Moondale

Etiqueta: Owen Williams ‘Solid’

  • LA LEYENDA VANIR

    XANDER ECHOLLS

    DAGRKNOT – MAÑANA

    Mi tío había aprendido a nadar más tarde de lo que habría deseado, porque cuando lo descubrió, se dio cuenta de que ese miedo tan arraigado solo escondía un anhelo, como muchas veces pasa. Por eso desde pequeño me llevaba con Amy a la piscina a su casa para que aprendiesemos juntos. Podría haberme pasado horas en aquella piscina, simplemente nadando con libertad, y aún hoy en día, era una de las sensaciones que más relajación podían darme.

    Después llegó mi contacto con el mar, yendo de vacaciones a Merelia con mis madres, mi padre y más tarde Elle y Dante. A veces también iban algunos de mis primos y primas y sus padres. Eran buenos tiempos, pero el mar nunca fue para mí como la piscina. De pequeño me molestaba la sal en los ojos, pero me acostumbré y empezó a gustarme la playa. La orilla no implicaba muchos peligros, las costas se vigilan y para algo existen las banderas. Y sin embargo, ahí estaba el pero, bañarme en la playa me relajaba, aunque con esos términos, esas condiciones que me daban seguridad: viendo tierra, lejos de corrientes, sin tiburones y otras criaturas cerca…

    El mar en sí, y ya ni hablemos del océano, me daban bastantes reservas. Incluso un lago grande podía dármelas si era muy profundo, porque nunca jamás podrías saber lo que se ocultaba en él. Más allá de los mil metros de profundidad, no hay luz, solo oscuridad total. De los mares apenas conocemos una décima parte de las criaturas y secretos que guarda, cosas tan antiguas como la civilización humana.

    Dejando ya a un lado los miedos comunes del océano, como tiburones, ballenas y peces y cefalópodos del tamaño de camiones, alguien versado en el mundo sobrenatural tiene muchos más motivos para temerlo. Se supone que en las profundidades del océano pueden ocultarse toda clase de demonios de los que no sabemos nada y según las teorías de demonólogos famosos o de incluso mi propio tío Toph, en las zonas abisales hay muchas posibilidades de que se oculten demonios puros de los que no tenemos conocimiento. Algunos serán carcasas muertas, como los congelados en el Ártico, pero otros podrían estar muy vivos allá abajo, capaces de devorar a un gran tiburón blanco, de hacer desaparecer un submarino o de desplegar un tsunami que sumerja en sus dominios el más grande de los barcos. El Gran Agujero Azul, la Fosa de las Marianas, el Triángulo de las Bermudas o cualquiera de los doce Vórtices Viles…la lista de cosas extrañas relacionadas con ellos sería muy fácilmente explicable por la presencia de puros.

    Con todo eso en mente os podréis imaginar que desde el momento en el que me sumergí para ayudar a Owen y vi aquella insondable oscuridad salpicada de ojos fijos en nosotros, me invadió una sensación de desasosiego respecto a aquellas aguas.

    Mientras caminábamos al fin por tierra firme en aquél poblado costero en dirección a quien gobernase aquella zona, el marinero que nos había pedido unirnos a su tripulación empezó a explicarnos un poco de lo que ocurría por allí, seguramente pensando que éramos de otra parte de aquél acuático mundo, un error del que no le sacamos.

    Al parecer los demonios eran algo habitual por aquellos lares, atacando en cada oportunidad. Owen le habló de los demonios serpiente que nos habían atacado al principio y el hombre escupió en el suelo antes de responder. Al parecer aquellas criaturas se llamaban ‘Neidr’ y eran depredadores naturales de los ‘Seidr’.

    Owen, Dante y yo nos miramos y decidimos omitir el hecho de que nosotros también éramos ‘Seidr’. Ahora empezaba a cobrar sentido por qué habían ido a por Dante primero y luego a por Owen. Me generó más preocupaciones respecto al mar si cabe saber que lo que moraba en él nos buscaba.

    Ruby era la única que parecía confiada de los cuatro cuando nos presentamos en aquella gran cabaña que olía bastante mejor que alguna de las calles de la Nueva Pompeya, al parecer los vikingos se bañaban a menudo, nada raro con tanta agua cerca, pero es curioso porque en la ficción siempre parece lo contrario.

    La Jarl Vigdis era una mujer que transmitía fuerza, no sólo físicamente. Me recordaba a mis madres o a mi tía Cara y quizá eso me hizo tener mejor predisposición hacia ella. No obstante, sabía que no podíamos fiarnos de nadie.

    Pero cuando apareció tras ella su consejero, sentí una mala sensación, como si la habitación de pronto se hubiera hecho más fría y todo se hubiese vuelto más oscuro y amenazante. No debí ser el único, porque Owen miraba de manera inquieta sus afilados ojos que parecían brillar como los de aquellos seres submarinos.

    Instintivamente, hice un gesto a Owen para que tratase de ocultar todo lo posible sobre nosotros. En aquél lugar solo estaban ‘Lugh‘, ‘Solid‘, ‘Ford‘, ‘Jade‘ y ‘Edmond‘.

    La jarl y su consejero intercambiaron unas palabras que no fui capaz de entender y después la líder se dirigió a nosotros.

    – [Owen]Están preguntando quienes somos. ¿Alguna sugerencia?[/Owen] – preguntó Owen, que aún llevaba el traductor en el oído.

    Dante se encogió de hombros y disimuló delante de la jarl, que intentaba entender parte de lo que decíamos por nuestro lenguaje verbal. – [Dante]¿Dioses? ¿Aesir?[/Dante]

    – [Xander]Cuanto menos nos comprometamos, mejor.[/Xander] – intervine, componiendo una cara de póker que hiciese pensar que no teníamos nada que ocultar. Aparentemente los Seidr no eran nada raro por aquellas tierras, de hecho, eran tan comunes que hasta tenían un depredador natural que en la tierra desconocíamos, aquellos horribles Neidr. Pese a ello, era mejor no dejar clara nuestra genética. – [Xander]Di que somos guerreros, que venimos de una isla perdida en mitad del mar y por eso no hablamos su idioma, salvo tú…porque…lo que se te ocurra.[/Xander] – le sugerí. Dependíamos de la labia de Owen, así que estaba seguro en que se le ocurriría algo y parecería creíble.

    – [Owen]Le he dicho que somos guerreros de una isla que partimos en busca de nuevas tierras.[/Owen] – explicó después de decírselo a ellos.

    – [Xander]¿Cómo se llama la isla?[/Xander] – conocía a Owen, así que me imaginaba que había algún chiste oculto.

    – [Owen]La isla del oso.[/Owen] – replicó, encogiéndose de hombros. Ruby enarcó una ceja, no parecía estar del todo de acuerdo con la elección de nombre.

    – [Dante]El de los ojos chiribitas nos está mirando.[/Dante]

    – [Owen]Es el borracho del pueblo, tranquilos.[/Owen] – comentó, dirigiendo la mirada a un nórdico que debía haberse pasado media vida sumergido en alcohol. Sí, tenía los ojos haciendo chiribitas, pero no era de ese del que debía estar hablando Dante.

    – [Xander]Creo que lo dice por el consejero que lleva todo el rato sin quitarnos el ojo de encima.[/Xander] – aclaré. Orm Nystrom nos observaba desde el principio, como si sus ojos, especialmente el que no tenía la cicatriz, tratasen de navegar por nuestra alma. – [Xander]Disimula y esquiva como puedas sin decirles nada importante.[/Xander]

    – [Owen]Siempre tiene que haber un escéptico que no se cree nada.[/Owen]

    Asentí dándole la razón y Owen siguió hablando con ellos un buen rato, parando para hacernos una breve explicación a los demás. Al final quedamos en que lo que le permitía entenderles era un pequeño demonio de la zona que se colocaba en su oreja y le susurraba, curiosamente no lo dudaron demasiado y por suerte no pidieron probarlo. Al parecer llevaban generaciones con problemas con los Neidr, desde que «despertaron» algo a lo que no dieron demasiada explicación.

    Por suerte valoraban que hubiéramos sobrevivido y ayudado a los pescadores y nos iban a dar una cabaña para guarecernos de la tormenta que se acercaba mientras emprendíamos de nuevo nuestro viaje. Orm por su parte parecía más interesado en encerrarnos y Owen lo confirmó, pero no habíamos hecho mal a ninguno y Odín nos había protegido haciendo que llegáramos a salvo, así que éramos bien recibidos.

    Íbamos a preguntar por el daë, pero el consejero nos seguía dando mala espina, así que decidimos esperar e intentar sacar información a la gente del pueblo.

    – [Xander]¿Me dejas el traductor sin que se note mucho? Quiero preguntar algo sobre los seidr.[/Xander] – pregunté cuando la visita ya estaba a punto de terminar. Unas mujeres del pueblo vinieron a nuestro encuentro para llevarnos a la cabaña. Eran fuertes, no eran parte del servicio, si no guerreras. Era un aviso para que nos comportásemos.

    – [Owen] Límpialo un poco, no vayamos a pillar una otitis[/Owen]  – dijo al dármelo, de palma a palma, sin que los demás pudieran verlo bien.

    – [Xander]No me extraña que Jane y tú seáis gemelos.[/Xander] – bromeé. Pero lo limpié y me lo coloqué. Algunos murmullos que había estado escuchando empezaron a esclarecerse en mi cabeza. La Jarl Vigdis me observaba atentamente.

    – [Xander]¿Solo sois Aesir y Kvasir?[/Xander] – pregunté. Percibí que los murmullos cesaban y se generó un incómodo silencio en toda la sala. Temí haber metido la pata.

    – [Jarl]Los Jötnar tienen tanto en común con los demonios como con nosotros. En estas tierra solo hay uno, la Völva, pero más allá, en otras tierras, son más numerosos.[/Jarl] – comentó. Tradicionalmente los Seidr eran tres: Aesir, Disir y Kvasir. Cuando nació Elle, los Moondies empezaron a investigar y encontraron referencias perdidas a la raza Vanir, descendiente de aesir y kvasir, de la que poco se sabía y por el camino, supieron de otra, los Jötnar, descendientes de cualquier raza Seidr con demonios, como en el caso de mi primo Noah. Por suerte, no había venido a este viaje, porque no parecía que hubiese sido muy bien recibido. –  [Jarl]¿Alguno de vosotros es uno?[/Jarl] – preguntó. No sé si era la intención, pero sonó amenazador. Nada que tuviera que ver con demonios parecía muy bien recibido allí.

    – [Xander]No.[/Xander] – respondí crípticamente. – [Xander]¿Y Vanir?[/Xander] – esta vez no se hizo el silencio, si no que el murmullo creció. Vi caras mirarme con ira y la propia Jarl tuvo que ordenar que se hiciera el silencio. Su consejero no apartaba la mirada de mí. Volví a ver sus ojos centellear.

    – [Jarl]No sé de qué tierra venís, pero aquí hay preguntas que es mejor no hacer.[/Jarl] – sentenció. – [Jarl]Será mejor que descanséis.[/Jarl] – espetó. Las guerreras nos escoltaron hasta nuestras cabañas y la conversación terminó así, en el aire.

    La casa a la que nos llevaron no estaba mal. Era de madera casi en su totalidad, tanto que decidimos prescindir de los leños que había en la entrada para calentar la chimenea, con miedo a que terminase ardiendo todo.

    Cada uno aprovechó para comer algo de lo que nos habían dejado allí y asearnos. Cuando la noche empezó a caer, una muchacha joven entró y encendió la chimenea antes de ponerse a limpiar el suelo de la entrada. Parecía demasiado pequeña para estar haciendo eso y su ropa desvencijada me hizo pensar que era una esclava, o como las llamaban allí, una thral.

    – [Xander]No hace falta que hagas eso. Está todo limpio.[/Xander] – dije apartándome de la conversación de los demás. No quise sospechar de la muchacha, pero era extraño que viniese a limpiar en mitad de la noche. Fuera cual fuese el motivo, no iba a estar cómodo viendo a una esclava destrozarse las rodillas delante de mí.

    – [b]Es mi trabajo[/b].- respondió.

    – [Xander]Aun así. En el lugar del que vengo no hay esclavos.[/Xander] – aclaré. – [Xander]Nosotros podemos limpiar lo que ensuciemos.[/Xander]

    – [b]No es posible[/b].- alzó la mirada y sus ojos celeste se fijaron en mí.

    Ella siguió limpiando y la observé durante unos minutos. Tenía las manos encallecidas de tanto trabajar y apenas sería mayor de edad. Cansado, cogí uno de los trapos que tenía en el cubo y me puse a fregar a su lado.

    – [b]Eso…no está bien[/b].- susurró. Miró a todas partes pero los demás no podían verla y afuera no se veía a nadie.

    – [Xander]Entiendo que tenéis vuestras costumbres, pero yo no te voy a tratar como a una esclava.[/Xander] – dije con firmeza.

    Seguimos un largo rato en silencio. Aquello era más duro de lo que parecía y la chica era concienzuda. Al cabo de un rato, me quedó claro qué la había llevado allí a aquellas horas de la noche.

    – [b]Mi bisabuelo…era Vanir[/b].

    – [Xander]¿Por eso eres esclava?[/Xander] – pregunté, con el resto de cuestiones agolpándose en mi mente.

    Ella asintió. Entendía que allí ser Vanir era más que un crimen menor, pero no podía entender los motivos.

    – [Xander]¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué no se puede ni mencionar a los Vanir?[/Xander]

    – [b]Se volvió…loco[/b].- su mirada transmitía un miedo terrible.

    – [Xander]¿Loco?[/Xander] – pregunté. Por lo que habíamos averiguado, Elle era físicamente igual o superior a las Kvasir, pero tenía una relación con la magia diferente. Diana había dicho que Elle tenía una conexión innata con ella, pero nunca habíamos llegado a ver nada, era una incógnita.

    – [b]No quiero hablar de eso[/b].

    – [Xander]Necesito saberlo. Es muy importante. Por favor.[/Xander] – le pedí. No me gustaba ponerla en esa situación, pero era de Elle de quien estábamos hablando.

    La chica se levantó e hizo como que limpiaba la puerta de la entrada para cerrarla. Entonces me miró, estaba sonrojada y por un momento me sentí incómodo con la situación. Por mi mente solo pasaba la idea de hablar con Jane.

    – [b]Pareces digno de confianza[/b].

    – [Xander]Puedes confiar en mí. Mi hermana es una Vanir.[/Xander] – ella dirigió una mirada a Ruby, que nos miraba, extrañada. – [Xander]No, no es ella, no está aquí.[/Xander] – aclaré. Era un riesgo desvelar más información sobre nosotros, todo podía ser una trampa, pero la intuición me decía que podía confiar en esa chica.

    – [b]Era un héroe. Tenía tanto poder…[/b]- dijo para sí, pensativa.

    – [Xander]¿Qué clase de poder?[/Xander] – pregunté.

    – [b]Magia[/b].- soltó ella.

    Asentí, forzándome a controlar mi preocupación. – [Xander]¿Qué pasó después?[/Xander]

    – [b]La magia hizo que se corrompiera[/b].- me miró y de nuevo el miedo se instaló en sus ojos.

    – [Xander]¿Tan grave fue? Puedes contármelo.[/Xander] – la animé. Por mi mente pasaban mis propios miedos, todos ellos relacionados con lo que podía pasar a mi pobre hermana. Ellie siempre había sido tan inocente y tan buena que no podía si no maldecir que le hubiera tocado estar pendiente de un legado así.

    – [b]Despertó a los Neidr, que llevaban miles de años durmiendo en las profundidades y…se alió con ellos…[/b]- se cubrió la cara, avergonzada y aterrada.- [b]No quiero hablar de esto, por favor…[/b] – negó con la cabeza.

    – [Xander]No pasa nada. Pero si quieres contármelo, puede que ayude a mi hermana.[/Xander]

    – [b]Pasaron los años y los Neidr…hicieron honor a su leyenda: traicionaron a mi bisabuelo y lo encadenaron de por vida bajo el océano para alimentarse de su magia[/b]. – sentenció.

    Estaba preocupado por Elle y las implicaciones que podía tener todo aquello. Hasta el momento habíamos vivido apartados de la lucha, pero ahora estábamos de lleno inmersos en una lucha por salvar el mundo y salvarnos a nosotros mismos, una lucha que podía desatar perfectamente la clase de poderes de los que hablaba esa chica. – [Xander]Gracias por contármelo. No me has dicho tu nombre.[/Xander]

    – [b]Antje[/b].- susurró.

    – [Xander]Gracias Antje. Yo soy Xander.[/Xander] – decidí no mentirle con mi nombre, porque ella había sacado la valentía de hablarme a mí de su legado oscuro. – [Xander]Una cosa más. ¿Conoces a un hombre llamado Alastair? Creo que lo apodan «El Azul» porque tiene el pelo azul oscuro.[/Xander] – pregunté, por probar suerte, quizá siendo de la clase social más baja Antje pudiese enterarse y ver cosas que otros no esperasen.

    Por desgracia negó con la cabeza, aunque no me sorprendió que no lo supiera.

    – [Xander]De todas formas, muchas gracias. Me aseguraré de que mi hermana esté a salvo.[/Xander] – le prometí, esperando que si lo decía en voz alta, yo mismo llegase a creérmelo.

    Antje sonrió y terminó de limpiar antes de irse.

    Mientras me reunía con el resto para cenar, no dejaba de pensar en ese héroe Vanir corrupto por su propia magia. No podía creer que a Elle pudiera corromperla nada, pero ahora estábamos sueltos en un mundo desconocido y agresivo. Me vino a la cabeza la historia de la tía Diana, su propia «saga del Fénix Oscuro», como la había bautizado en base a la de los cómics. La magia la había corrompido y para purgarse de ella tuvo que renacer. Pero no todo el mundo era el Fénix y podía volver a alzarse de sus cenizas.

    Aquella noche me costó conciliar el sueño. No dejaba de ver a mi hermana encadenada en las aguas más profundas, abriendo unos ojos negros como la noche cuando sentía que la observaba.

  • LOS PELIGROS DE LOS MUNDOS

    DIARIOS DE DESTINO

    VALANTIS

    NOCHE

     

    Después de dos horas conduciendo, la radio de aquél Cadillac Sedan DeVille de 1962 color turquesa empezó a tener problemas para sintonizar con la emisora.

    Elle trató de arreglarlo, esperando que eso consiguiera mantener despiertos al resto de sus acompañantes, que intentaban sobrellevar el viaje sin destino conocido. Sin apartar los ojos de la carretera trató de mover la rueda, pero viendo que se estaba distrayendo, Idris colocó la mano sobre la suya y se encargó de hacerlo. Elle se sentía culpable, el viaje había empezado bien pero no tardaron en darse cuenta de que aquél mundo era desconocido y apenas tenían referencias de a dónde dirigirse.

    Al cabo de un rato empezó a escucharse ‘I Want to Hold Your Hand’ de los Beatles. Idris dirigió una mirada a Elle y en el asiento trasero Jane confirmó que aquella canción era de 1964, acababan de cambiar de época. Unas cuantas canciones más tarde, entretenidos adivinando de que año eran, supieron que estaban en los años 60.

    La Vanir sonrió y continuó un poco más, en dirección a un motel que se veía más adelante. Idris le devolvió la sonrisa, guardándose para sí mismo a qué altura de los 60 aparecerían. En aquella tumultuosa década se había derogado la segregación pública y las mujeres y los negros tenían algunos derechos más, pero de lo que decía la ley a lo que hiciera la gente, había un gran trecho. Ese mismo año habían muerto también Malcolm X y Martin Luther King y Estados Unidos tenía muchos frentes pendientes tanto en Vietnam, como con los misiles de Cuba. Costaba creer que la misma civilización que tardase tanto en aceptar que una persona negra era como ellos terminase en la Luna ese mismo año.

     

     

     


    KARNAK – GRUPO I

    TARDE

    Tras atravesar la brillante y ostentosa Ciudad de los Dioses, Mike, Niall y Sophie llegaron a la plaza que les había dicho el hombre. Allí había personas de todo tipo reunidas, observando frutas frescas de un poblado mercado, bebiendo cerveza y charlando entre sí.

    Quizá era aventurado decir que eran todo personas, humanoides habría sido el término correcto, pero sin duda, sobrenaturales les habría englobado. Entre gentes de aspecto normal de la época había lo que parecían todo tipo de teriántropos. Personas felinas como Mike, personas pájaro como Niall, personas lobo, personas cocodrilo, personas chacal, personas carnero, incluso personas hipopótamo. Se veían también enanos, unos espeluznantes seres escarabajo y personas con parte del cuerpo cubierto de plantas o minerales.

    Sorprendidos, trataron de mezclarse entre ellos, forzándose a no hablar solo con los de aspecto más humano. Tras un rato, los recibió una mujer vestida con lino transparente que dejaba adivinar toda su anatomía. No les extrañó demasiado, entre aquellos «dioses» teriántropos, se veían cambios de forma y al parecer habían optado por prescindir de gran parte de la ropa antes de romperla.

    – [b]Bienvenidos mis señores. [/b] – les recibió haciendo una gran reverencia. Después se giró hacia Sophie. – [b]Sacerdotisa.[/b] – saludó, dejando ver que sabían acerca de ellos. Su reverencia no la puso a menor altura que Sophie, aquella mujer debía ser también sacerdotisa de alguien.

    Después de una introducción rápida, ellos solo querían librarse y preguntar por la Daë al resto de dioses, pero la sacerdotisa les condujo a una especie de templo vacío. Allí una oleada de hombres y mujeres les engalanaron y agasajaron, dando a cada uno sus propios aposentos.


    KARNAK – GRUPO II

    TARDE

    Nate y Zahra esperaron cerca de la entrada de la Ciudad de los Dioses, confiando en que los demás no tardarían demasiado. Cansados, dieron una breve vuelta por los alrededores, sin perder de vista el arco, pero observando en busca de otro tipo de pistas que les pudieran conducir a la Daë.

    No se dieron cuenta hasta después de un poco de que les estaban siguiendo. Trataron de perder de vista a los guerreros, pero pronto vieron que no serían capaces. Un grupo de cuatro mujeres armadas con lanzas les cortó el paso. Llevaban el pelo completamente rapado y todas tenían la misma marca dorada rodeando el ojo izquierdo. Nate no necesitó darse la vuelta para saber que tenían más detrás de ellos.

    – [b]Acompañadnos. La gran diosa Hathor os busca.[/b] – Nate y Zahra se sorprendieron de que hablasen en su lengua y meditaron brevemente sus opciones, aunque por desgracia, no tenían ninguna.

    Caminaron tras ellas. Pensaban que les conducirían por el arco de entrada a la Ciudad de los Dioses, pero en su lugar se dirigieron hacia un enorme palacio de mármol que parecía una ciudad en miniatura, situado entre dos de las mayores pirámides y coronado por una enorme estatua dorada.

    Pese a que las guerreras no hablaban demasiado, consiguieron que les sacaran de su error. No iban a ver a una de las diosas, iban a ver a la diosa regente, la que ostentaba la soberanía de todas aquellas tierras y, según contaba la historia de Na’amah, una demonio pura.


    DAGRKNOT

    MAÑANA

    Tras horas remando, con los brazos entumecidos por el esfuerzo físico y el frío, llegaron a la costa. Los vikingos con los que habían viajado todo ese tiempo les pidieron que les acompañaran para presentar sus respetos a la Jarl Vigdis, dar las malas noticias de los que habían muerto y las bendiciones a los que habían matado a sus asesinos.

    Por el camino, aún muertos de frío por la humedad de sus ropas, cruzaron varias granjas llenas de trabajadores. Aquel asentamiento parecía tranquilo, los niños corrían mientras sus madres les llamaban, pero cuando se acercaron más a la ciudad empezaron a ver a hombres y mujeres adultos luchando entre si con ferocidad, armados de hachas y espadas. El marinero les explicó que los poblados rara vez crecían demasiado en aquellos tiempos, los monstruos marinos atacaban sin cesar saliendo de las profundidades de aquellos insondables océanos.

    Estaban entrenando, quien sabe si para su próximo asalto o para defenderse. Continuaron hasta la cabaña más imponente, ubicada en el centro mismo del poblado. Dentro les esperaba la Jarl Vigdis. A su lado, un hombre les observaba fijamente. Era el consejero de la Jarl, un sabio profeta conocido por sus brebajes que había llegado a ellos cuando más lo necesitaban, para protegerles de los monstruos. Por lo que dijeron, esas serpientes marinas monstruosas habían acabado ya con muchos barcos ‘Neidr’ les llamaban, los asesinos de los ‘Seidr’.

    El grupo no quiso desvelar que ellos también eran ‘Seidr’ en su mayoría. El hombre, ‘Orm Nystrom’  les observó y sus ojos emitieron un destello rojizo. Sus pupilas eran alargadas, como las de una serpiente y Owen sintió un escalofrío recordando a aquellas criaturas de debajo del agua.


    ARTISAN

    NOCHE

    El equipo de Artisan esperó, alejada de la parada de aquél extraño tren que parecía moverse más rápido de lo que se suponía para la época. El joven no salió hasta el ocaso y para entonces el grupo ya había contado todas las piedras de la fuente en la que se habían sentado y había observado todos los detalles de aquél tren adelantado a su época, por no mencionar improperios y guarrerías de todo tipo.

    Cuando le vieron salir se pusieron en pie y le siguieron desde lejos, pensando cómo acercarse a él sin asustarse. Después de un rato caminando vieron que el chico atajaba por un callejón y cinco figuras con mal aspecto le seguían.

    Apuraron el paso y no tardaron en escuchar los quejidos del chico. Vieron que estaba tirado en el suelo y uno de los hombres le golpeaba.

    Amy MacLeod dirigió una mirada a Leo Arkkan, lista para transformarse y dejar salir toda su justicia animal.

    – [Kaylee]Largo de aquí.[/Kaylee]- dijo Kaylee, revelando su presencia. El matón que estaba golpeando al muchacho se giró hacia ellos y se acercó. Ya estaban tan cerca que se podían contar los dientes podridos que tenía.

    – [b]Vaya, el viejo Barnes usó más la polla de lo que nos dijeron.[/b] – dijo aquél tipo, dirigiendo una mirada a Kaylee que le revolvió el estómago.  – [b]Con vosotras nos vamos a divertir más. Tengo ganas de ver si el pelo de abajo también es naranja.[/b]

    – [Amy]Encima de ladrón, violador.[/Amy]- espetó Amy, que no estaba dispuesta a aguantarlo más. Se quitó la chaqueta del traje y al ver su camisa holgada los matones rieron dándose cuenta de que era una mujer. Lo que no esperaban es que se transformase a una forma intermedia, mostrando unos dientes y garras afilados.-[Amy] Te voy a sacar los intestinos por la boca, escoria.[/Amy]- su voz gutural resonó en el callejón y alguno de los matones hubiera huido de haber tenido tiempo.

    Amy se balanzó como una bestia sobre ellos, rasgando carne y sembrando el pánico. No iba a matar a aquellos tipos por horribles que fueran, pero contaba a su favor con el hecho de que ellos no lo sabían.

    Leo se acercó a ella y dejó que el lobo saliese, también en una forma intermedia.  – [Leo]Me has dado ganas de hacer lo mismo.[/Leo] – sentenció. Se unió a Amy y ambos acabaron rápidamente con casi todos sin ningún esfuerzo. Resultaba extraño ver a aquellos dos licántropos enfundados en traje salvando la vida a aquél muchacho.

    – [Kaylee]Eh, no seáis avariciosos.[/Kaylee]- se quejó Kaylee. Murmuró unas palabras y a su lado unas esferas de luz pura rodearon a uno de ellos y empezaron a picarle, como avispas. Su tío Ed habría estado orgulloso.

    Finalmente los matones se levantaron como pudieron y echaron a correr, dejándose atrás unos a otros. James se incorporó usando las manos para alzarse. Su mirada se había quedado fija en Kaylee después de verla conjurar aquellos seres. Amy y Leo se acercaron a ellos, ya en su aspecto humano. Amy volvió a colocarse con cuidado la chaqueta.

    Vera se agachó al lado de James y le puso una mano en el rostro. – [Vera]¿Te han hecho daño?[/Vera] – le preguntó al joven. La muchacha se sorprendió de que sus dientes parecieran sanos y oliese a jabón.

    El joven pelirrojo tenía un corte sangrante en la mejilla y se aferraba el torso allí donde le habían pateado, pero no notaba nada grave. – [James]Me pondré bien.[/James] – dijo, colocándose a gatas para recoger un par de libros y una libreta cuyas hojas se habían esparcido por el suelo. Kaylee, esperando ayudar, pronunció unas palabras e hizo que los papeles se volviesen a colocar en la libreta, que James contempló, atónito.  – [James]Eso…¿eso que has hecho es?[/James] – preguntó.

    – [Kaylee]Magia.[/Kaylee]- respondió ella, sonriendo.

    James la observaba como si no hubiese visto nada igual en la vida. Amy carraspeó, impaciente. – [James]¿Qué…qué queréis?[/James] – añadió al cabo de un rato, preocupado. Miró a Vera, que horas antes de que le atacasen, buscando dañar a su padre, le había preguntado por él.

    – [Amy]Encontrar a Barnes.[/Amy]- confirmó la mujer loba. Se apartó un poco, valorando sus opciones. No tenía nada que hacer.

    – [James]¿Estáis con…ellos?[/James] – su boca parecía ir por delante de sí mismo, preguntando obviedades. Aquellas personas parecían de alta cuna, sus ropas, sus dientes y su aspecto no eran de trabajadores ni de gente pobre, pero tampoco parecían de por allí, hablaban inglés pero sonaba muy distinto al que él hablaba. No parecía que estuvieran con los otros por cómo les habían atacado, pero de la misma forma, buscaban a su padre.


    TERRA – GRUPO I

    MAÑANA

    El grupo de Terra salió del portal de teletransporte a gran velocidad. Se llevaron un buen golpe contra la tierra, pero todos parecían estar bien. Cuando consiguió ponerse en pie, Henry comprobó que no se hubiera hecho ningún rasguño, por lo general para él habría sido un problema, pero en aquél lugar, más. Era una suerte que los trajes les hubieran protegido.

    Ayudó a levantarse a Julia y vieron que Lekwaa estaba inconsciente pero vivo. Henry recordó lo que había pasado. La bomba había caído sobre ellos mientras se teletransportaban y parte de la energía liberada en la explosión se había colado a través del portal, golpeando a Ezra y sacándolo de la corriente espacial.

    Mientras caminaban, alejándose de aquella zona yerma, Henry sacó su InfiniBand modificada para comprobar la radiación de los tres. Le alivió ver que no tenían valores fuera de lo común, eso significaba que la bomba no era nuclear y que Ezra, por su condición de licántropo, habría sobrevivido, aunque no supiera dónde habría acabado. Si hubiera tenido tiempo habría tratado de extrapolar el tiempo de viaje para saber más o menos su posición, pero lo mejor que tenía por el momento era la idea de que tenía que estar en algún lugar entre la ciudad de antes y donde sea que estuviesen ahora.

    Continuaron caminando y llegaron a una pradera con zonas yermas donde la tierra y el barro eran prácticamente lo único visible. Había humo y restos de metal. A medida que se acercaron vieron que también había cuerpos humanos, vestidos como soldados, aún con el arma cerca.

    No habían visto las trincheras y para cuando lo hicieron, varios soldado les estaban rodeando y apuntando con sus armas. Se fijaron en sus trajes, la bandera cosida en ellos no se parecía en nada a la que habían visto en los uniformes de la ciudad anterior. Estaban en el bando opuesto de la guerra.


    TERRA – GRUPO II

    NOCHE

    A Ezra le costó abrir los ojos. Estaba cansado y dolorido. Parecía que le hubiera caído una bomba encima, pero estaba vivo.

    Cuando por fin pudo ver lo que había a su alrededor, vio una enfermería con camas de metal, sábanas blancas y aparatos médicos que le sonaron a otra época.

    – [b]¿Ya estás despierto?[/b]- la voz provenía de una mujer de mediana edad y rasgos afilados, que iba ataviada con un uniforme de enfermera que le pareció bastante antiguo.

    El chico asintió y echó un vistazo rápido para ver qué día era, pero no encontró ninguna referencia.- [Ezra]¿Qué…día es hoy?[/Ezra]- preguntó con dificultad.

    – [b]23 de diciembre, joven. Es la víspera de Nochebuena y parece que por fin está nevando[/b].- la enfermera descorrió las cortinas y el mayor de los Maclay pudo ver cómo caían los copos de nieve en los alrededores del palacio.


    NARA

    MAÑANA

    Noah estaba inconsciente apoyado en el árbol, aún en su forma Rakkthathor. No se había dado cuenta antes de perder el conocimiento, pero su cuerpo había chocado violentamente contra varios árboles, arrancándolos de cuajo, hasta caer allí tendido.

    Cole, Lexie, Bowie y Laura se pusieron en pie, magullados pero a salvo, el velocista se había llevado toda la fuerza del golpe. No tenían forma rápida de salir de allí sin Noah y además, en esa forma, pesaba demasiado como para arrastrarlo.

    El ser que se había colocado delante de él, haciendo que chocasen miró al grupo de cuatro y sus ojos se iluminaron. Una pérfida sonrisa de dientes afilados se instaló en su boca inhumana.

    Retrocedieron hasta formar un semicírculo alrededor de Noah, sin saber qué hacer. Podían intentar luchar contra aquél ser, pero aunque la Kvasir estaba muy equipada, carecía de armamento y eso les dejaba con pocas opciones de lucha.

    De entre la niebla empezaron a surgir otros espectros, tan espeluznantes como los anteriores, con caras alargadas y bocas en las que cabía casi una persona, con brazos largos y ojos negros como el azabache, espectros y demonios salidos de la pura oscuridad.

    Lexie se preparó, pero sus visiones no conseguirían sacarlos de allí. Como tanuki podría intentar escapar, pero eso la haría dejar a los otros atrás. Laura valoró usar su poder, pero no sabía controlarlo y aunque supiera, ¿cómo haces daño a un fantasma?. Cole por su parte trató de conseguir fuerzas del sol, pero aquél bosque era demasiado frondoso y la niebla, que no parecía natural, absorbía el calor antes de que llegase a él. Ni siquiera las habilidades de Bowie estaban a punto como para enfrentarse a ellos.

    Los seres del bosque se acercaron más a ellos. Veían cada uno de sus horrendos rasgos. Uno de ellos chilló de forma inhumana, listo para atacar. Se prepararon pero entonces no pasó nada, el ser no se movió. Cayó al suelo y se desvaneció en una neblina.

    Una figura estaba de pie tras el cuerpo, enfundada en una armadura de samurai completa, incluso el rostro. Su espada cortó a través de los espectros y seres que les rodeaban, pero a ese filo se unieron ocho más.

    Los espectros caían presas de sus armas y muchos se reagrupaban, dirigiendo una mirada de odio antes de marcharse al cobijo de aquél enorme bosque. Aun así eran muchos para todos aquellos samurai. El combate era desigual, así que uno de ellos hizo sonar varias veces una campana y cuando se detuvo, ya no quedaba rastro de los seres, todos habían huido.

  • LA NIEBLA

    NOAH ARKKAN

    ESFERA NARA – MAÑANA

    Si bien a nuestra llegada a aquél mundo inspirado en el japón feudal solo le faltó una banda sonora emocionante para ser perfecto, con aquél templo en el monte y el pico nevado al fondo, tras los cerezos en flor, la bienvenida de los habitantes no fue precisamente cálida.

    No era de extrañar, aquella civilización aún no debía estar acostumbrada a ser el foco de miles de turistas de todas partes del mundo. Cole, Laura, Bowie y yo destacábamos a primera vista y Lexie, aunque en aquél momento tenía el aspecto de Xie, una chica asiática joven, normalmente de pelo oscuro pero ahora con una peluca rubia y un kimono de vivos colores que parecían sacados de cualquier franquicia de juegos de lucha, más que de la realidad. Por suerte los que nos miraban aún no conocían el concepto de apropiación cultural indebida ni la creación de arquetipos racistas.

    Lexie evidentemente no se había vestido así por reírse de nadie, si no porque lo poco que conocía de la cultura de la que procedía su lado demoníaco era sacada precisamente de esos juegos de lucha.

    Como las miradas cada vez eran más marcadas y estábamos cerca de un templo, di una vuelta rápida para observar los alrededores y les indiqué a los demás una ciudad o aldea grande a los pies de un sendero de piedra que cruzaba el bosque, comenzando por unas escaleras que estaban un poco más allá.

    El sendero parecía tranquilo y al principio agradecí la privacidad de los árboles, evitando ya las miradas de aquellos extraños, pero no tardé demasiado en empezar a darme cuenta de la inmensidad de aquél bosque y de que en realidad, a partir de aquél momento, estábamos solos contra lo que nos pudiéramos encontrar.

    La voz de Cole rompió el silencio cuando alguien se comunicó con él mediante la esfera. Era Kaylee, en Artisan estaban bien. Yo tomé la mía para no pensar demasiado y aclarar si los demás estaban a salvo.

    Mi mente buscó a Henry o a Ezra, con los que en teoría debería poder contactar, pero después de varios intentos no conseguí nada. En ese momento, Lexie estaba hablando ya con Elle. En Valantis habían tenido problemas raciales, a fin de cuentas era una época muy tumultuosa, pero estaban a salvo.

    Traté de despreocuparme respecto al equipo de Terra, evitando pensar en lo peor. El contacto con las esferas no estaba garantizado, podían estar ocupados, en peligro o simplemente no estar pendientes. En su lugar busqué a uno de los otros dos equipos.

    – [Noah]Niall, ¿todo bien?[/Noah] – pregunté al ver la familiar imagen de mi mejor amigo.

    – [Niall]De fábula. A Mike y a mí nos han tomado por dioses.-[/Niall] sentenció. La imagen se aclaró y vi que en ese momento se estaba comiendo una uva. Su piel bronceada brillaba por un maquillaje que salpicaba tonos dorados sobre ella y sus ojos estaban enmarcados en una sombra negra que ya se había aplicado antes de salir.

    – [Noah]Has encajado de maravilla.[/Noah] – me alegró saber que estaban más o menos a salvo, al menos mientras les considerasen dioses. Pero me extrañó que solo les hubiesen tomado a Mike y a él por deidades, aunque no pasaba nada mientras los demás estuviesen bajo su protección.

    – [Niall]¿Vosotros no? Noah, que en Japón no tienen dinosaurios… bueno tienen a Godzilla pero no cuenta.-[/Niall] replicó. Sonreí, era agradable hablar con un amigo. Hacía mucho que no hablaba con Cole, Laura era prácticamente una desconocida para mí y con Lexie no sabía muy bien cómo hablar después de habernos arreglado. Estábamos en una especie de limbo y tenía tanto miedo a espantarla que casi no habíamos charlado desde que llegamos a ese mundo.

    – [Noah]No parece que les gusten mucho los extranjeros. Y Lexie…no ha colado mucho.[/Noah] – resumí. Debía estar viendo el bosque a mi alrededor.

    – [Niall]Ya le dije que ese conjunto le quedaba muy bien pero que no pegaba nada a la época que iba.[/Niall] – vi que hacía una ligera reverencia a alguien «fuera de cámara». – [Niall]A nadie le gustan los extranjeros por aquí, a nosotros casi nos matan nada más llegar.[/Niall] – no fue agradable de escuchar, pero me había prometido conservar la calma. No podía preocuparme por todos ellos y había que asumir el peligro y confiar en que eran capaces de sacarlo adelante sin sufrir daño. Aunque no era nada fácil.

    – [Noah]Entonces empezásteis peor que nosotros. ¿Pero ahora todo bien?[/Noah] – pregunté para confirmar. Niall asintió y le hice una seña a Cole y Lexie para que se lo dijeran al resto. – [Noah]Si pasa cualquier cosa, avísame. Tengo esto a mano.[/Noah] – le recordé, más para sentir que tenía algún tipo de poder y evitar temer al desastre. – [Noah]El grupo de Elle está bien, ya han hablado con Lexie. Y Kaylee se puso en contacto con Cole, así que también.[/Noah] – resumí.

    – [Niall]Cuidado con la Yakuza papá.-[/Niall] se despidió. Capté la indirecta, me estaba preocupando en exceso, ya parecía mi padrino.

    – [Noah]No te acostumbres a que te alaben tanto.[/Noah] – bromeé. Era duro cortar la conexión, pero no podía estar hablando con todos los grupos en todo momento.

    Suspiré y busqué a alguien del equipo de Dagrknot, el mundo vikingo.

    – [Owen]Xander, coge el remo que me llaman por el piedra móvil. ¿Dígame? -[/Owen] escuché responder a Owen. Lo primero que vi fue su oreja cubriendo casi todo mi horizonte de visión. La imagen se alejó hasta mostrar su cara ya de un tamaño normal, seguramente Xander le había avisado.

    – [Noah]Videollamada Owen, como si fuera videollamada.[/Noah] – le recordé. – [Noah]Hemos contactado con todos menos con el grupo de Henry. Los demás están bien.[/Noah] – resumí, en caso de que aquella conexión se cortase por cualquier motivo.

    – [Owen]Define bien porque a nosotros casi nos comen unos tiburones.-[/Owen] la imagen volvió a moverse a medida que dejaba la esfera en el suelo de lo que parecía una barcaza, pero en una posición que enfocaba su entrepierna. Con las capas de las ropas vikingas me dio miedo que se viera en IMAX una parte de su cuerpo que no quería ver, a Owen nunca lo había visto con esos ojos. Mis crush con hombres nunca habían sido con nadie de mi entorno cercano.

    – [Noah]Están todos vivos sin peligro inminente.[/Noah] – aclaré, tratando de no darle vueltas a lo que acababa de decir de los tiburones. En la imagen que habían proyectado los Daesdi ese mundo se veía muy azul, demasiado azul. Si era tan acuático y ya habían estado en peligro, por mi mente pasaban muchos miedos. – [Noah]¿Puedes…? ¿Te importa subir la….esfera?[/Noah] – pregunté.

    – [Owen]Vamos en un barco con dos Vikingos, como te vean se puede liar gorda.-[/Owen] murmuró. Eché un poco en falta no poder estar en la raíz de una de mis mitologías favoritas, pero no iba a echar de menos tanta agua cerca. Prefería tierra firme sobre la que correr.

    – [Noah]Solo me verás tú, pero sí podrían oírte hablar solo.[/Noah] – le recordé. Había puesto en un tablón de la biblioteca los puntos claves de la esfera antes de irnos, pero Owen seguramente no lo había mirado. – [Noah]¿Entonces os han atacado?[/Noah] – pregunté.

    – [Owen]Desde el minuto uno. Tiburonoctopus, comefangos, y Ruby, que si fuera por ella lo hacia todo sola.[/Owen] – explicó. Parecía que había muchas amenazas en ese mundo. Allí estaban algunos de los más fuertes físcamente, menos que los de Valantis, pero quizá los segundos. Quise confiar en que si alguien podía, eran ellos. Además, Xander había dado toda la vida clases de natación con Bill. Pero Elliot…

    – [Noah]Menos mal que estáis de una pieza.[/Noah] – dije analizando cada fragmento de lo que veía a su alrededor. Xander, Ruby y Elliot estaban allí y parecían sanos y salvos. – [Noah]Nosotros vamos en dirección a la ciudad por un bosque un poco…[/Noah] – cuando tu mente va demasiado rápido y tiendes a tener bastante creatividad, tienes que tener cuidado con tu imaginación. Viviendo solo en una cabaña en mitad del bosque nunca había sido muy aficionado a las películas de miedo pero Lexie, sí. Habíamos visto unas cuantas juntos en mi cabaña y de no haber sido por mi velocidad no sé si habría sido capaz de volver solo después de acompañarla a la residencia. Ahora que lo pienso, con Allie también había visto películas de miedo en el cine y en una sesión de cine de verano. Habiendo pasado ya todo, tenía gracia ver las pistas ocultas.

    El caso es que ahora tenía la información de muchos ‘jump scare’ y criaturas terroríficas de pelis de miedo metidas en mi cabeza, listas para que mi imaginación desbordada las sacara de contexto. Concretamente aquél bosque se parecía al trailer de una película sobre el bosque de los suicidios de japón que evité ver intercambiándola por una doble sesión de ‘It’.

    – [Owen]Sombrío. Como mucho encontraréis algun cadáver.-[/Owen] parece que Owen sí había visto la peli o al menos el trailer.

    Miré aquellos árboles y la niebla que parecía cada vez más densa entre ellos. El viento silbó pero con él no trajo solo aire, si no palabras. Los pelos del brazo se me erizaron.

    – [Noah]No bromees mucho con eso, estamos escuchando susurros extraños. Como una voz que nos llama.[/Noah] .- tragué saliva. No sabía si podía correr más que un fantasma, o si reaccionaría siquiera. Los Oni eran algunos de los demonios más retorcidos que había visto. La raza de Lexie, los tanuki, parecían una fantasía Disney al lado del resto de «compañeros».

    – [Owen]El viento Noah, el viento.-[/Owen] carraspeó. Le miré extrañado. -[Owen]El viento nos favorece compañeros, Thor nos ha bendecido.[/Owen] – continuó. Escuché que después lo repetía en un nórdico antiguo que parecía dar dolor de boca.

    – [Noah]Será mejor que hablemos luego Ragnar, tened cuidado.[/Noah] – le dije. No me apetecía meterles en líos ahora que tenían un barco en el que estar seguros.

    – [Owen]Que no os coman el culo los ciervos amables.-[/Owen] me deseó. Tardé un rato en acordarme de un gif que había pasado hacía unos meses de unos ciervos de japón que estaban acostumbrados a que les diesen comida y al no hacerlo, se cabreaban bastante. Parecía tan lejano aquello, como de otra vida.

    Después de cortar la comunicación con Owen volví a intentarlo con Henry y Ezra, aún sin suerte. El silencio volvió a mantenerse entre nosotros, roto por los susurros que traía el viento, sin disipar aquella persistente neblina.

    Cole, Laura y Bowie caminaban charlando, un poco más adelantados, así que aproveché la oportunidad para acercarme a Lexie. No dejaba de darle vueltas una y otra vez a todas las cosas que no conocía de ella. Quería saberlo todo, empaparme de su vida y de su personalidad, ver cada una de sus caras. Pero sin embargo mi velocidad e impaciencia iban reñidos con su carácter, que huía de hablar demasiado de ella y «atraparse». Tenía que tener paciencia, y si había algo en mi vida que me permitiría tenerla, era estar con ella.

    Me fijé en cada detalle de ese nuevo rostro, tratando de asimilar cada facción, de repetirme que era Lexie y que si me atraía algo de ella, no estaba mal. Pero a la vez pensaba en su aspecto original y la echaba de menos, sintiéndome mal por estar allí con…ella misma. Era todo muy difícil.

    – [Xie]Como me sigas mirando, te empiezo a cobrar, pedazo de creepy[/Xie].- sentenció. Me había acostumbrado a los gestos en su cara habitual, incluso en la de Lexie Reed que al parecer era su cara «griega». Os explico un poco eso, por lo que había visto en los libros sobre los tanuki, en los libros de verdad, no los de fantasía, los tanuki tenían un aspecto propio por cada diferente cultura con la que tuviesen que mezclarse. Normalmente nacían con uno pero alternaban con el resto en cualquier momento. Eso, además de poder crear ilusiones.

    – [Noah]Lo siento. Me sigue costando acostumbrarme.[/Noah] – como no interpretaba tan bien la cara de Xie, preferí disculparme. Entonces pensé que no nos iría muy bien si empezaba a guardarme los pensamientos para mí solo. – [Noah]Quiero decir que…si ahora te hago un cumplido, ¿soy infiel?[/Noah] – pregunté, confuso, forzándome a hablar antes de pensar demasiado en lo que iba a decir.

    – [Xie]¿Si le hago un cumplido a tu parte ‘Raktatkor‘ estoy siendo infiel? Pues es lo mismo[/Xie].- explicó. Asentí, era una buena comparación, aunque mi parte Rakkthathor fuera solo una y ella tuviese…docenas.

    – [Noah]Vale, tienes razón, le doy demasiadas vueltas.[/Noah] – admití. Tenía que asumir que con cualquier cara, era Lexie Fenris, la mujer que amaba, así que querría también a todas y cada una de sus apariencias. – [Noah]En ese caso, estás muy guapa.[/Noah] – añadí, sonriendo. Lo cierto es que una vez aclarado eso con ella, este aspecto también me atraía bastante, aunque un poco menos que la Lexie original, todo hay que decirlo.

    – [Xie]Ya. Dime algo que no sepa[/Xie]

    – [Noah]Que tengo un problema y es que me atraen todas tus caras.[/Noah]

    Se echó a reír allí mismo, pero sin pararse en el camino.

    – [Noah]¿Qué tal es estar aquí?[/Noah] – aprovechando que estábamos teniendo al fin una conversación, intenté saber algo más sobre ella, sobre cómo se sentía respecto a sus orígenes.

    – [Xie]La verdad es que no siento ninguna conexión[/Xie].- dijo, encogiéndose de hombros.- [Xie]Mi padre es Alexander Fenris[/Xie]. – afirmó. Asentí. Era agradable hablar de ella sin que echase a correr.

    – [Noah]Es normal, es el que te ha criado.[/Noah] – respondí. Yamabushi, Phoenix o como se llamase en realidad había estado brevemente con su madre y había desaparecido del mapa antes incluso de que Lexie naciera. – [Noah]Pero pensé que por tus poderes de oni tendrías curiosidad.[/Noah] – comenté. Su padre no valía nada por el mero hecho de no preocuparse por ella, pero su ascendencia era parte de ella, era una tanuki sin que ello la vinculase a su padre.

    – [Xie]Meh[/Xie].- replicó.

    Le devolví una sonrisa y no insistí. – [Noah]Está bien hablar de tu vida por una vez.[/Noah] – comenté de pasada.

    – [Xie]Sí, está bien[/Xie].

    – [Noah]¿Y tu hermano? Nunca te he preguntado.[/Noah] – ni Allie ni Lexie Reed tenían hermanos, pero a la familia Fenris al completo la conocía todo el mundo en las noticias.

    – [Lexie]Ni yo por el tuyo[/Lexie].

    – [Noah]Si te molesta que te pregunte por tu vida, lo evitaré, lo siento.[/Noah] – me asustó la idea de haber preguntado demasiado.

    – [Xie]No es que me moleste, es que no tengo nada especial que contar[/Xie].-respondió encogiéndose de hombros.

    – [Noah]Solo quería saber más cosas sobre ti.[/Noah] – me disculpé, tratando de quitarle importancia con la cara que puse. Después de eso tardé un rato en saber qué decir. Pensé cientos de conversaciones pero tenía miedo de que todas acabasen mal.

    Lexie me miró y suspiró.

    – [Lexie]Mi hermano es un gilipollas[/Lexie].- dijo.

    Le devolví la mirada, fijándome en esos ojos que, sin importar su aspecto, siempre eran ella, siempre transmitían su misma intensidad, su mismo fuego.

    – [Noah]Es de la edad de Vera y Elliot ¿no?[/Noah] – comenté, para no presionar.

    – [Lexie]Sí[/Lexie].- respondió.- [Lexie]Es…como yo, pero peor[/Lexie].

    – [Noah]Bueno, tu eres objetivamente maravillosa.[/Noah]

    – [Lexie]Este se dedica a beber, decir que folla con todo bicho viviente y hacer el imbécil[/Lexie].- el claro ejemplo de una persona joven y consentida que no tiene claro el valor del dinero que maneja.

    Negué con la cabeza. – [Noah]Todavía no sabe de qué va la vida.[/Noah] – le quedaba aún mucho que aprender. Por un segundo pensé que le habría venido bien venir a este viaje como cura de humildad,  pero luego me di cuenta de que Vera, Elliot y otros que no querían llevar esta vida ya estaban aquí contra su voluntad. Ya había bastante gente arrastrada a esto.

    – [Lexie]Salvo que mi padre se arruine, no creo que lo sepa nunca[/Lexie].- continuó.

    – [Noah]Nunca se sabe. Pero si se arruina, mi cabaña es tu cabaña.[/Noah] – me acerqué y le di un beso en la mejilla, que estaba fría por el viento incesante. Después me aparté y reconozco que estaba sonrojado porque no sabía hasta donde llegar. Quizá un beso en los labios era demasiado teniendo en cuenta que no llevaba su aspecto normal.

    – [Lexie]Está bien saberlo. Siempre he tenido complejo de cerda[/Lexie].- replicó riendo. No lo entendí al momento, los nervios a veces hacían que mi velocidad pareciese ir al revés.

    – [Noah]¿De cerda?[/Noah] – pregunté. Entonces me di cuenta del chiste con la cabaña y los tres cerditos. Verdaderamente ese lobo no tendría oportunidad contra mi cabaña.

    Me di cuenta de que caminábamos ahora muy cerca el uno del otro y darle un beso me había costado bastante menos de lo que pensaba, así que me lancé sobre una idea que llevaba dando vueltas un buen rato. – [Noah]Ahora que hemos arreglado las cosas ¿te…te gustaría..salirconmigoenserio?[/Noah]

    – [Xie]Nadie sale ya[/Xie].- replicó ella echándose a reír.- [Xie]Eso es de…1990[/Xie].

    – [Noah]Soy un antiguo. Y me gustas. De verdad. Todas me gustáis…todas las lexies….no…no digo las….que también….[/Noah] – mi lengua se apresuraba demasiado y me costaba ordenar los pensamientos para no parecer un pervertido.

    Ella me llevó una mano al pelo y lo acarició.

    Suspiré. – [Noah]Lo que quiero decir es que te quiero.[/Noah] – noté como la sangre se me acumulaba en el rostro, ni siquiera fui capaz de mirarla.

    Ella se quedó callada, alucinando probablemente. Seguro que me tomaba por loco, pero la última vez que se lo había dicho había ido tan mal que no quería que se quedase en aquella impresión.

    – [Noah]Es…eso…solo quería que lo supieras.[/Noah]

    – [Lexie]Joder, Noah. Qué intenso eres[/Lexie]

    – [Noah]Después de Lexie Reed, de Allie y teniendo en cuenta que estamos perdidos y no sabemos cuando volver…no quiero perder el tiempo.[/Noah]

    – [Lexie]Yo…yo…[/Lexie]

    – [Noah]No hace falta que lo digas. Puedes decir otra cosa.[/Noah]

    – [Lexie]Eres…el Drow de mi cárcel[/Lexie].- bromeó. Le devolví una sonrisa y decidí terminar con aquella timidez insana delante de ella. Lexie era una mujer decidida, estaba cansado de titubear así que recogí fuerzas recordando aquél beso en la cueva y para cuando me quise dar cuenta, estábamos el uno frente al otro, besándonos, sin que me quedase muy claro cuánto llevábamos así.

    Fue un momento sencillamente maravilloso y podría haberlo disfrutado más si mi vida amorosa hasta entonces no hubiese sido un cúmulo de tropiezos y mala suerte. Para no romper la costumbre, los árboles del bosque empezaron a moverse a ritmo de un viento frío que nos rodeó. Aquél no era un frío normal, te calaba hondo, hasta los huesos y traía presagios de maldad y muerte.

    – [Lexie]¿Eso ha sido que hemos hecho magia con el beso o algo chungo?[/Lexie]

    Tragué saliva, sin apartarme de ella. Entonces lo vi por encima de su hombro. – [Noah]Algo chungo, Selardi.[/Noah] – dije, segundos antes de girarnos y colocarme delante. Cole, Laura y Bowie se detuvieron al vernos parados, pero su rostro cambió al ver a aquella…aparición.

    A unos metros de nosotros, entre la niebla, completamente inmóvil sobre las escaleras empedradas había una figura de aspecto femenino. Llevaba un vestido blanco sucio, a juego con su cabello oscuro enmarañado. Sobre su cara llevaba una máscara blanca con rasgos caricaturescos de mujer, pero estaba ajada, tanto que en lugar de una sonrisa parecía estar llorando.

    Cole pasó por mi lado y se colocó delante de los tres. – [Cole]Mucho cuidado al moveros y al responder.[/Cole] – caminaba lentamente y su voz era un susurro. Él tenía más experiencia con los demonios de japón, así que lo mejor sería hacerle caso.

    Como si las palabras de Cole la hubiesen activado, la mujer alzó el rostro enmascarado con la mirada fija en él y de ella surgió una voz espeluznante.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]  – Cole titubeó. Traté de pensarlo por mí mismo, pero no sabía tanto de los demonios orientales  porque mi tiempo lo había invertido en los tanuki y otras especies de yokai cercanas. Sabía algunas cosas básicas, como que los espectros estaban a la orden del día y eran mortíferos y violentos.

    – [Xie]¿Qué es esto, Cole?[/Xie] – preguntó Lexie, mantiendo la voz en un susurro, algo poco característico de ella. No podía culparla, la visión era aterradora. Apenas se había movido desde que habló, pero los pocos movimientos que había hecho eran inhumanos.

    – [Cole]Una Kuchisake-onna. Si le digo que sí se quitará la máscara y nos enseñará su boca cortada de oreja a oreja antes de volver a preguntar. Si repetimos que si, nos hará lo mismo, si decimos que no. Nos matará.[/Cole] – respiró profundamente, pensando. Aquella descripción era digna de las peores pesadillas.

    – [Laura]¿Entonces qué hacemos?[/Laura] – Laura parecía estar pasando un mal momento.

    Cole siguió avanzando lentamente mientras pensaba, pero ella empezaba a impacientarse. Su pie derecho avanzó, posando lentamente su planta descalza y oscurecida por el barro en el siguiente escalón, ascendiendo hasta nosotros. – [Cole]Irá uno a uno. Yo le responderé y vosotros huís.[/Cole] – dijo con tono serio.

    Iba a replicarle, no podía ponerse en peligro para escudarnos a nosotros. Quizá tendríamos más opciones saliendo de allí a toda velocidad. Pero Cole no me dejó hablar, hizo una seña y negó con la cabeza. Me asaltó el miedo de que aquella criatura pudiera cogerme incluso a todo lo que pudiera correr.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]

    – [Cole]Sí.[/Cole] – respondió. La mujer se detuvo y llevó una blanquecina mano a su máscara. Mientras se la quitaba, no pude dejar de mirar. No quería verlo, sabía que aquella imagen me perseguiría para siempre, pero fui incapaz, estaba congelado en el sitio.

    Lo primero que vi fueron sus ojos, en apariencia humanos pero con un iris blanco. Cuando terminó de quitarse la máscara lo vi. Su boca ocupaba casi toda su cara, formada por un corte de oreja a oreja desgarrando su boca completamente.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]  – volvió a preguntar. Vi la señal de Cole y no esperé. Laura, Bowie y Lexie no habían pedido estar allí y yo era el único que podía sacarlas a tiempo, pero volvería a por Cole.

    No tuve tiempo a cambiar a forma demoníaca y sus tres cuerpos empezaron a pasarme factura a medida que corría a toda velocidad entre la niebla y los árboles, así que me detuve en un hueco entre árboles, sin alejarme demasiado para poder escuchar si Cole necesitaba ayuda, pero lo suficiente como para huir si era necesario.

    El viento se había parado, pero un ruido de arrastre empezó a escucharse cada vez más cerca. Miré a Laura, Bowie y a Lexie, no me atrevía a moverme de allí con ellas porque podría ir de lleno a una trampa. No sabía qué hacer.

    – [Laura]No tenía que haber venido aquí…[/Laura]- dijo Laura, aferrando la mano de Lexie.

    – [Noah]No te preocupes. Estamos juntos, estaremos a salvo. Solo falta que Cole vuelva.[/Noah] – le aseguré.

    El ruido de arrastrar se intensificó hasta que un bulto apareció tras la niebla. Me preparé para transformarme y pelear si no quedaba más remedio.

    Observé fijamente a la criatura mientras dejaba atrás la niebla y su cuerpo se distinguía mejor. Parecía también una joven de piel nívea. Busqué con la mirada sus piernas, pero no había nada que encontrar, era como aquél primer zombie de ‘The Walking Dead’, salvo que su aspecto parecía más vivo. Las puntas de su melena azabache estaban salpicadas del granate de la sangre seca allí donde rozaba con la parte inferior de su torso.

    Me fijé en que se movía arrastrándose con sus brazos, dejando tras de sí un reguero de sangre. En el brazo derecho llevaba una hoz con aspecto de estar muy afilada.

    Escuché gritos como a cámara lenta y me di cuenta de que Lexie y Laura me llamaban, desesperadas. Sin darme cuenta había entrado en supervelocidad mientras la observaba. Cuando volví a la velocidad normal me di cuenta de que aquél ser se movía muy rápido.

    Estaba a punto de coger a las tres de nuevo cuando escuché otro ruido en el bosque. Se movía rápido y el ser que estaba a unos metros de nosotros lo buscó tambien.

    Respiré aliviado al ver que era Cole quien aparecía tras la niebla y no un nuevo ser como aquellos. – [Cole]Noah aléjanos de aquí, lo más rápido que puedas.[/Cole] – pidió con dificultad, debía haber corrido como un demonio para llegar hasta nosotros.

    Asentí y los agarré lo más rápido que pude mientras dejaba salir mi aspecto de Rakkthathor. Para cuando cogí a Cole, aquél «torso» de mujer ya tenía preparada la hoz para cortarlo en dos.

    Me alejé de ella lo más rápido que pude, pero sentí pánico al ver que no conseguía poner tanta distancia entre nosotros como estaba acostumbrado. Por primera vez en mucho tiempo me sentía lento. Estaba ganando distancia pero poca y tenía que esquivar los árboles, cosa que a aquél ser no le daba mucho problema.

    Dejé de mirar atrás y me centré en el frente, con los dos corazones resonando intensamente a raíz del miedo que tenía por mí y por los que dependían de mí.

    Al final el ser se quedó atrás, pero no dejé de correr. Aquella niebla seguía cubriéndolo todo. Frente a mí y a ambos lados veía espectros de todo tipo, aterradores, observándome pasar con sus ojos muertos y una sonrisa de malevolencia.

    Ese bosque era perverso y todo en él buscaba llevarnos a formar parte de sus perpetuos habitantes.

    Seguí corriendo sin saber cuanto hasta que frente a mí, a escasos centímetros se apareció un espíritu horrendo, oscuro como la sangre seca, con un rostro que parecía humano pero estaba deformado por la oscuridad que lo corrompía. Le caían cabellos largos y blancos por el rostro, alargado, inhumano, lleno de dientes como los de los peces de las profundidades.

    Lo esquivé pero eso me hizo tropezar contra unas rocas en el camino. Traté de rectificar el rumbo y conseguí evitar que los demás tuviesen todo el golpe del «momentum» que llevaba acumulado, así que conseguí dejarlos en el suelo antes de estamparme contra un árbol.

    Lo último que vi antes de caer inconsciente fue a los espectros rodeándonos.

  • ESCUPIENDO SOBRE TUS ANCESTROS

    OWEN WILLIAMS SOLID

    Dagerknot – Mañana

    Como no podíamos quedarnos en la nave toda la vida, y en algún punto claro esta tendríamos que volver a casa, nos preparamos para nuestra siguiente aventura bastante mejor que la primera vez, donde básicamente llegamos con lo puesto y desentonando allá donde íbamos.

    La nave tenía una impresora mágica, vale no era mágica, pero te podía imprimir lo que fuera, así que era casi mágica. Noah, que era el que más en serio se tomaba todo esto, nos fabrico unos trajes similares para todos pero con distintos colores. Me parece que alguien ha visto demasiado los Power Rangers, Kimberly crush de infancia, y Tommy.

    El caso es que estos trajes nos quedaban como un guante, eran ligeros y podíamos movernos con soltura, pero a la vez por su tejido eran sorprendentemente resistentes. Eran como armaduras del Medievo futuristas.

    Tras fabricar ropas para todos y no desentonar, madre mía lo que va a dar de sí esa impresora, nos encaminamos hacia los monolitos que nos llevarían a los diferentes mundos. Me hubiese gustado ir con Amy, para que engañarnos, pero como buen hermano que me gusta pensar que soy me ofrecí como tributo, digo voluntario, para proteger a mi hermano pequeño por algo de no sé que de Bill. Sí, me entero bien de las cosas.

    El monolito que iba a llevarnos hasta nuestro destino tenía el aspecto de un regio guerrero, llevaba un parche en un ojo y un par de cuervos en los hombros, no hacía falta ser un lumbreras para ver que se parecía a Thor. No espera ese es el del martillo, este tiene más pinta de el padre, Odín, eso.

    Tocamos el monolito y…. ¿alguna vez habéis estado en un parque acuático?. Qué tontería, seguro que si, menuda mierda de futuro de no ser así. El caso es que sin apenas darnos tiempo a reaccionar estábamos debajo del agua.

    Agarre a Elliot y subimos hasta la superficie. Observe como Xander tomaba aire y volvía a sumergirse. Ruby apareció cerca de nosotros y Xander regreso a la superficie cargando con Dante. Esas alas le daban un toque muy sexy, pero lo que viene siendo en el agua son un estorbo.

    – [Owen] Empezamos bien.-[/Owen] Debería haberlo pensando, aunque pensar nunca ha sido lo mío, que algo raro podía pasar. A diferencia del resto, el monolito hacia este lugar estaba cubierto de musgo, como si hiciera tiempo que alguien no lo usaba, abandonado vamos. Además no había mucha gente con pinta de vikingos en la Luna en comparación con el resto de culturas.

    – [Xander]Aquí hay algo raro.[/Xander] – Cuando Xander dijo esto note tintinear mi aracno… aesir sentido. Es raro de explicar, los aesirs tenemos afinidad por la magia y lo sobrenatural, no se en Xander y Dante como funcionara, pero en mi caso son como cosquilleos. Es gracioso, cosquilleos como si me estuviera riendo del peligro y la muerte.

    – [Ruby]Solo es un poco de agua, señoritos[/Ruby].- Añadió tirándonos agua. Me fije en que el maquillaje no se le había estropeado, o tal vez esos labios rojos y pestañas eran naturales.

    – [Dante]Lo dice porque hay algo muy chungo en este agua.[/Dante] – Todos agachamos la cabeza, pero no podía apreciarse nada más allá de la oscuridad en el agua.

    – [Ruby]Puedo bajar y mirar a ver qué hay[/Ruby].- Esta tía no sabe lo que es el miedo, bravo su… o dios Cole… o dios la cocina. Sacudí la cabeza para quitarme esa imagen de la mente. Unos chillidos nos sobresaltaron, parecían humanos, pero con la oscuridad y la tormenta que se acercaba no veíamos nada.

    – [Owen]Menos chachara y más nadar hacia la orilla.-[/Owen] La cabeza de Dante se hundió un segundo bajo el agua.

    – [Dante]¡Algo me ha agarrado el tobillo![/Dante] – Añadió moviéndose como loco. A ver, entendedlo, si de por si en una playa te dan varias infartos cuando te roza un alga, imaginaos que algo os agarra de los pies y pretende arrastraros a las profundidades. Pues chapoteas como un descosido. Porque tenía las alas hundidas por el peso del agua, que si no salía escopetado hacia el cielo.

    – [Xander]No te muevas así o nos hundiremos.[/Xander] Xander intentaba calmarlo mientras tiraba de él y se tragaba la mitad del agua que iba salpicándole Dante.

    – [Dante]¿Y qué coño quieres que haga, dejar que me coman?.-[/Dante] Los misterios de la naturaleza espacial en la que peces se comen a aves, el plot twist.

    – [Xander]¿Veis algo?[/Xander] – Xander hundía la cabeza en el agua para ver si daba con ese misterioso ser.

    – [Ruby]Agua[/Ruby].- Nosotros lidiando con algo extraño de las profundidades y seguramente en su cabeza esto será como un prado de Ponis, esta chica no conoce el miedo.

    ¿Recordais lo del algo? Pues se me paro el puto corazón cuando note como unas manos, si, manos, se aferraban a mis pies y tiraban de mi. – [Owen]No es por alarmaros, pero algo me ha agarrado de los pies.[/Owen]

    – [Xander]Elliot, ¿puedes nadar?[/Xander] – Ruby agarro a Dante y siguieron nadando hacia su salvación.

    – [Elliot]Si.-[/Elliot] Le eche un vistazo a mi hermano. Si algo le agarraba de los pies no iba a notarlo. Asentí para que se marchara y nado hacia Ruby para ayudarle con Dante.

    Xander, que recordemos sabe nadar rápido porque es un tío preparado, se acerco hacia mi estirando el brazo, pero me hundí en el agua antes de poder alcanzarlo.

    Tranquilos que no he muerto, sino no tendrías este diario entre vuestras manos y hubiese parado de escribir hace tiempo. Pero si estuve a punto, la presión en los oídos al notar cómo me iba hundiendo cada vez más y más, junto a esa sensación de no poder respirar, como intentas contener el poco aire que te queda y el pecho se contrae al intentar no respirar.

    No podía usar mi poder, de nada valía el fuego en el agua. Pero al intentar crearlo podía hacer hervir el agua a mi alrededor. Xander apareció junto a mí y aun con la presión del agua fue capaz de darle un tajo a esa especie de cruce de Ursula de la sirenita y tiburón de Street Shark. Liberado nadamos hacia la superficie. En cuanto note como se llenaban mis pulmones nade con fuerza junto a Xander rumbo a la orilla.

    – [Xander]¿Has visto cuántas había?[/Xander] – Pregunto entre brazada y brazada.

    – [Owen]Demasiados ojos inyectados en sangre como para contarlos.-[/Owen] Era una mezcla entre hermoso y aterrador. Si no tienes ni puñetera idea de que es cuando lo ves por primera vez es hermoso, pero si ves venir a uno de esos bichos…

    – [Xander]No sé, solo nos ha atacado uno. Si hubieran sido todos…[/Xander] – Se le veía agobiado, en cuanto llegamos a tierra, o más bien a la ciénaga porque el agua nos llevaba hasta los tobillos, recuperamos el aliento.

    – [Ruby]Señores, un poco de calma[/Ruby].- Ruby seguía en su mundo de cero peligro mientras se secaba su melena plateada con las manos.- [Ruby]No hace falta demostrar de forma constante por qué sois el sexo débil[/Ruby].

    – [Dante]No me jodas Ruby, acaban de estar a punto de comernos unos putos peces demonio, o lo que coño sea.[/Dante] – El pobre Dante parecía un pollo pasado por agua con sus alas empapadas. Se meneo un poco como los perros para secarse.

    – [Ruby]¿Estás en esos días del mes?[/Ruby]- A pesar de venir de un mundo en el que las mujeres eran claramente superiores a los hombres, las mujeres seguían padeciendo, quizás con menos dolor al ver Ruby, los estragos de la menstruación. Así que al referirse esos días en Dante debía de hablar de follar. O Dios la cocina… BASTA.

    – [Dante]Puto agua.[/Dante] – Con el fango apenas podía mover los pies, hasta que levante la pierna más de la cuenta y otra mano me aferraba el pie. Xander asesto otro tajo y corto la mano seguido de un grito.

    De el fango aparecieron unas criaturas diferentes a las del agua, bípedas y de un color azul como el agua cubiertos de musgos y fango. Hicimos un circulo y metimos a Elliot en el centro. Lo note decepcionado, quería ayudar como los demás, pero no sabía pelear como el resto.

    No eran muchos, así que entre los mandobles de Xander, mi fueguecito interior, los puñetazos de Dante y Ruby, la cual se movía como si estuviera danzando con dos cuchillos, acabamos con todos.

    Se escucho  unos chapoteos, a lo que pensamos que serian más de esas criaturas, pero solo eran dos tipos ataviados con cuerdas con pintas de vikingos. Xander se saco el auricular multilinguistico del bolsillo, Henry se iba a hacer de oro como patentara todo lo que estaba creando, y me lo dejo en la mano. – [Xander]Tú eres el sociable.[/Xander]

    – [Ruby]Esto es un trabajo de mujeres…[/Ruby]- Nadie niega la ferocidad de las mujeres vikingas como la que parecía tener Ruby, pero Xander había confiado en mí y no le iba a defraudar.

    – [b]Eh. Buen trabajo con esos comefango.[/b] – La gente tenía mucha facilidad para nombrar a las cosas, es como esa serie con zombies en la que nunca los llamaron zombies. – [b]Se han comido a tres de los míos. ¿Os interesa trabajar en un barco?[/b] – Pregunto señalando hacia atrás al bote del que estaban tirando para pasar por la ciénaga. La motivación de los Vikingos con poca cosa era admirable.

    – [Owen]No buscamos trabajo, pero podemos echaros una mano con esas cosas si nos lleváis a tierra firme.-[/Owen] Propuse, seguro que agradecían una ayuda y encima no tendrían que pagar en baratijas, porque esta gente lo que viene siendo dinero poco.

    – [b]No sois de por aquí, ¿eh?[/b] – Escupió al suelo y no supe muy bien como tomarmelo. – [b]Si no fuera por vosotros seríamos carne de comefango, así que vamos, subid. Tengo ganas de volver a casa de una puta vez.[/b] – Ahora sonaba como Dante así que no podían estar muy enfadados, solo eran… ¿racistas?. No digo que Dante lo sea, era la forma de hablar. Parecia el tatatatatatatatatatatatatarabuelo de Dante.

    – [Owen]Gracias.-[/Owen] Añadí escupiendo también al suelo. Lo mismo era una especie de saludo o me estaba cagando en todos sus muertos como él había hecho conmigo. O tal vez solo tenía mocos en la garganta, mucha humedad por aquí y duermen con el culo al aire, así que los resfriados abundan.

    – [Xander]Por eso te he dejado de portavoz.[/Xander] – Me susurro Xander mientras subía al bote salvavidas, capacidad máxima para 18 personas.

    – [Ruby]Señores señoreando[/Ruby].- Ruby se sentó cruzándose de brazos. Nos presente por los nombres en clave y note como a Xander le brillaban los ojitos de emoción.

    – [Owen]No te enfades, ya tendrás oportunidad de salvarnos más adelante.-[/Owen] Añadí mientras cogía uno de los remos y nos poníamos rumbo a tierra firme a ritmo de melodías nórdicas.

  • EL PUNTO DE NO RETORNO

    4×08 – POINT OF NO RETURN

    VALANTIS

    TARDE

    Tras cruzar el portal atardeciendo, el equipo liderado por Elle se alejó unos pasos de la estatua bajo un sol cegador. Antes de poder ubicarse, escucharon el pitido de un coche y se acercaron para ver como pasaba a toda velocidad por donde ellos habían aparecido.

    Dante lo habría reconocido al instante, pero para ellos lo que acababa de estar a punto de atropellarles era un coche clásico que bien podría haber estado en ‘Grease’. En la calle que había frente a ellos, decenas de coches brillantes estaban aparcados a la entrada de una cafetería.

    Las ropas de la gente y la música que se escuchaba en los altavoces de un coche aparcado no dejaban lugar a dudas, aquello eran los años cincuenta. Por la calle circulaba un grupo de hombres con chaquetas de cuero a juego. Cada uno llevaba detrás una pálida muchacha. Sin necesidad de acercarse, Elle supo que no estaban vivas.

    Noah había dado una serie de pistas para intentar identificar a los Daë. Al ver eso, humanos controlando a los muertos, todos supieron de inmediato que se encontraban en el mundo de Géminis. Ahora tenían que localizar a los dos Daë entre todas las ciudades-época que había.

     


    KARNAK

    MAÑANA

    Lo primero que sintió el grupo de Libra al dejar atrás el obelisco fue el calor abrasador. Estaban en un templo semiderruido en mitad del desierto. Ante sus ojos, no había más que arena en todas partes, con un horizonte distorsionado por el calor.

    Los trajes que llevaban bajo las ropas del desierto parecían aliviar un poco la angustia del clima del desierto. A lo lejos, casi confundidas con montañas de arena, se veían las brillantes cumbres de las pirámides en todo su esplendor, con su nívea superficie reflejando el sol y sus cumbres doradas centelleando como un faro.

    Buscaron sombra entre los pilares del viejo templo, pero antes de que pudieran siquiera hablar se vieron sorprendidos por un grupo de asaltantes. En el caos, Michael dejó salir a su bestia interior, prácticamente a la vez que Niall buscaba una escapatoria convirtiéndose en un ser mitad ave. Sophie dejó paso a su magia, pero para entonces una parte de los atacantes ya se había arrodillado ante Niall y Mike.


    DAGRKNOT

    NOCHE

    Cuando tocaron el viejo drakkar, barnizando y mantenido por los habitantes de Viltis, sabían que les conduciría a Dagrknot, pero el equipo Acuario no esperaba lo que se encontró.

    Sus cuerpos siguieron el patrón de respiración que llevaban de manera insconsciente. No había nada que se lo impidiera, salvo que de una inspiración a otra, en lugar de aire, lo que entró en sus bocas era agua. Al sentirlo, contemplaron aterrados que el portal les había llevado debajo del agua.

    Frente a ellos, hundido desde lo que parecían décadas, estaba el drakkar. Era uno de los mares de Dagrknot, por suerte, no demasiado lejos de la orilla. Con pánico trataron de ascender a la superficie, donde las nubes se arremolinaban anunciando tormenta. Bajo el agua, ocultas en la oscuridad, unas criaturas abominables les observaban, atentas, calculando fríamente.


    ARTISAN

    TARDE

    Amy tocó la fría superficie de aquella vieja locomotora, que curiosamente aún mantenía el lustre pese al paso del tiempo. Kaylee, Vera y Leo colocaron la mano tras ella y todos juntos dejaron atrás el silencio de la Luna Viltis para sumirse en el bullicio de una ciudad.

    Dejaron atrás la oxidada locomotora, abandonada en la estación como los huesos del cadáver de tiempos mejores. El suelo y las paredes de ladrillo estaban ennegrecidas y sucias por el humo de las fábricas, que se alzaban como monstruos de acero y piedra.

    La gente no tenía mucho mejor aspecto. En aquella zona, la más humilde, cerca del puerto, pasaron con cuidado por delante de adictos desplomados en las esquinas, de prostitutas ofreciendo sus favores a plena luz del día, cruzándose con trabajadores con las caras ennegrecidas y trabajadoras con las manos encallecidas.

    En los muros, entre los carteles apiñados unos sobre otros, se veía un periódico : «Barnes salva a las trabajadoras de la Textil Atkins de la pobreza.» En la foto, un hombre pelirrojo se veía evitando posar para la foto mientras caminaba junto a un gran grupo de mujeres. Unos metros más allá varios carteles anunciaban un nuevo ataque del ‘El Descuartizador de la Bahía Negra‘.


    TERRA

    NOCHE

    Inmediatamente después de tocar la estatua del soldado a caballo con las dos patas alzadas en el aire, el equipo del mundo Terra apareció en mitad de una plaza de lo que en su día había debido ser una bella y gran ciudad y ahora era poco más que un montón de escombros.

    En la plaza aún se veían puntos que no habían sido alcanzados por la devastación, pero en las calles cercanas, lo poco que permitía ver la escasa luz de las farolas que quedaban encendidas eran un montón de edificios derruidos, como cicatrices sobre el terreno.

    En ese momento escucharon el sonido de las alarmas extenderse por toda la ciudad a través de los megáfonos. Los pocos soldados que se veían cerca trataban de llevarse a algunas personas con las caras cubiertas por máscaras de gas.

    No tardaron mucho en escuchar los aviones sobrevolar la zona, cargando muerte que pronto liberarían sobre ellos.


    NARA

    MAÑANA

    Tras tocar la estatua del Komainu, los miembros del equipo de Nara aparecieron frente a un templo en la montaña. Al fondo se veía un enorme monte que se asemejaba al Monte Fuji. Para ellos, era difícil diferenciar aquél lugar de la tierra.

    En el exterior del templo, algunos habitantes observaban confunsos las llamativas ropas de Xie, mezclada con aquellos tres occidentales que no auguraban nada bueno.

    Desde aquél lugar elevado vieron una ciudad por la que podían empezar. Cualquier lugar sería mejor que ése, donde cada vez les observaban más personas. Así que comenzaron a descender por las escaleras del piedra, adentrándose en el camino que se perdía a través del bosque, uno donde moraban criaturas de toda clase.

    Los lugareños sabían exactamente qué tenían que llevar para protegerse y qué camino exacto tomar, así que las criaturas solían evitarlos. Pero los extranjeros no lo sabían y los demás preferían no decírselo, porque con suerte, las criaturas se los llevarían y eso acabaría con sus problemas.

  • NOTAS DE UNA SINFONÍA

    NOAH ARKKAN

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – MAÑANA

    Me levanté bastante temprano aquella mañana. Era difícil seguir el ritmo del tiempo en un sistema solar cuyo ritmo no conoces, pero para mi cuerpo, debían ser cerca de las siete de la mañana.

    Lo primero que hice fue dirigirme a la cocina mientras en mi cabeza daban vueltas una y otra vez las teorías que intentaban dar un sentido y una guía a todo lo que pasaba en estos mundos.

    Por una parte, en algún momento, nos enfrentaríamos a nuestras propias Pruebas, porque cada uno de nosotros tenía ya una esfera con los elementos que le identificaban, esferas, que por lo que parecía, permitían comunicarse con Daë de ese mismo macrogrupo elemental, tanto con los del Cúmulo como con los Moondies.

    Nuestro trabajo era reunir a los Daë del Cúmulo, o al menos protegerlos hasta que se encontrasen. Por lo que nos enseñaron los Daesdi, había catorce mundos y teniendo en cuenta que había catorce Daë en esa generación – quince si contábamos por separado a los de Géminis – encontraríamos uno por mundo.

    Hasta ahí venía la parte sencilla, pero después empezó el caos con diferentes civilizaciones en diferentes periodos en cada uno de los mundos. Parecían anclados en una época de la humanidad determinada, sin ser conscientes de lo que ocurría en el resto de mundos excepto los que llegaban aquí, a esta luna que se había convertido en una especie de ciudad libre con un enorme mercado negro.

    Por lo que había dicho Eldric, los mundos habían sido antes muy diferentes, pero el Arquitecto lo había cambiado todo. Su magia había roto las leyes de la física en este lugar, distorsionando el tiempo y el espacio, creando un lugar donde no había tiempo, como esta luna, y portales entre los diferentes mundos en objetos corrientes.

    Esa clase de magia me recordaba a alguien que, pese a no haber conocido nunca, siempre había estado presente en nuestras vidas. Según las historias, el Soberano ya había sido encerrado una vez y enviado al Vacío con ‘La del Pelo Rojo’, por estos mismos Daë a los que ahora intentábamos reunir. Por si fuera poco, lo habíamos visto en carne y hueso en el mundo prehistórico, aunque con ropa diferente y menos afectado por la tortura de ‘Ella’.

    Pero, si el Soberano era aquél que vimos en Daonna y era a él a quien iban a expulsar los Daë del Cúmulo, ¿qué pasaba con el Arquitecto? ¿Es que después de su sacrificio los mundos de este Cúmulo iban a quedarse así?

    De todas formas, parecía que el Arquitecto había hecho esa distribución en los mundos porque sacaba provecho de ello. Ezra había escuchado conversaciones del Nigromante con alguien que parecía estar por encima. Teniendo todo eso en cuenta, personas como el Soberano, el Nigromante y los que controlaran el resto de mundos tenían que rendir cuentas al Arquitecto.

    Y ahí llegaba mi teoría. El Soberano manipulaba la realidad con su magia a su antojo y se había presentado a los Moondies con muchas caras, hasta la de una trabajadora de Fenris. ¿Podía ser el Arquitecto también el Nigromante y el Soberano? Parecía demasiado pensar que estuviera en varios sitios a la vez, algo que ni siquiera el Soberano creo que hiciera.

    Me pasé una mano por la frente. Estaba pensando demasiado. Al final la respuesta más sencilla sería que el Soberano se rebelaría contra el Arquitecto y se convertiría en la principal amenaza. Pero no quise desechar del todo la teoría de que fuera un grupo de malos.

    Cuando llegué a la cocina, me encontré con Amy. Estaba tomándose un café, pálida como la luna. Había tenido una misión sobre los siguientes mundos, así que había muchos planes que hacer.

    Me puse un poco nervioso y empecé a moverme rápidamente por la nave sin saber muy bien por dónde empezar. A Lexie no le iba a hacer mucha gracia salir de este refugio y quizá ni siquiera consiguiéramos que lo hiciera. Yo la entendía, no podíamos pretender que todo el mundo tuviese vocación de salvar el mundo y ahora que teníamos un lugar donde quedarnos hasta que todo acabase, no veía el problema en que algunos se quedaran en la Kvasir.

    Amy y yo no íbamos a hacer los planes solos, así que me encaminé hasta las personas que sabía con certeza que querrían emprender la misión. No tenía sentido preocupar a los demás con planes cuando ni siquiera sabíamos si querrían ir.

    Les llamé uno a uno hasta que finalmente, tras lo que pareció una eternidad, todos aparecieron en la biblioteca. Estábamos Amy, Elle, Xander, Jane, Henry, Kaylee y yo.

    – [Noah]Estamos aquí porque Amy ha tenido una visión.[/Noah] – les expliqué. Las manos me temblaban ligeramente, pero sabía que era pura inquietud por lo que iba a pasar.

    – [Elle]¿Y el resto?[/Elle] – preguntó Elle, mirando a nuestro alrededor. En el momento en el que lo dijo, supe que me había equivocado.

    – [Noah]Pensé que sería mejor si lo comentábamos nosotros antes.[/Noah] – intenté aclarar. Cuanto más lo pensaba, menos claro estaba el plan inicial. – [Noah]Coordinar a todos…[/Noah] – habría sido difícil, habríamos perdido tiempo decidiendo quién iba y quién no, sin haber escuchado aún las visiones.

    – [Kaylee]Elle tiene razón[/Kaylee].- replicó Kaylee. – [Kaylee]Estás acostumbrado a ser demasiado práctico, Noah CHRISTOPHER, pero si somos un grupo, no puedes convocar a unos cuantos aparte[/Kaylee]. – asentí con la cabeza. No había sido la mejor idea por mi parte. Estaba muy acostumbrado a hacer las cosas solo, a mi velocidad, que era demasiada. Ahora teníamos que ser un grupo. Me había centrado solo en reunir a unos pocos para hacer los planes porque había decidido de antemano que Lexie y Niall probablemente no querrían ir, que Vera y Elliot serían demasiado pequeños, que Mike preferiría estar en la retaguardia y que los nuevos no confiarían en nosotros.

    – [Jane]Vamos a perder el tiempo, pero que vengan[/Jane].- replicó Jane encogiéndose de hombros. Parecía estar de acuerdo en mi idea, pero Jane también pecaba de ser excesivamente práctica.

    Amy hizo una mueca, le daba lo mismo una opción que otra. Bastante tenía con cargar con esas visiones.

    – [Henry]Mejor explicarlo todo una vez que varias veces luego.-[/Henry] resumió Henry. Era un enfoque más lógico, pero yo había estado cegado. Una persona sola no puede cargar con las responsabilidades de todo el grupo por mucho que quiera, porque les estaría quitando la libertad de decidir. Eran sus vidas, aunque quisiera lo mejor para ellos, la decisión no era mía.

    – [Xander]Para poder estar todos, todo el mundo tendría que escuchar al menos a una persona.[/Xander] – apuntó Xander. Miraba fijamente a su hermana. Xander y yo habíamos estado hablando al poco de llegar a la Kvasir. Parecía que estaba claro que tendríamos que convertirnos en un grupo unido y fuerte para resistir, igual que los Moondies, una suerte de New Moondies. Pero para eso necesitábamos una líder como había sido Sarah, y solo se nos ocurría una persona, que casualmente era la que no quería mandar.

    – [Kaylee]Pajeros y pajeras de la nave Kvasir: os esperemos en la biblioteca[/Kaylee].- anunció Kaylee amplificando su voz para que resonase por toda la nave. Cada vez se la veía más segura y confiada con la magia y con la vuelta de ella, se notaba más completa, más ella misma. Ni la ‘Queen B’ que habíamos conocido en el instituto, ni la que se flagelaba continuamente que había llegado después. Ésta era Kaylee de verdad, renacida como un fénix.

    Después del llamamiento, caminé hasta la pizarra en la que había colgado todas mis anotaciones hasta el momento. Allí tenía un dibujo del sistema planetario que había sacado de la memoria genética después de que los Daesdi lo mostraran, marcando en cada mundo los Daë conocidos y las civilizaciones. También tenía una lista de cada uno de nosotros y la teoría sobre los elementos que teníamos, junto a los de los Moondies, para tratar de establecer patrones de comunicación.

    Los demás fueron llegando poco a poco y evité mirarlos directamente. Ahora me avergonzaba haber tomado esa estúpida decisión por ir demasiado deprisa. Cuando ya estuvieron todos, vi que Lexie me miraba con una sonrisa y sentí un escalofrío. ¿Cómo podía no haberla incluido pensando que sería mejor?

    Por suerte la biblioteca de la nave era muy grande y todos los presentes cabíamos con holgura. Éramos casi el doble que los Moondies y todos teníamos una esfera, así que había echado mis propias cuentas y aún debía faltarnos alguna incorporación más, pero no sabía exactamente cuántos porque dependía de la figura del catalizador, que sería la que nos salvase la vida al igual que a los Moondies. No quería pensar mucho en ello, porque eso significaría que perderíamos a alguien sin más remedio. Pero quizá, al ser tantos, no hiciera falta y todos saliésemos sanos y salvos.

    Se generó un murmullo de las múltiples conversaciones que estaban teniendo lugar en pequeños grupos.

    – [Xander]Sigue haciendo falta alguien que dirija todo esto.[/Xander] – escuché repetir a Xander.

    – [Jane]Dirige tú, pesao[/Jane].- le soltó Jane. Xander la miró y vi que no sabía qué responderle durante una fracción de segundo, pero entonces sus miradas se cruzaron y supongo que vieron que no era de malas.

    – [Xander]No se me daría bien. En eso no me parezco a mi madre.[/Xander] – aseguró. Sabía que Elle tenía miedo a no estar a la altura de Sarah, a no ser como ella. Pero quizá no necesitásemos a una Sarah. Ella recibió el poder de la Kvasir, Elle había nacido con él. Sarah había liderado a un grupo, esto era casi un ejército.

    – [Lexie]¿Quién ha organizado esto a espaldas del resto que le parto la cara?[/Lexie] – preguntó Lexie. Se hizo un silencio incómodo y los que habían estado reunidos al principio evitaron mirarme. Nadie quería darnos problemas, pero no quería una relación con Lexie basada en ocultarle cosas. Eso ya lo habíamos vivido durante mucho tiempo.

    – [Noah]Culpable.[/Noah] – dije levantando la mano. La miré y vi que estaba molesta, pero esperaba que no le durase mucho tiempo. – [Noah]Solo por desgranar las visiones, no quería que decidiéramos por…[/Noah] – seguí explicando.

    – [Ezra]…Todos.-[/Ezra] terminó Ezra.

    – [Idris]Vaya con Lisa…[/Idris] – escuché a Idris reírse. Cuando le miré, me guiñó un ojo, al menos él no se lo había tomado mal.

    – [Noah]Me equivoqué. Lo siento mucho.[/Noah] – dije con sinceridad.

    – [Jane]Esto no es práctico. Lo digo y lo vuelvo a repetir[/Jane].- se quejó Jane.

    – [Mike]Solo hay que organizarse bien.[/Mike] – intervino Mike. Más voces se sumaron en un susurro que terminó siendo ensordecedor. Éramos muchos y ninguno escuchaba a nadie en concreto.

    – [Kaylee]¡SILENCIOOOOOOOO![/Kaylee]- la voz amplificada de Kaylee reverberó en la sala.- [Kaylee]El que quiera hablar que levante la mano o Lexie le espera a la salida con una navaja[/Kaylee] – puntualizó. Jane alzó las cejas como si quisiera decir que eso ya lo había visto venir.

    – [Dante]Esto va a durar toda la vida.[/Dante] – escuché quejarse a Dante, apoyado en una parte más alejada.

    – [Jane]Es que la idea de Noah era la buena[/Jane].- se sumó Jane.

    – [Lexie]La idea de Noah era mejor porque a ti no te había excluido, petarda[/Lexie].- replicó Lexie. Me llevé una mano a la cara, todo aquello era culpa mía y estábamos perdiendo el tiempo, además de echando tierra sobre el propio grupo.

    – [Jane]No voy a perder el tiempo discutiendo contigo[/Jane].- respondió Jane cruzándose de brazos y poniendo los ojos en blanco.

    – [Lexie]¿Te crees mejor que yo?[/Lexie] – le espetó Lexie.

    Vi que Elle perdía pie y terminaba colocada en el centro. Kay tenía la mano estirada tras ella, después de haberla empujado. – [Elle]Es…estamos…aquí…reunidos…[/Elle]- empezó a decir con voz amplificada, mirando fijamente el suelo. Se notaba que lo estaba pasando mal, pero ninguno podía cumplir ese papel como ella.

    – [Lexie]Para unir en santo matrimonio, no te jode[/Lexie].- respondió Lexie. Kaylee le hizo una peineta y cuando fue a replicar, no se la escuchaba. Acababa de bajarle el volumen. Mientras todo el mundo se fijaba en Elle, me acerqué hacia Lexie para ayudarla a tranquilizarse. Parecía que le iba a dar algo y aunque no podía escucharla, por su boca debían estar pasando más palabrotas de las que yo conocería jamás.

    – [Elle]No puedo hacerlo[/Elle].- escuché decir a Elle. Parecía triste y se la notaba muerta de miedo. En ese momento miré a Lexie y vi que la miraba fijamente, más tranquila. Lexie era una buena persona y estaba sintiendo la presión que tenía Elle encima.

    – [Noah]Todo el mundo necesita confiar en alguien, seguir a alguien a quien valore, a quien aprecie.[/Noah] – la animé.

    – [Ezra]Solo son palabras y nos conoces a todos, decidas lo que decidas te seguiremos. Mi apoyo ya lo tienes.-[/Ezra] añadió Ezra, sorprendiéndome, porque no había hablado mucho hasta el momento, aunque supongo que con Elle sí. Ella era capaz de llegar a todo el mundo.

    – [Idris]Cuenta con mi falo, digo con mi hacha.[/Idris] – bromeó Idris. Me fijé en que Elle le miraba, algo había debido pasar entre ellos y no me había dado cuenta hasta el momento. Siempre estaban tan unidos que eran los últimos a los que me imaginaba peleados.

    – [Jane]Si lo intentas, puedes ser todavía más ordinario[/Jane].- le reprendió Jane delante de todos.

    – [Idris]¿Nabo? ¿Máquina del amor? ¿Drisín?[/Idris] – Idris se lo tomó como un reto y parecía a punto de darle un ataque de risa.

    – [Jane]Kaylee, ponle el mute también a este[/Jane].- escuché que le pedía a Kaylee. Lexie frunció el ceño, molesta.

    – [Dante]Dejad hablar a Elle, coño.[/Dante] – intervino Dante.

    Elle tomó aire y cerró los ojos. Kaylee se colocó a su lado y le dio la mano. Jane entrecerró los ojos y se colocó al otro lado, dándosela también, como si quisiera dejar claro que la mejor amiga era ella. Elle las miró y sonrió. Quise creer que empezaba a ser consciente de que contaba con el apoyo de todos.

    – [Elle]Amy ha tenido una visión: se acerca la siguiente fase de las pruebas[/Elle]. – por fin empezaba el tema en cuestión.

    Amy se acercó y escuché con atención. Le di la mano a Lexie y noté lo suave que la tenía. – [Amy]Los mundos son los siguientes: Egipto, Japón feudal, Revolución Industrial, Vikingos y USA de los 50 a los 90[/Amy].- enumeró con voz monocorde, distanciada emocionalmente. Las visiones le pasaban factura y parecía que estaba de ellas hasta las narices, por no decir algo más ordinario.

    – [Jane]Podemos preparar una hoja de celdas[/Jane].- propuso Jane. No era mala idea, necesitábamos algo para mantener las cosas anotadas y organizadas.

    – [Henry]Tenemos algo más avanzado que las hojas de celdas.-[/Henry] intervino Henry. Caminó hasta el ordenador de la biblioteca, en el que había estado trabajando para recuperar los libros digitales que contenía, y después de un rato se formó una imagen en mitad de la sala. Allí estaban los rostros de cada uno de nosotros. Elle alargó la mano y tocó su imagen, arrastrándola en el aire.

    Jane se cruzó de brazos, molesta porque no usaran su idea.

    – [Noah]Por lo que sabemos del mundo de los vikingos, es donde estaba Onoskelis y el aesir Alastair el Azul.[/Noah] – empecé a explicar, colocándome cerca del holograma. – [Noah]Los Moondies vieron a Elliot en ese mundo.[/Noah] – recordé. Bill lo había visto allí, pero con el tiempo aquella visión se había perdido en las notas de mi padrino.

    – [Jane]¿Onoskelis es la cadena malvada? Mi hermano pequeño no puede ir[/Jane].- intervino Jane.

    – [Noah]En teoría, ya ha ido.[/Noah] – respondí. Yo tampoco estaba muy a favor de ponerles en peligro, pero ya lo habían estado antes y si la historia se había contado así, no podíamos cambiarla. – [Noah]No podemos cambiar las cosas.[/Noah] – añadí. Además, Onoskelis había sido un demonio puro pero a Alastair y a Bill les había ayudado. De hecho ahora llevaba una vida adolescente perpetua bastante asentada.

    – [Jane]No debería ir[/Jane].- Jane se mantenía en sus trece. Era un problema, pero también era admirable como protegía a sus hermanos. Esos eran el resumen de sus motivos para no ser la líder pese a que por naturaleza lo pareciera. Era demasiado protectora y también muy práctica.

    – [Owen]Te voy a ahorrar trabajo y voy a ir con él. ¿Te parece bien? -[/Owen] sugirió Owen dando un paso adelante. Jane parecía más conforme.

    – [Ruby]Yo les protegeré[/Ruby].- apuntó Ruby, con orgullo. Era toda una heroína, Jane podía estar segura de que le protegería en todo caso.- [Ruby]¿Dónde pensabais ir los dos solos?[/Ruby] – preguntó, sonriendo con seguridad.

    – [Elle]Owen, Ruby, Elliot.[/Elle] – Elle empezó a mover las caras de cada uno a los grupos y miró a Jane mientras lo hacía. Asintió con pesar, sabiendo que no quedaba más remedio. – [Elle] Xander y Dante van al mundo vikingo también[/Elle].- decidió. Era una buena idea, los aesir en el mundo poblado por seidr.

    Xander asintió, conforme y Dante no objetó nada.

    – [Noah]Vale. Egipto. La Daë creo que era Na’amah, la diosa demonio.[/Noah] – la Guardiana a la que se había enfrentado mi padrino. No iba a ser un mundo fácil porque de ella se decía que había sido destronada por una diosa mayor.

    – [Idris]Venga, vamos a lo obvio. Tiene que ir gente tostadita.[/Idris] – bromeó Idris. Lo cierto es que no le faltaba razón, pese a que fuese extraño tener que pensar así. – [Idris]Pero a mí el calor no me viene muy bien, salvo el humano.[/Idris] – añadió, esperando quitarse del medio. Lo cierto es que para el poder de Idris, no era muy buen mundo. Aunque el hielo les habría venido bien, usarlo allí le habría producido mucho desgaste.

    Elle se paró a pensar.- [Elle]Niall…Nate…[/Elle]- Henry se ocupó de ayudarla a mover las imágenes de cada uno.

    – [Kaylee]Sophie, Mike y Zahra[/Kaylee].- resolvió finalmente. Ninguno se conocía en exceso, pero las habilidades de teriántropo de Mike y Niall podrían venirles bien. Zahra era una superviviente en un entorno hostil y la magia y los poderes de Sophie rematarían el equipo. Elle no quería tomar el mando, pero una vez lo había hecho, estaba tomando unas decisiones ideales.

    – [Noah]Japón feudal. La daë de escorpio era de allí, una hechicera llamada Qiu Lanying.[/Noah] – añadí.  La madre de Sophie, Aphrodite, se había enfrentado a ella y era una oponente a tener en cuenta. De ella se sabía poco.

    – [Elle]¡Cole![/Elle]- llamó con alegría. Él asintió y sonrió haciendo una reverencia.

    Lexie se acercó sigilosamente y puso una mano en el hombro de Kaylee, que la miró sorprendida antes de deshacer el hechizo.

    – [Lexie]¡TE VOY A ARRANCAR LOS PELOS DE CUAJO![/Lexie]- espetó, enfadada.

    – [Kaylee]¿Quieres quedarte muda otra vez?[/Kaylee] – Lexie la fulminó con la mirada, pero no dijo nada. Las dos habían aprendido a respetarse después de sus problemas en el pasado.

    Entonces, sin decir nada, delante de todos, Lexie abandonó su aspecto original y se presentó ante nosotros como una muchacha de rasgos asiáticos a la que aún no conocía. Lexie tenía tantos aspectos gracias a su genética de tanuki que dudaba sobre si algún día los conocería todos. Había visto casi una docena de ellas y, aunque no me atrevía a decírselo personalmente, no podía evitar encontrarlas a todas atractivas, especialmente sabiendo que era ella misma.

    – [Elle]Pues Lexie también[/Elle].- indicó Elle, dedicándole una sonrisa a la que Lexie correspondió, volviendo a su aspecto original.

    – [Noah]El idioma puede ser un problema.[/Noah] – comenté. Lexie tenía ascendencia asiática, pero su padre nunca había estado presente y se había criado sin saber nada de sus «raíces». Sí, el audífono que ahora llevaba con bastante más alegría, tenía funciones de traducción, pero eso no le permitiría hablarlo con fluidez.

    – [Elle]Bowie puede ir[/Elle].- propuso.- [Elle]Y tú si quieres[/Elle] – añadió. Elle sabía lo que se hacía. No quería elegir sitio, pero se había dado cuenta de que quería ir con Lexie. Le sonreí y asentí.

    – [Laura]Me gustaría ir a Japón[/Laura].- propuso Laura de pronto.- [Laura]Y alejarme de la gente que conozco[/Laura]. – Henry mantuvo la mirada fija en las imágenes mientras lo decía. Entre ellos había pasado algo complicado.

    Elle asintió y con eso se terminó el grupo de Japón. Ése, el de Egipto y el de los Vikingos iban a resultar difíciles. En Japón teníamos a una persona que lo entendería y otra que lo hablaría, pero solo una que encajaría bien físicamente. En Egipto más o menos podrían encajar todos, pero ninguno entendería nada. Y en la era de los Vikingos, los aesir pasarían desapercibidos, aunque Ruby llamaría la atención, pero tampoco ninguno sabía hablar el idioma.

    – [Noah]Tenemos un problema con el idioma en Egipto y la era Vikinga también.[/Noah] – expliqué. Nos quedamos todos en silencio unos minutos, pensándolo. Eran mundos peligrosos para Vera que no tenía poderes.

    Finalmente Henry, más en silencio de lo habitual, se acercó a Elle y le tendió unos aparatos similares a los audífonos de Lexie. – [Henry]Esto traducirá, como el de Lexie pero sin mejoras de audición.[/Henry] – explicó brevemente. Elle entregó uno a cada equipo, guardando el tercero para el mundo al que no fuera Vera, por si acaso. Más tarde Henry me explicaría que no había podido conseguir más con los materiales que teníamos allí. Aquello ya era todo un milagro y se lo debíamos a él, pero viendo que le pasaba algo con Laura, no quise decirle nada allí para que las miradas no se centraran en él.

    – [Noah]La…eh. El mundo que parece la segunda guerra mundial por lo que ha visto Amy. No estoy seguro de quién será Daë.[/Noah] – confesé. Era un mundo complejo. Por el aspecto, habría dicho que Julia, pero también podría haber sido el mundo de Géminis, el del demonio al que se enfrentó mi padre…cualquiera de los que quedaban salvo el de Ofiuco quizá.

    – [Chloe]APUNTA A MI HERMANO EN ESE MUNDO Y NO PREGUNTÉIS, PRETTY PLEASE[/Chloe].- gritó Chloe a toda velocidad. Vi que tenía los ojos muy abiertos.

    – [Julia]Yo voy donde vaya mi culito prieto favorito[/Julia].- se unió Julia. Ezra evitó mirarla, sonrojado. Chloe fijó la mirada en ella alzando una ceja.

    – [Elle]Henry, ¿te ves en ese mundo?[/Elle]- preguntó Elle, después de que este moviese a los demás.

    – [Henry]Sí… puede estar bien.-[/Henry] era el hombre de la tecnología, si alguien podía encajar, era él.

    – [Lekwaa]Yo puedo ser el cuarto. Si queréis.[/Lekwaa] – se ofreció Lekwaa. Era un hombre muy enigmático, hasta el momento no había tenido oportunidad de hablar con él, pero lo intentaría en el futuro.

    – [Julia]Pues parece que voy a tener trabajo[/Julia].- replicó Julia, chasqueando la lengua. También tenía ganas de hablar con ella. A fin de cuentas, venía de nuestro futuro y esta nave había sido una vez su hogar.

    Ya solo quedaban dos mundos. – [Noah]USA. Desde los 50 a los 90 parece ser. Amy vio una zona residencial pero también vio detalles culturales mezclados por…ciudades.[/Noah] – era un mundo complejo, una época con muchos cambios y todos metidos en un espacio tan pequeño. Parecía una olla exprés a punto de reventar.

    – [Elle]Jane, Chloe y yo[/Elle].- propuso Elle. Chloe dio un salto, seguramente alguna de esas épocas habría vuelto a estar de moda en el futuro.- [Elle]Con Idris[/Elle] – añadió.

    – [Idris]Yuju.[/Idris] – sonrió, a punto de hacer un chiste.

    – [Owen]Bien rectificado a tiempo.-[/Owen] dijo Owen. Me quedé pensativo un momento mientras movían las imágenes. Entonces entendí el chiste y por qué no lo dijo.

    – [Noah]Eso nos dejaría con la revolución industrial. Tampoco tengo claro al Daë. [/Noah] – me encogí de hombros, sintiendo no ser de más utilidad. Lexie me agarró del brazo y sentí una reconfortante sensación golpearme, poniendo patas arriba mi estómago.

    – [Kaylee]Leo y yo[/Kaylee].- sugirió Kaylee. Él no dijo nada, seguía en silencio como casi todo el tiempo. Me pareció buena idea, mi hermano y Kaylee necesitaban urgentemente solucionar lo que les pasaba. – [Kaylee]Y mis hermanas por si nos venimos arriba[/Kaylee]. – añadió. Traté de quitarme la imagen de la cabeza.

    – [Idris]Voy a ir imprimiendo preservativos.[/Idris] – dijo Idris. Estuve a punto de gritar, pero intenté no pecar de «mojigato». A fin de cuentas mi casa siempre había sido muy libre.

    – [Noah]Hablando de imprimir. Henry y yo hemos preparado una cosa.[/Noah] – comenté, esperando cambiar de tema mientras terminaban de colocar toda la información en el panel visual.

    El día anterior habíamos arrastrado a todos ellos, algunos con menos ganas, otros con mucha resaca, hasta el escáner de la impresora de ropa para que sacase los trajes con las medidas exactas.

    Eché a correr y los recogí todos del armario del gimnasio donde los habíamos dejado, después de un día entero imprimiéndolos. Fui mirando los colores y haciendo memoria del color que había dicho cada uno. Para cuando se dieron cuenta, tenían los trajes en la mano.

    – [Noah]Son una especie de armaduras que os protegerán bastante y apenas se notan debajo de las ropas de época.[/Noah] – desde luego no eran como la Piel de Fafnir de mi tía Sarah, pero eran una buena marca blanca. Nos mantendrían protegidos e identificados. Además, un equipo tenía que tener un traje.

    Dejamos un rato para que algunos fueran a probarse los trajes mientras que otros simplemente los guardaron para más tarde. Yo me puse el mío en un parpadeo. Era flexible, pero muy resistente. Estaba esperando escuchar la voz de Idris diciendo «Es como si no llevara nada…llevara nada». Porque lo cierto es que….bueno, no se notaba.

    – [Jane]Como Elle no lo va a decir, lo digo yo: hace falta un/a líder en cada grupo[/Jane].- empezó a decir Jane. Hizo una seña a Henry que empezó a probar formas de marcar cuál era el de cada grupo. Al final optó por ponerle un borde dorado a la imagen.- [Jane]Por cuestiones de tiempo, los he elegido yo: en la usa 50-90 será Elle, en egipto Nate, en los vikingos Xander, en la revolución industrial Kaylee, el mundo en guerra para Ezra y japón para Lexie[/Jane].- explicó. Me tomé un momento para valorar las decisiones y me sorprendió que Jane hubiera sido tan correcta.- [Jane]Es orientativo y podéis hablarlo[/Jane]. – añadió.

    – [Xander]Si alguien no está de acuerdo, que levante la mano.[/Xander] – preguntó Xander.

    – [Jane]Eso, levantad la mano si no estáis de acuerdo con el trabajo[/Jane].- replicó frunciendo el ceño. Nadie lo hizo, no porque le tuvieran miedo, que también, si no porque estaba muy bien hilado. Había evitado ponerse a ella de líder en el suyo, había elegido al «mayor» en egipto, confiado en Xander en el que iban sus hermanos, nombrado a Ezra que tenía experiencia en la guerra, elegido a Kay en el suyo y a Lexie, que no aceptaría muy bien las órdenes del resto pero sabría mandar, en el de japón.

    – [Owen]Es como si no llevara nada, llevara nada, llevara nada…-[/Owen] escuché decir a Owen, ya con su traje puesto. Movió el culo como en el ya histórico ‘gif’ y Amy fingió tener arcadas. Eso sí, el azul le sentaba bien.

    Xander carraspeó para hacerse oír. – [Xander]Y necesitamos…nombres clave.[/Xander] – comentó. Hubo algunas risas, Xander y yo ya estábamos acostumbrados a los trajes y los nombres en clave, tanto por utilidad como por…bueno, placer culpable. – [Xander]El que controla todo esto habrá empezado a escuchar hablar de nosotros. No es seguro y más si tiene algo que ver con el Soberano.[/Xander] – no le faltaba razón, lo que menos necesitábamos era darles pistas sobre el futuro o llevarlos directamente a la Tierra. El futuro del Soberano era nuestro futuro, así que no podíamos cambiarlo si queríamos seguir aquí.

    – [Idris]Drizz porque Coquito Fresco es muy largo y Menta Fresca también.[/Idris] – comentó Idris. Llevaba años intentando que le llamaran ‘Drizz’ por el juego de palabras con su nombre y el del elfo oscuro, pero no había tenido éxito. Ahora se iba a asegurar.

    – [Leo]Aslan.[/Leo] – dijo mi hermano. Kaylee le miró fijamente.

    – [Kaylee]Freya[/Kaylee].- respondió con una sonrisa en los labios. Se miraron fijamente y Amy puso los ojos en blanco. Me estaba perdiendo algún chiste.

    – [Amy]A ver si folláis ya, porque me estáis dando angustia[/Amy].- se quejó. – [Amy]Luperca[/Amy]. – dijo con un gesto de la mano.

    – [Xander]Balder.[/Xander] – dijo Xander. Muy apropiado en el mundo en el que iba ahora.

    – [Dante]Ford.[/Dante] – dijo Dante, bastante discreto.

    – [Mike]Raphael.[/Mike] – dijo Mike. Me pregunté por quién había elegido ese nombre.

    – [Elliot]Edmond.[/Elliot] – el de Elliot si estaba más claro, le gustaba ‘El Conde de Montecristo’. Era como Jane Eyre para su madre.

    – [Lekwaa]Lekwaa.[/Lekwaa] – dijo él.

    – [Lexie]Este no lo ha pillado[/Lexie].- se burló Lexie.

    – [Lekwaa]Ya tenía uno y estoy acostumbrado a él.[/Lekwaa] – reafirmó. Estaba claro que ‘Lekwaa’ era un alias ya de por sí. A mí se me había presentado como ‘Hotah’.

    – [Jane]Yuna[/Jane].- replicó Jane con orgullo. Pillé a Xander mirándola entusiasmado, pero disimuló antes de que nadie más lo viera.

    – [Lexie]Chanel[/Lexie].- respondió Lexie.

    – [Elle]Luperca es muy largo, Cactus. Piensa otra cosa[/Elle].- le sugirió Elle, sonriendo tímidamente.

    – [Amy]Tengo uno: Luperca[/Amy].- dijo ella, cruzándose de brazos. Elle debía estar intentando que se pusieran los apodos de cuando eran pequeñas, pero Amy no se estaba dando cuenta.

    – [Elle]Es muy largo[/Elle].- suspiró.

    – [Amy]L…Luperca[/Amy].- añadió. – [Amy]Loba[/Amy].- dijo finalmente.- [Amy]Y no lo cambio más[/Amy]. – sentenció. Elle dejó de intentarlo, poniéndose a pensar uno para sí misma, algo decepcionada.

    – [Noah]Drake.[/Noah] – dije, por el dragón.

    – [Ezra]Rainer.-[/Ezra] eligió Ezra.

    – [Cole]Kosa.[/Cole] – se sumó Cole.

    – [Ruby]Jade[/Ruby].- dijo Ruby. Es curioso, pensaba que Ruby ya era un apodo, pero al parecer no.

    – [Niall]Amadeus. Mejor, Gaga. No espera, Rupaul.-[/Niall] Niall cambió varias veces de apodo, pero todos le pegaban. Dejé salir una sonrisa.

    – [Nate]Belair[/Nate] – dijo Nate, el mayor fan del ‘Príncipe’ que existía en el mundo.

    – [Bowie]Bowie[/Bowie].- propuso ella. Nadie la contradijo, mientras no la llamaran Rainbow Echolls, su existencia era bastante desconocida e inesperada.

    – [Sophie]Afrodita[/Sophie].- eligió Sophie. Sonreí, me gustó que eligiera algo en honor a su madre.

    – [Julia]Dildo[/Julia].- escuché decir. Al principio pensé que era Idris pero la voz no encajaba y él ya había elegido.

    – [Jane]No pienso dejar que te pongas ese nombre[/Jane]. – replicó Jane, mirando a Julia.

    – [Julia]Vibrador[/Julia].- dijo. Jane volvió a negar.

    – [Julia]Conso…lador[/Julia].- siguió.

    – [Jane]Julia dice que se va a llamar Tifa[/Jane].- decidió Jane.

    – [Julia]No he dicho eso[/Julia]. – se quejó.

    – [Idris]Eso es por las tetas, que se te ve el plumero Jane.[/Idris] – intervino Idris, riéndose a carcajada limpia.

    – [Jane]Claro que sí, Tifa. Apunta, Henry[/Jane].- dijo. Vi cómo le guiñaba un ojo a Idris.

    – [Elle]Estabas entre eso y Lara[/Elle].- bromeó Elle.

    – [Julia]Mierda, me podía haber puesto TIJERA[/Julia].- pensó en voz alta, haciéndoles un símbolo bastante gráfico con las manos a Jane y Elle, que la ignoraron.

    – [Henry]Tesla.-[/Henry] dijo Henry.

    – [Chloe]Yo quería ser Chanel[/Chloe].- se quejó Chloe, molesta. Seguramente se habría quejado más si no hubiera idolatrado a Lexie.

    – [Owen]Yo también.-[/Owen] se unió Owen.

    – [Vera]Sansa[/Vera].- intervino Vera, después de pensarlo.

    – [Lexie]Puedes ser Prada[/Lexie].- le recomendó Lexie. Chloe asintió, encantada. – [Lexie]Y tú Lobo[/Lexie]. – dijo mirando a Owen.

    – [Amy]No puede ser Lobo porque no es un lobo. Yo no hago las reglas[/Amy].- se apresuró a decir Amy. Todo el mundo sabía ya lo que pasaba entre ellos y las terribles implicaciones de aquella visión.

    – [Jane]Leo tampoco es un león[/Jane].- respondió Jane. Leo las observaba fijamente con unos ojos que siempre habían parecido bastante felinos.

    – [Amy]Se llama Leo. De Leo a león…[/Amy]- se defendió Amy. Era una suerte que volvieran a llevarse medio bien. Si no, mi hermano habría acabado muy solo.

    – [Owen]Morningstar.-[/Owen] dijo Owen.

    – [Jane]Te pega como a un santo un par de pistolas, hijo mío[/Jane].- le soltó su hermana.

    – [Owen]¿Prefieres Lucifer?-[/Owen] preguntó él.

    – [Xander]Cambiadme el mío por Lugh, acabo de recordar que había un Balder en la Iniciativa.[/Xander] – comentó Xander, incómodo por molestarles. Henry iba cambiando los apodos como podía. Jane y Owen estaban absortos debatiendo el apodo de éste y no preguntaron quién era Balder, que era una especie de «tiastro».

    – [Jane]Snake[/Jane].- propuso Jane.- [Jane]Pero me gustaba Lobo[/Jane].- admitió.

    – [Owen]Solid.-[/Owen] dijo Owen.

    – [Julia]Mira que me lo ponéis fácil…[/Julia]- dijo Julia mordiéndose el labio.

    – [Idris]Así estabas en el armario.[/Idris] – bromeó.

    – [Owen]A callar Liquid.-[/Owen] le replicó. Al final se quedó como Solid.

    – [Elle]Yo seré Coco[/Elle].- dijo ella.

    – [Jane]¿Como la del Crash?[/Jane]- preguntó Jane sonriendo. Idris la miraba esperanzado.

    Elle se encogió de hombros. – [Elle]Estos labios están sellados[/Elle]. – dijo sonriendo.

    – [Julia]¿Y los de abajo cielo, cómo están?[/Julia] – preguntó Julia.

    – [Elle]A ti te lo voy a decir, chata.[/Elle]- respondió echándose a reír.

    Zahra se acercó a Elle y le susurró algo al oído, seguramente su apodo. Al cabo de un rato, en la pantalla apareció «Zahir».

    Cuando por fin conseguimos organizarlo todo, Elle decidió descansar y se retiró a un lado a hablar con Jane y Kaylee. Volvieron a formarse varias conversaciones a la vez en un murmullo que esta vez sonaba menos ensordecedor. En lugar de ruido, empezábamos a parecer las notas de una sinfonía.