Moondale

Etiqueta: Nate Allen ‘Niall’

  • EL GUARDIAN DE LAS PESADILLAS

    OWEN WILLIAMS

    EL MUNDO DE LAS PESADILLAS (OBVIO)

    Como diría la señora del Titanic, han pasado 400 años…

    ¿Dónde te has metido todo este tiempo? Seguro que eso es lo que os estáis preguntado. Bueno, no estoy en el mejor momento de mi vida precisamente. En efecto sigo muriéndome lenta y dolorosamente, para colmo el amor de mi vida sigue dándome largas, lo segundo duele más que lo primero para que lo sepáis.

    El caso es que me había despertado en un lugar desconocido, cuando no. Apenas alcanzaba a ver el suelo que pisaba y mucho menos la profunda oscuridad que devoraba ambos lados del camino, el único camino por el que podía seguir era un puente de madera que con la más mínima brisa de aire se caería a cachos con total seguridad.

    – [Owen]¡Ah, me encanta el olor a musgo falso nocturno!.-[/Owen] Dije adentrándome en el puente con pies firmes – [Owen]Alguien necesita actualizar su base de datos. El del miedo a las alturas es mi padre, yo soy su versión mejorada. Segunda generación cariño, New Moondies.[/Owen]

    – [JJ]Owen, Owen ayúdame.-[/JJ] Era la voz de mi hermana al otro lado del puente, por un instante estuve a punto de salir corriendo a zancadas por el puente aunque este cediera a mi peso, pero probablemente eso es lo que quería que hiciera, a fin de cuentas morir aquí era morir en el mundo real, esto no es como cuando caes en una pesadilla y despiertas sobresaltado.

    – [Owen]Buen intento, nada me da más miedo que no poder ayudar a mi hermana, pero se que lo que esta al otro lado del puente no es ella, mi vinculo con ella es más fuerte que esta parafernalia.-[/Owen] El grito atroz de una criatura me erizo todo los pelos del cuerpo. Nota, nunca te encabrones con el miedo… no espera, que coño, hazlo, revélate, no te dejes devorar por el miedo.

    Una figura oculta entre trapos oscuros apareció al otro extremo del puente. Al estar muriéndome pensé que era la parca que ya venía por mi. Pero este ser era tan cutre que le había robado el look a la muerte. De su ropa comenzaron a desprenderse pequeños hilos de oscuridad, vale, eso si resultaba impresionante. La oscuridad se arremolino a mi alrededor haciéndolo desaparecer todo.

    Cuando la oscuridad se disipo el lugar había cambiado por completo, me sacudí la ropa en un acto reflejo ya que dudo que la oscuridad tenga polvo, uno, que tiene que ir siempre impoluto, no os hacéis una idea de lo mal que lo pase en mi estancia en el mundo medieval.

    – [Niall]¿Perdone, podría darme alguna moneda?-[/Niall] Al girarme me encontré con Niall, su aspecto estaba desmejorado y su ropa raída. – [Niall]¿Owen?[/Niall]

    – [Owen] ¿Niall?.-[/Owen] Se abalanzo sobre mi abrazándome con todas las fuerzas que le quedaban – [Owen]¿Tu miedo es ser pobre?.[/Owen]

    – [Niall]Lo he perdido todo Owen, mi voz, mi poder, mi sueño, mi madre esta…-[/Niall] Su voz se entrecorto incapaz de seguir.

    – [Owen]Niall, tu mejor amiga es Lexie, ella no dejaría que te pasara esto. Que has perdido tu voz, te mete en un garito a que pinches discos. Tu poder, eres un aviantropo, ese es tu poder. Y créeme con un hijo como tú a tu madre nunca le faltara de nada. Y si te quedas en la calle siempre podemos compartir piso.-[/Owen] De hecho ahora que escribo esto puedo decir que ese es uno de mis miedos, la soledad, gracias a mi mente maestra de superficialidad dejando oculto ese miedo en lo más profundo de mi corazón. El rostro de Niall se ilumino por completo por lo que le había dicho y daba la sensación de que había recuperado la confianza en si mismo.

    El grito atroz volvió a surgir de nuevo y la oscuridad reapareció de nuevo, solo que esta vez Niall fue tragado por ella junto a mí. La noche volvió a aparecer ante nosotros y esta vez nos encontrábamos en un lugar familiar, o lo que quedaba de el. La granja de los Walker estaba en llamas y Ezra enfrascado en un combate con lo que parecía ser una versión de mi mismo.

    – [Owen]Tienes una visión un tanto distorsionada hacia mi persona.-[/Owen] Eche un vistazo a mi otro yo, que porte, que presencia, para estar presuntamente muerto tenía mejor aspecto que en el que me encontraba yo en ese momento. Seguro que ahora estáis pensando en cosas, dos Owens, madre mía que fantasía, eso os lo dejo a vosotros, dejad muchos fics en la base de datos de la Kvasir.

    – [Ezra]O… Owen. ¿Cómo…?-[/Ezra] Su voz se entrecortaba por el cansancio de estar batallando con mi otra versión demasiado tiempo, a saber cuanto llevaba protegiendo a su familia en toda esta pantomima.

    – [Owen]He venido a ayudarte, ya no tienes porque hacer nada de esto solo, para eso esta la familia.-[/Owen] Iba a decir amigos, pero tras todo lo que hemos pasado en la nave y estos mundos creo que puedo considerarlos a todos y cada uno de ellos miembros de mi familia. ¿Moriría por ellos? Bueno probablemente es lo que acabe sucediendo como siga interviniendo en las pesadillas de los demás y jodiendo el chernoquete o como se llame.

    El Owen T-1000 nos lanzo una bola de fuego que le devolví de un manotazo, después de todo se estaba enfrentando al Owen original. – [Owen]A pesar del miedo que tenga hacía lo que la gente pueda pensar de mi tú no eres yo. Se la persona que soy y la que quiero ser para los demás.[/Owen]

    Note una mano posarse en mi hombro, Ezra no solo estaba aceptando la clase de persona que era, estaba dejando atrás su miedo confiando en mí, alejándose de su futuro y abrazando un presente con todos nosotros.

    – [Ezra]¿Qué demonios…?.-[/Ezra] Nuevamente nos envolvió un remolino de oscuridad seguido de un grito que francamente empezaba a sonar placentero.

    – [Owen]Tranquilo, es lo que suelo ocurrir cuando a la mente maestra de la oscuridad se le empiezan a acabar las ideas de tortura.-[/Owen] Aparecimos en una calle de Moondale inusualmente abarrotada de gente. Fuese de quien fuese este miedo no le gustaba la gente, al menos no el barullo de muchas personas, y podía hacerme una idea de quién se trataba.

    Avance entre la gente buscándolo, solo quería agarrarle de la mano y decirle que todo iba a estar bien como hacía cuando era pequeño. Ezra me hizo un gesto para que lo siguiera, debía de haber percibido donde estaba con su olfato. Llegamos hasta un callejón y allí tirado en el medio estaba Elliot inmóvil.

    Note como el miedo se apoderaba de mí, pero no solo eso, también una ira desenfrenada de partirle la cara al capullo en su túnica negra que se encontraba junto a él torturándolo en un mundo sin sentidos.

  • SIN UN DURO

    NIALL

    CARAVANA

     

    No recordaba que la cama de la nave fuera tan incomoda, tal vez mi cuerpo se había acostumbrado a dormir en mitad del suelo en un futón, gracias por tanto Japón feudal. Me tumbe boca arriba y el corazón se me acelero al ver el colchón de la litera de arriba. Me levante corriendo pero con cuidado de no dejarme la cabeza con las barras de la litera. En la cama de arriba encontré a mi madre aun dormida.

    Gire alrededor mía para confirmar donde me encontraba. No podía ser real. Acabábamos de regresar a la nave con el resto. ¿Acaso todo había terminado y habíamos regresado a  nuestro mundo, a casa?.

    Eche un vistazo a la caravana, estaba más destartalada de lo que la recordaba. Entre algunas de las fotos colgadas en la pared se intuían grietas del desgaste del metal. En el fregadero había dos platos con su respectiva pareja de vasos. ¿Cuánto tiempo llevaba aquí y porque no podía recordar nada de esto?.

    En la mini nevera simplemente había un bote de leche ya pasado de fecha por el hedor que desprendía el bote. No había ni rastro de comida, por lo general cuando acababa su turno mi madre se llevaba lo que había sobrado de comida del turno en la cafetería. Mire entre las cortinas raídas hacia el exterior, no había ni rastro de la gasolinera y la cafetería en la que la caravana solía estar aparcada en la parte de atrás, en su lugar había otras caravanas.

    Encima de la encimera había un montón de cartas desordenadas, en su mayoría por impagos y últimos avisos de desalojo del terreno en el que nos encontrábamos actualmente.

    – [B]Buenos días cielo.-[/B] Escuche a mi madre por detrás mía. Al girarme la vi aun en su cama desperezándose.

    – [Niall]Buenos… días.-[/Niall] Me lleve la mano a la garganta aterrado. Mi voz sonaba diferente, más grave. Carraspee varias veces por si se trataba de algún resfriado, pero físicamente parecía encontrarme bien.

    – [B]Nate, ¿estas bien?. Parece que has visto un fantasma.-[/B] A pesar de todo, de apenas tener lo justo para comer, mi madre siempre había poseído una belleza natural. Pero ahora se le marcaban las ojeras y se le acentuaba la clavícula. A pesar de la holgada camiseta vieja se notaba que había perdido peso.

    [Niall]- Yo… no. Esto no puede estar pasando.-[/Niall] Mi voz sonaba extraña en mí. Nada de esto podía estar sucediendo. Había echo un trato, se suponía que no iba a faltarle de nada a mi madre. Si esa gitana espacio temporal me había engañado no iba a tener dimensión en la que esconderse.

    – [B]Déjame que busque algo para comer, debes estar hambriento.-[/B] Añadió abriendo los armarios buscando alguna lata o algo que no necesitara ser calentado previamente ya que nos habían cortado el gas.

    – [Niall]¿Dónde esta mi móvil?.-[/Niall] Pregunte buscando entre las cosas. Necesita hablar con Lexie o Noah. Necesitaba una voz familiar que me calmara y me ayudara a procesar que todo esto no estaba pasando, que era una ilusión o algo por el estilo.

    – [B]¿Móvil? Lo vendiste el mes pasado junto con el violín para pagar parte del alquiler del terreno de la caravana.-[/B] No. Por mi mal que fueran las cosas nunca me habría dejado vender el violín. Era un regalo de los abuelos, siempre podía sacar un par de dólares tocando en la calle.

    – [Niall]Tengo… tengo que tomar algo de aire… esto…-[/Niall] Salí al exterior con lo puesto. Hacía tanto frío que había dormido con un abrigo puesto.

    – [B]Nate, cariño…-[/B] Fue lo último que escuche a mi espada antes de acelerar el paso.

    Había dado mi poder por una vida de lujos, una vida en la que a mi madre no le faltara de nada. Acoso esa perra me había engañado y se había quedado con mi voz como Ursula en la Sirenita. Maldita bruja cara de merluza, como te encuentre… yo…

    Fui a parar frente a una vieja cabina telefónica. Descolgué y gracias a Dios aun daba señal. Rebusque entre los bolsillos buscando alguna moneda, pero estaba pelado, sin un duro encima. De todos modos a quién iba a llamar, no sabía el teléfono de Lexie o Noah de memoria. – [Niall]Mierda de tecnología moderna.[/Niall]

     

     

     

  • WHEN FEAR ARRIVES I

    DIARIOS DE DESTINO

    “We meet fear. We greet the unexpected visitor and listen to what he has to tell us. When fear arrives, something is about to happen.”
    Leigh Bardugo, Crooked Kingdom

    RUBY

    Ruby posó la palma en el lector de la puerta de la Nave y se preparó para dejarse llevar entre unos rostros que se habían vuelto muy conocidos en muy poco tiempo. La acogida, sin embargo, no llegó. La Nave la recibió de forma fría y silenciosa, sin que no pareciese haber nada ni nadie en su interior.

    Caminó por el hangar y subió hasta la planta principal, aún esperanzada. Allí no había nada, solo sombras y un susurro que parecía adentrarse más y más en su cabeza. Era como si alguien la estuviese vigilando desde atrás. Se giró y vio un cuerpo tendido en el suelo. Era Kaylee, le miró el pulso, parecía dormida, pero sus ojos estaban abiertos.

    De nuevo sintió algo a sus espaldas. Aferró la espada que había cogido en la zona de entrenamiento y se giró, pero la espada cortó solo las sombras, que parecieron difuminarlo todo a su alrededor.

    Una risa conocida la sorprendió. Cole estaba tras ella, sonriendo, pero sus dientes estaban afilados como cuchillas. Se echó hacia atrás y sus manos tocaron tierra oscura y fría. No podía ser cierto, no podía estar allí de nuevo. Y sin embargo, dos lunas recortadas en la profunda noche confirmaban lo contrario. Nunca había salido de Dyavol, solo había sido otro juego enfermizo del Amo del Portal. Seguía estando sola, indefensa, incapaz de liberarse.


    COLE ROMAN

    No había rastro del más mínimo rayo de sol en aquél lugar. Cole trató de seguir un camino ascendente, sin embargo no fue capaz de encontrar una salida.

    Llevaba desde que se había despertado buscando el camino, cualquiera que evitase internarse más en aquella mina oscura, privada de calor y de luz. Se notaba mucho más cansado, apenas con fuerzas para aguantar unas horas más.

    Apoyó la espalda en la pared y se sentó para tratar de recuperar una energía que jamás iba a volver si no encontraba una fuente. Miró hacia el camino descendente, que se sumía en la oscuridad. De él parecía venir una voz lejana, una voz que creía conocer.


    NIALL

    Despertó con un dolor punzante. Al girarse, vio que un muelle del colchón se había salido y se le había estado clavando quién sabe durante cuanto tiempo. Alguien se removió en la parte superior de la litera. Aún confuso, Niall se puso en pie para comprobar quién era, y se sorprendió al ver a su madre, removerse en sueños, encogida, sin apenas una manta con la que taparse.

    No lo entendía, acababa de hacer un trato para que a ninguno le faltase de nada. ¿O quizá todo había sido un sueño? Cuanto más veía las fotos distribuidas por la vieja caravana, muchas tapando agujeros o grietas en la carrocería, más dudas le surgían.

    Abrió la nevera, estaba vacía salvo por un cartón de leche caducado y un par de huevos. Puso una sartén en el fuego pero el gas no funcionaba. Sobre una mesa desconchada, se acumulaban avisos para mover la caravana por impago.


    ROBIN

    Robin se llevó una mano a la sien, aún dolorida. Pensaba en alguien que faltaba a su lado, alguien que hasta hacía poco estaba allí. Lo único que sabía a ciencia cierta era que volvía a casa después de tanta guerra. Necesitaba paz, tranquilidad.

    Cruzó los límites del reino y esperó su esplendor, su olor característico, el frío acogedor de la nieve. Un penetrante olor a humo le inundó las fosas nasales y le hizo abrir los ojos. El hermoso bosque estaba quemado al menos en dos tercios.

    Corrió, sin pensar dónde se estaba metiendo, y entonces cayó de rodillas. A lo lejos se veía el castillo de su familia, en ruinas, destrozado por la artillería de los morteros. El pueblo a su alrededor estaba igual. La guerra había llegado mientras no estaba y había arrasado con todo.


    NOAH ARKKAN

    Abrió los ojos. El cuerpo entero le dolía: cabeza, articulaciones, incluso los mismos ojos. Llevó las manos a los cables que tenía sujetos a la sien y los palpó. Después a la vía clavada firmemente en el brazo.

    Se incorporó, desconectando los cables y suspiró para quitarse la vía. La sensación era desagradable, pero también el dolor palpitante en la nuca y la sequedad que sentía en la boca.  Confuso, buscó el dossier a los pies de la cama y trató de leer. Era como si su mente tuviera problemas entendiendo las palabras, pero le recorrió un escalofrío al ver el año de ingreso y el de la última intervención. Llevaba veinte años allí.


    LEXIE FENRIS

    Llegaba tarde a la fiesta y no terminaba de encontrar el vestido adecuado. Tras un rato, se decidió y se maquilló. Bajó las escaleras de la mansión Fenris, lista para sorprender a todos con su aspecto.

    A mitad de camino recordó que era un baile veneciano, así que dio la vuelta a la habitación, pero no fue capaz de encontrar una máscara. Pensó que se la pediría a alguien abajo, seguro que su madre tenía varias.

    Volvió a bajar las escaleras y las máscaras se giraron hacia ella, murmurando que no llevaba una. Lexie maldijo controlando las apariencias y se internó en la muchedumbre. Buscó a sus padres, pero las máscaras les confundían. Solo veía rostros cubiertos y ya no eran planas, con bonitos decorados. Eran horrendas, como picos de aves exageradamente grandes y amenazadores. Todo el mundo llevaba, de diferentes colores y estilos, pero cada vez que la miraban esos picos apuntaban a ella.

  • LA ALDEA OCULTA

    COLE ROMAN

    ALDEA MYOJIN, ESFERA NARA – MAÑANA

    – [Cole]La Aldea oculta Myojin esta cerca, remad con fuerza.[/Cole] – les animé. Nos había costado semanas llegar hasta allí siguiendo los hilos de viejas leyendas y habladurías.

    – [Zahra]Eso es fácil de decir cuando llevas un compañero de remo.[/Zahra]- se quejó Zahra, en la otra canoa. Había sido imposible meternos los tres en una, así que viendo que Niall era el que menos entusiasmo le ponía a remar, me había tocado cargar a mi hermano.

    – [Niall]Créeme cuando te digo que tampoco le estoy ayudando tanto.[/Niall] – admitió Niall. Una de sus virtudes era sin duda la sinceridad.

    – [Cole]Yo te creo.[/Cole] – repliqué. Los músculos de mis brazos se tensaron al remar con más fuerza contra la corriente que provocaba la catarata.

    Aquél lugar era una maravilla de la naturaleza, el sitio perfecto para que existiera una leyenda. Cuando llegamos a Nara, magullados, desorientados y sin comunicación con nadie fuera de la esfera, tuvimos que recurrir a ir al único lugar conocido, la aldea en la que yo ya había pasado un tiempo junto a Bowie y los demás.

    Tardamos en llegar a Kurashiki, apenas tenía nociones del idioma y no llevábamos el traductor de Henry con nosotros. Finalmente, llegamos. Nos recibieron con honores reconociéndome como alumno de la maestra Gozen.

    Nos instalamos unos días, pero me costaba encontrar la paz en aquél lugar sin saber qué había sido del resto y sintiendo el vacío de la maestra Gozen. Pedí visitar el hogar en el que se había recluido Qiu Lanying y estudié algunas de sus «verdades», buscando algo que nos sacase de allí, que pudiera reunirnos con el resto.

    Tardé días, pero finalmente encontré una mención, algo que podría hablar de nosotros, de los Daë del futuro y su destino. Disgregados, enfrentados a un mal que incluso a ella le daba pesadillas. El texto de la visión era breve, pero hablaba de un portal raíz, uno que no podía ser silenciado por la gran corrupción. Y su ubicación estaba escondida entre los secretos de la aldea Myojin.- [Cole]Pensad que estamos más cerca de salir de aquí.[/Cole] – les animé.

    – [Zahra]¿Quién ha dicho que a mí me gusta más la nave que esto?[/Zahra] – se quejó. Zahra seguía tratando de disimular que estaba mejor acompañada de nosotros que sola.

    – [Cole]Que el resto te cae mejor de lo que admites .[/Cole] – la sinceridad era un rasgo común a los Villiers, era curioso pensarlo.

    – [Zahra]Si eso es lo que quieres creer: adelante.[/Zahra] – replicó. Me giré para dedicarle una sonrisa y di una palada con el remo para que le salpicase un poco de agua.

    -[Niall] La nave no lo sé, pero la Tierra te encantaría.[/Niall] – sugirió Niall. Mi hermano estaba deseando volver a nuestra vida, mientras que yo cada vez tenía más claro que aunque volviéramos, nada sería igual.

    – [Cole]Así me gusta, con el objetivo en mente.[/Cole] – comenté, distraído. Había escuchado un ruido entre los árboles que rodeaban el cauce del río. De no haber sido medio demonio, jamás lo habría oído. – [Cole]Ha costado mucho encontrar un hilo del que tirar para arreglar esto.[/Cole] – admití. Si no hubiera sido por Qiu Lanying no tendríamos ni idea de qué hacer.

    – [Zahra]Normalmente, si tiras del hilo, descoses.[/Zahra]- respondió Zahra, alzando una ceja. Siempre tan práctica.

    – [Cole]Esta ciudad oculta nos dará respuestas. Los ninja lo sabrán.[/Cole] – traté de infundirles esperanzas pero no era un Echolls, no lo llevaba en la sangre. Si la cosa hubiera ido de defraudar a alguien o tener un hijo perdido, eso sí que lo tenía en mis genes.

    – [Zahra]Espero que tengas razón.[/Zahra] – dijo Zahra. Traté de escuchar algo bajo sus remos, sin éxito. Seguía sintiendo que nos vigilaban, era una sensación continua desde hacía un buen rato, pero eran demasiado silenciosos.

    – [Cole]Se supone que esta ciudad tenía la mayor biblioteca sobrenatural. Se encerraron cuando empezó la amenaza de los guerreros oni.[/Cole] – para evitar que robaran sus secretos. Myojin no solo era una aldea secreta ninja, era «la aldea secreta», la Meca de los ninja de Nara, su última morada.

    – [Zahra]No me gustan los libros. Los libros los miras tú o que los mire Niall.[/Zahra] – razonó. Zahra era una superviviente, todavía tenía que cogerle el gusto a hacer cosas por ocio y no por salvarse.

    – [Niall]Una pena no tener a Noah por aquí, te ayudaría encantado a leer esos libros.[/Niall] – comentó mi hermano. Se notaba que echaba de menos a su mejor amigo.

    – [Cole]Los ninja son recelosos con sus secretos, pero nos están dejando pasar.[/Cole] – susurré. Tenían que ser ellos los que nos vigilaban. Y hacía tanto rato que habían tenido muchas oportunidades de emboscarnos. Si no lo habían hecho, era porque estaban observándonos.

    – [Zahra]Eso no es bueno.[/Zahra] – respondió Zahra, alerta.

    – [Cole]Peor sería que nos hubieran atacado. [/Cole] – aunque tampoco me agradaba la idea de que nos estuvieran vigilando sin poder hacer nada. – [Cole]Llevan siguiéndonos desde el principio.[/Cole]

    – [Niall] Menos mirar y más ayudar a remar.[/Niall] – dijo Niall. Nadie respondió. No sabía si le habían entendido, en teoría los ninja Nara viajaban por el mundo y dominaban muchos idiomas. Más allá del mar Ryujin, había una civilización que hablaba nuestra lengua. Zenitsu, un niño de Kurashiki que había empezado a entrenar con los ninja, había ido allí y era nuestro traductor oficial mientras estuvimos allí.

    Pasamos la cascada sin que nada más ocurriera y llegamos a una orilla del río a partir de la que no se podía seguir. Niall y yo nos bajamos, Zahra por su parte no parecía fiarse demasiado y permaneció en la canoa.

    Puse un solo pie en la verde hierba y cortando el aire con un silbido una decena de kunai atravesaron la tierra frente a mí. Zahra reaccionó tratando de remar de vuelta, pero un kunai solitario se clavó en la madera de su barca. Le hice una señal para que bajase junto a nosotros, no podíamos retroceder. Zahra me hizo caso, pero farfullando.

    Cuando volví la mirada al frente, un hombre ataviado con hakama tradicional de color azul oscuro. Tenía el rostro curtido y unos ojos demasiado ágiles.

    – [b]¿Qué os trae a Myojin?[/b] – preguntó en nuestro idioma. Era uno de los primeros hombres adultos que veíamos en ese mundo. Era cierto entonces que se habían refugiado cuando empezó la era de los guerreros Oni. En las sombras de los árboles empecé a distinguir ahora otras siluetas, masculinas y femeninas. Ninja.

    – [Cole]Buscamos conocimiento. Somos amigos de Qiu Lanying.[/Cole] – dije, dando un paso al frente. Zahra parecía estar deseando echar a correr y yo solo podía tener confianza en la bondad de aquella gente.

    – [b]Adelante. Hablemos en la aldea. [/b]- dijo finalmente, girándose para darnos la espalda sin el menor atisbo de miedo. No lo necesitaba, ni tampoco inspirárnoslo a nosotros. Sabía que sus ninja podrían acabar con nosotros sin el mayor problema.

    Me giré a los demás y les sonreí. No era un Echolls, no era un líder, pero iba a llevarles con ellos, nos reuniríamos y acabaríamos lo que empezamos, juntos. Y volveríamos a casa aunque eso significase enfrentarse a una oscuridad a la que incluso una Daë de leyenda temía.

  • MI VERDADERO PODER

    NIALL

    AMANECER – BOSQUE DEL CREPÚSCULO

     

    Por un momento pensé que había vuelto a casa con mi madre, esa caravana que apenas era más grande que mi habitación de la residencia, pero entonces recordé que volvimos con los demás porque los ladrones de cuerpos o vete a saber quienes eran ahora habían vuelto. Así que francamente no tenía ni la más mínima idea de donde podría encontrarme.

    Por mi mente paso la idea de que estuviera en otro de esos mundos buscando al Daë de turno, pero era algo que solíamos hacer en grupo y además llegados a este punto, en el que apenas restaban media docena, no creo que fueran a confiar en mí para hacer una misión en solitario para captar al Daë de tuerno.

    -[Caitriona]Hola Niall.-[/Caitriona] Me gire sobresaltado y ahogue un grito. No tenía ni la más remota idea de donde había salido esa señora. -[Caitriona]Soy Caitriona y he venido a hacer un trato.[/Caitriona]

    – [Niall]¿Nos conocemos?. Espero que el trato no tenga nada que ver con las cadenas.-[/Niall] Solo mi circulo cercano me conocía por Niall, no es que no fuera presentándome a todo el mundo como tal, pero a esta mujer no la había visto en mi vida.

    – [Caitriona]Yo a ti te conozco, pero tú a mí no aún.-[/Caitriona] Hizo aparecer una silla desde el suelo y sentó en ella. La verdad que como método para ahorrar espacio iba bastante bien.

    – [Niall]La verdad tampoco sé si quiero conocerte, me están llegando unas vibraciones muy chungas.-[/Niall] No me va mucho el rollo de la magia, es chunga y es fácil corromper a la gente con ella.

    – [Caitriona]Puedo ofrecerte algo que quieres por un módico precio.-[/Caitriona] Ya tiene que estar la cosa jodida en el mundo de la magia para que tengas que estar pluriempleada en el mundo de la teletienda, o magitienda en este caso.

    – [Niall]No tengo un duro y me he dejado la cartera en la nave.-[/Niall] No tenía dinero para mí como para ir repartiendolo a gente que estaba en las mismas que yo.

    – [Caitriona]Eso tiene arreglo.-[/Caitriona] Si, un trabajo bien remunerado. Que la gente no sea homofoba y racista. pero esta la cosa complicada.

    – [Niall]No hago favores sexuales.[/Niall]

    [Caitriona]No los necesito, pero gracias por la aclaración.-[/Caitriona] Debió de tomarselo porque sonrió un poco -[Caitriona]¿Quieres que te muestre lo que te ofrezco?[/Caitriona]

    – [Niall]Si por favor, procede.-[/Niall] Al igual que hizo con la silla, hizo aparecer una televisión, pero una de esas antiguas. No debía de conocer las pantallas planas, aunque quien soy yo para jugar, en casa tengo una igual. Cait, ya que nos tuteamos la llamare así, puso el mando y empezó a reproducirse un videoclip en el canal de Infinity Music. No sabía de quien se trataba, pero sonaba bien y el tío se movía de escándalo. Cuando me di cuenta de quién se trataba casi caigo al suelo. – [Niall]Soy… Soy ¿yo?.[/Niall]

    – [Caitriona]Se parece bastante a ti, pero todavía no eres tú.-[/Caitriona] Añadió sonriendo. Sin duda a la tía esta le gustaba ponerse en plan críptica. Seguro que alguien ya le ha tocado el papo y ahora va con mas cautela.

    – [Niall]Vale, donde está el truco. ¿10 años de éxitos y después la decadencia?¿Mi alma a cambio del éxito?.-[/Niall] La verdad es que no me gustaban ninguna de las dos opciones. No quería ser uno de esos cantantes con un único hit y tampoco perder mi alma, no es que crea que tengamos algo dentro de nosotros, pero el capítulo ese de los Simpson en el que Bart le da su alma a Milhouse es difícil de olvidar.

    – [Caitriona]Quiero tu don.-[/Caitriona] Dijo sin dar muchos rodeos.

    – [Niall]Específica chata porque tengo muchos.-[/Niall] Mismamente mi voz era uno de ellos, acaso iba a ser el número uno en el mundo con un álbum en el que soltase gallos. O me iba a joder el meñique en una mano y nunca más podría tocar el piano bien.

    – [Caitriona]Quiero tu poder.-[/Caitriona] Me dio mal rollo lo convencida y decidida que sonó – [Caitriona]El grito sónico.[/Caitriona]

    – [Niall]¿Y no prefieres el 20% de todos mis éxitos?. Te vendría bien cambiar de aires… y casa.-[/Niall] Nadie decía que no pudiera regatear con ella. La verdad si me hubiese dicho que quería el pajarraco en el que me convierto de vez en cuando hubiese dicho que si sin pestañear. Pero mi poder… no es que fuera a ser un héroe como el resto, eso lo tengo más que claro, tampoco es que me guste esa vida. Pero era algo que siempre me había sacado de alguna situación peliaguda.

    Seguro que los demás también piensan que soy un vendido si acepto esto oferta. Pero la industria de la música no es fácil, a no ser que estés bueno como Leo que le da un plus. Pero las puertas se siguen cerrando con facilidad en la industria para los negros, súmele a eso el ser un negro gay. Además me negaba a ser una garrapata para Lexie el resto de mi vida. Ahora podríamos quemar tarjetas de crédito a pares, cada una las suyas.

    Cait se levanto resoplando, fijo que el resto ya le había intentado regatear también – [Caitriona]Niall, esto no es una negociación.-[/Caitriona] Me echo una miradita por encima del hombro y se encamino hacia la salida.

    – [Niall]Espera, espera. Esta bien, acepto.-[/Niall] Me da igual lo que pensara el resto de mi por esto. Iba a conseguir la carrera musical que tanto deseaba e iba a sacar a mi madre de esa mierda de caravana dándole esa casa que se merece.

    – [Caitriona]Así me gusta.-[/Caitriona] Regreso hasta donde me encontraba y poso una mano sobre mí. Ni apretón de mano ni leches. La tía se acaba de llevar mi habilidad sin rechistar. Al menos no había tocado mi verdadero poder. – [Caitriona]Cuando vuelvas a la Tierra, recibirás una llamada y empezará lo que has visto. De ti depende el resto.-[/Caitriona] Tenlo por seguro Cait, no me faltaran ganas para que cada canción sea un éxito.

    – [Niall]Te dedicare el primer álbum.-[/Niall] Pondré a una tía en toga en la portada del disco, o le compondré una canción, o la añadiere en las dedicatorias. Aunque todo esto le importaba más bien poco, ella ya había conseguido lo que quería, tampoco es que tuviera que darle nada más.

    Cait soltó una carcajada propia de bruja mala mientras se dirigía hacia la puerta y antes de marcharse añadió – [Caitriona]Volveremos a vernos.[/Caitriona]

    La verdad esperaba que no. Para que quisiera mi carrera músical la próxima vez la muy perra.

     

  • AL MÁS PURO ESTILO LOUNA

    Lexie – Nave

    Noche

    Nos encontramos con el otro grupo en el pasillo central de la Nave, el que conectaba con lo que esta gente llamaba «La Sala Común». A mí eso me sonaba a Harry Potter. Creo que le tenía manía a esa saga por culpa de Idris. Una vez, cuando teníamos once años, aparecí con el primer libro debajo del brazo y aquí mi colega se puso a decirme: «¿ese es el libro del puñado de blancos heteronormativos que salvan el mundo de un malo sin nariz?»

    Me dolió, para qué vamos a negarlo ahora. La mitad de las palabras que me dijo no me sonaron a nada, , pero Idris era mi modelo a seguir. Acabé donando el libro a una tienda que compraba cosas de segunda mano y me olvidé del mago inglés para siempre.

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  • UNA EXTRAÑA BANDA

    HOTAH TEIKWEIDÍ ‘LEKWAA’

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Poco podía imaginar que mi vida daría un giro tan abismal en unos años. Tenía todo lo que quería, un buen trabajo que disfrutaba, un día a día sin ataduras y a mi familia no demasiado cerca para criticar mi modo de vivir.

    Después todo eso se había ido por la borda cuando comenzó «La Putrefacción«. Las noticias empezaron a estar ocupadas por aún más catástrofes y llegó todo a un punto tan extremo que en cualquier canal podías consultar el número de personas que quedaban vivas en el mundo. Ese camino me llevó de nuevo hasta mi familia, solo para encontrar que iba a convertirme en el avatar de mi pueblo, cuyas costumbres siempre había rechazado.

    Apenas pude utilizar aquellos nuevos dones en mi mundo, porque me vi arrastrado a este sistema planetario remoto, en un tiempo que desconocía. Cómo podía llevar todo aquello a salvar mi mundo lo desconocía, pero estaba claro que en aquél mundo anclado en el lejano Oeste no iba a ser. Me apenó alejarme de la protección que me ofrecía la tribu, sin embargo, no tenía más opciones. Esos nuevos y extraños visitantes de otro tiempo tenían que ser parte de mi destino.

    Los Daë, como ellos los llamaban, aparecieron. Uno de ellos era un elfo que parecía sacado de una de esas películas de fantasía que siempre eran un éxito rotundo y que nunca solía ver. La otra era una chica joven y menuda, parecía frágil, pero mi visión mostraba un aura capaz de mover montañas. Ugg’Krah se unió a su grupo, tal y como habían predicho, así que yo seguí a aquellos dos muchachos que ni siquiera debían ser mayores de edad hasta esta…nave espacial, donde se reencontraron con todos los demás, incluidos Owen y Jane.

    Traté de ayudar con los trabajos de reparación para convertir aquella nave en un hogar improvisado, pero poco podía hacer más allá de limpiar lo que podía. No conocía a nadie de allí, salvo los Williams y Vera, con los que había intercambiado unas pocas palabras. Me encontraba perdido, sin un propósito claro, esperando continuamente una señal, algo que hacer. Mi nuevo nombre significaba «espíritu guerrero», pero sin una guerra, no entendía mi propósito.

    Una parte de mí, la que había quedado enterrada por Lekwaa, quiso unirse cuando empezaron aquél desenfadado e improvisado juego. Para Hotah habría sido divertido, habría reído, bromeado y habría intimado con gente guapa, pero para Lekwaa no había tiempo para ese tipo de cosas, no cuando había tanto en juego.

    Así que me senté allí cerca, aprovechando al menos para saber algo más de las personas con las que ahora convivía, personas con las que lucharía codo con codo. Pese al poder que ostentaban la mayoría de ellos, se notaba que aún eran jóvenes y tenían mucho que vivir. Había tensiones entre ellos, personalidades muy polarizadas, romances, tensiones sexuales, miedos e inseguridades.

    Al principio luché contra las voces en mi mente que me decían que aquello era perder el tiempo. Poco a poco se fueron convenciendo de que ese juego tenía un propósito, una estrategia. Un grupo desunido no tiene oportunidades y aquello estaba empezando a unirles. Incluso para voces tan arcaicas como las que convivían en mí, el cambio en el aura de la sala era más que evidente.

    Al cabo de un rato, cuando Kaylee entró buscando a su hermana mayor, Amy, por un asunto que parecía serio, el juego se paró y el ambiente se convirtió en varios grupos de conversación y de baile al son de un aparato rectangular de Lexie que parecía un teléfono, pero también reproducía música.

    Conseguí reunir convicción para acercarme a los demás, argumentando que eso me haría conocerles más a fondo y quizá, poder asegurarme de que todos eran personas de confianza. Hasta el momento había usado mi poder en algunos de ellos y, aunque los había más blancos que otros, hasta ahora había ido bien.

    Cuando caminaba hacia los demás, un chico que estaba bailando en la pista con total efusividad dio un paso atrás inesperado y me choqué con él. – [Lekwaa]Perdona.[/Lekwaa] – mi mente aún no era capaz de concebir aquella escena tan propia de una noche de fiesta en una discoteca en lugar de en una nave espacial estrellada, en un planeta lejano, esperando para salvar el mundo. El chico se giró y me miró. Su piel oscura estaba adornada por unas marcas iridiscentes que a juzgar por cómo brillaban los labios de Lexie y media cara de Xander, debían ser del pintalabios de la primera. Traté de acordarme del nombre, pero eran tantos que solo conocía el de los que más hablaban o a los que más nombraban.

    – [Niall]Si querías hablar conmigo no hacia falta que hicieras como que chocabas.-[/Niall] respondió. Tenía una bonita sonrisa y un aire desenfadado que habría sido la garantía de atraer mi atención. Además, el chico era guapo, pero con ese mero pensamiento sentí algo removerse en mi cabeza.

    Esbocé una sonrisa tímida, mientras luchaba en mi interior. – [Lekwaa]Soy Lekwaa, creo que no nos conocemos.[/Lekwaa] – ése era parte del problema, Lekwaa. No se encontraba cómodo allí, Hotah, sí.

    – [Niall]Niall.-[/Niall] se presentó, colocando la mejilla para darnos dos besos. – [Niall]Nos faltan tres más y podemos hacer una banda de rock ochentera.[/Niall] – reconozco que tardé un poco en pillar la indirecta y mi cara debió estar seria en los segundos en los que pensé que se refería a que era de ascendencia nativa y todo en mí se removió de una forma no muy positiva. Pero comprendí que no, era más sencillo que todo eso, se refería a que era gay, como él, lo daba por hecho. En parte no le faltaba razón. Había tenido relaciones con mujeres y seguían atrayéndome, pero mayoritariamente las había tenido con hombres.

    – [Lekwaa]Eres…[/Lekwaa] – me di cuenta de que preguntarle por su orientación sexual no era la mejor forma de presentarnos, y además acababa de decírmelo. – [Lekwaa]…hermano de aquellos dos, ¿no?[/Lekwaa] – señalé hacia dos chicos de pelo claro que estaban hablando juntos con una chica joven que hacía unos minutos estaba encaramada encima del más robusto de los dos, devorándose mutuamente.

    – [Niall]¿Esos dos que estan cuchicheando como entrarle a la rubia y a la del pelo plateado? Sí.-[/Niall] sonrió. Había observado durante toda mi estancia en la nave a aquellas personas y trataba de mantenerme al día en sus parentescos, que eran bastantes.

    – [Lekwaa]Eres el guapo de la familia entonces.[/Lekwaa] – conseguí decir. Mi cara se ensombreció al instante pero traté de luchar con ello.

    – [Niall]¿Me estás tirando los trastos? Mi gaydar debe de estar fallando… o tal vez estoy demasiado centrando en conseguir lo inalcanzable. -[/Niall] dijo, probablemente pensando en voz alta porque no estaba seguro de a quién se refería. Pensé durante un momento y entonces me di cuenta del chico que faltaba, el que se había levantado del juego y que parecía gustarle a todo el mundo. La verdad es que era para mirarle dos veces.

    – [Lekwaa]Hace unos años ya lo habría conseguido hace rato.[/Lekwaa] – comenté, dedicándole otra sonrisa.

    – [Niall]Te lo tienes bien creído ¿eh? -[/Niall] replicó, sin ocultar una risa.

    No conseguí contener la risa. Esa respuesta no me la esperaba y me había venido bien. – [Lekwaa]Solo recordaba viejos tiempos.[/Lekwaa] – que parecía que eran muy viejos. – [Lekwaa]Cuando me presentaba como Hotah.[/Lekwaa] – o más bien, como Hunter, pero no me apetecía entrar en tanto detalle. Mi trabajo, las fiestas, los ligues de una noche en mi ático. De todo eso ya no había nada.

    – [Niall]Pero que viejos tiempos si tienes mi edad.-[/Niall] rió él.

    – [Lekwaa]Algún día te contaré a qué me refiero.[/Lekwaa] – respondí. Antes de hacerlo tenía que lidiar conmigo mismo.

    – [Niall]Seguramente también vengas del futuro. Parece ser un tema recurrente en esta gente.-[/Niall] movió la mano y vi a la muchacha rubia de antes hablando ahora con el chico de pelo rubio tostado y aire melancólico. Tenía entendido que eran hermanos, pero no se conocían porque ella venía del futuro y él y de otro futuro alternativo. Me paré un segundo a pensar si de verdad estaba viviendo todo eso, o si era incluso verdad lo que contaban. Pero a mí me habían creído, así que no era quien para dudar de nadie.

    – [Lekwaa]Casi. Mundo alternativo. Creo que unos años más atrasado que el vuestro, pero igual fue porque todo se echó a perder.[/Lekwaa] – respondí. Dejando a un lado que no sabía qué tecnología habían conseguido en esa nave y qué no, por las cosas que hablaban a veces, me había hecho a la idea de que eran unos cuantos años más avanzados. – [Lekwaa]Antes me resultaba más fácil hablar con la gente.[/Lekwaa] – aseguré. Antes de ser Lekwaa.

    – [Niall]Claro, los nativos no es que te dieran mucha conversación.-[/Niall] trató de bromear.

    – [Lekwaa]Por desgracia tengo demasiada conversación en mi cabeza.[/Lekwaa] – me di cuenta al instante de que parecía un esquizofrénico. Quizá, al menos sería una respuesta más racional que lo que habitaba en mí.

    – [Niall]Yo a veces también pienso demasiado.-[/Niall] continuó él, mirándome a los ojos.

    Volvió a conseguir que riera. Me ayudaba bastante que se lo tomase así, sin darle importancia. – [Lekwaa]Tengo que dejarte. Pero nos veremos por aquí. Esto no es tan grande.[/Lekwaa] – no me apetecía irme, pero tenía que meditar y pensar acerca de mí, acerca de Lekwaa, acerca de Hotah.

    – [Niall]Ten cuidado por donde andas, no te vayas a chocar con nadie más.-[/Niall] respondió, mirándome de una forma bastante sugerente.

    Pensé dar la vuelta y besarle sin detenerme, pero no quería que las complicaciones empezasen después. Primero tenía que ordenar mi mente. – [Lekwaa]No lo tengo pensado.[/Lekwaa] – dije simplemente.

    Eché a andar sin rumbo fijo y pensé en seguir aprovechando la noche para hablar y observar a los demás. Empezaba a sentirme menos como un espectador y más como parte de aquella extraña banda.

  • TODO EL MUNDO ODIA A IDRIS

    IDRIS SOLO-NOVAK

     LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Aquella botella siguió girando controlada solo por la voluntad de Kaylee. Juntos actuábamos como una máquina bien engrasada que se encargaba de hacer que nuestro variopinto grupo empezase a unirse más. Kaylee era el cerebro y yo la bocaza.

    Lo peor de mi papel era que me había ganado algunas malas caras porque le había puesto demasiado empeño en impulsar algunas interacciones y forzar a la gente a saltarse sus inhibiciones.

    Aquella vez, la botella giró y apuntó primero a Ezra y después a Xander. No necesité saber qué iba a pedir, así que cuando lo hizo, respiré aliviado por no tener que pensar nada más durante unos segundos. – [Ezra]Verdad.[/Ezra] – pidió. Lo bueno de la verdad es que a mí no me tocaba hacer nada. Al principio me había divertido mucho con los retos, pero después de un buen rato jugando, no dejaban de pasar por mi cabeza las personas que podían haberse molestado.

    – [Xander]¿A quién te gustaría conocer mejor?[/Xander] – preguntó Xander. Le miré y después observé a Ezra. La pregunta no estaba mal. Ezra era desconocido para casi todos nosotros aunque hubiésemos oído hablar de él durante media vida, porque su padre lo había buscado con ahínco.

    – [Ezra]A todos la verdad.[/Ezra] – alcé una ceja esperando que su mirada se cruzase con la mía, pero no pasó. – [Idris]Di al menos tres, Bob el Silencioso.[/Idris] – bromeé. Aquél grupo no se iba a unir solo mientras hacía misiones separados en mundos jodidos, necesitábamos cumpleaños, viajes y momentos extraños entre nosotros. Los Moondies habían estado encerrados en una pesadilla, pero también habían ido a Escocia; habían tenido paranoia, pero también habían cantado en la boda de Elizabeth.

    – [Ezra]Vera y Elliot no existían en mi futuro. Supongo que Jane y Owen también debido a que son distintos. Y he dicho cuatro. [/Ezra] – eso ya estaba mejor. Vera levantó la cabeza y miró hacia Ezra, encantada de sentirse incluida. Lo cierto es que podíamos haberles dicho que se sentaran, aunque sean más pequeños, habría puesto sus retos a la altura, sin cosas raras. Pero con suerte habría una próxima vez.

    De los gemelos, Jane parecía la más preocupada, debía haberse puesto a pensar en su clon malvada y eso había aguado lo bien que parecían haberlo pasado en la piscina.

    Kaylee estuvo rápida y la botella volvió a girar, emparejando de nuevo a Amy y Owen. – [Amy]Dejadme en paz. [/Amy] – se quejó ella. No parecía haber salido tan triste del armario, pero después de un rato pensando demasiado tenía pinta de haberse vuelto a preocupar. – [Owen]Supongo que…verdad. [/Owen] – pidió él, facilitándole las cosas.

    – [Amy]¿Por qué te haces el tonto si no lo eres?[/Amy] – preguntó. Todos los ojos se giraron hacia Owen.

    – [Owen]Es más sencillo así. Tenéis esa idea de mí y no me molesté en cambiarlo.-[/Owen] respondió él, demostrando que todos tenemos mucho más de lo que aparentamos.

    Después de eso, trató de bromear para tapar lo que acababa de decir y como unos cuantos se quedaron pensativos, aprovechamos para hacer una pausa en el juego y cubrir necesidades básicas como mear, beber, comer o en mi caso, disculparme.

    Decidí que lo mejor era empezar fuerte, así que caminé directo hacia Lexie que en ese momento estaba sirviéndose un trago de bebida.

    – [Idris]Eh, ¿podemos hablar?[/Idris] – le pregunté.

    – [Lexie]Depende. ¿Me vas a dejar o vas a monopolizarlo todo?[/Lexie] – vale, la valoración previa en la escala de cabreo era considerable. Aun así, conocía a Lexie de toda la vida y estaba acostumbrado a llevarle la contraria en algunas cosas y que nuestra relación saliese airosa. De todas formas, esta vez el enfado venía por algo distinto.

    – [Idris]Vale, es eso. Pensé que nos estábamos divirtiendo.[/Idris] – comenté. Cuando surgió la oportunidad no me di cuenta de que a ella pudiera molestarle. Solo lo hice, esperando dirigir la orquesta hacia nuestro momento triunfal.

    – [Lexie]El juego ha sido idea mía. Yo he robado esa botella y lo he propuesto.[/Lexie]

    – [Idris]Eso lo saben todos. Solo proponía cosas divertidas Lex.[/Idris]

    – [Lexie]Siendo el centro de atención como siempre.[/Lexie]

    – [Idris]No sabía que te había molestado tanto.[/Idris]

    – [Lexie]Pues sí.[/Lexie]- se cruzó de brazos y me miró con el ceño fruncido. No penséis que no me afectaba su enfado, pero cuando fruncía el ceño siempre me la imaginaba en su forma de mapache y me daba ganas de echarme a reír.

    – [Idris]Lo siento. Quería dar un empujón a todos aprovechando tu idea.[/Idris] – a veces el camino más rápido es una disculpa sincera. Pensé que todos nos divertiríamos igualmente y que de paso podríamos unir fuerzas, pero no quería eclipsar a Lexie.

    – [Lexie]Bueno, da igual, es que a veces parece que no te vas a callar nunca y me apetece esperarte en la puerta de la nave con una navaja.[/Lexie] – espetó. Ahí la tenías, con más billetes que todos los demás juntos y parecía salida directamente del gueto.

    – [Idris]No tenía que haberte presentado a los Drow.[/Idris] – bromeé, echándome a reír. Llevaba mucho rato luchando con la imagen mental del mapache cabreado.

    – [Lexie]Para eso ya es tarde.[/Lexie]- sonrió, así que ya me había perdonado.

    – [Idris]¿Me perdonas bigotillos?[/Idris] – insistí para confirmarlo, aún tenía a mucha gente posiblemente cabreada y tocaba ir tachando nombres.

    – [Lexie]No juegues con la idea de que pueda tener bigote en un mundo sin pinzas de depilar.[/Lexie] – replicó seriamente, buscando un espejo en el que mirarse.

    – [Idris]Seguro que puedes robar unas.[/Idris] – le rasqué la coronilla suavemente, como hacía desde que era una renacuaja a la que le encantaba meterse en problemas. – [Idris]Pienso vengarme de tu enfado.[/Idris] –  le susurré.

    – [Lexie]Te recuerdo que podría tomar tu apariencia y asesinar a alguien.[/Lexie] – respondió ella. Los dos sabíamos perfectamente que mentir estaba en su naturaleza, pero jamás sería capaz de hacer daño a una mosca.

    – [Idris]Ya te tocará con Noah, ya.[/Idris] – le dirigí una mirada pseudomalvada y respiré aliviado mientras me alejaba.

    Os confesaré algo, esperando que nadie encuentre ahora este diario y le de por ponerse con él. Parezco un tipo muy seguro, atractivo, con mucha autoconfianza y atractivo, pero no me gusta que nadie esté cabreado conmigo, me gusta hacer las cosas bien y llevarme bien con todos.

    Así que mis ganas de que ellos también se llevasen bien entre sí habían chocado un poco con ese deseo de llevarme bien con ellos y al final, como soy un angelito de dios, les había puesto a ellos por delante.

    Chloe estaba saliendo del baño de la planta principal justo cuando pasé al lado, así que me acerqué.

    – [Chloe]Mira tío, no seas stalker.[/Chloe] – dijo al ver que caminaba hacia ella.

     – [Idris]No, no soy Dante. Soy yo, Idris.[/Idris] – bromeé, alzando una ceja.

    – [Chloe]Ja, ja.[/Chloe]- estaba empezando a notar lo adolescente que era aún.

    – [Idris]Ya sé que todo el mundo sabe que soy un poco bocazas, pero parece que hoy he batido records.[/Idris] – sinceridad amigos, la respuesta fácil. El truco está en quererse lo suficiente como par ano (jajajaja he escrito ano)…para no sentirse mal por hacer algo mal. – [Idris]Lo de antes era una broma. No quería cortarte el rollo[/Idris] – añadí. La chica había hecho un buen reto y la había cortado por ponerme yo a las riendas. Caca Idris, caca.

    – [Chloe]Da igual.[/Chloe]- gesticuló con la izquierda para quitarle importancia.- [Chloe]En en futuro eres majo y siempre me contabas chistes de caca.[/Chloe] – de ahí sacaba dos cosas, una que estaba vivo y dos que seguía teniendo mano con les niñes.

    – [Idris]Ah, bien. Ya tengo repertorio por si quieres escucharlos.[/Idris] – respondí agradecido de pasar a una conversación menos seria. En el fondo me sentía cohibido por el estar a la altura de mi yo futuro. – [Idris]Entraban un ruso, un italiano y una americana en un bar. ¿Sabes como sigue?[/Idris] – pero mi boca siempre iba por delante.

    – [Chloe]Me gustaban cuando tenía tres años. No ahora.[/Chloe] – dijo ella, poniendo los ojos en blanco. Dios mío, la adolescencia, que intensa es.

    – [Idris]Prrrrrrrrr[/Idris] – tenía práctica haciendo pedorretas, así que conseguí no regarla con saliva. – [Idris]Lo siento, ese era el chiste. Prrrrrrrr[/Idris] – alargué la pedorreta.

    – [Chloe]Qué vergüenza das, tío.[/Chloe]- espetó alejándose.

    – [Idris]Oye, no me hundas en la miseria. Te veo reírte.[/Idris] – la señalé con el dedo mientras se alejaba. Al principio había hecho un gesto dramático de vergüenza, pero mi chiste era especial, te iba calando poco a poco y ya estaba echándose a reír aunque lo disimulase.

    – [Idris]Oye, te veo reírte.[/Idris] – le dije.

    – [Chloe]No, estoy llorando. [/Chloe]- respondió ella. Solté una risa y le guiñé un ojo de complicidad. Su secreto estaba a salvo conmigo.

    Leo estaba sentado allí al lado, sin haberse movido apenas desde que se levantó del juego. Si hubiese estado hecho de piedra habría pensado que era una estatua. Por lo inmóvil y por estar esculpido como un dios olímpico.

    – [Idris]Oye Leo. Siento que lo de antes te molestase.[/Idris] – dije sentándome al lado. Había cogido práctica a las disculpas y ya daba pocos rodeos.

    Leo tardó unos segundos en arrancar a hablar y cuando lo hizo, di gracias, porque todo ese tiempo estuve pensando en que si mis ojos no fueran solo para Coquito, estaría alucinando con aquél «físico». – [Leo]No le des vueltas.[/Leo] – comentó.

    – [Idris]Ya, pero bueno, te veo aquí rallado, sin jugar y me da cosa.[/Idris]

    – [Leo]No soy mucho de juegos.[/Leo]

    – [Idris]Bueno, si te apetece algo tú dilo.[/Idris] – me puse en pie porque era mejor no insistirle y le tendí la mano. – [Idris]Sin rencores entonces, ¿no?[/Idris] – solo para asegurarme, porque era tan lacónico que aún tenía dudas.

    – [Leo]He tenido mi dosis de rencor para toda una vida.[/Leo]- añadió con amargura. Le di un apretón de manos para intentar animarle y pensé cómo demonios podía estar tan mazas alguien que se dedica a la música y no parece estar todo el día en el gimnasio.

    Mientras me alejaba pensé que todavía nos quedaba mucha intervención que hacer. Con aquél juego conseguiríamos unir a muchos, pero otros todavía se resistían más y Leo tenía varios puntos abiertos. Sobre todo con las MacLeod.

    Hablando de las reinas de Roma, me encontré a Amy hablando con Vera y esperé mientras se hacía la loca para evitarme.

    – [Idris]Ams, te toca el turno en la ronda de disculpas.[/Idris] – le pedí. Vera me miró y se fue a hablar con el tipo serio nuevo, Lekwaa. – [Idris]Lo de Owen era broma, no pensé que pasase nada…serio.[/Idris] – expliqué cuando nadie nos escuchaba. Lo que le pasaba a Amy desde hacía años era un secreto a voces y por eso quería tener especial tacto con ella, porque no se merecía recaer en esa depresión por culpa de un comentario o una acción desafortunada. Solo había querido animarla y tenía miedo de haber conseguido lo contrario.

    – [Amy]No tienes que pedir perdón.[/Amy]- respondió, intentando parecer despreocupada. – [Amy]Yo dije de jugar a esta mierda de juego en el que también estaba Owen.[/Amy] – añadió. Me pareció que se refería solo al tema del armario.

    – [Idris]Decía también desde antes de eso, cuando llegaron.[/Idris] – pensándolo bien, Amy tenía unas cuantas cosas por las que podía estar enfadada. – [Idris]Vi que estabas tensa pero no sabía que pasaba algo.[/Idris] – me acerqué a ella y le puse una mano en el hombro. Cercano pero sin pasarse.

    – [Amy]Ah, eso.[/Amy]- dijo. – [Amy]Tú no tienes nada que ver. Owen es muy intenso.[/Amy] – añadió. Intenso porque le gustaba la muchacha más que comer con los dedos. Y en este caso, era mutuo, que era un denominador común a la mayor parte de los retos que había puesto con la ayuda de Kay. A ver si fornicaba ya toda esa gente y se les quitaban las tensiones y las dudas.

    – [Idris]Ya pero no quería incomodarte. A veces intento ayudar demasiado.[/Idris] – a veces por no mencionar todo el viaje espaciotemporal este.

    – [Amy]Esto no tiene arreglo.[/Amy]- dijo ella. La miré a los ojos, o al menos lo intenté, porque el pelo le tapaba la cara.

    – [Idris]¿Tan grave es?[/Idris] – pregunté. No parecía enfadada con él ni nada por el estilo y en el armario parecía haber ido medio bien.

    – [Amy]Sí.[/Amy]- replicó.- [Amy]Y no hay forma de huir de ello.[/Amy] – añadió.

    – [Idris]Explícamelo para tontos que no estoy seguro de que ese alcohol estuviera en buen estado.[/Idris] – tenía la cabeza un poco embotada y la botella que Lexie había robado no venía precisamente con la graduación y la fecha de caducidad. Ni siquiera en un idioma comprensible, salvo quizá para Vera. Nota mental: que Vera lea la etiqueta.

    – [Amy]Pero no lo cuentes, por favor.[/Amy]- me pidió. Asentí, podía ser un bocazas, pero los secretos me los llevaría a la tumba. Que si seguía cabreando a tanta gente no sería dentro de mucho tiempo. – [Amy]Owen va a morir por mi culpa.[/Amy]- añadió.

    – [Idris]¿Cómo lo sabes?[/Idris] – pregunté, tratando de procesarlo.

    – [Amy]Lo he visto.[/Amy] – dijo, por cómo lo pronunció supe que se refería a visiones del futuro.

    – [Idris]No jodas que ves el futuro. ¿No puedes…no matarlo?[/Idris] – dije forzándome a bajar la voz. Que vida más intensa teníamos los New Moondies. No podíamos tener una vida sencilla como otra gente. «Oye, ¿por qué no quedamos luego?» sería lo normal y para nosotros la respuesta habitual era algo como «Uff no puedo, hay una profecía que dice que tengo que morir y resucitar para salvar el mundo justo esta noche. Me pilla un poco mal. Lo dejamos para un día que no haya apocalipsis». Asco de vida.

    – [Amy]Los aesir y los lican son incompatibles[/Amy] – dijo Amy, sacándome de mis ensoñaciones de una vida corriente. Mi mente tardó un poco en hacer click.

    – [Idris]Ah, joder…que se os va la mano…[/Idris] – alcé la voz y al darme cuenta la bajé. – [Idris]Hombre siempre podéis fornicar con bozal o algo así.[/Idris] – susurré. Y si alguno tenía ese fetiche hacían un dos por uno.

    Amy me miró como si le hubieran borrado todas las facciones de la cara.

    – [Idris]Y recuerda lo que toda lesbiana sabe. Uñas cortas.[/Idris] – añadí, ese meme atemporal siempre rondaba por mi cabeza.

    Las facciones de Amy seguían sin aparecer. Ante lo serio que era el asunto, no quedaba otra opción que tomarselo a broma.

    – [Idris]¿Qué? Solución tiene. Pensé que lo odiabas o algo así, pero si es por eso…[/Idris] – pensé en voz alta. Se me ocurrían mil formas. Si los padres de los gemelos habían conseguido darle al mambo sin que él la palmase y los de Amy habían conseguido tenerla sin que Diana se volviese lobuna, ellos también podían. – [Idris]Mira tus padres, tuvieron que fornicar para que…vale, ya paro.[/Idris] – frené, la imagen mental de los padres dándole candela era un trauma para todos, especialmente para los gemelos que lo habían visto hacía poco, en su fiesta de cumpleaños. «Toma un regalito hijo» «Papá por dios, vístete» «¡Y quitaos de la encimera!»

    Amy se pasó una mano por el pelo, pensativa.

    – [Amy]Owen es mi botón rojo gigante que pone «no tocar»[/Amy]. – resumió.

    – [Idris]Bueno, tú disfruta del presente que no sabemos que nos pasará mañana. Y si se muere lo resucitamos.[/Idris] – le pasé la mano por la espalda para darle ánimos y se quedó de nuevo hablando con Vera.

    Entendía su miedo, no podía haber nada peor que saber que la persona que te gusta puede acabar dañada por tu culpa, pero teníamos poder, entre todos, mucho. En su día los Daesdi habían premiado a los Daë con elecciones sobre cosas que necesitaban, así que si nosotros llegábamos hasta ese punto, podía haber una cura o un amuleto como el de su madre o algo así.

    La conversación con Xander y Jane fue breve, porque Xander estaba más agradecido que enfadado y Jane creo que debía haber visto algo de la anatomía de mi futuro cuñado porque tampoco estaba cabreada y eso en ella era raro. Tomé nota para volver a mandarles algo más tarde.

    Pasé al lado de Henry y le devolví una sonrisa. Laura estaba por allí, charlando con Jane. Me crucé con Kaylee antes de que se me olvidara y le susurré sus nombres. Ella tenía buena memoria así que caerían pronto.

    Cuando terminé de pegar un repaso a todos los presentes, hasta Vera y Elliot por no haberles dicho de jugar, me acerqué a Coquito, agotado.

    – [Idris]Creo que ya he pedido disculpas a toda la nave, hasta a las hormigas que hay fuera.[/Idris] – bromeé. La miré y os lo digo en serio, creí morir. Estaba guapísima. Era siempre tan alegre y sonriente que estaba radiante.

    – [Elle]Anda ya, no seas exagerado[/Elle].- me estrechó entre sus brazos y me sentí en casa. Sentí cómo se rellenaba toda mi estamina.

    – [Idris]Worth It. [/Idris]- dije, aliviado. El cuerpo de Elle era cálido. No me había dado cuenta hasta entonces de lo frío que estaba el mío.  -[Idris] No te preocupes por el plátano en el bolsillo[/Idris] – le susurré al oído. Sabía que le estaba haciendo cosquillas en el cuello porque su vello se erizó, pero sinceramente, era intencionado.

    Elle metió una mano en mi bolsillo y agarró el plátano que tenía guardado. Llevaba allí desde que Lexie lo había robado, no pude resistirme al chiste, ahora estaría incomible. – [Elle]Por un momento había creído que te alegrabas de verme[/Elle]. – respondió. Su mano sacó el plátano como si fuese a cámara lenta y lo siguiente ya no era un plátano.

    – [Idris]Eso siempre.[/Idris]-alcé una ceja. Elle me conocía lo bastante como para interpretar la señal, pero simplemente se rió. – [Idris]A ti aún no te he enfadado ¿no?[/Idris] – pregunté.

    – [Elle]Nunca[/Elle].

    – [Idris]Estoy deseando que Kaylee, digo, que la botella nos empareje.[/Idris]

    – [Elle]Eso va a tardar, porque he pedido magreo con Jane[/Jane].- hizo el símbolo de la victoria con los dedos. Tenía las uñas cortas y limadas. Estúpida y sensual Jane.

    – [Idris]No tenéis bastante compartiendo cuarto,¿eh?[/Idris] – me reí, siguiéndole la broma. A Elle le encantaba bromear con su crush juvenil con Jane. Por suerte ahora eran mejor amigas simplemente, porque con Jane era difícil competir. Xander y ella iban a tener unos hijos que dominarían el mundo. – [Idris]Como soy la voz de los retos me vengaré.[/Idris] – esa noche iba a soñar seguro con todos los retos porno que le habría puesto a Coquito.

    – [Elle]Tenemos que alimentar al fandom[/Elle].- sonrió. Me volvía más loco de lo que ya estaba y a la vez, me ponía los pies en la tierra.

    – [Idris]¿Y los Drizzle qué?[/Idris] – pregunté sin separarme. Era una tontería perder aquél abrazo tan agradable y además, si nos separábamos iba a tener que hacer la broma del plátano a todo el mundo. – [Idris]Alguna recompensa habrá por este sacrificio. [/Idris]- añadí. Elle me miró, ella me entendía, sabía por qué lo estaba haciendo. Con ella no tenía que disculparme ni darle explicaciones.

    – [Elle]Creo que nadie shippea eso[/Elle].- bromeó, sacándome la lengua. ¿Fantasía? Fantasía.

    – [Idris]Aquí el de los shippeos oficiales soy yo, que trabajo me está costando lanzarlos. [/Idris]- empecé a contar con los dedos. – [Idris]Xane, Leylee, Haura, Amowen, Drizzle, un poco de Jelle, Mophie, NoLexie, un poco de Soylee….[/Idris] – no se me daba de maravilla poner nombre de parejas pero algunas tenían gancho.

    – [Elle]Te vas a ganar que te echen por la puerta de la nave al espacio exterior[/Elle].- me recordó. Ah, qué maravilla pensar que aquel montón de hierro había surcado el espacio alguna vez.

    – [Idris]Alguien tiene que hacerlo[/Idris]. – por un momento se me cayó al suelo la máscara de la comedia y quedó el Idris cansado y preocupado. – [Idris]Nos hace falta unión. Ya hay muchas barreras y aunque les caiga un poco peor, hay menos. [/Idris]- Xander y Jane seguían hablando de películas de cómics y de juegos de rol desde hacía un buen rato. Owen y Amy estaban charlando de algo, que ya era un avance. En general, todos estaban aprovechando lo que habían visto y hecho para entablar conversación con los demás.

    – [Elle]A ver si vas a ser tú la Kvasir…[/Elle] – bromeó mirándome fijamente. Ah, la Kvasir, la elegida entre los Daë para unir al grupo. Nosotros no teníamos una Kvasir y eso era raro, los Moondies debían haber acaparado las existencias teniendo dos.

    – [Idris]Que fantasía. ¿Eso significa que habría Drizzle con tercera rueda?[/Idris] – repliqué, frotándome las manos. Ella soltó una carcajada. Era la risa más bonita del mundo.

    – [Elle]Yo solo tengo ojos para Jane…digo para ti[/Elle]- parpadeó, le encantaba quedarse conmigo.

    Me encogí de hombros. – [Idris]Todo el mundo sabe que la Kvasir tiene superfuerza, sueños proféticos, empatía y super trío. Y si no es canon me da igual[/Idris] – Elle me pegó una patada en el culo, con cuidado, porque si no habría estado como el coyote en los dibujos, incrustado en el techo.

    – [Idris]Podemos ir a soltar energía. Entrenar… En horizontal…. Sin ropa.[/Idris] – le ofrecí. Ella caminó hacia atrás, alejándose, mientras se echaba a reír con mi dramatización.

    Volvimos al círculo y al sentarme me di cuenta de que no le había dicho a Kaylee lo obvio, que me pusiera con Elle.

    La botella giró y le tocó a Niall. – [Niall]Reto. Y ni se te ocurra meterme en el armario.-[/Niall] – avisó, riendo.

    – [Noah]Te reto a besar a alguien que te guste.[/Noah] – Noah fue rápido evitando que les emparejase a ellos. Supuse que quería evitar lo que Lexie había pasado media vida pensando.

    Niall miró fugazmente a Leo, pero por suerte no jugaba, porque habría sido un «besa a Leo» en casi todos los casos. – [Niall]Veamos. No me va, no me va. Es hermano. No me va. Es hermano… bueno, como te las das de gracioso.-[/Niall] no esperaba que se parase en mí, pero tenía todo el sentido que me viese guapo. Nos dimos un beso rápido, sin recrearnos.

    – [Idris]Tienes suerte de que ya tenga mi medio Coquito.[/Idris] – bromeé guiñándole un ojo.

    La botella giró de nuevo y oh sorpresa, me tocó a mí y después a Elle. Pedí reto y miré de reojo a Lexie para que hiciese los honores, pero Elle se adelantó.

    – [Elle]Te reto a correr en pelotas por la nave.[/Elle] – abrí los ojos, sorprendido. Había esperado que si me desnudaba no fuese delante de tanta gente. Les miré, estaban pendientes de mi decisión. Lo pensé un momento, podría haber elegido cambiar de reto, pero después de haberles puesto a ellos todos esos retos e instarles a relacionarse, lo mejor que podía hacer era entregarme a la comedia y hacer el sacrificio, que tampoco era mucho porque era un poco exhibicionista.

    – [Idris]Pero tendrás que venir conmigo para asegurarte de que lo hago, ¿no?[/Idris] – le pregunté.

    – [Elle] Me fío de ti.[/Elle] – respondió sonriendo.

    Me encogí de hombros. – [Idris]Ya te tocará.[/Idris] –  amenacé en balde. Me puse de pie y caminé hasta las escaleras. Me quité la camiseta y les hice un calvo grupal, evitando que me vieran el faro de alejandría. Eché a correr y canturreé.

    If you like Pina Coladas, and getting caught in the rain 
    If you´re not into yoga, if you have half a brain 
    If you like making love at midnight, in the dunes of the cape 
    I´m the love that you´ve looked for, write to me, and escape

  • MALA ELECCION DE PALABRAS

    NATE «NIALL» ALLEN

    ESFERA DAONNA

    Debía de existir algún modo de viajar más seguro que este porque estaba empezando a estar cansado de salir volando por los aires y aterrizar con el culo o hacer la croqueta por el suelo. Seguro que los demás eran mejores en esto y aterrizaban hincando la rodilla en el suelo como los superhéroes.

    Al menos el suelo estaba más mullido por una cantidad ridícula de vegetación. Cuando eche un vistazo alrededor era lo mismo, vegetación por todos lados apenas se alcanzaba a ver algo más allá de dos metros.

    Me moví junto a Mike intentando buscar un sendero o camino que pudiéramos usar para movernos sin extraviarnos mucho. Algo cerca de nosotros comenzó a moverse entre la vegetación, solo esperaba que no fuera otro licántropo o machirulos con armadura porque no tenía más ganas de correr. De entre la maleza aparecieron Sophie y Kaylee las cuales iban agarradas del brazo para no caerse entre tantos matorrales.  [Sophie]- ¿Pero qué hacen ustedes aquí?[/Sophie]

    – [Mike]¿Dónde es aquí, exactamente?[/Mike] – Me pregunte lo mismo. Pensaba que alguien nos había cogido desprevenidos y nos había lanzado algún hechizo para alejarnos del resto.

    – [Sophie]En la Prehistoria, mi niño.-[/Sophie] Fue decir esto y se escullo el graznido de un pájaro, pero no un pájaro pequeñito y mono, no, un pajarraco enorme con un pico igual de grande que mi pierna el cual surco el cielo.

    – [Mike]Hace un segundo estábamos en…la edad media.[/Mike] – Mike se encontraba igual de superado que yo, pero de maneras diferentes. El era un hombre de ciencia, yo solo quería irme a casa.

    – [Niall]Ya te dije que esos huesos parecían raros.-[/Niall] Cuando me llamo para recoger unas hierbas nos encontramos con unos huesos bastantes grandes. La verdad es que dimos por hecho que podrían tratarse de alguna clase de licántropo o criatura de este tipo por cómo se las gastaban en ese mundo.

    – [Kaylee]¿Hay forma de moverse entre mundos?[/Kaylee] – Pregunto con un brillo de emoción en los ojos.

    – [Mike]Eso parece.[/Mike] – Parece no Mike, lo es. Que hemos ido a parar al mundo de los dinosaurios. – [Mike]Íbamos a coger una planta extraña y al lado había unos huesos como garras.[/Mike]

    – [Kaylee]Pues voy a ver si toco algo y aparezco en mi casa, porque no hay quien aguante a Alexandra Fenris.-[/Kaylee] Se cruzo de brazos y me identifique mucho con ella, en lo de salir de aquí, porque mi mapachito es amor.

    – [Niall]¿Lexie también está aquí?.-[/Niall] La emoción me invadió el cuerpo, me estire todo lo que daba de mi, que era poco, para mirar por detrás de Kaylee y Sophie.

    – [Kaylee]Sí.-[/Kaylee] Añadió escuetamente. Alarma, espero que no estén de bronca otra vez estas dos, que la última vez casi se arrancan las pelucas.

    – [Mike]¿Y dónde está?[/Mike] – Mike me quito la pregunta de la boca.

    – [Sophie]No sabemos.-[/Sophie] Sophie se encogió de hombros y el pelo le cayó hacia delante con esas puntas rosas. Nota mental, teñirme media cabeza de rubio en un acto de pura locura.

    – [Niall]Tía, ¿donde estas?.-[/Niall] Dije en voz alta esperando que mis palabras se las llevara el viento y dieran con ella.

    – [Lexie]¿Niall? ¿Me estoy volviendo loca y ya oigo voces?[/Lexie].- Me sobresalte al escuchar su voz y no a ella a mi alrededor. Los demás me miraban extrañados. Pues claro, juzguemos a Niall que se acaba de volver loca.

    – [Niall]Yo también te oigo. Debe de ser cosa de ese souvenir que nos han dejado, mira en tus bolsillos.-[/Niall] Me di cuenta que su voz salía de mis pantalones, vale, no es la mejor forma de expresarlo. De mi bolsillo saque una piedra de color rojo y amarillo, por el centro se entremezclaban los colores dándole un efecto bastante chulo.

    – [Lexie]Estoy con Noah que se ha hecho mierda y ahora no puede correr .-[/Lexie] Explico. Maldito Noah, es como con Lexie, se le pone un dinosaurio delante y no piensa.

    – [Niall]Busca un sitio en el que podáis esconderos y vamos a ayudaros, tengo a Mike el médico conmigo.-[/Niall] Un poco ridículo lo de Mike el médico, pero apenas lo conocíamos y tenía que hacer el énfasis en que era médico.

    – [Lexie]Creo que hay una cochambre ahí un poco más adelante.[/Lexie]- Mire delante de mí  como si estuviera a mi lado y todo era árboles. A mi izquierda en un claro a lo lejos pude divisar a lo que Lexie se refería. – [Lexie]Cuatro casas que son más pequeñas que mi baño.[/Lexie]

    – [Niall]Recibido. Ten esta cosa a mano por si tenemos que hablar más.-[/Niall] Si esto se patentaba menuda locura, piedras de colorines por móviles. – [Niall]Tenemos que movernos, han herido a Noah.[/Niall]

    – [Mike]¿Dónde van a estar?[/Mike] – Mike se recoloco la mochila en la que llevaba todos sus utensilios de medicina, o lo que buena mente había entrado en ella. ¿Me lo imagine rollo vigilantes de la playa listo para entrar en acción y salvar a alguien de un tiburón? Me lo imagine.

    – [Niall]Un poblado hacia el norte de aquí.-[/Niall] Me quite la gorra que había olvidado por completo que llevaba, hacia demasiada humedad y empezaba a notar los sudores.

    – [Mike]¿Ese?[/Mike] – Señalo a lo lejos y asentí. Justo por detrás se levantaba una columna de humo que antes no estaba.

    – [Sophie]Lo mejor será que vayan ustedes y nosotras nos quedemos aquí.-[/Sophie] Propuso Sophie. Tía es que nunca has visto una peli de terror, nunca separarse, y menos si eres negro… Y SOMOS TRES.

    – [Kaylee]No, lo mejor es que vayamos todos juntos.-[/Kaylee] Dijo la única blanca del grupo, vale que no estábamos en una peli de terror, pero fijo que los dinosaurios venían antes a por nosotros que a por ella.

    – [Mike]Y rápido.[/Mike] – Dicho y ello echamos a correr en dirección al poblado con cuidado de no llamar la atención de los dinosaurios. Y los dinosaurios no eran nuestra única preocupación, los mosquitos eran del tamaño de mi cabeza y otros insectos terrestres parecían pequeños chiguaguas. Para colmo esa columna de humo también se dirigía hacia nuestro punto de destino.

    El poblado estaba más hecho mierda de lo que parecía a lo lejos. Las chabolas apenas se mantenían en pie y el suelo estaba quemado como si hubiera intentando prenderles fuego varias veces.

    – [Niall]¿Hola?¿Queda alguien con vida aquí?.-[/Niall] No tenía pinta la verdad, pero solo necesitábamos esperar a Lexie y Noah para que Mike le echara un vistazo.

    – [Mike]El poblado parece haber tenido gente hace poco.[/Mike] – Mire hacia donde el observaba. Había bandejas de comida tiradas y lo que parecían muñecos de paja y madera.

    – [Rlia]Aquí solo estoy yo[/Rlia].- El susto no fue pequeño. Una mujer con el pelo alborotado y las ropas raídas y sucias llenas de hollín como su cara se paro frente a nosotros.

    – [Kaylee]Pues si solo quedas tú y eres la Daë, te vienes  y chimpún[/Kaylee].- La mujer no pareció tomarselo muy bien ya que se acerco hasta Kaylee y la empujo haciéndole caer de culo. Sophie rapimente la agarro del brazo y le ayudo a levantarse.

    – [Niall]Tranquila. Solo estamos de paso, estamos esperando a unos amigos que vienen hacia aquí.-[/Niall] De nuevo, tal vez no la mejor frase que decir, la mujer observo como la nube de humo estaba cada vez más cerca, ahora si se podían divisar algunas figuras. Si nosotros desentonábamos en un lugar como aquel, esas maquinas futuristas cargadas de demonios y señores con túnica desentonaba más.

    – [Rlia]¡FUERA![/Rlia]- La voz le cambio por completo a una más gutural. No me fije en sus uñas antes y si las tenía tan largas, pero le hacía falta una manicura. Mike se puso delante de nosotros y sus uñas también crecieron un poco.

    – [Lexie]Coño, hemos llegado al festival del Furry[/Lexie].- Nunca me había alegrado más de ver a estos dos. Lexie iba cargando de Noah por un brazo, y si no hubiese visto la herida de Noah pensaría que se estaba haciendo el tonto para tener la cabeza a la altura de las tetas de Lexie. – [Lexie]Lo tuyo, Kay[/Lexie].

    Los rumores vuelan y más si los esparce Lexie, por lo visto Kaylee y Leo habían tenido o tienen rollito. Y algo de que fue virtual, no sé, no me entere muy bien porque fue escuchar sexo hetero y desconecte.

    Me acerque hasta Lexie y nos dimos dos besos al aire. La muy hija de tanuki tenía el maquillaje intacto incluso en un clima de mierda como este y sin embargo a mí las líneas de los ojos empezaba a corrérseme.

    – [Noah]Rlia, no. No tenemos nada que ver con la gente de los grilletes. No queremos llevarnos tus habilidades.[/Noah] – Como buena enciclopedia humana Noah nos dio el nombre de la mujer leona y mira que cosas si era la Daë que buscábamos.

    – [Rlia]¿Entonces qué queréis de mí?[/Rlia]- Pregunto aun desafiante lista para darle un zarpazo a quien se acercara más de la cuenta.

    – [Noah]Ayudarte. A salir de este mundo y a salvarlo.[/Noah] – Que bien elige las palabras Noah, pero yo no había firmado para salvar nada.

    – [Rlia]¿Y vosotros vais a salvarlo?[/Rlia]- Pregunto con desprecio y no le faltaba razón. Quiero decir, cualquiera que nos viera pensaría lo mismo. Más de la mitad estaba deseando marcharse a casa. Noah miro a Kaylee en busca de ayuda, que pena no tener un bol de palomitas encima.

    – [Kay]Vamos a intentarlo, que ya es más de lo que vas a hacer tú, por lo que se ve[/Kay].- Joder tía, no la provoques, que hace 5 segundos te ha tirado de culo.

    – [Rlia]Eres muy insolente[/Rlia].- Rlia no pareció tomárselo muy mal porque estaba sonriendo de medio lado. Los malos estaban cada vez más cerca llevaban dinosaurios y demonios, seguramente controlados por los tipos de las túnicas, amaestrar un dinosaurio debe de ser imposible. Las jaulas que llevaban iban repletas de sobrenaturales con grilletes y me dio muy mal rollo.

    – [Lexie]Mi Kaylee ve un león y se pone de un tonto…[/Lexie]- Y pensar que hace no mucho se llevaban a matar y ahora serian capaces de ir a mear juntas gracias en parte por Noah.

    – [Kaylee]Calla coño, que estaba pensando la frase épica[/Kaylee].- Se quejo. Si fuera cualquier otro dejaría esto aquí para terminar de manera épica.

    – [Niall]Podemos decidir rápido. No me gustan las pintas de la comitiva que se acerca hacia nosotros.-[/Niall] Y llevaba rato haciendome pis. ¿Que hace uno en estas situaciones, se espera a que pase todo? ¿Se va detras de unos matorrales? ¿Le pide a la anfitriona leona si puede usar su baño o por consguiente agujero donde depositar excrementos?

    – [Rlia]¿Qué gano yo si me voy con vosotros?[/Rlia]- Es que acaso no lo ve ella misma. No sé, que no nos maten esos monstruos que van echando espuma por la boca que se dirigen hacia nosotros.

    – [Soberano]Eterna esclavitud.[/Soberano] – Un día me da un infarto y me quedo en el sitio. Un pavo con pintas militares de finales de 1900 se apareció junto a nosotros junto a otros tantos que llevaban túnicas. El que había hablado era el único que se reflejaba a diferencia del resto, no estaba físicamente aquí.

    – [Kaylee]¿Tenemos pinta de esclavistas?[/Kaylee]- Tú no cariño, pero él señor con cara de pocos amigos que acaba de aparecer sí.

    – [Soberano]De esclavos sí. Lleváoslos a todos.[/Soberano] – Los de las túnicas sacaron unos grilletes y se fueron acercando hacia nosotros.

    – [Niall]Ponme eso encima y te arranco la cabeza de un picotazo.-[/Niall] No soy una persona violenta, no me gusta pelear, pero si nos metemos en temas de esclavitud, vamos a tener un problema.

    Una piedra enorme salida de la nada se lleve por delante a varios de los típicos en túnica. Una figura enorme de roca apareció corriendo con un gruñido y se ensaño con los dinosaurios que teníamos ya encima de nosotros.

    -[Lexie] Menos mal que soy rica, porque no voy a ganar para psicólogos.-[/Lexie] Yo no era rico como para pagármelos, así que necesitaba algo suavecito para tranquilizarme, una tila sí.

    Una mujer de pelo rubio apareció también a la carrera seguida de un elfo con pelazo rubio y un arco que lanzaba flechas de luz.

    – [Noah]Son los otros Daë.[/Noah] – Nos explico Noah, mientras los tres se dedicaban a acabar con las fuerzas invasoras del mal que venían a por Rlia y nosotros.

    – [Lexie]Además de sorda debo ser gilipollas, porque yo no sabía quiénes eran.-[/Lexie] Ni tú, ni yo hermana. Somos los dos pringados del equipo que están aquí por error.

    Tras la batalla, en la que el esclavista había desaparecido en un visto y no visto, hubo un fundido a negro. Pero no el típico fundido a negro del final de una obra de teatro, no. El fundido a negro de aquí viene otra hostia en el culo como no aprenda a aterrizar de una vez en condiciones.