Sasha | Apartamento
Mañana
Toc, toc.
Por un momento, creí que seguía soñando, así que me di la vuelta entre el amasijo de sábanas y seguí durmiendo.
Toc, toc.
Abrí los ojos con cuidado, con miedo a una resaca que era prácticamente imposible que tuviese. Estaba todo cerrado a cal y canto, así que podían ser las diez de la mañana, las tres de la tarde o las doce de la noche. Me fijé en la mierda de apartamento en el que estaba y del que ya debía dos semanas: ropa tirada por el suelo, latas de cerveza, envoltorios de comida rápida y colillas. Empecé a tener recuerdos fugaces de la noche anterior: cigarrillos, labios rojos, rubia, tetas pequeñas. Se llamaba Stacy o quizás Tiffany. Ah no, que era Miranda. Decía que no le gustaban las tías, pero que quería experimentar y yo que siempre había sido una amante de las causas perdidas, me la traje a casa. También es verdad que estaba de un humor de perros después de la fiesta de los amigos de Sarah. Por suerte, ya se había ido cuando me desperté. Supongo que fue una mierda de polvo de rebote para las dos.