Moondale

Etiqueta: Sarah x Sasha

  • FOBIA

    Daniel Arkkan | Bosque de los Lobos

    La vida había hecho de mí un guerrero. Quizá podría haber sido muy diferente, haber tomado cualquier otro camino, pero en ese momento me parecía lo más lógico. Un guerrero no tiene sentido sin un combate que librar, al menos en teoría. Dejadme que os confiese una cosa: en cualquier momento habría dejado con gusto el camino que había elegido con tal de no ver el horror y la pena de una guerra como la que estaba sucediendo.

    Por mucho que lo explique, resulta muy difícil llegar a empatizar con cómo se siente de verdad una guerra, pero lo intentaré. Lo primero es que por mucho que hagas planes, eventualmente te encontrarás en un amasijo de cuerpos luchando entre sí donde la confusión es capaz de convertir amigos en enemigos. Por eso los uniformes de Lucy nos permitían diferenciarnos mejor.

    Por otro lado, cuando empieza el combate de verdad, tienes que entregarte a un instinto primario de supervivencia. Las preocupaciones por los demás pasan a ser puntos débiles, por eso tienes que asegurarte de confiar en las personas junto a las que luchas y no dudar de sus capacidades. En mi caso, podía temer por algunos de ellos pero sabía que eran capaces de sobrevivir. El mayor miedo lo tenía por Christopher, Zack y los Satellites y otros que habían decidido ayudarnos pero no tenían experiencia.

    Cuando estás combatiendo, resulta prácticamente imposible vigilar dónde se encuentran los demás y si necesitan tu ayuda. Todo se empieza a suceder rápidamente. Tienes al enemigo frente a ti y todo se reduce a sobrevivir y en nuestro caso, dentro de lo posible, en incapacitar al otro sin acabar con su vida. Era un lujo que nos exigíamos y con el que la Iniciativa y Gambit no cargaban.

    Para mí fue un alivio que el plan del teletransporte funcionase. Principalmente por dejar de preocuparme de la gente inocente que podía estar sufriendo por algo en lo que no tenían nada que ver, pero también porque mis años de soledad me habían hecho sentirme cómodo en el bosque, sabía cómo aprovecharme de la naturaleza para conseguir ventaja y eso me permitió echar un vistazo a lo que ocurría a mi alrededor de vez en cuando.

    Principalmente conseguir ver a Sarah y a Cara, confiando en que los demás estuvieran a salvo. Cara parecía una auténtica amazona con su arco enfrentándose a auténticas oleadas de nuevos activos de la Iniciativa, que había formado un ejército. Sarah había ido directa a cortar la cabeza, enfrentándose al propio Z en combate singular, aguantando perfectamente contra él.

    El tiempo siguió pasando, en las guerras, no hay descanso y el cuerpo termina resintiéndose severamente. ‘Sendero Oscuro‘ cercenó las cabezas de dos vampiros de Gambit y tras las cenizas, varios metros más allá en el claro, vi un cuerpo menudo de cabellos rubios en el suelo.

    Mi corazón se detuvo instantáneamente. Olvidé todo lo que sabe un guerrero y corrí atravesando el campo de manera vulnerable hasta ella. Sarah no podía estar muerta, en mis Pruebas le había conseguido una oportunidad, en los futuros ella seguía viva. Z no podía haber dejado que muriese, creía que la necesitaba.

    Mi mente se daba todo tipo de argumentos para luchar contra la evidencia de mis ojos. Recibí un corte en una pierna de un demonio de la Iniciativa. Mi mano buscó la espada y escuché el grito cuando cortó carne y hueso, pero no me detuve a comprobar a mi enemigo.

    Me arrodillé al lado de su cuerpo, incapaz siquiera de llorar. Sarah estaba en el suelo, con su ferocidad convertida en el inocente cuerpo de una persona a quien se le ha robado la oportunidad de vivir y de ver a sus hijos. El dolor me estaba destrozando y no me dejaba pensar, pero me forcé a hacerlo y entonces empecé a notarlo.

    No olía a Sarah. Un licántropo podría haberse dado cuenta antes, pero a mí me había llevado tiempo y concentración. El engaño que tenía ante mis ojos me habría convencido completamente si no hubiera tenido la predisposición de enfrentarme en algún momento a mis miedos, convertidos en realidad por el Rey Negro.

    Como si hubiese sentido que le había descubierto, el cuerpo inerte de la Sarah de pesadilla emitió una carcajada gutural mientras se ponía en pie con agilidad e intentaba clavarme la Lágrima de Freya. Me eché hacia atrás y aferré con fuerza Sendero Oscuro, pidiendo a quien pudiera escucharme no tener que enfrentarme a Sarah, ni siquiera a una imagen suya.

    – [BlackMask]Eres un festín andante.[/BlackMask] – se jactó la pesadilla con una voz gutural masculina. El Rey Negro se alimentaba de los miedos que él mismo desataba. Era un enemigo peligroso al que habría preferido no enfrentarme, pero ya no había marcha atrás.

    Evité responderle. Por lo que sabía, sus tentáculos ya estaban reptando por mi mente, buscando miedos y traumas a los que aferrarse. Me preparé para volver a ver a mis padres, aunque jamás estaría preparado para ello verdaderamente. Su muerte había cambiado mi vida irrevocablemente.

    Pero en lugar de en ellos, la Sarah de pesadilla se transformó en un enorme demonio con aspecto de depredador que supe instantáneamente quién era: El Juthrbog. Sonrió, mostrando unos dientes afilados y se acercó. A sus pasos le acompañaba el sonido de algo arrastrándose por el suelo. Tardé unos segundos en ver los cuerpos que llevaba encadenados a su torso. No quise mirarlos, era lo que quería, pero reconocí a varios antes de apartar la mirada: mis padres, Cara, Dom y de nuevo, Sarah.

    El demonio golpeó con uno de sus enormes brazos pero lo esquivé. Aun así, no esperaba que ese monstruo de pesadilla fuese tan rápido como para asestar otro golpe con el brazo contrario que me tumbó. Para ser producto de mi cabeza, pegaba con bastante fuerza. Mientras estaba en el suelo, el demonio sacó una maza que lanzó dispuesto a aplastarme, pero se detuvo en el aire a unos centímetros de mi pierna izquierda.

    En la cintura del Juthrbog aparecieron más víctimas y supe que era Dom antes de girarme para verlo.

    – [Dom]No es real. ¿Crees que este es mi mayor miedo? – [/Dom] preguntó, enfrentándose al demonio que había asesinado tanto a sus padres como a los míos mientras yo me ponía en pie. A Dom y a mí siempre nos uniría la tragedia, pero habíamos conseguido ir más allá y convertirnos en verdaderos amigos.

    Me uní al combate esperando que nuestras fuerzas le hicieran retroceder, pero el demonio era duro como si fuese real.

    – [BlackMask]Conozco todos tus miedos, Dominic Williams.[/BlackMask] – espetó la voz del demonio. Llevó una mano a su cintura y alzó tres cuerpos colgados de unas cadenas. Intenté no apartar la vista al ver a Rebecca, mi mejor amiga en la infancia, muerta a manos de ese ser. No quise imaginarme cómo sería para Dominic, porque yo mismo acababa de pasar por algo parecido con Sarah.

    – [Dom]¿Sabes cual es el problema de los miedos? Pueden hundir a las personas y es entonces cuando atacas.[/Dom] – replicó Dominic mientras aguantaba un zarpazo del demonio. – [Dom]Pero también les puede hacer luchar más todavia y acabas de tocar un tema que realmente me molesta. -[/Dom] sentenció. Sus ataques se hicieron más fuertes, pero también más salvajes y descontrolados. Intenté equilibrarme a su estilo de combate, tratando de defenderle cuando se dejaba demasiado vulnerable.

    – [BlackMask]¿Créeis que esto es un cuento donde perderé poder al tener más enemigos?[/BlackMask] – preguntó, sin perder el control. Esa había sido una de las teorías. Pensé que quizá no estaba surtiendo efecto porque Dominic y yo teníamos un miedo común, pero temía que el poder del Rey Negro fuese más de lo que esperábamos. – [BlackMask]El miedo no entiende de eso. Se adapta, busca cada resquicio, cada hueco, cada deseo más profundo.[/BlackMask] – por un momento volvió a su forma habitual y sus ojos se tiñeron de un negro absoluto. A su alrededor pareció encenderse una hoguera de puro fuego negro.

    Del fuego surgió una figura digna de las pesadillas. Vestida con un traje de cuero con púas de acero en varios puntos y un rostro letal, Omega continuó caminando con una sonrisa en los labios mientras miraba a su padre. Intenté interponerme, ese miedo sería menos fuerte si se enfrentaba a mí, pero sin ni siquiera mirarme Omega me alzó en el aire y sentí que mi garganta era presionada por una mano invisible y férrea.

    – [Dom]Jane… detente, tú no eres así.-[/Dom] intervino Dominic. Boqueé, tratando de coger aire. De nuevo me sentía como cuando era pequeño, luchando por respirar. Había vuelto a ser un niño indefenso que no podía luchar por su vida.

    – [Omega] ¿Y tú qué sabes cómo soy? [/Omega] – le espetó, dejándome caer. Boqueé a toda prisa intentando coger aire. Miré mis manos, con las pequeñas cicatrices a las que me había acostumbrado. No eran las manos de un niño, no me estaba ahogando. Solo explotaba mis miedos, pero de una forma que no dejaba nada que envidiar al demonio del miedo.

    – [Dom]Pa… para.. no…-[/Dom] escuché pedir a Dominic, sujeto esta vez por la mano de Omega en lugar de la telekinesis. Si emulaba perfectamente nuestros miedos, Dominic debía estar sintiendo que Omega le absorbía su poder y con él, su vida, acompañado de un dolor que era como sentir que cada terminación nerviosa de tu cuerpo estuviese atravesada a la vez por una aguja.

    – [Daniel]Dom no…[/Daniel] – me puse en pie y me abalancé contra Omega, pero algo me golpeó con fuerza en los tobillos haciéndome caer de nuevo. Me levanté lo más rápido que pude y la vi frente a mí.

    – [Sasha] Eres débil, aesir. Por eso ella se ha cansado de ti[/Sasha] – Sasha estaba en pie de guerra delante de mí, armada con el bastón que le había hecho y enfundada en el traje blanco que se había cambiado después de que Sarah se lo sugiriese.

    Antes de poder responderle que no era ella, que era solo un miedo, escuché un ruido sordo y me giré para ver a Dom inerte en el suelo, delante de Omega, que se desvaneció. El terror y el dolor me invadieron como en una oleada, apoderándose de mí. – [BlackMask]Solo otra vez. Aunque nunca has dejado de estarlo realmente.[/BlackMask] – se mofó el Rey Negro.

    – [Daniel]Solo es otro truco.[/Daniel] – dije, intentando convencerme. Pero Dominic no se movía ni se desvanecía. Corrí hacia él, dando la espalda a Sasha. Dom no tenía pulso ni respiraba. Intenté reanimarle, pero estaba completamente inmóvil, sin vida.

    Volví la mirada con rabia buscando al Rey Negro, pero solo vi a Sasha. Caminaba hacia mí, pero se detuvo y miró hacia otro lado. Al poco, Sarah se acercó a ella y le dio la mano para caminar juntas. Sarah estaba cambiada, llevaba un traje como el de Sasha pero en negro.  – [Sarah]¿Lo es?[/Sarah] – me preguntó. Su voz se parecía tanto a la de ella.

    – [Daniel]Sé que lo es.[/Daniel] – respondí intentando parecer firme. No temía que Sarah me dejase por Sasha, la conocía, sabía que quería estar conmigo. Pero…

    – [Sarah]Entonces no te importará que la bese. [/Sarah] –  replicó ella. Se giró para mirar a Sasha y el amor que sentí en sus ojos me partió el corazón. Seguía arrodillado en el suelo junto al cuerpo de Dominic y esa mirada me dejó clavado. Después, Sarah la atrajo hacia sí y sus cuerpos se fundieron en un apasionado beso que duró siglos.

    No sabía qué hacer, ahora, narrándolo, es muy distinto, pero en aquél momento la sensación de realidad estaba desapareciendo casi al completo por el efecto del poder de Rey Negro. No solo invocaba tus peores pesadillas delante de ti, si no que se alimentaba del miedo que generaba, haciéndose más fuerte y parasitaba tu cerebro sumergiéndote cada vez más en sus escenarios.

    No sabía qué hacer, tampoco podía luchar contra ellas por estar besándose. – [Daniel]No vas a poder.[/Daniel] – intenté luchar en vano. Estaba roto, creía de verdad que había perdido a mi mejor amigo y a mi amor y mejor amiga en un lapso de minutos.

    – [Sarah]Al final, me cansé de ti.[/Sarah] – continuó. Las palabras dolían más que los golpes del demonio. Empezó a embargarme una pena muy profunda, acompañada de rabia e impotencia. – [Sarah]Con ella era todo fácil.[/Sarah] – añadió, acariciando a Sasha con complicidad.

    – [Daniel]No. Sarah, por favor, no me dejes…[/Daniel] – le pedí. Ahora lo pienso y me avergüenzo no solo del miedo que había conseguido explotar el Rey Negro, si no imaginarme en rodillas, con los ojos anegados de lágrimas, rogando. No era bonito, pero la vida nunca es bonita. Los héroes no son invulnerables, también caen, tienen miedo y lloran. Si mis hijos leen algún día esto, quiero que sepan que su padre era humano.

    – [Sarah]Ella no arrastra su pasado como algo trágico.[/Sarah] – la sonrisa de Sarah me atravesaba. La luz de mi oscuridad se estaba convirtiendo en tinieblas. Siempre había temido que la muerte de mis padres me hubiese convertido en alguien que no era capaz de tener a nadie cerca. Había alejado a los MacLeod, me había alejado de todos cuando Sarah se fue al Palacio y al final, me había alejado de ella. Era culpa mía, yo la había perdido, había perdido a la persona que más quería en este mundo.

    – [Daniel]No.[/Daniel] – pedí. La sal de mis lágrimas se cristalizó en el suelo. Hacía frío.

    – [Sasha]Soy como tú, aesir.[/Sasha] – Sasha se acercó hasta mí. No comprendía que eso pudiera ser un miedo, ni siquiera intentaban atacarme, solo estaban diciendo la verdad. – [Sasha]Yo también pienso que es la luz de mi oscuridad.[/Sasha] – me puso una mano en el hombro, como si intentase animarme. Ese gesto fue mucho peor que si me hubiese golpeado. Al menos así habría sabido su propósito, pero eso solo hizo que me viese más inmerso aún en la pesadilla.

    – [Daniel]No. Nunca la querrás como yo.[/Daniel] – no quería mirarlas, no quería que me vieran así, llorando, pequeño, débil…incapaz de hacer nada por la mujer a la que amaba. Traté de lanzar un destello de luz con mi poder para despejar esa pesadilla, pero no pude. Me miré las manos y volví a canalizar mi poder. Nada. Ya no tenía poder.

    – [Sasha]Puede que no me creas ahora, pero cuando todo acabe, seguirás pensando en esto y al final, volverás a estar solo.[/Sasha] – añadió Sasha. No sería la última vez que tuviese esa pesadilla y eso quizá sería por culpa de esa frase, que me perseguiría durante mucho tiempo.

    Ya no era nada, sin Sarah no era más que un niño roto que juega a ser el héroe con espadas afiladas. Xander y Elle vinieron a mi cabeza y lloré incontrolablemente, ya no los conocería nunca.

    Mis pesadillas se prepararon para rematarme. Sentían pena de mí, querían ayudarme. Quizá debía dejarles, así todo sería más fácil. Podrían ser felices todos sin que yo les molestase. Fue entonces cuando un destello abordó mi mente.

    – [Sarah]No sé qué estás viendo, pero te quiero muchísimo[/Sarah].- escuché decir a la voz de Sarah. Miré al frente, no era esa Sarah, estaba seguro. Es difícil explicar cómo es hablar con alguien mentalmente, no es como una conversación por internet, no son solo palabras lo que vienen a tu mente, son también imágenes, esencias de esa persona. Resumiendo, la sientes cerca de ti, sabes que está ahí.

    Sarah estaba luchando contra Aaron, manteniendo el tipo contra su terrible fuerza. La admiré, embriagándome de la luz que desprendía en toda mi existencia. Sentía que los sombríos tentáculos del miedo se disipaban.

    – [Daniel]Sarah… Yo también te quiero. Puede que os haya visto a Sasha y a ti.[/Daniel] – me puse en pie. La pesadilla compuesta por Sasha y Sarah me observó como un depredador. Se juntaron más, volviéndose más íntimas, intentando a la desesperada explotar un miedo que ya no podían aprovecha. Tomé nota para agradecerle a April que me conectase con Sarah en un momento así, pero lo cierto era que no sabía cómo podría haber conseguido saber qué era lo que necesitaba, parecía obra de un telépata con más poder, y así era.

    Sarah soltó una carcajada. No una carcajada literal si no que se rió en persona y sentí en los ecos de su mente que se habría echado a reír. La comunicación mental es un tema complejo.- [Sarah]¿Estás seguro de que era una pesadilla?[/Sarah] – preguntó, mofándose.

    – [Daniel]Ahora que lo dices.[/Daniel] – respondí, echándome a reír. La forma de mi mente de ver la situación cambió completamente.

    – [Sasha]Eres un pervertido, aesir[/Sasha].- replicó la voz de Sasha. Era curioso sentir cómo su «presencia» se parecía más a la mía que al blanco impoluto y tranquilo de la presencia de Sarah. Nosotros teníamos más violencia, rabia y tristeza acompañándonos. Quizá por eso también se había explotado ese miedo, porque sabía que me parecía a Sasha.

    – [Daniel]Eh, sal de mi cabeza, Cazadora.[/Daniel] – respondí con familiaridad. Sabía por Sarah que la vida de Sasha había sido muy dura y también veía perfectamente lo que sentía por Sarah, así que podía ponerme en su piel viviendo día a día el miedo que yo había sentido durante unos minutos. Por eso sentía la necesidad de ayudarla y ser buena persona con ella.

    El efecto del Rey Negro se desvaneció del todo. Las Sarasha (así las llamaba Diana) íntimas desaparecieron. Miré detrás de mí y el cuerpo de Dominic también, pero seguía enfrentándose a Omega.

    – [Sarah]Dom, ¿qué está pasando?[/Sarah]- escuché preguntar a Sarah con una voz suave. Quien nos estuviera conectando era capaz de meternos a todos en una misma conversación mental. Nos habría venido bien tener a alguien así a menudo. La mente de Dom se sentía presente, pero tardó en responder.

    – [Dom]Jane… Omega esta aquí.-[/Dom] dijo finalmente. Yo que le estaba viendo sufrir a manos del Rey Negro le vi observando a su alrededor, alterado. Omega ya no le estaba estrangulando, en su lugar le estaba torturando con las muertes que había sembrado en aquél distópico futuro. El motivo de que la Iniciativa no pudiese ganar. Dos soldados de la misma intentaron coger a Dominic desprevenido, pero corrí hacia ellos y le defendí mientras se enfrentaba a su miedo. – [Dom]Owen…-[/Dom] dijo en su mente. Vi por el rabillo del ojo cómo se arrodillaba y aferraba un puñado de hojas. La visión debía ser muy intensa para él pero esta vez yo no estaba viendo nada, el Rey Negro parecía estar concentrándose en él después de no haber podido conmigo.

    – [Sarah]Piensa un poco: tus hijos no han nacido todavía. ¿Por qué dejas que El Rey Negro te diga que eres un mal padre?[/Sarah]- respondió Sarah, empatizando justo con lo que Dominic necesitaba escuchar. Era una líder, nadie podía negarlo. Estaba concentrada en ayudarnos mientras ella misma libraba su propio combate.

    Uno de los soldados iba derecho a disparar a Dominic, así que no me quedó más remedio que lanzar un tajo que le dejó malherido. Cayó al suelo, sangrando. El otro siguió atacando.

    – [Dom]Porque lo soy Sarah. Apenas recuerdo a los míos. No sé ser padre. No pude protegerlos…-[/Dom] pensó. Su cuerpo seguía acunando la imagen de su hijo sin vida mientras que Omega estaba plantada frente a él. El Rey Negro estaba disfrutando tanto de alimentarse de nosotros que no había decidido rematarnos a ninguno para conseguir lo máximo de nosotros. Ese era su error, confiaba demasiado en sus posibilidades.

    Entendía a Dom. Yo tampoco sabía qué tipo de padre podría llegar a ser. Recordaba con mucho cariño al mío, pero cuando estaba vivo no estábamos tan unidos. A mi me enfadaba tener que movernos tan a menudo de ciudad y él solía estar serio a menudo. Ahora podía entender que estaba preocupado por el ser que nos daba caza, pero siendo niño no tenía ni idea. Quería ser más cercano a mis hijos, que me vieran siempre como un apoyo.

    – [Sarah]¿Vas a dejar que un tío que coleccionaba caras te diga lo que eres? ¿Vas a permitir que tu pasado te defina?[/Sarah]- preguntó Sarah con ánimo. Era un orgullo escucharla hablar, bueno, dialogar mentalmente. Con Sarah no tenía ningún miedo respecto al tipo de madre que sería. Estaba seguro de que lo haría de maravilla.- [Sarah]¿Sigues siendo el mierdas que estaba cada día con una chica diferente?[/Sarah] – añadió, haciéndole reaccionar. Las Echolls tenían una vena empática envidiable.

    – [Dom]No, no lo soy. Quiero a Rebecca y…-[/Dom] empezó a decir mi amigo, poniéndose en pie lentamente. – [Dom]…y seré un buen padre. Por cierto, eso de colecionar caras es asqueroso.-[/Dom] replicó, cargado de una renovada confianza. Omega y el resto de visiones que debían plagar su mente se desvanecieron. Con las ilusiones rotas, el Rey Negro se mostró delante de nosotros. – [Dom]Gracias Sarah.[/Dom] – añadió Dom.

    – [Sarah]¿Gracias? La consulta de la psicóloga son 100 pavos, chato[/Sarah].- bromeó ella.

    – [Daniel]Te quiero. Nos vemos pronto.[/Daniel] – me despedí, enviándole todo el cariño que fui capaz de transmitir. Resultaba que no solo las palabras eran insuficientes, también las impresiones mentales. Sentí que me devolvía ese amor antes de cortar la conexión.

    Antes de enfrentarse a él, Dominic alzó en volandas al soldado al que me enfrentaba y lo mandó a la copa de un árbol, inconsciente. Se lo agradecí con un gesto y me arrodillé al lado del que acababa de cortar. Tenía una herida peligrosa y estaba a punto de desmayarse por la pérdida de sangre. Todos los Moondies lo habíamos hablado antes de entrar al combate, los soldados de la Iniciativa eran en su gran mayoría activos, personas que podían ser o no inocentes pero que estaban controladas mentalmente, así que había que hacer lo posible por ayudarles. Convoqué mi poder en mis manos y cerré su herida. No podía hacer mucho más y él perdió el conocimiento por el dolor, pero viviría. Es lo que Sarah habría hecho.

     

    Mi herencia de Cazadora sintió una oscuridad acercándose. Era una oscuridad cercana, conocida, una que estaba de nuestro lado. Una oleada de calor salió de la mano de Logan, que caminaba hacia el Rey Negro con la Espada del Caos en la mano izquierda.

    El Rey Negro interpuso varias pesadillas para resistir el ataque. Me pareció ver un astronauta, que debía de ser cosa de Logan, un demonio motero como los que habían atacado a Sarah que era cosa mía y un Dom que parecía haberse ahogado.

    Dominic le lanzó una onda telekinética que dio tiempo a Logan a ponerse a su altura.

    – [BlackMask]Un bufón con armas de destrucción masivas…[/BlackMask] – replicó, sonriendo mientras se limpiaba una gota de sangre. De pronto Logan se detuvo y alzó la Espada del Caos. De la hoja empezaron a surgir tentáculos de oscuridad que parecían engullirle. De entre las pesadillas surgió una cándida imagen de Mia. Me imaginé lo que estaba a punto de pasar, pero Logan no la vio aparecer, estaba intentando controlar la Espada, que al parecer se había descontrolado. En el lapso de unos segundos atravesó a la Mia aparecida con la hoja.

    – [Mia]Siempre he sabido que eras un asesino[/Mia].- le escuché decir. Dom y yo tratamos de acercarnos, pero tuvimos que lidiar con soldados de la Iniciativa y un par de protegidos de Z. Para Logan no iba a ser fácil librarse de los miedos, tenía demasiado equipaje emocional.

    – [Logan]No…no soy ningún asesino…fue un accidente.[/Logan] – replicó. Su poder estaba descontrolado, la hierba a su alrededor ardió y era imposible acercarse. La oscuridad cada vez le rodeaba más y lo peor era que parecía real. Esa espada tenía mucho poder y podía ser verdad que la influencia del Rey Negro la estuviese descontrolando.

    – [Daniel]Logan huye, son tus miedos. Si sigues aquí moriremos todos. Mia está a salvo, lejos.[/Daniel] – grité, intentando sintetizar todo lo que pensaba que Logan querría escuchar. No era el momento de instarle a superar sus miedos, ni siquiera lo conocía lo suficiente como para intentarlo o confiar en que lo conseguiría. A veces la mejor opción es huir.

    Logan dudó, tardó una eternidad en decidirse, pero finalmente se propulsó, alejándose a toda velocidad de nosotros con la espada a cuestas. El Rey Negro había conseguido incapacitarlo durante un buen rato. El efecto se le pasaría al alejarse, pero no iba a ser instantáneo.

    Nos tocaba a nosotros volver a enfrentarnos a él, pero con suerte, si seguíamos con fuerza y tenacidad conseguiríamos que se quedase sin miedos que mostrar y cuando se agotase, estaríamos ahí para detenerlo definitivamente.

    – [Daniel]¿Volvemos?[/Daniel] – le pregunté a Dom, a mi lado. Frente a nosotros el Rey Negro alzó un ejército de pesadillas ya conocidas. Versiones oscuras de nosotros, nuestros seres queridos y nuestros hijos, fantasmas de nuestros pasados, anhelos y temores. Pero volvimos a la carga. Albergábamos esperanza en nuestro corazón, porque era lo único que nos quedaba enfrentándonos a una guerra para proteger a la gente. Y siendo lo único que teníamos, no íbamos a dejarla escapar.

  • UN ACTO DE REBELDÍA

    Sasha | Apartamento

    Mañana

     

    Toc, toc.

    Por un momento, creí que seguía soñando, así que me di la vuelta entre el amasijo de sábanas y seguí durmiendo.

    Toc, toc.

    Abrí los ojos con cuidado, con miedo a una resaca que era prácticamente imposible que tuviese. Estaba todo cerrado a cal y canto, así que podían ser las diez de la mañana, las tres de la tarde o las doce de la noche. Me fijé en la mierda de apartamento en el que estaba y del que ya debía dos semanas: ropa tirada por el suelo, latas de cerveza, envoltorios de comida rápida y colillas. Empecé a tener recuerdos fugaces de la noche anterior: cigarrillos, labios rojos, rubia, tetas pequeñas. Se llamaba Stacy o quizás Tiffany. Ah no, que era Miranda. Decía que no le gustaban las tías, pero que quería experimentar y yo que siempre había sido una amante de las causas perdidas, me la traje a casa. También es verdad que estaba de un humor de perros después de la fiesta de los amigos de Sarah. Por suerte, ya se había ido cuando me desperté. Supongo que fue una mierda de polvo de rebote para las dos.

    (más…)

  • BEGINNING OF THE END

    3×14 – BEGINNING OF THE END

    Christopher MacLeod | La Nave

    El azúcar cayó sobre la superficie negra e inmaculada del café, provocando ondas bajo mi distraída mirada. Removí con la cuchara y me apoyé en la pared del gimnasio, ocupado en ese momento por un entrenamiento de los Satellites a manos de Dominic y Daniel.

    – [Dom]Kuruk, te quedan diez para batir tu propio record. Tienes que llegar a veinte más.[/Dom] – las proezas físicas de Kuruk no dejaban de sorprender. Llevaba casi una centena de circuitos completos, compuestos por flexiones, skipping osentadillas con salto. Un total de cinco ejercicios diferentes que combinaban fuerza, resistencia, flexibilidad y velocidad. Estaba a punto de batir su récord y apenas había empezado a sudar hacía diez circuitos.

    Me paré a pensar en los circuitos que podría llegar a hacer yo en ese mismo instante. Ser licántropo me hacía ser ligeramente más resistente, muy ligeramente, porque la verdadera «ventaja» era física al estar transformado y los sentidos más agudizados continuamente, pero ni con esa ligera mejora sería capaz de pasar de cinco con el cansancio acumulado por los planes, las tres noches de transformación a mis espaldas y la paternidad reciente.

    Tener un bebé de menos de un mes que demanda constantemente tu atención es agotador, pero si a eso le sumas dos trabajos y una presión constante por salvar vidas, la mezcla se convierte en un cóctel terrorífico. Por el trabajo no podía quejarme, en la Universidad nos habían dado tiempo y flexibilidad tanto a Diana como a mí para cuidar de Amy. Pero para salvar el mundo no había esperas ni pausas.

    El tres de junio tendría lugar la batalla de Ripper, estuviésemos preparados o no y ya estábamos a quince de mayo. El Día Internacional de la Familia que para mí había comenzado levantándome dolorido, cansado, solo y desnudo en una celda. La única interacción con mi familia por el momento había sido hablar con Diana en cuanto comprobé que las dos estaban despiertas para ver cómo estaban y qué tal había sido la noche. Mientras me contaba todas las veces que se había despertado de madrugada y había tenido que volver a dormirla durante horas mientras Amy no dejaba de emitir un ruido que parecía un aullido, no podía dejar de sentirme culpable por no haber estado allí, por mucho que Diana intentase quitarle hierro al asunto.

    No dejaba de darle vueltas a mi decisión en las Pruebas y en si tenía que haber elegido la pócima que curaba la licantropía. Siempre terminaba en la misma conclusión, para entonces ya era tarde, Amy podría ser licántropa de todas formas y si no hubiera cogido el amuleto, Diana podría serlo también. En ese punto es cuando empezaba a pensar si no tendría que haber hecho como Fenris, haber aprendido a controlar esa parte de mí en lugar de huir de ella.

    – [Daniel]Tienes que saber que es parte de ti, controlarlo en cada movimiento, con cada impulso. Puedes hacerlo.[/Daniel] – volví al presente al escuchar las palabras de Daniel, confuso por un momento al pensar que se refería a mí. Pero no, estaba al lado de Magnolia, que estaba concentrada en un pequeño montoncito de arena al que intentaba dar diferentes formas geométricas. Daniel reparó en mi mirada y me dirigió un gesto de ánimo con la cabeza.

    Al volver a la realidad me percaté de que April y Ted no dejaban de charlar en una esquina. – [Dom]Chicos, la conversación en vuestras mentes.[/Dom] – les reprendió Dominic. Contuve una sonrisa por lo literal de la reprimenda. Su entrenamiento consistía en ese momento en conversar mentalmente para intentar practicar de cara al combate, donde podría sernos muy útil, aunque fuese para mantener distraído a Mental.

    – [Carmela]A mí no me vengáis con más figuritas que estoy hasta el coño.[/Carmela] – intervino Carmela con su marcado acento italiano y una voz engravecida por una adicción de la que intentábamos curarla. – [Carmela]Un cartón de tabaco es lo que necesito.[/Carmela] – sentenció. Daniel y Dominic se miraron sin saber qué decirle.

    – [MacLeod]Ya has tenido suficientes avisos, Carmela.[/MacLeod] – le respondí, tan serio como solía estarlo cuando se trataba de un tema vital. La maldición de Carmela le había dado un poder completo, incluyendo cambios en sus pulmones para protegerse del humo, pero el tabaco tiene más sustancias nocivas además del propio humo, así que la habíamos convencido para dejarlo, todavía peleando con ella a menudo. Para que pudiera seguir utilizando su poder habíamos conseguido dar con la única alternativa posible, un hervidor portátil de agua para vaporizarse vaho de hierba de eucalipto entre otras. Así que ahora cada vez que usaba su poder nos dejaba a todos la nariz despejada.

    Carmela refunfuñó por lo bajo y agitó con brío el vaporizador para inhalar el vapor, que transformó en un gigantesco corte de manga. Negué con la cabeza mientras algunos intentaban contener la risa.

    – [Dom]Recuerda Joey, solo la cantidad necesaria de poder.-[/Dom] escuché decir a Dom, intentando volver al entrenamiento. Joey estaba golpeando un saco de boxeo que se movía como si estuviera lleno de plumas. – [Dom]Tienes que controlar la cantidad de tinta que usas en tus golpes. Usar solo medio tatuaje en lugar de todo.-[/Dom] cada vez que les veía entrenando a los Satellites, tanto Dom y Daniel como los demás, me sentía orgulloso de lo que hacían y de lo que conseguirían hacer cuando ese lugar pasase de ser una nave industrial a una escuela. No les estaban entrenando para ser letales, para ampliar sus poderes y hacer daño. Ellos les entrenaban para conocer sus poderes y controlarlos, para tener siempre presente lo bueno y lo malo que podían hacer con ellos y para proteger a los que no tenían esos dones.

    Terminé el café y caminé hasta la salida, pasando al lado de Daniel y Nicholas.

    – [Daniel]Nicholas, ¿cómo lo llevas?[/Daniel] – escuché que le preguntaba. Daniel le había entregado a Nicholas el último trozo del metal que había cogido en la Iniciativa para intentar replicarlo y reproducir las armas que pudiera para el grupo.

    – [Nicholas]He conseguido crear un par más a partir de los materiales que sobraron de la construción de la nave.-[/Nicholas] comentó con un deje nervioso en la voz, señalando un par de piedras pequeñas que tenía en una mesa. Se colocó las gafas y observó a Daniel. – [Nicholas]Si, solo esto ha salido de todo el material. Este metal es muy raro y el intercambio de material debe ser mayor. [/Nicholas] – explicó. En el mundo real nunca había noticias demasiado buenas, simplemente ibas tirando con lo que tenías.

    – [Daniel]Te buscaré más. ¿Hará falta menos si es algún tipo de metal más «cercano»?[/Daniel] – preguntó Daniel. Sería difícil encontrar un metal cercano, pero por poco que pudiera aproximarse sería una mejora y nos vendrían muy bien esas armas viendo la amplitud y el armamento de los dos bandos entre los que nos íbamos a interponer.

    – [Nicholas]Si. Cuanto más se acerque a este metal menos cantidad será necesaria usar.-[/Nicholas] sentenció el joven alquimista subiéndose las gafas. Otro Christopher con más tiempo libre y menos obligaciones habría pasado una buena temporada investigando sobre la alquimia para ayudar a Nicholas y por el mero afán de sabiduría. Este Christopher no podía, tenía demasiadas cosas que ordenar en la cabeza y estaba demasiado cansado y preocupado como para hacerlo con la tranquilidad habitual, así que tenía que echarle tiempo, paciencia y ser muy metódico.

    Daniel asintió, pensativo. – [Daniel]Buen trabajo.[/Daniel] – añadió dándole un ligero apretón en el hombro antes de volver a los entrenamientos, esta vez para asegurarse de que David conseguía romper una hilera de botellas de cristal vacías con su grito. Me reí en mis pensamientos, en el cine y la televisión siempre lo hacían con copas, aquí no teníamos dinero para desperdiciarlo en copas para romper.

    – [MacLeod]Estaré en la biblioteca.[/MacLeod] – me despedí antes de abrir la puerta que daba al pasillo. Daniel y Dom asintieron y continuaron con el entrenamiento. Todos teníamos mucho que hacer. Demasiado.

    Caminé en silencio hasta la biblioteca de la Nave, que por el momento no era más que una declaración de intenciones con algunas mesas de estudio y estanterías, de madera creada por Nicholas y trabajada por Kuruk e Hiroshi, ocupadas en una cuarta parte de su capacidad por libros que habíamos llevado entre todos y alguna donación del Consejo, que esperaba que fuese mayor en el futuro.

    En cuanto abrí las puertas, vi que la biblioteca no estaba vacía. En una de las mesas estaba Matías, absorto en varios mapas en tamaño A1 que tenía cubriendo toda la mesa. – [MacLeod]Buenos días, Mati.[/MacLeod] – le saludé, en español. La mayor parte del tiempo dejaba de ser consciente de mi poder y terminaba preguntándome en qué idioma me escuchaba hablar la gente.

    – [Matias]Buenos días, Christopher.[/Matias] – respondió. Las conversaciones con Matías eran especialmente confusas porque hablaba con fluidez varios idiomas y me costaba trabajo distinguir en cuál hablaba en ese momento, si en el mío nativo o en el suyo. Aunque lo cierto era que diferenciarlo no era más que una vieja costumbre poco práctica. – [Matias]He terminado con el análisis. Te lo he dejado encima de la mesa y he enviado una copia al grupo por correo. [/Matias] – comentó, apilando sus mapas en un lado de la mesa. Matías se estaba encargando de un trabajo a la altura de su intelecto. Estaba recopilando información de todas las fuentes posibles y analizándola para determinar los puntos de mayor riesgo para la población el día del ataque, de esa forma podríamos centrar nuestros esfuerzos en proteger a la gente en esas zonas o evitar que fuesen hacia allí. – [Matias]Voy a ir a comer algo de media mañana.[/Matias] – explicó mientras cogía su mochila. Matias era un cliente asiduo de un local de comida rápida que habían abierto unos bloques más allá, pero sus visitas no se debían solo a su aprecio natural por la comida, si no a que su cerebro consumía mucha más energía que un humano corriente.

    – [MacLeod]Que aproveche.[/MacLeod] – le deseé, agradeciendo en parte quedarme solo para ordenar mis pensamientos. Eché un vistazo al móvil para ver si Diana había escrito algo. No tenía ningún mensaje, así que me preocupé por si algo iba mal con Amy, que había estado muy agitada las tres últimas noches. También me habría preocupado si me hubiese escrito.

    Busqué una mesa frente a un ventanal para aprovechar la luz del día y apoyé la taza de café en un posavasos mientras sacaba de mi maletín mi diario.

    Hacía ya unos años que todos habíamos decidido empezar a escribir nuestras vivencias en diarios personales, para asegurarnos de que lo que vivíamos no quedaba en el olvido y esa información le resultaba útil a alguien en algún momento, quizá a nuestros propios hijos.

    Pero mi diario tenía una peculiaridad. Llevaba ya varios escritos porque no solo narraba mis experiencias de una forma bastante detallada, si no que usaba las páginas finales para tomar notas, apuntar ideas y guardar nuevos conocimientos.

    Abrí el actual por la sección de anotaciones correspondiente a la ‘Batalla de Ripper’ y me fui a una página en blanco para volcar mis pensamientos y mis recuerdos de lo que habíamos visto en el futuro.

    • La batalla será el tres de septiembre.
    • En las azoteas del edificio Lenora se podían ver los nombres de los fallecidos en la Batalla, exceptuando los de aquellos que consideraron enemigos. Había demasiados y conocía varios de ellos: alumnos y profesores de la Universidad, vecinos…
    • La Iniciativa será eliminada completamente y con ella todos los que intenten defender a los inocentes que están allí.
      • Esa masacre pondrá claro el objetivo del Gobierno contra los sobrenaturales.
    • El bando negro está esperando la oportunidad para derrocar a los otros dos bandos y tomar el control, pero esperarán a ganar todos juntos y acumular suficiente poder.
      • Es imposible convencer a Z de que le van a traicionar.
    • Dieron por muerta a Butterfly, eso le dio la oportunidad a Omega de tomar su lugar y desencadenó la muerte de Sasha y de Sarah.
      • Debemos proteger a Butterfly nosotros mismos porque Z no nos recibirá salvo para formar parte de su bando.
      • Si algo ocurre, Sasha será la siguiente, hay que protegerla pero es solitaria, Sarah es a la única a la escuchará.
    • Z es el Director de Inteligencia Nacional con todo lo que eso implica, y tiene una potenciada que manipula la tecnología.
      • Por tanto tienen ojos en todas partes y más tendrán cuando inventen el Omnilens.
      • Por tanto controlan los medios de comunicación.
    • Valcranneo Logoon. De nuevo ese nombre. Lo he leído en mis notas de la época del Soberano, pero no recuerdo qué significa…

    – [Ed]Te vas a quedar sin margenes en los que escribir.-[/Ed] habló una voz familiar. Me giré para ver a Ed acercándose. O se había vuelto muy sigiloso, o yo estaba demasiado absorto.

    Le devolví una sonrisa cansada. Mis ojeras debían haber evolucionado ya a tener consciencia propia. – [MacLeod]Ni siquiera te escuché entrar.[/MacLeod] – comenté, siendo sincero. Ed se sentó en una silla cerca de mí y echó un vistazo a las dos páginas que cubrían ya mis anotaciones. – [MacLeod]Desde que está Amy mi cabeza no está como para contener todo esto.[/MacLeod] – admití, sonriendo, pero ligeramente frustrado.

    – [Ed]Si detenemos a ambos nada de lo que vimos tiene porque ocurrir.-[/Ed] comentó él, esperanzado. Ojalá pudiera tener la misma esperanza que él, pero no dejaba de ver nuestra tarea como algo titánico y casi un imposible, pese a que fuéramos expertos en eso. Por suerte ya estaba Ed para mantener a buen recaudo el tesoro de Pandora.

    – [MacLeod]¿Te importaría echarme una mano?[/MacLeod] – le pregunté. – [MacLeod]Necesito pensar en voz alta y que alguien me ayude por si algo se me escapa.[/MacLeod] – expliqué. Necesitaba repasar todos esos acontecimientos y empezar a materializar los planes, pero temía que con el cansancio algo se me pasara por alto.

    – [Ed]Por supuesto.-[/Ed] replicó él, colocando la silla de manera que quedó frente a mí, listo para escuchar.

    – [MacLeod]Por un lado tenemos la fecha concreta.[/MacLeod] – pasé la página y escribí ‘3 de Junio’ en la esquina superior derecha. – [MacLeod]Eso es menos de un mes.[/MacLeod] – no era fácil admitirlo, pero el tiempo corría en nuestra contra. – [MacLeod]Si ganan ya hemos visto lo que pasará y lo que harán con la Iniciativa y los que intenten detenerlos.[/MacLeod] – escribí en el lado izquierdo Iniciativa y en el derecho, Z. En el centro escribí Ripper y lo rodeé con un amplio círculo. Estábamos en medio de una lucha de titanes. – [MacLeod]Además de los que cojan por el medio.[/MacLeod] – empecé a marcar puntos en el círculo de Ripper intentando no recordar los nombres que había visto en el futuro, ni nuestras muertes y las de nuestras hijas e hijos en ese intento de volver a la normalidad.

    – [Ed]Tenemos la ventaja de saber cuando va a atacar Z, algo que dudo que sepa que conocemos.-[/Ed] respondió Ed. Por lo que Sarah y los demás que habían estado en el Palacio habían dicho, Z contaba con al menos una bruja experta en conjuros para ver el futuro, así que no podíamos estar seguros de lo que sabía o lo que no, pero tampoco tenía tiempo como para estar continuamente atisbando el futuro. Teníamos que confiar en que, si lo intentaba, no diera con un momento del tiempo que descubriera nuestro plan. Sondear el tiempo es una ciencia inexacta, nosotros mismos no pretendíamos ver un futuro tan distante, pero nos adaptamos a lo que vimos y obtuvimos respuestas, probablemente gracias a la guía de los Daësdi, una ayuda con la que ellos no contaban. Sería mejor preocuparnos por otras formas que tenía Z de saber lo que ocurría.

    – [MacLeod]Z es un alto miembro de Inteligencia Nacional y la Iniciativa tiene otra parte amplia del Gobierno, especialmente las fuerzas militares.[/MacLeod] – planteé, desmontando y volviendo a montar el bolígrafo mientras pensaba. – [MacLeod]Es muy arriesgado descubrirnos, pero tenemos que hacerlo.[/MacLeod] – afirmé. No teníamos otra opción esta vez. Lo habíamos estado comentando todos durante una temporada y no terminábamos de llegar a un acuerdo, pero no teníamos otra opción. Además, las grabaciones de Dom utilizando su poder bajo el influjo del espectro musical eran virales dentro de Ripper, pero de boca en boca. A alguien no le interesaba que se propagasen. – [MacLeod]Filtrarán cualquier información por los medios de comunicación, así que a los que podamos avisar, tendrá que ser en directo. En algún gran evento.[/MacLeod] – era nuestro único recurso, descubrirnos frente a todo el que pudiéramos de una forma que no esperasen.

    – [Ed]¿La gala de recaudación de fondos de Fenris?-[/Ed] sugirió Ed, dando la solución. Era curioso cómo tenía una buena idea pero la presentaba como una pregunta para no hacer la sugerencia invasiva. Ed era todo lo contrario a la beligerancia.

    – [MacLeod]Es una buena idea.[/MacLeod] – le reconocí. Todos los años, Construcciones Fenris llevaba a cabo una gala de recaudación de fondos entre sus accionistas y algunos de los miembros más pudientes de Ripper. Cuando volvió de su viaje al Tíbet, Fenris convirtió la fiesta en un evento público que le ganó el cariño de la gente. Después, tras su captura por parte de la Iniciativa y al desvincularse poco a poco de su empresa, los accionistas la habían estado celebrando de la forma habitual.  – [MacLeod]Podemos hablar con él para que organice el evento en un lugar abierto con algo que llame la atención de la gente de a pie.[/MacLeod] – añadí. Quizá era el momento de que volviese a realizar el evento a gran escala.  – [MacLeod]Ahí será el momento de hacer el anuncio. De descubrirnos, para bien o para mal.[/MacLeod] – finalicé, pensativo. Si las cosas salían mal, no tendríamos descanso nunca, podríamos perderlo todo. Pero lo que sabíamos sobre el mundo nos ponía en la obligación de hacer algo para evitar que la gente saliese herida. Los héroes no son tales si no tienen nada que perder.

    – [Ed]Música, comida… eso siempre atrae gente.-[/Ed] intervino Ed, dando por buena nuestra idea. Tomé nota, alguien tendría que hablar con Fenris. Quizá Sarah, Diana o Lucy, tenía debilidad por las Echolls. Aunque en la boda de Elizabeth había intimado mucho con Karen.

    – [MacLeod]Lo difícil será el discurso.[/MacLeod] – aseguré. No por saber qué decir. Tenía presente lo que necesitaba decirse aunque no tuviera claro el orden. El problema estaba en que no era yo quien debía hacerlo, y tenía que convencer a esa persona para presentarse delante de centenares de personas y descubrir un secreto que llevaba años guardando.

    – [Ed]Cuando la gente vea lo que somos capaces de hacer, las palabras apenas serán necesarias… salvo que se asusten y cunda el pánico.-[/Ed] alcé las cejas en una mueca de preocupación. No era capaz de preveer la reacción de la gente. Se escapaba a mi control y eso me inquietaba.

    – [MacLeod]Un problema de cada vez.[/MacLeod] – propuse, más para mí que para él. Intenté dar por solucionada esa parte ahora que teníamos un esbozo de plan. – [MacLeod]Después tenemos a la tercera jugadora, Omega.[/MacLeod] – escribí su nombre en la parte superior y tracé una flecha hacia Z, cerca del que escribí ‘Beatrix’ y ‘Butterfly’.  – [MacLeod]Por lo que sabemos Z la dará por muerta y es ahí cuando Omega ocupará su lugar y tomará su poder.[/MacLeod] – le recordé, señalando el nombre de Butterfly. Z no nos escucharía y Butterfly era una seguidora ferviente, así que no podíamos confiar en solucionar eso hablando.

    – [Ed]Debemos tener cuidado con ella, por lo que hemos visto ya esta aquí. Y por sorprendente que parezca es peor que cualquiera de estos dos.-[/Ed] puntualizó Ed, señalando los nombres de Z y de Preston.

    – [MacLeod]Lo sé.[/MacLeod] – respondí de forma casi automática, porque mi mente estaba ya en otro lugar. Omega era Verónica Preston. En ese mismo diario que reposaba sobre la mesa estaban varias páginas de anotaciones sobre el otro futuro que habíamos visto, si la Iniciativa ganaba. Ese futuro terminó con Verónica viajando al pasado y Ezra yendo tras ella. Si Verónica había llegado hasta aquí, ¿también lo habría hecho él? Sin duda eso era algo que Ed también se estaría preguntando. No quería estar en su lugar.  – [MacLeod]Pero al parecer en esta época estaba débil, así que si evitamos que coja a Butterfly, habremos evitado gran parte del problema.[/MacLeod] – añadí intentando buscar un punto de esperanza. Ella misma lo había dicho en el futuro, que no atacó a Z durante mucho tiempo porque estaba débil por algo que le habían hecho. Si eliminábamos su oportunidad de conseguir a Butterfly, le robaríamos su plan maestro y tendría que retirarse. No podíamos hacer otra cosa por el momento, teníamos demasiados frentes como para enfrentarnos también a ella ahora, y si nos viese, estando en desventaja, jamás se descubriría.

    – [Ed]La tendremos vigilada.-[/Ed] afirmó Ed. No lo dudaba, sabía que él mismo se tendría que encargar de mantenerla bajo vigilancia gracias a su poder. En cuanto Ed detectase algo raro, iríamos a por ella.

    – [MacLeod]En cuanto veáis la oportunidad, tenemos que ponerla bajo nuestra protección.[/MacLeod] – añadí, aunque no era necesario decirlo. Teníamos que elegir el momento perfecto para que la gente de Z no se nos echase encima. – [MacLeod]Lo que nos lleva al siguiente intento, Sasha.[/MacLeod] – continué hilando nuestra red de acciones. Tras «perder» a Butterfly, irían a por Sasha, y si eso no les salía bien, irían a por Sarah. De cualquier forma, teníamos el deber de proteger a Sasha, yo especialmente. – [MacLeod]Es demasiado solitaria, Sarah ha dicho que hablará con ella y la convencerá de venir aquí o a casa de alguno de nosotros para estar protegida.[/MacLeod] – aseguré. Era la única a la que escucharía.

    – [Ed]Si, no podemos estar solos y desprotegidos en este momento.-[/Ed] comentó Ed. Tenía toda la razón, todos estábamos en peligro potencial. No podía dejar de pensar en Amy y Diana, que merecían estar juntas y disfrutar y sin embargo teníamos que estar preocupados por su seguridad.

    – [MacLeod]Podemos hacer refugio aquí para cualquiera que lo necesite. Hay que estar preparados para que gente de a pie salga herida.[/MacLeod] – añadí. La Nave tenía bastante espacio y podía convertirse en un refugio improvisado, igual que la Universidad, Mercy y los O.W.L.S ya estaban preparados.

    Ed asintió en silencio. Había visto con sus propios ojos lo que era un mundo en el que la gente a la que quieres sale herida, una tras otra y ahora nos enfrentábamos de nuevo a una perspectiva igual.

    – [MacLeod]Por lo demás, el resto es preparar el combate.[/MacLeod] – continué, garabateando en la hoja algunas de las cosas que necesitábamos tener. – [MacLeod]Entrenar a los Satellites, preparar armas, encantar los trajes que va a preparar Lucy…nada estará de más.[/MacLeod] – aseguré. Todo lo que pudiéramos conseguir a nivel de protección sería necesario.

    Continuamos un rato más repasando una a una las ideas y los puntos críticos de todo lo que estaba por venir. Un repaso que me ayudó a desconectar de la carga mental que llevaba varios días rondándome la cabeza. Con el descanso de tener planes trazados, podía permitirme disfrutar de Diana y de Amy durante un buen rato. Me lo había ganado.

    – [Ed]Bueno, te dejo que sigas garabateando en las esquinas. Tengo que ver a Diana para los encantamientos de protección.-[/Ed] afirmó. No dejaba de sentirme culpable por no encontrar una forma de evitar que Diana entrase al combate y pudiera estar con Amy. Pero sabía que no había nada que pudiera hacer y aunque pudiera, Diana jamás evitaría luchar para proteger el futuro de su pequeña y de todos a los que quería.

    Me despedí de Ed y tomé un par de notas más antes de llamar por teléfono a Diana. Mi segundo momento favorito del día. El primero iba a ser esa tarde cuando estuviera con ellas.

    Confiaba en que la paciencia fuese recompensada, que los momentos que todo lo que estaba ocurriendo me estaban robando con ellas, se convirtiesen en un periodo de paz en el que pudiéramos estar juntos y disfrutar como personas normales.

  • EL DESPERTAR DEL ALMA

    Diarios de Destino | Hotel White Candle, Merelia

    MAÑANA

    hotelwhitecandle

    La Elegida, el Invocador y la Costurera atravesaron a toda velocidad las puertas del hotel, con un rápido saludo al amable recepcionista que había terminado bailado sobre una mesa el día anterior, en la boda de Elizabeth.

    Habían recorrido todo el camino desde el hospital hasta allí en un silencio obligado, para no extrañar hablando de exorcismos a un taxista que nada sabía del mundo sobrenatural. Cuando finalmente les dejó en el aparcamiento del hotel, pudieron hablar apresuradamente de lo que había que hacer.

    – [Sarah]Hay que avisar a alguien[/Sarah].- planteó la Elegida, intentando trazar una estrategia. Siempre era más difícil pensar en frío en una situación tan acuciante.- [Sarah]No podemos solos[/Sarah]. – admitió con pesar. La expresión «el peso del mundo a sus espaldas» encajaba perfectamente con Sarah Echolls. A veces deseaba volver a ser aquella chica que se lamentaba de lo que el destino le había impuesto e intentaba huir de ello, pero después pensaba en todo lo bueno que le había traído, a pesar de las desgracias, y tenía miedo a ser de nuevo esa muchacha.

    – [Ed]Esperemos que Vincent, Bill y Karen…no hayan regresado ya a Louna.[/Ed] – comentó el hechicero con resuello.

    – [Sarah]Y voy a avisar a Logan[/Sarah].- añadió ella, haciendo una pausa para escuchar las quejas ya por costumbre, pero Ed no iba a quejarse. Ed daba muchas oportunidades a todo el mundo.

    En ese instante, mientras subían las escaleras de dos en dos, guardaban de nuevo silencio, ocupados en sus respectivas tareas. Edward repasaba nerviosamente lo que sabía del conjuro que tenía que obrar sobre Sarah, centrándose compulsivamente en lo que podía salir mal. Sarah por su parte intentaba avisar a todos los que podía para que les ayudasen, reteniendo a sus perseguidores mientras que el resto de Moondies llegaban para sumarse en la defensa. Lucy por su parte no sabía qué hacer, pero sí sabía que quería ayudar en todo lo posible a su pareja y a su hermana materna recién descubierta.

    La Elegida se sentía frustrada por tener que pedir a los demás que se arriesgasen por ella, pero en ese momento no sabía qué más hacer y sabía que no era una de esas veces en las que podía hacerlo sola. No quería arriesgarse a volver a ese lugar, a terminar en manos de Z y sus secuaces.

    Entraron en la habitación que compartían Edward y Lucy y éstos se sentaron un instante para tomar aliento mientras Sarah, que prácticamente no había sudado con la carrera, continuaba avisando al resto y respondiendo a su hermana para asegurarse de que ni a ella ni a Christopher les daba un ataque o intentaban hacer una locura.

    Ed cogió el teléfono y marcó el número de la habitación de Bill para avisarle, aunque cuando lo hizo descubrió que Diana se había adelantado y Bill estaba a punto de salir hacia allí.

    En ese momento alguien llamó a la puerta y Lucy, después de mirar por la mirilla, abrió. Eran Vincent y Mara, que seguramente por sus ropas estaban en la piscina cuando Diana les había avisado. Idris iba en brazos de Mara. – [Lucy]¡Qué rapidez![/Lucy]- respondió con una sonrisa. La Elegida se preguntó si Lucy no se parecería más a ellas en algunas cosas que la propia Kaylee, porque esa sonrisa parecía esconder de una forma totalmente aparente las inseguridades o temores que pudiera tener.

    – [Sarah]Será mejor que Lucy se lleve a Idris, porque son los que más peligro corren[/Sarah].- aconsejó ella, dedicándoles una mirada a la que la aludida respondió con un asentimiento, cogiendo a Idris en brazos y cogiendo la llave que Vincent le tendía para resguardarse allí.

    – [Vincent]Bill está de camino y Karen salía ahora de la habitación.[/Vincent] – explicó Vincent dejando la bolsa de la playa en el baño.

    Antes de que la puerta se cerrase tras Lucy, Bill apareció por el arco de la misma, con un ceño fruncido que iba dirigido a la constante cháchara que Keli parecía tener ese día.

    – [Bill]Qué ocurre, ¿todo bien en el hospital? -[/Bill] preguntó intentando hacer caso omiso a la voz que hablaba en su cabeza. Diana no había debido tener tiempo para mucho más que para decirle que fuera en su ayuda. Eso decía mucho de los pocos motivos que necesitaba Bill para ayudar a otra persona. Karen llegó segundos después.

    – [Sarah]Gracias por venir[/Sarah].- dijo Sarah mirándoles. Después hizo una pausa y se mordió el labio, nerviosa. De nuevo le asaltó la carga de tener que pedirles que la defendieran.- [Sarah]Cuando venga Logan, os explico a todos lo que pasa[/Sarah].- añadió. No le apetecía tener que decirlo demasiadas veces.

    – [Mara]¿Logan…?[/Mara]- preguntó Mara torciendo el gesto. Lo suyo con Logan no había terminado demasiado bien después de todo.

    – [Ed]Créeme, necesitamos toda la ayuda de la que dispongamos.-[/Ed] intervino Ed acudiendo en ayuda de Sarah.

    Unos segundos después alguien llamó a la puerta. Al abrir se encontraron a una Mía sonriente.

    – [Wing]¿Es una fiesta?[/Wing]- preguntó con una sonrisa. Detrás de ella venía Logan con gesto agrio en el rostro, pero que pareció animarse al no ver a Daniel en la sala, y volvió a torcerse al ver a Mara y Vincent. Sarah había avisado a Mia para que fuesen.

    – [Sasha]Si es una fiesta, falta la música[/Sasha].- replicó la voz de Sasha detrás de ellos. Entró y cerró la puerta tras ella antes de apoyarse en el murete de la entrada. Logan la observó de reojo. Sarah también la había avisado y le dedicó una sonrisa al verla a la que la Cazadora respondió guiñándole un ojo.

    – [Sarah]Los de Z nos persiguen[/Sarah].- resumió rápidamente. Mia ahogó un grito de sorpresa. El resto se limitaron a observar.

    – [Vincent]¿A nosotros directamente?[/Vincent] – preguntó extrañado. Parecía que el enemigo lógico de Z era la Iniciativa, pero el propio Director tenía una agenda privada más importante para él que consistía en recuperar a Beatrix. Y para eso necesitaba a Sarah.

    – [Sarah]A ver, esto es largo…[/Sarah]- admitió llevándose una mano a la frente. Los nervios hacían que los pensamientos y el discurso que había pensado se agolpasen en su mente. Ed no podía ayudarla demasiado tampoco en ese instante porque continuaba repasando nerviosamente el conjuro, asegurándose de que lo conocía todo para no equivocarse.

    – [Karen]Sarah no está sola. Con ella hay otra rubia[/Karen].- apuntó Karen para ayudarla. Sarah la observó durante un instante, asustada e impresionada por la capacidad de Karen para ver las almas de los difuntos.

    – [Logan]Todos podemos verla.[/Logan] – replicó Logan con una sonrisa mirando en dirección a Sasha. Sarah se sonrojó visiblemente.

    – [Karen]Cariño, menos mal que estás bueno, porque eres el tío más tonto del universo[/Karen].- le espetó Karen alzando una ceja. Logan se calló, más por la mirada que le dirigió Mia cuando se dispuso a hablar que por su propia predisposición.- [Karen]Hay un espíritu con ella[/Karen]. – puntualizó, por si Mia se había tomado al pie de la letra la broma de Logan.

    – [Vincent]La esposa fallecida de Z, o algo así, ¿no?[/Vincent] – comentó Vincent mirándoles. Sarah tenía el pelo de punta, una cosa era haber hablado con Beatrix en su subconsciente y saber que estaba allí, con ella, y otra darse cuenta de que estaba poseída por una difunta.

    – [Sarah]Ed tiene que ayudarme a sacar a Beatrix[/Sarah].- aclaró la Elegida con un asentimiento de cabeza. Ed desvió la vista, nervioso cuando las miradas se centraron en él.

    – [Vincent]Y la gente de Z viene a hacerlo antes que vosotros.[/Vincent] – preguntó Vincent empezando a recomponer lo que estaba pasando.

    – [Sarah]Necesitamos que nos ayudéis para que Ed pueda llevar a cabo el ritual[/Sarah].- pidió dedicando unos instantes para mirar a Logan pidiéndole que se comportase. Necesitaban tomárselo muy en serio porque Z había enviado a esos miembros de Gambit por una razón. Eran los que estarían dispuestos a hacer cualquier cosa por cumplir la misión.

    Edward se apoyó en la mesa de la habitación y cerró los ojos mientras su mente era arrastrada inconscientemente a otro lugar. Un lugar del que solo era testigo, pero sin poder actuar.


    APARCAMIENTO DEL HOSPITAL

    parkinhospital
    No había rastro de los enviados de Z, que habían conseguido huir gracias a la combinación de sus poderes sin que los Moondies pudiesen retenerlos, después de un combate que había parecido quedar en tablas. Duke se dirigía en ese momento a toda prisa al ascensor, de camino a avisar a Christopher y a Diana de lo que había pasado. Dominic, por su parte, al lado de una Rebecca preocupada, estaba hablando por teléfono con los Satellites para pedir su ayuda.

    Daniel se encontraba en ese momento junto a su hermana, Cara Elle, haciendo cicatrizar con su poder una herida superficial que la dísir tenía en un brazo.

    – [Cara]El poder de Daniel viene sin anestesia, así que es una mierda[/Cara].- sentenció Cara Elle con una mueca de disgusto. Daniel podía acelerar la curación de heridas, pero el picor y el escozor de la herida al cerrarse seguían ahí.

    – [Daniel]No te quejes tanto.[/Daniel] – le replicó con cariño, concentrándose en terminar de cerrar la herida. Su mano temblaba ligeramente, de una forma casi imperceptible. El aesir temía por la Elegida de una forma que no sabría explicar con palabras. – [Daniel]Ya sé que tu poder es más útil.[/Daniel] – comentó con su hermana, intentando distraerse. A juzgar por su distribución debían estar esperando el regreso de Duke para coger los coches, incluyendo el de Christopher, y salir en dirección al hotel para sumarse a la defensa.

    – [Cara]No todo el mundo tiene un poder tan práctico como el de Cara[/Cara].- aclaró orgullosa. Durante el combate había aprovechado todos sus nuevos trucos, recubriéndose de los materiales de sus dos piercing y dando una sorpresa a Steel cuando se recubrió de titanio.

    – [Daniel]No todo el mundo es tan listo como Cara para llevar tanto metal encima.[/Daniel] – respondió su hermano, tomando nota de una idea que había tenido para algo que estaba preparando de cara a la batalla final que todos sabían que terminaría por ocurrir. – [Daniel]¿De dónde sacaste el titanio?[/Daniel] – preguntó distraídamente, para mantener la mente ocupada.

    – [Cara]Un piercing en la teta[/Cara].- respondió su hermana encogiéndose de hombros. Daniel casi se atraganta con su saliva y decidió no preguntar por la madera, porque se imaginaba la respuesta.

    – [Daniel]Has crecido muy rápido.[/Daniel] – dijo observando su pelo de brillante color rosa chicle, mientras ambos se sentaban en el coche del aesir para esperar.

    – [Cara]El viejo aceleró el crecimiento de Cara[/Cara].- comentó su hermana con una sonrisa. Cara Elle había crecido en dos encierros diferentes, uno impuesto por su abuelo y otro por su tiempo en la Nada. Le habían robado una infancia que nunca recuperaría. Pero eso no había evitado que se convirtiese en una adulta hecha y derecha que ahora tenía frente a sí.

    – [Daniel]No me lo recuerdes.[/Daniel] – respondió el aesir con pesar. Era consciente de que lo que sentía por su abuelo no cambiaría ya nunca, sin importar si era familia o no. – [Daniel]Me refiero a que cuando nos vimos por primera vez eras como una niña de nuevo.[/Daniel] – intentó explicar. Después de recuperarla habían pasado muchas cosas en muy poco tiempo y Daniel sentía que no había podido tomarse el tiempo necesario con su hermana. – [Daniel]Y con todo lo que ha pasado…ahora te veo tan…adulta y pienso que te he dedicado poco tiempo.[/Daniel] – se sinceró, frunciendo el ceño, preocupado.

    – [Cara]Es que le has dedicado poco tiempo a Cara, pero no pasa nada. Has estado ocupado[/Cara].- explicó su hermana sin un ápice de rencor en sus palabras. Daniel pensó una vez más que no se merecía las personas tan maravillosas que le habían tocado en la vida.

    – [Daniel]Lo siento.[/Daniel] – aseguró. Cara Elle le miró con el ceño fruncido, después de haberse ido cuando pasó lo de Sarah, había pedido perdón muchas veces hasta que Cara Elle le había dicho que si volvía a decirlo, le dejaría de hablar. – [Daniel]Tienes que recordármelo si me vuelvo a perder en…toda esta vida.[/Daniel] – le pidió. Todavía había una guerra en el horizonte que parecía más cruenta que todo lo anterior, pero Daniel siempre tenía la esperanza de que después de eso pudiesen tomarse un respiro y vivir. – [Daniel]Podemos ponernos al día mientras viene Daakka.[/Daniel] – sugirió escondiendo sus manos para que no se notase su miedo por Sarah.

    Pero Cara Elle había crecido muy rápido y lo supo. Llevó su mano sobre la de su hermano, tranquilizándole, y hablaron mientras esperaban a Daakka. Hablaron como no lo habían hecho en mucho tiempo.


    DE NUEVO EN EL HOTEL WHITE CANDLE, MERELIA

    room

    Ed abrió los ojos y se encontró los de los demás fijos en él. – [Ed]Debemos darnos prisa, han conseguido escapar de la refriega con los demás y se dirigen hacia aquí.[/Ed] – avisó, volviendo a centrarse en mirar una y otra vez las notas que había tomado en la tablet.

    – [Sarah]Si alguien quiere irse, puede hacerlo. No es obligatorio[/Sarah].- aclaró Sarah. No quería que nadie sintiese que tenía que arriesgar su vida por ella si no lo merecía. No les culparía por ello.

    – [Logan]Que vengan esos mierdas.[/Logan] – replicó Logan caminando hacia Mia para darle un beso con demasiado ímpetu, antes de salir por la puerta en busca de enemigos a los que enfrentarse.

    La Cazadora dedicó una mirada especialmente larga a la Elegida y salió detrás de Logan, empuñando su vara con ganas de enfrentarse a la gente de Z.

    – [Ed]Diana ha dicho que era parecido a lo que hago con los…wisp.[/Ed] – comentó para sí. Pasando por las notas de la tablet de una forma que solo él comprendía. – [Ed]Necesito que alguien vaya a buscar esto al restaurante.[/Ed] – añadió tomando un bolígrafo con la mano izquierda y escribiendo apresuradamente en una servilleta.

    Mara cogió el papel. – [Mara]Esto…creo que puedo hacerlo[/Mara]. – afirmó antes de salir corriendo. Por suerte su nueva constitución la mantenía un poco más en forma, aunque nunca tanto como cuando era vampiresa.

    Ed levantó la vista de la tablet y miró a su alrededor, descolgando un espejo que había sobre un tocador y pidiendo a Vincent que descolgase el del baño. Después abrió la puerta del pasillo y les señaló otros tantos espejos, pidiéndoles que los cogieran. Bill fue el primero en salir a por ellos, seguido de Vincent y Karen. Nadie protestaría demasiado a dos policías y su consultora.

    Cuando volvieron empezaron a colocarlos por toda la habitación, de forma que Sarah, a la que pidió que se sentase en la cama, siempre se reflejase en al menos uno de ellos.

    Mientras los demás colocaban los espejos, el Invocador, intentando controlar su miedo, trazó un círculo de arena alrededor de la Elegida, utilizando la que había en los jarrones decorativos del pasillo.

    Unos minutos más tarde Mara llegó sin aliento con las cosas que Ed le había pedido, y algunas adicionales que no había tenido más remedio que pedir.

    Ed echó varias de ellas en uno de los jarrones vacíos y removió con una percha rota. – [Ed]Mezcla todo hasta formar una pasta.[/Ed] – pidió a Bill, que tenía más cerca, mientras él terminaba de cerrar el círculo de arena.

    Cuando Bill terminó de formar la pasta y Ed de cerrar el círculo quedando Sarah y él en su interior, pidió el jarrón a Bill e introdujo sus dedos en la pasta para dibujar un símbolo en la frente de Sarah y otro homólogo en la suya propia. – [Ed]Será mejor que…no crucéis el círculo…hasta que terminemos.[/Ed] – aseguró con un titubeo en la voz que ya tenía superado, pero que la presión de los acontecimientos parecía amenazar con traer de vuelta. Se concentró para relajarse, no podía recitar el conjuro si se ponía a tartamudear.

    – [Sarah]Das miedo[/Sarah].- le animó Sarah con una sonrisa.

    – [Ed]Espero que en el buen sentido. ¿Estas lista? -[/Ed] preguntó a una de sus dos mejores amigas.

    – [Sarah]Estoy asustada, pero confío en ti[/Sarah].- admitió ela con sinceridad. Respiró profundamente y se relajó mientras Ed se preparaba para recitar el conjuro que salvaría a Sarah.

    Su vida estaba ahora en manos del Invocador. Por su mente se cruzaron los recuerdos de unas Diana y Sarah muy pequeñas protegiéndole de los abusones y siendo sus amigas. Así como las de otro Ed que ni siquiera había visto morir a la chica que tenía frente a él y se había enterado por una llamada de teléfono de Christopher.

    Y el Ed de ahora empezó a entonar las palabras en latín, poniendo empeño en cada una de ellas, mientras su cuerpo se movía acorde con el ritual. Ellos dos estaban a punto de librar una batalla en otro plano, mientras que sus amigos la libraban en este.


    EXTERIOR DEL HOTEL WHITE CANDLE, MERELIA

    keli2
    Logan, Sasha, Bill, Vincent y un recién aparecido Fenris habían formado una línea frente al hotel, cortando el paso a los miembros de Gambit que se dirigían hacia ellos. En la retaguardia, Mara, Karen y Mia esperaban con impaciencia, esperando poder ayudar con sus escasas habilidades de combate. En una de las ventanas una joven rubia con un bebé de tez oscura en brazos les observaba con temor y esperanza.

    El combate se desató de forma cruenta, sin mediar palabra. Logan desató sus poderes en cuanto les vio aparecer y los demás se unieron irremediablemente. Tenían mucho poder en sus manos, pero los miembros de Gambit les superaban en número y sus poderes excedían en muchos casos los de los defensores.

    Aguantaron con dificultades en un combate desesperanzado. La fuerza combinada del Rey Negro, que se manifestaba en forma de los más profundos miedos de cada uno de los presentes, alimentándose de ellos, y de la Reina Negra, que con su magia de sangre era capaz de los más terribles conjuros, ponía a prueba sus fuerzas.

    Este combate abierto era aún más difícil para los defensores que el que habían entablado contra el grupo Adams-Zero, porque en el exterior del hotel-tapadera que servía como base a los O.W.L.S., no había inocentes observando la escena asombrados. Pero ésa exposición sería un problema del que tendrían que ocuparse más adelante. Siempre podrían decir que se estaba filmando una película.

    La lucha se volvió brevemente a su favor cuando Daniel, Cara, Dominic, Rebecca y Daakka llegaron en sus coches y se sumaron a ella. Pero la alegría no duró demasiado. Después de unos minutos en los que parecía que podrían llegar a expulsarles, vieron acercarse por el horizonte a nuevos miembros del bando negro de Z.

    Ahora los defensores eran: Bill, Vincent, Dominic, Rebecca, Daniel, Cara, Daakka, Sasha y Logan, con Mara, Mia y Karen de apoyo. Pero entre sus atacantes contaban con: El Rey y la Reina Negros, El Rey Gris, El Caballo Negro, Mental, Wall, Banshee, Steel, Link, Oblivion, Marrow y un par de chicas cuyo nombre desconocían.

    – [Vincent]Se ha puesto peor desde que habéis llegado.[/Vincent] – comentó Vincent mientras se enfrentaba a las armas de hueso de Marrow. Había muchas cosas que podían salir mal, inocentes heridos, exposición de sus poderes… Pero tenían que aguantar, nunca dejarían de lado a una de los suyos. El problema estaba en que esa misma lealtad podía darse entre la gente del Director y éste podía tergiversar la lucha como un ataque de los Moondies y sus aliados, haciendo que enviasen unos refuerzos que podían acabar con ellos fácilmente.

    Cara Elle se agachó sobre una de las rocas decorativas del exterior del hotel y cubrió su cuerpo de la misma, asestando un golpe al gigante Wall haciendo que retrocediese.

    – [Cara]Duele, ¿eh?[/Cara]- replicó la dísir mientras se preparaba para el segundo asalto. Su piel había vuelto a ser normal.

    – [Wall]Nada comparado con lo que te va a doler a ti.[/Wall] – replicó el hombretón, irguiéndose para cargar contra ella.

    – [Cara]A Cara Elle le gusta pegar[/Cara].- admitió con una sonrisa mientras su cuerpo su cubría ahora de titanio, asestándole de nuevo un golpe a que siguió otro. Cara Elle estaba aprovechando para descargar toda su ira acumulada.

    A su lado, Daakka sostenía a Steel mientras una descarga recorría todo el cuerpo de acero del potenciado, que no cedía, pero no tardaría en hacerlo.

    – [Rebecca]Esto no tiene sentido. ¿Cuánto más pensáis aguantar?[/Rebecca]- preguntó Rebecca, colocada detrás de Dominic con las manos alzadas, intentando detener a los que pudieran acercarse aprovechando algún hueco. Demostró no equivocarse con su estrategia, porque Banshee, con su velocidad de vampiresa, lo intentó, pero cuando chocó con Rebecca cayó al suelo dolorida. Intentó levantarse, pero Rebecca reaccionó rápido y cogió su cara entre sus manos para castigarla con su poder.

    – [Dom]Por lo general ya deberian de estar planteandose la retira, el problema es que han venido casi todos los del bando negro y parecen convencidos de no marcharse hasta conseguir lo que han venido a buscar.[/Dom] – comentó Dominic inmerso en un combate telekinético contra los poderes de la Reina Negra, manteniéndola distraída.

    – [Cara]¿Y si Cara Elle se recubre de mierda creéis que se irán?[/Cara]- propuso la dísir, cansada ya de golpear a Wall, que continuaba levantándose como si nada.

    – [Daakka]Nadie quiere comprobar, Selardi.[/Daakka] – aseguró Daakka, recibiendo un golpe en el costado con todo el enorme brazo de Steel, recubierto de acero.

    – [Lloyd]Solo buscábamos ayudar a Sarah.[/Lloyd] – intentó explicar el Rey Gris, enzarzado en un interminable combate contra Sasha, aguantando gracias a su condición de inmortal.

    – [Cara]Los malos no ayudan[/Cara].- gruñó Cara Elle, deteniendo un golpe de Wall que podría habera incapacitado.

    Algo más alejado del resto, Logan Villiers se enfrentaba a una réplica pirómana de sí mismo en la que se había convertido el Rey Negro. La imagen era atroz, ya que en la sombra que le rodeaba se podían apreciar los cuerpos quemados de algunas personas que algunos Moondies no conocían al principio, pero después apareció la figura quemada de una mujer con alas. Daniel, cerca de él, intentaba atacar al Rey Negro con su poder mientras resistía el embite de las espadas del Caballo Negro. Por suerte el aesir había llevado consigo su espada ‘Sendero Oscuro’ en el maletero del coche.

    – [Dom]Ayudar. -[/Dom] rió Dominic. – [Dom]Debes de ser tan gris que no te has dado cuenta de que te has traido a los capullos más grandes del palacio contigo.-[/Dom] afirmó. El Rey Gris iba a replicar, pero en ese instante el cielo se oscureció de pronto con unos nubarrones que amenazaban tormenta. El estruendo de un trueno pareció congelar el combate durante un instante.

    Los Moondies temieron que se tratase de más refuerzos de Gambit, en este caso la Reina Blanca con sus poderes de control del clima. Pero después vieron que las nubes parecían estar arremolinadas sobre la habitación del hotel de Ed. El ritual había empezado.

    El cielo continuó oscureciéndose, con el crepitar de los relámpagos acrecentándose. Fue entonces cuando el combate se decidió definitivamente. Bill ahogó un grito de sorpresa y estiró su mano, que notaba tirante, con sus venas aún más marcadas que de costumbre, mientras que la cadena Onoskelis emanaba un humo azul intenso.
    – [Rebecca]Eso no tiene buena pinta[/Rebecca].- exclamó Rebecca, asustada. Bill parecía confuso, la realidad era que en su cabeza, Keli hablaba sin parar, solo que esta vez no hablaba en un idioma humano.

    – [Bill]¿Keli?-[/Bill] preguntó agarrándose el brazo, dolorido. – [Bill]¿Qué está pasando?-[/Bill] preguntó, dando voz a lo que todos estaban pensando en ese instante.

    – [Keli]Algo me está liberando, antipático[/Keli].- resonó la voz de Keli en su cabeza, pero más acerada y con un deje de malicia y alegría que no le gustó nada. El humo de su brazo se había convertido en una intensa y brillante bruma azulada que estaba envolviendo la zona.

    – [Cara]¡Pero que se está quemandoooo![/Cara]- gritó Cara Elle. La gente del Director intentó aprovechar la distracción para llegar al hotel, pero los defensores cortaron el paso a duras penas, sin poder acudir al rescate de Bill.

    – [Daniel]Esto no tiene buena pinta.[/Daniel] – comentó Daniel al ver unos fogonazos azules arremolinándose en la bruma que crecieron en intensidad hasta provocar una explosión de llamaradas azules que les tiró a todos al suelo, defensores y atacantes.

    Cuando la bruma se despejó y empezaron a ponerse en pie, pudieron ver un ser enorme que superaba en altura al hotel. Era un ser cuya piel variaba del azul oscuro al morado oscuro y al negro. Sus extremidades no podían contarse a primera vista y su rostro no se parecía a nada a lo que se pareciese un rostro humanoide. Unas llamas azul oscuro crepitaban a su alrededor, como si su piel estuviese en combustión, pero no eran otra cosa que magia de la criatura. Todo aquél que sabía lo suficiente del mundo sobrenatural supo lo que tenía delante de sí, un ser tan antiguo como el propio mundo. Un demonio puro.

    – [Keli]Buh[/Keli] – dijo el demonio Onoskelis con una voz gutural.

    El Rey Negro se lanzó al ataque de la criatura, pero ésta lo detuvo sin ni siquiera mirarlo, lanzándolo contra el suelo con un golpe sonoro. Ss compañeros se unieron al intento de ataque, pero la magia de Onoskelis les golpeaba sin conmiseración.

    – [Keli]Sienta bien ser libre de nuevo[/Keli].- habló en idioma humano como si le asquease el mismo. Un brillo azulado en sus ojos provocó que todo el grupo atacante se viese inmerso en una burbuja de magia, flotando en el aire.

    – [Vincent]¿Qué es lo que quieres?[/Vincent] – preguntó Vincent, alzando la vista al cielo para contemplar a la criatura.

    – [Keli]No estar encerrada en un colgante[/Keli].- replicó con una sonrisa que mostró varias filas de dientes afilados. Su magia lanzó a Vincent contra una pared, donde cayó con un ruido sordo.

    Un rayo eléctrico de Daakka salió disparado hacia ella, pero impactó sin hacerle un rasguño. Segundos después Daakka era lanzado hasta caer en la arena de la playa.

    – [Keli]Voy a adoptar una apariencia más…agradable[/Keli].- comentó el ser, dirigiendo en apariencia una mirada a Bill, que salía entre unos cascotes convertido en un demonio de piel azul, antes de volver a cambiar a su forma humana.

    – [Bill]¿Y ahora que?, ¿te vas a volver contra nosotros? -[/Bill] preguntó con una mano en el costado mientras comprobaba si el resto estaban bien.

    El cuerpo de Onoskelis centelleó y pareció desvanecerse, pero apareció convertido en una joven muy guapa, de rasgos y ropas azuladas. Soltó una carcajada ante los presentes y se convirtió en una voluta azul antes de desaparecer completamente.

    – [Vincent]Entonces…hemos soltado un demonio ancestral en mitad de Merelia y seguimos teniendo este problema.[/Vincent] – resumió Vincent, poniéndose en pie con dificultad, mientras dirigía una mirada a la gente de Z que flotaba suspendida en el aire y aparentemente inconsciente. Por suerte la tormenta había asustado a la gente del hotel y nadie estaba en el exterior.

    – [Cara]La próxima vez, Bill no debería elegir una cadena que habla[/Cara].- meditó Cara en voz alta.

    – [Bill]Era eso o ser yo el monstruo.-[/Bill] se excusó Bill. Las circunstancias parecían haber empeorado mucho. Ahora había una demonio pura suelta y nadie tenía idea de cómo contenerla.

    – [Dom]Dentro de lo malo ha conseguido reducirlos.-[/Dom] comentó Dominic señalando a sus enemigos, inconscientes. – [Dom]Por favor manténganse sentados durante el trayecto y no se quiten los cinturones de seguridad hasta que aterricen. Que tengan un buen vuelo.-[/Dom] narró mientras usaba su poder para mover la burbuja de magia y lanzarlos lo más lejos que podía, algo que encontró sorprendentemente fácil,c omo si la gente del interior de la burbuja ni siquiera pesase.

    Entre todas las preocupaciones, por la cabeza de algunos de ellos surgió la pregunta de por qué Onoskelis no había acabado directamente con la vida de ninguno de ellos.

  • TU SAETA

    TU SAETA

    Sasha | Hotel White Candle

    NOCHE | 19 DE ABRIL

     

    sashaboda280616

     

    Miré un par de veces la instantánea que tenía entre mis manos. Sarah me había convencido para pasar por la zona que llamaban ‘Photoshoot’ y me había animado a hacerme unas cuantas fotos, una de ellas con unas enormes gafas blancas en la que aparecía poniendo morritos. En otra, que se había quedado Sarah, salíamos las dos espalda contra espalda, formando una pistola con las manos. A veces me preguntaba si cuando estaba junto ella era yo misma o una versión mejorada y no podía evitar sentirme abrumada.

    (más…)

  • SUPERANDO EL DESTINO

    SUPERANDO EL DESTINO

    DANIEL ARKKAN | ALEION, SUBCONSCIENTE DE SARAH

    INDETERMINADO

    danielwhite

    Observé al tren perderse entre las estrellas y suspiré, consciente de que con solo una palabra de Sarah, habría sido incapaz de apartarme de su lado, buscando alguna forma de asegurarme de que Ed estuviese bien sin dejarla.

    Supuse que tenía miedo, ya no solo porque la vida que había tenido me había acostumbrado a perder sino por los eventos más recientes. Hubo días en aquella fría fábrica en los que pensé que no la recuperaría jamás. Que lo nuestro había llegado a su fin.

    Por aquél entonces seguí adelante porque estaba en peligro, luego, me vine abajo cuando volvió, y ahora que las cosas iban bien, tocaba lidiar con las secuelas, con el cansancio físico y mental, con los miedos y las inseguridades. Pero si eso significaba volver a estar junto a Sarah, era un pequeño precio a pagar.

    (más…)

  • LA LABOR DE UN VIGILANTE

    LA LABOR DE UN VIGILANTE

    Christopher MacLeod | Subconsciente de Sarah, Aleion

    ALBA ETERNO

    macleodcuero

    Resultaba curioso como llegábamos a cambiar las personas. No importaba cuánto tiempo hubieses estado solo hasta el momento en el que conoces al amor de tu vida, una vez lo haces, estás destinado a echarla de menos y a no concebir una vida sin ella, aunque ya la hayas conocido.

    Diana acababa de irse y ya estaba lamentando mi decisión de quedarme, pero tenía una tarea que hacer en el subconsciente de Sarah, empezando por las maletas que no estaban todavía en la sección de objetos perdidos.

    Recordaba perfectamente el colapso que había tenido en el Palacio por culpa de la acumulación de recuerdos y saber que seguían en su mente me hacía preocuparme porque volviera a suceder. Además, necesitábamos la información que contenían y entrar a la mente de alguien no es algo que se haga todos los días.

    (más…)

  • LA LUZ Y LA POLILLA

    LA LUZ Y LA POLILLA

    Sasha | Palacio

    ATARDECER

    sarasha290116

    Seguí a la Cazadora y a su grupo hasta que se fueron con el tipo de piel oscura y mis opciones se limitaron a quedarme esperando en los jardines hasta que salieran. Si ellos, que eran ciento y su puta madre, no habían sido capaces de hacer nada más que pasearse por allí y dorarle la píldora a Z: ¿Qué podía hacer yo? Claro que tenía ganas de entrar y de partirle la cara al tío que estaba permitiendo que toda esa escoria se escondiese tras sus muros recubiertos de oro, pero había que ser realista y por mucha fuerza y resistencia que tuviera, si no conseguía ser una líder, si no tenía un equipo, difícilmente podía arriesgarme. Supongo que tendría que apuntarme a charlas de motivación, porque estaba claro que la gente no te seguía por mucho miedo que dieras.

    Escuché unos pasos detrás de mí y agarré el bastón con fuerza.- [Sarah]¿Sasha? No te esperaba por aquí[/Sarah].- comentó Sarah Echolls a mi espalda y me giré despacio, esperando que fuera un truco, pero no, era ella. Noté cómo empezaba a ponerme nerviosa. Menuda gilipollez, sobre todo si tenía en cuenta que medía medio metro y llevaba unos vaqueros, unas deportivas blancas y una sudadera con unas flores. Parecía una adolescente recién salida del instituto y a mí me gustan las mujeres.

    – [Sasha]Esa era la idea[/Sasha].- evité echarme hacia atrás, pero las palmas de las manos me estaban sudando.- [Sasha]A nadie le gusta que le obliguen a ir a una misión suicida, ¿sabes?[/Sasha]- le aclaré.

    – [Sarah]Lo siento[/Sarah].- sus ojos azules se cruzaron con los míos y recordé el encuentro que habíamos tenido gracias al influjo de ‘Easy’.

    – [Sasha]No todo fue malo[/Sasha] -no quise dar muchos detalles, pero hacía unos meses que Bianca había muerto y desde entonces, estaba de sequía. Una no es de piedra.

    – [Sarah]Espero que no lo digas por nuestro «acercamiento»[/Sarah].- sonrió apartándose el pelo.

    – [Sasha]Entre otras cosas, sí.[/Sasha] – esbocé un amago de sonrisa y la observé, en medio de aquel bosque parecía como si brillara. Podía entender que la gente la siguiera, porque tenía algo especial que no sabía identificar. Algo que yo no tenía. Y ese algo, me había hecho acercarme hasta donde estaba como si fuera una polilla y ella, la luz.- [Sasha]No es algo que me molestaría repetir.[/Sasha] – me acerqué un poco más e intenté acariciarle el pelo. Estábamos tan cerca, que mi top de cuero negro casi rozaba su sudadera.

    – [Sarah]Estoy con Daniel, pero gracias por la oferta[/Sarah].- me apartó la mano con delicadeza.- [Sarah]Y gracias por ayudarnos[/Sarah].- observé sus labios, que no eran tan gruesos como los de Bianca y aún así, me apetecía besarlos.

    – [Sasha]No podía hacer otra cosa.[/Sasha] – me encogí de hombros.

    – [Sarah]Eso dices tú, pero estás equivocada[/Sarah].- aclaró y se quedó en silencio, mirándome de arriba a abajo: ¿Estaba segura de que le gustaba el pelirrojo?.- [Sarah]Por cierto, deberías probar a ir de blanco. Lucy…mi…eh…una amiga, tiene una tienda de ropa y creo que podría hacerte un traje bastante más acorde a tu estilo[/Sarah].- me crucé de brazos y sonreí. – [Sasha]Buena idea. Quizá así tenga más suerte.[/Sasha] – le guiñé un ojo.

    – [Sarah]¿Más suerte?[/Sarah]- preguntó extrañada.

    – [Sasha]Cuando me veas de blanco, lo averiguaremos.[/Sasha] – me mordí el labio mientras intentaba imaginar cómo habría acabado esta escena si hubiéramos llevado menos ropa.- [Sasha]Por cierto, ¿tienes un boli? Apúntame en la mano el teléfono de esa Lucy[/Sasha].- ella sacó uno de su mochila de cuero marrón y escribió el número en el dorso de mi mano, después de comprobar que era el correcto. Cuando noté la calidez de sus manos, en comparación con la frialdad de las mías, noté cómo empezaba a ponerme.

    – [Sarah]Ahora eres una Moondie, que no se te olvide[/Sarah].- dijo sin soltarme las manos y se giró, dispuesta a irse. A lo lejos, la esperaban el pelirrojo y toda su corte.

    – [Sasha]Una Moondie…no suena tan mal.[/Sasha] – murmuré mientras le miraba el culo cuando se iba.

    «Nunca te enamores de una hetero, siempre acaba mal», me repetía Bianca miles de veces cuando hablábamos de lo triste que era cómo la mayoría de las bolleras acabábamos pillándonos por una amiga. Pero ella no era hetero.

    Nunca me habían gustado las rubias, ni las buenas, ni las bajitas. Pero con Sarah era diferente, porque era como una luz y yo, como una polilla.

  • CHOCOLATE NEGRO

    CHOCOLATE NEGRO

    Sarah | La Iniciativa

    MAÑANA

    SARAH5

    Dicen que no debes arrepentirte de lo que haces, sino de lo que no haces. Supongo que el que lo dijo no había entrado dos veces en la Iniciativa y se encontraba allí una tercera, rodeado por un montón de gente desconocida, dos amigos y una supuesta enemiga, intentando burlar la seguridad del complejo que tan malos recuerdos me traía.

    Ed y Duke iban cada uno a mi lado, como si tuvieran alguna obligación de acompañarme. Supongo que eso tendría que haberme dado seguridad, pero no lo hacía. Me sentía culpable, una vez más, por arrastrar a mis amigos y por ser tan imbécil de haberme creído las patrañas de Z, pero ya era tarde y la enorme comitiva esperaba ansiosa unas órdenes que no sabía dar.- [Sarah]Lo siento[/Sarah].- balbuceé mirando a Ed, que estaba sumido en sus pensamientos, como siempre. A veces me preguntaba qué podía pasar por su cabeza para que necesitara abstraerse tan a menudo.

    (más…)