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Etiqueta: Owen Williams

  • MENTE Y CORAZON

    OWEN WILLIAMS

    LA KVASIR – MAÑANA

     

    Querido diario, hoy ha pasado algo maravilloso y no es precisamente el que este escribiendo dos veces en una semana. Ya se que gracias a ti soy el favorito de la futura generación que te encuentre, pero tenía que escribir de nuevo porque Amy y yo hemos hablado… bueno charlado… ¿cruzados dos palabras?. El caso es que me levante temprano para mi habitual rutina de ejercicio, este cuerpo no se mantiene solo sabéis, si me dejara sería una pelota, tengo un metabolismo de mierda, no se como lo hace el resto. Total, que tuvimos un breve encontronazo por los pasillos de la nave y tras una sesión de entrenamiento que pase pensando en ella y la leche que se pego contra una columna, parece que no soy el único que se levanta zombie por las mañanas, fui a por un poco de agua y ver como se encontraba.

    La encontré en la cocina con su hermana Kaylee y parecía encontrarse bien. Nuestras miradas se cruzaron un segundo saltaron chispas. En todo este tiempo nunca me había mirado así, de hecho creo que nunca lo había hecho. Era como si me estuviera viendo por primera vez. Madre mía que ojos, y que guapa a buena hora de la mañana. Amy poseía una belleza natural no retocada con maquillajes y filtros, y mejor me centro que empiezo a desvariar.

    El caso es que decidió acompañarme de nuevo hasta el gimnasio. Vale que pasamos todo el camino en silencio, pero ya era más de lo que había conseguido. ¿Estuve tentando de agarrarle la mano? si. ¿Se me erizaron los pelos del brazo cuando apenas nos rozamos caminando? También. Tras llegar a nuestro destino decidí romper el hielo hablando primero, porque a este paso nos hubiésemos quedado todo el día mirándonos el uno al otro, cosa que no me hubiese importado.

    – [Owen]¿Te encuentras bien? El intercambio de cuerpos ya ha pasado.-[/Owen] Me fije en que iba descalza. Los del rollo este monje tibetano eran Leo y Noah, pero en Amy imagine que era por ser como era. El ir descalza debía darle cierta sensación de libertad. En el poco tiempo que pase con ella puede notar que Amy era capaz de percibir todo de una manera mucho más profunda y… oh dios mio debo de apestar a sudor.

    – [Amy]He estado hablando con mi hermana y me ha dicho que te estoy tratando regular[/Amy].- Añadió suspirando, pero no era el típico suspiro de Owen me tienes hasta el coño. Si, se lo que significan los suspiros de mi crush. ¿Acoso vosotros no?. Muy mal.

    – [Owen]Tranquila, me encanta esta relación pasivo paso de tu culo moreno que nos traemos[/Owen].- En realidad no, me sentía como el típico empollón que se enamora de la animadora guapa popular del instituto. Espera lo mismo no habéis entendido esta referencia, es como si fueras un humano básico y te enamoras de la chica más molona de toda la galaxia.

    – [Amy]De todas formas, me gustaría pedirte disculpas[/Amy].- ¿Qué esta pasando? ¿Por que no aparta la mirada?. Tranquilo Owen, no la apartes tú. Dios el corazón me va a mil, y seguro que ella lo esta notando… no, puede que piense que es del ejercio. Maldia sea Owen tranquilízate, tortazo mental.

    – [Owen]Disculpas aceptadas[/Owen].- Hecho, después de esto solo podíamos ir a mejor. ♥

    – [Amy]Gracias[/Amy].- Murmuro bajito. Era adorable. Nos quedamos mirándonos unos segundos. ¿Es ahora cuando nos besamos, verdad? Si, creo que es ahora. Es decir el momento lo esta pidiendo. Yo lo estoy notando. Ella lo esta notando. Tu sentada en la comodidad de tu sofá en casa o en los mandos de una nave espacial que esta leyendo esto para entretenerse lo esta notando.

    – [Jane]Owen, te estaba buscando para hablar contigo, pero veo que tienes compañía[/Owen].- Bendito don de la oportunidad tiene mi hermana. Voy a matar a Xander para joderle su historia de amor. No, porque los quiero a los dos, pero mira… esto no lo olvido.

    – [Owen]Discúlpame un momento, será un segundo.-[/Owen] Le puse mi mejor sonrisa de por lo que más quieras no te marches ahora y me acerque hasta Jane. – [Owen]Dime hermanita, ¿Que necesitas?.[/Owen]

    – [Jane]Precisamente venía a hablarte de esto[/Jane].- Cuando le incomodaba a Jane tendía a aumentar el nivel de su voz, pero en este caso apenas lo dijo en un susurro para que Amy no le escuchara con su super oído. He sido Amy, lo ha escuchado seguro.

    – [Owen]Si, ya se ha disculpado.-[/Owen] Me gire para ver si seguía allí. Tenía la cabeza agachada y hacia círculos en el suelo con los dedos de sus pies haciendo como que no nos escuchaba.

    – [Jane]Ya, pero…[/Jane]- Su cara era de circunstanciaría. Porque no me dejas ser feliz, yo te dejo ser feliz. Yo luche por tu felicidad. En el fondo entendía lo que le preocupaba.

    – [Owen]Hermana, se que puedes leerme la mente. Miau, miau, miau. Y ahora dime qué has leído.-[/Owen] Quería que me digéra lo que había visto en Amy, pero no debio de entenderme. A veces es que me expreso mal, o pienso en gatitos.

    – [Jane]Miau, miau, miau. Pero no eres tú el que me preocupa[/Jane].- Espera, espera. Si no soy yo. El bala perdida de esta relación casi imposible el que le preocupa entonces. Así es habido lector de mi diario que debe de estar flipando tanto como yo. Amy ahora miraba hacia el techo mientras seguida dibujando con el pie. Era como si estuviera danzando.

    – [Owen]¿Entonces que es lo que te preocupa?.-[/Owen] Bueno ya se que soy yo lo que le preocupa, la verdad no se porque pregunto.

    – [Jane]Lo de ser amigos no va a salir bien[/Jane].- Quiero a mi hermana, de verdad. Pero ahora mismo me estaba matando. Amy pareció no aguantar más el hacer como que no nos escuchaba y se marcho por la puerta. Si, la mano se me quedo colgada en el aire como si estuviera intentando pararla.

    -[Owen] Ya bueno, pero yo no quiero que seamos solos amigos.[/Owen] Así, remarcado y en negrita. Que se note.

    Stefy
    – [Jane]Ya, ella tampoco[/Jane].- Espera, espera. ¿Confirmamos entonces? Que mi hermana lee la mente señores. Le gusto a Amy McLeod. LE. GUSTO. – [Jane]Y como te muerda, estás muerto[/Jane].-Se cruzo de brazos a la defensiva y yo tuve que pensar en gatitos para no imaginarme a Amy y viceversa mordiéndonos.- [Jane]Yo diría que tiene pensado morderte[/Jane].- A Jane le dio grima solo de pensarlo y yo tuve que negar varias veces con la cabeza porque estaba flipando. Esto había escalado rapidamente. QUE HACE CINCO MINUTOS SE ESTABA DISCULPANDO.

    – [Owen]No te preocupes, mira su madre, están con un lican y la cosa les ha ido bien. Además seguro que hay una cura.-[/Owen] Yo siempre optimista. Seguro que el futuro tenéis una cura para estar tan tranquilos con licantripos. Cabrones suertudos.

    – [Jane]Su madre se tragó una piedra en las pruebas para poder…ya sabes…con tranquilidad[/Jane].- Me aclaro, a Jane le costaba hablar de estar cosas. Con Elliot uso los termino de polinización, luego yo fui mas directo, al final fue nuestra madre la que uso toda las terminologías adecuadas.

    -[Owen] Es sexo Jane, puedes decirlo. Y si tengo que tragarme un pedrusco por ella pues… Me lo tragó.-[/Owen] Como si me ponen una maldita fuente de piedras, como si me ponen una piedra tan grande como el puñetero Daë de piedra. Después de esta revelación como si tengo que comerme la puñetera luna.

    – [Jane]Aghhhhh[/Jane].- Se tapo la cara incomoda.

    -[Owen] Ten la mente abierta Jane, tú tienes a Xander… Bueno mejor no la tengas abierta.-[/Owen] No pienses en cosas subidas de tono con Amy, no pienses en cosas subidas de tono con Amy…

    – [Jane]¡Es diferente![/Jane]- Claro como Xander le desactiva los poderes. Mucho oh quiero ser un héroe pero mira que contento ahora que esta con mi hermana. No se va a deshacer de ese poder en su vida. EN SU VIDA.

    -[Owen] Claro como Xander es un puñetero interruptor de poderes. Un momento… ¿Y si lo pongo en la habitación mientras…?-[/Owen] Podríamos ponerle unos cascos de Infinity Band y mientras tanto… Yo lo veo, pero claro la licantropia no es un poder.

    – [Jane]¡Owen, por favor![/Owen]- Suspiro como nuestra madre. Si, que me conozco los suspiros de todo el mundo.- [Jane]Lo mejor que puedes es mantener las distancias con Amy[/Jane].

    -[Owen] Lo intentare… sabes que voy a ir ahora mismo tras ella y voy a besarla, ¿verdad?.-[/Owen] A ver, que nunca tendría secretos con mi otra mitad, pero bendita la hora en la que le dieron el poder de la telepatía-

    – [Jane]Es que no me hacéis caso nunca y luego pasa lo que pasa…[/Jane]- Suspiro con fuerza.

    – [Owen] Eres la sensata de la familia. Los demás somos unos casos perdidos.-[/Owen] De verdad, no os hacéis una idea de lo bien que esta Jane para la familia que le ha tocado. Cargando con todo desde pequeña con un desastre de padre y como el gato y el ratón con nuestra madre. Elliot, el bala perdida de Owen…

    – [Jane]Pues hazme caso esta vez e intenta ser solo su amigo[/Jane].- Puso las manos como su estuviera rezando. Implorándome que usara la cabeza.

    -[Owen] Bueno….-[/Owen] En este punto me fui poco a poco hacía la puerta, mientras una señora negaba con el dedo partiéndose de risa en mi cabeza.

    – [Jane]Podías disimular un poco[/Jane].

    -[Owen] Tienes razón. Te quiero. Adioooooos.-[/Owen] Lo ultimo que pude ver al salir del gimnasio era la cara de tristeza de Jane. Anduve por los pasillos buscando a Amy hasta que di con ella. Estaba al fondo del pasillo apunto de volver a su dormitorio. Nos quedamos unos segundos que francamente me parecieron horas mirándonos fijamente. Amy sonrió, pero sonrió de verdad, no una mueca, una sonrisa de verdad con sus pequeños hoyuelos en las mejillas. Era la primera vez que le veía sonreír de verdad. Mira me temblaron hasta las piernas, me sentí el niño de quince años más afortunado de esa nave. La chica guapa y popular se había fijado en el pardillo.

    Amy se metió en su habitación estarás pensando waaaaa, aquí viene la parte ultra romantica en la que se declaran, se besan y tienen sexo desenfrenado pero seguro, con protección, sin mordiscos y arañazos. Sonando una banda sonora ultra épica de fondo. Con el tintineo de campanas a lo lejos, con botellas de champan descorchadas…

    Pues no. Me quede como un pasmarote mirando hacia el fondo del pasillo a la más absoluta nada. Pensando en esa sonrisa que me acaba de dejar KO y en como le jodería la vida a Jane si me estuviera muriendo después de todo lo que le había hecho pasar. PERO PORQUE TENGO QUE SER TAN JODIDAMENTE DESGRACIADO.

     

  • LAS CARTAS SOBRE LA MESA

    Amy – Nave

    Mañana

    Había sido una noche en blanco y me desperté como si me hubieran pegado una paliza. Mi condición de licántropa me hacía resistente, pero cuando se acumulaban las noches sin dormir, el cansancio empezaba a hacer mella. Salí de la habitación como una autómata en dirección a la cocina. ¿Mi misión? Bañarme en un cubo de café y mordisquear un par de galletas con desgana. La depresión, esa que nunca me había abandonado del todo, me forzaba a veces a coquetear con los trastornos alimenticios. No es algo de lo que esté orgullosa, pero este es mi diario y solo puedo decir la verdad y nada más que la verdad.

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  • LOS ROBINSON ESPACIALES

    LOS ROBINSON ESPACIALES

    OWEN WILLIAMS

    LA KVASIR – MAÑANA

     

    El día anterior había sido cuanto menos entretenido, no todos los días se levanta uno en el cuerpo de su crush. Y ahora me encontraba aquí, sentado encima de una roca espacial contemplando el horizonte con un rollo laconico al más puro estilo Leo. Elliot tampoco parecía llevarlo muy bien, estaba tumbado en la hierba de color celeste, cosas espaciales supongo, como solía hacer con Vera, solo que esta vez estaba solo, mirando como las estrellas desaparecian para dar lugar a un nuevo día.

    Me percate de que jugaba con un anillo que tenía en el dedo, nunca había considerado a mi hermano un fan de la bisutería. Lo mismo se había prometido con alguien, aunque no se con quién porque aquí estábamos los dos solos, y su presunta churri en la tierra.

    – [Xander]Owen, ¿aprovechando que ya no eres mi prima?.-[/Xander] A saber cuando tiempo llevaba detrás de mi observándome distraído, aunque Xander no era un pervertido. Por otro lado si hubiese sido Jane seguro que se hubiese quedado embobado sin decir nada.

    – [Owen]No, solo estaba pensando. Creo que haber estado en Amy me ha afectado en ese sentido.-[/Owen] Y ahora estaba pensando en la piel pálida de Amy gracias Xander, como si todo ese cumulo de sensaciones  que sentí siendo ella no fuera bastante.

    – [Xander]Somos del club de cambiarse con su interés romántico.-[/Xander] Añadió sentándose a mi lado. Mentiría si dijera que se me puso una sonrisilla de felicidad en la cara, en parte porque Xander pensara que Amy y yo teníamos algo, también por el chiste.

    – [Owen]¿Estas insinuando que Idris y Elliot…?.-[/Owen] Aunque había combinaciones más raras, como la de Leo con Noah.

    -[Xander] Dios, espero que no. [/Xander]- Xander parecía haber olvidado que Idris estaba pillado por su hermana mucho antes que él por la mía. Que clase de ser superior estaba haciendo estos fics y porque yo era el único sin pareja. -[Xander] Pero podemos invitar a… no sé si hay alguien más.[/Xander]

    – [Owen]Henry no cambio de cuerpo con Laura, pero parece que las cosas no van muy bien. Iba arrastrando un colchón por el pasillo.-[/Owen] Teníamos una nave enorme en la que sobraban habitaciones y de la noche a la mañana, literal porque no se cuanto tiempo pasan entre mundos, tenemos la nave llena de gente nueva. A nuestro colega Lekwaa y Zahra se habían unido ese chaval que se mareaba con la sangre y la chica que venía del mundo de las piruletas, o algo por el estilo. El caso es que Henry tenía que buscarse la vida y dormir en algún sitio porque estaba atravesando problemas matrimoniales con su señora. De nuevo, porque parece que todo el mundo esta ya casado.

    – [Xander]Si, por mucho que le gusten las máquinas es mal momento para dormir solos. Pero nos estamos asegurando de que no se vuelva a colar ningún no invitado.-[/Xander] ¿Hablamos de lo inocente que parece Xander a veces?. Henry no va a dormir solo porque se nos colaran unos polizones, pero dejemos le cree que si.

    – [Owen]Deberíamos tener alguna clave secreta por si acaso. ¿ Nos hacemos tatuajes?.-[/Owen] Tenía que intentarlo. Podíamos hacernos una M, o más bien una NM, porque Moondies solo existen unos, nosotros somos el spin off.

    – [Xander]La clave es buena idea, siempre que no lean el pensamiento. -[/Xander] Y si lo leen no pasa nada, ya tenemos a mi hermana para evitar topos. – [Xander]Como llevas lo de que te lea la mente?[/Xander]

    – [Owen]Siempre he sido un libro abierto.-[/Owen] Soy un burro muy cazurro que toma churros y discurre. Aunque ahora mismo solo me verá pensando en una sola cosa.

    – [Xander]No hemos tenido casi tiempo de hablar. Me alegro de que al final lo halláis arreglado. –[/Xander] Me estremecí un poco, y no porque empezara a refrescar. Xander estaba en modo romántico y a mi cuando me hablan de mi otra mitad, pues me llega a la patata. – [Xander]Parece que está mejor, seguro que volver a hablar contigo ha tenido algo que ver.[/Xander]

    – [Owen]También está más contenta desde que estáis juntos. Porque lo estáis. No engañáis a nadie.-[/Owen] Se lo había notado sobretodo en la repostería, Jane solía refugiarse en hacer postres y los hacia de una forma brutal, era como ver pegar a alguien super adorable a un oso de peluche. Ahora sin embargo estaba más calmada y los hacia con amor.

    – [Xander]¿Tu crees? no creo que ella piense igual.[/Xander] – Se le dibujo una sonrisa tontorrona en la cara, estaba hasta las trancas por mi hermana.

    – [Owen]Te he metido la idea en la cabeza. Ahora te leerá el pensamiento y tendréis LA conversación.-[/Owen] De nada hermana, porque a este paso de no somos nada lo mismo se nos casa antes Elliot y su novia por correspondencia.

    – [Xander]¿Y Amy y tú qué eh?[/Xander] – ¿Amy y yo que?. No puedo beber más los vientos por ella. Que poético me ha quedado esto, soy el Baz Lurmann de mi generación, solo espero que esto no acabe en tragedia como en su película Romeo + Julieta.  – [Xander]Ya te he preguntado así que ahora lo verá en sus visiones.[/Xander]

    – [Owen]Amy solo me quiere cuando estoy muerto, dudo que vea algo en lo que me declare a ella.[/Owen] Bueno querer es una palabra fuerte, por ahora solo ha demostrado que me quiere lejos de su vista, de su vida, de sus desayunos, de sus momentos de escritura…

    – [Xander]Bueno, es de eso de lo que habla pero puede que vea mucho más. -[/Xander] Xander tiene razón, lo mismo nos ha visto antes de eso en una relación y se esta negando a ello por mi fatal desenlace.

    – [Owen] Maldita sea Alexander Edward Gael Arkkan Echolls de todos Los Santos…-[/Owen] Xander era el bien quedado de la familia y tenía todos los nombres más alguno más que le añadía cuando intenta meterse en mi cabeza.

    – [Xander]Eh Owen Dominic. Siempre puedo hablarle mal de ti. -[/Xander] Ten mejores amigos para que no sepan ni tu apellido, muy mal Xander, quedas fuera de los contactos de emergencia.

    – [Owen] No tienes trapos sucios contra mi, soy un santo. -[/Owen] O al menos ahora.

    – [Xander]Estamos empatados peero… Yo no me bese con Dante. -[/Xander] Ya esta la hetera, madre mía si le dijera que incluso Jane a tenido algún sueño subido de tono con Elle le explota la cabeza.

    – [Owen]Éramos dos corazones solitarios y miramos ahora, a mí no me hacen caso y el se ha colado por una chica que ni siquiera existe todavía. Por cierto, tu te lo pierdes.-[/Owen] Por otro lado, cuando se ha convertido Dante en el lincantropo de Crepusculo, ya sabéis, ese momento perturbador en el que el pavo que hasta hace cinco segundos estaba colado por ti ahora lo esta de tu hija recién nacida.

    – [Xander]No me atrevo a preguntárselo a tu hermana por si acaso, ¿Que tal tu padre y tú madre?.-[/Xander] Copulando como conejos. Perdón, esto ha sido el típico espasmo muscular en el que he escrito sin pensar, aunque cuando escribo pensando.

    – [Owen]Bueno, por ahora están llevando nuestra ausencia viviendo juntos, mal momento para estar solos. Lo mismo cuando volvamos tenemos dos hermanos más…- [/Owen] Hijos, que bien que estáis sanos y salvos. Estos son vuestros nuevos hermanitos, James Arthur y Renee.

    – [Xander]Si te enteras de algo de eso avísame, convenceré a tu hermana de que no podemos volver. -[/Xander] Era broma pero en el fondo sabía que de ser por él no le importaría quedarse en esa nave por el resto de sus días con ella. Xander seria capaz incluso de rechazar su sueño de ser un héroe por Jane.

    – [Owen]¿Intentas separar a mi padre de la niña de sus ojos?. No hay suficientes planetas en los que ocultaros.-[/Owen] Estamos hablando del hombre que se colo en una instalación gubernamental para salvar al amor de su vida, vale lo hizo con ayuda. Pero créeme Xander que tratándose de mi hermana no necesita ayuda de nadie.

    – [Xander]Bueno, aquí hay unos cuantos. -[/Xander] De nuevo, no tienes donde huir amigo. – [Xander]Me da más miedo Jane que tú padre a estás alturas.[/Xander]

    – [Owen]Eso dices ahora…- [/Owen] Le hice el gesto de unas tijeritas y se le borro la sonrisa de la cara. Lo que le faltaba a Jane, ver en la cabeza de Xander a nuestro padre castrandolo.

    – [Xander]Estás trayendo de vuelta miedos presdolescentes. [/Xander]- Lo típico de la infancia en el que tienes miedo del padre de tu no novia. En mi caso estoy salvado, el mío solo podía matarme de aburrimiento leyendo libros. Es broma suegro, te quiero. – [Xander]¿Comemos con el resto? Estará bien usar nuestras propias manos.[/Xander]

    Llame a Elliot para que se uniera a nosotros, el chaval necesitaba un corte de pelo urgente, parecía que estaba pasando por una cuarentena. Juntos nos encaminamos hacia la nave, la cual rebosaba de vida con todo el jaleo que tenía el resto dentro, parecíamos una pequeña familia disfuncional, como los Robinson pero en el espacio.

  • OS ESTOY OYENDO, IDIOTAS

    Kaylee – Nave

    Mañana

    No pasé toda la noche con Leo. Me habría gustado, pero de madrugada empezó a removerse y sentí la necesidad de salir corriendo para no darle explicaciones. Al salir, me crucé con Owen, que venía de limpiar la cocina. Los hijos de Rebecca estaban todos un poco tocotó, para qué nos vamos a engañar.- [Kaylee]¿Adónde vas con eso, Don Limpio?[/Kaylee]- solté cerrando la puerta de la habitación de Leo tras de mí.

    – [Owen]¿ME ESTÁS LLAMANDO CALVO?[/Owen]- gritó y le hice una seña para que bajara la voz.- [Owen]¿Qué le ha pasado, hipotermia por bañarse en pelotas?[/Owen]

    – [Kaylee]Se ha transformado[/Kaylee].- resumí.

    – [Owen]No me había parado a pensarlo. Después de todo estamos en una luna, lo mismo les afecta[/Owen].- se quedó pensativo. Owen estaba guapo, siempre lo había sido. Incluso con un bañador a modo de pijama y una camiseta de publicidad de una bebida japonesa. No dudaba que mi yo de quince años quisiera enrollarse con él.  En cualquier otra circunstancia, habría sido un buen tío con el que salir, pero aunque de físico iba sobrado y tenía un carácter afable, sentía que nos faltaba lo más importante: la conexión mental. – [Owen]No ha habido ningún problema ¿verdad?.-[/Owen]

    – [Kaylee]No ha sido por eso[/Kaylee].- le aclaré.- [Kaylee]Leo no debería haber dicho de jugar. Se ha enfadado, primero cuando le han preguntado por mí y después con el casi beso a Dante[/Kaylee].

    En la cara de Owen apareció una sonrisa triste.- [Owen]Me ha dolido que no me consideraras el más atractivo con la ausencia de Leo.-[/Owen]- su boca decía eso, pero sabía que estaba hablando de otra cosa.

    – [Kaylee]Tenemos demasiada historia juntos[/Kaylee].- empecé diciendo. Aún no le había pedido perdón por salir corriendo aquella noche.- [Kaylee]No quería remover el pasado[/Kaylee].

    – [Owen]Bien pensando[/Owen].- supe que no hacía falta que le pidiera perdón de manera directa, pero se lo merecía.- [Owen]No quiero que me beses y te enamores de mí. Menudo drama entonces.[/Owen]

    – [Kaylee]Es que eres irresistible[/Kaylee].- bromeé y solté una carcajada.

    – [Owen]Calla, que te va a oír tu hermana. Tiene súper oído.[/Owen]- me recordó.

    Nos quedamos en silencio y supe que tenía que cerrar ese capítulo.- [Kaylee]Me gustaría decirte algo[/Kaylee].- tragué saliva.- [Kaylee]Del instituto[/Kaylee].

    Sus ojos, casi siempre brillantes, se tornaron un poco más oscuros.- [Owen]Una época turbia de mi vida, pero dime[/Owen].

    – [Kaylee]Yo a ti te gustaba de verdad y…[/Kaylee]- tomé aire. Qué pequeño parece el mundo a veces. ¿Habrá aire para todos? – [Kaylee]Yo…me dejaba querer. Me hacía gracia saber que estabas ahí para adorarme[/Kaylee].- tomé una bocanada de aire.- [Kaylee]Me porté fatal contigo. No te merecías que fuera tan mezquina[/Kaylee].

    – [Owen]Perdonada[/Owen].- me dijo con rapidez.- [Owen]Ahora adoro a otra persona[/Owen].

    Respiré con normalidad.- [Kaylee]No te olvides de ti mismo por el camino[/Kaylee].- le pedí. Quise darle un abrazo, pero no fui capaz. Solo pude despedirme con un leve «hasta mañana» y me fui a dormir.

    Cuando me desperté, supe que había dormido mal. Me dolía todo el cuerpo y seguía teniendo sueño, pero si volvía a echarme en la cama, sería peor, así que me puse en pie y me duché para despejarme. Después desayuné y me fui a dar vueltas por la nave evitando encontrarme a Leo.

    En esas estaba cuando pasé delante de la habitación de Idris. Me lo encontré tumbado en la cama viendo La Patrulla Canina en un Inpad.- [Idris]Vamos Everest, tú puedes.[/Idris] – le dijo a la pantalla.

    Toqué a la puerta, aunque estaba abierta.- [Idris]Kay, pasa.[/Idris]

    – [Kaylee]No seré yo la que juzgue a nadie, pero no tiene pinta de que vayas a salir de la cueva.[/Kaylee]- comencé diciendo.

    – [Idris]Estaba de maratón.[/Idris]- confesó. Llevaba un pantalón viejo a modo de pijama y una camiseta raída. La ropa que estaba robando Lexie no era ninguna maravilla.

    – [Kaylee]¿Sin Elle?[/Kaylee]- enarqué una ceja.

    – [Idris]Sí, bueno, está intentando acostumbrarse a todo esto.[/Idris] – era bueno bromeando, pero disimular no era lo suyo.

    – [Kaylee]Ya…[/Kaylee]- me senté en el borde de la cama.- [Kaylee]Mientes de pena[/Kaylee].

    – [Idris]Meh, no es nada. Esto es un cambio muy gordo.[/Idris] – le restó importancia.

    – [Kaylee]Es una mierda[/Kaylee].- confirmé.

    – [Idris]Ya solo nos quedan unos cuantos planetas.[/Idris] – intentaba ser positivo, pero le salía regulín.

    – [Kaylee]Eso no lo sabes[/Kaylee].- le recordé estirándome la camiseta tres tallas más grande que llevaba a modo de vestido con un cinturón viejo para darle un toque moderno.- [Kaylee]A saber cuánto tiempo nos espera aquí[/Kaylee].

    Vi que Idris asentía y continué.- [Kaylee]Yo me lo intento tomar de forma positiva, porque estoy con todos vosotros de vacaciones pagadas[/Kaylee].-

    – [Idris]Amén hermana.[/Idris] – levantó una mano y la movió. – [Idris]Muy bien llevado el juego ayer[/Idris]

    – [Kaylee]Sé que nadie nos ha pedido opinión para venir aquí, pero somos jóvenes y tenemos la oportunidad de hacer LO QUE QUERAMOS[/Kaylee].- hablaba como si supiera lo que decía, pero en realidad, actuaba por impulsos.- [Kaylee]¿El precio? Salvar el mundo, pero si nos han elegido, es que podemos hacerlo[/Kaylee].

    – [Idris]Mira, no me imaginaba hasta venir aquí que me ibas a caer tan bien.[/Idris] – me sonrió.

    – [Kaylee]Soy majísima[/Kaylee].- apunté.

    – [Idris]No me cabe duda. A ver, hablando seriamente, somos lo más simpático de la nave.[/Idris] – afirmó y me reí.- [Kaylee]Competimos con gente como Leo, así que no es tan difícil[/Kaylee]

    – [Idris]Tenemos el peso de que esto no sea un muermo sobre nuestros bellos hombros.[/Idris]

    – [Kaylee]Hay que cambiar la forma de ver esto para que cada vez que volvamos a la Kvasir, sea una fiesta[/Kaylee].- le propuse.

    – [Idris]Con tu magia, nuestro cerebro y mis ideas perversas, eso va a ser fácil.[/Idris] –  confesó mucho más alegre que al principio.

    – [Kaylee]Lo malo pasará y lo que recordaremos será todo lo que hayamos reído, follado y abrazado[/Kaylee].- cada palabra que dije, me imaginé compartiéndola con una persona y siempre era la misma.

    Él dejó escapar una carcajada. – [Idris]Eres mi pelirroja favorita.[/Idris]

    – [Kaylee]La tuya y la de todo el mundo[/Kaylee].- le guiñé un ojo.

    – [Owen]Yo soy tan Marshall…[/Owen].- escuché decir a Owen, que había entrado en la habitación y miraba el Inpad que continuaba con el capítulo parado.

    – [Kaylee]¿Por patoso?[/Kaylee]- le sonreí.

    – [Owen]Obvio.[/Owen]

    – [Idris]Yo estoy dividido: Everest, Rocky…[/Idris] – enumeró Idris – [Idris]Me encantaba el helicóptero.[/Idris]

    Viendo que la conversación se estaba yendo por otros derroteros, cambié el rumbo.- [Kaylee]Idris y yo estábamos hablando de convertir cada vez que estemos en la Kvasir en una fiesta[/Kaylee].

    – [Owen]El premio a un trabajo bien hecho.[/Owen]

    – [Idris]Ni confirmo ni desmiento que ahora mismo un 90% de muchedad de la nave está en este cuarto.[/Idris] – apuntó Idris.

    – [Kaylee]Id pensando qué podemos hacer[/Kaylee].- propuse.

    – [Idris]Idris mira a Owen. Caperucita ha tenido la idea de «planear» fiestecillas para desconectar entre «incursiones»[/Idris].

    – [Owen]La gente trabaja mejor con recompensas[/Owen].- Owen nos dio la razón.

    – [Kaylee]Tenemos la oportunidad de que esto sea nuestro viaje de estudios[/Kaylee].- me froté las manos.

    – [Idris]Somos guapes, jóvenes y lejos de casa.[/Idris] – nos recordó el mayor de los Novak.- [Idris]¿Alguna idea, cerilla?[/Idris]

    – [Owen]Fiesta en la piscina. Si no se tiene bañador no importa[/Owen].- miré a Owen con los ojos abiertos de par en par.

    – [Idris]Me gusta como piensas.[/Idris] – guardó el Inpad. El bajón parecía superado.

    – [Kaylee]Yo lo de la fiesta en la piscina lo veo, pero lo de ir desnudos…mejor que sea opcional[/Kaylee].- no pensaba desnudarme en presencia de nadie que no fuera Leo.

    – [Idris]Ya lo solucionaremos con alcohol alienígena.[/Idris] – enarqué una ceja.- [Idris]Tampoco vendría mal no tener que compartir cuarto con mi hermano.[/Idris] – fingió un ataque de tos.

    – [Kaylee]Eso es fácil[/Kaylee].- sonreí.- [Kaylee]Decidme lo que queréis y se os concederá[/Kaylee].

    – [Owen]¿Eres como un genio?. Vale, mi primer deseo es que nadie folle en las zonas comunes[/Owen].- Owen se había quedado traumatizado con lo de sus padres. No tenía pruebas, pero tampoco dudas.

    – [Kaylee]Denegado[/Kaylee].- negué con la cabeza.- [Kaylee]Estoy deseando que Leo me empotre contra la encimera[/Kaylee].

    – [Idris]Puedes pedir una neverita para tu habitación o salir con una venda en los ojos.[/Idris] – propuso Idris.

    – [Owen]Sí, la nevera me vendría bien. Por mucho froti froti que le diera a la cocina, yo no vuelvo a entrar allí[/Owen].- simuló un escalofrío y nos tuvimos que reír.

    – [Kaylee]Yo te condeno a que Amy y tú zumbéis contra la nevera y se te quiten las tonterías[/Kaylee].-  y estallé en carcajadas.

    Lo que no sabíamos es que Amy pasaba por la puerta en ese momento.- [Amy]Os estoy oyendo, idiotas[/Amy].-  y volvimos a reírnos.

     

  • NOCHES SIN DORMIR

    XANDER ECHOLLS

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Me removí en la cama. Notaba raras aquellas suaves sábanas de un tejido que aún no se inventaría en quien sabe cuantos siglos. Me sentía un extraño invadiendo un espacio que no estaba destinado para mí, durmiendo en la cama de otra persona que ya no vivía para disfrutarla, o quizá aún no había nacido.

    Había demasiadas preocupaciones rondando por mi cabeza. Quedaban muchos mundos por visitar y en nuestra primera misión ya habíamos visto morir a alguien cercano. Sin opciones, sin capacidad para hacer nada, sin tiempo para dialogar. Simplemente pasó y no fuimos lo suficientemente rápidos para detenerlo. En el fondo, seguíamos siendo niños y ahora estábamos metidos en una guerra con la que no podíamos lidiar.

    Entre toda aquella madeja de pensamientos, había uno que no conseguía quitarme de la cabeza por varios motivos. Uno era obvio, todos éramos muy jóvenes y estábamos allí, solos, en una especie de casa/comuna, repletos de nervios, así que las feromonas se podían casi tocar, especialmente después del juego de aquella noche. El segundo para mí iba relacionado con el primero. Después de años pensando que Jane y yo habíamos perdido para siempre nuestra amistad, había vuelto a mi vida, y después de resignarme a pensar que jamás estaríamos juntos, aquella noche nos habíamos visto bastante ligeros de ropa y aún más, nos habíamos besado.

    Giré y esperé esa sensación agradable de cambiar al lado fresco de la almohada, pero al parecer en el futuro siempre estabas en el lado fresco. Me puse boca arriba pero notaba inquietud, mi mente no paraba y no conseguía relajarme lo suficiente como para dormir.

    Agudicé el oído y me di cuenta de que Owen no respiraba profundamente ni roncaba.

    – [Xander]Owen, ¿estás dormido?[/Xander] – pregunté. Me sentía como cuando éramos pequeños y me quedaba a dormir en su casa o ellos en la mía. Siempre compartía habitación con Owen pese a que pasaba mucho tiempo con Jane. La realidad era que a Dom y Rebecca les habría dado un síncope  si nos hubieran estado viendo esta noche.

    – [Owen]Me acabo de meter en la cama literal. No soy tan rápido para quedarme dormido.-[/Owen] respondió. Quizá no llevaba tanto dándole vueltas en mi cabeza, pero las noches en vela se hacían eternas y había perdido la noción del tiempo.

    – [Xander]Mi padre sí.[/Xander] – comenté. Dominic solía sacarlo a colación a veces. Se habían marchado juntos hacía unos años a seguir la pista del asesino de los abuelos de Owen y de los míos y habían regresado con anécdotas pero sin conseguir su objetivo. Desde que mis madres y mi padre habían «salido del armario», Dom había empezado a decir que ahora tenía sentido. – [Xander]¿Te importa si te pido opinión de una cosa…de alguien?[/Xander] – pregunté finalmente. No me apetecía molestarle cuando iba a dormir y menos después de haberme prometido no meter a Owen entre Jane y yo.

    – [Owen]¿Por qué tengo la sensación de que se por dónde van los tiros?[/Owen] – no podía verle esbozar una sonrisa, pero en mi mente veía perfectamente su cara.  – [Owen]Anda venga, cuéntame.-[/Owen] dio dos palmadas y la luz se encendió en modo noche. Henry había estado ajustando los gestos y comandos para las luces de las habitaciones y al final había optado por algo que todo el mundo ya conocía, las palmadas.

    – [Xander]Porque soy un libro abierto y llevo media vida enamorado de tu hermana. Así que ahora, volviendo a vernos…[/Xander] – empecé a decir. Estudiar psicología no ayuda a abrirte a los demás de esa manera. A mí me seguía costando trabajo hablar de mis sentimientos, tendía a reprimirlos demasiado y eso hacía que me quedase con cosas sin decir que podrían haber solucionado los problemas rápidamente, o al menos, tener ya una respuesta que asimilar. Pero es como suelen decir, el hábito no hace al monje. Podía dar muchos consejos pero a la hora de la verdad era uno de los que más desbordados estaban por mis sentimientos. Los reconocía, los entendía y los procesaba, mi inteligencia emocional siempre había ido muy bien gracias a mi entorno y a mí mismo, pero cuando entraban en juego las emociones de otros, las ponía por delante de las mías. Y supongo que eso también lo había aprendido de alguien.

    – [Owen]Quieres romper conmigo, lo entiendo.-[/Owen] – bromeó, girándose hacia mí y apoyando la cabeza en el brazo.

    Sonreí. – [Xander]Siempre nos quedará el espacio.[/Xander]

    – [Owen]¿Pasó algo en la piscina? [/Owen]

    – [Xander]Bueno, hablamos.[/Xander] – resumí, no pensaba decirle a Owen que había visto toda la parte trasera de su hermana al desnudo, había límites dentro de la confianza. – [Xander]Pero luego con el beso…[/Xander] – añadí. Habían sido las dos cosas juntas, sumadas a empezar a procesar que volviésemos a hablarnos.

    – [Owen]¿Y cual es la duda Xander? – [/Owen] nunca dejaría de admirar la facilidad con la que parecía enfrentar la vida Owen. Le habría envidiado si no supiera que tras la máscara de indiferencia se ocultaba alguien a quien dolía igual que a cualquier otro lo que le pasase. Quizá más, porque no tenía con quien compartirlo.

    – [Xander]Hasta venir aquí no me hablaba y…no creo que ella me vea de la misma forma.[/Xander] – respondí. Ella misma lo había dicho, que mi poder me permitiese tocarla no significaba nada.

    – [Owen]Ha pasado por mucho, ya lo sabes. Pero no dudes que ella pueda sentir lo mismo por ti. Has conseguido que te vuelva a dirigir la palabra y hasta has conseguido un beso. No esperes salir casado de aquí y con una casa conjunta. Pasos de bebé Xander, pasos de bebé.-[/Owen] me paré un momento a meditar lo que acababa de decirme. Es cierto que no estaba viviendo el presente. Apenas me había permitido disfrutar de volver a hablarnos cuando ya me estaba preocupando por tener algo romántico entre nosotros. Iba demasiado rápido, llevaba tantos años esperando que el tiempo se había convertido en mi enemigo.

    – [Xander]Ya, creo que me estoy rallando antes de tiempo.[/Xander]

    – [Owen]¿Tú, rallado?. Qué vaaaa.[/Owen]

    – [Xander]Bueno ¿y tú qué? Vi que habías ido a hablar con Amy.[/Xander] – no quería monopolizar la conversación en mí. Owen ya me había dado un buen consejo y ahora era el turno de ayudarle en lo que necesitara.

    – [Owen]Sí, al trastero que debería de haber sido tuyo y de mi hermana. La piscina era mía.-[/Owen] puso un gesto dramático, nuestra generación había interiorizado todos los memes de la generación anterior y ya se explicaban solos. – [Owen]Xander… ¿sabías lo de su visión?[/Owen] – preguntó. Mierda – pensé. Había evitado en todo lo posible hablar de cualquier cosa que llevase a la visión de Amy, porque tenía problemas mintiendo, especialmente a mi mejor amigo.

    – [Xander]¿Qué visión exactamente?[/Xander] – no podía responder a la primera de cambio, primero tenía que asegurarme de que era lo que pensaba, porque tenía una promesa que cumplir con Amy.

    – [Owen]Esa en la que muero.[/Owen]

    – [Xander]Vale, ya lo sabes…[/Xander] – suspiré. Tenía suerte de saber que Owen no me guardaría rencor por no habérselo contado. – [Xander]Parte de sus problemas han sido por sus visiones.[/Xander] – le aclaré. A Amy se le vino todo encima cuando Leo se fue, incluidas las visiones. Apenas hablaba de las cosas que veía pero sabía que algunas no eran muy agradables y Amy no tenía forma de saber si se iban a cumplir o no.

    – [Owen]Bueno, creo que esta arreglado. No tengo intención de morirme a corto plazo.-[/Owen] sentenció.

    – [Xander]No podemos dejar que el destino nos impida hacer nada.[/Xander] – respondí. Si nuestro destino lo regía todo, entonces nunca habíamos sido libres realmente y me negaba a pensarlo. – [Xander]En algún lugar de estos mundos está el colgante de mi tía Diana[/Xander] – entre mis preocupaciones habituales también estaba esa, sí, y tenía varios planes que quizá podrían funcionar. La generación de los Moondies había tenido como regalo objetos de los Daë de este cúmulo, así que esos objetos tenían que estar aquí ahora.

    – [Owen]Y crearíamos una paradoja temporal como me lo quedara.-[/Owen] replicó. Sin ese colgante Amy probablemente no nacería, o quizá sí, pero Kaylee y Vera no.

    – [Xander]Pero puede haber más.[/Xander] – por lo que sabíamos podía haber muchas copias. Era una esperanza tenue, pero algo a lo que aferrarse.

    – [Owen]Lo dudo. Tiene pinta de ser objeto exclusivo y de edición limitada.-[/Owen] pese a su respuesta, Owen parecía confiado. Quizá se había resignado a que dependía solamente de ellos.

    – [Xander]Encontraremos algo.[/Xander] – le aseguré. Pensé en la cura que también le habían ofrecido a mi tío Toph, pero Amy nunca dejaría de ser licántropa. Era tan parte de ella como ser humana.

    – [Owen]Bueno voy a echar un pis y por algo de picar. Mucha nave y mucho futuro pero sin neveras y baños en las habitaciones.-[/Owen] respondió poniéndose en pie. – [Owen]No hagas guarrerías mientras no esté.[/Owen] – bromeó.

    – [Xander]Si estoy dormido es que ha sido un dia intenso[/Xander] – aseguré. No llegué a enterarme de cuando volvió Owen, porque me quedé dormido. De tal palo, tal astilla, dicen.

    LA MAÑANA SIGUIENTE

    Cuando me desperté, Owen estaba dormido profundamente. Me fijé que en la mesita había un bote de desinfectante de la cocina y un trapo. No podía preguntarle, así que no le eché imaginación tampoco.

    No es que no fuera a lo que estaba acostumbrado, pero lo primero que pensé fue en Jane. Owen me había dado un buen consejo, pero necesitaba terminar de comprobarlo con alguien.

    Caminé sintiendo el suelo en mis pies descalzos. Era metal en muchas zonas pero sorprendentemente el pasillo interior de la zona de habitaciones parecía el de un hotel. Pero no uno con esas sucias moquetas, si no uno con suelo de láminas de madera.

    Llamé a la habitación que mi hermana compartía con Jane y un nudo se me instaló en el pecho. Si Jane estaba allí, literalmente no sabría cómo actuar.

    – [Elle]Pasa, seta.[/Elle]- Ellie me abrió la puerta y me dio una sonriente bienvenida. Echaba de menos a mis madres y a mi padre, a Xena, a mis tíos. Pero tenía claro que estando Ellie cerca, estaba en casa.

    Crucé el umbral hecho un manojo de nervios. Por mi cabeza pasaba la idea de que Jane estuviese allí, recién levantada, con el pelo suelto, tan guapa como ella era. Por suerte no estaba allí, en su lugar, Bowie estaba tumbada encima de la cama viendo una serie en la InPad de Ellie, que sí, se había traído el aparato con series descargadas por si tenía tiempo que matar entre las Pruebas. Desde luego había sido previsora. – [Xander]Necesito consejo de hermana….hermanas.[/Xander] – corregí, mirando a Elle para que se diera cuenta de que no quería dejar a Bowie de lado. No era intencionado, simplemente resultaba difícil acostumbrarse a tener una nueva hermana.

    – [Elle]¿Sobre qué? [/Elle]- me hizo un sitio en el borde de la cama. Bowie seguía estirada en la de Jane, que seguramente habría estirado pulcramente las sábanas y el nórdico minutos antes.

    – [Xander]Lo mismo por lo que siempre necesito consejo. Jane.[/Xander] – resumí. Tenía poco sentido andarse con rodeos.

    – [Elle]No os habéis vuelto a pelear, ¿no? [/Elle] – preguntó, preocupada. Admiraba a mi hermana, siempre había sido tan buena persona que era imposible no hacerlo. Despertaba unas ganas profundas de defender su inocencia del mundo tan cruel que había fuera. Pero lo cierto es que ya había visto esa crueldad cuando vimos morir a Calliope y ahí seguía, preocupada, alegre, tratando de ayudar.

    Negué con la cabeza, tratando de no pensar que ese era uno de mis miedos más profundamente instalados, junto a que a los demás les pasase algo por haberles arrastrado allí conmigo. – [Xander]No y precisamente es eso. No quiero volver a estropearlo.[/Xander] – añadí.

    – [Bowie]Lo mejor para no estropear una relación es no intentarlo. [/Bowie]- dijo Bowie, sin dejar de mirar la serie, ‘Leverage’ o algo así. No tuve claro si era sarcástico o no porque no dominaba del todo la entonación de las palabras.

    Suspiré, pensando que quizá no fuera sarcástico y podíamos quedarnos simplemente como amigos.

    – [Elle]Xander, lo que no se estropea es lo que se deja guardado en una vitrina, pero tampoco sirve para nada [/Elle] – cuando éramos pequeños a veces guardaba algunos muñecos raros en sus cajas, temiendo sacarlos y romperlos. Elle no, ella nunca los dejaba, decía que si no, no los vas a disfrutar. Tenía razón entonces, pero ahora la tenía más.

    – [Xander]¿Y si soy solo yo?[/Xander] – miedo al rechazo, miedo a no ser suficiente. Si hubiera sido un paciente me habría dicho que tenía que solucionar mis inseguridades al respecto, cosas como pensar que no era tan bueno como mi madre Sarah, tan heroico como mi padre, tan fuerte como mi madre Sasha. Sabía que ellos nunca me habían dado motivos para pensarlo, pero lo había interiorizado y eso fomentaba mi infravaloración de manera recurrente.

    – [Elle] Yo no te puedo decir lo que piensa Jane. [/Elle]- dijo. Era su mejor amiga, lo entendía, no quería ponerla en ningún momento en ese compromiso. – [Elle] No sería justo. [/Elle] – añadió. Asentí para que supiera que lo entendía.

    – [Xander]Ya, lo sé. No hablaba contigo por eso. [/Xander] – expliqué, para que no se sintiera mal. No acudía a ella como amiga de Jane si no como hermana. – [Xander]Pero necesitaba ánimos en una dirección o en otra.[/Xander] – le dije.

    – [Elle]Deberías decírselo de una vez. [/Elle]-  respondió con una sonrisa. La miré fijamente.

    – [Xander]¿Tu crees?[/Xander]

    Ella asintió, sin perder esa sonrisa que la caracterizaba. Que suerte tenía de tenerla de hermana.

    – [Xander]¿Y tú bicho? [/Xander] – pregunté mirando hacia Bowie.

    – [Bowie]No soy un bicho.[/Bowie]- respondió, molesta.

    – [Xander]Es un intento de apelativo cariñoso Bowie.[/Xander] – le aclaré con paciencia. Sabíamos ya por experiencia que los enfados le duraban poco. Con tiempo controlaría mejor el tono de las palabras, aún era muy pequeña.

    – [Bowie]No mola.[/Bowie]

    – [Xander]Pues dime tú uno[/Xander]

    – [Bowie]Bowie.[/Bowie]

    Sonreí. Al menos estaba orgullosa de su nombre. – [Xander]¿Y de Jane?[/Xander]

    – [Bowie]Te quiere y tú la quieres.[/Bowie]- se encogió de hombros, para ella, con su mente y sus recursos, debía parecerle una trivialidad.

    Me reí. Quizá lo era, quizá era una tontería dudar y lo mejor que podía hacer era lo que los tres me habían aconsejado. No rallarme, no apresurarme, intentarlo y no pensar tanto. – [Xander]Gracias. [/Xander] – iba a darles un abrazo pero Elle se adelantó y Bowie, que creemos que ya había aprendido que no significaba pedir disculpas, se unió a nosotros.

    Con algo más de confianza – Roma no se hizo en una hora – al menos en el terreno amoroso, decidí que ya era hora de centrarme en el resto de problemas que teníamos entre manos y empezar a planificar la siguiente «incursión».

    Pero antes tenía que desayunar. A un Echolls no lo busques con el estómago vacío.

  • NUNCA CONTIGO

    Amy – Nave

    Noche

    Jane y Xander volvieron de la piscina y todos supimos que había ido bien. Estaban felices y parecía que habían rejuvenecido unos cuantos siglos. Solo podía alegrarme por ellos, en especial por mi primo, que llevaba enamorado de ella desde que nació, día arriba o abajo. No estaba segura de en qué punto de la relación estaban, pero esto era algo que iba a acabar con boda, un montón de bebés y una casa en las afueras. Coño, estaba empezando a parecerme a Dominic.

    La botella volvió a girar después del beso incestuoso, pero casto, entre Niall y Dante. Mi hermana era lista como el hambre y estaba forzando la maquinaria para que el amor y la amistad surgieran. Era una versión pelirroja y friki de Cupido.

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  • UNA PIEDRA EN EL CAMINO

    LEO ARKKAN

    LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    No sé exactamente por qué me dejé arrastrar a aquél juego adolescente. Siempre había rehuído cuando intentaban usar la presión de grupo para incluirme en cosas que no quería hacer, pero esta vez no había sido igual. Supongo que una parte de mi veía en eso la oportunidad de acercarme más a Kaylee, aunque habiendo encantado ella la botella lo más probable es que diese un salto antes de acercarse a mí.

    Se hizo el silencio cuando empezó a girar sola y veía sonrisas impacientes cuando estaba a punto de detenerse. Quizá no solo era Kaylee la que me ataba a ese juego, quizá también fuese la oportunidad de enmendar mi marcha y acercarme un poco más a aquella enorme familia rota que siempre habíamos tenido. Nunca me había faltado familia pese a ser alguien solitario y taciturno. ¿Pero cómo no serlo? Mi hermano era el hijo que merecían, el verdadero Arkkan hijo de Daakka y Cara, no un hijo de Duke que se convirtió en licántropo y vendió a su familia por unos años de fama.

    Moví los dedos con impaciencia. Cuando me asaltaban las emociones, me relajaba volcarlas en la música, pero allí no tenía ninguno de mis instrumentos. Habría dado cualquier cosa por estar frente a un piano y poder dejarme llevar, desahogar todo aquello, despejar mi cabeza.

    No me hacía gracia jugar a ese juego con toda la magia envuelta asegurándose de que no mentíamos ni dejábamos de cumplir los retos, pero ya estaba allí sentado y no quería quedar como un cobarde. Pero pensándolo bien, con el hervidero de pensamientos que tenía en ese momento, quizá no fuera la mejor idea.

    Tampoco tuve mucho tiempo para pensar. Aquella botella en cuyas manos, o más bien las de Kaylee, estaba el desenlace de nuestra noche, se detuvo primero en Dante y luego en Chloe. Miré a la chica de reojo, era el elefante en la habitación, todo el mundo sabía que era la hija de nuestro futuro de Ed y Lucy, pero nadie se atrevía a preguntar ni saber nada más. En el fondo todos temíamos saber qué nos deparaba el futuro.

    – [Dante]Mira por donde.[/Dante] – vi que Dante sonreía abiertamente. Siempre había sido un tipo muy directo, muy abierto con su sexualidad y su atracción por la gente, pero saltaba a la vista aún más de lo habitual que le atraía la chica.

    – [Lexie]Verdad o reto.[/Lexie]- preguntó Lexie. No dejaba de resultarme extraño ver a la mejor amiga desde hace años de mi hermano siendo también su interés romántico más reciente. En ese momento parecía un poco cabreada y miraba a Idris por el rabillo del ojo.

    – [Dante]Reto.[/Dante] – respondió con tranquilidad. Dante era una persona a la que, en términos profanos, le importaba todo una mierda, o al menos lo parecía de una forma muy convincente. A ratos me molestaba bastante su actitud, quizá porque quería llegar a interiorizar la despreocupación como él, pero sabía que no sería capaz.

    – [Chloe]Te reto a que me digas cuál es el tío más atractivo de esta nave para ti.[/Chloe] – dijo la chica después de pensarlo durante un rato. Aproveché para observar sus rasgos. Se parecía mucho a su madre, desde el físico hasta la personalidad, pero había un aroma a Ed continuo en ella, algo en sus rasgos, en sus movimientos.

    – [Dante]Pfft, eso es fácil. Leo.[/Dante] – respondió echándose a reír. Me giré al escuchar mi nombre, un poco perdido hasta que conseguí ubicarme. Me daba igual gustarle o no a Dante, porque no era recíproco, pero me incomodó que las miradas se centraran en mí.

    – [Idris]Vamos a tener que hacer que los retos los diga otro.[/Idris] – abucheó Idris echándose a reír a carcajadas como era habitual en él. Lo agradecí, porque las miradas pasaron a él y después al ceño fruncido de Chloe.

    – [Chloe]Pues dilos tú, listo.[/Chloe]- replicó cruzándose de brazos, sin querer aparentar que no le había parecido mal. Aparentaba ser bastante más joven que el resto, más cercana a la línea de edad de Vera y Elliot. Al acordarme de ellos vi que estaban sentados en la mesa del comedor, en la esquina más alejada del juego, apoyados en la ventana, hablando de sus cosas. Al menos Elliot, porque Vera miraba de refilón al círculo. Siempre le había gustado ser mayor de lo que era y eso había hecho que acabasen aquí con nosotros, malgastando su vida.

    – [Idris]Solo era broma, no te enfades. La idea fue de Lexie así que…[/Idris] – miró a la chica de piel broncínea que tenía a su lado. Estaba completamente desorientado al estar frente a ella en vivo. Noah me había enseñado fotos y jamás me habría imaginado que era la misma persona, pero estando allí, su olor natural lo dejaba claro. Casi todos los seres teníamos un olor único, diferenciador, como la huella dactilar o el iris, con algunos detalles comunes a sus parientes más cercanos, pero nunca coincidía completamente. El de Lexie en ese cuerpo apenas cambiaba del que estaba acostumbrado, apenas lo alteraba ligeramente su colonia, que acentuaba más con esta apariencia.

    – [Lexie]El bocazas eres tú.[/Lexie]- espetó Lexie. Parecía enfadada de verdad e Idris no lo debió pasar por alto, porque, raro para él, no respondió. La botella volvió a girar sola y para cuando me quise dar cuenta me apuntaba a mí. Entrecerré los ojos y vi que Kaylee apartaba la mirada. En el fondo era ella la que llevaba el juego. Volvió a girar y esta vez apuntó hacia Dante, que se frotó las manos y sonrió.

    – [Leo]Verdad.[/Leo] – respondí con tranquilidad. Sabía que Dante quería reto después de su respuesta anterior, igual que los demás, pero como ya he dicho, Dante no me atraía. En mi casa siempre había habido total libertad respecto a la sexualidad y la expresión de la misma, por eso nunca me lo había tomado como un tabú o algo que esconder. Si me apetecía tener un encuentro sexual con alguien y era recíproco, no había nada de malo en ello aunque fuese algo de solo una vez. En mis años con el grupo, había tenido varios encuentros de una noche con personas de cualquier sexo, pero siempre habían sido con gente que despertaba mi interés físico e intelectual. Para mí Dante era demasiado directo y tenía un excesivo aire de chico malo. Además, en aquél momento no conseguía que me atrayese físicamente nadie porque en mi mente solo estaba Kaylee.

    – [Dante]¿Has tenido algo con alguien de esta sala? ¿Y con quién?[/Dante] – preguntó, entrecerrando los ojos. En teoría, sabía que no iba a hacer daño, pero con esa pregunta lo consiguió. Acababa de ponerme en un aprieto.

    – [Leo]Sí. Con…[/Leo] – traté de contenerme, pero aquella magia no me iba a dejar mentir. Repasé a todos con la mirada, pero nunca había estado demasiado conectado al grupo cuando era joven y eso anulaba cualquier posibilidad de haber tenido nada esporádico con ninguno. La única cercana había sido Amy y nunca había pasado nada entre nosotros. – [Leo]Kaylee.[/Leo] –  añadí entre dientes. Mi enfado hizo que mis uñas se alargasen y afilasen, tomando además la composición del metal de la nave. Cuando me quise dar cuenta, había dejado una pequeña marca en el suelo.

    – [Dante]Eso pasa por no haber tenido nada conmigo.[/Dante] – miré a Kaylee, que no me devolvía la mirada y después a Dante, que se reía. No aguanté el cúmulo de emociones y decidí levantarme y apartarme del círculo antes de que aquél conjuro de la verdad terminase convirtiendo el juego en un enfrentamiento.

    – [Owen]Meh, yo ya lo sabía.[/Owen]- escuché decir a Owen. Sabía que los demás me estaban mirando porque notaba sus ojos clavados en mi espalda, pero me senté cerca de los que no se habían unido al juego. Nate me dirigió una sonrisa y traté de devolvérsela. Me fijé en Owen, que había seguido hablando y había conseguido distraer a los demás. Si lo había hecho para echarme una mano o no, no lo sabía con certeza, pero lo había conseguido.

    Observé distraídamente el juego durante un rato, dándome cuenta de que a Kaylee no le había tocado hasta el momento. En ese preciso instante Sophie estaba respondiendo una pregunta de Chloe sobre si había tenido alguna pareja en la isla. Su respuesta fue negativa, sonriendo al decir que allí eran cuatro gatos. Al parecer la natalidad aún no había ido en auge en aquella micronación.

    Aquella rueda del destino siguió girando pero esta vez Sophie le dijo algo a Kaylee al oído y se levantó en mi dirección. Me imaginé lo que iba a intentar, pero no me apetecía volver a jugar y exponerme más al resto.

    – [Sophie]¿No vas a volver a jugar, mi niño?[/Sophie] – se sentó a mi lado. Olía a playa, a cítricos y a fresas de gominola. Tengo que reconocer que como licántropo, los olores también influyen en tu relación con las personas. Sophie olía de una forma agradable para mí, así que de base tenía buena predisposición hacia ella. Dante olía a aceite de motor y eso me echaba un poco para atrás, lo reconozco.

    – [Leo]Ya he tenido bastante sinceridad para una temporada.[/Leo] – no sabía si ella estaba al tanto de cómo habían mejorado las cosas con Amy. En ese caso, tenía que dar las gracias a Geraldine por conseguir que dijese lo que de otra manera no me atrevía a decir, pero lo del juego era diferente. Sé que Dante no pretendía ofender, y no lo habría hecho si mi relación con Kaylee no estuviese tan cercenada.

    – [Sophie]No has dicho nada que los demás no supieran[/Sophie] – trató de animarme.

    – [Leo]No sabía que era de dominio público.[/Leo] – miré hacia Dante, preguntándome si habría sido él la raíz de los rumores. Por mucho que me hubiera enfadado antes sabía que no. Le gustaba tan poco meterse en la vida de nadie como que los demás se metieran en la suya. Kaylee había debido hablarlo con alguien en confianza y la cosa se había extendido. – [Leo]No me parecía justo para Kaylee.[/Leo] – aclaré, al ver que Sophie me observaba.

    – [Sophie]A Kaylee le da igual.[/Sophie] – trataba de quitarle importancia. El enfado seguía ahí, solo que no era enfado. En el fondo nunca lo había sido, si no frustración por no saber cómo hablar con Kaylee y ver que ella me evitaba. – [Sophie]El sexo es solo…sexo.[/Sophie] – dijo ella. La miré, tenía unos ojos muy bonitos, embellecidos por su perenne sonrisa.

    – [Leo]Pensamos igual. Pero ella…no.[/Leo] – respondí. Aun así, pese a que el sexo era solo sexo y no tenía nada que ocultar, con Kaylee era una cuestión que trascendía mi interés físico por ella. – [Leo]Si no, no me evitaría.[/Leo] – añadí. No conseguía explicarme qué pasaba. De pronto estábamos a punto de acostarnos, llegó Dante y desde entonces no me hablaba. Quizá por eso tenía un poco más de aversión a Dante últimamente.

    – [Sophie]A lo mejor no sabe manejar lo que siente por ti.[/Sophie] – comentó ella. Era su mejor amiga así que si alguien podía aconsejarme, era ella.

    – [Leo]No creo que sienta nada.[/Leo] – repliqué. Estaba acostumbrado a que en la vida las cosas no fueran lo que esperaba de ellas. Sí, Kaylee me gustaba, mucho, pero si ella no sentía lo mismo no había sentido en alargar la agonía. No todos teníamos la paciencia de mi primo Xander ni la resistencia para aguantar ese sufrimiento. – [Leo]Deberías estar pasándolo bien con los demás.[/Leo] – le recordé. Eran momentos de relax y diversión y sabía que sentada allí conmigo no era precisamente lo que iba a tener.

    – [Sophie]Lo estoy pasando bien contigo.[/Sophie]- su respuesta me sorprendió. Sophie era una persona muy agradable. Apenas nos habíamos cruzado algunas palabras desde que la conocía y empezaba a darme cuenta de lo que me había perdido.- [Sophie]Además, mientras yo no esté no le va a tocar a Mike.[/Sophie] – sonrió con picardía.

    – [Leo]Me imaginé que estaba trucado.[/Leo] – respondí, a punto de sonreír.

    – [Sophie]Todo está trucado.[/Sophie]- añadió con un gesto de la mano. ¿Por qué a aquella chica tan agradable y despreocupada le habían encomendado una tarea como salvar el mundo, solo por acompañar a su amiga a evitar que los demás hiciéramos una locura?

    – [Leo]¿Cómo lo llevas?[/Leo] – le pregunté. Sus estudios, los planes que hubiera hecho cuando se fue de la isla, estarían pausados hasta que consiguiéramos volver, si es que podíamos. Alguien había presionado el botón de ‘standby’ a nuestras vidas.

    – [Sophie]Me dejo llevar. Solo… fluyo.[/Sophie]- movió las manos acompasando sus palabras. – [Sophie]Ahora mismo, Kaylee cree que me necesita para hacer magia y yo le sigo el juego.[/Sophie] – la miré, sorprendido. Había muchas cosas que habían cambiado desde que me fui. Ver a Kaylee tal y como estaba, hecha un manojo de nervios e inseguridades después de conocer a aquella Kaylee reina del instituto que se reía del resto, fue impactante. Ni siquiera confiaba del todo en sus habilidades cuando siempre había tenido el intelecto y la intuición para ser una hechicera increíble. Sophie demostraba no solo ser buena amiga, si no también ser muy observadora.

     [Leo]Eres una buena amiga.[/Leo] – le dije. Miraba a Kaylee, riéndose en ese momento. – [Leo]Es fuerte, como Diana. Pero ha estado muy desanimada. Se boicotea.[/Leo] – esperaba que nadie me escuchase hablar de ella. A Kaylee la había conocido bien de pequeños, después había creído perder cualquier conexión con ella. A Freya la conocía muy bien y no era más que Kaylee siendo ella misma.

    – [Sophie]Se culpa por lo que hizo en el instituto, pero no se da cuenta de que eso hace mucho que pasó.[/Sophie] – añadió Sophie. El instituto suele ser una de las peores fases, donde muchos perdemos cualquier parecido con nuestro verdadero yo y caemos presa de la jungla social.

    – [Leo]Todos cometemos errores. Algunos más graves que otros.[/Leo] – asentí. – [Leo]Gracias por venir a hablar conmigo. Sé que no parezco muy accesible.[/Leo] – añadí. Sabía perfectamente lo que todos pensaban de mí, pero prefería eso a que me conocieran de verdad. Siempre me había resultado más fácil lidiar con eso que desnudarme ante los demás.

    – [Sophie]No eres nada accesible.[/Sophie]- afirmó ella sonriendo.

    – [Leo]Lo sé.[/Leo] – era uno de mis mayores problemas. Intentaba llegar a la gente con mi música, pero no podía hacerlo directamente con mis palabras. – [Leo]Hizo falta que una Daë me forzase a ser sincero para volver a hablarme con mi mejor amiga.[/Leo] – miré a Amy, que parecía estar más relajada. Aunque ella me perdonase y las cosas volvieran más o menos a la normalidad, yo mismo iba a tardar mucho tiempo en perdonarme.

    – [Sophie]Sé lo que pasó más o menos, porque me lo dijo Kaylee.[/Sophie] – escuché su voz como un susurro y volví al presente. – [Sophie]En parte, quizás por eso te rehuye.[/Sophie] – añadió. No le faltaban motivos. Hasta hacía poco no había llegado a ser consciente del daño que le había hecho a Amy. Siempre pensé que estaría mejor sin mí y me equivoqué en algo en lo que debí hacerlo. Me imaginé cómo me vería Kaylee, poco más que un monstruo, y con motivo.

    – [Leo]Quizá sea mejor dejar estar las cosas. Mejor para Kaylee, mejor para todos.[/Leo] – añadí. Si pasaba cualquier cosa y le hacía daño también a Kaylee no podría soportarlo. Amy lo había dicho, le faltaba razón. Mi destino no podía ser amargar la vida de todas las MacLeod.

    – [Sophie]Yo no te puedo decir cómo vivir tu vida, pero hablas como un perdedor.[/Sophie] – trataba de darme ánimos, pero todas las dudas y fantasmas del pasado me asaltaban a la vez. Habría matado por un piano o una guitarra.

    – [Leo]En la vida tiene que haber ganadores y perdedores.[/Leo] – confesé. Prefería perder para que Kaylee ganase.

    Sophie abrió mucho los ojos y me miró. – [Sophie]Haz lo que quieras, Leo.[/Sophie]- respondió.- [Sophie]Pero es guapa, simpática y muy inteligente. No creo que tarde mucho en encontrar a otra persona que lo sepa apreciar.[/Sophie] – aquellas palabras dolían como cuchillas, pero no conseguía encontrar motivos para pensar que yo mereciese ser esa persona. Apreciarla, sí, pero por lo demás solo sabía ser una decepción y una desgracia para los que me rodeaban.

    – [Leo]Y seguramente sea mejor para ella.[/Leo] – suspiré y Sophie me miró una vez más. Chasqueó la lengua y volvió a sentarse en el círculo, mirándome una vez más de reojo.

    No quería rendirme con Kaylee, por supuesto que no. ¿Pero cómo podía saber que nuestra vida juntos iba a ser buena para ella? ¿Cómo podía garantizarme que jamás le haría daño como se lo hice a Amy? Y además, era un monstruo, el más mínimo arañazo la convertiría en alguien como yo, si sobrevivía. Yo solo era una piedra en su camino y lo mejor que podía hacer era apartarme.

  • REUNIDOS EN EL HOGAR

    IDRIS SOLO-NOVAK

    LA KVASIR, LUNA VILTIS – MAÑANA, CREO

    La preciosa Kvasir ya estaba empezando a rebosar de gente, murmullos y vida. Casi todos los que habíamos llegado al mundo de los Daesdi estábamos ya allí, salvo casualmente, el grupo de Coquito, por suerte sabíamos que estaban bien pero el portal los traería aquí cuando le viniera en gana.

    Aquello era lo más parecido a un campamento de verano que había tenido nunca. Me recordaba a los pisos de protección que había puesto en marcha para los Drow, aunque en esos no me solía quedar a dormir, sabía que mamá siempre estaría vigilante.

    Soy una persona bastante positiva, me tomaba la misión como una aventura y este nuevo hogar como unas vacaciones con mi otra mitad, mis mejores amigos y amigas y un montón de gente desconocida. Aun así, echaba de menos saber que si pasaba cualquier cosa, contaba con mis padres a un paso para ayudarme.

    Puede, y digo puede, que haya estado ligeramente consentido la mayor parte, o toda, mi vida. No es que mis padres lo hicieran por ser adoptado y todos esos clichés, con Mike habría sido igual, pero él no aprovechaba la situación como yo. Se parecía demasiado a mamá.

    No penséis con eso que yo no soy una persona responsable. Allí estaba, en el exterior, de ayudante/capataz de Henry mientras seguía con las reparaciones de la Nave, que no sé cómo demonios había conseguido poner en marcha.

    – [Idris]Dime que lo has solucionado, porque estoy deseando bañarme en pelotas en la piscina.[/Idris] – puede sonar irresponsable, pero con una nave llena de gente que OLÍA, sí, en mayúsculas, el agua es una responsabilidad primordial para la supervivencia.

    – [Henry]Funciona, el problema es la falta de agua.-[/Henry] estaba revisando en ese momento lo que parecía el sistema principal de fontanería, situado cerca de la entrada de carga de la nave, que no habíamos podido dejar en funcionamiento porque estaba hundida en la tierra y el mecanismo se bloqueaba al no haber espacio suficiente.

    Por lo demás, con mi inestimable ayuda claro, Henry se había encargado de que la energía de la nave, contenida en una sala de ingeniería que en el mapa bauticé como «zona solo de Henry’s», volviese a irradiar al resto del aparato. Aquello parecía ciencia ficción de la buena, ya os lo digo, lucecitas y un orbe de energía pura allí flotando en mitad de un recinto protector que parecía de cristal pero era mucho más resistente. Fuera lo que fuera eso, estaba a años luz de nuestra tecnología y había conseguido aguantar el tiempo que llevase allí estrellada.

    Miré a nuestro alrededor, a aquél valle que parecía sacado de mis recuerdos de las vacaciones en Turee. Era un valle enorme, donde no tendríamos problema en identificar si cualquiera se acercaba por cualquier posición. Hacia el suroeste de la nave había un enorme lago que tendría agua suficiente para eso. Además, por lo que decía Henry, la Kvasir tenía filtros para purificarla, incluso la que se había utilizado, así que no gastaríamos más que la que bebiésemos. No creo que fuese tan fácil beberse un lago, ni siquiera siendo los Brady al cuadrado. Ah, y también tenía algo muy chulo, desintegraba la caca, ¡la caca!. Toma tecnología.

    – [Idris]Hay un lago ahí. ¿No hay una manguera o algo así? Mucho futuro y mucha tecnología pero luego hay que bañarse a lo salvaje.[/Idris] – bromeé. La Kvasir estaba preparada para viajes en el espacio, lo sé porque Henry había estado hablando emocionado de todo lo que había ido descubriendo y yo era el único que parecía escucharle. Era lógico que no tuviera nada para absorber el agua porque ya partía con ella y como sus sistemas se aseguraban de que durase una barbaridad, no era una preocupación. Pero se ve que no contaban con estrellarse y que un grupo de intrépidos y guapos aventureros y aventureras se quedaran con su nave.

    – [Henry]Las mangueras parece que han quedado obsoletas en el futuro.-[/Henry] se incorporó y se secó el sudor de la frente. El pobre hombre llevaba días matado a repararlo todo y gracias a él teníamos luz y con suerte, agua. Como mínimo habría que robarle una tarta en la ciudad mercado o algo. – [Henry]Estaba pensando que quizas podrías usar tu poder. Solo tendríamos que esperar a que se derritiera el hielo.[/Henry] – señaló hacia las partes más íntimas de la Kvasir, donde había un enorme almacén de agua. Nunca había usado mis poderes tan a lo bestia, pero de una mala, podíamos ir poco a poco.

    – [Idris]Y yo que pensaba que iba a ser más cómodo…[/Idris] – sonreí, dándole una palmada en la espalda. Henry me caía muy bien, era un gran tipo, entregado, buena persona. Quizá demasiado silente pero para eso ya estaba yo. – [Idris]Podemos fundirlo con algo. Owen es un cabeza caliente, y las amigas prehistóricas hacen magia.[/Idris] – me sorprendió a medida que fueron llegando los demás todo lo que no sabíamos de aquellos mundos.

    Algunos de ellos los muy cabritos habían aprendido a comunicarse a través de aquellas esferas que nos habían dado como cambiazo. Y resulta que los mundos eran como una fantasía húmeda de aquella serie vieja del Oeste, Westworld o algo así, cada uno estaba anclado en una época determinada de la humanidad. A Noah le había tocado en la prehistoria con Kaylee, Sophie y Lexie, habían llegado agotados de tanto fornicar como cavernícolas, junto con mi hermano y Niall, porque si, también se podía viajar entre mundos. Pero no, a mí tenía que tocarme el puto apocalipsis. ¿Por qué nunca me dejan tener cosas bonitas? No sé, Coquito y yo en la prehistoria en taparrabos en una playa sin gente por ninguna parte.

    – [Owen]Me pitan los oidos.-[/Owen] dijo una voz conocida, atenuada por la distancia.  El sol me cegaba un poco, pero  la forma de caminar era inconfundible. Owen venía hacia nosotros vestido como un ¿nativo americano? Eso o había acabado en el mundo de los YMCA, pero por desgracia, era lo primero, Vera y el silente nuevo amigo, Lekwaa, iban vestidos igual. Cosas del Oeste. – [Owen]¿Se requieren mis servicios?[/Owen] – preguntó. Chocamos las manos y Owen me siguió en un saludo inventado que nos hacía quedar bastante cool.

    – [Idris]¿Eres un ángel? Porque nos vienes que ni caído del cielo.[/Idris] – le di un abrazo de bienvenida y por encima de su hombro vi al resto de sus compañeros de viaje. Había más pero sinceramente, vi a Ellie y lo siguiente que sé es que estaba corriendo hacia ella y saltando para abrazarla. No la tiré al suelo porque era mucho más fuerte que yo.

    – [Owen]Nunca me habia sentido tan rechazado.-[/Owen] escuché decir a Owen. Nate y Bowie saludaron y se acercaron a Henry. Xander y Jane se detuvieron un poco más allá, sin matarse ni nada. Roma hacía milagros. Eso o con las togas se habían puesto mimosones. Pese a todo, tenían un aspecto un poco sombrío, pero eso debía ser por la hermana de la Daë, así que evité a propósito preguntarles. – [Owen]¿Necesitas ayuda con algo más mientras esperamos que vuelva este?[/Owen] – mis oídos de elfo me permitían estar al día de todo.

    – [Henry]Creo que ya esta todo, gracias. Ahora me voy a tomar un breve descanso.[/Henry] – breve, pobre hombre. Menos mal que ahora nos tocaba al cabeza caliente y a mí trabajar un poco.

    Solté a Ellie a regañadientes y abrí mucho los brazos. – [Idris]Bienvenides a nuestro nuevo hogar en las estrellas, ¡La Kvasir![/Idris]- la inclusión era importante. Vi a Coquito sonreír y se me quitó la losa que llevaba en la espalda.-[Idris]¿Muy dramático?[/Idris] – pregunté, alzando una ceja.

    – [Xander]¿Estáis todos bien?[/Xander]- preguntó Xander, preocupado. Si fuera un rey o un héroe de un rol ese sería su nombre Xander el Preocupado.

    – [Idris]Ahora que habéis llegado si, ya estamos todos.[/Idris]- respondí mientras nos acercábamos a los demás, que observaban atónitos la Kvasir. Sí, era preciosa, menos que Coquito, pero la segunda en mi corazón, bueno, la tercera, la segunda es mami.

    – [Owen]¿Todos, TODOS?-[/Owen] Owen parecía sorprendido. Ahí venían las explicaciones. Me daba pereza que me hubiese tocado a mí en lugar de a Noah por ejemplo, que podría habernos puesto al día a todos de todo en un santiamén. Al menos estaba garabateando en la biblioteca sus «líneas de comunicación esférica» para ver con quiénes podíamos hablar. Había estado haciendo pruebas con los que habían ido llegando y con los Moondies en la Tierra y decía que estaba a punto de tener una teoría.

    – [Idris]Si, no os lo toméis a pecho. [/Idris]- les animé. – [Idris]En teoría terminasteis los segundos…[/Idris] – lo siento pero los MVP del grupo éramos nosotros, que habíamos acabado primero y habíamos llegado primero. – [Idris]…pero según el tercer grado que hicieron al elfo, esto es… como la sala del tiempo hiperbólico de dragon ball. No hay tiempo, y fuera si, así que apareceis cuando le sale del coño a la trama[/Idris] – resumí. Sí a ver, Eldric lo había dicho con palabras más elocuentes seguro, y Noah que fue el torturador…digo el que le preguntó, también. El caso es que el ‘big bad’ de la zona, el Pensaer o el Arquitecto o algo así, que era el que había mandado a la mierda el mundo de sagitario, controlaba el resto de mundos sacando beneficios de todos ellos. Con su magia había destrozado las leyes de la física para gobernarlo todo, así que en esta luna y ya no había tiempo. O sea, para nosotros pasaba, pero una vez cruzabas el portal hacia otro mundo, podían haber pasado años. Por eso la ciudad era un enorme mercado de intercambio lleno de gente de todo tipo de épocas, razas, tonos de piel, sexos o carencia de ellos, que habían ido encontrando portales en sus mundos. Era una especie de luna puente, pero que además era neutral. Sin quererlo el malo había hecho un mundo sobre el que no tenía poder.

    – [Bowie]Lo que Idris quiere decir es que somos los perdedores y perdedoras.[/Bowie]- anunció Bowie sin perder la sonrisa.

    – [Idris]No, eso es lo que NO quería decir.[/Idris]- me eché a reír, lo decía tan convencida y tan inocentemente que me fue imposible aguantar.

    – [Bowie]Pues no te explicas bien.[/Bowie] – replicó. Para acabar de despertar venía con el té hirviendo.

    – [Idris]Eh, yo no tengo un tomo de física en la cabeza, menos de ciencia ficción. Para mí el tiempo era eso que pasa entre comidas o estar con Coquito[/Idris] – y el resto siempre sonaba bien, así que me limitaba a aceptar las teorías de los demás y las historias ancestrales de Eldric.

    Amy salió de la linde de uno de los bosques cercanos, que caí en la cuenta que no tenía nombre oficial, así que podía ponerme a nombrar todas las cosas que había por allí. El lago Idris, el valle de Coquito, la cordillera Solo-Novak y el bosque Fornicio.

    Cuando Amy llegó a nosotros, fue directa a abrazar a Elle, que sonreía. La pobre estaba encantada desde que volvían a llevarse bien, la había echado mucho de menos. La verdad es que para ser los hijos e hijas de los mejores amigos de la historia, dábamos un poco de pena, pero aún había tiempo.- [Amy]Burbuja.[/Amy]- sentí un cosquilleo y casi suelto una lágrima. Soy un hombre sensible y a mi estas cosas y estos reencuentros no me los podéis poner en primera persona. – [Amy]Habéis llegado los últimos…[/Amy] – sentenció. Bowie me fulminó con la mirada alzando perfectamente una ceja.

    – [Owen]¿Para mi no hay abrazo? -[/Owen] Owen estiró los brazos y Amy se quedó quieta, tensa como una tabla. Pasaron unos segundos incómodos, Amy no se movía y Owen no estaba seguro de cuando cerrar los brazos, así que fui yo a abrazarle.

    – [Idris]No te acostumbres que estás muy cariñoso y llevamos todos solos mucho tiempo.[/Idris] – bromeé. – [Idris]Hay habitaciones dentro para cada dos, pero las mejores ya no os van a tocar.[/Idris] – aclaré. No es que los primeros que llegamos nos hubieramos quedado las mejores, solo las segundas o terceras mejores. Luego habían llegado Kaylee y Lexie y sí que se habían quedado las mejores. Noah parecía muy deprimido por el hecho de que compartiese habitación con Niall en vez de con él, pero ya no estaban peleados. Una ventaja, otra pelea que tachar de la lista, ya solo quedaban catorce o quince.

    – [Bowie]Por llegar los últimos.[/Bowie]- recordó Bowie.

    – [Idris]Pir lliguir lis iltimis.[/Idris] – me reí. Ella me sacó la lengua, aprendía rápido la jodía.

    – [Xander]Ha dicho que fuimos los segundos… Pero llegamos aquí los últimos.-[/Xander] replicó Xander, que no quería perder su puesto. Los últimos oficialmente eran la manda de lobos, que por fin habían empezado a hablarse después de que la Daë les trolease.

    – [Jane]Id pensando con quién queréis dormir.[/Jane]- dijo Jane, siempre dispuesta a organizar las cosas. Vamos, que algo le gustaba mandar a la muchacha.

    Me froté las manos y miré a Coquito. Xander no respondía, el tío seguro que quería dormir encima de Jane, pero sin literas…no sé si lo pilláis. Vamos que tendría ganas de ir al bosque Fornicio con ella.

    – [Owen]Ya bueno, y yo ayude a reclutar dos Daë, ¿donde esta mi suite?[/Owen] – se quejó Owen.

    – [Jane]Elle y yo vamos juntas, ¿no? [/Jane]- Jane se me adelantó y la temperatura bajó un par de grados.

    – [Elle]Síiiiii.[/Elle]- respondió Elle contenta, dando un saltito. Mierda, a saber con quién me tocaba ahora.

    – [Owen]Siempre podemos sortear los compañeros. ¿Tenéis un sombrero y papel y boli?-[/Owen] – no se podía decir que Owen no lo intentaba, pero en aquella nave, mandaban las mujeres.

    – [Amy]Mejor no jugar con la suerte.[/Amy]- sentenció Amy, que seguía rehuyendo a Owen como si tuviera la peste. Hombre olía, pero para tanto no. Pero vamos que un poco de agua tampoco le venía mal.- [Amy]Que pueden salir cosas raras.[/Amy] – añadió, colocándose un mechón de pelo suelto.

    – [Idris]Déjalo, no tiene pinta de que te vaya a tocar Amy y a mi Coquito, así que…[/Idris] – repliqué poniéndole una mano en el hombro.

    – [Amy]¿Y por qué iba Owen a querer dormir conmigo?[/Amy] – replicó ella, nerviosa.

    – [Idris]Le gustan pelirro..peligrosas.[/Idris] – le sonreí, esperando no molestarla, pero volvió a quedarse tiesa como un palo. Tenía que ir a hablar con ella luego para asegurarme de que no estaba enfadada y para disculparme si le había molestado. Le pasaba algo grave con Owen y había algo que se escapaba.

    Cambié de tema para evitar que estuviese incómoda y saqué los «planos» de la Kvasir que había hecho con unos folios que había en la biblioteca. Al parecer el papel no se había quedado obsoleto en el futuro. Ezra me había ayudado dibujando la estructura de la nave y Noah la distribución de las salas, así que habíamos hecho entre todos un plano para no perdernos y poner la distribución de habitaciones cuando todos llegaran. Por suerte había una máquina de impresión que también fotocopiaba.

    – [Idris]Como no hay relojes, quien quiera encontrarme en la «sala de baño» podrá hacerlo desde que sale el sol hasta que se va, y después de eso también.[/Idris] – bromeé, señalando la sala de la planta superior en la que había una puñetera piscina frente a un ventanal enorme. Me imaginé la maravilla que tendría que ser bañarse viendo el espacio, pero hacerlo viendo aquél valle tampoco estaba mal. En esa sala estaban también un montón de duchas individuales, unas diez o así, y un par de duchas especiales para relajación. Como no había agua aún no las habíamos probado, pero me imaginé que serían como las duchas escocesas o algo así.

    Mi mirada pasó por el «váter general». Había aseos en la planta principal pero eran un par y unitarios. Aquella sala de la planta superior era un baño mixto con unos doce cubículos independientes para hacer cada uno sus cositas. Otro detalle importante, cada cubículo estaba insonorizado, así que podía abrirse el «bastión de tormentas» sin miedo a que nadie te escuchase. Al principio daba un poco de agobio pero cuando Henry arregló el filtro de aire, se estaba de maravilla.

    – [Jane]Que no haya tiempo aquí, no implica que podamos estar eternamente.[/Jane]- intervino Jane.- [Jane] Nosotros sí envejecemos.[/Jane]

    – [Idris]Año sabático literal. Salvando el mundo, pero con relax.[/Idris] – bromeé. Ya íbamos a tener que dar muchas explicaciones y no sabíamos cuando demonios volveríamos a casa, así que si ya estaba hecho, ¿qué mal hacía disfrutarlo un poco? No íbamos a salvar mejor los mundos y la historia al completo estando estresados, sucios y desnutridos.

    – [Jane]No lo veo.[/Jane]- añadió la señorita respondona. Si no me cayera tan bien…no me caería tan bien. Pero la condenada era un cacho de pan y sabía por Elle todos los pormenores de lo mal que lo había pasado en su vida, así que mi responsabilidad como hermano mayor de todos ellos era asegurarme de que sus penurias fuesen un poco menos.

    – [Xander]¿A cuántos mundos hemos ido?[/Xander] – preguntó Xander, listo para ponerse de nuevo en marcha con el trabajo. Seguro que en el colegio tenía siempre los deberes hechos. Con lo emocionante que era hacerlos en cinco minutos.

    – [Idris]Sois dos aguafiestas, os voy a poner juntos en un cuarto.[/Idris] – moví un dedo como si les reprendiera y cuando vi sus caras sonrojadas al imaginarse en un cuarto juntos me eché a reír. Esos pobres necesitaban liberar la tensión de años peleados. Menos mal que los cuartos también estaban insonorizados. Resignado, me limité a hacer memoria para contestar a Xander. – [Idris]Puesss…futuro creepy, vaqueros, romanos, prehistoria con demonios y esclavistas, edad media y edad media escocesa…seis.[/Idris] – y eran catorce o algo así, porque había un Daë en cada uno, que ya habían podido estar juntitos, y estos eran catorce. Así que quedaban ocho, no estaba mal, en un par de viajecitos todo listo.

    – [Henry]Aunque quieras no podemos quedarnos mucho tiempo.-[/Henry] el descanso de Henry había sido breve y se había unido al grupo de los aguafiestas.

    – [Idris]Menos mal que está lexie.[/Idris]- repliqué, viendo como se acercaba mi tanuki favorita con su mochila cargada tras un paseo a la ciudad. No se había llevado nada cuando se marchó, así que todo aquello debía haberlo conseguido con su «habilidad innata» de tanuki. Vamos, que se había dedicado a mangar.

    – [Henry]Os dije que no era necesario robar. Hacen trueques.-[/Henry] replicó Henry, que había conseguido piezas cambiando algunas cosas que había rescatado por la zona.

    – [Lexie]Necesario no, pero divertido sí.[/Lexie] – sonrió. Saludó a todos y sacó de su mochila un par de botellas que tenían toda la pinta de ser alcohol.

    Sonreí. Empezaba la fiesta.

    P.D: Voy a pegar aquí uno de los planos.

  • DESTINOS Y RECUERDOS

    XANDER ECHOLLS

    ESFERA SENATUS | MAÑANA

    Me levanté a cepillarme los dientes. Estaba medio dormido cuando me agaché a enjuagarme, pero empecé a notar algo extraño detrás y me puse en alerta. En la ventana que había a mi derecha vi una sombra moverse tras la cortina.

    Me asusté y salí del baño con el corazón encogido. Allí, en la oscuridad, era vulnerable. Había cosas, cosas que me perseguían. Venían de esa vieja cripta que habíamos descubierto tras una pared. Podía sentir su maldad viniendo de allí, lanzando sus tentáculos por toda la casa.

    Si quería proteger a los demás tenía que entrar ahí. Mis madres, mi padre, Elle, Bowie…incluso mis tías, mis tíos, mis primos y mis primas estaban allí. Todos estaban allí, todos los New Moondies y los Moondies. Para protegerlos tenía que entrar en la cripta.

    Avancé hacia ella, cada vez era más pequeño el espacio y el frío y el miedo aumentaban. Mi corazón iba a toda velocidad. Mi cuerpo temblaba, ni siquiera era consciente de si iba a morir o no, pero sentía que estaba en peligro, todo en mi cuerpo pedía huir en la dirección opuesta, pero yo mismo no me lo permitía. Escuché un ruido y me giré, esperando el susto, pero no había nada. Al volver a mirar hacia mi camino vi una oscura figura humanoide frente a mí, gritando.

    Entonces me desperté, cubierto de sudor, a punto de gritar. Mi corazón aún estaba acelerado. En aquella habitación rústica las Asheby habían dispuesto lo que habían podido para que durmiéramos mis hermanas, Nate y yo, aunque con la llegada de Jane y Owen, la habitación estaba hasta los topes. Nate había cedido su «cama» y yo había hecho lo mismo con la mía, que Jane estaba aprovechando en ese momento.

    Las cosas iban mucho mejor de lo que jamás habría esperado y sin duda eso era un motivo para estar alegre, pero por desgracia, cuando estás acostumbrado a estar preocupado, es fácil que encuentres algo que te inquiete.

    En mi caso, aunque debería estar feliz y eufórico por haber vuelto a hablar con Jane después de tanto tiempo, la situación actual de nuestra «misión» me abrumaba, unido al nuevo miedo de hacer algo que nos volviese a separar a Jane y a mí. Así que uniendo todo eso, me rendí a volver a dormirme mucho antes de que los demás se levantasen, incluso Eleanor y Calliope que estaban muy acostumbradas a madrugar.

    Traté de reprimir mi nuevo miedo, porque sabía que era irracional, fruto de lo feliz que me hacía volver a estar bien con ella, pese a que aún no tuviésemos la confianza que un día tuvimos, midiendo bien los temas que sacaba con ella.

    Mis otras preocupaciones iban más allá. La más cercana e inevitable era hablar con Eleanor del destino que le esperaba. Todo en mí me pedía optar por otra solución, aunque sabía que era así como se habían desarrollado los acontecimientos. Para mí el asunto era especialmente personal. Mis dos madres eran Kvasir y mi hermana una Vanir, para ellas el Destino siempre había esperado algo como lo que esperaba a Eleanor, pero los Moondies siempre lo habían evitado y en este caso, teníamos que aceptarlo. Era como entregar a mi propia hermana a su muerte segura. Moralmente no conseguía aceptarlo y por eso lo había postergado.

    Owen me había dicho que Vera había conseguido contactar con Elliot a través de la piedra que nos habían dejado los Daë en lugar de los discos, así que me propuse tratar de hablar con alguien más.

    Salí a la pradera, donde no molestase a los demás, y me senté en posición de loto. Cogí la esfera en la mano y repasé mentalmente. No tenía sentido tratar de comunicar con Elle, Jane, Owen, Bowie ni Nate, porque estaban allí. Necesitaba ser práctico, así que fui directo a comunicar con Noah.

    No tenía muy claro como funcionaba aquél artefacto. Supuestamente Vera había comunicado con Elliot simplemente pensando en él, pero la teoría de la magia siempre es más fácil que la realidad. A veces envidiaba la facilidad que tenían mis primas para ella, pero hay cosas en la vida que no se pueden elegir y cada uno tiene los dones que tiene.

    Después de probar varias formas, recordando incluso buenos momentos con Noah para ver si era un recuerdo conjunto lo que lo disparaba, diciendo su nombre y cambiando cómo agarraba la esfera, me rendí y empecé a probar con otros.

    A mitad de camino empezó a desesperarme no conseguir contactar con nadie. Mi mente estaba en pánico mientras trataba de luchar con ella justificando si los demás estarían también dormidos o no tendrían la piedra a mano.

    Al final, opté por lanzarme a una solución «segura» y me propuse contactar con Elliot, con el que ya había funcionado en el caso de Vera. Traté de fijarme la imagen mental de Elliot, sus ropas la última vez que le vi, la forma en la que solía evitar mirar fijamente a los ojos. Al cabo de unos segundos, comencé a sentir algo en la esfera y tuve esa sensación de que había alguien más allí conmigo, así que abrí los ojos.

    Elliot estaba allí frente a mí. Parecía el Elliot en carne y hueso de siempre, pero había algo distinto que hacía que notase que no estaba allí. Era una proyección de sí mismo y me imaginé que él estaría viendo lo mismo, a juzgar por lo que había dicho Owen.

    – [Xander]Elliot, ¿eres tú de verdad? ¿Estás con Vera? ¿Estáis bien?[/Xander] – pregunté atropelladamente. Mi cabeza era un hervidero de inseguridades, entre ellas que aquella tenue conexión se cortase en cualquier momento. Necesitaba sacar toda la información que pudiese antes de que fuera tarde.

    – [Elliot]Sí, estamos bien. ¿Sabes algo de Jane y Owen? Estaban aquí pero desaparecieron.[/Elliot] – caí en la absurda percepción de que no era el único que se preocupaba y Elliot y Vera tenían que estarlo mucho al ver desaparecer a sus dos acompañantes así como así.

    – [Xander]Han llegado aquí, con nosotros, al Imperio Romano.[/Xander] – resumí. Elliot había empezado no hacía mucho con su carrera en historia y siempre había estado bastante interesado en ella, así que ese detalle podía ayudarle al igual que me había ayudado a mí saber que los demás venían del Viejo Oeste para imaginarme que podíamos encontrarnos cualquier cosa en aquellos catorce mundos. – [Xander]Vuestro Daë fue el tercero. Eldric vendrá primero a nuestro mundo y luego al vuestro.[/Xander] – nosotros mismos nos habíamos sentido perdidos, sin saber dónde ir o cuando actuar. Había que hablar con Eleanor sobre su destino, pero sobre todo, la peor parte, era esperar. Lo poco que sabíamos sobre estos Daë era que Eldric inició el viaje, Eleanor fue la segunda y se convirtió en su Mentor. Ugg fue el tercero, el mejor amigo de ambos. – [Xander]Tenéis que manteneros a salvo.[/Xander] – le miré fijamente. Cuanto más tiempo pasaba, más claro le veía a él y a parte de su entorno. Vera estaba cerca, los dos parecían necesitar un baño, pero estaban sanos. Un poco más atrás, antes de que se difuminase el corto plano que podía ver, estaba el gigante de piedra que había recompensado a mi tío Ed.

    – [Elliot]Entendido. Nos quedaremos con Lekwaa y su gente por el momento.[/Elliot] – aseguró. Era un buen chico. No me gustaba que los dos más jóvenes estuvieran solos allí. Ni siquiera tendrían que haber viajado con nosotros, pero parecía que otros habían decidido lo contrario.

    – [Xander]¿Es…?[/Xander] – mi pregunta se cortó en el aire, junto con la imagen de Elliot y un hombre de más o menos mi edad de ascendencia nativa. Debía ser ese ‘Lekwaa’ que les había ayudado a dar con el Daë. Era un viajero del futuro, como nosotros, pero de otra realidad por lo que decían. Por lo que sabíamos, podía ser otro Daë como supuestamente éramos los demás.

    Estuve tentado de volver a contactar con Elliot, pero si la conexión se había cortado era por algo. Probablemente tenían que moverse o quizá al saber que estaban a salvo lo que nos «unía» se había debilitado. Las teorías podían ser infinitas, la realidad era que aquellas esferas funcionaban de momento un poco como querían.

    Al menos sabía que no hacía falta ningún elaborado ritual para contactar con los demás. Tan solo bastaba con pensar en ello, como descolgar el teléfono para llamar a alguien y marcar su nombre en tu cabeza. Así que seguí, uno a uno, tratando de llamarles a todos.

    Casi al final, volví a sentir que alguien estaba al otro lado y me pregunté cómo era posible. En efecto, la imagen de Allie se proyectó directamente delante de mí con una ropa que parecía sacada del Saints Row.

    – [Xander]¿Allie?[/Xander] – los nervios me hacían preguntar obviedades.

    – [Lexie]Lexie.[/Lexie]- me corrigió ella. Costaba un poco acostumbrarse. Había coincidido varias veces con «Lexie», la que había estudiado en el Hedy Lamarr, pero con Allie apenas me había cruzado tres o cuatro veces, así que me resultaba extraño tener que llamarla Lexie y saber que tenía aún más caras que mostrar.

    – [Xander]Perdona, es verdad.[/Xander] – me disculpé. No me lo tomé a mal, era difícil sacar conclusiones porque la otra Lexie y Allie eran muy diferentes, pero en general parecía una persona bastante directa, así que no asumí que me lo decía molesta. – [Xander]¿Estás bien? ¿Estás a salvo?[/Xander] – eso era lo principal, evaluar cómo estaban las cosas para todos los que pudiera. Sabía que lo más equilibrado para mí sería tener confianza y centrarme en lo que podía hacer, pero no podía reprimir esa parte de mí que necesitaba saber que todos estaban a salvo para continuar adelante.

    – [Lexie]Estamos fatal. Esto es una mierda.[/Lexie] – respondió. No era lo mejor que podía escuchar pero era la verdad.

    – [Xander]No sé cuánto tiempo podremos hablar. Dime lo que pasa e intentaré ayudaros.[/Xander]

    – [Lexie]Noah está herido y estamos separados del resto.[/Lexie]

    – [Xander]¿Herido? ¿Es grave?[/Xander]

    – [Lexie]No puede correr.[/Lexie] – respondió ella. Parecía preocupada, pero no en exceso, era complicado juzgar la gravedad de Noah por su reacción, pero por suerte, nuestro pensamiento se sincronizó en él y empecé a ver más claro el entorno.

    Estaban en una especie de valle con frondosa vegetación, al fondo se veían… dinosaurios. Parpadeé por si estaba adormilado y no veía bien. No, no había duda, eran dinosaurios. Nuestro mundo era peligroso, pero aquél se llevaba el premio. Vi a Noah apoyado en una roca, sujetándose la pierna. Tenía una venda rudimentaria manchada de sangre seca. Estaba consciente y se le veía bien dentro de lo que cabía esperar. Aun así, conociendo a mi primo, no se arriesgaría a correr por miedo a empeorar la herida.

    – [Xander]Lo estoy viendo a tu lado.[/Xander] – le expliqué, para ahorrar tiempo en descripciones. – [Xander]¿Puede caminar? ¿Quién más está allí?[/Xander] – pregunté. Cargar con Noah por aquél mundo prehistórico era todo un reto. Empecé a cuadrar en mi mente qué Daë podía estar en aquél tiempo, pero no tenía ni idea. Esperaba que Noah sí.

    – [Lexie]Estamos solos y yo me quiero ir a mi casa.[/Lexie] – respondió ella. Con los Daesdi Lexie había estado enfadada y desafiante. Ahora, bajo todo aquello, quedaba miedo.

    – [Xander]Todos nos vamos a ir a casa Lexie. Sé que da miedo. Pero Noah necesita tu ayuda.[/Xander] – traté de darle ánimos. Sí, había cosas urgentes que necesitaba saber, cosas que quería preguntarle a Noah a través de ella, pero era hijo de mi madre y eso significaba que antes que ser práctico, iba ser humano.

    – [Lexie]Esto es una mierda, Xander[/Lexie].- volvió a quejarse.- [Lexie]Yo no necesito esto para sentirme realizada. Mis padres no eran Moondies y no tengo ningún complejo que superar[/Lexie]. – sentenció. Lexie era dura, eso había que reconocerlo, no le preocupaba en absoluto que lo que acababa de decir me ofendiese, o a Noah a su lado. Quizá éramos los dos que más complejo de héroe teníamos.

    – [Xander]Lexie, hay dos formas de enfrentar esto. Ninguna de ellas permite huir.[/Xander] – quise ser claro, no estábamos ante una decisión de ser héroes o no. Se trataba de sobrevivir y volver a casa. – [Xander]Estamos perdidos en la otra punta de la galaxia, separados. La misión es nuestra única pista. Cuando encontremos un camino de vuelta, serás la primera en poder irse.[/Xander] – aseguré. Nadie iba a obligarla a estar allí si había escapatoria, tenía que entenderlo. No era algo contra nosotros, pero a juzgar por cómo se mantuvo callada, no encontraba otra forma de manejar la frustración.

    – [Xander]Tened mucho cuidado. Estaré aquí para lo que necesitéis.[/Xander] – le recordé, casi ya como despedida. Me imaginé que el enfado haría que nuestra conexión se cortase pronto. Ya veía difuminarse de nuevo su entorno.

    – [Lexie]Bye[/Lexie].

    Me quedé intranquilo, pensando en otras cosas que podría haberle dicho, pero tras un rato debatiendo, tuve confianza en que era capaz de arreglárselas y ayudar a Noah a mantenerse a salvo.

    Seguí repasando a todos uno a uno, pero no conseguí hablar con nadie más. Con la esfera en la mano, empecé a pensar que quizá tendría que estar hablando con Eleanor en lugar de allí sentado. Pero me resultaba difícil, sabía que el tío Toph había dudado durante mucho tiempo sobre entrenar a mi madre y al final, mi otra madre era lo que era porque ella había muerto. Momentáneamente, pero había perdido la vida por ser una Kvasir. Eleanor era pura inocencia, ¿no había otra forma de salvar el mundo? Yo arriesgaría mi vida, ¿pero por qué tenía que hacerlo Eleanor, o Lexie?

    En ese momento pasó algo que me dejó desorientado. Había alguien al otro lado de la esfera, fue lo primero que sentí. Después se manifestó su figura delante de mí. Era Eleanor. Por unos instantes pensé que estaba soñando, o que Eleanor estaba delante de mí y veía mal, pero no. Le hice una señal y desperté a Bowie para que me ayudase a comunicarme con ella.

    Ella parecía tan confundida como yo y nuestra conexión duró un lapso muy breve de tiempo. Minutos después la vi salir de la casa y caminar hacia mí. Aún tenía la esfera en la mano. No quise aventurar, pero si el resto de Daë de ese mundo tenían también una esfera y podíamos comunicarnos con ellos, las cosas serían más fáciles.

    Aunque sinceramente lo que estaba pensando era en que una vez emprendieran su camino, gracias a las esferas podríamos seguir en contacto. Era una vana esperanza, pero me aferraba a la idea de poder cambiar su destino y conseguir que salieran con vida.

    – [Xander]¿Tú también tienes una esfera como esta?[/Xander] – le pregunté cuando la vi acercarse, sonriente. Era una persona muy dulce y agradable. Me recordaba demasiado a Ellie y quizá por eso no era capaz de hacer lo que debía hacer.

    – [Eleanor]Hace un tiempo. Me puse enferma, no desperté durante dos días y solo recuerdo pesadillas.[/Eleanor] – empezó a explicar, confusa. Para ella tenía menos sentido que para mí, que sabía que los Daë de la generación de los Moondies se habían tenido que enfrentar a sus miedos. – [Eleanor]Cuando desperté lo tenía.[/Eleanor] – dijo mirándolo. – [Eleanor]Lo había visto en mis sueños.[/Eleanor] – estaba claro que la habían elegido como Daë. Me miró, esperando una respuesta.

    – [Xander]Mi madre también se enfrentó a pesadillas, como las tuyas.[/Xander] – respondí, sin saber ya cómo evitarlo. – [Xander]Ella y otros más. Fueron Daë, y salvaron el mundo. Tú también lo harás, cuando llegue el momento. [/Xander]

    – [Eleanor]¿Y si quiero quedarme aquí?[/Eleanor] – preguntó.

    – [Xander]Tu destino es salvar el mundo, habrá fuerzas que te persigan igualmente por lo que eres.[/Xander] – o podía elegir. ¿Por qué no podía otro tomar su lugar? ¿Tenía que ser ella a la fuerza? Hasta ahora todo el mundo había aceptado su destino, pero ¿y si se negaba? Mi madre Sasha también era Kvasir pero la líder era mi madre Sarah. Nadie sabía muy bien las reglas. – [Xander]O quizá puedas huir de esa vida. Quedarte aquí. Supongo que otra tomaría tu lugar.[/Xander]

    – [Eleanor]No quiero que otra persona tenga que hacerlo. Si mi destino es ese, así será. No lo cargaré en nadie más.[/Eleanor] – la miré a los ojos, sorprendido por su determinación.

    Seguimos hablando un rato, llegando a conocerla más. Podía ver por qué la habían elegido, era cercana, era inteligente y amable.

    Me distraje de nuestra conversación al escuchar el sonido de decenas de botas sobre la piedra y la tierra. Una cohorte de soldados romanos estaba acercándose a la entrada de la granja y se dirigía hacia nosotros con unas intenciones que no parecían muy buenas. Hice una señal a Eleanor y esta se fue a llamar a su hermana.

    Para cuando Calliope llegó, acompañada de los demás, los soldados ya se habían detenido a unos metros de la casa. El Legatus Tulio estaba al frente, vestido ahora con una armadura de combate completa.

    Owen me tendió mi espada y me sentí un poco más seguro con ella en la mano, aunque sabía que no estábamos preparados para enfrentarnos a algo así. Los Moondies se habían entrenado toda su vida y nosotros no.

    – [Calliope]Legatus, ¿qué le trae por esta humilde granja?[/Calliope] – preguntó ella, sin mostrar la más mínima mueca. Me fijé en que se había colocado a toda prisa su atuendo de combate y su mano reposaba en el pomo de su gladius.

    – [b]Se te dio una orden directa del Emperador y la has incumplido, así que estamos aquí en su nombre para mantener la Pax Romana.[/b] – sentenció. Parecía un hombre diferente al que habíamos visto en la ciudad. Se notaba que aquí no había ya nada que ocultar, ningún espectáculo que contener.

    – [Calliope]Puedo explicarme, si le parece bien[/Calliope]. – replicó ella. Era una suerte contar con Bowie, si no nos hubiese estado traduciendo todo, no habríamos sido capaces de enterarnos de nada.

    – [b]Lo siento niña. Te salvé una vez, cuando tus padres cometieron el mismo error.[/b] – sus palabras hicieron que la cara de Calliope cambiase completamente. En el tiempo que llevábamos en su casa habíamos llegado a conocer parte de su historia. Unos sobrenaturales se habían adentrado desde el bosque y habían matado a sus padres, pero una cohorte de soldados liderada por Tulio les había salvado la vida a las niñas. Al menos eso habían creído.

    – [Eleanor]Por favor, llevadme a mí. No ha sido culpa de mi hermana…[/Eleanor]- pidió Eleanor, interviniendo, pero ya era tarde. Calliope sacó su gladius y embistió hacia los soldados. Toda su vida había sido una mentira, sus padres habían sido asesinados por un hombre al que había idolatrado toda su vida, para tapar un secreto que el mismo Emperador temía que se liberase.

    – [Xander]Preparaos.[/Xander] – les dije a los demás, sacando a Ocaso de su vaina.

    – [Owen]Llevaba queriendo hacer esto desde que llegue aquí.-[/Owen] Owen empuñó una espada que debía haberle dejado Calliope y con sus llamas le prendió fuego a la hoja. Era todo un espectáculo.

    Nate, Elle, Owen y yo nos unimos a Calliope para protegerla de los ataques de los soldados, que formaban con una precisión de años de entrenamiento y experiencia.

    – [Xander]Cuidado con los escudos, Azor Ahai.[/Xander] – le recordé a Owen, al ver que los soldados avanzaban tratando de rodearle.

    A mucha gente le emocionan las batallas en la ficción, como aquellas tan famosas de Juego de Tronos o el Señor de los Anillos. A mí nunca me habían gustado, salvo por el subidón de adrenalina en los videojuegos. En la vida real me gustaban todavía menos. Era un manojo de nervios y miedo. Sentía que a cada segundo alguien importante para mí podía perder la vida. Quería controlarlo todo, pero no podía. Eran demasiados.

    Jane se quedó atrás sola cuando Eleanor se unió a nosotros con una agilidad asombrosa. Llevaba una vara de madera y golpeaba con precisión y con mucha fuerza. Ninguna había dicho nada, pero la noche pasada habíamos mencionado a mis madres y a Elle y sus habilidades. Calliope y Eleanor no se sorprendieron demasiado y ahora quedaba claro que debía llevar una temporada entrenándola en secreto.

    Si salvé mi vida en muchas ocasiones, solo podía debérselo a mi condición de aesir. De no haber sido más rápido, ágil, fuerte y resistente que ellos, solo uno de aquellos soldados me habría superado. Mi madre Sasha me había entrenado, pero ella no combatía con espada. Había practicado yo solo hacía tiempo, pero aquello era muy distinto.

    En un momento determinado, perdí el agarre y la espada me resbaló de la mano. La cogí, pero el lapso fue suficiente para que un soldado tuviese tiempo a golpearme. En lugar de eso, lo vi desplomarse en el suelo. Cuando su cuerpo cayó, vi a Jane con la mano extendida, mirando al soldado.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije mirando sus ojos llenos de miedo a sí misma. Acababa de salvarme la vida.

    – [Jane]¿Está muerto?[/Jane]- preguntó. Todo me hacía pensar que no, ella misma lo sabría, en humanos corrientes su poder era parecido al de su madre, puro dolor. Como ví que estaba preocupada, me acerqué rápidamente al cuerpo y le miré el pulso.

    – [Xander]Solo inconsciente por el dolor.[/Xander] – me levanté rápidamente y le di un apretón en la mano antes de volver al combate. Me di cuenta segundos más tarde de lo que acababa de hacer y me pregunté por qué demonios lo había hecho, pero durante un instante su mano también había agarrado la mía.

    – [Owen]Esto es más difícil de lo que pensaba.-[/Owen] se quejó Owen, blandiendo la espada como si fuera un bate de béisbol.

    – [Ellie]Siempre estamos a tiempo de arreglar esto hablando[/Ellie].- propuso mi hermana, defendiéndose y arremetiendo contra dos soldados con Albor en una sola mano.

    Aquello pintaba mal. Pese a nuestras fuerzas combinadas, solo algunos tenían experiencia en combate, como Nate y seguramente, solo Calliope la tenía de verdad. Por si fuera poco, los soldados romanos tenían un objetivo claro, que era acabar con nuestras vidas, mientras que nosotros nos limitábamos a dejarlos inconscientes y eso nos dejaba más vulnerables.

    Calliope era la única que arremetía contra ellos lanzando cortes y estocadas, sobreviviendo sin mirar si con los que se cruzaba sobrevivían. Iba derecha a enfrentarse a Tulio y por un momento pensé que iba a llegar, hasta que la vi detenerse. La vida real difiere mucho de la ficción. Aquí el tiempo no se detuvo y el silencio lo devoró todo mientras veía como atravesaba la espada el costado de Calliope. El ruido y el caos siguieron, mientras un segundo filo cruzaba su cuerpo.

    La valiente guerrera mató a los dos soldados antes de caer al suelo, pero estaba gravemente herida. Eleanor fue la primera en llegar a ella. Los demás la seguimos y la rodeamos para defenderla.

    – [Calliope]Lucha, Eleanor[/Callope].- la escuché decir.- [Calliope]Por las dos[/Calliope]. – pidió a su hermana, dejando una marca de sangre en su mejilla cuando le pasó una mano por el rostro.

    – [Ellie]No funciona[/Ellie].- mi hermana estaba desesperada intentando que su poder curase a Calliope. Pero aquello iba más allá. Ni siquiera mi padre con su experiencia habría sido capaz de curar algo así.

    Apenas un minuto después Calliope cerró los ojos para siempre. Nos había salvado de acabar como ella y eso le había costado la vida. Sentí una rabia cegarme y arremetí contra los soldados, dirigiéndome hacia el Legatus.

    – [Jane]Edward Alexander Echolls, ven aquí ahora mismo y deja de hacerte el héroe[/Jane].- Jane gritaba, acercándose al combate, pero la oía como si estuviera en otro lugar, como si mi historia hubiese pasado a otro libro.- [Jane]Owen, ayúdame[/Jane]. – pedía.

    Escuchaba más voces cerca. Agarré a un soldado con su escudo y lo lancé lejos, apartándolo de mi camino. Mi espada chocó con la del Legatus Tulio. Yo era más fuerte, más joven, mi espada era una leyenda de mi familia. Aun así, el Legatus me superó con su sobrada experiencia. Su espada mordió mi muslo y caí de rodillas. Traté de enfocar la vista para coger a Ocaso, pero no llegaba a ella.

    – [Owen]A la mierda con esto…-[/Owen] Owen clavó la espada en el suelo y se adelantó, lanzando sus llamaradas en un vano intento de llegar hasta mí.

    Los demás estaban muy lejos. Miré hacia ellos. No tenía que haberme dejado llevar. No vería más a Ellie, no pasaría más buenos ratos con Owen, no vería crecer a Bowie y me sentiría como cuando era pequeño con Nate. Ni tampoco tendría el amor de mi vida con Jane. Aquello era el final. Lo había estropeado todo. Ellie gritó y pensé que sería lo último que escucharía.

    El brazo de Tulio blandió la estocada final. No estaba preparado, no quería morir y perderme todo aquello. Nunca había debido entrar en aquella misión. Los Moondies se habrían encargado de Omega, ellos siempre lo habían arreglado todo.

    Esperé el golpe, buscando una manera de evitarlo. Alcé la mirada para tratar de detener la hoja con las manos, algo que había visto hacer a mi madre y dudaba que jamás pudiera hacer. En lugar de la hoja lo que vi fue una flecha que no parecía hecha de ningún material, de un vibrante azul celeste, clavada en la frente del Legatus, que cayó hacia atrás.

    Me quedé inmóvil, sorprendido. Pero no había tiempo para eso. Me levanté del suelo. El Legatus Tulio parecía muerto. La flecha había desaparecido de su frente y su cuerpo empezaba a estar rodeado de un aura extraña. No podía recrearme, recogí a Ocaso y me preparé para enfrentarme al resto de soldados, pero dos flechas más tumbaron a los que tenía más cerca. Después  otra y otra.

    Luchamos, sí, el fuego de Owen sembraba el miedo entre los soldados y aquellas flechas no erraban nunca. Al cabo de un rato fui capaz de ver de dónde venían. Una figura con una brillante y adornada armadura plateada cruzaba el terreno en nuestra dirección. Tenía un arco en la mano que reconocía perfectamente, un arco sin cuerda ni flechas, alimentado por su fuerza de voluntad. No necesité ver más, aquél era Eldric Northwood, el Daë de Sagitario.

    Unos pocos soldados consiguieron escapar y se alejaron de nosotros a toda velocidad. Volví hacia donde estaban todos, al lado de Calliope. Jane se acercó y me empujó. Era fuerte y perdí pie, casi cayendo al suelo.

    – [Jane]¿ERES TONTO?[/Jane]

    No sabía qué decir. Tenía motivos para estar enfadada, pero no podía dejar de ver a Calliope inmóvil en el suelo, sin vida. Elle me abrazó, aún tenía las manos manchadas de sangre y lloraba. Temí que aquello la cambiara, que mi hermanita dejase de ser ese foco de luz que siempre había sido. Qué ingenuos habíamos sido jugando a ser Daë.

    No sé muy bien cómo me levanté de aquel terreno de combate. Las horas pasaron de una forma extraña, cada uno lidiando como podía con su propio duelo. Eldric no se acercó en ningún momento, pasó la noche fuera, sentado en los establos, meditando aparentemente.

    A la mañana siguiente hicimos todo lo posible por ayudar a Eleanor con su funeral. Estaba entera, demasiado entera. En su tiempo aún estaban demasiado acostumbrados a perder a gente cercana antes de tiempo. Nate dijo unas palabras y Eleanor se despidió de su hermana en silencio, clavando su gladius frente a la tumba.

    Fue entonces cuando Eldric se acercó. Lo primero que hizo fue arrodillarse ante la tumba y murmurar unas plegarias en un idioma que no había escuchado antes, pero que incluso en aquellos momentos, sonaba extremadamente armónico.

    Si Bowie lo entendió, no lo tradujo. – [Bowie]Llegaste tarde, elfo[/Bowie]. – dijo abriendo los ojos.

    Él asintió, poniéndose en pie. – [Eldric]Lamento su sacrificio. No podemos cambiarlo, pero sí hacer que sea uno de los últimos de esta guerra.[/Eldric] – miró hacia Eleanor directamente. Eldric había sido el primero de los Daë, sus visiones le mostraban el camino. Más tarde se convertiría en el Mentor de Eleanor y terminarían siendo prácticamente familia. Era extraño estar allí observando cómo empezaba todo.

    Miré de nuevo la tumba. La historia de Eldric y Eleanor sería recordada tras su muerte. No por muchos, pero si por los suficientes. De Calliope no se sabía nada. Había muerto para salvarnos a nosotros y a su hermana, para permitir la misión que los Daë iban a llevar a cabo. Y no sería recordada. – [Xander]Ella era Calliope. No era Daë, pero eso no cambia nada, tiene que ser recordada.[/Xander] – le pedí. Él me miró fijamente con unos ojos sobrenaturales. Había demasiada sabiduría en ellos y allí estaba yo, apenas adulto, dándole lecciones.

    Sin embargo él asintió, solemne. – [Eldric]No es el momento, pero no puede hacerse de otra forma. Necesito hablar contigo, muchacha.[/Eldric] – dijo a Eleanor. Ella asintió, le habíamos hablado de su destino y lo estaba aceptando de una forma quizá demasiado estoica. Esperaba que su camino tuviese menos tristeza y desolación, aunque el final fuese tan amargo.

    – [Xander]No le mientas. Si sabes el riesgo, díselo.[/Xander] – le pedí una vez más. Eldric me miró y supe por sus ojos que sí conocía el posible desenlace. Para él era una posibilidad, para mí, algo del pasado, un hecho histórico.

    Eldric se fue con Eleanor y estuvieron hablando la mayor parte de la mañana. Yo estaba inquieto, esperando sin saber qué hacer o ante qué prepararme. Si Eleanor se iba con él, la misión ya estaba hecha, pero no sabía dónde teníamos que ir. Estábamos completamente perdidos.

    Cuando terminaron de hablar, Eldric habló con nosotros. Esperó a que Eleanor estuviese lejos y nos dijo que había conocido a Idris, a Henry, a Laura y otra chica llamada Zahra. Nos dijo que estaban a salvo y nos dio el camino que teníamos que seguir para encontrarnos con ellos en…la luna, por extraño que sonase.

    Apenas un par de horas después, todos habíamos recogido nuestras cosas. Nos despedimos primero de Eleanor, que se marchó antes que nosotros, dejando atrás la granja y su pasado.

    – [Owen]Pensaba que este mundo iba a ser más divertido, ya sabeis, saunas, gente embadurnada en aceite… pero es otra mierda más donde no se valora la vida de la gente.[/Owen] – sentenció Owen, cerrando la puerta.

    – [Xander]Será mejor irnos de aquí.[/Xander] – nos alejamos de aquella granja y del pueblo de Nova Pompeya. La historia es mejor en los libros y las guerras mejor en la ficción.

    Solo sentí alivio al sentir el frío tacto de aquella Venus de mármol, sabiendo que nos llevaría lejos de aquél lugar. Miré una vez más a Jane antes de que aquella magia nos transportase a la luna. Al menos tenía un buen recuerdo de aquél lugar, aunque estuviera rodeado de recuerdos muy amargos.