MICHAEL SOLO-NOVAK
ESCUELA LEGADO, LABORATORIO MÉDICO – TARDE
El tubo se llenó de la sangre de color rojo intenso de Jane, que observaba con su brazo estirado cómo salía. Metí el tubo en el IX-8 para el diagnóstico y esperé, en algo menos de seis minutos tendría los resultados.
Sonreí a Jane mientras esperaba, sujetándose la gasa hasta que la sangre dejó de salir. Desde la noche extraña en la que tuvimos que vernos inmersos en una arriesgada misión de rescate y Jane quedó inconsciente, habíamos realizado análisis rutinarios para comprobar que todo fuese correcto. Sus pruebas, junto con el trabajo con el resto de sobrenaturales de la Escuela, me estaban arrojando muchísima información nueva que procesar y los avances que podían salir de todo ello me abrumaban.
En cuanto terminó el análisis observé los resultados bajo la atenta mirada de Jane. – [Mike]Sigues estupendamente.[/Mike] – dije después de repasarlo todo un par de veces. El sistema me marcaba los estándares humanos para una mujer de su constitución y edad, pero había tenido que ir refinándolos a mano porque Jane no era una humana, era una Disir. – [Mike]Ventajas de Disir.[/Mike] – añadí. Se había recuperado rápidamente del golpe que había recibido y desde entonces todos los análisis habían ido perfectos, aunque perfectos implicaba ser demasiado modestos. Crecer en un núcleo social como el mío implica crecer acostumbrado a lo sobrenatural, pero aun así, ver los resultados de Jane eran sorprendentes, una cosa es saber que alguien es más fuerte que tú por genética y otro ver las grandes diferencias que existen. Yo mismo había comparado una muestra de sangre de mí mismo antes de ser un sobrenatural y después. Los cambios eran impresionantes.
– [Jane]Menos mal.[/Jane]- respondió con una sonrisa. No importaba que hubiéramos hecho esos análisis cada dos semanas desde hacía meses y siempre hubiesen salido bien, Jane siempre esperaba los resultados como si fueran malas noticias.
Le sonreí. Algo que había aprendido en mi tiempo con los pacientes era que para ser un buen médico no solo tienes que conocer la cura, tienes que tratar al paciente como a una persona, aunque eso signifique implicarte emocionalmente si algo le ocurre. Para muchos médicos no era así, pero para mí mi vocación era curar personas, de lo contrario, habría arreglado máquinas. – [Mike]He llevado a cabo algunos análisis colocando muestras de tu sangre con la de otros potenciados[/Mike] – empecé a explicarle. No quería abrumarla con los resultados y los tecnicismos, así que le hice una seña para que se acercara y reproduje una grabación de los resultados. Era una muestra de sangre de Jane y una de mi hermano Idris. Con tan solo entrar en contacto, la sangre de Jane empezaba a mutar mientras que la otra se «moría». – [Mike]Tus células replican las «metacélulas» y producen necrosis en el proceso.[/Mike] – el término «metacélulas» no era mío, si no de mi madre. Así llamábamos a las células que permitían a los metahumanos utilizar sus habilidades. Las diferentes razas tenían células comunes entre los miembros de la misma especie, pero las «metacélulas» eran diferentes y se detectaban rápidamente si sabías lo que buscabas.
– [Jane]Soy la Parca.[/Jane]- se lamentó pasándose una mano por la cara.
– [Mike]Es tu genética, Jane, va más allá de la moral.[/Mike] – le aclaré. Al igual que los depredadores no son «malos» per se, Jane no podía elegir lo que su cuerpo hacía de forma natural. – [Mike]Que tu cuerpo haga eso no significa que seas mala persona.[/Mike] – añadí.
– [Jane]Viene bien escucharlo.[/Jane] – comentó tratando de parecer despreocupada.
Me senté en uno de los taburetes del laboratorio. Mientras Jane se colocaba la chaqueta traté de buscar un buen ejemplo. – [Mike]Es complicado pero…imagínate que hay alguien con un poder que puede salvar el mundo, pero esa persona va a morir. Tu podrías tomar su poder y salvarlo.[/Mike] – expuse. Se me habían ocurrido otros casos por el camino, pero algunos entraban en el debate ético de la eutanasia. Yo, como médico, siempre trataría de explorar otra opción, pero no podía negar que en ciertos casos quizá fuera la única vía. Era complicado y no me gustaba pensar en ello.
– [Jane]No me ayudas, Mike.[/Jane]- me miró, enarcando una ceja. – [Jane]Mis padres tenían que haber pensado en las consecuencias de sus actos antes de ponerse a tener hijos.[/Jane] – sentenció. Nunca había tenido excesiva relación con los que vivían en Moondale, no como mi hermano que con la brújula planar iba y venía a menudo, pero sí era de conocimiento público que Jane estaba resentida con sus padres desde que se divorciaron y quizá ahora un poco más desde su «escena» en el cumpleaños.
– [Mike]Tus padres tampoco podían saberlo. De una forma natural, habrías podido apagar tu poder, pero como el de tu madre fue creado artificialmente, carece de controles, igual que el tuyo.[/Mike] – aclaré, intentando apaciguar su enfado. No tenía sentido enfrentarse a la herencia genética, era la que era y poco podía hacerse salvo actuar sobre ella. Cambiar el pasado era imposible. Era cierto que el poder de Jane funcionaba de una forma diferente, al igual que el efecto que había provocado en su hermano Elliot. Owen se había llevado la mejor parte de la lotería genética, quizá por ser un aesir y que la parte de su padre predominase, de no ser así, probablemente no habría sido capaz de apagar sus llamas. – [Mike]Todo tiene cura, Jane, solo tenemos que saber más.[/Mike] – añadí, esperando infundirle esperanza. – [Mike]Sarah inhibe tu poder, así que si la biología lo hace, la ciencia puede imitarlo.[/Mike] – aseguré. Todo el asunto de la doble de Jane era sumo secreto por el momento y eso no era más que un incordio para mí porque me dificultaba poder pedirle una muestra de sangre a Sarah sin levantar sospechas.
– [Jane]Eso espero.[/Jane]- dijo simplemente. Parecía preocupada, pero llevaba así desde que había visto las habilidades de su doble en acción. No me había atrevido a hablar con Dante del tema porque sabía lo que había significado para él la muerte de su madre y pensar que fuera Omega la asesina me ponía los pelos de punta.
– [Mike]Nos vemos en dos semanas.[/Mike] – me despedí mientras anotaba un par de observaciones sobre la genética disir.
– [Jane]Eh, Mike.[/Jane]- me llamó ella. Me giré y vi que se colocaba el pelo tras la oreja.
– [Mike]Sí, ¿pasa algo?[/Mike] – pregunté. Sin duda era algo que no sabía como decirme, pero si era algún síntoma o alguna variación que había observado, debía saberlo.
– [Jane]Tu hermano, el mío y otros más quieren hacer una locura con los discos que eran de nuestros padres.[/Jane]- explicó de pronto. Tuve que analizarlo en mi mente más despacio. Los discos de nuestros padres, los que habían obtenido cuando el Soberano.
– [Mike]¿Quieren pasar las Pruebas? ¿Para qué?[/Mike] – pregunté. No tenía sentido. Por lo que sabía a nuestros padres les habían hecho pasar por un proceso largo para prepararles y llevaban toda la vida luchando contra el mal. Nosotros no.
– [Jane]Para encerrar a Omega.[/Jane] – explicó. Mencionaba a Omega con dolor, como si se forzara a pensar que era una persona diferente y no…una versión de sí misma.
Negué con la cabeza, decepcionado. – [Mike]El camino para librarse de Omega es este, no recurrir a un abracadabra que no saben cómo funciona.[/Mike] – respondí. La ciencia podía solventar las cosas porque la naturaleza era ciencia. No tenía nada en contra de los practicantes de magia, pero sencillamente no me parecía fiable. La magia al final también era ciencia, pero una que no comprendíamos, y jugar con lo que no entendemos es peligroso. Los humanos con la magia éramos como niños con un mechero.
– [Jane]Pues ya.[/Jane]- asintió, dándome la razón.
Suspiré. – [Mike]Os ayudaré a evitarlo, sí.[/Mike] – dije.
– [Jane]Gracias.[/Jane] – respondió ella.
Negué con la cabeza. – [Mike]Gracias a ti, este trabajo puede salvar el mundo sin sacrificios, sin pérdidas de vidas, sin peleas.[/Mike] – dije volviendo a mis anotaciones mientras ella se dirigía hacia la puerta. ¿Cuantos habían tenido que morir en la Guerra de Ripper? ¿Cuánta gente moría por culpa de los vampiros y algunos demonios, o por poderes de potenciados? Todo habría sido más fácil si con una mera inyección, el Soberano hubiese perdido sus poderes de alteración de la realidad.
– [Jane]Qué pena que no todos piensen como tú.[/Jane]- suspiró ella también.- [Jane]El mundo sería un lugar más fácil.[/Jane] – afirmó, abriendo la puerta.
– [Mike]Y más lógico.[/Mike] – añadí. Nos despedimos con una sonrisa hasta que me enviase los detalles para reunirnos y lo que pensaban hacer para evitar que mi hermano y los demás cometiesen una insensatez.
Pasé el resto de la tarde estudiando mis anotaciones y planificando pruebas, aprovechando que no tenía más alumnos que ver. A última hora de la tarde llegó mi madre a la Escuela y colgó su chaqueta. Los viernes siempre cerraba un poco antes para venir a repasar los expedientes de los pacientes de los alumnos. Antes de tener mi ayuda no sé cómo lo conseguía mantener todo. Por suerte teníamos el portal del pantano.
– [Mara]Mike, ¿quieres un té? [/Mara]- preguntó. Siempre se tomaba un té mientras estudiaba los casos, era uno de sus momentos de relajación.
– [Mike]Si, gracias. [/Mike] – respondí, levantando la cabeza de mis diarios. La mayor parte de los investigadores anotaban sus progresos y descubrimientos en las elaboradas aplicaciones de la InfiniBand, pero con los recientes acontecimientos había optado por un método más rústico y fiable. Infiniy ya tenía análisis completos de quien utilizase su sistema de juegos, no me apetecía que tuvieran también acceso a mis investigaciones.
Mi madre volvió al rato con mi té y el suyo – [Mike]Te he dejado en aquella pila los análisis de la semana.[/Mike] – le señalé el montón de archivos de los estudiantes.
– [Mara]Gracias.[/Mara]- respondió con una sonrisa. Fue hasta el montón y se lo llevó a su sillón favorito.
– [Mike]¿Crees que tú y yo también tenemos metacélulas?[/Mike] – pregunté después de unos minutos de riguroso silencio. Mi madre y yo teníamos esa complicidad, podíamos estar sin hablar en una habitación y aun así pasar un rato de calidad juntos, inmersos en nuestros estudios.
– [Mara]Es posible.[/Mara]- respondió, alzando la mirada. Dio un sorbo a su té mientras pensaba.
– [Mike]Ya desde el principio tenía consciencia en mi estado feral, aunque era más difícil controlarlo, como si tuviera una crisis de ansiedad, pero allí estaba.[/Mike] – expliqué. Ahora no era capaz de forzar mis transformaciones pero sí de contenerlas y cuando tenían lugar, era plenamente consciente y controlaba al ser en el que me convertía.
– [Mara]Yo era capaz de controlar al vampiro.[/Mara]- aseguró ella con calma.-[Mara] Eso no es muy normal.[/Mara] – admitió. En su día habían teorizado que la vocación de mi madre por curar a otros y su afán por evitar el daño habían hecho que su voluntad resistiese al vampiro, pero todo parecía indicar algo más, porque se había repetido con el licántropo.
Asentí, conforme. – [Mike]Es algo relacionado con la voluntad predominante. Estos meses me están abriendo mucho la mente al respecto.[/Mike] – expliqué sin poder contener el entusiasmo, porque sabría que mi madre lo entendería.
– [Mara]Parece que estás decidiendo qué campo de la medicina es el que te interesa[/Mara]. – replicó con orgullo. Los estudios universitarios habían sido la parte necesaria para acabar obteniendo la licencia y tener una base de la que partir, la humana. Pero esto es lo que de verdad me había interesado siempre.
– [Mike]Sí. Cada vez me veo menos en un hospital, mamá.[/Mike] – le aclaré. No tenía miedo a decirlo, sabía que lo entendería. – [Mike]Quiero investigar esto, ayudar a los sobrenaturales, salvar el mundo de otra forma[/Mike]. – añadí. Con ciencia, con lógica, sin sacrificios, sin pérdidas de vidas a lo tonto. Un avance científico y Omega sería una humana cualquiera que no podría hacer daño a nadie.
– [Mara]Estaré orgullosa de vosotros hagáis lo que hagáis.[/Mara]- afirmó mi madre, refiriéndose a mi y a mi hermano. – [Mara]Siempre que no sea delito.[/Mara] – mi mente no pudo evitar pensar en lo que Idris quería hacer. Había otra forma, no podíamos dejar que corrieran un riesgo absurdo.
Sonreí, orgulloso de los padres que me habían tocado. – [Mike]Gracias. Si no fuera por vosotros, todo esto no sería posible.[/Mike] – aseguré. Mi padre y mi madre nos habían dado todo lo que podían, y siempre nos habían apoyado.
– [Mara]Nosotros no hemos hecho nada especial.[/Mara]- replicó quitándose mérito, mi madre era tan práctica como yo. No nos interesaban mucho las alabanzas, pero para todo el mundo era agradable saber que lo había hecho bien.
– [Mike]Lo habéis hecho lo mejor posible. Eso ya es decir mucho.[/Mike] – me acerqué y le di un beso en la mejilla después de guardar mis anotaciones en la mochila. – [Mike]Tengo que irme, he quedado con los demás.[/Mike] – me despedí.
– [Mara]Te quiero mucho.[/Mara]- se despidió ella, volviendo a sus archivos.
Le dirigí una última mirada antes de salir. En aquél momento pensé que solo eran nervios por enfrentarme a algo tan místico como los discos y las Pruebas, pero en el fondo era mala sensación de que algo iba a salir mal. No me imaginaba que pasaría mucho tiempo hasta que volviese a ver ese lugar y, especialmente, a mi madre.