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  • DEL BOSQUE A LA BOCA DEL LOBO

    XANDER ECHOLLS

    TARDE / NOCHE – BOSQUE DE LOS LOBOS, SEDE DE INFINITY

    No era la primera vez que ponía los pies en el Bosque de los Lobos. En el colegio y en el instituto era un lugar de excursiones habitual. Tenía una loma despejada donde había un área recreativa y unas vistas impresionantes, pero el verdadero motivo de ir allí era para dar una lección de historia local sobre la Batalla de Ripper. Las primeras veces que escuché la «versión oficial» me molesté un poco por el hecho de que lo que habían sacrificado los Moondies pasara desapercibido, pero al final uno se acostumbra a que el anonimato es mejor.

    Todas las veces que había ido había sentido una sensación poderosa y sobrecogedora. Una cosa es saber que tu familia y sus amigos han evitado el apocalipsis en más de una ocasión y otra ser testigo en primera persona del lugar en el que ocurrió una de las más duras batallas.

    Esa vez, sin duda, la sensación fue mucho más fuerte. Me sentí muy conectado a ellos cuando nos acercamos a un extremo del bosque y atisbamos el edificio de la vieja Iniciativa. El ajado y descolorido logotipo ‘Iniciativa Awaken‘ había desaparecido casi completamente mientras que el infinito que simbolizaba ‘Infinity‘ se alzaba imponente, como si no tuviese nada que ocultar y mucho de lo que enorgullecerse.

    Allí, tan cerca de aquél lugar, me sentí muy conectado a los Moondies. Fue huir de allí juntos una de las cosas que más les unieron y ahora yo estaba allí también con un grupo de personas importantes en mi vida, esperando para entrar y rescatar a dos más.

    Me noté inquieto, preocupado. No sabía si los héroes se sentían así, si los Moondies se habían sentido así alguna vez cuando tenían que enfrentarse a algo. Mi cuerpo habría aceptado cualquier excusa para irse corriendo a casa.

    Miré a los demás, que esperaban en silencio a la señal de Henry, nuestro enlace y nuestra única forma de entrar y salir. Si no hubiera sido por la visión de Amy, habría meditado confiar en Henry pese a ser hijo de una de los O.W.L.S. Nos tenía a su completa disposición.

    El resto del equipo no era muy extenso. Eché en falta a muchas personas, pero no podía culparles. Me acerqué a Amy, que estaba apoyada cerca de un árbol de color gris oscuro. Según la versión oficial de la guerra, había sido un combate entre una fuerza militar del gobierno y un grupo de terroristas amparados por el Director de Inteligencia Nacional. En el combate, decían, se habían usado armas químicas alucinógenas pero también otros prototipos. Supuestamente la petrificación de ese árbol era el resultado de un arma tóxica, pero en realidad mi padre me había contado una vez cuando era pequeño que había sido el poder de uno de los controlados por la Iniciativa.

    Observé el reloj, esperando el cambio de turno que había programado Henry. Noah caminaba de un lado a otro, inquieto, pensativo. Cargaba con demasiados recuerdos encima de ese lugar. Ellie e Idris estaban uno al lado del otro, bastante juntos. Me alegraba ver que mi hermana sonreía y era feliz. Owen estaba cerca de mí, pero lejos de Amy, ella se encargaba de mantener la distancia para evitar la visión que le había agobiado durante semanas.

     

    – [Xander]¿Crees que seremos suficientes?[/Xander] – pregunté a Henry, que a fin de cuentas era el que sabía cómo estaba todo dentro.

    – [Henry]Sí. Aunque no creo que haga falta…-[/Henry] respondió, señalando mi espalda. Ahí llevaba atado el legado de mi padre y mis abuelos paternos, la espada Ocaso, una hoja celta, corta, de empuñadura oscura. Ellie tenía su gemela, Albor, pero no la había llevado. Mi padre nos las había dado como un regalo muy especial para él. Hacía ya muchos años que había dejado de utilizarlas, desde que creó ‘Sendero Oscuro’.

    – [Xander]Prefiero ir preparado.[/Xander] – confesé. La hoja a la espalda me hacía sentirme más seguro. Noah y yo teníamos experiencia en combate, pero no en este tipo de combate. No es lo mismo luchar contra humanos, incluso armados o superándote en número, que contra humanos con armamento pesado y cualquier otra cosa que pudieran sacarse de la manga.

    – [Elle]¿Alguien se quiere ir?[/Elle] – preguntó mi hermana. La veía tan segura de sí misma que tenía claro que ella había heredado el temple de nuestras madres y padre. En un grupo de verdad, ella sería la líder natural.

    – [Idris]Es el momento.[/Idris] – apuntó Idris, el único que había tenido verdadero contacto con la lucha contra la oscuridad. Todos nos miramos, en silencio, esperando, pero nadie se fue.

    – [Elle]¿Vamos?[/Elle] – añadió mi hermana, algo nerviosa.

    – [Noah]Cuanto antes entremos antes nos iremos de ese sitio.[/Noah] – comentó Noah, parándose un momento en el sitio mientras sus ojos pasaban por el perfil del edificio.

    Asentí y estábamos a punto de marcharnos cuando Idris hizo una señal. Agudicé el oído y escuché unos pasos de alguien que se acercaba corriendo. Mi corazón latió dos veces en un instante y me preparé para agarrar la espada.

    El momento fue eterno, pero entre los árboles lo que apareció no fue una amenaza, si no Jane, que en parte era una amenaza para mi concentración.

    – [JJ]Siento haber llegado tarde.[/JJ]- respondió tomando aire después de la carrera. Hacía mucho tiempo que no la veía en persona, pero seguía siendo igual de guapa, y eso que iba vestida con unos vaqueros sencillos y una sudadera oscura – [JJ]Hola[/JJ] – saludó, algo más cohibida.

    – [Owen]Creía que no ibas a venir.-[/Owen] le preguntó su hermano, uno de los pocos que no estaba pendiente de mi reacción.

    – [JJ]No quería dejaros solos. [/JJ]-  explicó. No me había extrañado que Jane no viniera a Infinity, en parte por mí, pero principalmente porque no aprobaría un plan que nos pusiera en peligro. Pero quizá había decidido protegernos de una forma más directa.

    – [Elle]En realidad, es que querías hacer una entrada triunfal. [/Elle]- respondió mi hermana, sonriendo, intentando contribuir a calmar la tensión.

    Me removí en el sitio, sin saber qué decir. No era el mejor momento para causar problemas y no me apetecía molestarla, así que me centré en nuestra misión. – [Xander]Será mejor que entremos entonces.[/Xander] – dije. Henry parecía no entender del todo lo que estaba pasando. Era una larga historia.

    Jamás me habría imaginado lo que pasó, ni aunque me lo hubiera jurado Amy. Jane caminó hacia mí y se paró a unos pasos.- [JJ]He estado pensando…[/JJ] – empezó a decir.

    – [Xander]Podemos hablar después.[/Xander] – repliqué, nervioso por ser el centro de todas las miradas.

    – [JJ]Ya, pero déjame hacer una cosa.[/JJ]- asintió y lo siguiente que sentí fue su cuerpo contra el mío, abrazándome. Se aseguró de no cruzar su cara, lo único que no llevaba tapado, con nada de piel descubierta de mi cuerpo, evitando la acción de su poder. No sabía que en mi estancia en Merelia con Amy había descubierto por qué los Moondies no tenían miedo de que Jane y yo jugásemos juntos.

    – [Idris]Si nos vamos a poner todos cariñosones dejadnos un minuto.[/Idris] – bromeó Idris. Mi hermana le dio un puñetazo fuerte a juzgar por su cara. Yo no pude evitar sonrojarme, pero sonreí, mirando a Jane cuando nuestros cuerpos se distanciaron.

    Ella me guió un ojo. – [JJ]Ya nos podemos ir.[/JJ] – replicó. Se había vuelto a encender la esperanza de que Jane y yo volviésemos al menos a ser amigos y todo, probablemente, gracias al empujón de Amy para regalarle algo por su cumpleaños. Busqué a mi prima para agradecérselo con la mirada y la encontré aún apoyada en el árbol, parecía incómoda.

    – [Owen]Creo que voy a llorar…-[/Owen] sonrió Owen, abanicándose con la mano en un gesto exagerado.

    – [Henry]Está bien. Nunca he intentando esto con tanta gente. Por favor agarraos de las manos.-[/Henry] pidió. Jane agarró una de mis manos y con la otra a Elle. Como llevaba unos guantes negros no había problema, su poder, como el de su madre, funcionaba con el contacto directo.

    Cuanto todos cerramos un círculo alrededor de Henry, como si intentásemos despertar a un Super Saiyan Dios, el suelo y el cielo parecieron fundirse con un choque eléctrico. Segundos después aparecimos en un almacén cuyo final no se distinguía, de un blanco impoluto. La sensación de desorientación era terrible.

    Me pasé una mano por los ojos tratando de enfocar la mirada. Cuando lo conseguí, vi que había un montón de artefactos a ambos lados de la sala, en ocasiones también en el centro.

    – [Noah]Tienen todo lo que tenían en la Iniciativa y muchas más.[/Noah] – Noah estaba más acostumbrado a ese cambio de ubicación, así que aprovechó mientras nos recuperábamos para echar un vistazo a casi todo el pasillo.

    – [Elle]Amy, ¿cómo lo hacemos?[/Elle] – preguntó mi hermana. Mi mente estaba distraída en todos los artefactos, dossiers y notas que había por todas partes. Me forcé a concentrarme, no estábamos allí para eso.

    – [Amy]No lo sé.[/Amy] – respondió Amy, parecía frustrada, siempre fruncía el ceño de la misma forma cuando lo estaba.- [Amy]Algo ha cambiado y no sé cómo seguir.[/Amy] – explicó. El problema de ver el futuro ya lo habían contemplado los Moondies. Normalmente, cambia, al menos cuando lo ves y necesitas evitarlo, suele pasar. El problema está en que teóricamente esos futuros sí llegan a existir, porque de otra forma Ezra no estaría aquí, así que cada decisión nuestra crea un mundo nuevo. Decidme si no es presión tener que pensar así.

    – [Xander]Hay que sacarles de aquí. Es lo principal.[/Xander] – respondí. Las cápsulas no se veían por la zona en la que estábamos. Esperé la respuesta de Henry, pero estaba apoyado en una pared, casi incapaz de mantenerse en pie. El salto había sido demasiado.

    – [Xander]Elle, ¿puedes ayudarle?[/Xander] – le pregunté. Mi hermana, siempre preparada, sacó una botella de agua y una onza de chocolate de la mochila.Le hice un gesto a Noah, que inspeccionó el terreno en una fracción del tiempo que habríamos tardado el resto.

    – [Noah]Las tres cápsulas están allí delante.[/Noah] – señaló el camino y caminamos detrás de él, con cuidado. Idris, el más grande, llevaba a Henry a cuestas.

    Por el camino vi toda clase de cosas preocupantes, pero cuando llegamos a las cápsulas todo fue a más. Toda la pared que las rodeaba parecía un mural de la vida de los Moondies y de la nuestra también. Había fotos de los discos de las pruebas, de los Moondies, de objetos que tenían en su posesión y una especie de árbol genealógico de cada uno en el que también salíamos nosotros. Por si fuera poco, las fotos eran recientes y llevaban una serie de anotaciones.

    Me acerqué a ellas y se me heló la sangre. Sabían nuestra raza, nuestro grupo sanguíneo…incluso nuestros gustos. La mayoría de las fotos tenían nuestro nick en Endless, así que Infinity estaba sacando esa información del escáner que nos hacían al entrar al juego. Eso, o escuchaban nuestras conversaciones y mensajes, probablemente todo junto.

    Me aparté, deseando prender fuego a toda esa información, aunque fuera un sinsentido, porque tenían acceso siempre a esos datos. Me forcé a volver al presente y preocuparme más tarde de esa amenaza. Jane estaba cerca de las cápsulas, observándolas, como el resto.

    – [Idris]¿De quién es la vacía?[/Idris] – preguntó Idris, señalando una cápsula destrozada.

    – [Noah]Verónica Preston. Vino con Ezra.[/Noah] – explicó Noah, serio. Él sabía más que ninguno sobre la historia de los Moondies y había cosas que le habían pedido omitir. Conocía la historia de Ezra igual que algunos otros, el tío Ed se había pasado años buscándole, pero de la versión malvada de Jane no sabía nada casi nadie, seguramente para evitar que le cogiéramos miedo a la de verdad por su poder.

    – [JJ]¿Preston?[/JJ] – preguntó Jane, temblorosa. La mención a ese apellido era peliaguda, todo el mundo sabía quién era el abuelo de Jane, Owen y Elliot, pero nadie se lo recordaba.

    – [Noah]Tu versión alternativa…y malvada.[/Noah] – resumió Noah.

    – [JJ]Pues qué bien.[/JJ] – replicó ella, cruzándose de brazos. Se hizo el silencio entre nosotros.

    – [Elle]Primero deberíamos sacar al chico.[/Elle]- propuso mi hermana, rompiendo el silencio. Seguramente lo había dicho por algo. Henry había comentado que no teníamos mucho tiempo, así que podía ser eso.

    – [Noah]¿Qué fue lo primero que te regalo tu hermano?[/Noah] – intervino Noah de pronto, cortando la conversación. Estaba mirando a Jane fijamente, casi sin parpadear o tan rápido que no podíamos verlo. Me puse en tensión instintivamente.

    – [JJ]Unos patines de Frozen. [/JJ]- respondió al momento. Noah miró a Owen, que asintió. – [JJ]¿A qué viene eso?[/JJ] – preguntó Jane, molesta. Sabía a qué se debía, pero no pude evitar sentirme un poco molesto.

    – [Elle]Noah, ¿qué pasa? [/Elle]- preguntó mi hermana, colocándose en mitad de todos.

    – [Noah]Cuando los Moondies vieron el futuro, no sabían si Verónica y Ezra habían venido o no al cambiar la historia. Al estar él y esa cápsula vacía al lado…eso significa que tu doble está por ahí en alguna parte. Tenía que asegurarme.[/Noah] – explicó. Noah era práctico, no dijo que lo sentía, porque era necesario despejar la duda, especialmente allí dentro.

    Jane asintió, quitándole importancia, aunque parecía algo molesta, a cinco segundos de responderle algo, entonces un contenedor refrigerado llamó su atención.

    – [JJ]Henry, ¿tienen adn de Verónica?[/JJ] – preguntó, algo asustada. Me acerqué al contenedor donde había muestras biológicas desagradables y viales con muestras de sangre. Estaba el de Verónica y también el de mis madres.

    – [Henry]Sí.-[/Henry] aseguró él. Maldije no tener tiempo para llevarnos o deshacernos de todo lo peligroso de aquella sala, pero teníamos que priorizar a la gente. – [Henry]La llamaban Omega.[/Henry] – aseguró. Un escalofrío recorrió mi espalda con la mención de ese nombre. Miré a Noah y él me devolvió la mirada.

    – [Noah]¿Verónica es Omega?[/Noah] – preguntó para confirmar. Henry asintió. A mi familia no le gustaba demasiado recrearse en lo que había pasado en la Iniciativa. Sabíamos a grandes rasgos que les habían capturado, que había sido una pesadilla y que habían huido, pero durante años les habían seguido amenazando y habían tenido que volver a entrar varias veces, hasta su supuesta desmantelación. Lleno de dudas acudí a Noah. Su padre no había estado en la Iniciativa la primera vez, pero si en las reuniones de los Moondies en las que se aseguraban de no dejar amenazas sueltas. Una de ellas era referente a un cautivo peligroso que había escapado cuando ellos, Omega. – [Noah]Huyó de aquí la misma noche que nuestros padres hace más de veinte años.[/Noah] – resumió. Era terrorífico pensar que Verónica llevaba años por allí, pero también un alivio porque eso significaba que tenía el doble de años que Jane.

    – [Xander]Hay que librarse de las muestras[/Xander] – indiqué. Las de mis madres, la de Verónica, a saber qué podrían hacer con eso.

    – [Amy]No.[/Amy] – intervino Amy, mirándome fijamente. En ese momento tenía lo que yo llamaba de broma «mirada de alfa», que basicamente era ella llena de convicción para evitar algo.

    La miré, entrecerrando los ojos, pidiendo una explicación. – [Amy]Es el adn de Verónica, no el de Jane.[/Amy] – puntualizó.

    – [Xander]Sigue siendo peligroso.[/Xander] – dije tratando de razonar. Por lo que sabíamos, su adn debía ser idéntico.

    – [Amy]Para nosotros.[/Amy] – aseguró. Entonces dudé, confiaba en Amy igual que ella confiaba en mí, si no, Owen ni siquiera habría participado en la misión.

    – [Elle]Amy, estás siendo injusta.[/Elle] – terció mi hermana. – [Elle]Si fuera el de alguien que se parece a ti, lo habrías roto.[/Elle] – añadió. Entendía a mi hermana, pero si Amy lo decía, quizá fuese porque esa sangre podía ayudar contra Omega, o quizá ayudar a la propia Jane a librarse de su poder, las posibilidades eran infinitas.

    Jane no respondió, se quedó pensativa, observando los viales durante unos segundos, antes de irse a inspeccionar las cápsulas. – [Xander]Más tarde lo votaremos.[/Xander] – propuse, para centrar nuestros esfuerzos.

     

    – [Idris]¿Cómo sacamos al Capitán América?[/Idris] – preguntó Idris.

    – [Noah]Has estado mucho tiempo mirándolo. ¿Se te ocurre algo?[/Noah] – Noah se giró hacia Henry, que parecía pensativo.

    – [Henry]Ella puede despertar a She.-[/Henry] comentó, mirando a Elle. – [Henry]Compartis secuencuas genéticas. Solo… pon la mano sobre la cápsula. Para él no se que podemos hacer.[/Henry] – explicó. Al menos ya sabíamos cómo sacar a uno de ellos. La mención a la genética compartida me hizo pensar en el futuro. Esa muchacha era nuestra hermana, hubiese nacido como hubiese nacido, así que sería nuestra responsabilidad a partir de ese momento.

    Elle hizo caso y buscó el punto en el que colocar su mano. El escáner, muy parecido al que te hacían al entrar en Endless, cubrió con un haz azul el cuerpo de Elle, identificándola. Con lo que Henry estaba dicho quedaba claro, Infinity tenía todos nuestros datos genéticos. Si querían buscar a un sobrenatural, lo tendrían fácil, salvo que los vampiros no jugasen a Endless. – [Elle]Siempre he querido tener una hermana [/Elle].- sonrió Ellie, emocionada. Sonreí ligeramente, pese a la preocupación, mi hermana era adorable.- [Elle]No te ofendas, Xan[/Elle]. – apuntó, mirándome mientras me sacaba la lengua.

    – [Xander]No me ofendo, yo también he querido tener siempre una hermana.[/Xander] – me burlé, colocándome a su lado para poner una mano en su hombro como gesto de apoyo.

    Todo pasó muy rápido, pero diferente a lo que estáis acostumbrados a ver en las películas. Empezó a escucharse un sonido de succión y una especie de gel que había en el interior de la cápsula se fue absorbiendo por unos conductos. Cuando no quedó nada, la cápsula se abrió. La muchacha estaba allí, dormida aparentemente. Ayudé a Elle a sacarla, estaba completamente desnuda, así que Idris, que era el más alto, se quitó la chaqueta y se la pusimos. Era una suerte que a Idris no le molestase el frío de esa sala, que me imaginé que sería para mantener los artefactos en estado óptimo.

    La observé, tumbada en el suelo, con apariencia de dormir plácidamente. Se parecía a mis dos madres, y a Ellie. Es un poco extraño como me sentí. Habíamos empezado esa misión con el fin de salvarles a los dos, pero no me había parado a pensar hasta ese momento que tendría una nueva hermana y…era extraño porque solo con verla ya le tenía aprecio. Ellie me miró y vi que tenía los ojos brillantes, estaba emocionada.

    Por desgracia, los buenos momentos suelen ser breves. Escuché un ruido extraño y me giré para ver a Amy en estado glabro, cuando era aún más humana que loba, pero con un aspecto feral. Aulló y el sonido reverberó por todo el almacén.

    Me quedé parado y los demás también, observando. Cuando el aullido se detuvo, un ruido de golpes vino de la cápsula de Ezra. Nos acercamos corriendo y vimos que se removía, muy agitado, intentando salir.

    La puerta era muy resistente y él tenía poco espacio para hacer fuerza, así que decidimos tirar de la puerta. Noah se transformó y entre él, Idris, Owen, Elle, Jane y yo conseguimos arrancar la puerta de sus goznes.

    Una niebla helada salió del interior de la cápsula, seguida segundos después de un chico joven, robusto, más animal que hombre en aquél momento.

    Ezra fijó en nosotros sus ojos ambarinos y se lanzó contra Jane antes de que pudiéramos evitarlo. Noah se puso entre ellos en un parpadeo, pero Ezra no se amedrentó.

    – [Amy]¡ATRÁS, BETA![/Amy] – gritó Amy, interponiéndose. Él gruñó y ella le devolvió un gruñido. Después de unos momentos de tensión, su forma empezó a remitir a la humana. Eso sí, desnudo, ese día iba a ser marcado en el calendario como el de ver a tus parientes desnudos.

    – [Ezra]No lo entiendes. Estoy aquí para acabar con ella.-[/Ezra] trató de explicar, parpadeando demasiado. Parecía confuso.

    – [Xander]No la buscas a ella. No es Verónica.[/Xander] – me coloqué cerca de él y le puse una mano en el hombro, intentando anclarlo a la realidad. Después de años en crioestasis no debía poder diferenciar realidad de sueño.

    – [Ezra]¿Victor? Pero ella te…-[/Ezra] observó fijamente a Owen. Victor y Verónica Preston, no se lo había dicho nunca a Owen pero él también tenía su otra mitad sedienta de sangre. -[Ezra]Entiendo. Son los de vuestra linea temporal.[/Ezra] – dijo en voz más baja. Se llevó una mano al rostro, como si le doliera la cabeza. La desorientación tenía que ser muy fuerte, si no hubiera sido un licántropo quizá no lo habría contado.

    Un sonido metálico me distrajo. Me giré y había una docena de guardias apuntándonos con armas que parecían sacadas de una película de ciencia ficción. – [b]¡Quietos ahí![/b] – gritó uno de ellos. El aullido había debido alertarles.

  • PUTO NOAH ARKKAN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – TARDE, UCM – BOSQUE DE LOS SUSURROS

    Ya te he contado demasiadas veces en estos últimos años mi continua indecisión respecto a Lexie y Allie, pero vas a tener que aguantarme una vez más porque creo que quizá esta sea la definitiva, porque ese día había sido un poco raro.

    El día anterior había sido relajado, disfrutando de la fiesta pese a estar preocupado por Kaylee y cómo intentar ayudarla a superar su ansiedad y autodesprecio.

    Xander me había llamado poco después de despedirme de Allie en Louna para contarme algo que apenas me dejó dormir esa noche. Al parecer, Infinity, la megacorporación de tecnología y cibercultura que iba a revolucionar el mundo siendo parte del nuevo gobierno, había aprovechado sus contactos para instalarse en el viejo edificio de la Iniciativa, recuperando sus experimentos con a saber qué macabros fines.

    Yo era consecuencia directa de las acciones de la Iniciativa y había sentido en mis carnes sus torturas a través de los recuerdos de mi padre, así que no podía haber más que esperar lo peor. Por si fuera poco, la misión se trataba de rescatar a dos personas: una de ellas era S.H.E., el experimento híbrido de mis tías Sarah y Sasha que se suponía que habían evitado años atrás al destruir sus muestras; y el otro era Ezra, el hijo del futuro alternativo de Ed y Lucy, lo que situaba a Verónica Preston también en escena, un secreto que los Moondies me habían pedido guardar hacía mucho tiempo.

    Después de una noche de perros, esa mañana temprano me había puesto en contacto con Kaylee. Estaba aprovechando para disfrutar de sus abuelos, así que decidí no comentarle nada de lo que me había contado Xander y le dije que la recogería en un par de días. Aunque no estaba muy volcada en ella desde hacía unos años, su magia nos habría venido muy bien, pero necesitaba descansar más de lo que nosotros la necesitábamos a ella.

    El grupo de los que íbamos a entrar estaba más o menos montado. Pensé hablarlo con Niall porque a fin de cuentas él era como nosotros y yo ya había visto su poder en uso, pero no tenía experiencia en el terreno. Bueno, en realidad ninguno tenía demasiada, excepto Idris, nuestros padres se habían encargado de que pudiéramos vivir una vida normal ajena a luchar contra la oscuridad.

    Después de comer algo a media mañana entre dos clases se me había ocurrido una persona más que nos habría resultado muy útil, así que fui a verla.

    Lexie me abrió la puerta de su habitación de la residencia y pasé.

    – [Lexie]Noah, ¿qué tal la fiesta?[/Lexie]- comentó distraída mientras se preparaba un café de su máquina de cápsulas.

    – [Noah]Ah, bueno, estuvo bien.[/Noah] – respondí, intentando no fijar la mirada en su camiseta de tirantes. Normalmente Lexie escondía sus «atributos» en ropa holgada, pero habíamos ganado mucha confianza con los años y eso siempre había hecho que resultase duro no parecer un pervertido – [Noah]Te habrías divertido.[/Noah] – añadí, pensativo. No sabía cómo abordarla con el tema de Infinity. Nadie te enseña normalmente cómo socializar y menos aún cómo pedirle a una persona que se embarque en una misión potencialmente suicida. Y Lexie no era una persona cualquiera, era mi mejor amiga y alguien a quien no le gustaba mucho hablar de su vida privada ni del mundo sobrenatural. Con el tiempo había hecho las paces con su secretismo.

    – [Lexie]No creo. Ya sabes que no soy de fiestas. [/Lexie]- comentó, sentándose en el sofá, frente a mí.

    – [Noah]Quiero hablarte de algo.[/Noah] – dije después de un rato en silencio, viendo sus labios cerrarse sobre el borde de la taza y sus ojos claros fijos en mí. – [Noah]Voy a hacer algo…peligroso, para salvar a dos personas.[/Noah] – pese a que me tomé mi tiempo pensando a máxima velocidad, la frase no salió como esperaba. Había demasiadas cosas que no sabía, demasiado que explicar.

    Su respuesta fue fruncir el ceño, así que era una mala señal.

    – [Noah]Nos vendría bien tu ayuda.[/Noah] – comenté sin esperanzas.

    – [Lexie]No puedo.[/Lexie] – respondió, seria. Es como si siempre hubiese sabido qué iba a responder, pero me decepcionó su respuesta igualmente.

    Me quedé un rato en silencio, lamentándome por haberle preguntado siquiera. – [Noah]No te preocupes. Ni siquiera debería habértelo pedido.[/Noah] – la asertividad y la sinceridad habían sido mi arma durante mucho tiempo cuando no sabía qué responder, algo que solía pasarme con Lexie. Desde el malentendido con mi sexualidad habíamos llegado a conversaciones en punto muerto más veces, pero nunca como aquella. El miedo a repetirlo y perderla de vista me había hecho adelantarme siempre.

    – [Lexie]No pasa nada.[/Lexie] – dijo ella, aunque su tono no acompañó a sus palabras.

    – [Noah]¿Te ha molestado?[/Noah] – le pregunté. Parecía evidente que sí.

    – [Lexie]No.[/Lexie] – dijo ella. Estaba pensativa, como si su mente estuviese en otro lugar. Dejó la taza sobre la mesa, sin terminar y aparentemente sin intenciones de hacerlo.

    – [Noah]Vale.[/Noah] – dije al cabo de un rato, al ver que no había intento de entablar conversación. Había aprendido que lo mejor en esos momentos era dejarla sola, así que me levanté para marcharme.

    – [Lexie]Noah, quiero…decirte una cosa.[/Lexie] – me interrumpió cuando mi mano estaba ya en la manilla de la puerta. La miré y vi que evitaba devolverme la mirada.

    – [Noah]Cuéntame.[/Noah] – dije, alejándome un poco de la puerta.

    – [Lexie]Es complicado.[/Lexie] – replicó. No había visto nunca a Lexie así, normalmente no tenía pelos en la lengua para prácticamente nada.

    – [Noah]Tenemos confianza.[/Noah] – la animé. Pese a que ella era hermética con su vida, yo le había abierto las puertas de la mía y le había confiado mis secretos para que no sintiese que tenía que seguir huyendo. Pese a todo, siempre parecía estar dispuesta a echar a correr y no mirar atrás.

    – [Lexie]Me gustas.[/Lexie]- soltó de pronto. Iba a decir algo, ni siquiera sé qué, y de la impresión solo conseguí atragantarme con mi propia saliva. Me quedé pensativo durante un instante, al menos para ella, para mí fue un buen rato repasando qué decir.

    – [Noah]Lexie yo…[/Noah] – que no fue gran cosa para todo el tiempo que estuve pensando.

    – [Lexie]¿No te gusto?[/Lexie] – preguntó ella, mirándome. Vi sus ojos claros durante una eternidad y me quedé en bucle. Lexie me había gustado desde siempre, y claro que me seguía gustando, eso era algo que no podía negar.

    – [Noah]Siempre me has gustado…[/Noah] – dije, con toda la asertividad posible. Ya se lo había dicho en su día y ella había dejado el tema en tablas, así que desde entonces había dado por imposible que hubiese algo entre nosotros más allá de la amistad. – [Noah]…pero…[/Noah] – el pero salió solo. Es justo de lo que te quería hablar, Destina, tanto tiempo pensándolo, dudando, sin hacer un movimiento con ninguna, para descubrir al final en el último momento lo que sentía.

    Los ojos de Lexie se humedecieron y me quedé sin poder hablar. No me sentía capaz de decírselo así. – [Noah]¿Estás bien?[/Noah] – pregunté, acercándome.

    – [Lexie]¿Es por otra?[/Lexie] – preguntó ella, más cerca.

    – [Noah]Lexie, yo…[/Noah] – titubeé, aunque no debía. No quería hacerle daño.

    Ella se puso en pie frente a mí y no pude hacer otra cosa que tragar saliva. Ella me miró, sin decir nada más. Su cuerpo se acercó al mío y me acerqué un poco, como si fuéramos dos imanes, casi sin poder evitarlo.

    Cuando su cuerpo se cernió sobre el mío y sus labios estuvieron a punto de rozar mi boca, solo pude pensar en una cosa: Allie.

    En ese instante, en esa milésima de segundo, tuve claro lo que sentía por ella y no podía hacer lo que estaba a punto de hacer. Me eché a un lado y aparecí detrás de ella. Tardó unos segundos en darse cuenta y para entonces yo seguía tembloroso.

     – [Noah]Lexie no puedo…ya no…estoy enamorado de otra persona.[/Noah] – confesé, caminando de un lado a otro sin poder controlarlo, bastante hacía que no estaba moviéndome a toda velocidad.

    – [Lexie]¿Eh?[/Lexie] – preguntó ella, desconcertada. Estaba preciosa, siempre lo había sido, pero en mi corazón, incluso teniendo dos, solo había hueco para Allie. No sabía si ella sentía lo mismo por mí, pero tampoco podía seguir aferrándome a la duda entre Lexie y ella por el miedo a que me rechazase. Quería mucho a Lexie, pero no de la misma forma en la que quería a Allie.

    – [Noah]Te quise mucho tiempo pero estoy enamorado de Allie.[/Noah] – aclaré. No podía mentirle. No quería hacerle daño, pero no podía mentirle. Ella se quedó allí, sin moverse. Casi me pareció verla sonreír como si no se creyera lo que estaba pasando.

    – [Noah]Lo siento…[/Noah] – me disculpé. Tuve miedo a que se fuera y no volver a verla, a que la vergüenza le hiciese no querer volver a verme.

    ¿Sabéis eso que dicen de que al final las cosas siempre son más fáciles en la vida real que en la imaginación? Bueno pues no siempre es verdad, porque Lexie se giró y salió de la habitación a toda prisa. Podría haberla seguido fácilmente, pero no creía que quisiera mi compañía en ese momento.

    Derrotado, salí de su cuarto y cerré la puerta con una llave que me había prestado para emergencias. No había rastro de Lexie en el pasillo. Como no tenía humor para la clase de ‘Desarrollo del Portfolio’ porque de todas formas tenía ya un par terminados, me fui a mi cabaña y decidí descansar.

    En cuanto me tumbé, mi cuerpo se dio cuenta de lo poco que había dormido e intenté cerrar los ojos, pero una nube de pensamientos me mantenía atado a la vigilia. Así que me preparé algo y comí para reponer fuerzas.

    Ya con el estómago lleno, decidí que no podía seguir así más tiempo. Había descubierto lo que sentía por Allie y teniendo en cuenta que esa misma tarde podría acabar encerrado y convertido en un sujeto de laboratorio de la compañía tecnológica más grande del mundo, no podía perder más el tiempo.

    Cogí el teléfono e hice una llamada a Allie. Ver el logo de Infinity en el teléfono y en la aplicación me dio escalofríos. – [Noah]Hola.[/Noah] – saludé con menos ánimo del que pretendía. En cuanto la vi en la pantalla me alegré al instante, estar con ella siempre era más fácil, como si uno de mis dos corazones estuviera ya en ella y cuando estábamos separados me sintiera incompleto.

    – [Allie]¿Qué te pasa, guapo?[/Allie] – preguntó, aprovechando la llamada para colocarse un mechón de pelo y poner ‘duckface’.

    Suspiré, no tenía sentido querer a alguien y ocultarle las cosas que nos preocupan. – [Noah]Lexie ha intentado…ligar conmigo.[/Noah] – le expliqué.

    – [Allie]¿Tu amiga?[/Allie] – preguntó ella. Asentí. Parecía no importarle mucho y eso me generó dudas sobre si ella buscaría en nuestra relación lo mismo que yo. Traté de despejarlas, romantizar los celos es algo que está muy metido en la cultura popular ya desde hace un siglo, pero no es cierto.

    – [Allie]Está buena, ¿no?[/Allie] – añadió.

    No supe qué decir, sonaba a trampa, aunque Allie lo dijo de forma tan despreocupada que no estaba seguro. Podía ser una mera apreciación porque, hasta donde sabía, Allie también era bisexual. – [Noah]No sé, es guapa, sí…[/Noah] – comenté de pasada. Vale, sí, a mi yo adolescente le ponía muy nervioso estar cerca de ella con mis hormonas revolucionadas y su cuerpo curvilíneo. Bueno, a mi yo más adulto también le pasaba un poco. – [Noah]No quiero que se sienta mal por haberla rechazado. Le tengo mucho cariño, pero de otra forma.[/Noah] – confesé, despejando de mi mente la imagen del físico de Lexie para centrarme en sus ojos claros. Para mí Lexie era ya de mi familia, casi como lo que tenían los Moondies.

    – [Allie]Pues ya lo superará. [/Allie]- replicó ella, encogiéndose de hombros.

    – [Noah]Eso espero.[/Noah] – dije pensativo.

    – [Allie]Anda, no te amargues.[/Allie] – añadió ella, sonriendo. Cuanto más la miraba, más preciosa me parecía. Quería memorizar cada uno de sus rasgos para tenerla siempre a mi lado.

    – [Noah]¿Te gustaría cenar conmigo pasado mañana? En plan…cita.[/Noah] – pregunté, intentando por primera vez ir por delante de mi mente. Para algunas cosas es mejor hablar antes de pensar.

    – [Allie]Claro.[/Allie]- afirmó ella, sonriendo ampliamente.

    – [Noah]G-genial.[/Noah] – respondí algo nervioso, quizá había esperado un no por respuesta. Quizá algunas cosas sí son más fáciles en la vida real que en la imaginación.

    Hablamos un rato más, disfrutando de estar con ella antes de sumergirme en el mundo de las pesadillas de mi padre.

    Esa tarde, antes de reunirme con los demás, seguí descansando, escribiendo en mi diario todo lo que recordaba para que si pasaba lo peor, mis padres estuvieran tranquilos y el mundo supiese la amenaza que nos rondaba.

    Evidentemente, también pensé en Lexie y en que en esos momentos quizá estaría pensando que su vida habría sido mejor sin conocer al puto Noah Arkkan. Esperaba poder volver para recuperar nuestra amistad y poder llegar a estar con Allie.

  • CONSEJOS VENDO Y PARA MÍ NO TENGO

    Lexie – Casa de los Williams

    Tarde – Noche

    Lo peor de tener una discapacidad, sin entrar en lo obvio, que es tenerla, porque, joder, a nadie le gusta estar como una tapia o no poder andar, es que te miren con pena. La pena está sobrevalorada, porque en realidad, es una sensación fea. Siento ser yo la que os lo diga, pero sentir pena nunca ha ayudado a nadie. «Qué pena, con lo guapa que es y tiene que llevar un audífono». Uno: mi belleza es más que obvia e independiente del audífono. Dos: si no lo llevara no te escucharía decir gilipolleces y mira, casi que mejor.

    Nací con una discapacidad auditiva unilateral que me ha costado asumir, pero una vez que lo he hecho, ser sorda (o casi sorda) no me define. Por suerte, hoy en día esto tiene remedio. Así que cuando Noah me invitó a la fiesta de sus amigos, que también eran los de la encantadora-hasta-el-extremo Elle, dije que sí como Allie y no como Lexie. Sí, todavía estábamos así.

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  • CONECTANDO

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – CAFETERÍA DE LA UNIVERSIDAD

    Después de la discusión con Lexie, no me sentía con ánimo de ir a ninguna parte, así que volví a la cafetería y me quedé allí unas cuantas horas en una mesa del exterior, adelantando trabajos y repasando algunos exámenes.

    Al final me había decidido por Comunicación Audiovisual y Arquitectura, las dos bastante diferentes en el tono general, pero gracias a mis poderes, podía sobrellevarlas sin problema. Normalmente intentaba estudiar como cualquier otro, pero había días en los que las preocupaciones no me dejaban otra opción que absorber los conocimientos, guardarlos en mi memoria genética y acudir a ellos en el examen. Cuando hacía eso, fallaba a posta en algunas preguntas porque no me parecía del todo lícito sacar un diez. Tenía gracia que por regla general sacase mejor nota cuando no hacía trampa.

    Entre mis poderes y mi estado general de apatía, el mundo a mi alrededor parecía no estar en sintonía conmigo, como si me encontrase en otra dimensión, ajeno al resto, pero capaz de verlo todo.

    Quizá por eso me sorprendí más cuando alguien se sentó a mi lado y me habló.

    – [Lexie]¿Ahogando las penas en té?[/Lexie]- me preguntó la voz. Puede que os resulte extraño, imagino que es difícil ponerse en mi lugar e imaginar lo que es ser tan rápido. Os daré un ejemplo, en ese momento, antes de girar y ver a la persona que me hablaba, tuve tiempo a analizar su voz. Tenía un tono agradable, cálido, que invitaba a escucharla hablar indefinidamente.

    Cuando la vi, me quedé sorprendido. Era una chica preciosa, de tez bronceada, cautivadores ojos oscuros y una melena castaña que brillaba con luz propia, recogida en una coleta alta. Llevaba un top oscuro que on hacía de menos su piel morena y una falda vaquera corta. En general contrastaba bastante con el aire de la cafetería. Era como un diamante en una mina de carbón. El carbón era yo, claro, que iba con mis vaqueros y una camiseta de Flash.

    En una fracción de segundo repasé todas mis posibles respuestas. No sabía qué la había llevado a sentarse allí a mi lado. Había más huecos en la cafetería y yo no tenía nada llamativo. Al final, intenté no pensarlo todo tanto, porque era lo que me había llevado a error con Lexie, y le dediqué una sonrisa. – [Noah]El té y los helados siempre son una buena opción.[/Noah] – añadí. Hablando de comida siempre tengo cuerda para rato. Bueno, siempre tengo cuerda para rato, fin. Traté de disimular en mi cara la impresión y los nervios de lo guapa que me parecía.

    – [Lexie]Aquí no sabéis lo que es un buen helado[/Lexie].- sentenció, mirándome. Ella estaba tomándose un café. Le dio un trago después de echar el azúcar y no la vi hacer ninguna mueca pese a que el café de allí era bastante fuerte. Me fijé en sus labios aferrando el borde del vaso, cubiertos de un carmín de color suave. Tenía la manicura hecha y llevaba las uñas a juego con el color de sus labios

    – [Noah]¿Ah no? ¿Y dónde lo saben?[/Noah] – pregunté, viéndola sonreír. Capté el olor del café pero tras él, si te concentrabas, había un suave olor a menta.

    – [Lexie]En Louna, por supuesto[/Lexie].- replicó, como si fuera algo obvio. Así que era de Louna. Me pareció raro que viniese tan lejos a la Universidad, pero la de Moondale era barata y eso atraía a mucha gente. Louna me encantaba, mis padres iban a veces porque les gustaba caminar por el paseo con nosotros. Siempre nos compraban un helado a cada uno. Si me concentraba, todavía podía oler la brisa marina nocturna.

    – [Noah]Vale, no te falta razón. Los del carrito de al lado de la playa están buenísimos.[/Noah] – de nuevo sonreí. Ser natural me estaba resultando bastante liberador. Tenía gracia que viendo cómo eran mis padres yo hubiera salido tan contenido y pensativo.

    – [Lexie] ¿Los de Arthur? El cielo sabe así.[/Lexie]- replicó, exagerando una mueca, un gesto que me pareció muy divertido.

     – [Noah]Sí, hace mucho que no voy, pero son lo mejor.[/Noah] – me quedé un poco embobado mirándola, pero esta vez, despistado como soy, a velocidad normal. Mis ojos se detuvieron un momento en su oreja derecha, donde reposaba un audífono. No voy a mentir, cuando me di cuenta, sentí pena por ella. No debía tenerla, lo sé, pero la sentí porque no me pareció justo que le hubiese tocado eso y que el mundo hubiera avanzado tanto para algunas cosas pero pareciera aún estancado para otras.

    – [Lexie]Siguen siendo la perfección hecha helado.[/Lexie]- respondió. Al ver que me había fijado en su oreja su cara cambió y se quedó algo cohibida.

    – [Noah]Perdona.[/Noah] – dije al instante, con una sonrisa. La sinceridad me estaba poseyendo desde lo de Lexie y no quería que por un malentendido esa chica fuese a sentirse incómoda.

    – [Lexie] No pasa nada. Estoy acostumbrada.[/Lexie]- replicó restándole importancia. No lo consiguió, se notaba que era algo que la avergonzaba profundamente. Quería decirle que no debía hacerlo, bueno, yo tampoco era nadie para decirle como debía sentirse, pero habría preferido que se sintiera bien porque lo que veía delante de mí no era una chica con un problema de oído, si no una chica preciosa, simpática y agradable. Y como ese día, sin saberlo aún entonces, Idris y Elle habían tirado de los hilos, pues se lo dije.

    – [Noah]No sé decirte, yo más bien te miraría por guapa.[/Noah] – me reí por el mero hecho de acabar de decir eso. Pensé que podía tomarme por un baboso. También pensé que ese ímpetu se debía a que Lexie hubiera pensado que no me gustaban las mujeres. Así que empecé a sudar.

    Por suerte, ella se rió.- [Lexie] Gracias.[/Lexie]- replicó, mirándome fijamente. Creí morir cuando aquellos ojos se centraron en los míos. No era una persona de mucho contacto visual, enseguida apartaba la vista, pero con los suyos, no pude.- [Lexie] Tú no estás mal.[/Lexie] – añadió ella. Bueno, aquí va una clase de demonios cruzados – Jötnar técnicamente en mi caso – también nos sonrojamos.

    Reí, cohibido y rojo como un tomate. – [Noah]Aquí uno miente y otro dice la verdad, y la guapa eres tú, así que ya me dirás.[/Noah] – estaba de un suelto que no sabía si el té era té o ron. Empecé a sospechar que me pasaba algo raro con tanta sinceridad, pero qué quieres que te diga, Destina, me vino bien. Estaba disfrutando siendo yo con una chica preciosa que parecía que quería pasar tiempo conmigo, porque aún no había huido aterrada. Siempre me había imaginado de adulto solo, sin encontrar pareja. Bueno, y con un bigote, pero eso es otra historia. – [Noah]Me llamo Noah. Encantado.[/Noah] – añadí. Estaba tan extasiado mirándola que a veces se me olvidaba si estaba usando mis poderes o no.

    – [Lexie] Al…Allie.[/Lexie]- titubeó. Se puso en pie y se echó hacia mí para darme dos besos en las mejillas. De cerca olía también a chocolate negro y a…piruletas de cereza. Me puse tan nervioso que una de mis manos vibró incontrolablemente, por suerte pude esconderla debajo de la mesa.

    – [Noah]B-bonito nombre.[/Noah] – aseguré con una sonrisa. No daba crédito al giro que había tomado la mañana. Llevaba años sintiendo algo por Lexie sin que fuera recíproco, sin que ni siquiera ella lo considerase porque pensaba que no me gustaban las mujeres. Y ahora de pronto me encontraba allí con una chica a la que le gustaba, una chica preciosa, majísima, cercana. Prácticamente opuesta a Lexie. Quizá era una señal de que Lexie y yo estábamos hechos para ser solo amigos. No tenía nada de malo, con Kaylee me había pasado eso mismo y ahora, después del breve hiatus, nos llevábamos de maravilla.

    – [Lexie]Más bonito eres tú.[/Lexie]- replicó guiñándome un ojo. No era una persona que necesitase pocas señales precisamente, pero Destina, esto parecía tu padre enviándome una señal directa.

    – [Noah]¿Yo?[/Noah] – pregunté, riéndome como un adolescente. – [Noah]No te has visto, ¿verdad?[/Noah] – añadí. Tenía la lengua suelta como Vincent, me paré a pensar si no sería un brote o si de verdad alguien no me habría emborrachado. Pero no me sentía mareado ni especialmente eufórico, salvo por el hecho de estar ligando con ella.

    – [Lexie] A diario.[/Lexie]- comentó sin ningún atisbo de emoción. ¿Cómo podía no gustarse a sí misma si era impresionante en todos los sentidos?

    – [Noah]T-tiene que estar bien eso de verte a diario.[/Noah] – classic Noah Christopher Arkkan, me di vergüenza a mi mismo con mis oxidadas habilidades de ligue.

    – [Lexie]Pues gracias, Noah[/Lexie].- respondió ella con una sonrisa, apartándose de la cara un mechó de pelo que se le había soltado de la cola. Le sonreí, nos sonreímos, no había que ser un genio para ver que estábamos coqueteando y aún así yo no era capaz de pensar que nadie pudiese coquetear conmigo.

    – [Lexie]Por cierto, sea lo que sea lo que te tenga pensativo: seguro que tiene arreglo[/Lexie].- añadió ella, rompiendo nuestro ciclo de miradas intensas y sonrisas.  Me di cuenta de que debía haberme observado antes de sentarse conmigo, parecía una chica perspicaz.

    – [Noah]Creo que me he peleado con una amiga a la que tengo mucho cariño.[/Noah] – respondí con sinceridad. Llevaba mucho rato dándole vueltas, ella era agradable y yo estaba especialmente sincero, así que así, sin conocernos de nada, terminé hablándole de mis problemas.

    – [Lexie]¿Amiga o «amiga»?[/Lexie]- me preguntó. Cualquier otro se habría dado cuenta de que estaba flirteando abiertamente. Yo no lo tenía claro.

    – [Noah]Supongo que depende de a quien preguntes.[/Noah] – comenté. ¿Qué demonios hacía diciendo eso? Espabila Noah, ¿qué haces hablándole de lo que sientes por Lexie?

    – [Lexie]¿Y si te pregunto a ti?[/Lexie]- preguntó. No le había parecido mal lo que acababa de decir, por suerte. Era un desastre en las relaciones sociales, pero me estaban dando una opción de reencauzarlo. Me paré un segundo a pensar. Llevaba mucho tiempo sintiendo algo por Lexie, pero no conseguía llegar a ella. Era una de mis mejores amigas, pero apenas conocía nada de su vida, nunca había conseguido pasar por su muro impenetrable. Y sin embargo Allie estaba allí, interesada en conocerme, en estar conmigo, tan accesible. Sentía que conectaba con ella a un nivel que me sorprendió.

    – [Noah]Te respondería si quedamos en Louna.[/Noah] – sentencié finalmente, lanzándome a la piscina. Esperé no parecerle muy osado. No quería espantarla.

    – [Lexie]Tendrás que responderme[/Lexie].- afirmó ella, enarcando una ceja. Dios, qué guapa estaba, con sus rasgos marcados, parecía que estaba cincelada por un o una artista.

    – [Noah]Tenemos un trato, señorita….[/Noah] – respondí, esperando que me dijese su apellido. Mi mente, ansiosa de conocimiento, quería saberlo todo de ella. Entre otras cosas, su número, para poder quedar.

    – [Lexie]Lowell[/Lexie].- añadió ella al poco. Noah Arkkan y Allie Lowell, en ese momento no me pareció que dos nombres pudiesen quedar mejor. Todavía me quedaba mucho que saber.

    – [Noah]Entonces tenemos una cita señorita Lowell[/Noah] – sentencié. Activé la InfinityBand cuando vi que ella lo hacía y las cruzamos para intercambiar nuestros contactos. Sentí como si ese dispositivo fuese mil veces más valioso para mí.

    No sé cuánto tiempo más seguimos hablando de todo lo que se nos ocurría. Memoricé cada cosa sobre ella, absorbiendo toda la información que podía, embriagándome de ella, por si llegaba el día de vernos y decidía no aparecer porque no le apetecía, porque no merecía la pena encontrarse con un tipo como yo que nada tenía de especial.

    Para alguien con velocidad sobrehumana, esperar una cita con ansia puede ser una tortura.

  • UNA ATRACCIÓN DESVELADA

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – RESIDENCIA UNIVERSITARIA FENRIS

    Destina, tengo algo interesante que contarte, no sé si positivo o negativo, pero desde luego necesito sacármelo de la cabeza y compartirlo con alguien.

    Desde nuestros primeros y desafortunados encuentros cuando empezó en el Hedy Lamarr, Lexie y yo habíamos terminado por desarrollar una amistad muy profunda y la verdad es que para mí, auténtica.

    Ella siempre me había gustado, es una tontería esconderlo, pero tras mucho tiempo sin percibir ningún atisbo de atracción por su parte, me había resignado a la idea de que lo nuestro no iba a ser.

    No era la primera vez que me pasaba y al final las cosas salían bien, Kaylee era el ejemplo. Al principio me había gustado, admití que no íbamos a ser nada y después de que ella se diese cuenta de lo que estaba haciendo mal, recientemente habíamos vuelto a ser amigos de confianza.

    Quizá estoy siendo demasiado positivo, porque no había conseguido resignarme del todo. Pasar más tiempo con Lexie implicaba estar más tiempo cerca de ella, físicamente incluso, y había momentos en los que me resultaba difícil no sentirme atraído, unos cuantos. Bueno muchos, vale.

    Pero había una barrera entre nosotros que nunca se iba, Lexie guardaba celosamente todos los detalles de su vida. En los años que habían pasado, había venido varias veces a mi casa y conocía a unas cuantas personas de mi entorno. Sin embargo yo no sabía nada del suyo y jamás había visitado su casa, ni sabía dónde vivía, solo conocía su habitación de la residencia.

    Al principio me costaba más trabajo que fuéramos amigos escondiéndonos cosas, pero vi que ella lo necesitaba y no quise presionar, me gustaba pasar tiempo con ella. Muchas veces Niall estaba con nosotros, pero otras, estábamos a solas.

    Ese día estábamos en su habitación. Por suerte la Residencia Fenris había relajado sus normas con los años y se había dado cuenta de que evitar el acceso de los hombres a los pasillos de las mujeres no era muy razonable y daba por hecho ciertas cosas poco modernas.

    – [Lexie]Esta tarde quiero ir a comprarme un bañador: ¿me acompañas?[/Lexie]- preguntó, esquivando hablar del trabajo que estábamos haciendo. No podía culparla, era muy temprano y hacía mucho sol. En ese momento, los rayos se filtraban por la ventana, bañando a Lexie, que iba vestida con unos pantalones cortos y una camiseta sencilla, pero estaba guapísima.

    Tardé unos segundos en darme cuenta de lo que me estaba pidiendo. Quizá eran solo imaginaciones mías y mi papel supuesto era quedarme en la puerta de la tienda mientras ella se probaba cosas, pero la idea mental de verla desfilar en bikini delante de mí me hacía desatar un titubeo que normalmente solo me pasaba con ella. – [Noah]Eh,sí, si quieres…claro.[/Noah] – respondí. Por si fuera poco, Lexie era una de las pocas que tenía una habitación sin compañera, así que estábamos los dos solos allí.

    – [Lexie]He pedido unos cuantos online, pero no me quedan bien[/Lexie].- se quejó, encogiéndose de hombros. La miré a los ojos y me quedé en blanco. Allí estaba, con la memoria de cientos de antepasados, el conocimiento de todos los libros, series y películas que mi poder me había permitido devorar y aún así no tenía ni idea de si Lexie estaba intentando algo o no, y desde luego sin reunir el coraje para ser sincero.

    – [Noah]Pues, si te parece bien…yo encantado.[/Noah] – respondí a sabiendas de que tenía una sonrisa bobalicona en la cara.

    – [Lexie]¿A qué viene esa risilla?[/Lexie]- respondió, frunciendo el ceño. Me puse un poco nervioso y se me soltó un pelín la lengua.

    – [Noah]Pues, no sé, si te parece bien que te vea probártelos. Yo no me quejo…quiero decir.[/Noah] – en mi defensa tengo que decir que Lexie siempre hablaba de sexo con total fluidez. Yo no tanto, pero aquella vez…a quién quiero engañar, era guapa, muy guapa y me atraía, así que fue intento de ligue barato.

    Lexie volvió a fruncir el ceño y la habitación pareció hacerse más pequeña. El miedo a que se enfadase conmigo y me tomase por un pervertido o un baboso en lugar de su amigo me tragó. – [Noah]Lexie no quiero que pienses que soy tu amigo por tu físico. Solo es eso.[/Noah] – dije con sinceridad. Lo había pensado desde el principio y había acertado porque a Lexie le molestaba que se fijaran en exceso en su apariencia, pero hasta el momento me había limitado a comportarme como un caballero, sin las connotaciones rancias del término.

    – [Lexie]¿Tienes fiebre o algo?[/Lexie]- gateó hasta mí y me puso una mano en la frente. Aparté la mirada de su escote o sí que iba a tenerla.

    – [Noah]¿Fiebre? ¿Por qué iba a tener fiebre?[/Noah] – respondí, confuso. No entendía nada de lo que estaba pasando. Me eché un poco hacia atrás. – [Noah]Hace mucho que somos amigos pero siempre he tenido miedo de que pensarás que lo era por…bueno…porque eres muy guapa.[/Noah] – repetí. No sabía de dónde había salido esa sinceridad, quizá el café que me había tomado esa mañana con ella y con Niall era demasiado fuerte. La realidad era que, sin saberlo, el encargo que Idris y Elle habían hecho había empezado a hacer efecto – si, iba con efecto retardado – y todo me instaba a dejar salir las verdades que no quería esconder.

    – [Lexie]¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?[/Lexie]- preguntó, encogiéndose de hombros. Mientras meditaba mi respuesta, buscó en su InPhone de último modelo el meme de la ‘churra y la merina’-

    – [Noah]Pues eso, que como mucha gente va detrás de ti por guapa, no quería que pensaras que yo también.[/Noah] – sentencié. Os explicaré una cosa. Vincent, el padre de Idris y Mike, venía de otro mundo donde le habían bautizado con un agua que le obligaba a ser sincero. Eso le hacía sentirse algo molesto cuando no podía evitar decir algo que no quería. Esto era diferente, solo sentía alivio dejando escapar las palabras que habían sido retenidas durante tanto tiempo.

    Lexie se echó a reír.- [Lexie]¿Hoy qué es, el Día de los Inocentes?[/Lexie] – preguntó. La confusión aumentaba por momentos, igual que mi nerviosismo y mi miedo a cagarla.

    – [Noah]Lo siento.[/Noah] – me disculpé, pensando que la había molestado con algo de lo que había dicho. Lexie era una persona con temperamento y tendencia a alejarse de los problemas, así que no quería convertirme en uno.

    – [Lexie]No entiendo nada[/Lexie].- admitió ella, que al parecer estaba casi tan confusa como yo.

    – [Noah]Pues no sé. A ver…claro que te veo guapa, es evidente. Pero eres mi amiga por cómo eres.[/Noah] – no quería que pensara que la valoraba por su físico, pero tampoco quería que pensara que no la encontraba atractiva, porque claro que lo hacía. Hasta una mesa la habría encontrado atractiva.

    – [Lexie]¿Pero tú no eres gay?[/Lexie]- soltó de pronto. La pregunta me pilló tan de imprevisto que sin darme cuenta pasé a modo velocidad y el tiempo pareció congelarse. Volví a la velocidad normal en cuanto me di cuenta.

    – [Noah]¿Gay?…No…o sea, soy bisexual supongo, si quieres buscar una etiqueta pero…¿por qué piensas eso??[/Noah] – como no sabía qué decir, dije la verdad. Me gustaban las chicas. Claro que me gustaban también otros chicos pero una cosa no quitaba la otra. Es como si por gustarme la pasta no me pudiera gustar la comida india.

    – [Lexie]¿¿¿¿QUÉ???[/Lexie]- su cara fue de sorpresa total y absoluta, así que la mía debió reflejar lo mismo.

    Literalmente aluciné al ser consciente de que Lexie llevaba años pensando que era gay.  – [Noah]Espera, ¿llevas años pensando que soy gay?[/Noah] – pregunté. Si, a ver, el efecto de ese poder no dejaba mucho margen entre lo que piensas decir y dices.

    – [Lexie]¿No dicen que no asumas que todo el mundo es hetero?[/Lexie]- replicó ella alzando una ceja. Reconocí su modo «sassy», estaba molesta o preocupada por algo.

    – [Noah]Coño, pero también hay cosas en medio.[/Noah] – afirmé. No me consideraba pansexual, pero bisexual sí.

    – [Lexie]Ya veo[/Lexie].- respondió. Entonces se hizo el silencio. Cuando pude soportarlo más, empecé a moverme por la habitación aprovechando mi velocidad. Caminar mientras pensaba me relajaba y ella no se daría cuenta siempre y cuando volviera al mismo sitio.

    – [Noah]No Lexie, también me gustan las chicas.[/Noah] – comenté, preocupado por todo lo que pudiera estar pasando por su cabeza. Si había asumido que era gay todo ese tiempo quizá toda nuestra relación se replantease. Y podía ser para mejor o para peor.

    – [Lexie]Pues muy bien[/Lexie].- respondió, cortante. Las posibilidades de que las cosas fueran mal iban creciendo.

    – [Noah]¿Estás enfadada?[/Noah] – pregunté, el poder de la asertividad estaba de mi lado al menos.

    – [Lexie]No, solo me siento como la persona más tonta de la Tierra, pero se me pasará[/Lexie].- se levantó y empezó a recoger sus cosas. Me lo tomé como una invitación a irme.

    Me puse en pie, pero antes de salir, me acerqué a ella. – [Noah]Lexie…[/Noah] – llevé la mano a su muñeca, con delicadeza. – [Noah]No sabía que pensabas que era gay, si no, te lo habría dicho desde el principio. De hecho pensé que sabías que…[/Noah] – eso no fui capaz de decirlo ni siquiera bajo el efecto del poder, porque en ese momento, con ella así de molesta, no quería descubrir que siempre me había gustado.

    – [Lexie]Déjame un rato sola[/Lexie].- pidió, sin girarse. Solté su muñeca y me alejé de camino a la puerta. Ella pareció darse cuenta de que había sonado brusco y añadió.- [Lexie]Por favor[/Lexie]. – en un tono más relajado.

    Salí de su cuarto y quise gritar de rabia e impotencia, pero no me habían enseñado a ser así. En lugar de eso, eché a correr. Mientras lo hacía, no necesitaba pensar. Volvería a tiempo para las clases, pero con suerte más cansado, eso me ayudaría a combatir mis sentimientos.

     

  • CORRER Y ESCONDERME

    Lexie – Instituto

    Mañana

    Le había prometido a Idris que no utilizaría una apariencia que no fuera la de verdad, a mi madre que la tendría al tanto de todos mis movimientos, a Alexander que no me metería en líos y a la profesora de Física que iría al despacho, pero en vez de eso, había abofeteado a la Queen Bee del instituto y me había transformado en mapache para saltarme unas cuantas clases.

    Era mi primer día en el ‘Hedy Lamarr’ y, desde luego, no estaba consiguiendo pasar desapercibida. ¿Qué más daba la apariencia que tomase si seguía siendo incapaz de morderme la lengua? La mala baba de los Reed y la soberbia de los Fenris. Una joyita, vaya.

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  • JERARQUÍA

    NOAH ARKKAN | INSTITUTO HEDY LAMARR

    Hola, Destina. Estaba esperando para empezar este nuevo diario a que ocurriese algo importante, y hoy ha pasado. No tengas miedo, el resto de tus memorias están en mi habitación, en el estante reservado para los diarios. Sé que Leo también los guarda, pero los suyos no están a la vista.

    Voy a volver a ponerte al día por el tiempo que ha pasado desde la última vez. Me quedan dos años de enseñanza secundaria en el Instituto Hedy Lamarr, este y el siguiente. Estoy deseando liberarme ya de la monotonía de permanecer durante horas sentado en unas clases en las que se hablan cosas que ya he aprendido o memorizado en una fracción de segundo. Además, los Institutos son civilizaciones en miniatura, caldos de cultivo en los que podría observarse a la humanidad tal y como nosotros observamos a otras especies. Se crean y se mantienen estratos sociales peligrosos, pero es lo que dice la tía Sarah, al final todo pasa, hay que tener paciencia.

    El caso es que en parte estaba deseando llegar a la Universidad. Si conseguía beca, podría intentar apuntarme en dos carreras de las que me gustaban. No me haría falta ir a las clases completas y si lo hacía, podía aprovechar el tiempo que me sobrase para hacer cosas de la otra asignatura.

    La última vez que te conté mi historia todavía tenía problemas con la tecnología. Ahora ya he aprendido a no sobrecargarlos y a controlar la estática que sale de mi cuerpo. Alguna vez me he pasado tecleando demasiado rápido y he terminado por saturar el equipo, pero me estoy acostumbrado, me ayudará bastante para el plan de las dos carreras. He conseguido reducir la lista a estudiar fotografía, escritura, historia o arquitectura. Por el momento he visto que hay una carrera que ofertan en la Universidad de Moondale que se llama Artes Creativas y según dice el padrino, fotografía y escritura vendrían a estar contenidas. Así que quedaría decidir entre las otras dos, pero creo que arquitectura va ganando. Los juguetes de piezas marcaron mi infancia, eran los únicos que conseguían entretenerme.

    No pensé que el inicio de curso fuese a diferenciarse en nada del de otros años, salvo por el hecho de que Amy había tenido que repetir curso en lugar de graduarse y ahora estaba en la clase de mi hermano. Me sentía mal por ella, pero no estaba seguro de cómo acercarme lo suficiente como para darle ánimos, así que preferí no molestarla.

    Esta mañana estaba probando mi nueva taquilla y guardando algunas cosas que me podían hacer falta cuando la vi aparecer. Era nueva, me aburría tanto en las clases y los pasillos que conocía todas y cada una de las caras del instituto. Definitivamente la suya no la habría olvidado, sus ojos parecían de otro mundo, un azul celeste que te dejaba clavado en el sitio. Por suerte, como era rápido, a mí no se me había notado.

    Caminaba buscando algo que tenía anotado, probablemente la clase o la taquilla. Inmediatamente pensé en ayudarla, pero vi a un par de tipos grandotes de último año con el chacal en sus chaquetas de fútbol americano, listos para hacer su papel de babosos oficiales.

    No tardó en impresionarme, pasando de ellos abiertamente mientras seguía buscando ella sola. Sonreí, distraído, se lo tenían merecido. Que fuese una chica guapa no les daba ningún derecho, a absolutamente nada. Así que decidí no molestarla intentando ayudarla.

    Aquí es donde me golpeó tu padre, el Destino. Estaba tan metido en mis pensamientos mientras cerraba la taquilla que no me di cuenta de que ella apuraba el paso. Acostumbrado a no usar mi poder en público, no pude evitar que chocásemos aunque conseguí que ninguno de los dos perdiera el equilibrio y se cayese.

    — [Lexie]Lo siento.[/Lexie]— se disculpó, mirándome directamente con esos ojos que parecía atravesarme. No conseguí aguantarle la mirada mucho tiempo.— [Lexie]Es que soy nueva y no encuentro nada.[/Lexie] – explicó. De cerca era todavía más guapa, pero me sentí mal parándome a pensarlo porque seguramente era así como la viese todo el mundo, sin querer saber más.

    – [Noah]P-perdona, la culpa es mía.[/Noah] – respondí. Podía haber evitado que chocásemos, era suficientemente rápido como para hacerlo sin problemas y quizá sin que nadie me viese, pero ya estaba acostumbrado a ser simplemente el friki, el raro con hiperactividad. – [Noah]Puedo ayudarte si q…si quieres.[/Noah] – ofrecí. Había querido ayudarla desde el principio y ahora tenía la excusa perfecta para que no pareciera que solo lo hacía por su aspecto. Tampoco sé cómo explicartelo, Destina, para que no suene ofensivo. Era muy guapa y también muy…explosiva.

    — [Lexie]Genial.[/Lexie]— sonrió con timidez. — [Lexie]Estoy buscando la clase de primero de bachillerato…C[/Lexie] – afirmó, después de comprobarlo en la nota. No pude evitar sonreír, aunque por suerte, evite soltar una risa.

    – [Noah]Ah, vamos a la misma clase.[/Noah] – respondí intentando disimular un poco el hecho de haberme alegrado en exceso.

    — [Lexie]¡Qué puntería![/Lexie]— replicó. Me quedé un instante observándola, más rápido de lo que ella pensaba, tratando de recomponer un retazo de su persona a través de lo que veía. No obstante había cosas confusas, pistas que llevaban en direcciones opuestas. Lo que sí me quedó claro en su forma de vestir y en sus movimientos, es que detestaba que le prestasen atención por su físico.— [Lexie] Me llamo Alexandra, pero me dicen Alex, Lexa, Lexie, Xandra… ¿y tú?[/Lexie] – se presentó. Me sentí un poco avergonzado por no haberme presentado hasta ese momento, aunque eso no evitó que me asombrase la cantidad de nombres.

    – [Noah]Soy Noah y me llaman…eh, bueno…eso…[/Noah] – expliqué, de una forma bastante lamentable. Ya sabes que las relaciones sociales no siempre terminan de ser lo mío. Que pienses rápido no garantiza que no metas la pata igualmente. – [Noah]¿Cómo prefieres que te llame?[/Noah] – pregunté, mientras caminábamos juntos por el pasillo.

    — [Lexie]Lexie.[/Lexie]— aseguró, apretando la carpeta contra el pecho. Era amarilla, pero llevaba pegada lo que parecía la portada de un libro. Mostraba a un caballo de color rojo sangre. No lo conocía. — [Lexie]Creo que me pega más.[/Lexie] – me extrañó esa forma de decirlo, pero tampoco le di demasiadas vueltas. Pensándolo ahora, sé por qué. Temía que fuese una de esas personas que tienen que fingir ser de otra forma para sobrevivir a una fauna como la del instituto.

    – [Noah]Lexie entonces. Encantado.[/Noah] – repliqué, tendiéndole la mano. No quería crear tensión con un acercamiento forzado típico como era tener que dar dos besos si era una mujer. Mis padres me habían enseñado desde pequeño que no tenía que besar a nadie si no quería, así que aplicaba eso a todo el mundo.

    Lexie miró mi mano extendida y se rió.— [Lexie]Eres raro, Noah.[/Lexie]— sentenció, mirándome. Aparté la mano, algo cohibido. Tenía miedo de caerle mal, todavía soy demasiado joven y algo inexperto en las relaciones sociales «normales». A fin de cuentas, en la memoria genética de mi padre estaba su experiencia y la de cientos de demonios antiguos, y mi madre había llevado una vida…poco habitual.— [Lexie]Me vas a caer bien.[/Lexie] – apuntó. Eso me tranquilizó, no voy a negarlo.

    – [Noah]Me lo dicen mucho, lo de raro, no lo otro.[/Noah] – le aclaré. Y desde hacía mucho tiempo, como bien sabes. Ya no me importaba, prefería ser diferente, ser algo inesperado, algo que esas jerarquías sociales del instituto no supieran calificar y por eso fuera simplemente «raro». Como os decía antes, con unos padres que nunca habían ido al instituto y los recuerdos de unos antepasados que vivían en tribus, poca experiencia podía tener de antemano. – [Noah]¿De dónde eres?[/Noah] – pregunté, intentando hablar de algo.

    — [Lexie]Eh…de por aquí.[/Lexie]— respondió, visiblemente incómoda. Estupendo, primera cosa que le decía después de presentarnos y ya la había cagado.

    – [Noah]Lo siento, pregunto mucho.[/Noah] – me disculpé.

    — [Lexie] No, no.[/Lexie]— replicó ella, quitándole importancia. Lexie parecía una chica muy maja, muy accesible. No sé explicarlo, porque aún no la conozco lo suficiente.

    – [Noah]Nuestra clase no está mal.[/Noah] – empecé a decir lo que me habría gustado escuchar. – [Noah]Lo típico: una reina de la clase, una seguidora…está Niall que es amigo mío, es buena gente.[/Noah] – aclaré. La jerarquía que ya había mencionado. Pensar en ello no me parecía muy agradable, pero al menos era algo pasajero.

    — [Lexie]Me conformo con pasar desapercibida.[/Lexie]— sentenció ella. Le dediqué una sonrisa.

    – [Noah]Entonces Niall y yo somos la apuesta segura.[/Noah] – comenté. No éramos populares, pero nos llevábamos más o menos bien con todo el mundo, aunque a veces teníamos que aguantar a otros. Ella me sonrió y volvió a pasarme lo que últimamente me estaba persiguiendo. Desde hacía una temporada, controlaba mejor mis poderes, pero a veces, en momentos puntuales de nervios, mis manos temblaban. Esto no sería muy grave si no lo hicieran a una velocidad sobrehumana. Por suerte, conseguí esconderlo.

    En ese momento, para contribuir a tranquilizar mis nervios, apareció Kaylee con su corte. — [Kaylee]Eh, rarito.[/Kaylee]— chasqueó los dedos. Sabía que estaba hablando conmigo, pero la ignoré. ¿Recuerdas lo que decía de la «reina» de la clase y sus seguidores? Pues era Kaylee, aquella niña inteligente y madura había sucumbido a la jerarquía y llevaba siendo así desde principios del instituto. Supongo que se cansó de que se metieran con ella y tomó las riendas, creando un papel que ha terminado por comérsela.— [Kaylee]¿Te has tomado la medicación? Porque te veo hablando solo.[/Kaylee] – se burló. Preferí no hacerle caso, aunque la risa de Tina y de Blue e Indigo, los hermanos Stevens, me hizo sentirme mal.

    Igualmente la ignoré, Kaylee y yo nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y aprovechaba esa confianza para burlarse, sabía perfectamente que yo no le haría caso. Miré a Lexie esperando no ver pena o vergüenza en su mirada. Lo que vi no fue ninguna de las dos cosas, si no una mirada acerada en dirección a Kaylee.— [Lexie]Está hablando conmigo.[/Lexie] – le espetó.

    – [Noah]No le hagas mucho caso.[/Noah] – intervine, esperando restarle importancia a la situación. No me apetecía estropear las cosas con Lexie ni tampoco que pensase que Kaylee era así, aunque hiciese poco por demostrar lo contrario.

    — [Kaylee]Anda mira, si las tetas te dejan hablar.[/Kaylee] – replicó. Vi la cara que puso Lexie y me enfadé, de verdad.

    – [Noah]¿Quién te crees que eres, Kaylee?[/Noah] – le espeté. Tengo paciencia e intento vivir siempre pensando en que mis actos tienen consecuencias y que está en mi mano mantener el equilibrio y ser fiel a mí mismo. Lo que decían de mí no me importaba, pero Kaylee se había pasado y no podía, ni quería, permitirlo.

    Índigo se acercó a mí en actitud beligerante. No retrocedí, podía esquivarle sin llamar la atención. No me iba a enfrentar abiertamente a él solo porque tenía de mi lado el físico de mi lado demoníaco y la velocidad de mi poder. Tener poder no implica tener que utilizarlo a la ligera. No estaba en una película superhéroes adolescentes.

    Kaylee le detuvo.— [Kaylee]No te molestes.[/Kaylee] – añadió. Me quedé mirándola, esperando que respondiese. Quise volver a conectar con ella como hacía años que era incapaz, como amigos, como familia, teniendo en cuenta que su padre era mi padrino y siempre habíamos sido muy cercanos. Pero me topé con la pared de siempre.

    — [Lexie]No me das miedo, Barbie.[/Lexie]— le espetó Lexie, colocándose frente a ella. No me atreví a detenerla, no era quien para privarla de defenderse, pero tampoco me apetecía que las cosas se salieran de madre. Kaylee, ¿qué estás haciendo con tu vida? Un coro de gente murmuró, cada vez estábamos llamando más la atención.— [Lexie]No sé quién te ha hecho creer que mandas, pero estás muy equivocada.[/Lexie] – añadió. Kaylee esbozó una sonrisa, dispuesta a liberar su ira con Lexie.

    – [Noah]Déjala tranquila.[/Noah] – le pedí, serio. Apelaba a la Kaylee que se ocultaba detrás de la máscara.

    — [Kaylee]Escúchame bien, friki.[/Kaylee]— me replicó. Trató de convertir eso en un ataque, pero conmigo no iba a tener resultado. No sé qué la hacía querer apartarse de esa forma de todos nosotros, pero con muchos funcionaba.— [Kaylee]Tu amiga no sabe aún cómo funciona la cosa, así que más te vale que se lo enseñes.[/Kaylee] – sentenció. La observé fijamente.

    – [Noah]¿Quieres que hable de todo esto con mi padrino?[/Noah] – le advertí, intentando hablar de la forma más críptica que pude, teniendo en cuenta toda la gente que nos observaba. La mayoría no tenía ni idea de la relación que teníamos, porque Kaylee no se hablaba con casi ninguno desde que empezó el instituto, salvo con Owen.

    — [Lexie]Que me hables a mí, estropajo.[/Lexie]— le espetó Lexie, que no se andaba por las ramas.

    — [Kaylee]¿Pero qué dices, Michelín?[/Kaylee] — le insultó Kaylee. La miré, enfadado, mientras se llevaba una mano a la sien teatralmente. Ahí pasó algo que no me esperaba, Lexie le dio un tortazo a Kaylee con la mano abierta, que se echó hacia atrás, dolorida. Me giré hacia Lexie para apartarlas antes de la que cosa fuera a más.

    — [Lexie]Déjanos en paz, abusona.[/Lexie] – añadió, sin apartar la vista de ella. No sabía cómo decirle a alguien que acababa de conocer que no estaba bien lo que había hecho, por muchos motivos que le hubiese dado Kaylee.

    — [b]La nueva, al despacho.[/b]— se escuchó decir a la señora Kent, la profesora de física. Lexie seguía enfadada, pero se alejó, caminando lentamente.

    Kaylee aprovechó la situación para dramatizar.— [Kaylee]Me ha pegado.[/Kaylee]— se quejó, con lágrimas en los ojos.

    – [Noah]No sé cómo has cambiado tanto.[/Noah] – reconozco que no es la mejor forma de habérselo dicho, pero ya no sé cómo hablar con Kaylee. Ojalá pudiera quitarse la máscara.

    Fui detrás de Lexie, que iba murmurando por lo bajo. Antes de que la alcanzara se giró y le hizo un gesto a Kaylee para dejarle claro que la vigilaba, pero Kaylee fingió ignorarla mientras se pintaba los labios.

    Cuando la alcancé, Lexie llevaba los puños apretados e iba maldiciendo. Era un mal momento para decirle que había otras formas de solucionar las cosas y no teníamos la confianza suficiente, pero aun así, me sentí mal por callármelo.

    – [Noah]No le hagas caso, no merece la pena.[/Noah] – comenté, intentando decirle lo que pensaba por otra vía. – [Noah]La señora Kent lo entenderá cuando se lo expliquemos.[/Noah] – añadí, tratando de quitarle peso.

    — [Lexie] A la salida le arranco los pelos.[/Lexie]— espetó ella. La miré de nuevo a los ojos. Tras ellos vi el dolor de alguien que lo ha pasado muy mal. Lo que había pasado con Kaylee no parecía ser solo con Kaylee si no con lo que representaba.

    – [Noah]Kaylee está muy equivocada. Antes no era así.[/Noah] – comenté. De lo que había sentido de pequeño por Kaylee quedaba ya solo una amistad muy fracturada. Por mucho que hiciera por evitarlo, día a día se iba rompiendo un poco más y tenía miedo de que al final no quedase nada. – [Noah]Vales más que eso.[/Noah] – le aseguré. Lexie parecía una buena persona, no se merecía empañar eso con peleas así.

    — [Lexie]Antes no era así, ¿entonces cómo era, peor?[/Lexie] — preguntó, enfadada. Me preocupó que al final ese enfado y esa mala situación se volviesen contra nosotros. Me apetecía conocerla de verdad. Sí, vale, me parecía increíblemente guapa, sería absurdo negar que si me había llamado la atención desde lejos era por otra cosa que no fuera su aspecto, pero tenía claro que me quería saber más de ella, conocerla bien. La verdad es que suena bastante irracional viéndolo así escrito, pero no dejo de ser un adolescente con las hormonas revolucionadas que no ha tenido novia. A ver, no pienses mal, Destina, no es sexo, o sea, podría ser, pero ahora no hablo de eso. Simplemente me gustaría tener a alguien, igual que mis padres se tienen entre sí, o el padrino y la tía Diana, o el tío Daniel y la tía Sarah. Creo que algo así no tiene precio.

    – [Noah]Entiendo que estés enfadada.[/Noah] – dije, intentando mantener la conversación en un ambiente tranquilo. – [Noah]Pero le has plantado cara, eso ya es motivo para estar orgulloso.[/Noah] – le dediqué una sonrisa para darle ánimos.

    — [Lexie]Podría matarla mientras duerme.[/Lexie]— propusó. Me miró, algo más tranquila. Me dolían los ojos de lo guapa que era. No entendía cómo le podía haber dicho Kaylee esas barbaridades, salvo envidia, quizá, o que la perspicacia que siempre había tenido ahora, estando tan perdida, la utilizaba para saber dónde dar.

    – [Noah]Tendría que sacarte de la cárcel y no me veo con ganas de tatuarme.[/Noah] – ya me conoces, Destina, ser demasiado rápido implica tener demasiado tiempo libre, así que tenía tiempo de sobra para verme series viejas en Infinity TV en velocidad cuádruple. – [Noah]En serio, Lexie. No está bien que le hayas pegado. Te hace más daño a ti que a ella.[/Noah] – al final no pude evitarlo. Quería conocer a Lexie, me parecía buena persona y muy divertida, pero no podía presentarle a un Noah diferente. Si le caía bien, tendría que ser por cómo era en realidad, sin engaños, sin «cortejos» como un pavo real que luego es un pollo con tocado.

    — [Lexie]No voy a dejar que me pisotee.[/Lexie]— suspiró, resignada. Pensé que no le había gustado lo que acababa de decirle y me vine un poco abajo, la verdad.— [Lexie]Voy al despacho.[/Lexie] – sentenció, apurando el paso en dirección a jefatura.

    Me fui quedando atrás, así que me detuve para dirigirme de vuelta a clase. – [Noah]Suerte. Nos vemos en clase.[/Noah] – me despedí. Ya me estaba dando la vuelta, sumido en mis pensamientos y la preocupación de haber fastidiado el inicio de nuestra amistad, cuando Lexie se giró y me sacó la lengua, guiñándome un ojo. Mi día mejoró con solo un gesto.

    Y por eso he decidido que era un buen momento de retomar nuestra conversación, Destina. Lexie me cae muy bien. Hemos hablado más a lo largo del día y he podido confirmarlo, es muy simpática, extrovertida y sincera. Niall parece llevarse con ella de maravilla. Es una lástima tener que ocultarle parte de quien soy, pero no queda más remedio, la sorpresa cuando le hablase del mundo sobrenatural podía ser tan positiva como negativa, y no podíamos arriesgarnos a ser descubiertos.

    Mi padrino me contó que hubo un tiempo en el que el mundo estuvo a punto de abrir los ojos, cuando la ‘Guerra de Moondale’ con el discurso de la madre de Dante. Pero el gobierno se encargó de taparlo todo. Si tanto miedo tenían de que el mundo supiera el secreto, podían estar dispuestos a cualquier cosa por ocultarlo. Conocía la Iniciativa, la había sufrido como si fuera en mis propias carnes gracias a los recuerdos de mi padre, y sabía que la tía Sarah aún hoy en día tenía pesadillas con ella, no podíamos cometer una imprudencia que les diese el impulso necesario para volver a invertir en ella.

    Pero no voy a terminar con algo negativo. Volvamos a lo importante, tengo una nueva amiga que es estupenda y pocas cosas me amargarán hoy el día.

  • UN LOBO DISFRAZADO DE SERPIENTE

    Kaylee | Casa de la madrina

    Estaban todos como locos con lo del diario cuando escribir era lo más normal del mundo. Al menos para mí, que estaba acostumbrada a ir siempre con un cuaderno (sin espiral, para no clavármela en la mano) y un bolígrafo a todas partes, porque papá decía que había demasiadas ideas por el mundo como para dejarlas escapar. Supongo que era una metáfora. Me gustaba hablar con papá porque no me trataba como si tuviera el cerebro del tamaño de un cacahuete por ser pequeña.

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  • EL RARO

    NOAH CHRISTOPHER ARKKAN | CASA DEL TÍO ED Y LA TÍA LUCY

    Hola diario. Tengo que ponerte un nombre, algo como ‘Destino‘. Papá siempre dice que ‘Destino‘ anota en su libro las cosas que pasan, así que te llamaré…’Destina‘, la hija de ‘Destino‘.

    Hola Destina. Ya sé que es la primera vez que escribo. Mis papás y los del resto nos regalaron los diarios para que escribiésemos como ellos las cosas que nos pasaban. El tío Toph siempre dice que con la tecnología saben demasiado de nosotros, así que fueron en papel en lugar de cuadernos de tinta dijital digital. Mejor, porque a veces las cosas electrónicas se estropean cuando las toco.

    Hicimos un pacto de empezar a escribir en verano, pero después del día raro que ha pasado ya he visto a Xander, Jane y Elle escribir. Así que como me aburro, voy a escribir también.

    Como eres Destina, lo que te cuente ya lo sabes, así que no tengo miedo de que pienses que soy raro. Sé que los demás me ven raro, pero mamá siempre dice que soy muy especial.

    Nací muy parecido a Papá. Yo también soy demonio como él, alguna vez me he visto, pero no me pasa a menudo. Papá dice que cuando sea mayor podré controlarlo. Sabe mucho de muchas cosas porque pidió conocimiento como regalo de las Pruebas. Así que yo también sé muchas cosas. Aunque no sé todavía transformarme, he aprendido a ‘entrar’ a la memoria que no está en mi cabeza si no en mi sangre o algo así, eso todavía no lo he visto en los recuerdos de Papá. Es confuso, porque están también los de sus papás y otros, pero me ha dicho que intente ver solo los suyos de momento.

    Por si eso no me hiciera suficientemente ‘raro’, también tengo el poder de Papá, pero a mí se me ha manefestado de una forma diferente. Yo soy rápido, rápido como una chispa. Así que para mí todo lo demás va muuuuuuy leeeeentoooooo.

    En el cole le dijeron a Papá y a Mamá que tengo un trastorno de hiperactividad y me mandaron a un médico. No me llevaron, pero ahora tengo que disimular en clase y hacer las cosas lento, así que me aburro mucho y termino no prestando atención. Luego aprendo más rápido yo solo.

    Los demás son buenos conmigo normalmente, pero los otros niños son crueles. Papá siempre dice que tenemos que ser mejores que ellos, Mamá quería ir a colgarlos de una percha. Habría sido divertido. Mamá es muy divertida.

    Leo y Amy siempre me defienden de los abusones. He visto en los recuerdos de Papá las cosas que puede hacer con sus poderes y por qué no las hace, así que por eso no los uso contra los abusones, no quiero ser uno de ellos.

    ¡Ah, es verdad! Ahora todo es un poco lento, porque estoy en el cuerpo de Mamá, me dio un poco de pena no ser Papá porque podría seguir siendo todo rápido y quizá ser un dragón superfuerte, pero sonreí para que Mamá no piense que su cuerpo es de segunda. Está todo como…movido. Esto no está mal, pero quiero volver a ser yo y que Papá vuelva a ser él, porque es raro verme llamar ‘Selardi‘ a Leo. Todavía no sé mucho rakkthathor, estoy aprendiendo algo de la memoria y Papá me aclara dudas. Sé que Selardi es el nombre más bonito que encontró en su idioma porque lo sentí cuando la vio. No sé explicarlo pero Papá dice que es mejor si aprendo yo solo a moverme por allí.

    Ahora estoy sentado al lado de Kaylee, que es el tío Toph. Me gusta hablar con ella porque puedo decir cosas que los otros no entenderían, pero está leyendo libros en idiomas extraños que tiene el tío Ed. Es por el poder del tío Toph, que lo traduce todo. Eh, si Kaylee puede usar el poder de su papá igual puedo usar el de Mamá. O igual no porque el poder del tío Toph está siempre ahí. Voy a probar y te cuento.

    Bueno Destina, te digo como han sido las cosas.

    Me giré en la silla y me fijé en Kaylee, que leía concentrada en ese momento. Era raro ver al tío Toph pero saber que debajo, no era él. Como normalmente soy muy rápido, puedo observar a la gente sin que nadie se extrañe, pero ahora no era tan rápido en el cuerpo de Mamá. – [Kaylee]Deja de mirarme fijamente[/Kaylee].- dijo, sin dejar de leer el libro con aspecto de concentración.- [Kaylee]Es incómodo[/Kaylee]. – añadió. Me sonrojé y pensé cómo arreglarlo, pero ahora tenía menos tiempo de lo normal para pensar.

    – [Noah]Perdón. Estaba mirando el libro, ¿qué idioma es?[/Noah] – intenté disimular, no tenía mucha experiencia con idiomas y de ese no reconocía ni las letras. Ella se encogió de hombros. Su pelo era muy bonito, rojizo como el atardecer.

    – [Noah]A mi me gustaría saber rakkthathor.[/Noah] – comenté, sin pensar demasiado. Mis manos sintieron la madera, buscaron un tornillo de la mesa, pero no funcionaba, mi piel seguía siendo la de mi madre, ni metal ni madera.

    – [Kaylee]Tu papá puede enseñarte[/Kaylee].- dijo ella. Era raro no escuchar su voz normal. Era como hablar con el tío Toph pero sin serlo.

    – [Noah]Ya, sé algo.[/Noah] – comenté. Papá decía que en mi forma de demonio sería algo casi innato, mientras que hablar nuestro idioma sería más difícil, al menos para él. Yo había nacido así, quizá no me pasara lo mismo. Parecía confuso. – [Noah]Koo rha ka se kashuona.[/Noah] – pregunté, una de las pocas frases completas que me sabía.

    Kaylee me devolvió una sonrisa alegre. Me pareció muy de verdad y me hizo sentir bien, aunque era todo muy raro al ser la cara del tío.

    – [Owen]Hola, ¿que hacéis? -[/Owen] preguntó Owen, acercándose. La tía Rebecca solía ser seria, pero esa vez parecía diferente. Se rascó la nariz y me dio miedo que se volviera a sacar un moco, no me gustaban mucho los gérmenes. Me daban miedo desde que vi recuerdos de Papá en el tanque, los médicos le metían cosas para comprobar si era inmune. Tampoco me gustaban mucho los médicos, salvo la tía Mara.

    – [Kaylee]Nada[/Kaylee].-  respondió. Me sentí un poco mal porque estábamos haciendo algo, hablar, pero imaginé que le apetecía más estar con Owen. Era más popular, en clase la gente siempre se reía con él.

    – [Owen]¿Tu mamá no se ha comido una regla de esas? Porque a ti no te sale sangre por ahí…-[/Owen] me preguntó señalándome mis partes privadas. Seguía aguantándome el pis pero no podría hacerlo mucho tiempo. Era un poco raro usar…esas partes, y una suerte que a mamá no le pasara lo mismo que a la tía Rebecca.

    – [Noah]No, fue la semana pasada.[/Noah] – mi Mamá y mi Papá eran algo diferentes a los otros padres, Mamá siempre decía lo que pensaba y si tenía la regla, solía saberse, en parte para que la dejáramos tranquila.

    – [Kaylee]No todas las mujeres la tienen a la vez, Owen[/Kaylee].- le explicó Kaylee. Era tan madura y tan lista.

    – [Owen]¿Qué clase de monstro puede hacer algo asi? -[/Owen] Owen alzó el puño y miró al cielo, como si estuviera en el teatro.

    Kaylee se rió, más que conmigo. – [Kaylee]Biología[/Kaylee]. – añadió, mirándole.

    – [Owen]Pues como me encuentre con esa tal Biología…[/Owen] respondió, dando puñetazos al aire. Pensé que se le iba a ir la mano y darle a alguien. – [Owen]No dejaré que también te hagan esto Kaylee.[/Owen] – Kaylee se quedó pensativa pero seguía sonriendo. Me sentía raro allí, mirando como hablaban. Me parecía que sobraba.

    – [Kaylee]Me halagas[/Kaylee].- añadió. No me apetecía mucho seguir allí, así que me inventé una excusa para irme. No me gustaba mucho mentir, así que dije algo que era casi verdad.

    – [Noah]Perdonad, vengo ahora.[/Noah] – me levanté y fui a la sala de al lado. Cuando pasé por la puerta vi a Kaylee romper a reír mientras Owen hacía el pino con dificultad en el cuerpo de la tía Rebecca. No tenía pensado volver muy pronto así que busqué un sitio tranquilo y volví a escribir contigo, Destina.

    Kaylee estaba mejor con Owen, reír es bueno y ella reía mucho con él. La gente siempre se fijaba en lo mucho que había heredado de Papá, salvo el aspecto humano, que todo el mundo decía que era igual que el de Mamá. Lo que nadie sabía es que de personalidad era como los dos. Mamá sabía ser feliz pasara lo que te pasara y Papá era muy calmado. Kaylee me gustaba pero no pasaba nada si al revés no, estaba acostumbrado a ser el raro. Bueno, voy a merendar con los demás. Nos vemos luego.

    ¡Destina, lo he conseguido! Estaba poniendo cosas en la mesa para merendar y mi piel se ha convertido en acero como el cuchillo. Ha sido muy guay, Mamá me ha sonreído y los demás se han sorprendido.