DANTE VILLIERS
NOCHE – CASA DE LOS WILLIAMS
Mi estómago sonó de impaciencia por esas hamburguesas que Owen estaba tardando en sacar. Por suerte, me planté a su lado y con diez minutos de presencia intimidante conseguí que me sacara un filete poco hecho que comí sentado en una de las mesas, disfrutando de la música y de ver cómo se divertía todo el mundo.
Os diré una cosa, los Williams daban las mejores fiestas. Había una piscina a rebosar para quitarse el bochorno de todo el día, no faltaba bebida ni comida y además, podía ir con las alas al descubierto porque prácticamente todo el mundo era conocido o sabría guardar un secreto. La mayoría de los hijos estaban por allí, a Cole le habría gustado volver a verles pero en ese momento estaba demasiado ocupado siendo un otaku después de dar por fin por imposible a Logan.
La única que no conocía nuestro secreto era Tina, pero la pobre pensaba que yo era una especie de extensión del «marketing» de mi madre, el «Ángel de Moondale». Sorprendía darse cuenta de cuanta gente se creía de verdad que caminaba con unas alas de pega todo el día, incluso después del discurso y la guerra. Al menos el apodo le pegaba y a veces me gustaba pensar que seguía siendo el «Ángel de Moondale» vigilándonos desde allí arriba, porque si alguien podía ir al cielo de mi familia, era mi madre.
Me limpié con una servilleta cuando terminé el filete y me rellené la bebida antes de ir al montón de paquetes y coger mi regalo para Jane. A Owen se lo había dado un rato antes, un casco nuevo para la moto, y conociendo a su hermana, no quería que pensara que hacía muchas diferencias.
En ese momento estaba mirando su móvil, un poco ajado ya por el tiempo. Alzó la mirada al ver que me acercaba. Quizá fuera solo cosa mía pero no parecía estar muy cómoda por el acercamiento, muchas veces provocaba ese efecto en la gente, restos de una fama de «malote«.
Le tendí el regalo y esbocé una sonrisa mientras la miraba. Ella apartó la mirada de mis ojos y la desvió al regalo. – [Jane]No hacía falta que te molestaras.[/Jane]- respondió con sinceridad, abriéndolo.
– [Dante]No iba a venir con las manos vacías.[/Dante] – respondí, restándole importancia. Hacía unos años que había cumplido el trato que le hice a Sarah y tal como dije, cuando terminé el instituto me puse en marcha con el taller. Al principio fue un poco más atropellado y sobreviví gracias a que ellos me ayudaron, pero ahora la cosa iba viento en popa y me había convertido en algo así como el referente de los coches antigüos. Eso me había permitido mudarme al apartamento que había sobre el taller sin depender de ir continuamente a casa de los Echolls a por restos, al menos en la teoría, me gustaba demasiado cómo cocinaban como para perdérmelo. – [Dante]Además, tuve ayuda.[/Dante] – confesé. Estuve a punto de decirle quién me había ayudado, pero me contuve. Conociéndome, no me pasaría dos veces.
– [Jane]Es una edición preciosa.[/Jane]- respondió mirando con ilusión un VHS de los Gremlins que había encontrado en un mercado friki de Merelia.- [Jane]Y muy rara.[/Jane] – añadió, agradecida. Había arrastrado a Xander a ver si me ayudaba a elegirle el regalo y el tío aún la conocía como si nunca se hubieran peleado. La idea era que se lanzara un poco y fuera a verla, pero Xander se rallaba demasiado. Tiene gracia que al final lo convenciera Amy de dar un paso adelante, aunque no me extrañaba, Amy tenía carisma, habría hecho un acercamiento hacía mucho si no fuera porque éramos como nitrógeno y gasolina, que no estaba seguro de que fueran a explotar a nivel químico pero tampoco me atrevía a mezclarlos. Además, conocía a alguien que tenía unas ganas locas de gasolina y en ese momento estaba sacando unas hamburguesas de la barbacoa.
– [Dante]Me alegro.[/Dante] – respondí con una ligera sonrisa. Contraje un poco las alas para que no tropezase Owen, que fue a colocar una bandeja de hamburguesas que olían de maravilla.
Su hermana sonrió con timidez, sin saber qué decir.- [Jane]Te daría dos besos, pero no te quiero matar.[/Jane] – comentó. Todavía veía a esa niña a la que sus padres no dejaban acercarse mucho al resto. Solo dejaban acercarse sin vigilancia a Xander y ahora sabía el motivo, pero me parecía que ella no, igual que él no lo había descubierto hasta hacía poco.
Solté una risa. – [Dante]No me van las emociones tan fuertes.[/Dante] – repliqué, dando un trago largo a la bebida. Me quedé allí, en silencio, intentando tener una conversación. Era y probablemente siempre seré un solitario por naturaleza, así que cuando trataba de forzar una socialización solía quedarme un poco rara. Me había acostumbrado a ello y le restaba importancia, no me molestaban los silencios.
– [Jane]¿Cómo te va con mi hermano?[/Jane] – preguntó ella. Estaba dando otro trago y casi escupí la bebida.
La miré a los ojos, no sabía si estaba de broma o me estaba reprochando haberme liado brevemente con Owen, sabía lo protectora que podía llegar a ser y después de su pelea, mucho más. – [Dante]No te tomes muy en serio una noche loca.[/Dante] – le expliqué. Tampoco habíamos llegado a nada más que a besarnos, los dos estuvimos de acuerdo en que éramos demasiado buenos amigos como para empezar a confundir las cosas. El problema era sobre todo mío, la bebida me ponía demasiado cariñoso. – [Dante]A veces hay que vivir el momento.[/Dante] – repliqué. Si, ya sé que me vais a psicoanalizar con cháchara de esa de que en realidad estaba hablando por mí mismo, porque la muerte de mi madre me había dejado tocado y me negaba a fingir o a contenerme porque nunca se sabía cuando ibas a morir o perder a alguien importantes. Pues enhorabuena, así era.
Algo en mi respuesta puso incómoda a JJ. Quizá influyó que no apartase la mirada ni me avergonzara de haber besado a Owen. – [Jane]Vaya, no sabía… yo, vamos… eh…[/Jane] – balbuceó.
– [Dante]No te agobies JJ.[/Dante] – dije con un gesto de la mano. – [Dante]Somos amigos, nos liamos, seguimos siendo amigos y no se repetirá. Fin.[/Dante] – resumí, para que no se preocupase. Owen iba de ligón pero estaba deseando sentar la cabeza con alguien, solo que tenía miedo a hacerlo porque a sus padres les había ido como el culo. Y yo, aunque la gente no lo creyera, era un buen amigo y no quería hacer daño a Owen, así que solo amigos, fin. Nadie se muere por ser solo amigo de alguien que le parece atractivo y nuestra amistad valía más que eso.
– [Jane]Os admiro.[/Jane]- admitió dando un trago de su bebida, probablemente té helado.
– [Dante]Creo que a Xander también le gustaría haber sido un poco así.[/Dante] – la miré desde detrás de mi vaso mientras bebía. Ya os lo dije, no solía contenerme dos veces.
Ella se atragantó y tosió. – [Jane]Perdón.[/Jane] – se disculpó. JJ, siempre correcta, muy distinta en algunas cosas de su hermano y muy parecida en darle vueltas a las cosas a Xander. Parecían los amantes de Teruel.
– [Dante]Normalmente si te lo piensas mucho acabas sin hacer nada.[/Dante] – añadí, a sabiendas de que ella había disimulado para dejar pasar mi comentario. Eso normalmente funcionaba, pero mis habilidades sociales nunca habían estado muy pulidas y ya sabéis mi máxima, no hay que perder el tiempo. Mañana cualquiera de nosotros podría estar muerto.
– [Jane]Alexander y yo no podríamos estar juntos.[/Jane]- respondió ella, asegurándose de que nadie la escuchaba. Me pregunté cómo sería de duro estar todo el día preocupada, yo no sería capaz. Prefería que pensasen que no valía para nada. – [Jane]Ni aunque pudiera tocar a alguien, que no es el caso.[/Jane] – dio un trago y os aseguro que estuve a un suspiro de decirle que a Xander sí le podría tocar, pero sabía que él no quería que lo supiera para que no se viese atraída hacia él por eso.- [Jane]Nos dejamos de hablar hace mucho.[/Jane] – puntualizó.
– [Dante]También con tu hermano.[/Dante] – repliqué. De pequeño siempre decían que tenía una contestación para todo y de mayor no era muy diferente.
– [Jane]Mi hermano es de mi famila.[/Jane]- puntualizó ella. Ahí tengo que reconocer que quizá me puse más tenso de lo que debería.
– [Dante]¿Y esa palabra se supone que tiene que cambiar algo?[/Dante] – pregunté. Seguramente soné molesto, porque me molestaba muchas veces como se usaba la palabra familia. La gente solía utilizarla a la ligera, para añadir obligaciones a otros y quitárselas ellos mismos. Si tenía que definir la familia para mí, sería algo parecido a los Moondies. Los Echolls eran mi familia, Cole era mi familia y mi madre era mi familia. Mi padre, no.
– [Jane]¿Te ha dicho Alexander que me digas eso?[/Jane]- preguntó con las cejas enarcadas, estaba visiblemente molesta, así que contuve mi mala leche, era su cumpleaños y no tenía por qué aguarle la fiesta.
– [Dante]Hace un par de días que no veo a Xander y creo que nunca hemos hablado de lo vuestro.[/Dante] – le aseguré. Las conversaciones trascendentales las tenía con Ellie, porque mi respuesta para todo ya la sabía la mayoría de la gente.
– [Jane]No hay nada nuestro.[/Jane]- sentenció. Frente a la seguridad que intentaba aparentar, solo veía grietas. No sabía cómo Xander que era el que sabía leer a la gente no conseguía verlas. Probablemente tuviera demasiado miedo al fracaso. El miedo es un lastre, por eso yo no temía a nada.
– [Dante]Ya.[/Dante] – repliqué, incrédulo.
– [Jane]¿Qué mierda piensas que puede haber entre nosotros cuando él estaba follando con Tina y ahora está en Merelia viviendo la vida padre?[/Jane] – estaba dando en una herida y cuanto más removía el dedo más se cabreaba JJ. Por un momento pensé que iba a ponérsele el pelo rubio y los ojos azules.
– [Dante]A ver Jane, la vida padre difícil, teniendo en cuenta que se largó a Merelia porque no podía seguir viéndote en la Universidad a diario.[/Dante] – ya está, ya lo había dicho, por si quedaba alguna duda. No entendía por qué todo el mundo temía decirle la verdad a JJ, vale que tenía mala leche y enfados épicos, pero si la evitaban en lugar de decirle las cosas, jamás podría librarse de esos enfados. En el fondo tenían tanta culpa los demás como ella por el tiempo que habían estado sin hablarse. – [Dante]Básicamente lo mismo por lo que dejó a Tina.[/Dante] – añadí. Yo era un tipo formal y un buen amigo, así que me había mantenido alejado de Tina pero no por falta de ganas. Ya tenía que estar enamorado de Jane para no haber llegado a estrenar el miniXander con Tina después de dos años siendo novios. Mi hermano adoptivo era un poco desastre.
– [Jane]No tienes derecho a venir a decirme esto.[/Jane]- espetó Jane, un poco más alto que antes. Tenía los ojos anegados en lágrimas y vi que su hermano miraba hacia nosotros.
– [Dante]Te digo la verdad, no pensé que te haría sentir mal. Lo siento.[/Dante] -me disculpé con sinceridad. Pero llegaba ya un poco tarde.
– [Jane]Esto no es una serie, Dante. No tienes derecho a hablar de mi vida ni de la de Alexander.[/Jane]- me dirigió una mirada seria que me habría frito en el sitio.- [Jane]Bebes como un cosaco porque eres incapaz de aceptar que tu madre esté muerta y el cerdo de tu padre siga vivo.[/Jane]- hizo una pausa, o no, no estoy seguro porque durante unos segundos desconecté. No era mentira del todo, pero me molestaba pensar que la gente se diera cuenta. – [Jane]Te enrollas con mi hermano cuando te sale de los cojones como si fuera de usar y tirar.[/Jane]- añadió. Aguanté su desahogo, porque a fin de cuentas yo lo había provocado diciéndole lo que pensaba, tampoco podía ahora quejarme, aunque lo de Owen no fuera así.- [Jane]No eres un ejemplo de nada. Te estás convirtiendo en tu padre, así que despierta antes de que sea demasiado tarde.[/Jane] – finalizó. Dejé pasar unos segundos, saborear lo que acababa de decirme.
– [Dante]Touché.[/Dante] – dije finalmente. – [Dante]Lo de mi padre es un golpe bajo.[/Dante] – puntualicé. Decir que me estaba convirtiendo en mi padre probablemente fuera el mayor insulto que pudiera decirme nadie. Sí, bebía, tampoco me afectaba una barbaridad por ser aesir y no acababa tirado por las calles. ¿A veces había bebido porque echaba de menos a mi madre y no me apetecía que nadie me compadeciese? Sí. Pero no era como él, yo nunca habría abandonado a mis hijos. Para él quizá fuera más importante coger esa puta espada y ensartar al asesino de mi madre, pero eso no la iba a traer de vuelta.
– [Jane]Y ahora me escuchas.[/Jane]- levantó el dedo, impidiendo que le respondiera.- [Jane]Yo jodí mi amistad con Alexander.[/Jane] – añadió. Eso rebajó sustancialmente la mala leche que me dio que me hiciera callar, así que me calmé.
– [Dante]Si quieres me opinión, tampoco él ha estado muy fino.[/Dante] – comenté, haciendo como si todo lo que acababa de decirme hubiera quedado barrido debajo de la alfombra. Yo no quería la pena de nadie. No, no terminaba de superar que la persona que más me quería estuviera bajo tierra, nunca lo haría. Solo hablé de ello con Daniel y él me lo dejó claro, ser huérfano no tiene vuelta atrás, no hay un viaje de crecimiento en el que de pronto, ya es como si tus padres nunca hubieran muerto y lo superas. No, siempre duele, siempre está ahí, acompañándote toda la puta vida.
– [Jane]Era mi mejor amigo y se puso del lado de mi hermano cuando yo le necesitaba.[/Jane]- respondió en voz más baja, con lágrimas en los ojos. Le pasé una mano por la espalda y caminamos hacia un lugar un poco más apartado. Sentía la mirada de Owen en mi espalda, si había hecho llorar a su hermana caería toda su ira sobre mí fuera quien fuese.
– [Dante]No es una excusa pero vamos, la mayoría de los adolescentes son un poco intensos y Xander como ha salido legal legal legal bueno, se vino un poco arriba.[/Dante] – Xander y Jane eran un cúmulo de malentendidos elevado a la séptima potencia.
– [Jane]Ya.[/Jane]- suspiró y se limpió las lágrimas. Si todavía lloraba por él, no entendía cómo Xander no había conseguido acercarse a ella.
– [Dante]Está claro que no soy el ideal para dar consejos, pero como son gratis y la bebida también: Igual no es demasiado tarde.[/Dante] – comenté. Ella se quedó mirándome unos segundos.
– [Jane]Deja la bebida, Dante.[/Jane]- me pidió. Lo consideré unos instantes, antes podía ser por la mala leche, ahora lo decía preocupada. Quizá empezase a beber un poco menos si así era como me veía la gente.- [Jane]Y sobre lo otro: si tanto me quisiera, habría venido a la fiesta.[/Jane] – añadió, tan cabezota como de costumbre. Solo se justificaba, igual que Xander, así que decidí soltar la bomba.
– [Dante]Ya. Por cierto alguien ha dejado un regalo misterioso.[/Dante] – comenté, a sabiendas de que sabría perfectamente por quién lo decía. Xander me lo había pedido el otro día, seguramente porque ni Elle ni Owen habrían aceptado.
– [Jane]Es de él, ¿verdad? [/Jane]- preguntó acercándose al paquete que le tendí. No respondí, me limité a sonreír. Técnicamente yo no había dicho nada, tal y como le dije a Xander.
Ella abrió el paquete y se quedó callada cuando vio lo que había dentro: Una reluciente InfiniBand último modelo. Por todo el tema de su hermano, JJ llevaba años queriendo una.- [Jane]No…no la puedo aceptar.[/Jane] – respondió. No era tan caro como un Inphone nuevo, pero no era un juguete de cuatro duros.
– [Dante]No tiene dirección de devolución, pero se lo puedes llevar en persona si sabes de quién es.[/Dante] – repliqué con una sonrisa pícara.
– [Jane]Te odio.[/Jane] – sentenció, quizá no lo decía en serio. Hacía unos minutos no habría estado tan seguro.
– [Dante]Hay una larga lista, ¿te apunto?[/Dante] – respondí. Ella asintió, con una sonrisa que no pudo disimular mientras se probaba la pulsera.
– [Dante]A mi me regaló una cartera el cabrito.[/Dante] – comenté, sonriendo.
– [Jane]Tú no eres su mejor amiga.[/Jane]- replicó ella, mirándome. Volvía a calificarse de mejor amiga asi que parecía que las cosas apuntaban maneras.
– [Dante]Is di mi fimilii.[/Dante] – me burlé, imitándola de la forma en la que ella solía imitar a su hermano.
Puse como excusa ir a por una hamburguesa y la dejé con su nuevo juguete y la semilla de hablar con Xander plantada. Fui de verdad a por una doble con extra de salsa y me senté en un lado solitario del jardín. Ya había socializado bastante por un rato y las penas con comida son más leves.
Supongo que tengo que admitir que parte de lo que me dijo JJ ese día me caló y nuestra relación cambió bastante de ahí en adelante. Yo la respetaba por decir las cosas claras y a ella le caía medio bien por algún motivo. Empecé a beber menos, limitándome solo a la ginebra rosa, un homenaje a alguien muy especial, pero sin pasarme demasiado. No iba a dejar que la gente dijese de mí que era un pobre miserable que bebía para olvidarse de su madre muerta. Aunque quizá lo más decisivo fue la comparación con Logan, jamás me iba a parecer a él, incluso había llegado a plantearme quitarme el apellido Villiers, pero fue mi madre la que lo eligió y si ella había aguantado ser una Browning con el padre y el hermano que le habían tocado, yo podía ser un Villiers y redefinir el concepto de la mierda de padre que me había tocado.