Moondale

Etiqueta: ¿Owen x Amy?

  • GRACIAS A ELLE

    Amy – Escuela ‘Legado’

    Mañana

    Dejé mi forma lupina atrás y volví a ser la Amy humana. Estaba desnuda en mitad del bosque. No parecía que hubiese matado a nadie.  Se podía decir que había sido un éxito. Siempre era difícil volver, pero aquel día, además, tenía frío. Una niebla incómoda no me dejaba ver bien y me mojaba la piel. Qué mierda no tener los sentidos agudizados siempre.- [Amy]Pásame la ropa, stalker[/Amy].- le dije al aire.

    – [Owen]¿Y qué gano yo con eso?[/Owen]- me preguntó Owen Williams saliendo de detrás de un arbusto con mi ropa en una bolsa. Iba sin camiseta y sin pantalones y sin… ¿Esto era un sueño erótico?

    – [Amy]Que no te muerda y puedas seguir viviendo[/Amy].- se acercó, me dio la ropa y susurré un «gracias». Intenté vestirme con rapidez, pero ya me había visto desnuda y él también lo estaba, así que huí del ridículo y me vestí a velocidad normal.

    – [Owen]Pero tienes que morderme: está escrito[/Owen].- me recordó.

    – [Amy]No hay nada escrito[/Amy].- respondí con los ojos en blanco.

    – [Owen]Esto sí[/Owen].- y la niebla se lo tragó todo.

    ***

    Me desperté sobresaltada y sudando más que en pleno agosto en Merelia. Estaba en casa de mis padres, era por la mañana y yo acababa de soñar con Owen desnudo. Todo de lo más normal (NO).

    Me duché, me vestí y cogí la guitarra esquivando a mis hermanas y a mis padres. No me apetecía desayunar con ellos, porque tenía demasiadas cosas en la cabeza. En las últimas semanas me había dedicado a reconciliarme con mi pasado y me había atrevido a componer con la guitarra. Sonaba como el culo, porque el día que repartieron el talento me debí quedar dormida, pero al menos lo estaba intentando.

    Cogí el autobús y me planté en La Escuela Legado. Hacía un día perfecto, porque no llovía ni hacía sol. Con mi sudadera negra y mis vaqueros tenía de sobra.

    Las pocas paradas que había desde mi casa hasta la Nave se me hicieron eternas, porque a mi lado se sentó una señora empeñada en darme charla, pero llegué y me tomé unos segundos para flipar con el edificio que tenía ante mí. Siempre que estaba frente a él me sobrecogía imaginar que había sido una idea de los Moondies, pero no me detuve mucho tiempo, porque había ido a hacer algo. Nate, el guardián del edificio, me saludó con efusividad y continué mi camino. No me fue difícil dar con Elle. Estaba bebiéndose un chocolate mientras hacía como que leía un libro gordo sobre Kvasirs en la que era la zona común.- [Amy]Ey, Elle, ¿no está tu hermano?[/Amy]- mentí. Si hubiera quedado con Xander, le habría enviado un mensaje de no encontrarlo.

    – [Elle]Salió hace un rato[/Elle].- cerró el libro.- [Elle]Creo que se ha encontrado con Jane y necesitaba despejar.[/Elle] – me explicó de forma escueta.

    – [Amy]Mierda[/Amy].- fingí.- [Amy]Owen no está aquí, ¿no?[/Amy]- lo busqué con la mirada. Solo me faltaba que apareciera en mitad de lo que iba a hacer.

    – [Elle]Ya no. Ha salido a correr.[/Elle] – nos miramos.-[Elle]¿Quieres hablar?[/Elle]- asentí y me senté al lado de ella.-  [Elle]Anda, cuenta.[/Elle] – me sonrió y en lugar de tranquilizarme, me puse más nerviosa. De vez en cuando, cada vez que la ansiedad asomaba su fea cabeza, me apetecía un cigarro y ese, era uno de esos momentos.

    – [Amy]Venía a buscar a Xander, porque me dijo hace unos días que iba a escuchar una canción que he estado componiendo[/Amy].- una mentira más. Si me fumaba uno no me volvería a enganchar, ¿verdad?

    – [Elle]Oh, ¿me la dejas oír?[/Elle] – parecía entusiasmada.

    – [Amy]Eh… no[/Amy].- me enderecé en el asiento.

    – [Elle]Por fi, Cactus.[/Elle] – me pidió.

    – [Amy]No, no[/Amy].- estaba muy nerviosa, pero era por lo que quería decirle.- [Amy]Es que no es una canción[/Amy].

    – [Elle]Venga…por fi, por fi.[/Elle]- me rogó colocando las manos como si rezara.

    – [Amy]Mierda[/Amy].- me quejé.- [Amy]Nunca te he podido negar nada[/Amy].

    Saqué la guitarra de su funda de cuadros escoceses (la abuela Delly era muy patriótica cuando se ponía).- [Amy]No soy el puto Leo, te lo aviso[/Amy].- sonreí de medio lado y rasgué las cuerdas.

    Ella se rió y se quedo en silencio. Las notas empezaron a salir de la guitarra y…canté.- [Amy]Alcé mi bandera blanca…[/Amy]- susurré y me sonó a rayos. Estuve a punto de dejarlo, pero seguí.- [Amy]Nunca gritaste alto al fuego. Soy un objetivo fácil. Ha comenzado el destierro…[/Amy]- Elle apoyó su cabeza en mi hombro.- [Amy]Extirpa la razón… Saca todos mis recuerdos… Soy un tumor remitiendo…[/Amy]- continué.- [Amy]Me pregunto si queda algo de mí…[/Amy]- toqué las cuerdas con más entusiasmo.- [Amy]Lo siento, no fue mi intención. No he sabido hacerlo mejor. No voy a volver a insistir. No fui lo que esperabas de mí…[/Amy]

    – [Amy]Vale, no tengo más de momento[/Amy].- confesé volviendo a guardar la guitarra.

    – [Elle]Es un temazo[/Elle].- quitó su cabeza de mi hombro.

    – [Amy]Es horrorosa[/Amy].- de pronto, todo me parecía ridículo.

    Pero él negó con la cabeza. – [Elle]Gracias por enseñármela.[/Elle] – le di un abrazo.

    – [Amy]Es para Leo y… para ti[/Amy].- admití. A Leo no creo que se la enseñase en la vida.

    Vi que sus ojos se humedecían. Como se echase a llorar, lloraría yo y no me apetecía nada.-[Elle]Te he echado mucho de menos[/Elle].- admitió.

    – [Amy]Yo también te he echado mucho de menos[/Amy].- me sequé una lágrima.- [Amy]Joder, odio llorar. Me cago en todo[/Amy].

    – [Elle]Ni siquiera sé qué pasó.[/Elle] – Elle lloraba y reía. Aquello era de locos.

    – [Amy]Leo se lo llevó todo[/Amy].- me di cuenta de que me temblaban las manos.- [Amy]Pero no fue su culpa[/Amy].- Leo no tenía la culpa de que yo hubiera puesto tanto sobre otra persona.

    – [Elle]Tenemos que prometer que no volverá a pasar.[/Elle]- me pidió.

    – [Amy]No pienso volver a enamorarme en la vida, porque cuando lo hago, me vuelvo imbécil[/Amy].- le di un abrazo fugaz me sobresalté ale escuchar la puerta.

    Lo que no esperaba era encontrarme a Owen sudoroso y sin camiseta.- [Owen]Chicas, buenos días[/Owen].- dio un trago de agua y se mojó el pelo. El líquido cayó de su pelo hasta su pecho. Mierda, qué calor hacía en esa Nave.

    – [Amy]¿No ganas para camisetas?[/Amy] – intenté parecer neutral.

    – [Owen]Mi trabajo me cuesta mantener este cuerpazo como para tener que esconderlo[/Owen].- la sonrisa de él siempre era sincera y cálida.- [Owen]Os dejo con la charla[/Owen].- nos guiñó un ojo y se fue.

    – [Elle]Te gusta Oweeeeen…[/Elle]- empezó a canturrear mi prima en cuanto la puerta se cerró. Esperaba que el aludido no se hubiera quedado escuchando.

    – [Amy]No[/Amy].- la corté con firmeza.

    – [Elle]Pero si es muy obvio[/Elle].- sonrió.

    – [Amy]Que no, que a mí no me gusta Owen, coño, que no tengo quince años[/Amy].- me defendí.

    – [Elle]¿Qué tiene que ver la edad aquí? Es muy guapo y muy majo[/Elle].- terció ella.- [Elle]Además, le gustas un montón[/Elle].

    – [Amy]¿En serio? ¿Te lo ha dicho él? ¿Se lo ha dicho a Xander? ¿Qué va contando por ahí este tío?[/Amy]- pregunté casi gritando.

    – [Elle]¡Te he engañado![/Elle]- Ellie no paraba de reírse.- [Elle]No sé si le gustas o no, pero vamos, que podéis quedar, tomar algo y echar un polvo. No creo que se haya muerto nadie por…intimar[/Elle].- sonreí al escucharla hablar así.

    – [Amy]¿PERO QUIÉN TE HA DICHO QUE QUIERO FOLLAR CON OWEN?[/Amy]- chillé. Elle se iba a mear como siguiera riéndose así.

    – [Elle]¿Quieres fo…eso con Owen?[/Elle]- repitió mis palabras. Me hacía gracia porque seguía siendo muy inocente.

    – [Amy]No[/Amy].- sentencié.

    – [Elle]Pues ya está. Si no quieres, no quieres[/Elle].- se encogió de hombros y nos quedamos en silencio.

    Me tapé la cara.- [Amy]¿Te puedo contar un secreto?[/Amy]- no me la destapé para decirlo.

    – [Elle]Suéltalo[/Elle].- me invitó.

    – [Amy]Me pone Owen[/Amy].- lo dije en un susurro casi inaudible.- [Amy]Me pone mucho y no lo entiendo, porque no nos parecemos en nada y no sé por qué es[/Amy].

    – [Elle]¿Por qué? Pues porque es guapo, majete y puedes lavarte las camisetas en su barriga[/Elle].- me encantaba el desparpajo que desprendía.

    – [Amy]Y es un aesir y como se me vaya la mano y le de un bocadito, me lo cargo[/Amy].- le recordé.

    – [Elle]¿Mira, ves? Eso sí es chungo[/Elle].- me dio la razón.

    – [Amy]Chungo, chungo[/Amy].- asentí.

    – [Elle]¿Y qué vas a hacer, quedarte con las ganas?[/Elle]- me miró con sus enormes ojos claros.

    – [Amy]Es la idea[/Amy].

    – [Elle]Te acompaño en el sentimiento[/Elle].- me acarició el pelo.

    Volvimos a quedarnos calladas.- [Elle]Siempre podéis tener cibersexo[/Elle].- me propuso y enarqué un ceja.- [Elle]O hacer manualidades frente a frente. O te compras un protector de dientes como las boxeadoras…[/Elle]- enumeró.

    – [Amy]¡Cállate, loca![/Amy]- no pude evitar reírme. Hacía tanto tiempo que no me reía, que me dolía todo.

    Por fin volvía a ser yo. Y en parte, era gracias a Elle.

    Mi Ellie.

    Mi Burbuja.

    He despertado 
    En el fondo de este pozo sin saber quién soy
    Cómo he llegado
    Lleno de barro
    Con algunos huesos rotos y la piel color 
    Papel quemado
    Me levanto y clavo 
    Uñas y dientes contra la pared 
    El calor derrite mis manos
    Respiro y ardo
    Hogueras en mi Torre de Babel
    El dolor ya no duele tanto
  • PERSPECTIVAS

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – MAYO – MERELIA

    Apuré el paso para recorrer los últimos metros que me separaban de la estación de tren. Cuando llegué al andén, Amy ya se estaba bajando con su maleta y me buscaba sin muchas ganas. – [Xander]Siento no venir en coche.[/Xander] – me disculpé, quitándome las gafas de sol. Se notaba que en Moondale había amanecido un día fresco porque ella iba vestida de una primavera otoñal y yo del más puro verano, con pantalones cortos y una camiseta de tejido ligero. Nuestras pieles contrastaban, la suya nívea y la mía morena ya por el sol, como llevaba siendo habitual desde los últimos meses, ya llevaba casi un año en Merelia.

    – [Amy]Da igual.[/Amy]- respondió casi en un hilo de voz.- [Amy]Gracias por venir.[/Amy] – añadió sin mirarme directamente. No le di dos besos ni la mano porque no parecía tener muchas ganas de que nadie invadiese su zona de confort.

    – [Xander]No las des. Me alegra que podamos pasar algo de tiempo juntos.[/Xander] – reconocí. Estaba verbalizando lo que de verdad sentía para tratar de ayudarla a la vez. Normalmente no solía hablar tan directamente de mis sentimientos, salvo que me ayudasen a animar a gente que me importaba de verdad.

    Ella se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y tiró de su maleta. – [Xander]Deja que te lo lleve.[/Xander] – me ofrecí. Me negaba a arrastrarla y hacer tanto ruido así que la cogí por el asa, de todas maneras para mí y para cualquier Seidr, apenas pesaba.

    – [Amy]Mis padres me han pedido que venga, porque dicen que no estoy bien.[/Amy]- comentó cuando salimos al deslumbrante sol de Merelia. – [Amy]Supongo que ya lo sabes.[/Amy] – aclaró. No era el único que lo sabía ni el único que estaba preocupado. Amy siempre había tenido una personalidad diferente, pero cuando Leo se marchó de una forma poco ética, terminó cayendo en una depresión que a ratos le afectaba de forma muy intensa.

    Asentí. – [Xander]La verdad es que les pedí que te lo comentasen. Puedes tomártelo como unas vacaciones[/Xander] – me sinceré. Mis tíos estaban preocupados, querían lo mejor para Amy, pero a veces es difícil darte cuenta de que alguien tan cercano solo se preocupa por lo mejor para ti, sin juzgarte. Pensé que podía hacer algo por ella y además me apetecía que volviéramos a retomar el trato. Mis problemas con Jane habían hecho que el tiempo pasara demasiado rápido y para cuando me quise dar cuenta, mi prima y yo éramos casi extraños.

    – [Amy]No me gusta la playa.[/Amy]- replicó arrugando la nariz mientras caminábamos por el paseo. – [Amy]Soy más de bosque, de lluvia y de frío.[/Amy] – sentenció. Amy siempre había sido así, totalmente clara para sus gustos.

    Le dediqué una sonrisa. Mi prima siempre había emanado un aura…agradable. Si estaba en un día normal, seguramente terminarías pensando lo genial que era. Pero eso funcionaba en los dos extremos, cuando estaba alterada por algo, lo convertía en su único foco. En resumen, era una persona con un carácter magnético y una ira incendiaria que formaba parte de ella sin restarle un ápice de buena persona.

    – [Xander]Si prefieres hacer cualquier otra cosa, tienes la casa a tu disposición.[/Xander] – le ofrecí. La idea era que se pasara una temporada. Ahora mismo no se encontraba con ánimo de estudiar y lo había dejado hacía algo más de un año. Iba pasando por empleos de corta duración. Mis tíos estaban de acuerdo en que si quería pasar una temporada sabática no le faltaría de nada, solo querían que pudiera encontrarse a sí misma. – [Xander]Como me encanta nadar asumo que a todo el mundo le pasa igual.[/Xander] – me disculpé.

    – [Amy]Me quedaré en casa leyendo y esperando a que mis padres dejen de pensar que me voy a tirar por el balcón.[/Amy]- sentenció agarrando el asa del bolso contra su hombro. Al ver a Amy y conocer su día a día te podían pasar por la cabeza muchos juicios y muchos miedos, especialmente siendo sus padres y temiendo por ella y su felicidad. Personalmente, no creía que Amy fuera a hacer algo así, pero si era cierto que tampoco podía seguir con la misma situación. Se le notaba un aura de tristeza que iba desde su pálida piel, pasando por sus ropas oscuras y una delgadez que casaba con su constitución menuda.

    – [Xander]No creo que piensen eso. Pero lo estarán pasando mal por verte así.[/Xander] – intentar explicar lo que otros sienten respecto a una situación no es fácil, ni creíble. Sabía que mis tíos lo estaban pasando mal, que sus hermanas también y que mucha gente la echaba de menos, pero no iba a frivolizar las cosas, Amy era dueña de sus decisiones, tener una depresión no la invalidaba.

    – [Amy]Estoy bien.[/Amy]- respondió. En cierto modo, era verdad. Podía estar mejor, pero todos podríamos estarlo si ciertas cosas que no podemos controlar dejasen de suceder.- [Amy]Sobreviviré.[/Amy] – anunció, restándole importancia.

    – [Xander]Lo sé. No se lo dije para darte la lata.[/Xander] – le aclaré. No quería que pensara que esto era una especie de intervención, Amy no necesitaba eso en ese momento. Lo único que intentaba darle era un respiro. – [Xander]Se lo dije para darte un sitio en el que desconectar.[/Xander] – añadí.

    – [Amy]San Xander.[/Amy]- replicó sonriendo ligeramente. Por pequeña que fuera la sonrisa, fue como si el sol de Merelia estuviese más brillante.

    – [Xander]Si, ya, todo un modelo a seguir.[/Xander] – me burlé, devolviendo la sonrisa. – [Xander]¿Sabes que la casa de Merelia está llena de juegos de mesa?[/Xander] – comenté. De pequeños Amy, Ellie, Kay y yo dormíamos muchas veces en las casas de unos u otros y nuestro momento favorito era la hora de los juegos de mesa.

    – [Amy]Una pena que no tengas amigos.[/Amy]- replicó, burlándose de mí. Parecía estar ganando algo de confianza. Lo agradecí, no solo por sí misma, si no porque en el fondo, pese a que veía a Owen, Noah y Ellie a diario y a Dante y Kay de vez en cuando, yo también la necesitaba. La casa de Merelia se me estaba haciendo demasiado grande.

    – [Xander]Pero tengo una prima que siempre ganaba.[/Xander] – le recordé. Entre ella y Kay se solían repartir las victorias, por eso si hacíamos equipo yo siempre iba con Kay y ella con Ellie.

    Amy no respondió. Caminamos durante un rato y la noté pensantiva. No tardé en saber el motivo. – [Amy]¿Qué tal está Ellie?[/Amy] – preguntó, sin fijar en mí sus ojos. Habíamos caído en lo mismo. Ellie y Amy habían sido uña y carne prácticamente desde que nació mi hermana, pero con los años llegó un punto en el que empezaron a alejarse como si siguieran trayectorias diferentes y creo que ni ellas mismas sabían el motivo, pero ambas se echaban de menos. Creo que Ellie se protegía, pensando que molestaría a Amy si hablaba con ella.

    Le dirigí una mirada cercana. – [Xander]Bien, parece que Idris la hace feliz, aunque con Ellie nunca se sabe, siempre es feliz.[/Xander] – dije, poniéndola al día. Idris y ella pasaban mucho tiempo juntos, tanto en persona como a través de otros medios. Aún no habían confirmado nada entre ellos, pero era como repetir lo de mis padres, evidente para todos menos para ellos porque tenían miedo. – [Xander]Si quieres hablar con ella, seguro que tiene ganas de verte.[/Xander] – añadí. Como ya había dicho, mi hermana era una persona muy centrada y feliz. Quizá sonaba a adoración pero así era, era de las mejores personas que podía tener en mi vida. Sabía que estaría deseando volver a llevarse bien con ella.

    – [Amy]No, no…la quiero molestar con mi nube negra.[/Amy]- esquivó mirando al frente. Me sentí mal por verla así, pero me contuve, no convenía presionar. – [Amy]Me vale con saber que está bien.[/Amy] – añadió. Eso me sonó a lo mismo que me decía yo respecto a Jane. No era más que una mentira repetida mil veces.

    – [Xander]Amy, no molestas. A nadie.[/Xander] – le dejé claro. Una cosa es que no controles lo que alguien piensa y otra que te pueda gustar ver cómo se menosprecian. Amy merecía saber que era importante. – [Xander]Cuando te veas con ganas Elle va a estar ahí, igual que todos[/Xander] – añadí, para que supiera que no había prisa.

    – [Amy]Ya…[/Amy]- respondió, suspirando.

    – [Xander]Y yo no te voy a dar la tabarra pero si quieres hablar de algo, aquí me tienes.[/Xander] – dije, pensando que no haría falta repetirlo, pero a la hora de la verdad terminé diciéndoselo más veces. Alguna de ellas hablamos, otras no.

    – [Amy]Owen está muy enamorado de ti.[/Amy]- me miró, fingiendo estar muy seria.- [Amy]Deberías darle una oportunidad.[/Amy] – añadió.

    – [Xander]Lo sé, pero el pobre no es correspondido.[/Xander] – dije encogiéndome de hombros. La realidad era que Owen tenía tanto miedo al amor como Amy a socializar. – [Xander]Creo que lo va llevando, me ha dicho un pajarito que pasa bastante tiempo con mi prima.[/Xander] – comenté. Sabía que habían quedado alguna que otra vez como amigos para comer en algún sitio y pasar el rato. Conocía a Owen lo suficiente como para saber que no lo hacía como caridad, si no porque de verdad le interesaba pasar ratos con ella. Me pregunté si Amy lo sabría. Aun así, agradecí que le ofreciera una amistad más a la que aferrarse para superar el bache. Cuando estamos en un mal momento, necesitamos cosas que siempre vayan a estar ahí, pase lo que pase. Owen era una de esas personas.

    – [Amy]¿Owen y yo?[/Amy]- preguntó, negando con la cabeza. – [Amy]Ni de coña.[/Amy] – sentenció. Me reí al ver su respuesta.

    – [Xander]Créeme, tengo ojo para esas cosas.[/Xander] – añadí mirándola, sin dejar claro si estaba bromeando o no. A mí me parecía que hacían buena pareja, pero ellos no tenían por qué opinar lo mismo y al final, eran los que decidían. Por parte de Owen me parecía saber la opinión, pero Amy en ese momento no estaba lista para planteárselo siquiera.

    – [Amy]Pues con JJ no te ha funcionado muy bien.[/Amy]- replicó. Sé que no lo dijo por mal, pero pese a todo, pese a haberme alejado y no verla a diario, pese a lo que dijo aquél día cuando me sinceré, todavía pensaba en Jane y en cómo podría haber sido. La realidad tras haberme ido fue que después de los primeros meses en los que duró el enfado, vino el frío sentimiento de no verla siquiera. A veces me engañaba a mí mismo pensando que Jane no parecía ella misma aquella noche.

    – [Amy]Eh, lo siento.[/Amy]- se disculpó al ver mi cara.- [Amy]No quería herirte.[/Amy] – añadió. Debí poner un gesto que daba pena, porque eso era lo que veía en sus ojos. Muchas veces pensaba si para la gente sería Xander el penas, el que lleva toda la vida llorando por una chica que no le quiere. No quería que nadie me colocase una etiqueta, pero tampoco iba a ser diferente a cómo me sentía.

    – [Xander]No, no te preocupes. No se puede huir siempre.[/Xander] – admití. Huir no fue la mejor de las opciones. Tenía cosas buenas, pero había sido duro separarme de las personas que me importaban, incluso teniendo medios para verlas en una fracción de segundo. Al final, no siempre quería molestar a Noah pidiéndome llevarle y terminé recurriendo al portal que usaban mis padres, que estaba a media hora andando.

    – [Amy]Te equivocas: sí se puede.[/Amy]- respondió, completamente convencida.- [Amy]Lo que no se puede es sufrir eternamente.[/Amy] – añadió. Tenía razón en parte. Ojalá hubiera podido hablar con Leo para que enmendase las cosas. Llevaba algo más de un mes desaparecido del mapa, tanto a nivel familiar, como a nivel de prensa. La gente ya empezaba a hablar de que se había separado del grupo. Al principio me preocupé, pero sus padres y su hermano seguían en contacto. Había pasado algo grave, pero no querían quitarle el derecho a contarlo él mismo.

    – [Xander]No se olvida, Amy, sigue doliendo cuando lo recuerdas. Pero menos.[/Xander] – confesé. Pensé que Amy y yo podríamos ayudarnos mutuamente, pero no había sido consciente de cuánto se parecían nuestras situaciones hasta ese momento. – [Xander]Es aprender a vivir con ello. Lo de Leo no fue culpa tuya.[/Xander] – le aseguré.

    – [Amy]Sí lo fue.[/Amy]- replicó, mirando al horizonte. – [Amy]Pensé que sería feliz si yo le daba una familia en la que no se sintiera diferente y me equivoqué.[/Amy] – aclaró. Mi primo siempre fue taciturno y serio, le gustaba más la música que las personas o al menos eso parecía. Le daba muchas vueltas a no haber nacido Rakkthathor como Noah, se sentía demasiado diferente a su propia familia y al final lo interiorizó de una manera que parecía creer que no merecía estar con ellos. Amy lo mordió siendo muy pequeño, siempre pensé que había sido un accidente pero ahora estaba reconociendo que lo hizo por darle una familia y que no se sintiera diferente. La duda que me queda es, si Leo empezó a sentirse diferente siendo más mayor, ¿cómo lo sabía Amy por aquél entonces? Quizá solo se había confundido, justificándose. O quizá fuera otra cosa.

    – [Xander]Amy, eras pequeña, querías ayudarle.[/Xander] – respondí, estudiando su reacción. Ella no se inmutó, parecía segura de lo que había dicho. – [Xander]Leo no se fue por ser un licántropo, se fue por la música. Y fue él el que se equivocó al no mantenerse en contacto, seguramente por miedo a haberte fallado.[/Xander] – mi primo adoraba la música y cuando se le presentó la oportunidad, siguió su sueño sin mirar atrás. El problema estaba en que su oportunidad se presentó siendo muy joven y la forma en la que se fue no había sido la mejor. Había mantenido más o menos el contacto con todos en el grupo familiar, pero con Amy no, sus relaciones se habían cortado. Supongo que se pelearon y él no quiso hacerle más daño, se extirpó de su vida pensando que eso era lo mejor y se equivocó totalmente. No quería pensar en otras opciones.

    – [Amy]Prefiero no hablar más de él.[/Amy]- respondió. Asentí, si necesitaba un respiro, Merelia le vendría bien. Leo nunca había estado allí. Además, Amy había nacido en Merelia, estaba conectada a ese lugar.- [Amy]Mi vida ha girado mucho tiempo a su alrededor[/Amy] – sentenció. Deseé que así de fácilmente pudiera pasar página, pero a veces no podemos dejar a algunas personas atrás. Es más sencillo cuando ninguna de las dos personas está ya interesada en lo que puede aportar la relación o cuando sabes que la otra persona no merece la pena. Por desgracia, ni Amy estaba segura de que Leo fuese mala persona ni yo conseguía quitarme de la cabeza mi amistad con Jane.

    – [Xander]Pues ya sabes, empieza una nueva. Preferiblemente en la que podamos pasar algo de tiempo juntos si no es mucho pedir.[/Xander] – repliqué con una sonrisa. Me emocionaba la idea de poder llevarnos bien, como hijo de los Moondies, siempre había querido que los demás pudiéramos tener algo así, pero no había podido ser.

    – [Amy]Os ha dado por mí.[/Amy]- replicó ella. Supe que lo decía por mí y por Owen, con el que pasaba también bastante tiempo. Parecía disfrutar de su compañía.

    – [Xander]Es que tienes encanto natural.[/Xander] – admití. El carisma que había comentado antes, esa sensación de ser magnética.

    Ella me hizo una peineta y me acordé de esa Amy que siempre nos hacía reír.- [Amy]Soy irresistible.[/Amy] – replicó.

    – [Xander]Vas a tener Merelia a tus pies.[/Xander] – añadí, disfrutando de verla sonreír. La verdad es que no solo ella lo estaba haciendo. Sentía que Amy me entendía completamente respecto a Jane, sin juicios, sin peros.

    – [Amy]¿Y si me caso contigo? [/Amy]- preguntó. Un par de ancianos nos miraron con cara ilusionada mientras hacían su paseo de la mañana. Me sonrojé, había entendido la referencia.

    – [Xander]No te burles del pequeño Xander.[/Xander] – le repliqué. De pequeños Amy y yo pasábamos bastante tiempo juntos y antes de saber lo que significaba, siempre le pedía que nos casáramos, pensaba que era una forma de no separarse de una persona.

    – [Amy]»Si no le decimos a nadie que somos primos: podemos casarnos».[/Amy]- respondió, imitándome mientras ponía caras. Mi rostro seguía rojo.

    – [Xander]Eh, vale.[/Xander] – me defendí, echándome a reír. Eché de menos que mi hermana estuviese con nosotros. Quería mucho a Amy, siempre la había idolatrado.

    – [Amy]»Tu pelo es taaaaan rojo»[/Amy]- continuó. Con los años el de Kay y el de Vera eran los que se habían quedado de un rojo intenso mientras que el de Amy era cobrizo.

    Negué con la cabeza, a Amy le encantaba avergonzarme. – [Xander]Todavía no sabía de lo que hablaba. Ni que los primos no se casaban…normalmente.[/Xander] – aclaré, por si alguna pareja de primos casados me escuchaba y le parecía mal que dijera lo contrario. Uno nunca tiene que meterse en lo que decida cada uno para su vida.

    – [Amy]No tengo pensando casarme con ninguno de mis primos.[/Amy]- aseguró, pensativa. – [Amy]Bueno, con Ellie quizás sí.[/Amy] – sentenció, antes de echarse a reír.

    – [Xander]Seguro que a Idris no le importa.[/Xander] – admití riendo con ella. Durante un momento, habíamos vuelto a ser nosotros mismos.

    Al final, Amy se quedó en Merelia más tiempo del que pensábamos cualquiera de los dos y creo que los dos agradecimos tener a alguien que nos entendiera y que nos acompañase en nuestra soledad.


    UN AÑO MÁS TARDE

    MAÑANA, JUNIO – ESCUELA LEGADO

    El tiempo pasa increíblemente rápido. Gracias a la compañía de Amy, la estancia en Merelia se hizo mucho más llevadera. Nos ayudábamos cuando lo necesitábamos y nos dejábamos espacio cuando queríamos estar solos. Owen y Noah venían de vez en cuando y jugábamos a juegos de mesa, a veces también con una chica con la que mi primo parecía estar muy encariñado. Otras veces venía solo Owen e íbamos al cine o a dar una vuelta.

    Amy trabajaba en los chiringuitos de la playa en verano y en invierno había encontrado trabajo en un italiano de la zona bastante famoso. No parecía un trabajo que le llenase pero por el momento le había mantenido entretenida.

    Al final, la tediosa carrera de Psicología se terminó y llegó el momento de buscar trabajo, algo que no me resultó especialmente difícil siendo hijo de los dueños de la mitad de la Escuela Legado. Pese a todo, especifiqué claramente a mis padres que quería un puesto bajo y ellos lo aceptaron. Prefería ascender ganándomelo.

    – [Sarah]Estás moreno, Oruga[/Sarah].- replicó mi madre estrujándome con sus fuertes brazos. Guardé las gafas de sol en la mochila y disfruté de su cariño. Les había echado de menos.

    – [Xander]Mamá no me llames Oruga que te puede oír la gente.[/Xander] – respondí. Era el mote que me habían puesto desde pequeño porque se suponía que era un poco dramático y me parecía a una «orugrita». Por suerte Amy no había llegado aún para sumarse a mi madre. Me había acompañado en el viaje, pero había pasado por casa para saludar a sus padres antes de venir a la Escuela. Había pensado hablar con mis padres y buscarle también a ella un hueco.

    – [Sarah]Después de parirte durante catorce horas, te pienso llamar como me dé la gana[/Sarah].- respondió con una sonrisa. Eso era más o menos lo que le decía también a mi padre y mi otra madre cuando se quejaban por tener que hacer algo.

    – [Xander]Mamá Sasha va a ser mi favorita.[/Xander] – le respondí, picándola, pero mi madre era inmune a los celos, incluso de broma. Supongo que en parte era el secreto de su maravillosa relación, que ninguno de ellos había pensado nunca que alguno quisiera más a otro. Simplemente se querían todos de una forma inspiradora. – [Xander]Ya no vais a volver a echarme de menos.[/Xander] – comenté. Antes les seguía viendo pero con las clases y las obligaciones de todos, era más difícil. Ahora iba a trabajar allí a diario aunque viviera en la casa de Merelia así.

    – [Sarah]No voy a llorar, no voy a llorar…[/Sarah]- sonrió, emocionada. A veces me paraba a pensar si todas las madres querrían tanto a sus hijos y serían tan maravillosas como la mía. Mamá Sasha también nos quería mucho, pero lo demostraba de una forma menos evidente que ella.

    – [Xander]Tengo ganas de ayudar a esos niños y niñas.[/Xander] – admití. La Escuela Legado ayudaba a continuar con los estudios formales a personas que por su condición no podían o no querían estar en los colegios, institutos o universidades habituales, pero también a aceptar y controlar las condiciones especiales de cada uno. Por fin iba a poder trabajar con personas que necesitasen mi ayuda, asesorarles para poder convivir con algo con lo que habían nacido.

    – [Sarah]Lo vas a hacer muy bien[/Sarah].- respondió, orgullosa, colocándome el cuello del polo, que se había torcido por la mochila.

    – [Xander]He tenido una buena maestra.[/Xander] – admití, mirándola. – [Xander]¿Qué…? No, lo digo por la tía Diana.[/Xander] – nos echamos a reír. – [Xander]Es broma, mamá. Te quiero.[/Xander] – le pasé una mano por los hombros y empezamos a subir las escaleras hasta la sala de reuniones.

    – [Sarah]Yo también te quiero[/Sarah].- respondió mi madre.- [Sarah]¿Vas a ir a la fiesta?[/Sarah] – preguntó al cabo de un rato. «La fiesta» era la celebración del cumpleaños de Owen. En otra situación, no habría habido nada que evitase que fuese a la fiesta de mi mejor amigo, pero Jane era su melliza así que la fiesta era para ambos, y no quería fastidiarle un día especial.

    – [Xander]No, voy a ir echando un vistazo a los expedientes de los niños.[/Xander] – comenté, intentando parecer despreocupado. – [Xander]Mañana lo celebro con Owen. Vamos a ir de tapas por Merelia. Amy viene también.[/Xander] – le expliqué. Me gustaba hacer las cosas bien en parte porque mi madre SIEMPRE hacía las cosas bien, así que se lo aclaré porque no quería que pensara que iba a hacerlo mal con mi mejor amigo.

    – [Sarah]¿Estás huyendo de Jane?[/Sarah]-  preguntó ella. Después de mí y no sé si Jane, mi madre había sido la persona que más había sufrido con nuestra pelea. Me dolía no poder contentarla, pero en su día lo intenté y no salió demasiado bien.

    – [Xander]No quiero forzar una situación tensa para nadie. Es mejor así.[/Xander] – aseguré, mientras nos separábamos para entrar a la sala.

    – [Sarah]Es una pena que estéis así.[/Sarah]- dijo, encendiendo la luz de un pequeño despacho anexo a la sala de reuniones. Tenía una amplia ventana tras el escritorio, la luminosidad me vendría muy bien.

    – [Xander]Ya. He aprendido a aceptarlo.[/Xander] – le aseguré, para que no se preocupase por mí. Me pasó una mano por el hombro antes de ir a buscar los expedientes.

    Me quedé solo en la sala, pensativo. Mi situación respecto a Jane había cambiado bastante en el último año. No la relación en sí, si no mi pensamiento al respecto. Amy me había ayudado mucho, esperaba haberla ayudado yo a ella tanto como ella a mí. Gracias a su apoyo, había decidido enviarle un regalo de cumpleaños y pensar una manera de arreglar nuestros problemas. Ella no quería que estuviésemos juntos, pero podíamos hablarnos. Solo me faltaba reunir las fuerzas para hacerlo.

    Mi madre volvió al cabo de un rato. – [Xander]¿Qué, ya tenéis las maletas listas para la «luna de miel»?[/Xander] – pregunté mientras los colocaba ordenadamente en mi nueva mesa.

    – [Sarah]No me hace mucha gracia que las dos dejemos Moondale[/Sarah].- comentó, preocupada. Ese día, en unas horas, los tres cogían un vuelo a Roma para pasar una semana de viaje por Italia y las islas del Mediterráneo. Había costado el esfuerzo aunado de toda la familia convencerles de tomarse un respiro merecido después de tantos y tantos años aguantando el tipo. Si no llega a ser porque entre todos les pagamos el viaje como regalo de cumpleaños de los tres, creo que nunca se habrían atrevido a marcharse.

    – [Xander]No pasa nada. Siempre decís que lleva años tranquilo, no pasará nada por unas noches.[/Xander] – la tranquilicé. – [Xander]Y los demás se quedan.[/Xander] – añadí. Si pasaba algo, entre todos podríamos arreglárnoslas para solucionarlo. Dom ya estaba preparado para patrullar y los demás ya se habían ofrecido también. Para no romper la costumbre, a mí me habían mantenido al margen.

    – [Sarah]Ya[/Sarah].- replicó. Hasta que no se viese allí no estaría menos preocupada y aun así, seguramente se pasaría la semana pensando que se iba a encontrar un cráter al volver a Moondale.

    – [Xander]Anda mamá, disfrutad. Lleváis muchos años aguantando por los demás.[/Xander] – le di un beso en la frente.

    – [Sarah]¿Y tú, cuándo te vas a permitir ser feliz?[/Sarah]- preguntó, mirándome. Con mi madre no había disimules, ni corazas, ni nada de nada. Sabía con solo mirarme a los ojos que mi corazón siempre iba a latir por Jane.

    – [Xander]Soy feliz. Estoy bien.[/Xander] – aseguré sonriendo. No mentía, había aprendido a ser feliz con lo que tenía. ¿Preferiría llevarme bien con Jane? Por supuesto. ¿Me habría encantado estar junto a ella? Claro. Pero si no podía ser, tampoco podía hundirme. Tenía mucha gente que me quería y se preocupaba por mí y no podía permitirme hacer caso omiso de su cariño centrando mi vida solo en lo que no tenía.

    – [Sarah]Eso espero[/Sarah].- me pasó una mano por la mejilla con cariño. Asentí y le dediqué una sonrisa.

    Mi padre y mi otra madre se unieron unos minutos después y terminé sumido en un abrazo repleto de amor Echolls que invocó a Ellie, que no se podía perder una reunión familiar emotiva. Aprovechamos para pasar un rato todos juntos antes de que Ellie les llevase al aeropuerto con instrucciones expresas de obligarles a pasar el control.

    Cuando me quedé solo, me puse a trabajar, intentando atar mi mente a cada uno de aquellos chicos y chicas que necesitaban mi ayuda. Comí con Nate, Owen y Amy en el restaurante que quedaba frente a la Escuela y disfruté de mi regreso a Moondale. A veces la felicidad es más sencilla de lo que parece.

  • REUNIR FUERZAS

    XANDER ECHOLLS

    NOCHE A MADRUGADA, CLUB PLATINUM

    Supongo que pensaréis que más de un día de sinceridad máxima implicaría que se alargaría demasiado y empezaría a ponerse pesado, pero no, la realidad era que las horas pasaron volando y aún no había hablado con Jane.

    Pensé en reunir las fuerzas varias veces, pero no dejaba de pensar en que podría interferir si estaba pasando un buen rato con Owen y mi mente usó eso como excusa para evitar el rechazo que esperaba encontrar. Mientras tanto, una parte de mi se debatía con la esperanza de arreglar las cosas, un sentimiento que se apagaba a medida que se desvanecían las horas.

    Con los nervios, opté por hacer algo que siempre me relajaba, jugar a algún videojuego. Me conecté a Endless y entré en el servidor ‘Toriyama‘, donde mi avatar generalista de caballero arcano dio paso a un saiyan con espada a la espalda y chaqueta vaquera – me había influenciado mucho la estética de Trunks para mi avatar -. Estaba subiendo algunos niveles luchando contra Saibamans y haciendo entrenamiento con Piccolo cuando alguien me tocó en el hombro. No era en el juego, así que desconecté y miré a Owen detrás de mí en mi habitación. Dante estaba a su lado, apoyado en la pared, impaciente.

    Os resumiré rápidamente lo que pasó: Venían a buscarme para sacarme de fiesta porque decían que estaba emo; dije que no; ellos no aceptaron el no; intenté escurrir el bulto; no lo conseguí y Ellie se sumó a ellos. Así que al final acabé allí, en mitad del club de moda de Moondale, el Platinum, que a mis padres les recordaba al Silver, un local de moda del centro que ahora era un Caffeinity.

    – [Xander]Sigo sin saber cómo me habéis convencido.[/Xander] – comenté. Después de lo de Tina y de no haber conseguido hablar con Jane, definitivamente no era mi día. No había empezado mal de todas formas, pudiendo ver que por fin mis padres, los tres, iban a poder vivir con un poco más de tranquilidad después de lo que habían pasado. Para otra gente quizá hubiera sido un choque, pero hubo muchas pistas con el paso de los años, además de la buena relación que tenía con Sasha, que sumada a mi capacidad para fijarme en lo que la gente no decía, prácticamente lo dejaban claro. Bueno, eso y el tatuaje de mi padre, una serie de runas en el brazo por cada una de nuestras iniciales, pero la runa de la S, sigel, estaba repetida. Lo único que había quedado era el resquicio de duda que no se había podido despejar hasta ese día por el miedo a preguntarles y ofenderles.

    En mi casa, toda la vida se había respirado el respeto y la aceptación independientemente de lo que te gustase. Para mí, que los tres estuvieran enamorados solo implicaba que, igual que decía Ian Malcolm de la vida, el amor se abre camino.

    La verdad es que me avergonzaba un poco ser el único hetero monoamoroso de mi familia: Por un lado estaban mis padres, que eran una tríada; por otro lado, estaba Elle, que siempre había pensado que era lesbiana hasta que se dio cuenta de que era bisexual; luego estaba Dante, que simplemente disfrutaba de la compañía de las personas, fuera donde fuera, pero por el momento nunca de forma romántica, siempre decía que no había nacido aún una persona que le hiciera sentar la cabeza. Os podéis imaginar que ese clima, incluso antes de saber que mis padres estaban con Sasha, pero sabiendo que mi madre era bisexual, mi padre demisexual y Sasha en teoría lesbiana, me hizo debatirme mi propia sexualidad cuando era más joven.

    Así que un día, después de comerme mucho la cabeza yo solo, lo hablé con Owen. La solución fue muy sencilla para él. Quizá de ahí venía lo bueno de nuestra amistad, yo pensaba las cosas cien veces y él actuaba. ¿Qué os quiero decir con esto? Que Owen me besó y me preguntó si había sentido algo. La respuesta fue un no. La verdad es que fue un poco decepcionante, pero hablarlo con mi familia me ayudó a aceptarme por cómo era. No he dicho específicamente «salir del armario hetero» aunque me viniese a la mente porque la aceptación estaba en mi familia y en mi entorno, pero en el resto del mundo seguía existiendo gente horrible que atentaba contra los derechos lgbt+ y no me sentía bien apropiándome de algo suyo porque mi historia era una estupidez comparada con las dificultades de las de muchos y muchas personas del colectivo.

    Ah sí, lo de hetero está claro. La parte de monoamoroso es fácil de resumir. Si no había podido ni estar con Tina porque no dejaba de pensar en Jane, difícilmente podría estar enamorado de más de una persona a la vez. No pasaba nada, cualquier orientación y tipo de relación estaba bien, pero no hacía daño conocerse a uno mismo.

    – [Dante]Si te vas a poner emo me voy por mi cuenta.[/Dante] – replicó Dante, con un vaso de tubo lleno de una bebida de color rosa, lo que siempre pedía. Me fijé en que estaba más lleno de antes, eso significaba que en un abrir y cerrar de ojos iba por la segunda copa.

    – [Owen]No se va a poner emo, va a beberse esto.-[/Owen] respondió tendiéndome un chupito que acababa de pedir para los tres. Destacaba con sus pulseras y collar fluorescentes que había comprado a alguien en la entrada.

    Lo cogí para no hacerle un feo, pero fui a dejarlo en la barra. Dante lo cogió y se lo bebió tras el suyo. Quise decirle que relajase un poco, estaba mezclando demasiado y la historia del tío Toph se había marcado a fuego en mi mente.

    – [Dante]Por el trío aesri…aesir..[/Dante] – sentenció, vocalizando con algo más de dificultad. Tenía miedo por Dante, normalmente era simplemente un tipo serio y reservado al que parecía que no le afectaba nada, pero cuando salía, desfasaba y tenía miedo de que fuese para desconectar de su realidad.

    – [Xander]Tío, córtate un poco.[/Xander] – dije, en un tono que no pareciera que le estaba mandando.

    – [Owen]¿Qué pasa? A lo mucho pensaran que somos de una banda, o que somos un trio de maromos. Por un trio, digo por el trio sassy…ir.-[/Owen] – respondió Owen, pensando que se lo decía por el hecho de que hubiera dicho nuestra raza en voz alta. No tenía miedo a eso, la historia de la Escuela me había hecho confirmar que la gente adora mentirse a sí misma para estar cómoda.

    – [Xander]Ya te gustaría.[/Xander] – repliqué, sonriendo, a sabiendas de que solo era una broma.

    – [Dante]A mí no me sigáis pasando copas.[/Dante] – comentó Dante, dejándolo caer. No dudaba en que sería capaz de liarse con Owen, pero entre nosotros estaba bien firme la palabra «hermanos», así que sabía que era una exageración. Como el tío Toph y los abuelos MacLeod siempre le habían tratado como un hijo más, mi padre siempre había insistido en que Dante fuese uno más de la familia, igual que lo habían hecho con él. La verdad es que no había sido difícil, por muy inaccesible que fuese Dante al principio.

    – [Xander]¿Os dejo solos?[/Xander] – pregunté, alzando una ceja.

    – [Owen]La noche es joven, esperemos un poco a ver como acaba la cosa.-[/Owen] respondió, y nos echamos a reír.

    – [Xander]Vais con el objetivo claro.[/Xander] – comenté. Hablar de cosas sin importancia me estaba ayudando a relajarme un poco más, pero yo era un poco como Marge Simpson, en estado de alerta felina. Según mi segunda madre, Sasha, había heredado de mi madre el llevar el peso del mundo y de la familia sobre los hombros. En cuanto me vi relajado, mi mente, traicionera como ella sola, pensó en Jane. – [Xander]¿Así que mejor con tu hermana no?[/Xander] – pregunté. No quería que sonase a celos, pero sería una tontería negar que me habría gustado que también nosotros lo hubiésemos arreglado.

    – [Owen]Si, nos lo hemos sacado todo de dentro ¿sabes?… ¿te encuentras bien?, tienes mala cara.-[/Owen] – me miró, preocupado. Os resumiré algo de Owen para los que no lo sepáis, era buena persona, el mejor amigo que pudieses tener la suerte de tener.

    – [Xander]Creo que no me ha sentado muy bien la copa.[/Xander] – mentí. Owen no se merecía sentirse mal por hablarse con su hermana. – [Xander]Me alegro.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Hablaba con sinceridad, no podía hacer más que alegrarme con ellos después de lo que sabía que había sufrido por la relación con su hermana. A los dos les había marcado de por vida lo que había pasado con sus padres después de lo de Elliot. No se podía culpar ni a Rebecca por intentar ayudar a su hijo ni al tío Dominic por tratar de hacer que se aceptase, ni mucho menos a Elliot, Owen ni Jane que eran las víctimas de la vida que les había tocado vivir.

    – [Dante]Eso se te quita con otra copa.[/Dante] – me pinchó Dante, que en ese lapso de tiempo ya se habría encaprichado de tres o cuatro personas.

    – [Owen]Seguro que a ti también te acaba perdonando, solo dale tiempo.-[/Owen] dijo, tratando de animarme. Ambos sabíamos que no podía mediar por mí, así que cuando se ofreció a hacerlo, le quité la idea de la cabeza.

    – [Xander]Bueno, lo importante es que estáis bien.[/Xander] – le recordé. Si hubiera pasado años sin hablarme con Ellie me habría vuelto loco. Por mucho que pueda sufrir por Jane, mi vida estaba llena de alegrías y mi hermana era una de ellas. Habría dado cualquier cosa porque fuera feliz siempre. – [Xander]Dante, creo que has ligado.[/Xander] – le dije, señalando a una chica que tenía la mirada clavada en él.

    – [Dante]Os lo confirmo en un rato.[/Dante] – El bailoteó hasta ella y me fijé en su espalda, donde apenas se notaba la forma de las alas, simplemente parecía que era más cuadrado y fuerte de hombros. Impresionaba su habilidad para camuflar sus alas, pero también sabía que tenía un coste y le dolía llevarlas así de cerradas. Quizá por eso a Dante le gustaba estar bastante tiempo en casa, porque allí podía dejarlas libres. Halloween era su fiesta favorita, porque las soltaba y aprovechaba su «disfraz realista» para ligar. Si su madre siguiera viva quizá podría haber pasado por una maniobra de marketing como ella, pero después de su asesinato, no era seguro para él.

    – [Owen]Eh, me estaba lanzando ojitos a mi.-[/Owen] se quejó Owen, apoyado en la barra.

    – [Xander]¿Qué, no tienes bastante con mi prima?[/Xander].- pregunté con una sonrisa. Omití decir específicamente qué prima para pillarle. Sabía que con Kaylee las cosas no habían ido a buen puerto y se habían quedado como amigos, pero recientemente me había contado que había cenado con Amy.

    – [Owen]¿Amy? Solo somos amigos.-[/Owen] respondió. Sonreí abiertamente, le había pillado.

    – [Xander]Así que Amy, ¿eh?[/Xander] – me eché a reír. Eso parecía confirmar mi teoría de que a Owen le había gustado bastante aquella noche. Con lo de Kaylee me había sentido mal por él, porque sabía que tenía miedo al compromiso, a que pasara como había pasado con sus padres. Ellos dos no estaban hechos el uno para el otro, pero quizá con Amy sí, los dos habían sufrido mucho. Amy apenas hablaba con nadie del grupo desde que Leo se marchó. La dejó muy dolida.

    – [Owen]¿Qué?, no. Solo hemos salido… quedado un par de veces. Calla.-[/Owen] me reí, la sinceridad todavía tenía filón para un rato. Me alegraba pensar que mi mejor amigo pudiera encontrar a alguien. En ese momento la sinceridad me afectó y esta vez no fue en Jane en quien pensé, si no en Amy. Me habría gustado hablar con ella e intentar que se sintiera mejor, pero Amy era demasiado loba, se recluía en sí misma y en su apariencia animal y si no quería ser encontrada, no lo sería. A veces el tío Toph y la tía Diana tenían miedo a que desapareciese en el bosque.

    – [Xander]Según mi hermana a este poder le queda casi la mitad.[/Xander]- le recordé. Sinceridad extrema y alcohol podían dar lugar a combinaciones muy extrañas. – [Xander]Así que mejor no te tiro de la lengua.[/Xander] – dije, siendo buena persona. Creáis que no, era una lata, porque me apetecía sonsacarle más cosas de mi prima, pero prefería que me lo contara él mismo.

    Después de unos minutos, Dante volvió con nosotros con la camisa desabotonada y marcas de carmín. – [Dante]¿De qué hablábamos?[/Dante] – preguntó, sonriendo ampliamente. Cada uno se refugia de lo dura que es la vida en diferentes cosas. Yo jugaba a videojuegos, Amy se entregaba a sus instintos animales, Kaylee se había enganchado a chatear en Endless y Dante y Owen iban de flor en flor.

    – [Owen]Del cromo de cara que traes con tanto carmín.-[/Owen] bromeó Owen.

    – [Dante]¿Quieres un besito también?[/Dante] – preguntó Dante, echándose a reír. El tema es que parecía decirlo en serio.

    – [Owen]Claro, ¿por qué no?-[/Owen] respondió Owen, terminándose la bebida. Les miré acercarse, no era la primera vez que tenían algún breve escarceo en las noches de ligue extremo, como yo las llamaba. El tema era que prefería no estar presente cuando entraban en ello, no por nada raro, no penséis mal, si no porque los dos tenían el mismo problema respecto al amor y me preocupaba que si en algún momento cruzaban el umbral, no serían buenos el uno para el otro.

    – [Xander]Voy a dar una vuelta, que os veo muy cariñosos.[/Xander] – me despedí de ellos con una sonrisa, esta vez también para no cortarles el rollo con mis preocupaciones.

    Aunque sabía lo que les pasaba a cada uno y el origen de sus miedos al compromiso, envidiaba no poder desconectar como ellos. Mi mente era de Jane.

    Eché a andar desde el Platinum, que estaba casi entre el Centro y el Barrio Oeste y para cuando me di cuenta, estaba en un Centro Endless cerca del Parque Central. Habían comprado hacía años un viejo local, antes de que Endless estuviese tan de moda e Infinity se hiciese prácticamente con el monopolio de la tecnología de vanguardia. De aquella había abierto en modo nostalgia, imitando unos recreativos de los ’80 con sus máquinas y su música, parecido al videoclub en el que trabajaba Jane. Ahora quedaba una pequeña parte de esos recreativos mientras que casi todo el local eran máquinas de inmersión de Endless.

    Eché un vistazo y al principio no la reconocí. Estaba jugando en una vieja arcade del Street Fighter, pero iba muy diferente. Llevaba el pelo más liso de lo habitual, dejando al descubierto una oreja llena de pendientes y remataba su estética un look repleto de cuero. Pero la cara no dejaba lugar a dudas, era Jane.

    Miré el reloj, había caminado media hora, el conjuro terminaba al día siguiente a media mañana, pero no podía perder la oportunidad. – [Xander]¿Jane?[/Xander] – pregunté, acercándome a ella.

    Se giró para mirarme mientras seguía jugando, pero no dijo nada. No me parecía una buena señal, pero era ahora o nunca.

    – [Xander]Vengo de estar con Owen…me…alegro de que lo hayáis arreglado.[/Xander] – me senté a su lado, en una máquina del Time Crisis. Recordaba haber jugado con ella a dobles antes de ir al cine a ver alguna película.

    Ella se quedó pensativa, mirándome, como si me evaluara. Vi algo distinto en su mirada, a ratos no parecía la Jane que conocía, pero también hacía años que no hablábamos. Las personas cambian.- [Omega]Tuve que hacerlo[/Omega].- respondió. Me imaginé que le estaría quitando importancia, después de tanto tiempo no iba a admitirme que se había sentido mal por no hablar con su hermano.

    – [Xander]No pensé que te encontraría por aquí.[/Xander] – comenté, dándome cuenta de lo mucho que podía haber cambiado. – [Xander]Mira…supongo que no es el lugar ni el momento pero….quiero que sepas que siento no haberte apoyado más y que lo más duro que he vivido nunca es estar separado de ti…yo…eres muy importante para mí.[/Xander] – lo solté todo de carrerilla, dejando que el poder me afectase sin contenerlo, esperando que así Jane pudiera saber cuánto lo lamentaba.

    – [Omega]No sé qué decir…[/Omega]- respondió, confusa, no parecía en absoluto afectada por lo que acababa de decirle y eso me asustó.- [Omega]Ya ni siquiera recuerdo por qué dejamos de hablarnos[/Omega].- comentó, girándose hacia mí. Estaba más cerca de lo que había estado en años. Mi recuerdo no le hacía justicia, era todavía más guapa, incluso con lo punk que iba vestida.

    – [Xander]Porque fui un idiota.[/Xander] – confesé. – [Xander]N-no quiero molestarte más pero…[/Xander] – me removí, la sinceridad me instaba a decir algo que creía que no me apeteceía decir. Pero claro, lo cierto es que sí quería. – [Xander]Ya no estoy con Tina…no podía dejar de pensar en ti.[/Xander] – añadí. Acababa de descubrir mis cartas, me había tirado a la piscina sin flotador y con una pierna rota.

    Ella sonrió y por un momento me relajé, pero entonces volvió a la partida hasta ganar.- [Omega]Deberías volver con ella[/Omega]. – sentenció. La frialdad con la que lo dijo mientras me miraba a los ojos fue demoledora.

    – [Xander]No me vas a perdonar nunca, ¿verdad?[/Xander] – pregunté, dolido, apenas conseguía mantenerme entero, pero no quería hacer un espectáculo.

    – [Omega]Veo que empiezas a captarlo[/Omega].- replicó, guiñándome un ojo antes de ponerse en pie e ir hacia una de las máquinas del fondo a hablar con un chico joven que me sonaba de vista de la Universidad.

    Con un nudo en el estómago me puse en pie sin mirar atrás y salí a la calle. El aire fresco me despejó, pero me costaba respirar como si estuviese encerrado en una burbuja. De pronto el exterior solo me parecía una jaula más pequeña, como si viviese dentro de una cúpula, como si el mundo fuese demasiado pequeño.

    No sabía dónde ir, así que volví al único sitio cercano en el que había alguien para no estar solo. Entré al Platinum y di gracias de que Owen y Dante estuvieran todavía allí. Una copa de Dante estaba sobre la mesa, así que la cogí y le di un trago, buscando la liberación que parecía dar, pero un solo trago me hizo esbozar una mueca, aquello sabía horrible.

    – [Xander]Dios, no sé cómo podéis beber esto.[/Xander] –  estaba claro que el alcohol no era para mí.

    – [Owen]Un agua con gas para mi amigo.-[/Owen] pidió Owen, acercándose. Sabía que me pasaba algo, pero esperó.

     – [Xander]He visto a tu hermana.[/Xander] – confesé, no quería entrar en muchos detalles. – [Xander]No ha ido muy bien.[/Xander] – sinteticé, siendo muy generoso. El rechazo que había recibido después de abrir mi corazón a ella completamente, por desgracia, deja secuelas. A mí se me sumaría a nuestra pelea inicial para crear un enorme terror a equivocarme. – [Xander]Así que vamos a hablar de otra cosa.[/Xander] – aclaré. Enterré a un rincón de mi mente lo que acababa de ocurrir, aunque a lo largo de mucho tiempo saldría de vez en cuando para diseccionarlo, para atormentarme.

    – [Owen]¿Quieres darle un beso a Dante? Hoy esta que se sale.-[/Owen] comentó, intentando quitarle hierro. Dante estaba en mitad de la pista, bailando con una chica y un chico.

    – [Xander]No tengo humor para besos.[/Xander] – sonreí, disimulando lo mal que me sentía. La música estaba demasiado alta y había demasiada gente en aquél local. El calor me empezaba a resultar sofocante, así que le pregunté a Owen si quería salir un poco fuera. Intenté calmarme cuando volví a ver el cielo despejado. No podía seguir allí, viendo a Jane por los pasillos a diario. Traté de no pensar en ella y me fijé en algo positivo, estaba con mi mejor amigo.

    – [Xander]Anda, cuéntame lo de Amy.[/Xander] – sonreí mientras nos sentábamos en unas escaleras.

    Aquella noche el miedo se apoderó de mí. Fui incapaz de volver a casa solo porque tenía miedo a pensar, así que esperé hasta que Owen se cansó de fiesta y le invité a quedarse en casa, la vieja habitación de Dante estaba libre, ya dormía muchas noches en el apartamento que tenía sobre el taller.

    Tardé mucho en conciliar el sueño. Finalmente estaba a solas con mis pensamientos y lo único que me dio algo de paz fue pensar en la opción de mi segunda madre.

    Cuando mis padres empezaron juntos, decidieron no vivir una vida común pública por protegernos, algo que nunca les agradeceríamos bastante. Pero todo el mundo necesita desahogarse a veces así que Sasha usó su sueldo de trabajadora de la Escuela Legado – el concepto era vigilante de seguridad pero en realidad se dedicaba a la caza – para comprar un apartamento en Merelia a nombre de Ellie y mío.

    A la mañana siguiente, me levanté temprano y me senté con los tres. Al ver que lo estaba pasando tan mal por Jane y que me planteaba irme a estudiar fuera, me dieron los tres la opción de terminar los estudios en Merelia, aunque ninguno parecía muy cómodo con que quisiera huir del problema, parecían estar de acuerdo en que me estaba afectando y necesitaba un respiro.

    Por suerte teníamos a Daakka y a Noah en la familia para ir rápidamente de un sitio a otro, y mis padres tenían localizado en el mapa de portales de Vincent uno que conducía a Merelia, no muy lejos de la casa. Lo habían usado a menudo cuando querían despejar y estar juntos sin fingir.

    Seguiríamos en contacto, eso fue lo que le dije a todos, pero sabía que me iba a doler mucho separarme de ellos, incluso estando a unos minutos. Ya no estaría bajo el mismo techo que mi hermana, compartiendo su día a día, ni podría ver a mi padre y mis dos madres siendo felices ahora que ella podía mudarse oficialmente.

    Después de hablar con todos, aprovechando que dormía los efectos de la noche anterior, decidí contárselo a Owen cuando se despertó.

    – [Owen]Me estas abandonando[/Owen] – sentenció, preocupado. Owen y yo estábamos mucho tiempo juntos, iba a echar de menos nuestra relación, pero con esfuerzo, no tendríamos por qué pasar mucho tiempo separados.

    – [Xander]Ya lo he hablado con Noah, me traerá en cualquier momento, será como si estuviera allí.[/Xander] – le expliqué, aunque la idea del apartamento recibiéndome vacío me aterraba. – [Xander]Y puede llevarte en brazos a correr por las mañanas. Hay playa. Y gente con ropa escasa[/Xander] – le tenté. Me forzaba a pensar que todo seguiría siendo lo mismo.

    – [Owen]Ya sabes que me mareo con Noah.[/Owen] – replicó Owen. En ese momento no me imaginaba que de verdad podría llegar a conseguirlo, que la gente que me quería iba a hacer los esfuerzos y aprovechar los recursos a nuestra disposición para vernos muy a menudo. Tenía miedo a perder a toda la gente que me importaba: a mi padre, a mi madre, a mi segunda madre, a Ellie, a mis primas, a Noah, a Owen y a Dante. Y sí, hacía todo eso para distanciarme de Jane, pero la desgracia de mi vida es que también tenía miedo de dar el paso y perderla también a ella.

    – [Xander]Vendré yo entonces, vago.[/Xander] – sentencié. No queria desligarme de la Escuela Legado, siempre había sido parte de mi vida y Jane no estaría allí.

    – [Owen]Me sacrificaré e iré también a verte. A ti y a la gente de poca ropa.[/Owen] – se rió. Me aliviaba saber que mi mejor amigo se lo tomaba bien.

    Le devolví la sonrisa. – [Xander]Reconoceré tu sacrificio invitándote a tapear.[/Xander] – añadí.

    Los siguientes días los pasé inmerso en papeleo para el traslado, que por suerte había sido mucho menos gracias a el tío Toph y la tía Diana que habían usado sus recursos y sus puestos en la Universidad para agilizarlo.

    Sé que hay que luchar, pero a veces la vida simplemente es demasiado dura como para luchar y hay que replegarse y reunir fuerzas.

  • ¿QUÍMICA CON AMY?

    Owen Williams – ¿De Farra?

    Hannibal’s Meat Grill

    Acabábamos de ganar nuestro sexto partido consecutivo, estábamos invictos y como venía siendo habitual fuimos a celebrarlo al Hannibal´s, que menudo nombre también para un local que sirve carne, y el dueño debía de ser checoslovaco o de algún país perdido de esos de Europa del este con ese nombre.

    No entendía tampoco esa fijación por la parrilla que tenían mis compañeros de equipo, el futbol americano era popular en Texas, pero tampoco era necesario que le copiáramos también sus gustos gastronómicos.

    Quizás se debía también al cambio del local en los últimos años, al principio parecía más un restaurante de carretera para el descanso de los camioneros, ahora resultaba más familiar con sus bufandas, banderas y demás parafernalia dedicada al futbol.

    El caso es que mientras estaban vitoreando a Xander por su última carrera, nadie recuerda nunca al que da los pases, la melena castaña de una mujer en la puerta del restaurante me distrajo. Como en una de esas películas típicas, en cuanto me levante para cerciorarme de que no se trataba de ella, alguien paso por delante de mí y la mujer de la entrada se había desvanecido como un fantasma…

    Hace poco, muy poco, de verdad…

    Amy se encontraba en la puerta del Hannibal´s, llevaba un cigarrillo sin encender en la mano con el que jugueteaba con los dedos y miraba hacia la más absoluta nada en dirección al bosque, tuve que girar la cabeza un par de veces para ver si venía algún colgado con motosierra de entre los arboles detrás de mí.

    – [Owen]¿Dime que aun no habéis cerrado?.-[/Owen] Con las ansias pegue la cabeza y las manos a la cristalera manchándola de dedos, alguien iba a tener que limpiarlos de nuevo.

    – [Amy]Está cerrado.- [/Amy] Añadió sin más. Seguía con la mirada perdida en el bosque, era como si su cuerpo estuviera allí pero su espíritu hubiese salido volando.

    – [Owen]¿Incluso para los colegas? Vamos Amy, necesito un par de hamburguesas y alcohol, ha sido un día peculiar y quiero celebrarlo.-[/Owen] Habían cancelado mi suspensión con el equipo de futbol. No fue por sustancias prohibidas, mi cuerpo es un templo, salvo para la bebida. Digamos que le cruce la cara a un compañero de equipo por cierto comentario ofensivo hacia mi otra mitad.

    – [Amy]Háblalo con Hannibal.- [/Amy] Hizo un gesto con la cabeza para que pasara y tras una conversación de besugos con frases cortas y remarcadas no conseguí nada.

    – [Owen]Me ha dicho que la parrilla ya está limpia y no tiene ganas de mancharla otra vez. Pues habéis perdido un cliente… A quien quiero engañar esas hamburguesas están demasiado buenos, ¿qué clase de sustancia adictiva le echáis?.-[/Owen] Fijo que era alguna guarrada de salsa mezclada con unos adictivos para darle más sabor o algo así.

    – [Amy]Escupitajos.- [/Amy] Por primera vez desde que había llegado aparto la mirada del bosque y me observo muy seria seguido de un ligero atisbo de intentar sonreír.

    – [Owen]Vaya, y yo pensando que lo que llevaba era salsa de aguacate.-[/Owen] Fue lo único verde que se me ocurrió sano en contraparte a la guarrada de los escupitajos.

    – [Amy]¿Por qué me estás dando charla? -[/Amy]  Parecía extrañada. Recuerdo como las luces exteriores del local jugueteaban con su pelo dándole destellos rojizos. Era como la pira de un fuego a punto de extinguirse.

    – [Owen]Somos amigos, eso es lo que hacen los amigos. Hablan.-[/Owen] Nos conocíamos desde pequeños y a pesar del distanciamiento entre todos siempre la he visto como una amiga, igual que al resto.

    -[Amy] No somos amigos.- [/Amy]  Me encogí de hombres y juguetee con las llaves de la moto mientras me movía lo más lentamente posible. – [Amy]Eh, no te vayas.- [/Amy]  Me detuve teatralmente mirando yo esta vez a la nada como si ella no estuviera.- [Amy]  Es que…no estoy en mi mejor momento.- [/Amy]  Nadie lo estaba, quizás necesitábamos quedar todos y hacer un intervención para soltar todo lo que nos comía por dentro. En el caso de Amy hacia tiempo que no sabía nada del único miembro de su manada y eso debía de ser como si te faltara algún miembro u órgano.

    – [Owen]Crecen tan rápido.-[/Owen] Bromee intentando animarla aludiendo a que Leo era como su hijo. -[Owen]Deberías haber ido con él, Leo no vale para cantar.[/Owen]

    – [Amy]No me lo pidió.- [/Amy]  Intentaba aparentar que no le molestaba, pero sus mejillas se movían como si las estuviera mordiendo por dentro.

    – [Owen]Menudo cretino, se ve a leguas que la banda no es lo mismo sin ti.-[/Owen] La realidad, Leo estaba nadando en una piscina de billetes con un puñado de groupies que le tiraban bragas y calzoncillos al escenario mientras nosotros estamos allí helándonos el culo en un restaurante de carretera.

    – [Amy]Que le den.- [/Amy]  A él y a todos sus billetes de 100 perfectamente colocados debajo de su colchón con sabanas egipcias.- [Amy]  Algún día deberías dejar de besar el suelo por el que pisa mi hermana.- [/Amy] Me miro y aparte la vista.

    – [Owen]Todo el mundo piensa lo mismo, quizás debería hacer caso.-[/Owen] Desde pequeño he tenido un crush con ella, su inteligencia y que yo era más bobo que un saco de piedras. Supongo que en el fondo era consciente de que nunca llegaría a nada con ella.

    – [Amy]No nos merecen.- [/Amy]  Tiro el cigarrillo que no se había fumado y lo pisoteo como si de una cucaracha de tratara probablemente pensando en la cara de Leo.- [Amy] Que se líen entre ellos y nos dejen en paz. [/Amy]

    – [Owen]¿Te apetece comer algo? Conozco un japonés buenísimo, tienen karaoke y todo, y sake.-[/Owen] Nos iba a acabar dando bajona como siguiéramos hablando de gente que pasaba de nosotros por las que nosotros perdíamos el culo. Así que opte por reconducir la noche a un desenfreno de canciones cutres en un local pequeño rodeados de empresarios ebrios con las corbatas en la frente.

    – [Amy]¿Pagas tú? -[/Amy]  Llevaba cuatro perras contadas, lo mismo todo se reconducía a mucho sake y canciones.

    – [Owen]Si cantas en la máquina de karaoke si.-[/Owen] Pensé que eso la animaría, que no se sentiría infravalorada, que ella también valía para cualquiera banda que quisiera.

    – [Amy]Depende de lo bueno que sea el japonés.- [/Amy]  Recogió una mochila del suelo en la que llevaría su uniforme y avanzamos hasta la vespa rosa que le compre a la madre de Amy. Si, rosa, y sin problemas, no se me han caído los huevos ni nada.- [Amy]  Y no se te ocurra pensar que esto es una cita. [/Amy]

    – [Owen]No lo pensaba. Solo somos dos amigos, colegas, conocidos, que van a ir a desfasar a un japonés y que un puñado de gente les mirara raro cuando se pongan a cantar.-[/Owen] Amy asintió y me quito las llaves de la moto. En un abrir y cerrar de ojos se hizo un moño, se coloco el casco y tenía la moto arrancada. Me senté de paquete detrás de ella sin arrimarme mucho dejando una fina capa para que corriera el aire, Amy siempre ha necesitado su espacio con los demás, espero que se encuentre bien y recuerde que por una noche, a pesar de ser un antro, corearon su nombre y fue más popular que Leo.