Moondale

Etiqueta: New Moondies

  • ABANDONADOS

    5X01 – ABANDONADOS

    DIARIOS DE DESTINO

    Con un último grito, la chispa de Antailtire se desvaneció del Cúmulo Nexus y con ella, los residuos de su magia, buena y mala. Los hechizos protectores que mantenía sobre Dyavol se atenuaron y el mal que tanto tiempo había estado recuperando poder se liberó al fin, alzando sus tentáculos sobre los otros trece mundos.

    Cuando la oscuridad se cernió sobre todos, los portales se cerraron y con ellos, las esferas Daë se quedaron en silencio. Los mundos habían sido aislados.


    NARA

    El sol estaba en su cénit cuando dos barcazas cruzaron la garganta de Takachiho en dirección a la aldea oculta. Cole admiró la catarata frente a ellos, por muchas veces que la contemplase, no dejaba de sorprenderle. Niall, detrás de él, parecía más absorto en sus pensamientos. En la segunda barcaza, Zahra remaba en silencio, vigilando sus espaldas.

    Habían pasado dos meses desde que los tres habían aparecido en las orillas de la aldea. Las heridas se habían curado hacía ya semanas, las físicas, al menos. Y mientras tanto, habían tenido que acostumbrarse a una vida muy distinta, sin saber si los demás habían corrido una suerte similar o eran los únicos supervivientes.


    KOURAS

    El forajido conocido como Jimmy el Rápido era fiel a su apodo. En apenas unos segundos desenfundó sus Colt y disparó hacia el sheriff hasta vaciar ambos tambores. El hombre, al que apodaban «El Mestizo», cayó al suelo, con su camisa teñida de la sangre que manaba de los agujeros de su pecho.

    Jimmy sonrió y lanzó un grito, dispuesto a tomar la ciudad de Bandera junto a sus muchachos. Pero algo raro pasaba, el ayudante del sheriff seguía montado en su caballo, sin moverse. Había quien decía que tenía una pata metálica, aunque seguro que lo que no podía era moverse y por eso Henry el Silencioso seguía ahí.

    Exactamente un minuto y cuarenta segundos después de ser disparado, el sheriff Ezequiel se levantó, aún con la camisa cubierta de sangre y sin ningún orificio de bala. Diez minutos después la banda de Jimmy iba de camino al calabozo de Bandera, cada vez más lleno.


    KARDAS

    El herrero martillaba la última espada que le habían encargado. Cuando terminó de darle forma, la agarró con las pinzas y la metió en el balde para enfriarla. No estaba mal, había mejorado y aunque no era su pasión, le daba de comer y le permitía mantener la cabaña.

    Estaba empaquetando el encargo cuando un muchacho se acercó y se quedó mirándole. No era la primera vez que le veía merodear por allí. Sabía por la gente que iba y venía, hablando de más sin que él quisiera escuchar, que el niño era un huérfano cuyos padres habían muerto a manos del Rey Christian el Cruel. No necesitaba chismes para saber qué buscaba el niño.

    – [Dante]Vete, chaval, aquí no quedan héroes.[/Dante] – el niño echó a correr y él no tuvo tiempo a sentirse mal, porque se encontró con la mirada de reprobación de Chloe.


    KARNAK

    Tras la desaparición de la Gran Diosa Hathor, los teriántropos adorados como viejos dioses lucharon por sus viejas sedes de poder, dominando ciudades que en algunos casos terminaron enfrentadas entre sí. La gente de a pie fue la que más sufrió, cayendo en las luchas sin fin o entregando su vida a la creación de monumentos para sus dioses, que buscaban recuperar el tiempo perdido.

    No todo habían sido desgracias, algunos viejos y dioses y diosas trajeron prosperidad a sus pueblos. Contaba la leyenda que poco después de la desaparición, uno de los viejos dioses benevolente se había instalado cerca de la orilla del río. Decían que él tenía cabeza de pantera y era dios de la medicina y su diosa dominaba las aguas con su piel escamada. Para ello solo había que encontrar la ciudad de Bubastis.


    DAONNA

    Una bandada de velociraptor estaba tratando de rodear y capturar a su presa. El demonio de piel aguamarina al que perseguían no parecía muy fácil de comer, pero había entrado en su territorio y el grupo tenía hambre.

    Acecharon en la maleza y aceleraron para perseguirle cuando fue consciente de su presencia y echó a correr. El ser no era especialmente rápido, en varias ocasiones estuvieron a punto de darle una dentellada y ya estaban más cerca de encerrarlo en el desfiladero que había unos metros más allá. El demonio siguió corriendo, ahora cada vez más y más rápido, dejándoles atrás sin frenar hasta que apoyó un último pie en el borde del desfiladero y dio un gran salto al otro lado.

    Volvió al lago rosa cargado con una bolsa de gigantescos frutos salvajes que le recordaban a una mezcla entre melocotón y coco. De un paso a otro, la verde pradera y la playa a orillas del lago dieron paso al paseo de una gran ciudad. Había entrado en los dominios del poder de Lexie, ya estaba en casa.


    TERRA

    Dresden estaba siendo reconstruida, una ciudad pacífica en mitad de un conflicto que aún no había terminado de solucionarse. El viajero y la viajera, ocultos tras sus capuchas, cruzaron la plaza sin detenerse a admirar las vistas. Su misión era más urgente y aquella no era más que una ciudad de paso.

    Habían ido de una a otra, durante meses, tratando de poner su parte para minimizar todo el daño que había hecho la guerra e intentar que no volviera a ocurrir, por mucho que algunas partes estuvieran a punto de volver a estallar. Al menos, esta vez no había una mano invisible controlando que esa guerra perdurase. Había esperanza.

    Descansaron a comer algo de lo que llevaban en sus petates y mientras Robin usaba su magia para predecir el próximo punto débil para la paz, Ezra volvió a intentarlo. Una vez más no consiguió llegar a nadie. O habían desaparecido todos o algo ocurría con las esferas Daë.


    VALANTIS

    Idris soltó una carcajada. Si alguna ventaja tenía todo aquello, era que al menos la televisión era buenísima y gratis, lo malo era que habría matado por una pantalla plana en lugar de aquella enormidad. Echaba de menos algunas comodidades, pero no podía quejarse, llevaba cuatro meses viviendo con Ellie.

    Al principio, cuando habían llegado al mundo, trataron de contactar con el resto por todos los medios, pero fue imposible. Las esferas se habían callado y ninguno de los portales funcionaba. Estaban encerrados en aquél lugar.

    Así que habían conseguido un trabajo, alquilado una casa en la zona suburbana y se habían dedicado a buscar una forma de volver a la Luna mientras trataban de hacer vida normal en un planeta en el que los no muertos aún luchaban por ser tratados como algo más que propiedades.


    NEXUS

    La loba parda corría entre los árboles, con su melena sacudida por el viento. Olía las hogueras de la villa elfa cercana. Seguramente Owen las había encendido esperando que alguien preparase un buen asado.

    Olisqueó de nuevo y se aseguró de que los lobeznos la siguieran. Allí estaban, un poco más atrás, enzarzados en una batalla de mordiscos. Aún eran demasiado jóvenes, pero Amy estaba orgullosa. En aquél lugar había conseguido encontrar paz incluso después de lo que había pasado.

    Los sobrenaturales les habían acogido y les habían dado un hogar. Ella intentaba que fuera suficiente, no podía asumir que el silencio de los demás era algo bueno después de casi un mes. Pero Owen no se rendía, había tratado de ir a la ciudad de la Flecha pese a que estaba sellada y no se conocía nada de lo que pasaba en su interior, salvo que ahora las sombras acechantes que perseguían a la gente de la superficie habían desaparecido y las aldeas estaban recuperando su vieja gloria.

    Haleth estaba cerca de Owen, la elfa y el aesir parecían esperarla con noticias. Entonces vio que una cara conocida acababa de llegar al pueblo, Lekwaa.


    DAGRKNOT

    Bowie observaba en la distancia cómo Elliot pescaba la cena. Pensó varias formas en las que podría pescar de manera más óptima, pero había decidido que con las personas era mejor dejarles darse golpes hasta que encontraran la solución por sí mismos que dársela en bandeja.

    Lo que sí contó fueron los minutos que llevaba a la intemperie. Según el termómetro instalado bajo sus retinas, la temperatura de Elliot estaba bajando bastante. A esas alturas otro habría sentido tanto frío que hubiese castañeteado los dientes, pero él no tenía ese lujo.

    Decidió intervenir y llamarle justo cuando él pescó al fin algo que no era una espada oxidada. Bowie lo preparó con eficiencia y tras calentarse en una hoguera que ella también había preparado, siguieron el camino hacia la aldea pesquera más próxima. Con suerte allí encontrarían un barco que pudieran usar en ese mundo lleno de aguas siniestras que cobijaban criaturas más siniestras aún.


    ARTISAN

    Vera llevó la leña a la cocina y atizó las brasas para que ardiera con fuerza. Jamie llevaba toda la tarde estudiando en la biblioteca y alguien tenía que encargarse de que no murieran congelados.

    Poco tiempo después de aparecer en una ciudad cercana, habían vuelto a la casa familiar de los Barnes para encontrársela abandonada. Los sirvientes habían tenido que marcharse cuando viejos empleados del padre de Jamie empezaron a aparecer para hostigarles y tratar de recuperar sus salarios perdidos con su repentina desaparición.

    Por suerte no se habían llevado nada de gran valor, porque estaba bien escondido. Gracias a eso podrían mantenerse una buena temporada, porque la casa tenía a su alrededor todo lo que pudieran necesitar. Solo que alguien tenía que encargarse.

    Pese a todo, habían sido unos meses agradables, aunque Vera no conseguía quitarse el regusto amargo de no saber nada de sus hermanas ni de los demás.


    SENATUS

    El gigante se dejó caer en una esquina de su habitación, poco más que una celda pese a los honores que supuestamente le rendían. Miró sus muñecas, donde semanas atrás había tenido cadenas de metal, pero no por eso ahora era libre, sus cadenas eran de otro tipo.

    Aquella tarde había acabado con otra vida, la de un demonio de cabeza cubierta de pinchos. Era fuerte, parecía violento pero eso no lo justificaba. Él también era violento en la arena, la magia del Luditor se encargaba de ello, volcando toda la ira y la rabia del público y de los otros combatientes sobre su empatía para sumirle en una furia que le avergonzaba.

    Habría acabado con su existencia si no tuviera la esperanza de volver con los demás. Por eso, y por ella. Unos pasos resonaron por el pasillo y la puerta se abrió.

    – [b]’Bárbaro’ aquí tienes tu premio. Intenta hacer menos ruido hoy, bestia.[/b] – dijo el guardia, empujando a la mujer hacia el interior. Cuando se marchó, ella sonrió. Era un alivio sentir esa energía positiva. Sin Julia hacía mucho que no habría podido seguir adelante.


    SELAS

    El muchacho arrastró la improvisada camilla por la hierba, algo cansado después de llevar todo el día caminando, cruzando ríos con ella en brazos. Pero no había tiempo para descansar, cada segundo contaba, necesitaba llegar allí cuanto antes.

    – [Xander]Aguanta Jane.[/Xander] – le pidió, girándose para mirarla. Tenía los ojos cerrados, sumida en un sueño febril. Le tocó la frente, ardía. Preocupado, se detuvo. Descubrió con cuidado el vendaje que le cubría el pecho a la altura del corazón. Hacía ya unos días que había dejado de sangrar, pero el veneno seguía extendiéndose, ramificándose desde el orificio de bala hasta el resto de su cuerpo.

    Le cubrió la herida bien, le puso un paño húmedo en la frente y siguió caminando, cargando con la camilla. No podía perderla a ella también, tenía que llegar hasta el Laberinto, encontrar a Caitriona y curar a Jane. Daba igual el coste.


    DYAVOL

    La criatura permaneció atenta, olfateando en busca de la presa. La saliva le caía irremediablemente, el reinado de la oscuridad le había dado seguridad para dar rienda suelta a su maldad, pero al amparo de la noche eterna las criaturas habían acabado demasiado pronto con los tiernos humanos y ahora la comida empezaría a escasear.

    El ser estaba harto de ratas, por eso cuando vio a aquella tierna humana la siguió hasta los confines de aquella montaña. Las dos lunas se alzaban en lo alto del cielo nocturno y entonces vio el bulto cubierto de mantas cerca de la hoguera.

    Ansioso, fue hacia ella preparando sus dientes para masticar, pero antes de que pudiera levantar la manta y descubrir que era un engaño, alguien le rajó la garganta desde atrás. Ruby colocó el pie sobre la criatura y la tiró montaña abajo. Estaba cansada de huir y de correr, de luchar cada día por sobrevivir. Y también, de estar sola.


    LUNA VILTIS

    Los refugiados de Dyavol habían llamado a la ciudad Selene, aunque decirle ciudad quizá sería demasiado. En aquél momento eran poco más que un conjunto de cabañas reunidas, pero era la promesa de algo más, de un futuro a salvo de la oscuridad eterna que prometía su hogar.

    Francis hizo su ronda habitual y ascendió el valle hasta llegar a la colina desde la que podía ver la nave estrellada.  Cada día iba allí para ver si los demás habían vuelto, si William había cumplido su misión con más suerte de la que él mismo esperaba. Pero seguía sin haber nadie. Parecía un monumento a las vidas perdidas más que el hogar que había visto brevemente que era.

    Dio media vuelta y se dirigió a la gran ciudad de la Luna. Allí no era nadie, no tenía que fingir tener las respuestas mientras él mismo las buscaba, entre otros viajeros preocupados porque de pronto ya no podían volver a casa. Todos los portales se habían cerrado. Quizá por eso no habían vuelto ninguno.


    GWIDDON

     

    – [Kaylee]Parece que los Daesdi se han olvidado de nosotros.[/Kaylee] – dijo la hechicera pelirroja después de un nuevo e infructuoso intento de potenciar la esfera Daë para comunicarse con los demás.

    Leo asintió, silencioso. Acababa de preparar la comida para ambos y se observaba las manos con cautela. Ahora unas cicatrices recorrían parte de los dedos de su mano derecha. Cuando fueron absorbidos por el agujero negro de Antailtire, acabaron entrando en Gwiddon por un portal, pero un fragmento de metralla viajó con ellos.

    Instintivamente, Leo puso una mano frente a Kaylee, pensando en convertirse en metal. La metralla fue más rápida, atravesó carne y hueso, destrozando todo a su paso. Por la forma en la que dolía y cómo anulaba su curación sobrenatural, supieron que era plata.

    Había tardado un mes en volver a mover los dedos con normalidad, pero ahora que volvía a estar con fuerzas habían emprendido un viaje para encontrar a los demás. Aunque en aquél mundo ya corrían rumores sobre la hechicera pelirroja y sus habilidades.

     

  • LA ÚLTIMA MISIÓN

    DIARIO DE XANDER

    TARDE – LA KVASIR

    Estaba emocionado. Era consciente de que me sentía impresionado por formar parte de algo que podría ser historia. Como hijo de Moondies, había soñado siempre con formar parte de esas reuniones en las que los demás y yo solo veíamos una puerta cerrada.

    Pero ahora éramos nosotros y nosotras, todas las personas de la nave, las que estábamos reunidas bajo una misma misión. El mundo había cambiado, mientras los Moondies esperaban tras los discos Daë a saber lo que pasaba tras esa puerta.

    Los miembros del Consejo de la Kvasir estábamos sentados tras unas mesas que habíamos colocado en la sala común de la planta principal. Frente a las mesas, el resto del grupo se desplegaba en todo su esplendor. Habíamos decidido que las reuniones serían a puerta abierta para todos, para que pudieran opinar, aportar, en resumidas cuentas, para convertirnos en una especie de democracia ya que mientras viviéramos así, éramos nuestra propia civilización.

    – [Elle]Esto es un poco raro.[/Elle]- empezó a decir Elle, poniéndose en pie. Aquella era nuestra primera reunión oficial desde haber sido creado el Consejo de la Kvasir y era lógico que todavía se sintiera incómoda por su posición. – [Elle]Buenos días. Os comento: el Consejo ha hecho esta propuesta de grupos para la siguiente fase.[/Elle] – hizo un gesto y Henry activó una proyección holográfica de una foto de cara de cada uno de nosotros, agrupadas bajo tres símbolos del zodiaco que representaban los mundos a los que iríamos a continuación. Con suerte, los últimos.

    Miré a mi hermana para darle ánimos mientras la atención del resto se centraba en el holograma, primero preguntándose dónde les tocaría y segundo, percatándose de que a uno de los mundos a habíamos ido.

    – [Elle]Se admiten propuestas.[/Elle]- sugirió Ellie. Vi a Jane a su derecha, negando con la cabeza. Todavía era demasiado firme, tenía que acostumbrarse a confiar en el resto, porque por el momento, solo se fiaba de que estuviéramos a salvo bajo su dirección.- [Elle]Y mientras os decidís a hablar, le dejo paso a Noah.[/Elle] – sonreí a mi hermana mientras se sentaba. Era un buen movimiento para evitar un silencio incómodo mientras valoraban a qué mundo iban.

    — [Noah]Con eh… la información que ha recogido Lexie en la ciudad. [/Noah]— empezó a decir mi primo Noah. Giró la mirada para sonreír a la persona que tenía a la derecha, que no era otra que una Lexie satisfecha de su trabajo. Estaba claro que pese a su reticencia, había resultado ser increíblemente valiosa para todos. — [Noah]Sabemos que Selas es un mundo anclado en la Grecia clásica. [/Noah]— explicó. En el holograma Henry aumentó unas imágenes de archivo de la Antigua Grecia, cómo vestían, cómo era el entorno… — [Noah]Y Dyavol en el siglo XVIII aproximadamente, es, por lo que parece, un mundo pirata.[/Noah]— añadió. Henry aportó otro grupo de imágenes para dejarlo claro. Me había asignado junto a Jane a ese mundo por una decisión estratégica, pero no era el favorito de ninguno de los dos.

    – [Owen] Te lo pondré sencillo Elle, no tengo inconveniente en ir a ese mundo. [/Owen]- se ofreció Owen. Me alegró que fuera el primero en romper el silencio de los demás, ninguno de los miembros del Consejo estábamos muy cómodos por el hecho de que el resto pudieran verse inferiores cuando no era el caso, así que ver a alguien hablar era un alivio. Aun así, la alegría no duró mucho. – [Owen]…con suerte me lanzan por la pasarela.[/Owen] – murmuró en voz baja. Quizá no fuese así exactamente porque estaba lejos, pero iba en la misma línea. Me preocupó ver así de desanimado a mi amigo. Sabía que llevaba así desde que la noche anterior Amy se había sincerado con él- Habíamos hablado pero aún no había sabido qué decirle de eso en concreto. Si alguien a quien quieres no te corresponde, no puedes hacer otra cosa que seguir adelante, pero esas palabras a Owen no le ayudarían mucho y menos viniendo de alguien que había seguido queriendo durante años a una persona que pensaba que le odiaba.

    — [Xander]Por eso estás el primero de la lista. [/Xander]— aseguré, dirigiéndole una mirada a Ellie, que notaba el mismo desazón en Owen que yo. Por eso habíamos comentado un asunto con el Consejo que estábamos a punto de comunicar. — [Xander]Y habíamos pensado que fueras el líder del equipo ofiuco.[/Xander] – añadí. Teníamos que ayudarle y darle un puesto de responsabilidad era un buen primer paso. Si se mantenía ocupado, podría tener más fácil darse cuenta de que la vida seguía y encontraría a alguien que le correspondiera. No podía seguir encerrado eternamente devorando series y canciones melancólicas.

    – [Owen] ¿Yo? ¿Liderar? [/Owen] – miró las caras del holograma y alzó la mano señalando. – [Owen]¿Por qué no mejor Jane, Cole… O incluso tú?[/Owen] – sugirió.

    – [Elle]Estás más que capacitado para esto. Además, eres el que más sabe de piratas.[/Elle]- intervino Ellie, rematando su argumento con un guiño de ojo. Estaba tan orgulloso de lo maravillosa que era mi hermana que no tenía palabras para expresarlo.

    — [Xander]El equipo de Nexus lo liderará Elle y el de Selas Amy.[/Xander] — continué. Henry contorneó sus imágenes con un borde dorado para remarcar su posición. — [Xander]Pero antes de seguir con los grupos, Noah tiene algo más de información[/Xander] – terminé, cediéndole el turno con una mirada.

    Noah asintió y se aclaró la garganta. Tampoco llevaba bien tener un gran público delante, pero se había estudiado tan al detalle lo que iba a decir, que dudaba que titubease. — [Noah]En Nexus ya estuvo un grupo nada más llegar, pero hemos pensado que necesitamos más información para estar preparados y además, nos hemos topado con una nueva fuente de información.[/Noah] – eso daría respuesta a quien se preguntase por qué volvíamos a un mundo en el que ya habían estado Idris, Henry, Laura y la propia Zahra. Noah hizo una señal a Henry, que colocó una lista de papeles donde había anotado lo que iba a decir. Estaba bastante nervioso.

    Bowie alzó una mano de pronto y Henry se detuvo.- [Bowie]Yo quiero cambiar de mundo.[/Bowie] – lo dijo con calma, pero con firmeza. No conocía a mi hermana pequeña desde hacía mucho tiempo, por desgracia, pero empezaba a reconocer cuando tomaba una decisión en la que no se echaría atrás.

    Nos quedamos en silencio, valorando. – [Xander]De acuerdo, lo hablaremos cuando Henry y Noah terminen.[/Xander] – respondí. Era lo único que podía hacer en el momento, aparcar durante unos instantes la decisión. Me preocupaba mandar a Bowie a otro de los mundos, Selas era el más seguro de los tres. Bowie asintió, con paciencia y le hizo un gesto a Henry.

    – [Henry] He encontrado en la base de datos de la nave información del resto de mundos que he actualizado con las… vivencias que hemos tenido en ellos.[/Henry] – explicó. Desde que se había alzado la Kvasir, más de una cosa estaba recuperando su vieja gloria, gracias a las reparaciones en el vientre de la Kvasir que Henry y Dante habían podido empezar a realizar. – [Henry]Parece ser que son datos que…preceden a…al malo.[/Henry] – aclaró. El Soberano, para la mayoría de nosotros, aunque aquí tuviera muchos nombres pero le conocieran como Antailtire. Apenas acabábamos de enterarnos de que la Kvasir había llegado al Cúmulo antes que él, antes de que los mundos cambiasen a su antojo. – [Henry] Pero apenas tenemos información del Nexus…[/Henry] – añadió, revisando entre sus archivos. – [Henry]…al parecer la nave se estrelló antes de que pudieran hacer un reconocimiento de ese mundo.[/Henry] – a  veces pensaba en qué habría pasado con la tripulación, pero viendo que hacía tanto tiempo desde que se habían estrellado, podría ser cualquier cosa, incluso haber poblado algunos mundos con sus descendientes.

    — [Noah]Lo único que hemos sacado de allí es un registro de una interferencia similar a la del momento en que vinimos. [/Noah] — intervino Noah. Henry mostró dos señales en el holograma y las superpuso, eran idénticas. Según lo había llamado en la reunión previa, era la «frecuencia de resonancia del Axis Mundi». — [Noah]En resumen, creemos que el portal al Axis Mundi está allí.[/Noah] – explicó. Mi mente se vio invadida de los recuerdos caóticos de la noche que nos fuimos de Moondale. Omega. Ella había sido el principio.

    — [Xander]Por eso el equipo de Nexus será de infiltración y combate en caso de necesidad.[/Xander] — comenté. Necesitábamos saber dónde tendrían que ir los Daë después de reunirse, para así protegerles y permitir que cumplieran su misión y con suerte, poder volver a casa.

    — [Noah]En Selas la nave tiene registros de seres similares a los de los mitos griegos, asi que hay que estar preparados. Por lo que le contaron a Lexie, los héroes y heroínas son bastante comunes.[/Noah] — explicó Noah. Sus palabras se vieron acompañadas de imágenes de criaturas de su mitología. Podían encontrarse muchos inconvenientes, pero aun así era el mundo menos peligroso de los tres. — [Noah]Y Dyavol parece un mundo muy oscuro, por su posición con el sol pero también por las criaturas. No será fácil.[/Noah] – aparecieron unas imágenes lejanas del mundo de Dyavol y parecía un lugar frío y muerto.

    — [Xander]Los equipos que veis tienen el cuenta el tipo de misión y las fortalezas de cada uno.[/Xander] — expliqué. Habíamos debatido hasta conseguir una especie de consenso, pero ahora estaba abierto a debate general y Bowie ya había propuesto su cambio. — [Xander]A Nexus van los más fuertes, los que ya conocen el lugar y los que pueden infiltrarse mejor.[/Xander] – dije, aclarando las elecciones. Algunas personas habrían encajado en ese, pero no nos atrevíamos a poner toda la «carne en el asador» por si pasaba cualquier cosa, tener equipos de respaldo para una extracción.

    – [Julia]Yo nunca he sido muy fan de la masculinidad tóxica.[/Julia] – intervino Julia, alzando la mano.- [Julia]Así que borradme del mundo pirata.[/Julia] – pidió. Dos cambios en el aire. Si Bowie quería cambiarse por ella, no sería lo ideal por el peligro que suponía Dyavol, pero al menos estaría más segura que en la boca del lobo que era Nexus.

    — [Xander]¿A qué mundo quieres ir, Bowie? ¿A Dyavol? [/Xander] — pregunté, esperando que su respuesta fuera la que yo quería. Sentía en alguna parte de mí que no sería así.

    – [Bowie]No, quiero ir a Nexus. Estoy preparada para estar en ese grupo.[/Bowie]  – respondió, confirmando mis sospechas. Bowie había sido valorada para ir a Nexus porque sus capacidades de androide ayudarían a la infiltración, pero también era «joven», no en apariencia, pero sí en tiempo real de vivencias.

    Miré a los demás, a sabiendas de que la preocupación se iba a manifestar en mi rostro. – [Jane]Si todo el mundo se pone a elegir va a ser un desmadre, así que os quedáis como estáis y carretera y manta.[/Jane]  – por un instante agradecí el apoyo de Jane, pero sabía que no podíamos hacerlo así, no si queríamos ser iguales todas las personas de la nave.

    – [Bowie]Pues si no voy a Nexus me quedo en la nave y os apañais como podáis.[/Bowie]- sentenció, cruzándose de brazos.- [Bowie]Y carretera y manta.[/Bowie] – la retó. No iba a cambiar de idea, era algo que parecía haber sacado de mamá Sasha, su determinación.

    – [Julia]Vas tú a los piratas, Hail Hitler.[/Julia] – se unió Julia. Las cosas no iban bien, necesitábamos llegar a un acuerdo, pero había muchas personalidades diferentes en aquella sala.

    – [Ezra]Nos vendría bien tu fuerza en este mundo Bowie. Y quien sabe, lo mismo encuentras información de Caitriona allí.[/Ezra] – le propuso Ezra, tratando de convencerla de ir a Selas. Bowie alzó una ceja, no, no iba a cambiar de idea. Empecé a barajar opciones para protegerla en ese mundo, no había otro remedio, no era ético dejarla encerrada en la nave porque la considerásemos pequeña, no era justo.

    – [Jane]No, si yo ya iba a esa bazofia de mundo y no me habrás oído quejarme.[/Jane] – replicó Jane, empezando a estar molesta.

    — [Xander]Jane…[/Xander] — la llamé, tratando de ayudarla a tomar control de la situación. Me di cuenta de que había sonado como mi tío Toph cuando Kaylee me miró con una sonrisa. Tenía que intentar que Jane empezase a confiar en todos nosotros como grupo y no nos sobreprotegiera. Era una persona muy maternal, se preocupaba mucho por cada una de las personas de la nave, incluso las que apenas conocía y eso hacía que mostrase su cara más firme.

    – [Owen]Te invito a una botella de ron si vienes con nosotros.[/Owen] – propuso Owen mirando hacia Julia. No quería pensar mal, pero dado el atractivo físico de Julia, pensé que mi amigo estaba tratando de ligar.

    – [Kaylee]Viendo que La Canciller está a punto de quitarse el cinturón, creo que lo mejor es que alguien de Nexus se ofrezca voluntario o voluntaria para cambiarse por Bowie y después solucionamos lo de Julia si es que Owen no se ha desnudado para que se vaya con él.[/Kaylee] – medió Kaylee. Era una buena propuesta, equilibrada.

    — [Xander]¿Alguien quiere cambiar su puesto por Bowie?[/Xander] — pregunté.

    – [Ruby]Puedo dejarle mi puesto a Bowie y que Julia se vaya a Grecia en el puesto de ella y yo me voy a los piratas.[/Ruby] – explicó Ruby, poniéndose en pie, firme, sin el más mínimo temblor. Era toda una soldado.- [Ruby]No sé si se me ha entendido.[/Ruby] – preguntó.

    — [Xander]Vamos a votarlo. En caso de empate decidirá Elle.[/Xander] — sugerí. El cambio que proponía Ruby era justo, todo el mundo conseguía lo que quería, pero tendríamos que colocar contramedidas para proteger a Bowie aunque era cierto que a Julia le iría mejor en Selas.

    – [Elle]En caso de empate lo echamos a suertes.[/Elle] – me corrigió Ellie, con una sonrisa. Se la devolví y pasamos a las votaciones, que fueron un sí unánime aunque por un momento Elle pareció votar que no para devolverle a Ruby lo de su elección. Incluso Jane aceptó.

    – [Ruby]Tengo una propuesta.[/Ruby] – añadió Ruby. Elle asintió para que la expusiera.- [Ruby]Quiero ser la líder del grupo de los piratas junto con Owen y creo que los demás mundos también necesitarán dos líderes.[/Ruby] – sugirió. Dos líderes. Teniendo en cuenta que ahora íbamos más en los grupos, quizá no fuera una mala idea.

    – [Jane]¿Pero por qué no podéis dejar las cosas como están?[/Jane] – se quejó Jane, que no llevaba demasiado bien los cambios.

    – [Kaylee]Calla ya, Mussolini.[/Kaylee] – le replicó Kaylee. Jane la miró, pero Kay se las arregló para que entendiese que era una broma.- [Kaylee]A mí me parece buena idea, porque Owen el 90% del tiempo está pensando en sex..ries.[/Kaylee] – comentó para reír, mirando al aludido.

    — [Xander]¿Qué opinas owen?[/Xander] — le pregunté. Era importante que cada persona pensara que su opinión era importante, porque así era.

    – [Owen]De hecho no tendría inconveniente en dejárselo todo a ella, pero las mujeres no están bien vistas en esa época. Así que, claro, porque no, delegaré y eso.[/Owen] – comentó. Seguía viéndole afectado. Esperaba tener más tiempo en Dyavol para hablar a solas y quizá conseguir que se animara un poco.

    – [Julia]Lo que yo decía: una mierda de mundo.[/Julia] – murmuró Julia.

    — [Idris]Qué dice líder contigo owen.[/Idris] — bramó Idris soltando una carcajada. Vi como pellizcaba a Owen en el brazo. — [Idris]Ya sabes…. líder…. contigo….[/Idris]  – añadió enfatizando las palabras para que quedase claro el subtexto.

    – [Ruby]Idris, soy una guerrera entrenada y podrías estar muerto ahora mismo y no haberte dado cuenta.[/Ruby] – le cortó Ruby, seria.- [Ruby]No te conviene tocarme la moral.[/Ruby] – le amenazó.

    — [Idris]La moral no, pero owen otras cosas si ¿eh? Hay que ver….[/Idris] — se rió Idris, bromeando como era habitual en él.

    Ruby puso los ojos en blanco, pero no añadió nada más.

    – [Elle]Hay dos mundos que aún no tienen dos líderes.[/Elle] – resumió Ellie.

    — [Noah]Kaylee debería ser líder junto a Amy.[/Noah] — propuso Noah, que seguramente había estado haciendo sus cábalas mientras los demás discutían. — [Noah]Se que el resto prefiere no tener esa posición, salvo que Ezra diga lo contrario.[/Noah] – comentó.

    — [Idris]Y evidentemente yo líder con Coquito. [/Idris] —se autonominó Idris, aunque era una buena opción, tenía experiencia liderando a los Drow como combatientes nocturnos. — [Idris]Con beneficios como Ruby y Owen.[/Idris] – añadió, mirando a mi hermana. Quise borrar esa imagen de mi mente y desde luego deseé no tener nunca el poder de Jane.

    – [Kaylee]Yo no tengo problemas en ser la líder junto a Amy si el resto de los que van a ese mundo están de acuerdo.[/Kaylee] – comentó Kaylee.

    – [Ezra]Por mí bien. Llevo mejor el recibir órdenes que darlas.[/Ezra] – admitió Ezra. Si a él le daba igual, tal y como Noah había dicho, ni Leo ni Dante querrían, Julia aún era muy «nueva» para nosotros y Vera, Elliot, Jamie y Chloe eran demasiado jóvenes.

    – [Elle]Idris, ¿tú quieres ser líder?[/Elle] – preguntó mi hermana mirando a su…¿interés romántico? No sabía cómo llamarlos, pero saltaba a la vista que eran cercanos.

    — [Idris]Por supuesto. [/Idris] — replicó él poniéndole ojitos. Mi hermana sonrió y me alegró verla así incluso con todo el peso de ser la líder y todo lo que estaba pasando. Después de lo que le había pasado a la abuela Elizabeth.

    — [Noah]Voy a resumir entonces.[/Noah] — respondió Noah, revisando el holograma que Henry y él habían ido modificando. — [Noah]A Selas van Amy, Leo, Ezra, Kaylee, Dante, Chloe, Vera, Elliot, Jamie y Julia.[/Noah] — repasé mentalmente junto a ellos. La manada de lobos, una raza que no llamaría la atención allí, al igual que el alado y los más jovenes, junto con Julia cuyos poderes no le servirían de mucho en Nexus ni Dyavol. — [Noah]A Nexus Idris, Elle, Henry, Zahra, Bowie, Lexie, Nate, Robin, Ezequiel y yo.[/Noah] — Elle, Nate y Robin aportando la fuerza, Noah por sus conocimientos, Lexie para camuflarse, Henry, Idris y Zahra porque ya habían estado y Ezequiel porque podría resistir en caso de necesidad. — [Noah]Y por último a Dyavol van Owen, Mike, Sophie, Ruby, Cole, Jane, Xander, Lekwaa y Niall.[/Noah] – en Dyavol necesitaríamos fuerza como la de Owen, Ruby, Cole o yo, un sanador como Mike nos resultaría útil, igual que las recién descubiertas habilidades de Sophie. Lekwaa serviría de apoyo con su conocimiento del mundo espiritual y Niall permitiría una ventaja al estar en un mundo muy marítimo. Por último, pero no por ello menos importante, Jane era un as en la manga, por su nuevo poder y por su poder de nacimiento.

    — [Idris]Qué sepáis que me jode no llevar toga. [/Idris]— sentenció Idris, haciendo un falso puchero.

    Lexie se puso en pie y de pronto todos pasamos a llevar togas. Tengo que decir que no muy correctas históricamente y si bastante escuetas. Estaba claro que Lexie se había tomado la parte de las fiestas muy en serio. Y tampoco iba a negar que nos había alegrado la vista antes de una misión que podía ser la última que lleváramos a cabo.

    Si todo salía bien, pronto estaríamos en casa. ¿Pero cuando salen del todo bien las cosas?

     

  • REENCUENTRO EN LA KVASIR PARTE II

    NOAH ARKKAN

    LA KVASIR

    Por un momento, el hecho de verme transportado frente a la Kvasir me trajo la sensación de haberme movido gracias a mi velocidad, pero la ilusión se desvaneció rápido. Mientras todos hablaban de lo que había pasado, de lo que nos habíamos visto obligados a entregar, noté la ausencia de ese tiempo adicional en el que todo se detenía mientras yo pensaba.

    Mi mente se había quedado ágil, por suerte, supuse que por el esfuerzo de pasar más de veinte años tratando de mantener el ritmo de mi poder. Me reconfortó un poco no verme torpe, poder seguir la conversación a medida que dibujaba en mi cabeza mis propias conclusiones, pero siempre me faltaría ese tiempo extra, esa capacidad para meditar las cosas antes de hablar con el resto.

    – [Owen]¿Felicidades?[/Owen] – preguntó Owen, al que le habría venido bien haber podido meditar la respuesta viendo que la cara de Cole se alejaba mucho de la alegría. Si bien Caitriona no parecía completamente mala, había una parte de ella oscura y ansiosa de poder, una parte que ese ser al que servía había alimentado. Pero sin embargo había añadido a la madre de Cole y Dante a mi trato con ella sin pedir nada a cambio, así que en el fondo, era buena. Aunque por mucho que lo fuese, una cosa era eso y otra confiarle a tu hija, desconocida o no.

    Cole negó con la cabeza, tratando de aparentar una calma que solo era aparente, bajo la fachada, sus cimientos se resquebrajaban. – [Cole]No creo que vuelva a verla.[/Cole] – sentenció, fijando la mirada en el suelo.

    Por suerte, Sophie decidió intervenir con su trato para desviar la atención. – [Sophie]Aún no sé muy bien lo que he conseguido[/Sophie].- admitió. Había algo diferente en ella, además de que su pelo ahora tenía mechones de un rosa bastante agradable a la vista.

    Me quedé pensando en su intervención para ayudar a Cole y en como los demás lo habían hecho antes tambié, conmigo y con otros. Era una ilusión pensar que seríamos capaces de crear un grupo cohesionado como el de los Moondies con treinta personas, incluso en su tiempo, Bill, Vincent, Hiroshi y Logan iban y venían o en el caso del último aparecían cuando querían. Cada vez se veía una unión más clara y estaba confiado en que de aquello saldríamos unos verdaderos New Moondies mientras que otros serían como los de Blue o los Satellites, unos buenos aliados y aliadas que siempre estarían ahí. – [Julia]Tengo los recuerdos felices de Ezra.[/Julia]- la voz de Julia hizo que dejara de observar las interacciones no verbales entre los demás. Esperaba que no fuera cierto lo que estaba diciendo.- [Julia]Y todo lo que habéis perdido el resto.[/Julia] – añadió. Sentí un escalofrío en la espalda, mi poder podía estar en sus manos, aunque no la veía utilizarlo, ni ninguno de los otros. Quizá fuera una broma, pero el mero hecho de decirlo me recordó la parte de mí que acababa de perder y podía formar parte de alguien más ahora.

    – [Nate]¿Lo dices en serio?[/Nate] – preguntó Nate.

    – [Julia]Pues claro que no.[/Julia]- sonrió ella al ver la cara de Nate y del resto, dándose cuenta de que la broma había sido demasiado pronto.- [Julia]Me ha dado fuegos artificiales.[/Julia]- acompañó sus palabras iluminando la noche estrellada. Creo que sentí alivio al pensar que mi poder no estaba de inmediato en manos de nadie más, pero no sabía si prefería que esa parte de mí estuviera a salvo con alguien cercano como Julia o perdida en manos de quién sabe qué clase de persona.

    – [Idris]¿Y que has dado a cambio? [/Idris]- le preguntó Idris, que parecía igual de calmado y divertido que siempre. – [Idris]¿Lo que tenías suelto?[/Idris] – bromeó con una de sus amplias sonrisas que instaban a hacer lo mismo.

    – [Julia]¿Te estás metiendo con mi poder?[/Julia] -replicó Julia frunciendo el ceño.

    – [Idris]No no, que va, yo lo usaría cada vez que estuviera… ya sabes[/Idris] – por un momento no supe dónde mirar, a Idris le resultaba muy natural hablar de sexo, sin embargo a mi siempre me había resultado difícil, no como a mis padres ni como a Leo. Miré de reojo a Lexie y vi que esbozaba una sonrisa pícara, le correspondí con la mejor que pude invocar, aunque sorprendentemente, la pérdida parecía menor cuando la miraba a ella.

    – [Owen] Llevas la fiesta en el cuerpo.[/Owen] – comentó Owen, que también parecía relajado, incluso divertido, pero tenía pinta de ser fachada y en el fondo estaría preocupado por su hermana y su hermano, en especial el último, que observaba el suelo en silencio, pensativo.

    – [Julia]Pues yo estoy muy contenta con él.[/Julia]- replicó Julia sacándoles la lengua. – [Julia]Sois una panda de envidiosos.[/Julia] – añadió. La vi guiñarme un ojo, parecía que a Julia se le daba bien saber cuando tenía que bromear, porque el ambiente parecía un poco menos tenso, teniendo en cuenta la situación.

    – [Xander]¿Y tu Niall? [/Xander]- preguntó Xander, viendo que mi amigo era el único que no había dicho su trato. Me extrañaba que hubiese aceptado, porque lo primero que imaginaba que hubiese podido ofrecerle Caitriona habría sido volver.

    – [Niall] He dado mi poder a cambio de fama.[/Niall]- Julia iluminó el cielo de nuevo. – [Niall] Gracias tía.[/Niall] – dijo él. Un silencio pesado se cernió sobre todos nosotros. Nadie sabía qué decir porque Niall había entregado su poder por algo que a primera vista parecía…superficial. Pero tenía que haber más en esa historia, Niall era buena persona, confiaba en él.

    Estaba meditando qué podía decir para ayudarle cuando una luz cegadora resplandeció en mitad del círculo que había formado. Cuando la oscuridad volvió a asentarse allí, en el punto del que había surgido la luz, había ahora una esfera similar a las orbes daë, pero sin ningún color.

    – [Laura]Eh…hola.[/Laura]- dijo una voz conocida, emanando de la esfera. Pensé que solo la había escuchado yo, como estábamos todos acostumbrados a hacer con las orbes, pero vi que todos miraban hacia la imagen de Laura que se proyectaba de la misma, ahora con una ropa diferente.

    – [Henry]¿Donde estás?[/Henry] – preguntó Henry. Me sentí mal por él, por lo que significaba lo que estábamos viendo. Henry podría ser yo si la que se hubiese ido fuera Lexie, pero pese a lo mucho que detestaba estar allí, se había quedado por mí, por salvarme.

    – [Laura]En casa.[/Laura]- esas palabras salieron muy despacio, porque sabía el peso que tenían.

    – [Xander]Espero que estés bien. ¿Podrías decirnos a cambio de qué Laura?[/Xander]- preguntó Xander poniendo especial cuidado en cada una de sus palabras y adelantándose a otros que parecían tener algo….menos bueno que decir.

    – [Laura]He dejado de ser Daë.[/Laura] – evitó mirar a nadie en concreto.

    – [Dante]Es lo que me ofreció a mi. [/Dante]- repitió Dante, apoyándose en la Kvasir.

    – [Laura]Sé que…es difícil de entender…[/Laura]- Laura movió las manos con más coordinación que antes, muestra de que el trato de Vera había sido cumplido.

    – [Amy]Eres una egoísta de mierda, Laura.[/Amy]- esta vez ni Xander ni Elle pudieron evitar que Amy dijese lo que pensaba de su decisión.- [Amy]Mi hermana Vera ahora tiene unas cicatrices en tus manos para ayudarte con las tuyas.[/Amy] – pese a que Amy a veces podía resultar demasiado dura, era fácil entender que después de lo que había dado su hermana pequeña, tenía motivos para estar molesta.

    – [Xander]Amy, no estamos aquí para juzgar.[/Xander] – dijo Xander tratando de evitar una confrontación.

    – [Noah]¿Por qué podemos seguir hablando?[/Noah] – pregunté, intentando distraerles hacia otra cosa. Hasta el momento solo habíamos conseguido hablar mediante las orbes y esta que teníamos delante era diferente, de ningún elemento.

    – [Laura]No pido que me entendáis.[/Laura]-trató de defenderse Laura, se la veía a punto de perder la calma y caer presa de los sentimientos que tenía encima.- [Laura]He vuelto a casa porque no tengo madera de Daë y lo único que he pedido a cambio es esto para no perder el contacto.[/Laura] – añadió. Así que eso era obra del ser al que servía Caitriona, uno cuyos tratos no podían invalidar los Daesdi, así que sin duda, era un ser ancestral, casi tan viejo como ellos, pero en lugar de luchar por un equilibrio y una paz, se alimentaba de desesperación.

    – [Lexie]Bueno, lo único no, porque estás en tu casa mientras el esto estamos salvando la puñetera galaxia.[/Lexie]- replicó Lexie con descaro, la conocía, no le preocupaba decir lo que pensaba si creía que tenía la razón y en su caso, que había rechazado la opción de irse por ayudarnos, era difícil que no fuera a estar muy enfadada.

    – [Xander]Laura,¿te importa si hablamos entre nosotros para calmar las cosas y volvemos a hablar más tarde? [/Xander]- viendo que la situación no iba a mejorar mucho, Xander estaba optando por esperar a que se calmaran los ánimos.

    Laura asintió y tragó saliva.- [Laura]Lo siento. No puedo decir otra cosa.[/Laura]- se disculpó antes de desvanecerse. La esfera se apagó y Henry se agachó para recogerla.

    Xander suspiró profundamente, miró a su hermana y decidió romper el silencio. – [Xander]De vuestros tratos hemos aprendido que se han llevado cosas muy importantes para alimentarse de vuestra pérdida. Sería interesante saber también que os ofrecieron al resto, para que todos podamos saber dónde defendernos. [/Xander]- propuso. Era cierto que cuanto más supiéramos, más preparados estaríamos, pero quizá algunos tratos fuesen demasiado privados.

    – [Idris]A mi un cambio de padres.[/Idris] – comentó Idris encogiéndose de hombros, pero vi una sombra cruzar su rostro. Idris adoraba a su madre y a su padre, pero eso no negaba el hecho de que le habría gustado conocer a los Moreau.

    – [Dante]A mí lo de Laura, no me gusta ser Daë pero tampoco lo voy a andar regalando. [/Dante] – recordó Dante. Vi que dirigía una mirada a Chloe, parte de una conversación que desconocía.

    – [Xander]Al menos ahora sabemos que somos Daë y que falta uno o una mínimo, por Laura.[/Xander] – comentó Xander. Era curioso pensar que de pequeño me veía a mi mismo como una especie del MacLeod de nuestro grupo, pero a la hora de la verdad era Xander el que estaba jugando de alguna forma ese papel. Quizá la clave era ser más preocupado. – [Xander]A mí me ofreció poderes.[/Xander] – añadió. Su sueño de toda la vida, un héroe de leyenda como su padre y su madre.

    – [Elle]Probablemente no fuera Daë.[/Elle]- intervino Elle, dando un paso adelante.- [Elle]¿Os acordáis de Cecil, Liad, Paige y Lila? Pues eso.[/Elle] – dijo después. Era cierto que a veces había falsas pistas sobre quiénes eran Daë de verdad o no, los Daesdi hacían sus elecciones, pero luego las comprobaban con Pruebas que no todos pasaban. Si esto era una, Laura no la había pasado.

    – [Kaylee]Esperemos que no dé tanto asco como esos seres.[/Kaylee]- dijo Kaylee. Elle y ella sonrieron, conscientes de que por mucho que Laura se hubiera ido, no había caído tan bajo como para ser  una traidora como ellos.

    – [Henry]Simplemente le ha vendido grande todo esto. [/Henry] – dijo Henry, pensativo. Sí, Laura había pasado bastantes cosas y no había terminado de encontrar su sitio ni su motivación, tampoco podía culparla nadie, al menos después de meditarlo bien. – [Henry] A mi me ofreció una cura para mí enfermedad a cambio de mis sentimientos.[/Henry] – explicó. Henry no había entrado en muchos detalles sobre su enfermedad más allá de que el terreno de batalla no era el sitio donde mejor podía estar.

    – [Lexie]Espero que se los hayas dado.[/Lexie]- comentó Lexie. Sabía que no lo decía de malas y su comentario pareció romper el hielo de la tensión que había creado volver a hablar de Laura.

    – [Idris]¿Y a ti que te ofreció listilla?[/Idris] – la pinchó Idris, consiguiendo que le sacara la lengua.

    – [Lexie]Me ofreció mejorar mi poder.[/Lexie]- dijo mirándonos mientras alzaba las cejas.- [Lexie]Mucho.[/Lexie] – puntualizó. Me acerqué a ella, que estaba a varias personas de distancia y le coloqué una mano en la espalda. Pocas personas pensarían que Lexie Fenris, la heredera «mimada» del hombre más rico de Ripper, había pasado demasiadas cosas malas en su vida.

    – [Leo]A mí cambiar el pasado. [/Leo] – escuché decir a mi hermano. No necesité ver como miraba a Amy para saber que se refería al hecho de haberse ido, o quizá a no haber sido nunca convertido.

    – [Owen]A mi intento venderme una cura contra la licantropía a cambio de una herida en el alma. [/Owen]- comentó Owen enfatizando haciendo unas comillas. – [Owen]La herida era que Jane no volviera a hablarme nunca más.[/Owen] – añadió. Un precio demasiado alto, yo no habría cambiado a Leo por volver a tener mi poder, ni a Lexie, ni probablemente mi relación con ninguno de ellos.

    – [Jane]Gracias.[/Jane]- dijo su hermana, se la notaba conmovida, aunque siendo como era, no tardó en ocultarlo.- [Jane]A mí me ofreció liberarme de mi poder a cambio de darle a mi madre.[/Jane] – explicó. Xander la miró fijamente y ella apartó la mirada.

    Mike se aclaró la garganta y habló. – [Mike]Saber médico.[/Mike] – resumió. – [Mike]Pero teniendo que sacrificar a alguien de cada «especie».[/Mike] – un trato que parecía sacado de Fausto. Se me pusieron los pelos de punta solo con pensarlo.

    – [Ruby]A mí ser la líder.[/Ruby] – comentó Ruby apoyando la espalda en el brazo de Nate. Alzó una ceja y sonrió, como si dijese que era evidente que así todo iría mejor.

    – [Bowie]Ser humana del todo.[/Bowie] – dijo Bowie en voz baja, parecía estar pensando algo más, como si estuviera en otra parte.

    – [James]M-magia.[/James] – dijo James. Debían haberle pedido algo importante para negarse viendo su interés en ella, o quizá temía obtenerla de un modo así.

    – [Zahra]Librarme de una parte de mí.[/Zahra] – dijo Zahra. Me pareció duro de escuchar, así que más debió resultarle la propia oferta.

    – [Lekwaa]Librarme de ser Lekwaa.[/Lekwaa] – dijo el aludido. En el fondo lo que había ofrecido a varios, volver a una vida normal.

    – [Chloe]Ser de vuestro tiempo, evidentemente dije que no.[/Chloe] – Chloe se rió y luego pasó a fingir mirarse las uñas, aunque sus ojos seguían a Dante, que también la miraba.

    – [Nate]Saber de dónde vengo a cambio de parte de mi poder.[/Nate] – explicó Nate. Era extraño que alguien que siempre había estado allí para nosotros supiera tan poco de sus orígenes.

    – [Robin]A mí no había nada que pudiera ofrecerme.[/Robin] – dijo Robin. Por un momento dudé de si era verdad o estaba ocultando el verdadero trato. Aquel silencio recurrente volvió a instalarse entre nosotros, hasta que una voz desconocida ses escuchó detrás de nosotros.

    – [Ezequiel]A mí ser Daë.[/Ezequiel] – dijo la voz.

    – [Lexie]¿Y tú quién eres?[/Lexie] – preguntó Lexie, adelantándose para plantarle cara al desconocido. Allí a su lado parecía ser varios centímetros más alta que él. Era un hombre que no aparentaba muchos más años que nosotros, de piel tostada.

    – [Ezequiel]Mi nombre es Ezequiel. [/Ezequiel] – explicó, mirando cada nueva cara que tenía frente a él. – [Ezequiel]Y desde hoy también soy Daë.[/Ezequiel] – añadió.

    Esta vez el silencio tardó más en disiparse. Había demasiadas preguntas en el aire y para mí el tiempo daba mucho menos de sí.

  • VIOLETAS MARCHITAS

    NOAH ARKKAN

    LA KVASIR

     

    Aquella noche redefinió para mí el concepto de estar nervioso. El cielo estaba oscuro, apenas iluminado por la vista lejana de la otra luna del Cúmulo. La Nave había quedado atrás, a nuestra espalda y con ella la seguridad de lo más parecido a un hogar que habíamos tenido. Solo estábamos Lexie, Zander, Jane, Elle, Owen y yo. El resto no habían pasado el casting de Lexie y observaban ahora a lo lejos, desde las ventanas de la Nave, preparados para venir a ayudarnos si hacía falta y para detener a los cuatro que estaban encerrados aún allí, en cuyos cuerpos estaban James, Laura, Robin y Niall, ahora mismo atados cerca de nosotros, simulando estar inconscientes.

    No tenía mis poderes, no tenía mi forma de demonio y jugaba contra el licántropo continuamente en un pulso eterno de ver quién conducía. Y aunque lo hubiera hecho bien, no era bueno mintiendo, siempre intentaba evitarlo. Todo eso cayó como una losa sobre mí cuando apareció la última de los enviados por Antailtire, la que había obrado el conjuro que nos había cambiado de cuerpos y había perseguido a los que habían conseguido huir.

    Era una mujer de complexión menuda y piel clara, era de lo poco que podía distinguir con la luz nocturna. Eso y su pelo oscuro y alborotado. Cuando estuvo cerca, pude ver que venía acompañada. Aquellos acompañantes la flanqueaban, con paso renqueante e inmóviles labios, de los que ocasionalmente se escapaba algún lamento por volver a la paz de la que habían sido arrancados. O por alimentarse, era imposible saberlo porque aquellos seres carecían de consciencia propia. Lo habíamos temido desde que los demás nos habían dicho que había enviado esqueletos contra ellos. Esto era mucho más peligroso, todos habíamos visto la avalancha de películas post apocalípticas de después de la cuarentena del 19, sabíamos lo que los zombies podían hacer y si todo el mundo coincidía en ello, era porque en parte algo era verdad. Sea como fuere, ninguno de nosotros se iba a arriesgar a que le dieran un bocado, pero si no conseguíamos nuestros verdaderos cuerpos de vuelta, iba a ser difícil.

     

    – [Violet]¿Qué significa esto?[/Violet] – preguntó quedándose a una distancia prudencial, mirando con  una ceja alzada hacia sus compañeros inconscientes.

    – [Jane]Hemos venido a zanjar esto por las buenas[/Jane].- dijo Jane, emulando a Xander de tal forma que me creí su confianza hasta el punto de calmar un poco mis nervios. Busqué a Lexie con la mirada y tuve que recordarme a mí mismo que estaba en el cuerpo de Zahra. Le dediqué una mirada, tenía que acostumbrarme, a fin de cuentas Lexie no solo tenía un aspecto y no sería la primera vez que la vería de manera continua con otro.

    Violet, la nigromante, dejó que el silencio imperase durante un largo rato. Quizá lo había hecho a posta, pero ese silencio solo hizo que escuchara con más fuerza los lamentos de los muertos. Era una suerte que no hubiese mucha luz, así las figuras oscurecidas que la acompañaban no se veían con claridad.

    Entonces el silencio se vio roto por una carcajada que parecía no terminar.- [Violet]En serio, niño. ¿A qué habéis venido?[/Violet] – preguntó repasándonos con la mirada. Visto así, en los cuerpos que teníamos ahora mismo no imponíamos demasiado. A lo sumo parecíamos guerreros, pero humanos al fin y al cabo. Me habría sentido más seguro presentándome allí con mi forma de demonio, con toda la fuerza de Elle en pleno despliegue o con la manada de licántropos de colmillos afilados y garras ansiosas listos para abalanzarse sobre ella.

    – [Xander]Tienes todas las de perder. No te recomiendo meterte con nosotros ahora que hemos vuelto a nuestros cuerpos.[/Xander] – esta vez fue Xander el que habló, aunque lo que Violet veía era una muchacha de cabello oscuro y ceño fruncido que la observaba con los brazos cruzados.

    De nuevo el silencio ya conocido cayó sobre nosotros. Violet lo forzaba, quizá como una maniobra para dejar que el miedo nos dominase. Su risa volvió, al igual que antes. Vi que Lexie adelantaba un pie y luego lo volvía a dejar como antes, conteniéndose.

    – [Violet]Enseñadme lo que sabéis hacer[/Violet]. – nos retó. Miré al resto, esperando que tuvieran una respuesta. Vi que algunos me miraban a mí. Sí, yo solía tener respuestas para todo, pero datos en frío, planes con tiempo o con mi poder a mano, cuando se trataba de engañar, me quedaba en blanco.

    Al cruzar la mirada con Lexie sentí que aunque los ojos que estaban fijos en mí eran los de Zahra, quien los estaba dirigiendo era la misma persona de la que llevaba mucho tiempo enamorado. Tomé fuerzas y agarré un pedrusco del suelo. No había tenido tiempo a experimentar con los poderes de mi hermano, pero sí que había pasado antes por una situación similar y había terminado en el cuerpo de mi madre. En su momento supe como utilizar su poder porque no tenía otra cosa en la que matar el tiempo, así que solo esperaba que la suerte estuviera de mi lado y funcionase de forma parecida. Por suerte, al notar la roca en mi mano resultó todo bastante intuitivo, solo que esta vez, tal y como me había dicho mi hermano aludiendo a aquella primera vez que se transformó, me resultó axfixiante notar que, no solo mi cuerpo se cubría de ello, si no que se convertía totalmente en piedra. Sentí que me ahogaba cuando la piedra recubría mi boca, pero me concentré en pensar que a Leo nunca le había pasado nada. – [Noah]No tenemos tiempo para tonterías.[/Noah] – fingí. Cuanto menos dijera mejor. Me limité a estar serio. Sabíamos que esa gente nos había estado vigilando, pero no cúanto llegaban a saber de nosotros.

    – [Owen]No me agrada el olor que desprendes.-[/Owen] espetó Owen arrugando la nariz. Me recordó a un gesto que había visto hacer a Amy en alguna ocasión, una muestra de que Owen la había estudiado bastante bien. – [Owen]Terminemos con esto de una vez.[/Owen] – replicó, tirando de la cuerda con la que estaban atados sus compañeros. Estos imitaron su papel y se dejaron arrastrar, aún fingiendo estar inconscientes.

    – [Noah]Mira a ver si la convences…[/Noah] – susurré a Lexie aprovechando la distracción de Owen. Esto era todo una estudiada actuación. Actuar, a fin de cuentas, no era más que mentir , que engañar a los sentidos y las mentes de otros para convencerles de que eres otra persona. Y aquí la maestra del engaño y las ilusiones era ella.

    – [Lexie]Violet, si quieres recuperar a tus compañeros enteros, tendrás que aceptar el trato que te proponemos[/Lexie].- respondió adelantándose.- [Lexie]No tienes ni idea de lo que podemos hacer[/Lexie]. – mintió. Parecía segura, mentía con naturalidad, estaba sonriendo incluso. Yo no dudaba que la habría creído.

    – [Violet]Mis «compañeros» me importan casi menos que vosotros[/Violet].- sentenció con desdén. Eso…no nos lo esperábamos, pero también es cierto que teníamos poca experiencia porque tendríamos que haber previsto que los malos, siempre son malos y no trabajan bien en grupo. – [Violet]Tendréis que ofrecerme algo mejor[/Violet]. – replicó, con una sonrisa maléfica. Los muertos se acercaron, impacientes.

    – [Lexie]Kaylee ha deshecho el conjuro en medio día. Si intentas cualquier cosa, acabarás dentro de un hamster[/Lexie].- la amenazó Lexie. Pensé que eso iba a ser el fin, pero sabía lo que se hacía. Esta vez Violet no rió, se llevó una uña a la boca y la mordisqueó impulsivamente. No era muy estable, algo lógico teniendo en cuenta que se rodeaba de muertos en descomposición. Y también parecía orgullosa, porque un brillo resolutivo apareció en sus ojos.

    – [Violet]Pues que lo deshaga otra vez[/Violet].- sonrió, confiada en su poder. Un aura de magia poderosa la rodeó y ella la lanzó hacia nosotros, envolviéndonos junto con la totalidad de la Nave. Aquello se convirtió en un auténtico torbellino y por un momento temí que hubiera conjurado algo mortal en lugar de lo mismo que antes.

    Me vi obligado a cerrar los ojos al sentir que era arrancado de la vigilia y cuando volví a abrirlos, sentí la conocida sensación de que el mundo se movía muy despacio. Corrí, viendo como los demás empezaban todavía a descubrir que el cambio estaba bien.

    Lexie lo había conseguido, pero su plan todavía no había terminado. Fui hasta ella, ahora ya dentro de la Nave, con la extraña sensación de haber sido desplazados detrás de la pantalla, viendo como los demás protagonizan la historia. Ahora era Leo el que estaba allí, convertido en piedra frente a los no muertos.

    Aferré a Lexie evitando darle un shock por el movimiento brusco y le di un beso en la mejilla mientras la llevaba en brazos al centro de todo, con una congoja en mi interior por si algo salía mal y aquellas abominaciones la separaban de mí.

    La dejé, aún con miedo y volví a la Nave, siguiendo su plan. Los traje a todos, uno a uno, con la ayuda de Dante y de Henry, incluso a los compañeros de la nigromante que lancé contra ella, atados por un aleación metálica que habíamos descubierto que se podía imprimir. Era resistente, quizá la utilizaban para los licántropos a bordo, al igual que las jaulas. Sea como fuere, resistiría, no podrían soltarse de buenas a primeras.

    – [Lexie]¡AHORA![/Lexie]- gritó cuando vio que estábamos todos. Violet no se iba a echar atrás. Con mi velocidad actual, vi su rostro a cámara lenta descubriendo nuestro engaño. Sentí que estaba dispuesta a volver a intentarlo una vez más, pero ahora Kaylee entonaba una plegaria mística, con Sophie y Robin agarradas a cada una de sus manos, prestándole su magia. Por muy fuerte que fuese el poder de Violet, es más fácil defenderse de algo cuando ya lo conoces y habíamos tenido tiempo a que preparase un conjuro protector.

    Al ver que no era capaz y esta vez el torbellino chocaba contra una barrera invisible, lanzó a sus no muertos, muchos más de los que parecía a simple vista, como si aquello fuera la final de juego de tronos, unos capítulos antes de que la abandonara mi madre. No necesitamos que nadie lo dijera, cada uno desplegó todo su poder.

    Mi hermano Leo se lanzó a la vanguardia convertido en una estatua de titanio, ya tenía experiencia con los zombies después de Gwiddon; Amy y Ezra se convirtieron, dejando por fin libres a sus formas lupinas que llevaban tanto tiempo deseando salir, seguidos de un felino Mike y un alado Niall cuyos graznidos tumbaban a algunos muertos, incapaces de alzarse; Owen, sin miedo a pasarse, liberó columnas de fuego contra los enemigos que soltaban torres de vapor allí donde se juntaban con el hielo de Idris que congelaba a los muertos para ser aplastados por el cuerpo de metal de Leo o los golpes de Elle, Bowie, Ruby y Xander. Cole se metió en mitad de los ataques de Owen, absorbiendo el calor de las llamas para ser tan resistente que ni siquiera podían morderle; en un punto, Nate se alzó sobre nosotros e iluminó el cielo con incontables puntos de luz que comenzaron a caer contra los enemigos, como estrellas caídas del firmamento; y yo, bueno os preguntaréis si solo miraba, pero no, ahora que había recuperado mi velocidad era capaz de observarlo todo mientras rodeaba una y otra vez el ejército de muertos, asegurándome de que ninguno se escapaba a iba a por los que no podrían defenderse, como Laura que ahora estaría inconsciente en la Nave vigilada por Elliot, Vera y James. Pero el momento estelar lo tuvo Lexie, porque aquél era su plan y aquella su noche.

    En mitad del combate el cielo pareció rasgarse y de él comenzaron a salir naves de combate, al principio me sorprendí tanto por aquella visión que me pregunté si no sería Antailtire, pero al reconocer la Galactica y algunas más me di cuenta de que era cosa de ella. Pronto pareció que teníamos una flota a nuestro lado, ayudándonos a defendernos. Supe que Idris había debido tener algo que ver de una u otra forma, en parte porque seguro que había hecho ver a Lexie más de una vez sus películas favoritas de ciencia ficción. Allí faltaban pocas, incluso estaba la Estrella de la Muerte.

    Hice lo que debía hacer, en lugar de dejarme asombrar por aquél espectáculo maravilloso. Recorrí la fila enemiga y vi cómo Violet comandaba a un grupo de sus soldados no muertos a recoger a sus compañeros y se alejaban, dejando el grueso de sus filas atrás para ralentizarnos. Podría haber ido tras ellos, haberme puesto delante de ellos y haber acabado con todos, eso habría eliminado un riesgo para los demás que estábamos dejando libre, pero nadie dijo que ser los buenos fuese fácil y el plan tenía como objetivo que se fueran y se pensaran el volver. Ya habría tiempo de defender la zona mejor antes de irnos la próxima vez.

    Los vi alejarse y volví con los demás para dar cuenta de los últimos no muertos. Cuando terminamos, supe que lo peor sería librarse de aquellos cuerpos emponzoñando el verde valle en el que se había estrellado la Kvasir. Pero eso tendría que quedar para otro día, ahora tocaba festejar la vuelta a nuestros cuerpos y haber salido ilesos. Y para mí, junto a todo eso, preocuparme más que nunca y pensar en todo lo que podíamos preparar para que no volviesen a colarse en nuestro «hogar». Que si volvían, al menos lo hicieran de frente y con todas nuestras capacidades.

    Pero antes de todo eso pensaba ir corriendo hasta Lexie y darle un beso que llevaba todo un día aguantándome. Porque al final, era jóvenes y éramos personas con emociones y sentimientos.

     

  • CAMBIO DE CORAZÓN

    4×09 – A CHANGE OF HEARTS

    DIARIOS DE DESTINO

    VALLE DE LA CAÍDA, LUNA VILTIS

    En el «Valle de la Caída» como lo llamaban los habitantes de la Luna Viltis había aparecido hacía varios días un refugio excavado en la pared de una ladera. A primera vista nadie era capaz de distinguirlo en aquellas vastas tierras, tal y como pretendían los que lo habían hecho.

    La magia de Violet había horadado la piedra y mantenía ahora oculta también la entrada. De esa manera habían podido permanecer más o menos cerca de la nave estrellada que daba nombre al valle, cerca de aquellos aspirantes a héroes que se interponían en el camino de Antailtire.

    Cinco de los seis miembros de la mano que habían ido a la Luna como parte de su misión estaban allí dentro. – [Asia]Ya han vuelto todos.[/Asia] – indicó Asia, con sus ojos perdidos en la inmensidad de la información que tenía en su cabeza. Cuando la Nave había estado vacía había aprovechado para conectarse al sistema interno de cámaras y había ido monitorizando quiénes entraban y salían hasta que al fin estuvieron todos. Dos más de los que habían identificado anteriormente. – [Asia]Les he escuchado hablar, la llamada Ruby ha descubierto que hemos estado allí.[/Asia] – explicó. – [Asia]Alguien no ha tenido cuidado.[/Asia] – añadió mirando hacia Violet sin disimulo.

    – [Violet]¿Me estás mirando a mí?[/Violet] – le espetó la nigromante. Estaba lista para descargar toda la ira que acumulaba contra aquella mujer mitad máquina.

    – [Jack]Deberíais haber purgado vuestros problemas antes de venir.[/Jack] – comentó Jack sin alzar la mirada, dando vueltas entre los dedos a un rosario.

    – [Snake]No es el momento.[/Snake] – intervino el frío asesino conocido como «The Snake». – [Snake]Hay que prepararlo todo.[/Snake] – añadió.

    – [Hector]Ahriman no está. No sé dónde ha ido.[/Hector] – les recordó Héctor, el enorme caballero del yelmo astado. Ahriman, aquél engendro sacado de las profundidades de Dyavol, se había marchado hacía unos días. No trabajaba en equipo y la mayoría de los presentes agradeció que se fuera. Ya lidiaría Antailtire con él por desobedecer las órdenes.

    – [Jack]»Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.»[/Jack] – recitó Jack. Violet puso los ojos en blanco como cada vez que citaba su libro santo. – [Jack]Aún así me alegro de que hayamos separado nuestros caminos.[/Jack] – añadió.

    – [Asia]Antailtire lo envió como seguro. Si fallamos, él se encargará.[/Asia] – les corrigió Asia, pese a no estar tampoco demasiado segura. Le costaba admitir que aquél ser pudiera encargarse de algo de lo que los otros cinco, especialmente ella, no pudiera.

    – [Violet]Mi magia no falla.[/Violet] – sentenció Violet.

    – [Asia]Tampoco mi plan.[/Asia] – le replicó Asia. – [Asia]¿Tienes claros los objetivos?[/Asia] – le preguntó, cambiando de tema.

    Violet la observó con desdén. – [Violet]Afectará a todos los de la Nave y todos los de aquí, excepto a mí.[/Violet] – explicó una vez más, como si recitara una lección del colegio. – [Violet]Y los que tenéis que tener claros los objetivos sois vosotros.[/Violet] – añadió. – [Violet]Yo me limitaré a lanzar el conjuro y vosotros tendréis que estar pensando en la persona con la que vais a cambiar.[/Violet] – puntualizó. La magia permitiría sacar el alma misma de cada uno de ellos y traspasarla al cuerpo de otro. Cuando los demás estuvieran allí dentro, llevando caras conocidas, sacarían toda la información que pudieran y acabarían con ellos de manera rápida. Asia había perfeccionado el plan, por mucho que Violet odiara admitirlo, pidiendo que los de allí dentro cambiaran también entre sí, así aprovecharían la confusión para que no les detectaran.

    – [Asia]¿Todos listos?[/Asia] – preguntó. Hector, The Snake y Jack asintieron.

    – [Violet]Eso siempre.[/Violet] – dijo Violet. Los demás se apoyaron cada uno en una columna de metal macizo y Asia ocupó su lugar en la cuarta. Entonces Violet procedió a atarlos a todos uno a uno, de manos y de pies, inmovilizándolos contra las columnas.

    Entonces empezó a recitar unas extrañas palabras y un  halo se alzó desde el mismo suelo cubriendo el refugio y extendiéndose hasta cubrir por completo la nave. – [Violet]Sayonara, baby.[/Violet] – se despidió. Segundos más tarde, las almas empezaron a bailar.


    OWEN Y AMY

    Owen se acercó a Amy, llevaban el suficiente tiempo separados y había muchas cosas de las que hablar, pero Amy no se sentía en ese momento con la fuerza necesaria como para hacerlo. Cuando le vio, buscó la manera de poner una excusa, pero entonces sintió como si su ser, toda su esencia, le fuera arrebatada de su cuerpo. No tuvo tiempo de ver que a Owen le pasaba lo mismo. Le percibió más cerca que nunca, con sus almas orbitando entre sí hasta que algo tiró de ellas de nuevo y las ancló a la tierra, a un cuerpo, solo que esta vez no era el suyo propio. Amy se miró las manos y las notó más grandes, pero mucho antes que eso percibió, o más bien dejó de sentir, a su otro yo. Ya no estaba conectada a la loba, estaba más sola que nunca. Echó a correr hacia la zona común sin dejar tiempo a que Owen fuera consciente de lo que pasaba.

    XANDER Y JANE

    En la cocina, mientras tanto, Xander cocinaba, brindando a Jane de un silencio que necesitaba , no solo en sus oídos si no en su propia cabeza. Ella se afanaba en convertir los pocos productos que tenía a mano en algún postre que le llevase un tiempo, para acallar los recuerdos del hombre que había muerto para que ella tuviera ese nuevo y temible poder. En ese momento ambos sintieron el tirón y sus almas formaron brevemente una esfera brillante en mitad de aquella cocina, hasta que intercambiaron sus cuerpos. Nada más verse en el cuerpo de Jane, Xander tragó saliva y mantuvo la vista al frente, sin saber que hacer.

    JULIA Y NATE

    Julia conversaba con Nate mientras movía sus cosas al cuarto. Ella había propuesto dormir con Nate aunque a ella le habían dicho que podía dormir con Zahra ahora que iba a haber menos espacio y casi todos tenían que compartir habitación. Zahra no parecía entusiasmada y Julia le había ahorrado que nadie invadiese su espacio vital aprovechando para acercarse al silente y gigantesco Nate. Él la sujetó cuando el alma abandonó su cuerpo, pero solo durante unos segundos, el tiempo que tardó en ser arrancado también de su propio cuerpo. Cuando sus esencias se desenredaron, ambos se sorprendieron al estar en el cuerpo del otro y trastabillaron al tratar de levantar sus nuevos físicos del suelo.

    MIKE Y DANTE

    Mike acababa de terminar de revisar una herida en un ala que Dante había sufrido en el rescate del Daë. Aplicó un gel antiséptico en su bíceps secundario y aseguró de que con eso y la rápida curación de Dante fuera suficiente. Aprovechó para hablar con su viejo amigo y tratar de no estar siempre tan distanciado del resto, pero su conversación se vio interrumpida por la extracción de sus almas y el consecuente cambio de cuerpo. Mike comprobó en sus nuevas «carnes», que el antiséptico era lo único que necesitaba.

    JAMES, LEKWAA Y JACK

    James sonreía tímidamente mientras Lekwaa le enseñaba la distribución de la nave. Vera había querido hacerlo pero al ser Lekwaa uno de los más «nuevos» había pensado que era uno de los que mejor podía conocer su experiencia de primera mano. James vio el alma abandonar el cuerpo de Lekwaa y sintió como algo tiraba de la suya propia, pero tardó en hacerlo más que en ninguno. No supo qué le pasaba y se preguntó si tendría algo que ver con ser hijo de quien era, pero sus pensamientos se suspendieron cuando su alma finalmente salió a la luz. Ambas esencias giraron hasta que una tercera, desconocida y de un halo diferente, se unió a ellas. Entonces una de las dos sintió el tirón y fue arrastrada de la nave hasta un cuerpo más lejano, el del conocido simplemente como «Jack«. Las otras dos tomaron posesión de los cuerpos que tenían cerca, sin saber ninguno que el otro, en lugar de la persona que habían tenido enfrente, era ahora Jack.

    CHLOE Y BOWIE

    Chloe parecía animada mientras se llevaba los últimos y escasos objetos personales de Ruby al cuarto de Bowie. Había preferido hacerlo ella misma en contra de lo habitual porque estaba deseando compartir cuarto con alguien con más afinidad y sin duda, su futura cuñada era la mejor candidata, aunque aún no sabía como sería en el pasado. Bowie parecía estar meditando, ajena a todo. A Chloe no dejaba de resultarle extrañatodavía muy robótica. Pero cuando el conjuro las alcanzó, el alma de Bowie salió de su cuerpo igual que la de Chloe, intercambiadas de pronto.

    VERA, LAURA Y THE SNAKE

    Vera y Laura estuvieron a punto de chocarse cuando ésta última salió distraída y apresuradamente de su cuarto. Desde lo que sea que les hubiera pasado, Laura huía del cuarto que compartía con Henry cuando antes y se pasaba el día intentando saber que hacer en aquella nave dejada de la mano de todo. Laura se disculpó con una sonrisa y entonces ambas sintieron el tirón. Pero una tercera esencia, violenta y amenazadora, se colocó entre ellas, reemplazando a una de las dos, que se vio arrastrada al cuerpo inmovilizado del asesino ‘The Snake’, en el refugio en el que estaban las Manos del Pensaer. Una de las dos era uno de los enemigos, pero la otra no lo sabía.

    HENRY, NIALL Y HECTOR

    Henry y Niall coincidieron al salir de los baños de la planta superior, Henry saludó y agachó la mirada mientras se lavaba las manos, sin saber qué decir. Niall agradeció que los baños tuvieran cada uno su intimidad, nunca le habían gustado los urinarios de pared y se alegraba de que en el futuro pudieran haberse extinguido. Henry cedió el paso a Niall y cuando estuvieron fuera de la sala, sus esencias se unieron a una tercera que reemplazó a uno de los dos. Uno de ellos despertó en el cuerpo del gigantesco y fornido Hector, mientras que él tomaba posesión de uno de sus cuerpos. Niall, donde quiera que estuviese, al comprender lo que había pasado, agradeció que hubiera pasado después de ir al baño.

    IDRIS Y ELLIOT

    La carcajada de Idris resonó en la piscina después de un chiste que había sonrojado a Elliot. El muchacho aún recordaba el terror de verse en el agua incapaz de hacer nada y había decidido tratar de mejorar como nadador. Aquella mañana Idris había decidido ir también a darse un chapuzón y al ver a Elliot, había intentado que se soltara un poco y se sintiera menos preocupado. De pronto la esencia de Elliot abandonó su cuerpo, que se hundió en el agua y la de Idris hizo lo mismo, cayendo cerca del borde. Cuando sus espíritus se intercambiaron, Idris abrió la boca y tragó agua. Trató de nadar hacia la superficie y vio una mano conocida ayudarle a salir. Al ver su cuerpo llevado por otro soltó una maldición que reverberó por todas partes.

    LEO Y NOAH

    Leo y Noah estaban sentados en la biblioteca, en el cubículo de estudio de Noah, después haber conseguido hablar con su padre – y su madre a través de éste -. Era cada vez más difícil y más raro hablar con ellos porque para lo que ellos habían sido semanas, pronto meses, en su mundo eran apenas días. Acababan de cortar la comunicación cuando sus espíritus se intercambiaron y Noah se despertó en un mundo que de pronto iba mucho más despacio.

    LEXIE Y ZAHRA

    Alguien le había sugerido a Lexie que intentara hablar con la solitaria Zahra para que se sintiera más cómoda. No sabía a quién demonios había escupido para que le tocara a ella una misión más justo cuando había una pequeña pausa, ni por qué habían pensado en ella concretamente. Quizá era una forma de torturarla o alguien había pensado que como las dos podían cambiar de aspecto ya tenían mucho de lo que hablar. Pues no, estaban en silencio, Zahra no tenía la más remota idea de moda ni de casi nada de lo que Lexie conocía. El único momento en el que se sintió más cercana a ella fue cuando sus cuerpos se intercambiaron y Lexie, ahora como Zahra, se pasó maldiciendo casi media hora.

    ELLE Y EZRA

    Elle estaba sentada en la sala común junto a Ezra. Todavía le resultaba abrumador que su primo de otra realidad, el que había sufrido demasiado en un mundo en guerra y no hablaba apenas con nadie, tuviera confianza con ella como para contarle lo que había pasado en su último viaje. Pero desde luego, agradecía poder sentírse útil y le gustaba tener aquellas conversaciones, Elle nunca tendría demasiados primos. Era algo que tenía la suerte de poder decir, porque con ninguno de ellos tenía mala relación. Ambos se quedaron callados en mitad de su conversación, en la que en los últimos minutos quien más hablaba era Elle, y cuando despertaron ella se sintió extraña y perdida, pero notó que no estaba sola.

    RUBY Y SOPHIE

    Ruby subía las escaleras desde la planta inferior, habiendo terminado ya su entrenamiento matinal. Se encontró con Sophie, que bajaba para salir un rato a disfrutar del exterior y vio que perdía el control de su cuerpo y caía por las escaleras. Ruby la cogió a tiempo, justo antes de que ella misma perdiera el conocimiento. Cuando ambas abrieron los ojos, sus roles habían cambiado.

    KAYLEE Y COLE

    Kaylee y Cole se encontraron en la biblioteca. Kaylee estaba investigando los libros de magia que allí había, en papel y digitalizados, mientras que Cole revisaba los tomos en papel en busca de algo de lo que ni él mismo estaba seguro de querer encontrar, algo sobre su parte demoníaca. Kaylee notó la magia flotar en el aire antes de que sus cuerpos se cambiaran, pero no tuvo tiempo a lanzar un contrahechizo. Ahora estaba en el cuerpo de Cole y tampoco tenía armas para deshacerlo.

    ROBIN Y ASIA

    Robin estaba fuera, sentada sobre la nave, allí donde su magia la había transportado. No sabía aún si su decisión de ir con aquellas personas tenía sentido y si su reino no sufriría por ello. Se había dicho que no pasaría nada, que no podía seguir haciendo oídos sordos a los problemas del mundo mientras su reino estaba en paz, ajeno incluso al paso del tiempo. Supo por los demás que la guerra no era solo cosa de las dos naciones rivales, si no de un ser que estaba detrás de todo, un ser llamado Antailtire. Pensó que su destino era ayudar a aquellas personas a derrotarlo, pero una vez allí, lejos de lo que conocía, se sentía perdida. Su alma abandonó su cuerpo y no encontró una con la que emparejarse hasta que otra llegó, de más lejos. Notó que la arrastraban largo rato hasta que abrió los ojos en un cuerpo extraño. Se dio cuenta al instante de que veía las cosas de forma diferente y su cabeza funcionaba distinta. Estaba atada, junto a otros tres y una mujer frente a ella la miraba con una sonrisa de suficiencia. Sin esperarlo, en sus propios ojos aparecieron unas letras «Violet Death». Trató de leer el resto pero la mujer movió una mano. – [Violet]Ahora duerme, a Asia no le gustaría que juguetearas con sus cacharritos.[/Violet] – y sintió que el sueño la arrastraba.

  • UNA MARIPOSA BATIENDO LAS ALAS

    THE BUTTERFLY EFFECT

    NOAH ARKKAN

    De un instante a otro, más rápido aún de lo que jamás estaría acostumbrado, el Pico Tantree dio lugar a la playa de Louna.

    Era de noche. Me puse en pie y vi que Omega ya no estaba frente a mí, pero los demás si estaban allí, tomando algo en uno de los chiringuitos de la playa, excepto Lexie, que estaba cerca de mí.

    – [Idris]¿Y ese bikini Coquito?[/Idris] – escuché decir a Idris, mirando a Elle. Pensé que estaban en el chiringuito pero debían estar en la playa. Algo no encajaba.

    – [Elle]¿Bikini? ¿De qué hablas? Si hace un frío que pela y está nevando[/Elle].- respondió ella mirándole.- [Elle]Mañana es Navidad[/Elle].- indicó, señalando algo. Empecé a ver cosas fuera de escena. Idris llevaba un bañador bastante llamativo y Elle iba vestida con ropa de invierno y señalaba un calendario de adviento mientras nevaba en una ventana cerca de ella.

    – [Niall]Gracias a todos por venir a ver mi primer concierto en solitario.-[/Niall] escuché decir a Niall, como si su voz resonase a través de un micrófono. Cada uno estábamos viendo una cosa diferente. Si para mí era la playa de Louna de noche, con Lexie cerca, es que estaba viendo mi lugar ideal. Igual que todos los demás.

    – [Kaylee]Madre mía, que de verdad sois más tontos que una piedra: ¿es que no veis que estamos en el paraíso de cada uno?[/Kaylee]- escuché decir a Kaylee. La playa cada vez quedaba más atrás y empezaba a vernos a todos de pie, cerca unos de los otros, en una enorme pradera. El paraíso de cada uno. Solo esperaba que eso no significase que esto era la otra vida y Omega nos había matado a todos.

    – [Owen]Aguafiestas.-[/Owen] replicó Owen colocándose la camiseta. Parecía que todos estábamos bien y a salvo, cada vez me aterraba más la posibilidad del otro lado. Traté de usar mi velocidad y no funcionó.

    Nos miramos unos a otros, desconcertados, en lo que me pareció una eternidad. Entonces tras nosotros, como si siempre hubiera estado allí, se apareció una figura. – [Dagrawn]Estáis en la Tierra de los Daesdi.[/Dagrawn] – dijo su voz. Había una luz demasiado intensa y no podía enfocar para verle bien, pero cuando pude hacerlo me quedé sorprendido al ver a mi tío Daniel. – [Dagrawn]Bienvenidos[/Dagrawn] – añadió. Procesé lo que acababa de decir, la Tierra de los Daesdi. Quizá lo habíamos conseguido, quizá Xander había tenido razón y ahora tendríamos que pasar por las Pruebas. Tenía demasiadas preguntas.

    – [Elle]¿Papi?[/Elle]- preguntó Elle, confusa.

    – [Dagrawn]No, soy Dagrawn el Mentor. No podéis ver mi forma real, así que veréis las de mis Daë.[/Dagrawn] – respondió. Dagrawn, Esharthi y Diarmud eran los Daesdi, los tres Daë originales que ayudaron a salvar el mundo y desde entonces habían velado por su salvación a través de los Daë y las Kvasir. Abandonó la apariencia de mi tío más rápido de lo que hubiera creído posible y tomó el aspecto de mi padrino.

    – [Amy]Esto es un poco raro[/Amy].- intervino Amy, al ver a su padre frente a nosotros.- [Amy]¿No puedes tomar la apariencia de alguien que no sea nuestro padre?[/Amy] – pidió ella.

    Entonces tomó mi apariencia, y todo fue más raro aún, pero como no quería pasar la eternidad pidiendo cambio de caras, guardé silencio. – [Dagrawn]Nuestro aspecto es lo de menos.[/Dagrawn] – dijo él, con mi voz, con mi cara y unos gestos que no sabía si eran míos o no. Había dicho que tomaba la apariencia de sus Daë, ¿eso significaba que yo era uno de ellos?

    – [Noah]¿Qué hacemos aquí? ¿Somos Daë?[/Noah] – pregunté, tratando de resumir la maraña de dudas que tenía en mi mente.

    – [Diardmud]Aún no, vuestra aventura para ver si sois dignos comienza ahora.[/Diardmud] – sentenció otra figura, sumándose a Dagrawn. Él debía ser Diarmud, porque había asumido la forma de Dominic. Al ver la cara de Jane ante su aspecto, cambió a Ed. Ezra no dijo nada.

    – [Xander]¿Vamos a pasar las Pruebas?[/Xander] – preguntó mi primo Xander, preocupado. Su plan inicial había sido ese, pero sabía que con Vera, Elliot y Bowie allí no querría llevarlo a cabo, por no mencionar a los que no habíamos decidido lo mismo que él.

    Negué con la cabeza, Dagrawn, negó con la cabeza. Como si leyera mis pensamientos cambió a un chico joven que no reconocí. Tenía el pelo de color castaño rojizo con una mecha blanca y llevaba barba. Se daba un aire a Jane. – [Dagrawn]Debéis guiar y reunir a los próximos Daë.[/Dagrawn] – explicó. Estaba confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a los próximos Daë?

    – [Jane]No es justo[/Jane]- se quejó Jane. – [Jane]No vamos a recibir el mismo trato[/Jane]. – añadió. Entendía a lo que se refería, pero por lo que habían dicho los Daesdi, nosotros también éramos Daë. ¿Sería parte de las Pruebas? Quizá en lugar de enfrentarnos a nuestros miedos teníamos que ayudar a otro grupo de Daë antes de serlo nosotros mismos.

    – [Michael]¿Por qué nosotros? ¿Por qué no regresamos a nuestro hogar?[/Michael] – preguntó Michael.

    – [Lexie]A mí me mandáis a mi casa, porque no sé si lo sabéis pero soy la hija de Alexander Fenris[/Lexie].- sentenció Lexie, antes de dejar responder a los Daesdi. Quise hacerle una seña para que no les dijese nada, pero no me iba a hacer caso y menos dadas las circunstancias.

    – [Esharti]No es justo, pero vuestros enemigos tampoco lo serán[/Esharti].- dijo una voz femenina. Era serena y transmitía dulzura y…preocupación. Esharthi, la primera Kvasir, apareció frente a nosotros con la cara de mi tía Sarah.- [Esharti]Confiamos en vosotros[/Esharti]. – añadió. Sentí su empatía y sus ganas de infundirnos fuerzas.

    – [Xander]Tenemos que detener a Omega, no podemos ayudar ahora a los Daë[/Xander] – dijo Xander. Omega era nuestra principal preocupación. Todos juntos no habíamos conseguido hacerle nada. Necesitaríamos la ayuda de los Moondies y quien sabe de quién más. Era eso o el plan de Xander.

    – [Dagrawn]Vosotros tomasteis los discos y elegisteis. Ahora tenéis que confiar en vuestro destino y en vuestra elección. La Tierra no correrá peligro a manos de Omega en vuestra ausencia.[/Dagrawn] – explicó. No pasé por alto que acababa de decir la Tierra, aunque una parte de mi sintió alivio al escuchar que estaría a salvo.

    – [Cole]¿La Tierra? ¿Y los demás? ¿Dónde nos lleváis entonces?[/Cole] – preguntó Cole, tranquilo, pero desbordado a preguntas, como todos.

    – [Dagrawn]La Tierra y sus habitantes, entre ellos vuestras familias, estarán a salvo. Omega se ha visto transportada a otro lugar. Volverá a la Tierra, pero no antes de que sigáis vuestro camino.[/Dagrawn] – aclaró. Todo lo que decían estaba sumido en el misterio, pero parecía que querían tranquilizar nuestras conciencias para despreocuparnos por Omega mientras cumplíamos su misión. – [Dagrawn]Vuestro destino está en el Cúmulo Nexus.[/Dagrawn] – añadió. En el aire, frente a nosotros, apareció un grupo de catorce planetas orbitando alrededor de un enorme sol y dos lunas. En cada planeta se fraguó un símbolo que correspondía a un signo zodiacal. Igual que las pruebas finales de los Daë. – [Dagrawn]Un sistema planetario donde la oscuridad se está abriendo paso, y solo los Daë pueden detenerla.[/Dagrawn] – la oscuridad creció a través de un planeta y se fue sumando al resto, tragándolos. Conseguí captar que no solo surgió de un planeta. Después de la aparición de la primera, surgió también un segundo foco de oscuridad que apenas dio tiempo a ver antes de que todo se volviese negro.

    – [Lexie]Que yo muy bien lo de ser Daë, pero esto no es lo mío[/Lexie].- espetó Lexie, tratando de andar para irse. Segundos después llegó caminando hacia nosotros.

    – [Esharti]Lo siento, pero no[/Esharti].- replicó Esharthi con seriedad. No terminaba de entender qué tenía que ver con nosotros la oscuridad que tenía lugar en un grupo de planetas que no sabíamos ni siquiera cómo de lejos estaban de la Tierra.

    – [Noah]¿Por qué nosotros? No conocemos esos lugares ni a los Daë.[/Noah] – sería difícil dar con ellos en un territorio tan desconocido.

    – [Dagrawn]Ya los conocéis.[/Dagrawn] – afirmó Dagrawn. Abandonó la apariencia del chico que se parecía a Jane y tomó la de un hombre con aspecto de guerrero, con el pelo y la barba azules. Fue fácil reconocerle, especialmente para mí por los recuerdos de mi padre.

    – [Noah]¿Los Daë que hicieron las Pruebas antes que nuestros padres?[/Noah] – pregunté. Cada vez estaba más confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a unos Daë que ya habían pasado las Pruebas para cuando los Moondies las pasaron? ¿Íbamos al pasado? Si era así, si que era una misión importante. Si esos Daë no cumplían su destino, los Moondies tampoco podrían cumplir el suyo y desterrar al Soberano.

    – [Kaylee]Lo del libre albedrío lo lleváis regular[/Kaylee].- se quejó Kaylee.

    – [Esharti]Si no hubieras querido venir, no habrías intentado detener a los que sí[/Esharti].- replicó Esharthi. Era extraño pensar que el destino y el libre albedrío puedan coexistir, pero cuando el tiempo no es nada para ti, eso debería quedar más claro. Sí, habíamos decidido, unos desterrar a Omega y otros salvar a los que querían hacerlo. Así que ahora teníamos que seguir adelante, lejos de la familia, lejos del hogar, en un mundo hostil, para reunir a un grupo de personas que eventualmente morirían para salvar ese grupo de planetas y gracias a ello, la Tierra.

    – [Dagrawn]Puede que ahora no lo parezca, pero el destino del universo está en vuestras manos y cuando llegue la hora, vosotros decidireis.[/Dagrawn] – replicó Dagrawn, aún como Alistair. Verle aún en esa cara me colocaba una pesada carga sobre los hombros. De nuestras decisiones dependía nuestro propio presente. Hasta el batir de las alas de una mariposa podía crear un tornado en nuestro futuro.

    – [Elliot]No podemos irnos sin saber qué ha pasado con Tina[/Elliot]. – dijo Elliot, con timidez.

    – [Esharti]Tina está viva[/Esharti].- dijo Esharthi. Sentí alivio. Tina no tenía nada que ver en todo esto, si hubiera muerto a manos de Omega…

    – [Kaylee]¿Qué mierda de respuesta es esa? ¿Cómo que está viva?[/Kaylee]- preguntó Kaylee, perdiendo los nervios. Había estado conteniéndolo, pero la muerte de su amiga era un dolor demasiado grande.

    – [Dagrawn]Esta inmersa en sus propios problemas, pero vive. Verónica no acabó con ella porque no lo necesitaba.[/Dagrawn] – aclaró Dagrawn. Enseñó una imagen de ella, durmiendo en su cama, aún vestida y con el maquillaje del día anterior. Por la luz que se veía en la ventana debían ser cerca de las cuatro de la tarde.

    – [Lexie]No pienso pasar una prueba[/Lexie].- replicó Lexie, cruzándose de brazos. – [Lexie]Ya podéis mandarme a mi casa[/Lexie]. – estaba decidida a hacer lo que ella quisiera, pero esto no era algo que el dinero pudiese comprar. Esharthi puso los ojos en blanco. Estábamos juntos en ese barco y la forma de volver a casa aparecería al final del camino, estaba seguro.

    – [Dagrawn]Aparecereis separados. Pero los discos os mantendrán unidos. No temáis. Volveréis a ver la Tierra si podéis superar todo lo que se ponga en vuestro camino. [/Dagrawn] – añadió Dagrawn.

    – [Lexie]ME DA LO MISMO[/Lexie].- gritó Lexie.

    – [Esharti]Suerte y tened cuidado.[/Esharti] – nos deseó Esharthi. Supe que eso era su despedida.

    Vi a Diarmud guiñarle un ojo a Amy deseándole suerte. En su día la tía Diana decía que era su favorita, así que ahora parecía que Amy lo había heredado. Amy le respondió haciéndole un gesto obsceno y mientras se marchaban, Owen le hizo un gesto para hacer ver que le vigilaba.

    Nos quedamos solos unos instantes, nuestros últimos momentos juntos hasta después de habernos adentrado en ese lugar desconocido y aterrador. Entonces nos desvanecimos y cuando abrimos los ojos, aparecimos en un lugar completamente diferente, separados, perdidos y sin idea de cómo seguir adelante.

    Nosotros éramos la mariposa y teníamos que batir las alas correctamente para que nuestro futuro siguiera siendo el mismo.


    NOTAS MÁSTER

    Vuestros personajes se encuentran ahora en el Cúmulo Nexus, repartidos tal y como se muestra aquí: http://biblioteca.moondale.es/2018/05/09/primera-oleada-del-cumulo/

    En esa página tenéis también algunas anotaciones y personajes clave de la zona. Podéis rolear con los personajes con los que aparecéis, los que estén en el mismo mundo que vosotros.

    Por el momento no podéis hablar con los demás a través de los discos, con una excepción, Ezra., salvo que Dioni considere que su poder no sería capaz de atravesar la distancia de planetas. Más adelante en este mismo capítulo descubrirán que pueden usarlos para hablar entre ellos y para hablar con los Moondies.

    No hay ningún orden establecido por el momento. Simplemente, cuando se acerquen al final, los Daë del cúmulo tendrán que saltar entre mundos  en el orden en el que sale en esa página. Es decir:

    • El grupo de Sagitario (Henry, Laura, Idris y luego Ruby y Zahra) encontrará y pondrá al día de su misión al Daë de Sagitario, Eldric Northwood, que conseguirá cruzar al mundo de Virgo donde está el grupo de Virgo (Elle, Bowie, Nate y Xander) y así sucesivamente hasta llegar al último.
    • Al final del  capítulo todos acabarán reunidos en el mundo de Leo, desde donde tendrán que volver a dividirse para el siguiente capítulo.

    El cúmulo Nexus tiene una peculiaridad, que cada uno de vosotros puede seguir cuando le apetezca, aunque mejor no abusar. Existen objetos desplazados. Es decir: Si estáis en el mundo de Roma y veis un objeto del Oeste, si lo tocáis acabaréis teleportados al mundo del Oeste.

    Y nada, poco más. A aprovechar para sumergiros en la cultura de cada mundo antes de saltar.

  • UN MUNDO QUE SALVAR

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, EDIFICIO CENTRAL

    El tiempo, cuando estás nervioso y preocupado, trascurre mucho más deprisa. Sin apenas poder pararme a pensarlo, el verano había llegado y se estaba marchando ya, mientras mi mente debatía día tras día las amenazas que teníamos ahora encima: Infinity y Omega.

    Supongo que es hablar demasiado bien de mí dejando pensar que mis únicas preocupaciones eran referentes a peligros trascendentales para todos los seres vivos y para mis seres queridos concretamente, así que voy a aclarar que no había sido eso lo único que había rondado mi mente.

    Durante un breve instante, en un lugar sacado del infierno, con todo el mundo en peligro, me había sentido como el héroe que siempre había querido ser, como los Moondies. Todo había parecido resuelto, las cosas con Jane estaban arregladas e iban incluso mejor de lo que jamás habría esperado. Nos habíamos besado y mi corazón albergaba solo esperanza por el futuro que teníamos por delante. Creía que todo, absolutamente todo, podía conseguirse con fuerza de voluntad. Y entonces mis esperanzas se vieron aplastadas delante de mis propias narices por nunca había sido Jane, solo Omega, jugando conmigo.

    No quería hablar de ello con nadie. Mis problemas con Jane habían sido públicos durante mucho tiempo y me avergonzaba confesarle a nadie Omega me había engañado con tanta facilidad porque me había dado lo que quería, el amor de Jane.

    Así que en lugar de hablarlo, me concentré en la preocupación que era común para todos. Usaba la InfiniBand con recelo, pese a las modificaciones que había hecho Henry a todas las nuestras. No había vuelto a conectarme a Endless, en su lugar, si conseguía concentrarme, usaba alguna de las viejas consolas de mi padre. No había vuelto a hablar con Jane desde la mañana siguiente, cuando ya estaba completamente recuperada, de hecho, ni siquiera hablamos en ese momento, solo me miró y desviamos la mirada.

    Mi tiempo, en resumen, se trataba principalmente de mi trabajo en la Escuela Legado, pasar tiempo con mi familia, incluida la nueva miembro a la que todos tratábamos de dar el mayor apoyo, y entrenarme con Owen para estar a la altura de lo que pudiera pasar.

    – [Xander]¿Qué tal está tu hermana?[/Xander] – pregunté, golpeando uno de los muñecos de Wing Chun, que en nuestro gimnasio privado eran de piedra y acero para soportar los golpes. Owen y yo los acolchábamos un poco, mis madres y Elle no lo necesitaban, de hecho, eran la fuente de ingresos de la empresa que los proporcionaba para la Escuela.

    – [Owen]¿La repostera o la malvada?[/Owen]. – trató de quitarle importancia, pero los dos sabíamos que no colaba. Ver a su hermana así, aunque fuese una versión malvada y psicópata, le había afectado profundamente. Yo también habría llevado mal enterarme de que estaba suelta por el mundo una Elle que me había matado. – [Owen]Bien supongo. Ya sabes como es se encierra en si misma.[/Owen] – comentó. Parecía acostumbrado a cómo lidiaba Jane con sus problemas. Se conformaba más que yo, por suerte eso le quitaba frustraciones.

    Asentí, serio. Bowie tenía razón pese a su «corta edad». Me habría gustado arreglarlo con Jane, especialmente ahora que podía necesitar ayuda una vez más para lidiar con la revelación de sus poderes. Pero una barrera invisible me lo impedía. – [Xander]No sé cómo pudo engañarnos.[/Xander] – comenté en voz alta. Cada día lo repasaba en mi cabeza, era exactamente igual.

    – [Owen] Jane siempre ha sido muy buena actriz. Supongo que eso se extiende a cualquiera de sus versiones.[/Owen]. – respondió. Cuando éramos pequeños siempre estaba apuntada a todas las obras que había en el colegio y se le daba bien. No dejaba de dar vueltas a la noche de los recreativos, ya no sabía quién de las dos me había encontrado. En su día me había parecido demasiado «punk» para ser Jane, pero estaba confuso y no quería hacerme ilusiones.

    – [Xander]Ya, pero me engañó la que es una asesina y una psicópata.[/Xander] – y que tenía casi tantos años como nuestros padres y madres. Noah había teorizado que Omega había debido conseguir el poder de un potenciado que no envejeciese o que tuviese regeneración celular. Con los Moondies había huido una chica que tenía regeneración y no volvieron a saber de ella, así que era una opción. Tenía un tablón en su cabaña con otras teorías de los asesinatos de potenciados que había habido en los últimos años, como Magnolia o la madre de Dante, junto a los que sabía que había matado en su futuro por los recuerdos que tenía su padre. Evidentemente, el poder de Owen y el de su padre eran preocupantes, pero el de la Amy de su mundo, que no estábamos seguros de si lo había conseguido o no, era uno de los más peligrosos, junto con la telepatía que había conseguido de la April de su mundo.

    – [Owen]Nos engañó a todos. Y no eres el único que cometió una estupidez por ella.[/Owen] – dijo, dejando el muñeco por un momento.

    Me detuve y le miré. Owen no me había dicho nada hasta ese instante,  pero saltaba a la vista que lo que fuese, le preocupaba. – [Xander]¿Qué hiciste?[/Xander] – pregunté sin juicios.

    – [Owen]Destruir las muestras de sangre.[/Owen] – aclaró, apartando la mirada. – [Owen]No me pareció bien que tuvieran algo con lo que pudieran hacer daño a Jane. Y ahora no podemos detener a su versión Killer Queen.[/Owen] – añadió.

    Volví a golpear el muñeco mientras pensaba. Las muestras habrían venido bien para encontrar la forma de detenerla, porque de una mala Infinity podría encargarse de ella. Golpeé demasiado fuerte el muñeco en una zona no acolchada y me quité el guante para ver si tenía la mano bien. Parecía que solo era el golpe, pero aun así, descansé.

    Owen lo había hecho por un buen motivo y de todas formas, seguro que Infinity habría intentando controlar a Omega o crear un ejército con su poder.

    – [Xander]No podemos dejarla libre otros veinte años.[/Xander] – llevaba mucho tiempo en las sombras. Según la teoría de Noah, recuperándose del viaje o de algo que le hubiesen hecho en la Iniciativa. Los Moondies sabían que estaba aquí porque en un futuro iba a tratar de controlar la utopía de Z después de reemplazar a mi madre, pero no había hecho acto de aparición y aunque ellos seguían alerta, no parecía una amenaza.

    Con Ezra por allí estaban más preocupados, se les notaba. Se habían reunido más veces, pero no tenían ningún atisbo de presencia de Omega por ninguna parte. No podíamos decírselo, era nuestra responsabilidad, nosotros le habíamos dado lo que quería y nosotros teníamos que librarnos de ella antes de que fuera tarde.

    – [Owen]¿Se te ocurre alguna idea?[/Owen] – preguntó. Dejé de divagar y volví a la realidad. Nos hacía falta un plan, algo para poder enfrentarnos a ella pese a que nos superase abismalmente en poder. – [Owen]Porque por muy versión malvada que sea, sigue siendo mi hermana. Y no me siento cómodo si la opción es matarla.[/Owen] – añadió. Le miré. Acababa de darme una idea con eso de no matarla.

    – [Xander]Vamos un momento a la biblioteca.[/Xander] – le dije, quitándome los guantes. Él me siguió y cerré la puerta detrás de nosotros. Esa biblioteca del edificio original de la Escuela era solo para Moondies e hijos. En su día había sido una biblioteca común para los alumnos con libros de demonología y ocultismo, pero ahora tenía su propio edificio con más colecciones y esta se había quedado para libros prohibidos y anotaciones de los propios Moondies, especialmente de mi tío Christopher.

    Empecé a repasar los tomos en busca de uno en concreto. Owen me ayudó, pero sin saber qué buscaba exactamente iba más lento. Tampoco yo recordaba cómo se llamaba, solo sabía que tenía que estar allí.

    Al final lo encontré, el tomo de los «Daë». Tenía como título Axis Mundi en sus tapas de cuero y en el interior recordaba perfectamente las ilustraciones de los Guardianes del tío Daakka. Eso era lo que buscaba. Los Moondies nunca tomaban a la ligera la solución violenta. Mason se devoró a sí mismo en la oscuridad y a Z se recluyó en su isla. Pero no eran ellos los que me habían dado la idea. Pasé las páginas y encontré la ilustración. Un vórtice arrastrando al Soberano a la Nada mientras los demás lloraban la pérdida de la tía Kaylee.

    – [Xander]Esto. Pero no sé cómo, ni si saldrá bien.[/Xander] – le indiqué, señalando la ilustración.

    – [Owen]¿Estás seguro? ¿Y si la cagamos y liberamos a ya sabes quién?[/Owen] – replicó. El sacrificio de la tía Kaylee les había marcado a todos. Incluso veinte años después, seguían recordando el día en el que pasó todo, porque la tía Lucy era ella pero no era ella. Para mi madre y mi tía Diana, Lucy era otra hermana, pero no Kaylee, ella se había perdido para siempre en el Axis Mundi. Por eso muchos no querían nombrar al Soberano, como si fuera nuestro propio Lord Voldemort.

    – [Xander]Según el tío Toph solo va en una dirección.[/Xander] – le expliqué, leyendo por encima las anotaciones. – [Xander]Él se escapó cuando fueron a buscar al tío Ed. Es el único arma que nos dejaron los Daesdi.[/Xander] – tenía dudas. Había muchas cosas que podían salir mal. En su día, los Daesdi habían preparado a los Daë para enfrentarse a ello y a nosotros no. Ellos tenían las piedras, nosotros no. Ellos eran un equipo, nosotros no. Pero aun así, no teníamos más opciones.

    – [Owen]Bueno. Si estas seguro me apunto. Es la única opción que no desemboca en un derramamiento de sangre.[/Owen] – aseguró, asintiendo con la cabeza.

    – [Xander]No sé, no es un gran plan, pero no se me ocurre nada más.[/Xander] – respondí con sinceridad. Tenía más cabos sueltos que atados e implicaba hacer muchas cosas a espaldas de los Moondies y de Nate. Traté de empezar a hilar un poco más las cosas. Nadie querría ayudarnos si presentábamos el plan así. – [Xander]Cuando ellos entraron había un evento cósmico.[/Xander] – pensé en voz alta, al ver la ilustración de la superluna de la cosecha, con su resplandor naranja tiñendo el pico Tantree. Volví a una de las estanterías para comprobar los calendarios de eventos astronómicos.

    Los eventos cósmicos afectaban de muchas formas al mundo sobrenatural, no solo por las lunas llenas de los licántropos. Después de un rato, encontré lo que buscaba, lo más parecido que encontraría ese año. – [Xander]Hay uno en nueve días.[/Xander] – le expliqué. Al menos era algo.

    – [Owen]Me encanta que siempre haya poco tiempo de preparación para estas cosas.[/Owen] – comentó con una sonrisa sarcástica.

    – [Xander]Ni siquiera sé si valdrá.[/Xander] – respondí. – [Xander]Se supone que será una luna de sangre.[/Xander] – le expliqué. No sería una superluna de la cosecha, pero la luna se teñiría de rojo y parece que se vería más grande y más nítida desde nuestra zona del mundo. – [Xander]Y no tenemos piedras como ellos, son discos.[/Xander] – comenté, volviendo al tomo de los Daë donde bocetos de los discos más toscos que debía haber hecho el tío Toph, a juzgar por el hecho de que tenían anotaciones y el nombre de sus dueños.

    – [Owen]Siempre podemos cogerlos «prestados».[/Owen] – propuso, haciendo unas comillas con sus dedos. No era lo más correcto moralmente hablando, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

    – [Xander]¿Puedes conseguir el de tu padre?[/Xander] – le pregunté.

    – [Owen]¿Bromeas? Se pasa más tiempo sin ropa que con ella. Está tirado.[/Owen] – Owen le quitaba importancia pero seguía afectando bastante en su casa la acalorada reconciliación que estaban teniendo sus padres.

    Esbocé una sonrisa, no podía sonreír más con la preocupación que tenía encima, pero al menos ahora tenía un propósito. – [Xander]Tenemos que convencer al resto para conseguirlos.[/Xander] – dice.

    – [Owen]Te dejo eso a ti. Tu eres el de la labia.[/Owen] – respondió. Por un momento pensé que lo decía bromeando.

    – [Xander]Sí, como me ha ido tan bien…[/Xander] – le respondí.

    Volvimos a dejar los libros en su sitio para no despertar sospechas en los Moondies y terminamos el entrenamiento. Tenía muchas personas con las que hablar para reunir un grupo suficiente como para pasar las Pruebas. Como mínimo, necesitábamos todos los discos y una persona que lo llevase.

    Había algunos con los que contaba con más facilidad: Amy probablemente dijera que sí, y así tendríamos el del tío Christopher o la tía Diana; de Kaylee no estaba seguro, pero Amy podía coger ambos y otro usaría el que sobrase; Elle seguramente estuviese conmigo, entre los dos teníamos los de nuestros padres; Idris iría donde fuese Elle y podía conseguir dos discos, uno para él y otro para alguien más; Noah tenía acceso a los de sus padres incluso si Leo no quería venir; con Ezra no había hablado demasiado en este tiempo, era un tipo silente, no hablaba mucho de cómo se sentía y me costaba llegar a él, no sabía si nos ayudaría o no, pero de hacerlo, tenía acceso a otros dos discos; y eso nos dejaba con el de Logan, el de Bill, el de Aphrodite y el de Hiroshi, que no tenía ni idea de cómo conseguir.

    Con la primera con la que hablé esa mañana fue con Elle, que me apoyó. Tenía suerte de tenerla como hermana, era un auténtico regalo que ahora también compartía Bowie. Idris estaba con ella así que tuve también mi respuesta e incluso iba a intentar conseguir el de Bill además de los de sus padres, porque sabía que Mike no querría tener nada que ver.

    Después de hablar con ellas y comer algo mientras revisaba el plan, fui a casa de mis tíos a ver a Amy y a Kaylee. Ellos por suerte no estaban, pero Amy sí.

    – [Amy]Hueles a ese[/Amy].- replicó arrugando la nariz, apoyada en el marco de la puerta.

    – [Xander]Algún día tendrás que enfrentarte a ello.[/Xander] – respondí sin acritud, los dos sabíamos hablar entre nosotros sin tomárnoslo a mal. Se hizo a un lado y pasé. – [Xander]Pero vengo a hablarte de otra cosa.[/Xander] – empecé a explicarle, dudando de si ya lo habría visto o no.

    – [Amy]Pues dilo[/Amy].- me animó. Llevaba una ropa sencilla de estar en casa, pero seguía siendo tan magnética como siempre. Llenaba la habitación.

    – [Xander]Quiero abrir la puerta al Axis Mundi para expulsar a Omega igual que al Soberano.[/Xander] – resumí, intentando parecer seguro de mí mismo.

    – [Amy]Si tú vas, yo voy contigo.[/Amy]- ella también sintetizó. Con Amy las cosas eran bastante fáciles, era directa, sin complicaciones.

    – [Xander]Va a ser peligroso. Voy a intentar hablar con todos porque necesitaremos los discos.[/Xander] – expliqué, pese a saber que la respuesta sería la misma.

    – [Amy]Jane va a decir que no[/Amy].- me miró fijamente, así que sí sabía ya algo del plan. Me esperaba lo de Jane.

    – [Xander]Le he pedido a Owen que hablase con ella. De todas formas en su casa solo hay un disco.[/Xander] – respondí, casi para mí mismo más que para ella.

    Amy se quedó en silencio, mencionar a Owen no era la mejor forma de sacarle las palabras desde que tuvo la visión. Conocía bien a mi prima y sabía que le estaba sobreprotegiendo, al igual que a sí misma, pero de momento no podía hacer nada por evitarlo.

    – [Xander]¿Está tu hermana?[/Xander] – le pregunté. Sabía que me refería a Kaylee, Vera era demasiado pequeña como para meterla en ese lío.

    Ella asintió, mientras se ponía la chaqueta para salir.- [Amy]Está en su habitación[/Amy]. – dijo, cogiendo las llaves.

    Asentí. – [Xander]Luego hablamos. Tienes que conseguir un disco y si Kay no quiere, dos.[/Xander] – le aclaré. En su caso no sería difícil, el tío Toph y la tía Diana no los escondían demasiado, igual que mi padre y mi madre.

    Amy me guiñó un ojo y se fue, seguramente porque tenía turno. Subí las escaleras y llegué a la puerta que tenía un cartel de madera donde se leía ‘Kaylee’. Llamé a la puerta y me dijo que pasase. Cuando la abrí vi que tenía varios libros desperdigados por la cama. Las clases aún no habían empezado y lo que vi en uno de los libros antes de que lo cerrase me dejó claro que estaba volviendo a la magia.

    – [Xander]Hola, Kay. ¿Molesto?[/Xander] – le pregunté.

    – [Kaylee]No, pasa.[/Kaylee]- respondió. Se quitó las gafas y se rascó los ojos, cansada. Sabiendo como era en los estudios, debía estar tomándose esto también muy en serio.

    – [Xander]¿Cansada?[/Xander] – le pregunté, sentándome en la silla del escritorio. Me pregunté si seguiría usando Endless como antes o ahora tendría recelos como algunos de los demás.

    – [Kaylee]Sobreviviré.[/Kaylee]- replicó, tratando de sonreír.

    – [Xander]Tengo que hablarte de algo…relacionado con aquella noche.[/Xander] – le expliqué. No sabía cómo decirlo, porque no quería añadir más preocupaciones a las que ella ya tenía encima.

    – [Kaylee]¿Qué mierda te ha dicho Leo? [/Kaylee]- preguntó, visiblemente nerviosa. Le temblaban las piernas cuando se levantó la cama a pasear por la habitación.

    La miré, probablemente con los ojos como platos. – [Xander]¿¿¿Leo y tú???[/Xander] – pregunté. No conseguía creérmelo, tenía que ser que había entendido algo mal. Kaylee había sido la que le había convencido de ir, pero…no podía ser. Si se odiaban.

    – [Kaylee]No, no, no, no.[/Kaylee]- negó con la cabeza y casi solté un suspiro. No sé cómo había podido pensar en que Leo y ella hubiesen tenido algo, era una locura.- [Kaylee]Bueno, sí.[/Kaylee] – corrigió después. No tuve la más remota idea de qué decir.

    – [Xander]¿Quieres…hablar de ello?[/Xander] – se me estaba yendo el motivo por el que había ido allí, pero era más importante ayudar primero a mi prima.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- respondió ella, aún nerviosa. Decidí dejar el tema como un tabú hasta que ella quisiera.

    Asentí para dejárselo ver y volví al tema principal. – [Xander]He venido a hablarte del rescate. De Omega.[/Xander] – aclaré.

    – [Kaylee]Ahora mismo no os puedo ayudar.[/Kaylee] – respondió. Fue tan rápida su respuesta que supe que sus problemas personales estaban aún bloqueándola. Ella había montado el rescate y convencido a todo tipo de gente cercana para ayudarnos. No era por desmerecer a Dante, pero no tenía el don de gentes necesario como para reclutar a alguien que no fuera Cole y al recién descubierto hijo de Logan, Niall, el amigo de Noah. Él mismo lo había admitido, Kaylee había convencido a Lexie, a Leo, a Mike y había recurrido a Nate y Jane. Ella nos había protegido en el peor momento con su magia. Pero al parecer aún se veía poca cosa.

    – [Xander]Si no quieres, lo entiendo. Amy puede coger los discos de tus padres.[/Xander] – respondí. Para alguien tan inteligente como Kaylee la mención a los discos bastaba para dejar claro mi plan.

    – [Kaylee]Lo veo justo.[/Kaylee]- respondió casi automáticamente. Estaba muy tensa, pero no era solo por lo que había ido a decirle. No sabía que decir así que empecé a darme la vuelta, pensando cómo despedirme después de esa jarra de agua fría. – [Kaylee]No deberíais ir.[/Kaylee]- dijo, sin mirarme fijamente.

    – [Xander]No hay otra forma. Ya la viste.[/Xander] – le respondí. Omega tenía más poder del que ninguno de nosotros tenía, ni siquiera los Moondies. Temía perderles después de todo lo que habían luchado. – [Xander]Será mejor que vaya a hablar con los demás.[/Xander] – añadí, despidiéndome. No quería presionarla. Sabía que era capaz, pero no podía obligarla.

    – [Kaylee]Siento no estar a la altura.[/Kaylee]- replicó apenada, girándose para volver a sus estudios.

    – [Xander]Nos salvaste la vida.[/Xander] – le respondí, con una chispa de esperanza, pero ella ni se inmutó, así que salí de su cuarto.

    Casi me tropecé con Vera cuando cerraba la puerta.

    – [Xander]Hola, Vera.[/Xander] -la saludé. Estaba muy cerca, así que empecé a preguntarme si había escuchado nuestra conversación. Ella y el tío Toph estaban muy unidos y tenía miedo de que se lo pudiera contar.

    – [Vera]Uy, hola.[/Vera]- saludó ella, sonriente. Miró su móvil, en el que tenía abierto el InfiniChat. Seguramente no se hubiese enterado de nada, solo iba despistada mirando la pantalla.

    – [Xander]¿Qué tal?[/Xander] – le pregunté.

    – [Vera]Bien.[/Vera]-  dijo con una amplia sonrisa .- [Vera] ¿Y tú?[/Vera] – preguntó.

    Disimulé lo mejor que pude, no me gustaba mucho mentir, siempre me dejaba una sensación desagradable en el estómago. – [Xander]Bien bien. Hoy tengo un poco de prisa, a ver si el próximo día vengo con más tiempo y pasamos un rato juntos.[/Xander] – me despedí demasiado rápido.

    – [Vera]Estoy deseando pasar tiempo con vosotros.[/Vera]- se despidió ella, sonriendo. Hacía tiempo que no pasaba mucho rato con la pobre Vera y me dio pena, pero cuando todo estuviese arreglado las cosas serían más fáciles.

    Pero por el momento aún había muchos planes que hacer y un mundo que salvar. Y aun así, no conseguía quitarme una cosa de la cabeza. ¿¿¿Kaylee y Leo???

  • UNA ESTRELLA EN MITAD DEL CAOS

    LEO ARKKAN

    BOSQUE DE LOS LOBOS – MADRUGADA

    Sentí un tirón y aparecimos en mitad del Bosque de los Lobos. Nada más llegar, percibí la conexión con aquel lugar y la lucha del licántropo que pugnaba por salir.

    Recorrimos un tramo en silencio. Miré un par de veces hacia Kaylee pero ella evitaba devolverme la mirada y caminaba a la altura de Dante, hablando sobre el resto del equipo. Tras un rato, llegamos a un claro donde nos esperaban Jane, Nate, Cole y los amigos de Noah: Lexie y Niall.

    No hubo mucho intercambio de saludos. Casi todos estaban nerviosos por lo que estaba a punto de pasar. No teníamos planes, solo el poder con el que habíamos nacido y la intención de salvar a nuestros seres queridos. Jane estaba especialmente inquieta. Siempre me había parecido una de las más sensatas de todos, pero en ese momento la situación la superaba, como a todos.

    Después de aclarar algunas cosas, la tenue conversación se detuvo de golpe a mi señal. Había captado un olor, pero muy ligero, se perdía en el aroma a los abedules que nos rodeaban. Cerré los ojos y, con miedo, dejé que el licántropo y yo fuésemos uno, sin llegar a ceder del todo. Los colmillos rajaron mis encias al crecer en tamaño. Ese dolor empezaba siendo molesto, pero terminabas notando alivio. Sin embargo, notar las uñas desgarrar la punta de mis dedos era una de las cosas que peor llevaba. El pelo apenas se notaba y los huesos dolían poco al pasar a esa forma más humana que licantrópica. No era muy  lobo, pero sí lo suficiente como para que mi olfato captase un olor familiar. Mi hermano estaba cerca.

    Me coloqué delante de los demás y les hice una seña para que me siguieran. En ese momento era todo sentidos. El viento rozaba mi piel y era capaz de paladear los aromas que dejaba el aire que respiraba. No tarde en empezar a escucharles también.

    – [Zeus]El camino pacífico es la sumisión.[/Zeus] – escuché decir a una voz. El lobo en mí reconoció que era un líder por su tono.

    – [Elle]No hemos venido a luchar[/Elle].- dijo una voz femenina. Era mi prima Elle.

    – [Hades]Pequeñas ratas ladronas.[/Hades] – añadió un desconocido. El licántropo rehuía esa presencia y eso no me gustó nada. No presagiaba nada bueno.

    – [Zeus]Nadie os hará daño si os entregáis a nuestra autoridad.[/Zeus] – afirmó de nuevo el alfa.

    – [Amy]No.[/Amy]- esa voz no podía olvidarla. Ahora no era el lobo quien no quería enfrentarse a esa persona, si no yo, porque era la de Amy. Sabía cómo le había afectado mi marcha y durante años me había protegido evitando hablar con ella. En el tiempo que llevaba en Moondale no había salido del Bosque por no encontrarme a nadie que me reconociese, pero también para no verla a ella, porque no sabía qué decir.- [Amy]Tenían a dos personas en cápsulas, ¿pensáis que estamos tan mal de la cabeza?[/Amy] – su voz seguía siendo la de una alfa y mi licántropo la reconocía.

    Una nueva voz femenina, serena y calmada, habló.- [Atenea]No están preparados para el exterior.[/Atenea]- empezó a decir. -[Atenea]Cuando lo estén, Infinity les dejará ir.[/Atenea] – dudaba que nadie fuese a creerse eso, y menos Noah, con la historia que teníamos en nuestra familia con aquél lugar.

    – [Ezra]No soy ningún experimento vuestro. Quedé atrapado aquí por error. No podéis retenerme.[/Ezra] – esa voz no la reconocí, debía ser una de las personas que habían ido a rescatar. Kaylee no había entrado en detalles pero se suponía que era el famoso Ezra, el hijo de Edward en una realidad alternativa. Mi olfato emparejó la voz con el olor y supe que era otro licántropo. Amy estaba cerca suyo.

    – [Atenea]Crees que estás atrapado, pero estás enfermo.[/Atenea] – respondió la mujer. Apuré el paso y los demás me siguieron. La tensión estaba aumentando, podía sentirla incluso desde allí. Ellos no se iban a rendir e Infinity aún menos.

    – [Hermes]Aún estás confuso por haber despertado tan brusco. Infinity no experimenta, salva vidas. Sin nosotros habrías muerto[/Hermes] – añadió otro de los del otro bando. Noté algo extraño en él, como si yo mismo quisiera creerme sus palabras.

    – [Owen]Tío no erais capaces ni de abrir su cápsula. Lo teníais de adorno en un almacén.[/Owen] – replicó la voz de Owen. No la escuchaba prácticamente desde el día en el que me di cuenta de que no era tan tonto como parecía.

    – [Hermes]Para no exponerlo a un trauma como el que ha tenido que pasar ahora. Su mente está confusa.[/Hermes] – el mismo tipo de antes, tratando de volver lo blanco negro, por desgracia sus palabras tenían sentido. No estaba tan cerca de él como para saber si ese tal Ezra decía la verdad, pero incluso aunque no mintiese, podía creerse la historia porque ese tiempo encerrado hubiese hecho estragos en su mente.

    En ese momento estábamos llegando a un pequeño claro cerca de la linde del bosque que daba hacía la sede de Infinity. No se veían soldados en el horizonte, solo el grupo que ya había olido antes. Catorce personas con uniformes completos en fila frente a los nuestros.

    Al vernos llegar, su mirada se fijó en nosotros. Miré a Noah y asentí cuando le vi sonreír. Por suerte estaba a salvo. Antes de poder saludar a los demás olí algo que no debía estar allí, un olor duplicado. Era tenue, no era exactamente igual, pero sí muy parecido. Mis ojos siguieron el rastro y se encontraron con otra Jane en el grupo de Noah.

    El cambio era sutil, engañana al olfato y a la vista. Evidentemente no engañaba al hecho de que hubiésemos traido otra Jane con nosotros. En cuando los demás se dieron cuenta, cundió el caos.

     – [Amy]¿Qué cojones…?[/Amy] – espetó Amy.

    – [Elle]¿Jane?[/Elle] – gritó Elle, mirando hacia nuestra Jane. Todos empezamos a distanciarnos de ambas. Mi hermano estaba mirando fijamente a su Jane, con suspicacia. El grupo de Infinity parecía confuso, pero irradiaban tanta seguridad que no se habían movido.

    – [Xander]¿Omega?[/Xander] – la voz de Xander parecía a punto de quebrarse. Se alejó de su Jane, aterrado, esperando una respuesta que no fuera la que él ya parecía saber a ciencia cierta.

    – [Kaylee]Aléjate de ella[/Kaylee]. – le gritó Kaylee. La miré, debía haber visto algo que los demás no.

    Por desgracia, fue tarde. La Jane que estaba al lado de Xander hizo un gesto con la mano y nuestra Jane salió volando a toda velocidad contra un árbol. Ni siquiera Noah pudo reaccionar a tiempo.

    -[Ezra] Lo sabía. Sabía que eras tú. [/Ezra] – Ezra se lanzó contra ella pero acabó varios metros más allá, estrellado contra el suelo.

    – [Elle]¡Jane![/Elle] – el grito de Elle se superpuso a las palabras de Ezra y la vi cruzando el claro a toda velocidad para unirse a los que habían ido a ver cómo se encontraba Jane, inconsciente en ese momento.

    La que se hacía pasar por Jane tenía un gesto completamente diferente a la que conocía de toda la vida. Parecía cruel y violenta, todo en su nueva postura lo emanaba. De pronto todos se habían vuelto contra y su respuesta fue desatar una tormenta de arena a nuestro alrededor. Pronto apenas se pudo ver nada. No veía a los demás, estábamos aislados y el caos reinó por todas partes, así que empecé a guiarme solo por mi olfato y mis instintos.

    Necesitaba mis poderes así que me concentré.

    You can be anything you want to be
    Just turn yourself into anything you think that you could ever be
    Be free with your tempo, be free be free
    Surrender your ego – be free, be free to yourself

    Sentí el anillo en mi dedo y mi cuerpo se convirtió en plata pura. La arena ya no me hacía daño, así que me adentré en ella para ayudar a los demás.

    – [Elle]Jane está inconsciente.[/Elle]- escuché decir a Elle, más alejada. La tormenta era más tenue donde se encontraba. Me abrí paso hasta ellas. – [Elle]Noah, tienes que llevártela a un hospital.[/Elle]- vi a mi prima con los ojos brillantes por las lágrimas que estaba tratando de controlar. Mi hermano apareció a nuestro lado, estaba en su forma Rakkthathor y llevaba a una muchacha inconsciente atada a la espalda. Cogió a Jane en brazos. Desapareció y al instante volvió a estar allí, un miembro de Infinity le miraba fijamente, cerca de nosotros, le había cortado el paso. Lo intentó varias veces más, sin resultado. Me preocupó pensar que era más rápido que mi hermano.

    Un cuerpo salió de la tormenta, tosiendo. Era Xander. – [Xander]Elle, el poder de papá.[/Xander] – le indicó a Ellie. Llevaba una espada en la mano y tenía varios cortes, al parecer ya no estábamos peleando solo contra la Jane falsa, los de Infinity habían decidido intervenir.

    – [Elle]¿Y si la quemo y es peor?[/Elle] – preguntó, dudando. Algo la preocupaba, algo que no estaba contando. Podía oler su miedo.

    Un cuerpo fornido salió de la tormenta y se escuchó el sonido de metal contra metal cuando una espada enorme chocó contra la de Xander. Vi sus brazos ceder ante la fuerza de quien estaba atacándole, un tipo de piel oscura con el símbolo de un casco emplumado y una lanza.

    Alguien se lanzó sobre él, evitando que golpease a Xander, y lo echó hacia atrás con un torrente de hielo. – [Idris]No hay nada peor.[/Idris] – dijo, tosiendo.

    El licántropo en mí sintió algo y al ver una punta afilada asomar entre la arena, me coloqué entre Jane y Elle y el atacante, que resultó ser una arquera que no dudó en disparar. Sus primeras flechas rebotaron, pero después empezó a cargarlas con un aura brillante. Una de ellas me rozó el brazo y me hizo un corte, pese a ser de plata maciza. Entonces se giró al escuchar la voz del que parecía el líder.

    Detrás de mí, escuché la respiración profunda de Elle antes de que una luz saliese de sus manos, temblorosas, colocadas sobre Jane. Era el poder de mi tío, nunca había visto a Elle utilizarlo, pero tampoco había hecho falta hacerlo. Era nuestro primer combate y se notaba.

    Al cabo de un rato, Jane volvió en sí. – [Jane]Me encuentro mal.[/Jane] – dijo llevándose una mano a la cabeza. Michael llegó corriendo, había tenido que bordear la tormenta.

    – [Mike]Tenemos que llevárnosla, aquí no la puedo atender bien.[/Mike] – dijo, después de agacharse a su lado y observarla.

    – [Noah]Es más rápido que yo, no me va a dejar pasar.[/Noah] – explicó mi hermano. El tipo nos observaba, listo para lanzarse sobre cualquier en cualquier momento. Me extrañó que no lo hubiese hecho ya. Quizá estaba pendiente de sus compañeros, que debían estar encargándose de la Jane falsa.

    – [Henry]Es rápido, pero no lo suficiente.[/Henry] – un tipo joven al que no conocía, pero al parecer los demás sí, apareció a nuestro lado de pronto. Se había teletransportado, porque de lo contrario habría sentido su rastro acercándose. Llevaba a una muchacha inconsciente a cuestas y caminó hasta Jane.

    – [Elle] Yo no me puedo ir.[/Elle] – le explicó mi prima. Muchos estábamos ya allí, cerca de Jane, cerrando un círculo a su alrededor para protegerles mientras se iban. Kaylee estaba cerca, murmurando un hechizo de protección.

    – [Xander]Tienes que cuidar de ella. Protegedles.[/Xander] – le pidió Xander.

    – [Elle]Xander, tienes que irte tú con Jane.[/Elle] – Elle se acercó a su hermano y le miró frente a frente.

    – [Xander]No os puedo dejar aquí solos.[/Xander] – sentenció. Entendía a Xander, yo tampoco sé si habría podido irme sabiendo lo que pasaba. En el tiempo que tardase ese chico en teletransportarse podrían habernos cogido a los demás.

    – [Elle]Se lo debes.[/Elle] – añadió, mirándole seria. Xander pareció callarse una infinidad de maldiciones, pero todo sucedía demasiado deprisa, nuestro tempo era cada vez más apremiante y caótico.

    Respiré profundamente y empecé a hacer sonar una canción en mi mente. Eso me relajaba mientras los de Infinity nos atacaban, por suerte, una pequeña fracción, el resto se enfrentaba a la otra Jane.

    Aguantamos como pudimos, prácticamente estábamos derrotados porque los poderes de aquellos soldados parecían los de los dioses olímpicos. El más grande, el dios de la guerra, era una bestia que apenas conseguimos parar Xander, Elle y yo. Idris fue listo y se enfrentó a su Poseidón, que pese a estar en inferioridad por poder, no cedía ni un ápice. Un licántropo fue en su ayuda, Ezra supuse. Nate aguantaba solo contra Atenea, que luchaba de forma implacable. Noah se encargó de distraer a su Hermes, pero estaba recibiendo demasiados golpes, hasta que de pronto había dos copias exactas de Noah y Hermes empezó a estar confuso, cerca de ellos, oculta tras un árbol, estaba su amiga Lexie. Su otro amigo, Niall, corrió a ayudarle con un grito que me hizo taparme los oídos. Cole y Dante caminaban sin un paso firme, enfrentándose a un hombre mayor, con la mirada fija en ellos, que parecían ebrios. No vi a Amy ni a Owen por ninguna parte. Kaylee estaba un poco más alejada, temblando. No sabía qué le estaba pasando, pero olía su miedo, su inseguridad.

    – [Idris]Necesitamos un poco de tu mojo señorita Granger.[/Idris] – escuché cómo le decía Idris. Me sorprendió su naturalidad a la hora de hablar de lo que le estaba pasando. Poseidón estaba enzarzado con Ezra, pero Idris se enfrentaba ahora a su versión de Deméter, que estaba alzando literalmente tentáculos de plantas de la misma tierra para apresarle. Quise ir en su ayuda, pero el falso Hefesto no me dejaba margen.

    – [Kaylee]No funciona.[/Kaylee] – respondió ella, mirándose las manos como si quiera enterrar la cara en ellas y esperar a que todo pasara.

    – [Idris]¿Cómo no va a funcionar? ¿Estás oxidada?[/Idris] – le replicó Idris.

    – [Kaylee]No, es que no funciona.[/Kaylee]- respondió, nerviosa. Quise ayudarla, quise decirle algo, pero no se me daba muy bien hablar, quizá por eso escribía canciones.

    – [Idris]Kaylee, necesitas concentrarte. ¿Cómo sabes que no funciona si no lo estás intentando?[/Idris] – insistió. Congelaba sin parar las enredaderas que trataban de llevarle, pero su enemiga no cedía.

    – [Kaylee]Lo estoy intentando.[/Kaylee] – afirmó ella, que permanecía inmóvil.

    – [Idris]No lo intentes, hazlo.[/Idris] – replicó, esquivando un latigazo. – [Idris]Porque yo estoy intentando no morir y veo la cosa muy negra.[/Idris] – aseguró. Una cadena del falso Hefesto me aferraba el brazo, tirando de mí. Tenía una fuerza que parecía que me lo iba a arrancar de cuajo, incluso siendo de plata.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- dijo, paralizada por el miedo. Idris fue a responderle pero recibió un golpe de una rama y salió despedido. Se puso en pie pero le sangraba una ceja.

    – [Idris]Kaylee, tienes dos opciones: seguir ahí diciendo que no puedes mientras mi cuerpo se separa de mi maravillosa cabeza o ayudarnos y salvarnos la vida.[/Idris] – le recordó. No pude evitar mirar hacia Kaylee, estaba preocupado por ella, pero a la vez no era capaz de decirle nada. Ese despiste me hizo recibir un golpe que me tiró al suelo.

    – [Kaylee]Yo no tendría que estar aquí.[/Kaylee] – replicó, aferrándose los brazos.

    – [Idris]Ya, yo tampoco, preferiría una playa y a Coquito en bikini al lado, pero como no hagamos algo, no voy a llegar a eso[/Idris] – insistió. Necesitabamos su magia. La había visto hacer algunos trucos cuando era pequeño y todos sabíamos el poder que tenía Diana.

    – [Idris]Kaylee, levántate por lo que más quieras.[/Idris] – le rogó. Los demás trataban de aguantar como podían.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- olí su tristeza y su estrés. Kaylee estaba pasando un muy mal momento. Quise correr hacia ella y reconfortarla, pero yo no era más que un cobarde. Por eso había dejado de lado a mi mejor amiga, había huído de la fama y me había refugiado de todos los que había conocido durante más de un mes.

    – [Idris]Sí puedes. Te necesitamos.[/Idris] – le recordó. Habría deseado ser como él. Ser yo quien pudiera inspirarla.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- replicó, entre sollozos.

    – [Idris]No vamos a poder[/Idris] – continuó él.

    – [Kaylee]Lo siento.[/Kaylee] – se lamentó ella.

    – [Idris]No digas lo siento cuando puedes cambiarlo.[/Idris] – una enredadera le cogió un pie y después el otro, arrastrándole.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee] – repitió. Una delgada y ágil loba crinos de color pardo empezó a desgarrar plantas para intentar ayudar a Idris, pero la falsa Deméter parecía no estar cansada y sus plantas no daban tregua.

    – [Idris]Claro que puedes. Has venido hasta aquí. Tu hermana está en peligro.[/Idris] – estamos aguantando porque el resto de falsos dioses estaba enfrentándose a la otra Jane, pero no aguantaríamos mucho así, incluso ahora que Poseidón se había internado en la tormenta para ayudar a los otros.

    – [Kaylee]No me merezco la magia, ni nada.[/Kaylee] – se lamentó. Sentía parte de su dolor a través de mis sentidos aumentados y me desgarraba por dentro. ¿Quién era? ¿En quién me había convertido? ¿Por qué no era capaz de llegar a la gente?

    – [Idris]Abre los ojos y mira a tu alrededor[/Idris] – gritó Idris, peleando con todas sus fuerzas con las enredaderas que le devoraban.

    Kaylee abrió los ojos y observó el caos en el que estábamos sumidos. No había duda de que no estábamos preparados. Nuestros padres y madres a nuestra edad ya llevaban mucho tiempo luchando y entrenándose y nosotros nada. Por un momento me asaltó el pensamiento de quién defendería el mundo cuando ellos no estuviesen. – [Kaylee]¿Y qué puedo hacer yo?[/Kaylee] – preguntó, preocupada.

    – [Idris]Protegernos.[/Idris] – dijo, ya con dificultad. Dejé que mi mente flotase de nuevo libre hasta alcanzar el otro anillo, el de titanio. Mi cuerpo se convirtió en titanio puro y no esperé a que mi oponente se adaptase. Tiré de su cadena y la partí con mis manos, lancé el trozo contra él y me abalancé aprovechando su confusión. Él colocó unas manos ardientes en mi espalda y me lanzó sobre su cabeza. Me arrastró por el suelo, horadando la tierra, pero conseguí golpear su brazo y hacer que me soltara.

    – [Kaylee]¿Cómo?[/Kaylee] – preguntaba Kaylee. Estaba recuperando su energía pero todavía tenía dudas.

    – [Idris]¿Eres hija del Fénix o de la gallina?[/Idris] – le espetó, con una mirada burlona. Kaylee se puso en pie y le fulminó con la mirada.

    – [Kaylee]Del Fénix.[/Kaylee]- dijo. El lobo que había en mí la notó más segura, más confiada, y se sintió de nuevo atraído hacia ella. La estructura de los licántropos era más sencilla, respetaban el poder sin tener en cuenta si lo portaba un hombre o una mujer. – [Kaylee]Pero yo no lo soy.[/Kaylee] – retrocedió un poco, pero seguía teniendo su fuego.

    – [Idris]Pues haz como si lo fueras.[/Idris] – le aconsejó Idris. El hielo lo cubría todo a su alrededor pero las plantas no retrocedían.

    – [Kaylee]No va a salir bien.[/Kaylee] – dijo Kaylee, intentando concentrarse.

    – [Idris]Te estás boicoteando, deja de pensar y actúa.[/Idris] -ya casi no podía hablar, las enredaderas le estaban cubriendo y no tardarían en asfixiarle si nadie hacía nada. Traté de librarme y correr hacia él, pero el falso Hefesto me atacaba sin piedad. Aunque sí me di cuenta que ninguno de ellos parecía atacar con el fin de matarnos, si no de capturarnos. No sabía qué perspectiva me gustaba menos.

    El falso dios me agarró por la espalda y trató de asfixiarme con su cadena. Mientras trataba de liberarme, pude ver a Kaylee concentrar su magia. Una especie de aura llameante la rodeaba y las enredaderas que contenían a Idris retrocedieron, ardiendo.

     

    – [Idris]Vale, eso parece el Fénix, así que sigue.[/Idris] – le agradeció, poniéndose en pie mientras se sumaba de nuevo a la lucha.

    – [Kaylee]Puedo con esto[/Kaylee] – dijo en voz alta. Sus ojos brillaron, por un instante creí ver fuego también en ellos. Cuando puso a obrar su magia estaba brillante. Resplandecía como una estrella en mitad de toda aquella vorágine de destrucción. Su magia era una chispa de belleza. Y yo habría creído merecer la oportunidad de estar con ella.

    De un momento a otro una cúpula llameante nos cubrió. El falso Hefesto soltó la presa que me retenía y se vio expulsado por la magia. Kaylee estaba apartando de nuestro camino a los falsos dioses, empujándolos a la tormenta de arena.

    – [Idris]Ya has podido.[/Idris] – la animó Idris, acercándose, con una sonrisa agradable. Ella le devolvió un abrazo y pensé que podría haber sido él, que tendría que haber dicho algo para ayudarla y en lugar de eso me había quedado allí, sin hacer nada.

    – [Kaylee]Gracias.[/Kaylee] – dijo. Por un instante nuestras miradas se cruzaron, pero enseguida sus hipnóticos ojos avellana se apartaron.

    Los falsos dioses no tardarían en volver a aparecer y Amy y Owen no estaban entre nosotros, así que mientras los demás se preparaban para huir, me adentré en la tormenta de nuevo. Escuchaba el combate y un eco de algún grupo de heavy metal que no conocía resonando de fondo. – [Owen] Me has tomado por un imbécil. Como a tu Owen[/Owen]. – escuché decir a Owen. Identifiqué una figura dando tumbos entre la tormenta, frente a mí.

    – [Omega]Hermanito, con lo que te gustaba jugar conmigo a Frozen.[/Omega]- respondió una voz que pese a ser la de Jane, no se parecía en nada. Había muy odio reprimido en sus palabras, mucha ira. La música procedía de ella, de sus auriculares.

    – [Owen] Muy gracioso que digas eso. Tienes el corazón congelado por lo que veo.[/Owen] – espetó Owen. Caminé, tratando de acercarme a ellos.

    – [Omega]Hazme un muñeco de… fuego…[/Omega]- canturreó, imitando una de las canciones. Recuerdo haber cantado de pequeño casi todas las canciones de Disney, así que escucharlas de esa forma me daba escalofríos. – [Omega]¿O no era así? [/Omega]- preguntó. Vi un destello de luz rojizo.

    – [Owen] Puede que tengas mi poder, pero el maestro de las llamas soy yo.[/Owen] – declaró Owen. No sabía qué estaba pasando pero parecía tener el poder del propio Owen, además de manipular la arena y la telekinesis de antes. Noah me había confesado cuando ya éramos mayores que Jane no estaba enferma como nos habían dicho, si no que su poder podía robar los poderes de otros que tocase, pero a costa de llevarse también su vida. Los destellos aumentaron y la arena se sumó al sofocante calor de las llamas, que por suerte notaba con menos intensidad en mi cuerpo de plata.

    – [Dionisio] O ya estoy borracho, o cada vez hay menos gente.[/Dionisio] – escuché decir a uno de los falsos dioses de Infinity, el más viejo.

    – [Dante]Puta mierda de poder.[/Dante] – se quejó Dante, cerca de él.

    – [Zeus]La prioridad es el sujeto Omega, pero no podemos dejar que escapen.[/Zeus] – escuché decir a la voz del líder. Supuse que esa era ella, ‘Omega’. La tormenta empezó a difuminarse ahora que ella luchaba contra Owen y los falsos dioses.

    Vi que Dante y Henry se estaban turnando para ir teletransportando a todo el mundo a un lugar seguro. No veía a Kaylee y a Noah por ninguna parte, así que esperé que ya estuviesen a salvo.

    Dante me hizo una señal, pero no podía dejar a Owen allí. Un estallido le lanzó varios metros más allá de ella. Cuando se incorporó, tenía delante una enorme licántropa hispo que lo agarró por la camiseta y se lo lanzó encima, corriendo a toda velocidad hacia nosotros. Reconocería su pelaje en cualquier parte.

    Los falsos dioses intentaron interceder. El más viejo era el único que estaba cerca e intentó embriagarles, pero Amy siguió corriendo.

    – [Owen] Porque me están arrastrando que sino te ibas a enterar…. uy que pelaje más suave.[/Owen] – gritó Owen con el puño alzado, bajo los efectos de su poder.

    En cuanto estuvieron en el radio de acción, Dante nos cubrió de oscuridad y el bosque dio lugar a la amplia zona de reuniones del edificio central de la Escuela Legado.

    Todos los demás estaban allí, salvo Xander, Mike y Jane. Después de comprobar que todos estuviésemos enteros, me di cuenta de que aún seguía siendo de plata y desactivé mi poder. Ya estábamos a salvo, por el momento. – [Nate]Estáis castigados tanto tiempo que vuestros nietos van a estar castigados también.[/Nate] – bramó el vozarrón de Nate.

    Infinity no dejaría estar las cosas tan fácilmente viendo los recursos que tenía a su disposición y era una empresa que prácticamente controlaba el mundo, con hilos en todas partes y su propio ministerio. Y por si eso fuera poco, había visto escaparse en el último instante a la versión malvada de Jane. Había desplegado unas enormes alas blancas y se había alejado mientras su telekinesis mantenía a raya a los falsos dioses. No estaba seguro de que Dante lo hubiese visto también, pero estaba mucho más silente y taciturno de lo habitual, así que probablemente pensaba lo mismo que yo. Omega era la asesina de su madre.

  • VIVE LA REVOLUTION

    Diarios de Destino | Edificio Lenora

    La azotea del Edificio Lenora bullía vida. Los trajes y vestidos de gala adornaban una majestuosa sala como pinceladas de una obra maestra en movimiento, danzando al son que tocaba una orquesta de un solo hombre, que no necesitaba de instrumentos para crear su arte.

    La flor y nata de la sociedad de Zeon estaba reunida allí ese día para celebrar, pese a todo lo que se gestaba a su alrededor, la victoria de sus principios hacía ya veinticinco años.

    Ese día era el único en el que el Consejo se reunía en un mismo punto para algo que no fuese tratar asuntos de estado. Todos estaban allí. ‘Petra‘, acompañada por ‘Bagheera‘; el Rey y la Reina blancos, casados desde hacía unos años; la Reina Gris acompañada de ‘Briar‘; el Rey Gris iba junto a ‘Death Jr.’, que ya distaba mucho de ser una pequeña «inocente»; el Rey y la Reina negros iban solos y no se mezclaban demasiado con el resto, excepto entre ellos o con otros miembros del bando negro en veladas conversaciones; ‘Faust‘ caminaba junto a una mujer rubia, de piel pálida como la nieve, su resucitada difunta esposa; ‘Vira‘ conversaba con ‘Shinken‘; ‘Surt‘ hablaba con su mujer en nórdico antiguo; los Malephar dialogaban en ese momento con el Rey Negro; la enigmática Joker, intercambiaba conversaciones con varias personas, conversaciones en las que seguramente no dejaba saber nada de su desconocido pasado antes de que se convirtiese en la heroína que les salvó de Valcranneo Logoon y consiguió así que muchos detractores del régimen lo apoyasen de pronto, consiguiendo un puesto de honor en el Consejo pese a no haber sido una miembro original de Gambit. Por último, el líder del Consejo, Z, ataviado con un traje de un blanco cegador, caminaba junto a su esposa, Beatrix, que ese día llevaba a Sarah Echolls enfundada en un vestido negro.

    La fiesta transcurría con normalidad y frenesí, con el Consejo mezclándose con las más altas esferas de Zeon mientras todo el evento se retransmitía al pueblo, absorto también en las celebraciones.

    Todo era normal, hasta que dejó de serlo. Z lo presentía, tenía una extraña sensación en el cuerpo que le hacía sentir que se avecinaba algo importante, y no se equivocaba. Minutos antes del discurso oficial, las luces empezaron a tintinear y se escuchó el eco de una alarma persistente. Uno de los ‘mentes‘ le comunicó telepáticamente que la seguridad de todo el edificio Lenora se había visto comprometida y que los ‘magis‘ estaban detectando apariciones inesperadas por todo el edificio.

    Iniciaron un protocolo de evacuación, pero Z sabía que eso solo podría resolverse cara a cara. No dudaba del origen del ataque, ni necesitó un Omnilens para reconocer al hijo de Dominic aterrizando en una de las terrazas cubierto en llamas junto a su padre, que llevaba con él a varios miembros de aquél grupo al que llamaron ‘Satellites‘.

    Varias puertas se abrieron y ‘Moondies‘, sus hijos, ‘Satellites‘ y enemigos del gobierno empezaron a entrar. Z buscó con la mirada al resto de miembros del Consejo, que se prepararon para luchar junto a las fuerzas de seguridad. La mano de Siegfried, que había estado en cientos de batallas, tembló mientras aferraba la de su alma, Beatrix. Ella se limitó a sonreír.