Rebecca Lee | Su apartamento, Barrio Residencial del Oeste
Noche
Sarah y Daniel llegaban tarde. Es decir, no es que llegaran muy tarde, pero se habían retrasado cinco minutos de la hora en la que se suponía que debían llegar y la impuntualidad me ponía muy nerviosa, aunque a decir verdad, por aquella época todo me ponía muy nerviosa. Acababa de salir de la ducha y me había arreglado el pelo como había podido (unos bucles que me había hecho con los dedos y mucha espuma), pero Dom había interpretado como una señal para poder ponerse a silbar para sacarme de mis casillas o a lo mejor no lo hacía por eso, sino porque le gustaba cómo me quedaba la falda roja de encaje y vuelo, pero yo no estaba de humor, así que él se encogió de hombros sin entender muy bien qué me pasaba. Si supiera que ni yo misma me entendía…