Moondale

Etiqueta: Para Noah todo va muy lento

  • PERDIENDO LA PARTIDA

    NOAH ARKKAN

    BOSQUE DEL CREPÚSCULO

    Ni siquiera con mi velocidad pude reaccionar a tiempo cuando el sueño lo cubrió todo y caí al suelo. Lo que si me permitió fue ver que no era el único que estaba allí inconsciente, los rostros de mi familia y mis amigos y amigas quedaban aplastados contra las piedras de la plaza del centro del laberinto, coronada por una fuente sobre la que se alzaba un pequeño arcoiris. Aquél laberinto era mágico, no solo en parte, si no en todo su ser, cada fibra de demonio en mí lo percibía como un pulso que recorría y embargaba mis sentidos.

    Cuando desperté, además de la cabaña en la que me encontré, sentí que seguía, si no en el mismo, en un lugar igual de mágico, pero con una naturaleza diferente, con un equilibrio que de continuo parecía a punto de decantarse entre cualquiera de sus bordes.

    No molestaré con los detalles que descubrí en cada rincón de la cabaña, porque la recorrí una infinidad de veces tratando de buscar una salida. No había forma, aquella manilla no se movía ni siquiera bajo el peso de mi fuerza demoníaca hasta que de pronto, como si la física de aquél pequeño universo en el que se había convertido esa cárcel improvisada se rompiera, la puerta se abrió.

    – [Caitriona]Hola, Noah[/Caitriona].- dijo una voz femenina. Por regla general, para cuando hubiera cruzado el umbral mis sentidos ya lo habrían visto todo de ella, pero como si su propia esencia formara parte de aquél lugar, fui incapaz de ser más rápido, como si mi don hubiera desaparecido sin más, solo que en mi interior notaba que lo estaba usando.- [Caitriona]Soy Caitriona y he venido a hacer un trato[/Caitriona]. – dijo. Rebajé la velocidad y sus movimientos siguieron al mismo ritmo, esa magia, la de aquél lugar, quebraba las leyes de la física.

    – [Noah]¿Un trato? Antes tengo que saber más de todo esto…[/Noah] – le pregunté. Estaba en una situación desfavorable, no sabía nada de aquél lugar, de qué les había pasado al resto o cómo habíamos llegado al laberinto en primer lugar. Y luego estaba ese trato que ofrecía y que no pintaba nada bien.

    Creo que cuando asintió no esperaba todas aquellas preguntas, pero aceptó cada una con paciencia y me pregunté cuánto ganaría con ese trato como para aguantar así. Descubrí que la magia de Kaylee nos había sacado del ataque de los sirvientes y sirvientas de Antailtire pero con la prisa y el miedo nos había dejado a la deriva entre mundos, llegando al Laberinto. Tenía serias dudas al respecto, parecía más bien que ella, o a quien ella sirviera a juzgar por sus palabras, había mediado en el conjuro de Kaylee para atraernos aquí. Tenía confianza en las habilidades de mi amiga y posible cuñada.

    Al parecer el Laberinto comunicaba con aquél lugar y dormirnos era parte del proceso de cruzar el portal a ese lugar, ese Bosque del que no sabía ni el nombre. No es que diera muchos detalles, esa conversación era una partida de ajedrez en la que yo no tenía ninguna ventaja y Caitriona era una jugadora experta. Ese trato que me ofrecía se había repetido antes, no solo con el resto de los que habían venido conmigo y les había tocado ya el turno, si no incontables veces en el pasado, con a saber cuántas almas. Fuera como fuese, había demostrado que no podía salir de allí, así que me veía obligado a atenerme a sus términos y escuchar su pacto como harían los demás.

    – [Caitriona]Pues sí que tenías dudas…[/Caitriona]- dijo ella, esbozando una sonrisa tenue.

    – [Noah]Lo siento, sé que es molesto, pero la situación no va a permitirme errores.[/Noah] – no sabía aún qué pensar de ella, así que fui correcto pero cauto. Notaba el peligro en el ambiente, pero una parte de mí me decía que aquella persona que tenía frente a mí no era inherentemente malvada. Quizá así fuera siempre, puede que eso mismo hubieran sentido los demás al enfrentarse al Soberano, a Z o incluso a Mason, que eran personas a fin de cuentas. – [Noah]Escucharé tu trato si eso sirve para que nos vayamos de aquí.[/Noah] – le dije.

    – [Caitriona]Como te he dicho, os iréis cuando todos los miembros del grupo hayan escuchado mis ofertas[/Caitriona]. – repitió ella, firme. Asentí y esperé a que dijera el trato que tenía reservado para mí.

    – [Caitriona]Te ofrezco que tu familia esté a salvo de Omega[/Caitriona]. – con esa decena de palabras consiguió sorprenderme y dejarme indefenso. Omega, la amenaza que pesaba sobre todos los que habíamos llegado desde la Tierra y nos habíamos visto envueltos en esa misión. Por mucho que Antailtire fuera ahora nuestro principal enemigo, Omega seguía ahí, oculta en las sombras. Habíamos pensado qué habría pasado con ella cuando llegamos aquí, si se habría quedado en la Tierra o habría llegado también a estos mundos. Estuviera donde estuviese, era una terrible amenaza para todos.

    – [Noah]¿Está en la tierra?[/Noah] – pregunté. No sabía si me daría una respuesta o una evasiva. Juzgué la postura de sus manos, reposando en su regazo en cuanto alzó una silla de la misma tierra. Una posición estudiada, controlada, como cada una de sus palabras.

    Ella asintió.- [Caitriona]Ha vuelto hace poco[/Caitriona]. – añadió. Así que sí había llegado con nosotros a aquel mundo. No podía ser una Daë, ella no, con sus ansias de destrucción. Quizá era todo una jugada del destino o tenía que ver con Jane. Fuera como fuese, había vuelto y ahora era un peligro para los Moondies, que no sabrían que estaba allí. Y ella me ofrecía protección para mi familia, pero no sabía si según su concepción de familia o la mía.

    – [Noah]¿Por familia te refieres a mis padres? ¿Y cómo sé que podrás hacer algo desde aquí para protegerles?[/Noah] – pregunté. Por mucho poder que le hubiera visto desplegar, estábamos a efectos prácticos en el pasado, a mundos de distancia, era necesaria mucha magia para poder hacer algo, una capaz de detener a Omega.

    Esbozó una leve sonrisa y asintió.- [Caitriona]Jugando con las probabilidades y usándolas a su favor[/Caitriona]. – puntualizó.

    Suspiré, valorando las opciones. Podía conseguir tiempo, protección jugando con que a Omega le apeteciera ignorar a mis padres, pero sin nosotros allí, con la fuerza que había demostrado tener, no podrían con ella. Podría atacar a cualquiera que no fueran mis padres, incluso a la pequeña Chloe. – [Noah]¿Y los demás? Mis tías y tíos, los padres de Lexie, los MacLeod…[/Noah] – pregunté. Necesitaba incluirlos, no podía hacer un pacto así dejando de lado al resto.

    – [Caitriona]Tu padre y tu madre[/Caitriona].- confirmó, despejando mis sospechas. Por mucho que quisiera a mi padre y mi madre, no podía salvarles sabiendo que el resto podrían salir mal parados. Tenía que seguir el juego, conocer qué quería a cambio y negociar.

    – [Noah]¿Qué pides a cambio?[/Noah] – puse toda mi atención en sus palabras porque hasta la petición más inocente podía esconder algo.

    – [Caitriona]Tu velocidad[/Caitriona]. – dijo ella. No había duda, no había intenciones ocultas, quería mi don.

    Solo de pensar en el precio notaba un vacío en el estómago, una sensación que perduraría si perdía algo que era parte de mí desde el mismo momento en el que fui consciente de lo que me rodeaba. No había sido un niño fácil con tanta energía, aburrido después de poco tiempo porque con mi velocidad, apenas una fracción por aquel entonces, ya había jugado con todo lo que tenía a mi disposición. Había aprendido a controlarla, a dominarla para hacer mi vida más llevadera y conseguir ventajas, tenía todo el tiempo del mundo, nunca tenía prisa, podía visitar cualquier lugar. Me pedía renunciar a esa libertad, a una parte de mi propio ser, a cambio de otra parte de mi vida, de las personas que me importaban. – [Noah]Solo la daré si proteges también a los demás.[/Noah] – sentencié, tratando de parecer serio y firme. Me vibraba una mano por los nervios, así que la oculté detrás de mí. Aunque seguro que ella lo sabía, que con sus ojos veía a través de mí.

    – [Caitriona]Esto no es un mercadillo, Noah[/Caitriona].- repitió, colocándose en la silla, su postura demostraba que ella no necesitaba esa negociación tanto como yo. Pero si fuera así, no estaría allí.

    – [Noah]Precisamente, si me pides mi velocidad es que sabes lo que significa.[/Noah] – me mantuve firme, evitando pensar en todo lo que cambiaría en mi vida si el trato se cumplía. No tenía sentido valorarlo, porque sabía en todo momento que la alternativa de perder cualquiera de esas vidas la cambiaría para algo mucho peor.

    – [Caitriona]Lo sé[/Caitriona]. – se limitó a decir.

    – [Noah]No puedo venderla más barata y menos sabiendo que ella ha vuelto y cualquiera puede sufrir por su culpa.[/Noah] – insistí. La miré a los ojos y le aguanté la mirada pese a que mis costumbres me pedían a gritos apartarla una y otra vez.

    – [Caitriona]Dime a quiénes quieres proteger[/Caitriona]. – dijo al final.

    Suspiré y medité bien mi respuesta. A cualquiera que me dejase fuera, podría caerle la ira de Omega. Lo había leído incontables veces. Me pregunté si aquella mujer con ese aspecto tan poco terrenal y ese bosque mágico no sería también una faë. Todas las historias avisaban de los tratos con ellos y si algo se repite tan a menudo en la ficción es que tiene parte de verdad. – [Noah]Cara Elle Arkkan, Daakka, Christopher MacLeod, Diana Echolls, Sarah Echolls, Daniel Arkkan, Sasha Elliot, Alexander Fenris, Karen Fenris, Liam Fenris, Mara Solo-Novak, Vincent Solo-Novak, Dominic Williams, Rebecca Williams, la…la señora Allen, la madre de Niall. Bill Parker. E Hiroshi Sato. Y Logan, Logan Villiers.[/Noah] – repasé una y otra vez la lista en mi mente. Logan Villiers no era casi ni un conocido para mí, pero era el padre de Cole, Dante y Niall y un Daë, además de tener un poder muy peligroso, podía ser un blanco fácil para Omega. Y por más que busqué, los nervios me dejaron en blanco respecto al nombre de la madre de Niall, lo sabía, lo tenía en la punta de la lengua, pero no era capaz.

    – [Caitriona]Son muchas personas[/Caitriona].- dijo ella, frunciendo el ceño con ligereza.

    – [Noah]Y pides algo muy grande a cambio.[/Noah] – repliqué. Era consciente de que con mi don podrían hacerse cosas terribles, necesitaba incluir esa garantía.

    – [Caitriona]Estarán a salvo hasta que volváis a la Tierra[/Caitriona].- concedió tras pensárselo un rato. Me di cuenta del cambio, ya no garantizaba su protección como antes, si no solo hasta que volviésemos a la Tierra. Eso me tranquilizaba en el sentido de que si algo impedía que volviéramos, ellos estarían bien, al menos respecto a Omega. Y también porque me hacía tener la esperanza de volver.

    Asentí y suspiré mientras meditaba mis palabras. – [Noah]Entrego mi don, no mi velocidad normal, si no mi don, a cambio de que esas personas estén a salvo hasta que nosotros volvamos a la Tierra…y que mi poder no se use con malos fines.[/Noah] – dije, extendiendo mi mano para sellar aquél oscuro pacto que sin duda recordaría toda mi vida.

    Caitriona me miró unos segundos, consciente de la cláusula que acababa de añadir. No pareció importarle, así que lo que sacaba de aquél trato tenía que ser algo más. Puede que no solo mi don, si no, quizá, quitármelo. Ella extendió su mano y agarró mi brazo, las manos de cada uno aferrando el codo del otro. Después, fue como si un rayo me partiera en dos y arrancara de mí toda energía, toda la fuerza y las ganas de vivir. En aquél instante caí de rodillas, roto, no por el dolor, si no por la pérdida.- [Caitriona]Que así sea[/Caitriona]. – dijo ella frente a mí. Mi don brillaba como una esfera dorada refulgente en su mano.

    Moví una mano lo más rápido que pude y me encontré con una barrera. Un límite había caído sobre mí, el de mi propia raza sobrenatural. Era algo más rápido que un ser humano todavía, pero muy lento respecto a lo que solía ser.

    Con Caitriona allí delante, con mi poder en sus manos, listo para ser entregado a saber a qué o a quién, quizá metido en una vitrina de trofeos para toda la eternidad, traté de buscar refugio en mi velocidad, ese tiempo para pensar, para decidir, que siempre había tenido. Pero ya no estaba, había corrido contra el tiempo toda mi vida y acababa de perder la partida.

    – [Caitriona]Gracias, Noah[/Caitriona].- dijo ella.- [Caitriona]Volveremos a vernos[/Caitriona]. – me puse en pie, sacando fuerzas de todo lo que aún tenía por delante. Descubrí que mi mente seguía siendo ágil, quizá como resultado de llevar toda una vida entrenándose para decidir tan rápido como mi velocidad. No era una agilidad mental sobrehumana, pero si lo suficientemente rápida como para ver que mi poder se convertía en un topacio que se guardó en un bolso que colgaba en su cintura. Se me cruzó por la mente la idea de arrebatárselo, pero ni era tan rápido como para hacerlo ni podía arriesgarme a terminar con ese gesto el pacto que habíamos sellado.

    – [Noah]Cumple tu parte, por favor.[/Noah] – le pedí.

    – [Caitriona]Un pacto es un pacto[/Caitriona].- dijo con severidad. Pese a haberme arrebatado una parte de mí, supe que los demás estarían a salvo y ella cumpliría con su palabra.

     

  • CAMBIO DE CORAZÓN

    4×09 – A CHANGE OF HEARTS

    DIARIOS DE DESTINO

    VALLE DE LA CAÍDA, LUNA VILTIS

    En el «Valle de la Caída» como lo llamaban los habitantes de la Luna Viltis había aparecido hacía varios días un refugio excavado en la pared de una ladera. A primera vista nadie era capaz de distinguirlo en aquellas vastas tierras, tal y como pretendían los que lo habían hecho.

    La magia de Violet había horadado la piedra y mantenía ahora oculta también la entrada. De esa manera habían podido permanecer más o menos cerca de la nave estrellada que daba nombre al valle, cerca de aquellos aspirantes a héroes que se interponían en el camino de Antailtire.

    Cinco de los seis miembros de la mano que habían ido a la Luna como parte de su misión estaban allí dentro. – [Asia]Ya han vuelto todos.[/Asia] – indicó Asia, con sus ojos perdidos en la inmensidad de la información que tenía en su cabeza. Cuando la Nave había estado vacía había aprovechado para conectarse al sistema interno de cámaras y había ido monitorizando quiénes entraban y salían hasta que al fin estuvieron todos. Dos más de los que habían identificado anteriormente. – [Asia]Les he escuchado hablar, la llamada Ruby ha descubierto que hemos estado allí.[/Asia] – explicó. – [Asia]Alguien no ha tenido cuidado.[/Asia] – añadió mirando hacia Violet sin disimulo.

    – [Violet]¿Me estás mirando a mí?[/Violet] – le espetó la nigromante. Estaba lista para descargar toda la ira que acumulaba contra aquella mujer mitad máquina.

    – [Jack]Deberíais haber purgado vuestros problemas antes de venir.[/Jack] – comentó Jack sin alzar la mirada, dando vueltas entre los dedos a un rosario.

    – [Snake]No es el momento.[/Snake] – intervino el frío asesino conocido como «The Snake». – [Snake]Hay que prepararlo todo.[/Snake] – añadió.

    – [Hector]Ahriman no está. No sé dónde ha ido.[/Hector] – les recordó Héctor, el enorme caballero del yelmo astado. Ahriman, aquél engendro sacado de las profundidades de Dyavol, se había marchado hacía unos días. No trabajaba en equipo y la mayoría de los presentes agradeció que se fuera. Ya lidiaría Antailtire con él por desobedecer las órdenes.

    – [Jack]»Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.»[/Jack] – recitó Jack. Violet puso los ojos en blanco como cada vez que citaba su libro santo. – [Jack]Aún así me alegro de que hayamos separado nuestros caminos.[/Jack] – añadió.

    – [Asia]Antailtire lo envió como seguro. Si fallamos, él se encargará.[/Asia] – les corrigió Asia, pese a no estar tampoco demasiado segura. Le costaba admitir que aquél ser pudiera encargarse de algo de lo que los otros cinco, especialmente ella, no pudiera.

    – [Violet]Mi magia no falla.[/Violet] – sentenció Violet.

    – [Asia]Tampoco mi plan.[/Asia] – le replicó Asia. – [Asia]¿Tienes claros los objetivos?[/Asia] – le preguntó, cambiando de tema.

    Violet la observó con desdén. – [Violet]Afectará a todos los de la Nave y todos los de aquí, excepto a mí.[/Violet] – explicó una vez más, como si recitara una lección del colegio. – [Violet]Y los que tenéis que tener claros los objetivos sois vosotros.[/Violet] – añadió. – [Violet]Yo me limitaré a lanzar el conjuro y vosotros tendréis que estar pensando en la persona con la que vais a cambiar.[/Violet] – puntualizó. La magia permitiría sacar el alma misma de cada uno de ellos y traspasarla al cuerpo de otro. Cuando los demás estuvieran allí dentro, llevando caras conocidas, sacarían toda la información que pudieran y acabarían con ellos de manera rápida. Asia había perfeccionado el plan, por mucho que Violet odiara admitirlo, pidiendo que los de allí dentro cambiaran también entre sí, así aprovecharían la confusión para que no les detectaran.

    – [Asia]¿Todos listos?[/Asia] – preguntó. Hector, The Snake y Jack asintieron.

    – [Violet]Eso siempre.[/Violet] – dijo Violet. Los demás se apoyaron cada uno en una columna de metal macizo y Asia ocupó su lugar en la cuarta. Entonces Violet procedió a atarlos a todos uno a uno, de manos y de pies, inmovilizándolos contra las columnas.

    Entonces empezó a recitar unas extrañas palabras y un  halo se alzó desde el mismo suelo cubriendo el refugio y extendiéndose hasta cubrir por completo la nave. – [Violet]Sayonara, baby.[/Violet] – se despidió. Segundos más tarde, las almas empezaron a bailar.


    OWEN Y AMY

    Owen se acercó a Amy, llevaban el suficiente tiempo separados y había muchas cosas de las que hablar, pero Amy no se sentía en ese momento con la fuerza necesaria como para hacerlo. Cuando le vio, buscó la manera de poner una excusa, pero entonces sintió como si su ser, toda su esencia, le fuera arrebatada de su cuerpo. No tuvo tiempo de ver que a Owen le pasaba lo mismo. Le percibió más cerca que nunca, con sus almas orbitando entre sí hasta que algo tiró de ellas de nuevo y las ancló a la tierra, a un cuerpo, solo que esta vez no era el suyo propio. Amy se miró las manos y las notó más grandes, pero mucho antes que eso percibió, o más bien dejó de sentir, a su otro yo. Ya no estaba conectada a la loba, estaba más sola que nunca. Echó a correr hacia la zona común sin dejar tiempo a que Owen fuera consciente de lo que pasaba.

    XANDER Y JANE

    En la cocina, mientras tanto, Xander cocinaba, brindando a Jane de un silencio que necesitaba , no solo en sus oídos si no en su propia cabeza. Ella se afanaba en convertir los pocos productos que tenía a mano en algún postre que le llevase un tiempo, para acallar los recuerdos del hombre que había muerto para que ella tuviera ese nuevo y temible poder. En ese momento ambos sintieron el tirón y sus almas formaron brevemente una esfera brillante en mitad de aquella cocina, hasta que intercambiaron sus cuerpos. Nada más verse en el cuerpo de Jane, Xander tragó saliva y mantuvo la vista al frente, sin saber que hacer.

    JULIA Y NATE

    Julia conversaba con Nate mientras movía sus cosas al cuarto. Ella había propuesto dormir con Nate aunque a ella le habían dicho que podía dormir con Zahra ahora que iba a haber menos espacio y casi todos tenían que compartir habitación. Zahra no parecía entusiasmada y Julia le había ahorrado que nadie invadiese su espacio vital aprovechando para acercarse al silente y gigantesco Nate. Él la sujetó cuando el alma abandonó su cuerpo, pero solo durante unos segundos, el tiempo que tardó en ser arrancado también de su propio cuerpo. Cuando sus esencias se desenredaron, ambos se sorprendieron al estar en el cuerpo del otro y trastabillaron al tratar de levantar sus nuevos físicos del suelo.

    MIKE Y DANTE

    Mike acababa de terminar de revisar una herida en un ala que Dante había sufrido en el rescate del Daë. Aplicó un gel antiséptico en su bíceps secundario y aseguró de que con eso y la rápida curación de Dante fuera suficiente. Aprovechó para hablar con su viejo amigo y tratar de no estar siempre tan distanciado del resto, pero su conversación se vio interrumpida por la extracción de sus almas y el consecuente cambio de cuerpo. Mike comprobó en sus nuevas «carnes», que el antiséptico era lo único que necesitaba.

    JAMES, LEKWAA Y JACK

    James sonreía tímidamente mientras Lekwaa le enseñaba la distribución de la nave. Vera había querido hacerlo pero al ser Lekwaa uno de los más «nuevos» había pensado que era uno de los que mejor podía conocer su experiencia de primera mano. James vio el alma abandonar el cuerpo de Lekwaa y sintió como algo tiraba de la suya propia, pero tardó en hacerlo más que en ninguno. No supo qué le pasaba y se preguntó si tendría algo que ver con ser hijo de quien era, pero sus pensamientos se suspendieron cuando su alma finalmente salió a la luz. Ambas esencias giraron hasta que una tercera, desconocida y de un halo diferente, se unió a ellas. Entonces una de las dos sintió el tirón y fue arrastrada de la nave hasta un cuerpo más lejano, el del conocido simplemente como «Jack«. Las otras dos tomaron posesión de los cuerpos que tenían cerca, sin saber ninguno que el otro, en lugar de la persona que habían tenido enfrente, era ahora Jack.

    CHLOE Y BOWIE

    Chloe parecía animada mientras se llevaba los últimos y escasos objetos personales de Ruby al cuarto de Bowie. Había preferido hacerlo ella misma en contra de lo habitual porque estaba deseando compartir cuarto con alguien con más afinidad y sin duda, su futura cuñada era la mejor candidata, aunque aún no sabía como sería en el pasado. Bowie parecía estar meditando, ajena a todo. A Chloe no dejaba de resultarle extrañatodavía muy robótica. Pero cuando el conjuro las alcanzó, el alma de Bowie salió de su cuerpo igual que la de Chloe, intercambiadas de pronto.

    VERA, LAURA Y THE SNAKE

    Vera y Laura estuvieron a punto de chocarse cuando ésta última salió distraída y apresuradamente de su cuarto. Desde lo que sea que les hubiera pasado, Laura huía del cuarto que compartía con Henry cuando antes y se pasaba el día intentando saber que hacer en aquella nave dejada de la mano de todo. Laura se disculpó con una sonrisa y entonces ambas sintieron el tirón. Pero una tercera esencia, violenta y amenazadora, se colocó entre ellas, reemplazando a una de las dos, que se vio arrastrada al cuerpo inmovilizado del asesino ‘The Snake’, en el refugio en el que estaban las Manos del Pensaer. Una de las dos era uno de los enemigos, pero la otra no lo sabía.

    HENRY, NIALL Y HECTOR

    Henry y Niall coincidieron al salir de los baños de la planta superior, Henry saludó y agachó la mirada mientras se lavaba las manos, sin saber qué decir. Niall agradeció que los baños tuvieran cada uno su intimidad, nunca le habían gustado los urinarios de pared y se alegraba de que en el futuro pudieran haberse extinguido. Henry cedió el paso a Niall y cuando estuvieron fuera de la sala, sus esencias se unieron a una tercera que reemplazó a uno de los dos. Uno de ellos despertó en el cuerpo del gigantesco y fornido Hector, mientras que él tomaba posesión de uno de sus cuerpos. Niall, donde quiera que estuviese, al comprender lo que había pasado, agradeció que hubiera pasado después de ir al baño.

    IDRIS Y ELLIOT

    La carcajada de Idris resonó en la piscina después de un chiste que había sonrojado a Elliot. El muchacho aún recordaba el terror de verse en el agua incapaz de hacer nada y había decidido tratar de mejorar como nadador. Aquella mañana Idris había decidido ir también a darse un chapuzón y al ver a Elliot, había intentado que se soltara un poco y se sintiera menos preocupado. De pronto la esencia de Elliot abandonó su cuerpo, que se hundió en el agua y la de Idris hizo lo mismo, cayendo cerca del borde. Cuando sus espíritus se intercambiaron, Idris abrió la boca y tragó agua. Trató de nadar hacia la superficie y vio una mano conocida ayudarle a salir. Al ver su cuerpo llevado por otro soltó una maldición que reverberó por todas partes.

    LEO Y NOAH

    Leo y Noah estaban sentados en la biblioteca, en el cubículo de estudio de Noah, después haber conseguido hablar con su padre – y su madre a través de éste -. Era cada vez más difícil y más raro hablar con ellos porque para lo que ellos habían sido semanas, pronto meses, en su mundo eran apenas días. Acababan de cortar la comunicación cuando sus espíritus se intercambiaron y Noah se despertó en un mundo que de pronto iba mucho más despacio.

    LEXIE Y ZAHRA

    Alguien le había sugerido a Lexie que intentara hablar con la solitaria Zahra para que se sintiera más cómoda. No sabía a quién demonios había escupido para que le tocara a ella una misión más justo cuando había una pequeña pausa, ni por qué habían pensado en ella concretamente. Quizá era una forma de torturarla o alguien había pensado que como las dos podían cambiar de aspecto ya tenían mucho de lo que hablar. Pues no, estaban en silencio, Zahra no tenía la más remota idea de moda ni de casi nada de lo que Lexie conocía. El único momento en el que se sintió más cercana a ella fue cuando sus cuerpos se intercambiaron y Lexie, ahora como Zahra, se pasó maldiciendo casi media hora.

    ELLE Y EZRA

    Elle estaba sentada en la sala común junto a Ezra. Todavía le resultaba abrumador que su primo de otra realidad, el que había sufrido demasiado en un mundo en guerra y no hablaba apenas con nadie, tuviera confianza con ella como para contarle lo que había pasado en su último viaje. Pero desde luego, agradecía poder sentírse útil y le gustaba tener aquellas conversaciones, Elle nunca tendría demasiados primos. Era algo que tenía la suerte de poder decir, porque con ninguno de ellos tenía mala relación. Ambos se quedaron callados en mitad de su conversación, en la que en los últimos minutos quien más hablaba era Elle, y cuando despertaron ella se sintió extraña y perdida, pero notó que no estaba sola.

    RUBY Y SOPHIE

    Ruby subía las escaleras desde la planta inferior, habiendo terminado ya su entrenamiento matinal. Se encontró con Sophie, que bajaba para salir un rato a disfrutar del exterior y vio que perdía el control de su cuerpo y caía por las escaleras. Ruby la cogió a tiempo, justo antes de que ella misma perdiera el conocimiento. Cuando ambas abrieron los ojos, sus roles habían cambiado.

    KAYLEE Y COLE

    Kaylee y Cole se encontraron en la biblioteca. Kaylee estaba investigando los libros de magia que allí había, en papel y digitalizados, mientras que Cole revisaba los tomos en papel en busca de algo de lo que ni él mismo estaba seguro de querer encontrar, algo sobre su parte demoníaca. Kaylee notó la magia flotar en el aire antes de que sus cuerpos se cambiaran, pero no tuvo tiempo a lanzar un contrahechizo. Ahora estaba en el cuerpo de Cole y tampoco tenía armas para deshacerlo.

    ROBIN Y ASIA

    Robin estaba fuera, sentada sobre la nave, allí donde su magia la había transportado. No sabía aún si su decisión de ir con aquellas personas tenía sentido y si su reino no sufriría por ello. Se había dicho que no pasaría nada, que no podía seguir haciendo oídos sordos a los problemas del mundo mientras su reino estaba en paz, ajeno incluso al paso del tiempo. Supo por los demás que la guerra no era solo cosa de las dos naciones rivales, si no de un ser que estaba detrás de todo, un ser llamado Antailtire. Pensó que su destino era ayudar a aquellas personas a derrotarlo, pero una vez allí, lejos de lo que conocía, se sentía perdida. Su alma abandonó su cuerpo y no encontró una con la que emparejarse hasta que otra llegó, de más lejos. Notó que la arrastraban largo rato hasta que abrió los ojos en un cuerpo extraño. Se dio cuenta al instante de que veía las cosas de forma diferente y su cabeza funcionaba distinta. Estaba atada, junto a otros tres y una mujer frente a ella la miraba con una sonrisa de suficiencia. Sin esperarlo, en sus propios ojos aparecieron unas letras «Violet Death». Trató de leer el resto pero la mujer movió una mano. – [Violet]Ahora duerme, a Asia no le gustaría que juguetearas con sus cacharritos.[/Violet] – y sintió que el sueño la arrastraba.