Edward MacLay | SEDE DE WOLDRAM&HART, LOUNA
MAÑANA
Llevaba un rato inmóvil frente a la entrada del edificio, pesando solo en dos cosas, la conversación previa que había tenido con Lucy y todo lo que encontré anoche en el ordenador de mi padre. A la primera le daba vueltas lo que había dicho, seguía recordando cosas de su pasado, de ambos, y yo no tenía otra mejor forma que responderle con frases que podían malinterpretarse. En cuanto a lo segundo, no sabía como hacer frente a mi padre, era un iluso si pensaba que no se habría dado cuenta de que estuve en su despacho, estamos hablando de una organización maligna.