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Etiqueta: Noah Arkkan

  • ESCISIÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – DAONNA

    La vida a veces te hace replantearte ciertas cosas, aunque en nuestro caso, en el mundo en el que vivíamos y con las cosas a las que estábamos expuestos, eso iba al extremo.

    Yo siempre había sido un completo «friki» de los dinosaurios. Os podéis imaginar que con su parecido a mi forma de Rakkthathor, era algo habitual, además, era lo más cercano a los dragones que habíamos tenido según lo que contaba la historia «humana», pese a que en la realidad los dragones existiesen y no fuesen todos tan malos, pero eso es algo que descubrí bastante tiempo después.

    Evidentemente eso hacía que imaginarme ver a esos seres caminando por la Tierra sería impresionante. Recuerdo ver muchas veces toda la franquicia de Jurassic Park y releer los libros. Pero nada de eso me preparó para verlos caminar frente a mí.

    Mi llegada a ese mundo había sido, como muchas cosas en mi vida, apresurada. Primero estaba en el mundo de los Daesdi y luego estaba en un inmenso espacio natural donde todo parecía magnificado al no haber sido tocado por la mano del hombre. La nieve se veía cercana, cubriendo las montañas que nos rodeaban.

    Al principio no lo supe, claro está, pero cuando mis ojos se acostumbraron al entorno empecé a fijarme en enormes figuras animales que sobresalían en el horizonte. Un ruido me sobresaltó y vi que una estaba detrás de mí. Al menos pensé que era una, en realidad era una manada que se acercaba a nuestra zona. Un escalofrío me recorrió la columna y todo pareció ir más despacio a medida que yo iba más rápido.

    Me fijé en uno de los saurios, no medía más de tres metros de largo y parecía algo más bajo que yo. Tenía una cresta entre la nariz y los ojos. Eran una manada de unos siete u ocho, probablemente algún tipo de Coelophysis. Así que no, no eran herbívoros. Cualquier duda que tuviese quedó despejada cuando vi a cámara lenta cómo se fijaban sus ojos en mi zona.

    Miré a mi alrededor y vi que no había llegado solo: Lexie, Kaylee y Sophie habían llegado conmigo. No me lo pensé dos veces, cambié a mi apariencia Rakkthathor y las cargué a las tres, corriendo a cualquier sitio lejos de aquellos predadores.

    A medida que avanzaba, mis ojos no daban crédito a las maravillas que veía. Formaciones de gemas y piedras preciosas a plena vista, paisajes de colores y formas que nunca había visto ni en fotografías. Contuve el impulso de detenerme y sacar la cámara de su funda, que esperaba que siguiese intacta. Cuando estuve a punto de detenerme cerca de un riachuelo de color rubí, vi a un enorme ‘Allosaurus’ y lo esquivé, dirigiéndome a las montañas donde esperaba encontrar menos amenazas.

    Allí, en la base de un gran pico nevado, me detuve al ver una entrada. Dejé a las demás allí un momento y me interné en la caverna para asegurarme de que estaríamos a salvo. Después de inspeccionarla con detalle, volví a por ella y nos quedamos a unos metros de la entrada, por si algo nos sorprendía.

    Mis corazones latían a plena potencia. Mi cabeza era un hervidero. Estábamos en la prehistoria, pero no en la de la Tierra o al menos no como decía la arqueología, porque las especies de dinosaurios que había visto por el camino pertenecían tanto al cretácido como al jurásico. Aún no había visto ninguno del triásico pero no podía descartarlo.

    Estaba deseando hablar con alguien de todo lo que pasaba por mi cabeza, pero ellas parecían estar inconscientes. Respiraban, lo había comprobado cada cinco minutos, pero el viaje debía haberles afectado. Yo me había librado porque mi metabolismo iba más acelerado para paliar los daños que pudiera provocarme la propia electricidad de mi cuerpo.

    Un par de veces salí al exterior y tomé fotografías. La cámara había sobrevivido a todo el trayecto y parecía estar bien y funcional. Usando el teleobjetivo de la cámara exploré la distancia sin alejarme de la entrada de la caverna.

    Vi una enorme laguna de agua rosada, el río de color rubí que nos habíamos cruzado, especies de dinosaurios de todo tipo, incluso del triásico, confirmando que no estábamos en la Tierra, si no en el Cúmulo Nexus y probablemente en el pasado, en el tiempo de los Daë anteriores a nuestros padres. Aquél lugar era asombroso. A lo lejos se distinguían playas donde la arena y piedras eran puras gemas.

    Las montañas contenían mi capacidad de visión y no quería alejarme de la cueva por si pasaba algo. Tras las montañas se divisaban estelas de humo que llamaron mi atención. Traté de ver más, pero me fue imposible. Continué observando un buen rato hasta que di con una especie de aldea que no encajaba con aquél tiempo. Parecía sacada del pasado, sí, pero no de un tiempo tan remoto. No llegué a ver si había personas, estaba demasiado lejos, pero si había un daë allí, habría sobrenaturales o humanos.

    No podía hacer mucho más así que volví con las demás después de recoger lo necesario para hacer un fuego. No fue difícil crear fricción con mi velocidad, pero para cuando terminé de poner a punto las llamas, ya se estaban despertando.

    – [Lexie]Por un momento he pensado que estaba muerta y me ha parecido bien.[/Lexie] – se quejó Allie…Lexie, poniéndose en pie. Aún no terminaba de conciliar su verdadero nombre con su verdadera apariencia. Allí estaba, poniéndose en pie, con el ceño fruncido y una ropa imposible para vivir cualquier tipo de aventura, pero eso era lo que menos parecía importarle.

    – [Noah]Ha debido ser el teletransporte. Y tener que moveros tan rápido no ha ayudado.[/Noah] – traté de explicar. Lexie me oyó, pero no pareció querer responderme. Había pensado durante el rato en el que había estado solo que quizá fuese un buen momento para arreglar las cosas, pero la vida real era más difícil que lo que uno podía imaginar en su cabeza.

    Kaylee se incorporó en ese momento y tuvo que quedarse sentada.- [Kaylee]Me encuentro fatal.[/Kaylee]- se sujetaba la cabeza y parecía algo mareada.

    – [Noah]Bebe un poco.[/Noah] – le tendí una botella de agua. No era demasiado grande. Me había llevado algunas cosas de primera necesidad para llegar al lago, pero no había contado con que nuestro camino terminase dejándonos tan lejos de casa, de lo contrario habría preparado una mochila como habían hecho los del otro grupo.

    Kaylee lo agradeció y bebió poco a poco. Al cabo de un rato pareció estar mejor, porque se puso a comprobar cómo se encontraba Sophie, aún «dormida». Era la única de todos que no tenía nada de sobrenatural.

    – [Noah]En parte es culpa mía. Me desperté antes y nos iban a atacar, así que os moví.[/Noah] – expliqué, mirando a ambas pero recibiendo una mirada cortante por parte de Lexie. Ni siquiera la apartó, simplemente me observó, desafiante.

    – [Lexie]¿Dónde estamos y cómo salimos de aquí?[/Lexie] – preguntó. En ese momento no me cabía duda de que si hubiera podido evitar preguntarme, lo habría hecho. Me pregunté si Xander se habría sentido así durante todos estos años y comprendí el dolor que había cargado mi primo.

    Suspiré, tratando de tener paciencia. Si sumaba lo que sabía de Lexie y Allie, llegaba a saber bastantes cosas de ella, aunque prácticamente no hubiese contado nada de sí misma. – [Noah]Estamos probablemente en un mundo del Cúmulo Nexus. Un mundo…prehistórico.[/Noah] – expliqué. Había buscado en los recuerdos de mi padre algún tipo de información sobre ese lugar, esperando que en los conocimientos que había ganado de las Pruebas hubiese algo de la historia de los daë, pero de su pasado no había nada. Había algunos que podía descartar por sus apariencias, como los de Géminis o Piscis, pero corría riesgo de equivocarme.

    – [Kaylee]No es la peor opción.[/Kaylee]- comentó Kay, sacando su lado más positivo. – [Kaylee]Pero tenemos que buscar comida.[/Kaylee] – añadió. Agradecí tenerla allí conmigo, era un gran apoyo no solo por su capacidad si no porque desde que había cambiado, era una persona increíble con la que sabía que podía contar para cualquier cosa.

    – [Noah]Sí, pero va a ser difícil no ser «la comida».[/Noah] – repliqué, casi hablando solo para ella. – [Noah]He visto un poblado cerca.[/Noah] – aclaré. Cuando Sophie se recuperase podría ser uno de los primeros sitios que nos convendría visitar. Pero teníamos varios problemas: uno era la ropa y otro el idioma.

    – [Lexie]Yo me voy de aquí. Vosotros jugad a las casitas.[/Lexie] – espetó Lexie cortando la conversación. Cogió su mochila y fue derecha hacia la entrada sin contemplaciones.

    – [Noah]Lexie, no puedes irte. No creo que tus ilusiones vayan a funcionar con los dinosaurios.[/Noah] – dije dando un par de pasos en su dirección, preocupado. La conocía lo suficiente como para saber que sería imposible convencerla de nada, pero estábamos en un caso de fuerza mayor.

    – [Kaylee]No había dinosaurios en la prehistoria.[/Kaylee]- puntualizó Kaylee.

    – [Noah]Lo sé, y he visto especies de diferentes periodos.[/Noah] – aseguré, encantado de poder discutirlo con alguien. Ese mundo era una mezcla de periodos mesozoicos junto con elementos de la prehistoria humana, al menos. Aunque todo eran conjeturas y teorías basadas en lo que había visto, no había rastros de grandes civilizaciones. – [Noah]Por eso creo que sí estamos en el Cúmulo.[/Noah] – añadí. No tenía sentido que el pasado de la Tierra fuese así, ni siquiera teniendo en cuenta la presencia de los demonios.

    – [Lexie]Me importa una mierda.[/Lexie]- replicó Lexie de malos modos. No entendía cómo era posible querer tanto a una persona y que a la vez, pudiera sacarte de quicio. Lexie no atendía a razones y me resultaba muy frustrante.

    – [Noah]No puedes irte. Tenemos que mantenernos unidos.[/Noah] – le pedí. Miré hacia Kaylee, suplicando su ayuda. En ese momento mi relación con Lexie no me ponía en el mejor lugar para convencerla.

    – [Kaylee]No te vayas.[/Kaylee]- lpidió Kay, poniéndose en pie.- [Kaylee]A un mordisco de Rex dudo que sobrevivas.[/Kaylee] – añadió, pero Lexie no escuchaba, ya había salido de la cueva con paso apurado. Hice una seña a Kaylee y la seguí.

    En el exterior hacía mucho frío y aunque llevábamos ropa de abrigo, no estábamos preparados para tanto.

    – [Lexie]No me sigas.[/Lexie]- dijo Lexie al verme detrás.- [Lexie]Yo me tengo que ir de aquí.[/Lexie] – añadió. La había visto otras veces así, pero nunca con tanto empeño. Había discutido con los Daesdi porque no soportaba que nadie decidiese por ella y no había podido hacer nada por evitarlo.

    – [Noah]Lexie la única forma de salir de aquí es ayudar a los daë.[/Noah] – traté de explicarle, serio.

    – [Lexie]¿Los dae me van a ayudar cuando el audífono se me quede sin pilas?[/Lexie] – replicó, girándose hacia mí. Su piel bronceada parecía más sonrojada de lo habitual por el frío y quizá también por la ira que desprendía.

    – [Noah]Encontraremos la forma. Te lo prometo.[/Noah] – dije, acercándome un poco. En mi mente seguía la fantasía de arreglar las cosas y volver a ser tan cercanos como antes. Henry aún tenía en sus manos el prototipo que me había llevado de Infinity, pero no sabía si ya lo habría logrado hacer funcionar.

    – [Lexie]La voy a encontrar yo sola ahora mismo.[/Lexie] – afirmó, tensa. Fue a girarse pero le cogí la mano en el último instante.

    – [Noah]Por favor. No hay otra forma, no puedes salir de aquí. Estamos a millones de kilómetros de la Tierra, ni siquiera sabemos si en el presente.[/Noah] – no era consciente en ese momento, pero a Lexie poco le importaba la lógica de la situación. Era un volcán en plena erupción y podía haber dicho cosas diferentes que sí la hubieran convencido. O quizá no, nunca lo sabría, al final las cosas ocurren como tienen que ocurrir.

    – [Lexie]Que me da igual.[/Lexie] – se soltó de mi mano y caminó, alejándose.

    – [Noah]No puedes escapar siempre.[/Noah] – ya se lo había dicho otras veces y sabía que no le gustaba escucharlo de mí, pero la desesperación nubla el juicio.

    – [Lexie]Vaya que no. Madre mía, te digo yo a ti que sí.[/Lexie] – aseguró, sin darse la vuelta.

    Caminé tras ella y fui a responderle, pero un estruendo como nunca había escuchado reverberó en el helado aire de la montaña. Miré hacia arriba y vi una enorme figura alada. Al principio lo tomé por un ‘pteranodon’ o algún dinosaurio volador de algún tipo, pero cuando lo vi lanzarse en picado hacia la llanura y rociar con su aliento de fuego un grupo de herbívoros antes de llevarse uno entre sus fauces hacia la cima de la montaña, lo supe. – [Noah]¿U-un dragón?[/Noah] – sin terminar de creérmelo. Aquél lugar era aún más peligroso de lo que parecía.

    – [Lexie]Joder.[/Lexie] – replicó ella.

    La miré y vi en sus ojos que no iba a volver con nosotros. Sabía que me odiaría si me la llevaba de aquél lugar, pero todo en mí temblaba de miedo ante de la idea de verla contra cualquiera de aquellas criaturas.

    – [Noah]Lo siento.[/Noah] – aferré su cuerpo tratando de no ser demasiado personal para no invadir su espacio teniendo en cuenta el enfado que tenía conmigo y volvimos a la cueva.

    – [Lexie]¿Pero tú no estás bien de la cabeza?[/Lexie] – me gritó. – [Lexie]Que te he dicho que me voy. No tienes derecho a nada. ¿Sabes quién soy yo? ¿Tú sabes quién es mi padre?[/Lexie] – espetó, cada vez más cerca. Ante sus palabras, me iba viniendo abajo. No soportaba la idea en la práctica de que estuviese enfadada conmigo. Nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y lo que sentía por ella seguía ahí. Pese al dolor de saber que me había mentido, seguía ahí. Quizá esa era la peor parte, saber que quizá ella no volviese a querer acercarse a mí nunca, pero yo si seguiría queriéndola. Así que el dolor y la pena dieron paso a la frustración y el enfado.

    – [Noah]¿Me estás diciendo en serio que quieres salir sola a un mundo donde hay dinosaurios y dragones?[/Noah] – me sentía tenso. Quería llegar a ella y arreglar las cosas pero sencillamente, no podía, como si fuera incapaz de contener la frustración que me provocaba todo aquello. No dejaba de pensar en que me había mentido durante años y ahora prefería ponerse en peligro a sabiendas con tal de tener la razón.

    – [Lexie]Sí.[/Lexie]- sentenció, más seria de lo que nunca la había visto. No sabía si estaba enfadada conmigo, con los daesdi o con todo a la vez. Negué con la cabeza, dándome por vencido. Me estaba dejando llevar demasiado rápido por la derrota, pero aquella batalla no la iba a ganar. Mi fuerza de voluntad no era tan buena.

    Lexie no perdió el tiempo y se marchó de nuevo hacia la puerta, pero se topó con algo que la retuvo, una especie de muro invisible. Su grito de rabia me dejó aturdido.

    – [Kaylee]Te quedas aquí.[/Kaylee]- aseguró Kay, ayudando a incorporarse a Sophie.- [Kaylee]Y chimpún.[/Kaylee] – sentenció. Lexie volvió a soltar un grito de rabia. Volvieron a mi los recuerdos de un tiempo en el que Lexie era mi apoyo y Kay la que estaba perdida. Eso puso en perspectiva para mí lo mucho que cambian las cosas.

    – [Kaylee]Cuando te canses, hay que pensar cómo vamos a sobrevivir a la noche.[/Kaylee] – replicó, mirándola. Desde lo de Infinity, Kaylee había empezado a recuperar las fuerzas que le habían flaqueado y ahora cada vez parecía más su verdadero yo.

    Lexie estaba fuera de sí, golpeando el muro, arañándolo. Su enfado y su frustración no hacían más que aumentar a medida que el mundo seguía impidiéndole hacer lo que ella había pensado. Mi mirada se cruzó de nuevo con la suya y no pude soportarlo.

    – [Noah]Voy a salir a por comida.[/Noah] – dije, poniéndome en pie. Era una de las primeras cosas que debíamos conseguir para estar a salvo, pero en ese momento concreto más que por una decisión lógica y meditada, lo hice porque no podía seguir en el mismo espacio que una Lexie que me detestaba.

    – [Lexie]Ojalá te coma un dinosaurio.[/Lexie]- maldijo ella, cuando pasé a su lado.- [Lexie]O un dragón. O un dragón dinosaurio. [/Lexie] – no fueron las palabras, si no la ira que puso en ellas, las que mermaron aún más mis fuerzas. Sinceramente, y ya sé que no queda muy heroico, lo único que me apetecía en ese momento era llorar.

    – [Kaylee]Cállate ya, Lexie.[/Kaylee]- intervino Kaylee. Se puso en pie y se acercó a mí, desactivando el conjuro.- [Kaylee]Voy contigo.[/Kaylee] – quise decirle que iría más rápido yo solo y que ellas necesitaban su ayuda, pero verdaderamente, no me sentía con ánimos de estar solo.

    – [Sophie]Váyanse, que yo vigilo al chacal.[/Sophie]- confirmó Sophie, ganándose una mirada airada de Lexie.

    Como no podíamos tenerla encerrada para siempre y, sinceramente, pensaba que su principal problema era conmigo, Kaylee no volvió a conjurar el muro, supongo que siendo consciente también de que Sophie podría hacer algo parecido.

    Kay caminó conmigo en silencio por la zona. La llevé hasta una especie de bosque de árboles gigantescos donde había varios arbustos. Tardamos un buen rato en decidir qué frutos podían ser comestibles, observando a algunos de los herbívoros de la zona.

    Finalmente volvimos y cuando me acercaba a la cueva, sentí que algo no iba bien. No tardé en confirmar mi corazonada. Sophie estaba allí con el ceño fruncido, maldiciendo para sí. No había rastro de Lexie. No me hacía falta pensar a gran velocidad para saber que ella era la causa del enfado de Sophie y que se había ido. Sola en ese mundo lleno de peligros.

  • UNA HERIDA SANGRANTE

    XANDER ECHOLLS

    PICO TANTREE – NOCHE

    El día había llegado y con él, el peso del mundo empezaba a recaer sobre mis hombros. Nunca sabría cómo había sido capaz de sobrellevarlo mi madre. Me sentía responsable de todas y cada una de las personas que habían ido allí conmigo, por no mencionar del conflicto con los demás, que seguramente apareciesen para evitar nuestro plan. La realidad de salvar al mundo era más difícil de lo que vendía la ficción.

    Caminaba en silencio por el sendero de la montaña que llevaba al lago subterráneo del Pico Tantree. Era una suerte que por la noche y con el frío otoñal que ya empezaba a notarse, no hubiese gente en los alrededores.

    Miré a los demás, que iban siguiendo la marcha hablando entre ellos, todos cargados con mochilas aunque algunos las llevaban demasiado ligeras mientras que la mía era una de las más grandes, solo superada por la de Elle. Si la tía Diana leyera eso último…

    – [Lexie]Odio esto. Odio salvar el mundo. Yo tendría que estar en mi casa haciéndome las uñas. [/Lexie]- se quejó Lexie por enésima vez. Había estado tan desconectado del mundo real planificando todo esto que me había resultado sorprendente ver allí a Allie, la amiga de Noah, solo para descubrir que era la hija de Karen y Fenris, que también era Lexie y que era una tanuki con múltiples caras. Eso para quien crea haberlo visto todo.

    – [Idris]Si no salvamos el mundo nadie hará pintauñas. [/Idris]- le replicó Idris. Gracias a él habíamos conseguido tres de los discos. Ya solo faltaban los que tenían Noah, Leo, Jane y Kaylee, junto con el del tío Ed, que imaginábamos que también tendrían.

    – [Owen]Yo también, pero es como dice Idris.-[/Owen] se unió Owen. Me vino a la mente una imagen de Owen en plena moda Lounie.

    – [Lexie]Te las puedo pintar yo. Llevo unos cuantos esmaltes en la mochila.[/Lexie]- aseguró con orgullo. Ya me los imaginaba sentándose allí a punto de arriesgar sus vidas para salvar el mundo pero con las uñas perfectas.

    – [Xander]Hablando de eso, ¿lleváis todo lo que podáis necesitar?[/Xander] – pregunté. Yo me había asegurado de echar ropa limpia y todos los artículos de supervivencia que había podido imaginar, además de mi espada, Ocaso..

    – [Amy]Menos charla y más andar.[/Amy] – nos apremió Amy, que lideraba la marcha. Parecía estar muy cómoda en un lugar tan cercano a la naturaleza y con una brisa tan fresca. Sabía que debía estar concentrada para no ceder a los impulsos de la luna llena.

    Elle se puso a mi altura. Solté un paquete alargado que llevaba enganchado a un lateral de la mochila y se lo tendí. Su mochila era enorme, pero era la que mejor podía cargar con ello, especialmente desde que había empezado a entrenar con el tío Ed.

    Ella lo abrió un poco y vio el mango de su espada, Albor.- [Elle]Gracias.[/Elle]- respondió con una sonrisa. La pobre se había encargado de cargar con tiendas de campaña y un montón de cosas necesarias y me imaginé que se habría olvidado de llevar algo para protegerse.

    – [Xander]Yo también llevo la mía. [/Xander]- le dije. Papá nos las había dado cuando fuimos mayores de edad. Para él era muy importante que estuviéramos juntos porque él había perdido su infancia con la tía Cara.

    – [Owen]Oye, gracias por salvarme de la versión maligna de mi hermana.-[/Owen] – escuché decir a Owen, acercándose a la altura de mi prima.

    – [Amy]Nada.[/Amy]- respondió ella, mirando fijamente sus pies. La había notado algo más inquieta con Owen que en su día. Desde el principio no le había sorprendido mi idea de usar las Pruebas, así que debía haber visto algo, quizá algo que le incluyese a él.

    – [Idris]¿Han puesto el sitio este más lejos? [/Idris]- escuché quejarse a Idris, que llevaba puesta la banda sonora de Guardianes de la Galaxia en modo altavoces de su InfiniBand.

    – [Amy]Ya he dicho antes que menos hablar y más andar.[/Amy]- le recordó, apurando el paso y dejando a Owen atrás.

    – [Idris]A alguien Le sienta mal la luna llena [/Idris]- replicó Idris. Miré a Ezra, que iba también de los primeros y le vi concentrado, parecía estar costándole bastante contenerse.

    – [Cole]Hay más calor en el sitio al que vamos.[/Cole] – dijo Cole de pronto. Me paré un instante a pensar en lo que acababa de decir. Cole y yo nunca nos habíamos llevado especialmente bien de pequeños, era el típico niño al que te dirían que no te acerques, salvo que mis padres no eran así. Por suerte había vuelto cambiado, muy cambiado.

    – [Lexie]No sé qué hago aquí si no entiendo lo que dice el místico este ni soy amiga de nadie.[/Lexie]- se quejó de nuevo Lexie.

    – [Cole]Gente. [/Cole]- le explicó con calma. Cole tenía una variación del poder de su padre respecto a la energía, básicamente era una batería viviente y era capaz de detectar fuentes de energía. – [Cole] Y me caes bien. [/Cole]- añadió.

    – [Ezra]No me gusta el calor-[/Ezra]  comentó Ezra, a destiempo. Se notaba que estaba lidiando con el licántropo pugnando por salir.

    – [Idris]¿No es mejor que el frío Capi? [/Idris]- le preguntó Idris. Vaya, me habría gustado ser el Capitán América, pero hay que reconocer que la forma de encontrar a Ezra se lo adjudicaba perfectamente.

    – [Lexie]Y tú estás muy bueno. [/Lexie]- replicó Lexie, por encima de Idris.

    Cole le devolvió la sonrisa y no pude evitar sentir una punzada de culpabilidad por Noah. A lo largo de la caminata Elle se había encargado de explicarme que Noah y Lexie se habían peleado porque bueno, él no sabía que Lexie y Allie eran la misma persona.

    – [Idris]Villiers que te vigilo. [/Idris]- sentenció Idris.

    Continuamos durante algo más de un cuarto de hora y finalmente llegamos al final del camino. Allí, cerca del cartel del Lago Marmalade, estaban Jane, Nate, Kaylee, Noah, su amigo Niall, Leo, Michael, Sophie y Laura, la amiga de Henry.

    – [Owen]Bueno. La cagamos.[/Owen] – resumió Owen. Caminamos lentamente hasta colocarnos frente a ellos. Estaban en inferioridad numérica, pero evidentemente no íbamos a dejar que las cosas llegasen a ese extremo. Esto no iba a ser como cuando dos superhéroes se cruzan en los cómics.

    – [Jane]Te dije que no iba a permitir que te pasara nada.[/Jane]- respondió Jane, mirándonos fijamente. Nuestras miradas se cruzaron un instante, pero la apartó.

    – [Owen]Un poco excesivo, ¿no crees?[/Owen] – respondió su hermano.

    – [Xander]Solo hemos venido a pasear un grupo de amiguitos.[/Xander] – respondí, haciendo énfasis en lo de «amiguitos». Sí, quizá me había sentado un poco mal.

    – [Henry]Sí, vamos de acampada.-[/Henry] añadió Henry.

    – [Laura]Si no llega a ser por Jane, no me entero de que estás aquí.[/Laura] – espetó Laura. No había tenido demasiado trato con ella pero sabía que con Jane sí, además de evidentemente, con Henry y Sophie, que también venían de la isla. Supuse que Jane no había dudado en buscar apoyos.

    – [Jane]Estáis siendo ridículos e inconscientes.[/Jane]- espetó, cruzándose de brazos.- [Jane]Spoiler: no sois los Moondies.[/Jane] – sabía dónde dar si se lo proponía. El estigma de nuestros padres siempre iba a estar presente en nosotros. Ellos eran un grupo, nosotros apenas nos manteníamos juntos y a la vista estaba que no estábamos todos de acuerdo.

    – [Ezra]Los Moondies tampoco lo eran cuando empezaron.-[/Ezra] – replicó. Le miré, es extraño no crecer con alguien y saber que es tu primo. El tío Ed siempre había estado muy cerca de nosotros y en ese momento, por primera vez desde que le conocí, me había recordado mucho a él.

    Por el rabillo del ojo vi a Noah mirando a Lexie. Mi primo no conseguía decir nada, apenas mantenía la mirada.

    – [Kaylee]¿Sabéis por qué me llamo Kaylee?[/Kaylee] – preguntó mi prima. Verla así,  llena de tanta seguridad, decidida a detenernos, no pudo más que alegrarme por ser consciente de sus renovadas fuerzas. Habría preferido que esa fuerza estuviera de mi lado, pero no podía más que estar contento porque esta situación le hubiera dado un motivo para dar un paso al frente.

    – [Ezra]Lo sé perfectamente. Por eso hacemos esto.-[/Ezra] dijo la fuerte voz de Ezra. Él sabía mejor que nadie la historia de Kaylee. Aunque la tía Lucy no hablase mucho de eso, todo el mundo lo sabía, y quizá en el futuro de Ezra sí lo había hecho.

    – [Xander]No va a morir nadie. [/Xander]- le respondí. Si alguien tenía que hacerlo, sería yo. Esta había sido mi  idea y el coste de llevarla a cabo sería mío. Pero sinceramente, no me apetecía dar mi vida así como así y esto iba a resolverse con todo el mundo a salvo.

    – [Kaylee]¿Te atreves a garantizarlo?[/Kaylee] – insistió Kaylee. Sabía que tenía pocas pruebas que darle más allá de mi voluntad y unos estudios que no garantizaban ni siquiera que el portal se abriese.

    – [Leo]No va a morir nadie porque no vais a ninguna parte.[/Leo] – escuché decir a mi primo. Su voz resonó también con fuerza, me pregunté si sería por la luna llena y el licántropo que trataban de contener.

    Iba a responderle, pero Elle se colocó entre los dos grupos. – [Elle]Vale, ya.[/Elle]- pidió, haciendo señas. – [Elle]Fin. Escuchadme: estamos aquí porque si no detenemos a Omega, podemos acabar como Mia.[/Elle]- explicó. Su mirada fue hacia Dante y Cole a modo de disculpa por mencionar a su madre. La mía la siguió. Cole parecía sereno y decidido, emanaba un aura de tranquilidad. Sin embargo Dante tenía una cara de enfado que no veía desde un tiempo después de venirse a vivir con nosotros. Se le había reabierto una vieja herida que dolía ahora más que nunca. – [Elle]Es la única opción que tenemos contra ella. La única.[/Elle]- suspiró mi hermana, resignada. Elle odiaba los enfrentamientos, sin por ella fuera todo el mundo se llevaría bien. Era una energía que se contagiaba y daba esperanza en los peores momentos. Se notaba que estando divididos lo estaba pasando mal.- [Elle]Es tan poderosa que yo misma podría ser ella en este momento.[/Elle] – añadió. Desconocíamos el alcance de los poderes de Omega, excepto los que había mostrado. – [Elle]No hemos venido a fastidiar, ni de fiesta. Hemos venido a salvar el mundo y a salvarte a ti, Jane.[/Elle] – añadió, mirándola fijamente.

    – [Noah]Lo siento, pero no podemos permitirlo. [/Noah]- escuché decir a mi primo. Con Noah no había tiempo de reacción. Apenas pude moverme del sitio cuando Noah apareció frente a nosotros, con todos los discos en su mano.

    – [Lexie]Te dije hace mucho que no te fiaras del mapache, Noah.[/Lexie] – dijo Lexie en voz alta. Noah ató cabos rápidamente. Miró sus manos y la ilusión de los discos se desvaneció, mostrando tan solo unas piedras.

    – [Noah]No sabes lo que está en juego. [/Noah]- replicó, mirándola, enfadado. No habíamos tenido un plan útil contra Noah hasta que ella se unió a nosotros.

    Las miradas estaban fijas en Noah, por si volvía a intentarlo, pero capté a Kaylee y Sophie mirarse entre sí y empezar a murmurar unas palabras. – [Kaylee] Ahora, Noah.[/Kaylee] – El disco de mi madre salió del bolsillo interior de mi chaqueta y flotó hacia ellos. Lo agarré rápidamente, pero se escapó entre mis dedos. Mi prima había vuelto a recuperar una parte de sí misma que siempre se le había dado muy bien.

    Estábamos perdiendo, pero no podía más que elogiar el plan. Noah recogió los discos sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo, pero se detuvo mirando hacia un punto alejado de nosotros. Seguí su mirada y vi que un disco salía de entre unos arbustos. Noah lo recogió también y en un parpadeo apareció ante nosotros con tres invitados inesperados: Bowie, Vera, Elliot y Tina. – [Noah]Habéis estado a punto de arrastrarlos con vosotros[/Noah] – por mucho que me sorprendiera ver a Tina allí, que nunca había estado interesada en lo sobrenatural y por eso siempre parecía pasar por alto lo extraño que sucedía a su alrededor, ver a Vera, Bowie y Elliot me dejó helado. Con ellos allí no podíamos correr riesgos.

    – [Amy]No venían con nosotros.[/Amy]- replicó Amy con una voz intensa que parecía instar a seguir sus órdenes. Miró a su hermana, orgullosa. Mis primas MacLeod compartían todas una vena rebelde que no me quedaba claro de quién venía, aunque quizá fuese tan marcada porque venía de los dos.

    – [Jane]¿Elliot? Pero si tú eras el único normal de la familia…[/Jane] – dijo Jane, visiblemente preocupada. Si había entrado en todo esto para proteger a Owen, con Elliot allí estaría muy afectada. Todo en mí me pedía hablarle, pero no lo conseguía.

    – [Xander]Bowie, no deberías estar aquí.[/Xander] – le recordé a mi hermana pequeña. Físicamente era una adulta, pero aún le faltaba mucho para poder valerse por sí misma en el mundo exterior, más aún para estar en un lugar tan peligroso como ese.

    – [Bowie]Tus posibilidades de morir son más altas que las mías y más si tenemos en cuenta que está Jane aquí y…[/Bowie]- Elle corrió a taparle la boca. No necesitábamos un análisis estadístico de las probabilidades de morir con todos aquellos inocentes allí. Teníamos que irnos.

    – [Noah]Ya no hay problema, porque me llevo esto.[/Noah]- Noah tenía todos los discos en una bolsa, seguramente también los de los que iban con él para no correr riesgos. Desapareció y supe que se los llevaría lejos, escondidos hasta que pasara la luna de sangre.

    Pero un segundo después escuché un ruido. Miré hacia atrás y vi que Noah se había detenido. Fue apareciendo en distintos puntos a nuestro alrededor, como si algo evitase que se fuera. Miré a Lexie.

    – [Lexie]Esta vez no he sido yo.[/Lexie] – dijo ella.

    – [Noah]Es como… La telekinesis de Dom. [/Noah]- explicó Noah, con cara de terror. Eso solo podía significar…

    Tina se apartó de Vera, Elliot y Bowie y sonrió de una forma en la que jamás la había visto sonreír.- [Omega]Hola, Elliot.[/Omega] – saludó al pequeño de los Williams.

    – [Idris]¿Esa chica siempre ha sonreído como una psico? [/Idris]- preguntó Idris. Él nunca había tratado demasiado con Tina, especialmente desde empezó a estar más distanciada poco después del cumpleaños de los gemelos. Había vuelto hacía unos meses y el secreto que llevábamos guardando toda la vida con ella se desveló cuando ella confesó que también tenía poderes. ¿Todo este tiempo había sido Omega?

    – [Omega]Desde hace unos meses.[/Omega]- respondió, sonriente. Temí por Tina.

    – [Idris]Al menos no te has marcado un Luke y Leia. It’s something.[/Idris] – bromeó Idris, seguramente tratando de ayudar a que no nos quedásemos allí paralizados.

    – [Kaylee]¿Qué has hecho con Tina? [/Kaylee] – preguntó Kaylee. Una parte de mí no quería escuchar la respuesta.

    – [Omega] Tina se fue y… no volvió.[/Omega] – sonrió de manera perversa y no supe que sentir. Quería odiarla, quería vengarme, quería tomarme la justicia en mi mano, pero seguía teniendo la cara de Jane. No podía odiar esa cara.

    Mi mente bloqueó lo de Tina, volvería con fuerza cuando hubiese un momento de calma, pero en ese instante lo más importante era que consiguiéramos salir con vida de allí. Omega debía haber esperado a que nos reuniéramos todos para conseguir todos nuestros poderes. Se lo habíamos puesto en bandeja de plata.

    Un destello emanó de la bolsa que llevaba Noah. La luna empezaba a alzarse, roja y amenazante, iluminando la escena.

    – [Omega]Podría haber sido cualquiera, incluso Jane.[/Omega]- se jactó, mirándonos. Estaba tranquila, jugaba con nosotros porque podía, porque lo disfrutaba.- [Omega]La última vez Xander estuvo encantado.[/Omega] – espetó. Me quedé quieto, no podía mirar a Jane a la cara. Había evitado hablar de lo que pasó, había tratado de rechazar y enviar a mi subconsciente el beso que habíamos compartido y las esperanzas que había tenido momentáneamente.

    Analicé la zona buscando qué hacer, buscando una salida. Los discos brillaban y todo el mundo estaba quieto, hasta que dejó de estarlo. Dante fue el primero en abalanzarse sobre ella, impulsándose con sus alas para golpearla. Ella ni siquiera se movió. Se giró hacia él y en el último momento usó el poder de su padre para lanzarle contra una roca. Contuve la respiración hasta que le vi moverse.

    – [Omega]Dejad de intentarlo, en serio.[/Omega] – sonrió. Un licántropo cubierto de plata se lanzó sobre ella y le hizo un corte a lo largo de la garganta.Ni siquiera tuve tiempo a tener esperanzas de que Leo hubiese acabado con el problema, porque Omega no perdió la sonrisa y su herida se cerró en segundos. Tenía el poder de regenerarse, Noah tenía razón.

    Leo dudó un segundo, confuso. Ella no, alzó su mano y le aferró por la garganta. Su puño se convirtió también en plata y elevó a Leo en el aire. Trató de moverse y liberarse, pero ella no le soltaba.

    – [Noah]Leo, no. [/Noah] – Noah se transformó en Rakkthathor a la velocidad del rayo y cargó contra ella, pero no consiguió moverla del sitio y del choque, la bolsa con los discos salió despedida y se desperdigaron contra el suelo, brillando cada vez con mayor intensidad. Pero al menos consiguió que soltase a Leo, que abandonó su cuerpo de plata para respirar con dificultad.

    Llamas, hielo, luz, oscuridad, magia y todo tipo de fuerzas se unieron contra ella, que no cedía y ni siquiera daba atisbos de estar cansada o esforzándose. No la venceríamos con nuestros poderes. No estábamos entrenados para trabajar en equipo y Omega se había criado como cazadora de potenciados. Veía perfectamente las debilidades entre nosotros y la falta de compenetración y la aprovechaba.

    Jane, Michael y algunos de los que menos poderes ofensivos tenían, estaban apartados, tratando de proteger a Bowie, Elliot y Vera. No había otra opción, era nuestra única salida, así que corrí hacia los discos y los fui reuniendo.

    Corría tan rápido que mi cuerpo parecía moverse por instinto. La piedra me rasgaba la piel de las manos y la sangre se mezclaba con el polvo. Cuando conseguí reunir todos los discos, brillaron intensamente y un rayo salió disparado hacia el lago Marmalade.

    – [Xander]El portal está abierto, es nuestra única oportunidad.[/Xander] – les dije, señalando el lago. No podíamos hacer otra cosa que correr y encomendarnos al destino.

    Noah consiguió alejar a Omega de nosotros y echamos a correr todos juntos. Estábamos ya cerca de saltar cuando ella se colocó frente a nosotros lanzando a un Noah en forma humana que por suerte respiraba.

    Omega sonrió y se preparó para acabar con nosotros. Los discos brillaban. La luna se alzaba como una herida sangrante en el cielo. Y entonces nos desvanecimos.

  • EL COSTE DE HACER LAS COSAS BIEN

    Kaylee – Cabaña de Noah

    Tarde

    Estábamos en la cabaña de Noah el susodicho y yo intentando avanzar en la investigación para encontrar algo que pudiera parar al otro grupo, ya que quedaba claro que las palabras no eran suficientes. Hacía una tarde de sol brillante que invitaba a liberar las domingas al sol, pero claro, si el post fuera sobre eso, nos subirían a InfiniPorn.

    Por los altavoces de la vieja radio (esto de luchar contra Infinity nos tenía en el Paleolítico) empezó a sonar «Bien por ti» de Viva Suecia, así que me levanté, me estiré la falda y cambié de canción de malas formas.- [Kaylee]Sorry not sorry[/Kaylee].- solté volviendo a sentarme, pero la música a Noah se la debía buscar su hermano, porque los primeros acordes de «Home» me taladraron los oídos.- [Kaylee]Pues sin música, coño[/Kaylee].- la apagué y mi amigo enarcó las cejas.

    (más…)

  • MENTE CONTRA CORAZÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – BOSQUE DE LOS SUSURROS. UCM

    Treinta y seis horas, cuarenta y ocho minutos y trece segundos para que la luna de sangre alcanzase su cénit en el cielo de Ripper. Me sentía como si el segundero sonase en el interior de mi cabeza, como una cuenta atrás hacia el fin del mundo.

    Estaba claro que no podía permitir que abriesen el portal. No estaba claro que hubiese forma de hacerlo con los discos, aunque la teoría decía que sí, pero no estaba dispuesto a asumir el margen de error. Había otras formas de detener a Omega, si la Iniciativa la había retenido en su día y le había hecho el suficiente daño como para estar oculta veinte años, es que se podía, sin recurrir a un plan que pudiese terminar en el sacrificio de uno de ellos. Por no mencionar el hecho de que en las propias Pruebas cualquiera podía morir, sin garantía de volver.

    Los Daë de la generación de nuestros padres habían sido preparados por los Daesdi, nosotros no e incluso estándolo, siete murieron, temporalmente, salvo Kaylee, pero murieron. Lo más probable era que no consiguieran pasar las Pruebas y eso significaba que no podrían salir de allí o que morirían por el camino. Todo, absolutamente todo, podía salir mal.

    Ese peso llevaba agobiándome ya desde el día en el que Xander vino a hablar conmigo, pero reconozco Destina, que desde que había discutido con Lexie ya no encontraba la manera de liberarme de la nube negra que me perseguía, más rápida incluso que yo.

    Esa mañana ya había visto la última temporada completa de RuPaul y había estado escribiendo planes y teorías en la pizarra. Nada me entretenía, así que busqué la compañía de alguien para ver si mi mente se ralentizaba un poco. Pensar a toda velocidad es una bendición casi siempre, pero cuando estás preocupado, resulta una maldición, porque la espera es muchísimo más larga.

    – [Noah]Hola, papá.[/Noah] – saludé al entrar en la cabaña principal, la de mis padres. Mi madre no estaba, pero mi padre sí, estaba preparando baba ganoush y alguna otra cosa en el horno. Llevaba puesto su delantal de mujer en bikini que le había comprado mi madre hacía tiempo.

    – [Daakka]Irasil.[/Daakka] – me saludó, acercándose para estrecharme en un abrazo. A mi padre lo tomaban por muchas cosas a primera vista, pero en ninguna de sus caras se imaginaba la gente lo cercano que era. Nunca temía las muestras de cariño. ‘Irasil’  era mi nombre Rakkthathor, significaba algo así como ‘campo estrellado’. Lo habían elegido juntos, al igual que el de Leo. Mi nombre «humano» estaba más dividido, mi madre me había puesto Noah y mi padre, Christopher. – [Daakka]Cara triste, ¿pensando Selardi?[/Daakka]. – preguntó. Me costaba ocultarles lo que sentía, era una persona a la que se le notaba rápidamente, pero además después de llegar de la «cita» con Allie les conté lo que había pasado entre lágrimas. No me gustaba haber estado así con ellos porque no quería que la tomasen con ella, pero ellos no le dieron importancia.

    – [Noah]No lo sé.[/Noah] – respondí con sinceridad. Sí lo sabía, no me quitaba de la cabeza lo de Lexie. Había repasado mi memoria genética exhaustivamente y lo había visto todo muy distinto, como cuando vuelves a ver una película en la que ya sabes el giro final, como en El Club de la Lucha. – [Noah]Ya no sé nada. Creía conocer bien a dos personas y en realidad no conocía a ninguna.[/Noah] – admití. Estaba frustrado, lo reconozco, no era mi mejor momento y mi habitual positivismo estaba completamente opacado por la situación.

    – [Daakka]Irasil dejar de buscar respuesta aquí.[/Daakka] – llevó su gran mano a mi cabeza y la posó con cuidado sobre mi pelo. Recordé cuando de pequeño me alborotaba el pelo con cariño. – [Daakka]Respuesta estar aquí.[/Daakka] – señaló la posición de mis dos corazones, aunque en ese momento, como humano, tenía uno.

    – [Noah]Pero han sido cinco años mintiéndome, primero como amiga, luego como…algo más.[/Noah] – probablemente me estuviera defendiendo de mí mismo. Veréis, más que una lucha contra Lexie, eso era un debate conmigo mismo, con dos partes enfrentadas. Mi corazón sabía perfectamente que quería a Lexie, pero ya no me atrevía a admitir esa afirmación porque tenía miedo, y el miedo hacía a mi mente protegerse de lo que más deseaba.

    Mi padre mostró sus dientes en una amplia sonrisa y cambió de apariencia. La afable cara de Duke Rivera me devolvió la mirada. Siempre había pensado en lo mucho que se parecía Leo a él. Eso siempre le había hecho sentirse diferente, porque mi madre prefería a mi padre como Rakkthathor y él, parecido a Duke y nacido humano, se veía distinto. Yo en cambio era mitad Rakkthathor y todos decían que me parecía a mamá, por eso me esforzaba en ayudar a mi hermano a conectar con nosotros todo lo que podía. – [Duke]A veces las personas tenemos inseguridades que nos llevan a tomar malas decisiones.[/Duke] – aseguró, mirándome fijamente. La indirecta estaba clara, mi padre estaba inseguro de poder llevar una vida normal con mi madre y de que ella le quisiera de verdad con su aspecto de demonio, así que cuando descubrió que podía convertirse en humano por su genética de laboratorio, trató de asegurarse, presentándose a mi madre como Duke Rivera, una identidad que todavía usaba para llevar los alquileres de las cabañas y llevar sus trabajos de ilustración y de fotografía. La verdad es que visto así, no sabía cómo no me había dado cuenta antes de lo de Lexie y Allie, pero es que no se parecían en nada.

    – [Noah]Pero lo vuestro fue unos meses. Esto es…mucho tiempo, mucho tiempo confundido en decidir a quién quería de las dos.[/Noah] – respondí. Quizá estaba culpando a Lexie de mi propia indecisión. Me había sentido como un tonto por pasarme tanto tiempo decidiendo entre dos personas que en realidad eran la misma. Allie ni siquiera era una ilusión creada por Lexie, era una de sus caras, de sus muchas caras. Eran tan real una como la otra.

    – [Duke]El tiempo es relativo, ese año fue muy intenso y pareció casi una vida.[/Duke] – afirmó mi padre. Había sido el año de la Guerra de Ripper, cuando los Moondies casi se separan. Nosotros lo teníamos muy fácil, siempre podíamos recurrir a ellos y en su caso, no tenían a nadie, el peso recaía en sus hombros. Xander se sentía así ahora mismo, no quería cargar el peso en ellos después de tantos años de paz y eso estaba nublando su juicio. – [Duke]A tu madre tampoco le hizo mucha gracia, no te creas. Quizá deberías preguntarle a ella.[/Duke] – me sugirió. Si quería dejar paso a lo que sentía por ella, me vendría bien saber cómo lo había hecho mi madre. Era buena idea.

    – [Noah]¿Dónde está?[/Noah] – le pregunté, mientras él volvía a la isla de la cocina.

    – [Duke]Ha ido a por madera.[/Duke] – respondió. Sus manos cogieron el cuchillo y se transformaron. Prefería cocinar como Rakkthathor y en general, casi todo. Pocas veces se veía a Duke, solo fuera de casa. De hecho de pequeño yo había tenido una perreta legendaria porque había ido a recogerme mi padre y cuando salí y le vi, no quería irme con él. Para mí era distinto, mi dos caras eran parte de mí, para él, Duke era un disfraz.

    Salí de la casa y crucé la distancia del bosque a velocidad humana normal, de todas formas, la plantación de mi madre estaba muy cerca, ventajas de tener un gran bosque como ese medio deshabitado por los seres oscuros que solían vivir allí. Ellos se habían ido en su mayoría en tiempos de cuando mi tío se mudó a Moondale, pero las costumbres seguían y nadie quería esos terrenos.

    Cuando llegué la vi talando un grueso árbol con un par de golpes de un hacha más alta que ella. La había hecho mi tío Daniel y sabía que la hoja estaba encantada para el filo nunca se perdiese. El árbol cayó al suelo y mi madre cortó una de las ramas.

    Me acerqué, caminando tranquilamente, mientras ella plantaba la rama en un hueco que ya tenía preparado en la tierra. Entonces se agachó y empezó a murmurar algo con sus manos colocadas sobre el terreno. Vi el destello verdoso habitual, obra de la magia de mi madre. Ese árbol volvería a estar en su plenitud en un par de semanas. Toda aquella plantación servía para sustentar de madera las cabañas, incluso para construir nuevas. Mi madre iba rotando las talas, un plan perfecto para evitar la deforestación.

    – [Cara]Noah, ¡Hola![/Cara] – me saludó con entusiasmo nada más verme.

    – [Noah]Mamá, deja, lo hago yo.[/Noah] – saqué las manos de los bolsillos y fui a coger el árbol, me apetecía trabajar con las manos.

    – [Cara]No.[/Cara]- replicó. Mi padrino siempre se reía cuando escuchaba sus «no», decía que le recordaba a cuando la conocieron, que fue de las primeras palabras que dijo y que la había repetido durante mucho tiempo. Mi madre siempre tendría un lado salvaje que le daba su «muchedad».- [Cara]Lo hago yo.[/Cara] – explicó después, sonriendo. Alzó el árbol y se lo echó al hombro sin dificultad.

    – [Noah]Papá me ha dicho que venga a hablar contigo. Por lo de Lexie y Allie…y Duke y Daakka.[/Noah] – le dije, caminando junto a ella.

    – [Cara]Duke era Daakka, pero no era guapo.[/Cara]- comentó, encogiéndose de hombros. Me reí, mi madre siempre sería única.- [Cara]Es como querer a alguien con joroba.[/Cara] – añadió. Se echó a reir y por primera vez desde hacía unos días, yo también lo hice. Tenía suerte de ser su hijo.

    – [Noah]¿Pero cómo superaste que se hiciera pasar por otra persona?[/Noah] – le pregunté. Tenía que superarlo para poder perdonar a Lexie, pero no conseguía saber cómo, lo único que hacía era repasar el pasado con ellas dos y buscar algo que tenía delante de mis propias narices.

    – [Cara]El que lo tenía que superar era él, no yo.[/Cara]- afirmó, mirándome.- [Cara]Si se hacía pasar por otro, es que no le gustaba lo que era.[/Cara] – añadió.

    Me quedé en silencio, repasando las palabras de mi madre. No era un secreto que Allie tenía muchas inseguridades con su problema auditivo, pero pensé que le había demostrado que no era importante, que no iba a sentir lástima por ella ni a gustarme menos. Pero quizá el problema no es lo que pensara yo, si no lo que pensaba ella misma. Y como Lexie sabía que la habían acosado en el instituto, en teoría por eso nunca hablaba de su pasado y tras un tiempo, dejé de preguntarle para no traerle malos recuerdos. Quizá Lexie Fenris no se sentía cómoda en ninguno de sus cuerpos y por eso no podía creerse que yo la quisiera tal y como era. Por eso se había esforzado tanto en asegurarse.

    – [Noah]¿Debería hacer lo mismo con Allie…con…Lexie?[/Noah] – le pregunté.

    – [Cara]Deberías hacer lo que quieras.[/Cara]- respondió, mirándome fijamente. – [Cara]No lo que yo te diga.[/Cara] – añadió. Asentí, pero era más complicado que eso, no buscaba que me dijera qué hacer, solo su consejo, porque yo tenía miedo a equivocarme.

    – [Noah]Ya. Pero habéis vivido mucho, vuestro consejo es importante.[/Noah] – comenté. Eran leyendas vivas, por eso siempre buscaba aprender de ellos todo lo que pudiera.

    – [Cara]Mucho no, pero intenso[/Cara] – replicó ella. Casi nunca hablaba de ello, pero la infancia de mi madre había sido muy dura, quizá por eso había puesto mucho empeño en que la nuestra no lo fuera. Quizá había estado un poco consentido incluso, no lo niego, pero lo más importante es que en todo momento había sabido que una cosa no iba a cambiar, el amor que ella sentía por mí.

    – [Noah]Tengo miedo a perderla por estar enfadado, pero a la vez me duele que me haya mentido tanto tiempo.[/Noah] – continué, dejando salir todo con sinceridad, sin filtros.

    – [Cara]Deja que se explique y luego, decide.[/Cara] – me aconsejó ella. Y con eso, bastaba para volver a encender mi positivismo y reactivar mi esperanza. Tenía un objetivo, otro, hablar con Lexie, con todas las complicaciones que eso conllevaba, especialmente ahora que ella se había unido al bando de Xander. Pero tenía un objetivo y con eso, tenía suficiente, mi madre me había devuelto la confianza.

    – [Noah]Gracias, mamá. Por estar siempre ahí[/Noah] – dije. Nunca podría corresponder lo que habían hecho por mí, así que hacía lo que podía, admirándoles.

    – [Cara]No me queda otro remedio, porque me rajaron el pepe para sacarte.[/Cara]- replicó, tan gráfica como siempre. Me acercó hacia ella con la mano libre y me estrechó en un abrazo, sin soltar el tronco. – [Cara]Te quiero.[/Cara] – dijo. No lo voy a negar, los ojos me brillaron por las lágrimas que estaba conteniendo. Toda esa situación me había dejado muy emocional. Pero no pasaba nada, ellos me lo habían enseñado, reír es estupendo, pero a veces toca llorar.

    – [Noah]Y yo a ti.[/Noah] – le respondí. Seguimos caminado hasta llegar a la cabaña, donde nos recibió mi padre con su delantal. – [Noah]Os veo después, he quedado con Niall.[/Noah] – me despedí. Mi madre tiró el tronco a un lado para cortarlo luego.

    Atravesé el bosque ignorando el empinado descenso por la ladera de la montaña y seguí corriendo, tratando de cruzar calles poco concurridas hasta llegar a la UCM. La vida real no es como en los cómics y mi velocidad podía provocar algún accidente, por no mencionar otros inconvenientes como estropear el escaparate de una pobre florista como cuando empecé a correr.

    Caminé por los pasillos de la residencia y fui al cuarto de Niall, que por suerte no implicaba pasar por delante del de Lexie, uno de los más alejados y de los pocos que eran para una sola persona. Él me abrió la puerta, al parecer su compañera no estaba.

    – [Noah]Sé que no te va a hacer gracia.[/Noah] – dije al poco de entrar. Había quedado con él para comentar algo importante, algo que sabía que no le iba a gustar.

    – [Niall]Déjame adivinar. Quieres que te ayude a evitar que los demás se marchen.-[/Niall]  sentenció. Sonreí, me había calado.

    – [Noah]Llevamos mucho tiempo siendo amigos.[/Noah] – respondí, jugueteando con una púa entre los dedos. Nuestro «contraequipo» no era excesivamente grande, pero al menos éramos más que al principio. Leo había estado conmigo desde el principio; después había convencido a Nate, no de que se sumara a nosotros si no de que no se lo contase a los demás para no meterles en un problema; Jane no había dudado en buscar la forma de evitar que hiciesen esa locura y con la críptica llamada de Kaylee, confiaba en que ella y su amiga Sophie terminasen sumándose también. No éramos una barbaridad, pero tendríamos tres discos con nosotros sin los que no podrían abrir el portal.

    – [Niall]No puedo ayudarte a detenerles. Ni siquiera por la parte de Cole y Dante. Están convecidos de ir.-[/Niall] aseguró. Sabía que Dante no iba a ceder después de descubrir que Omega había sido la asesina de su madre, al menos en teoría. Y Cole le ayudaría.

    – [Noah]Tenemos que hacer todo lo que sea posible. Y si hace falta…me llevaré los discos.[/Noah] – respondí. De hecho, ya lo había intentado, pero no sabía dónde los guardaban. Seguramente en algún sitio que no me esperase, porque Xander se habría imaginado que lo haría. Si hablar con ellos no funcionaba, les quitaría los discos a toda velocidad y los alejaría del Pico antes de que ocurriese el desastre.

    – [Niall]¿Por que me estás metiendo en el saco ya? Son mayorcitos Noah, van a hacer lo que quieran, quieras o no.-[/Niall] comentó, terminando de hacer su cama.

     – [Noah]No sé qué más hacer.[/Noah] – confesé, preocupado. Mi corazón no aceptaba la idea de tener que luchar contra ellos para evitar que lo hiciesen, pero mi mente estaba preparándose para la posibilidad y estábamos en inferioridad. Niall estaba demasiado alejado del mundo sobrenatural como para saber lo que estaba en juego. Prácticamente nunca le había vuelto a ver usar sus poderes desde que nos rescataron y nunca le había visto transformarse en ave, así que tenía que mostrárselo. – [Noah]Esto es lo que puede pasar.[/Noah] – metí la mano en el bolsillo y cogí el disco de mi padre antes de estrechar la mano de Niall.

    Cuando el disco estuvo en contacto con los dos, mi voluntad lo activó. Acostumbrado, navegué por los recuerdos grabados en él y pasamos rápidamente por las Pruebas de mi padre hasta llegar al final, el sacrificio de Kaylee. En cada uno de los discos podía verse, como si los Daesdi hubiesen querido que no se olvidase. No dejaba de tomármelo como una advertencia.

    La visión se desvaneció y Niall se apartó, nervioso. – [Niall]Maldito seas Noah.-[/Niall] dijo, dando vueltas por la habitación, preocupado. – [Niall]Tú y tu culo inquieto.[/Niall] – Niall era buena persona. Sabía que cuando viese lo que podía pasar haría lo que tenía que hacer. No sabía que me arrepentiría durante mucho tiempo de haberlo hecho.

    – [Noah]Sabes que tengo razón. Sé que no te gusta ese mundo, pero no queda más remedio.[/Noah] – estaba desesperado y al final acabé arrastrando a Niall al mundo que no le interesaba en absoluto. Él quería mostrar su arte al mundo, no salvarlo.

    – [Niall]Está bien, está bien. Te acompañaré, pero de apoyo moral.-[/Niall] aseguró. Asentí y le puse una mano en el brazo para darle las gracias.

    – [Noah]Será rápido. Seguramente planeen atraernos allí para usar nuestros discos, pero lo que haré será llevarme los suyos.[/Noah] – contaban con atraernos allí para tener todos los discos en un mismo sitio. Habría bastado en teoría con llevarme a la otra punta de la tierra uno de ellos, pero no terminaba de estar seguro de que no pudieran abrir el portal si no estaban todos y no podía correr el riesgo, así que tenía que volver la trampa en mi beneficio y llevármelos todos en ese preciso momento.

    Después de eso solo tenía que confiar en que me perdonasen y conseguir hablar con Lexie para tratar de arreglar lo nuestro. Claro que lo que ninguno esperábamos es que Omega ya conociese nuestro plan porque se había hecho pasar por uno de nosotros y estaba preparada para aprovechar y llevarse todos nuestros poderes, junto a nuestras vidas.

  • MÁS SOLA QUE LA UNA

    Lexie – Louna

    Noche

    Noah y yo habíamos quedado en el puerto justo al lado del puesto de los helados de ‘Arthur’. Estaba oscureciendo y la noche parecía que se presentaba fresca, pero no en exceso. Se suponía que era una cena informal en el restaurante con forma de barco que había frente a la playa, pero cuando me encontré con él, se había puesto un smokin y una pajarita. Os juro que no me caí redonda al suelo, porque encima de las plataformas era capaz de matarme.

    – [Noah]La moda en Louna es muy diferente[/Noah].- comentó al verme con unos shorts negros, un top rojo y unas cuñas rojas también.

    – [Lexie]¿Por qué no me has dicho que ibas a ponerte elegante?[/Lexie]- le pregunté enarcando una ceja tras los dos besos de rigor y el pellizco en el culo que le pegué.

    – [Noah]Era esto o camisetas de superhéroes.[/Noah] – sonrió cohibido.

    – [Lexie]Pero ahora cada uno vamos a una sitio[/Lexie].- me coloqué el pelo.

    – [Noah]Pero si vas arreglada, ¿no?[/Noah] – se encogió de hombros.

    – [Lexie]No[/Lexie].- expresé lo obvio.

    – [Noah]Si quieres cambiarte te espero, o me cambio yo…lo siento.[/Noah] – titubeó con nerviosismo.

    – [Lexie]Vale, espérame aquí[/Lexie].- le guiñé un ojo y le invité a un helado en lo de ‘Arthur’, mientras iba en dirección de una de las boutiques de las calles cercanas en la que vendían vestidos de fiesta que no eran demasiado caros. Por suerte, aún no habían cerrado y encontré un jumpsuit negro con escotazo y volví a donde estaba Noah después de regalarle a la chica de la tienda lo que llevaba puesto antes.

    – [Noah]Va…vaya.[/Noah] – soltó a verme. Se le caía la baba casi de forma literal.

    – [Lexie]Ahora sí[/Lexie].- sonreí. Lo bueno de esta cara era que casi nadie me conocía, aunque con este escote más de uno/a estuvo a punto de comerse un par de farolas.

    – [Noah]Estás muy guapa.[/Noah] – admitió.

    – [Lexie]Esa es la idea, cariño[/Lexie].- le guiñé un ojo y le limpié un poco de helado de vainilla de la comisura del labio.

    Él me sonrió.- [Noah]Lo has conseguido, totalmente.[/Noah]

    Comenzamos a andar ante las miradas de algunos Lounies y me enganché a su brazo. «Es mío, bitches», quise tatuarme en la frente.- [Lexie]Te voy a llevar a un sitio súper pijo[/Lexie].

    – [Noah]Te aviso que como mucho.[/Noah] – agachó la cabeza de forma timida. Ay, Noah…

    – [Lexie]¿Y qué comes?[/Lexie] – le susurré al oído. Por un instante se me pasó por la cabeza hacer el resto del trayecto en limusina, pero me parecía muy exagerado, así que lo deseché en el último momento.

    – [Noah]De…de todo.[/Noah] – le costó mantener la compostura. – [Noah]Te iba a invitar a mi casa un día pero ya no me atrevo.[/Noah]

    – [Lexie]O me invitas tú o Cora me dice dónde vives[/Lexie].- era broma (o no).

    Parecía extrañado. A ver si se había asustado- [Noah]No me tiene localizado.[/Noah] – me mostró su muñeca sin Infinity Band. En teoría, tendría que haber dejado de usarla también, pero en un mundo controlado por Infinity, no podías escapar de ellos – [Noah]Vivo en una cabaña de madera, en el Bosque de los Susurros.[/Noah]

    – [Lexie]Qué envidia[/Lexie].- a lo mejor mi padre me podía comprar una cabaña. O un bosque.

    – [Noah]No sé, viendo lo de esta noche creo que podrías comprar mi casa fácilmente.[/Noah] – señaló mi nuevo outfit.

    – [Lexie]Mis padres tienen pasta, pero no vamos a hacer un mundo de eso[/Lexie].- le resté importancia.

    Noah me miró y creo que le brillaron los ojos. Qué obvio era mi chico a veces.- [Noah]Cuando quieras puedes venir, conozco una zona bastante bonita.[/Noah] – la invita.

    – [Lexie]Yuju[/Lexie].- di un salto y le planté un beso en la mejilla.- [Lexie]Mierda, te lo he dejado marcado[/Lexie].- se lo limpié con el pulgar (y sin saliva).

    – [Noah]No te preocupes, así puedo fardar de que me ha besado una chica guapa.[/Noah] – me miró.

    – [Lexie]Ven[/Lexie].- tiré de él y entramos en el restaurante, que estaba cerrado para nosotros. Habían recogido todas las mesas y la nuestra estaba en el centro, con un mantel de hilo blanco y un jarrón de rosas rosas en el medio. Por el hilo musical sonaba ‘Home’, de Red Riding Wolf. Qué pena que hubieran acabado cada uno por su lado.

    – [Noah]¿No decías que iba muy arreglado?[/Noah]- preguntó mirando a su alrededor a ver al personal del restaurante darnos la bienvenida.

    – [Lexie]Este es mi castigo[/Lexie].- nos sentamos en la mesa. Frente a nosotros, solo estaban la playa de Louna y el atardecer.

    – [Noah]Que todos los castigos fueran una cena en la playa con una persona maravillosa.[/Noah] – le puse un dedo en los labios para que dejara de intentar ruborizarme.- [Lexie]Shhh[/Lexie].

    Pedimos las bebidas (vino con refresco de cola para mí y un té para él) y esperamos a la comida, que decidimos que fuera elección de la chef.- [Lexie]¿Me he pasado un poco? No pienses que quiero fardar de pelas ni nada[/Lexie].- me disculpé. Nunca sabía dónde estaba el límite entre ser agradable y pasarse de creída.

    – [Noah]No, claro que no. No pensaría eso de ti.[/Noah] – me miró a los ojos. – [Noah]Si después de esta noche sigo queriendo salir contigo, no pienses que es por dinero. Me habría pasado igual si hubiéramos cenado en un Infinity Burguer.[/Noah] – explicó dándole un sorbo a su té.

    – [Lexie]Me flipan las de un dólar[/Lexie].- me imaginé la salsa y me relamí.- [Lexie]Me podría comer un camión[/Lexie].- muchas noches, Idris y yo habíamos ido a comer unas cuantas.

    – [Noah]Están buenísimas.[/Noah] – se sinceró – [Noah]Te invito a una cuando terminemos.[/Noah]- llegaron los platos. Para él, una lasaña vegetal cuyas placas estaban fritas en lugar de al horno y para mí, un filete empanado con patatas. Era gracioso lo diferentes que éramos.

    El personal del restaurante se retiró y nos quedamos solos. Durante un rato, solo comimos escuchando por los altavoces al tostón de Zahara, que era la prima de Lana del Rey.-[Noah]Eh…Allie…[/Noah] – miró a ese fraude de lasaña sin carne – [Noah]Tampoco quiero asumir nada pero…bueno, me gusta pasar tiempo contigo. Mucho.[/Noah]

    – [Lexie]¿Y te gustaría hacer más cosas conmigo? Follar, por decir una[/Lexie].- sonreí después de tragar un trozo de carne.

    Noah se atragantó. – [Noah]Yo…eh…sí pero…Dos…[/Noah] – soltó una carcajada. – [Noah]…me gustas mucho Allie, no quiero que pienses que es solo por físico.[/Noah]

    – [Lexie]¿Qué tiene de malo si sólo es físico?[/Lexie] – me comí una patata con las manos. Las patatas fritas no se pueden comer con cubiertos o pierden la gracia.

    – [Noah]Pues…no es que tenga nada de malo…pero no querría que fuera solo eso.[/Noah] – se excusó.

    – [Lexie]¿Y la otra?[/Lexie]- pregunté como la cacho de cabrona que soy.

    – [Noah]No te voy a mentir. Lexie es mi mejor amiga y durante mucho tiempo sentí algo por ella.[/Noah] – se confesó. ¿Cómo podía ser tan mala? – [Noah]Pero la conexión contigo es…diferente. Sé que…bueno…que te quiero.[/Noah] – se sonrojó y la carne se me fue para Turee.

    – [Lexie]Coño[/Lexie].- tosí con violencia y me recompuse.

    -[Noah]P-perdón…¿me he pasado?[/Noah] – parecía preocupado.

    Cogí el móvil a tientas del pequeño clutch rojo y fui en dirección a la terraza.- [Lexie]No, no, es que…me llaman[/Lexie]- mentí. Noah se quedó tan quieto que ni terminó la lasaña.

    Llegué a la terraza con las piernas temblorosas y marqué el número de Idris sin pensarlo. Cuando descolgó, empecé a hablar. Por las pintas, parecía que estaba tirado en el sofá viendo algo el muy vago.- [Lexie]Idris, que me cago en la leche que me ha dicho que me quiere[/Lexie].

    – [Idris]¿Y Lexie?[/Idris] – Idris se lo estaba tomando a coña a jugar por las carcajadas que oía y a mí me estaban dando ganas de clavarle el tacón en los cojones.

    – [Lexie]Que es su amiga y yo qué sé qué más[/Lexie].- daba vueltas por el porche como una posesa.

    – [Idris]Vamos a ver, ¿a ti te gusta?[/Idris]- la pregunta de Idris me detuvo.

    – [Lexie]No sé[/Lexie].- mentí.

    – [Idris]O eres la tanuki que peor miente o he pasado mucho tiempo con mi padre.[/Idris] – confesó. – [Idris]¿Qué dudas tienes?[/Idris]

    – [Lexie]Que soy una colección de tías, mentirosa compulsiva y en mi versión de verdad, sorda y orco[/Lexie].- todos mis miedos parecían estar sentados conmigo en el porche.

    – [Idris]Un orco dice la tía…[/Idris] – bufó- [Idris]A ver, ciega sabemos que eres, pero aparte de eso, Noah está ligando con «Allie», no con Lexie, así que no te quiere solo por Lex y Xie.[/Idris]

    – [Lexie]Las llamo las Lexies[/Lexie].- me reí por no tomarme un Trankimazin.- [Lexie]Pero no puedo sacar esa apariencia porque me lo cargo todo[/Lexie].

    – [Idris]Pues vete en pelotas y usa tu poder para hacerle ver un vestido.[/Idris] – propuso. – [Idris]O puedes ser una postadolescente del presente y mandarle un mensaje como Lexie por si tienes dudas.[/Idris]

    – [Lexie]Es que no quiero que sepa quién soy. Ni que me quiera ni nada. Quiero irme a casa[/Lexie].- protesté.

    – [Idris]A ver, Bigotillos, no vas a huir toda tu vida[/Idris].- se me iluminaron los ojos al escuchar eso.

    – [Lexie]Es un buen plan[/Lexie].- Noah era tan sigiloso que no lo vi llegar. A saber cuánto había escuchado.

    – [Noah]Allie, he venido para disculparme pero…¿qué está pasando?[/Noah] – puso los ojos como platos al ver a Idris en la videollamada.

    – [Lexie]Mierda[/Lexie].- colgué con tanta rapidez que el teléfono se cayó al suelo y la pantalla se rajó. Tantos avances y los teléfonos seguían siendo de cristal.- [Lexie]Nada[/Lexie]

    Recogí el teléfono y me miró.- [Noah]Allie, explícamelo. Por favor.[/Noah]-  parecía dolido. Me miraba como si fuera un cachorrillo abandonado. ¿Qué había hecho?

    – [Lexie]No sé de qué me estás hablando[/Lexie].- mentí.

    – [Noah]Estabas hablando con Idris. No quieres que sepa quién eres. ¿Qué es todo esto?[/Noah] – estaba tenso.

    – [Lexie]¿Nada?[/Lexie] – y yo no sabía ni qué decir.

    Noah negó con la cabeza y entró con rapidez al restaurante a coger su bandolera. Los camareros y la cocinera debían estar flipando en colores.- [Lexie]Noah, no te vayas… por favor[/Lexie].- le pedí, ahora como Lexie Reed, su amiga. Qué bien me venían las ilusiones para no reventar los vestidos, pero me iba a costar untar a unos cuantos del personal del restaurante si no quería que contaran lo que podía hacer.

    – [Noah]¿Lexie?[/Noah] – la cara se le desencajó y yo asentí.

    – [Noah]¿Has sido las dos….todo este tiempo?[/Noah] – cada pregunta que me hacía, se me clavaba como un puñal. Era una puta mentirosa compulsiva adicta a hacer daño a la gente.

    – [Lexie]Te dije que era una ilusionista[/Lexie]. – me defendí. – [Lexie]Pero no que también era una Tanuki[/Lexie].

    – [Noah]Reed…¿Eres la hija de Karen?[/Noah] – se quedó pensativo.- [Noah]Y Lowell…por Fenris.[/Noah] – fui enseñándole una a una a todas mis chicas. Joder, mi padre me iba a matar cuando tuviera que soltar el pastizal que me iban a pedir estos cabrones.- [Noah]¿Cuál es tu cara real?[/Noah] – pregunta

    Volví a mi cara antes conocida como Allie. – [Lexie]Nací con esta[/Lexie].

    – [Noah]¿Alexandra Fenris?[/Noah] – me miró con tristeza y decepción.

    – [Lexie]No te enfades, por favor[/Lexie].- lo pedí en vano.

    – [Noah]Cinco años, Allie…Lexie…ni siquiera sé cómo llamarte.[/Noah] – estaba tan dolido que me estaba empezando a doler a mí.

    – [Lexie]Me puedes llamar «gilipollas»[/Lexie].- le propuse y él negó con la cabeza.- [Noah]Has estado en mi casa…te he contrado mis secretos…dos veces.[/Noah]

    – [Lexie]Noah, no lo entiendes[/Lexie]. – fui a cogerle la mano. – [Lexie]Yo… no sé qué decir[/Lexie].

    Él se liberó con rapidez.- [Noah]¿Y lo de Lexie aquella vez?[/Noah]- se refería a cuando me declaré. Ups.

    – [Lexie]Lo siento[/Lexie].- agaché la cabeza.

    – [Noah]¿Qué pretendías? Puedes ser sincera por una vez.[/Noah] – eso fue duro de escuchar y noté cómo me entraban ganas de llorar, pero aguanté.

    – [Lexie]No quería darte pena[/Lexie]. – señalé el audífono. – [Lexie]Me parecías demasiado bueno y demasiado guapo y…[/Lexie]- ahora sí me cayeron unas lágrimas.

    – [Noah]…cinco años.[/Noah] – me replicó.

    – [Lexie]No lo quiero justificar, pero soy un puto mapache[/Lexie]. – en realidad, sí me estaba justificando – [Lexie]En el juego ese que tienes en tu casa siempre hacen trampas[/Lexie].

    Él suspiró. Supongo que estaba harto.- [Noah]Tendrás que coger un taxi. Yo iré andando.[/Noah] – comenzó a caminar.

    – [Lexie]¿Te vas?[/Lexie]- no entendía nada.- [Lexie]La lasaña sigue ahí[/Lexie].

    – [Noah]Necesito pensar.[/Noah] – dijo sin más.

    –  [Lexie]No es la mejor excusa cuando eres super rápido, pero bueno[/Lexie].- me fui a la mesa a comerme mi cena.

    – [Noah]Hay cosas que es muy difícil procesar.[/Noah]- y allí me quedé.

    En un puto restaurante más sola que la una.

  • MONSTRUOS

    LEO ARKKAN

    TARDE – MOONDALE

    No soy una persona a la que le guste mucho la televisión, de hecho en mi cabaña lo único similar que puede encontrarse es el monitor del ordenador en el que veo lo que me apetezca en InfiniTV, además del equipo de inmersión a Endless, pero eso ya es otro nivel.

    Pero uno no puede controlar siempre las cosas y si tenemos que ver algo, aunque no queramos, terminaremos por hacerlo. Esa tarde había decidido disfrutar del otoño en ciernes saliendo a tomar algo en un café local. Rehuí específicamente el InfiniCoffee por lo que había pasado en la sede de Infinity. Seguía usando Endless y otros de sus productos, para no levantar demasiadas sospechas. A fin de cuentas, los que más localizados estaban eran los que habían entrado y lo que supieran de nosotros, ya lo conocerían hacía mucho tiempo.

    Estaba disfrutando de un café con leche de almendras y panela cuando en la televisión me llamó la atención una canción. Me giré y vi que estaban hablando de ‘Wolf’s Bane’  y de cómo uno de sus integrantes había desaparecido del todo. Estaba acostumbrado a ello y había empezado a lidiar poco a poco con la gente que me reconocía por la calle y me preguntaba por qué lo había dejado. «Había decidido centrarme en la música» era la respuesta estándar, a la que no le faltaba razón. El mundo de la fama frivoliza todo lo demás y convierte a la música en una mera herramienta. Pero el motivo no era ese.

    Había empezado a desconectar mientras hablaban de ello, hasta que escuché un nombre «Freddie«.

    ‘Freddie Malik, anterior componente de esta banda, se ha lanzado al estrellato rebautizándose como Freddie Galaxy, situado en el top cinco de ventas de InfiniMusic y convirtiéndose en el más visto en InfiniClips gracias a sus actuaciones que imitan a las del grandioso Freddie Mercury’.

    Llevaba mucho tiempo esperando escuchar su nombre en las noticias, pero no así. Miré hacia la pantalla y vi un fragmento de uno de sus conciertos. Había cambiado, iba vestido con una capa y una corona, con el torso al descubierto y unos pantalones de color llamativo. Ahora llevaba el pelo corto y engominado y un bigote muy cuidado le adornaba el rostro. Estaba muy diferente, pero seguía vivo.

    No sabía cómo tomármelo. Una parte de mí se alegraba de que no hubiese muerto por mi culpa, pero a otra le preocupaba que conociese mi secreto, aunque si hubiese querido divulgarlo, ya lo habría hecho. Pagué el café y salí al exterior, pensativo.

    Solo mis padres y Noah sabían lo que había pasado para que dejase ‘Wolf’s Bane’. Si, no habría durado mucho tiempo en la banda porque aquello ya no me entusiasmaba y apenas soportaba a nadie del grupo. Freddie ya había empezado a cambiar por la influencia del resto. Quizá no era justo culpar a los demás, porque cada uno tenía su libre albedrío, pero cuando ves que todo el mundo hace lo mismo y que tienes unos recursos y libertad únicos en la vida, es fácil que pierdas los objetivos.

    Fuera como fuese, todo cambió de un día para otro. Estábamos celebrando el inicio de una nueva gira. Esa noche estaban especialmente insistentes respecto a que me tomase algo: alcohol, pastillas, polvo dorado. Daba igual, lo intentaron todo, pero la respuesta fue la misma. Estaba a punto de irme, cuando Freddie me pidió que me quedase. Había demasiado ruido y me distraje, incapaz de ver que echaba algo en mi bebida.

    ‘Jinx’. Así se llamaba. Normalmente una pastilla de color violeta intenso. Vaciaron su contenido en mi copa. No tardó demasiado en hacer efecto. La realidad se desdibujó y me sentí libre, pero no fui el único que lo hizo. La droga afectó a mi conexión con el licántropo y comencé a transformarme delante de todos ellos. Aún consciente, conseguí huir, pero Freddie vino detrás de mí y lo que se encontró era más bestia que hombre. A la mañana siguiente supe que estaba hospitalizado y lo dejé todo.

    Por mi mente habían pasado muchas opciones: haberle matado; haberle convertido; haberle dejado marcado para toda la vida. Pero ahí estaba, vivo, sano, aunque eso no impedía que le hubiese convertido.

    Saqué mi móvil y empecé a buscar detalles de sus conciertos y los comparé con el calendario lunar. Había noches de luna llena en las que había actuado, así que no podía ser eso. En mis tiempos en ‘Wolf’s Bane’ habíamos creado la leyenda urbana de que todos éramos licántropos. No me había costado venderles la idea. Así que por eso no actuábamos nunca en luna llena. Los problemas para compatibilizar las girar se compensaron con que a los fans les encantaba.

    Así que Freddie estaba vivo, sano a juzgar por cómo se movía y no era un licántropo. Quizá ni siquiera recordaba quién le había atacado aquella noche. Tras irme, había enviado un mensaje oficial a la banda para decir que lo dejaba para buscar de nuevo la ilusión, aprovechando de paso para dejar claros sus problemas con las drogas. Así que quizá mi secreto seguía a salvo. Fuera como fuese, no irían a buscarme allí, a Moondale.

    Con un problema menos a la espalda, me entraron ganas de hablar con Freya, aunque últimamente parecía que le rondaba la cabeza algo importante y no hablaba demasiado conmigo. No le había dicho nada de lo que había estado a punto de ocurrir con Kaylee, porque tampoco había conseguido llegar a formalizar nada con Freya, ni siquiera conocer su nombre real. Pero aun así, seguía sintiendo una conexión con ella.

    Kaylee no me había dirigido la palabra desde aquella noche y no quise intentarlo, probablemente fuera mejor para ella si me mantenía fuera de su vida. Me habría gustado hablar con ella ahora que Noah y yo nos veíamos en el lado opuesto a Xander en todo ese asunto de reabrir el Axis Mundi. Sabía que ella había decidido no formar parte y quizá pudiera ayudarnos a impedir que cometiesen esa locura. Pero no podía ser.

    Las Pruebas de los Daesdi y el Axis Mundi eran uno de los terrenos en los que sabía casi tanto como el propio Noah con las memorias de nuestro padre, porque desde el principio mis padres me habían dejado ver sus discos para que no me sintiera de menos respecto a Noah. Los peligros que habían pasado todos allí eran evidentes, por no mencionar el sacrificio de Kaylee. No podíamos permitir que ninguno se sacrificase para expulsar a Omega, tenía que haber otra forma.

    Quizá fue liberarme de la carga de Freddie o quizá la preocupación, pero acabé buscando el nombre del videoclub en el que trabajaba Jane y caminando hasta allí.

    Cuando entré me maravillé de que algo así siguera existiendo, mantenido solamente por la nostalgia y por una crisis creativa que llevaba más de veinte años lastrando al mundo. Esperé a que se marchase la gente mientras ojeaba la portada de ‘Los Inmortales’, de la que solo recordaba la banda sonora.

    – [Jane]Leo, ¿a qué has venido?[/Jane] –  me preguntó en cuando el videoclub quedó vacío, saliendo de detrás del mostrador. Agradecía que Jane no andase con formalidades. Era directa y lo respetaba.

    – [Leo]¿Te han contado lo que piensan hacer?[/Leo] – le pregunté. Miré la cámara de seguridad y Jane negó con la cabeza, quitandole importancia. No debía tener audio.

    – [Jane]Sabes que Owen es mi hermano, ¿no?[/Jane]- respondió. Owen no mantenía demasiado el misterio, era muy distinto a su hermana, pero también respetaba que en él todo fuese lo que parecía, sin medias tintas, excepto que se hiciese más el tonto de lo que en realidad era.

    Me encogí de hombros. – [Leo]Noah y yo queremos impedírselo. Tú también puedes si consigues el disco de tu padre antes que tu hermano.[/Leo] – resumí, no tenía tiempo que perder en explicaciones. En un par de días sería la luna de sangre y aunque Noah y yo tuviéramos los discos de nuestros padres, los demás aún podían conseguirlos de alguna forma.

    – [Jane]No quiero volver a discutir con mi hermano[/Jane].- aseguró con un deje de tristeza. Algo me decía que estaba tan deprimida que no se molestaba en ocultarlo. ¿Verse reflejada en Omega habría apagado su fuerza dejando solo la tristeza?

    – [Leo]¿Prefieres que muera intentando enviar al vacío a tu doppleganger?[/Leo] – repliqué sinceramente, quizá demasiado. La gente tendía evitar hablar de la muerte, pero a todos nos acecha en una carrera que algún día perderemos. Y para nosotros, en el mundo que vivíamos, la carrera era más acentuada que para los mortales.

    – [Jane]Eres un borde de cojones, Leo[/Jane].- sentenció, molesta. Se marchó a limpiar las portadas de algunas películas, en aparente concentración, aunque estaba claro que estaba perdida en sus pensamientos.

    – [Leo]Ya, bueno, pero eso no hace que sea mentira. A veces hay que ser desagradable para proteger a la gente.[/Leo] – le expliqué. No servía de nada evitar herir sus sentimientos porque no había tiempo y después sería demasiado tarde para lamentarse.

    – [Jane]Ser desagradable no es excusa para nada.[/Jane] – respondió, con las cejas arqueadas mientras fruncía el ceño sin siquiera darse cuenta.

    Me quedé callado, estaba acostumbrado a que me lo dijesen y no podía negar que tenía razón esta vez. – [Leo]No debería haberlo dicho así, pero es peligroso.[/Leo] – me gustaba ser sincero y directo, así que intentaba esforzarme también con las disculpas, aunque a veces sonasen frías.

    – [Jane]Sé que es peligroso, pero son adultos y van a hacer lo que quieran.[/Jane]- continuó, relajando ligeramente el ceño.- [Jane]Nadie me hace caso nunca. Esto no va a ser una excepción.[/Jane] – apostilló. Jane se había dado por vencida. Era cierto que eran bastantes los que se habían reunido y teníamos poco que hacer para contradecirles, pero aun así, necesitaban los discos. Noah no tenía claro que pudiesen abrir un portal al Axis Mundi con eso, porque ni se habían enfrentado a sus miedos ni a sus deseos, ni ningún Daesdi se había presentado ante ellos para decir que eran los nuevos Daë. Ni siquiera había una Kvasir entre nosotros. Pero el riesgo era demasiado como para dejar lugar a error.

    – [Leo]Es tu decisión y la respeto.[/Leo] – asentí y me giré dispuesto a irme. Aún contabamos con Nate, sin tener que llegar a meter a los Moondies en todo aquello. Pero si llegaba el momento de hacerlo, no quedaría más remedio.

    Jane suspiró a mi espalda.- [Jane]Intentaré quitarle el disco, pero no sé si saldrá bien.[/Jane] – dijo finalmente.

    Me detuve y me giré. Parecía derrotada, pero no le habían abandonado las fuerzas, solamente estaban ahí, cubiertas por la oleada de acontecimientos que habían sacudido su vida.

    – [Leo]Haremos lo que podamos. Cómo salga no depende solo de nosotros.[/Leo] – comenté. No podíamos controlar el destino, solo podíamos hacer lo que estuviera en nuestra mano. No tenía sentido preocuparse, porque no controlábamos todo.

    – [Jane]Una pena lo del libre albedrío.[/Jane] – sentenció ella, que sí parecía querer controlarlo todo. Era demasiado protectora.

    – [Leo]Sé lo que es sentirse un monstruo.[/Leo] – moví la mano derecha, resumiendo mi discurso en solo eso. Se me habría dado mejor cantarlo, pero no era el lugar ni el momento, igual que en el Bosque de los Lobos. Jane me miró fijamente durante un instante. Sabía lo que le había pasado por la cabeza al ver a Omega, al ser consciente del alcance real de sus poderes y por qué durante toda su vida solo la habían dejado jugar sin vigilancia con Xander.

    Me tendió una caja. – [Jane]Te dejabas la película.[/Jane] – asentí y la cogí. ‘Los Goonies’. Era un paralelismo directo con lo demás y el lío en el que estaban a punto de meterse por llegar a encontrar el tesoro que tenían localizado en su mapa.

    Solo nosotros podíamos impedirlo. Pero ninguno podíamos impedir el Destino, que para entonces ya había sido escrito en su libro.

  • UNA ESTRELLA EN MITAD DEL CAOS

    LEO ARKKAN

    BOSQUE DE LOS LOBOS – MADRUGADA

    Sentí un tirón y aparecimos en mitad del Bosque de los Lobos. Nada más llegar, percibí la conexión con aquel lugar y la lucha del licántropo que pugnaba por salir.

    Recorrimos un tramo en silencio. Miré un par de veces hacia Kaylee pero ella evitaba devolverme la mirada y caminaba a la altura de Dante, hablando sobre el resto del equipo. Tras un rato, llegamos a un claro donde nos esperaban Jane, Nate, Cole y los amigos de Noah: Lexie y Niall.

    No hubo mucho intercambio de saludos. Casi todos estaban nerviosos por lo que estaba a punto de pasar. No teníamos planes, solo el poder con el que habíamos nacido y la intención de salvar a nuestros seres queridos. Jane estaba especialmente inquieta. Siempre me había parecido una de las más sensatas de todos, pero en ese momento la situación la superaba, como a todos.

    Después de aclarar algunas cosas, la tenue conversación se detuvo de golpe a mi señal. Había captado un olor, pero muy ligero, se perdía en el aroma a los abedules que nos rodeaban. Cerré los ojos y, con miedo, dejé que el licántropo y yo fuésemos uno, sin llegar a ceder del todo. Los colmillos rajaron mis encias al crecer en tamaño. Ese dolor empezaba siendo molesto, pero terminabas notando alivio. Sin embargo, notar las uñas desgarrar la punta de mis dedos era una de las cosas que peor llevaba. El pelo apenas se notaba y los huesos dolían poco al pasar a esa forma más humana que licantrópica. No era muy  lobo, pero sí lo suficiente como para que mi olfato captase un olor familiar. Mi hermano estaba cerca.

    Me coloqué delante de los demás y les hice una seña para que me siguieran. En ese momento era todo sentidos. El viento rozaba mi piel y era capaz de paladear los aromas que dejaba el aire que respiraba. No tarde en empezar a escucharles también.

    – [Zeus]El camino pacífico es la sumisión.[/Zeus] – escuché decir a una voz. El lobo en mí reconoció que era un líder por su tono.

    – [Elle]No hemos venido a luchar[/Elle].- dijo una voz femenina. Era mi prima Elle.

    – [Hades]Pequeñas ratas ladronas.[/Hades] – añadió un desconocido. El licántropo rehuía esa presencia y eso no me gustó nada. No presagiaba nada bueno.

    – [Zeus]Nadie os hará daño si os entregáis a nuestra autoridad.[/Zeus] – afirmó de nuevo el alfa.

    – [Amy]No.[/Amy]- esa voz no podía olvidarla. Ahora no era el lobo quien no quería enfrentarse a esa persona, si no yo, porque era la de Amy. Sabía cómo le había afectado mi marcha y durante años me había protegido evitando hablar con ella. En el tiempo que llevaba en Moondale no había salido del Bosque por no encontrarme a nadie que me reconociese, pero también para no verla a ella, porque no sabía qué decir.- [Amy]Tenían a dos personas en cápsulas, ¿pensáis que estamos tan mal de la cabeza?[/Amy] – su voz seguía siendo la de una alfa y mi licántropo la reconocía.

    Una nueva voz femenina, serena y calmada, habló.- [Atenea]No están preparados para el exterior.[/Atenea]- empezó a decir. -[Atenea]Cuando lo estén, Infinity les dejará ir.[/Atenea] – dudaba que nadie fuese a creerse eso, y menos Noah, con la historia que teníamos en nuestra familia con aquél lugar.

    – [Ezra]No soy ningún experimento vuestro. Quedé atrapado aquí por error. No podéis retenerme.[/Ezra] – esa voz no la reconocí, debía ser una de las personas que habían ido a rescatar. Kaylee no había entrado en detalles pero se suponía que era el famoso Ezra, el hijo de Edward en una realidad alternativa. Mi olfato emparejó la voz con el olor y supe que era otro licántropo. Amy estaba cerca suyo.

    – [Atenea]Crees que estás atrapado, pero estás enfermo.[/Atenea] – respondió la mujer. Apuré el paso y los demás me siguieron. La tensión estaba aumentando, podía sentirla incluso desde allí. Ellos no se iban a rendir e Infinity aún menos.

    – [Hermes]Aún estás confuso por haber despertado tan brusco. Infinity no experimenta, salva vidas. Sin nosotros habrías muerto[/Hermes] – añadió otro de los del otro bando. Noté algo extraño en él, como si yo mismo quisiera creerme sus palabras.

    – [Owen]Tío no erais capaces ni de abrir su cápsula. Lo teníais de adorno en un almacén.[/Owen] – replicó la voz de Owen. No la escuchaba prácticamente desde el día en el que me di cuenta de que no era tan tonto como parecía.

    – [Hermes]Para no exponerlo a un trauma como el que ha tenido que pasar ahora. Su mente está confusa.[/Hermes] – el mismo tipo de antes, tratando de volver lo blanco negro, por desgracia sus palabras tenían sentido. No estaba tan cerca de él como para saber si ese tal Ezra decía la verdad, pero incluso aunque no mintiese, podía creerse la historia porque ese tiempo encerrado hubiese hecho estragos en su mente.

    En ese momento estábamos llegando a un pequeño claro cerca de la linde del bosque que daba hacía la sede de Infinity. No se veían soldados en el horizonte, solo el grupo que ya había olido antes. Catorce personas con uniformes completos en fila frente a los nuestros.

    Al vernos llegar, su mirada se fijó en nosotros. Miré a Noah y asentí cuando le vi sonreír. Por suerte estaba a salvo. Antes de poder saludar a los demás olí algo que no debía estar allí, un olor duplicado. Era tenue, no era exactamente igual, pero sí muy parecido. Mis ojos siguieron el rastro y se encontraron con otra Jane en el grupo de Noah.

    El cambio era sutil, engañana al olfato y a la vista. Evidentemente no engañaba al hecho de que hubiésemos traido otra Jane con nosotros. En cuando los demás se dieron cuenta, cundió el caos.

     – [Amy]¿Qué cojones…?[/Amy] – espetó Amy.

    – [Elle]¿Jane?[/Elle] – gritó Elle, mirando hacia nuestra Jane. Todos empezamos a distanciarnos de ambas. Mi hermano estaba mirando fijamente a su Jane, con suspicacia. El grupo de Infinity parecía confuso, pero irradiaban tanta seguridad que no se habían movido.

    – [Xander]¿Omega?[/Xander] – la voz de Xander parecía a punto de quebrarse. Se alejó de su Jane, aterrado, esperando una respuesta que no fuera la que él ya parecía saber a ciencia cierta.

    – [Kaylee]Aléjate de ella[/Kaylee]. – le gritó Kaylee. La miré, debía haber visto algo que los demás no.

    Por desgracia, fue tarde. La Jane que estaba al lado de Xander hizo un gesto con la mano y nuestra Jane salió volando a toda velocidad contra un árbol. Ni siquiera Noah pudo reaccionar a tiempo.

    -[Ezra] Lo sabía. Sabía que eras tú. [/Ezra] – Ezra se lanzó contra ella pero acabó varios metros más allá, estrellado contra el suelo.

    – [Elle]¡Jane![/Elle] – el grito de Elle se superpuso a las palabras de Ezra y la vi cruzando el claro a toda velocidad para unirse a los que habían ido a ver cómo se encontraba Jane, inconsciente en ese momento.

    La que se hacía pasar por Jane tenía un gesto completamente diferente a la que conocía de toda la vida. Parecía cruel y violenta, todo en su nueva postura lo emanaba. De pronto todos se habían vuelto contra y su respuesta fue desatar una tormenta de arena a nuestro alrededor. Pronto apenas se pudo ver nada. No veía a los demás, estábamos aislados y el caos reinó por todas partes, así que empecé a guiarme solo por mi olfato y mis instintos.

    Necesitaba mis poderes así que me concentré.

    You can be anything you want to be
    Just turn yourself into anything you think that you could ever be
    Be free with your tempo, be free be free
    Surrender your ego – be free, be free to yourself

    Sentí el anillo en mi dedo y mi cuerpo se convirtió en plata pura. La arena ya no me hacía daño, así que me adentré en ella para ayudar a los demás.

    – [Elle]Jane está inconsciente.[/Elle]- escuché decir a Elle, más alejada. La tormenta era más tenue donde se encontraba. Me abrí paso hasta ellas. – [Elle]Noah, tienes que llevártela a un hospital.[/Elle]- vi a mi prima con los ojos brillantes por las lágrimas que estaba tratando de controlar. Mi hermano apareció a nuestro lado, estaba en su forma Rakkthathor y llevaba a una muchacha inconsciente atada a la espalda. Cogió a Jane en brazos. Desapareció y al instante volvió a estar allí, un miembro de Infinity le miraba fijamente, cerca de nosotros, le había cortado el paso. Lo intentó varias veces más, sin resultado. Me preocupó pensar que era más rápido que mi hermano.

    Un cuerpo salió de la tormenta, tosiendo. Era Xander. – [Xander]Elle, el poder de papá.[/Xander] – le indicó a Ellie. Llevaba una espada en la mano y tenía varios cortes, al parecer ya no estábamos peleando solo contra la Jane falsa, los de Infinity habían decidido intervenir.

    – [Elle]¿Y si la quemo y es peor?[/Elle] – preguntó, dudando. Algo la preocupaba, algo que no estaba contando. Podía oler su miedo.

    Un cuerpo fornido salió de la tormenta y se escuchó el sonido de metal contra metal cuando una espada enorme chocó contra la de Xander. Vi sus brazos ceder ante la fuerza de quien estaba atacándole, un tipo de piel oscura con el símbolo de un casco emplumado y una lanza.

    Alguien se lanzó sobre él, evitando que golpease a Xander, y lo echó hacia atrás con un torrente de hielo. – [Idris]No hay nada peor.[/Idris] – dijo, tosiendo.

    El licántropo en mí sintió algo y al ver una punta afilada asomar entre la arena, me coloqué entre Jane y Elle y el atacante, que resultó ser una arquera que no dudó en disparar. Sus primeras flechas rebotaron, pero después empezó a cargarlas con un aura brillante. Una de ellas me rozó el brazo y me hizo un corte, pese a ser de plata maciza. Entonces se giró al escuchar la voz del que parecía el líder.

    Detrás de mí, escuché la respiración profunda de Elle antes de que una luz saliese de sus manos, temblorosas, colocadas sobre Jane. Era el poder de mi tío, nunca había visto a Elle utilizarlo, pero tampoco había hecho falta hacerlo. Era nuestro primer combate y se notaba.

    Al cabo de un rato, Jane volvió en sí. – [Jane]Me encuentro mal.[/Jane] – dijo llevándose una mano a la cabeza. Michael llegó corriendo, había tenido que bordear la tormenta.

    – [Mike]Tenemos que llevárnosla, aquí no la puedo atender bien.[/Mike] – dijo, después de agacharse a su lado y observarla.

    – [Noah]Es más rápido que yo, no me va a dejar pasar.[/Noah] – explicó mi hermano. El tipo nos observaba, listo para lanzarse sobre cualquier en cualquier momento. Me extrañó que no lo hubiese hecho ya. Quizá estaba pendiente de sus compañeros, que debían estar encargándose de la Jane falsa.

    – [Henry]Es rápido, pero no lo suficiente.[/Henry] – un tipo joven al que no conocía, pero al parecer los demás sí, apareció a nuestro lado de pronto. Se había teletransportado, porque de lo contrario habría sentido su rastro acercándose. Llevaba a una muchacha inconsciente a cuestas y caminó hasta Jane.

    – [Elle] Yo no me puedo ir.[/Elle] – le explicó mi prima. Muchos estábamos ya allí, cerca de Jane, cerrando un círculo a su alrededor para protegerles mientras se iban. Kaylee estaba cerca, murmurando un hechizo de protección.

    – [Xander]Tienes que cuidar de ella. Protegedles.[/Xander] – le pidió Xander.

    – [Elle]Xander, tienes que irte tú con Jane.[/Elle] – Elle se acercó a su hermano y le miró frente a frente.

    – [Xander]No os puedo dejar aquí solos.[/Xander] – sentenció. Entendía a Xander, yo tampoco sé si habría podido irme sabiendo lo que pasaba. En el tiempo que tardase ese chico en teletransportarse podrían habernos cogido a los demás.

    – [Elle]Se lo debes.[/Elle] – añadió, mirándole seria. Xander pareció callarse una infinidad de maldiciones, pero todo sucedía demasiado deprisa, nuestro tempo era cada vez más apremiante y caótico.

    Respiré profundamente y empecé a hacer sonar una canción en mi mente. Eso me relajaba mientras los de Infinity nos atacaban, por suerte, una pequeña fracción, el resto se enfrentaba a la otra Jane.

    Aguantamos como pudimos, prácticamente estábamos derrotados porque los poderes de aquellos soldados parecían los de los dioses olímpicos. El más grande, el dios de la guerra, era una bestia que apenas conseguimos parar Xander, Elle y yo. Idris fue listo y se enfrentó a su Poseidón, que pese a estar en inferioridad por poder, no cedía ni un ápice. Un licántropo fue en su ayuda, Ezra supuse. Nate aguantaba solo contra Atenea, que luchaba de forma implacable. Noah se encargó de distraer a su Hermes, pero estaba recibiendo demasiados golpes, hasta que de pronto había dos copias exactas de Noah y Hermes empezó a estar confuso, cerca de ellos, oculta tras un árbol, estaba su amiga Lexie. Su otro amigo, Niall, corrió a ayudarle con un grito que me hizo taparme los oídos. Cole y Dante caminaban sin un paso firme, enfrentándose a un hombre mayor, con la mirada fija en ellos, que parecían ebrios. No vi a Amy ni a Owen por ninguna parte. Kaylee estaba un poco más alejada, temblando. No sabía qué le estaba pasando, pero olía su miedo, su inseguridad.

    – [Idris]Necesitamos un poco de tu mojo señorita Granger.[/Idris] – escuché cómo le decía Idris. Me sorprendió su naturalidad a la hora de hablar de lo que le estaba pasando. Poseidón estaba enzarzado con Ezra, pero Idris se enfrentaba ahora a su versión de Deméter, que estaba alzando literalmente tentáculos de plantas de la misma tierra para apresarle. Quise ir en su ayuda, pero el falso Hefesto no me dejaba margen.

    – [Kaylee]No funciona.[/Kaylee] – respondió ella, mirándose las manos como si quiera enterrar la cara en ellas y esperar a que todo pasara.

    – [Idris]¿Cómo no va a funcionar? ¿Estás oxidada?[/Idris] – le replicó Idris.

    – [Kaylee]No, es que no funciona.[/Kaylee]- respondió, nerviosa. Quise ayudarla, quise decirle algo, pero no se me daba muy bien hablar, quizá por eso escribía canciones.

    – [Idris]Kaylee, necesitas concentrarte. ¿Cómo sabes que no funciona si no lo estás intentando?[/Idris] – insistió. Congelaba sin parar las enredaderas que trataban de llevarle, pero su enemiga no cedía.

    – [Kaylee]Lo estoy intentando.[/Kaylee] – afirmó ella, que permanecía inmóvil.

    – [Idris]No lo intentes, hazlo.[/Idris] – replicó, esquivando un latigazo. – [Idris]Porque yo estoy intentando no morir y veo la cosa muy negra.[/Idris] – aseguró. Una cadena del falso Hefesto me aferraba el brazo, tirando de mí. Tenía una fuerza que parecía que me lo iba a arrancar de cuajo, incluso siendo de plata.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- dijo, paralizada por el miedo. Idris fue a responderle pero recibió un golpe de una rama y salió despedido. Se puso en pie pero le sangraba una ceja.

    – [Idris]Kaylee, tienes dos opciones: seguir ahí diciendo que no puedes mientras mi cuerpo se separa de mi maravillosa cabeza o ayudarnos y salvarnos la vida.[/Idris] – le recordó. No pude evitar mirar hacia Kaylee, estaba preocupado por ella, pero a la vez no era capaz de decirle nada. Ese despiste me hizo recibir un golpe que me tiró al suelo.

    – [Kaylee]Yo no tendría que estar aquí.[/Kaylee] – replicó, aferrándose los brazos.

    – [Idris]Ya, yo tampoco, preferiría una playa y a Coquito en bikini al lado, pero como no hagamos algo, no voy a llegar a eso[/Idris] – insistió. Necesitabamos su magia. La había visto hacer algunos trucos cuando era pequeño y todos sabíamos el poder que tenía Diana.

    – [Idris]Kaylee, levántate por lo que más quieras.[/Idris] – le rogó. Los demás trataban de aguantar como podían.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee]- olí su tristeza y su estrés. Kaylee estaba pasando un muy mal momento. Quise correr hacia ella y reconfortarla, pero yo no era más que un cobarde. Por eso había dejado de lado a mi mejor amiga, había huído de la fama y me había refugiado de todos los que había conocido durante más de un mes.

    – [Idris]Sí puedes. Te necesitamos.[/Idris] – le recordó. Habría deseado ser como él. Ser yo quien pudiera inspirarla.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- replicó, entre sollozos.

    – [Idris]No vamos a poder[/Idris] – continuó él.

    – [Kaylee]Lo siento.[/Kaylee] – se lamentó ella.

    – [Idris]No digas lo siento cuando puedes cambiarlo.[/Idris] – una enredadera le cogió un pie y después el otro, arrastrándole.

    – [Kaylee]No puedo.[/Kaylee] – repitió. Una delgada y ágil loba crinos de color pardo empezó a desgarrar plantas para intentar ayudar a Idris, pero la falsa Deméter parecía no estar cansada y sus plantas no daban tregua.

    – [Idris]Claro que puedes. Has venido hasta aquí. Tu hermana está en peligro.[/Idris] – estamos aguantando porque el resto de falsos dioses estaba enfrentándose a la otra Jane, pero no aguantaríamos mucho así, incluso ahora que Poseidón se había internado en la tormenta para ayudar a los otros.

    – [Kaylee]No me merezco la magia, ni nada.[/Kaylee] – se lamentó. Sentía parte de su dolor a través de mis sentidos aumentados y me desgarraba por dentro. ¿Quién era? ¿En quién me había convertido? ¿Por qué no era capaz de llegar a la gente?

    – [Idris]Abre los ojos y mira a tu alrededor[/Idris] – gritó Idris, peleando con todas sus fuerzas con las enredaderas que le devoraban.

    Kaylee abrió los ojos y observó el caos en el que estábamos sumidos. No había duda de que no estábamos preparados. Nuestros padres y madres a nuestra edad ya llevaban mucho tiempo luchando y entrenándose y nosotros nada. Por un momento me asaltó el pensamiento de quién defendería el mundo cuando ellos no estuviesen. – [Kaylee]¿Y qué puedo hacer yo?[/Kaylee] – preguntó, preocupada.

    – [Idris]Protegernos.[/Idris] – dijo, ya con dificultad. Dejé que mi mente flotase de nuevo libre hasta alcanzar el otro anillo, el de titanio. Mi cuerpo se convirtió en titanio puro y no esperé a que mi oponente se adaptase. Tiré de su cadena y la partí con mis manos, lancé el trozo contra él y me abalancé aprovechando su confusión. Él colocó unas manos ardientes en mi espalda y me lanzó sobre su cabeza. Me arrastró por el suelo, horadando la tierra, pero conseguí golpear su brazo y hacer que me soltara.

    – [Kaylee]¿Cómo?[/Kaylee] – preguntaba Kaylee. Estaba recuperando su energía pero todavía tenía dudas.

    – [Idris]¿Eres hija del Fénix o de la gallina?[/Idris] – le espetó, con una mirada burlona. Kaylee se puso en pie y le fulminó con la mirada.

    – [Kaylee]Del Fénix.[/Kaylee]- dijo. El lobo que había en mí la notó más segura, más confiada, y se sintió de nuevo atraído hacia ella. La estructura de los licántropos era más sencilla, respetaban el poder sin tener en cuenta si lo portaba un hombre o una mujer. – [Kaylee]Pero yo no lo soy.[/Kaylee] – retrocedió un poco, pero seguía teniendo su fuego.

    – [Idris]Pues haz como si lo fueras.[/Idris] – le aconsejó Idris. El hielo lo cubría todo a su alrededor pero las plantas no retrocedían.

    – [Kaylee]No va a salir bien.[/Kaylee] – dijo Kaylee, intentando concentrarse.

    – [Idris]Te estás boicoteando, deja de pensar y actúa.[/Idris] -ya casi no podía hablar, las enredaderas le estaban cubriendo y no tardarían en asfixiarle si nadie hacía nada. Traté de librarme y correr hacia él, pero el falso Hefesto me atacaba sin piedad. Aunque sí me di cuenta que ninguno de ellos parecía atacar con el fin de matarnos, si no de capturarnos. No sabía qué perspectiva me gustaba menos.

    El falso dios me agarró por la espalda y trató de asfixiarme con su cadena. Mientras trataba de liberarme, pude ver a Kaylee concentrar su magia. Una especie de aura llameante la rodeaba y las enredaderas que contenían a Idris retrocedieron, ardiendo.

     

    – [Idris]Vale, eso parece el Fénix, así que sigue.[/Idris] – le agradeció, poniéndose en pie mientras se sumaba de nuevo a la lucha.

    – [Kaylee]Puedo con esto[/Kaylee] – dijo en voz alta. Sus ojos brillaron, por un instante creí ver fuego también en ellos. Cuando puso a obrar su magia estaba brillante. Resplandecía como una estrella en mitad de toda aquella vorágine de destrucción. Su magia era una chispa de belleza. Y yo habría creído merecer la oportunidad de estar con ella.

    De un momento a otro una cúpula llameante nos cubrió. El falso Hefesto soltó la presa que me retenía y se vio expulsado por la magia. Kaylee estaba apartando de nuestro camino a los falsos dioses, empujándolos a la tormenta de arena.

    – [Idris]Ya has podido.[/Idris] – la animó Idris, acercándose, con una sonrisa agradable. Ella le devolvió un abrazo y pensé que podría haber sido él, que tendría que haber dicho algo para ayudarla y en lugar de eso me había quedado allí, sin hacer nada.

    – [Kaylee]Gracias.[/Kaylee] – dijo. Por un instante nuestras miradas se cruzaron, pero enseguida sus hipnóticos ojos avellana se apartaron.

    Los falsos dioses no tardarían en volver a aparecer y Amy y Owen no estaban entre nosotros, así que mientras los demás se preparaban para huir, me adentré en la tormenta de nuevo. Escuchaba el combate y un eco de algún grupo de heavy metal que no conocía resonando de fondo. – [Owen] Me has tomado por un imbécil. Como a tu Owen[/Owen]. – escuché decir a Owen. Identifiqué una figura dando tumbos entre la tormenta, frente a mí.

    – [Omega]Hermanito, con lo que te gustaba jugar conmigo a Frozen.[/Omega]- respondió una voz que pese a ser la de Jane, no se parecía en nada. Había muy odio reprimido en sus palabras, mucha ira. La música procedía de ella, de sus auriculares.

    – [Owen] Muy gracioso que digas eso. Tienes el corazón congelado por lo que veo.[/Owen] – espetó Owen. Caminé, tratando de acercarme a ellos.

    – [Omega]Hazme un muñeco de… fuego…[/Omega]- canturreó, imitando una de las canciones. Recuerdo haber cantado de pequeño casi todas las canciones de Disney, así que escucharlas de esa forma me daba escalofríos. – [Omega]¿O no era así? [/Omega]- preguntó. Vi un destello de luz rojizo.

    – [Owen] Puede que tengas mi poder, pero el maestro de las llamas soy yo.[/Owen] – declaró Owen. No sabía qué estaba pasando pero parecía tener el poder del propio Owen, además de manipular la arena y la telekinesis de antes. Noah me había confesado cuando ya éramos mayores que Jane no estaba enferma como nos habían dicho, si no que su poder podía robar los poderes de otros que tocase, pero a costa de llevarse también su vida. Los destellos aumentaron y la arena se sumó al sofocante calor de las llamas, que por suerte notaba con menos intensidad en mi cuerpo de plata.

    – [Dionisio] O ya estoy borracho, o cada vez hay menos gente.[/Dionisio] – escuché decir a uno de los falsos dioses de Infinity, el más viejo.

    – [Dante]Puta mierda de poder.[/Dante] – se quejó Dante, cerca de él.

    – [Zeus]La prioridad es el sujeto Omega, pero no podemos dejar que escapen.[/Zeus] – escuché decir a la voz del líder. Supuse que esa era ella, ‘Omega’. La tormenta empezó a difuminarse ahora que ella luchaba contra Owen y los falsos dioses.

    Vi que Dante y Henry se estaban turnando para ir teletransportando a todo el mundo a un lugar seguro. No veía a Kaylee y a Noah por ninguna parte, así que esperé que ya estuviesen a salvo.

    Dante me hizo una señal, pero no podía dejar a Owen allí. Un estallido le lanzó varios metros más allá de ella. Cuando se incorporó, tenía delante una enorme licántropa hispo que lo agarró por la camiseta y se lo lanzó encima, corriendo a toda velocidad hacia nosotros. Reconocería su pelaje en cualquier parte.

    Los falsos dioses intentaron interceder. El más viejo era el único que estaba cerca e intentó embriagarles, pero Amy siguió corriendo.

    – [Owen] Porque me están arrastrando que sino te ibas a enterar…. uy que pelaje más suave.[/Owen] – gritó Owen con el puño alzado, bajo los efectos de su poder.

    En cuanto estuvieron en el radio de acción, Dante nos cubrió de oscuridad y el bosque dio lugar a la amplia zona de reuniones del edificio central de la Escuela Legado.

    Todos los demás estaban allí, salvo Xander, Mike y Jane. Después de comprobar que todos estuviésemos enteros, me di cuenta de que aún seguía siendo de plata y desactivé mi poder. Ya estábamos a salvo, por el momento. – [Nate]Estáis castigados tanto tiempo que vuestros nietos van a estar castigados también.[/Nate] – bramó el vozarrón de Nate.

    Infinity no dejaría estar las cosas tan fácilmente viendo los recursos que tenía a su disposición y era una empresa que prácticamente controlaba el mundo, con hilos en todas partes y su propio ministerio. Y por si eso fuera poco, había visto escaparse en el último instante a la versión malvada de Jane. Había desplegado unas enormes alas blancas y se había alejado mientras su telekinesis mantenía a raya a los falsos dioses. No estaba seguro de que Dante lo hubiese visto también, pero estaba mucho más silente y taciturno de lo habitual, así que probablemente pensaba lo mismo que yo. Omega era la asesina de su madre.

  • NUNCA LIBRES

    NOAH ARKKAN

    NOCHE – INFINITY

    – [Owen]Tú no has visto nada.-[/Owen] dijo Owen, cuando llegué a recogerle. El recipiente de muestras de sangre estaba carbonizado. Lo que debería haber sido un suspiro, por el material genético perteneciente a los Moondies y algunos de los Daë, era más bien una preocupación, porque el de Omega también se había ido con ellos. No podía culpar a Owen tampoco, solo quería proteger a su hermana, pero a qué precio.

    – [Noah]Vamos, aún queda un camino libre.[/Noah] – le hice una seña para que estuviese preparado. Había ido dejando a los demás en subterráneos más cercanos y el nuestro era uno de los últimos.

    – [Owen]Tratame con cuidado. Ya sabes que me mareo.-[/Owen] respondió. Me resultaba difícil enfadarme con él. Era una buena persona, lo conocía desde hacía el tiempo suficiente como para saberlo, pero cuando se trataba de proteger a alguien que le importaba, podía ser un poco imprudente.

    Le cogí en brazos y sentí un fuerte pinchazo en el costado, donde la herida que me había hecho uno de los guardias aún no había sanado.

    – [Owen]Si luego te vomito…-[/Owen] le escuché decir cuando me vi forzado a parar en mitad de un pasillo, para evitar a unos guardias y porque el costado me estaba matando. Más despacio de lo habitual, aunque lo suficiente rápido como para que Owen no se diese cuenta.

    En lugar de atravesar el pasillo, crucé las puertas que comunicaban los laboratorios y tuve cuidado de cerrar suavemente la puerta que volvió a llevarme al pasillo, esta vez detrás de los guardias. Seguí mi camino descendiendo las escaleras lo más rápido que podía hasta el último de los subterráneos. Me sentía dolorido y mareado, pero no podía detenerme allí. Finalmente llegamos y me detuve frente a los ascensores. – [Owen]…no te quejes.-[/Owen] consiguió decir antes de doblarse tratando de contener las náuseas.

    – [Noah]Este es de los que menos celdas tiene.[/Noah] – dije, disimulando el dolor e intentando no llevarme una mano a la herida. Mi respiración estaba agitada y estaba sudando.

    – [Owen]Me encanta cuando me traes a sitios bonitos.-[/Owen] comentó, echando un vistazo a nuestro alrededor. Comparado con el resto de subterráneos, éste no se había rehabilitado y vuelto a utilizar. El blanco impoluto del resto de las instalaciones dejaba paso a gris oscuro, negro en algunas zonas, eco de un incendio que lo había consumido todo. Había manchas viejas en las paredes, sangre seca de hacía décadas. Algunas de las paredes frontales de cristal estaban rotas y cuando más avanzábamos hacia el final del pasillo, más destrozado estaba todo.

    – [Noah]Ten a mano esas llamas…que esta cita se está poniendo siniestra.[/Noah] – le avisé, algo inquieto. Había algo que me preocupaba y aún no le había contado a ninguno. Mientras les dejaba a todos en los diversos subterráneos me había llevado la desagradable sorpresa de que la mayoría volvían a estar ocupados por prisioneros, igual que cuando habían experimentado con los Moondies. Había reconocido incluso algunas caras gracias a la memoria genética, entre ellos: la vampiresa Alice,  April la Satellite hija de ‘Mental’ y algunos protegidos de Z que no había ido a la isla, como Khrisna que parecía no haber envejecido ni un solo día desde los recuerdos de mi padre del Palacio. Lo que quedaba de las luces titilaba y a medida que avanzábamos empezaban a estar completamente apagadas, solo iluminados por la tenue luz de emergencia sobre cada celda.

    – [Owen]Nadie me dijo que ibamos a meternos en una pelicula de terror.-[/Owen] admitió Owen, haciendo bailar una llama entre sus dedos, inquieto.

    – [Noah]Dentro de un rato tendré que irme a ver si ya no hay soldados por los pasillos.[/Noah] – le expliqué. Cuando estuviera todo más o menos despejado tendría que correr lo más rápido posible para sacar a los demás. Podría haberlo intentado ya pero no sabía qué medidas tendría Infinity preparadas y no quería que supiesen más de mi poder de lo que ya debían conocer. Habíamos cometido el error de darles todo nuestro perfil biológico para conseguir jugar en el mundo definitivo de los videojuegos evitando trampas.

    – [Owen]Si. Dejemos al gracioso ser el primero en morir solo. Aunque lo contrarresto siendo el deportista.-[/Owen] comentó Owen, mirándome. Era la típica historia de miedo, muy distinta de la realidad, donde todos estábamos en peligro. Pensé en Allie, en que quizá no volviese a verla. Mis días podían convertirse en ser el sujeto de los terribles experimentos de Infinity, alejado para siempre de todos. Pensé también en Lexie. – [Owen]¿Estas bien?[/Owen] – preguntó. Me giré y vi que me observaba, preocupado. No debía tener muy buen aspecto, y eso sin contar con la herida que me atravesaba a cada paso.

    – [Noah]Sinceramente, no. Tengo todos los recuerdos de mi padre y aquí le hicieron… le torturaron…[/Noah] – confesé. La mayoría de los «hijos e hijas» ya lo sabían. Mi padre lo llevaba con normalidad, sin atribuirle importancia, pero cuando era pequeño, aún poco acostumbrado a la memoria genética, me aventuré en los recuerdos de su tiempo en la Iniciativa y lo que sentí me acompañaría toda la vida.

    – [Owen]Te comes demasiado la cabeza. Piensa en otras cosas mientras estamos aquí. No sé, los 20 exámenes que tienes que hacer de las carreras que te estás sacando.-[/Owen] sonreí para despreocuparle. Los exámenes nunca habían sido un problema, el inconveniente siempre había sido no ceder a la tentación de entrar a la memoria genética y sacar todas las respuestas.

    – [Noah]Por este lado parece que no hay salida.[/Noah] – llegamos al final del pasillo y nos encontramos con que, al contrario que el resto de subterráneos de celdas, que tenían ascensores y escaleras a cada lado, este estaba cerrado por un enorme muro de hormigón reforzado. La última de las celdas era diferente al resto. No tenía una pared frontal de cristal, si no de metal, que ahora descansaba a un lado, doblada. Me agaché para tocar el metal y vi que no era un material normal, si no uno mucho más resistente. Me pregunté qué clase de criatura podría doblar ese muro así.

    – [Owen]A saber qué es lo que tenían aquí encerrado.-[/Owen] preguntó, mirando el interior de la celda, que parecía ser el origen del incendio que había calcinado el resto.

    Pasé una mano por encima de la placa del muro de metal para quitar la ceniza y entonces lo leí: ‘Celda Omega’.

    – [Owen]No hace falta ser un genio para ver que me mató y se quedó con mi poder. Genial Owen, menudo pringado.-[/Owen] comentó la voz de Owen, detrás de mí. No había llegado a contárselo nunca, no me parecía que fuese lo mejor para él. Pero sí, ese fuego había sido obra del poder del Owen de esa realidad, de Victor. Así que era cierto, Verónica había estado aquí y se había fugado la misma noche que se marcharon la tía Sarah y el resto de los primeros capturados.

    – [Noah]Y a Leo, Amy…[/Noah] – fue como si mi boca estuviese contectada directamente a mi memoria y lo que había contenido durante años empezase a salir. Antes no había motivo para alarmar al resto, ahora había que ser conscientes de la amenaza que llevaba suelta más de veinte años. – [Noah]Será mejor que no pensemos en eso ahora.[/Noah] – dije para mí mismo, intentando no abstraerme de mi propio yo. En ese momento, se escuchó un golpe cuyo eco resonó por el pasillo. – [Noah]¿Has oído eso?[/Noah] – le pregunté. El ruido había venido de unas celdas más atrás. Alguna en la que no nos habíamos fijado.

    – [Owen]Me dices que no piense en eso y me saltas con que has escuchado un ruido.-[/Owen] susurró, mientras caminábamos con cuidado hacia ella. – [Owen]Que sean ratas, que sean ratas…[/Owen] – pidió, preparado para atacar a lo que fuese.

    – [Noah]Que no sean ratas, que no sean ratas.[/Noah] – pedí yo también, no eran mis animales favoritos. Llegamos hasta la celda, una que estaba apenas marcada por las llamas. Había alguien encerrado allí, aunque no estaba seguro de si llamarlo «algo». Era más máquina que humano, tanto que ni siquiera sabía si primero había sido uno o lo otro. Toqué uno de los paneles del muro de cristal y leí su dossier. ‘Proyecto Cryad’, un viejo experimento de la Iniciativa con el que no querían experimentar, lo habían relegado a ese sótano, que al parecer iban a restaurar e iba a contener los desechos vivos con los que no quisieran seguir investigando.

    – [Noah]Parece que no están tan vacías.[/Noah] – admití. No había muchas ocupadas, después de echar un buen vistado. La mayor parte de los sujetos estaban dormidos o en estado de hibernación dentro de las celdas. A uno de ellos lo reconocí, era el androide del equipo Adams-Zero.

    – [Owen]Fijo que hubieses preferido una rata ahora.-[/Owen] comentó Owen. Sin duda. No sabía cómo podríamos salir de allí y seguir viviendo mientras Infinity tenía ese circo de los horrores y mantenía encerrados a todo tipo de personas.

    – [Noah]Tenemos que salir de aquí cuanto antes.[/Noah] – le dije. Aunque fuese arriesgado, teníamos que salir de allí ya, no había tiempo. Por el camino intentaría descubrir si podía liberar al resto, pero viendo cómo estaban las cosas, tenía que poner primero a salvo a los demás, aquél lugar era aún más peligroso de lo que habíamos pensado. Tenían mucho más poder e información que la Iniciativa. – [Noah]Necesito que me guardes una cosa. Por si no…sale bien.[/Noah] – saqué una pequeña caja con un artefacto en su interior, un prototipo de audífono de última generación que había cogido de uno de los laboratorios al volver a buscar a Owen. Se lo tendí.

    – [Owen]¿Seguro que me lo quieres dar a mí? Puede acabar chamuscado.-[/Owen] preguntó, sujetándolo. – [Owen]¿No es mejor que salgas corriendo y lo pongas a buen recaudo?-[/Owen] sugirió. Negué con la cabeza.

    – [Noah]Si hay que correr, tengo que ser el último[/Noah] – afirmé. Owen accedió y se lo guardó en la chaqueta. Suspiré y dejé que mi lado demoníaco viese la luz. Era un poco más lento como Rakkthathor, pero sin duda mucho más resistente. El dolor de la herida remitió un poco, no estaba curada del todo, pero con suerte se regeneraría más rápido en esa forma. Cogí a Owen con un brazo y me lo eché al hombro antes de atravesar a toda velocidad los pasillos.

    El camino no fue nada fácil, tomé muchos desvíos y me encontré con callejones sin salida, sin ni siquiera poder pararme a conseguir más información de los cientos de experimentos e investigaciones con los que me encontraba. Finalmente conseguí llegar al Subterráneo en el que había dejado a Henry y S.H.E sin que los guardias me viesen.

    – [Noah]Tenemos que irnos ya.[/Noah] – tenía la respiración agitada, incluso en mi forma Rakkthathor, en alguna ocasión había tenido que poner a prueba mi velocidad para evitar que los guardias viesen una puerta abriéndose, seguramente atarían cabos rápidamente.

    Me fijé en que pocas de las celdas de ese subterráneo estaban vacías. Había todo tipo de personas allí, sobrenaturales principalmente, nada de seres artificiales como los que había visto en el último de los subterráneos.

    – [Henry]Supongo que cuando nos dejaste aquí no te diste cuenta de que no estábamos solos.-[/Henry] – comentó, señalando las celdas con preocupación.

    – [Noah]Iba demasiado rápido. Cuando dejé a Ezra y Amy lo vi y me imaginé que el resto estaría así, pero este…está completamente lleno.[/Noah] – estaba un poco sobrepasado. Conseguir que saliéramos nosotros de allí ya parecía un milagro viendo lo preparados que estaban. Salvar a todas las personas allí cautivas era…imposible.

    – [Henry]Todo este tiempo aqui y tenian más de dos personas encerradas.-[/Henry] replicó con frustración. Henry había trabajado en secreto allí durante uno o dos años y había arriesgado todo para salvar a Ezra y S.H.E. cuando en realidad había tantas personas allí.

    – [Noah]No sé si podremos sacarles a todos.[/Noah] – les dije. Había tenido tiempo a ver lo que más me interesaba en los diferentes viajes, lo que nos impediría salir de allí con facilidad. Había puertas bloqueadas por muros de emergencia de metal que ni se habían movido con un golpe a plena velocidad, por no mencionar varias medidas de seguridad que impedirían abrirlas cortando la corriente. Solo Henry podía conseguirnos salir, esperaba que tuviese algo preparado.

    – [Owen]¿Y si alguno no merece ser liberado? ¿Y si alguno es un asesino como Omega? Demasiados y si…-[/Owen] pensó Owen en voz alta. No le faltaba razón, liberándoles podríamos llevar problemas al mundo, pero problemas que ya estaban allí antes de que los capturasen. Si les dejábamos allí solo estaríamos poniéndonos del lado de Infinity.

    – [Noah]Tendremos que salir primero y pensarlo después.[/Noah] – dije con pesar. Era una derrota y a veces hay que asumirlas, pero sería una victoria si al menos estábamos con vida, listos para volver a planificar. Intentaría sacar a April al menos, que estaba encerrada en el subterráneo en el que estaban Elle e Idris. Tenía muy mal aspecto, no sabía si aguantaría a una segunda incursión.

    – [Owen]Bueno speedy, sacame de aquí. Diría de que te llevaras primero a la hermana perdida de Xander y Elle, pero no es plan de dejarla sola en el bosque.-[/Owen] intervino Owen, sacándome de mis pensamientos. Asentí, tratando de no mirar a las caras de la gente que estaba allí cautiva, porque me torturarían durante mucho tiempo.

    Negué con la cabeza. – [Noah]Os llevaré a los tres.[/Noah] – aclaré. No podía dejar a ninguno solo. Cuando saliésemos de Infinity solo tendría tiempo a dejarles en mitad del Bosque de los Lobos antes de volver a por los demás, no podía arriesgarme a perder ni un segundo. Mientras estuvieran fuera, eran vulnerables, igual que dentro, así que nadie podía quedar solo.

    – [Henry]¿Podrás con los tres? -[/Henry] preguntó Henry, preocupado.

    – [Noah]No hay más remedio.[/Noah] – aclaré. No pasaba demasiado tiempo como Rakkthathor y no controlaba totalmente cuánto peso podía llegar a levantar mientras corría, pero creía que podría llegar fuera con ellos. Luego solo serían dos de cada vez.

    Ellos asintieron, preparados. Me até a S.H.E a la espalda con ayuda de ellos dos, poniendo cuidado en  que no se hiciese una herida con mis escamas. Estando inconsciente era la que peores posibilidades tenía si salía despedida. Luego me eché en cada hombro a uno de ellos y los agarré por la cintura.

    – [Owen]A ver donde pones las manos que estamos muy rejuntados.-[/Owen] solté una risa, la presión tenía que salir por algún lado y era una suerte que fuese risa y no echarme a llorar. Al estar en forma de Rakkthathor sonó un poco como un aspersor por mis afilados dientes. Tenía que haber abierto la boca.

    – [Noah]Henry. Avisa cuando lleguemos al pasillo de salida.[/Noah] – le pedí. La idea era detenerme en las salidas que había visto para asegurarme de cuál era la buena.

    Asintió, inseguro, y eché a correr. Noté como se removían incómodos por la velocidad. Subir las escaleras con su peso no era nada fácil, pero continué corriendo. Paré varias veces en direcciones de las que no estaba seguro, pero con las indicaciones de Henry conseguimos llegar a la puerta que había dicho. Traté de memorizar algunas cosas para poder guiarme luego de vuelta. También tenía un cierre de emergencia, así que nos quedamos frente a ella, esperando.

    Henry se conectó al panel pero su tarjeta no respondía. Escuché unos pasos acercarse a nuestra dirección y un disparo me rozó el hombro. No era una bala, si no algún tipo de tecnología aturdidora. Por suerte mis escamas me protegieron y entre Owen y yo les despachamos. Sabían que estábamos allí así que era cuestión de tiempo que llegasen refuerzos.

    Después de una interminable espera, el portón empezó a deslizarse hacia arriba, Henry lo había conseguido. Sin esperas, les cogí y atravesé la puerta sin frenar hasta llegar a  la linde del Bosque de los Lobos. Les dejé allí y salí corriendo sin despedirme, encomendándome a todos los poderes ocultos del mundo para que siguiesen a salvo cuando regresara.

    Un remolino de guardias armados me esperaba al volver. Tuve poco espacio para cruzar y recibí el impacto de una de sus armas, pero esta vez me incapacitó en el suelo. Temblaba, temiendo que eso fuera el fin, que terminaría convertido en uno de sus experimentos, encerrado en una cápsula mientras jugaban a despertarme y dormirme. Temí no volver a ver a Allie, a Lexie, a mi familia y a mis amigos.

    Pero me puse en pie. Había gente que dependía de mí y no podía quedarme allí. Arrollé a los guardias a toda velocidad sin mirar atrás y corrí hacia el siguiente subterráneo. Xander, Jane, Elle, Idris, Ezra y Amy me esperaban y dependían de mí, no podía defraudarles.

    Me forcé a actuar por instinto, solo la idea de elegir al siguiente al que recoger me hacía pensar que podía estar tomando una decisión sobre quién era libre y quien no. Xander y Jane fueron los primeros que encontré, así que sin muchas explicaciones los cogí y me los llevé al bosque junto a los demás. Ellos se encargarían de explicarles, no tenía tiempo para discutir con Xander, que querría volver a entrar hasta que todos estuvieran a salvo.

    Luego les siguieron Ezra y Amy, un viaje un poco más incómodo porque los dos iban algo ligeros de ropa. El camino cada vez era más difícil. Tomaba rutas y atajos pero Infinity estaba muy bien pensada e trataban de evitarlo con ímpetu. Aun así, parecía estar yendo demasiado bien y eso me hizo sospechar. Todo lo que tenían allí, todo el material, los artefactos y los experimentos, tenían mucho poder y estaba consiguiendo superarles. Idris y Elle me recibieron con un sobresalto, visiblemente impactados por el hecho de que hubiera muchos más cautivos en las celdas.

    – [Elle]¿Cómo estás, Noah?[/Elle] – preguntó mi prima, preocupada. Conseguí parecer calmado, más o menos.

    – [Noah]He sacado a casi, todos, faltáis vosotros.[/Noah] – me notaba cansado, mi cuerpo pedía a gritos cuatro cenas y estaba nervioso por no conseguir sacar a todos de allí y porque no sabía si los demás estarían a salvo en el bosque. April estaba tumbada en la cama, inmóvil en su celda.

    – [Elle]Tienes que descansar.[/Elle] – me recomendó, apoyando una mano cálida en mi hombro.

    Negué con la cabeza y me apoyé en las rodillas mientras recuperaba el aliento. – [Noah]Cada vez hay más guardias y solo he podido llevar al resto al bosque.[/Noah] – les expliqué. Temía que los soldados llegasen a ellos, eran muchos y muy armados.

    – [Idris]¿Y toda esta gente?[/Idris] – respondió Idris, señalando a los cautivos. Guardé silencio, con un nudo en la garganta.

    – [Elle]Esto nos está sobrepasando.[/Elle] – admitió mi prima. No éramos los Moondies, ellos habían conseguido sacarlos a todos y nosotros no estábamos seguros de poder salir con vida.

    – [Noah]Tenemos que intentar sacar al menos a April.[/Noah] – dije, señalando su celda. No estaba seguro de si ellos la conocían. Ted y ella se habían ido a la isla antes de nacer nosotros. – [Noah]Tiene mal aspecto.[/Noah] – añadí. Elle asintió, acercándose a su celda. Debía estar enferma, quizá habían experimentado demasiado con ella.

    Idris se acercó tras ella y empezó a toquetear la terminal que había en el propio muro de cristal. Al ver que no conseguía abrirla, los dos intentamos moverla y golpearla. Incluso con nuestros poderes, permaneció intacta.

    – [Idris]No podías ser un puñetero cristal normal.[/Idris] – maldijo. Nada funcionaba, no se movía, no podíamos hacer nada por April. Solo dejarla allí, abandonada a su suerte.

    Empecé a sudar, algo que no era muy habitual estando enclaustrado en mis escamas Rakkthathor. El cuerpo me pedía echarme a llorar por la frustración y el dolor, pero traté de contenerlo. Idris seguía maldiciendo y fue como si todo pasase a segundo plano.

    No conseguía apenas moverme, no quería irme de allí para no dejar abandonada a April y no podía hacer tampoco nada por salvarla. Estaba completamente derrotado. Los tacos de Idris seguían resonando, hasta que cesaron.

    Volví a enfocar la vista y supe qué le había detenido. Elle caminaba con paso firme hacia el muro de cristal, sin mirarnos a ninguno. Había algo diferente en ella, y cuando más se acercaba al cristal, más se acrecentaba.

    Cuando mis ojos se acostumbraron a estar enfocados, me di cuenta de que la piel de Elle emitía destellos, era como si resplandeciese con una luz que salía de su interior, iluminándola como si fuese una llama en el interior de un diamante.

    Al principio pensé que era el poder de mi tío, pero le había visto usarlo en persona y en los recuerdos de mi padre y no se parecía en nada a eso. Vi a Idris mirar aterrado a Elle desde el frente y me moví un poco, siguiendo su mirada. Una especie de tentáculos de luz surgían de su pecho, creciendo, como lenguas de luz de múltiples colores.

    Entonces llegó al cristal y posó su mano sobre él. El muro que habíamos sido incapaces de derribar con todas nuestras fuerzas se convirtió en arena cristalina, cubriendo los pies de mi prima. Pero no solo ese muro, si no todos los de ese subterráneo se vinieron abajo. Los primeros prisioneros empezaron a salir de sus celdas, perplejos.

    Elle se derrumbó y corrí para evitar que cayese al suelo. La sujeté entre los brazos e Idris se puso al otro lado en unos segundos, así que me aparté para dejarles al ver que ella estaba consciente pero confusa.

    – [Elle]No sé qué acabo de hacer.[/Elle] – confesó. Ni ella ni probablemente nadie.

    – [Idris]¿Estás bien?[/Idris] – le preguntó. Me agaché a su lado y aproveché para tocar la arena. No había rastro de que una vez hubiese sido ese robusto cristal.

    – [Elle]Supongo.[/Elle]- vi que temblaba. Sabía lo que había hecho pero se había movido en una especie de trance. Eso no podía tener nada que ver con un poder, no funcionaban así.

    – [Idris]No pasa nada.[/Idris] – la tranquilizó Idris, haciéndome una seña. Entré a la celda y cogí a April. Poco la ataba ya a la vida, estaba muy debilitada. Vi marcas de inyecciones en sus brazos y un dispositivo metálico en su sien.

    Cuando salí, mi prima se estaba mirando las manos. Quise reconfortarla diciendo que no pasaba nada, pero mientras recogía a April había recordado una conversación que había visto en las memorias de mi padre. Una conversación entre todos los Moondies que se había llevado a cabo poco antes de nacer Xander y una vez más cuando se supo que Elle iba a ser una niña. Era la primera Kvasir nacida de la que se tuviera registro. De su raza solo había constancia del nombre: Vanir.

    Por suerte, Idris era menos preocupado y la estrechó en un abrazo. A veces solo hace falta eso para reconfortarse.

    – [Noah]Tenemos que salir ya de aquí.[/Noah] – no quería interrumpir porque me preocupaba mi prima, pero la situación era peligrosa y tenía que volver a salir de allí con tres personas a cuestas, sin tener en cuenta todos los prisioneros que empezaban a buscar una forma de huir y algunos no parecían amigables.

    – [Idris]Eres la mejor.[/Idris] – la animó Idris, mientras se ponía en pie.

    – [Elle]Eso ya lo sabía, pero gracias.[/Elle]- respondió, disimulando el miedo que aún le recorría el cuerpo. Ellie era experta en que pareciese que todo iba bien.

    – [Idris]Vamos, cuando salgamos te invito a un Coquito Helado.[/Idris] – le escuché decir.

    Con su ayuda, me até de nuevo a April a la espalda y me los eché a los hombros. El camino estaba lleno de guardias, pero ahora tenían que lidiar también con todos los prisioneros que se habían escapado de ese sótano. Querría haberles ayudado, pero no tenía forma de proteger a los míos y ayudarles a ellos también.

    Cuando finalmente llegamos al bosque junto a todos los demás, suspiré, al ver que estaban a salvo. – [Noah]Vámonos de aquí cuanto antes.[/Noah] – pedí, inquieto. Sentía algo raro, un miedo continuo a que algo iba a salir mal.

    Por desgracia esa vez mis sospechas se cumplieron. Escuché un estruendo a mis espaldas, como si un rayo partiese la misma tierra. Eran algo más de una docena de distintos sexos y nacionalidades, todos vestidos con una especie de trajes tácticos con un símbolo en el pecho.

    – [Zeus]Dejad las armas y entregaos pacíficamente.[/Zeus] – uno de ellos se adelantó, era alto, de pelo oscuro y piel tostada. Llevaba un traje táctico gris claro con un rayo en las solapas.

    – [Ares]Pero si peleáis será más divertido.[/Ares] – añadió otro, con un traje negro. Su símbolo era un casco emplumado cruzado por una lanza.

    – [Noah]¿Quiénes sois?[/Noah] – pregunté, sorprendido. Habían aparecido allí demasiado rápido y parecían muy seguros de sí mismos. Temí la respuesta, había visto muchas cosas en aquél lugar.

    – [Zeus]Somos el Escuadrón Alfa. Defensa privada de Infinity.[/Zeus] – aclaró el del símbolo del rayo.

    – [Hermes]Los Olímpicos para los amigos.[/Hermes] – comentó otro, despreocupadamente. Su traje era de color marrón y llevaba unas sandalias aladas como símbolo.

    En ese momento até cabos, el rayo de Zeus, la lanza de Ares y ese que acababa de hablar debía ser Hermes. Infinity se había creado un equipo de seguridad a su medida y a saber con qué clase de poderes y mejoras.

    Nos superaban en número y probablemente nos superasen en poder, pero algo estaba claro, si nos capturaban, no seríamos nunca libres.

  • DIVIDIDOS EN LA BOCA DEL LOBO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    TARDE NOCHE – SEDE DE INFINITY EN MOONDALE

    Bueno esto es un poco spoiler pero conseguimos salir vivos de aquellos guardias que nos apuntaban, si no, no estaría escribiéndolo ahora, desde el futuro. Eso sí, la cosa se puso bastante negra.

    – [b]Al suelo, de rodillas.[/b] – indicaron. Llevaban unas armas que parecían sacadas del Mass Effect y tenían casi todo el cuerpo cubierto, seguramente con protección. Eché un vistazo a nuestro alrededor para ver cómo podíamos librarnos de ellos y salir de allí echando leches.

    – [Henry]Tranquilos, no pasa nada. Son… sujetos de prueba.-[/Henry] el muchacho que nos había llevado allí, Henry, se colocó delante de nosotros alzando las manos mientras sostenía su acreditación en una de ellas. No digo que el chaval no mintiera bien, pero con Xander armado, Amy convertida en una loba, su primo del futuro alternativo en pelotas y la hermana clon de Coquito con mi sudadera, teníamos poca credibilidad. Intercambié una mirada con Amy, que negó con la cabeza.

    – [b]Central, tenemos sujetos no autorizados en el almacén 24-601. Solicitamos refuerzos.[/b] – comunicó uno de ellos, antes de cargar su arma. Cinco segundos después se activó una molesta alarma. El sitio no iba a tardar en llenarse de minions armados hasta las cejas. Por cierto, en ese momento, con las cejas enarcadas, Coquito estaba muy guapa. Si salíamos vivos de esa, tenía que pedirle salir conmigo en serio, estar a punto de morir disipa muchas dudas. – [b]No os mováis.[/b] – dijo el que parecía ser el jefe. Miré a Noah, pero se encogió de hombros, no se atrevía a usar su poder por si no era lo suficientemente rápido. Esos guardias no dudarían en disparar.

    – [Elle]Owen, prueba a usar tu poder pero no mates a nadie.[/Elle] – escuché susurrar a Coquito con mis oídos de elfo. Un par de segundos después se escucharon explosiones y nos pusimos a cubierto cuando los guardias cayeron al suelo, inconscientes. Miré a Owen, pero él alzó las manos.

    Detrás de los guardias, entre el humo, apareció una figura encapuchada, riendo como un demente. – [Andrzej]Tomad firobolas.[/Andrzej] – replicó, plantando en el suelo un báculo de metal con un orbe rojiza en la punta. Me fijé en que su túnica llevaba un nombre bordado ‘Lordling’, en ese momento se le abrió y dejó ver una camiseta de ‘Alabad al todopoderoso superadmin’. – [Andrzej]Corred, insensatos.[/Andrzej] – indicó, haciéndose a un lado. La capucha se le descubrió y dejó ver el rostro de un hombre de mediana edad, con una melena rala de color castaño claro atada en una coleta a la espalda. Parecía el típico ‘Dungeon Master‘.

    Amy fue la primera en moverse. Avanzó su transformación y me quedé pensando por qué no hacían una película de la ‘Mujer Lobo’, mucho menos manido y las transformaciones tendrían erótico resultado. – [Andrzej]¡Hostia, una Garou![/Andrzej] – exclamó nuestro salvador.

    Las alarmas no paraban de sonar y me daban ganas de arrancarme las orejas. No llegué a transformarme porque mis sentidos se habrían agudizado más y habría sido insoportable. – [Xander]Tienes que sacarnos de aquí cuanto antes.[/Xander] – indicó Xander. Henry levantó un dedo para hacernos esperar y se acercó corriendo a la mesa en la que tenían nuestra información, abrió un cajón y metió un objeto en su bolsa de mensajero cogiéndolo con un guante que volvió a quitarse. Nos reunimos a su alrededor sin hacer preguntas y esperamos, pero después de un rato concentrándose, negó con la cabeza.

    – [Henry]Algo va mal. No puedo teletransportarnos.-[/Henry] respondió, frustrado. Le había debido salir mal la tirada de dados. Edito desde el futuro: o el máster era un poco cabroncete. Sí, te hablo a ti Dagrawn, por eso Esharthi es mi favorita. No te ofendas, Diarmud. O sí, sé que odiais a Noah, pero ¿qué os hemos hecho los demás? ¿eh?

    – [JJ]¿Va a salir todo mal?[/JJ] – se quejó Jane, agobiada. No dejaba de mirar a los guardias caídos y a la nevera con sus muestras.

    – [Andrzej]Esperad.[/Andrzej] – el tipo que nos había rescatado se sacó un Inphone último modelo del bolsillo y empezó a teclear. Yo solo vi una pantalla negra con letras blancas. – [Andrzej]Hay una alarma activa y según esto, desactiva el «teletransporte».[/Andrzej] – explicó, acercándose más a la pantalla. Quise decirle que igual necesitaba gafas, pero quizá no era el momento.

    – [Xander]Estupendo, eso significa que vamos a tener que abrirnos paso.[/Xander] – aclaró Xander, que venía preparado, pero no venía preparado. Suspiré, sabía por experiencia propia que Infinity podía actuar de dos formas: una era intentando acabar con nosotros y otra, denunciándonos por allanar una propiedad privada y herir a sus guardias.

    – [Elle]¿No se puede desactivar la alarma como en las pelis?[/Elle] – preguntó Coquito. Estaría bien que su mojo informático nos pudiera sacar de esto, pero el tipo alzó una ceja.

    – [Andrzej]Si ya dices «como en las pelis» vamos mal.[/Andrzej] – se quejó. – [Andrzej]Llevaría tiempo y los de los fuscos son más rápidos. Los niveles de más abajo suelen estar vacíos, yo voy a los baños de allí.[/Andrzej] – aclaró, echando una calada a su InVape. – [Andrzej]Y sé que hay un camino que da a la superficie por el que salen los guardias a fumar.[/Andrzej] – añadió con voz grave por el humo. Olía a ron añejo y a roble.

    – [Noah]Hay que darse prisa.[/Noah] – intervino Noah, inquieto. Me fijé en que le temblaba una mano, con el tiempo me daría cuenta de que había que preocuparse cuando Noah estaba en modo dildo.

    – [JJ]¿No nos puedes sacar tú?[/JJ] – le preguntó Jane. No me imaginaba a cuestas de Noah, la verdad, hasta el momento con la Brújula Planar de mi padre había tenido de sobra como para no requerir sus servicios. Prefería verle marchar, el tío tenía buen culo de tanto correr. No, es broma, eso ya no lo hacía, solo había espacio para un par de Coquitos en mi corazón.

    – [Noah]No puedo con más de dos cada vez.[/Noah] – replicó. Noah no quería dejar a ninguno atrás por miedo a llegar a tiempo. Para ser un tipo tan rápido era bastante indeciso y vivía con miedo a no correr lo bastante.

    – [JJ]Pues empieza.[/JJ] – mandó Jane, a su estilo habitual. Noah asintió y nos indicó que nos dividiéramos en grupos: yo me fui con Coquito, obviamente; Xander se fue con Jane a recuperar tiempos perdidos; Amy se llevó a Ezra, por aquello de que era su primo y se le había ido un poco la pinza antes con Jane; a Henry le confiaron a Rainbow, aunque Xander y Ellie sufrieron por tener que separarse de ella, pero si en algún momento Andrzej reactivaba la teletransportación, sería la mejor forma de salir; y Owen se quedó esperando el último, como pareja de Noah.

     

    Se llevó primero a JJ y Xander y volvió al cabo de un rato, tenía gotas de sudor en la frente y parecía preocupado – [Noah]He tenido que dejarles en uno de los sótanos. Está todo lleno de guardias, así que tienen que esperar allí a que esté despejado para salir.[/Noah] – explicó, preocupado. – [Noah]Voy a tener que hacer así con todos.[/Noah] – nos explicó. Teniendo en cuenta que la mayoría de los guardias irían en masa a ver si estábamos en el almacén, cualquier sitio era mejor que allí.

    Siguió llevándose gente. Nosotros fuimos de los últimos en irnos, quisimos esperar para no dejar a Owen solo. Cuando nos recogió, todo fue demasiado rápido. Olí la sangre y vi que Noah tenía una herida en un costado, pero al ver que me había fijado, no me dejó preguntarle y nos llevó a toda velocidad a uno de los sótanos, aprovechando el desconcierto de movernos tan rápido para volver a irse.

    Miré el sitio en el que nos encontrábamos. Encajaba con el lugar en el que se decía que habían encerrado a los Moondies. Un pasillo enorme y ancho, con salas de paredes transparentes en el medio y celdas a ambos lados, también con una pared transparente para ver su interior. Estaba preocupado por todos, así que hice lo que siempre hago. – [Idris]Bueno, Coquito, ¿se te ocurre qué hacer solos en este gran sótano vacío con dormitorios a ambos lados?[/Idris] – sonreí, intentando paliar la gravedad de la situación.