Sasha Elliot | Calles de Moondale
Madrugada
Desde arriba, sobre el tejado de un edificio de cuatro pisos, Moondale parecía casi más fea que desde abajo. Era una mierda de mezcla entre ciudad y pueblo, pero no era ni lo uno, ni lo otro. Intentaban venderlo como un sitio tranquilo, en el que podías mudarte con el primer paleto que te hubiera tocado las tetas para tener hijos como una coneja, pero en realidad, era mucho más insegura que Louna, Chicago o Nueva York. En cualquier esquina, te podían rajar el cuello, pero no para robarte, sino para dejarte seco. Eso si tenías suerte y era un vampiro, porque los demonios nunca sabías por dónde te iban a salir.