Moondale

Etiqueta: Ruby ‘Jade’

  • WHEN FEAR ARRIVES I

    DIARIOS DE DESTINO

    “We meet fear. We greet the unexpected visitor and listen to what he has to tell us. When fear arrives, something is about to happen.”
    Leigh Bardugo, Crooked Kingdom

    RUBY

    Ruby posó la palma en el lector de la puerta de la Nave y se preparó para dejarse llevar entre unos rostros que se habían vuelto muy conocidos en muy poco tiempo. La acogida, sin embargo, no llegó. La Nave la recibió de forma fría y silenciosa, sin que no pareciese haber nada ni nadie en su interior.

    Caminó por el hangar y subió hasta la planta principal, aún esperanzada. Allí no había nada, solo sombras y un susurro que parecía adentrarse más y más en su cabeza. Era como si alguien la estuviese vigilando desde atrás. Se giró y vio un cuerpo tendido en el suelo. Era Kaylee, le miró el pulso, parecía dormida, pero sus ojos estaban abiertos.

    De nuevo sintió algo a sus espaldas. Aferró la espada que había cogido en la zona de entrenamiento y se giró, pero la espada cortó solo las sombras, que parecieron difuminarlo todo a su alrededor.

    Una risa conocida la sorprendió. Cole estaba tras ella, sonriendo, pero sus dientes estaban afilados como cuchillas. Se echó hacia atrás y sus manos tocaron tierra oscura y fría. No podía ser cierto, no podía estar allí de nuevo. Y sin embargo, dos lunas recortadas en la profunda noche confirmaban lo contrario. Nunca había salido de Dyavol, solo había sido otro juego enfermizo del Amo del Portal. Seguía estando sola, indefensa, incapaz de liberarse.


    COLE ROMAN

    No había rastro del más mínimo rayo de sol en aquél lugar. Cole trató de seguir un camino ascendente, sin embargo no fue capaz de encontrar una salida.

    Llevaba desde que se había despertado buscando el camino, cualquiera que evitase internarse más en aquella mina oscura, privada de calor y de luz. Se notaba mucho más cansado, apenas con fuerzas para aguantar unas horas más.

    Apoyó la espalda en la pared y se sentó para tratar de recuperar una energía que jamás iba a volver si no encontraba una fuente. Miró hacia el camino descendente, que se sumía en la oscuridad. De él parecía venir una voz lejana, una voz que creía conocer.


    NIALL

    Despertó con un dolor punzante. Al girarse, vio que un muelle del colchón se había salido y se le había estado clavando quién sabe durante cuanto tiempo. Alguien se removió en la parte superior de la litera. Aún confuso, Niall se puso en pie para comprobar quién era, y se sorprendió al ver a su madre, removerse en sueños, encogida, sin apenas una manta con la que taparse.

    No lo entendía, acababa de hacer un trato para que a ninguno le faltase de nada. ¿O quizá todo había sido un sueño? Cuanto más veía las fotos distribuidas por la vieja caravana, muchas tapando agujeros o grietas en la carrocería, más dudas le surgían.

    Abrió la nevera, estaba vacía salvo por un cartón de leche caducado y un par de huevos. Puso una sartén en el fuego pero el gas no funcionaba. Sobre una mesa desconchada, se acumulaban avisos para mover la caravana por impago.


    ROBIN

    Robin se llevó una mano a la sien, aún dolorida. Pensaba en alguien que faltaba a su lado, alguien que hasta hacía poco estaba allí. Lo único que sabía a ciencia cierta era que volvía a casa después de tanta guerra. Necesitaba paz, tranquilidad.

    Cruzó los límites del reino y esperó su esplendor, su olor característico, el frío acogedor de la nieve. Un penetrante olor a humo le inundó las fosas nasales y le hizo abrir los ojos. El hermoso bosque estaba quemado al menos en dos tercios.

    Corrió, sin pensar dónde se estaba metiendo, y entonces cayó de rodillas. A lo lejos se veía el castillo de su familia, en ruinas, destrozado por la artillería de los morteros. El pueblo a su alrededor estaba igual. La guerra había llegado mientras no estaba y había arrasado con todo.


    NOAH ARKKAN

    Abrió los ojos. El cuerpo entero le dolía: cabeza, articulaciones, incluso los mismos ojos. Llevó las manos a los cables que tenía sujetos a la sien y los palpó. Después a la vía clavada firmemente en el brazo.

    Se incorporó, desconectando los cables y suspiró para quitarse la vía. La sensación era desagradable, pero también el dolor palpitante en la nuca y la sequedad que sentía en la boca.  Confuso, buscó el dossier a los pies de la cama y trató de leer. Era como si su mente tuviera problemas entendiendo las palabras, pero le recorrió un escalofrío al ver el año de ingreso y el de la última intervención. Llevaba veinte años allí.


    LEXIE FENRIS

    Llegaba tarde a la fiesta y no terminaba de encontrar el vestido adecuado. Tras un rato, se decidió y se maquilló. Bajó las escaleras de la mansión Fenris, lista para sorprender a todos con su aspecto.

    A mitad de camino recordó que era un baile veneciano, así que dio la vuelta a la habitación, pero no fue capaz de encontrar una máscara. Pensó que se la pediría a alguien abajo, seguro que su madre tenía varias.

    Volvió a bajar las escaleras y las máscaras se giraron hacia ella, murmurando que no llevaba una. Lexie maldijo controlando las apariencias y se internó en la muchedumbre. Buscó a sus padres, pero las máscaras les confundían. Solo veía rostros cubiertos y ya no eran planas, con bonitos decorados. Eran horrendas, como picos de aves exageradamente grandes y amenazadores. Todo el mundo llevaba, de diferentes colores y estilos, pero cada vez que la miraban esos picos apuntaban a ella.

  • LA MUJER MÁS ALUCINANTE

    Ruby – Dyavol

    Noche

    Dejé caer a la criatura montaña abajo con una patada y me limpié el cuchillo con el pantalón. Tras eso, lo guardé en el cinto e inspiré. Eché un vistazo a mi alrededor: estaba oscuro. Qué novedad.

    Dyavol era un pedrusco casi carente de vegetación, repleto de seres deseosos de clavarme el diente, putrefacción y agua.

    Mi último recuerdo antes de aparecer en este mundo infecto fue ese minuto de gloria en el que fui «La Moisés del sexo». Maldita la hora, también os digo. Las esferas no funcionaban y, por mucho que me gustase poner a prueba mis capacidades, estaba harta de ser poco menos que una rata que huye de un naufragio. Era una superviviente nata, mis habilidades eran de sobra conocidas y podía estar aquí ad infinitum, pero había algo que me ponía nerviosa y, aunque no fuera capaz de verbalizarlo, ahí estaba.

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  • EL DESENLACE PRIMERA PARTE

    XANDER ECHOLLS

    NEXUS

    A mitad de camino nos reunimos con el equipo de Selas. No pude reprimir dar un abrazo a mis primas antes de volver recorrer aquellas calles, de pronto vacías, siguiendo el recorrido que nos habían indicado Bowie y Noah.

    A mi lado, Jane caminaba en silencio, sumida en sus pensamientos o quizá en los de alguna otra persona. Parecía extraño pensar que en lo que para nosotros había sido esa misma mañana, habíamos tenido que pasar ya por una lucha desmedida.

    Notaba mi propio cansancio a cuestas, las heridas acumuladas esa misma mañana aún sin cicatrizar. La vida no era como una lucha de bola de dragón en la que con unas judías mágicas te repones de pronto de todo.

    Pero también cargaba con aquel breve instante en el que la distancia entre Jane y yo se había reducido a la nada, el momento en el que todo había vuelto a ser como antes, solo que con los cambios de circunstancias que habían dado los años.

    Cinco horas antes

    – [Xander]¿Captas algo?[/Xander] – le había preguntado a Jane. El combate estaba siendo duro, las fuerzas de la oscuridad de Dyavol eran eternas y teníamos que encargarnos de proteger tanto a la gente inocente como al Daë, cuando resultaba difícil sobrevivir nosotros mismos.

    Jane y yo nos habíamos situado cerca del castillo, yo para tener una buena visibilidad del campo de batalla y ella para tratar de captar las intenciones de las fuerzas enemigas y emitir los avisos al resto.

    Los dos estábamos cansados ya de defender la posición. Jane pese a no entrenarse demasiado, era fuerte por genética y se manejaba perfectamente con el goteo que iba llegando después de que el tenue ejército de terian de William les frenase.

    De pronto había divisado a la gente dirigirse con mayor ritmo hacia el barco y mi mirada se cruzó con la de Jane cuando sus ojos se abrieron ampliamente, como si acabara de recibir una sacudida.

    – [Jane]Confusión.[/Jane]- admitió poniéndose seria de pronto y evitando mirarme.

    Un ser parecido a una criatura murciélago bípeda impidió que pudiera hablar. Cuando terminé con ella, me di cuenta de que Jane estaba tan cerca que notaba el calor que irradiaba su cuerpo. Traté de pensar con claridad, pero mi imaginación me jugaba malas pasadas.

    – [Jane]Bueno, vamos a ver qué podemos hacer.[/Jane]- comentó, parecía un poco distraída. Había algo raro, que no terminaba de encajar. Volví a mirar hacia abajo, a la gente caminando hacia el barco como si necesitaran algo de allí desesperadamente. Entonces vi a Ruby, muy quieta, como si estuviera concentrada en algo.

     -[Xander] ¿Es Ruby?[/Xander] – pregunté a Jane.

    Ella asintió, tragando saliva.- [Jane]Sí. Está alterando las feromonas para que la gente…[/Jane]- su mirada se perdió en el brazo con el que sujetaba la espada. Me sentí fuera de lugar pensando en lo que podría estar pasándole por la mente.

    – [Xander]Ya, que piensen menos en el cansancio.[/Xander] – asesté un tajo a otra criatura que reptaba hacia nosotros. Era una idea brillante, darles algo por lo que luchar apelando a los instintos más primitivos. El problema era que afectaba a todos, incluso a nosotros. Bueno, a todos menos a mí.

    – [Jane]Eso es.[/Jane] – respondió Jane con dificultad, como si su mente estuviera en otro lugar. Traté de concentrarme en la lucha en lugar de pensar que Jane estaba…bueno,ya sabéis. Pero me resultó imposible. Un soldado cadáver me hizo retroceder hasta darme de espaldas con Jane. O más bien, de culo.

    – [Jane]Deja de pensar en mi culo, anda.[/Jane]

    – [Xander]Pero si no puedes leerme los pensamientos.[/Xander] – repliqué. Me giré esperando una reprimenda, pero vi que sonreía. Mandé colina abajo al soldado de una patada y pensé si debía ser totalmente sincero.

    – [Jane]No necesito leerte el pensamiento para saber lo que estás pensando, porque yo estoy pensando lo mismo.[/Jane] –  me sorprendió. Era el efecto de Ruby, aunque en teoría, solo despertaba la atracción, sin controlar por quién la sentías. Lo sabía porque por algún motivo, había un tomo en la biblioteca de la Escuela que trataba de eso.

    – [Xander]¿En tu propio culo o en el mío?[/Xander] – respondí. Necesitaba centrarme, no podía aprovechar ahora para destapar mi atracción, sería injusto.

    – [Jane]No voy a responder a nada de lo que luego pueda arrepentirme.[/Jane] – admitió ella, sin perder la sonrisa. Esa Jane espoleada por el efecto de las hormonas producía en mi el mismo efecto que debía producir el poder de Ruby en los demás. Al menos eso imaginaba, con mi inmunidad nunca lo sabría.

    Al huir la gente, más enemigos empezaron a llegar. Jane y yo seguimos peleando en la misma posición, pero el espacio empezaba a ser tan reducido que notaba el roce de su espalda contra la mía, era capaz de dibujar en mi mente el contorno de su trasero después de quince minutos. Si seguíamos así, algún enemigo aprovecharía mi distracción, o la suya.

    – [Xander]Quizá deberíamos pelear separados.[/Xander] – sugerí, con miedo a que pensara que lo decía porque no me atraía. Ella asintió y se alejó en la dirección contraria, pero no duramos más de diez minutos separados, hasta que un gigante con alas membranosas me lo empezó a poner difícil y ella acudió en mi ayuda.

    El ser lanzó a Jane cuando le asesté un tajo mortal en la femoral y corrí para recogerla. Cayó encima de mí y con la fuerza del golpe acabamos los dos en el suelo. Todo su cuerpo estaba estirado contra el mío, notaba su calor bajo la ropa, su respiración cerca de mi cuello.

    La miré a los ojos, nuestros labios estaban apenas a un centímetro de distancia, aunque de un segundo a otro esa distancia se desvaneció. Pensé apartarme, que no era moral aprovechar que estaba influida por el poder de Ruby, pero cuando la vi querer besarme con tanta intensidad, no pude contenerlo.

    El beso fue pasional, pero no duró mucho. Una explosión cercana nos hizo volver a la realidad en la que nos encontrábamos. Evitamos hablar de ello y miramos hacia el barco, donde casi todos estaban ya resguardados y los Daë se encargaban de abrirse camino hacia William, el último de los suyos.

    Al subir al barco con el resto supe que Ruby había tomado el efecto de su propio poder para que no ocurriera ningún accidente. Saberlo solo me dejó con la duda de si había sido antes o después de nuestro beso.

    Jane evitó mirarme en el camino hacia la Kvasir y después hacia Nexus, así que no parecía que fuera a descubrirlo en el futuro próximo.

    Presente

    Sumido en mis pensamientos, atravesé junto a los demás aquella plaza llena de las huestes de Antailtire. Los y las mejores guerreros y guerreras de cada planeta colonizado por ese dictador.

    Los demás nos prestaron su ayuda para llegar hasta la Catedral, donde los que menos aptitudes de combate tenían pudieron resguardarse mientras que el resto formábamos un semicírculo protector ante la puerta.

    La lucha era agotadora, pero sumido en el combate, evitaba pensar en el futuro menos inmediato. Solo tenía tiempo para preocuparme de que siguiéramos aguantando, hasta que parecía que no podíamos más.

    Fue entonces, como siempre, cuando aparecieron. Los Daë, al completo y al parecer, con varios años de diferencia con respecto a como los habíamos visto hacía unas horas. Era como si hubieran recorrido mucho más aún cada uno de los mundos, en una senda en la que nosotros solo nos habíamos limitado a poner las primeras piedras.

  • LA MOISÉS DEL SEXO

    Ruby – Dyavol

    Noche

    Sophie había conseguido liberarse de la rusalca utilizando su verdadero poder. Si había algo que me parecía extraño del mundo del que procedían estos chicos y chicas y también de este en el que estábamos, era que las mujeres no se conocían en absoluto y eran incapaces de ver todo lo que podían hacer.

    En mi lugar de origen, los hombres eran minoría. Por alguna razón, cada vez habían sido más difíciles de concebir y, poco a poco, las mujeres fuimos ocupando los puestos que, tradicionalmente, habían sido suyos. Así fue como descubrimos que siempre deberían haber gobernado las mujeres y los desterramos a la casa y a crianza de las hijas.

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  • UNA BELLISIMA PERSONA

    OWEN WILLIAMS

    NOCHE – DYAVOL

     

    Habían pasado varias horas desde que llegamos a Dyavol, tal vez un día, era difícil de saberlo teniendo en cuenta que siempre era de noche. Francis nos alojo en el castillo de William mientras hablaban entre ellos, por mi parte intente descansar algo, pero fui incapaz. Notaba como el dolor de mi costado se propagaba poco a poco por mi cuerpo como un veneno. Mi padre me hablo de como en una realidad alternativa el padre de Xander había sufrido por la licantropía, desde luego no me iba a morir de la noche a la mañana, me esperaban al menos unos cuantos meses de una profunda agonía. Siempre sacándole el punto positivo a las cosas.

    Nos reunimos de nuevo con Francis y William en una sala que antiguamente debía de haber sido la del trono. Como no podía dormir deambule por el castillo y descubrí la historia que ocultaba esta isla. Por lo visto era el hogar de William, este fue repudiado por su padre por su condición no de demonio precisamente. Cuando el mundo se vio sumido en caos, William sabía que este era el único lugar seguro que le quedaba a la raza humana. Así que regreso y bueno, hubo un parricidio, no si de esta salgo más culto de tanto leer.

    -[William]Perdonad la espera, hemos estado conversando y llegado a la conclusión de que la idea de Francis es lo mejor.-[/William] Parecía cansado, aunque echando un vistazo al resto, se encontraban igual. No era el único que no conseguía pegar ojo, cada uno tenía sus problemas y sin duda lo jodido que se encontraba este mundo no dejaba lugar a descansar como era debido.

    – [Francis]No vamos a poner a nadie más en peligro por una guerra perdida.-[/Francis] Francis sin embargo parecía algo más animado desde la última vez que lo vi. Había dado tanto por esta gente que el temor a lo que se avecinaba lo había hundido por completo, pero solo hacía falta un poco de esperanza para reavivar esa chispa, ese pensamiento de que la gente podrá vivir a salvo en otro lugar.

    – [Sophie]¿Y cuál era la idea de Francis?.-[/Sophie] Sophie se encontraba sentada junto a Mike, desde luego hacían una pareja curiosa, porque de esa relación solo podían salir cachorrosirenas.

    – [Francis]En realidad la idea es de él. Vamos a utilizar el artefacto del barco para salir de este lugar.-[/Francis] Note como las miradas se clavaron en mí. Xander nervioso miraba de reojo a William mientras me miraba a mi fijamente.

    – [Jane]Por si no lees la mente: si William se va, los Daë no lo encuentran y chimpún.-[/Jane] Me susurro mi hermana por lo bajo a mi lado. Jane no podía leer la mente de Xander, pero este resultaba ser tan transparente en ocasiones que resultaba sencillo saber en que estaba pensando.

    – [Xander]No pareces muy de acuerdo con eso de irte.-[/Xander] El problema que teníamos no era que William quisiera marcharse con nosotros, sino con sus futuros compañeros.

    – [William]Este es mi hogar, no puedo dejarlo a…-[/William] William no pudo terminar su frase porque se vio interrumpido por Francis.

    – [Francis]Ya lo hemos hablado, no puedes salvarlo.-[/Francis] No creo que William guardara muy buenos recuerdos de este lugar, tal vez se seguía aferrando a la idea de que todo podía arreglarse y convertir este lugar en el hogar que no tuvo.

    – [Jane]Deberíamos dejar a William y Francis hablar en privado, porque es una discusión de pareja.-[/Jane] Añadió mi hermana con naturalidad, Aqui nadie se iba a escandalizar por una relación entre dos hombres, y mirando a la sala todos han estado alguna vez con uno… bueno Xander y Mike no.

    – [Cole]¿No podemos resistir contra los que vienen?.-[/Cole] Pregunto Cole.

    –  [Owen]Mi costado dice que no.-[/Owen] Me sentía como Elliot. Mi poder me había evitado sentir las quemaduras y ahora el costado no hacía más que arderme.

    – [Xander]Si hay que pelear, tú estarás vigilado para no moverte.-[/Xander] Sabía que se preocupaba y lo hacía para protegerme, pero francamente me hacía parecer un inútil.

    – [Sophie]¿No hay ningún sitio en el que se pueda esconder?.-[/Sophie] La verdad no sé si lo decía por mí, que era tan inútil en ese momento que lo mejor era mantenerme encerrado, o si lo decía en general y que tal vez lo mejor era encerrarnos todos y dejar que pasara el tiempo hasta que llegaran los demás Daë.

    Los gritos y golpes contra la puerta del castillo nos saco de nuestra conversación. Al abrirla un pequeño grupo de gente entro atemorizada, se escuchaban más gritos, echando un vistazo al cielo unas sombras se movían entre la oscuridad y descendían a toda velocidad contra la costa. Francis saco su catalejo y miro para ver que ocurría. Nunca había visto tal expresión de terror en el rostro de alguien, cogí el catalejo de su mano antes de que se le cayera y mire para ver que ocurría. Las sombras eran gárgolas que se estaban llevando a los refugiados de la costa mar adentro en donde los no muertos estaban construyendo un puente con sus huesos para llegar hasta tierra.

    [Jane]¿Qué esta pasando?.-[/Jane] El desconcierto de mi hermana duro poco, debía de haber leído mis pensamientos y hacerse una idea de lo que estaba pasando.

    – [Xander]¿A eso nos enfrentamos?.-[/Xander] Mi amigo parecía superado por lo que acababa de ver, quería decirle que se tranquilizara, si todo salía mal las culpas irían hacia mi, después de todo era el colíder de esta misión.

    – [Ruby]¿Tienes miedo, pequeño?.-[/Ruby] Le pregunto sacando sus dos dagas de sus botas. Su rostro al contrario que el nuestro reflejaba emoción, la emoción de la batalla.

    – [Xander]Si, por todos.-[/Xander] San Xander.

    – [Jane]Alguien tendrá que luchar mientras los refugiados llegan al barco.-[/Jane] Al decir esto un nuevo grupo llegaba hasta nosotros exhausto tras la carrera.

    – [Xander]La mayoría son inocentes, tenemos que protegerles.-[/Xander] La gente comenzó a agruparse alrededor nuestra esperando que hacer asustados.

    – [Owen]Huid hacia el barco.-[/Owen] Los refugiados parecían confundidos. Como esperas que nos metamos en ese barco, acoso no ves lo que esta pasando, a donde vamos a ir. Eso era lo que sus caras transmitían.

    – [Francis]Hacedle caso.-[/Francis] La voz de Francis firme se impuso entre los murmullos.

    – [Xander]Tenemos que proteger a William y los refugiados.-[/Xander] Xander parecía dividido, el culmen de todo héroe, no saber que hacer, cumplir con tu misión o salvar al inocente. No podíamos dejar a toda esta gente a su suerte, pero si no protegíamos a William hasta que llegaran los demás Daës estaríamos condenando al resto de mundos.

    Jane asintió sabiendo lo que debía de hacer y junto a Sophie y Niall encabezo la comitiva de los refugiados hacia el barco mientras el resto íbamos en la retaguardia hacia el campamento de la costa en busca de más refugiados y para frenar a las huestes enemigas.

    – [Owen]Está bien, solo tenemos que aguantar lo suficiente para que lleguen el resto de sus compañeros.-[/Owen] Un puñado de esqueletos y demás criaturas corrían por el puente improvisado mientras los barcos flanqueaban el de Francis evitándole cualquier opción de salir.

    Nos preparamos para la batalla, las criaturas estaban apunto de abalanzarse sobre nosotros, pero con una velocidad impresionante William se movió a través de nosotros y comenzó a asestar golpes. Su aspecto había cambiado al de un reptil, nos quedamos unos segundos sorprendidos, sobre todo Cole, quizás así comenzara a sacar a relucir su lado escamoso.

    Ruby se lanzo a acompañarlo junto al resto, por mi parte me quede allí plantado esperando sin saber que hacer. La gente se agrupaba al rededor del barco esperando subir, Jane con mano dura mando subir primero a las mujeres y niños. El pueblo improvisado de la playa parecía desolado, pero sin opción de combatir me encamine en busca de las tiendas por si quedaba algún rezagado.  En medio de una de las tiendas encontré un bulto tapado por una manta, tras apartarla un poco me encontré con el rostro de la joven de la playa.

    – [Owen]Ven conmigo si quieres vivir.-[/Owen] Añadí extendiéndole mi mano. Tal vez no era el mejor momento para parafrasear a Terminator, pero cuando iba a tener otra oportunidad así.

    – [Anne]Pero no puedo irme sola.-[/Anne]

    – [Owen]Si te preocupa el resto de gente ya van camino de su salvación.-[/Owen] O eso esperaba, la horda de no muertos avanzaba en gran cantidad por el puente.

    – [Anne]Hablo de mi hijo mentecato.-[/Anne] Añadió con una ligera sonrisa. Entre las sabanas se revolvió algo y debajo de la cara de Anne se asomó el pequeño Cas.

    – [Owen]Bueno, eso lo estaba dando por hecho. ¿Qué clase de monstruo crees que soy?.-[/Owen] Tal vez el padre de Cas les había abandonado y por eso desconfiaba de mi ayuda, no lo sé, estaba suponiendo demasiado.

    – [Anne]No lo sé, no te conozco tanto.-[/Anne] Era una buena respuesta, después de todo no era más que un extraño recién llegado, era difícil de confiar en algún por exótico que pareciera.

    – [Owen]La respuesta es ninguno. Soy una bellísima persona.-[/Owen] Tal vez me estaba adulando demasiado, pero creo que era un buen amigo y hermano, al menos eso creo.

    – [Anne]Tienes cara de decir la verdad y además, aún conservas todos tus dientes.-[/Anne] Añadió señalando mi boca. Me resultaba curioso como se fijaba en eso, en parte tal vez sea porque a la mitad de esta gente les faltara alguno y serán unos patanes, después de todo es un mundo de piratas.

    – [Owen]Tienes una extraña fijación con los dientes.-[/Owen] Al decir esto me fije en los suyos, sus incisivos eran visibles lo que le hacia resultar algo adorable.

    – [Anne]Es que aquí no abundan las buenas dentaduras.-[/Anne]  Quizás en el nuevo mundo sea gane la vida como dentista quien sabe.

    – [Owen]Ya, no es la mejor época precisamente.-[/Owen] Escasez de comida, demasiado alcohol, escases de vitaminas para los dientes, una horda de monstruos que te asedian, no son lo mejor para mantener una buena dentadura.

    – [Anne]La verdad es que no.-[/Anne] Admitió -[Anne]Bueno, ¿Nos vamos Cas, antes de que Owen se arrepienta?.[/Anne]

    El pequeño asintió y Anne agarro mi mano. En el exterior Xander y los demás comenzaron a replegarse hacia el barco, pero William seguía en el centro de la batalla protegiendo su hogar. Al llegar al barco Jane me lanzo una mirada, con su poder la conexión Williams estaba más viva que nunca. De el mismo modo que sabía que estaba pensando que no era el mejor momento para ligar, cosa que no estaba haciendo, sabía que ella había leído mi mente y sabía donde estaba el lugar del barco que podía sacar a la gente de allí. En el barco solo quedábamos nosotros y Francis contemplando como William daba hasta el ultimo aliento por un lugar que solo le había causado sufrimiento.

    En el centro de la isla apareció un haz de luz y de entre las palmeras llegando a la costa, fueron apareciendo el resto de Daës. La cazadora ayudo a levantarse a su nuevo compañero y la bruja curo sus heridas mientras el resto acababa con las criaturas de la costa mientras otras comenzaban a huir de nuevo mar adentro. Los Daës hicieron un corro alrededor de William, supongo que le estaban explicando porque estaban allí, pero algo me hacia creer que ya sabía el motivo. Los Daës comenzaron a adentrarse de nuevo hacia el interior de la isla, William lanzo un último vistazo hacia el barco en el que nos encontrabamos, no hacia falta ser un genio para saber a quien estaba buscando. Francis asintió, sabía que era la última vez que iba a verle.

    Y así, el grupo de Daës quedo casi completado.

  • TALENTO DESPERDICIADO

    Ruby – Dyavol

    Tarde

    Avalon era una isla fea. Un enorme castillo en el centro de la misma era lo único majestuoso que podías encontrarte allí. En el resto, un montón de refugiados malvivían en las afueras de la muralla en tiendas de campaña que parecían haber pasado por tiempos mejores.

    Todo olía a pescado podrido y a falta de higiene. Y las mujeres, heroínas y veneradas en mi mundo, eran aquí poco más que un trámite para seguir trayendo churumbeles a sobrevivir en esa bazofia de destino.

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  • ENEMIGO A LAS PUERTAS

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Tras aquella escarpada loma volvimos a ver al fin el valle que un futuro lejano conocerían como ‘Valle de los Daë’. Al ver la silueta artificial de la nave estrellada que se había convertido en nuestro refugio, sentí un calor familiar, la sensación de volver al hogar.

    Aun así, la sensación no duró demasiado porque un hogar no es nada sin la gente que lo compone y aquella nave no era más que un amasijo de metal frío por cuyas entrañas no corría ningún tipo de vida. Sin el resto allí, no podía llamarla casa.

    Recordaba a la perfección quedarme con la abuela Elizabeth, con la tía Lucy o con Nate cuando Elle y yo éramos pequeños, muchas veces estaban también los demás: Jane, Owen, Amy, Kaylee, Leo, Noah, Cole, Dante e incluso Idris y Mike. Una vez incluso nos fuimos todos a la casa de los abuelos MacLeod en Escocia. Eran buenos recuerdos con el resto, pero en aquél entonces estaba preocupado porque sabía que si nuestros padres y madres no estaban con nosotros es porque estaban ahí fuera jugándose la vida para protegernos.

    Desde aquél entonces no llevaba bien la espera sumada al peligro. No sé en realidad si alguien podría llevar bien eso de alguna forma, pero desde luego, yo no. Pese a comunicarnos con los demás todo lo a menudo que podíamos, había puntos ciegos en los que podía pasar cualquier cosa, por ejemplo Ezra, con el que habíamos perdido el contacto. Mientras estábamos en Dagrknot y estaba ocupado, alerta, había sido más fácil de llevar. Ahora sin embargo iba a tener todo el tiempo libre del mundo para desesperarme hasta que volviesen todos a salvo, iba a ser un mal rato.

    Dante abrió el portón de entrada y recibimos una fría bienvenida. Había debido bajar la temperatura mientras no estábamos y hasta que no hubiera suficientes personas allí moviéndose y generando calor, habría que mantenerse activo para no quedarse helado. Tomé nota para preguntarle a Henry si funcionaba la calefacción y cómo se encendía.

    Caminé recto hasta mi cuarto y me senté en la cama, notando de inmediato la diferencia con las camas del mundo vikingo. Estiré la espalda en el colchón, o como se llamase aquello, y me quedé mirando el techo en el que estaba labrado sobre el metal una especie de mapa estelar que no reconocía. Había un punto marcado como inicio y otro de final. Supuse que el planeta del final sería su destino, su hogar.

    Allí, descansado, con el estómago lleno gracias al poblado que habíamos ayudado a Alistair a salvar y sin planes por el momento, me invadió un silencio atroz. Mi mente empezó a pensar en todos los que no habían llegado, repasando cada grupo y cada mundo como si de esa forma, manteniendo el orden y el control, consiguiera ponerlos a salvo. Era un recurso de mi mente, el vestigio de una compulsión para tranquilizarme, pero en ese momento, en una situación como la que tenía entre manos, no podía resistirme a ella.

    El primer mundo en el que pensé fue en el que estaban Jane y Elle. Seguían buscando con apenas pistas a los Daë de un mundo tan enorme que en cada ciudad había una década diferente similar a las del siglo XX en la Tierra, eso como mínimo. La única ventaja que tenían era el nuevo poder de Jane y aún estaba demasiado asustada como para usarlo.

    Luego estaba el mundo del japón feudal. Me había preocupado bastante que Noah hubiese pasado varios días inconsciente. Si aquellos oni habían tratado de devorar su alma y le habían dejado así, era un mundo muy peligroso. Además era la segunda vez que tenía problemas graves y eso significaba que estaba siendo demasiado temerario para proteger al resto. Conocía bien a mi primo, se había interpuesto muchas veces cuando hacíamos de héroes locales y por aquél entonces nuestra máxima preocupación era que pudieran sacarnos un arma blanca. Una vez un violador de la Universidad de Dirdam nos había sacado una pistola pero Noah había reaccionado a tiempo y le había tumbado al suelo.  Por si fuera poco Bowie estaba en ese mundo y aún era muy pequeña para el mundo exterior, lo mejor hubiera sido que se quedase en la nave, pero se había negado de manera rotunda.

    En el mundo de la revolución industrial parecía que las cosas estaban bajo control. Amy había localizado al Daë a través de las esferas – quizá podíamos intentarlo para ayudar al grupo de Jane y Elle – y estaban a salvo, preparados para ir a por él. Además parecía que incluso Leo y Kaylee habían arreglado sus desavenencias. Alguien había chocado esas piedras frotando sin parar pero al final había aprendido cómo hacerlo sin que el mundo ardiese.

    Mientras pensaba me levanté y caminé en dirección a la biblioteca, allí tenía material para tomar notas y mi diario personal guardado en mi taquilla. Por el camino seguí pensando, el mundo en guerra me había dado reservas desde el principio y por el momento seguíamos sin contactar con Ezra. Los demás estaban a salvo la última vez que supimos de ellos pero afectados por lo que estaban viendo. La guerra saca lo peor del ser humano y ver algo así no debe ser fácil. Por lo que habían contado, a Lekwaa le había afectado sentir la muerte de un gran grupo de personas, porque uno de los dos bandos usaba la magia espiritual para atacar. En el bando en el que estaban ahora sin embargo, Henry tenía que estar pasándolo peor porque era una potencia tecnológica militar y le estaban mostrando el peligro de que la tecnología caiga en malas manos.

    Y por último estaba el mundo del Antigüo Egipto. Les habían separado después de tomar a Mike y Niall por dioses, pero Nate y Zahra estaban en una situación complicada con la diosa que gobernaba esa región. No sabía cómo podrían salir de esa, ni siquiera con el poder que tenía Nate. Había hablado con Mike hacía poco y había encontrado a la Daë, que planteaba una revolución contra la diosa para recuperar su poder. Zahra, con la que también podía hablar me había dicho que la diosa lo sabía y quería acabar con ellos. Iba a estallar una guerra y estaban en bandos opuestos.

    Era un espacio muy pequeño en el fondo y la situación nos llevaba a relacionarnos y encontrarnos muy a menudo. Así que teniendo en cuenta que mis sentimientos por ella eran algo que tenía asumido y no iba a negar salvo que no fueran recíprocos. Eso había hecho que pensara mucho sobre nuestra relación en concreto y las relaciones en general.

    Había llegado a elaborar un símil a partir de lo que había visto en las relaciones que conocía y en lo que había estudiado. Para mi una relación de pareja es como si coges una piedra en cada mano y las chocas. Van a salir chispas, eso está claro, pero dependiendo de cómo sea cada piedra, de las diferencias entre los cantos y de la fuerza que utilices, esas chispas pueden quemarte haciendo que sueltes la piedra. Si eso no pasa, las piedras se limarán entre sí de forma muy ligera y las volverás a chocar. Con cada choque que no haga que tires las piedras, éstas se limarán más entre sí hasta llegar a un punto en el que encajen. Sí, incluso entonces podrías provocar chispas haciéndolas chocar entre ellas, pero por lo general, serán compatibles. Está claro que esas piedras no serán iguales que cuando empezamos a chocarlas entre sí, habrán cambiado, moldeándose entre sí hasta poder formar una piedra más grande. Hasta ahí la teoría general.

    Luego había variaciones, parejas en las que las piedras chocaban con demasiada fuerza y caían pronto, otras en las que se iba la mano y lo hacían a mitad del camino, algunas en las que una piedra se quedaba estática mientras la otra chocaba, parejas en las que el bagaje que cargaba cada uno se añadía como gotas de gasolina, haciendo que fuera más probable que saltase una llamarada. También podían ser tres piedras, haciendo que hiciese falta mucha más precisión. Al final, la comparación me resultaba útil también para relaciones no románticas. Y fuera como fuese el tipo de relación que teníamos Jane y yo, nuestra dosis de chispas ya la habíamos tenido y al parecer las manos que nos unían llevaban guantes ignífugos, porque no habían soltado nuestras piedras.

    Por más que reflexionase, no lograba una respuesta firme. Por lo general solía llegar rápido a conclusiones y dar con las respuestas que necesitaba a los problemas, pero al tratarse de algo tan personal, mi mente y mi corazón estaban en conflicto. Por un lado parecía que todo nos llevaba a estar juntos, pero no quería hacerme falsas esperanzas confiando solo en mi corazón, cuando era obvio que también habíamos tenido muchos problemas.

    Dejé que mi mente se centrase en una tarea para evitar seguir pensando en exceso y así ponerme en perspectiva. A fin de cuentas, pasara lo que pasase entre nosotros, primero tendríamos que salir de aquí. El silencio motivó mi concentración y me permitió repasar los puntos clave de cada miembro del «grupo».

    Para cuando me quise dar cuenta, no sabía cuanto tiempo había pasado, pero notaba la espalda tensa de haber mantenido mucho tiempo esa postura y el frío había contribuido a crear un dolor focalizado en un punto a media altura. Me levanté y me estiré, contemplando la maraña de hojas que llenaban uno de los cuartos de estudio privados de la biblioteca. Por lo que sabía, solo había tres más ocupados: el de Noah, el de Mike y el de Kaylee, cada uno por un tema distinto.

    Mientras me estiraba, capté por el rabillo del ojo una silueta al otro lado de la puerta de cristal. Cuando se abrió, vi que Ruby entraba a la biblioteca.

    – [Ruby]Xander, quería comentar algo contigo[/Ruby].- miró a nuestro alrededor detenidamente y alzó una ceja.

    – [Xander]Dime, tengo tiempo.[/Xander] – demasiado, en realidad. Mi único plan del día era cocinar, seguir escribiendo mis ideas hasta que el dolor de espalda me lo impidiese y quizá jugar una partida de esas cartas futuristas con Elliot.

    – [Ruby]La misión se está alargando[/Ruby].- me recordó. Estaba acostumbrado a vivir con todo tipo de personas, pero Ruby irradiaba una autoconfianza que no había visto antes y eso mismo la haría temible para muchas personas, porque no dudaba en decir lo que pensara. Sí, estábamos pasando más tiempo allí del que deberíamos, pero no era tan fácil salvar el mundo. Mis madres y mi padre también habían hecho muchos sacrificios, igual que los demás.

    – [Xander]Son muchos mundos y ninguno de nosotros tiene tu experiencia.[/Xander] – respondí, apoyándome en una de las mesas grandes para estirar la espalda sin parecer que no prestaba atención a la conversación.

    – [Ruby]Me he dado cuenta[/Ruby].- sonrió, consciente de sus fortalezas. Ruby era una auténtica soldado. Sabíamos poco del pasado de su mundo, pero había sido entrenada toda su vida.

    Asentí con calma – [Xander]Tienes que pensar que algunos están aquí a la fuerza, no lo han elegido pero aun así se están esforzando.[/Xander] – le expliqué. Usando el viejo símil, íbamos todos en el mismo barco y teníamos que remar en la misma dirección si no queríamos hundirnos en esa tormenta. Lexie, Niall, Dante…muchos habían venido a ayudar aquél día, pero sin esperar que fuera un compromiso de…meses, o quién sabe, quizá años. Teníamos a los más pequeños también a nuestro cargo, Elliot podía haber muerto en el mundo vikingo. No podíamos ir más deprisa, no podíamos correr el riesgo de perder a nadie.

    – [Ruby]No es una buena excusa. A veces, hay que hacer lo que hay que hacer y ya está[/Ruby]. – sentenció ella. Aún era muy firme. Ella estaba aquí por salvar el mundo, por su misión y otros se centraban en salvarse a sí mismos o a los cercanos y eso ella de momento no iba a entenderlo.

    – [Xander]Venimos de mundos muy distintos. Tú te has preparado desde pequeña, pero tienes que entenderles también.[/Xander]

    – [Ruby]Supongo[/Ruby].

    – [Xander]Esperar tampoco se me da bien.[/Xander] – dije enseñándole los papeles dispersos en la mesa a través de la puerta abierta del estudio. Ella asintió pero después de un rato frunció el ceño y empezó a moverse por la biblioteca.

    – [Ruby]Aquí ha estado alguien[/Ruby]. – dijo al cabo de un rato.

    – [Xander]¿Cómo? ¿Alguien de los demás?[/Xander] – no cuestioné cómo sabía lo que sabía, confiaba en sus capacidades. Una descarga me recorrió el cuerpo. Necesitábamos aquél lugar seguro, un sitio en el que descansar. Si ni siquiera allí podíamos hacerlo, la moral de todos se vendría abajo.

    – [Ruby]No. Alguien[/Ruby].- siguió observando la habitación y me aparté sin intervenir. – [Ruby]Eran varios y estaban buscando algo[/Ruby].- dijo al cabo de un rato.- [Ruby]No sé más[/Ruby]. – admitió, girándose hacia mí.

    – [Xander]Quizá con magia puedan sacar alguna otra cosa.[/Xander] – comenté, ocultando mi preocupación como mejor podía. – [Xander]Ahora me preocupa saber qué querían y por dónde han entrado.[/Xander] – eso era lo principal, localizarlos y evitar que nadie pudiera volver a entrar.

    – [Ruby]A nadie le gustan las visitas que se alargan demasiado[/Ruby].

    – [Xander]Tenemos que tener cuidado. Pueden seguir aquí incluso.[/Xander]

    Ella asintió, consciente.

    – [Xander]¿Te importa avisar a Dante, Owen y Elliot?[/Xander] – le pregunté. Mientras ella lo hacía, empecé a trazar un plan. Hasta que no llegara Henry o Kaylee la mitad de mis ideas se quedaban en el papel, pero algo teníamos que hacer.

    Aquello solo me recordó que no estábamos en casa y que el peligro acechaba en cada esquina. Pese a todo, por la tarde hice vida normal, manteniéndome alerta pero ocupado. Cociné, hice unos largos en la piscina, visité a Dante en su trabajo en soledad en la zona de carga, charlé con Owen, repasé puntos peligrosos con Ruby y finalmente, me relajé echando unas partidas de cartas con Elliot.

    Pese a todo no dejaba de pensar en la amenaza que teníamos en nuestra propia casa y en que algunas de las personas que más quería iban a estar expuestas pronto a ella.

  • NO TAN VALIENTE COMO EL RESTO

    ELLIOT WILLIAMS EDMOND

    NOCHE – DAGRKNOT

    Siempre me había considerado un apasionado de la historia, al no tener ninguna clase de poder como el resto ejercite mi mente con conocimientos que pudieran ser de utilidad en alguna situación, algo que me hiciera un hueco entre ellos. Aunque empezaba a pensar que quizás debería de haberme ejercitado más físicamente como Xander, eramos dos vertientes de un mismo río, el que no tiene poderes y el que los desactiva.

    Una cosa era leer la historia o ver como se tomaban demasiadas licencias en el cine con ella y otra muy distinta ser parte de ella. Cada paso en ese seudo mundo vikingo con demonios serpiente era una sentencia de muerte. Si no te mataban esas criaturas estaban el frío, la comida o una trifulca en la que en vez de acabar a puñetazos podía terminar con un hachazo en el pecho.

    Nos marchamos a la mañana siguiente de llegar a aquel poblado, al parecer no eramos muy bien recibidos. Da igual la época en la que te encuentres que siempre seras repudiado por el resto por ser extranjero. Al menos fueron lo suficientemente amables para decirnos donde encontrar al Daë, o simplemente nos dieron una localización aleatoria para librarse de nosotros.

    – [Dante]Ni puta gracia volver a montarme en un barco con esas cabronas ahí.[/Dante] – Llevábamos un rato en altamar y Dante no había apartado la vista del agua en tensión por si esos demonios aparecían de nuevo.

    – [Ruby]Eres un señorito de pies a cabeza.[/Ruby]- Ruby no parecía llevarse tan bien con Dante como con el resto, quizás era demasiado masculino para ella.

    – [Dante]A mí dame cosas con motor y ruedas, no impulsadas por barbudos borrachos.-[/Dante] Dante es una persona moderna, tal vez lo único antiguo que le guste sean los coches clásicos.

    – [Owen]Bueno al menos nadie se marea en barco.-[/Owen] Algo bueno tenía que tener el no sentir como el barco se zarandeaba por el golpe de las olas.

    – [Xander]No sé decirte, yo llevo bien el agua nadando, pero aquí.[/Xander] – Xander se aferraba al borde del barco con los ojos clavados en el mar al igual que Dante, esperando que esas cosas no volvieran a salir a la superficie. Mi hermano por otra parte no parecía tan intranquilo como ellos, siempre era demasiado despreocupado.

    Ruby se llevo la mano a la cara cubriéndose por completo, seguramente pensando que eramos los hombres más débiles con los que se había cruzado en su vida. Los vikingos comenzaron a entonar una canción mientras remaban con fuerza intentando mantener el rumbo por el fuerte oleaje.

    La isla se encontraba cerca, cada vez era más visible desde nuestra posición, pero con el temporal era como si se encontrara al doble de distancia.

    – [Dante]Más os vale que sea el jodido Daë.[/Dante] – Profirió cansado.

    – [Xander] Por lo que decían en el pueblo, tiene que serlo. No creo que haya muchos huérfanos náufrago con el pelo azul y más poderes que un aesir.-[/Xander] Uno de los guerreros vikingos se levanto y comenzó a pasarnos armas.

    –  [Ruby]Una pena de mundo entonces.[/Ruby]- apunto Ruby

    Uno de los vikingos hablo y todos nos giramos hacia Xander, la situación hubiese sido de lo más cómica si no fuéramos en un barco rumbo a una batalla contra unos demonios [Xander]- Dice que el hierro es bueno para las serpientes de Hel.-[/Xander]

    – [Owen]Podrían pulirlas un poco. No sé si esto es sangre o están oxidadas.-[/Owen] El hacha que sostenía mi hermano había perdido su brillo, ahora todo era de un color rojo oscuro. Por mi parte opte por portar un simple escudo, no era bueno con las armas y nunca lo seria.

    – [Dante]No quieras saberlo. -[/Dante] Dante se coloco un escudo en un brazo y agarro un hacha con su mano libre. Era como un arcangel apunto de entrar en batalla contra un grupo de demonios, parecía un pasaje recién sacado de la biblia. No es que fuese devoto más allá de acompañar a mi madre a misa o en sus oraciones porque me curara de mi «enfermedad».

    Con la isla cada vez más cerca comenzó a divisarse una columna de humo antes oculta por la tormenta. – [Elliot]Hemos llegado tarde…-[/Elliot] Xander observaba preocupado, era una mirada que conocía muy bien, era la mía propia que había mantenido durante toda mi vida, esa sensación de haber fracasado.

    – [Dante]Voy a mirar, estoy harto de barco.[/Dante] – Añadió mientras trepaba por el mástil y se lanzaba a volar. Debía de ser una sensación extraordinaria la de poder volar.

    – [Ruby]Se perderá…-[/Ruby] la fe de Ruby en los hombres era nula.

    – [Elliot]Solo tiene que seguir el humo.-[/Elliot] Pensaba que seria sencillo, pero con la tormenta lo mismo le costaba más llegar.

    – [Owen] Espera, llévame contigo… Eso ha sonado demasiado desesperado.-[/Owen] No pude evitar sonreír un poco. Esos comentarios fuera de lugar solo eran meros escudos de que él también estaba nervioso, pero los usaba para tranquilizar a los demás, y conmigo al menos lo conseguía.

    El trayecto de Dante no fue muy largo ya que nos encontrábamos a escasas millas. – [Dante]No están muertos pero les queda poco.[/Dante]

    – [Xander]Preparaos, no podemos dejar que el daē muera.-[/Xander] Me aferre a mi escudo con las dos manos con fuerza, como si fuera una parte más de mí.

    – [Ruby]Dejadme a mí.-[/Ruby] Fue tocar tierra el barco y Ruby se lanzo por la proa del barco de un salto evitando por completo mojarse mientras el resto desembarcábamos en grupo por los lados llegándonos el agua por las rodillas.

    – [Xander]Tenemos que abrirnos paso. [/Xander]- Grito Xander con fuerza para que le escucháramos por encima de los gritos de los vikingos que nos acompañaban. Acto seguido lanzó su hacha contra uno de los demonios acertando de lleno en el cráneo y desenvaino su espada.

    – [Owen]A las colas, que es lo que les jode.-[/Owen] Mi hermano iba dando hachazos a la altura de las piernas de un lazo para otro, parecía que iba dando golpes de ciego, pero ya era más de lo que estaba haciendo yo, completamente inmóvil sin ser capaz de moverme.

    – [Xander]Tenemos que encontrar al daē.-[/Xander] Volvió a gritar mientras asestaba cortes a esas criaturas. Un fogonazo tierra adentro de color azul ilumino el cielo.

    – [Dante]Lo tienen rodeado. [/Dante]- Nos informo Dante dando un par de vueltas por el aire mientras un grupo de demonios intentaban alcanzarlo por tierra . – [Dante]Hay una pitufina con él, que cuerpazos.[/Dante]

    – [Elliot]Voy yo.-[/Elliot] No sé porque lo dije, tal vez pensará que estaría más a salvo tierra adentro. El caso es que comencé a moverme entre la multitud, y esto no era una multitud de centro comercial, era puro caos, guerra.

    – [Xander]Ten cuidado[/Xander]. – Sabia porque lo decía, sus palabras sonaban con más miedo que la mirada que le lanzaba a esos demonios. Como me ocurriera algo Jane no se lo perdonaría en la vida.

    -[Owen] Jane nos mata a ambos. A Xander y a mi… Y a ti después.-[/Owen] Tratándose de Jane no descarto que de suceder algo cruzara espacio y tiempo para matarme, no había más que ver a su versión corrupta.

    Perseguí ese haz de luz azul entre cuerpos de demonios y vikingos por el suelo, cuando llegue me encontre con Keli, o más bien a su versión pasada. Era de lo más extraño que un demonio antiguo capaz de erradicar a la humanidad conviviera tan tranquila junto a ella en una pequeña zona residencial.

    Bill también se encontraba allí, se suponía que había venido a esta misión porque ambos nos encontramos. No sabía que decirle, pero se suponía que esto ya había pasado, así que para no crear una paradoja temporal me acerque hasta él e improvise.

    Tras la charla que mantuvimos él se marcho para continuar con el resto de sus pruebas y yo con la mía. Alistair estaba en la orilla de la playa, rodeado por esos demonios tanto por tierra como por mar. En un momento estúpido de valentía supongo, recogí una piedra y la lance contra lo demonios para distraerlos.

    Estos demonios no eran como yo que pasaban de los demás si les tiraban piedras, se giraron y avanzaron hacia mí, retrocedí hasta que no pude más al topar con el tronco de un árbol. Los demonios serpientes se cernían sobre mi, era el fin, hasta que una llamarada de fuego, no podía tratarse de Owen ya que las llamas eran azules, carbonizo a los demonios.

    A mi lado apareció Keli, daba tanto miedo como en la actualidad. No dejaba de mirarme de arriba a abajo evaluando si seria una amenaza o tan insignificante como parecía.

    – [Alastair]Keli no asustes al chico…-[/Alastair] Añadió un hombre sonriendo mientras le cortaba la garganta a una serpiente con total naturalidad.

    – [Elliot]¿Eres… eres Alastair?.-[/Elliot] Pregunte titubeante esperando que el resto de Daës aparecieran de la nada como otras veces y lo simplificaran todo.

    – [Alastair]La barba azul me ha delatado ¿verdad?.-[Alastair] Bromeo limpiando la sangre del cuchillo.

    – [Elliot]Se que sonara absurdo, pero debes embarcarte en una aventura con otros para derrotar a un gran mal.-[/Elliot] Seguro que cualquier otro se hubiese explicado mejor, pero estaba de los nervios.

    – [Alastair]¿Te refieres a ellos?.-[/Alastair] Pregunto señalando a un extremo de la playa a lo lejos -[Alastair]El de las orejas puntiagudas me ha comentado algo al respecto.[/Alastair]

    – [Elliot]¿Y vas a ir con ellos?.-[/Elliot] Pregunte esperanzado. Alistair se acerco hasta mi y comenzó a vendarme un corte en el brazo. No sabía en que momento me lo había hecho.

    -[Alastair]¿Bromeas? soy un pirata, nunca digo que no a una buena aventura.-[/Alastair] Apretó el vendaje con fuerza, al menos eso supuse por su esfuerzo.

    -[Elliot]¿Aunque eso suponga…?.-[/Elliot] -No sabía cuanto le había comentado Eldric, pero me hacia sentir mal el enviar a alguien a una muerte segura.

    – [Alastair]Eh, todos tenemos que morir en algún momento, que mejor que en una buena batalla.-[/Alastair] Añadió echándome un brazo por los hombros. -[Alastair]Me has caído bien chico, no todo el mundo es tan valiente cuando no es capaz de sentir nada.-[/Alastair] No sabría decir si bromeaba o no, mucha gente a lo largo de mi vida se había reído de mí por eso. Pero me fije en los cortes de sus brazo, y no pude evitar preguntarme si él era como yo. -[Alastair]Toma, estoy seguro de que le darás un uso correcto.[/Alastair]

    Dejo caer un anillo en mi mano y junto a Keli se unió al resto de Daës acabando con los demonios serpientes embarcándose hacía su inalterable final.

  • OJOS ROJOS

    DANTE VILLIERS

    NOCHE – DAGRKNOT

    Nunca he sido una persona muy metida en redes sociales, siempre he preferido trabajar con las manos y la vieja mecánica en lugar de los ordenadores e internet. Pero si que me habían hecho gracia toda la vida los memes, los buenos, al menos.

    En aquél momento no dejaba de darle vueltas al meme de Anakin Skywalker con la arena, pero en mi caso, con aquella puñetera tormenta sin fin.

    Desde que habíamos llegado a ese jodido planeta todo había sido agua, desde aparecer en mitad del maldito océano – o mar, lo que sea – pasando por unos putos demonios serpiente marina que nos querían hundir en las profundidades hasta terminar en esa maldita llovizna débil que parecía que no estaba cayendo pero al final te encontrabas calado hasta los huesos y muerto de frío.

    Yo era un tipo de verano, especialmente desde que vivía solo. De poder ir por casa en calzoncillos sin preocuparme de coger un resfriado que me tuviera jodido una semana, porque sí, los aesir muy fuertes, pero nos ponemos malos igual, aunque según el padre de las MacLeod, de forma menos mortal en algunos casos. Alguna ventaja tenía que haber.

    Aquél lugar era invierno. Toda la vida me había quejado del tiempo de Moondale cuando llegaba el invierno, pero sinceramente, era un paseo comparado con el frío y la humedad de aquél mundo. Me extrañaba que no les hubiesen salido a todos unas malditas branquias.

    Para mí nadar era una putada. Mi madre había descubierto siendo pequeña que la fisiología de su cuerpo la hacía más densa y naturalmente en lugar de flotar, se hundía. Así que desde pequeño eso se me había quedado grabado en la retina hasta llegar a la actualidad, sin haber nadado en mi vida. Los bordes de las piscinas eran mis amigos y a la playa de todas formas no acostumbraba a ir porque la gente común me vería las alas. A la única playa a la que había ido era a la que estaba frente a la casa de verano de las Echolls e incluso allí había procurado hacer pie.

    Así que ese mundo no lo empecé de muy buen humor. A veces, cuando me apetecía relajarme, además de la forma que imagináis, me gustaba volar. Pero con aquél tiempo infernal era imposible salir y arriesgarme a convertirme en un pararrayos humano o en el mejor de los casos, volar con las alas empapadas.

    En el interior de la cabaña que nos habían dejado sí que se estaba bien, con el calor de la chimenea y la tormenta exterior, pero era aburrido a más no poder. Lo único que teníamos para entretenernos era hablar entre nosotros o a través de las esferas y aquellos trastos mágicos no terminaba de entenderlos. Para mí tendrían que haber tenido un botón, números o una puta palanca.

    Después de la charlita de Xander con la esclava Antje, vino a explicarnos todo el percal que había en aquél sitio y más concretamente, los miedos que guardaba por esa leyenda Vanir. Así que estabamos perdidos, sin pistas del Daë del pelo azul y con más preocupaciones para Xander.

    Digo «más preocupaciones para Xander» porque no me cabía en la cabeza la idea de que la inocente Elle que siempre cuidaba de todo el mundo, intentaba hacer todo bien y se guardaba una sonrisa para cada ocasión, pudiese convertirse en una psicópata hambrienta de poder, por mucho poder que tuviera.

    Estuvimos discutiendo qué hacer hasta bien entrada la noche, cuando el sonido de alguien llamando a la puerta cambió las cosas. Owen fue a abrir y en el marco de la puerta, recortado contra la noche oscura y tormentosa, como si acabara de salir de un puto slasher, estaba una figura encapuchada.

    Se descubrió antes de pasar y vi otra vez esa desagradable cara de Orm…algo, Orm Nostrum o como fuese. Me coloqué en tensión sin ni siquiera pensarlo, aquellos ojos brillantes que había mostrado antes eran calcados a los de los Neidr, así que el tipo no estaba detrás de nada bueno.

    – [b]Disculpad esta visita tan tardía.[/b] – dijo con una voz empalagosa. Trataba de ser tan educado y embelesar con sus palabras que tenía miedo de que me provocase una diabetes. Y sí, lo notaba incluso sin escuchar la traducción de sus palabras, porque el que llevaba ahora el dispositivo era Xander.

    – [Xander]Señor Nystrom, pase.[/Xander] – le ofreció Xander, mostrando la sonrisa de cortesía que se guardaba para aquellos de los que no se fiaba.

    – [b]No tengo mucho tiempo, la jarl Vigdis no querría verme aquí tratando con vosotros este…asunto.[/b] – Xander era el psicólogo, seguro que se estaba dando cuenta de que aquél tío era sospechoso.

    – [Xander]¿Qué asunto?[/Xander] – preguntó sin moverse de la entrada, no quería que Orm se acercara demasiado a nosotros. Ruby se puso en pie y se acercó a ellos, por si la necesitaba.

    El tipo se acercó a las ventanas y observó por ellas de una manera un poco teatrera. – [b]Es peligroso hablar de ello…[/b] – se quedó callado y la sibilancia de sus palabras se me clavó en el cerebro. – [b]…ha llegado a mis oídos que preguntabais por un joven de pelo azul.[/b] – añadió.

    Xander meditó sus palabras. Fuera lo que fuera lo que le hubiese preguntado, nos ponía en un compromiso. – [Xander]Es posible.[/Xander]

    – [b]Ese hombre, en caso de que lo busquéis, tiene el pelo azul por un motivo.[/b] – no me gustaba como miraba a Xander. – [b]Corre el rumor de que era de un poblado mucho más al norte, ahora abandonado. Odín no fue benevolente y en una incursión pereció toda su gente.[/b] – Xander lo escuchaba, atento. – [b]Se dice que naufragó en una isla perdida que ni siquiera sale en los mapas. Una isla maldita por un espíritu con el que hizo un pacto.[/b] – añade.

    – [Xander]Si hizo un trato con un espíritu entiendo por qué la jarl no quiere hablar de esa persona, si es que existe.[/Xander]

    – [b]Oh sí, existe. Mis propios ojos le han visto a él y a su melena azul.[/b] – torció los finos labios en una pérfida sonrisa.

    – [Xander]Supongo que no podrías decirnos dónde.[/Xander]

    – [b]No debería, pero sí podría.[/b] – volvió a fingir que miraba por las ventanas. – [b]Es un cazatesoros. Comanda un barco llamado ‘Diosa Azul’ y atraca habitualmente en Raahe, al oeste de aquí.[/b] – Xander entrecerró los ojos, algo que acababa de decir el otro tipo le había sorprendido.

    – [Xander]¿Nos lo dices así, sin más? ¿Por qué?[/Xander] – en aquél idioma infernal cualquiera sabía, pero parecía que le estaba preguntando algo.

    – [b]Vivimos tiempos difíciles. Un grupo de forasteros con muchas preguntas no ayuda, por mucho que sean hábiles…matademonios.[/b] – había algo en sus palabras que destilaba maldad. – [b]Vuestra marcha será buena para todos y si en vuestro camino se cruza ese hombre en el lado opuesto, también saldremos todos beneficiados.[/b]

    Xander se quedó un rato en silencio, pensativo. – [Xander]¿Y si es amigo nuestro?[/Xander] – noté que ponía mucho cuidado en sus palabras.

    Aquella serpiente rastrera le observó fijamente. – [b]En ese caso tendría que apelar a este gesto benevolente para confiar en que vuestros caminos no se cruzasen con nosotros de nuevo.[/b] – respondió.

    – [Xander]Marcharemos de madrugada.[/Xander] – Xander dijo algo corto que al otro le hizo sonreír.

    – [b]Buen viaje a todos. Que Odín os preste su bendición.[/b] – se giró y se marchó, fundiéndose una vez más en la noche.

    Cuando Xander se giró hacia nosotros, Ruby le miraba de forma inquisitiva, esperando respuestas. Nos explicó todo lo que había dicho aquél tipo y todos estuvimos de acuerdo en que había algo más oculto en sus intenciones.

    Podía ser una trampa o podía ser verdad que quisieran librarse de nosotros. La vena heroica de Xander le hacía dar demasiadas vueltas a si debíamos quedarnos un poco más y ver si podíamos ayudar a aquella gente, pensaba que las intenciones de Orm eran quitarnos del medio para seguir sus maquinaciones. Pero como le manifesté con mucha educación a Xander, no tenía que importarnos.

    – [Dante]¡Que le den por el culo a esta gente! Tenemos que preocuparnos de nosotros y de volver a casa.[/Dante] – ¿qué? estaba siendo educado. Aquella gente nos había mirado con recelo desde el principio y aquella cabaña pese a ser cómoda, tenía todos los ojos puestos en ella y parecía una cárcel.

    Al final, después de pasar media noche discutiendo con Xander, conseguimos convencerle de que teníamos que seguir adelante. Por mucho que le preocupara aquella gente, los nuestros estaban en un peligro inminente y Ruby le recordó que no estábamos allí para interferir en el desarrollo de esos mundos.

    Por mi parte, cuanto antes nos alejáramos de aquél mundo frío, húmedo y anticuado y volviéramos a la nave, mejor.

    Así que a la madrugada siguiente nos fuimos en la dirección que marcaba el mapa que esa serpiente de Orm nos había dejado. No nos despedimos de la jarl ni de nadie, porque él iba a encargarse de «excusarnos», pero sentimos una mirada fija en nosotros todo el camino. No tuve que darme la vuelta para saber que aquellos ojos que nos seguían eran rojos.