Moondale

Etiqueta: Owen Williams ‘Solid’

  • EL CORAZON ROTO

    OWEN WILLIAMS

    NEXUS

    Que no os engañe mi sensual foto del encabezado, me encuentro en un estado lamentable y vivir en la edad media no ayuda. Yo que siempre había sido asiduo a un buen afeitado casi toda las mañanas y ahora no podía porque francamente no me iba a jugar el cuello a que un desconocido me pasara la navaja por el. Además la única zona de aseo era un lago en el que me frotaba un par de hojas por el cuerpo para no oler demasiado, con esto de ser medio perro ahora me daba la impresión de que siempre apestaba. Además aprovechaba para hacer mis necesidades en el bosque, que eso de tirar la mierda por las ventanas es bastante guarro.

    Por suerte Lewkaa, que el muy bastardo se había pasado un mes retozando en un vórtice espacio temporal con sus espíritus, menuda juerga se habrá metido, apareció con la buena noticia de que había un modo de salir de este lugar. Así que nos despedimos de esas personas que tan bien nos habían tratado a pesar de ser unos desconocidos y nos marchamos. En todo este tiempo no me había alejado mucho del poblado más allá del bosque, por lo que me resulto rarísimo que esta diera paso a una jungla, aunque no había nada más raro en este mundo que esa ciudad flotante futurista.

    – [Lekwaa]Se supone que hay un guardián ancestral vinculado al portal principal de cada mundo.-[/Lekwaa] Habíamos dado por hecho que estaríamos atrapados aquí para siempre al encontrar el portal destruido. Como nos podíamos haber dado por vencido tan pronto, esta claro que todo tiene su salida de emergencia, incluso los mundos.

    – [Amy]¿Eso te lo han dicho los espíritus?.-[/Amy]Pregunto Amy mientras por mi parte me preguntaba si mi espíritu se vincularía al de Lewkaa cuando muriera, lo mismo podía seguir por aquí con el resto a pesar de no ser corpóreo.

    – [Lekwaa]No, Laura.-[/Lekwaa] Estaba tan extraído intentando evitar el dolor que por un momento pensé que Laura había muerto y era uno de esos espíritus. -[Lekwaa]Y a ella tú padre.[/Lekwaa]

    – [Amy]Eso es trampa, ¿eh?.-[/Amy] No sé si le molestaba más que Lekwaa hubiese acudido a su padre para que nos ayudaran o que no sé le hubiese ocurrido antes a ella.

    – [Lekwaa]Anoche habló conmigo a través de la esfera.-[/Lekwaa] La mía parecía mas un pisapapeles que otra cosa, no podía hablar con Jane o Elliot por ella. – [Lekwaa]Yo les confirmé qué es lo que despertó cuando Antailtire desapareció.[/Lekwaa]

    – [Owen]¿Y que pinta tiene ese guardián?.-[/Owen] Pregunte notando como me costaba cada vez más moverme, demasiada humedad en este lugar.

    – [Lekwaa]El mono. Como en el zodiaco chino.-[/Lekwaa] Buena suerte al equipo que le tocara el dragón,  aunque ese lo mismo era más fácil de encontrar por tamaño.

    – [Amy]Pues entonces que vaya Owen que son familia.-[/Amy] De cualquier otra persona hubiese tomado eso como un cumplido, pero tratándose de Amy supongo que podría aludir al gran intelecto que compartía con ellos.

    – [Owen]Perdona pero estos días soy más un lobo por muy mono que sea.-[/Owen] Le mostré mi mejor cara sensual empapada en sudor.

    – [Lekwaa]Creo que dos lobos ganan a un mono, aunque a saber que nos encontramos.-[/Lekwaa] Añadió apartando un par de lianas por el camino, ya podríamos haber cogido un par de machetes para abrirnos paso.

    – [Amy]Una loba y un moribundo en realidad.-[/Amy] Intentaba mantener el ritmo de ambos pero me costaba. No quería ralentizar la marcha, en parte quería salir de allí cuanto antes, ver a Jane y Elliot por última vez, incluso a mi padre y madre.

    – [Owen]Aún me defiendo bien.-[/Owen] Las llamas se arremolinaron alrededor de mi mano. Desde el ataque del lobo sentía mi poder de otra manera, como si el fuego fuera una extensión más de mi.

    – [Lekwaa]El viaje será largo, al menos cinco o seis días.-[/Lekwaa] Cinco días caminando, este pavo quería matarme antes de que la licantropía acabara conmigo. [Lekwaa]- ¿Estarás bien?.[/Lekwaa]

    – [Owen]De maravilla, lo mismo la palmo antes, estas maldiciones son una lotería, nunca sabes cuando te va a tocar.-[/Owen] Ya podría haberme tocado la lotería, o un amor correspondido, yo soy de cosas simples.

    – [Amy]Ni que la muerte normal pudiera predecirse.-[/Amy] En parte tenía razón, lo mismo me daba un chungo en la patata de tanto caminar y me moría antes que por la licantropía.

    – [Lekwaa]Ha habido mucha aquí, muertes mucho antes de su tiempo.-[/Lekwaa] Pobre hombre, debe ser duro estar todo el día rodeado de fantasmas. Por el lado bueno nunca estas solo, pero por el malo ni cagar puedes tranquilo, y no hablemos del sexo, menudos corta rollos.

    – [Amy]Que agradable.-[/Amy] A su lado Amy parecía la alegría de la huerta.

    – [Lekwaa]Antes hablaba de cosas normales…-[/Lekwaa] Añadió con una sonrisilla melancólica.

    – [Owen]Chicos, deportes, caballos…-[/Owen] No era ningún secreto que a Lekwaa le gustaban los caballos… y los chicos.

    – [Lekwaa]Laura me ha dicho que ha contactado con más.-[/Lekwaa] Quise preguntarle por los demás para ver como les iba, echaba de menos los días que pasamos en la nave.

    – [Amy]Me imagino que habrán visto que sin ayuda no íbamos a salir de aquí.-[/Amy] Teniendo en cuanta que llevo un mes aporreando hierro y ella correteando por el bosque, si, si no llegan a intervenir seguimos durmiendo en camas de paja con el culo al raso.

    – [Lekwaa]Siempre viene bien un empujón en la dirección correcta.-[/Lekwaa] Añadió señalando una pendiente descendente cubierta de barro y raíces de árboles.

    – [Amy]¿Es una indirecta?.-[/Amy] Por si acaso retrocedí un poco, si hubiese estado al lado de ella fijo que me habría lanzado por esa pendiente.

    – [Lekwaa]Sin empujón… literal.-[/Lekwaa] Añadió mientras bajaba con agilidad entre las raíces.

    – [Owen]Puedes agarrarte a mí, el terreno esta desnivelado…-[/Owen] De poco me sirvió la caballerosidad cuando caí de culo al suelo y baje un par de metros de barranco con el trasero.

    – [Amy]Lo siento, no debería reírme de un moribundo.-[/Amy] Por encima de mí resonaba la risa de Amy, bueno al menos aun era capaz de sacarle una sonrisa aunque fuera a costa de mi integridad física.

    – [Owen]Tienes un humor retorcido, te ríes de las desgracias ajenas.-[/Owen] Intente quitarme el barro de los brazos pero solo conseguí esparcirlo más, al menos me quedaría un cutis divino.

    – [Amy]No me río de que te vayas a morir.-[/Amy] Agarre su mano y tiro de mí ayudándome a levantarme, o yo estaba más flojo de lo habitual o ella tenía una fuerza sobrehumana por parecía un muñeco en sus manos. -[Amy] Pero no quiero que te lo tomes demasiado en serio.[/Amy]

    – [Owen]A pesar de mi característico sentido del humor no puedo dejar de pensar en que estoy condenado.-[/Owen] Todos vamos a morir, es una realidad. Pero en mi caso siempre pese que sería de viejo, aun viviendo en el mundo que vivimos y a las criaturas que nos enfrentamos nunca pensé que caería ante ellas. Y al final voy a sucumbir a algo por mi condición de aesir.

    – [Amy]No creo, pero por si acaso: ¿hay algo que quieras hacer antes de dejar este mundo?.-[/Amy] Pregunto clavándome esos profundos ojos verdes.

    – [Owen]En este ya está todo hecho, en los otros no lo sé.-[/Owen] Joder que profundo me ha quedado esto ¿no?.

    – [Amy]Me refería a antes de morirte, so palurdo.-[/Amy] Añadió arreándome una colleja que casi me desencaja la cabeza.

    – [Owen]Pues claro que hay cosas que quiero hacer antes de morirme.-[/Owen] La primera de ellas no morirme por una conmoción cerebral después de semejante leche.

    – [Amy]Pues di una, coño.-[/Amy] Añadió resoplando.

    – [Owen]Ser padre, pero lo veo complicado a corto plazo. Tal vez probar algo peligroso como el pez globo, si voy a morir igual…-[/Owen] Parece que estoy pensando con la barriga en vez de con el cerebro, pero que voy a hacer ¿paracaidismo?, salte dentro de una montaña para llegar hasta estos mundo y he viajado a través del espacio tiempo entre mundos, el paracaidismo ya se queda corto.

    – [Amy]¿Ser padre?. ¿Te vas a morir y quieres dejar a un pobre bebé que aun no ha nacido huérfano?. Tu crueldad no tiene limites.[/Amy]

    – [Owen]Eh que yo no he dejado preñada a nadie… que yo sepa.-[/Owen] Ni que fuera el padre de Dante que iba dejando churumbeles allá por donde pasaba.

    – [Amy]Tienes a Anne por ahí que ya te viene con hijo.[/Amy]

    – [Owen]No quiero que el crío se encariñe conmigo y después darle el disgusto cuando ya no este, bastante con perder a un padre.-[/Owen] Me pregunto como reaccionara el mío cuando ya no este. Parece que en nuestra familia nos persigue la muerte.

    – [Amy]La madre puede que también se encariñe. Yo lo dejo caer.-[/Amy] Anne era graciosa y sorprendentemente directa.

    – [Owen]Es complicado, es feliantropa. No se cómo funcionaría eso en mi. Una maldición ya es bastante no crees.-[/Owen] Tal vez me curara la licantropía o a lo mejor empezaba a escupir bolas de pelo.

    – [Amy]Te persiguen las tías con pelo.[/Amy]

    – [Owen]Parece que tengo un tipo después de todo.-[/Owen] Amy me volvió a mirar con sus penetrantes ojos verdes y no dijo nada más.

    Note una punzada en el pecho cada vez más intensa, no le di mayor importancia pensando que se trataba de la maldición, hasta que el dolor me hizo caer de rodillas. Me costaba respirar, el dolor era cada vez más profundo, era como si me hubieran arrancado el corazón o mejor dicho como si me hubiesen roto el corazón, y entonces lo entendí, algo le había pasado a mi otra mitad, algo le había pasado a Jane.

  • CON OWEN TODO ES FÁCIL

    Amy – Nexus

    Mañana

    Dejé a los cachorros jugueteando entre ellos, me interné en la maleza y me puse la ropa del lugar. Una vez salí, vi que en la plaza de aquel poblado de madera que ahora era mi hogar, Lekwaa miraba a Owen como el que acaba de ver a un fantasma.

    Me costaba creer que ya lleváramos un mes en este sitio y mi relación con el que había sido un buen amigo, pareciera rota para siempre. Al principio, estaba convencida de que no me hablaba porque no quería nada romántico con él y, aunque quizás en parte fuera cierto, Owen estaba lidiando con algo que le atormentaba y a mi nariz no se la podía engañar.

    (más…)

  • EL DESENLACE SEGUNDA PARTE

    XANDER ECHOLLS

    NOCHE

    Tras la aparición de los Daë, a la orden de mi hermana Ellie, redoblamos nuestros esfuerzos tratando de abrirles camino hasta nosotros. El grupo se enfrentó cara a cara con las Manos, superando sin demasiada dificultad a aquellos que tan mal nos lo habían hecho pasar en la luna.

    Había visto a Owen hincar la rodilla en el suelo y me dispuse a ayudarle, pero cuando lo encontré vi que Elliot ya le estaba ayudando a recuperarse, aunque había algo en la mirada del joven de los Williams. Era imposible, pero habría jurado que estaba dolorido.

    – [Idris]Esto parece el Señor de los Anillos y allí no había un jodido elfo negro.[/Idris] – escuché quejarse a Idris. En el cine habían tratado de representar batallas muchas veces, y pese a que muchas se quedaban en el recuerdo por ser muy buenas, todas se mostraban desde la distancia y ahora sin embargo, estábamos metidos de lleno en una, asediados por todos los frentes, tratando de rescatar a un grupo con más poder que el nuestro seguramente, pero que se encontraba rodeado.

    – [Xander]Hay que ayudarles a entrar en la Catedral.[/Xander] – les recordé. No teníamos que vencer a todas esas hordas de hombres y mujeres elegidos por sus habilidades para combatir en diferentes estilos, solo conseguir que llegasen hasta nosotros. En el caos de la lucha vi varias veces a algunos de los Daë. – [Xander]Na’amah está ahí, debe tener la cura para Owen en la bolsa.[/Xander] – dije mirando hacia Owen. Ella había sido la Guardiana a la que se había enfrentado mi tío Toph y entre otras, le había ofrecido como recompensa una cura. Si la teoría era cierta, los objetos que ofrecían habían sido suyos en vida, así que debían llevarlos encima. Por mi mente se cruzó la imagen del cristal que debía estar en posesión de Eleanor.

    Envuelto en un fulgor azul, Alastair se estaba enfrentando a un miembro de las Manos que no habíamos conocido. Cerca de él, Eleanor se enfrentaba a un hombre de cabellos rubios cubierto de una armadura digna de un héroe griego.

    Mientras ellos libraban sus combates uno a uno, nosotros retuvimos las oleadas hasta que las Manos empezaron a caer como dedos cercenados de Antailtire.

    – [Dante]No parece que necesiten mucha ayuda.[/Dante] – replicó Dante, golpeando con un bate a un gladiador que parecía recién cubierto de aceite.

    – [Kaylee]No sé cuánto vamos a aguantar, pero no tiene buena pinta.[/Kaylee] – dijo mi prima Kaylee. Casi juraría que la había visto sonreír como no lo había hecho en años, era como si la magia fuera una parte de sí que había tenido escondida en las sombras demasiado tiempo.

    – [Nate]Tened esperanza.[/Nate] – gritó Nate mientras abría camino viéndose rodeado de un grupo de caballeros de Kardas.

    – [Xander]Tenemos que aguantar hasta que crucen el portal.[/Xander] – alcé la espada y arremetí contra guerreros Oni de Nara. Necesitábamos esta victoria sin fallos, que los Daë cruzasen el portal y que Na’amah nos diera la oportunidad de curar a Owen. Así volveríamos todos a casa sanos y salvos.

    Mi hermana pequeña pasó por delante de mí envuelta en fogonazos de luz discontinuos. Aún no la controlaba por completo pero había mejorado de una forma increíble. Sus golpes derribaban demonios y su luz quemaba a los vampiros esclavizados de Valantis. – [Elle]Ánimo. Lo conseguiremos.[/Elle] – tras sus palabras Nate derribó una oleada de soldados romanos sin dificultad.

    Los Daë cada vez tenían el camino más abierto hacia la entrada de la Catedral. – [Henry] Ya casi está.[/Henry] – dijo Henry, que parecía saborear la esperanza que teníamos aferrada entre los dedos.

    De pronto el campo de batalla quedó sumido en el silencio. Tras aquél caos, la ausencia de ruido era antinatural, ensordecedora. Los ejércitos enemigos se apartaron dejando un hueco en mitad de la plaza. Las nubes oscuras se separaron en el cielo y una figura descendió como si fuera iluminada por el sol, hasta posarse en el suelo.

    Tenía el pelo largo hasta la cintura, dorado como si el sol se hubiera quedado capturado en él. – [Antailtire]¿Pensáis que vais a profanar mi utopía? No tenéis poder aquí.[/Antailtire] – sentenció con una voz atronadora. Caminó hacia los Daë y su melena empezó a recogerse y acortarse. Su pecho creció, su figura se estilizó. Su aspecto parecía fluctuar sin que le afectase lo más mínimo. Aun así, cualquiera reconocía su nombre, Antailtire.

    – [Noah]Ahora viene lo difícil.[/Noah] – escuché decir a Noah, con el deje gutural de su aspecto Rakkthathor. – [Noah]Tenemos que aguantar y protegernos.[/Noah] – trató de animarnos.

    Antailtire levantó una de sus manos, después, lentamente, de una manera teatral, levantó la otra y dio una palmada que reverberó por toda la plaza. Sentí que la onda me alcanzaba y me protegí, pero pasó como si nada. A girarme vi que los terian habían vuelto a su forma humana, las ilusiones de Lexie se habían disipado, Noah volvía a ser humano y el fuego y el hielo de Owen e Idris habían desaparecido.

    – [Owen]Mierda…[/Owen] – dijo Owen. Con una simple palmada Antailtire nos había dejado sin nada con lo que defendernos.

    – [Antailtire]¿Os atrevéis a enfrentaros a una deidad?[/Antailtire] – su pelo pasó a ser un mohawk y su figura siguió cambiando. A ojos de cualquiera, parecía una deidad. Los Daë permanecieron en silencio, inmóviles, pero reunidos. – [Antailtire]Sois animales en el matadero.[/Antailtire] – chasqueó los dedos y esta vez la onda sí que me afectó. Noté la vista mal, sin embargo mi olfato se abrió a todo un nuevo abanico de olores. De pronto sabía perfectamente dónde estaba Jane sin necesidad de verla. Empecé a sentirme nervioso y abrí la boca, refrescándome al jadear. Algo me agarraba desde atrás y se movía, me giré tratando de cogerlo pero siempre se escapaba, pegado a mi trasero. Llevé una mano a la espada y entonces vi que era una pata de perro.

    – [Idris]Iiiiiiiiiiiiiiiiii[/Idris] – chilló un cerdo de piel oscura como el carbón con escarcha en la crin.

    – [Elle]Beeeeee.[/Elle] – baló una oveja rodeada de un manto de luz.

    Antailtire nos había convertido en animales, no había esperanza ante un poder así. Al menos eso pensé hasta que vi a los Daë allí de pie, sin haber sido transformados. Un halo protector les rodeaba, ahora podía verse con más claridad.

    Su enemigo tenía poder, el Soberano palidecía a su lado, porque Antailtire no se había sumido en la locura, controlaba cada uno de sus actos. Y sin embargo, siendo conscientes de su destino aciago, los Daë del Cúmulo le plantaron cara sin demostrar miedo.

    Geraldine Cecereau alzó su báculo y golpeó el suelo. La onda nos alcanzó y cuando recuperé la forma humana cogí la espada de nuevo como un reflejo, no me serviría de mucho contra Antailtire, pero me sentía mejor con ella en la mano.

    – [Owen] Muuuuuuchas gracias.[/Owen] – escuché decir a Owen, aún en proceso de volver a ser él mismo.

    – [Geraldine]No eres más que un hechicero de tres al cuarto que intenta compensar su mediocridad con trucos de circo.[/Geraldine] – espetó Geraldine.

    – [Antailtire]¿Creeis que ese es todo mi poder?[/Antailtire] – sin que su aspecto terminase de fluir, toda la plaza se transformó en una fosa de magma burbujeante. Corrimos hacia la Catedral mientras el suelo iba siendo devorado por el fuego. Por algún motivo, Antailtire no podía transformar aquél lugar, pero el resto lo había cambiado por completo.

    Temí por los Daë, pero les vi flotar en una especie de esfera hasta llegar a un pasillo de piedra que había sobrevivido.

    – [Lekwaa]Es imposible.[/Lekwaa] – dijo Lekwaa. La muestra de poder dejaba claro que Antailire estaba en otra liga. Si el Soberano había metido a los Moondies en series de televisión o había traído a sus dobles de otras realidades, Antailtire estaba dejando claro de dónde había salido esa pequeña parte de su poder.

    – [Lexie]Soy demasiado joven y guapa para morir.[/Lexie] – dijo Lexie, que por primera vez parecía genuinamente asustada.

    – [Alastair]Hemos acabado con tus marionetas en otros mundos, ¿qué te hace pensar que contigo no va a ser igual?[/Alastair] – la voz de Alastair llegó hasta nosotros. Seguía con la misma sonrisa de confianza que tenía en Dagrknot cuando le conocimos. Así que por eso parecían haber pasado varios años, habían acabado con algunas de las partes de Antailtire en los mundos, como había sido el padre de Jamie.

    – [Antailtire]Porque yo soy la fuente, los demás eran una mera fracción.[/Antailtire] – sin mover sus manos, el mundo se puso patas arriba. Sentí náuseas cuando abajo se convirtió en arriba e izquierda en derecha.

    De la orbe que rodeaba a los Daë salió un eco que devolvió todo a su forma normal, incluso la plaza. A cada ataque de Antailtire, los Daë le anulaban. Solo que une parecía no cansarse y los demás tenían signos de fatiga.

    Pese a todo, consiguieron defenderse lo suficiente como para que no se diera cuenta de que estaban cada vez más cerca de la Catedral. Cuando se dio cuenta, invocó de nuevo a sus huestes para perseguirles, pero les cortamos el paso.

    Uno a uno cruzaron las puertas y uno a uno les seguimos en cuanto pudimos. – [Xander]Esperad.[/Xander] – cuando entré no quedaba nadie fuera y temí que los Daë hubieran cruzado hacía mucho, pero les vi, a punto de adentrarse en el espejo.

    Se giraron hacia nosotros, Na’amah estaba allí, solo tenía que pedírselo, estábamos a punto de lograrlo todo.

    Y como siempre, no podía salirnos bien. Las puertas se abrieron como arrastradas por un vendaval que amainó al cruzarlas, pero una figura estaba ya dentro, una cuyo aspecto no terminaba de estabilizarse. Antailtire había logrado entrar.

    Mi mirada se cruzó con la de Owen. – [Owen]Déjalo marchar Xander, encontraremos otra opción.[/Owen] – conocía la encrucijada en la que nos encontrábamos, dependíamos de una decisión que no era capaz de tomar por mí mismo, así que Owen lo había hecho por mí, porque sabía que no dejaría escapar su cura si fuera por mí.

    – [Xander]Seguid, os cubriremos.[/Xander] – asentí haciéndole una seña a Owen. No importaba cuánto costara, encontraría su cura.

    Eleanor, Alastair, Geraldine, William, Ugg’krah, los Géminis, John, Julia, Na’amah, Oriax, Rlia, Eldric, Richard y Qiu cruzaron el cristal hacia el portal que conducía a su desenlace final. Sabían que para ellos no habría un mañana y sin embargo, estaban dispuestos a dar sus vidas para proteger aquello en lo que creían.

    – [Antailtire]Ratas escondidas en la Luna, habéis tenido suerte hasta hoy.[/Antailtire] – la voz de Antailtire parecía desgarrada, como si una parte de sí estuviera ya dejando escapar el raciocinio a medida que asumía que su utopía , su control y expolio de catorce mundos, iba a desaparecer.

    La realidad misma pareció desvanecerse en mitad de la Catedral. Antailtire luchaba contra una fuerza invisible que impedía que usase toda su magia para destrozarnos, un poder arcano que o había podido dominar y le había obligado a cubrir su secreto con su centro de poder en un alarde de egocentrismo sin fin.

    Fue entonces cuando vimos el principio de nuestro pasado, cómo se abría un portal donde antes había estado el espejo que conducía a la caverna del Axis Mundi y arrastraba a Antailtire hacia él, destinándolo a milenios de sufrimiento y locura en el Vacío.

    Ya estaba, habíamos ganado. Eso pensé, volviendo a ser inocente. Viendo como se acercaba su final, Antailtire lanzó un último retazo de magia que abrió un agujero negro en mitad de la Catedral que nos empezó a atraer irremediablemente.

    Tratamos de agarrarnos a cualquier cosa, pero nada resistía el tirón del último conjuro de Antailtire, que terminó silenciado por el portal al Vacío cerrándose hasta dentro de mucho tiempo, cuando se rasgase  mientras los Moondies buscaban la forma de rescatar a mi padrino Ed.

    No conseguía centrar la mirada para buscar a los demás. No veía que había sido de ellos y ellas, si el agujero negro se los había llevado. No quería pensarlo siquiera.

    Mantuve la mano cerrada en un anclaje de hierro del suelo. Solo pude ver a Jane, a unos metros de mí.

    – [Xander]Jane, agárrate.[/Xander] – le pedí, moviéndome hacia ella de anclaje en anclaje. Ya casi la alcanzaba. El aire trajo el sonido de disparos, los soldados de Terra debían haber cruzado las puertas en una orden final de eliminarnos.

    Fue como si el agujero negro hubiera absorbido sonido, aire y tiempo. – [Jane]¿Xander?[/Jane] – la voz de Jane rompió todo eso, sentí el tacto cálido de su mano al aferrarla contra mí.

    Algo caliente y pegajoso manchaba su ropa y la mía a la altura del pecho. Los ojos de Jane estaban llenos de dolor. Taponé su herida con una mano, pero no podía aguantar mucho tiempo agarrado al anclaje solo con una mano.

    Empecé a resbalarme y al final me solté. No solté a Jane, seguí taponando su herida mientras el agujero negro nos engullía a ambos.

    Allí el tiempo y la luz desaparecieron por completo. No veía nada, pero en mi mente veía retazos de los mundos, sentía como si algo me estuviera preguntando, dándome una oportunidad. Elegí el único fragmento de esperanza y me aferré a él con todas mis fuerzas.

  • MI HERMANO, MI HEROE

    ELLIOT WILLIAMS

    NEXUS

    Apenas nos dio tiempo a descansar algo tras regresar a la nave. Nos cambiamos de ropa para no destacar en Nexus y cogimos algo de comida de la cocina. Parecíamos una familia que estaba a punto de salir de vacaciones y que se quedaba dormida, lo que ocasionaba que fuéramos a toda prisa. Me sorprendió ver a tanta gente congregada alrededor de la nave y parecía que nos estaban vitoreando, al menos a algunos de nosotros.

    Llegamos al monolito que nos llevaría hasta el Nexus y tras cruzarlo aparecimos en una plaza. El lugar estaba desierto, no era más que una ciudad en ruinas, sin embargo el cielo estaba iluminado y no por estrellas precisamente. Toda la vida que faltaba en la zona que nos encontrábamos estaba en una futurista ciudad por encima del cielo.

    – [Xander]Por aquí, tenemos que ir con cuidado, dicen que nos esperan ejércitos de Antailtire.-[/Xander] Xander encabezo el grupo ya que era el único que sabía por donde debíamos de ir.

    – [Leo]¿Estamos preparados para eso?.-[/Leo] Leo no parecía muy convencido de nuestras opciones y entendía porque. A lo largo de los diferentes mundos por los que habíamos pasado nos habíamos enfrentado a diferentes criaturas, pero nada comparado al poder que nos estaba esperando en este mundo.

    – [Kaylee]Más nos vale.-[/Kaylee] Kaylee le paso la mano por el brazo a Leo en señal de animo. No puede evitar pensar en Tina, el tacto de su piel grabado a fuego en mi mente.

    – [Xander]Habrá que centrarse en llegar a la iglesia.-[/Xander] Nos especifico Xander, no podíamos hacer mucho más. -[Xander]No podemos enfrentarnos a tantos.[/Xander]

    – [Jane]Deberíamos trazar un plan.-[/Jane] Propuso mi hermana, pero andábamos demasiado ensimismados mirando entre la oscuridad de las esquinas como para pararnos a pensar en algo.

    – [Dante]Pues estamos jodidos porque los fuertes están ahí.-[/Dante] No me pare a debatir con Dante porque estas cosas solía guardarlas para mí, pero estaba equivocado. Mi hermana era la persona más fuerte que conocía, si se lo proponía podía acabar con todo en cuestión de segundos. Es fácil sucumbir ante tú poder, más difícil es contenerse a el.

    – [Kaylee]¿PERDONA?.-[/Kaylee] La voz de Kaylee resonó en el ambiente. Probablemente se estaba sintiendo como yo me había sentido la mayor parte de mi vida, menospreciada.

    – [Dante]Bueno todos menos tu y yo.[/Dante]

    – [Owen]Creído.-[/Owen] Dante sonrió con suficiencia.

    – [Xander]Elle y su grupo abrirán las puertas a la señal, así que preparaos para correr.-[/Xander] Xander desenvaino su espada, a su lado Amy y Ezra volvían a transformarse en licántropos, mientras que Leo optaba por su versión más hibrida recubierto de titanio. – [Xander]A Idris no le va a gustar que hayan acampado tan cerca de la nave.[/Xander]

    – [Kaylee]Algún día habrá que decirle que la nave no es suya.-[/Kaylee] Kaylee aprovecho el cuerpo de Leo y se cubrió tras él mientras avanzaba lanzando bolas de fuego. Amy y Ezra abrieron camino dando dentelladas a unas extrañas criaturas que eran casi todo huesos.

    – [Owen]Francis esta poniendo orden, cuando volvamos ya deberían de estar instalados.-[/Owen] Al parecer toda esa gente que se encontraba acampada en el exterior de la nave provenía del mundo en el que había estado Owen y puesto que lo nombraron líder de equipo se propuso no dejar a nadie atrás. Sus brazos se recubrieron de fuego, era como si las llamas salieran de él, nunca lo había visto usar su poder así.

    Observe como Dante a nuestro lado intentaba abrir la umbra para transportarnos más cerca de la iglesia, pero no era capaz. – [Dante]Puedo usar mi poder pero no entrar en la umbra.[/Dante]

    Amy y Ezra regresaron hasta nuestra posición. La primera cargo a Vera y Jamie mientras que Ezra rondaba cerca de mí para que hiciera lo mismo. Julia se adelanto y se subió encima de él.

    – [Julia]¿Te gusta como cabalgo, guapo?.-[/Julia] Pregunto mientras fingía que movía un sombrero imaginario en el aire. Amy se adelanto siendo cubierta por las bolas de fuego de su hermana.

    – [Elliot]No creo que pueda contestarte.-[/Elliot] Añadí subiendo tras ella. Cuando Ezra salió disparado a toda velocidad hacia la iglesia me agarre a la cintura de Julia inconscientemente. A nuestro lado paso Sophie a lomos de un leopardo.

    – [Julia]Suelo dejar sin palabras a todos mis amantes.-[/Julia] Ezra no podía responderle pero el lobo negó con la cabeza como su pudiera entenderla. Idris desde el otro extremo creo dos muros de hielo haciendo un pasillo para que nos resultara más sencillo llegar a todos.

    – [Xander]Vale, ya estamos aquí pero si cerramos las puertas no van a aguantar.-[/Xander] Añadió Xander tras separarse del abrazo de su hermana. Algunos nos refugiamos en la iglesia mientras otros seguían en el exterior impidiendo que entraran en ella. Cole y Ruby se cubrían las espaldas entre ellos como si llevaran toda la vida peleando juntos.

    – [Dante]¿Siempre tienen que hacerse de rogar?[/Dante] Dante cerro el portal que había creado delante de él cortando a un demonio por la mitad. -[Dante]No estamos en una puta peli, siguen llegando.[/Dante]

    – [Owen]Tal vez si nos hacemos los vencidos aparezcan. Les gusta hacerse los héroes.-[/Owen] Owen lanzaba llamas en un extremo, cortando el paso de un grupo de amazonas.

    – [Jane]Owen, tú deberías de estar descansando.-[/Jane] Al lado de mi hermana, Elle lanzo una espada contra el marco de la entrada impidiendo que un grupo de guerreros entrara en la iglesia.

    – [Xander]Pensad que cuando esto acabe puede que volvamos a casa por fin.-[/Xander] Creo que nada deseábamos más ninguno de nosotros. Habíamos llegado muy lejos como para caer ahora, entregado demasiado en el juego de Caitriona.

    – [Owen]Me encuentro bien.[Owen]

    – [Jane]Tú cara no dice eso.-[/Jane] Algo debía de haber pasado en el mundo que habían visitado. Es cierto que la cara de Owen era de esfuerzo, pero lo estaba asociando el descomunal uso de su poder.

    – [Owen]Mi cara es de que como no lleguen los puñeteros Daës estamos muertos.-[/Owen]

    – [Nate]No os aconsejo desanimarnos.-[/Nate] Nate se encontraba rodeado. Su poder se concentraba en los pensamientos positivos de los demás, como perdiéramos toda esperanza de ganar Nate no podría hacer nada.

    – [Owen]La vida es maravillosa Nate.-[/Owen] El fuego en mi hermano era cada vez menos intenso.

    – [Nate]Así me gusta.-[/Nate] Con las palabras de animo de mi hermano Nate comenzó a rebosar energía y se deshizo de las gárgolas que tenía encima lanzándola por los aires. Lexie creo un montón de copias de si misma peleando. En realidad era una estrategia para que el enemigo pensará que éramos demasiados, ya que las ilusiones de Lexie no eran corpóreas y no golpearían a nadie. Pero no se vieron muy amedrentados cuando entre sus filas aparecieron las manos.

    – [Cole]Esto se pone feo.-[/Cole] Nos fuimos replegando hasta la iglesia mientras el ejercito de Antailtire nos asediaba cada vez más. Estábamos atrapados en una ratonera, no teníamos ninguna otra forma de escapar. Jane salió corriendo en dirección opuesta, cuando me gire encontré a Owen de rodillas. Me lance junto a mi hermana para cargar con él. Cree un escudo a nuestro alrededor con el anillo y lo fui alternando con una espada como me enseño Ezra mientras avanzábamos hasta la iglesia.

    – [Owen]Mi hermano, mi héroe.-[Owen] Añadió sonriendo entre dientes arrastrando los pies. Pose mi mano junto a la suya que llevaba en el costado. Y entonces lo sentí por primera vez, un dolor atroz, un dolor como si me estuvieran desgarrando el costado.

  • UNA BELLISIMA PERSONA

    OWEN WILLIAMS

    NOCHE – DYAVOL

     

    Habían pasado varias horas desde que llegamos a Dyavol, tal vez un día, era difícil de saberlo teniendo en cuenta que siempre era de noche. Francis nos alojo en el castillo de William mientras hablaban entre ellos, por mi parte intente descansar algo, pero fui incapaz. Notaba como el dolor de mi costado se propagaba poco a poco por mi cuerpo como un veneno. Mi padre me hablo de como en una realidad alternativa el padre de Xander había sufrido por la licantropía, desde luego no me iba a morir de la noche a la mañana, me esperaban al menos unos cuantos meses de una profunda agonía. Siempre sacándole el punto positivo a las cosas.

    Nos reunimos de nuevo con Francis y William en una sala que antiguamente debía de haber sido la del trono. Como no podía dormir deambule por el castillo y descubrí la historia que ocultaba esta isla. Por lo visto era el hogar de William, este fue repudiado por su padre por su condición no de demonio precisamente. Cuando el mundo se vio sumido en caos, William sabía que este era el único lugar seguro que le quedaba a la raza humana. Así que regreso y bueno, hubo un parricidio, no si de esta salgo más culto de tanto leer.

    -[William]Perdonad la espera, hemos estado conversando y llegado a la conclusión de que la idea de Francis es lo mejor.-[/William] Parecía cansado, aunque echando un vistazo al resto, se encontraban igual. No era el único que no conseguía pegar ojo, cada uno tenía sus problemas y sin duda lo jodido que se encontraba este mundo no dejaba lugar a descansar como era debido.

    – [Francis]No vamos a poner a nadie más en peligro por una guerra perdida.-[/Francis] Francis sin embargo parecía algo más animado desde la última vez que lo vi. Había dado tanto por esta gente que el temor a lo que se avecinaba lo había hundido por completo, pero solo hacía falta un poco de esperanza para reavivar esa chispa, ese pensamiento de que la gente podrá vivir a salvo en otro lugar.

    – [Sophie]¿Y cuál era la idea de Francis?.-[/Sophie] Sophie se encontraba sentada junto a Mike, desde luego hacían una pareja curiosa, porque de esa relación solo podían salir cachorrosirenas.

    – [Francis]En realidad la idea es de él. Vamos a utilizar el artefacto del barco para salir de este lugar.-[/Francis] Note como las miradas se clavaron en mí. Xander nervioso miraba de reojo a William mientras me miraba a mi fijamente.

    – [Jane]Por si no lees la mente: si William se va, los Daë no lo encuentran y chimpún.-[/Jane] Me susurro mi hermana por lo bajo a mi lado. Jane no podía leer la mente de Xander, pero este resultaba ser tan transparente en ocasiones que resultaba sencillo saber en que estaba pensando.

    – [Xander]No pareces muy de acuerdo con eso de irte.-[/Xander] El problema que teníamos no era que William quisiera marcharse con nosotros, sino con sus futuros compañeros.

    – [William]Este es mi hogar, no puedo dejarlo a…-[/William] William no pudo terminar su frase porque se vio interrumpido por Francis.

    – [Francis]Ya lo hemos hablado, no puedes salvarlo.-[/Francis] No creo que William guardara muy buenos recuerdos de este lugar, tal vez se seguía aferrando a la idea de que todo podía arreglarse y convertir este lugar en el hogar que no tuvo.

    – [Jane]Deberíamos dejar a William y Francis hablar en privado, porque es una discusión de pareja.-[/Jane] Añadió mi hermana con naturalidad, Aqui nadie se iba a escandalizar por una relación entre dos hombres, y mirando a la sala todos han estado alguna vez con uno… bueno Xander y Mike no.

    – [Cole]¿No podemos resistir contra los que vienen?.-[/Cole] Pregunto Cole.

    –  [Owen]Mi costado dice que no.-[/Owen] Me sentía como Elliot. Mi poder me había evitado sentir las quemaduras y ahora el costado no hacía más que arderme.

    – [Xander]Si hay que pelear, tú estarás vigilado para no moverte.-[/Xander] Sabía que se preocupaba y lo hacía para protegerme, pero francamente me hacía parecer un inútil.

    – [Sophie]¿No hay ningún sitio en el que se pueda esconder?.-[/Sophie] La verdad no sé si lo decía por mí, que era tan inútil en ese momento que lo mejor era mantenerme encerrado, o si lo decía en general y que tal vez lo mejor era encerrarnos todos y dejar que pasara el tiempo hasta que llegaran los demás Daë.

    Los gritos y golpes contra la puerta del castillo nos saco de nuestra conversación. Al abrirla un pequeño grupo de gente entro atemorizada, se escuchaban más gritos, echando un vistazo al cielo unas sombras se movían entre la oscuridad y descendían a toda velocidad contra la costa. Francis saco su catalejo y miro para ver que ocurría. Nunca había visto tal expresión de terror en el rostro de alguien, cogí el catalejo de su mano antes de que se le cayera y mire para ver que ocurría. Las sombras eran gárgolas que se estaban llevando a los refugiados de la costa mar adentro en donde los no muertos estaban construyendo un puente con sus huesos para llegar hasta tierra.

    [Jane]¿Qué esta pasando?.-[/Jane] El desconcierto de mi hermana duro poco, debía de haber leído mis pensamientos y hacerse una idea de lo que estaba pasando.

    – [Xander]¿A eso nos enfrentamos?.-[/Xander] Mi amigo parecía superado por lo que acababa de ver, quería decirle que se tranquilizara, si todo salía mal las culpas irían hacia mi, después de todo era el colíder de esta misión.

    – [Ruby]¿Tienes miedo, pequeño?.-[/Ruby] Le pregunto sacando sus dos dagas de sus botas. Su rostro al contrario que el nuestro reflejaba emoción, la emoción de la batalla.

    – [Xander]Si, por todos.-[/Xander] San Xander.

    – [Jane]Alguien tendrá que luchar mientras los refugiados llegan al barco.-[/Jane] Al decir esto un nuevo grupo llegaba hasta nosotros exhausto tras la carrera.

    – [Xander]La mayoría son inocentes, tenemos que protegerles.-[/Xander] La gente comenzó a agruparse alrededor nuestra esperando que hacer asustados.

    – [Owen]Huid hacia el barco.-[/Owen] Los refugiados parecían confundidos. Como esperas que nos metamos en ese barco, acoso no ves lo que esta pasando, a donde vamos a ir. Eso era lo que sus caras transmitían.

    – [Francis]Hacedle caso.-[/Francis] La voz de Francis firme se impuso entre los murmullos.

    – [Xander]Tenemos que proteger a William y los refugiados.-[/Xander] Xander parecía dividido, el culmen de todo héroe, no saber que hacer, cumplir con tu misión o salvar al inocente. No podíamos dejar a toda esta gente a su suerte, pero si no protegíamos a William hasta que llegaran los demás Daës estaríamos condenando al resto de mundos.

    Jane asintió sabiendo lo que debía de hacer y junto a Sophie y Niall encabezo la comitiva de los refugiados hacia el barco mientras el resto íbamos en la retaguardia hacia el campamento de la costa en busca de más refugiados y para frenar a las huestes enemigas.

    – [Owen]Está bien, solo tenemos que aguantar lo suficiente para que lleguen el resto de sus compañeros.-[/Owen] Un puñado de esqueletos y demás criaturas corrían por el puente improvisado mientras los barcos flanqueaban el de Francis evitándole cualquier opción de salir.

    Nos preparamos para la batalla, las criaturas estaban apunto de abalanzarse sobre nosotros, pero con una velocidad impresionante William se movió a través de nosotros y comenzó a asestar golpes. Su aspecto había cambiado al de un reptil, nos quedamos unos segundos sorprendidos, sobre todo Cole, quizás así comenzara a sacar a relucir su lado escamoso.

    Ruby se lanzo a acompañarlo junto al resto, por mi parte me quede allí plantado esperando sin saber que hacer. La gente se agrupaba al rededor del barco esperando subir, Jane con mano dura mando subir primero a las mujeres y niños. El pueblo improvisado de la playa parecía desolado, pero sin opción de combatir me encamine en busca de las tiendas por si quedaba algún rezagado.  En medio de una de las tiendas encontré un bulto tapado por una manta, tras apartarla un poco me encontré con el rostro de la joven de la playa.

    – [Owen]Ven conmigo si quieres vivir.-[/Owen] Añadí extendiéndole mi mano. Tal vez no era el mejor momento para parafrasear a Terminator, pero cuando iba a tener otra oportunidad así.

    – [Anne]Pero no puedo irme sola.-[/Anne]

    – [Owen]Si te preocupa el resto de gente ya van camino de su salvación.-[/Owen] O eso esperaba, la horda de no muertos avanzaba en gran cantidad por el puente.

    – [Anne]Hablo de mi hijo mentecato.-[/Anne] Añadió con una ligera sonrisa. Entre las sabanas se revolvió algo y debajo de la cara de Anne se asomó el pequeño Cas.

    – [Owen]Bueno, eso lo estaba dando por hecho. ¿Qué clase de monstruo crees que soy?.-[/Owen] Tal vez el padre de Cas les había abandonado y por eso desconfiaba de mi ayuda, no lo sé, estaba suponiendo demasiado.

    – [Anne]No lo sé, no te conozco tanto.-[/Anne] Era una buena respuesta, después de todo no era más que un extraño recién llegado, era difícil de confiar en algún por exótico que pareciera.

    – [Owen]La respuesta es ninguno. Soy una bellísima persona.-[/Owen] Tal vez me estaba adulando demasiado, pero creo que era un buen amigo y hermano, al menos eso creo.

    – [Anne]Tienes cara de decir la verdad y además, aún conservas todos tus dientes.-[/Anne] Añadió señalando mi boca. Me resultaba curioso como se fijaba en eso, en parte tal vez sea porque a la mitad de esta gente les faltara alguno y serán unos patanes, después de todo es un mundo de piratas.

    – [Owen]Tienes una extraña fijación con los dientes.-[/Owen] Al decir esto me fije en los suyos, sus incisivos eran visibles lo que le hacia resultar algo adorable.

    – [Anne]Es que aquí no abundan las buenas dentaduras.-[/Anne]  Quizás en el nuevo mundo sea gane la vida como dentista quien sabe.

    – [Owen]Ya, no es la mejor época precisamente.-[/Owen] Escasez de comida, demasiado alcohol, escases de vitaminas para los dientes, una horda de monstruos que te asedian, no son lo mejor para mantener una buena dentadura.

    – [Anne]La verdad es que no.-[/Anne] Admitió -[Anne]Bueno, ¿Nos vamos Cas, antes de que Owen se arrepienta?.[/Anne]

    El pequeño asintió y Anne agarro mi mano. En el exterior Xander y los demás comenzaron a replegarse hacia el barco, pero William seguía en el centro de la batalla protegiendo su hogar. Al llegar al barco Jane me lanzo una mirada, con su poder la conexión Williams estaba más viva que nunca. De el mismo modo que sabía que estaba pensando que no era el mejor momento para ligar, cosa que no estaba haciendo, sabía que ella había leído mi mente y sabía donde estaba el lugar del barco que podía sacar a la gente de allí. En el barco solo quedábamos nosotros y Francis contemplando como William daba hasta el ultimo aliento por un lugar que solo le había causado sufrimiento.

    En el centro de la isla apareció un haz de luz y de entre las palmeras llegando a la costa, fueron apareciendo el resto de Daës. La cazadora ayudo a levantarse a su nuevo compañero y la bruja curo sus heridas mientras el resto acababa con las criaturas de la costa mientras otras comenzaban a huir de nuevo mar adentro. Los Daës hicieron un corro alrededor de William, supongo que le estaban explicando porque estaban allí, pero algo me hacia creer que ya sabía el motivo. Los Daës comenzaron a adentrarse de nuevo hacia el interior de la isla, William lanzo un último vistazo hacia el barco en el que nos encontrabamos, no hacia falta ser un genio para saber a quien estaba buscando. Francis asintió, sabía que era la última vez que iba a verle.

    Y así, el grupo de Daës quedo casi completado.

  • AVIVANDO LA LLAMA

    FRANCIS DRAKE

    NOCHE – DYAVOL

     

    Diario del capitán Francis Drake:

    El viaje a tierra firme a resultado fructífero, pero la oscuridad se expande con mayor rapidez, posiblemente sea el último viaje que realice. Temo por aquellas pobres almas que aun puedan encontrarse allí, pero temo más por aquellas que me acompañan constantemente en busca de supervivientes.  Muchos son los refugiados en Avalon que esperan que lleguemos con algunos de sus seres queridos, pero también están aquellos que esperan no perder a los suyos en estos viajes.

    El grupo de jóvenes que apareció de la nada ha resultado ser más útil de lo que hubiera pensado, sin duda sus intenciones son nobles. Algunos están ayudando con las reparaciones del barco y atendiendo a los heridos, otros consuelan a los refugiados y entretienen a los más pequeños, uno de ellos incluso esta amenizando nuestro viaje con música y canciones.

    Lo que realmente me preocupa es el motivo por el que están aquí. He hablado con uno de ellos, el joven que resulto herido en la batalla, y te buscan a ti, mi amor. Al parecer tenías razón, estas destinado a algo grande, algo tan grande que temo perderte en el proceso. No le he dicho que te conozco, aunque por su mirada sabe que estoy mintiendo.

    También ha mencionado algo acerca de un artefacto en el barco que podría llevar a todos los refugiados a una luna habitada por personas que han perdido su hogar como nosotros. A pesar de mi negativa y opinión de que debería de guardar reposo el joven ha decidido hacer caso omiso e investigar el navío en busca de dicho artefacto. No quiero ser optimista pues mi esperanza de algo mejor fue quebrada hace tiempo.

    Los días que pasamos separados me resultan eternos y cuento aquellos que nos hagan reunirnos de nuevo. La noche perpetua es cada vez más fría y me hace añorar la calidez de tus brazos, pero supongo que es algo a lo que debo acostumbrarme pues no pienso interponerme en tu destino.

    ~~~~~~~~~~

    El crujir de la puerta me hizo separarme de mi diario. Una cabeza se asomo por ella con la ligera sonrisa en el rostro. -[Owen]¿Puedo pasar capitán?.[/Owen]

    – [Francis]No eres parte de mi tripulación, puedes llamarme por mi nombre.-[/Francis] Le hice un gesto para que pasara.

    – [Owen]Esta bien… ¿señor Drake?….-[/Owen] Añadió sentándose con dificultad en la silla frente a mi. Cualquier otra persona en su estado estaría guardando reposo, pero este joven no era como el resto, ninguno de ellos lo era.

    – [Francis]Francis esta bien.-[/Francis] Saque una botella de ron del cajón junto a dos vasos, tal vez ellos tenían alguna otra cosa para apaliar el dolor de donde venían, pero esta era la única que yo conocía – [Francis]Según he podido deducir, eres el líder de tu grupo.[/Francis]

    – [Owen]En realidad la líder del grupo es mucho más guapa que yo.-[/Owen] Se bebió su trago como si nada, ni siquiera hizo una mueca. – [Owen]Yo solo soy un mandado para evitar que alguno de mis amigos muera y encontrar al Daë.[/Owen]

    – [Francis]Sobre ese Daë. ¿Qué se espera de él exactamente?.-[/Francis] Owen parecía un chico honesto y que iba con la verdad por delante, no tenía porque mentirme.

    – [Owen]No estoy muy puesto en el tema, me salte esa reunión. Pero básicamente él, junto a los Daës de los otros mundos, se enfrentaran a aquello que esta intenta destruirlo todo. Caerán como héroes, pero los mundos, los hogares de donde vienen cada uno de ellos estarán a salvo.-[/Owen] A salvo, nada quedaba que salvar de Dyavol. Todo había sucumbido a la noche. Todo no era más que un paramo de oscuridad. – [Owen]Le conoces. ¿verdad?. A William.[/Owen]

    – [Francis]¿Qué te hace pensar eso?.[/Francis]

    – [Owen]Vi como reaccionaste a su nombre cuando lo menciono Cole. Acabas de eludir mi mirada cuando he mencionada que mueren y te has bebido tu vaso de ron como si nada para procesarlo todo.-[/Owen] Me levante y le di la espalda para mirar por la ventana, antaño el olor del mar me tranquilizaba, ahora todo lo que rezumaba en el aire era azufre y podredumbre. -[Owen]Me atrevería a aventurarme más, se cuando le han roto el corazón a alguien, tengo experiencia en eso, me lo acaban de romper a mi después de todo.[/Owen]

    – [Francis]Háblame de ella.-[/Francis] Añadí mirándole por encima del hombro.

    – [Owen]No estamos aquí para hablar de mi Francis. Tú…-[/Owen] Me gire bruscamente hacía él.

    – [Francis]Ten cuidado con lo que vas a decir muchacho.-[/Francis] Más allá de amedrentarse, Owen se levanto de su silla con la mano en el costado y se echo hacia delante en mi mesa con la mano libre plantándome cara.

    – [Owen]Le amas.-[/Owen] Caí rendido en mi asiento – [Owen]Lamento ser yo precisamente quién venga a arrebatarte al amor de tú vida. Pero no dejes que su sacrificio sea en vano. No te rindas, aun puedes hacer mucho por estar personas y yo voy a ayudarte con eso.[/Owen]

    – [Francis]Insinúas que has encontrado lo que andabas buscando.-[/Francis] Una sonrisa socarrona es lo que obtuve por respuesta. Había perdido toda esperanza de algo mejor, y este joven estaba avivando de nuevo la llama en mi.

     

     

     

     

     

     

  • LAS MUJERES MAS IMPORTANTES DE OWEN

    OWEN WILLIAMS – Nave

    Mañana

     

    No era mi primera vez dentro del cuerpo de una mujer… vale, dejadme reformular esto porque con lo que viene a continuación queda demasiado raro. No era la primera vez que mi alma se veía anclada en el cuerpo de una mujer, como podréis recordar de pequeño por un día fui mi madre, y no era uno de sus mejores días precisamente. Desde aquel día supe que las mujeres son un ser superior al hombre y que la menstruación duele más que una patada en los huevos sin ninguna duda.

    Cuando pensé en pasar más tiempo con ella no imagine que sería de esta manera, pero visto por el lado bueno de esto modo no podrá huir de mí para vigilar su cuerpo, lo cuál dicho sea de paso duele un poco porque no se por que clase de depravado me toma.

    Ser Amy estaba resultando toda una experiencia desde luego, siendo mi madre no podía tocar a nadie, sin embargo con Amy percibía un montón de cosas, la seda de su bata cayendo por los brazos con delicadeza, una amplia gama de olores, o que en alguna parte de aquella nave alguien se había transformado en licantropo, lo que me hacia sentir algo por dentro y no eran ni flores ni gases.

    – [Owen]¿Te parecen bien unos cereales?.-[/Owen] Ella se limitó a encogerse de hombros sentada en un taburete delante de mí. Por lo general solía desayunar un vaso de proteínas y alguna fruta, pero en el caso de Amy no sabía lo que desayunaba así que tire por el desayuno universal de un niño menor de 10 años, soy un genio como podréis comprobar. Nota: compensar a Amy con un desayuno sorpresa cuando todo esto haya pasado.

    – [Owen]Puedes darte un caprichito ahora que esta en mi cuerpo, ya quemare las calorías luego.-[/Owen] Clase de como cagarla con tu crush 101.

    – [Amy]¿Me estás llamando gorda?[/Amy]- Pregunto poniendo los ojos en blanco algo que me dio mucho repelús porque no era algo que yo soliera hacer, de pequeño pensaba que los ojos se te podían acabar metiendo hacía dentro.

    – [Owen]No, en todo caso te estoy llamando delgada.-[/Owen] Así se arregla Owen. Los cereales que había preparado comenzaron a convertirse en una mezcla pastosa, maldita comida futurista. – [Owen]Esto sabe a cartón.[/Owen]

    – [Amy]No necesito que hagas apreciaciones sobre mi físico[/Amy].- Amy cogió una fruta que parecía una ciruela, pero azul en su interior. – [Amy]De hecho, podemos estar en silencio hasta que acabe todo[/Amy].- Por lo general era un tío sonriente, pero esa en concreto que acaba de poner no era una que soliera utilizar, la sarcástica.

    – [Owen]Si nos quedamos en silencio será más violento. -[/Owen] Los cereales estaban comenzando a resultar imposibles de tragar y creo que comenzaba a entender por qué. Amy compartía su cuerpo con otro ser, y un bol de leche con arroz inflado no era precisamente lo que quería. – [Owen]Oye, ¿siempre tienes antojo de carne?.[/Owen]

    – [Amy]Para tener antojo de carne, te estás poniendo fino a cereales[/Amy].- Pues si tenía antojo, pero no sabía de que tipo. En una escala del 1 al 10 en cosas estúpidas que solo podría ocurrirseme a mí, como de estúpido seria el morderme a mi mismo para que Amy dejara de atormentarse con que podría matarme y así estar juntos.

     – [Owen]Lo decía por la loba.-[/Owen] No pude evitar olfatear y me llegaron varios olores, por lo visto era una destilería andante porque daba la sensación de que desprendía ron por los poros de mi piel, pero por encima de eso me llegaron otros más suaves de Amy  – [Owen]Vaya, pues sí que es bueno ese champú espacial.[/Owen]

    – [Amy]Evita hacer esas cosas[/Amy].- No hacía falta ser un genio para notar que aquello le había incomodado. Maldita sea Owen, acaso ves a Amy lanzar fuego, pues deja de usar sus habilidades claramente superiores a ti. – [Amy]Y si tienes ganas de hacer pis: te lo haces encima y ya está[/Amy].

    – [Owen]Evitare más líquidos por hoy. Si tú necesitas ir al baño, puedes ir si problemas.-[/Owen] Le guiñe un ojo, lo cual al estar en su cuerpo resultaba algo violento.

    – [Amy]Prefiero reventar o provocarte una infección de orina[/Amy].- Amy ignoro el guiño de ojo y saco un lápiz y papel en el que comenzó a escribir. No dejaba de sorprenderme, no tenía ni la más remota idea de donde los había sacado porque eran cosas que no solía llevar encima. Ella, guapa, lista, maga. Pero sobretodo me sorprendía que fuera capaz de sacar algo de esta situación como para poder hacer una canción.

    – [Owen]Esto es lo más raro de todo, nunca me había visto tan concentrado en algo.-[/Owen] Dije hincando los codos en la encimera inclinándome un poco hacia ella/él.

    – [Amy]No me observes[/Amy].- Me pidió con las mejillas encendidas. Note como su corazón, o el mío, se aceleraba.

    – [Owen]Si vas a escribir sobre esta maravillosa experiencia, puedo ayudarte. Aunque no se me da bien tocar ningún instrumento.-[/Owen] El talento musical se lo había llevado Elliot, el culinario Jane y el intelectual ambos. Yo solo era Owen.

    – [Amy]No necesito ayuda, Owen. Necesito silencio[/Amy].- Se quedo pensativa unos segundos, tal vez pensando en algo que escribir.- [Amy]Pero gracias[/Amy].

    [Owen]Vale, soy una tumba.-[/Owen] Añadí imitando el cerrar de una cremallera.

    Me senté en el otro lado de la cocina ojeando una revista de cocina, de vez en cuando Amy alzaba la vista por encima del hombro, vigilandome, o tal vez inspirándose para lo que estaba escribiendo, vale puede que mi talento sea el de ser musa de cantantes.

    Me alegraba de haber cambiado de cuerpo con Amy, era algo que podría unirnos más, además no tenía nada de malo ser mujer. De hecho las tres personas más importantes de mi vida eran mujeres. Una me había educado de una manera fenomenal a pesar de todos los quebraderos de cabeza que le había dado. Otra había sido mi media mitad toda mi vida y lo seguiría siendo por siempre. Y la última alegra mis días con una simple mirada, o en este caso con un vistazo por el rabillo del ojo.

     

  • NO TAN VALIENTE COMO EL RESTO

    ELLIOT WILLIAMS EDMOND

    NOCHE – DAGRKNOT

    Siempre me había considerado un apasionado de la historia, al no tener ninguna clase de poder como el resto ejercite mi mente con conocimientos que pudieran ser de utilidad en alguna situación, algo que me hiciera un hueco entre ellos. Aunque empezaba a pensar que quizás debería de haberme ejercitado más físicamente como Xander, eramos dos vertientes de un mismo río, el que no tiene poderes y el que los desactiva.

    Una cosa era leer la historia o ver como se tomaban demasiadas licencias en el cine con ella y otra muy distinta ser parte de ella. Cada paso en ese seudo mundo vikingo con demonios serpiente era una sentencia de muerte. Si no te mataban esas criaturas estaban el frío, la comida o una trifulca en la que en vez de acabar a puñetazos podía terminar con un hachazo en el pecho.

    Nos marchamos a la mañana siguiente de llegar a aquel poblado, al parecer no eramos muy bien recibidos. Da igual la época en la que te encuentres que siempre seras repudiado por el resto por ser extranjero. Al menos fueron lo suficientemente amables para decirnos donde encontrar al Daë, o simplemente nos dieron una localización aleatoria para librarse de nosotros.

    – [Dante]Ni puta gracia volver a montarme en un barco con esas cabronas ahí.[/Dante] – Llevábamos un rato en altamar y Dante no había apartado la vista del agua en tensión por si esos demonios aparecían de nuevo.

    – [Ruby]Eres un señorito de pies a cabeza.[/Ruby]- Ruby no parecía llevarse tan bien con Dante como con el resto, quizás era demasiado masculino para ella.

    – [Dante]A mí dame cosas con motor y ruedas, no impulsadas por barbudos borrachos.-[/Dante] Dante es una persona moderna, tal vez lo único antiguo que le guste sean los coches clásicos.

    – [Owen]Bueno al menos nadie se marea en barco.-[/Owen] Algo bueno tenía que tener el no sentir como el barco se zarandeaba por el golpe de las olas.

    – [Xander]No sé decirte, yo llevo bien el agua nadando, pero aquí.[/Xander] – Xander se aferraba al borde del barco con los ojos clavados en el mar al igual que Dante, esperando que esas cosas no volvieran a salir a la superficie. Mi hermano por otra parte no parecía tan intranquilo como ellos, siempre era demasiado despreocupado.

    Ruby se llevo la mano a la cara cubriéndose por completo, seguramente pensando que eramos los hombres más débiles con los que se había cruzado en su vida. Los vikingos comenzaron a entonar una canción mientras remaban con fuerza intentando mantener el rumbo por el fuerte oleaje.

    La isla se encontraba cerca, cada vez era más visible desde nuestra posición, pero con el temporal era como si se encontrara al doble de distancia.

    – [Dante]Más os vale que sea el jodido Daë.[/Dante] – Profirió cansado.

    – [Xander] Por lo que decían en el pueblo, tiene que serlo. No creo que haya muchos huérfanos náufrago con el pelo azul y más poderes que un aesir.-[/Xander] Uno de los guerreros vikingos se levanto y comenzó a pasarnos armas.

    –  [Ruby]Una pena de mundo entonces.[/Ruby]- apunto Ruby

    Uno de los vikingos hablo y todos nos giramos hacia Xander, la situación hubiese sido de lo más cómica si no fuéramos en un barco rumbo a una batalla contra unos demonios [Xander]- Dice que el hierro es bueno para las serpientes de Hel.-[/Xander]

    – [Owen]Podrían pulirlas un poco. No sé si esto es sangre o están oxidadas.-[/Owen] El hacha que sostenía mi hermano había perdido su brillo, ahora todo era de un color rojo oscuro. Por mi parte opte por portar un simple escudo, no era bueno con las armas y nunca lo seria.

    – [Dante]No quieras saberlo. -[/Dante] Dante se coloco un escudo en un brazo y agarro un hacha con su mano libre. Era como un arcangel apunto de entrar en batalla contra un grupo de demonios, parecía un pasaje recién sacado de la biblia. No es que fuese devoto más allá de acompañar a mi madre a misa o en sus oraciones porque me curara de mi «enfermedad».

    Con la isla cada vez más cerca comenzó a divisarse una columna de humo antes oculta por la tormenta. – [Elliot]Hemos llegado tarde…-[/Elliot] Xander observaba preocupado, era una mirada que conocía muy bien, era la mía propia que había mantenido durante toda mi vida, esa sensación de haber fracasado.

    – [Dante]Voy a mirar, estoy harto de barco.[/Dante] – Añadió mientras trepaba por el mástil y se lanzaba a volar. Debía de ser una sensación extraordinaria la de poder volar.

    – [Ruby]Se perderá…-[/Ruby] la fe de Ruby en los hombres era nula.

    – [Elliot]Solo tiene que seguir el humo.-[/Elliot] Pensaba que seria sencillo, pero con la tormenta lo mismo le costaba más llegar.

    – [Owen] Espera, llévame contigo… Eso ha sonado demasiado desesperado.-[/Owen] No pude evitar sonreír un poco. Esos comentarios fuera de lugar solo eran meros escudos de que él también estaba nervioso, pero los usaba para tranquilizar a los demás, y conmigo al menos lo conseguía.

    El trayecto de Dante no fue muy largo ya que nos encontrábamos a escasas millas. – [Dante]No están muertos pero les queda poco.[/Dante]

    – [Xander]Preparaos, no podemos dejar que el daē muera.-[/Xander] Me aferre a mi escudo con las dos manos con fuerza, como si fuera una parte más de mí.

    – [Ruby]Dejadme a mí.-[/Ruby] Fue tocar tierra el barco y Ruby se lanzo por la proa del barco de un salto evitando por completo mojarse mientras el resto desembarcábamos en grupo por los lados llegándonos el agua por las rodillas.

    – [Xander]Tenemos que abrirnos paso. [/Xander]- Grito Xander con fuerza para que le escucháramos por encima de los gritos de los vikingos que nos acompañaban. Acto seguido lanzó su hacha contra uno de los demonios acertando de lleno en el cráneo y desenvaino su espada.

    – [Owen]A las colas, que es lo que les jode.-[/Owen] Mi hermano iba dando hachazos a la altura de las piernas de un lazo para otro, parecía que iba dando golpes de ciego, pero ya era más de lo que estaba haciendo yo, completamente inmóvil sin ser capaz de moverme.

    – [Xander]Tenemos que encontrar al daē.-[/Xander] Volvió a gritar mientras asestaba cortes a esas criaturas. Un fogonazo tierra adentro de color azul ilumino el cielo.

    – [Dante]Lo tienen rodeado. [/Dante]- Nos informo Dante dando un par de vueltas por el aire mientras un grupo de demonios intentaban alcanzarlo por tierra . – [Dante]Hay una pitufina con él, que cuerpazos.[/Dante]

    – [Elliot]Voy yo.-[/Elliot] No sé porque lo dije, tal vez pensará que estaría más a salvo tierra adentro. El caso es que comencé a moverme entre la multitud, y esto no era una multitud de centro comercial, era puro caos, guerra.

    – [Xander]Ten cuidado[/Xander]. – Sabia porque lo decía, sus palabras sonaban con más miedo que la mirada que le lanzaba a esos demonios. Como me ocurriera algo Jane no se lo perdonaría en la vida.

    -[Owen] Jane nos mata a ambos. A Xander y a mi… Y a ti después.-[/Owen] Tratándose de Jane no descarto que de suceder algo cruzara espacio y tiempo para matarme, no había más que ver a su versión corrupta.

    Perseguí ese haz de luz azul entre cuerpos de demonios y vikingos por el suelo, cuando llegue me encontre con Keli, o más bien a su versión pasada. Era de lo más extraño que un demonio antiguo capaz de erradicar a la humanidad conviviera tan tranquila junto a ella en una pequeña zona residencial.

    Bill también se encontraba allí, se suponía que había venido a esta misión porque ambos nos encontramos. No sabía que decirle, pero se suponía que esto ya había pasado, así que para no crear una paradoja temporal me acerque hasta él e improvise.

    Tras la charla que mantuvimos él se marcho para continuar con el resto de sus pruebas y yo con la mía. Alistair estaba en la orilla de la playa, rodeado por esos demonios tanto por tierra como por mar. En un momento estúpido de valentía supongo, recogí una piedra y la lance contra lo demonios para distraerlos.

    Estos demonios no eran como yo que pasaban de los demás si les tiraban piedras, se giraron y avanzaron hacia mí, retrocedí hasta que no pude más al topar con el tronco de un árbol. Los demonios serpientes se cernían sobre mi, era el fin, hasta que una llamarada de fuego, no podía tratarse de Owen ya que las llamas eran azules, carbonizo a los demonios.

    A mi lado apareció Keli, daba tanto miedo como en la actualidad. No dejaba de mirarme de arriba a abajo evaluando si seria una amenaza o tan insignificante como parecía.

    – [Alastair]Keli no asustes al chico…-[/Alastair] Añadió un hombre sonriendo mientras le cortaba la garganta a una serpiente con total naturalidad.

    – [Elliot]¿Eres… eres Alastair?.-[/Elliot] Pregunte titubeante esperando que el resto de Daës aparecieran de la nada como otras veces y lo simplificaran todo.

    – [Alastair]La barba azul me ha delatado ¿verdad?.-[Alastair] Bromeo limpiando la sangre del cuchillo.

    – [Elliot]Se que sonara absurdo, pero debes embarcarte en una aventura con otros para derrotar a un gran mal.-[/Elliot] Seguro que cualquier otro se hubiese explicado mejor, pero estaba de los nervios.

    – [Alastair]¿Te refieres a ellos?.-[/Alastair] Pregunto señalando a un extremo de la playa a lo lejos -[Alastair]El de las orejas puntiagudas me ha comentado algo al respecto.[/Alastair]

    – [Elliot]¿Y vas a ir con ellos?.-[/Elliot] Pregunte esperanzado. Alistair se acerco hasta mi y comenzó a vendarme un corte en el brazo. No sabía en que momento me lo había hecho.

    -[Alastair]¿Bromeas? soy un pirata, nunca digo que no a una buena aventura.-[/Alastair] Apretó el vendaje con fuerza, al menos eso supuse por su esfuerzo.

    -[Elliot]¿Aunque eso suponga…?.-[/Elliot] -No sabía cuanto le había comentado Eldric, pero me hacia sentir mal el enviar a alguien a una muerte segura.

    – [Alastair]Eh, todos tenemos que morir en algún momento, que mejor que en una buena batalla.-[/Alastair] Añadió echándome un brazo por los hombros. -[Alastair]Me has caído bien chico, no todo el mundo es tan valiente cuando no es capaz de sentir nada.-[/Alastair] No sabría decir si bromeaba o no, mucha gente a lo largo de mi vida se había reído de mí por eso. Pero me fije en los cortes de sus brazo, y no pude evitar preguntarme si él era como yo. -[Alastair]Toma, estoy seguro de que le darás un uso correcto.[/Alastair]

    Dejo caer un anillo en mi mano y junto a Keli se unió al resto de Daës acabando con los demonios serpientes embarcándose hacía su inalterable final.

  • OJOS ROJOS

    DANTE VILLIERS

    NOCHE – DAGRKNOT

    Nunca he sido una persona muy metida en redes sociales, siempre he preferido trabajar con las manos y la vieja mecánica en lugar de los ordenadores e internet. Pero si que me habían hecho gracia toda la vida los memes, los buenos, al menos.

    En aquél momento no dejaba de darle vueltas al meme de Anakin Skywalker con la arena, pero en mi caso, con aquella puñetera tormenta sin fin.

    Desde que habíamos llegado a ese jodido planeta todo había sido agua, desde aparecer en mitad del maldito océano – o mar, lo que sea – pasando por unos putos demonios serpiente marina que nos querían hundir en las profundidades hasta terminar en esa maldita llovizna débil que parecía que no estaba cayendo pero al final te encontrabas calado hasta los huesos y muerto de frío.

    Yo era un tipo de verano, especialmente desde que vivía solo. De poder ir por casa en calzoncillos sin preocuparme de coger un resfriado que me tuviera jodido una semana, porque sí, los aesir muy fuertes, pero nos ponemos malos igual, aunque según el padre de las MacLeod, de forma menos mortal en algunos casos. Alguna ventaja tenía que haber.

    Aquél lugar era invierno. Toda la vida me había quejado del tiempo de Moondale cuando llegaba el invierno, pero sinceramente, era un paseo comparado con el frío y la humedad de aquél mundo. Me extrañaba que no les hubiesen salido a todos unas malditas branquias.

    Para mí nadar era una putada. Mi madre había descubierto siendo pequeña que la fisiología de su cuerpo la hacía más densa y naturalmente en lugar de flotar, se hundía. Así que desde pequeño eso se me había quedado grabado en la retina hasta llegar a la actualidad, sin haber nadado en mi vida. Los bordes de las piscinas eran mis amigos y a la playa de todas formas no acostumbraba a ir porque la gente común me vería las alas. A la única playa a la que había ido era a la que estaba frente a la casa de verano de las Echolls e incluso allí había procurado hacer pie.

    Así que ese mundo no lo empecé de muy buen humor. A veces, cuando me apetecía relajarme, además de la forma que imagináis, me gustaba volar. Pero con aquél tiempo infernal era imposible salir y arriesgarme a convertirme en un pararrayos humano o en el mejor de los casos, volar con las alas empapadas.

    En el interior de la cabaña que nos habían dejado sí que se estaba bien, con el calor de la chimenea y la tormenta exterior, pero era aburrido a más no poder. Lo único que teníamos para entretenernos era hablar entre nosotros o a través de las esferas y aquellos trastos mágicos no terminaba de entenderlos. Para mí tendrían que haber tenido un botón, números o una puta palanca.

    Después de la charlita de Xander con la esclava Antje, vino a explicarnos todo el percal que había en aquél sitio y más concretamente, los miedos que guardaba por esa leyenda Vanir. Así que estabamos perdidos, sin pistas del Daë del pelo azul y con más preocupaciones para Xander.

    Digo «más preocupaciones para Xander» porque no me cabía en la cabeza la idea de que la inocente Elle que siempre cuidaba de todo el mundo, intentaba hacer todo bien y se guardaba una sonrisa para cada ocasión, pudiese convertirse en una psicópata hambrienta de poder, por mucho poder que tuviera.

    Estuvimos discutiendo qué hacer hasta bien entrada la noche, cuando el sonido de alguien llamando a la puerta cambió las cosas. Owen fue a abrir y en el marco de la puerta, recortado contra la noche oscura y tormentosa, como si acabara de salir de un puto slasher, estaba una figura encapuchada.

    Se descubrió antes de pasar y vi otra vez esa desagradable cara de Orm…algo, Orm Nostrum o como fuese. Me coloqué en tensión sin ni siquiera pensarlo, aquellos ojos brillantes que había mostrado antes eran calcados a los de los Neidr, así que el tipo no estaba detrás de nada bueno.

    – [b]Disculpad esta visita tan tardía.[/b] – dijo con una voz empalagosa. Trataba de ser tan educado y embelesar con sus palabras que tenía miedo de que me provocase una diabetes. Y sí, lo notaba incluso sin escuchar la traducción de sus palabras, porque el que llevaba ahora el dispositivo era Xander.

    – [Xander]Señor Nystrom, pase.[/Xander] – le ofreció Xander, mostrando la sonrisa de cortesía que se guardaba para aquellos de los que no se fiaba.

    – [b]No tengo mucho tiempo, la jarl Vigdis no querría verme aquí tratando con vosotros este…asunto.[/b] – Xander era el psicólogo, seguro que se estaba dando cuenta de que aquél tío era sospechoso.

    – [Xander]¿Qué asunto?[/Xander] – preguntó sin moverse de la entrada, no quería que Orm se acercara demasiado a nosotros. Ruby se puso en pie y se acercó a ellos, por si la necesitaba.

    El tipo se acercó a las ventanas y observó por ellas de una manera un poco teatrera. – [b]Es peligroso hablar de ello…[/b] – se quedó callado y la sibilancia de sus palabras se me clavó en el cerebro. – [b]…ha llegado a mis oídos que preguntabais por un joven de pelo azul.[/b] – añadió.

    Xander meditó sus palabras. Fuera lo que fuera lo que le hubiese preguntado, nos ponía en un compromiso. – [Xander]Es posible.[/Xander]

    – [b]Ese hombre, en caso de que lo busquéis, tiene el pelo azul por un motivo.[/b] – no me gustaba como miraba a Xander. – [b]Corre el rumor de que era de un poblado mucho más al norte, ahora abandonado. Odín no fue benevolente y en una incursión pereció toda su gente.[/b] – Xander lo escuchaba, atento. – [b]Se dice que naufragó en una isla perdida que ni siquiera sale en los mapas. Una isla maldita por un espíritu con el que hizo un pacto.[/b] – añade.

    – [Xander]Si hizo un trato con un espíritu entiendo por qué la jarl no quiere hablar de esa persona, si es que existe.[/Xander]

    – [b]Oh sí, existe. Mis propios ojos le han visto a él y a su melena azul.[/b] – torció los finos labios en una pérfida sonrisa.

    – [Xander]Supongo que no podrías decirnos dónde.[/Xander]

    – [b]No debería, pero sí podría.[/b] – volvió a fingir que miraba por las ventanas. – [b]Es un cazatesoros. Comanda un barco llamado ‘Diosa Azul’ y atraca habitualmente en Raahe, al oeste de aquí.[/b] – Xander entrecerró los ojos, algo que acababa de decir el otro tipo le había sorprendido.

    – [Xander]¿Nos lo dices así, sin más? ¿Por qué?[/Xander] – en aquél idioma infernal cualquiera sabía, pero parecía que le estaba preguntando algo.

    – [b]Vivimos tiempos difíciles. Un grupo de forasteros con muchas preguntas no ayuda, por mucho que sean hábiles…matademonios.[/b] – había algo en sus palabras que destilaba maldad. – [b]Vuestra marcha será buena para todos y si en vuestro camino se cruza ese hombre en el lado opuesto, también saldremos todos beneficiados.[/b]

    Xander se quedó un rato en silencio, pensativo. – [Xander]¿Y si es amigo nuestro?[/Xander] – noté que ponía mucho cuidado en sus palabras.

    Aquella serpiente rastrera le observó fijamente. – [b]En ese caso tendría que apelar a este gesto benevolente para confiar en que vuestros caminos no se cruzasen con nosotros de nuevo.[/b] – respondió.

    – [Xander]Marcharemos de madrugada.[/Xander] – Xander dijo algo corto que al otro le hizo sonreír.

    – [b]Buen viaje a todos. Que Odín os preste su bendición.[/b] – se giró y se marchó, fundiéndose una vez más en la noche.

    Cuando Xander se giró hacia nosotros, Ruby le miraba de forma inquisitiva, esperando respuestas. Nos explicó todo lo que había dicho aquél tipo y todos estuvimos de acuerdo en que había algo más oculto en sus intenciones.

    Podía ser una trampa o podía ser verdad que quisieran librarse de nosotros. La vena heroica de Xander le hacía dar demasiadas vueltas a si debíamos quedarnos un poco más y ver si podíamos ayudar a aquella gente, pensaba que las intenciones de Orm eran quitarnos del medio para seguir sus maquinaciones. Pero como le manifesté con mucha educación a Xander, no tenía que importarnos.

    – [Dante]¡Que le den por el culo a esta gente! Tenemos que preocuparnos de nosotros y de volver a casa.[/Dante] – ¿qué? estaba siendo educado. Aquella gente nos había mirado con recelo desde el principio y aquella cabaña pese a ser cómoda, tenía todos los ojos puestos en ella y parecía una cárcel.

    Al final, después de pasar media noche discutiendo con Xander, conseguimos convencerle de que teníamos que seguir adelante. Por mucho que le preocupara aquella gente, los nuestros estaban en un peligro inminente y Ruby le recordó que no estábamos allí para interferir en el desarrollo de esos mundos.

    Por mi parte, cuanto antes nos alejáramos de aquél mundo frío, húmedo y anticuado y volviéramos a la nave, mejor.

    Así que a la madrugada siguiente nos fuimos en la dirección que marcaba el mapa que esa serpiente de Orm nos había dejado. No nos despedimos de la jarl ni de nadie, porque él iba a encargarse de «excusarnos», pero sentimos una mirada fija en nosotros todo el camino. No tuve que darme la vuelta para saber que aquellos ojos que nos seguían eran rojos.