SARAH ECHOLLS | PALACIO KVINNEBY, CIRTH, CONDADO DE RIPPER
NOCHE
¿Qué estarán haciendo todos? – pensé mientras, tumbada boca arriba en la cama observaba la recargada lámpara de lágrimas de la habitación que se había convertido para mí en refugio y prisión.
Pensar en ellos hacía que sintiese una presión en el pecho que me dificultaba la respiración, pero era todavía peor no hacerlo, porque estaba sola pese a la buena gente que había conocido aquí, como un periquito en una jaula de oro al que le pones un espejo para que piense que no está solo.