Mia | Casa de las Echolls
NOCHE
El día anterior, Logan me había dejado tirada. Supongo debería estar enfadada, pero el pobre me mandó un mensaje, gracias a Sarah, que le había dado mi número, diciéndome que estaba malito y que le dolía mucho la garganta.
Sarah se molestó, porque sabía que Logan me estaba mintiendo y creía que eso me haría sentir mal, pero no era así. Logan era un mentiroso y si quería estar conmigo, debía aprender a decir la verda, porque no solo estaba infravalorándome, sino que confundía inocencia con estupidez.
Aún así, aquella mañana se presentó en el local de Lucy y me explicó lo que había pasado. No fue divertido escuchar cómo alguien con el que no había salido ni una sola vez, me explicaba cómo «no era de piedra» y «una cosa llevó a la otra» con la madre de su hijo, un hijo que no sabía que tenía porque no nos conocíamos lo bastante. La verdad es que me enfadé con él y le tiré por encima de la cabeza el batido de fresa que me estaba bebiendo.