[align=center][SIZE=3][b]Sarah Echolls | Sala blanca[/b][/SIZE]
[SIZE=2]La felicidad, dicen los pesimistas, no dura mucho y en este mundo, menos. Habíamos aprendido a disfrutar cada segundo como si fuese el último, porque en nuestro caso, más que en el de el resto de la humanidad, lo era. Esa era la excusa oficial por la que aquella noche nos habíamos reunido para aprovechar aquella calma extraña, la que suele haber cuando te encuentras en el ojo del huracán. Por eso, entendía que Dominic y Rebecca se ausentasen un par de veces a lo largo de cada reunión no formal para “empolvarse la nariz” o como decía Diana, para “empolvarse mutuamente”. Por eso, me dolía tanto ver a McLeod y a Diana mirarse como si fueran dos extraños y precisamente por eso, disfrutaba de cada segundo con todos, pero especialmente con Daniel, como si fuera el último de mi existencia.