DAAKKA
MAÑANA – CABAÑA DE LOS ARKKAN
Nuestra vida había sido extraña desde el principio. Claro que es lógico que eso no tenga mucha credibilidad siendo escrito por una escamosa mano verde perteneciente a un demonio cuya raza debía haberse extinto hacía milenios.
Pero aquí estoy, he llevado y sigo llevando mi vida y tengo una maravillosa familia, que ahora mismo está separada por millones de kilómetros.
Selardi está sufriendo mucho por estar separada de los niños sin poder hacer nada por ayudarles. Ella está acostumbrada a poner de su parte su fuerza física y su valentía para poner a salvo a los que le importan, pero esta vez solo podemos poner de nuestra parte el apoyo incondicional y la sabiduría que nos han dado los años.
Al final, parece que Selardi se ha acostumbrado un poco a esa idea y lleva varias noches comunicándose a menudo con Jane, la hija de Dominic y Rebecca. Es curioso pensar que de todos, sea con ella con la que pueda hablar, pero los elementos lo explican todo, así que quizá tengan más en común de lo que creen.
Por lo que ella misma me contó, al principio no fue muy fácil. Selardi quería hablar con Noah o con Leo y cuando se empeña en algo, suele ser bastante tenaz, pero no había nada que hacer, solo se tenían la una a la otra.
Jane la mantenía informada de todo lo que pasaba allí, desde la misión que les habían encomendado los Daesdi hasta las curiosas civilizaciones pasadas que se escondían en cada mundo, pasando por su propia nave espacial que se había convertido en refugio.
Gracias a ella sabíamos que Noah y Leo estaban bien. Noah había sido herido por un dinosaurio en una pierna, pero sus poderes le habían permitido curarse rápidamente. Siempre me había preguntado cómo era posible que mi poder sobre la electricidad se manifestase en Noah de una forma tan curiosa, quizá se debía a que mi hijo pequeño había sido muy inquieto y ágil de mente desde el momento en el que nació. Pero aun así, me sorprendía que pese a ser yo capaz de usar la electricidad para ir más rápido, ni siquiera me acercaba a una décima parte de la velocidad que él podía alcanzar. Sea como fuere, me alegraba de que eso le hubiera salvado y deseaba con todas mis fuerzas que le permitiera volver hasta nosotros junto a todos los demás.
Después de un par de días conseguir convencer a Selardi de reunirnos con los demás para informar en conjunto de lo que íbamos sabiendo. No todos los ‘New Moondies’ – como se hacían llamar – eran tan claros con la información como Jane, así que podía resultar muy útil y una tranquilidad añadida para todos los demás. Christopher empezó a aportar más y más notas a un enorme panel que había dispuesto en la biblioteca privada de la Escuela Legado, buscando una forma de traerles a todos y todas de vuelta. Yo, al igual que los demás, cooperaba con él para sentirnos de utilidad, pero guardaba la creencia de que si estaban ahí fuera por una misión, sería difícil verles de vuelta hasta que no la completaran.
Pero no era solo lo que pasaba en el «Cúmulo Nexus» lo que Jane había llegado a contarle a Selardi. La mayor de los Williams era la más seria y responsable, como decía el cuento aquél de los cerditos que daba miedo a Leo de pequeño. Esa responsabilidad le hizo desmentir la historia de cómo había llegado a ser rescatada Rainbow. Hasta aquél entonces les creímos cuando dijeron que Henry había usado su puesto interno y con ayuda de los O.W.L.S había conseguido sacarla de allí, pero la realidad era mucho más aterradora, todos ellos, incluso Noah, había entrado en la vieja sede de la Iniciativa, que ahora pertenecía a Infinity, para descubrir que eran, si cabe, peor que sus antecesores.
La mera idea de imaginarme a cualquiera de mis hijos encerrado en una cámara de éstasis como yo mismo estuve, siendo analizado cada dos por tres y sumido en un letargo sin fin cada vez que ellos decidieran, me provocaba un miedo atroz.
Infinity tenía más poder del que habría tenido en su día la Iniciativa. Ellos habían sido en cierta manera una rama oscura del gobierno de aquél entonces con la que no se podía saber si todos estaban de acuerdo. Pero Infinity, además de ser en sí misma el Departamento de Seguridad, era la principal proveedora de dispositivos electrónicos de todo tipo, tenía el principal servicio de streaming audiovisual, canales de noticias, producción cinematográfica, software e incluso su propio mundo virtual en el que la gente se sumía en cualquier mundo del que una vez hubiera sido fan, formando parte de él mientras se alejaba poco a poco de la realidad. Resumiendo, Infinity controlaba gran parte del mundo occidental y ahora tenían la mira puesta en nuestros pequeños y pequeñas.
Si lo de Omega había resultado una preocupación, la revelación acerca de Infinity solo complicaba más las cosas.
Fue en ese momento, minutos antes de salir por la puerta para reunirnos una vez más los Moondies como en los viejos tiempos, cuando sentí la urgencia de coger el disco. Sé que es algo complejo de explicar, ni siquiera yo que había elegido conocimiento como recompensa a mi Prueba lo tenía del todo claro, pero cuando podíamos hablar con alguno de los New Moondies, los discos nos lo hacían saber. Ya no hacía falta estar con ellos en la mano sin apenas dormir como habíamos hecho los primeros días.
– [Daakka]¿Quén está ahí?[/Daakka] – pregunté. En mi memoria genética estaban almacenados los elementos que correspondían a cada uno de los Daë de mi generación, pero respecto a los New Moondies, la mayor parte eran conjeturas y hasta el momento yo solo había hablado con mis hijos.
– [Lexie]Alexandra Karen Fenris[/Lexie].- respondió una voz orgullosa al otro lado. Sonreí para mí, aquella chica siempre me había caído bien.
– [Daakka]¿Lexie? Extraño llamarte así con ese aspecto.[/Daakka] – comenté al ver su aspecto manifestarse delante de mí. Lexie Reed había venido muy a menudo desde los tiempos del instituto de Noah, pero de Allie solo habíamos visto fotos. Resultaba raro que fueran la misma, pero yo precisamente tenía que abrir la mente.
– [Lexie]¿Tú no te llamas Duke Rivera y ahora eres un tío verde?[/Lexie] – replicó. Parecía que me había leído los pensamientos. Lexie y yo teníamos más en común de lo que pudiera parecer. Cuando estuvo en nuestra casa tuve que mostrarme como Duke Rivera ante ella, siempre fingiendo, al igual que ella lo había hecho como Lexie Reed. Aquellos cuerpos se habían convertido en nuestras cárceles aunque con el tiempo yo hubiera aprendido a hacer las paces con el mío.
– [Daakka]Poco sentido ocultar lo que soy.[/Daakka] – admití. Ya era tarde para esconderse con ella, sabía muy bien lo que era Noah y era la hija de Karen y Alexander así que conocía bien nuestro mundo. Era un gran alivio poder mostrarme con mi aspecto «verde». Con los años me había acostumbrado a Duke, pero siempre que podía volvía a mi forma original, en la que ya había aprendido a expresarme bastante bien. – [Daakka]¿Cómo está Noah?[/Daakka] – pregunté. Sabía que en la «incursión» actual, como las habían bautizado, Noah hacía equipo con Lexie, Laura, Cole y Rainbow para ir a un mundo del Japón feudal.
– [Lexie]Está ahora mismo apagado o fuera de cobertura[/Lexie].- explicó. No parecía preocupada, así que me mantuve tranquilo.
– [Daakka]¿Está bien? ¿Ha pasado algo más?[/Daakka]
– [Lexie]Ahora mismo está regular, pero se va a poner bien[/Lexie].- aseguró.
– [Daakka]Si su Selardi está con él. Lo estará.[/Daakka] – sonreí, confiaba en aquella muchacha que aún era demasiado joven y con demasiadas cosas dando vueltas por su cabeza. No tenía dudas de que era buena persona, igual que no las tenía de que era la Selardi de Noah.
– [Lexie]Eres un tío raro[/Lexie].- replicó sonriendo.
– [Daakka]Me lo dicen mucho.[/Daakka] – dije devolviéndole la sonrisa. – [Daakka]Para ser mapache disimulas bien.[/Daakka] – añadí.
– [Lexie]Cuando me canse de la vida de heroína, me iré a un zoo a que me den cacahuetes[/Lexie].
– [Daakka]Puedes venir a nuestra casa, siempre tenemos cacahuetes.[/Daakka] – a Selardi le volvían loca los frutos secos, especialmente los pistachos.
Ella respondió con una sonrisa y de pronto sentí lo sola que debía sentirse allí. Al contrario que otros de nuestros descendientes, Lexie no quería un tipo de vida como la que nosotros habíamos llevado y se veía forzada a hacerlo para sobrevivir, lejos de todas las comodidades y la vida que había conocido siempre.
– [Daakka]¿Cómo están Rainbow, Cole y Laura?[/Daakka] – aunque si hubiera pasado algo me lo hubiera dicho, no podía perder la oportunidad de mantener al resto al día de cómo se encontraban. En el caso de Laura era diferente porque con Petra teníamos cuidado de qué desvelar y cómo. Con Logan no conseguimos ponernos en contacto aunque Elle sí lo hubiera conseguido, pero de Cole ya nos preocupábamos todos los demás, incluido Hiroshi que llegaría en avión en un par de días. Y Rainbow tenía muy preocupados a Sarah, Daniel y Sasha, era muy pequeña como para estar allí, había sido un regalo para ellos y se la habían quitado demasiado pronto.
– [Lexie]Laura está más perdida que uno de Dirdam en la playa de Louna[/Lexie].- comentó.- [Lexie]Cole y Bowie van a ver si ruedan la nueva entrega de Karate Kid[/Lexie]. – añadió con poco interés.
– [Daakka]Para ser japonesa te veo un poco aburrida.[/Daakka] – bromeé.
– [Lexie]Yo no soy japonesa[/Lexie].- respondió, vi en su cara que le había molestado y me avergoncé de no darme cuenta antes.
– [Daakka]Perdona, no quería ofenderte. Me refería solo a tu parte tanuki.[/Daakka]
– [Lexie]Ya. Es que es un tema delicado[/Lexie].- comentó, restándole importancia, pero ya era difícil camuflarlo. Por la manera en la que hablaba asumí que la desaparición en su vida de su padre no le habría afectado, pero me había equivocado. Sería raro que a alguien no le afectase.
– [Daakka]Si te sirve mi experiencia, yo decidí coger lo mejor de mi raza, en lugar de en lo que se habían convertido.[/Daakka] – no me avergonzaba de ser Rakkthathor, pero en mis propios términos. – [Daakka]Y aunque tu padre biológico sea como sea, siempre tendrás a tu padre y tu madre que te han cuidado toda la vida.[/Daakka] – sabía que daba igual lo que dijera, ella seguiría sintiéndose así mientras no lo descubriese por si misma. Quise decirle que era normal que se sintiera así, que no tenía que dar explicaciones a nadie, pero era una mujer muy fuerte, no necesitaba lecciones que ya conocía.
Después de eso seguimos hablando de cosas sin importancia, ella lo prefería y era la única forma en la que podía apoyarla. Tengo que reconocer que en la siguiente media hora aprendí más de moda y música de lo que había aprendido en toda la vida.
Cuando cortamos la comunicación sentí que Lexie seguía cargando el peso de lo que el mundo había decidido por ella, pero al menos tenía más personas con las que compartirlo. Eso fue siempre la ventaja de los Moondies, que nos apoyábamos unos en otros y ahora, si los New Moondies querían seguir adelante, necesitarían esa fuerza.