [Diana]¿Esta gente no se va nunca o qué?[/Diana] – preguntó Diana, sonriente. El humor general era de alivio, pero también seguía la pena y la incertidumbre sobre nuestro futuro, así que Diana, como siempre, se aseguró de que todos nos encontrásemos mejor.- [Diana]¿Cuánto tiempo llevamos con esto de Z, cuatro años?[/Diana] – añadió, riéndose. Lo cierto es que parecía que había pasado una eternidad desde nuestras Pruebas, habíamos cambiado mucho. Habíamos ganado y habíamos perdido.

    – [BlackMarket]¿Alquien quiere cambiar de poderes? Última oportunidad…-[/BlackMarket] preguntó uno de los rezagados de Z, el tipo calvo que intercambiaba poderes, al que al parecer le daba cierto alivio hacerlo.

    – [Diana]Aquí lo único que parece que hace falta es una caja de preservativos[/Diana].- replicó Diana, consiguiendo que se fuese. Después miró al grupo, donde los embarazos destacaban fácilmente. – [Diana]¿Es que nadie tiene Netflix o qué?[/Diana] – preguntó. En realidad sí teníamos, era de Sarah, que nos había dejado una cuenta para cada casa, pero en el tiempo en el que se habían producido los embarazos teníamos más ganas de otras diversiones.

    – [Dom]Ed seguro que no, tiene cabras.-[/Dom] bromeó Dominic. Dudé si responder como lo habría hecho hablando con Selardi, pero me contuve, a los demás no les resultaría cómodo hablar de esos temas aunque todos sabíamos perfectamente lo que había hecho Easy y las «urgencias» que había despertado durante meses.

    – [Daakka]¿Selardi necesita algo? -[/Daakka] pregunté, acariciando su bonita barriga. Desvié la mirada a Daniel, temía que nuestra relación empeorase por el embarazo de Selardi. Quizá solo era que últimamente no habíamos podido hablar en privado.

    Daniel no respondió, pero vi a Sarah hincarle el codo en las costillas y entonces me devolvió la sonrisa. Aunque Sarah le hubiese espoleado, sentí que era una sonrisa sincera. Selardi me había dicho que había hablado con Daniel y que se alegraba por nosotros, pero solía ser tan serio que cuatro meses después había temido su reacción hasta ver esa sonrisa. – [Daniel]Lo bueno de que sean sostenibles es que con suerte no volveremos a saber de ellos.[/Daniel] – comentó, naturalmente resentido. Las cosas podrían haber sido muy distintas, pero al final solo podía ser un alivio verlos marchar. Por mucho que Z hubiese desviado una pequeña cantidad de sus reservas económicas a reconstruir los daños de la ciudad, la gente no podía volver a la vida con dinero y lo que habíamos vivido no iba a cambiar.

    – [Vincent]Nos hemos ganado un descanso.[/Vincent] – aseguró Vincent. Sin un problema nuevo en el horizonte cercano, pero varios problemas recurrentes que siempre estarían ahí, lo cierto era que había llegado nuestro momento. Habíamos salvado el mundo varias veces, teniendo que vivir nuestras vidas como parte de ese camino, casi siempre en segundo plano. Ahora había llegado el momento de disfrutar de nosotros y de nuestros hijos hasta que el mundo volviese a necesitar ser salvado.

    Habíamos superado tres de las cuatro puertas. Nos habíamos enfrentado a la mismísma Muerte, habíamos desafiado y vencido a la Locura y habíamos sobrevivido al Sueño. Por desgracia, todavía nos quedaba enfrentarnos al Olvido, aunque para eso, nos esperaban unos años de descanso relativo.