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Etiqueta: Leo Rivera

  • VERDADES DEL PASADO

    LEO ARKKAN

    LA KVASIR – MEDIODÍA

    Traté de esforzarme, reuniendo toda la calma que pude encontrar. La desesperación me rodeaba, notaba que en cualquier momento el pánico se podía apoderar de mí. Me consolé en el hecho de que al menos en ese cuerpo convertirme de pronto en licántropo no era una amenaza. Fue entonces, con ese alivio, cuando funcionó.

    El mundo empezó a ir más rápido a medida que yo iba más despacio. Por fin veía a mi hermano caminar a mi lado a un paso normal en lugar de parecer casi inmóvil. Desde que estaba en su cuerpo había tenido que forzarme a volver más de una vez a ir más despacio y no era fácil. Descubrí rápidamente que no envidiaba su poder y que el miedo a correr tan rápido como para dejar atrás el mundo entero era peor incluso que el de perder el control ante el lobo.

    Noah me miró y pensé que quizás habría notado que estaba un poco más alterado. No podía estar seguro, con el cambio estaba empezando a entender por qué a la gente le costaba tanto entenderme. Mi cara tendía a ser seria e inexcrutable, había algo en ella que dificultaba saber en qué estaba pensando. Aunque desde luego con mi hermano al mando tenía las facciones más relajadas y dulcificadas de lo que solían estar conmigo.

    Me miró un par de veces más mientras subíamos andando las escaleras que llevaban a la planta principal y tuve claro que notaba algo. No iba a preguntar, nos conocíamos bastante bien y sabía que la mejor forma de saber si necesitaba algo era esperar a que se lo dijera.

    – [Leo]¿No te da miedo?[/Leo] – le pregunté. Él me miró, esperando una explicación más amplia. – [Leo]Perder el control. Ir demasiado rápido.[/Leo] – resumí. Me costaba encontrar las palabras para describirlo pero en mi mente se repetía una melodía que transmitía esa misma sensación de pesar, ese miedo y ese agobio por distanciarse tanto del mundo. Era una balada de soledad, de la más profunda y desoladora. La licantropía era una maldición, pero no era tan solitaria como llevar una vida a un ritmo distinto a todos los demás.

    – [Noah]Ah.[/Noah] – hizo una pausa, mirando hacia el suelo. – [Noah]Todo el tiempo.[/Noah] – añadió con una sonrisa tenue, cansada. Pensé si sería el esfuerzo de crear una sonrisa en una cara que no estaba acostumbrada a ellas, a las preocupaciones que le rondaban la cabeza en ese momento o a un tema que llevaba tiempo dando vueltas.

    – [Leo]Antes me daba algo de envidia.[/Leo] – supongo que era extraño que no hubiésemos llegado a hablar de ello, pero había sido un sentimiento que me había avergonzado durante mucho tiempo. La diferencia era que ahora sabía que ocultar las emociones, aunque dudase de su validez, solo empeoraba las cosas, tal y como había hecho con Kaylee y Amy. – [Leo]Te pareces a mamá y eres Rakkthathor. Y yo, me parecía a «Duke» y la licantropía terminó de hacerme sentir diferente.[/Leo] – era difícil describir lo liberador que resultaba pronunciar solamente aquellas pocas palabras. Era como si una carga que llevase toda la vida acumulada en mi pecho de pronto empezase a soltarse.

    – [Noah]Lo sé. [/Noah] – dijo él. Le miré y vi que tenía una sonrisa amable, la de alguien que no siente pena por ti, si no empatía.

    – [Leo]Pero contigo estaba bien, espero no haberte hecho nunca nada malo por eso.[/Leo] – aclaré. Conocía el peso y la oscuridad de ese sentimiento y siempre había tratado de luchar contra ello, en especial con mi hermano, que no tenía culpa de nada. Él negó y la congoja que había empezado a rodearme el corazón remitió. – [Leo]Era conmigo mismo.[/Leo] – confirmé.

    Ni mis padres ni mi hermano tenían la culpa de que me sintiera diferente, ni de que hubiera nacido diferente. Siempre había llevado las emociones de manera distinta a ellos y cuando llegó la adolescencia todo eso, las diferencias físicas, la licantropía, mi gestión de emociones, me golpearon con una fuerza arrolladora hasta que no pude más y encontré una forma de escapar. Pero es imposible escapar de uno mismo, los problemas te siguen y al final tendrás que enfrentarte a tus propios demonios. Eso era lo que llevaba tratando de hacer desde que habíamos llegado a esos mundos y podía asegurar que no era nada fácil, sobre todo aprender a hablar de mí mismo cuando nunca lo había hecho.

    – [Noah]Siempre he sabido lo que te pasaba, igual que papá y mamá.[/Noah] – explicó, mirándome a los ojos. – [Noah]Intentamos ayudarte a superarlo pero era difícil.[/Noah] – añadió. Me di cuenta de que trataba de hacerme ver que nuestros padres también se habían esforzado mucho porque sabía que con él siempre me había resultado más fácil no estar…enfadado. – [Noah]Toda la vida me he sentido orgulloso de ser tu hermano, de que a pesar de cómo te sentías, me tratases bien.[/Noah] – dijo finalmente. A él se le daba mejor hablar de lo que sentía cuando tenía confianza, en ese sentido era como ellos, aunque más reservado para algunos temas concretos. Si me paraba a pensarlo, en esa forma de ser directo para ciertas cosas, era yo quien me parecía más y mi hermano el que menos. Me encontraba más cómodo en mi desnudez y era más asertivo en lo que quería y lo que no, sin problema para hablar de sexo como si hablase de que me apetecía cenar un filete. Él era más tímido, no sé de quién le había salido.

    – [Leo]No sé en realidad si de no haberme convertido, las cosas serían muy distintas.[/Leo] – comenté cuando el pensamiento cruzó por mi cabeza. – [Leo]Al final necesitaba aceptar que soy diferente. Ahora mismo tú estás en mi cuerpo, con la licantropía y sigues siendo tú mientras que yo tengo tus poderes y me siento igual de aislado.[/Leo] – admití. Quizá no era todo culpa de ser licántropo a fin de cuentas, solo había sido un catalizador, una gota de agua que había colmado un vaso que ya estaba a punto de rebosar.

    – [Noah]Quizá serías diferente o quizá no. En un futuro en el que gobernaba Z eras joyero.[/Noah] – me recordó. Me había acostumbrado a escuchar de su boca las historias del pasado, como si se tratara de un cuentacuentos. Durante mucho tiempo había soñado verlas por mí mismo y ahora podía hacerlo, pero teníamos un problema entre manos que era más importante que perderme en la memoria de mis antepasados.

    – [Leo]No sé cómo llegué a eso.[/Leo]

    Noah se quedó en silencio y cuando estábamos a punto de llegar arriba, preguntó: – [Noah]¿Por eso preguntabas si me daba miedo? Mi poder digo.[/Noah]

    – [Leo]Sí. Dentro de tu efusividad, eres tranquilo.[/Leo] – dije. Era un alma inquieta en todos los sentidos, pero a su manera, irradiaba tranquilidad, confianza. – [Leo]Yo parezco tranquilo y enfadado pero por dentro soy como una tormenta que solo se calma cuando suena la música.[/Leo] – o cuando estaba con Kaylee.

    – [Noah]No soy tranquilo, solo intento ser positivo y tengo más tiempo que el resto para procesar las cosas.[/Noah] – explicó. Era verdad que si hubiera querido entre cada palabra suya podía haberme parado a analizarlo todo completamente. Y eso yo que no tenía el control que tendría él después de tantos años. – [Noah]Ese poder es parte de mí pero eso no implica que a veces no me de miedo.[/Noah] – aseguró, desviando la mirada al suelo. – [Noah]Que no pueda volver a ir sincronizado con el resto, que me pierda o que mi cabeza vaya tan rápido que deje de entender a todo el mundo.[/Noah] – eran la clase de miedos que yo mismo había pensado y solo llevaba unas horas en su cuerpo, no me imaginaba toda una vida temiéndolo.

    – [Leo]Ya. Yo tenía miedo a no volver a tener el cuerpo normal la primera vez que me convertí en acero.[/Leo] – sabía que no era lo mismo y ahora que lo controlaba dudaba de que pudiera pasarme, pero recordaba a la perfección la sensación de dejar atrás mi cuerpo de carne y hueso y estar hecho enteramente de acero. Revivía un poco esa sensación cada vez que me convertía en un nuevo material, pero nunca con tanto miedo como esa vez.

    – [Noah]Supongo que es culpa de lo desconocido. Más de medio mundo desconoce que existe gente como nosotros.[/Noah] – respondió. No entendí a qué se refería del todo hasta que no continuó. – [Noah]Y no hay muchos antecedentes. Ni siquiera los poderes de papá y mamá son los mismos que los nuestros.[/Noah] – era cierto que no teníamos clases ni libros para estudiar lo que nos pasaba, solo nuestra intuición y el hecho de atrevernos a hacerlo. De todas formas, Noah estaba siendo modesto, mi poder se parecía más al de mamá que el suyo al de papá. Por muy rápido que pudiera ir nuestro padre usando su poder, él mismo había dicho que nunca había ido tan rápido como Noah y por lo general sus capacidades iban más hacia lanzar rayos y controlar la electricidad que a asumir la velocidad característica de la misma.

    – [Leo]Ni viajaron a otros planetas, al pasado.[/Leo] – añadí. Nos encontrábamos ante nuevos horizontes cada segundo, siempre improvisando, siempre teniendo que sacar ideas de la nada.

    – [Noah]Ya ves que aquí la memoria genética sirve para poco más que identificar a algunos Daë y revivir buenos recuerdos.[/Noah] – trataba de hacer que no me sintiera mal por no poder compartir todos esos recuerdos, pero no colaba.

    – [Leo]Aun así si pudiera me la quedaría.[/Leo] – intenté parecer serio, pero después de lo que habíamos hablado y estando en su cuerpo, me resultó fácil sonreír.

    – [Noah]Ya te gustaría.[/Noah]

    – [Leo]¿Qué hacemos ahora?[/Leo]

    – [Noah]La verdad es que no lo sé.[/Noah] – admitió, apoyando la espalda en la pared que daba a la cocina. Casi al poco de apoyarla, saltó como un resorte al escuchar un grito que venía de los dormitorios. – [Noah]Ve. Tú eres el rápido ahora.[/Noah] – me dijo, mirándome con preocupación.

    Respiré profundamente y corrí lo más rápido que supe. Tuve que tener mucho cuidado porque en apenas un parpadeo aparecí en la habitación de Niall, cuyo cuerpo estaba tendido en el suelo, frente a Henry. – [Leo]¿Qué ha pasado?[/Leo] – pregunté, manteniendo las distancias. Aquél podía ser Niall dentro del cuerpo de Henry o uno de los «usurpadores».

    – [Hector]Me ha atacado…sabía que un corte podía matar a Henry y me ha…atacado.[/Hector] – la mano derecha parecía temblarle mientras señaló un cuchillo tendido cerca de la mano de Niall. Parecía estar en shock.

    Aun así, observé la situación. La mayoría sabíamos el problema que tenía Henry para estar preparados en caso de que ocurriera algo. El grito había debido de ser de Niall porque no sonaba a Henry, así que quizá había sido un intento de atacarle, o de defenderse si en realidad me estaba mintiendo. – [Leo]¿Cómo has podido con él?[/Leo] – pregunté. Henry no tenía la constitución de un luchador y Niall en sí mismo no tenía nociones de combate.

    – [Hector]No sabía usar mi poder y aproveché para golpearle con esto.[/Hector] – señaló una pequeña caja de almacenaje que había en todas las habitaciones, del tamaño de un joyero y de un material bastante resistente.

    Aunque el cuerpo de Niall no sangraba, un golpe así podía haber sido fatal, así que me agaché a su lado y comprobé que respiraba, «solo» había perdido el conocimiento.

    Antes de poder girarme para hablar de nuevo con el supuesto Niall, se me despejó toda duda de quién era el «usurpador» cuando un fuerte golpe en la nuca hizo que todo se fundiese en negro. Ni con la velocidad de Noah tuve tiempo a hacer nada antes de caer. Solo a tener esperanza de que le descubrieran antes de que fuese tarde.

  • INMERSIÓN

    LEO ARKKAN

    NOCHE – EUROPA

    Mientras tenía la guitarra en mis manos y dejaba fluir la música a través de mis dedos, todo fue bien. El problema vino, como siempre, cuando dejamos de tocar después del segundo bis y el vocalista empezó a dar las gracias antes de que nos marcháramos.

    Normalmente, siempre terminábamos con una de las canciones de Rod para evitar precisamente que me tocase a mí dar la despedida, aunque a los fans no parecía encantarles, algunas de las canciones favoritas eran las que habían salido de mi puño y letra.

    Entonces fui consciente de la marea de personas que, como hormigas, se aglutinaban frente al escenario, pugnando por ver más de nosotros, por pasar un rato, aunque fuera efímero, con los ídolos que ellos mismos habían creado.

    Caminé junto al grupo, adentrándonos en el backstage mientras reían, llenos de energía. La adrenalina que corría por sus venas después de la actuación no podía compartirla. Quizá se debía a que no ansiaba tanto como ellos el desenfreno que seguía al concierto.

    Como siempre, intentarían convencerme de que lo celebrase con ellos, aunque no solían tener éxito. Sí, algunas veces había tratado de dejarme llevar y festejarlo, ser como los demás. Había disfrutado del cariño breve de los fans y las fans, pero normalmente me acababa yendo cuando insistían en que pasase de una cerveza a una raya, buscando que me uniese al despertar que les inspiraba.

    Las drogas, el sexo y los baquetes dignos de ‘Los Juegos del Hambre‘, estaban aún a la orden del día entre las estrellas. En el fondo, eso era algo que no había cambiado desde hacía años, porque todo en esa industria pugnaba para el desenfreno y la vida alocada.

    Hacías dinero, sí, pero si te dejabas llevar por ella, te lo gastabas en lujos que ni siquiera necesitabas, por no mencionar el que se llevaban los que habían orquestado el grupo y aún tiraban de todos los hilos. Yo había conseguido forjarme unos ahorros que me servirían de colchón, preparado para caer en cualquier momento del top 10 a la lista de los olvidados.

    Cuando llegamos a la altura de los camerinos, Freddie, el batería, se acercó. Era el más nuevo, un reemplazo de Jason después de las peleas que tuvo con Rod. Era un chico bastante agradable y tímido, aunque estaba entrando poco a poco en lo que la industria esperaba de él. Ya había cambiado su apariencia siguiendo los consejos de la productora y sus escarceos con las drogas eran cada vez más frecuentes.

    – [b]Tío quedate, deberías venir a la fiesta de esta noche. Empieza a dar la sensación de que hay distanciamiento entre los miembros de cara al público.[/b] – una de las cosas que no me gustaban  de ese mundo era fingir. Era músico y compositor, no un actor, no iba a compartir mi vida como una parte de mi trabajo. En parte por eso el mundo me conocía como Leo Rivera. Por eso y por el Juthrbog.

    – [Leo]Así tienen algo de lo que hablar.[/Leo] – comenté de pasada. Rod ya estaba entrando por la puerta del camerino. Era la clásica estrella: ególatra, adicto a todo lo que se podía ser adicto, fiestero y un baboso para cualquier persona con tetas. Habitualmente pensaba en grabar alguna de sus conversaciones en las que se vanagloriaba de sus ligues por internet con chicas jóvenes, pero siempre terminaba dándome cuenta de que eso no podría usarlo nadie en un juicio. – [Leo]Seguro que al de marketing se le ocurre algo.[/Leo] – añadí. Incluso destapando la mierda que era Rod Chan, poco podría conseguir, muchos de sus fans le defenderían y todo el circo mediático le exculparía como buena estrella, blanca y hetero, por mucho que intentase vender que tenía ascendencia asiática y nuestro grupo era multicultural.

    – [b]Te sacará una novia modelo con la que saldrás dos días. Vamos Leo, será divertido.-[/b] insistió Freddie. Era un buen tío, pero no iba a hacerle más caso que el que él me hizo a mí cuando le aconsejé pasar de esas bacanales.

    – [Leo]Otro día.[/Leo] – respondí simplemente.  – [Leo]Vosotros disfrutad.[/Leo] – le dediqué una sonrisa y seguí caminando hasta el aparcamiento, donde esperaban los guardaespaldas y los chófer. Habría preferido conducir yo mismo, pero era lo que tocaba, así que le indiqué que me llevase al hotel.

    Entré y saludé de la forma más amable que pude a la gente que me reconoció, aunque viviera siendo consciente de que nadie me conocía realmente. Di gracias de que el ascensor estuviese vacío y colgué en la puerta el cartel de no molestar. Darían por hecho que me había llevado al hotel a alguna seguidora, mientras que en realidad lo que hacía era buscar con ansia unos minutos de tranquilidad hablando con «ella».

    «Ella» se hacía llamar «Freya«. Llevábamos hablando casi un par de meses y se había convertido en el motivo por el que me conectaba a Endless, el juego de Infinity en el que te sumergías en cualquier mundo de ficción o no. Nos conocimos en el mundo de Harry Potter, en Hogsmeade, la zona común en la que estaba el offtopic: ella era una Hufflepuff de segundo y yo un Ravenclaw de cuarto.

    Me senté en la silla y abrí el maletín donde guardaba uno de los pocos caprichos que me había permitido, un set de inmersión para poder conectarme a Endless. Había varias formas: en móvil, usando la cámara a modo de realidad virtual; en escritorio, como los videojuegos clásicos y los primeros mundos virtuales; y con un set de inmersión que era lo más habitual, porque entrabas directamente en la piel de tu personaje. Después de la sorpresa y la emoción inicial de la fama, empecé a necesitar una forma de evadirme y no encontré ninguna mejor que irme a un sitio donde nadie supiera quién era. Si iba a hacerlo, tenía que hacerlo bien, así que me compré el set.

    Cuando estuve cómodo, lo encendí y noté la sensación del set activando los receptores que me harían tener los cinco sentidos activos en Endless. Seleccioné el Mundo Mágico en la lista de mundos favoritos y me vi transportado al cuerpo de mi avatar, que se había quedado en Hogsmeade.

    Llevaba mi avatar básico, el que creas cuando te unes a Endless y usas en los mundos no temáticos y en las zonas offtopic de los mundos temáticos. Era un león humanoide como el de Digimon pero de pelaje blanco. Mi alias era Aslan. Sí, me gustaba mi nombre.

    Vi pasar a gente de todo tipo con sus avatares base: orcos, elfos, animales humanoides, personajes de videojuegos, alienígenas… Entonces la vi, urgando en un jarrón para ver si encontraba Infinicash, la moneda del juego.

    Era una osa de pelaje marrón con motas más oscuras. Me había confesado que intentó hacerse el avatar de su mascota, pero no le salió nada mejor y no tenía dinero para cambiarlo. Antes de nada, dejadme que os explique algo, no nos iba el furry, de hecho, descubrí que existía poco después de entrar a Endless, pero desde luego, si nos hubiese gustado, habríamos encontrado algún mundo o sala en el que aprovecharlo, porque allí había de todo, igual que había sido internet.

    Me acerqué a ella y me vio al instante: – [Kaylee]Te has hecho de rogar hoy.[/Kaylee] – sentenció, frunciendo el ceño. Era curioso ver a una osita fruncir el ceño, pero ella era así.

    – [Leo]Llevo un día horrible, pero merece la pena por venir a hablar contigo.[/Leo] – respondí. Todo el mundo podía ser otra persona aprovechando el anonimato y mi persona parecía más lo que yo era en realidad que la que te encontrabas en carne y hueso. Era más fácil hablar con sinceridad y ser uno mismo sin enfrentarse cara a cara al rechazo, sin ver la cara de otra persona cuando digas algo importante.

    – [Kaylee]Muy gracioso.[/Kaylee] – replicó ella. Así era, tenía una coraza que la hacía incapaz de creerse que de verdad me pasase el día esperando hablar con ella, incluso siendo prácticamente desconocidos.

    – [Leo]Lo digo en serio.[/Leo] – insistí. Endless era uno de los pocos sitios en los que mi personalidad no destacaba tanto. Mi familia era bastante especial y eso me había hecho chocar con lo que otra gente esperaba, pero allí no, allí había cosas mucho más raras.

    – [Kaylee]Vale, digamos que te creo.[/Kaylee] – respondió, aunque no estaba muy seguro de que me creyese de verdad.

    – [Leo]Eres mi oso favorito.[/Leo] – bromeé, aunque de verdad me gustaba mucho pasar tiempo con ella. Me apetecía saber cosas más concretas de su vida, pero en un sitio donde se valora tanto el anonimato, existe el miedo a presionar al otro a decirte algo que quizás no quiera decir.

    – [Kaylee]Tu oso deforme favorito.[/Kaylee] – replicó, desviando la atención mientras agitaba una planta, que le dejó caer una misera infinicash.

    – [Leo]No eres tan deforme. [/Leo]- dije, echándome a reír. Me hacía bastante gracia su avatar porque me imaginaba lo que había querido conseguir. Sobre todo le faltaba ponerse una melena más larga y unos ojos menos de dibujo. – [Leo]Seguro que en la vida real eres preciosa.[/Leo] – añadí. Me apetecía una barbaridad ver cómo era en realidad. Solo sabía de ella que era una mujer porque nos habíamos enseñado la verificación.

    – [Kaylee]Deberíamos entrar a una sala en la que se permitieran apariencias humanas, porque parece que nos va el furry.[/Kaylee] – sentenció ella. En Endless había dos verificaciones para evitar las «estafas». El juego te registraba completamente con tu identidad y tenías que verificar tus rasgos biológicos en un escaneo en la Endless Store. A partir de ahí podías enseñar cualquiera de tus descripciones a otro jugador en privado, verificando por ejemplo tu identidad sexual completa. Eso también te dejaba acceso a un avatar con tu misma apariencia que podías usar para interactuar con la gente en los mundos y secciones «Reales«. Bueno, y también se usaba para el ciber sexo.

    La verdad es que no pude evitar reírme con lo del furry, se había convertido en una broma recurrente entre nosotros porque ninguno sabíamos que gran parte de la gente elegía los avatares con forma animal para eso. – [Leo]¿Y desvelar el misterio?[/Leo] – pregunté, riéndome. Quería verla, pero el miedo a que viese quién era en realidad y eso lo cambiase todo me superaba.

    – [Kaylee]Tienes razón.[/Kaylee]- respondió. Era bastante tímida al respecto así que no le pareció mal. Siguió paseando por las calles, sacudiendo toda la decoración a ver si conseguía algo y repitiendo los hechizos que controlaba para conseguir bonus de misiones.

    La acompañé, sonriendo. Tenía unos cuantos infinicash en mi cuenta gracias a que el chico de la Endless Store era fan y me hizo una oferta especial cuando compré el set de inmersión. – [Leo]Si quieres te consigo infinites.[/Leo] – así llamábamos de forma abreviada a la moneda. Yo apenas había gastado los míos y de hecho tenía algunos más porque había comprado las ofertas especiales por menos de un dólar. Había invertido algo en personalizar mi avatar base y en conseguirme una mascota dragón.

    – [Kaylee]¿Estás comprando mis servicios pornOsos?[/Kaylee] – preguntó. Nos echamos a reír, porque intentó poner una pose sexy con ese avatar.

    – [Leo]Es que estás demasiado seductora.[/Leo] – respondí, riendo.

    – [Kaylee]Por cierto, te he hecho caso y he empezado a arreglar las cosas.[/Kaylee]- comentó, sin mirarme directamente. Freya y yo habíamos estado muchas veces conversando hasta las tantas de la madrugada sobre nuestras vidas. Ella no estaba contenta con cómo había llevado algunas cosas y quería cambiar, dejar de fingir ser otra persona. Empaticé rápido con ella porque yo vivía así, podía ponerme instantáneamente en su piel, así que le aconsejé que fuera ella misma sin importar nada más, un consejo que me habría gustado que alguien me dijera. Pero no tenía a nadie al que contar lo que me pasaba, ni siquiera a ella, porque temía exponer quién era en realidad.

    – [Leo]Me alegro. Todo el mundo debería ver lo maravillosa que eres.[/Leo] – afirmé. Hablar despojados de cualquier ápice de historia personal nos había permitido conocernos de verdad, y la chica que había visto me atraía enormemente, aunque no estaba seguro de si era recíproco.

    – [Kaylee]Soy muy hermOsa.[/Kaylee]- bromeó. Alcé una ceja, era el segundo chiste con osa, digno de Lewis.- [Kaylee]Mátame.[/Kaylee] – espetó, poniendo una cara que me hizo echarme a reír.

    – [Leo]Podemos ir al castillo.[/Leo] – propuse, allí podíamos hacer alguna misión juntos para conseguir dinero o experiencia y así no tendríamos que hablar con los aspectos base, pasaríamos a ser nuestros avatares de alumnos de Hogwarts.

    – [Kaylee]Vaaaale.[/Kaylee]- aceptó. Abrí el menú y la invité a una sala cerca de la oficina de Dumbledore.

    Al momento aparecimos allí. Ahora yo era un alumno vestido con la ropa de Ravenclaw, algo parecido a mí fisicamente, salvo por el pelo, que era plateado. ‘Freya‘ apareció al poco, una chica de piel negra y melena oscura vestida con las ropas de Hufflepuff. Antes de poder hacer nada, me saltó el aviso de estudiante que indicaba la posición en la Copa de las Casas y mi contribución personal.

    – [Leo]Estáis arrasando en la copa.[/Leo] – comenté, cerrando el mensaje. En los libros casi siempre ganaba Gryffindor o Slytherin pero en Endless casi siempre estaba dividido entre Ravenclaw y Hufflepuff. A Gryffindor se habían ido los cafres, solían ir armados, saltarse las normas y eran un poco sobrados y en Slytherin la unión grupal estaba un poco diluida, porque había de todo, pero normalmente, preferían no interactuar mucho con otros.

    – [Kaylee]A los Huffie nos gusta lo duro.[/Kaylee]- dejó caer un chiste sexual. No sé si en la vida real lo habría hecho, pero lo que sí sé es que yo no le habría devuelto un alzamiento de cejas como respuesta.

     – [Leo]¿Has escuchado la canción nueva? [/Leo]- pregunté. Esto es un poco triste. Cuando nos conocimos en Hogsmeade, estábamos en una taberna de discusión del último disco de Wolf’s Bane, mi grupo. ‘Freya‘ era fan así que una de las mentiras de nuestra «relación» era que yo también lo era.

    – [Kaylee]Sí.[/Kaylee]- respondió, emocionada.- [Kaylee]Las canciones de ese grupo me dejan siempre tocada.[/Kaylee] – admitió. Vale, me enorgullecía saber que de los dos vocalistas, yo era su favorito, así que a veces dejaba caer el tema.

     – [Leo]Seguro que escribirían sobre ti si te conocieran.[/Leo] – aseguré. Ya había escrito una vez sobre una chica con la que tuve una conexión y se había vuelto una de las canciones más famosas. Una de mis luchas internas fue asegurarme de que la productora no pudiera quedarse con los derechos de mis canciones. Si me iba, eran mías, salvo las que me hacían firmar una cesión expresa, pero ya me aseguraba de no poner la misma alma en esas.

    – [Kaylee]Alarma: detector de ligue chungo.[/Kaylee]- replicó, partida de risa. Me la imaginé sonriendo en la vida real, saliendo los dos de nuestras fachadas y pudiendo estar juntos. Pero quizá ella no quisiera más de lo que teníamos, quizá era solo un entretenimiento pasajero.

    – [Leo]Soy un poco obvio. No puedo resistir tus encantos.[/Leo] – aseguré. A ver cómo lo explico sin entrar en detalles. Una persona, aunque no sepas como es físicamente, puede llegar a atraerte a nivel «físico» aunque sea una conexión mental la que compartís.

    – [Kaylee]Por eso siempre me voy a la sala furry.[/Kaylee]- respondio ella.

    – [Leo]Si ligas allí es más problemático. [/Leo]- afirmé, sonriendo. Allí darían por hecho ciertas…cosas. Como licántropo, me resultaba algo perturbador.

    – [Kaylee]Mañana tengo partido de quidditch a las cinco.[/Kaylee]- me recordó, mirándome fijamente.- [Kaylee]Te quiero en la grada gritando mi nombre.[/Kaylee] – aseguró. Como necesitaba dinero, también jugaba a gobstones, echaba turnos en la enfermería y coleccionaba ranas de chocolate. Últimamente le daba las mías si no las tenía.

    – [Leo]Hasta quedar afónico.[/Leo] – aseguré. Al día siguiente no tenía concierto y todavía quedaban un par de días para la luna llena. Por el momento, había conseguido disimular mis ausencias esos días con excusas. Sabía que no era más que paranoia pensar que podría llegar a sospechar algo, porque Endless había ayudado a contribuir a la creencia colectiva de que los sobrenaturales eran solo fantasía.

    Nos quedamos en silencio, mirándonos y con una sonrisa, nos fuimos a hacer algunas misiones juntos. Como había aprovechado el tiempo antes de conocerla en subir de nivel, ahora nos apuntábamos a misiones de mi nivel para que ella se fuese catapultando cada vez a niveles más altos. Me dediqué a lanzar incendio contra inferius mientras ella me cubría la espalda, literalmente.

    – [Leo]¿Mañana estarás aquí a la hora de siempre? [/Leo]- pregunté cuando ya se hizo tarde. Parecía que el tiempo era eterno entre conexiones, lo peor eran los días en los que no coincidíamos, ese mundo se quedaba vacío para mí.

    – [Kaylee]Te dejo, que creo que mi madre piensa que estoy haciendo manualidades con el Endless Porn.[/Kaylee] – comentó, despidiéndose de mí con un beso que me transmitió el set de inmersión.

    Había tenido mis cosas, sobre todo con fans que habían tomado la iniciativa, pero ese beso era mucho más intenso incluso siendo virtual, porque iba dirigido a mí, no a Leo Rivera.


    En otro lugar

    – [Diana]Kay, deja la manivela y vente a cenar.[/Diana]- dijo Diana. Kaylee se despidió de su amigo y se desconectó de Endless. Freya estaba en el banco del ventanal del comedor, ladrando a algún perro que se había cruzado en su camino. Cuando Kaylee la llamó, fue corriendo con ella. ¿Por qué tuvo que salirme una osa?