Moondale

Etiqueta: Rebecca Lee

  • GRITAR MÁS FUERTE

    Jane – Casa de los Williams

    Mañana

    Todo lo que aparece a continuación forma parte de una pesadilla de Jane. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia (más vale). Perdón, Dioni. No me odies. 

    Me desperté sobresaltada. Estaba segura de haber escuchado la voz de mi madre llamándome y todo fue a peor cuando abrí los ojos y vi que estaba en la habitación de la casa de mis padres. Aparté el nórdico de Frozen de un manotazo y observé el dormitorio, que reconocería incluso aunque pasaran mil años: la cama nido de 90, las paredes pintadas del azul exacto del vestido de Elsa, el vinilo en el que podía leerse el que siempre sería mi tatuaje pendiente (Let it go) y todos los detalles que me traían de vuelta a mi infancia.

    Me puse en pie y salí en dirección a la cocina, que estaba en la planta baja. Según caminaba, percibí el olor a gofres, aunque lejos de ser agradable, parecía que se habían quemado un poco. Nada nuevo en Villa Williams.

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  • NUESTRA SEGUNDA OPORTUNIDAD

    Rebecca – Casa de los Williams

    Noche

    Dejé de escribir en estos diarios cuando me separé de Dom y, por consiguiente, de los Moondies. No me parecía justo obligar a nadie a elegir bando y yo decidí por todos. La decisión de separarnos también fue unilateral, porque me cansé de discutir con Dominic sobre si lo mejor para Elliot era intentar curarse o aprender a vivir con su condición. Si no hubiera sido tan obstinada, si no me hubiera empeñado en luchar contra la propia naturaleza de mi hijo menor, quizás mi hija no me odiaría ahora mismo. O quizás sí, porque Jane Jessica se parece demasiado a mí y los polos iguales se repelen.

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  • EN EL PUNTO DE PARTIDA

    Jane – ‘Hannibal’s

    Mediodía

    Era el día de nuestro cumpleaños y como regalo, mi padre, además de su tradicional estuche de colonia, nos había invitado a comer al ‘Hannibal’s’. No voy a decir que estuviese muy emocionada por la idea, porque sería mentir como una bellaca, pero a mi papi le encantaba aquel sitio porque le recordaba cuando todavía éramos una familia y bueno, las patatas con tres salsas estaban ricas, aunque el sitio se hubiera pasado de moda antes de estarlo siquiera.

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  • EL DOLOR NO ES SOLO FISICO

    Elliot Williams – Casa de los Williams

    Tarde

    Si he tardado tanto tiempo en empezar mi diario es porque no tengo nada especial que contar. Solo soy un chico normal como tú, o tal vez no como tú, seguramente cualquiera que lea esto tendrá alguna clase de habilidad sorprendente. Nunca salvare al mundo como mi padres y sus amigos o seré tan guay como Owen, Jane y el resto de hijos de los Moondies. Solo soy… Elliot.

    Siempre me ha interesado la historia desde pequeño, no eran ansias de conocimiento, era buscar respuestas a porque era diferente a mi padre y Owen, porque no era un Aesir como ellos. Al final llegue a la conclusión de que Owen lo era gracias a Jane, mientras que lo mío fue más bien un instinto de supervivencia para contrarrestar la habilidad de mi madre.

    Ser incapaz de sentir tiene algunas ventajas. Soy capaz de tocar la batería bastante bien y darle el tempo que tanto ansiaba al personaje de J.K. Simmons en Whiplash. Tengo una mayor resistencia ya que prácticamente no me canso y sin duda se encajar un golpe. Creedme, he recibido unos cuantos.

    Por lo contrario soy incapaz de sentir el calor. El frio. El cómo se siente el viento más allá de cómo lo percibe la gente a mí alrededor. La percepción de los objetos, cargar con algo y no ser consciente de que lo tienes. Aprender a escribir fue una odisea.

    Desde pequeño siempre he sido el raro, aquel del que reírse por lo bajo o huir en cuanto me ven. En preescolar jugando con el resto de niños tropecé y me disloque el brazo. Seguí jugando como si nada, hasta que los demás comenzaron a gritar y huir asustados. Ese fue el principio.

    Que sea incapaz de sentir nada físicamente no implica que no sea capaz de percibirlo mentalmente. Como he dicho soy capaz de encajar una paliza o que me tiren bolas de papel en clase o por los pasillos. Sin embargo que se rían de mi, los insultos, los cuchicheos. En mi caso duelen más las palabras que los golpes.

    Por suerte estoy rodeado de gente maravillosa. A pesar de los problemas, tanto mi madre como mi padre muestras su cariño hacia mí, ambos de manera completamente diferente. Cuando compartíamos centro, Jane y Owen siempre me defendían de los abusones. Y compartir clases con Vera siempre ha sido de gran ayuda.

    Vera es una de esas personas a la que me gusta observar, y no de un modo depravado como estaréis pensando. Me gusta ver como el viento juega con su pelo. Como entrecierra los ojos cuando observamos las nubes y el sol le molesta. Básicamente me gusta ver como ella percibe el mundo desde una manera que yo soy completamente incapaz de percibir.

    Hace unas horas escuche sobre un hechizo de sinceridad que había afectado a algunas personas. Ese hechizo en concreto había conseguido que Jane y Owen volvieran a hablarse y arreglaran esos problemas que llevaban años separándolos. Me alegre por ellos. Me hubiese gustado haber estado bajo ese hechizo también, sincerarme sobre un par de cosas. Pero por el momento creo que solo iba a hacer una de ellas.

    Baje las escaleras con cuidado, ya que uno de los tablones estaba suelto y el día menos pensado me partía el cuello. Mi madre estaba en el salón rodeada de libros estudiando. Me gustaba pensar que había heredado esa pasión por los libros de ella, que había muchas cosas buenas que había sacado de ambos más allá de… esto.

    – [Elliot]Mamá, ¿podemos hablar?.-[/Elliot] Le pregunte sentándome enfrente de ella en la mesa. La de veces que había empezado una conversación así seguidas por un, no quiero ir más al colegio, soy un bicho raro, papá y tú estáis peleados por mi culpa.

    – [Rebecca]Claro[/Rebecca].- Ella levanto la vista de los libros y se quito las gafas dejándolas por la pagina en la que iba. Me sabia fatal molestarla ya que este era el único momento que tenía para estudiar, pero si no se lo decía ahora no lo haría nunca.

    – [Elliot]Me gustaría dejar los tratamientos.-[/Elliot] Solté de carrerilla como si no llevara horas preparando esa frase en frente del espejo del baño. Las tiritas tienen que quitarse de golpe y no poco a poco. – [Elliot]Nunca van a surtir efecto y estamos tirando el dinero.[/Elliot]

    Mi madre se quedo mirándome fijamente, como si aun estuviera intentando procesar lo que acababa de decir. Soltó un leve suspiro y añadió. – [Rebecca]Eso lo dices porque estás un poco desanimado, pero estamos cada vez más cerca de encontrar la cura[/Rebecca].

    – [Elliot]No, no lo estamos. Esto es algo que no se puede curar, no al menos por la ciencia.-[/Elliot] Era consciente de que la ciencia no me iba a ayudar. Al igual que tampoco me iba ayudar el rezarle a cualquiera de los supuestos dioses que coexistían en el mundo. Ni la ciencia ni la fe iban a conseguir que fuera capaz de sentir algo. Eso es algo que solo quizás la magia podría hacer, y posiblemente a un alto precio.

    – [Rebecca]¿Has hablado con tu padre?[/Rebecca]- Pregunto serie y visiblemente dolida, lo que hizo sentirme mal. Para alguien que no siente nada se me da especialmente bien hacer sufrir a los demás.

    – [Elliot]No, es algo que llevo pensando mucho tiempo.-[/Elliot] Dentro de poco seria mayor de edad, iría a la universidad, seguramente a la de Moondale que es la más barata. Si iba a seguir siendo una carga económica prefería que esos ingresos fueran hacia mis estudios más que hacia sueños inalcanzables.

    Volvió a hacerse el silencio. Estaba visiblemente molesta y en su cabeza seguramente seguiría pensando que todo esto era culpa de mi padre. – [Rebecca]Si dejas los tratamientos ahora, todo lo que hemos hecho habrá sido en vano[/Rebecca].

    – [Elliot]Mamá, siempre lo ha sido.-[/Elliot] Estire un brazo para que agarrara mi mano en busca de una muestra de afecto, pero no lo hizo. Desconozco como es el dolor físico, pero si se parece en algo a esta tristeza no lo quiero. – [Elliot]Por favor. Coge el dinero, termina tu carrera y haz lo que siempre has querido.[/Elliot]

    – [Rebecca]Lo que quiero es que te cures y puedas ser feliz[/Rebecca].- Intente no prestar atención a esto último. Ella tenía también una habilidad que podía ser perjudiciar para el resto y aun asi era feliz, al menos hasta que llegue yo.

    – [Elliot]¿Y qué ocurre con tu felicidad?. Yo soy feliz. Te tengo a ti, a Jane, Owen… papá.-[/Elliot] Pronuncié esto último en voz bajo. No solía hablar de papá con ella. También obvie a ciertas personas que me alegraban el día, que hacían las mañanas menos grises.

    – [Rebecca]Mi obligación es preocuparme por vosotros, no que vosotros os preocupéis por mí[/Rebecca].- Si me había oído mencionar a papá está claro que lo ignoró. – [Rebecca]Así que si lo que quieres es dejar los tratamientos, así se hará[/Rebecca].

    Se volvió a colocar las gafas dando por finalizada la conversación. Me marche a mi habitación sin saber muy bien como sentirme. Estaba claro que había decepcionado a mi madre.

    Pero por otro lado me había quitado un peso de encima, me sentía más ligero, aliviado. Se acabaron las agujas, lo brazos como un colador, la horas interminables en el hospital sufriendo por algo que no tenía remedio.

    Por primera vez en mi vida nadie había decidido por mí. Nadie tenía porque seguir preocupándose por mis problemas. Por primera vez podría ser simplemente yo. Elliot.

  • EL MURO

    Jane Jess JJ – Instituto

    Mañana

    Si había algo en lo que los Williams habíamos ido perfeccionando nuestro estilo, era a la hora de ignorarnos. Desde el divorcio de mis padres, nuestra relación familiar se había ido resintiendo de tal forma, que a estas alturas éramos unos cuantos desconocidos que compartían techo. A mí no me importaba, porque ni mi madre ni Owen me caían especialmente bien. Ella, porque parecía que estaba resentida con nosotros por no haber cumplidos sus sueños y él porque era, con toda seguridad, la persona más superficial y ridícula que había tenido la desgracia de conocer. Como digo, todo esto a mí no me afectaba, pero me daba pena por Elliot, que no había conocido cómo éramos los Williams antes de que todo se fuera a la mierda.  Eso ocurrió más o menos cuando empezó a tener conciencia de su propio cuerpo y descubrimos que su enfermedad era mucho más grave que la mía.

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  • JANE SE HA HECHO PIS EN EL SACO DE DORMIR

    Jane | El autobús

    No me había enterado de nada de la conversación entre Idris y Elle y me molestaba. No es que esperase que Elle me fuera a contar su vida por capítulos, pero pensaba que éramos más amigas. Estaba claro que de esa familia, solo podía confiar en Xander. Lo malo es que él a veces me miraba como si fuera un dibujo animado y estaba un poco cansada de explicarle que le había prometido a papi que no me iba a casar nunca.

    Después de unirme a la canción tonta que había empezado Cole, quité «Casper» y me puse un capítulo de «Padres forzosos» en Infinity TV.  No me iba a dar tiempo a terminarlo, pero tampoco me apetecía mirar a la nada mientras ella me ignoraba a posta escuchando música en el móvil de su madre. La próxima vez me sentaría con papá o con Xander. Se iba a enterar de lo que valía un peine.

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  • LA VIDA DE LOS MOONDIES

    Rebecca – Biblioteca

    Noche

    Estaba como una vaca y todavía me quedaban unos meses para dar a luz. No sabía cómo podíamos haber llegado a esta situación. Bueno, sí lo sabía, pero no me explicaba qué narices podía haber fallado, porque yo era de las que tenía una agenda en la que apuntaba cuándo me tenía que venir la regla, no me fastidies.

    Encima eran mellizos. Mellizos. Dos. Dos bebés. Olé la puntería del puñetero Dominic Williams, que había provocado que tuviera que comprarme ropa de premamá cuando odiaba gastar dinero en cosas que no fueran libros.

    Recuerdo cuando llamé a mi tío Jaime llorando como una Magdalena porque habían salido dos rayas en el test de embarazo y os juro que estuve a punto de asesinar a mi chico. Mi tío se echó a reír y no era para menos: Dom iba a ser padre. Dom iba a ser padre de mis hijos. JAJAJA. No, en serio, parecía un chiste sin ninguna gracia. Dom no podía ser padre, porque era el típico macarra que te acostabas con él y luego no te llamaba. ¿No eran así todas las historias que nos contaban a las chicas cuando teníamos quince años? ¿Por qué mi macarra no se había ido por dónde había venido? ¿Por qué había resultado ser un buen tipo, que me quería, me cuidaba y que estaba deseando abrazarme en el sofá cuando veíamos una película en Netflix?

    Joder, si habíamos empezado a lo tonto en Escocia, porque estaba bastante bueno y apostamos que no se acercaría a aquellas dos chicas que ni siquiera recuerdo. No me digáis que no parece una trama de «Grey’s Anatomy», pero encima de las malas. La cuestión es que cumplió su parte del trato, empezamos a salir, nos fuimos a vivir juntos y ¡SORPRESA! dos rayitas en el test de embarazo que habíamos comprado en la farmacia más cercana. Éramos un poco como Víctor y Valeria, Anastasia y Christian, vamos, los típicos de los libros que leía Mia y que luego me pasaba asegurando que me iban-a-encantar.

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  • JOVEN Y ATRACTIVA

    Aphrodite – La Nave

    Tarde – Noche

    El viaje en Uber desde el aeropuerto hasta La Nave no pudo resultarme más tedioso, aunque me animó un poco volver a ver el discurso de la rubia con alas que hablaba de la sororidad entre mujeres con poderes y que se había viralizado en cuestión de horas.

    Desde que me había retirado de «Under Your Spell», porque empezó a perder audiencia a pasos agigantados cuando se descubrió todo lo mi pasado, hacía una vida de lo más aburrida. Me había instalado en mi ciudad natal en las islas de Loverd y tenía un programa nocturno de testimonios en la radio local. Mis amigas bromeaban diciendo que se llamaba «Llorar por llorar», pero se llamaba «Testimonios en la onda», aunque no sé cuál era peor.

    Lo que sí que daba ganas de llorar era mi vida social y sexual. Ya no me invitaban a fiestas lujosas, ni era una de las mujeres «del momento». Supongo que para esa panda de retrógrados que controlaban los medios en Hollywood ni siquiera podía considerarme mujer, pero ellos no eran más que una panda de dinosaurios tránsfobos a los que no se les levantaba el pene ni con un camión de Viagra.

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  • FIESTA, DESFILE AND ROCK&ROLL

    Dominic Williams / Escuela Legado

    Habíamos decidido hacer una pequeña fiesta en la nave, algo para subir la moral por el más que inminente enfrentamiento entre las huestes de Z y Preston, y que mejor que una fiesta de bienvenida para la pequeña Amy, un par de meses después si, pero era mejor eso a hacer una en plan, dentro de un par de días vamos a la guerra, party hard.

    Cara se había encargado de decorar el gimnasio de la nave, sus dotes para explotar al personal que contrataba eran extraordinarias. Cara había dispuesto de una gran mesa redonda, parecida a la mesa de reuniones, en la que nos sentaríamos a comer algo, y otra mesa alargada de bebidas y entrantes, junto a una de mezcla de música.

    – [Daniel]Dom, el ron era para más tarde.[/Daniel] – Añadió Daniel bromeando mientras me acercaba con mi vaso a los demás.

    – [Dom]Para mi ya es mas tarde.-[/Dom] Mire mi reloj pero en realidad aun no eran ni las diez de la noche.

    – [Cara]Si hubierais dejado a Cara cobrar entrada, esto no habría pasado[/Cara].- Refunfuño Cara. Cual discoteca, Cara quería cobrar entrada por entrar y por las consumaciones. Daniel intento explicarle que estaban en familia, a lo que Cara respondió que en ese caso debería de cobrarnos más caro aún.

    – [Daakka]El año siguiente quizá no vayamos a morir.[/Daakka] – dijo Daakka sonriendo, a lo que siguió un silencio un poco incomodo.

    – [Dom]Daakka, creo que necesitas una copa muchísimo más que yo.-[/Dom] Le di la copa que llevaba a lo que el demonio se quedo mirándola por encima y olisqueándola. No caí en ese momento, pero creo que acabe dándole alcohol a un infante.

    – [Rebecca]Por supuesto, Dom. Sigue bebiendo[/Rebecca].- Añadió Rebecca sarcásticamente. Becca no era especialmente amiga de las fiestas.

    – [MacLeod]¿Habéis empezado sin nosotros?[/MacLeod] – MacLeod entro por la puerta cargando a Amy encima. Lucy y Ed corrieron a saludar a la pequeña. MacLeod siempre había tenido ojeras, era lo que tenía beber cantidades exageradas de café e intentar reprimir a tu lobo interior, pero ahora las tenía especialmente marcadas.

    – [Cara]No han hecho caso a Cara y no han cobrado entrada, así que no es una fiesta. En las fiestas se cobra entrada[/Cara].- Añadió Cara aun visiblemente molesta, pero se le paso un poco en cuanto MacLeod paso por delante de ella con Amy.

    – [Diana]¿Pero cómo puedes ser tan roña?[/Diana]- Añadió Diana a modo de saludo entrado con el carro. Diana parece la típica madre que se lleva todo por delante sin importarle nada.- [Diana]¿Dónde está mi hermana, ligando con Sasha?[/Diana]

    – [Dom]Ohhhhh.-[/Dom] Grite desde la otra punta de la sala lo que ocasiono que todos se giraran.

    – [Daniel]….[/Daniel] – Daniel no dijo nada, simplemente se dedicó a lanzarme una mirada pensando posiblemente en castrarme. La de Rebecca también daba esa impresión.

    – [Sarah]La verdad es que no, pero si tan interesada estás en Sasha, le digo que venga[/Sarah].- Dice dándole un beso rápido en la mejilla a su hermana y luego saludando a MacLeod y a Amy.

    – [Daakka]Noche divertida.[/Daakka] – Añadió Daakka riendo entre dientes, cada vez que hacia eso, reír entre dientes, parecía un aspersor, no por llenar de saliva al que tuviera delante sino por el ruidito que hacia.

    – [Mia]¿Por qué no ponéis regaetton?[/Mia]- Añadió Mia con cara triste.- [Mia]Felises los cuatro…[/Mia]- canta.

    – [Dom]Acepto peticiones Mia.-[/Dom] Había dejado una playlist de fondo mientras llegaban todos.

    – [Mia]Puedo poner yo la música[/Mia].- Se ofreció dándole un sorbo a la pajita de su puerto de indias.

    – [Mara]Eh…mejor no[/Mara].- Mara se levanto de su asiento y le dio a Vincent al pequeño Idris, la maternidad le había sentado bien a ambos. Mara cogió una de las bandejas con comida y se paseo con ella para sentirse útil.

    – [Daniel]Ni Lucy.[/Daniel] – Bromeo Daniel. Lucy se encogió de hombros y agarro a Ed por los brazos para que bailara con ella, mientras Ed parecía un muñeco de trapo en sus brazos, ella bailaba como una profesional.

    Comimos, hablamos, bailamos y hasta en cierto momento tuvimos un pase de modelos en el que Lucy nos presento los trajes que nos había confeccionado. Mia emocionada fue la primera en desfilar, su traje dejaba al descubierto sus alas y llevaba un sugerente escote. Ed parecía un pulpo en garaje sin saber muy bien como moverse, daba zancadas largas posiblemente para acabar cuanto antes aquella pesadilla. No llegamos a ver todos los trajes porque Lucy aun esta terminando el resto, pero por lo poco que pudimos ver había realizado un trabajo impecable.

    – [Sasha]Creo que me voy[/Sasha].- Dijo Sasha tras el improvisado desfile, se le notaba un poco incomoda. Creo que se como se siente, no hace mucho estaba en su lugar. – [Sasha]Gracias y eso[/Sasha].

    – [Dom]¿Ya?, pero si ni siquiera son las 2 de la mañana.-[/Dom] Añadí dándole otra copa para disuadirla de que se marchara. – [Dom]Tomate otra, la fiesta solo acaba de empezar.[/Dom]

    – [Daniel]Claro.[/Daniel] – Añadió escuetamente Daniel, eso en él era demasiado, tenía el carisma por las nubes con la fiesta.

    – [MacLeod]No le hagas caso a Diana.[/MacLeod] – MacLeod le lanzo una mirada a Diana y ladeo la cabeza hacia ella para que le dijera algo, pero más bien parecía que le había dando un tirón en el cuello.

    – [Diana]Tranquila, solo estoy un poco molesta porque no te gusto.[/Diana] Diana iba de un lado a otro moviendo el carro intentando dormir a Amy.

    – [Daakka]Diana gusta a todos.[/Daakka] – Añadió Daakka de manera inocente.

    – [Diana]Lo sabía, pero gracias[/Diana].- Diana paso por su lado y le dio una palmadita en la espalda. Al parar el carro Amy comenzó a berrear. – [Diana]Pues me parece que la fiesta ha terminado[/Diana].

    Le hice una señal para que esperara y pinche esa canción que tanto había estado pidiendo Mia a lo largo de la noche, esa de felises los 4, y Amy dejo de llorar.

    – [Diana]Nos ha salido regaettonera la niña[/Diana].- Diana se llevo la mano a la cara negando con fuerza.

    -[Dom]No tenía mucha pinta en el futuro… bueno, los futuros.-[/Dom] Lo mismo la canción era tan mala que había conseguido dormirle.

    – [Daakka]Por descendientes.[/Daakka] – Dijo Daakka levantando la copa, a lo que todos nos unimos y brindamos.

    La noche transcurrió con normalidad, la verdad es que nos sento bien una noche libre lejos de preocupaciones.

    – [Rebecca]Christopher y Diana están agotados.—[/Rebecca] Dijo colocandose junto a mí en la cabina del DJ.

    – [Dom]Y es solo una.-[/Dom] Diana estaba apartando los platos de la mesa a un lado y coloco encima a Amy para cambiarle el pañal.

    – [Rebecca]Todavía les queda una más.—[/Rebecca] sonríe.

    – [Dom]Para cuando llegue la segunda ya tendrán practica.-[/Dom] Christopher cogio el pañal sucio y marcho hacia esa especie de cocina que teniamos para tirarlo.

    – [Rebecca]Podría ser peor: podrían tener dos a la vez.-[/Rebecca] Sonaba preocupada, y había ocultado su cara tras su bebida, no alcoholica.

    – [Dom]Tranquila, todo saldrá bien.-[/Dom] Dije posando mi mano encima de la que ella tenía en la mesa.

    – [Rebecca]Si tú lo dices…-[/Rebecca] Mordisqueo el vaso de plastico nerviosa.

    – [Dom]¿Tienes dudas Becca? No tengo problema en que no tengamos hijos, pero tras haberlos vistos…-[/Dom] Nunca había pensado en tener hijos, hace años era demasiado alocado y ahora que medio había asentado la cabeza no había surgido la idea hasta ahora.

    – [Rebecca]No, no es eso. Pero… es un poco raro que todo vaya tan deprisa y que parezca que hay que seguir la línea que te marcan.-[/Rebecca] Sonaba nerviosa, algo raro en ella teniendo en cuenta lo serena que suele ser.

    – [Dom]No tiene porque. He visto dos futuros más y en ninguno de ellos teniamos hijos. Aunque uno de ellos fue antes de conocerte. El futuro no esta escrito en piedra Becca, puede pasar cualquier cosa.-[/Dom] Me acerque hacia ella y la abrace por detrás.

    – [Rebecca]Espero que «cualquier cosa» quiera decir «cualquier cosa buena».—[/Rebecca] Dijo echando la cabeza hacia atrás para mirarme.

    – [Dom]Por supuesto, si algo saco en claro de ver nuestro futuro, es que si algo esta mal poder mejorarlo.-[/Dom]
    Añadí dandole un beso en la frente mientras nos meciamos al son de una de sus canciones favoritas de Adele.

    Me lleve al bolsillo de la cazadora y sopese su contenido, mire a mi alrededor y cogi a Rebecca de una mano para que me siguiera. Nos metimos en la lobera, no era el sitio más romantico pero era tranquilo y estaba limpio, Christopher siempre se aseguraba de eso. Colocoque a Rebecca delante de mí, acaricie su mejilla e inque una rodilla en el suelo. -[Dom]Rebecca Lee. ¿Quieres casarte conmigo?.-[/Dom] Pregunte sacando la cajita del bolsillo y le mostraba el anillo. Si de algo estaba seguro es de que quiero pasar el resto de mi vida junto a ella a su lado.