Moondale

Etiqueta: Rainbow Echolls ‘Bowie’

  • COMO PEZ EN EL AGUA

    ELLIOT WILLIAMS

    DAGRKNOT

     

    Los vikingos eran exploradores, surcaban grandes distancias en el océano en busca de nuevas tierras que conquistar, pero lo de este mundo resultaba exagerado. Alla donde miraras solo veías agua, las islas eran escasas y sus asentamientos se veían mermados por los ataques de las criaturas acuáticas.

    Al llevar más tiempo aquí que la primera vez descubrimos un modo de viajar entre islas sin quedarnos estancados en una de por vida. A pesar del peligro en las aguas, las comunidades vikingas comerciaban entre si para seguir subsistiendo, algunos asentamientos poseían más maderas que otras, mientras que otras tenían una zona más segura de pesca, por lo que predominaba el trueque para su supervivencia.

    Así que para buscar al guardián del que nos hablo Laura nos enrolamos en un barco de pesca y fuimos de isla en isla preguntando por un ser que solo conocían de cuentos antiguos. Por suerte un viejo marinero se ofreció a llevarnos a una tierra remota, un lugar olvidado por muchos y alejado de todo rastro de civilización.

    – [B]A partir de ésta isla no avanzo. El ojo de Odin no alcanza a ver esta tierra sombría.- [/B] Nos encontrábamos en una isla considerablemente alejada del resto. Si la tierra fuera plana seria una de esas islas que puedes ver al filo de la cascada del fin del mundo.

    – [Bowie]¿Y no puedes usar otro ojo?.-[/Bowie] El marinero observo extrañado a Bowie. Sin duda era lista, pero no estaba muy puesta en mitologías antiguas.

    – [Elliot]Está bien, gracias por acercarnos.-[/Elliot] Añadí con un profundo acento marcado. En este tiempo gracias a Bowie, que en cuestión de segundos fue capaz de procesar el idioma, aprendí lo básico de una lengua tiempo ya extinguida.

    – [B]No sé qué podéis querer de aquí, pero cuidado con esas cosas. Casi me llevan.-[/B] Bajo la capa que usaba para protegerse del agua del oleaje dejo entrever un brazo marcado por las cicatrices y algún que otro dedo perdido.

    – [Bowie]Pero no te llevaron.-[/Bowie] No sé si intentaba darle ánimos por su supervivencia, me resultaba difícil saber cuando Bowie hablaba en serio.

    – [B]Al resto sí.-[/B] Añadió alejándose en su barcaza siendo devorado por la niebla como Caronte tras dejarnos en la otra orilla del río del inframundo.

    – [Bowie]¿Tienes miedo?.-[/Bowie] Había tenido miedo toda mi vida, pero desde que llegue al Nexus con los demás había aprendido a depender más de mi mismo.

    – [Elliot]No, solo estoy preocupado por como vamos a dar con el guardián entre tanta masa de agua.-[/Elliot] Nuestro guardián era un pez, o al menos algo vagamente parecido. Tal vez estábamos buscando a una persona con un pez tatuado en su cuerpo y no un pescado literalmente.

    – [Bowie]¿Canto de sirena o alucinación?.-[/Bowie] Una voz proveniente de el centro de la isla llego hasta nosotros.

    – [Elliot]Yo también lo oigo.-[/Elliot] Era una voz suave acompañada de una delicada melodía. Nos fuimos internando en la isla hasta llegar a un lago.

    – [Bowie]Ve delante. Yo te espero aquí.-[/Bowie] Bowie se oculto tras un árbol y comenzó a hacer aspavientos con la mano para que me moviera.

    – [Elliot]¿Tienes miedo?.[/Elliot]

    – [Bowie]¿Tienes miedo tú?.[/Bowie]

    – [Elliot]No… es solo que, en la mitología las sirenas usaban su canto para que los marineros se acercarán a ellas y matarlos.-[/Elliot] La canción sonaba cada vez más alto, sin embargo en el centro del lago no parecía apreciarse ninguna silueta, ya fuera de una autentica sirena, humana o alguna otra criatura.

    – [Bowie]Venga.-[/Bowie] Bowie se paro detrás de mi y de un empujón me dejo al descubierto.

    – [Elliot]Pero porque tengo que ir solo, somos un equipo ¿no?.-[/Elliot] Añadí girando rápidamente solo para encontrarme un matojo de arbustos sin rastro de Bowie.

    – [Bowie]Muy bien. Pero si nos morimos los dos las misión habrá sido un fracaso por tu culpa.-[/Bowie] Bowie apareció de entre los arbustos sacudiéndose las hojas y las ramitas colgadas del pelo.

    Nos acercamos hasta el lago, el agua calmada nos hizo confiarnos. Estábamos tan tierra adentro que no pensé que los demonios podrían alcanzarnos aquí. Dos garras me agarraron por las piernas al igual que a Bowie y comenzaron a arrastrarnos hacia el interior del lago.

    El barro dificultaba nuestros movimientos al no ser capaces de agarrarnos a nada. Bowie luchaba por zafarse de ellos mientras que yo intentaba dar una última bocanada de aire. Bajo el agua mis movimientos se ralentizaron, sin embargo Bowie seguía pareciendo igual de ágil. Tras librarse de los demonios nado con rapidez hacia donde estaba y me ayudo con los que me tenían preso.

    Al agarrarme para ayudarme a nadar me fije en que unas branquias sobresalían de su cuello, había escuchado a los demás decir que experimentaron con ella y le añadieron mejoras, pero no había pensando en nada como esto. Los demonios marinos cortaban nuestro paso hacia la superficie, así que no nos quedo otra que sumergirnos.

    Encontramos una caverna subterránea y el agua nos sacudió con fuerza, con algo de suerte saldríamos a parar en mar abierto. La superficie parecía encontrase demasiado lejos, Bowie miraba a su alrededor buscando algo que pudiera darme oxigeno. Por mi parte notaba como me fachaba la vista.

    – [Bowie]Más te vale no estar muerto.-[/Bowie]Escuche la voz de Bowie y abrí los ojos, no sabía cuanto tiempo había pasado inconsciente. Bowie estaba arrodillada a mi lado, levante la cabeza y a nuestro alrededor un grupo de humanos nos apuntaba con armas rudimentarias. – [Bowie]Mi nombre es Bowie y él es Elliot. Venimos en son de paz.[/Bowie]

    Me reincorpore con cuidado en un intento de no alterar a los que nos rodeaban. Al echar un vistazo me percate de que seguíamos bajo el agua pero dentro de una cúpula de cristal. De un extremo del circulo de personas que nos rodeaban fueron abriéndose paso para dejar entrar a una joven rubia con mejores ropajes que el resto -[B]Bienvenidos a Vanaheim.[/B]

    – [Bowie]Gracias.-[/Bowie] La muchacha se parecía a Bowie, quizás ere uno de los requisitos para ser cazadora, el ser rubia.

    – [Elliot]¿Cómo habéis acabado aquí?.-[/Elliot] No sé si era lo más inteligente esconderse bajo el agua, aunque teniendo en cuenta que los demonios asediaban campamentos terrestres cerca del agua, esconderse delante de sus narices tal vez no era tan mala idea.

    – [B]Somos el pueblo de Ulf, el vanir corrupto por los Neidr.-[/B] Recordaba ese nombre, algo que Xander había encontrado relacionado con Elle. – [B]Pero me temo que llegáis en mal momento.[/B]

    Nos entrego unos binoculares para ver como esos demonios se acercaban hacia la ciudadela con una criatura encadenada con aspecto de ballena, sin duda iban a utilizarla como ariete – [Elliot]¿Crees que se trata del guardián?.[/Elliot]

    – [Bowie]Lo es.-[/Bowie] Bowie apretó los puños y se acerco hasta la fosa que empleaban como entrada. Se movía con rapidez, como si el agua fuera su elemento y comenzó a asestar golpes a los demonios.

    Si esa criatura era nuestra única forma de volver con los demás debía de ayudar a Bowie, pero no era tan fuerte o ágil como ella, tenía que afrontar esta situación de otro modo. Tome aire y salte a la fosa para salir, Bowie seguía golpeando demonios mientras intentaba llegar con rapidez hasta la ballena.

    Pose la mano en la criatura y note una descarga de dolor que me hizo apartarla al instante. Me fije en sus ojos cargados de tristeza, muy parecidos a los míos. Aún no sabía muy bien como funcionaba mi poder, si es que podía llamarse así, o lo mismo no era más que una evolución de mi desgracia al igual que la capacidad de adaptarse de Bowie.

    Volví a posar mi mano en la criatura, esta vez sin apartarla. Lo que sí sabía es que de este modo podía apaciguar su dolor y tal vez así se detuviera evitando atacar la ciudad subterránea. Pude sentir cada golpe, arañado y latigazo como si lo hubiera sufrido en mis carnes. Un remolino de sombras envolvió a la criatura y esta se convirtió en una especie de sirena.

    El sonido de su voz sonó alto y claro en mitad del agua, mientras que a Bowie y a mí no parecía afectarnos los demonios de agua se volvieron locos y escaparon con rapidez. La guardiana nado en círculos alrededor nuestro y un remolino nos acabo tragando, cuando subimos hasta la superficie dimos a parar a un lago con una nave familiar a lo lejos.

     

  • NO ME ESTOY MURIENDO, SIMPLEMENTE ESTOY…

    ELLIOT WILLIAMS

    DAGRKNOT

     

    Cuando aquel vórtice nos arrastro a todos no pensé que acabaría apareciendo de nuevo en este mundo. Quizás tenga que ver con aquel disparo que escuche, un miedo que me hizo aterrizar en el primer mundo que se cruzo por mi camino para examinar que no había sido yo el que había recibido el balazo. Bowie me confirmo que me encontraba bien salvo por el ligero temblor que tenía y era incapaz de sentir, ella lo asoció al frio, yo al miedo.

    No podía dejar de pensar en ese disparo, si Bowie y yo estábamos bien eso quería decir que alguien había recibido el impacto. Solo podía esperar que esa persona no estuviera sola en uno de estos mundos. Tampoco podía quitarme de la cabeza lo que había sentido al ayudar a mi hermano. Desconocía si era un efecto secundario del trato con Caitriona o algo que siempre había estado en mí.

    Nunca había estado en contacto con alguien que estuviera a punto de morir, y cuando toque a Owen lo sentí, todo el dolor que estaba soportando paso a través de mi, mi hermano se estaba muriendo y no podía hacer nada. Por lo general pescar  me solía tranquilizar, pero ni los recuerdos con mi padre en el lago podían tranquilizarme con todo lo que podía estar pasando en los otros mundos.

    Palpe el orbe que todos y cada uno de nosotros teníamos. Los mundos estaban cerrados entre sí y no podíamos comunicarnos con el resto. Pero por alguna razón podía hablar con Tina a través de él. Sin duda debía de tratarse de Caitriona. Tras mi trato descubrí que todo era una treta para alimentar a una entidad con nuestros acuerdos o rechazos. El mío al parecer iba más allá de no volver a sentir nunca nada, Caitriona era consciente de mis sentimientos hacía Tina y sin duda iba a explotarlos.

    – [Elliot]Siento molestarte otra vez, es solo que quiero saber que estás bien.-[/Elliot] Hablar con Tina me hacia más llevadero los días que pasaba en este mundo. Hablar con ella aunque fueran unos breves minutos era desconectar de todo y cuando no lo hacía solo podía esperar impaciente nuestra siguiente encuentro.

    – [Tina]Hola.-[/Tina] Añadió sonriendo. Ese simple gesto hizo que mejorara mi día en un mundo en el que a penas podía vislumbrarse la claridad del sol. – [Tina]Christopher y Diana me están cuidando muy bien.[/Tina]

    – [Elliot]Me alegra oír eso.-[/Elliot] Sabía que el señor MacLeod y La señora Echolls cuidarían de ella. Sus problemas venían por la ausencia de sus padres y dejarla sola en una casa vacía no hubiese ayudado.

    – [Tina]¿Tú como estas?.-[/Tina] Mentalmente agotado. Desolado. Que por encima de todas las cosas donde más ganas tenía de estar ahora mismo era allí con ella. Pero no alcance a decir ninguna de estas cosas.

    – [Elliot]No muy bien, Bowie y yo seguimos atrapados en este pantano.-[/Elliot] Gracias a Bowie habíamos conseguido eludir a esas criaturas del fondo del agua. Con su visión y oído agudizado, cada vez que esas criaturas estaban por salir nosotros ya nos habíamos alejado lo suficiente para que no nos encontrarán.

    – [Tina]¿Cuánto tiempo ha pasado ya?.-[/Tina] El tiempo era diferente en todos los mundos y en este conseguí llevar la cuenta de los días conociendo la diferencia de tiempo que había con la Tierra.

    – [Elliot]Un mes. Una semana aquí es un día en la Tierra. Debes de estar cansada de saber de mi todos los días…-[/Elliot]La segunda vez que hable con ella habían pasado un par de días aquí pero solo un par de horas en la Tierra. Debía de pensar que la estaba acosando o algo.

    – [Tina]Deja de decir tonterías.-[/Tina] Añadió restándole importancia. -[Tina]Christopher ha dejado caer que gracias a ti estoy aquí.[/Tina]

    – [Elliot]Si… ¿Cuánto recuerdas de aquello?.-[/Elliot] En cuanto le pregunte me arrepentí. Para ser una persona constantemente atrapada en el pasado tenía muy poca empatía con los demás. Quizás rememorar aquello no fuera lo mejor para ella.

    – [Tina]Más de lo que me gustaría.-[/Tina] Su expresión cambio por completo, Nunca había visto a Tina de esa forma, por lo general era una persona alegre, pero cada vez me quedaba más claro que era una fachada de lo que estaba pasando en realidad por dentro. – [Tina]He hecho cosas de las que no estoy orgullosa.[/Tina]

    – [Elliot]No te atormentes por eso, seguro que a partir de ahora todo va bien.-[/Elliot] No menciono nada de nuestro breve encuentro en la cabaña, tampoco quería sacarlo a relucir. Tal vez me estaba haciendo ilusiones y ella no me veía del mismo modo que yo a ella.

    – [Tina]Si, voy a ver si encuentro mi hueco.-[/Tina] En más de una ocasión había dicho que le gustaría ser trabajadora social y me parecía una idea estupenda. Yo solo podía alentarla a que siguiera sus sueños. [Tina]Seguro que algo se me da bien, aparte de salir de fiesta, claro.[/Tina]

    – [Elliot]Tina, no te dejes menospreciar por nadie, para mi… eres importante.-[/Elliot] Habíamos compartido mucho y abierto mutuamente entre nosotros. Tina sabía cosas de mi que nisiquiera había sido capaz de contar a Jane o Owen.

    – [Tina]Ay, que mono eres.-[/Tina] Añadió abrazando un cojín que tenía al lado y recordé nuestro encuentro en la cabaña de Caitriona.

    – [Bowie]Tu ritmo cardiaco ha aumentado.-[/Bowie] Bowie me sobresalto al aparecer en mi espalda. – [Bowie]Espero que no te mueras.[/Bowie]

    – [Elliot]Ten… tengo que marcharme. Hablamos pronto.-[/Elliot] Tina hecho su cabeza sonriendo sobre el cojín y se despidió efusivamente moviendo los brazos. – [Elliot]No me estoy muriendo, simplemente estoy…[/Elliot]

    No termine la frase. Nunca había creído en el amor. Se que mi familia me quiere pero siempre lo he asociado con mi condición. Para mi el amor siempre había sido un sinónimo de pena, quizás iba siendo hora de que me transmitiera felicidad.

  • FRIO POR FUERA Y CALIENTE POR DENTRO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    NEXUS

    Corrimos y corrimos atravesando callejones, solo recuperando el aliento cuando nos cruzábamos con gente y teníamos que disimular caminando más despacio. Tenía una sensación bestial de deja vu, solo que en aquél sitio, lo que destacaba no era el color de mi piel, si no mi aspecto de elfo, que por suerte y por desgracia, mantenía oculto.

    El único alivio que tenía era que por suerte, me había tocado con Elle al escapar de los policías. No era por desmerecer a Henry o a Zahra, pero había salido ganando con el reparto. Aunque se hubiera tenido que pasar casi una hora hablando por la esfera con los demás, usando a otros de los que estaban en otros mundos de puente para comunicar con los que no tenía línea directa porque no eran coleguitas elementales.

    – [Elle]Te noto cansado de correr.[/Elle] – me dijo cuando volvimos a estar en un callejón oscuro. Era curioso que hubiera tantas calles por las que no pasaba nadie, supongo que para darles la falsa sensación de peligro que algunos necesitarían.

    – [Idris]No es físico. Estoy cansado de correr de la policía.[/Idris] – confesé. Por mucho que fuera hijo de gente que vivía bien, en cuanto abría la boca cuando no debía, me miraban por mi color de piel y poco más, salvo que alguno conociera a mi padre.

    – [Elle]¿Qué se te ocurre?[/Elle] – preguntó. Se quitó la capucha y dejó al descubierto esa melena rubia. Nunca había sido muy de oro, pero el suyo sacaba mi urraca interior.

    – [Idris]Poco, esta gente odia a los sobrenaturales, la mitad nos delatara si nos ve.[/Idris] – razoné. Como asomara mis orejas puntiagudas o mi piel negra como la noche, hasta la persona más amable de allí llamaría a la policía. No los culpaba, tenían todo lo que necesitaban y la única amenaza a la vista eran los seres como yo, contra los que les habían aleccionado toda su vida. – [Idris]Tenemos que llegar a esa catedral y rezar porque el resto lleguen con los otros Daë.[/Idris] – el plan parecía mejor cuando era…eso, un plan.

    – [Elle]Un sitio muy apropiado para rezar.[/Elle]- comentó ella sonriendo. Me habría quedado allí, mirándola todo el día, pero luego habríamos muerto todos o no nacido, así que tenía motivos para seguir moviéndome.

    Le devolví la sonrisa. – [Idris]Con lo bien que habríamos estado en Grecia con nuestras togas.[/Idris] – repliqué, con mi imaginación volando como era habitual. Le quedaría muy bien esa prenda, no podía negarse.

    – [Elle]O sin ellas.[/Elle] – respondió con una sonrisa pícara. Cómo podía estar tan tentadora cuando era mala. Para qué nos vamos a engañar, también me volvía loco cuando era buena.

    – [Idris]Siempre me ha gustado como piensas.[/Idris] – admití, soltando una risa que reverberó en el callejón. Por suerte no había nadie escondido que nos acorralase. Ni ratas, no sabéis lo que agradecía que no hubiera ratas.

    – [Elle]Siempre te he gustado. Punto.[/Elle]- bromeó ella. No le faltaba razón.

    – [Idris]Vas a conseguir que me olvide de la misión y me de cuenta de que estamos en un callejón oscuro.[/Idris] – repliqué. A los dos nos gustaba nuestro tira y afloja constante. Ella tenía miedo de que teniendo algo más formal lo perdiésemos, pero yo lo dudaba.

    – [Elle]No, primero la misión.[/Elle]

    Resoplé. – [Idris]Sin Coquito y sin fiesta Idris pierde no sé qué y no sé cuanto.[/Idris] – imité. Una pena tener que salvar el mundo siempre. – [Idris]La plaza está ahí, pero está llena de polis ya.[/Idris] – dije cuando nos asomamos al final del callejón. Aquella plaza era enorme y junto a la gente de a pie, caminaban sin disimulo policías y guardias armados.

    – [Elle]¿Y si haces un Elsa?[/Elle] – preguntó mi confirmada alma gemela.

    – [Idris]Llevo toda la vida esperando que alguien me pida eso.[/Idris] – sonreí, frotándome las manos. Quitando algún apaño aquí y allá de la nave y un par de refriegas, la misión había sido más de infiltración que de acción y sentía que me estaba oxidando. – [Idris]¿Esperamos al resto?[/Idris] – pregunté, antes de lanzarme. También es cierto que tenía un poco de miedo a toda la atención que podíamos desatar, pero era un bocazas y me costaba echarme atrás a lo que decía.

    Elle se puso a mi lado y miró. Noté su olor y vi su cuello tan cerca que con solo moverme un poco podría besarlo, pero quizá no era el mejor momento.

    – [Elle]Lo mejor es empezar y que se vayan uniendo.[/Elle]- comentó. Su voz, todo en ella era maravilloso. Releyendo, sueno un poco enamorado, pero que le voy a hacer, lo estaba.- [Elle]Un poco de caos.[/Elle] – añadió, con una sonrisa cargada de picardía.

    – [Idris]Creo que me estoy enamorando de ti…más.[/Idris] – admití. Lo que os decía, no suele haber mucho filtro entre lo que pienso y lo que digo. Me dejé llevar por el calor de su cuerpo cerca del mío y no me di cuenta de lo que estaban viendo mis ojos. – [Idris]¿Eso es un unicornio?[/Idris] – pregunté. En mitad de la plaza había un unicornio de colores menta y rosa que atacaba a los policías con golpes y magia. Una imagen muy bizarra que parecía sacada de una serie de Netflix, de no ser porque un gigante de ébano luchaba a su lado, solo faltaba la banda sonora del Príncipe para rematarlo todo.

    – [Elle]Lo siento, Dris, pero sea quien sea la persona que se puede transformar en unicornio, debería ser mi pareja.[/Elle] – bromeó, con una sonrisa amplia. Estúpido y sensual unicornio.

    Alcé una ceja, era un tipo con miedos, pero si me tocaban el orgullo o a Coquito, los miedos se quedaban en segundo plano. – [Idris]Me siento atacado.[/Idris] – entrecerré los ojos y le di un beso en los labios antes de lanzarme a la pista. De forma literal, porque en cuanto entré la temperatura de la plaza se puso a la altura de la Plaza Roja de Moscú.

    No me paré a mirar a los policías que resbalaban con el hielo, solo hacia atrás, para ver como Elle emergía del callejón iluminando todo a su alrededor, cegando enemigos y lanzando haces de luz que los mandaban varios metros atrás.

    Creé hielo bajo mis pies y empecé a deslizarme como si todo fuera una pista, solo que lanzando bolas de hielo que derribaban a gente a mi paso. Cuando llegué al lado de Nate y Robin, frené con una pose que me habría dado al menos una plata y seguí dando helada a la policía, abriendo camino, sin que lo necesitara, para que Coquito se uniera a nosotros.

    Con un chasquido que me habría puesto el pelo de punta si lo tuviera, Henry apareció a nuestro lado trayendo consigo a Zahra y Ezequiel. Éste último se metió en mitad de un grupo de policías armados y empezó a lanzar tajos a diestro y siniestro con su espada, sin preocuparse mucho de sus propias heridas, que tampoco eran demasiadas.

    Viendo todos los que venían a atacarnos, empezaba a cuadrarme por qué el Antailtire este se dedicaba a llevarse los mejores guerreros y guerreras de cada mundo, y es que salían de cada esquina, ya no solo polis, si no también soldados vestidos como gladiadores, samurais, pistoleros….

    Después de un rato de preocupación, en la otra punta de la plaza empezó a sonar una música que no dejaba lugar a dudas, Lexie acababa de llegar, acompañada de Noah como dios lo trajo al mundo pero en versión escamosa y de Bowie, que había encontrado un palo y estaba repartiendo golpes como una máquina, sin dobles sentidos.

    Les ayudamos a llegar hasta nosotros y cuando estuvimos todos reunidos, Elle pidió que nos fuéramos retirando hacia las puertas de la catedral porque los enemigos seguían llegando. Nate las abrió de par en par a pesar de que eran gigantescas y antes de que volviera a cerrarlas con ayuda de Elle, levanté un muro de hielo delante, para que resistieran un poco más.

    – [Idris]Ahora tenemos que aguantar hasta que venga el resto.[/Idris] – comenté. No es que fuera a ser fácil, pero al menos teníamos un objetivo claro y se me daba mejor trabajar con malas situaciones que con cosas abstractas.

    Lo peor era que no sabíamos cuánto tendríamos que esperar y mirando a Coquito no se me podía quitar una idea de la cabeza, pero no sabía si esa Catedral del Arquitecto contaría para que me excomulgaran.

  • FAMILIA

    NOAH ARKKAN

    NEXUS – NOCHE

    Cuando las fuerzas policiales de Nexus nos asaltaron, nos vimos obligados a dividirnos, viendo que ni las ilusiones de Lexie eran capaces de afectarles.

    Era lógico, si te parabas a pensarlo, su líder tenía múltiples formas que dominaban siempre la magia en todas sus variedades y en todas tenía mostraba una personalidad paranoica que le haría prepararse contra otras personas que manipulasen las artes místicas.

    Aun así, terminar separados era un problema. Había escapado con Lexie y Bowie que eran las que estaban más cerca de mí. Ya no tenía mi velocidad y solo había tenido tiempo a ver que Idris y Elle iban juntos por un camino, el resto no sabía cómo se habrían agrupado.

    Unas semanas antes habría sido capaz de recorrer la mayor parte de la ciudad y comprobar cómo estaban todos, incluso trazar un plan después de recorrer decenas de veces la catedral y ver puntos débiles de la guardia, de los accesos… Tenía todo el tiempo del mundo, pero ahora tenía que acostumbrarme a lo que había, de nada servía que me lamentase de no tener más tiempo, solo haría que lo desperdiciase.

    Me subí la capucha de esa poco útil chaqueta sin mangas, y salimos las tres juntas del callejón hacia una calle principal. Lexie llevaba en silencio desde que su  ilusión había fallado y Bowie parecía estar absorbiendo todo lo que se encontraba, y quizá juzgándolo también.

    – [Bowie]Deberías evitar mirar a la gente tan fijamente.[/Bowie]- me dijo Bowie. – [Bowie]Ahora que no eres más rápido de lo normal, paredes un tío raro.[/Bowie] – el consejo me escoció un poco, como recuerdo de ese miembro fantasmal que era mi velocidad sobrehumana, pero tenía razón, ahora todos eran conscientes de lo que hacía, ya no era más rápido que sus miradas.

    – [Noah]¿En serio? Lo miraré.[/Noah] – le prometí. Me sentía mal caminando por delante de Lexie, estaba preocupado por si se encontraba mal. Me giré para verla y vi que estaba concentrada, ocultándonos tras alguna ilusión mientras no hubiera policía cerca. – [Noah]¿Sacas algo útil de aquí?[/Noah] – pregunté a mi prima, mientras veía cómo un punto concreto de sus pupilas parecía brillar, seguramente usando alguna mejora ocular.

    – [Bowie]¿De una calle repleta de gente? La verdad es que no.[/Bowie] – comentó.

    – [Noah]No me extraña.[/Noah] – respondí. Miré a nuestro alrededor, tratando de disimular. Había personas de todo tipo, con implantes en brazos, piernas y rostro y peinados y atuendos de lo más variopintos. Por lo que había visto, todos lo habitantes tenían unos ingresos mínimos para vivir acomodados y a partir de ahí, según sus clases, tenían más acceso en base a lo que su nivel de «crédito» les permitiera. No sabía cómo entraban en cada categoría, no había podido tenerlo muy claro por las conversaciones que había escuchado. – [Noah]Esta ciudad me desagrada. Es como si todo estuviera…pactado. Como si lo tuvieran todo, pero sin libre albedrío real.[/Noah] – comenté. No había contrarios al sistema ni a Antailtire, la gente que quería rebelarse tenía su propio grupo social, acotado a unas zonas determinadas por las que ya habíamos pasado, y podían ser rebeldes sin afectar de verdad a nadie.

    – [Bowie]El libre albedrío está sobrevalorado.[/Bowie]- alcé una ceja, Bowie era demasiado directa, todavía tenía que pulir algunos puntos de su socialización y gestión de emociones porque, a fin de cuentas, era muy nueva en el mundo.- [Bowie]Durante la crisis del covid 19, los países que más libertades le dieron a sus ciudadanos fueron los que peor gestión de la pandemia tuvieron.[/Bowie] – era difícil no darle la razón, desde un punto de vista lógico la tenía, pero la humanidad necesita ser capaz de decidir, aunque vaya en su perjuicio, aunque se equivoque. Yo no sabía si había obrado bien entregando mi poder, dudaría de ello mucho tiempo, pero no habría querido que nadie más tomase esa decisión por mí.

    – [Noah]A nivel lógico tienes toda la razón, pero una persona no puede vivir toda su vida sin libertad de elección.[/Noah] – respondí. Una jaula de oro, yo, al menos, no la quería para mí ni para nadie que me importase.

    – [Bowie]En realidad, sí puede.[/Bowie] – replicó, enarcó ligeramente las cejas, no entendía que pudiera rebatirle un argumento tan lógico. Sonreí para mí mismo, para que no pensara que me burlaba, era agradable tener una conversación así, tan trascendental, pero a la vez mucho menos que la misión que teníamos entre manos. Me habría gustado poder estar en la Tierra y pasar más tiempo ayudándola a ver el mundo para que ella tomara sus propias decisiones con un margen mayor del que conocía todavía. Bowie tenía mucha información metida en su cabeza y también vivencias, pero había visto mucha pelea y muchas penas en su corta vida.

    – [Noah]Mientras no la conozcas.[/Noah] – dije. Una vez conoces la libertad ya no puedes vivir sin ella, como muchos otros placeres de la vida. – [Noah]Para mi este sitio es… como ‘Un mundo feliz’.[/Noah] – comenté. No tenía el recuerdo muy fresco, porque lo había devorado en una tarde junto a otros dos clásicos y no iba a ponerme allí en medio a acceder a mi memoria genética. Pero sí recordaba que su futuro era una utopía parecida a esta, una felicidad sin libertad, falseada, sin elecciones, todos iguales.

    – [Bowie]Supongo que estará inspirado en ese libro.[/Bowie] – dijo ella. Quizá tenía razón, puede que este mundo estuviese formado en base a lo que en la Tierra imaginábamos como una utopía futura, igual que los otros planetas estaban anclados en épocas de nuestro pasado. O puede que este fuera el futuro que nos esperase realmente.

    – [Noah]No sabemos realmente de dónde es Antailtire.[/Noah] – pensé en voz alta. Sabíamos muy poco de a qué nos enfrentábamos en realidad, más allá del ‘Soberano’. Aquél era una pequeña parte de su poder, esto era el todo, capaz de cambiar planetas a su antojo, de traer a gentes de otro mundo y mantener una parte de sí en cada uno, o varias. – [Noah]Aunque parece obsesionado con la humanidad y sus épocas históricas.[/Noah] – no eran una réplica, de todas formas, las había forzado en un ecosistema ya existente, con otros sobrenaturales, y por tanto eran algo distintas. Tenía cierta belleza ver cómo cambiaba, pero iría mejor sin el control de Antailtire.

    – [Bowie]Solo un humano podría estar obsesionado con la cultura de la humanidad.[/Bowie]- observó. Era una idea interesante.

    – [Noah]Pero no hay datos de él en nuestro mundo hasta que apareció su yo futuro. [/Noah] – respondí, disfrutando de cómo pensábamos juntos.

    – [Bowie]Que no haya datos no implica que no estuviera.[/Bowie] – sentenció, alzando una ceja, como si fuera lo más obvio. Sí, era cierto que la información del pasado, en especial del mundo sobrenatural, era escasa, plagada de leyendas que alteraban la verdad y de realidades contadas a medias. Podía ser que Antailtire fuera parte de nuestro pasado.

    Asentí, pensativo. – [Noah]Es increíble cómo aprendes.[/Noah] – le aseguré, orgulloso de que mi prima se estuviese convirtiendo en alguien tan inteligente.

    – [Bowie]No soy del todo humana y por eso mi curva de aprendizaje es más elevada.[/Bowie] – afirmó. Me preocupó que fuera tan consciente de sus diferencias, porque en un futuro, cuando interiorizase mejor su parte humana y sus sentimientos, eso podría hacerle daño.

    – [Noah]Aunque tengas implantes, eso no te hace menos humana.[/Noah] – la humanidad no la dicta tu genética. – [Noah]Yo tampoco soy humano del todo, pero entiendo por humanidad mis emociones.[/Noah] – expliqué.

    – [Bowie]Es diferente pertenecer, en un 50%, a una raza demoníaca a ser en parte cibernética.[/Bowie]- argumentó ella.- [Bowie]Los Rakkthathor eran de la Tierra.[/Bowie] – añadió. Extintos, pero sí, de una Tierra de hace milenios. Trataba de no pensar mucho en ello, en que si yo no tenía hijos o hijas, los Rakkthathor volverían a desaparecer cuando lo hiciéramos mi padre o yo.

    – [Noah]Tu tecnología te da otros atributos, pero en el fondo no dejas de tener madres.[/Noah] – rebatí. No había entrado nunca a preguntar en detalle su ascendencia, porque no era muy correcto, pero sabía que la habían creado a partir de ADN de los dos últimas Kvasir: mi tía Sarah y mi tía Sasha.

    – [Bowie]No exactamente.[/Bowie]- respondió con una sonrisa.- [Bowie]Esa es la versión de la historia que he decidido creer, pero en realidad, soy un clon de la mejor parte de ambas.[/Bowie]- puntualizó.- [Bowie]Los bebés no eligen la mejor parte de sus padres o madres. Se quedan con lo que hay al azar.[/Bowie] – añadió. Difícil responder a eso, no era un genio de la genética, así que tenía que ir por el camino de la filosofía.

    – [Noah]No has tenido mucho tiempo para estar con ellas ni con el tío Daniel, pero cuando volvamos, verás sus mejores partes y también otras que no lo serán tanto. Y formarán parte de ti.[/Noah] – yo no había sido clonado de mi madre y mi padre y me parecía mucho a ellos a nivel genético, sin embargo, en muchos aspectos de mi personalidad, no me parecía en nada, mientras que Leo, era todo lo contrario. Y en cualquiera de los dos casos, como siempre nos habían querido y se habían preocupado por nosotros, nuestros padres siempre serían parte de nosotros.

    Ella se encogió de hombros.- [Bowie]Puede ser.[/Bowie] – no sabía si me estaba dejando por imposible o si la filosofía no era un camino por el que estuviera interesada ahora mismo.

    – [Noah]Eres mi prima. No necesito más explicaciones para eso. Eres mi familia.[/Noah] – afirmé, sonriendo.

    – [Bowie]Genéticamente soy tu tía política.[/Bowie]- aclaró. No vivíamos en el mundo más fácil para ayudar a la gente a sentirse bien, eso os lo puedo asegurar. Pero parte de esas rarezas que nos rodeaban hacían nuestra vida mucho mejor.

    – [Noah]Técnicamente, pero a veces está bien ser menos correcto y como para ellas y él eres su hija, eres mi prima.[/Noah] – le sonreí de nuevo, valorando si había algún gesto de cercanía que pudiera hacer y no fuese incómodo. Ella me miró y esta vez no dijo nada, quizá lo estuviera pensando, quizá y solo quizá, hubiera entendido que para mí siempre sería una persona importante. – [Noah]Voy a ponerme a la altura de Lexie, por si necesita hablar.[/Noah] – dije después de unos segundos de silencio. Ella asintió y dejé que nos guiara, tenía el mapa en la cabeza y sabía qué caminos tomar para que encontrásemos menos gente.

    – [Lexie]¿Qué, dándole la murga a Bowie?[/Lexie] – preguntó Lexie en cuanto me acerqué.

    – [Noah]Más o menos. Asegurándome de que sabe que tiene una familia.[/Noah] – me puse a su lado, hasta sentir la calidez de su cuerpo. Sin apenas pretenderlo, me dejé llevar y la besé, sin ganas de separarme ni de estar en ningún otro lugar. Perder mi poder me estaba haciendo cambiar mi perspectiva sobre aprovechar las cosas y la verdad es que la echaba de menos.

    – [Lexie]Espero que no le hayas hecho lo mismo que a mí.[/Lexie]- respondió sonriendo cuando nos separámos.

    – [Noah]Solo tengo ojos para ti.[/Noah] – laseguré. No añadí que a mi prima no la vería nunca de otra forma porque me parecía obvio. Estaba enamorado de Lexie y solo me atraía ella, aunque claro, en su caso, una de las maravillosas rarezas que nos rodeaban, me hacía tener que añadir una excepción. – [Noah]Bueno, para todas tus yo.[/Noah] – corregí. Nuestra relación aún era muy nueva, pero trataba de ir acostumbrándome a saber que tuviese el aspecto que tuviese, era ella.

    – [Lexie]Pues tienes un montón de ojos.[/Lexie]- dijo echándose a reír. No parecía afectada por la situación, pero Lexie nunca se iba a mostrar así.

    – [Noah]Me hacían falta.[/Noah]- bromeé. – [Noah]¿Estás bien? Por lo de antes.[/Noah] – sabía que no llevaba bien situaciones que la superasen y ver que su poder no hacía nada contra esos policías era una de ellas.

    – [Lexie]Yo siempre estoy bien.[/Lexie]- replicó, alzando una ceja para enfatizar su preciosa sonrisa.- [Lexie]Y a veces, muy bien.[/Lexie] – añadió.

    – [Noah]Siempre estás muy bien. Y pocas veces bien.[/Noah] – la cogí de la mano y le di un apretón cariñoso. No le apetecía hablar de ello y estaba bien, no necesitaba decirle que la apoyaba, porque lo sabría.

    Lexie me guiñó un ojo. – [Noah]Ya queda menos.[/Noah] – dije incapaz de resistir la tentación de volver a besarla ahora que pasábamos por una calle vacía.

    Tanto Lexie como Bowie eran mi familia. Puede que estuviéramos muy lejos de casa, que corriéramos peligro continuamente, pero este viaje me estaba haciendo descubrir otra clase de familia, una que había elegido. Empezaba a entender a los Moondies desde dentro, sin las leyendas, sin la grandeza, solo personas que se habían apoyado en malos y buenos momentos y se habían convertido en familia sin importar de dónde venía cada una.

  • EL MUNDO NO VA A SALVARSE SOLO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    NEXUS – NOCHE

    Vestidos ya como mamarrachos de un futuro que esperaba que no fuera el nuestro, salimos del callejón y nos internamos en una muchedumbre que parecía estar de fiesta nocturna a lo largo de toda aquella zona.

    Había demasiadas luces y la altura de los edificios daba claustrofobia, pero había una parte en mí que encontraba paz en el hecho de saber que la noche no sería oscura y silenciosa. Además, tenía que admitir que algunos de los cortes de la ropa dejaban ver partes de la suave piel de Coquito muy interesantes como punto a favor.

    – [Elle]¿Qué tal os ha ido?[/Elle] – preguntó ella cuando hubo distancia suficiente como para que fuera una conversación privada. Lexie cerraba el grupo, junto a Noah, y por el medio el resto caminaban sin ninguna afinidad especial entre ellos. Me recordaba a los primeros tiempos de los Drow, cuando no tenían mucho más en común que unas vidas turbias marcadas, de forma activa o pasiva, por las adicciones.

    – [Idris]Lexie casi la lía con su problemilla, pero al final ha salvado la situación.[/Idris] – comenté. Necesitaba compartirlo con ella. Como buena Drow, Lexie también tenía una adicción, pero la suya venía marcada por su herencia, que la hacía buscar mentir, fingir, engañar. Por suerte tenía fuerza de voluntad e inventiva y nos habíamos librado.

    – [Elle]Entonces ha sido un éxito.[/Elle]- verla sonreír hizo que la nube negra que me rodeaba se despejase. Hasta aquellas calles demasiado avanzadas parecían más amigables.

    – [Idris]Menos mal que le pones alegría a la misión hasta vestida de cyberpunk.[/Idris] – alcé  una ceja señalando uno de los cortes de su traje. Tenía que guardarme esa ropa para más tarde.

    – [Elle]Todos los mundos son malos, pero aquí hay más higiene que en el de los piratas.[/Elle] – sentenció. Dyavol no era precisamente el mundo con más personas voluntarias, de hecho, al final solo el pobre Xander se había ofrecido. En parte también porque Jane no quería dejar solo a Owen después de sus problemas amorosos.

    – [Idris]También estamos en la boca del lobo, sin saber qué buscamos exactamente.[/Idris] – había carteles de marcas que no me sonaban de nada, salvo de alguna bebida que hubiera llegado a la luna Viltis. Entre ellos había alguno de la Iglesia del Constructor, cuyo símbolo era una especie de círculo. En ninguno se veía la cara de Antailtire, aunque viendo que tomaba múltiples formas como había hecho, bueno, haría, siendo el Soberano.

    Elle asintió, pensativa.- [Elle]No es la misión más fácil del mundo.[/Elle]

    – [Idris]Por eso nos llevamos a la líder.[/Idris] – confesé. Nuestro equipo era el táctico, el que tenía que abrir camino para que los Daë pudieran terminar la misión y proteger nuestro futuro, o sea, los que lo teníamos más jodido. Este tipo de campañas eran más divertidas en Endless, con maná ilimitado y las armas legendarias. – [Idris]¿Qué tal ves al «Equipo Nexus»?[/Idris] – pregunté. Quería ayudarla en su tarea porque sabía que era muy perfeccionista y estaría deseando que todos nos lleváramos tan bien como los Moondies. Eso iba a ser difícil.

    – [Elle]Todos los equipos están bastante equilibrados.[/Elle]- dijo, mirándoles de reojo. Vi que le preocupaba, pero estábamos rodeados de gente desconocida así que no era el mejor sitio para ponerse a tener un acercamiento. Bastante era que seguíamos juntos entre todo aquel revuelto de pendientes, colores chillones e implantes inhumanos.

    – [Idris]Quizá Robin pueda sentir el portal con su magia.[/Idris] – pensé, tras ver que era la que caminaba más alejada. Poco sabíamos de ella más allá de que había vivido en una película de navidad de InfiniTV toda su vida y que era su magia, bueno la de su madre, la que les había protegido. No sabía muy bien como funcionaba lo suyo, pero era distinta a la de Kaylee, tenía que ver con las probabilidades o algo así, como los de ‘La Puerta de la Muerte’.

    – [Elle]Tiene una magia bastante poderosa, pero parece incómoda aún.[/Elle]- admitió. Elle no quería presionar a nadie, pero aparte de saber que Antailtire estaba teniendo pesadillas con nosotros, no habíamos conseguido nada espiando allí.

    – [Idris]Quizá contigo hable. No sé, tenemos pocas opciones más.[/Idris] – sugerí. – [Idris]Parece que Antailtire está nerviosete por lo que estamos haciendo, pero nadie habla de…no sé, un lugar prohibido o algo así.[/Idris] – parecía más prometedor en la teoría, que los habitantes supieran algo más de eso, pero estos NPC no estaban muy por la labor. Metí la mano en el bolsillo y noté algo duro. Luego saqué del otro bolsillo el disco metálico que era la brújula planar.- [Idris]Si supiera usar esto aquí.[/Idris]

    A Bowie le poseyó la vena urraca y se acercó a ver lo que teníamos entre manos.- [Bowie]¿Me la dejas? ¿Me la dejas? ¿Me la dejaaaas?[/Bowie] – pidió, con una ilusión en los ojos que mira, tuve que decirle que sí.

    – [Idris]Si sabes usarla, todo tuyo.[/Idris] – dije tendiéndosela. Me quedé mirando, Bowie era en parte una niña y en parte una genio, así que podía salir con cualquier cosa. Noah se acercó también y al poco, estábamos todos medio apiñados. Lexie me guiñó un ojo y me enseñó brevemente qué veían los que no rodeaban, un grupo de fiesteros tomando bebida y bailando a un ritmo infernal.

    Bowie trasteó y consiguió que se moviera, mostrando los portales. Estaba acostumbrado a que en la Tierra fueran pocos y eso me hacía fácil seguirlos, pero allí había cientos.- [Bowie]Esto parece un mapa. Debemos estar aquí.[/Bowie] – señaló. Noah y Henry parecían seguirle el ritmo, así que ya me explicarían luego cómo habían llegado a esa conclusión.

    – [Noah]Pero le falta información del planeta, quizá eso ayudaría.[/Noah] – comentó Noah. Miré a nuestro alrededor, pero Elle se me adelantó, señalando una especie de pilar sobre el que había una figura femenina aún más psicodélica que los habitantes de la Flecha. Me sentía como en Blade Runner, pero sin quedarme dormido. Que sea nuestro secreto, tengo una fama que mantener.

    Nos acercamos cuando no había nadie cerca. Parecía un panel de información así que puede que tuviera un mapa, al menos. – [Bowie]Pon el mapa de la brújula sobre ese.[/Bowie]- propuso Bowie.

    Henry empezó a trastear el aparato mientras al resto de la gente Lexie le mostraba una proyección en la que se arrancaba a hacer un ‘beatbox’ bastante chocante. Al cabo de un rato se mostró una proyección en 3D del planeta. Unos minutos de jerga tecnológica entre Bowie y Henry acabaron con una proyección superpuesta a la de la brújula, que indicaba un punto más brillante. – [Idris]¿Y la traducción de eso? Creo que Infinimaps no lo va a tener mapeado.[/Idris] – bromeé, desventajas de vivir en el futuro, se hace uno vago.

    Miré con detalle, igual que el resto, pero no tenía puntos de referencia más que para saber que era en algún punto de la ciudad. El portal estaba allí, no en las «zonas salvajes» como las llamaban los cyberhipster.- [Bowie]Creo que está en la catedral. En el centro de la ciudad.[/Bowie] – comentó, haciendo que la terminal la obedeciese con unos gestos, al parecer en el futuro tampoco eran muy fans de que mucha gente tocase lo mismo. Salió información de una enorme catedral que salía muy bien en las fotos pero tenía de estar muy vigilada. Catedral del Arquitecto la llamaban, el núcleo del Culto al Constructor. Elle muy cabrone se las había ingeniado para construir un lugar sagrado sobre el sitio donde podían destruirle, rodearlo con una ciudad futurista alimentada de todo lo que robaba a los mundos que había anclado en el pasado para servirse, llena de todo lo necesario para que la gente le adorase y le protegiese. Había expuesto su mayor debilidad delante de todos.

    – [Idris]¿Estamos seguros de que ese es el portal al Axis Mundi?[/Idris] – pregunté, por asegurarme. Había más puntos en ese mapa que en un cómic viejo.

    – [Bowie]Es un portal, pero este portal tiene algo diferente.[/Bowie]- explicó. Se veía algo distinto al resto, como si brillara más intensamente, pero era fácil pensar que eran imaginaciones de uno.- [Bowie]Lo sé porque soy un genio.[/Bowie] – sentenció. Me eché a reír, tenía debilidad por su lado infantil, una parte de mí estaba deseando ver a un pequeño Aesircillo o una pequeña Vanir de piel tostada.

    – [Idris]Y modesta.[/Idris] – repliqué.

    – [Bowie]La modestia es un rasgo bastante inútil.[/Bowie]- una verdad aplastante.

    – [Noah]Se acerca gente.[/Noah] – intervino Noah. Señaló a lo lejos, donde la muchedumbre se acalló un poco abriendo paso a un grupo de media docena de personas vestidas con una especie de armaduras ligeras, con casco de azul brillante que evitaba verle la cara.

    – [Elle]Dispersaos.[/Elle] – pidió Elle. El resto empezó a alejarse disimuladamente, pero nuestra zona se iluminó en rojo y la atención se centró en nosotros.

    – [b]Atención central, nos acercamos a un grupo de individuos de clase inferior, preparen refuerzos.[/b] – la voz salía distorsionada tras el casco, pero se escuchaba incluso estando lejos. – [b]Identifíquense.[/b] – nos ordenó. Alguna gente dudó de si iba con ellos, pero yo sabía con quién era. Un sexto sentido desarrollado por el miedo a esos policías de gatillo rápido ante los que había tenido que prepararme desde pequeño, pero más aún cuando empecé a andar con los Drow.

    Lexie trató de usar su poder para hacerles ver algo diferente, había aprendido a distinguir su arruga de concentración en la frente. A eso y a no decírselo para que no se pasara un mes en pánico.

    – [b]El escáner indica algún mecanismo de camuflaje. [/b]- dijo la voz de otro de los agentes. Mierda, estaban preparados. – [b]Identifíquense y muéstrense sin holograma. [/b]- seis armas se alzaron. No eran iguales que las de mi tiempo, pero tenían una forma parecida y el mismo poder fatal. Compartían la misma amenaza clara y patente, la misma facilidad para acabar con una vida. En esta ocasión podía esconder que era un elfo, pero en otras no podía tapar mi color de piel.

    – [Lexie]Corred.[/Lexie]- pidió Lexie, al ver que sus ilusiones habían sido detectadas. Echamos a correr y me invadieron los nervios cuando escuché el sonido de las armas al dispararse.

    – [Elle]Nos vemos en el punto de encuentro.[/Elle] – era un caos y corrimos en direcciones distintas, traté de ver que los demás estuvieran a salvo, pero me tuve que contentar con no ver a ninguno capturado o herido en el suelo.

    La mano de Ellie se cerró alrededor de la mía y su calor me reconfortó. Me di cuenta de que estaba temblando por el miedo. No era la primera vez que me apuntaban con un arma o veía apuntar, incluso disparar, a otros. Me llevó hasta un callejón vacío en el que ya no se escuchaba los ruidos de la gente ni los disparos, solo el sonido de amartillar un arma que resonaba en mi cabeza. – [Idris]Va a ser difícil entrar en esa iglesia y más con todos los Daë[/Idris] – dije en un susurro. Era una suerte que no fuéramos humanos, porque en esa carrera habría tosido un pulmón.

    – [Elle]Lo conseguiremos.[/Elle]- dijo, colocándose frente a mí. Por un momento, con los ojos abiertos, lo único que veía era su cara. Una visión que agradecí.- [Elle]O eso espero.[/Elle] – me apretó la mano y le di un beso suave en los labios

    Después usamos las orbes para asegurarnos de que el resto estaban a salvo y esperamos para dirigirnos a la Plaza de la Organización, donde la Catedral del Arquitecto se alzaba imponente en el centro. Nos escondimos al lado de una tienda de oxígeno con sabores.

    Ellie era mi otra mitad, la luz que apartaba mis tinieblas. Con ella a mi lado me creía capaz de cualquier cosa, incluso de la misión que teníamos por delante. Aunque no me habría quejado de haber podido seguir en la nave con el sexting o disfrutando de mi playa nudista particular. En fin, el mundo no iba a salvarse solo.

  • COMPARTIMENTALIZAR

    NOAH ARKKAN

    ESFERA NARA – MAÑANA

    Puede que resulte raro viniendo de mí, pero cuando Cole y Bowie llegaron frente a nosotros cargando un atillo lleno de armas, todo sucedió muy rápido.

    Al parecer mientras entrenaban con su maestra, una de ‘Las Nueve’, la líder la había mandado llamar porque la Daë de ese mundo, Qiu Lanying, que llevaba años con voto de silencio, había reunido las capacidades para usar su poder preguntando a alguna entidad y eso la había llevado a desvelar la verdad sobre la desaparición de niños y niñas en su pueblo. Un asunto que me ponía los pelos de punta cada vez que pensaba en ello.

    – [Bowie]Hemos venido a salvaros[/Bowie].- resumió Bowie. Pese a que aún tenía muchas cosas a las que acostumbrarse de cómo funcionaba el mundo y de sus propias emociones y las del resto, Bowie parecía haber crecido en nuestro tiempo en ese mundo, que ya se contaba por semanas. A veces me preguntaba cuanto tiempo sería para el resto y lo difícil que sería saber nuestras edades cuando todo aquello acabase. Sin ir más lejos, el grupo de Leo había pasado algo menos de una semana en Artisan antes de volver.

    – [Noah]De Qiu Lanying se sabe que cuando rompió el voto de silencio descubrió una verdad que no le habría gustado conocer y supongo que ahí aparecieron los Daë. Así que es ahora nuestro momento.[/Noah] – rememoré, hurgando en los recuerdos de los conocimientos que mi padre había pedido sobre los Daë y las Pruebas. Tampoco era demasiado, fueron cosas que en su día le sirvieron para entender qué papel jugaba Kaylee Echolls y comprender su reencarnación y que a mí me daban algunas pistas como los nombres, el aspecto físico o parte de las historias de algunos. La historia de Qiu orbitaba alrededor de su poder para evitar las mentiras y cómo se enteró así de una verdad que lo cambió todo para ella. En ese momento de su vida conoció a los Daë y ahora lo estábamos presenciando.

    – [Laura]Pues no los veo[/Laura].- comentó Laura. Parecía tener ganas de irse. Estaba claro que todos la teníamos, por mucha comodidad que hubiéramos tenido allí, solo estábamos de paso, pero ella había tenido más dificultades para encajar. Yo tenía a Lexie y mis inquietudes por resolver la misión, Lexie tenía sus ilusiones para intentar pasar el tiempo y Cole y Bowie tenían su aprendizaje en las artes samurai con la maestra Gozen, pero Laura no había tenido nada de eso.

    – [Cole]Tenemos que protegerla mientras llegan. Y a la maestra Gozen.[/Cole] – explicó Cole con evidente preocupación mientras abría el atillo y nos mostraba las armas. Cogió para sí dos «tessen» unos abanicos con cuchillas como Kitana la del Mortal Kombat. Bowie no cogió nada, ya venía con una especie de lanza a la espalda, una yari o una naginata, no sabía distinguirlo bien. La había visto en algún entrenamiento que habían tenido al aire libre y se movía como mi tía Sarah y mi tía Sasha, como si estuviera hecha para combatir.

    – [Lexie]Pareces Mulán[/Lexie].- comentó Lexie. Miró las armas de reojo pero no cogió ninguna. Sabía que era deliberado, Lexie no era una guerrera y tampoco estaba muy cómoda en aquél mundo, en especial con cualquier mención a sus raíces por el lado paterno. Me había propuesto entender su perspectiva, porque la mía había sido muy distinta. Mi madre y mi padre habían estado siempre en mi vida como una figura positiva y eso me había hecho interesarme en mis raíces por ambos lados, la Arkkan y la Rakkthathor, pero su padre había desaparecido de la vida de su madre antes de que naciese y nunca se había molestado en conocerla. Sin haber visto nunca a ese hombre, sentía que le odiaba por ello, por no querer pasar tiempo con alguien tan especial, pero me lo guardaba para mí mismo. Lo importante no era lo que pensara yo de él, si no lo que pensara ella.

    – [Noah]Una pena que no haya dragones.[/Noah] – comenté desviando la atención. Me agaché al lado de las armas y cogí una katana larga, de las que se llevaban a dos manos, como Sephiroth. Cole dijo que era una «nodachi». A mi lado parecía gigantesca y pese a tener fuerza sobrenatural por ser un jötnar, estuve a punto de perder el equilibrio al mover los pies. Cerré los ojos y tomé mi forma Rakkthathor agradeciendo que los trajes de la nave estuvieran hechos de un material elástico que cedía lo suficiente como para adaptarse a mi nuevo tamaño. Así ya fui capaz de mover el arma con soltura.

    – [Lexie]Esto que habéis traído a mí no me interesa. Se lo puede quedar todo Laura[/Lexie].- sentí un nudo al escucharla decir eso. Había esperado que nadie se diera cuenta para que no insistieran en que lo aceptase y ella pasara un mal rato.

    Nadie insistió, pero Cole le dio una sugerencia. – [Cole]Deberías coger al menos una de las pequeñas, por si acaso.[/Cole] – no era un mal consejo, solo para defenderse si alguien se acercaba y no funcionaban sus ilusiones. Pese a todo, a Lexie no le hizo gracia y le miró visiblemente molesta. Cole se limitó a encogerse de hombros, era una persona muy calmada y por suerte había debido entender los motivos que tenía Lexie para ese rechazo.

    – [Bowie]Acabarás muerta y tendremos que cargar con tu cadáver hasta la nave[/Bowie].- dijo Bowie rompiendo el silencio.

    – [Noah]Tenemos que trabajar lo de ser tan directa, Bowie.[/Noah] – intervine. No era un buen momento para estar enfadados entre nosotros. O quizá nadie iba a enfadarse y eran solo mis miedos proyectándose por la ansiedad del combate. El tiempo fue más despacio a mi alrededor mientras meditaba a toda velocidad sobre el miedo que sentía por alejarme de Lexie y meternos de lleno en una situación tan peligrosa, me di cuenta de que era algo que había arrastrado después de cargar con ellos por el bosque, temiendo por sus vidas. Al parecer mi cuerpo y mi espíritu se habían curado de aquello, pero mi mente no.

    – [Bowie]¿Me vas a enseñar a mentir? ¿Mentir es mejor que decir la verdad?[/Bowie] – preguntó sin ningún tono en su voz. No era una reprimenda, si no que le interesaba de verdad saber mi respuesta.

    – [Noah]Eh…no, no, pero a veces la verdad se puede decir más…suave.[/Noah] – traté de explicar. Bowie me recordaba un poco a mi madre, en especial a la que había visto en los recuerdos de mi padre. Seguía siendo una mujer con una personalidad muy distinta y marcada, pero después de nacer Leo había empezado a cambiar un poco, abandonando el muro que tenía a su alrededor después del trauma que había sufrido toda su vida, pero siempre lista para volver a montarlo.

    – [Cole]No tenemos tiempo para esto.[/Cole] – dijo Cole. Laura cogió una de las hojas pequeñas, las que llevaban los y las samurai en el cinto junto a la katana o el arma que llevasen.

    – [Laura]Esto es un error, esto es un error…[/Laura] – repitió con una mano temblorosa, sujetando el arma.

    – [Cole]No ataques, defiende.[/Cole] – Cole trató de ayudarla a tranquilizarse. No tenían que luchar si no querían. Era algo que todos teníamos que tener claro, estábamos en esta misión porque el destino así lo había decidido, pero había que mantener el libre albedrío.

    – [Noah]Iré delante. Vosotros tened mucho cuidado.[/Noah] – les miré una última vez, cruzando mi mirada con la de Lexie. Ella hablaba mucho y dejaba claros muchas veces sus pensamientos, pero trataba de ocultar sus inseguridades. Con esa mirada no pudo hacerlo, supe que ella estaba tan preocupada por mí como yo por ella, pero era algo que ambos teníamos que hacer.

    Eché a correr en dirección al templo, observando todo a mi alrededor y trazando varios planes de contingencia. Se veía una columna de humo saliendo del lugar y varias pequeñas difuminándose a su alrededor. Los niños y la mayoría de los hombres corrían a esconderse en las casas o subían la ladera para refugiarse con los monjes. No tardé en ver siluetas oscuras saliendo del bosque, eran guerreros Oni, los niños y niñas convertidos en asesinos sin emociones ni piedad.

    Me costó concentrarme en correr y mantener bajo control el temblor de las piernas. Desde lo que había pasado, no me sentía tan seguro con mi velocidad. En la Tierra, Xander y yo habíamos sido héroes luchando contra maleantes, vampiros, demonios corrientes y hombres que por la noche eran más bestias que personas. Ninguno de ellos tenía nada que hacer con mi velocidad, pero desde que había llegado a estos mundos había estado a punto de morir dos veces. Tenía más preocupaciones, era más descuidado y había más peligros y más fuertes que yo y mi velocidad.

    Traté de respirar profundamente y concentrarme. Cuando llegué al templo había cuerpos por el suelo, muchos eran guerreros oni, pero otros muchos eran samurai y ‘onna-bugeisha’. Reconocí algunas caras, tres o cuatro de las ‘Nueve’ estaban allí, pero no vi a la maestra Gozen ni a Qiu Lanying.

    Sentí un escalofrío en la espalda y me giré a toda velocidad para detener una katana dirigida hacia mí. Mis brazos, pese a contar con la fuerza de mi cuerpo de demonio, cedieron ante la fuerza del guerrero oni que tenía ante mí. Mantuve la posición y seguí defendiéndome, pero yo mismo sabía que no podría aguantar así. Tal y como lo había descrito, estaba defendiéndome, veía frente a mí a los niños y niñas robados que habían convertido en aquellos seres y no me sentía capaz de darles un final, no era capaz de rendirme y entender que ya habían muerto hacía mucho.

    Al que tenía frente a mí se unieron dos más y traté de aguantar sus golpes uno tras otro. No podría aguantar así mucho más y al final actué por puro instinto, derribando a uno de ellos. Tenía que sobrevivir, no podía acabar muerto allí, en un planeta que no conocía, lejos de toda la gente que quería y arruinando toda posibilidad de salvar nuestros futuros.

    Continué luchando hasta que vi cuatro figuras acercarse hasta mí. Una de ellas se movía de forma fluida cortando a los guerreros con sus abanicos. Pero donde Cole era fluido, Bowie se movía como el viento, manipulando la lanza como si fuera una parte más de su cuerpo que derribaba a los que encontraba por el camino. Henry nos había dicho que según su archivo, en el adn de Bowie habían metido la capacidad de regenerarse además del adn de mi tía Sarah y mi tía Sasha, pero luchaba tan bien que aún no había podido comprobar hasta qué punto funcionaría su poder. No conocía el miedo, al menos de momento. Una parte de mí quiso que no perdiera su inocencia y nunca llegase a experimentar lo que el miedo podía hacerte.

    – [Noah]La Daë está en el templo, luchando con la líder de las Nueve.[/Noah] – mientras luchaba había podido escuchar el sonido del metal contra el metal procedente del interior del templo y había visto sus figuras enfrentadas a través de un ventanal roto. – [Noah]Yo seguiré conteniendo los que pueda pero tienen una velocidad sobrenatural.[/Noah] – su fuerza, su agilidad, su velocidad. Estaban hechos para luchar y no concebían ningún tipo de emoción, eran máquinas de matar perfectas. Sentí náuseas al ver lo que habían hecho con aquellos niños.

    Ellos siguieron hacia el templo pero se detuvieron en la entrada. Los guerreros seguían llegando y no podría con todos, así que retrocedí hasta ellos y vi que Cole estaba agachado sobre el cuerpo de una mujer. Era su maestra, tenía una mancha roja creciente en el torso y sus ojos estaban inyectados en sangre. No le quedaba mucho.

    – [Bowie]Se va a morir[/Bowie].- Bowie también lo sabía y aún no había aprendido a ocultarlo. Quizá era mejor que no lo hiciese, quizá ella tenía razón viviendo así y nosotros éramos los equivocados.

    – [Cole]Maestra Gozen…[/Cole] – la llamó Cole. Al oírle, sus ojos dejaron de estar fijos en el infinito y parecieron mirarle por un instante.

    – [b]Qiu Lanying lo ha descubierto…[/b] – murmuró con una voz tenue. – [b]Nuestra vida, nuestro propósito, ha sido un engaño, todo este tiempo…todo este…la Maestra Masako ha permitido que se lleven los niños para…darnos poder y contentar a los espíritus del bosque…para…preparar una guerra contra occidente.[/b] – explicó con las pocas fuerzas que le quedaban. Los demás no supimos qué responder, no podía hablar por todos, pero parecían tan horrorizados como yo mismo lo estaba. Había entregado niños y niñas para conseguir soldados para una guerra contra otra civilización, para conseguir poder. Había actuado como una salvadora cuando en realidad estaba aliada con los oni.

    – [Cole]Descanse, maestra Gozen. [/Cole] – le dijo Cole, tratando en vano de que guardase sus fuerzas. Los guerreros se acercaban y bajé la pequeña escalinata para detenerlos como pude. Bowie se unió a mí y me sentí como un niño con un palo afilado a su lado.

    – [b]Por eso…mandaba a los soldados atacar a los hombres…para…para que les protegiéramos, para que no se mataran ente sí nuestras naciones, hombre contra hombre y así poder entregar más…más niños.[/b] – la voz de la maestra parecía ir y venir entre sus pensamientos, como si divagara. Debía tener un shock y estaba tratando de procesar todas las mentiras con las que había vivido. Así que la maestra Masako estaba aliada con los oni desde un principio, había creado ataques falsos sobre los hombres para que no fueran a la guerra y así evitaran conflictos dentro de su propia nación, todo para enfrentarse a esa otra civilización de la que apenas había escuchado rumores en mi estancia allí. – [b]Qiu Lanying está…luchando contra ella, pero tiene la fuerza que le han dado los espíritus….[/b] – los nervios volvieron a recorrerme, si perdíamos a la Daë…

    – [Bowie]Sois…malos[/Bowie].- meditó Bowie cuando conseguimos volver junto a ellos.

    La maestra Gozen la miró, consciente. – [b]No lo sabía…la maestra Masako lo ocultó. Si no fuera por Qiu Lanying nunca lo sabríamos…teníamos un enemigo común…[/b] – se estaba disculpando, pero no sabía si ante Bowie o para sí misma. Bowie solo había verbalizado lo que la maestra debía pensar de sí mismos. Aunque no lo supieran, había sido parte de ello y se culparía el resto del tiempo que le quedase de vida.

    – [Cole]No fue culpa suya.[/Cole] – dijo Cole. Debió ser lo último que escuchó la maestra antes de dejar de responder. Él le cerró los ojos y le puso la katana en la mano.

    Sabía el dolor que estaba pasando, pero Cole se limitó a mirarnos y asintió para que entrásemos al templo, teníamos que seguir adelante. El problema vendría cuando nos detuviéramos y tuviéramos tiempo a revivir todo lo que estábamos pasando ahora. En ese instante temí más regresar a la nave que nunca.

    – [Lexie]Estoy tan harta de esta mierda que no os hacéis una idea[/Lexie].- se quejó. En aquél momento mi actitud positiva no tenía nada que hacer. Lexie tenía razón y negarlo no iba a ayudar a que ni ella ni nadie lo llevase mejor.

    – [Noah]Tienes razón.[/Noah] – respondí. Ella me miró, quizá sorprendida, creí verla sonreír ligeramente. – [Noah]Estoy deseando dejar esto atrás.[/Noah] – añadí acercándome hacia el marco de la puerta. Salía un calor sofocante del interior.

    – [Bowie]A veces, hay que hacer cosas que no nos gustan[/Bowie].- respondió Bowie de forma despreocupada. Tampoco le faltaba razón, esto teníamos que pasarlo, no había otra forma de regresar.

    Asentimos y cruzamos todos juntos hacia el interior del templo. Las llamas lo estaban devorando poco a poco, hasta un punto en el que el techo estaba cubierto por el humo. Era una suerte que el lugar fuese alto porque se había concentrado en la parte superior, dejándonos respirar.

    En el centro de la sala había una cruenta batalla entre la maestra Masako y Qiu Lanying. La maestra tenía un aura a su alrededor escalofriante, como si poseyera algún poder espiritual que la hacía más fuerte y más rápida. Qiu Lanying luchaba con ferocidad, pero aprovechando mi poder para ver mejor como sucedía todo, pude ver que su cara estaba en calma, concentrada en el combate y en la magia espiritual que entremezclaba con su arte marcial, nada más. Tanto que quizá no se daba cuenta de que el techo podía ceder sobre ellas.

    – [Cole]El tejado puede derrumbarse si la maestra Masako no acaba con ella antes.[/Cole] – Cole se alzaba frente a nosotros en una posición defensiva. Aquél lugar sofocante a él no le producía inconvenientes, solo le daba más fuerza.

    – [Laura]¿Qué hacemos?[/Laura]- preguntó Laura. Deseé haber tenido más tiempo y menos preocupaciones para poder hablar más con ella. Sin Jane y sin Henry por allí cerca se la veía perdida y sola. Sabía que Lexie había estado con ella pero a veces eso no era suficiente.

    – [Noah]Tenemos que ayudarla…[/Noah] – les dije. Me preparé para ver cómo interponerme entre ambas sin que Qiu ni nadie más saliese dañado. La maestra parecía demasiado fuerte con ese espíritu como para que pudiera derribarla yo solo.

    – [Bowie]No os metáis donde nadie os ha llamado[/Bowie].- me detuvo Bowie.

    – [Noah]No podemos dejar que le pase nada.[/Noah] – respondí. Vi que miraba fijamente a la Daë luchando y volví a observarla.

    – [Bowie]Esta es su lucha, Noah[/Bowie].- puntualizó. Entonces lo vi, tras las heridas y el cansancio, Qiu Lanying era consciente de su situación pero estaba determinada a acabar con esa amenaza. Había creído las mentiras de la maestra y le había dejado su puesto mientras quien sabe cuantos niños y niñas seguían perdiéndose.

    – [Noah]Vale, lo entiendo. Estaré preparado por si el techo cede.[/Noah] – respondí, alerta.

    Observé la lucha junto a los demás, dirigiendo a menudo la mirada a nuestro alrededor. No sé cuanto tiempo pasó, pero para mi fue una eternidad, hasta que Qiu asestó un golpe con su arma que desató una especie de estallido espiritual. La maestra Masako cayó al suelo sin levantarse. Entonces la Daë se fijó en nosotros.

    – [Qiu]¿Quiénes sois? ¿Qué habéis venido a hacer aquí?[/Qiu] – nos preguntó. A medida que las palabras salían de su boca empecé a notar su efecto en mí al igual que lo haría en los demás. Para cuando caí en la cuenta de su poder, ya era tarde.

    – [Noah]Venimos de la Tierra, otro planeta, en el futuro, además, creo…yo soy Noah, ella es Lexie, Laura, Bowie y Cole.[/Noah] – como era el más rápido, fui el primero en responder. Ni nombres en clave ni secretos de ningún tipo, no podía mentir a la Daë ni sabía como controlar lo que salía de mi boca. – [Noah]Llegamos aquí por error intentando salvar nuestro mundo pero los Daesdi nos dieron una misión de ayudar a reunir a los Daë de este tiempo, uno por cada mundo, para detener a un gran mal al que conocemos como El Soberano…[/Noah] – traté de callarme. Se volvió bastante desagradable perder el control de esa manera, era una sensación que no me gustaría volver a repetir.

    – [Qiu]Tengo mucho que hacer aquí[/Qiu].- se giró hacia el cuerpo de la maestra y en ese instante escuché un el sonido de la madera al romperse. Me moví hasta ella y la aparté a tiempo de unos escombros cayendo junto a una gran viga.

    La dejé en el exterior del templo y los demás salieron detrás de nosotros. Estábamos lejos de estar a salvo. Un ejército de aquellos guerreros Oni nos cortaba el camino. Me imaginé por un instante a los «occidentales» a los que Masako quería enfrentarse viendo a aquellos guerreros y huyendo despavoridos, o siendo masacrados sin piedad.

    Había llegado el momento de volver a luchar, pero los guerreros no se movían. Nos miramos, Qiu Lanying dio un paso hacia ellos y se mantuvieron en el sitio. Fue entonces cuando escuché a alguien detrás de nosotros. La maestra Masako estaba cubierta de hollín y heridas ensangrentadas, pero aún se arrastraba. Sus ojos emitían un destello de locura en un mar de poder. Ya no era ella misma, era algo diferente. Se alzó en el aire sobre sus soldados y movió las manos convocando una energía espiritual que alzó a los guerreros que ya habían muerto.

    – [Lexie]Esto no se acaba nunca…[/Lexie] – se quejó Lexie.

    – [b]No sabes lo que has despertado, muchacha.[/b] – hablaba con la boca de la maestra Masako pero no se parecía en nada a su voz. Era casi un coro de voces hablando en sincronía.

    – [Qiu]¿Quién eres? ¿Qué quieres?[/Qiu]- le preguntó Qiu Lanying sin aparentar ningún miedo. Recordé que aquella mujer había guardado silencio durante años para hacer una pregunta a los espíritus.

    – [b]Somos Legión, respondemos a muchos nombres, pero puedes llamarnos Antailtire.[/b] – replicó, también afectada por el poder de Qiu Lanying. – [b]La magia es nuestro reino y con ella cambiamos estos mundos a nuestro placer, sirviendo cada uno un propósito.[/b] – eso signficaba que una de nuestras teorías era cierta, solo que de forma diferente a como lo habíamos imaginado. «Antailtire» se hacía llamar, pero nosotros le habíamos conocido como «El Soberano», al igual que el que habíamos visto en el mundo prehistórico de Rlia. Tenía sentido, con su dominio sobre la magia había cambiado los mundos, pero había dejado partes de sí mismo en cada uno para controlarlo mejor. Eso significaba que «El Soberano» solo era una pequeña parte y que su poder era más del que podíamos imaginar. Tenía que ser él el gran mal al que expulsarían los Daë.

    Parpadeé un par de veces al recorrer la zona con la mirada porque vi un grupo de personas apareciendo por un lateral del templo. Destacaban tanto que los había visto por el rabillo del ojo, pero no me creía que pudieran estar ya allí. Eran los Daë y estaban escuchando lo que ‘Antailtire’ decía. Sin duda ellos sabrían más que nosotros sobre él y todo lo que pudieran sonsacarle sería una ayuda.

    Mientras ellos escuchaban, repasé a sus miembros: Eldric tenía el arco en la mano y su brillante armadura estaba más desgastada pero por su rostro no había pasado el tiempo; Eleanor seguía teniendo el mismo rostro amistoso pero se la veía más madura y por lo menos dos o tres años mayor; Ugg’Krah parecía igual que entonces, salvo porque alguien le había empezado a confeccionar ropa a su medida; junto a Eldric estaba Geraldine, llevaba el pelo suelto y aferraba su cetro preparada para luchar; al lado de Eleanor estaba Rlia, vestida de una forma bastante distinta pero aún con poses que recordaban el lugar del que venía, verla tan cerca de Eleanor me recordó su conversación con mi tía Sarah y me recordó que todos ellos estaban a punto de sufrir; Richard Crane tenía el rostro oculto por su yelmo astado.

    Era increíble que en lo que para nosotros habían sido unas semanas, para ellos hubieran pasado ya años, meses de aventuras, semanas de peligros y días de estar juntos y conocerse mejor. Entre ellos había varios recién llegados: tras Eleanor había un tipo de pelo azul que no podía ser otro que Alastair, eso significaba que el grupo de Xander ya había terminado; una mujer vestida con un collar de oro y piedras resaltando contra su broncínea piel debía ser Na’amah, así que el grupo de Mike también lo había conseguido; el hombre de gabardina marrón sencilla tenía que ser John Rowe, el Daë de Cetus, por lo que el grupo de Kaylee también lo había logrado ya; no vi a la vampiresa Julia, ni a los Daë de Géminis, así que el grupo de Ezra y el de Elle estaban todavía en ello. Solo esperaba que no hubiese complicaciones.

    – [Qiu]¿Cuál es vuestro punto débil?[/Qiu] – volví a escuchar justo a tiempo para ver cómo la mente de Qiu Lanying era tan afilada como su espada. No estaba dándole tiempo a recuperarse y defenderse de su poder, atacaba sin piedad para saber cómo derrotarlo sin necesidad de saber más de todo lo que había hecho a lo largo de todo aquél cúmulo de planetas.

    – [b]El Olvido…[/b] – respondió. Tras pronunciar esas palabras fue como si un chillido rasgase el mundo y una furia espectral salió del cuerpo de la maestra Masako. No hubo tiempo de esperar ni procesar, solo de luchar.

    Los Daë acudieron a la batalla y cerraron filas frente a nosotros. Qiu Lanying se sumó a ellos y luchó contra aquellos espectros y contra los guerreros de los niños que habían perdido. Cole, Bowie y yo pudimos ayudarles también en la medida de nuestras capacidades. Todo terminó cuando Qiu Lanying asistida por el resto de Daë dieron el golpe definitivo a la maestra Masako.

    Después de aquello saludamos a lo lejos a los Daë, que ya tenían sobrada experiencia con nuestros encuentros y hablaron con Qiu Lanying. No sé con exactitud qué le dijeron pero después de ver que la maldad que se había llevado a sus niños se extendía por muchos mundos, creo que sintió que era lo que debía hacer.

    – [Noah]Es hora de volver…a casa.[/Noah] – les dije.

    – [Lexie]Eso no es mi casa. Es una nave[/Lexie]. – replicó Lexie. Entendí su ira, su frustración y su impotencia.

    – [Noah]Lo sé, pero tendrá que servir mientras tanto.[/Noah] – comenté, pasándole un brazo por la cintura mientras nos alejábamos en busca de uno de los altares que nos llevase a la Kvasir.

    Un mundo más que teníamos que dejar atrás, abandonado a su suerte. Solo nos quedaba la esperanza de que les fuera bien, porque nosotros también teníamos unas vidas que recuperar y no podíamos cargar sobre nuestras espaldas los problemas de todos los mundos.

  • UNA PAZ BREVE

    COLE ROMAN

    NARA – MAÑANA

    La esfera del Japón feudal llamada Nara nos había dado un intenso recibimiento, pero después de eso, las cosas no habían ido del todo mal.

    Después de que el grupo de samurai llamado ‘Las Nueve‘ nos rescatase de todos aquellos espíritus y demonios, tuvimos que responder bastantes preguntas sobre de dónde veníamos, nuestras intenciones y por qué solo uno de nosotros hablaba su idioma, además de por qué era Lexie una de las que no lo hacía.

    Me tocó dar la cara y saqué la vena más «Villiers» consiguiendo que se creyeran que éramos un grupo de nómadas de la otra punta del mundo que lo recorrían para intentar ayudar a la gente. Fue una suerte que colase.

    Tuve que explicar también que Lexie hubiera vuelto a su apariencia oficial, porque dudaba que entendiesen muy bien su respuesta de que «estaba hasta el coño». Entre las samurai había un par de aspecto demoníaco, una de ellas la líder, así que eso facilitó que confiasen en nosotros respecto a que Lexie y Noah, al que habían visto como demonio, no eran malévolos.

    Tras toda aquella ronda de aclaraciones que me llevó una tarde, quedó la calma inquieta de la espera. Noah estaba a salvo pero inconsciente, no solo por sus heridas tras el golpe si no porque según había dicho Nakano Gozen, la segunda al mando de ‘Las Nueve’, algunos de los demonios habían tratado de absorber el alma de Noah mientras corría cargando con nosotros. Las heridas del espíritu tardan más en sanar, así que nuestra fuente de conocimientos sobre los Daë se pasó cuatro días dormido.

    Mientras esperábamos poco más había que hacer que familiarizarse con el entorno. El primer día fue más confuso. Nos alojaron en unas casas vacías de la aldea Kurashiki, que en su día parecía haber estado más llena. Pese a llamarla «aldea» no os penséis que era pequeña ni mucho menos. Por lo que entendí, pertenecía a la prefectura más grande y poblada del Imperio. La capital estaba muy cerca, podía verse incluso desde el límite sur de la villa.

    Por las calles se veían hombres y mujeres haciendo las labores del día a día, con un pequeño mercado que traía un grupo desde la ciudad de Tanegashima. Al parecer Kurashiki no era una villa normal, si no la zona de residencia de ‘Los Nueve’ y otros samurai de menor rango, así como sus familias. Apenas se veían niños y los hombres eran pocos y no se aventuraban en los extremos de la villa cercanos al bosque. Esa noche, vimos a todo el mundo se cerrar en sus casas. Monjes y monjas budistas marcaron unos sellos en cada puerta. No se me escapó que eran también guerreros y guerreras que cargaban con Naginata en la mano o la espalda.

    A la mañana siguiente vino a hablar con nosotros Nakano Gozen. Era una mujer algo mayor que nosotros, pero joven. Tenía el cabello oscuro como la tinta y su personalidad era tan afilada como su arma, pero después de un rato charlando, pude ver que guardaba un lado pícaro y divertido.

    Nos ofreció aprovechar la espera hasta que despertase Noah para comprobar cómo nos desenvolvíamos en combate en caso de que ocurriera algo y si ella nos consideraba aptos, entrenarnos bajo su tutela. Lexie lo rechazó de primera mano y se quedó en la habitación de Noah con aspecto de aburrida. Desde que habíamos llegado a ese mundo estaba especialmente incómoda, como si el lugar de origen de su especie demoníaca la inquietase. Veía cosas en ella que ya había visto en Dante respecto a nuestro padre, así que la entendí. Yo acepté, deseando poder aprovechar el tiempo en algo. Bowie parecía entusiasmada por todo lo que supusiera aprender y aunque tenia mis reservas por lo pequeña que era para el mundo, no podíamos negárselo tampoco. Y por último Laura dijo que sí al principio pero después de la primera clase decidió que luchar no era lo suyo.

    Resultó que Bowie tenía un talento innato. Era muy ágil y su capacidad de aprendizaje sorprendió incluso a Nakano. Tanto ella como yo seguimos entrenando con la Maestra Gozen durante la recuperación de Noah y continuamos cuando despertó y empezó a familiarizarse con el entorno y trazar un plan para dar con la Daë.

    – [b]La contención es buena, pero no debes apagar tu furia para eso.[/b] – la maestra Gozen esquivó con facilidad mi ataque y me golpeó con el bokken en la parte de atrás de la rodilla izquierda, haciéndome caer de rodillas. – [b]Tu mano golpea mientras tu mente cierra la puerta a tu ser.[/b] – ni siquiera sé cómo lo hizo, pero segundos después estaba tirado en el suelo.

    – [Cole]No quiero dejarme llevar.[/Cole] – respondí sentándome en el tatami. Bowie no estaba aquella mañana. Era el día en el que Noah había despertado y había ido a comprobar que no hubiese sufrido ningún daño físico mayor. Del alma no podía hacer nada, pero se le veía bien.

    – [b]Entonces date muerte mientras te quede honor, porque si luchas así cualquier otro te arrebatará la vida que tan poco aprecias.[/b] – sentenció. La maestra Gozen era firme como una barra de metal.

    – [Cole]Sí la aprecio.[/Cole] – confesé. Había llegado a conocer bastante a la maestra en todo el tiempo que habíamos pasado juntos los tres desde nuestra llegada. Tanto la conocía que no sé cómo había llegado a hablarle de mi condición de demonio mestizo. Desde el momento en el que se lo confié dijo que había entendido por qué mi alma estaba tan dividida, aunque me dio la impresión de que también se refería a mis preferencias amorosas.

    – [b]Entonces lucha, los ‘Hijos Caídos’ no dudarán.[/b] – gracias a nuestro tiempo con la maestra Gozen habíamos aprendido mucho más de ese mundo de lo que habríamos podido saber solos. Resultó que la ausencia de niños y niñas se debía a que los oni se los llevaban. Nadie sabía cómo, pero sí sabían para qué. Esos niños y niñas eran criados y envejecidos por los malos espíritus y acababan poseídos por oni de las clases más guerreras, convertidos en guerreros inmunes al dolor y sedientos de sangre, que volvían para atacar a sus seres queridos, aunque solo a los hombres. Al parecer todo había empezado la ‘Noche de los Caídos’ y nadie sabía cómo lo hacían pese a los sellos y protecciones. Desde aquella noche, muchos hombres habían caído en combate y se había decretado que permanecieran protegidos en el interior de las ciudades.

    – [Cole]Nunca llegaré a tu nivel o al de Bowie.[/Cole] – respondí. Bowie había llegado a un punto en el que se movía con una fluidez propia de una maestra, como si hubiese entrenado toda su vida. Tenía preferencia por las armas con mástil como la Naginata o el Yari y las manejaba como si fuesen tan pequeñas como un cuchillo.

    – [b]No, pero podrás ser bueno. [/b] – respondió sonriendo, cinco minutos antes de volver a tirarme al suelo.

    Tras el entrenamiento, salimos fuera a comer juntos en la cercanía al bosque. La maestra Gozen solía ir allí porque decía que la vista del monte le producía paz. Desde allí podía verse también el templo budista de la aldea, un lugar precioso. En la aldea, de la que se veía una buena parte desde allí, los hombres hacían sus tareas y los pocos niños jugaban, siempre escoltados por una samurai.

    Me fijé en un muchacho de más o menos mi edad que pasó cerca de nosotros. Estaba llevando leña y los músculos de su brazo izquierdo estaban en tensión. Estaba en muy buena forma y su sonrisa tampoco dejaba nada que desear, pero aparté la mirada.

    – [b]¿Por qué escondes la mirada?[/b] – me preguntó la maestra cuando el muchacho se alejó.

    – [Cole]No lo sé.[/Cole] – confesé, estaba claro que mi sospecha de que la maestra sabía mi orientación había acertado, aunque no tenía ni idea de cómo. – [Cole]En el lugar del que vengo, no a todo el mundo le parece normal que te puedan gustar hombres y mujeres.[/Cole] – decidí sincerarme pese a que no sabía cómo estaría la sociedad respecto a ese asunto.

    La maestra me miró, extrañada. – [b]Has hecho bien en irte entonces.[/b] – afirmó. Me llevé una grata sorpresa, no esperaba que en aquél lugar fuesen a aceptar algo que en el futuro costaba tanto trabajo. – [b]Ése de allí es mi marido, nos casamos hace poco, aún no me he atrevido a tener hijos.[/b] – señaló a un hombre de más o menos su edad, quizá algo más joven, que sacaba agua de un pozo. – [b]Antes de él estuve con una mujer. Vive en ese templo de allí.[/b] – señaló el templo budista que tanto me gustaba observar, pero en aquél momento la miré solo a ella, sorprendido.

    – [Cole]Por la forma en la que lo dices, parece que aún sientes algo.[/Cole] – comenté. Había añoranza en su mirada.

    – [b]Y así es. Quiero a mi marido, es un buen hombre, pero tampoco podré olvidarla a ella. Son amores diferentes.[/b] – aclaró. Pensé que aquél grado de avance en las libertades se debía a un efecto secundario del mal que sufrían. Las mujeres estaban a cargo en Nara, eran las fuertes, las protectoras y las gobernantes. Marchaban juntas a luchar con monstruos que podían acabar con sus vidas así que no era de extrañar que surgieran sentimientos entre ellas.

    – [Cole]¿Qué pasó?[/Cole] – pregunté. No quería entrometerme, pero tampoco que pareciese que no me importaba su historia.

    – [b]Era la líder de ‘Las Nueve’ hasta que empezaron a llevarse a los niños.[/b] – dijo, sin apartar la mirada del templo. – [b]Entonces dejó la espada por el mundo de los espíritus para buscar una explicación. Una forma de devolvérnoslos.[/b] – añadió. Así que se había convertido en una de las monjas guerreras, pero eso no explicaba que no estuvieran juntas, por lo que había visto también tenían vidas y familias.

    – [Cole]¿Solo eso?[/Cole]

    – [b]Lo convirtió en su vida. Verás, Qiu había sido bendecida por los espíritus, si ella preguntaba, nadie podía mentirle. Pero después de la ‘Noche de los Caídos’ hizo un voto de silencio.[/b] – se notaba la pena en su voz, nunca la había visto tan vulnerable. – [b]Se apartó de todo. Solo la ven los discípulos a los que entrena. [/b] – añadió.

    – [Cole]Lo siento.[/Cole]

    Ella negó con la cabeza. – [b]Ya es pasado.[/b] – me miró fijamente, tenía unos ojos oscuros muy bonitos. – [b]Pero es parte de mí. Lo bueno, lo malo. Soy quien soy, no otra.[/b] – añadió. Entendí su lección, tenía que aceptar quién era, me gustase o no, tenía que aprender a quererlo. Mi orientación sexual, mi parte demonio, todo.

    – [Cole]¿Por qué crees que hizo el voto?[/Cole] – pregunté al cabo de un rato.

    – [b]Dicen que reserva su bendición para una gran pregunta. La verás caminando por la aldea, observando los alrededores, a los espíritus, a sus alumnos. Todo. Dicen que está esperando encontrar la pregunta correcta y la persona correcta, para resolverlo todo.[/b] – sus palabras se envolvían con su entonación en un halo de misticismo que parecía irreal. – [b]Yo digo que se castiga. Sus discípulos vivían con ella desde pequeño, eran parte de su vida. Así que cuando empezaron a llevárselos, perdió muchos hijos.[/b] – la imagen mental de su sufrimiento me golpeó con fuerza.

    Guardamos silencio. Esa noche, hablando con los demás, Noah me dijo que la Qiu Lanying que la maestra había mencionado era nuestra Daë, su poder para hacer que todo el mundo le dijera la verdad le habían confirmado las dudas que tenía respecto a su nombre.

    A la mañana siguiente, mientras Bowie y yo entrenábamos con la maestra Gozen como era habitual, una guerrera entró en la sala. Parecía que había llegado corriendo.

    – [b][i]Maestra Gozen, la Maestra Masako ha mandado llamar a ‘Las Nueve’.[/i][/b] – dijo con dificultad. Había debido venir desde lejos y muy rápido para que a alguien entrenado le costase respirar así.

    – [b]¿Qué ha pasado?[/b] – preguntó la maestra Gozen.

    – [b][i]La Maestra Lanying está allí, ha pedido reunir a todos. Dicen que ya ha hecho la pregunta.[/i][/b]

    La maestra asintió y la samurai se marchó, probablemente a avisar al resto de ‘Las Nueve’.

    – [b]Anoche Qiu Lanying me visitó en sueños. Me decía que me preparase para luchar.[/b] – explicó mientras se dirigía al estante de armas, no al de entrenamiento, si no al suyo propio, donde guardaba las que usaba en la guerra contra los oni. – [b]Cole, Bowie. Os falta mucho camino, pero también habéis aprendido mucho hasta ahora. Necesitaré vuestra ayuda y las de vuestros amigos.[/b] – dijo, volviendo con unas cuantas armas. – [b]Tomad estas armas que os he preparado y reuníos conmigo en el Gran Templo.[/b] – nos pidió.

    Dejó las armas delante de nosotros: dos tessen, un nodachi, una tachi, dos wakizashi y una yari. Después se colocó sus dos katanas al cinto antes de marcharse.

    Miré a Bowie y sin pensar demasiado cogimos las armas para ir a buscar a los demás. Poco nos imaginábamos en aquél momento que aquella paz se había acabado y estábamos a punto de luchar por nuestras vidas y el destino del universo.

     

  • LOS PELIGROS DE LOS MUNDOS

    DIARIOS DE DESTINO

    VALANTIS

    NOCHE

     

    Después de dos horas conduciendo, la radio de aquél Cadillac Sedan DeVille de 1962 color turquesa empezó a tener problemas para sintonizar con la emisora.

    Elle trató de arreglarlo, esperando que eso consiguiera mantener despiertos al resto de sus acompañantes, que intentaban sobrellevar el viaje sin destino conocido. Sin apartar los ojos de la carretera trató de mover la rueda, pero viendo que se estaba distrayendo, Idris colocó la mano sobre la suya y se encargó de hacerlo. Elle se sentía culpable, el viaje había empezado bien pero no tardaron en darse cuenta de que aquél mundo era desconocido y apenas tenían referencias de a dónde dirigirse.

    Al cabo de un rato empezó a escucharse ‘I Want to Hold Your Hand’ de los Beatles. Idris dirigió una mirada a Elle y en el asiento trasero Jane confirmó que aquella canción era de 1964, acababan de cambiar de época. Unas cuantas canciones más tarde, entretenidos adivinando de que año eran, supieron que estaban en los años 60.

    La Vanir sonrió y continuó un poco más, en dirección a un motel que se veía más adelante. Idris le devolvió la sonrisa, guardándose para sí mismo a qué altura de los 60 aparecerían. En aquella tumultuosa década se había derogado la segregación pública y las mujeres y los negros tenían algunos derechos más, pero de lo que decía la ley a lo que hiciera la gente, había un gran trecho. Ese mismo año habían muerto también Malcolm X y Martin Luther King y Estados Unidos tenía muchos frentes pendientes tanto en Vietnam, como con los misiles de Cuba. Costaba creer que la misma civilización que tardase tanto en aceptar que una persona negra era como ellos terminase en la Luna ese mismo año.

     

     

     


    KARNAK – GRUPO I

    TARDE

    Tras atravesar la brillante y ostentosa Ciudad de los Dioses, Mike, Niall y Sophie llegaron a la plaza que les había dicho el hombre. Allí había personas de todo tipo reunidas, observando frutas frescas de un poblado mercado, bebiendo cerveza y charlando entre sí.

    Quizá era aventurado decir que eran todo personas, humanoides habría sido el término correcto, pero sin duda, sobrenaturales les habría englobado. Entre gentes de aspecto normal de la época había lo que parecían todo tipo de teriántropos. Personas felinas como Mike, personas pájaro como Niall, personas lobo, personas cocodrilo, personas chacal, personas carnero, incluso personas hipopótamo. Se veían también enanos, unos espeluznantes seres escarabajo y personas con parte del cuerpo cubierto de plantas o minerales.

    Sorprendidos, trataron de mezclarse entre ellos, forzándose a no hablar solo con los de aspecto más humano. Tras un rato, los recibió una mujer vestida con lino transparente que dejaba adivinar toda su anatomía. No les extrañó demasiado, entre aquellos «dioses» teriántropos, se veían cambios de forma y al parecer habían optado por prescindir de gran parte de la ropa antes de romperla.

    – [b]Bienvenidos mis señores. [/b] – les recibió haciendo una gran reverencia. Después se giró hacia Sophie. – [b]Sacerdotisa.[/b] – saludó, dejando ver que sabían acerca de ellos. Su reverencia no la puso a menor altura que Sophie, aquella mujer debía ser también sacerdotisa de alguien.

    Después de una introducción rápida, ellos solo querían librarse y preguntar por la Daë al resto de dioses, pero la sacerdotisa les condujo a una especie de templo vacío. Allí una oleada de hombres y mujeres les engalanaron y agasajaron, dando a cada uno sus propios aposentos.


    KARNAK – GRUPO II

    TARDE

    Nate y Zahra esperaron cerca de la entrada de la Ciudad de los Dioses, confiando en que los demás no tardarían demasiado. Cansados, dieron una breve vuelta por los alrededores, sin perder de vista el arco, pero observando en busca de otro tipo de pistas que les pudieran conducir a la Daë.

    No se dieron cuenta hasta después de un poco de que les estaban siguiendo. Trataron de perder de vista a los guerreros, pero pronto vieron que no serían capaces. Un grupo de cuatro mujeres armadas con lanzas les cortó el paso. Llevaban el pelo completamente rapado y todas tenían la misma marca dorada rodeando el ojo izquierdo. Nate no necesitó darse la vuelta para saber que tenían más detrás de ellos.

    – [b]Acompañadnos. La gran diosa Hathor os busca.[/b] – Nate y Zahra se sorprendieron de que hablasen en su lengua y meditaron brevemente sus opciones, aunque por desgracia, no tenían ninguna.

    Caminaron tras ellas. Pensaban que les conducirían por el arco de entrada a la Ciudad de los Dioses, pero en su lugar se dirigieron hacia un enorme palacio de mármol que parecía una ciudad en miniatura, situado entre dos de las mayores pirámides y coronado por una enorme estatua dorada.

    Pese a que las guerreras no hablaban demasiado, consiguieron que les sacaran de su error. No iban a ver a una de las diosas, iban a ver a la diosa regente, la que ostentaba la soberanía de todas aquellas tierras y, según contaba la historia de Na’amah, una demonio pura.


    DAGRKNOT

    MAÑANA

    Tras horas remando, con los brazos entumecidos por el esfuerzo físico y el frío, llegaron a la costa. Los vikingos con los que habían viajado todo ese tiempo les pidieron que les acompañaran para presentar sus respetos a la Jarl Vigdis, dar las malas noticias de los que habían muerto y las bendiciones a los que habían matado a sus asesinos.

    Por el camino, aún muertos de frío por la humedad de sus ropas, cruzaron varias granjas llenas de trabajadores. Aquel asentamiento parecía tranquilo, los niños corrían mientras sus madres les llamaban, pero cuando se acercaron más a la ciudad empezaron a ver a hombres y mujeres adultos luchando entre si con ferocidad, armados de hachas y espadas. El marinero les explicó que los poblados rara vez crecían demasiado en aquellos tiempos, los monstruos marinos atacaban sin cesar saliendo de las profundidades de aquellos insondables océanos.

    Estaban entrenando, quien sabe si para su próximo asalto o para defenderse. Continuaron hasta la cabaña más imponente, ubicada en el centro mismo del poblado. Dentro les esperaba la Jarl Vigdis. A su lado, un hombre les observaba fijamente. Era el consejero de la Jarl, un sabio profeta conocido por sus brebajes que había llegado a ellos cuando más lo necesitaban, para protegerles de los monstruos. Por lo que dijeron, esas serpientes marinas monstruosas habían acabado ya con muchos barcos ‘Neidr’ les llamaban, los asesinos de los ‘Seidr’.

    El grupo no quiso desvelar que ellos también eran ‘Seidr’ en su mayoría. El hombre, ‘Orm Nystrom’  les observó y sus ojos emitieron un destello rojizo. Sus pupilas eran alargadas, como las de una serpiente y Owen sintió un escalofrío recordando a aquellas criaturas de debajo del agua.


    ARTISAN

    NOCHE

    El equipo de Artisan esperó, alejada de la parada de aquél extraño tren que parecía moverse más rápido de lo que se suponía para la época. El joven no salió hasta el ocaso y para entonces el grupo ya había contado todas las piedras de la fuente en la que se habían sentado y había observado todos los detalles de aquél tren adelantado a su época, por no mencionar improperios y guarrerías de todo tipo.

    Cuando le vieron salir se pusieron en pie y le siguieron desde lejos, pensando cómo acercarse a él sin asustarse. Después de un rato caminando vieron que el chico atajaba por un callejón y cinco figuras con mal aspecto le seguían.

    Apuraron el paso y no tardaron en escuchar los quejidos del chico. Vieron que estaba tirado en el suelo y uno de los hombres le golpeaba.

    Amy MacLeod dirigió una mirada a Leo Arkkan, lista para transformarse y dejar salir toda su justicia animal.

    – [Kaylee]Largo de aquí.[/Kaylee]- dijo Kaylee, revelando su presencia. El matón que estaba golpeando al muchacho se giró hacia ellos y se acercó. Ya estaban tan cerca que se podían contar los dientes podridos que tenía.

    – [b]Vaya, el viejo Barnes usó más la polla de lo que nos dijeron.[/b] – dijo aquél tipo, dirigiendo una mirada a Kaylee que le revolvió el estómago.  – [b]Con vosotras nos vamos a divertir más. Tengo ganas de ver si el pelo de abajo también es naranja.[/b]

    – [Amy]Encima de ladrón, violador.[/Amy]- espetó Amy, que no estaba dispuesta a aguantarlo más. Se quitó la chaqueta del traje y al ver su camisa holgada los matones rieron dándose cuenta de que era una mujer. Lo que no esperaban es que se transformase a una forma intermedia, mostrando unos dientes y garras afilados.-[Amy] Te voy a sacar los intestinos por la boca, escoria.[/Amy]- su voz gutural resonó en el callejón y alguno de los matones hubiera huido de haber tenido tiempo.

    Amy se balanzó como una bestia sobre ellos, rasgando carne y sembrando el pánico. No iba a matar a aquellos tipos por horribles que fueran, pero contaba a su favor con el hecho de que ellos no lo sabían.

    Leo se acercó a ella y dejó que el lobo saliese, también en una forma intermedia.  – [Leo]Me has dado ganas de hacer lo mismo.[/Leo] – sentenció. Se unió a Amy y ambos acabaron rápidamente con casi todos sin ningún esfuerzo. Resultaba extraño ver a aquellos dos licántropos enfundados en traje salvando la vida a aquél muchacho.

    – [Kaylee]Eh, no seáis avariciosos.[/Kaylee]- se quejó Kaylee. Murmuró unas palabras y a su lado unas esferas de luz pura rodearon a uno de ellos y empezaron a picarle, como avispas. Su tío Ed habría estado orgulloso.

    Finalmente los matones se levantaron como pudieron y echaron a correr, dejándose atrás unos a otros. James se incorporó usando las manos para alzarse. Su mirada se había quedado fija en Kaylee después de verla conjurar aquellos seres. Amy y Leo se acercaron a ellos, ya en su aspecto humano. Amy volvió a colocarse con cuidado la chaqueta.

    Vera se agachó al lado de James y le puso una mano en el rostro. – [Vera]¿Te han hecho daño?[/Vera] – le preguntó al joven. La muchacha se sorprendió de que sus dientes parecieran sanos y oliese a jabón.

    El joven pelirrojo tenía un corte sangrante en la mejilla y se aferraba el torso allí donde le habían pateado, pero no notaba nada grave. – [James]Me pondré bien.[/James] – dijo, colocándose a gatas para recoger un par de libros y una libreta cuyas hojas se habían esparcido por el suelo. Kaylee, esperando ayudar, pronunció unas palabras e hizo que los papeles se volviesen a colocar en la libreta, que James contempló, atónito.  – [James]Eso…¿eso que has hecho es?[/James] – preguntó.

    – [Kaylee]Magia.[/Kaylee]- respondió ella, sonriendo.

    James la observaba como si no hubiese visto nada igual en la vida. Amy carraspeó, impaciente. – [James]¿Qué…qué queréis?[/James] – añadió al cabo de un rato, preocupado. Miró a Vera, que horas antes de que le atacasen, buscando dañar a su padre, le había preguntado por él.

    – [Amy]Encontrar a Barnes.[/Amy]- confirmó la mujer loba. Se apartó un poco, valorando sus opciones. No tenía nada que hacer.

    – [James]¿Estáis con…ellos?[/James] – su boca parecía ir por delante de sí mismo, preguntando obviedades. Aquellas personas parecían de alta cuna, sus ropas, sus dientes y su aspecto no eran de trabajadores ni de gente pobre, pero tampoco parecían de por allí, hablaban inglés pero sonaba muy distinto al que él hablaba. No parecía que estuvieran con los otros por cómo les habían atacado, pero de la misma forma, buscaban a su padre.


    TERRA – GRUPO I

    MAÑANA

    El grupo de Terra salió del portal de teletransporte a gran velocidad. Se llevaron un buen golpe contra la tierra, pero todos parecían estar bien. Cuando consiguió ponerse en pie, Henry comprobó que no se hubiera hecho ningún rasguño, por lo general para él habría sido un problema, pero en aquél lugar, más. Era una suerte que los trajes les hubieran protegido.

    Ayudó a levantarse a Julia y vieron que Lekwaa estaba inconsciente pero vivo. Henry recordó lo que había pasado. La bomba había caído sobre ellos mientras se teletransportaban y parte de la energía liberada en la explosión se había colado a través del portal, golpeando a Ezra y sacándolo de la corriente espacial.

    Mientras caminaban, alejándose de aquella zona yerma, Henry sacó su InfiniBand modificada para comprobar la radiación de los tres. Le alivió ver que no tenían valores fuera de lo común, eso significaba que la bomba no era nuclear y que Ezra, por su condición de licántropo, habría sobrevivido, aunque no supiera dónde habría acabado. Si hubiera tenido tiempo habría tratado de extrapolar el tiempo de viaje para saber más o menos su posición, pero lo mejor que tenía por el momento era la idea de que tenía que estar en algún lugar entre la ciudad de antes y donde sea que estuviesen ahora.

    Continuaron caminando y llegaron a una pradera con zonas yermas donde la tierra y el barro eran prácticamente lo único visible. Había humo y restos de metal. A medida que se acercaron vieron que también había cuerpos humanos, vestidos como soldados, aún con el arma cerca.

    No habían visto las trincheras y para cuando lo hicieron, varios soldado les estaban rodeando y apuntando con sus armas. Se fijaron en sus trajes, la bandera cosida en ellos no se parecía en nada a la que habían visto en los uniformes de la ciudad anterior. Estaban en el bando opuesto de la guerra.


    TERRA – GRUPO II

    NOCHE

    A Ezra le costó abrir los ojos. Estaba cansado y dolorido. Parecía que le hubiera caído una bomba encima, pero estaba vivo.

    Cuando por fin pudo ver lo que había a su alrededor, vio una enfermería con camas de metal, sábanas blancas y aparatos médicos que le sonaron a otra época.

    – [b]¿Ya estás despierto?[/b]- la voz provenía de una mujer de mediana edad y rasgos afilados, que iba ataviada con un uniforme de enfermera que le pareció bastante antiguo.

    El chico asintió y echó un vistazo rápido para ver qué día era, pero no encontró ninguna referencia.- [Ezra]¿Qué…día es hoy?[/Ezra]- preguntó con dificultad.

    – [b]23 de diciembre, joven. Es la víspera de Nochebuena y parece que por fin está nevando[/b].- la enfermera descorrió las cortinas y el mayor de los Maclay pudo ver cómo caían los copos de nieve en los alrededores del palacio.


    NARA

    MAÑANA

    Noah estaba inconsciente apoyado en el árbol, aún en su forma Rakkthathor. No se había dado cuenta antes de perder el conocimiento, pero su cuerpo había chocado violentamente contra varios árboles, arrancándolos de cuajo, hasta caer allí tendido.

    Cole, Lexie, Bowie y Laura se pusieron en pie, magullados pero a salvo, el velocista se había llevado toda la fuerza del golpe. No tenían forma rápida de salir de allí sin Noah y además, en esa forma, pesaba demasiado como para arrastrarlo.

    El ser que se había colocado delante de él, haciendo que chocasen miró al grupo de cuatro y sus ojos se iluminaron. Una pérfida sonrisa de dientes afilados se instaló en su boca inhumana.

    Retrocedieron hasta formar un semicírculo alrededor de Noah, sin saber qué hacer. Podían intentar luchar contra aquél ser, pero aunque la Kvasir estaba muy equipada, carecía de armamento y eso les dejaba con pocas opciones de lucha.

    De entre la niebla empezaron a surgir otros espectros, tan espeluznantes como los anteriores, con caras alargadas y bocas en las que cabía casi una persona, con brazos largos y ojos negros como el azabache, espectros y demonios salidos de la pura oscuridad.

    Lexie se preparó, pero sus visiones no conseguirían sacarlos de allí. Como tanuki podría intentar escapar, pero eso la haría dejar a los otros atrás. Laura valoró usar su poder, pero no sabía controlarlo y aunque supiera, ¿cómo haces daño a un fantasma?. Cole por su parte trató de conseguir fuerzas del sol, pero aquél bosque era demasiado frondoso y la niebla, que no parecía natural, absorbía el calor antes de que llegase a él. Ni siquiera las habilidades de Bowie estaban a punto como para enfrentarse a ellos.

    Los seres del bosque se acercaron más a ellos. Veían cada uno de sus horrendos rasgos. Uno de ellos chilló de forma inhumana, listo para atacar. Se prepararon pero entonces no pasó nada, el ser no se movió. Cayó al suelo y se desvaneció en una neblina.

    Una figura estaba de pie tras el cuerpo, enfundada en una armadura de samurai completa, incluso el rostro. Su espada cortó a través de los espectros y seres que les rodeaban, pero a ese filo se unieron ocho más.

    Los espectros caían presas de sus armas y muchos se reagrupaban, dirigiendo una mirada de odio antes de marcharse al cobijo de aquél enorme bosque. Aun así eran muchos para todos aquellos samurai. El combate era desigual, así que uno de ellos hizo sonar varias veces una campana y cuando se detuvo, ya no quedaba rastro de los seres, todos habían huido.

  • LA NIEBLA

    NOAH ARKKAN

    ESFERA NARA – MAÑANA

    Si bien a nuestra llegada a aquél mundo inspirado en el japón feudal solo le faltó una banda sonora emocionante para ser perfecto, con aquél templo en el monte y el pico nevado al fondo, tras los cerezos en flor, la bienvenida de los habitantes no fue precisamente cálida.

    No era de extrañar, aquella civilización aún no debía estar acostumbrada a ser el foco de miles de turistas de todas partes del mundo. Cole, Laura, Bowie y yo destacábamos a primera vista y Lexie, aunque en aquél momento tenía el aspecto de Xie, una chica asiática joven, normalmente de pelo oscuro pero ahora con una peluca rubia y un kimono de vivos colores que parecían sacados de cualquier franquicia de juegos de lucha, más que de la realidad. Por suerte los que nos miraban aún no conocían el concepto de apropiación cultural indebida ni la creación de arquetipos racistas.

    Lexie evidentemente no se había vestido así por reírse de nadie, si no porque lo poco que conocía de la cultura de la que procedía su lado demoníaco era sacada precisamente de esos juegos de lucha.

    Como las miradas cada vez eran más marcadas y estábamos cerca de un templo, di una vuelta rápida para observar los alrededores y les indiqué a los demás una ciudad o aldea grande a los pies de un sendero de piedra que cruzaba el bosque, comenzando por unas escaleras que estaban un poco más allá.

    El sendero parecía tranquilo y al principio agradecí la privacidad de los árboles, evitando ya las miradas de aquellos extraños, pero no tardé demasiado en empezar a darme cuenta de la inmensidad de aquél bosque y de que en realidad, a partir de aquél momento, estábamos solos contra lo que nos pudiéramos encontrar.

    La voz de Cole rompió el silencio cuando alguien se comunicó con él mediante la esfera. Era Kaylee, en Artisan estaban bien. Yo tomé la mía para no pensar demasiado y aclarar si los demás estaban a salvo.

    Mi mente buscó a Henry o a Ezra, con los que en teoría debería poder contactar, pero después de varios intentos no conseguí nada. En ese momento, Lexie estaba hablando ya con Elle. En Valantis habían tenido problemas raciales, a fin de cuentas era una época muy tumultuosa, pero estaban a salvo.

    Traté de despreocuparme respecto al equipo de Terra, evitando pensar en lo peor. El contacto con las esferas no estaba garantizado, podían estar ocupados, en peligro o simplemente no estar pendientes. En su lugar busqué a uno de los otros dos equipos.

    – [Noah]Niall, ¿todo bien?[/Noah] – pregunté al ver la familiar imagen de mi mejor amigo.

    – [Niall]De fábula. A Mike y a mí nos han tomado por dioses.-[/Niall] sentenció. La imagen se aclaró y vi que en ese momento se estaba comiendo una uva. Su piel bronceada brillaba por un maquillaje que salpicaba tonos dorados sobre ella y sus ojos estaban enmarcados en una sombra negra que ya se había aplicado antes de salir.

    – [Noah]Has encajado de maravilla.[/Noah] – me alegró saber que estaban más o menos a salvo, al menos mientras les considerasen dioses. Pero me extrañó que solo les hubiesen tomado a Mike y a él por deidades, aunque no pasaba nada mientras los demás estuviesen bajo su protección.

    – [Niall]¿Vosotros no? Noah, que en Japón no tienen dinosaurios… bueno tienen a Godzilla pero no cuenta.-[/Niall] replicó. Sonreí, era agradable hablar con un amigo. Hacía mucho que no hablaba con Cole, Laura era prácticamente una desconocida para mí y con Lexie no sabía muy bien cómo hablar después de habernos arreglado. Estábamos en una especie de limbo y tenía tanto miedo a espantarla que casi no habíamos charlado desde que llegamos a ese mundo.

    – [Noah]No parece que les gusten mucho los extranjeros. Y Lexie…no ha colado mucho.[/Noah] – resumí. Debía estar viendo el bosque a mi alrededor.

    – [Niall]Ya le dije que ese conjunto le quedaba muy bien pero que no pegaba nada a la época que iba.[/Niall] – vi que hacía una ligera reverencia a alguien «fuera de cámara». – [Niall]A nadie le gustan los extranjeros por aquí, a nosotros casi nos matan nada más llegar.[/Niall] – no fue agradable de escuchar, pero me había prometido conservar la calma. No podía preocuparme por todos ellos y había que asumir el peligro y confiar en que eran capaces de sacarlo adelante sin sufrir daño. Aunque no era nada fácil.

    – [Noah]Entonces empezásteis peor que nosotros. ¿Pero ahora todo bien?[/Noah] – pregunté para confirmar. Niall asintió y le hice una seña a Cole y Lexie para que se lo dijeran al resto. – [Noah]Si pasa cualquier cosa, avísame. Tengo esto a mano.[/Noah] – le recordé, más para sentir que tenía algún tipo de poder y evitar temer al desastre. – [Noah]El grupo de Elle está bien, ya han hablado con Lexie. Y Kaylee se puso en contacto con Cole, así que también.[/Noah] – resumí.

    – [Niall]Cuidado con la Yakuza papá.-[/Niall] se despidió. Capté la indirecta, me estaba preocupando en exceso, ya parecía mi padrino.

    – [Noah]No te acostumbres a que te alaben tanto.[/Noah] – bromeé. Era duro cortar la conexión, pero no podía estar hablando con todos los grupos en todo momento.

    Suspiré y busqué a alguien del equipo de Dagrknot, el mundo vikingo.

    – [Owen]Xander, coge el remo que me llaman por el piedra móvil. ¿Dígame? -[/Owen] escuché responder a Owen. Lo primero que vi fue su oreja cubriendo casi todo mi horizonte de visión. La imagen se alejó hasta mostrar su cara ya de un tamaño normal, seguramente Xander le había avisado.

    – [Noah]Videollamada Owen, como si fuera videollamada.[/Noah] – le recordé. – [Noah]Hemos contactado con todos menos con el grupo de Henry. Los demás están bien.[/Noah] – resumí, en caso de que aquella conexión se cortase por cualquier motivo.

    – [Owen]Define bien porque a nosotros casi nos comen unos tiburones.-[/Owen] la imagen volvió a moverse a medida que dejaba la esfera en el suelo de lo que parecía una barcaza, pero en una posición que enfocaba su entrepierna. Con las capas de las ropas vikingas me dio miedo que se viera en IMAX una parte de su cuerpo que no quería ver, a Owen nunca lo había visto con esos ojos. Mis crush con hombres nunca habían sido con nadie de mi entorno cercano.

    – [Noah]Están todos vivos sin peligro inminente.[/Noah] – aclaré, tratando de no darle vueltas a lo que acababa de decir de los tiburones. En la imagen que habían proyectado los Daesdi ese mundo se veía muy azul, demasiado azul. Si era tan acuático y ya habían estado en peligro, por mi mente pasaban muchos miedos. – [Noah]¿Puedes…? ¿Te importa subir la….esfera?[/Noah] – pregunté.

    – [Owen]Vamos en un barco con dos Vikingos, como te vean se puede liar gorda.-[/Owen] murmuró. Eché un poco en falta no poder estar en la raíz de una de mis mitologías favoritas, pero no iba a echar de menos tanta agua cerca. Prefería tierra firme sobre la que correr.

    – [Noah]Solo me verás tú, pero sí podrían oírte hablar solo.[/Noah] – le recordé. Había puesto en un tablón de la biblioteca los puntos claves de la esfera antes de irnos, pero Owen seguramente no lo había mirado. – [Noah]¿Entonces os han atacado?[/Noah] – pregunté.

    – [Owen]Desde el minuto uno. Tiburonoctopus, comefangos, y Ruby, que si fuera por ella lo hacia todo sola.[/Owen] – explicó. Parecía que había muchas amenazas en ese mundo. Allí estaban algunos de los más fuertes físcamente, menos que los de Valantis, pero quizá los segundos. Quise confiar en que si alguien podía, eran ellos. Además, Xander había dado toda la vida clases de natación con Bill. Pero Elliot…

    – [Noah]Menos mal que estáis de una pieza.[/Noah] – dije analizando cada fragmento de lo que veía a su alrededor. Xander, Ruby y Elliot estaban allí y parecían sanos y salvos. – [Noah]Nosotros vamos en dirección a la ciudad por un bosque un poco…[/Noah] – cuando tu mente va demasiado rápido y tiendes a tener bastante creatividad, tienes que tener cuidado con tu imaginación. Viviendo solo en una cabaña en mitad del bosque nunca había sido muy aficionado a las películas de miedo pero Lexie, sí. Habíamos visto unas cuantas juntos en mi cabaña y de no haber sido por mi velocidad no sé si habría sido capaz de volver solo después de acompañarla a la residencia. Ahora que lo pienso, con Allie también había visto películas de miedo en el cine y en una sesión de cine de verano. Habiendo pasado ya todo, tenía gracia ver las pistas ocultas.

    El caso es que ahora tenía la información de muchos ‘jump scare’ y criaturas terroríficas de pelis de miedo metidas en mi cabeza, listas para que mi imaginación desbordada las sacara de contexto. Concretamente aquél bosque se parecía al trailer de una película sobre el bosque de los suicidios de japón que evité ver intercambiándola por una doble sesión de ‘It’.

    – [Owen]Sombrío. Como mucho encontraréis algun cadáver.-[/Owen] parece que Owen sí había visto la peli o al menos el trailer.

    Miré aquellos árboles y la niebla que parecía cada vez más densa entre ellos. El viento silbó pero con él no trajo solo aire, si no palabras. Los pelos del brazo se me erizaron.

    – [Noah]No bromees mucho con eso, estamos escuchando susurros extraños. Como una voz que nos llama.[/Noah] .- tragué saliva. No sabía si podía correr más que un fantasma, o si reaccionaría siquiera. Los Oni eran algunos de los demonios más retorcidos que había visto. La raza de Lexie, los tanuki, parecían una fantasía Disney al lado del resto de «compañeros».

    – [Owen]El viento Noah, el viento.-[/Owen] carraspeó. Le miré extrañado. -[Owen]El viento nos favorece compañeros, Thor nos ha bendecido.[/Owen] – continuó. Escuché que después lo repetía en un nórdico antiguo que parecía dar dolor de boca.

    – [Noah]Será mejor que hablemos luego Ragnar, tened cuidado.[/Noah] – le dije. No me apetecía meterles en líos ahora que tenían un barco en el que estar seguros.

    – [Owen]Que no os coman el culo los ciervos amables.-[/Owen] me deseó. Tardé un rato en acordarme de un gif que había pasado hacía unos meses de unos ciervos de japón que estaban acostumbrados a que les diesen comida y al no hacerlo, se cabreaban bastante. Parecía tan lejano aquello, como de otra vida.

    Después de cortar la comunicación con Owen volví a intentarlo con Henry y Ezra, aún sin suerte. El silencio volvió a mantenerse entre nosotros, roto por los susurros que traía el viento, sin disipar aquella persistente neblina.

    Cole, Laura y Bowie caminaban charlando, un poco más adelantados, así que aproveché la oportunidad para acercarme a Lexie. No dejaba de darle vueltas una y otra vez a todas las cosas que no conocía de ella. Quería saberlo todo, empaparme de su vida y de su personalidad, ver cada una de sus caras. Pero sin embargo mi velocidad e impaciencia iban reñidos con su carácter, que huía de hablar demasiado de ella y «atraparse». Tenía que tener paciencia, y si había algo en mi vida que me permitiría tenerla, era estar con ella.

    Me fijé en cada detalle de ese nuevo rostro, tratando de asimilar cada facción, de repetirme que era Lexie y que si me atraía algo de ella, no estaba mal. Pero a la vez pensaba en su aspecto original y la echaba de menos, sintiéndome mal por estar allí con…ella misma. Era todo muy difícil.

    – [Xie]Como me sigas mirando, te empiezo a cobrar, pedazo de creepy[/Xie].- sentenció. Me había acostumbrado a los gestos en su cara habitual, incluso en la de Lexie Reed que al parecer era su cara «griega». Os explico un poco eso, por lo que había visto en los libros sobre los tanuki, en los libros de verdad, no los de fantasía, los tanuki tenían un aspecto propio por cada diferente cultura con la que tuviesen que mezclarse. Normalmente nacían con uno pero alternaban con el resto en cualquier momento. Eso, además de poder crear ilusiones.

    – [Noah]Lo siento. Me sigue costando acostumbrarme.[/Noah] – como no interpretaba tan bien la cara de Xie, preferí disculparme. Entonces pensé que no nos iría muy bien si empezaba a guardarme los pensamientos para mí solo. – [Noah]Quiero decir que…si ahora te hago un cumplido, ¿soy infiel?[/Noah] – pregunté, confuso, forzándome a hablar antes de pensar demasiado en lo que iba a decir.

    – [Xie]¿Si le hago un cumplido a tu parte ‘Raktatkor‘ estoy siendo infiel? Pues es lo mismo[/Xie].- explicó. Asentí, era una buena comparación, aunque mi parte Rakkthathor fuera solo una y ella tuviese…docenas.

    – [Noah]Vale, tienes razón, le doy demasiadas vueltas.[/Noah] – admití. Tenía que asumir que con cualquier cara, era Lexie Fenris, la mujer que amaba, así que querría también a todas y cada una de sus apariencias. – [Noah]En ese caso, estás muy guapa.[/Noah] – añadí, sonriendo. Lo cierto es que una vez aclarado eso con ella, este aspecto también me atraía bastante, aunque un poco menos que la Lexie original, todo hay que decirlo.

    – [Xie]Ya. Dime algo que no sepa[/Xie]

    – [Noah]Que tengo un problema y es que me atraen todas tus caras.[/Noah]

    Se echó a reír allí mismo, pero sin pararse en el camino.

    – [Noah]¿Qué tal es estar aquí?[/Noah] – aprovechando que estábamos teniendo al fin una conversación, intenté saber algo más sobre ella, sobre cómo se sentía respecto a sus orígenes.

    – [Xie]La verdad es que no siento ninguna conexión[/Xie].- dijo, encogiéndose de hombros.- [Xie]Mi padre es Alexander Fenris[/Xie]. – afirmó. Asentí. Era agradable hablar de ella sin que echase a correr.

    – [Noah]Es normal, es el que te ha criado.[/Noah] – respondí. Yamabushi, Phoenix o como se llamase en realidad había estado brevemente con su madre y había desaparecido del mapa antes incluso de que Lexie naciera. – [Noah]Pero pensé que por tus poderes de oni tendrías curiosidad.[/Noah] – comenté. Su padre no valía nada por el mero hecho de no preocuparse por ella, pero su ascendencia era parte de ella, era una tanuki sin que ello la vinculase a su padre.

    – [Xie]Meh[/Xie].- replicó.

    Le devolví una sonrisa y no insistí. – [Noah]Está bien hablar de tu vida por una vez.[/Noah] – comenté de pasada.

    – [Xie]Sí, está bien[/Xie].

    – [Noah]¿Y tu hermano? Nunca te he preguntado.[/Noah] – ni Allie ni Lexie Reed tenían hermanos, pero a la familia Fenris al completo la conocía todo el mundo en las noticias.

    – [Lexie]Ni yo por el tuyo[/Lexie].

    – [Noah]Si te molesta que te pregunte por tu vida, lo evitaré, lo siento.[/Noah] – me asustó la idea de haber preguntado demasiado.

    – [Xie]No es que me moleste, es que no tengo nada especial que contar[/Xie].-respondió encogiéndose de hombros.

    – [Noah]Solo quería saber más cosas sobre ti.[/Noah] – me disculpé, tratando de quitarle importancia con la cara que puse. Después de eso tardé un rato en saber qué decir. Pensé cientos de conversaciones pero tenía miedo de que todas acabasen mal.

    Lexie me miró y suspiró.

    – [Lexie]Mi hermano es un gilipollas[/Lexie].- dijo.

    Le devolví la mirada, fijándome en esos ojos que, sin importar su aspecto, siempre eran ella, siempre transmitían su misma intensidad, su mismo fuego.

    – [Noah]Es de la edad de Vera y Elliot ¿no?[/Noah] – comenté, para no presionar.

    – [Lexie]Sí[/Lexie].- respondió.- [Lexie]Es…como yo, pero peor[/Lexie].

    – [Noah]Bueno, tu eres objetivamente maravillosa.[/Noah]

    – [Lexie]Este se dedica a beber, decir que folla con todo bicho viviente y hacer el imbécil[/Lexie].- el claro ejemplo de una persona joven y consentida que no tiene claro el valor del dinero que maneja.

    Negué con la cabeza. – [Noah]Todavía no sabe de qué va la vida.[/Noah] – le quedaba aún mucho que aprender. Por un segundo pensé que le habría venido bien venir a este viaje como cura de humildad,  pero luego me di cuenta de que Vera, Elliot y otros que no querían llevar esta vida ya estaban aquí contra su voluntad. Ya había bastante gente arrastrada a esto.

    – [Lexie]Salvo que mi padre se arruine, no creo que lo sepa nunca[/Lexie].- continuó.

    – [Noah]Nunca se sabe. Pero si se arruina, mi cabaña es tu cabaña.[/Noah] – me acerqué y le di un beso en la mejilla, que estaba fría por el viento incesante. Después me aparté y reconozco que estaba sonrojado porque no sabía hasta donde llegar. Quizá un beso en los labios era demasiado teniendo en cuenta que no llevaba su aspecto normal.

    – [Lexie]Está bien saberlo. Siempre he tenido complejo de cerda[/Lexie].- replicó riendo. No lo entendí al momento, los nervios a veces hacían que mi velocidad pareciese ir al revés.

    – [Noah]¿De cerda?[/Noah] – pregunté. Entonces me di cuenta del chiste con la cabaña y los tres cerditos. Verdaderamente ese lobo no tendría oportunidad contra mi cabaña.

    Me di cuenta de que caminábamos ahora muy cerca el uno del otro y darle un beso me había costado bastante menos de lo que pensaba, así que me lancé sobre una idea que llevaba dando vueltas un buen rato. – [Noah]Ahora que hemos arreglado las cosas ¿te…te gustaría..salirconmigoenserio?[/Noah]

    – [Xie]Nadie sale ya[/Xie].- replicó ella echándose a reír.- [Xie]Eso es de…1990[/Xie].

    – [Noah]Soy un antiguo. Y me gustas. De verdad. Todas me gustáis…todas las lexies….no…no digo las….que también….[/Noah] – mi lengua se apresuraba demasiado y me costaba ordenar los pensamientos para no parecer un pervertido.

    Ella me llevó una mano al pelo y lo acarició.

    Suspiré. – [Noah]Lo que quiero decir es que te quiero.[/Noah] – noté como la sangre se me acumulaba en el rostro, ni siquiera fui capaz de mirarla.

    Ella se quedó callada, alucinando probablemente. Seguro que me tomaba por loco, pero la última vez que se lo había dicho había ido tan mal que no quería que se quedase en aquella impresión.

    – [Noah]Es…eso…solo quería que lo supieras.[/Noah]

    – [Lexie]Joder, Noah. Qué intenso eres[/Lexie]

    – [Noah]Después de Lexie Reed, de Allie y teniendo en cuenta que estamos perdidos y no sabemos cuando volver…no quiero perder el tiempo.[/Noah]

    – [Lexie]Yo…yo…[/Lexie]

    – [Noah]No hace falta que lo digas. Puedes decir otra cosa.[/Noah]

    – [Lexie]Eres…el Drow de mi cárcel[/Lexie].- bromeó. Le devolví una sonrisa y decidí terminar con aquella timidez insana delante de ella. Lexie era una mujer decidida, estaba cansado de titubear así que recogí fuerzas recordando aquél beso en la cueva y para cuando me quise dar cuenta, estábamos el uno frente al otro, besándonos, sin que me quedase muy claro cuánto llevábamos así.

    Fue un momento sencillamente maravilloso y podría haberlo disfrutado más si mi vida amorosa hasta entonces no hubiese sido un cúmulo de tropiezos y mala suerte. Para no romper la costumbre, los árboles del bosque empezaron a moverse a ritmo de un viento frío que nos rodeó. Aquél no era un frío normal, te calaba hondo, hasta los huesos y traía presagios de maldad y muerte.

    – [Lexie]¿Eso ha sido que hemos hecho magia con el beso o algo chungo?[/Lexie]

    Tragué saliva, sin apartarme de ella. Entonces lo vi por encima de su hombro. – [Noah]Algo chungo, Selardi.[/Noah] – dije, segundos antes de girarnos y colocarme delante. Cole, Laura y Bowie se detuvieron al vernos parados, pero su rostro cambió al ver a aquella…aparición.

    A unos metros de nosotros, entre la niebla, completamente inmóvil sobre las escaleras empedradas había una figura de aspecto femenino. Llevaba un vestido blanco sucio, a juego con su cabello oscuro enmarañado. Sobre su cara llevaba una máscara blanca con rasgos caricaturescos de mujer, pero estaba ajada, tanto que en lugar de una sonrisa parecía estar llorando.

    Cole pasó por mi lado y se colocó delante de los tres. – [Cole]Mucho cuidado al moveros y al responder.[/Cole] – caminaba lentamente y su voz era un susurro. Él tenía más experiencia con los demonios de japón, así que lo mejor sería hacerle caso.

    Como si las palabras de Cole la hubiesen activado, la mujer alzó el rostro enmascarado con la mirada fija en él y de ella surgió una voz espeluznante.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]  – Cole titubeó. Traté de pensarlo por mí mismo, pero no sabía tanto de los demonios orientales  porque mi tiempo lo había invertido en los tanuki y otras especies de yokai cercanas. Sabía algunas cosas básicas, como que los espectros estaban a la orden del día y eran mortíferos y violentos.

    – [Xie]¿Qué es esto, Cole?[/Xie] – preguntó Lexie, mantiendo la voz en un susurro, algo poco característico de ella. No podía culparla, la visión era aterradora. Apenas se había movido desde que habló, pero los pocos movimientos que había hecho eran inhumanos.

    – [Cole]Una Kuchisake-onna. Si le digo que sí se quitará la máscara y nos enseñará su boca cortada de oreja a oreja antes de volver a preguntar. Si repetimos que si, nos hará lo mismo, si decimos que no. Nos matará.[/Cole] – respiró profundamente, pensando. Aquella descripción era digna de las peores pesadillas.

    – [Laura]¿Entonces qué hacemos?[/Laura] – Laura parecía estar pasando un mal momento.

    Cole siguió avanzando lentamente mientras pensaba, pero ella empezaba a impacientarse. Su pie derecho avanzó, posando lentamente su planta descalza y oscurecida por el barro en el siguiente escalón, ascendiendo hasta nosotros. – [Cole]Irá uno a uno. Yo le responderé y vosotros huís.[/Cole] – dijo con tono serio.

    Iba a replicarle, no podía ponerse en peligro para escudarnos a nosotros. Quizá tendríamos más opciones saliendo de allí a toda velocidad. Pero Cole no me dejó hablar, hizo una seña y negó con la cabeza. Me asaltó el miedo de que aquella criatura pudiera cogerme incluso a todo lo que pudiera correr.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]

    – [Cole]Sí.[/Cole] – respondió. La mujer se detuvo y llevó una blanquecina mano a su máscara. Mientras se la quitaba, no pude dejar de mirar. No quería verlo, sabía que aquella imagen me perseguiría para siempre, pero fui incapaz, estaba congelado en el sitio.

    Lo primero que vi fueron sus ojos, en apariencia humanos pero con un iris blanco. Cuando terminó de quitarse la máscara lo vi. Su boca ocupaba casi toda su cara, formada por un corte de oreja a oreja desgarrando su boca completamente.

    – [b]¿Crees que soy bella?[/b]  – volvió a preguntar. Vi la señal de Cole y no esperé. Laura, Bowie y Lexie no habían pedido estar allí y yo era el único que podía sacarlas a tiempo, pero volvería a por Cole.

    No tuve tiempo a cambiar a forma demoníaca y sus tres cuerpos empezaron a pasarme factura a medida que corría a toda velocidad entre la niebla y los árboles, así que me detuve en un hueco entre árboles, sin alejarme demasiado para poder escuchar si Cole necesitaba ayuda, pero lo suficiente como para huir si era necesario.

    El viento se había parado, pero un ruido de arrastre empezó a escucharse cada vez más cerca. Miré a Laura, Bowie y a Lexie, no me atrevía a moverme de allí con ellas porque podría ir de lleno a una trampa. No sabía qué hacer.

    – [Laura]No tenía que haber venido aquí…[/Laura]- dijo Laura, aferrando la mano de Lexie.

    – [Noah]No te preocupes. Estamos juntos, estaremos a salvo. Solo falta que Cole vuelva.[/Noah] – le aseguré.

    El ruido de arrastrar se intensificó hasta que un bulto apareció tras la niebla. Me preparé para transformarme y pelear si no quedaba más remedio.

    Observé fijamente a la criatura mientras dejaba atrás la niebla y su cuerpo se distinguía mejor. Parecía también una joven de piel nívea. Busqué con la mirada sus piernas, pero no había nada que encontrar, era como aquél primer zombie de ‘The Walking Dead’, salvo que su aspecto parecía más vivo. Las puntas de su melena azabache estaban salpicadas del granate de la sangre seca allí donde rozaba con la parte inferior de su torso.

    Me fijé en que se movía arrastrándose con sus brazos, dejando tras de sí un reguero de sangre. En el brazo derecho llevaba una hoz con aspecto de estar muy afilada.

    Escuché gritos como a cámara lenta y me di cuenta de que Lexie y Laura me llamaban, desesperadas. Sin darme cuenta había entrado en supervelocidad mientras la observaba. Cuando volví a la velocidad normal me di cuenta de que aquél ser se movía muy rápido.

    Estaba a punto de coger a las tres de nuevo cuando escuché otro ruido en el bosque. Se movía rápido y el ser que estaba a unos metros de nosotros lo buscó tambien.

    Respiré aliviado al ver que era Cole quien aparecía tras la niebla y no un nuevo ser como aquellos. – [Cole]Noah aléjanos de aquí, lo más rápido que puedas.[/Cole] – pidió con dificultad, debía haber corrido como un demonio para llegar hasta nosotros.

    Asentí y los agarré lo más rápido que pude mientras dejaba salir mi aspecto de Rakkthathor. Para cuando cogí a Cole, aquél «torso» de mujer ya tenía preparada la hoz para cortarlo en dos.

    Me alejé de ella lo más rápido que pude, pero sentí pánico al ver que no conseguía poner tanta distancia entre nosotros como estaba acostumbrado. Por primera vez en mucho tiempo me sentía lento. Estaba ganando distancia pero poca y tenía que esquivar los árboles, cosa que a aquél ser no le daba mucho problema.

    Dejé de mirar atrás y me centré en el frente, con los dos corazones resonando intensamente a raíz del miedo que tenía por mí y por los que dependían de mí.

    Al final el ser se quedó atrás, pero no dejé de correr. Aquella niebla seguía cubriéndolo todo. Frente a mí y a ambos lados veía espectros de todo tipo, aterradores, observándome pasar con sus ojos muertos y una sonrisa de malevolencia.

    Ese bosque era perverso y todo en él buscaba llevarnos a formar parte de sus perpetuos habitantes.

    Seguí corriendo sin saber cuanto hasta que frente a mí, a escasos centímetros se apareció un espíritu horrendo, oscuro como la sangre seca, con un rostro que parecía humano pero estaba deformado por la oscuridad que lo corrompía. Le caían cabellos largos y blancos por el rostro, alargado, inhumano, lleno de dientes como los de los peces de las profundidades.

    Lo esquivé pero eso me hizo tropezar contra unas rocas en el camino. Traté de rectificar el rumbo y conseguí evitar que los demás tuviesen todo el golpe del «momentum» que llevaba acumulado, así que conseguí dejarlos en el suelo antes de estamparme contra un árbol.

    Lo último que vi antes de caer inconsciente fue a los espectros rodeándonos.